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CRIANZA INCONDICIONAL DE LOS PREMIOS Y CASTIGOS AL AMOR Y LA RAZON Comentarios al libro de Alfie Kohn Crianza Incondicional Titulo original en inglés: Unconditional Parenting, Moving from Rewards and Punishments to Love and Reason “Crianza Incondicional te hard pensar, y mucho, sobre el tipo de relacién que © ATRIA Books y Alfie Kohn, 2005 quiere con tu hijo, sobre tus prioridades en la crianza y sobre como evi tar muchos de los crrores de nuestros predecesores. Es lo que esperabamos de Traduccién: Laura Mascaré y Ramén Ollé Alfie Kohn y esta es, indudablemente, una de sus obras mas persuasivas e im- Revisién: Rosa Sorribas portantes. Por ti y por tus hijos... jléela!” F YF i i Disefio de cubierta: Ramon Ollé —Ross W. Child reene, autor de The Explosive Primera edicién, diciembre de 2012 “Ingenioso y provocador... Este vivido libro inquietara, con toda seguridad, a los padres que quieren ser dominantes . Aquellos que buscan métodos alterna- © Crianza Natural, S.L tivos de criar nifios amados y seguros de si mismos, sin embargo, acogeran efu- C/ Galileo, 4, nave 9 sivamente el mensaje de Kohn.” 08860 Castelldefels (Barcelona) —Publi shers Weekly ono: 93 654 23 69 Telé “Este libro destaca un importante principio de la crianza: la disciplina tiene Fax: 93 636 23 81 mais que ver con establecer una relacion adecuada con tu hijo que con disponer hepy/www.CrianzaNatural.com a jo q) F Ie las técnicas adec * Correo electrénico: info@CrianzaNatural.com de las técnicas adecuadas. William Sears, The Baby Book y The Discipline Book ISBN; 978-84-616-0871-3 “Me encontré queriendo subrayar cada frase de Crianza Incondicional, una Depédsito legal: B. 33469-2012 obra diferente, y un estimulo alentador, a la mayoria de otros libros sobre 7 crianza. Es suficientemente entretenido como para Iecrlo rapidamente, pero es Impreso por Litogama, S.L. t4 tan Ileno de ideas intelectualmente estimulantes que querrés tomarte tu Impreso en Espaiia i tiempo. Printed in Spain —Barbara Coloso, autora de Kids Are Worth It! Derechos reservados para todas las ediciones en castellano. Queda prohibida la repro- duceién o transmisién total o parcial por cualquier medio de impresién, electrénico 0 mecénico, en forma idéntica, extractada 0 modificada, en castellano o en cualquier otro idioma. “jUn regalo para los padres! Armado con voluminosa investigacién, Alfie Kohn expone el daiio inherente a las ampliamente aceptadas practicas discipli- Iternativas que permiten a los nifios iedad de poderosas narias y ofrece una convertirse en las personas mas consideradas, cuidadosas y responsables que puedan ser.” —Adele Faber, autora de Cémo Hablar para que sus Hijos le Escuchen y Cémo Escuchar para que sus Hijos le Hablen “Alfie Kohn mantiene una posicién crucial en el debate estadounidense sobre crianza. Crianza Incondicional es un libro muy importante que puede estimu lar, apoyar € incluso cambiar nuestra perspectiva sobre lo que los padres hacen.” —Michael Gurian, The Wonder of Boys y The Wonder of Girls “Alfie Kohn vuelve a hacerlo: coge un tema (la crianza) sobre el que se ha escri to y estudiado durante afios, y ajusta de una forma inteligente nuestra vision para que realmente podamos ver con claridad, No se limita a dar normas, sino que ofrece un profundo conocimiento y un fundamento basico para los pa- dres.” Joann Deak, autora de Girls will Be Girls INTRODUCCION CRIANZA CONDICIONAL, 18 2: DAR Y RETIRAR EL AMOR 3: DEMASIADO CONTROL 55 4: SECUELAS DE LOS CASTIGOS 71 5: PRESIONADOS PARA TRIUNFAR 83 6: 4QUE NOS RETIENE? 102 7: PRINCIPIOS DE LA CRIANZA INCONDICIONAL 126 8: AMOR SIN RESTRICCIONES 148 9: OPCIONES PARA LOS NINOS 174 10: LA PERSPECTIVA DEL NINO APENDICE © Estilos de Crianza: La Importancia de la Cultura. Ja Clase y la Raza REFERENCIAS Notas jCudnto més preciosa es un poco de humanidad que todas las normas del mundo! Jean Piaget INTRODUCCION Ae incluso de tenet hijos, sabia que ser padre iba a ser estimulante a la ver que gratificante. Pero, ent realidad, no sabia como. No sabia cuan agotador pod{a Hegar a ser, o cuan desorientado podia llegar a sentirme, o como, cada vez que mi paciencia llegaba a su limite, debia encon- trar el modo de conseguir mas. No entendia que, a veces, si tus hijos gritan tanto que los vecinos estan dis- puestos a llamar al departamento de menores, es porque les has dado la pasta equivocada para cenar. No me daba cuenta de que los ejercicios de respiracién profunda que se en- sefian a las madres en la preparacién al parto natural no empiezan a dar resul- tado hasta bastante después del nacimiento. No podia haber predicho cuan aliviado me sentiria al saber que los nifios de los demas se enfrentan a los mismos problemas y actian, en algunas cosas, igual que los mios. Todavia mas liberador es el descubrimiento de que otros padres también tienen momentos dificiles en los que se sorprenden a si mismos. renegando de sus propios hijos, preguntandose si vale la pena, 0 teniendo otros pensamientos innombrables. La conchusién es que la crianza de los hijos no