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SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar

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Unidad 1: Convivencia escolar democrática y rol docente

Sesión 1
Convivencia democrática y el clima escolar

Estimada y estimado docente:


Bienvenida y bienvenido al curso Convivencia escolar democrática desde el rol docente. Este
curso ha sido diseñado con el propósito de fortalecer la competencia profesional de las y los
docentes, relacionada con la convivencia democrática y el clima escolar. Se busca comprender
su importancia e identificar estrategias para promoverla en la escuela desde el rol docente sea
en la modalidad presencial o a distancia, y en el marco de los enfoques de orientación al bien
común y de derechos.

En el contexto actual, cada vez es necesario una educación que genere condiciones para la
convivencia democrática en las relaciones interpersonales y en diferentes escenarios como
el hogar, la escuela, entre otros. Es parte de tu rol reflexionar de manera permanente sobre
tus pensamientos, emociones y comportamientos, y sobre cómo son tus relaciones con los
demás, para poder llevar a cabo acciones de prevención frente a situaciones de discriminación
y/o violencia que se presentan en el ámbito escolar. Desde esta perspectiva, la tarea va de
la mano con generar un buen clima escolar en general, particularmente en el aula y así para
contribuir con los aprendizajes y con el desarrollo integral de las y los estudiantes.

El curso se desarrolla en concordancia con el Plan de trabajo 2021-2022 para la implementación


de los lineamientos para la gestión de la convivencia escolar, la prevención y atención de la
violencia contra niñas, niños y adolescentes (D.S. n.°004-2018-Minedu) y con el Currículo
Nacional de Educación Básica (CNEB).

En esta unidad se desarrollarán dos sesiones. La primera es acerca de la convivencia democrática


desde el clima de aula, cuyo resultado esperado es que comprendas la importancia de la
convivencia democrática y el clima escolar, en el marco del enfoque de orientación al bien
común. La segunda sesión es sobre el rol docente hacia una convivencia democrática, y en ella
se espera que analices la construcción de la convivencia democrática y el clima escolar desde
tu dimensión intrapersonal y tu rol docente en el marco del enfoque de derechos.

¡Listos para empezar!

Construyendo la silueta de la y el docente que promueve la convivencia democrática


A continuación, te presentamos una serie de enunciados que reflejan actitudes y/o
conductas frente a determinadas situaciones en el aula y la institución educativa. Lee
y analiza cada una de ellas, y selecciona cuáles de estas promueven una convivencia
democrática, arrastra el enunciado hacia la silueta que aparece en el centro, de tal
manera que en el contorno se reflejen las actitudes y/o conductas de la o el docente
que promueven la convivencia democrática.
SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar
2
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Nota: La presentación actual es el resultado luego de haber realizado


el ejercicio en el momento identifica del video de esta sesión.

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Reflexiona
A partir de las actitudes y/o conductas que asignaste para
la silueta, ¿qué es la convivencia democrática?

¿De qué manera promueves la convivencia democrática


en tu aula?, ¿qué fortalezas y dificultades identificas en
tu práctica al momento de promoverla?

Sabiendo que parte del rol docente es la generación de condiciones que aseguren el
logro del aprendizaje en sus estudiantes, uno de los aspectos importantes es la creación
de un clima propicio, que a la vez favorezca una convivencia democrática; en ese sentido,
la competencia 3 del MBDD refiere: «Crear un clima propicio para el aprendizaje, la
convivencia democrática y la vivencia de la diversidad en todas sus expresiones con miras
a formar ciudadanos críticos e interculturales».

Esta competencia invita a revisar y comprender el significado de convivencia democrática


y el de clima de aula que permita al docente generar las condiciones propicias para que sus
estudiantes se sientan parte de un colectivo, en un ambiente seguro que les proporcione
bienestar para el desarrollo de la autonomía y la responsabilidad, en la perspectiva de
formar ciudadanos para la vida con valores, orientados al bien común.

Por ello, a continuación, revisarás algunos referentes conceptuales y ejemplos para


comprender a qué se refiere la convivencia democrática y el establecimiento de un clima
propicio.

1.1 Convivencia democrática: definición y líneas (promoción,


prevención y atención)
Carbajal (2013) refiere que el concepto de convivencia en el campo educativo se retoma
en la década de los años 90, en particular en referencia a uno de los cuatro pilares de la
UNESCO «Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás» (Delors, 1998, citado
en Carbajal, 2013, p. 14).

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La autora señala que «el término convivencia en el contexto escolar implica comprender
las diferencias, apreciar la interdependencia y la pluralidad, aprender a enfrentar los
conflictos de una manera positiva y promover continuamente el entendimiento mutuo
y la paz mediante la participación democrática» (p.14)

Según la autora, explica que hay dos maneras de acercarse al concepto de convivencia
uno más restringido y otro más amplio, llamado convivencia democrática.

El concepto más restringido sobre la convivencia, según Carbajal (2013), «se centra
básicamente en torno a la disminución de los niveles de violencia escolar, enfatizando
el control de los comportamientos agresivos de los alumnos» mientras que, en una
visión más amplia, la convivencia democrática «integra las relaciones democráticas
(institucionales, culturales e interpersonales) y las estructuras de participación como
elementos esenciales para la construcción y consolidación de la paz» (p. 15).

Así también, considerando los pilares de Delors, Gallardo (2009) señala que «aprender
a vivir juntos, aprender a vivir con los demás […] constituye un importante reto
educativo. Supone alcanzar una doble misión: enseñar la diversidad de la especie
humana y contribuir, al mismo tiempo, a una toma de conciencia de las semejanzas, las
diferencias y la interdependencia entre todos los seres humanos» (Delors, 1997citado
en Gallardo, 2009, p. 125).

Por otro lado, el fascículo de Rutas de aprendizaje (Minedu, 2013) haciendo referencia
a la convivencia democrática indica lo siguiente:

La convivencia democrática […] debe promoverse y desarrollarse a partir de un


marco de aprendizaje autónomo, respetuoso, dialogante, reflexivo, tolerante y
significativo en cada una de las prácticas pedagógicas que se desarrollen en el
ámbito escolar. Lo aprendido debe convertirse en una herramienta fundamental
para ejercer plenamente la ciudadanía, práctica que se expresa a través del ejercicio
de los derechos, el cumplimiento de las responsabilidades, el fortalecimiento
del sentido de pertenencia, el reconocimiento del otro como legítimo otro, la
aceptación de las diferencias […] y la concreción de consensos como medio para
avanzar en este proceso de construcción de un sistema democrático, que se inicia
con la formación escolar y se va ejerciendo de manera permanente en la vida
cotidiana de nuestros y nuestras estudiantes. (p. 47)

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Asimismo, en las instituciones educativas, las y los docentes están llamados a promover
el desarrollo de capacidades y competencias que contribuyan a la construcción de una
convivencia democrática y también interviniendo en situaciones de abuso y previniendo
situaciones de violencia. Las rutas del aprendizaje (Minedu, 2013) nos recuerda que:

Lograr que la escuela se convierta en un espacio de aprendizaje democrático


es asumir que en ella se practica una convivencia democrática que afianza
relaciones humanas sanas. La adquisición de esta competencia requiere que
se desarrollen una serie de capacidades que han sido formuladas luego de un
proceso de investigación, de reflexión y de búsqueda de experiencias exitosas
que permitieron identificarlas y reconocerlas como tales. Estas capacidades se
desarrollarán a lo largo de toda la escolaridad y por eso van acompañadas de una
serie de indicadores que pueden ayudar a identificar la secuenciación o progresión
de estos aprendizajes (p. 48).

