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MALDESARROLLO

Y MAL VIVIR
POBREZA Y VIOLENCIA A ESCALA MUNDIAL
MALDESARROLLO
Y MAL VIVIR
POBREZA Y VIOLENCIA A ESCALA MUNDIAL

José María Tortosa

2011
MALDESARROLLO Y MAL VIVIR
Pobreza y violencia a escala mundial
José María Tortosa

Esperanza Martínez y Alberto Acosta, editores

1a. edición: Ediciones Abya-Yala


Av. 12 de Octubre 14-30 y Wilson
Casilla: 17-12-719
Teléfonos: (593-2) 2506-267/ 2506-251
Fax: (593-2) 2506-255/ 2506-267
E-mail: editorial@abyayala.org
www.abyayala.org
Quito, Ecuador

ISBN: 978-9978-22-

Cuidado de la
1ra edición: Nadesha Montalvo R.

Diseño y
diagramación: Ediciones Abya-Yala

Impresión: Producciones Digitales Abya-Yala


Quito, Ecuador

Impreso en Quito, enero 2011

Auspiciado por la Fundación Rosa Luxemburg


1. Violencias como parte
del maldesarrollo

“¿Acaso la guerra no es la semilla y el ori-


gen de las más celebradas hazañas? Pero
¿hay algo más insensato que arrojarse,
sean cuales sean los motivos, a una pelea
de este tipo, si las partes en lucha siempre
sacan más perjuicio que provecho? De los
que caen, ni una palabra, como ocurrió
con las de Megara. Y después cuando se
enfrentan los ejércitos armados, y resuena
la ronca música de las trompetas, dígan-
me, ¿para qué sirven esos sabios llenos de
problemas, cuya sangre fría y sin vida ape-
nas si los mantiene en pie? Jóvenes sanos y
fuertes es lo que necesitamos para la cues-
tión. Hombres llenos de valor y con nada
de juicio. Indudablemente, siempre habrá
quien prefiera a Demóstenes, que siguien-
do el ejemplo de Arquíloco apenas divisó
al enemigo tiró el escudo y huyó; ¡tan
cobarde soldado como brillante orador!”.

Erasmo de Roterdam, Elogio de la locura,


1511

Los problemas que aquí están siendo


analizados están formados por datos brutos (a
nadie se le ocurre decir que el hambre y la
muerte violenta sean “construcciones” que haya
que “deconstruir”), pero también por percep-

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ciones y por etiquetamientos que acaban con-
fundiéndose con los datos brutos. Por ello
puede resultar interesante ver cómo se percibía
el problema de las violencias antes de que se
manifestara la crisis global, es decir, antes de
2008. Una vez descritos someramente los pro-
blemas asociados con la insatisfacción de la
necesidad básica del bienestar que aparecen en
la primera línea (o, para ser más preciso, la pri-
mera casilla) del cuadro del maldesarrollo que
ahora se reproduce, llega el momento de abor-
dar la insatisfacción de la necesidad de seguri-
dad, última línea de dicho cuadro, es decir, los
problemas de la violencia que se verán también
en los dos próximos capítulos.

a. Los términos
Es preciso comenzar definiendo cómo se
van a utilizar determinadas palabras en este capí-
tulo. No se pretende con ello establecer cuál es el
verdadero significado de cada una de ellas sino,
simplemente, dejar sentado en qué sentido van a
usarse y así evitar malentendidos. Para empezar,
se entenderá por conflicto una situación en la
que dos o más actores, sean personas, grupos o
instituciones, tienen objetivos irreconciliables,
incompatibles entre sí: conseguir dichos objeti-
vos de forma simultánea y por todos los partici-
pantes es visto como imposible. A veces es cues-
tión, efectivamente, de percepción de la incom-
patibilidad. En el conflicto territorial entre el
Ecuador y el Perú parte de la solución vino por