es para los débiles. Mi esposa pina que es una prueba de tu capacidad para enfrentarte al desorden y a lo imprevisible; una prueba para la que no puedes estudiar, y una de esas en las que el resultado no siempre es tranquilizante. Olvida la “ciencia espacial” 0 la “neurocirugia”; cuando queramos hacer ver que algo no es tan dificil deberia mos decir: “no es como la crianza 10 CRIANZA INCONDICIONAL, Una consecuencia de esta dificultad $s que podemos estar tentados de cen- trar nuestras energfas en superar la resis encia de los nifios a nuestros requeri- mientos y conseguir que hagan lo que les mandamos hacer. Sino andamos con cuidado, este puede convertirse en nuestro objetivo principal, Podemos encon- trarnos juntandonos con toda esa gente que nos rodea que premia la docilidad infantil y valoran la obediencia a corto plazo por encima de todo. Hace aiios, durante un viaje a una conferencia, estaba sentado en un avion que acababa de aterrizar. En cuanto soné el jding! indicando que podiamos le- vantarnos y recoger nuestro equipaje de mano, uno de los pasajeros se inclind sobre la fila de asientos de delante y felicité a los padres de un nifio que estaba sentado alli, “jQué bueno ha sido durante el vuelo!”, exclamé mi compafiero de asiento. Considera por un momento la palabra clave de esa frase. Bueno es un adje- tivo que a menudo implica una carga moral. Puede ser sinénimo de ético, honorable-o compasivo. Sin embargo, en lo que a los nitios se refiere, Ia pala- bra no parece significar otra cosa que tranquilo 0, al menos, no un fastidio pa- ra mi, Al oir esa conversacién, otro jding! soné en mi mente. Me di cuenta de que eso es lo que mucha gente en nuestra sociedad par esperar de los niitos: no que sean atentos, creativos 0 curiosos, sino simplemente que se comporten correctamente, Un nifio “bueno”, desde la infancia hasta la adolescencia, es uno que no supone mucho problema para nosotros los adultos A lo largo de las dos tiltimas generaciones, las estrategias para tratar de con- seguir ese resultado probablemente han cambiado. En lugar de someter a los nifios a severos castigos corporales, ahora se les aplica el tiempo fuera 0, qui zs, se les ofrecen recompensas cuando obedecen. Pero no confundamos los nuevos métodos con los nuevos fines. El objetivo sigue siendo el de tener el control, incluso aunque usemos métodos mas modernos. Ello no se debe a que bordados por incontables presiones prosaicas de la vida familiar, en la que la ne no nos importen nuestros hijos, sino, mas bien, al hecho de estar de esidad de meter 0 sacar a los niiios de la cama, de la bafiera o del coche hace dificil que nos paremos a evaluar lo que estamos haciendo. Uno de los problemas de limitarnos a tratar de conseguir que los nifios hagan lo que les pedimos es que esto puede entrar en conflicto con algiin otro INTRODUCCION 11 objetivo, mas ambicioso, que tengamos para ellos. Esta tarde, tu principal pre ocupacidn con respecto a tu hijo puede ser que deje de armar jaleo en el stv permercado y aceptar el hecho de que no vas a comprar una gran y colorida ca ja de dulces con apariencia de cereales para el desayuno. Pero vale la pena pro En mis talleres para padres, me gusta empezar pre; eQué palabra o frase acude a vuestra mente para describir cémo os gustaria que fue fundizar un poco mas. tando: “gCudles son vuestros objetives a largo plazo para vuestros hijos? ran? 2Qué queréis que sean cuando crezcan?” Piensa por un momento como responderias a esta pregunta. Cuando invito a grupos de padres a exponer las metas a largo plazo mas importantes para sus hijos, obtengo respuestas muy similares a lo largo de todo el pais. La lista de uno de los grupos fue tipica; decian que querfan que sus hijos fueran felices, equilibrados, independientes, realizados, productivos, auténomos, responsa- bles, activos, amables, cuidadosos, amorosos, inquisitivos y seguros de si mis- mos. Lo que resulta interesante de esta lista de adjetivos, y del propio proceso de reflexion acerca de la pregunta, es que nos obliga a preguntarnos si lo que es- tamos haciendo es consecuente con lo que realmente queremos. ¢Ayudaran mis practicas cotidianas a mis hijos a convertirse en el tipo de persona que me gus- taria que fueran? zAyudaran de algiin modo las cosas que acabo de decirle a mi hijo en el supermercado a convertirle en una persona feliz, equilibrada, inde- pendiente, realizada y todo lo demas? O, zes posible que la forma en que suelo afrontar estas situaciones hagan menos probables esos resultados? Si es ast, zqué deberia hacer en ver, de eso? Si te resulta demasiado intimidante imaginar cémo sera tu hijo dentro de muchos aiios, piensa en lo que de verdad te importa hoy. Imagina que estas en una fiesta de cumpleaiios o en la entrada del colegio de tu hijo. Cerca de ti hay otros dos padres que no saben que tii estds ahi. Les oyes hablar... jde tu hijo! De todas las co: as que podrian decir, zcuales te harian sentir mejor?’ Ahora, piensa por un momento en una palabra o frase que te gustaria especialmente escuchar. Supongo (y espero) que no seria “Vaya, ese nifio hace todo lo que dicen sin rechistar™. El quid de la cuestién, entonces, es saber si a veces actua mos como si eso fizera lo que mas nos preocupa. 12 CRIANZA INCONDICIONAL Hace casi yeinticinco afios, una psicdloga social llamada Elizabeth Cagan revis6 una gran cantidad de libros de crianza de la época y concluyé que, en su mayoria, estos reflejaban una “aceptacién general de la pretrogativa de los pa- dres” con poca “consideracién seria de las necesidades, sentimientos y desarro Ilo de los nifios”. La asuncién dominante, afiadié, parecia ser que los deseos de los padres eran “automaticamente legitimos” y, por tanto, la nica cuestién abierta a debate era como conseguir exactamente que los niftos hicieran lo que se les pidiera.’ Lamentablemente, poco ha cambiado desde entonces. Mas de un centenar de libros de crianza se publican todos los aiios en Estados Unidos,’ ademas de incontables articulos en revistas de crianza, y la mayoria de ellos contienen consejos sobre como conseguir que los nifios cumplan nuestras expectativas, cémo hacer que se comporten o como entrenarlos como si fueran animales domésticos. Muchas de esas guias abogan por la necesidad de mantenernos firmes ante los nifios y de reafirmar nuestro poder, en algunos casos eliminan- do explicitamente cualquier reticencia que pudiéramos tener al respecto. Esta tendencia se refleja incluso en los titulos de algunos libros recientemente publi- ados: “No temas a la disciplina”, “Padres al cargo”, “Padres al control”, “Tomar el control”, “Recuperar el control”, “Disciplinar a tu hijo y sentirte bien por ello”, “Porque soy tu madre, por eso”, “Imponer la ley”, “Maternidad sin culpa”, “La respuesta es ‘no’, etcétera. Algunos de estos libros promueven de forma defensiva valores y métodos pasados de moda (“Te va a doler el trasero cuando tu padre llegue a ca mientras que otros defienden técnicas modernas (“Bien hecho! jLo has hecho en el orinal, carifio! ;Te has ganado una pegatina!”). Pero en ningiin caso nos instan a asegurarnos de que lo que les pedimos a los nifios es razonable, o que es por su bien. También es cierto, como habréis notado, que muchos de estos libros ofrecen sugerencias que no resultan ser, digamos, terriblemente titiles, aunque a veces van seguidas por didlogos cémicos y poco realistas entre padres ¢ hijos que pre- tenden enseftarnos lo bien que funcionan.’ Pero, aunque puede ser frustrante leer acerca de las técnicas que demuestran ser ineficaces, resulta mucho mas pe- ligroso que esos libros ni siquiera se molestan en preguntar “zqué entendemos INTRODUCCION por eficaz?”, Cuando olvidamos analizar nuestros objetivos, solo nos quedan, por defecto, las practicas que tinicamente persiguen conseguir que los niitos hagan lo que se les pide. Y esto significa que solo nos centramos en lo que nos conviene més a nosotros, no en lo que ellos necesitan. Hay otra cosa acerca de las guias para padres: muchas de ellas ofrec sejos basados tinicamente en lo que al autor se le ocurre pensar, con anécdotas cuidadosamente escogidas para apoyar su punto de vista. Raramente se men: ciona lo que los estudios indican sobre las ideas en cuestidn. En realidad, es po: sible recorrer todas las estanterfas de una libreria en el apartado de crianza, th tulo a titulo, sin siquiera darnos cuenta de que se dispone de una cantidad con- siderable de investigaciones cientificas sobre los diferentes estilos de crianz, Soy consciente de que algunos lectores son escépticos con respecto a las afirmaciones de que “los estudios demuestran” que tal y tal cosa son ciertas, y es comprensible. En primer lugar, los autores que usan esta expresién a menu- do no indican de qué estudios estan hablando, ni mucho menos cémo se lleva~ ron a cabo 0 cual es la importancia de sus descubrimientos. Y, ademas, vuelve a surgir esa dichosa pregunta. Si un investigador dice haber demostrado que hacer X con tu hijo es mas efectivo que hacer Y, inmediatamente podemos pre- guntar: “¢Qué entiendes por efectividad? zEstas sugiriendo que los nifios esta- rin mejor, psicologicamente hablando, como resultado de X? gSeran mas cons cientes del impacto de sus acciones sobre los demas? ¢O es simplemente que X producira mas obediencia cies Algunos expertos, igual que algunos padres, parecen estar interesados Gni- camente en esta tiltima cuestion. Consideran que una estrategia tiene éxito si el resultado es que los nifios obedecen. En otras palabras, se centran tinicamente en el comportamiento de los nifios, sin importar cémo se sientan al tener que cumplir una orden recibida 0, para el caso, c6mo acaban viendo a la persona que consigue que hagan lo que se les pide. Es una forma bastante dudosa de ca librar el valor de las intervenciones parentales. Las evidencias sugieren que, in- cluso las técnicas disciplinarias que parecen “funcionar”, a menudo resultan ser mucho menos efectivas cuando se las juzga con un criterio mas significati- vo. La entrega del nitio hacia determinado comportamiento a menudo es su- perficial y ese comportamiento, por tanto, dura poco tiempo. 