En ese sentido, convivir de manera democrática en cualquier contexto o circunstancia,


y con todas las personas sin distinción, implica:

Gráfico 1: Adaptado de Rutas del


Aprendizaje (Minedu, 2013 p. 30)

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Generar una competencia para la convivencia democrática desde la escuela implica
asumir responsabilidades y deberes, reconocer la importancia de las normas de
convivencia para promover y proteger los principios básicos de la vida armónica en el
aula, institución educativa y sociedad, comprendiendo esta necesidad como un aporte
considerable para el bien común (Minedu, 2013, p. 29)

A partir de esta breve referencia sobre la


concepción de convivencia democrática,
revisa cómo esta se refleja en tu práctica
docente:

¿Las decisiones y actitudes que


asumes al promover una convivencia
democrática parten de una concepción
restringida o más bien amplia de la
misma?, ¿por qué?

¿Crees que la diversidad de tus


estudiantes es una oportunidad para
promover una convivencia democrática
en el aula? ¿Cómo se podría desarrollar
competencias a partir de ello?

Por otro lado, es importante también considerar el contexto escolar respecto a la


convivencia y la violencia. Rafael Miranda Ayala (2019) señala lo siguiente:

A partir de la literatura revisada sobre violencia y convivencia escolar, se considera


necesario adoptar una aproximación ecológica que reconozca el papel central
del contexto escolar y que brinde una mirada holística para estudiar los distintos
elementos que intervienen en la construcción de la violencia y que afectan la
convivencia de toda la comunidad educativa, teniendo en cuenta que las escuelas
no son instituciones aisladas sino que se encuentran fuertemente ligadas a distintos
factores sociales, culturales e individuales (Benbenishty y Astor, 2008; D’Angelo y
Fernández, 2011; Furlong y Morrison, 2001). Además, esta aproximación permite
considerar los mecanismos a través de los cuales los múltiples factores inciden
en la victimización de estudiantes, posibilitando el diseño de intervenciones
enfocadas en mejorar el contexto y clima de la escuela (Benbenishty y Astor,
2005; 2007; Furlong y Morrison, 2001) (p. 18)

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En la perspectiva de tomar en cuenta el contexto y su relación con la escuela Miranda
(2019) refiere lo siguiente:

El modelo socioecológico, aplicado al contexto escolar planteado por Benbenishty


y Astor (2005) permite estudiar el contexto y los factores escolares que intervienen
en la promoción o disminución de los diferentes tipos de violencia al interior de
las escuelas. (…) esta propuesta se alinea con la idea de que la convivencia escolar
también debe ser comprendida a partir de las interrelaciones que se generan entre
los miembros de la comunidad educativa y las percepciones que los individuos
tengan sobre dichas interacciones (Córdoba, Del Rey y Ortega, 2014; López, 2014)
(p. 18).

Por su parte, el Ministerio de Educación, desde el año 2018, cuenta con los «Lineamientos
de la gestión de la convivencia escolar, la prevención y la atención de la violencia contra
niñas, niños y adolescentes», aprobados según D.S. n.° 004.2018-Minedu, los cuales
se constituyen como un dispositivo de la política educativa que contribuye con la
promoción de una convivencia democrática en las instituciones educativas. En estos,
se define la convivencia escolar como «el conjunto de relaciones interpersonales que
dan forma a una comunidad educativa. Es una construcción colectiva y cotidiana, cuya
responsabilidad es compartida por todos y todas. La convivencia escolar democrática
está determinada por el respeto a los derechos humanos, a las diferencias de cada
persona y a una coexistencia pacífica que promueva el desarrollo integral de los y las
estudiantes» (DS. 004-2018-Minedu, p.30). Es importante precisar las diferencias y/o
cualidades entre estas dos denominaciones, «convivencia escolar» y «convivencia
escolar democrática» aparentemente similares, sin observar contradicciones entre
ellas sino más bien complementariedad.

Convivencia escolar

Es un elemento fundamental para lograr una formación ciudadana integral.

Se da en todos los ámbitos de la vida escolar y en todo momento.

Involucra a cada uno de los integrantes de la comunidad educativa, es decir,


directivos, docentes, auxiliares, estudiantes, madres y padres de familia, personal
administrativo y de servicio, organizaciones de la comunidad, entre otros.
(Minedu, 2018, p. 8)

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Convivencia escolar democrática

Se entiende por convivencia democrática las prácticas participativas basadas en


el diálogo y el respeto a las diferencias.

Todas y todos tienen las mismas posibilidades de participar.

Supone desarrollar un juicio crítico y un adecuado ejercicio de la libertad. (Minedu,


2018, p. 12)

Cabe mencionar que los Lineamientos para la gestión de la convivencia escolar,


la prevención y la atención de la violencia contra niñas, niños y adolescentes (DS.
004-2018-Minedu, p. 30) tiene los siguientes objetivos:

• Generar condiciones para el pleno ejercicio ciudadano de la comunidad educativa,


a través de una convivencia escolar democrática, basada en la defensa de los
derechos humanos, el respeto por las diferencias, la responsabilidad frente a las
normas y el rechazo a toda forma de violencia y discriminación.

• Consolidar a la institución educativa como un entorno protector y seguro, donde


el desarrollo de los y las estudiantes esté libre de todo tipo de violencia que atente
contra su integridad física, psicológica o sexual, o afecte sus capacidades para el
logro de sus aprendizajes.