172 172 172


Cuadro 1
Componentes del Maldesarrollo

SISTEMA LOCAL SISTEMA MUNDIAL ECOSISTEMA


Bienestar Estancamiento Polarización Calentamiento
Pobreza, hambre Periferiza ción Agotamiento
Inequidad, desigualdad Explotación Contaminación
Libertad Democracia escasa Dependencia Dependencia
Represión Represión de la Naturaleza

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Marginación Marginación sin “partenariado”
Identidad Colonización interna Colonialidad Enajenación ante la
Nacionalismo Homogeneización Naturaleza
Fundamentalismos Reacciones “identitarias” Pérdida de raíces
Seguridad Violencia Guerra entre Estados Catástrofes de origen
Guerra civil Terrorismo transnacional humano
Terrorismo Nuclearización Inseguridad medioambiental

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173
entender que se podían satisfacer ambos objeti-
vos simultáneamente a través de un condominio
o co-soberanía. Es lo que Johan Galtung llama
“transcender un conflicto”, es decir, encontrar
una solución a un enfrentamiento entre intereses
incompatibles haciéndolos compatibles.173

A pesar del peso de la percepción, hay


muchas formas de resolver un conflicto. Se
puede, como se ha dicho, “transcender” el con-
flicto (no siempre fácil), se puede negociar,174
“do ut des”, se puede renunciar como el Arquí-
loco o el Demóstenes de la cita de Erasmo con
la que se inicia este capítulo… o se puede recu-
rrir a la violencia directa, física, que puede ser
unilateral (sólo uno está armado y usa su arma)
o bilateral. En este último caso nos encontra-
mos ante un enfrentamiento armado. Una
reyerta callejera resuelta a navajazos lo es, pero
aquí sólo se van a discutir los enfrentamientos
relativamente estables, que indican objetivos
incompatibles igualmente estables.

173 Así, por ejemplo, ante una disputa territorial entre dos paí-
ses limítrofes, transcender el conflicto puede ser el declarar
el territorio en litigio “parque natural bajo co-soberanía”.
174 “Con la cabeza y el corazón” como dirá Xavier Albó refi-
riéndose a los conflictos en la Bolivia previa a los referen-
dums de agosto de 2008 y relacionándolos con otros conflic-
tos que han llevado a violencias directas relativamente esta-
bles, como es el caso de Israel-Palestina. La violencia en
Bolivia hasta entonces había sido mucho menor. Véase
Xavier Albó, “Negociar con la cabeza y el corazón”, ALAI,
América Latina en movimiento, 1º de agosto de 2008, acce-
sible en http://alainet.org/active/25540

174 174 174


Tenemos, pues, tres cosas diferentes: el
conflicto (cuyas partes y temas habrá que cono-
cer), la violencia directa que emana del conflic-
to aunque puede tener raíces también en la vio-
lencia estructural y la cultural, asunto que no es
momento de abordar, y, finalmente, el enfrenta-
miento armado, violencia relativamente estable
entre actores en conflicto. Cierto que al enfren-
tamiento armado también se le suele llamar
conflicto armado o incluso, simplemente, con-
flicto (de hecho, se trata de dos o más ejércitos
que tienen un objetivo cuya consecución es
incompatible: la victoria). Si aquí se prefiere
este otro uso se debe a que se considera impor-
tante distinguir entre los objetivos que subyacen
al enfrentamiento y el enfrentamiento mismo.
Como se ha dicho, el conflicto puede llevar al
enfrentamiento, pero no necesariamente. Sin
embargo, si no se atiende al posible conflicto, lo
más probable es que se reproduzca el enfrenta-
miento, como ha sucedido con una tercera
parte de todos los enfrentamientos armados
producidos en el mundo entre 1950 y 2005: que
se han repetido antes de cinco años, según el
Human Security Brief 2007.175

175 Human Security Report Project, Simon Fraser University,


Canadá, 2008. Accesible en http://www.humansecurity-
brief.info/access.html. El informe presentado en enero de
2010 (http://www.hsrgroup.org/human-security-reports/
2009/overview.aspx) establece que las muertes en enfrenta-
mientos armados han disminuido desde el final de la II
Guerra Mundial tanto en cifras absolutas como en propor-
ción a la población.

