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PUBLICOS Y PRIVADOS
Eficacia probatoria de los instrumentos públicos y privados
reconocidos
El instrumento público hace plena fe, así entre las partes como respecto de
terceros, primero, de los hechos jurídicos que el funcionario público declare
haber efectuado, si tenía facultades para efectuarlos; segundo, de los
hechos jurídicos que el funcionario público declara haber visto u oído,
siempre que este facultado para hacerlo constar y, tercero, de la verdad de
las declaraciones formuladas por los otorgantes acerca de la realización del
hecho jurídico a que se contrae en instrumento (1359 y 1360 Código Civil).
La Ley necesita atribuir plena fe a los funcionarios públicos cuando actúan
en el ejercicio de sus atribuciones, e igualmente es necesario que se
presuma la buena fe con que obran los particulares cuando hacen en
presencia del funcionario público declaraciones pertinentes al asunto que
quieren hacer constar en él; pero como no es imposible que funcionario y
otorgantes, por culpa, negligencia o ignorancia, incurran en falsedades,
simulaciones o fraudes, la fe atribuida a los instrumentos públicos debe
cesar cuando se compruebe que en su otorgamiento se ha incurrido en
tales faltas.
Los instrumentos privados reconocidos o tenidos legalmente por
reconocidos, tienen la misma fuerza probatoria de los instrumentos públicos,
así entre las partes como respectos de terceros, en lo que se refiere al
hecho material de las declaraciones, y hacen fe, hasta prueba en contrario,
de la verdad de esas declaraciones. Erga omnes, el instrumento autenticado
es prueba plena de que su otorgante hizo las declaraciones en él
expuestas, y en tanto no se demuestre lo contrario, es fuerza presumir que
esas declaraciones son verdaderas; pero ella no son, ni pueden ser
obligatorias sino entre las partes y sus herederos y causahabientes (1363 y
1381 del Código Civil).
(Omissis).
…”Si bien la Sala reconoce la existencia de otros medios impugnativos o de
contradicción de la prueba, distintos a la tacha, para atacar la autenticidad
del documento público, cuando el impugnante escoge la vía de la tacha,
debe fundamentarla en alguna de estas causales taxativas del artículo
1.380 del Código Civil. Sobre el particular, autorizada doctrina ha señalado
lo siguiente:
“Tanto para los instrumentos públicos como para los instrumentos privados,
el CC ha creado un número de causales taxativas, las cuales fundamentan
la tacha de falsedad instrumental que puede incoarse dentro de la
jurisdicción civil...(Omissis).
(Omissis).
…”Conforme a lo que hemos venido exponiendo, creemos que se pueden
aislar varias ideas. En los procesos de naturaleza civil, el acto de
documentación del género documentos, se puede atacar por la vía de la
tacha de falsedad instrumental si el vicio se subsume en los tipos de los
arts. 1.380 y 1.381 CC. Si en dicho acto ha intervenido un funcionario cuyo
dicho merece fe pública, se impugnará mediante el proceso de tacha de
falsedad instrumental, por las causales taxativas que aparecen en el artículo
1.380 CC, y si se trata de un instrumento privado simple, cuya firma se
falsificó, y no ha sido reconocido por el supuesto autor, invocando la causal
del ord. 1 del art. 1.381 CC. Otros aspectos de dichos instrumentos, así
como los de los documentos públicos, que no afecten la autenticidad,
también son atacables por el procedimiento de tacha de falsedad
instrumental, si ellos se enmarcan en causas taxativas (Ord. 5, art. 1.380
CC y Ords. 2 y 3 del art. 1.381 CC). La tacha de falsedad instrumental es un
proceso especial, con términos, actividades probatorias y sistemas de
valoración propios, que lo distinguen de cualquier otro proceso. Cuando en
un documento público (que merezca fe pública) o privado, en cuyas notas
de reconocimiento o autenticación provenientes de funcionarios que
merecen fe pública, aparezcan hechos que configuran las causales de tacha
del art. 1.380 CC, necesariamente habrá que acudir al proceso de tacha de
falsedad instrumental, invocando los motivos taxativo...(Omissis).” (Negritas
de la Sala. Cabrera Romero, Jesús Eduardo. Contradicción y Control de la
Prueba Legal y Libre, tomo I, Editorial Jurídica Alva, S.R.L., página 343 y
363)”...
Puede proponerse la tacha de falsedad en vía principal o
incidentalmente en juicio civil.
Establece el artículo 438 del Código de procedimiento Civil, que “la tacha de
falsedad se puede proponer en juicio civil, ya sea como objeto principal de
la causa, ya incidentalmente en el curso de ella, por los motivos expresados
en el Código Civil”.
La tacha de falsedad no siempre se propone en el curso de un proceso civil
por la parte que necesite invalidar un instrumento público presentado por su
contraparte en cualquier estado y gado de la causa, pues sin necesidad de
tener que ejercer la acción penal por falsedad de actos o documentos, la
cual en ocasiones no procede, y en la que se persigue antes el castigo de
autor del hecho punible que la invalidación del acto falso, la Ley permite
promover civilmente la tacha como objeto principal de la causa. Es natural
poner a disposición de los particulares esta vía, utilizable cuando se hallen
amenazados o hayan sufrido perjuicio por la existencia de un instrumento
falso que no pudo ser tachado en el curso del juicio en que fue producido, o
del cual su poseedor no haya hecho uso todavía.
No procede en Venezuela lo que si ocurre en legislaciones foráneas, la
potestad del juzgador de decidir, sin previa promoción de la tacha
incidental, declarar la falsedad material de un instrumento cuando
apareciere manifiesta y evidente, porque el artículo 11 del Código de
Procedimiento Civil les prohíbe iniciar el proceso de oficio “nemo iudex sine
actore” y el 12 eiusdem, les ordena decidir conforme a lo alegado y probado
en autos, prohibiéndoles resolver de oficio cuestiones no sometidas a su
decisión, debiendo por el contrario, decidir conforme a las pretensiones y
excepciones deducidas por las partes.
Formas de ser propuesta la tacha de falsedad en vía principal o
incidentalmente (Artículo 440 Código de procedimiento Civil)
…“Cuando un instrumento público, o que se quiera hacer valer como tal,
fuere tachado por vía principal, el demandante expondrá en su libelo los
motivos en que funde la tacha, expresando pormenorizadamente los hechos
que le sirvan de apoyo y que se proponga probar; y el demandado, en su
contestación a la demanda, declarará si quiere o no hacer valer el
instrumento; en caso afirmativo, expondrá los fundamentos y los hechos
circunstanciados con que se proponga combatir la impugnación.
Si presentado el instrumento en cualquier estado y grado de la causa, fuere
tachado incidentalmente, el tachante, en el quinto día siguiente, presentará
escrito formalizando la tacha, con explanación de los motivos y exposición
de los hechos circunstanciados que quedan expresados; y el presentante
del instrumento contestará en el quinto día siguiente, declarando asimismo
expresamente si insiste o no en hacer valer el instrumento y los motivos y
hechos circunstanciados con que se proponga combatir la tacha”...
La tacha de falsedad, cuando se intenta como objeto principal de la causa,
debe proponerse, al igual de los demás juicios civiles ordinarios, por
demanda escrita; y cuando se hace valer incidentalmente, por medio de un
escrito de formalización equivalente a dicho libelo, pues esta articulación,
aunque no es controversia autónoma, sino un accesoria de la causa
principal para anular un instrumento hecho valer en ella, se instruye y
decide cómo se fuese un juicio ordinario intercalado dentro del proceso
principal, desde luego que son comunes a la demanda y a la incidencia de
falsedad las reglas de sustanciación que establece el artículo 442 eiusdem,
pero al igual de las demás incidencias, hace parte del negocio principal,
está sometido a la misma competencia y tiene las mismas fases que este.
Tanto en el libelo como en el escrito de formalización deben llenarse todos
los requisitos que establece el artículo 340 del Código de Procedimiento
Civil, , sin otra diferencia que la de enunciar en la explanación de los
motivos fundamentales de la tacha, los hechos circunstanciados que le
sirvan de apoyo y que se pretenda probar, pues el tribunal, al abrir a
pruebas el juicio o la incidencia, tiene la facultad de poder desechar de
plano la prueba de aquellos hechos que, aun probados, sean a su juicio
ineficaces para invalidar el instrumento tachado. La explanación de los
motivos es requisito esencial, cuya omisión hace inadmisible la q
querella y en dicha explanación debe el querellante determinar, si la
falsedad fuere material, las partes falsificadas del instrumento y las
alteraciones hechas en su verdadero texto; y si fuere moral o ideológica, las
declaraciones falsas con que hayan sido sustituidas las verdaderas.