• Fomentar la participación activa de la comunidad educativa, especialmente de


las y los estudiantes en el establecimiento de normas de convivencia y de medidas
correctivas que respeten los derechos humanos y la dignidad de las personas,
orientadas a la formación ética y ciudadana, a la autorregulación y al bienestar
común. (DS 004-2018-Minedu, p.30)

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Líneas de acción

De acuerdo a los lineamientos de la gestión de la convivencia escolar, la prevención y la


atención de la violencia contra niñas, niños y adolescentes se presentan tres líneas de
acción sobre las cuales se sustentan la promoción de la convivencia escolar y el accionar
docente:

1 2 3
Promoción de la Prevención de la violencia Atención de la violencia
convivencia escolar contra niñas, niños y contra niñas, niños y
adolescentes adolescentes

1. Promoción de la convivencia escolar, está referido al:


fomento, fortalecimiento y reconocimiento de relaciones democráticas a nivel de
toda la institución educativa. Se trata de promover modos de relación basados
en el buen trato, que aporten a la formación integral de los y las estudiantes, así
como al logro de sus aprendizajes. Para este propósito se exige el compromiso de
todos los integrantes de la comunidad educativa. Entre sus actividades principales
se encuentran la elaboración concertada de las normas de convivencia, la
promoción de la participación democrática, teniendo en cuenta las características
y necesidades específicas de cada estudiante, el desarrollo de habilidades
socioemocionales en adultos, niñas, niños y adolescentes, la implementación de
estrategias de disciplina con enfoque de derechos, entre otras. En ámbitos rurales

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o de pueblos indígenas andinos y amazónicos, quienes se encuentren a cargo de la
promoción de la convivencia escolar, deben conocer las costumbres y las formas
de gestionar los conflictos dentro de las comunidades; las medidas correctivas
y los criterios para que en dicho ámbito los hechos se tornen inaceptables.
Asimismo, procuran conocer la gestión de la justicia dentro del ámbito comunal
y, de ser posible, obtener el reglamento comunal u otro instrumento que regule
las relaciones sociales dentro de las comunidades. (DS. 004-2018-Minedu, p. 31)

Línea de acción Lo que busca Su alcance Se dirige

PROMOCIÓN DE Fomentar relaciones de Es universal A todos los actores de


LA CONVIVENCIA buen trato, saludables y la escuela. Requiere del
ESCOLAR democráticas entre todas compromiso de toda la
las personas en una comunidad educativa.
escuela.

ACTIVIDADES SUGERIDAS
• Elaborar las normas de convivencia de la institución educativa y de las
aulas de manera concertada, promoviendo su cumplimiento.
• Promover la participación democrática de la comunidad educativa en los
espacios de gestión.
• Promover en las y los docentes el uso de una disciplina escolar con
enfoque de derechos, sin maltrato ni humillación.
• Ofrecer oportunidades de desarrollo personal y profesional a [las y] los
docentes, considerando que el bienestar de [las y ] los adultos incide en
el de los niños, niñas y adolescentes.

Fuente: Lineamientos para la gestión de la convivencia escolar, la prevención y la atención


de la violencia contra niñas, niños y adolescentes (Minedu, 2018, p. 15)

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Veamos el siguiente caso:

La profesora Sara, fue nombrada en una I.E. de educación primaria, antes de mudarse
averiguó sobre las características del contexto de dicha institución. Ella había
coordinado con el director sobre su incorporación en la institución educativa; sin
embargo, días previos a su ingreso, hizo un recorrido por la comunidad, el mercado
y los alrededores, e identificó que varias niñas y niños ayudaban a sus familias en las
actividades productivas, por ejemplo, en el comercio.

Cuando ya estuvo en aula, sus estudiantes eran afectuosos entre sí, pero cuando tenían
que presentar sus actividades o tareas, no lo hacían y los que presentaban no eran
puntuales, también observó que algunos de ellos obligaban a otros para que les presten
sus cuadernos con la finalidad de copiarse las respuestas, lo que afectaba la convivencia.
Sara habló con el director para abordar esta situación, primero planteándole al equipo de
colegas de la institución educativa para emprender una campaña por la responsabilidad
y la organización adecuada del tiempo las y los estudiantes, a modo de sensibilizar a
los actores de la comunidad educativa sobre la importancia de organizarse para usar
el tiempo de manera responsable. Otras y otros docentes comentaron en la reunión
que también habían observado actitudes similares en sus grupos de estudiantes, así
que en conjunto identificaron aquellas costumbres y prácticas que debían reforzar en
la institución educativa, y otras que se podrían mejorar en la convivencia familiar. Sara
y sus colegas, conocedores del contexto de sus estudiantes y familias invitaron a las y
los representantes de la comunidad para que participen y sean parte de esta campaña,
prepararon material para su difusión en la comunidad, familia y escuela, y empezaron
practicando juego de roles en las primeras reuniones.

2. Prevención de la violencia contra niñas, niños y adolescentes.


Es la intervención que se anticipa a las situaciones de violencia que puedan
presentarse en la institución educativa o fuera de ella, mediante la implementación
de acciones preventivas de acuerdo a las necesidades propias de su contexto. Está
dirigida a toda la comunidad educativa, especialmente a quienes se encuentran
frente a una mayor exposición a la violencia directa o potencial. Se sostiene en el
establecimiento de una red de aliados estratégicos con capacidad de actuación y
soporte frente a las situaciones de violencia que puedan presentarse. En ámbitos

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rurales o de pueblos indígenas andinos y amazónicos, las acciones de prevención
incluyen la articulación y la sensibilización con las autoridades comunales a fin
de colocar en la agenda comunal la difusión de dichas acciones por medio de las
asambleas comunales. Las autoridades comunales juegan un rol complementario
a la Asociación de Padres de Familia (APAFA y juntos participan del sistema
educativo comunal, en el marco del respeto a los derechos fundamentales. (DS.
004-2018-Minedu, p. 31)

Línea de acción Lo que busca Su alcance Se dirige

PREVENCIÓN Intervenir de forma Es focalizado. A todos, con énfasis en


DE LA anticipada para quienes se encuentran
VIOLENCIA abordar incidentes o frente a un mayor
situaciones que puedan riesgo de sufrir o causar
CONTRA NIÑAS,
desencadenar hechos violencia.
NIÑOS Y de violencia al interior o
ADOLESCENTES fuera de la escuela.

ACTIVIDADES SUGERIDAS
• Establecer o incorporarse a la red local de servicios especializados que
previenen y atienden casos de violencia.
• Desarrollar acciones preventivas de acuerdo a las necesidades de la
comunidad educativa.
• Identificar y apoyar a los estudiantes en situaciones de vulnerabilidad y
riesgo.

Fuente: Lineamientos para la gestión de la convivencia escolar, la prevención y la atención


de la violencia contra niñas, niños y adolescentes (Minedu, 2018, p. 15)

Veamos el siguiente caso:

El profesor Santiago recibió el aula de 6to grado de primaria en el contexto de emergencia


sanitaria por la COVID-19. Identificó que las niñas eran fastidiadas constantemente
por los niños cuando iniciaba las clases en el aula virtual. Algunos niños se burlaban
abiertamente de las niñas diciendo que no podían aprender o las llamaban con un
sobrenombre y ellas se quedaban calladas. Santiago preguntó al coordinador de ciclo
si esta situación se había presentado en años anteriores, hecho que el coordinador
desconocía.