14 — CRIANZA INCONDICIONAL, Pero este no es el final de la historia. El problema no es solo que nos perde- mos mucho evaluando nuestras estrategias en funcidn de si los nifios obedecen © no; es que esa obediencia en si misma no siempre es deseable. Existe algo asi como un exceso de buena edu Ww afios y se puso de relieve que cién, Por ejemplo, en un estudio realizado en shington D.C. se hizo un seguimiento de nifios hasta que cumplieron cinco ja obediencia frecuente a veces est4 asociada a un desajuste”. Por el contrario, “un cierto nivel de resistencia a la autoridad parental” puede ser un “signo positivo”. Otro par de psicdlogos describieron, en el Journal of Abnormal Child Psychology, un preocupante fendmeno al que llamaron “obediencia compulsiva”, por el cual el miedo de los nifios hacia los padres les lleva a hacer cualquier cosa que se les pida, inmediatamente y sin pensarlo, Muchos terapeutas también han comentado las consecuencias emo. cionales de una necesidad exce iva de complacer y obedecer a los adultos. Apuntan que los nifios que se comportan asombrosamente bien hacen lo que sus padres quieren que hagan, y se convierten en lo que sus padres quieren que se conviertan, pero, a menudo, a costa de perder el sentido de su identidad.® Podriamos decir que la disciplina no siempre ayuda a los nitios a auto- disciplinados. Pero incluso el segundo objetivo no es ran loable como pudiera parecer. No es necesariamente mejor lograr conseguir que los nifios interiori- cen nuestros deseos y valores, de modo que hagan lo que nosotros queremos incluso cuando no estamos presentes. El hecho de fomentar la interioriza on (0 autodisciplina) puede venir a ser un intento de dirigir el comportamiento del nifio por control remoto. Es, simplemente, una version mas poderosa de la obediencia. Después de todo, hay una gran diferencia entre un nifio que hace algo porque cree que es correcto y uno que lo hace por un sentimiento de obli- gacin, Asegurarnos de que los nifios interiorizan nuestros valores no es lo mismo que ayudarles a desarrollar los suyos propios.’ Y es diametralmente opuesto al objetivo de que los nifios se conviertan en pensadores independien tes Estoy convencido de que, de hecho, muchos de nosotros queremos que nues- tros hijos piensen por si mismos, que sean asertivos y moralmente fuertes. cuando estén con sus amigos. Esperamos que resistan a los matones y aguanten las presiones de sus semejantes, particularmente cuando hay sexo y drogas de INTRODUCCION 15) por medio, Pero, si para nosotros es importante que nuestros hijos no sean “victimas de las ideas de otros”, tenemos que educarles para que piens "" O, dicho de 1 por si mismos acerca de todas las ideas, incluidas las de ios adultos. otro modo, si premiamos la obediencia en casa, podemos terminar producien do nifios que hacen lo que les manda también la gente de fuera de casa. La au tora Barbara Coloroso sefiala que a menudo oye a padres de adolescentes que- jarse: “Era un nifio tan bueno, tan bien educado, con tan buenos modales, tan ella contesta: bien vestido. {Miralo ahora!” A lo c Desde que era pequeiio se ha vestido como vosotros le habéis dicho que vistiera; ha actuado como vosotros le habéis dicho que actuara; ha dicho las cosas que le habéis pedido que dijera, Ha escuchado « . El no ha cambiado. EI otra persona de le lo que tiene que hace todavia escucha a alguien que le dice qué debe hacer. El problema es que ya no sois vosotros; son sus amigos 0 plazo pa Cuanto mas reflexionamos acerca de nuestros objetivos a lar nuestros hijos, mas se complican las cosas. Cualquier objetivo puede resultar reprobable si lo consideramos aisladamente: pocas cualidades son tan impor- tantes como para que estemos dispuestos a sacrificar cualquier otra cosa para conseguirlas. (Sobre la felicidad, por ejemplo, véanse las notas.) Quizas mas inteligente ayudar a los nifios a encontrar el equilibro entre dos cualidades ro también atentos o seguros opuestas, para que se vuelvan independientes p s limitaciones. Asi- de si mismos, sin que por ello dejen de querer conocer su mismo, algunos padres insistiran en que lo que més les preocupa es ayudar a sus hijos a establecer y conseguir sus propios objetivos. Si eso nos parece razo- nable, deberemos estar preparados para la posibilidad de que hagan clecciones y adopten valores que no son los nuestros. Pensar acerca de los objetivos a largo plazo puede Ilevarnos en multitud de direcciones, pero lo que quiero remarcar es que, independientemente de cémo pensemos sobre ello, tendremos que pensarlo mucho. Deberian ser nuestra piedra de toque, aunque solo sea para mantenernos a salvo de ser absorbidos por las arenas movedizas de la vida cotidiana con su constante tentacion de 16 CRIANZA INCONDICIONAL hacer lo que sea para conseguir obediencia. Como padre de dos nifios, conozco bien las frustraciones y los retos que conllev la paternidad. A veces, mis mejo- res estrategias caen en saco roto, mi paciencia se agota y solo quiero que mis hijos hagan lo que les pido. A veces es dificil mantener la perspectiva cuando uno de los