La acción principal de tacha de falsedad puede ser propuesta por toda
persona que tenga interés en ello y capacidad legal para obrar en juicio. La
tacha incidental solo incumbe a quienes sean partes legítimas en el
proceso en que se la proponga, pudiendo intentarlo no solo la contraparte
del litigante que produjo el instrumento, sino el mismo presentante, aun
cuando sea el propio autor de la falsedad o algunos de sus herederos
Clases de instrumentos contra los cuales procede la tacha de
falsedad
La querella puede ser promovida contra toda clase de instrumentos que
tengan fuerza probatoria, sin que sea indispensable que valgan como
prueba plena, pues aun los instrumentos privados puede ser materia de
tacha , y que son de tal naturaleza todos los que no puedan calificarse de
públicos. En la tacha incidental se requiere además que el efecto probatorio
del instrumento deba obrar en el juicio que se ventila y en el cual se haya
producido.
Contestación de la demanda y del escrito de formalización de la tacha
La contestación dela demanda de tacha de falsedad se efectuara en la
oportunidad y conforme a los preceptos legales referentes a la contestación
de la demanda. Una diferencia esencial existe, sin embargo, entre la
contestación ordinaria y la de esta clase de demanda. En aquella el
demandado debe declarar si la contradice en todo o en parte o si conviene
en ella de modo absoluto o con alguna limitación; en esta no necesita
declarar si contradice o no la impugnación de falsedad, sino únicamente si
quiere o no hacer valer el instrumento, pues solo en caso de respuesta
afirmativa continuara su curso la causa, y al efecto el demandado deberá
exponer los fundamentos y los hechos con que se proponga combatir la
impugnación.
La contestación relativa a si quiere o no hacer valer el instrumento debe ser
categórica y precisa, sin que se la pueda eludir con evasivas o
ambigüedades, pues las respuestas de esta especie se tendrán como no
dadas, es decir, como una negativa a contestar.
El escrito de tacha incidental, si bien puede ser presentado en todo estado y
grado de la causa, porque hay instrumentos tachables cuya presentación
procede igualmente en todo estado y grado de la causa hasta los últimos
informes, debe seguir inmediata y necesariamente a la producción de dicho
instrumento, y no podrá presentarse sino al quinto día siguiente a aquel en
que fue producido. La contraparte del tachante, sin necesidad de citación,
se tendrá por emplazada para el quinto día siguiente a aquel en que se dé
por presentado el escrito de formalización de la tacha.
La incidencia de tacha debe sustanciarse en cuaderno separado
La incidencia de tacha debe sustanciarse en cuaderno separado para el
mejor manejo del expediente, y porque no siempre paraliza el curso de la
causa principal, y sería harto embarazoso seguir en un mismo cuaderno dos
órdenes distintas de actuaciones, con menoscabo de la claridad y de la
hilación regular de las diligencias procesales.
Reglas de sustanciación de la tacha de falsedad
…Artículo 442 del Código de procedimiento Civil. “Si por la declaración de
que se insiste en hacer valer el instrumento, deba seguir adelante el juicio
de impugnación o la incidencia de tacha, se observarán en la sustanciación
las reglas siguientes:
1º Tanto la falta de contestación a la demanda de impugnación como la falta
de contestación al escrito de tacha, producirán el efecto que da este Código
a la inasistencia del demandado al acto de la contestación.
2º En el segundo día después de la contestación, o del acto en que ésta
debiera verificarse, el Tribunal podrá desechar de plano, por auto razonado,
las pruebas de los hechos alegados, si aún probados, no fueren suficientes
para invalidar el instrumento. De este auto habrá lugar a apelación en
ambos efectos, si se interpusiere dentro del tercer día.
3º Si el Tribunal encontrare pertinente la prueba de alguno o de algunos de
los hechos alegados, determinará con toda precisión cuáles son aquellos
sobre los que haya de recaer la prueba de una u otra parte.
4º Cuando se promoviere prueba de testigos se presentará la lista de éstos
con indicación de su domicilio o residencia, en el segundo día después de la
determinación a que se refiere el número anterior.
5º Si no se hubiere presentado el instrumento original, sino traslado de él, el
Juez ordenará que el presentante manifieste el motivo de no producir el
original y la persona en cuyo poder esté, y prevendrá a ésta que lo exhiba.
6º Se prohíbe hacer que el funcionario y los testigos que hubieren
intervenido en el acto del otorgamiento, rindan declaraciones anticipadas, y,
caso de hacerse, no se admitirán en juicio.
7º Antes de proceder a la evacuación de las pruebas promovidas por las
partes, y sin pérdida de tiempo, el Tribunal se trasladará a la oficina donde
aparezca otorgado el instrumento, hará minuciosa inspección de los
protocolos o registros, confrontará éstos con el instrumento producido y
pondrá constancia circunstanciada del resultado de ambas operaciones.
Si el funcionario y los testigos instrumentales, o alguno de ellos, residieren
en la misma localidad, los hará comparecer también el Juez ante dicha
oficina para que, teniendo a la vista los protocolos o registros y el
instrumento producido, declaren con precisión y claridad sobre todos los
hechos y circunstancias referentes al otorgamiento.
Si la oficina estuviere fuera del lugar del juicio, y el funcionario y los testigos
o alguno de ellos residieren en ese lugar, se dará comisión al Juez de
mayor categoría en primera instancia, de dicha localidad, para las
operaciones y declaraciones expresadas. Si fueren distintos el lugar de la
oficina y el de la residencia del funcionario y los testigos, o de alguno de
ellos, se darán las respectivas comisiones a los jueces locales.
En todo caso, tanto el funcionario como a los testigos, se les leerán también
los escritos de impugnación o tachas y sus contestaciones, para que
declaren sobre los hechos alegados en ellos, haciéndose las
correspondientes inserciones en los despachos que se libren.
8º Las partes no podrán repreguntar al funcionario ni a los testigos; pero
podrán indicar al Juez las preguntas que quieran que se les haga, y el Juez
las hará si fueren pertinentes, en términos claros y sencillos.
9º Si alguna de las partes promoviere prueba de testigos para demostrar
coartada, no será eficaz si no deponen en absoluta conformidad cinco
testigos, por lo menos, que sepan leer y escribir, mayores de toda
excepción, y de edad bastante para conocer los hechos verificados en la
época del otorgamiento del instrumento.
Las partes, y aun los testigos, podrán producir instrumentos que confirmen o
contraríen la coartada y que pueden obrar en el ánimo de los Jueces,
quienes, en todo caso, podrán darla como no probada, aun cuando la afirme
el número de testigos que se deja indicado, si por las circunstancias del
caso no la consideraren los Tribunales suficientemente demostrada.
10° Si alguna de las partes promoviere experticia para la comparación de
firmas o letras, los instrumentos con que se haga la comparación deben ser
de los indicados en el artículo 448.
11° Cuando por los hechos sobre que versare la tacha, cursase juicio penal
de falsedad ante los Jueces competentes en lo criminal, se suspenderá el
procedimiento civil de la tacha hasta que haya terminado el juicio penal,
respetándose lo que en éste se decidiere sobre los hechos; pero conservará
el Juez civil plena facultad para apreciarlos cuando el proceso penal
concluyere por muerte del reo, por prescripción de la acción pública, o por
cualquier otro motivo legal que impidiera examinar en lo criminal el fondo del
asunto.
Sin embargo, no se decretará la suspensión cuando el Tribunal encuentre
que la causa o algunos de sus capítulos pueden decidirse
independientemente del instrumento impugnado o tachado, caso en el cual
continuará la causa civil.
12° Si el funcionario y los testigos instrumentales sostuvieren
sustancialmente la autenticidad del instrumento y de los hechos del
otorgamiento, no serán suficientes para desechar sus dichos cualesquiera
divergencias en pormenores, o faltas de recuerdo, si hubieren transcurrido
algunos años, o si la edad hubiere podido debilitar la memoria de los
declarantes.
Si todos, o la mayor parte de los testigos instrumentales y el funcionario,
sostuvieren sustancialmente la autenticidad del instrumento, sólo podrá
desecharse éste cuando resulte, sin duda posible, una prueba concluyente
de la falsedad.
En caso de duda se sostendrá el instrumento, sin que valga por sí solo a
desvirtuarlo el desconocimiento que de su firma hiciere el funcionario que lo
autorizó, si se prueba que ésta es auténtica.
13° En la sentencia podrá el Tribunal, según el caso y sus circunstancias,
ordenar la cancelación en todo o en parte, o la reforma o renovación del
instrumento que declare falso en todo o en parte; y, además de las costas,
impondrá indemnización de perjuicios a quien hubiere impugnado o tachado
el instrumento con temeridad.