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Frente a ello, advirtió y comunicó al coordinador y al director sobre la necesidad de
prevenir que estas situaciones ocurran en otras aulas. Asimismo, planteó dar atención
a estas situaciones, pues consideraba que dañan la dignidad y autoestima de las niñas,
empezó preguntando a los niños que tenían estas actitudes si es que era correcto lo que
estaban haciendo y si a ellos les gustaría ser tratados así; los niños respondieron que no
y se comprometieron en no repetir estas burlas hacia sus compañeras. Luego, al reunirse
el director, Santiago, colegas, madres y padres de familia y estudiantes de todos los
grados fueron parte de un programa de prevención llamado «Queremos ser respetadas
y respetados»; además, Santiago coordinó con el psicólogo del centro de salud para
solicitar charlas virtuales sobre habilidades socioemocionales en todos los grados,
así también involucró a todas las madres y padres de familia. Como primer producto
de estas acciones preventivas cada grupo de estudiantes elaboró dos compromisos
relacionados con la práctica de la empatía y asertividad en sus interacciones.

3. Atención de la violencia contra niñas, niños y adolescentes.


Es la intervención oportuna, efectiva y reparadora sobre los hechos de violencia
detectados en el ámbito escolar, los cuales pueden darse:

- Entre las y los estudiantes.

- Del personal de la institución educativa pública o privada hacia las


y los estudiantes.

- Por familiares o cualquier otra persona.

En contextos de pueblos indígenas andinos


y amazónicos, la implementación de
la gestión de la convivencia escolar
considera la participación activa y
permanente de la representación
indígena legítimamente reconocida
a nivel comunal y territorial
(por cuenca, río, distrito u
otra forma de agrupación) (S.
004-2018-Minedu, p. 31)

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Línea de acción Lo que busca Su alcance Se dirige

Atención de la Intervenir de forma Es específico A las niñas, niños o


violencia contra oportuna, efectiva y adolescentes involucrados en
niñas, niños y reparadora sobre los una situación de violencia.
adolescentes hechos de violencia Se activa en el momento en
detectados en el que la situación de violencia
ámbito escolar. Estos ocurre o es detectada.
pueden darse:
• entre estudiantes;
• del personal de
la escuela hacia los
estudiantes;
• por familiares
o cualquier otra
persona.

ACTIVIDADES SUGERIDAS
• Atender las situaciones de violencia de acuerdo a los protocolos y
normas vigentes.
• Afiliarse al Portal SíseVe, administrarlo adecuadamente y difundir su
uso a la comunidad educativa.
• Reportar los casos en el Libro de Registro de Incidencias y en el Portal
SíseVe.

Fuente: Lineamientos para la gestión de la convivencia escolar, la prevención y la atención de la


violencia contra niñas, niños y adolescentes (Minedu, 2018, p.15)

Veamos el siguiente caso:

En una reunión colegiada de docentes de la Institución Educativa 0201, a propuesta


del coordinador de Tutoría, se informan acerca del portal SísevE; algunas y algunos
docentes pudieron hacer preguntas sobre quiénes pueden tener acceso, frente a qué
situaciones y si es que es posible que tengan acceso a lo que sus estudiantes o familias
puedan registrar. El coordinador respondió todas las preguntas y los motivó para que
difundan este portal con sus estudiantes y familias, pues esto les ayudaría a tener una
idea de cómo va la convivencia en la institución educativa y poder tomar decisiones si
fuera el caso para promover que las relaciones y el tipo de convivencia sea democrática.

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


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Javier recordó que, en el último mes, había tenido que intervenir frente a la agresión
que dos de sus estudiantes de tercero habían recibido de un grupo de estudiantes de
quinto, afortunadamente sus estudiantes le contaron lo sucedido «cuando salíamos
del colegio nos han perseguido pidiéndonos dos soles para sus pasajes y cuando les
hemos dicho que no tenemos, nos dieron un par de cocachos».

Frente a esto, Javier buscó a los estudiantes de quinto y a su tutor, se reunieron y


reflexionaron sobre lo ocurrido, los estudiantes de quinto aceptaron haber agredido
a sus compañeros de tercero, ofrecieron las disculpas y se comprometieron a no
repetir esta situación. Javier informó que este hecho fue registrado en el cuaderno de
incidencias de la institución educativa, felicitó a sus estudiantes por haber comunicado
lo sucedido y a partir de ahí, en las siguientes reuniones le habló a todo el grupo
sobre la importancia de registrar acciones de violencia en el SíseVe y hacer uso de los
protocolos en cada caso de violencia.

Reflexiona
¿Qué acciones de promoción de la convivencia democrática
recuerdas en tu experiencia docente? ¿Por qué es importante?

¿Qué acciones de prevención o atención de la violencia más


relevantes recuerdas en tu práctica docente?

¿De qué manera incluyes en tu práctica pedagógica las acciones


de promoción de la convivencia democrática y prevención de la
violencia?

1.2 Clima escolar propicio para el aprendizaje con enfoque de


orientación al bien común
Al abordar el tema de la convivencia escolar, en tanto se caracteriza por ser
democrática, resulta relevante distinguirla del clima escolar. «La convivencia
escolar se refiere a las relaciones humanas que se dan en la vida escolar. Por
su parte, la noción de clima escolar se refiere a la percepción que tienen las
personas sobre la escuela a partir de la combinación de una compleja variedad de
elementos […] De esta forma, la convivencia escolar es entendida como un factor
(entre otros) que contribuye al clima escolar. Esta contribución puede ser positiva
o negativa dependiendo del tipo de convivencia que caracterice a la escuela»
(Minedu, 2018, p.10).

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Así también el clima escolar es definido como «un conjunto de características
psicosociales específicas de una institución educativa, determinada por aquellos
factores o elementos estructurales, personales y funcionales de la misma»
(Rodríguez 2004, citado en Paneiva Pompa, Bakker y Rubiales, p. 57).

En el siguiente esquema podemos visualizar la importancia de la implementación


de la convivencia escolar para un buen clima en la institución educativa (Minedu,
2013, p. 47)

En el caso de la escuela, el clima que perciben sus integrantes es un reflejo de su estilo


de convivencia, el cual está definido por: (Minedu, 2013, p. 48)

• El tipo de relaciones interpersonales. Si son de colaboración, de ayuda mutua, si


se respetan los derechos de todos, si se promueve el diálogo para la solución de
los conflictos. Incluye tanto las relaciones entre las personas, así como entre los
diferentes grupos e instancias que conforman la comunidad educativa.

• Las normas. Si son claras y pertinentes, si han sido consensuadas, si son


aceptadas por todos, si son constructivas. Hay que considerar dentro de ello cómo
se abordan las faltas y sanciones.