nifios esta berreando en un restaurante. En este sentido, a veces es dificil recordar el tipo de persona que queremos ser cuando estamos inmersos en un dia agitado, 0 cuando sentimos que afloran nuestros impulsos menos nobles. Es dificil pero, atin asi, merece la pena. Algunas personas, para racionalizar lo que estin haciendo, rechazan los ob- jetivos més significativos, como intentar criar a un nifio para que sea una bue- na persona, calificandolos de “idealistas”. Pero eso solo significa tener ideales, sin los cuales no valemos mucho. No significa necesariamente ser “poco practi- co”. En efecto, hay razones tanto pragmaticas como morales para centrarse en los objetivos a largo plazo en vez de en la obediencia inmediata, para tener en ta lo que nuestros hijos necesitan en vez de fijarnos solo en lo que les pe- dimos, y para ver al nifio en su totalidad y no solo su comportamiento. En este libro explicaré por qué tiene sentido cambiar las estrategias habitua les de hacerles cosas a los nifios por otras formas de trabajar con ellos. Es cier to que mucha gente, tanto adultos como nifios, esta acostumbrada a tacticas de “hacer a” alguien, Pero de nada servira responder con un “bueno, asi es el mundo” cuando se nos presente un caso en contra, por ejemplo, de los castigos y los premios para que la gente se conforme. La pregunta crucial es qué clase de personas queremos que sean nuestros hijos, y eso incluye preguntar si que- remos que sean del tipo que acepta las cosas como son o del que intenta mejo- ratlas, Este libro es material subversivo, literalmente. Subvierte el consejo conven- cional que recibimos sobre crianza, y desafia los intentos poco hicidos de pre- tender que nuestros hijos pasen por el aro. Algunos de nosotros veremos cucs- tionado mucho de lo que hemos estado haciendo y, quizas, incluso de lo que se nos hizo a nosotros de pequeiios, E] tema de este libro no es la mera disciplina sino, en un sentido mas amplio, las formas en que actuamos con nuestros hijos y en que pensamos y sentimos por ellos. Su propésito es ayudarte a reconectar con tus mejores instintos y re- INTRODUCCION 17 ifirmar lo que realmente importa, después de que se hayan puesto el pijama, después de haber hecho los deberes, después de que las peleas entre hermanos se hayan aplacado. Te pide que reconsideres tus suposiciones basicas acerca de las relaciones paternofiliales. Pero lo mas importante es que ofrece alternativas practicas a las tacticas que 1 veces estamos tentados de usar para hacer que nuestros hijos se comporten 0 para empujarlos hacia el éxito, Creo qu » estas alternativas tienen una posibili dad razonable de ayudar a nuestros hijos a crecer como gente buena, pero bue: na en el sentido mas amplio de la palabra 1 CRIANZA CONDICIONAL veces me consuela la idea de que, a pesar de todos los errores que he co- metido (y que continuaré cometiendo) como padre, mis hijos acabaran siendo buenas personas por la sencilla razén de que los amo. Después de todo, amor cura todas las heridas. Todo lo que necesitas es amor. El amor implica ‘a mafiana en la coci- no tener que disculparte por haber perdido los nervio na. Este pensamiento tranquilizador esta basado en la idea de que existe una co sa Hamada Amor Paternal, una sustancia tinica que puedes proporcionar a tus hijos en mayor o menor cantidad. (En mayor cantidad, por supuesto, es me- jor.) Pero, cy si resulta que esta suposicién es faralmente simplista? ¢Y sien rea lidad hay diferentes maneras de querer a un nifio y no todas son igualmente de- seables? La psicoanalista Alice Miller observé que es posible querer a un nifio “apasionadamente, pero no de la manera en que necesita ser amado”. Si esta en lo Tambié erto, la cuestién fundamental no es solo si (o cuanto) amas a tus hijos. importa cémo los amas. Una vez entendido esto, podriamos hacer rapidamente una lista de los dife rentes tipos de amor paternal, junto con algunas sugerencias sobre cudles son mejores. Este libro analiza una de estas distinciones: la de amar a los hijos por son. El primer tipo de amor es condicional, lo que hacen o amarlos por quiéne lo que significa que los nifios deben ganarselo actuando en las formas que con- ativas. E sideramos apropiadas 0 a la altura de nuestras expe segundo tipo de CRIANZA CONDICIONAL 19 Amor es incondiciona : no depende de como actiian, ni de si tienen éxito 0 no, ii de si se comportan bien, ni de ninguna otra cos: Quiero defender la idea de la erianza incondicional sobre la base tanto de un juicio de valor como de una prediccién. El juicio de valor es, sencillamente, qué los nifios no deberian tener que ganarse nuestra aprobaci6n. Deberfamos amar los, como dice mi amiga Deborah, “sin motivo alguno”. Es mas, lo que cuenta no ¢s solo que nosotros creamos que los amamos incondicionalmente, sino que cllos se sientan amados de ese modo. La prediccién, por su parte, es que amar a nuestros hijos incondicionalmen- te tendra un efecto positivo. No es solo lo correcto, moralmente hablando, sino que también es una decisién inteligente. Los nifios necesitan ser amados tal como