14° El Tribunal notificará al Ministerio Público a los fines de la articulación e
informes para sentencia o transacción, como parte de buena fe, conforme a
lo dispuesto en el artículo 132 de este Código.
15° Cualquiera transacción de las partes necesitará para su validez,
además del informe del Ministerio Público, la aprobación del Tribunal, si
éste no la encontrare contraria a la moral o al orden público.
16° Si se hubiere dictado sentencia firme, civil o penal, que reconozca la
autenticidad de un instrumento público, no podrá abrirse nuevo debate
sobre ella, respetándose la ejecutoria”…
La extensa disposición legal que precede, refunde en dieciséis reglas los
preceptos y las formalidades que deben ser observadas en la sustanciación
del juicio de impugnación o de la incidencia de la tacha, desde que el
adversario de la parte tachante de o deba dar su contestación, hasta que se
pronuncie la sentencia que haya de recaer acerca de la validez o de la
falsedad del instrumento tachado.
Para la mejor comprensión conviene distinguir en el procedimiento de la
tacha, tres periodos diferentes:
1 El anterior a la evacuación de las pruebas
2 El de la evacuación de las pruebas
3 el de la sentencia de la tacha.
Se entiende el primero de estos periodos, desde el día de la contestación de
la demanda o del escrito de formalización de la tacha, hasta aquella en que
deba procederse a la evacuación de las pruebas, periodo dentro del cual,
conforme a lo dispuesto en las ocho primeras y en la numero catorce de las
reglas citadas, el tribunal:
1 Apreciara la contestación
2 Podrá desechar de plano la prueba de los hechos alegados
3 Determinara cuales son los hechos sobre que ella haya de recaer
4 notificara al Ministerio Publico a los fines de la articulación e informes para
sentencia o transacción.
5 Ordenara lo conducente para hacer consignar el instrumento original
objeto de la tacha, si antes no hubiere sido producido
6 Dispondrá lo que sea necesario para que en la Oficina en que apareciere
haber sido otorgado el instrumento, se haga la confrontación de este con los
protocolos o registro respectivos
7 Que el funcionario y los testigos instrumentales declaren sobre los hechos
y circunstancias referentes al otorgamiento
La contestación a la demanda o al escrito de formalización de la tacha
A tenor de lo dispuesto en la primera regla, la falta de contestación a la
demanda de impugnación como la falta de contestación al escrito de
formalización de la tacha, produce los mismos efectos que la inasistencia
del demandado al acto de contestación, de modo que deberá tenerse a
dicha parte por confesa en cuanto no sea contraria a derecho la
impugnación del tachante, si en el término probatorio nada probare que lo
favorezca. Esa falta de contestación, así sea por inasistencia al acto en que
debió darse esta, por negativa a contestar o por ser ambigua, evasiva o
ininteligible la respuesta dada, debiera lógicamente considerarse como una
manifestación tacita de que no se quiere hacer valer el instrumento tachado,
puesto que la contestación de la tacha debe ser una categórica declaración
de querer o no hacerlo valer. Pero puesto que, según lo dispuesto en el
artículo 362 del Código de Procedimiento Civil, la confesión ficta por falta de
contestación, es una presunción iuris tantum de que el demandado
conviene en todas y cada una de las pretensiones del actor, la confesión
ficta en el caso de la tacha, debe equivaler al reconocimiento tácito de que
el instrumento es falso por los motivos y en virtud de los hechos expuestos
por el promovente de aquella. El legislador, con sobrada razón, solo ha
querido atribuir este efecto a la falta de contestación, porque él no impide
continuar el juicio o la incidencia de tacha, y la parte confesa queda en
libertad de defenderse y combatir la impugnación, lo cual no sucedería si
debiera interpretarse la no contestación como una declaratoria de no querer
hacer valer el instrumento, pues, como se ha visto, la consecuencia de tal
manifestación es dar por terminada la incidencia, y por desechado en el
respectivo proceso el instrumento tachado.
Admisión o rechazo de la prueba ofrecida y el decreto judicial dictado
al efecto
Conforme a lo dispuesto en las reglas 2 y 3 del artículo 442 del Código de
Procedimiento Civil, el tribunal en el segundo día después de la
contestación y con vista a la explanación hecha en ella de los motivos de la
tacha y de los hechos circunstanciados en que estos se apoyan, podrá, en
auto razonado, desechar de plano la prueba de tales hechos, cuando ellos a
su parecer, aun estando probados, no bastarían a invalidar el instrumento.
Conviene advertir la diferencia que existe entre los motivos de la falsedad,
es decir, los argumentos de hecho que deban ser comprobados, y los
hechos mismos que los apoyen y que constituye las prueba de aquellos
motivos, porque es muy importante la consecuencia de esta distinción. Los
motivos son los fundamentos de la demanda o de la incidencia, y el juez no
puede reconocer, ni considerar otros que los alegados por el querellante: los
hechos, aun sin ser indicados por la parte interesada, pueden resultar
comprobados en autos como resultado de las diligencias inquisitorias que el
juez tiene el deber de practicar de oficio (Carlos Lessona, Prueba Escrita
numero 414). Es por ello que, si el tribunal considera absolutamente
ineficaces los motivos alegados, aun cuando llegasen a ser comprobados
por los hechos aducidos con tal fin, puede desde luego prescindir, por
impertinente, de la evacuación de la prueba ofrecida, desechándola de
plano.
Recursos contra el decreto que desecha de plano las pruebas
ofrecidas
El auto en el cual el tribunal declara desechada la prueba de los hechos
alegados, como todas las decisiones que niegan las admisión de una
prueba, causa gravamen irreparable por la definitiva, y es apelable
libremente si se interpusiere dentro del tercer día, e incluso, si fuere el caso,
casación. Esta apelación hace excepción a la regla que consagra el artículo
298 del Código de Procedimiento Civil, pues debe ser intentada, no dentro
de los cinco días siguientes, sino dentro del tercer día, como se indicase
retro.
Pruebas admisibles en el procedimiento de tacha de falsedad
Si el tribunal hallare pertinente la prueba de todos o de alguno de los
hechos alegados, determinará con toda precisión cuales son aquellos sobre
los que haya de recaer la prueba de una u otra parte.
Son admisibles toda clase de prueba en el procedimiento de tacha de
falsedad
En el texto del artículo 442 el Código de Procedimiento Civil, solo se hace
mención expresa de la admisibilidad de la testimonial, la escrita, la
experticia y la inspección judicial, sin embargo el 395 eiusdem, determina la
libertad de medios de prueba, salvo cuando alguna especial circunstancia
no se oponga a su admisión. Así no serían pertinentes las posiciones
juradas y el juramento decisorio, cuando conforme al interrogatorio o a la
formula haya de intimarse al autor de la falsedad, que declare contra sí
mismo, máxime cuando la falsedad instrumental es un delito (1408 Código
Civil).
Lapso probatorio
No determina el legislador la duración de los lapsos de promoción y
evacuación de las pruebas, y debe entenderse, por lo tanto que
ventilándose en juicio ordinario la demanda en tacha de falsedad, y
sustanciándose la incidencia del mismo modo que aquella, los expresados
lapsos serán de 15 y 30 días respectivamente, como en el procedimiento
ordinario. Conviene observar, sin embargo, que el primero de dichos lapsos
no comienza a correr a raíz de la contestación de la tacha, sino a partir del
tercer día de despacho siguiente a ésta, pues, dentro de las otras dos es
que debe el tribunal desechar de plano la prueba o determinar los hechos
sobre los cuales la admite (regla 2). También se establece otra excepción
en la regla 4, respecto de la promoción de la prueba de testigos,
ordenándose que la lista de éstos con indicación de su domicilio o
residencia, debe ser presentada en el segundo día después del decreto que
determine los hechos admisibles aprueba, y no dentro de los quince días del
lapso de promoción.
Notificación al Ministerio Publico
Al Ministerio Público e le notifica antes de dar comienzo a la práctica de las
diligencias de la actividad probatoria los fines de que intervenga en ella
como parte de buena fe, y la consignación de informe para la sentencia o
transacción. La falta de notificación del Ministerio Público deviene en
nulidad de lo actuado
Aprobación del Ministerio Publico de la transacción
La transacción entre las partes está sujeta a la homologación del tribunal
para su validez, sin embargo, conviene observar que para homologar el
tribunal requiere el informe del Ministerio Público, el cual, si bien no es
vinculante para el juzgador, toda vez que éste debe atenerse a la
prohibición de transacciones y conciliaciones , tal como lo dispone los
artículos 256 y 258 del Código de procedimiento Civil, la regla 15 exige la
presentación del mismo, de manera que la presentación de tal informe es
obligatorio para la transacción.
