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“Señor, solo tú conoces mi corazón, así que con fe y humildad, te pido la

gracia de aprender a depositar mis ansiedades y preocupaciones sobre ti.


¡Quiero abandonarme en tus brazos, confiar y esperar serenamente tu
acción en mi vida! Salva mis pensamientos, sentimientos y
sentidos para que no me preocupe tanto.

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