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Leer: ¿hábito o adicción?

Autor: Elena Brito

Estamos de acuerdo en que un hábito es aquello que hago frecuentemente pero puedo
dejar de hacerlo cuando lo decida, de lo contrario he perdido el control y lo que sea que
haga, bueno o malo, ya no es hábito sino adicción.

Bajo la luz de esta idea me propuse como experimento, no por obligación sino como
ejercicio de mi voluntad, dejar de leer por unos días. Una semana, quizás dos. Leer es uno
de mis hábitos mejores, más antiguos y más arraigados. Es de los más beneficiosos, por
supuesto, y también de los que más placeres me ha proporcionado. ¿Para qué cuestionarlo
entonces? Pues porque quiero saber qué tan adicta o tan dueña de mis actos soy, y porque
creo que ninguna adicción es buena.

Desde entonces han pasado ya seis días, seis días sin abrir un libro. Tal parecen seis siglos. 

Estoy sufriendo un síndrome de abstinencia y está siendo duro, no saben cuánto. Puede
parecer una exageración, pero les aseguro que refrenar el impulso de leer en cuanto
aparece un momentito libre es de las cosas más difíciles que he hecho nunca. En serio. Es
un impulso físico que nace solo. Con frecuencia me sorprendo a medio camino en busca de
un libro, y puedo sentir la rabieta interior cuando decido dar media vuelta y dedicarme a
hacer otra cosa. Ahora ya va menguando, pero sobre todo al principio era una pataleta en
toda regla, con enojo y gritos (internos) incluidos.

Mi mente exige su droga, ¡y de qué manera!

Los resultados (hasta ahora): he descubierto que le dedico muchísimo más tiempo a la
lectura de lo que pensaba. Ahora los días son más extensos... y yo me he reencontrado con
un viejo amigo que hace años no veía: el tiempo libre. Las 24 horas han vuelto a llenarse
cada una con 60 largos minutos que me permiten hacer un millón de cosas, sobre todo
crear. He vuelto a ponerme en contacto con mi naturaleza creadora, he vuelto a estar hecha
a imagen y semejanza del Creador, y eso no puedo decir que no sea bueno.

Ya sé que dirán que hay peores vicios. Por supuesto que los hay, pero leer se ha revelado
como una adicción en mi vida, y yo quiero volver a leer cómo, cuándo y dónde yo decida,
como una persona libre, y no arrastrarme cada día como una adicta inconsciente a
meterme mi dosis de lectura.

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