Diligencias que han de practicarse de oficio antes de procederse a la
evacuación de las pruebas
Antes de que se deba proceder a la evacuación de las pruebas promovidas
por las partes, y por consiguiente, dentro del primero de los tres periodos de
la sustanciación de la tacha, incumbe al tribunal practicar de oficio ciertas
diligencias indispensables para verificar si son o no fundados los motivos de
impugnación aducidos. Tres son esas diligencias de inquisición a saber:
1 las relativas a hacer exhibir el instrumento original objeto del juicio o de la
incidencia, caso de no haber sido presentado sino en copia, y averiguar el
motivo de no haber sido producido el original.
2 Las relativas a la confrontación de dicho instrumento con los
correspondientes asientos hechos en los protocolos o registros en la oficina
en que aquel fue otorgado.
3 Los relativos a que el funcionario y los testigos instrumentales, teniendo a
la vista los expresados protocolos o registros, declaren sobre todos los
hechos y circunstancias referentes al otorgamiento.
Exhibición del instrumento original
se prevé en la regla 5, la hipótesis de que no hubiese sino presentado en
instrumento original, sino una copia autentica de él, y ora se trate de la
falsedad material de la copia o de la ideológica del propio título original, el
juez deberá ordenar al preséntate que manifieste el motivo no haber
producido sino un traslado del original, y que indique la persona en cuyo
poder se encuentra éste o la oficina o lugar en que repose, como si cursara,
verbigracia, en un expediente judicial, administrativo o si hubiese sido
incorporado a un legajo de comprobante de alguna oficina de registro.
Siempre será necesario conocer y apreciar las razones por las cuales el
presentante ha tenido que utilizar una copia o traslado, y cualquiera que
sea el motivo fundamental de la tacha, la confrontación, del original y de la
copia producida, será una medida de la más elemental previsión.
Inspección de los protocolos y registros para confrontarlo con el
instrumento original impugnado
A la mayor brevedad, antes de procederse a la evacuación de las pruebas,
el tribunal ordenara practicar una inspección de los protocolos o registros
del instrumento público, a fin de hacer la confrontación de éste con aquellos.
Deberá al efecto trasladarse a la oficina correspondiente, si esta se hallare
en el lugar del asiento del tribunal, y levantar el acta o las actas que fueren
necesarias, en que se deje constancia de todos y cada na delos
pormenores de la operación practicada; pero si la oficina estuviese fuera del
lugar del juicio, se comisionara para los mismos efectos al juez de mayor
categoría en primera instancia de la localidad expresada.
Declaración del funcionario público y los testigos instrumentales del
acto de otorgamiento
El juez ordenara que se haga declarar de oficio al funcionario y a los
testigos instrumentales, pero no se permitirá dar testimonio anticipado a
solicitud de parte. En consecuencia, el tribunal de la causa, si practicase por
sí mismo la inspección y confrontación que se señalase en el punto anterior,
o bien el juez comisionado, cuando éste sea el caso, deberán constituirse
en la oficina en que se hallen los protocolos o registros respectivos para
hacer comparecer al funcionario y a los testigos instrumentales que
hubieren autorizado el instrumento tachado, a fin de que, con vista de él, y
de los protocolos y registros, e impuestos de los escritos de impugnación y
sus contestaciones, que le serán leídos, declaren con precisión y claridad
sobre la efectividad o ficción del otorgamiento, si están o no exactamente
transcritas las declaraciones hechas por los otorgantes, si son auténticas o
falsificadas las firmas todas que autorizan el título, o solamente algunas, si
los hechos de que han dado fe pasaron o no como aparecen referidos, si
encuentran o no alteraciones hechas en el cuerpo del instrumento o en el
texto de los protocolos y registros y sobre todo aquello, en fin, que puedan
informar en relación con el otorgamiento y con los hechos alegados en la
demanda o escrito de tachay en sus contestaciones. Las partes podrán
estar presentes, pero no repreguntar por si mismas al funcionario y a los
testigos instrumentales, debiendo para ello valerse del juez, indicándoles las
preguntas que quieren hacer, y las cuales serán formuladas por dicho
magistrado con sencillez y claridad, caso de juzgarlas pertinentes.
En estos actos, deberá procederse como en toda declaración de testigos,
de manera que éstos serán examinados por separado, en el día y hora
prefijado, bajo juramento y llenándose, en fin, todas las demás
formalidades y requisitos que la Ley prescribe al efecto.
No habrá de tomarse en cuenta, las declaraciones que el funcionario público
y los testigos instrumentales hubieren rendido anticipadamente. A uno y otro
les esta prohibido declarar en tales condiciones, fuera del juicio.
Las declaraciones con vista al instrumento tacha y a los protocolos y
registros, no son posible sino cuando el funcionario y todos o alguno de los
testigos instrumentales se hallan en la misma localidad que la oficina en
que ha de hacerse la confrontación; pero aun cuando haya de prescindirse
en ellas del requisito de deponer ante los deponentes los protocolos y el
titulo impugnado, siempre se les deberá tomar, librando despacho o
exhorto al juez de sustanciación de más categoría en primera instancia del
lugar en que residan el funcionario y los testigos de cuyo examen se trate.
La prueba de testigos
La prueba de la tacha por medio de testigos debe ser promovida, según lo
señalado anteriormente, al segundo día después del decreto que en que se
determinen los hechos sobre que haya de recaer la prueba admisible, con
indicación de su domicilio o residencia de las personas que han de ser
llamadas a declarar.
La admisibilidad de la prueba testimonial en los juicios o en las incidencias
de tacha de falsedad pudiera parecer contraria al principio que sanciona el
artículo 1387 del Código Civil, según el cual no debe admitirse las prueba
de testigos para para probar lo contrario de una convención contenida en
instrumentos públicos o privados o lo que la modifique, ni para justificar lo
que se hubiese dicho antes al tiempo o después de su otorgamiento,
aunque se trate en ellos de un valor menor de dos mil bolívares; pero no lo
es, y así se reconoce con solo pensar que de lo que se trata es de probar
con testigos la falsedad del título, los hechos materiales de falsificación o las
adulteraciones de la verdad que aparezcan en el instrumento, pero de
ninguna manera de suplir una prueba testifical para desvirtuar el valor de la
escrita.
Prueba de testigos, la coartada
Tal como se ha explicado, respecto de las formalidades que han de llenarse
en el examen oficioso del funcionario público y los testigos instrumentales,
es aplicable el examen de los testigos presentados por las partes. En la
regla 9 se dictan sin embargo, ciertas disposiciones especiales relativas al
valor y al número de testigos, cuando esta prueba tenga por objeto
demostrar coartada. Siempre que se quiera, en efecto para acreditar
inculpabilidad, probar que en el momento en que se perpetro o ejecutó el
hecho delictuoso indebido de que se trate, se estaba ausente del lugar en
que se supone haberse cometido, se hace una prueba indirecta, harto
peligrosa e insegura, por expuesta a errores y por prestarse a
complacencias poco comprometedoras por parte de los declarantes, por lo
que el legislador, para admitirla en materia de tacha, exige que los testigos,
a más de contestes, esto es, de resultar conforme en sus dichos, sepan leer
y escribir, sean mayores de toda excepción, de edad bastante para poder
conocer los hechos verificados en la época del otorgamiento del
instrumento de que se trate, y en número de cinco por lo menos. Pero es
tan grande y tan fundada la desconfianza que dicha prueba inspira al
legislador, que, aun en el caso de que se le haya evacuado con resultado
positivo para el promovente, porque los testigos hayan afirmado la coartada,
se deja al juez en libertad de darla por no probada, si otras circunstancias
constantes en autos obstan, a su juicio, para considerarla suficientemente
probada.
Prueba escrita
Independientemente del valor probatorio que la ley reconoce en los juicios
e incidencias de tacha a la inspección de los protocolos y registros, y a su
comprobación con el instrumento impugnado, así como a las de éste con su
original, si se tratase de la tacha de una copia, las partes pueden, al
promover alguna experticia, producir instrumentos de comparación
indubitados, y tanto las partes, como los testigos de la coartada alegada por
alguna de aquellas, pueden exhibir instrumentos que confirmen o contraríen
la referida coartada. Además de estos, pueden las partes todo tipo de
instrumentos públicos y privados, en apoyo de los motivos de tacha y de sus
demás alegaciones pertinentes.