son y por lo que son. Cuando esto sucede, pueden aceptarse a si mismos fundamentalmente como buenas personas, incluso cuando cometen errores 0 cuando se quedan cortos, Y con esta necesidad basica cubierta, también son mas libres para aceptar (y ayudar) a los demas. El amor incondicional, en re- sumen, es lo qne los nifios necesitan para crecer bien. No obstante, los padres a menudo nos sentimos empujados a imponer las condiciones para nuestra aprobacién. Lo que nos lleva a hacer esto no es solo lo que nos hicieron creer cuando nos criaron, sino el modo mismo en que nos criaron. Podria decirse que estamos condicionados a ser condicionales. Las t ces de esta sensibilidad han penetrado profundamente en el suelo de la cons- ciencia americana. De hecho, la aceptacion incondicional pare ser rara, in- cluso como un ideal: una busqueda en Internet de las variantes de la palabra incondicional nos lleva basicamente a paginas sobre religién o animales do: mésticos, Al parecer, para mucha gente es dificil imaginar el amor incondicio- nal entre humanos. Para un nifio, algunas de esas condiciones tienen que ver con portarse bien y otras tienen que ver con logros. . Este capitulo y los tres que le signen explora ran los aspectos del comportamiento y, en particular, la forma en que muchas estrategias populares de d iplina hacen que los nifios se sientan aceptados so: lo cuando actiian segtin lo que les pedimos. El capitulo 5 analizaré cémo alu nos nifios llegan a la conclusién de que el amor de sus padres depende de su rendimiento, por ejemplo, en la escuela o en fos deportes, 20. CRIANZA INCONDICIONAL En la segunda parte de este libro, daré consejos concretos sobre cémo po- cercano a la clase de amor demos ir mas alld de este enfoque y ofrecer algo ma que nuestros hijos necesitan, Pero, primero, me gustaria examinar la idea glo- bal de la crianza condicional: cuales son las suposiciones subyacentes (y que la distinguen de la crianza incondicional) y qué efectos tiene realmente sobre los nifios, Dos formas de criar a los hijos: las suposiciones subyacentes Mi hija, Abi cumpleaiios, que pudo haberse debido a la llegada de un rival. Se resistia mas a il, pasé una época dificil unos meses después de su cuarto las peticiones y solia mostrarse antipatica, gritaba y pataleaba. Las rutinas y las transiciones habituales rapidamente se convirtieron en una lucha de volunta- des. Recuerdo que, una noche, ella prometié batiarse inmediatamente después de cenar. No lo hizo y, cuando le recordamos su promesa, se puso a gritar tan fuerte que desperté a su hermano pequefto. Cuando le pedimos que se calmara, volvié a gritar La cuestién es: gdebimos mi esposa y yo continuar con la rutina nocturna habitual de acurrucarnos con ella y leerle un cuento una vez que las cosas se calmaron? El enfoque de la crianza condicional nos dice que no, que estaria- mos recompensando un comportamiento inaceptable si hubiéramos continua ‘berian haber- do con las agradables actividades habituales, Estas actividades d se suspendido y deberiamos haberle informado, con suavidad pero con firme za, de por qué se le estaba imponiendo esa “consecuencia”. ‘A muchos de nosotros esta forma de actuar nos resulta gratamente familiar re con los consejos de muchos libros sobre crianza. Es mas, tengo y congruet que admitir que me habria resultado hasta cierto punto satisfactorio imponer mi ley porque estaba realmente molesto por el desplante de Abigail. Me habria hecho sentir que yo, como padre, estaba reafirmando mi autoridad, haciéndole a actuar de esa manera. Volveria a tener el control. saber que no se le permit El enfoque incondicional, sin embargo, dice que debemos resistirnos a esta rentacién y que, en realidad, si deberiamos acurrucarnos con ella y leerle un cuento como todos los dias. Pero eso no significa que debamos ignorar lo que CRIANZA CONDICIONAL 21 sucedid. La crianza incondicional no es una forma elegante de decir que deje mos a los nifios hacer lo que quieran, Es muy importante que, una vez haya pa sado la tormenta, le ensefiemos y reflexionemos juntos, que es exactamente lo que hicimos con nuestra hija después de haberle leido el cuento. Fuese cual fuc se la leccién que esperasemos darle, era mucho mas probable que la aprendiera i sabia que nuestro amor por ella no habia sido empafiado por su forma de ac tuar. Tanto si hemos pensado en ello como si no, cada uno de estos dos estilos de crianza se apoya sobre un conjunto especifico de creen as sobre psicologia, sobre los niftos ¢ incluso sobre la naturaleza humana, Para empezar, el enfoque samiento Ila~ condicional esta intimamente relacionado con una escuela de per mada conductismo, que suele asociarse con el fallecido B.F. Skinner. Su carac- teristica mas sorprendente es, como su propio nombre sugiere, que se centra exclusivamente en ¢l comportamiento. Todo lo que importa de las personas, segiin este enfoque, es lo que puede verse y medirse. No puedes ver un deseo o un temor, asi que solo te concentras en lo que la gente hace. Ademas, se cree que todos los comportamientos empiezan y