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HUMANISMO EN ENFERMERÍA
El humanismo se establece en la reflexión filosófica, como un fin y valor superior
en el mundo, motivando con ello un interés centrado en el hombre y en todo lo
que es humano. La preocupación máxima del hombre debe ser el propio hombre,
constituyéndose en el ideal por desarrollar en cada individuo lo humano. En
términos generales el humanismo se define como la actitud centrada en el interés
de lo humano, en el pleno desarrollo y bienestar de lo que el hombre es, desde
las perspectivas biológica, psicológica, social, cultural y espiritual.1 Por tanto, el
contribuir a que el hombre obtenga bienestar en los aspectos anteriormente
referidos se realizará y se hará más humano, o como algunos filósofos lo han
denominado proceso de “homonización” es decir, el proceso de hacer humano
(“humanización”). Para ello el hombre requiere de un comportamiento ético, con
el fin de practicar ciertos valores como la justicia, la libertad, la vida, entre otros.
Esto es la naturaleza propia del humano, en cuanto hace uso adecuado de la
razón y su juicio. Practicar el humanismo es reconocerse a sí mismo; el
autoconcepto reflejado en la otra persona. Cada hombre será mejor si se
reconoce en la dignidad de los demás. El humanista, es aquel que comprende la
vida y entiende al semejante. El humanismo implica el respeto a la libertad
interna del propio hombre para pensar, sentir y creer. Para Platón los tres valores
de la vida humanística son: la verdad, la bondad y la belleza.1 Lo anterior queda
claro lo que es o lo que debiera ser el humanismo, basado en dos principios
fundamentales: “Toda persona tiene derecho a la vida” (Declaración Universal
de los Derechos Humanos), de respetar, defender y promover la vida, como
deber ético y humano del ser humano para consigo mismo y para los demás. El
respeto a la vida humana es uno de los ejes primarios sobre los que se ha
desarrollado la conciencia ética de la sociedad. “La necesidad de los cuidados
enfermeros es universal”.2 Partiendo de estos dos principios y teniendo en
cuenta la función del profesional de enfermería que está orientada al
mantenimiento y al cuidado de la salud, que sin duda es la esencia de la
protección a la vida humana y es objeto de conocimiento, del saber y de qué
hacer del enfermo.3 Es claro que el cuidado es la actividad clave que define la
labor de enfermería. Sin embargo, la definición del cuidado, en sentido general,
exige prestar atención a una serie de elementos que a continuación se describen.
El cuidado como actividad que está presente siempre y en todas las sociedades,
de uno u otro modo; es la acción que contribuye a la ayuda y solicitud ante la
necesidad del otro, es una actividad espontánea y desinteresada para lograr el
bienestar del otro. Además la puede realizar cualquier persona basada en una
relación humana y contenido moral.3 El cuidado como tarea profesional adquiere
una dimensión normativa y estipulada. Es un compromiso “oficial”, ya no como
actividad espontánea del cuidado, es la tarea profesional de la enfermería como
una actividad de cuidado estandarizado, protocolizado y regulado que establece
exigencias de eficacia.3 El cuidado como actitud, abre paso a la responsabilidad
por las personas y por el mundo, es una situación de sensibilidad ante la realidad,
toma de conciencia de su vulnerabilidad, de permitir que nos interpele y nos
obligue a la acción, como modo de humanidad. Por eso es fundamental educar
en la actitud del cuidado en cuanto a promover y fomentar la aparición de esta
sensibilidad. Como la expresión de Ellacuría “hacerse cargo de la realidad,
cargar con ella, encargarse de ella”.3 El cuidado como elemento moral posibilita
la toma de conciencia con la realidad que es el compromiso moral con la
vulnerabilidad, o dicho de otro modo, la responsabilidad se sitúa entre lo justo y
lo bueno.3 Es así que al acto de valorar lo humanista lo sustentan dos cargas: la
objetividad de los valores y la subjetividad de la valoración que depende del
punto de vista desde el cual se observa, de la formación económico-social y la
cultura del pueblo o país en el proceso de reconocimiento de la persona
humana.4 Hablar de ética y de humanismo en nuestro siglo, es hablar de la toma
de conciencia de la peculiar condición del mundo, como seres responsables ante
las consecuencias de nuestros propios actos. La ética es la actividad consciente
del ser humano, de acuerdo a su realidad macro y microcósmica, cuya acción
influye y refleja, para bien o para mal, en la micro y macro sociedad que
habitamos. La ética es la teoría, mientras que la moral es la práctica. En el plano
profesional de las ciencias médicas, la ética y la moral social se adecuan a sus
características particulares. Así la ética médica es una manifestación de la ética
general, es el conjunto de principios y normas que deben regir la conducta de los
trabajadores de la salud encaminada a lograr la prevención y mejoramiento de
la salud de las personas sanas y el tratamiento adecuado y la recuperación de
las personas enfermas, dentro de un marco fraternal y humano. El personal de
la salud jerarquiza desde los tiempos de Hipócrates, dos principios