Ahora bien, podrán las partes a su vez tachar de falso los instrumentos a tal
efecto producidos? La respuesta es sí. La tacha de falsedad promovida
como pretensión principal es un juicio civil ordinario en que las partes
pueden tener la necesidad de tachar algún instrumento que obre en él, y no
habiendo precepto expreso que la vede, es natural que se le dé curso a la
incidencia respectiva. Pero puede haber duda respecto de si en una tacha
incidental, que no es un juicio civil ordinario autónomo, sino una mera
incidencia surgida en el curso de un juicio principal, puede promoverse otra
incidencia de tacha.
Experticias
La experticia es una de las pruebas más socorridas en esta clase de
procedimiento, pues en materia de falsificación de firmas, imitación de
letras y otras falsedades materiales semejantes, en que se requiere cotejar
escritos diversos, nada se haya tan indicado como solicitar el dictamen de
personas con conocimientos especiales, el cual permite al juez formar un
concepto acertado sobre la verdad o inexactitud de los hechos que se trata
de esclarecer.
En la regla 10 se dispone que los instrumentos de comparación que se
pretende producir, sea de los en el artículo 448 del Código de procedimiento
Civil, se califican como indubitados, esto es, instrumentos sobre cuya
procedencia, firma y escritura no haya discusión entre las partes, y pueden
servir al tenor de lo establecido en la disposición legal citada, a que ha
lugar en los casos de reconocimiento de instrumentos privados.
Las presunciones e indicios
Las presunciones hominis de que no le es posible prescindir el juez cuando
tiene que apreciar declaraciones de testigos, son, por consiguiente,
admisibles en materia de tacha, tanto más cuanto que los informes
periciales y los indicios que arrojen los actos de inspección de registros y
protocolos de confrontación de éstos con el título impugnado y de copias y
originales, , rara vez constituye pruebas directas, sino meras presunciones
simples, que el tribunal deberá estimar soberanamente, y que, cuando
componen, según su criterio, la plena prueba base de su convicción y de su
fallo, son una apreciación de hechos no censurables en casación.
Suspensión del procedimiento de tacha
En el curso de impugnación o de la incidencia de tacha pueden sobrevenir,
antes de la sentencia, la terminación del procedimiento por transacción de
las partes o su suspensión, por cursar sobre los mismos hechos a que él se
contrae, el correspondiente juicio penal ante los jueces competentes en esa
materia.
I Transacción de las partes, requisitos de validez
Se dispone en la regla 15 que la transacción respecto de la tacha es
permitida entre las partes, pero que requiere para su validez, además del
informe del Ministerio Público, la aprobación del tribunal, que no la dará
cuando, a su parecer, fuere aquella contraria a la moral o al orden publico.
La opinión del Ministerio Publico es meramente informativa, y sus
conclusiones no vinculan al juez, quien puede libremente adoptarlas o
apartarse de ellas, pues, como es sabido, el Ministerio Publico no es en el
juicio sino una parte de buena fe.
II Suspensión del procedimiento civil de tacha por cursar juicio penal
En materia de falsedad, la jurisdicción civil debe ceder ante la penal,
cuando haya un delito que juzgar y un culpable a quien castigar, pues si, en
esa hipótesis, cursare primero el juicio civil de tacha para invalidar el
instrumento, y se incoare posteriormente la acción penal para determinar la
culpabilidad del autor del hecho punible, ocurrirá un dualismo jurisdiccional,
más que inútil, dañoso. En la demanda de impugnación de un instrumento,
la circunstancia de haber un juicio penal, pendiente sobre los hechos
fundamentales de la tacha de falsedad demandada, es decir, de existir una
cuestión prejudicial que reclamare ser resuelta en un proceso distinto, haría
prosperar la cuestión previa correspondiente, y determinaría la suspensión
del procedimiento hasta que aquella cuestión fuere resuelta. Pero como
pudiera suceder que el juicio penal no se instaurare sino después de
pasada la oportunidad procesal de alegar la cuestión previa o que la tacha
hubiere sido propuesta por vía incidental, el legislador al tenor de lo
dispuesto en la regla 11, dispone la suspensión del procedimiento civil de la
tacha, cuando quiera que aparezca comprobada la existencia del juicio
penal. Esa suspensión es de orden público, y el tribunal deberá decretarlas
de oficio, si la cuestión previa no fuere o no pudiere ser opuesta
oportunamente en el juicio principal de falsedad, o si las partes se
abstuvieren de solicitarla.
Una excepción comporta, sin embargo, el precepto de suspensión referido;
pues si el tribunal encontrare que la causa o alguno de sus capítulos
pueden decidirse independientemente del instrumento impugnado o
tachado, deberá continuar el procedimiento. Esta excepción, como se ve, es
referente a la hipótesis de seguirse la tacha incidentalmente, pues cuando
la impugnación del instrumento material de juicio penal de falsedad se hace
por acción principal, como este proceso no podrá en ningún caso
sentenciarse con independencia del instrumento tachado, porque sobre su
falsedad o validez debe recaer precisamente el fallo definitivo, es obvio que
dicho procedimiento de tacha deberá paralizarse necesariamente en todo
caso hasta la terminación del juicio penal.
Influencia de la sentencia recaída en el juicio penal sobre la apreciación
que de los hechos haya de hacer el juez civil al fallar en el procedimiento de
la tacha
La determinación que haya recaído respecto de los hechos materia del
juicio penal de falsedad ha de ser respetada por el juez civil al fallar sobre la
tacha. Seria absurdo que pudiera apreciarlos de manera distinta, y que
fueran dictadas sobre el mismo punto dos decisiones contradictorias,
porque es precisamente para evitarlo que el procedimiento civil se paraliza
hasta la terminación de la causa penal
Mas como no siempre la sentencia que pone término a ésta recae sobre el
fondo del asunto, el juzgador civil conserva en tal hipótesis su plena facultad
de apreciación. De las diversas especies de sentencia que pueden recaer
en el juicio penal, las condenatorias, las absolutorias, de sobreseimiento y
de suspensión del procedimiento, ponen termino a la instancia, pero no
todas versan sobre el fondo del asunto. Las dos primeras siempre deciden
sobre él, pues la condenatoria es una declaración judicial de que está
comprobado el cuerpo del delito, esto es, de que existe la falsedad del
instrumento impugnado; la absolutoria la declaración irrevocable de no
existir la expresada falsedad. Las de sobreseimiento, con excepción de las
que dan por comprobadas la cosa juzgada y las que declaran la
irresponsabilidad del agente por haber ejecutado el hecho en estado de
locura o imbecibilidad, no examinan ni deciden si está o no demostrada la
falsedad, o el sobreseimiento por la extinción de la acción penal, por la
muerte del imputado, la prescripción de la acción penal, amnistía o indulto y
la prescripción de la acción penal, el juez civil al decidir la tacha podrá
apreciar libremente los hechos.
La sentencia
Concluido el término de pruebas, si el tribunal para pronunciar sentencia no
está obligado a atenerse a la decisión que sobre los hechos de la tacha
haya dictado l autoridad judicial competente en la penal, podrá apreciarlos
soberanamente, pero sin que pueda dejar de ceñirse a los preceptos
legales al efecto establecidos en la regla 12 del artículo 442 del Código de
procedimiento Civil, a saber:
I Que las declaraciones del funcionario y de todos o la mayor parte de los
testigos instrumentales, contestes en sostener sustancialmente la
autenticidad del instrumento y de los hechos del otorgamiento, no pueden
desecharse, aun cuando se advierta en ellos divergencias en pormenores,
siempre que las circunstancias del caso, como la avanzada edad de los
declarantes, el largo tiempo transcurrido desde que ocurrieron los hechos
declarados u otras análogas, puedan explicar las faltas de recuerdo y las
contradicciones sobre detalle.
II Que contra el valor probatorio de tales declaraciones no puede
prevalecer sino una prueba concluyente de la falsedad
III Que en todo caso de duda se debe sostener la autenticidad del
instrument6o, sin que valgan en tal hipótesis para pronunciar su falsedad,
ni aun el desconocimiento de que su firma hiciere el funcionario que lo
autorizó, cuando se hubiere probado de algún modo la autenticidad de la
misma.
Estas reglas de apreciación son lógica consecuencia de la fe que, por
necesidad y conveniencia social, merece el instrumento público, en favor de
cuya autenticidad y la verdad de las declaraciones que contiene, existe una
presunción que no admite otra prueba que la plena y concluyente de la
falsedad. Si sobre esta última hay dudas, o si el funcionario público y los
testigos instrumentales ratifican, aunque solo sea sustancialmente la verdad
de lo que sus firmas acreditan al pie del título tachado, la impugnación de
falsedad no puede, ni debe prosperar. Es mayor el peligro común de hacer
fácil y corrientemente invalidable de la fe del instrumento público, que el de
declarar autentico un título, de que no hay sino sospechas, por más grandes
que sean, de la falsedad moral o material que se le imputa.