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La constatación inicial es sencilla: en los
años previos a 2008 han aparecido nuevas fuen-
tes de conflicto y nuevas formas de enfrenta-
miento que coexisten con las tradicionales. Los
datos que se van a presentar son también claros:
los enfrentamientos tradicionales, las guerras
tanto inter-estatales como intra-estatales, han
disminuido en los últimos 20 años, pero los
conflictos que los subyacen están agudizándose,
por lo que se podría temer un nuevo aumento
de dichos enfrentamientos. Por otro lado, y en
particular a partir de la ocupación de Iraq y de
Afganistán, han aumentado los ataques y las
muertes producidas por esta llamada “guerra
asimétrica” entre diversas organizaciones más o
menos difusas y más o menos relacionadas con
el yihadismo por un lado y algunos gobiernos
por otro, aunque esto último tampoco esté muy
claro. Esta última tendencia ha tenido algunos
altibajos, pero lo que sí está claro es que es juz-
gada como particularmente importante en el
mundo contemporáneo aunque no fuese más
que por la posibilidad de que dichas organiza-
ciones tuviesen acceso a armas de destrucción
masiva y, en cualquier hipótesis, sin que se sepa
cómo reducir el impacto de sus actividades. Se
verá, pues, primero, la situación de los enfrenta-
mientos tradicionales, los viejos enfrentamien-
tos, para pasar después a la cuestión de la “gue-
rra asimétrica” y plantear, en una tercera parte,
el problema de algunos de los nuevos conflictos
que subyacían ya antes de 2008 y que podrán
subyacer en los enfrentamientos del futuro.

176 176 176


b. Los viejos enfrentamientos actuales
El Human Security Brief 2007 proporcio-
naba datos sobre cuatro enfrentamientos que
suponía diferentes:
1. Enfrentamientos en los que está impli-
cado un gobierno sea porque guerrea con otro
(fue el caso del enfrentamiento Ecuador-Perú)
sea porque tiene, en el interior del Estado, un
grupo armado que le disputa el poder (que es el
caso de Colombia y las FARC, aunque se volverá
a este asunto);
2. Enfrentamientos en los que no hay un
gobierno implicado, como pueden ser enfrenta-
mientos sistemáticos entre grupos definidos por
la cultura (religión, lengua, tradiciones, “raza”)
pero que suelen esconder conflictos más con-
cretos (acceso a los recursos –tierra, agua, mine-
rales–);
3. Enfrentamientos de sólo un lado, es
decir, ataques a un grupo indefenso, como pue-
den ser algunos genocidios (como los de Uganda
y Ruanda, tanto primero contra tutsis como des-
pués contra hutus) o politicidios (como pudo
ser la “Operación Cóndor”176 en general y la
represión pinochetista en particular);

176 El National Security Archive, de la George Washington Uni -


versity, proporciona abundante documentación desclasificada
en su Archivo del Terror. Ver, por ejemplo, http://www.
gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB239b/index.htm o,

177 177 177


4. Y, finalmente, terrorismo, del que se
hablará aquí en el próximo epígrafe no porque
no sea un fenómeno antiguo (que lo es) sino
porque ha adquirido algunas connotaciones
que conviene separar de los viejos enfrenta-
mientos en los que, por cierto, también se usa
del terrorismo, un medio al fin y al cabo y no
una ideología como a veces se presenta.

Los tres primeros casos no se encuentran


difundidos por el mundo de igual forma. Alerta
2008! Informe sobre conflictos, derechos huma-
nos y construcción de paz, anuario que publica
la “Escola de Cultura de Pau” de la Universidad
Autónoma de Barcelona, 177 mostraba cómo
esos enfrentamientos se concentraban en Asia y
África y, en mucha menor medida, en Oriente
Medio que, a su vez, está por encima en cuanto
a número de enfrentamientos de Europa y de
las Américas.