terminan, van y vienen, solamente en funcidn del refuerzo” que reciben. Los conductistas sumen que todo Jo que hacemos puede explicarse en funcin de que produ una recompensa de algin tipo, tanto si es ofrecida deliberadamente como si sucede de forma natural. Se dice que si un nifio es cariiioso con sus padres comparte su postre con un amigo, es solamente porque estos actos le han re- portado consecuencias agradables en el pasado. En resumen, las fuerzas externas, tales como los premios y los castigos reci- bidos por haber hecho algo, son las causantes de nuestra forma de actuar, y nuestra forma de actuar es la suma total de quienes somos. Inchiso personas que nunca han le{do los libros de Skinner parecen haber aceptado estos supues- tos. Cuando los padres y los profesores hablan constantemente del “ compor- tamiento” de un nifio, estan actuando como si nada importara excepto lo que hay en la superficie. No se trata de quiénes son los nifios, qué piensan, sienten © necesitan. Olvidan los motivos y los valores: la idea es solo cambiar lo que hacen. Esto, por supuesto, es una invitacion a recurrir a técnicas de disciplina 22 CRIANZA INCONDICIONAL, cuyo tinico objetivo es hacer que los nifios actiten, o dejen de actuar, de una de- terminada mane Un ejemplo mas especifico del conductismo cotidiano: quizas os hayais en- contrado con padres que obligan a sus hijos a disculparse después de haber hecho algo hiriente o malintencionado. (“Haz el favor de pedir perdon.”) Aho- ra bien, equé est pasando aqui? ¢Acaso estos padres asumen que obligar a los nifios a decir esto haré que por arte de magia sientan esa disculpa a pesar de todas las pruebas en contra? O, peor atin, ges que ni siquiera les importa si el nifto lo siente, porque la sinceridad es irrelevante y lo tinico que importa es el acto de musitar las palabras adecuadas? Basicamente, las disculpas obligadas ensefian a los nifios a decir cosas que no sienten, es decir, a mentir. Pero esto no es solo una practica aislada que tiene que ser reconsiderada. Es uno de los multiples ejemplos de como el pensamiento skinneriano (preocupar- se solo por el comportamiento) ha reducido nuestro entendimiento sobre los nifios y/ha pervertido la forma en que nos relacionamos con ellos. Lo vemos, también, en programas que pretenden entrenar a los niftos pequefios para que duerman solos o para que empiecen a usar el orinal. Desde la perspectiva de ¢ tos programas, el por qué un nifio pueda estar sollozando en la oscuridad es irrelevante. Puede ser terror, aburrimiento, soledad, hambre o cualquier otra cosa, De un modo similar, tampoco importa qué motivos pueda tener un nifio para no querer orinar en el bafio cuando sus padres se lo piden. Los expertos que ofrecen recetas para “ensefiar” a los nifios, paso a paso, a dormir solos en su habitacién, 0 que nos conminan a darles pegatinas doradas, caramelos 0 clogios por orinar en el baiio, no estan interesados en los pensamientos, los sentimientos y las intenciones que fomentan un comportamiento, sino solo en el comportamiento en si. (Aunque no he hecho los calculos necesarios para probarlo, yo propondria provisionalmente el siguiente principio: el valor de un libro de crianza es inversamente proporcional al nimero de veces que contiene la palabra comportamiento.) Volvamos al ejemplo de Abigail. La crianza condicional asume que leerle el cuento y, ademas, expresarle nuestro amor continuado solo la animara a tener otra rabieta. Ella habra aprendido que esta bien despertar al bebé y negarse a CRIANZA CONDICIONAL 23 Hafiarse, porque interpretaré nuestro afecto como un refuerzo de lo que ha es fado haciendo. La crianza incondicional ve esta situacion, y de hecho a los seres humanos, de un modo muy diferente, Para empezar, nos pide que consideremos que las fuzones por las que Abigail hizo lo que hizo pueden ser mas “internas” que externas”. Sus acciones no pueden ser necesariamente explicadas, de un modo Mecanico, viendo las fuerzas externas como respuestas positivas a su compor- tamiento anterior, Quizds est4 abrumada por temores que no puede nombrar, © por frustraciones que no sabe como expresar. La crianza incondicional asume que los comportamientos son solo la expre- sion externa de sentimientos, pensamientos, necesidades ¢ intenciones. En po- cas palabras, es ef nifto que lleva a cabo una conducta, no solo la propia con- ducta, lo que importa. Los niiios no son mascotas que debamos entrenar, ni ordenadores programados que respondan de forma predecible a una entrada. Actiian de una forma y no de otra por muchos motivos diferentes, algunos de los cuales pueden ser dificiles de discernir. Pero no podemos ignorar esos moti- vos y responder solo a los efectos (esto es, a las conductas). En realidad, es probable que cada una de estas razones requiera una linea de accién diferente. Si resultara que, por ejemplo, Abigail fuera desafiante porque estuviera pre ocupada por las implicaciones de nuestra excesiva atencién a su hermanito, en- tonces nosotros tendriamos que hacernos cargo de eso y no limitarnos a acabar con su forma de