La naturaleza de la tacha de falsedad y la trascendencia de sus efectos han
obligado en todo tiempo a los legisladores a proclamar la necesidad de
pruebas más claras y más evidentes que en los otros delitos. El legislador
venezolano ha demostrado igual preocupación en las reglas apuntadas.
Determinaciones que pueden ser consecuencia del fallo que declare
con lugar la tacha: La cancelación, reforma y renovación del
instrumento tachado
La sentencia que declare con lugar la tacha podrá dictar o no, según las
circunstancias del caso, las medidas necesarias para la cancelación en
todo o en parte, o la reforma o la renovación del instrumento a que ella se
contraiga. No será potestativo del tribunal acordar o no las referidas
providencias cuando hubiere sido solicitada por las partes y aparecieren
como una consecuencia necesaria de la decisión sobre la tacha. Si no se
las hubiere solicitado, el juez apreciara si hay o no necesidad de que las
decrete de oficio, y si el caso lo autoriza para hacerlo.
Conforme a lo establecido en el artículo 1922 del Código Civil, cuando
fuere ejecutoriado el fallo que ordene la cancelación, reforma o renovación
del acto declarado falso total o parcialmente, se le deberá registrar, como se
hace con las sentencias firmes que pronuncian la nulidad, resolución,
rescisión o renovación de un acto registrado, estampándose además la nota
de referencia correspondiente al margen del acto materia de dicho fallo. Ello
bastara sin duda alguna, para que el título aludido no produzca erga omnes
otros efectos que los declarados en la sentencia registrada, pues no sería
posible de otra manera la ejecución de ésta, si la parte condenada a
otorgar un nuevo título reformado o renovado se negase a hacerlo, o no lo
pudiere a pesar de su voluntad.
Condenación en costas y en la correspondiente indemnización de
perjuicios pronunciada contra el litigante que hubiere impugnado el
instrumento con temeridad
Cualquiera que haya de ser la decisión sobre la tacha, el tribunal deberá
atenerse, respecto de la condenación encostas del juicio o de la incidencia,
a lo dispuesto en el artículo 274 del Código de Procedimiento Civil, pero
impondrá además la correspondiente indemnización de perjuicios a quien
hubiere impugnado o tachado el instrumento por temeridad.
Efectos de la sentencia firme civil o penal que declare la autenticidad
del instrumento
La ejecutoria del fallo recaído en el juicio de impugnación o en la incidencia
de tacha, que declare la autenticidad del título tachado, solo produce
efectos entre las partes litigantes.
La ley no señala nada acerca de los efectos de la sentencia que declare la
autenticidad del instrumento tachado con relación a los terceros, sin
embargo, pienso que aplican a dichas sentencias los principios de derecho
común relativos a la cosa juzgada.
La tacha de falsedad de los instrumentos privados
Artículo 443 del Código de Procedimiento Civil. …”Los instrumentos
privados pueden tacharse por los motivos especificados en el Código Civil.
La tacha deberá efectuarse en el acto del reconocimiento o en la
contestación de la demanda, o en el quinto día después de producidos en
juicio, si antes no se los hubiese presentado para el reconocimiento, o en
apoyo de la demanda, a menos que la tacha verse sobre el reconocimiento
mismo.
Pasadas estas oportunidades sin tacharlos, se tendrán por reconocidos;
pero la parte, sin promover expresamente la tacha, puede limitarse a
desconocerlos en la oportunidad y con sujeción a las reglas que se
establecen en la Sección siguiente. En el caso de impugnación o tacha de
instrumentos privados, se observarán las reglas de los artículos
precedentes, en cuanto les sean aplicables”...
Los documentos privados antes de ser reconocidos o de deberse tener por
reconocidos, o después de haberlo sido, son susceptibles de tacha como
los instrumentos públicos, pero la diferencia de los efectos que producen
aquellos antes, o después del reconocimiento, establece
consecuencialmente diferencia en el modo, tiempo y materia de la tacha,
según se la deba proponer antes o después de haber sido reconocidos.
El instrumento privado no reconocido carece en absoluto de valor
probatorio: el reconocido o tenido legalmente por reconocido tiene entre las
partes y respecto de terceros, la misma fuerza probatoria que el público en
lo referente al hecho material de las declaraciones y constituye una
presunción iuris tantum de la verdad de esas declaraciones, porque solo
hace fe de tal verdad hasta prueba en contrario. Así pues, si la tacha del
instrumento público es necesaria y forzosa, porque ella es el único medio
posible para desvirtuar el valor probatorio de éste, la de los instrumentos
privados no reconocidos es voluntaria, porque ella solo constituye uno de
los medios utilizables para impedir que lleguen a adquirir fuerza probatoria,
como que la parte a quien se le oponga o a quien se le exija su
reconocimiento, puede optar entre proceder directamente a tacharlos, por
vía principal o incidental, o limitarse a desconocerlos de la manera que la
ley establece al efecto (444 Código de Procedimiento Civil) . cuando al
instrumento privado reconocido legal o voluntariamente, siendo, como es,
idéntico en sus efectos probatorios al instrumento público en lo que se
refiere al hecho material de las declaraciones, no dejara de hacer fe de tal
hecho sino se prueba su falsedad, vale decir, si su tacha no versa sobre el
reconocimiento mismo. La tacha en este caso, como la del instrumento
público, es necesaria. En cambio, para demostrar la inexactitud o falta de
verdad de las declaraciones que contiene, la tacha no es admisible sino
se impugna de falso el acto del reconocimiento o si no se basa la
impugnación en que después del reconocimiento se han hecho alteraciones
materiales en el cuerpo de la escritura, porque una vez aceptada la verdad
del reconocimiento, se podrá admitir toda clase de prueba en contrario de
la verdad de las declaraciones hechas, pero no de que se las hizo
falsamente. Pueden no ser verdaderas, pero no falsas.
Conforme a esas razones, que no son sino argumentos deducidos del texto
del artículo 1363 del Código Civil, el artículo 1381 del mismo Código
establece que:
…” Sin perjuicio de que la parte a quien se exija el reconocimiento de un
instrumento privado se limite a desconocerlo, puede también tacharlo
formalmente con acción principal o incidental:
1º Cuando haya habido falsificación de firmas.
2º Cuando la escritura misma se hubiere extendido maliciosamente, y sin
conocimiento de quien aparezca como otorgante, encima de una firma en
blanco suya.
3º Cuando en el cuerpo de la escritura se hubiesen hecho alteraciones
materiales capaces de variar el sentido de lo que firmó el otorgante.
Estas causales no podrán alegarse, ni aun podrá desconocerse el
instrumento privado, después de reconocido en acto auténtico, a menos
que se tache el acto mismo del reconocimiento o que las alteraciones a que
se refiere la causal 3º se hayan hecho posteriormente a éste”...
La simulación, el fraude y el dolo en que hubieren incurrido los
otorgantes de un instrumento
La simulación, el fraude y el dolo en que hubieren incurrido los otorgantes
de un instrumento, sea este público o privado, no darán en ningún caso
motivo a la tacha del mismo, porque no implican falsedad. Los actos son
simulados porque tienen una apariencia diferente de la realidad, y porque
en ellos contrastan las declaraciones y formas extrínsecas con lo que
constituye la verdadera intención y la voluntad de las partes respecto de la
sustancia o lo intrínseco del acto mismo. En la simulación hay por lo tanto,
una verdad encubierta, pero ese acto en que se la encubre, es verdadero o
autentico, pero no falso. De la misma manera, el dolo, o sea, las
maquinaciones o medios engañosos conque una persona sorprende o
induce a error el consentimiento de otra, y el fraude, o sea, los medios
ilícitos puestos en práctica para eludir el cumplimiento de obligaciones
legales o contractuales, vician el acto en que ocurren, pero no le quitan su
autenticidad, ni lo hacen falso. Sería por consiguiente absurdo autorizar el
procedimiento de tacha para invalidar un acto autentico, cuando la ley pone
a disposición de los interesados acciones y recursos ordinarios para
comprobar la simulación, el fraude y el dolo en que se haya incurrido al
otorgar dicho acto.