Se pueden poner tres ejemplos de enfren-


tamiento armado actual pero que mantienen las
lógicas de los enfrentamientos tradicionales.178

para el papel concreto de los Estados Unidos, http://www.


gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB312/index.htm o casos
concretos desclasificados en 2010 en http://www.gwu.
edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB324/index.htm
177 Accesible en http://www.escolapau.org/img/programas/aler-
ta/alerta/alerta08.pdf. El informe de 2010 no añade conside-
raciones contradictorias con lo dicho en 2008: http://escola-
pau.uab.cat/img/programas/alerta/alerta/alerta10c.pdf
178 José María Tortosa, El largo camino De la violencia a la paz,
Alicante, Universidad de Alicante, 2001, cap. 4.

178 178 178


Cuadro 2
Tipología de enfrentamientos tradicionales y sus ejemplos

ARGELIA COLOMBIA ISRAEL /PALESTINA


Tipo Acceso a recursos Sistema-gobierno Territorio
Apariencia Fundamentalismo islámico Droga Dos intransigencias
Marxismo
Justificaciones Dios con nosotros Justicia con nosotros Historia con nosotros

179
Otros temas Petróleo-gas Petróleo Vecinos (Petróleo)
(Agua en otros casos) Vecinos (Venezuela, Ecuador) Agua
Otros ejemplos Nigeria Perú (Sendero Luminoso) Sri Lanka (Tigres Tamiles)
Sierra Leona México (Guerrilla en Guerrero) País Vasco (ETA)
Sudán Nepal (Guerrilla maoísta) Georgia/Osetia

179
179
Tenemos, en primer lugar, el tipo de
enfrentamiento. Los casos presentados se dis-
tinguen por suponer un conflicto sobre los
recursos (caso de Argelia entre la élite dirigente
y parte de la clase media que se siente legitima-
da para acceder a los bienes del petróleo y del
gas, en los otros casos grupos definidos por la
cultura deseando acceder a determinados recur-
sos en cada caso), sobre el sistema de gobierno
(derecha o izquierdas, por simplificar, como
puede ser el caso del gobierno colombiano fren-
te a las FARC o el gobierno mexicano frente a
las guerrillas en Guerrero –el neozapatista
EZLN es especial– o el peruano, en su momen-
to, frente a Sendero Luminoso o Tupac Amaru)
y sobre quién tiene derecho a gobernar en un
determinado territorio (Palestina-Israel es el
más obvio,179 pero también están en este grupo
los casos de Sri Lanka entre los Tigres Tamiles y
su gobierno o el español entre una parte de los
nacionalistas vascos y el gobierno central). Son
todos casos muy diferentes (y más si se incluye
Georgia y Osetia del Sur o Abjasia), pero lo que

179 Como en muchos otros casos parecidos, el territorio de refe-


rencia es definido y redefinido según los intereses del grupo
gobernante o que aspira a serlo y, en todo caso, en función
de los intereses del grupo dominante. Para el caso del terri-
torio de Jerusalén, sus definiciones, las frustraciones (y por
tanto agresividades) que produce y los cambiantes términos
del conflicto, véase Uri Avnery, “What’s driving the
Jerusalem attacks”, colgado en antiwar.com el 28 de julio de
2008, accesible en http://www.antiwar.com/avnery/?arti-
cleid=13209.

180 180 180


aquí importa es darse cuenta de su lógica básica
aunque, una vez más, haya que reconocer que
cada conflicto es diferente y no pueden extrapo-
larse ni los diagnósticos ni las terapias de uno a
otro.

El cuadro responde a algunas de las pre-


guntas que conviene hacerse al intentar analizar
un enfrentamiento, a saber, qué es lo primero
que aparece (no necesariamente lo más impor-
tante), cómo se justifica o qué tipo de violencia
cultural lo acompaña legitimando a unos o a
otros y, además, los temas que pueden acompa-
ñar al conflicto principal que, generalmente, no
viene aislado sino que se presenta unido en un
síndrome cuyas partes conviene distinguir aun-
que no siempre sean fáciles de separar.

