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Este poema resume las muchas tareas y responsabilidades de una secretaria, pidiendo a Dios que le dé la capacidad de contestar múltiples teléfonos y atender visitantes al mismo tiempo, recordar información del pasado, saber dónde está su jefe en todo momento, y navegar políticamente las relaciones con su jefe, visitantes y la esposa de su jefe.
Este poema resume las muchas tareas y responsabilidades de una secretaria, pidiendo a Dios que le dé la capacidad de contestar múltiples teléfonos y atender visitantes al mismo tiempo, recordar información del pasado, saber dónde está su jefe en todo momento, y navegar políticamente las relaciones con su jefe, visitantes y la esposa de su jefe.
Este poema resume las muchas tareas y responsabilidades de una secretaria, pidiendo a Dios que le dé la capacidad de contestar múltiples teléfonos y atender visitantes al mismo tiempo, recordar información del pasado, saber dónde está su jefe en todo momento, y navegar políticamente las relaciones con su jefe, visitantes y la esposa de su jefe.
A tener la capacidad para contestar cuatro teléfonos amablemente,
A atender al mismo tiempo a dos visitantes, mientras escribo la carta que debe estar lista esta tarde, aunque sé bien que la firmarán mañana.
A no perder la paciencia, al tener que pasar horas en el archivo,
buscando un papel que, tal cual yo sospechaba, está en el bolsillo de mi jefe.
A tener una memoria de computadora, para recordar hechos
que ya pasaron desapercibidos a mi Jefe hace mucho tiempo atrás, y que, según él, estoy obligada a recordar fácilmente.
A tener la sabiduría de varios profesores universitarios,
aunque mis estudios hayan sido simplemente secundarios. A saber dónde está mi Jefe, qué está haciendo y a qué hora volverá, aunque eso no lo sepa nadie, y mucho menos su esposa.
A que, cuando el año termine, tenga la perspicacia necesaria,
para no obedecer la orden de mi Jefe de destruir esos archivos, que me pedirá una semana después.
A tener la habilidad de un prestidigitador,
para hacer desaparecer a las personas que mi Jefe no quiere recibir, después de que me ha dicho que “no está” y, de repente, me habla en voz alta.
Finalmente, Señor, déjame ser atractiva a mi Jefe,
ser un monstruo para los visitantes fastidiosos, y pasar completamente ignorada a los ojos de su esposa.