fundamentales: „ Hacer el bien (principio de beneficencia). Este principio define
que todos los actos que están orientados a hacer el bien estén justificados en sí
mismos. „ No dañar (principio de la no maleficencia). Este principio define que
ninguna acción del profesional debe ir orientada a hacer el mal, debe evitar el
daño a los pacientes. Es considerado como el otro elemento del par dialéctico
beneficencia-no maleficencia.4-6 La ética de enfermería es la adecuación de los
principios éticos que rigen en la sociedad, al ámbito de los profesionales de la
salud, vinculados a las características particulares de la profesión. Desde el
surgimiento de la enfermería como profesión con Florencia Nightingale en la
segunda mitad del siglo XIX, esta profesión incorporó dos principios éticos a su
actuar: „ La fidelidad al paciente. Entendida como el cumplimiento de las
obligaciones y compromisos adquiridos con el paciente sujeto a su cuidado, entre
los cuales se encuentra guardar el secreto profesional acerca de las confidencias
hechas por el paciente. „ La veracidad. Principio de obligatorio cumplimiento
aún cuando pueda poner en situación difícil al propio profesional, como es el
caso de admitir errores por acción u omisión. En la relación enfermera-paciente-
familia-comunidad, el principio de respeto al otro se expresa en el reconocimiento
de la diferencia. Un ser humano no es igual a otro aunque tengan las mismas
costumbres sociales, pertenezcan a la misma formación socio-económica y
tengan la misma enfermedad. De igual modo, puede decirse que la misma
persona a través del ciclo de evolución de su vida, en cada una de sus etapas,
tiene características diferentes. Por lo que la enfermería es sin duda, la profesión
del equipo de salud que más decidida y profundamente puede impactar en las
personas.5 Conclusiones Finalmente la enfermera (o), es el profesional
legalmente habilitado, responsable de sus actos profesionales, que ha adquirido
los conocimientos y aptitudes suficientes acerca del ser humano, de sus órganos,
de sus funciones bio-psicosociales en estado de bienestar y de enfermedad, del
método científico aplicable, sus formas de medirlo, valorarlo y evaluar los hechos
científicamente probados, así como el análisis de los resultados obtenidos,
auxiliándose para ello de los medios y recursos clínicos y tecnológicos
adecuados, en orden a detectar las necesidades, desequilibrios y alteraciones
del ser humano, referido a la prevención de la enfermedad, recuperación de la
salud y su rehabilitación, reinserción social y/o ayuda a una muerte digna. Es de
esta manera como el personal de enfermería participa en una práctica moral, es
decir lleva una actividad definida por el compromiso con el bien interno de la
profesión y la responsabilidad de proporcionar, de forma individual o comunitaria,
los cuidados con humanismo. La atención a la población bede ser basada en los
códigos de ética propios de la profesión, además de fundamentarse en las leyes
o legislación de cada país; respetando el sistema de creencias del paciente, su
toma de decisiones posibilitando su desarrollo e independencia. El cuidado
integral que brinda enfermería debe permitir una visión global y transversal de
las necesidades del ser humano, así como velar y responder a ellas, en el ámbito
de lo que Aristóteles denominó "sabiduría práctica", que permite cuidar a las
personas con sus problemas en lugar de cuidar únicamente los problemas que
presentan las personas. Aspecto importante ligado a lo anterior es que ese
cuidado sea reconociendo la dignidad intrínseca de todo ser humano,
identificándolo como un ser único, y reconociendo sus diversas dimensiones, es
decir su dimensión holística, lo que implica en el personal de enfermería el
abandono de posturas reduccionistas que convierten al paciente en una
patología, en el paciente de la cama, o del expediente número uno; respetemos
la dignidad humana y no permitamos que lo negativo que sucede en la sociedad
en general y el empleo de las tecnologías influyan en la pérdida de valores
humanos, al contrario aprovechemos lo positivo de éstas y no perdamos los
valores humanos de los cuidados profesionales de enfermería. De esta manera
debemos considerar que los pacientes son personas importantes y que son el
verdadero centro de la atención del cuidado enfermero, que va más allá del
conocimiento científico, en busca del saber del sentido común y de la vivencia
de los pacientes. Reconocer y rspetar la dignidad humana es una misión con la
que los profesionales de enfermería debemos estar comprometidos, sea cual
sea la responsabilidad, ya que la enfermería contituye una experiencia que se
vive entre seres humanos. Quien no coinciba así el cuidado profesional de
enfermería, urge rehumanizar su práctica asistencial, reforzándola con los
distintos modelos y teorías sobre la enfermería que son altamente humanísticos
y en el que uno de ellos sobresale, el pensamiento de una teórica diciendo " que
el paciente debe ser el centro de nuestra atención" y que para saber lo que
realmente necisita, la enfermera debe "meterse en la piel del paciente". Para
finalizar, enfatizamos que, el cuidado profesional de enfermería se ve reflejado
en el respeto de la dignidad.