• Los valores. Si los valores que promueve la institución educativa se ejercen en la


práctica.

• La participación. Si se promueven espacios y oportunidades para una real


participación estudiantil, tomando en cuenta que los procesos participativos
generan compromisos de los involucrados.

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


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Hasta el momento se analizó el clima escolar desde una mirada de institución educativa
en su conjunto y cómo este se nutre de la calidad de interacciones entre los miembros
de la comunidad educativa para lograr la convivencia democrática. En un escenario
más específico de la interacción docente-estudiante, a continuación, nos referiremos
al clima propicio que la y el docente generan a través de su enseñanza e interacciones
para el logro del aprendizaje de sus estudiantes en el contexto de aula.

¿A qué nos referimos con clima propicio para el aprendizaje?

Es común escuchar que para que ocurra el aprendizaje es necesario que se generen
algunas condiciones en el entorno de los y las estudiantes, una de ellas es el clima que
generan los y las docentes; desde esta afirmación surge la inquietud sobre cómo sería
un clima propicio para aprender y la importancia de comprenderlo en su real dimensión.

Para definir con mayor especificidad el concepto de clima y cómo este se considera
propicio para promover el aprendizaje se utilizará la definición dado por Martínez (1996)
«definimos pues el clima, atmósfera o ambiente del aula como una cualidad relativamente
duradera, no directamente observable, que puede ser aprehendida y descrita en términos
de las percepciones que los agentes educativos del aula van obteniendo continua y
consistentemente sobre dimensiones relevantes de la misma como son sus características
físicas, los procesos de relación socio afectiva e instructiva entre iguales y entre estudiantes
y profesor, el tipo de trabajo instructivo y las reglas, y normas, que lo regulan. Además
de tener una influencia probada en los resultados educativos, la consecución de un clima
favorable constituye un objetivo educativo por sí mismo» (Martínez, 1996, p. 118 citado
en Urrutia &Torres, 2018 p.17).

Así entendemos que “son múltiples los factores que tienen incidencia en un ambiente
propicio para el aprendizaje, entre ellos el desarrollo psicoemocional de los participantes
del proceso educativo, también las distintas metodologías empleadas por el docente”
(Vaello, 2011, citado en Urrutia y Torres, 2018, p. 17).

Al vincular el clima propicio para el aprendizaje con la dimensión emocional que implica
el proceso educativo, de acuerdo a Casassus (2008) podemos afirmar que:

Por clima emocional del aula se entiende un concepto que está compuesto por
tres variables: el tipo de vínculo entre docente y estudiantes, el tipo de vínculo
entre estudiantes y el clima que emerge de esta relación. El aspecto crucial de este
concepto radica en la noción de vínculo. Al hablar de vínculo hacemos referencia
a una relación recurrente con un cierto nivel de profundidad. Para que exista esa
profundidad se necesita conexión, y por conexión entendemos una competencia
(del docente) por la cual el otro (el estudiante) siente que es visto, escuchado y

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


18
aceptado, sin juicio, ni crítica, por lo que ese otro es. En la conexión hay confianza
y seguridad, y el buen clima se basa precisamente en la existencia de confianza y
seguridad. Ambas son parte del clima emocional que hace posible el aprendizaje.
Por ello, el aprendizaje depende del grado de la conexión. (Casassus, 2008, p.90).

Poniendo atención en la relación, podemos identificar algunos tipos de relaciones que


generan un clima emocional propicio para el aprendizaje, principalmente nos referimos
a la relación que establece la o el docente con sus estudiantes y la que se da entre
estudiantes.

Siguiendo a Casassus (2008) pasamos a presentar dos de los tipos de relación


que desarrolla el autor en el artículo «Aprendizajes, emociones y clima de aula».

1. La relación del profesor con la y el estudiante.

«Esto no es nuevo y se trata de la relación principal. La tradición humanista pone al


alumno en el centro del proceso de la conexión en la relación entre los docentes y
sus estudiantes. Para que el alumno pueda abrirse al aprendizaje, lo importante es
que el alumno sienta (no piense) que su experiencia es respetada y comprendida por
el profesor. El docente emocionalmente competente, es aquel que ve el trasfondo
emocional detrás de los actos de los alumnos. El docente emocionalmente maduro
puede ver que detrás de la indisciplina hay miedos, rabia, orgullo o disgusto, que son
los elementos que hay que tratar. En un medio conductista, ello se trata con premios
o castigos; en un contexto humanista, las acciones del docente corresponden a su
comprensión de las emociones que están presentes. Para que haya conexión, es
central que el profesor sea genuino –que tenga conexión consigo mismo–. Que su
posición frente a sus alumnos sea de aceptación, de manera que se dé una relación
interpersonal entre profesores y alumnos. Esto no quiere decir que se trate de una
relación permisiva, o de “amiguismo”. Una relación emocional consciente permite
actuar de acuerdo a lo que requiere la relación» (p. 93).

Algunos rasgos que evidencian que un docente es emocionalmente competente en su


relación con sus estudiantes son:

- Valida sus emociones y tiene la capacidad para autorregularse.


- Es coherente en su forma de sentir, pensar y actuar.
- Tiene altas expectativas sobre sus estudiantes.
- Percibe el clima emocional de sus estudiantes.

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


19
- Brinda apertura para la expresión libre de pensamientos y emociones.
- Es asertivo.
- Es empático al comprender las emociones de sus estudiantes.
- Contextualiza su práctica de acuerdo a las características de sus estudiantes.

2. La relación entre estudiantes.

«La escuela y el aula son lugares privilegiados para aprender competencias sociales.
Estos lugares se prestan para el aprendizaje social, si es que los docentes han
adquirido la competencia de contener y sostener a sus alumnos en sus interacciones.
Un propósito de la tarea docente es nutrir las relaciones entre alumnos. Cuando
existe una tendencia a la crueldad y a la violencia entre alumnos, hay mal clima,
malos aprendizajes sociales y malos resultados académicos. Pero los alumnos
pueden aprender a relacionarse con respecto y sin violencia. Esto es posible si se
lleva a cabo una pedagogía que se ocupe de generar un clima de confianza mutua.
Una docencia que pone atención a las interacciones emocionales entre los alumnos.
Este es un requisito para que haya un clima emocional adecuado. Para generar tal
clima, se requiere permitir y activar la participación de los alumnos, que les permita,
por ejemplo, colectivamente proponer, negociar y determinar lo que vale la pena
aprender. Una pedagogía cuyo foco está en el principio de hacer las cosas con los
alumnos, en vez de hacerles las cosas. Una pedagogía desarrollada con los alumnos
se orienta a estimularlos para que puedan expresar sus motivaciones intrínsecas
acerca de lo que quieren aprender, individual y colectivamente. Aprender juntos es
más fácil que aprender en soledad.