Continuando con esos tres ejemplos, la


siguiente tabla proporciona algunas preguntas
más que hay que hacerse si se quiere reducir la
violencia del enfrentamiento.

181 181 181


Cuadro 3
Para profundizar en el análisis de los enfrentamientos

ARGELIA COLOMBIA ISRAEL /PALESTINA


Antecedentes Colonia francesa “La Violencia” Holocausto (shoah) en Europa
Nakba en Palestina
Ocultan Papel de las elites Rapacidad de las elites criollas Identificación con el agresor
(las “familias”)
Contexto Estado petrolero Estado de hacendados Estado de colonos inmigrantes

182
Territorios ocupados
Factor exterior Francia Estados Unidos Estados Unidos
España (geoeconomía y geopolítica) (voto interno y geoestrategia)
Presencia extranjera Empresas Plan Colombia Complejo Militar- Industrial
Ayudas a la reinserción

182
182
Lo primero, la historia clínica, los antece-
dentes del conflicto y del enfrentamiento. No es
para quedarse definitivamente en ellos, ya que
pueden ser innecesarios para el objetivo preten-
dido de ir más allá del conflicto o incluso perju-
diciales por los cuellos de botella que producen,
pero sí es bueno tenerlos en cuenta. En segundo
lugar, los enfrentamientos suelen tender a ocul-
tar aspectos de los mismos que son particular-
mente importantes para entender lo que sucede
y las posibilidades (si es que las hay) de incidir
positivamente sobre ellos.180 En tercer lugar, los
enfrentamientos no suceden en las páginas de
los periódicos o en las de los informes académi-
cos, sino en contextos muy reales de los que ad-
quieren su tonalidad particular y los hacen to-
talmente diferentes de cualquier otro. 181 Fi-
nalmente, conviene saber el grado de interna-
cionalización que tiene el enfrentamiento y la
eventual presencia extranjera (económica,
logística, política o incluso militar) en el enfren-
tamiento en cuestión.

A estos enfrentamientos se suele (o me-


jor, se podría) aplicar, una vez iniciados, lo que

180 No se olvide que igual que hay enfermedades incurables,


puede haber conflictos incurables.
181 Como en medicina, no hay enfermedades sino enfermos;
aquí, no hay tipos de enfrentamientos sino enfrentamientos
concretos. De los otros enfrentamientos, como ya se ha
visto, se puede aprender a hacer preguntas a la realidad
empírica, siempre sabiendo que lo que sirvió en un caso,
digamos la Irlanda del IRA, no tiene por qué servir en otro
caso como el País Vasco de ETA.

183 183 183


ya se sabe sobre resolución de conflictos, trans-
formación/trascendencia de conflictos, negocia-
ción, mediación, diplomacia paralela y restante
panoplia de instrumentos de la investigación
para la paz. Como prevención (y, en parte,
como intento de reducción de su virulencia una
vez desencadenada) están las cuatro D:
Democracia (es decir, negociación, delibera-
ción, voto), Desarrollo (no tanto como creci-
miento económico, que es importante, sino
sobre todo como fórmula de mayor equidad),
Desarme (efectivamente “las armas no matan,
matan las personas”, como decía Ronald Rea-
gan, pero es obvio que si no hay armas la vio-
lencia es algo más difícil) y, finalmente,
Derechos humanos, requisito indispensable
incluso para cualquier intento de paz o incluso
de “victoria”, ya que sin ellos es difícil que el
conflicto de fondo haya sido abordado conve-
nientemente.

Hasta 2008, el número de enfrentamien-


tos convencionales, inter e intra-estatales, pare-
cía estar disminuyendo a escala mundial. Los
informes disponibles ya citados coincidían en
ello. A la misma conclusión se llegaba con el
SIPRI Yearbook 2008.182 Como se verá en pró-
ximos capítulos, la crisis global ha podido alte-
rar la tendencia.

182 Accesible en parte, y con sumarios en castellano y catalán,


en http://yearbook2008.sipri.org/

184 184 184

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