1. Planteamiento
Ahora bien, al igual que la medicina, la enfermería es también una práctica moral.
Esto significa que el cuidado no sólo reviste una dimensión técnica o productiva,
artística podría decirse, sino, sobre todo, un aspecto fronético, lo que se explica
por lo siguiente: la formación y el ejercicio profesional que lleva a cabo el o la
enfermera deben estar basados en la observación de los requisitos que permiten
que esa práctica sea considerada como buena moralmente Por tanto, el acto de
enfermería no solamente nos permite saber "y hacer lo que se debe en el
momento indicado, en el lugar que debe ser y con las personas indicadas" 6 sino
hacerlo con miras a la excelencia. No puede olvidarse que no todo lo que se
puede hacer (fácticamente) en un caso concreto se debe hacer en sentido moral.
De este modo, actuar por el bien de un solo paciente, sin tener en cuenta las
necesidades de los otros enfermos, conllevaría una transgresión del principio de
justicia. Tal es la importancia que reviste el triage en estos casos, que incluso se
puede afirmar que "quien no hace triage, o lo hace de forma aleatoria, es
maleficiente, es decir, no sólo no actúa en beneficio del colectivo" 24, sino que
decide en contra de la salud y dignidad de cada paciente en particular25.
Por este motivo, la cuestión principal a la hora de establecer una base sólida de
las normas éticas para el desarrollo de la investigación científica y de los
cuidados de la salud, es fundamentar y ahondar en el sentido de la dignidad
humana32. La dignidad del hombre se funda en su ser personal, en su capacidad
para entender, querer y autodeterminarse libre y conscientemente 33.
De esta manera, la prudencia tiene que ver con el conocimiento. Por eso algunos
la llaman también objetividad36. "Una persona que conoce mal la realidad no
puede ser prudente. Pero no se trata de cualquier conocimiento: se busca
conocer no por el simple deseo de saber, sino para actuar" 37.
Por último, afirmar que los hombres pueden ser prudentes, entender la prudencia
como razonabilidad y no como mera cautela, es algo de vital importancia.
Significa, en el fondo, reconocer que la acción humana puede ser guiada
racionalmente, que cabe discutir acerca de lo bueno y lo malo dando argumentos
racionales y, por tanto, que es posible pensar que las decisiones que tomamos
en la vida diaria, sea en lo personal o en lo profesional, pueden ser algo más que
el resultado de un juego de fuerzas o del simple cálculo de utilidades 38.
Por tanto, señalan Estefo y Paravic, "cuidar es la antítesis del uso simplista de
otra persona para satisfacer nuestras necesidades. El cuidado debe ser
entendido como ayuda a otra persona que permite el desarrollo, de la misma
manera que la amistad aparece a través de la confianza mutua que produce una
transformación profunda y cualitativa de las relaciones"45.
Ocurre, entonces, que la vida humana debe respetarse desde su comienzo, con
la fecundación, hasta su muerte natural. Ésta es una exigencia básica del
reconocimiento de la dignidad de la persona49. La vida humana es valiosa de por
sí. Como diría Alfonso Gómez-Lobo, se nos aparece, naturalmente, "como un
bien digno de ser disfrutado y celebrado, como de algún modo demostramos
cada vez que festejamos un cumpleaños, sea el nuestro o el de otros" 50.
Por ende, afirmar que la vida humana carece de valor, equivale a negar el valor
de la persona, porque la realidad de un individuo no es algo distinto de su vida 51.
En efecto, la vida en cada uno de nosotros no es algo que poseamos, como si
se tratara de un bien material. La vida es el mismo ser de los vivientes 52. Por
consiguiente, si al paciente, en cuanto persona, le corresponde un tipo de ser
valioso por sí mismo, su vida, que no es algo distinto de él, también ha de ser
considerada como valiosa en sí y nunca debe ser dañada injustamente 53
4. Consideraciones finales
Por esta causa, y tal como expresa Torralba, "cuidar de un ser humano en su
sufrimiento, en su dolor o en su proceso de muerte, no es un ejercicio automático,
ni puede ser jamás una sucesión premeditada de actos, sino que se trata de un
arte, de un arte que abarca una profunda sabiduría antropológica, ética y
estética"58. Luego, cuidar es acompañar al paciente en sus experiencias de vida
y contemplar su dignidad como algo siempre compatible con las técnicas y los
medios terapéuticos. Cuidar es romper la dicotomía entre técnica y prudencia:
ambas coexisten
SEMANA 10
Esto es de vital importancia para el futuro del sistema de Salud, y para la salud
de todos los argentinos.