Que los alumnos desarrollen competencias emocionales en sus interacciones, no


se opone al logro académico. Por el contrario, el desarrollo de estas competencias
desarrolla la capacidad de resolver problemas cognitivos. Varios estudios han mostrado
por ejemplo que, en el momento crucial de la preadolescencia, la experiencia y el
desarrollo de la empatía, o más simplemente, la competencia de interesarse e
interrogarse a cerca de lo que el otro está pensando y sintiendo, interesarse en sus
visiones del mundo, predice mejor el éxito académico que lo que pueden hacer los
puntajes de pruebas estándares. Dicho de otra manera, una educación focalizada
en lo emocional es una ganancia: sirve a la vez para el desarrollo de competencias
sociales y para el éxito académico» (Casassus, 2008, p.94).

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


20
Algunos rasgos que evidencian que un docente es emocionalmente competente en su
relación con sus estudiantes son:
- Promueve el diálogo y la participación.
- Genera espacios para el aprendizaje colaborativo y la retroalimentación mutua
entre sus estudiantes.
- Brinda soporte socioemocional frente a situaciones abrumadoras entre sus
estudiantes.
- Modela negociación y mediación como estrategias para la resolución de conflictos.
- Promueve relaciones de respeto entre sus estudiantes.
- Interviene entre situaciones de violencia o comportamientos disruptivos de sus
estudiantes brindando espacio para la auto reflexión.
- Privilegia la participación de sus estudiantes antes que la propia.
- Estimula a sus estudiantes para expresar sus motivaciones acerca de lo que quieren
aprender individual y colectivamente.

De lo anteriormente revisado, aprovecha esta oportunidad


para situarte en el tipo de relaciones que estableces con tus
estudiantes y entre ellos. Reflexiona:
• ¿Qué características tienen las relaciones y/o interacciones
que estableces con tus estudiantes?
• ¿Es una prioridad en tu práctica pedagógica generar un clima
propicio para el aprendizaje de tus estudiantes?, ¿por qué?
• ¿Qué actitudes observadas en tus estudiantes te motivan a
implementar acciones que permita favorecer un clima propicio
para su aprendizaje?

¿De qué manera el enfoque de orientación al bien común del CNEB aporta en la
construcción de un clima propicio para el aprendizaje?

Recordemos que en este enfoque el bien común “está constituido por los bienes que
los seres humanos comparten intrínsecamente en común y que se comunican entre sí,
como los valores, las virtudes cívicas y el sentido de la justicia. A partir de este enfoque,
la comunidad es una asociación solidaria de personas, cuyo bien son las relaciones
recíprocas entre ellas, a partir de las cuales y por medio de las cuales las personas

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


21
consiguen su bienestar. Este enfoque considera a la educación y el conocimiento como
bienes comunes mundiales. Esto significa que la generación de conocimiento, el control,
su adquisición, validación y utilización son comunes a todos los pueblos como asociación
mundial” (Minedu, 2017, p. 26).

Respecto a este enfoque, se recuerda los valores, actitudes y manifestaciones en relación


a la generación de un clima propicio para el aprendizaje.

Valores Actitudes que suponen Se demuestra, por ejemplo, cuando:

Equidad Disposición a reconocer a [Las y] Los estudiantes comparten siempre los


y justicia que ante situaciones de inicio bienes disponibles para ellos en los espacios
diferentes, se requieren educativos (recursos, materiales, instalaciones,
compensaciones a aquellos tiempo, actividades, conocimientos) con
con mayores dificultades. sentido de equidad y justicia.

Solidaridad Disposición a apoyar [Las y] Los estudiantes demuestran


incondicionalmente a personas solidaridad con sus compañeros en toda
en situaciones comprometidas situación en la que padecen dificultades que
o difíciles. rebasan sus posibilidades de afrontarlas.

Empatía Identificación afectiva con [Las y] Los docentes identifican, valoran y


los sentimientos del otro y destacan continuamente actos espontáneos
disposición para apoyar y de los estudiantes en beneficio de otros,
comprender sus circunstancias. dirigidos a procurar o restaurar su bienestar
en situaciones que lo requieran.

Responsa- Disposición a valorar y Los docentes promueven oportunidades


bilidad proteger los bienes para que las y los estudiantes asuman
comunes y compartidos responsabilidades diversas y los estudiantes
de un colectivo. las aprovechan, tomando en cuenta su
propio bienestar y el de la colectividad

Fuente: Currículo Nacional de Educación Básica (CNEB) (Ministerio de Educación, 2017, p. 26)

Vincular el enfoque de orientación al bien común a la práctica docente para establecer


un clima propicio para el aprendizaje permite fortalecer las concepciones anteriormente
desarrolladas sobre el tipo de relaciones afectivas basadas en la confianza, necesarias
en la interacción docente-estudiante y entre estudiantes; este clima donde se practican
además los valores señalados (equidad y justicia, la solidaridad, empatía y responsabilidad)
dispone a las y los estudiantes a participar y aprender desde sus propias particularidades

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


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y contextos de donde provienen permitiendo una mejor conexión entre docente y
estudiantes y entre estudiantes.

Recordemos que el «proceso de aprender a vivir juntos se encuentra en el corazón del


aprendizaje y puede verse, por lo tanto, como el fundamento crucial de la educación»
(Delors, 1996, p.22, citado en Fierro-Evans, C., y Carbajal-Padilla, 2019, p. 2).

Lee, a continuación, los siguientes casos:

1. Julio es un docente de una institución educativa secundaria, con 12 años de


experiencia en aula. Durante el 2019 tomó consciencia sobre la flexibilidad frente a la
impuntualidad para ingresar a clases de dos estudiantes en particular: José y Rosalía,
esta flexibilidad se dio a partir de que decidió conocer más los motivos de las tardanzas
y las vivencias de sus estudiantes.

Antes de ello se preguntaba: «¿Son indisciplinados?, ¿por qué no quieren respetar las
normas?» Cuando conversó con ellos y sus familias pudo enterarse de que Juan cuidaba
a su hermano de meses mientras que su mamá trabajaba durante la mañana y Rosalía
trabajaba. A partir de ahí, pudo llegar a otro acuerdo con ellos y les preguntó ¿cómo
podría ayudarlos?, ambos pidieron tolerancia de 20 minutos para llegar al aula. Julio
aceptó y a partir de ahí solo algunas veces José y Rosalía llegaban tarde; sin embargo,
podían estar presentes en la mayor parte de la clase (antes las perdían porque Julio no
los dejaba ingresar por haber llegado tarde) y sus resultados de aprendizaje empezaron
a mejorar, Julio percibió además que participaban más en clase y mostraban interés,
por ejemplo, en los recreos se acercaban para preguntarle algún tema.