Ventajas del procedimiento de negación o desconocimiento de la firma
sobre el relativo a la tacha
Rara vez y solo por especiales razones de conveniencia excepcional,
preferirá la parte interesada el procedimiento de tacha del instrumento
privado no reconocido, al más sencillo y menos aventurado de negar o
desconocer dicho instrumento, o de declarar, si fuere el caso, que no
conoce la firma de su causante, pues en el primer procedimiento,
independientemente del peligro de sucumbir en la demanda y de ser
condenado al pago de las costas y de los perjurios, el querellante tiene la
carga de la prueba, en tanto que en el segundo, la carga de la prueba
corresponde al que exige y necesita el reconocimiento
Oportunidad en que debe efectuarse la tacha del instrumento privado
Debe realizarse al quinto día después de ser producido en el juicio, siempre
que no haya sido producido en el libelo de la demanda, o que antes de ser
exhibido para hacerlo valer en juicio, no le hubiere sido presentado a dicha
parte para su reconocimiento. La primera hipótesis impone la necesidad de
la tacha en la contestación de la demanda, y la segunda, la de proponerla
en el acto del reconocimiento. La oportunidad del quinto día será siempre
utilizable aunque el instrumento hubiere sido reconocido por su otorgante,
porque en tal caso la tacha no podrá versar sino sobre el reconocimiento
mismo.
El señalamiento de esas oportunidades supone que no se trata sino de la
tacha incidental. Si la impugnación se hiciere en vía principal, es claro que
el interesado podrá intentar su demanda sin sometimiento a oportunidad
especial alguna.
Si la partea quien se le opone en juicio un instrumento privado no
reconocido, renunciando a la opción que le da la ley entre tacharlo o
desconocerlo, dejare de hacer uso oportunamente de uno u otro recurso, el
tribunal tendrá por reconocido el instrumento.
En la promoción del juicio de impugnación o de la incidencia de tacha de
los instrumentos privados, así como en la sustanciación de uno y otro
procedimiento, deberán ser observadas las reglas relativas a la tacha de los
instrumentos públicos, con las únicas excepciones ya expuestas, referentes
a la procedencia y oportunidad de su promoción, y las de aquellas reglas
que por la naturaleza de los instrumentos privados hace evidentemente
inaplicables a su impugnación
http://lotharhauser-ujap.blogspot.com/2020/09/division-objetiva-de-las-pruebas_14.html
Artículo 400. Admitidas las pruebas, o dadas por admitidas conforme a los
artículos precedentes, comenzarán a computarse los treinta días destinados
a la evacuación; pero si hubieren de practicarse algunas mediante comisión
dada a otro tribunal, se hará el cómputo del lapso de evacuación del
siguiente modo:
I Evacuación ante el tribunal comisionado de la misma localidad
1.- Si las pruebas hubieren de practicarse en el lugar del juicio, se contarán
primero los días transcurridos en el Tribunal después del auto de admisión
hasta la salida del despacho para el juez comisionado, exclusive, y lo que
falta del lapso, por los días que transcurran en el Tribunal comisionado, a
partir del día siguiente al recibo de la comisión.
II Evacuación ante el tribunal comisionado residente en localidad
diferente a la del tribunal de la causa
2.- Si las pruebas hubieren de evacuarse fuera del lugar del juicio, se
contarán a partir del auto de admisión: primero el término de la distancia
concedido para la ida; a continuación, los días del lapso de evacuación que
transcurran en el Tribunal comisionado, a partir del día siguiente al
vencimiento del término de la distancia, de lo cual dejará constancia el
comisionado; y finalmente, el término de la distancia de vuelta. No se
entregarán en ningún caso a las partes interesadas los despachos de
pruebas para los jueces comisionados. Si las comisiones no fueren libradas
por falta de gestión del interesado, el lapso de evacuación se computará por
los días que transcurran en el Tribunal de la causa
Autos para mejor proveer (401 CPC)
Los autos para mejor proveer están destinados a esclarecer puntos dudosos
que hayan sido materia de debate judicial, y poder así fallar con mejor
conocimiento de causa. por tratarse de disposiciones de excepción,
derogatorias del principio que prohíbe al juez obrar de oficio en materia
contencioso (11 CPC) y que le ordena atenerse a lo alegado y probado en
autos,el legislador ha cuidado en ello no dar facultad al juez para suplir
ninguna prueba, ni para traer a los autos medio alguno de que las partes no
se hayan valido (12 CPC), limitando su poder inquisitorial a esclarecer,
ampliar o verificar por si mismo, determinados puntos ya constantes en
autos, cuando a su juicio, lo requiera para ser rectamente apreciados
Qué pasa cuando el juez no dicta el Auto de Admisión o rechazo de las
pruebas
Artículo 399 CPC Si el Juez no providenciare los escritos de prueba en el
término que se le señala en el artículo anterior, incurrirá en una multa
disciplinaria de quinientos a mil quinientos bolívares, que le impondrá el
Superior de acuerdo con el artículo 27; y si no hubiere oposición de las
partes a la admisión, éstas tendrán derecho a que se proceda a la
evacuación de las pruebas, aun sin providencia de admisión… Omisssis…
Qué pasa cuando habiendo oposición a los medios de prueba de la
contraparte, el juez no decide sobre dicha oposición.
… Omissis… Artículo 399 CPC Si hubiere oposición sobre la admisión de
alguna prueba, no se procederá a evacuar ésta sin la correspondiente
providencia.
Apelación sobre la admisión o negativa de admisión de las pruebas
402 CPC De la negativa y de la admisión de alguna prueba habrá lugar a
apelación y ésta será oída en ambos casos en el solo efecto devolutivo. Si
la prueba negada fuere admitida por el Superior, el Tribunal de la causa
fijará un plazo para su evacuación y concluido éste, se procederá como se
indica en el artículo 511. Si la prueba fuere negada por el Superior, no se
apreciará en la sentencia la prueba si hubiere sido evacuada.
http://lotharhauser-ujap.blogspot.com/2014/10/lapsos-probatorios.html
Qué es prueba
Para Sentís Melendo, “la prueba no consiste en averiguar sino en verificar.
Averiguar, según el mismo autor, significa tender, ir, caminar, hacia algo, en
este caso la verdad; mientras que verificar se refiere a hacer o presentar
como verdad, como cierto.
Prescindiendo ahora de si la función de la prueba es alcanzar la verdad
(procesal o material) u otra distinta, en términos similares se han
pronunciado Montero Aroca al señalar que la actividad probatoria no es
investigadora, sino verificadora de las afirmaciones de hecho de las partes
y Muñoz Sabaté, quien sostiene que la investigación no es prueba” y que
“la prueba es verificación de una afirmación.
El juez no averigua los hechos sometidos a controversia, sino que verifica
los hechos aportados por las partes para reconstruir la pequeña historia del
proceso. Averiguar los hechos y aportarlos al proceso es carga de las
partes, verificar los hechos ya aportados al proceso es deber del juez.
De allí es que el autor Sentís Melendo defina la prueba como la
“verificación –de afirmaciones– utilizando fuentes que se llevan al proceso
por determinados medios –aportadas aquéllas por los litigantes y dispuestos
éstos por el juez– con las garantías jurídicas establecidas –ajustándose al
procedimiento legal– adquiridas para el proceso –y valoradas de acuerdo
con las normas de la sana crítica– para llegar el juez a una convicción libre”
Qué se prueba
El objeto de la prueba no son los hechos, sino las afirmaciones que sobre
los hechos efectúan las partes, tal como apunta Sentís Melendo, o los
enunciados sobre hechos, como indica Tarrufo. Los hechos existen en la
realidad, fuera del proceso, y en el proceso se verifican las afirmaciones
que las partes efectúan sobre los mismos y a través de los escritos de
alegaciones. Incluso autores que han defendido que en el proceso se
prueban los hechos han matizado su postura. Así Friedrich Stein, tras
afirmar que son objeto de prueba los hechos, añade que “el juez sólo se
enfrenta directamente con los hechos en la inspección ocular. En todos los
demás casos, se le presentan como afirmaciones de las partes”.
Constituyen, pues, objeto de la prueba las afirmaciones de los hechos que
las partes tienen la carga de alegar e introducir en el proceso (12 y 506
CPC). Pero, con dos matices:
Primero: Las normas jurídicas (básicamente, el derecho extranjero y la
costumbre) como objeto de prueba merecen tratamiento específico
Tradicionalmente se ha considerado que la ley extranjera era, desde el
punto de vista procesal, un hecho sujeto a la carga de alegación y prueba
por las partes.
Segundo: No todos los hechos se prueban, sino únicamente los hechos
controvertidos. Por hecho controvertido entendemos el hecho afirmado por
una parte y contradicho por la contraria o sobre el que la adversa guarda
silencio, pues no en vano el legislador ha impuesto al demandado la carga
procesal de pronunciarse expresamente en su contestación sobre los
hechos alegados por el actor con la demanda, bajo la sanción que el
silencio se consideran como admisión de hechos (362 y 367 CPC). Por lo
demás, los hechos afirmados por ambas partes en sus escritos de
alegaciones, o los hechos que afirmados por una de las partes son
reconocidos por la adversa, son hechos admitidos y, como tales, exentos de
prueba (389 ordinal 2° y 3°CPC) .