La enfermería argentina se debe un profundo debate…
Enfermeras y enfermeros deben empezar a entender que la “participación” en
política y en la construcción de la salud popular es el camino para lograr
jerarquizar nuestra profesión, cambiar la imagen social y lograr derechos
postergados.
El reconocimiento de la salud pública como derecho social, constituye a
direccionar políticas sanitarias para alcanzar condiciones de equidad, eficiencia
en las organizaciones, calidad en el modelo de atención y participación
comunitaria en el sistema de salud.
Aunque se puede decir, que el individuo se define por el grupo cultural al que
pertenece; por sus rasgos físicos; por su estatus profesional o social, o todo
aquello que fundamente que el individuo tiene identidad, ésta se desarrolla en
dos direcciones, en primer lugar, para el individuo y en segundo lugar para los
otros individuos. En el encuentro con los otros el individuo descubre quién es,
elabora un proyecto de vida que corresponde a una elección personal pero que
toma en cuenta a los otros, en un proceso dinámico. Por lo tanto cada forma
identitaria es reconstruida a lo largo de la vida, se puede decir que la identidad
personal se construye durante toda la vida porque responde a un proceso
constante de acumulación de experiencia a través del aprendizaje.
Sin embargo la orientación hacia una profesión se perfila desde la infancia, por
un lado la familia provoca, junto con la escuela y todas las formas de enseñanza
la elección de la profesión. Por otro, las instituciones a nivel profesional aseguran
su futuro cubriendo con todo lo requerido, formando profesionistas calificados
para integrarse al campo laboral (Giriard, 1997). Por lo tanto la profesión se
vuelve el núcleo donde se comparten valores comunes que contribuyen a
conformar la identidad profesional, porque la profesión define a un grupo de
individuos que asume códigos éticos y prácticos que le otorgan reconocimiento
social al brindar un servicio a la sociedad de acuerdo a los conocimientos y
habilidades aprendidas dentro de las instituciones de nivel superior.
2.1. Vocación
Quizá la acción del cuidar sea el elemento que agrupa todos los rasgos
distintivos de la identidad profesional de la enfermera y sea la acción donde ésta
se objetiva. Ante la exigencia de brindar un cuidado cada vez más especializado,
la enfermera se ve obligada a especializarse y dominar técnicas que le permitan
realizar sus actividades con pericia y acierto, para estar en condiciones de poder
brindar una mejor atención. Por lo que la actividad técnica – asistencial, en
muchas ocasiones está por encima de cualquier otra actividad de carácter más
intelectual, ya que proporciona seguridad y da un mayor reconocimiento al
profesional que la realiza (Chocarro, 2004). La aplicación adecuada de las
técnicas propicia el reconocimiento del paciente, de su familia, del médico,
quienes finalmente son los evaluadores del buen o mal cuidado que proporciona
la enfermera. Por lo tanto la esencia de la profesión está basada en el desarrollo
de competencias y habilidades, se podría decir que el modelo educativo de la
profesión siempre se ha basado en el modelo por competencias y habilidades.
Es así, que a diferencia de las actividades que desarrollaba en sus inicios la
enfermería, hoy está orientada al desarrollo integral, que toma en cuenta las
necesidades de acuerdo al entorno del individuo, conjunta atributos, destrezas,
habilidades, actitudes y valores, que se ven reflejadas en su trabajo y que nos
hablan de una identidad profesional que depende de las circunstancias en las
que tiene que atender a su paciente.
Hemos visto una amplia gama de elementos que han contribuido en la formación
de la identidad profesional de la enfermera. Aunque conceptos tradicionales han
permeado su identidad, hoy se agregan nuevos elementos que la modifican,
debido a la insistencia de hacer de la enfermería una profesión que involucra
actividades que van más allá de la acción del cuidar y atender a un enfermo.
5. A modo de conclusión
Conflicto de interés
En los países donde no existen reglamentos sobre el tema, los conflictos de intereses
en materia biomédica pueden adoptar diversas formas(2): regalos directos e
indirectos, patrocinio de actividades culturales y científicas, formación continuada
(seminarios, mesas redondas, conferencias) financiada por la industria farmacéutica,
posesión de acciones o títulos financieros, investigación financiada por la industria
farmacéutica, financiamiento de cátedras académicas o de asociaciones de
profesionales, actividades de consultor, o redacción por parte de terceros de artículos
"científicos".