De esta experiencia Julio notó que el clima del aula mejoró, lo cual se evidenció en
la convivencia con estos estudiantes en particular, pero en general, sus estudiantes
estaban más motivados y se sentían más cercanos. Desde ese momento ante alguna
dificultad que presentaban sus estudiantes empezó a repetir la pregunta «¿Cómo
puedo hacer para ayudarte?»

2. A partir del inicio de las clases en el año 2021, continuando con la modalidad a
distancia, Juana, docente de primaria, recibió un estudiante nuevo a su cargo: Manolo
(niño con discapacidad motora inferior). Juana desarrollaba sus clases con normalidad
hasta que un día Manolo le preguntó «¿por qué en los libros y lecturas que enviaba no
había niños como él, en sillas de ruedas?» Juana se sintió mal por no haberlo notado
antes y consideró importante abordar el tema en clase, para ello propuso una actividad
a través de un mural llamado: «Somos únicos y diversos» e invitó a sus estudiantes a

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


23
colocar características que los hagan únicos e irrepetibles, además podían construirlo
en casa, junto a su mamá y papá. Al siguiente día pensó que Manolo colocaría su
condición de discapacidad en su mural personal, pero él coloco «Soy buen amigo y
muy inteligente por eso quiero ser un gran economista como mi tía Mariana», Juana se
sorprendió por dicha actitud de Manolo y se dio cuenta que podía hacer por él más que
solo notar su discapacidad física porque él mismo tenía grandes sueños y se preguntó
cómo ella podría sumarse a ellos.

A partir de allí empezó asumir una postura y actitud distinta al tratarlo de forma más
equitativa, considerando y replanteando sus ejemplos en el material que compartía
(imágenes y textos), pero también integrándolo en su rol como docente (permisos para
terapias físicas, seguimiento más comprometido, orientación a la familia).

Ahora bien, considerando que la interacción suscitada entre docente y estudiantes en


un espacio denominado aula no es independiente o aislado de otro espacio mayor y de
influencia denominado institución educativa y/o comunidad educativa, es importante
reflexionar sobre las condiciones que se deben generar en estas para que vayan de la
mano e inspiren en los y las docentes generar un clima propicio para el aprendizaje: Por
ejemplo, una institución educativa, cuyas relaciones de docentes y otros miembros de
la comunidad educativa (externos al aula) no se cimienta en el respeto, la protección
y la promoción del bienestar de sus miembros difícilmente tendrá un impacto positivo
en lo que pueda ocurrir en el aula y en la misma institución; por el contrario, si en
una institución educativa existe un interés genuino de los directivos y comunidad
docente por relacionarse de manera asertiva, respetuosa y orientados al bien común,
en donde prima el interés de todos y todas por centrar su trabajo en el aprendizaje de
sus estudiantes y la convivencia democrática, manteniendo un vínculo estrecho con
las familias, tiene gran posibilidad de verse como un referente de escuela saludable
y segura. A continuación, desde algunos referentes teóricos, desarrollaremos algunas
ideas de cómo se visualiza una escuela saludable y segura.

1.3 Clima del aula para escuelas seguras y saludables


Luego de haber revisado información y reflexionado sobre el clima propicio para el
aprendizaje, en este acápite nos detendremos a analizar cómo este clima, al ser positivo,
asegura y fortalece la visión de escuela segura como un espacio para poder visibilizar
todos aquellos factores que pueden promoverse para la convivencia democrática
y prevenir otros en función al cuidado y protección de niñas, niños y adolescentes;
en ese sentido revisaremos la relación entre clima de aula y clima escolar para luego
desarrollar una idea de escuela segura y saludable.

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


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Ambrose, Bridges et al (2010) definen el clima de aula como «el entorno intelectual,
social, emocional y físico en el que los estudiantes aprenden». Paneiva y colaboradores
(2018) refieren que el clima de aula está caracterizado por la percepción individual
y colectiva que tienen los estudiantes sobre cómo se establecen las relaciones
interpersonales entre ellos y con la o el docente y su participación en ella, por ello «el
clima de aula es una percepción general compartida por todos en la clase» (Fraser y
Treagust, 1986, citado en Paneiva Pompa et al 2018, p. 57).

En este sentido una de las variables importantes tiene que ver con la relación
interpersonal entre docente y estudiante, el estilo del docente, si son aquellos que
motivan, animan o promueven conductas positivas o aquellos que incluyen el humor o
hablar abiertamente sobre ellos genera un clima positivo en el aula. Otra de las variables
está relacionada a la organización del aula, la cual da seguridad a las y los estudiantes,
y favorece el aprendizaje. La variable emocional también es un aspecto relevante, la
motivación hacia los estudios, el desarrollo de competencias socioemocionales, la
atención por el desarrollo de capacidades individuales va a dar como resultado altos
niveles de satisfacción lo cual se convierte en motivador para la apertura al aprendizaje.
La variable física también influye en el clima del aula. Un espacio ordenado, con
adecuada distribución del mobiliario, los sonidos, la iluminación, la temperatura, el
flujo de aire (ventilación) contribuye a un clima de aula positivo (Paneiva Pompa et al
2018, pp. 58-59).

Luego de haber revisado el clima de aula, entendido desde la interacción docente-


estudiante, responderemos a la pregunta desde la perspectiva de escuela como un
escenario ampliado al aula y las dimensiones que la hacen saludable y segura.

El glosario de promoción de la salud de la OMS (1998, citado en Díaz-Vicario y Gairín,


2014, p. 192) define los entornos que apoyan la salud –o, lo que es lo mismo, los
entornos saludables– como aquellos que:

[…] apoyan la salud [y] ofrecen a las personas protección frente a las amenazas
para la salud, permitiéndoles ampliar sus capacidades y desarrollar autonomía
respecto a la salud. Comprenden los lugares donde viven las personas, su
comunidad local, su hogar, su lugar de trabajo y esparcimiento, incluyendo el
acceso a los recursos sanitarios y las oportunidades para su empoderamiento.

Se considera que la creación de entornos saludables se extiende a los centros


educativos, donde se hace necesario controlar y prevenir los factores de riesgo
e incluir factores promotores de salud y bienestar. Se define la escuela saludable
entendida como «aquella que posee un ambiente sano donde se aprende de una
manera saludable y solidaria con el medio, considerándose además parte de una
concepción holística y ecológica de la salud, de modo que toma en cuenta no
se limita a revisar los factores físicos, sino que amplía su campo de actuación al
considerar las dimensiones emocionales y sociales de la salud (2014, p. 192).