El Código de Procedimiento Civil determina el objeto de la prueba, mediante
una cláusula general, referida a los hechos 506 CPC); una cláusula
particular, referida a las normas jurídicas, esto es, el derecho (12 CPC), Y
una dispensa absoluta de prueba, referida a los hechos sobre los que exista
conformidad (389 ordinal 3° CPC); y una dispensa de prueba, referida a los
hechos notorios (506 CPC).
Se articulan, además, sendas dispensas de prueba. Una, que afecta a los
hechos admitidos (389 ordinal 2° y 3°) –con la salvedad de los procesos no
dispositivos- (11 CPC) –. Y otra, que afecta los hechos notorios. En
realidad, y mediante estas dispensas de prueba, el legislador concreta, por
vía negativa, el verdadero alcance del objeto de la prueba: los hechos
controvertidos. Se trata, por ende, de normas necesarias en la medida que
concretan el objeto de la prueba.
Quién prueba
Aquí debemos distinguir entre cargas de las partes y facultades del juez. A
las partes les corresponde la carga de alegar y probar. Incumbe a las partes
la función de averiguar las fuentes de prueba y aportarlas al proceso, y no
es tal misión la del juez, so pena de subvertir la función de juzgar o
menoscabar el insoslayable deber de imparcialidad. judicial. Nadie mejor
que las partes conoce los hechos y puede aportar las fuentes de prueba
ante el juez.
Las partes son, por ende, quienes tienen la carga de la prueba y quienes
sufren también los riesgos por la falta de prueba, pues como apunta
Rosemberg, “el problema de la carga de la prueba sólo se presenta cuando
la prueba no se ha producido”. Por el contrario, de existir prueba, no
resultan de aplicación las reglas sobre la distribución de la carga de la
prueba, y entran en juego las normas sobre valoración de la prueba.
La carga de la prueba de los hechos, por ende, corresponde a las partes, y
en eso consiste precisamente el principio de aportación de parte, que
atribuye a las partes la carga de la alegación y de la prueba. El juez tiene,
eso sí, el deber de admitir (o, en su caso, inadmitir) los medios de prueba y
con ello la clave para introducir las fuentes de prueba en el proceso. Y tiene,
por supuesto, el deber de valorar las pruebas a los efectos de motivar la
sentencia, como exigencia legal (509 CPC), elevada ya a rango
constitucional (49 CRBV).
EL Código de Procedimiento Civil impone a las partes la carga de aportar
las fuentes de prueba (506 CPC) y reserva al juez el juicio sobre su
admisión o, en su caso, inadmisión y ello con respecto de cada una de las
pruebas que hayan sido propuestas (398 CPC). Pero también admite el
CPC la iniciativa probatoria de oficio con carácter reglado, (11, 401, 451,
472, 502, 503, 504 y 514 CPC)
Esta iniciativa probatoria ex officio iudicis, cuyas manifestaciones más
destacadas son la facultad de indicación de insuficiencia probatoria en
asuntos no contencioso (11 CPC), las diligencias para mejor proveer (401
y 514 CPC), y la intervención judicial en la práctica de algunas pruebas (ad
exemplum, la facultad de solicitar aclaraciones y adiciones a las partes,
testigos y expertos (862 CPC), debe estar sujeta a un serie de
presupuestos, límites y garantías, para preservar el insoslayable deber de
la imparcialidad judicial (15 CPC).
Debe valorarse positivamente que el legislador, haya establecido reglas
sobre la iniciativa probatoria, optando por un modelo procesal civil en el que
otorgando, con carácter general, la iniciativa probatoria a las partes, se
reconocen limitadas concesiones a la iniciativa probatoria ex officio iudicis.
Es de esperar que la prudencia y moderación de los jueces en su quehacer
cotidiano, la labor de integración de la doctrina jurisprudencial y las
aportaciones de la doctrina científica, contribuyan a perfilar las facultades de
las partes y los poderes del juez en materia tan decisiva como la probatoria.
Cómo se valora la prueba
La verificación de los hechos afirmados por las partes e introducidos en el
proceso a través los medios de prueba culmina con la valoración judicial en
la sentencia. Aquí debemos acotar el significado legal de la valoración de la
prueba, distinguir entre los sistemas tasados y los de libre valoración y, por
último, precisar el alcance de la expresión “en relación con las demás
pruebas de autos” o apreciación conjunta de la prueba.
Las pruebas se valoran al final del proceso. En efecto, las partes son
“dueñas” de las fuentes de prueba y al juez le corresponde introducirlas en
el proceso con la admisión de los medios de prueba. Pero una vez
introducidas en el proceso, las fuentes, que eran de las partes, dejarán de
serlo y se encuentran a disposición del juez para su valoración.
Una vez adquirida la prueba, por cualesquiera de las partes (principio de la
comunidad de la prueba o adquisición procesal), el juez inicia el proceso
mental de valoración de la prueba.
Este proceso se produce de manera distinta en la mente de cada juez e
incluso un mismo juez no siempre efectúa el mismo recorrido o iter en la
valoración probatoria. No podemos detenernos en la construcción de la
sentencia, pero si señalar que la valoración es la actividad judicial
consistente en la verificación de la afirmaciones fácticas de las partes (juxta
allegata) en orden a la fijación de los hechos controvertidos (juxta probata) y
su plasmación en la sentencia mediante la motivación del juicio de hecho,
sea atendiendo a reglas tasadas o a las reglas de la sana crítica.
Con carácter general, la motivación de la sentencia, recogida como
mandato procesal en el artículo 509 CPC implica determinar cuáles hechos
han resultados probados y en virtud de qué pruebas. De esta manera, y
como indica Taruffo, la motivación del juicio de hecho “satisface la exigencia
de control sobre la racionalidad del razonamiento del juez sobre las
pruebas”.
Es frecuente distinguir entre un sistema de prueba legal (o tasada) y un
sistema de libre valoración. En los primeros se atribuye a la prueba un
efecto determinado; en los segundos se somete a las reglas de la sana
crítica. Como apunta Taruffo, la prueba legal consiste “en la producción de
reglas que, predeterminan, de forma general y abstracta, el valor que debe
atribuirse a cada prueba”, es decir, que en un sistema de prueba tasada “es
la Ley la que, con independencia del convencimiento del Juez, le señala la
forma como ha de valorar las pruebas, imponiendo el criterio legal, fundado
en razones de seguridad jurídica o máximas de experiencia comunes o
generales.
Y en un sistema de libre valoración de la prueba no significa que el juez
pueda apreciar a su libre arbitrio los medios de prueba, sino que deberá
efectuarlo, conforme a principios o pautas seguros de enjuiciamiento de
acciones, conductas y hechos de relevancia procesal, depurándolos
conforme a las máximas de experiencia”. Y en palabras de Tarufffo, la libre
valoración “presupone la ausencia de aquellas reglas [las que
predeterminan el valor de la prueba] e implica que la eficacia de cada
prueba para la determinación del hecho sea establecida caso a caso,
siguiendo criterios no predeterminados, discrecionales y flexibles, basados
esencialmente en presupuestos de la razón”.
El Código de Procedimiento Civil establece normas de valoración tasada:
arts. 412 –para la absolución de posiciones juradas, el artículo 427 para el
caso del decisorio; en el Código Civil: arts. 1359 y 1360 sobre fuerza
probatoria de los documentos públicos, art. 1363 sobre fuerza probatoria de
los documentos privados.
En realidad, el legislador ha establecido un sistema de libre valoración de la
prueba, pues a salvo de las transcritas reglas de prueba tasada, existe una
gran libertad valorativa por el juez conforme a las reglas de la sana crítica
(testimonio, experticia, inspección judicial entre otros)
La expresión “en relación con las demás pruebas de autos” puede ser
ambivalente. Significa que los medios de prueba no puede ser valorados
aisladamente o tomando en cuenta alguno/s de ellos y prescindiendo del o
de los que conducen a una conclusión contraria.
El artículo 509 CPC, señala que “los jueces deben analizar y juzgar todas
cuantas pruebas se hayan producido, aun aquellas que a su juicio no fueren
idóneas para ofrecer algún elemento de convicción, expresándose siempre
cuál sea el criterio del Juez respecto de ellas”.
Acto seguido el artículo 510 CPC señala “los Jueces apreciarán los indicios
que resulten de autos en su conjunto, teniendo en consideración su
gravedad, concordancia y convergencia entre sí, y en relación con las
demás pruebas de autos
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