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


25
Chamarro et al (2009, p. 11 citado en Díaz-Vicario y Gairín, 2014, p. 192-193) definen la
escuela saludable desde cada una de estas dimensiones

Desde la dimensión física, la escuela saludable vela por su infraestructura e


higiene, vigila que la iluminación, la calefacción y la ventilación sean apropiadas y
tiene una superficie adecuada para el número de alumnos que atiende.

Desde la dimensión emocional (o psíquica), la escuela saludable atiende el


clima en el aula y es sensible a las señales emitidas por los alumnos utiliza una
metodología didáctica que potencia la autoestima y la capacidad para la toma de
decisiones; evita las situaciones amenazantes, y no hace uso del castigo como
instrumento de aprendizaje.

Desde la dimensión social, la escuela saludable procura el desarrollo de


actividades que favorecen las relaciones personales entre profesores y alumnos,
la potenciación de una visión crítica y solidaria con el medio, el reconocimiento
del papel ejemplificador del profesorado y del personal no docente y, finalmente,
la promoción de los hábitos de vida saludable.

Finalmente, desde el Ministerio de Educación se establece que para que las y los
estudiantes sean capaces de lograr sus competencias, la escuela brinda condiciones
necesarias a fin de promover la convivencia democrática evidenciada en un compromiso
para la construcción de una sociedad inclusiva, promotora del respeto de los derechos
humanos, el ejercicio pleno de la ciudadanía y el rechazo a cualquier forma de violencia
o discriminación.

1. En primer lugar, la gestión escolar debe


priorizar una convivencia democrática
y promoverla entre toda la comunidad
educativa. Se entiende por convivencia
democrática las prácticas participativas
basadas en el diálogo y el respeto a las
diferencias, donde todas y todos tienen las
mismas posibilidades de participar, lo que
supone desarrollar un juicio crítico y un
adecuado ejercicio de la libertad.

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


26
2. En segundo lugar, las directoras y
directores, las y los docentes, así como todo
el personal de la institución educativa, deben
ser en todo momento referentes éticos para
sus estudiantes. Esto quiere decir:
• Que su conducta cotidiana modela en
la práctica los valores y comportamientos
que se esperan en las y los estudiantes.
• Que velan por el bienestar de quienes
integran su comunidad educativa, con
especial énfasis en las y los estudiantes.
• Que promueven una cultura basada en
el respeto de los derechos humanos.

Promover una convivencia escolar positiva no solo es una obligación de las instituciones
educativas y de las personas a su cargo, sino, además, una responsabilidad ética que
debe movilizar a toda la comunidad educativa. Solamente con espacios escolares
democráticos y con adultos que sean referentes éticos, será posible que las y los
estudiantes se desarrollen en un contexto social e institucional que facilite su formación
como ciudadanos y les permita alcanzar las capacidades que se esperan en ellos.

Fuente: Lineamientos para la gestión de la convivencia escolar, la prevención y la atención de la violencia contra
niñas, niños y adolescentes. Decreto Supremo N.° 004-2018-MINEDU Siseve (Minedu, 2018, p.12).

La convivencia en el contexto escolar implica comprender las diferencias,


apreciar la interdependencia y la pluralidad, aprender a enfrentar
los conflictos de una manera positiva y promover continuamente el
entendimiento mutuo y la paz mediante la participación democrática.

La convivencia vista desde una perspectiva más restringida se centra


básicamente en la disminución de los niveles de violencia escolar,
enfatizando el control de los comportamientos agresivos de los alumnos.

La convivencia desde una perspectiva amplia es la convivencia


democrática que «integra las relaciones democráticas (institucionales,
culturales e interpersonales) y las estructuras de participación como
elementos esenciales para la construcción y consolidación de la paz».

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


27
La práctica de la convivencia democrática implica incorporar prácticas equitativas
promover la participación, la interacción cooperativa, el diálogo y las buenas
relaciones entre estudiantes y docentes, y entre ellas y ellos como estudiantes.

La convivencia escolar se define como «el conjunto de relaciones interpersonales


que dan forma a una comunidad educativa». Es una construcción colectiva
y cotidiana, cuya responsabilidad es compartida por todas y todos.

La convivencia escolar democrática está determinada por el respeto a los


derechos humanos, a las diferencias de cada persona y a una coexistencia
pacífica que promueva el desarrollo integral de los y las estudiantes.

La convivencia escolar es una posibilidad para transformar la escuela, las aulas y una
manera diferente de sentir y de escuchar a las y los estudiantes y crear un ambiente
de confianza, de seguridad, de pertenencia, en donde se experimenten los valores de
respeto, responsabilidad, solidaridad, justicia e igualdad y de respeto a la diversidad.

Se define el clima atmósfera o ambiente del aula como una cualidad relativamente
duradera, no directamente observable, que puede ser aprehendida y descrita en términos
de las percepciones que los agentes educativos del aula van obteniendo continua y
consistentemente sobre dimensiones relevantes de la misma como son sus características
físicas, los procesos de relación socioafectiva e instructiva entre iguales y entre
estudiantes y docente, el tipo de trabajo instructivo y las reglas, y normas, que lo regulan.

La o el docente es quien genera un clima caracterizado por el respeto, confianza y


empatía con y entre las y los estudiantes e interviene en casos de discriminación
que se puedan presentar en el aula, asimismo, promueve el involucramiento
de sus estudiantes en el aprendizaje y la participación, y conduce el proceso de
construcción de las normas de convivencia orientadas a favorecer el bien común.

Respecto al clima de aula, se concibe como el entorno intelectual, social, emocional


y físico en el que sus estudiantes aprenden. Cuando el clima de aula es positivo
favorece el desarrollo cognitivo y emocional, beneficiando el rendimiento académico.

El clima escolar se concibe como un conjunto de características psicosociales


específicas de una institución educativa, determinada por aquellos
factores o elementos estructurales, personales y funcionales de la misma.

Una escuela saludable y segura es aquella que «posee un ambiente sano donde se
aprende de una manera saludable y solidaria con el medio». Una escuela saludable
es aquella que cuenta con condiciones físicas que dan seguridad, que es sensible
y atiende a las señales de los estudiantes, evitando las situaciones amenazantes,
y no usa el castigo como instrumento de aprendizaje, potenciando una visión
crítica y solidaria con el medio y promueve los hábitos de una vida saludable.

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


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En este momento podrás comprobar tus aprendizajes adquiridos de acuerdo al resultado
esperado de esta sesión, para ello haz clic en el botón correspondiente en el aula virtual.

Caja de herramientas

BBVA. (26 de marzo de 2018) Aprendemos Juntos. El mindfulness enseña a niños,


padres y educadores a relajarse.
[Video] YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=9WMyFz-B9Z0

BBVA. (3 de abril de 2019) Aprendemos justos. Seis claves para aprender a convivir.
[Video] YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=MCGNdodJ7ws

SESIÓN 1: Convivencia democrática y el clima escolar


29
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