expresar su miedo. Junto con nuestros esfuerzos para entender y atender los motivos especificos de actos concretos, hay un imperativo esencial: ella necesita saber que la ama- mos, pase lo que pase. De hecho, es especialmente importante para ella que es- ta noche pueda acurrucarse con nosotros y yer, por nuestros actos, que nuestro amor por ella es inquebrantable. Esto es lo que la ayudara a superar ese mal momento. En cualquier caso, no es probable que fuera constructivo imponerle el equi- nte a un castigo. Lo mas seguro es que empezaria a llorar de nuevo. E in- cluso si consiguiera acallarla temporalmente o evitar que expresara lo que fue tm que sintiera la noche siguiente por miedo a que la apartatamos de nosotros, €s poco probable que su impacto global fuéra positivo. Esto es asi, en primer 24 CRIANZA INCONDICIONAL. lugar, porque se ignora lo que esta sucediendo en el interior de su cabeza, y, en anza de una leccién ella segundo, porque lo que nosotros vemos como la ense! cién de nuestro amor. En general, esto la haria mas Ei ‘a verlo como la negs pod infeliz, quizas la haria sentir sola y desamparada. En concreto, le ensefiaria que solo es querida, y digna de ser querida, cuando acttia como nosotros queremos. Las investigaciones disponibles, que repasaré en breve, sugieren a todas luces que esto solo empeoratia las cosas. He reflexionado acerca de estos temas durante afios y he llegado a la conclu- sién de que la crianza condicional no puede ser explicada completamente por el conductismo. Hay algo mas. De nuevo, imagine la situacién: una nifia esta berreando, obviamente disgustada, y, cuando se calma, su padre se tumba con ella po. La respues n la cama, rodedndola con un brazo y le lee el cuento de La Rana y el Sa- ‘a propuesta por la crianza condicional es: “No, no, no, jesta 8 reforzando su mal comportamiento! ;Le estas enseando que esta bien portarse Ti Fsta interpretacién no refleja meramente una suposicién acerca de lo que los » nifios aprenden en una situacién dada 0, incluso, cémo aprenden. Refleja una vision terriblemente amarga de los nifios y, por extensidn, de la naturaleza humana. Asume que, si se les da media oportunidad, los niftos se aprovecharan de nosotros. Dales la mano y te tomaran el brazo, Sacardn la peor leccién po- sible de una situacién ambigua (“si, esta bien portarse mal”, en vez de “me quieren de todos modos”). La aceptacién sin condiciones sera nterpretada co- mo permiso para actuar de un modo egoista, demandante, avaricioso 0 des- considerado. Por tanto, la crianza condicional se basa en una creencia profun- damente cinica, al menos en parte, de que aceptar a los nifios por quiénes son les da la libertad de portarse mal porque, bueno, asi es como son.’ Por contra, el enfoque de la crianza incondicional empieza por recordarnos gue el objetivo de Abigail no es hacerme sentir mal, Ella no esta siendo mali- ciosa. Me esta diciendo, del tinico modo que conoce, que algo no anda bien, Puede ser algo que acaba de suceder, o puede revelar algo que subyace desde foque ofrece un voto de confianza en los nifios, un de: npo. Este € hace tie a la suposicidn de que sacaran la peor leccidn del afecto, 0 de que ellos si querrian comportarse mal si supieran que no les iba a pasar nada. CRIANZA CONDICIONAL Esta perspectiva no es romantica 0 poco realista, ni una negacién del hecho tle que los nifios (y los adultos) a veces hacen cosas terribles. Los nifios necesi: tun que se les guie y se les ayude, si, pero no son pequefios monstruos que de ban ser domesticados y sometidos. Ellos tienen la capacidad de ser compasivos © agresivos, altruistas 0 egoistas, cooperativos © competitivos. Depende, en ten gran medida, de como sean criados, incluyendo, entre otras cosas, si se s \mados incondicionalmente. Y, cuando un nifio pequefio tiene un capricho o se iega a meterse en la bafiera cuando ha dicho que lo harfa, esto a menudo pue- de ser comprendido, en funcién de su edad, por su inhabilidad tanto para en- timientos de un tender el origen de su malestar, como para expresar sus s modo mas adecuado, o para recordar y mantener sus promesas, La cleccién en- ire la crianza condicional y la incondicional es, por tanto, una eleccién entre dos visiones radicalmente diferentes respecto de la naturaleza humana. Pero hay otro grupo de suposiciones que deberiamos descubrir. En nuestra sociedad se nos ensefia que debemos ganarnos las cosas buenas, que nunca nos seran regaladas. De hecho, mucha gente se enfurece ante la posibilidad de que este precepto sea violado. Fijémonos, por ejemplo, en la hostilidad que mucha gente siente hacia la asistencia social y quienes dependen de ella. O el uso cre- ciente del pago de comisiones en el trabajo. O la cantidad de profesores que de- finen cualquier cosa agradable (como el recteo) como un premio, una especie de pago por cumplir las expectativas del profesor. En el fondo, la crianza condicional refleja la tendencia a ver casi cualquier interaccién humana, incluso entre miembros de una familia, como una especie de transaccién econémica. Las leyes del mercado, la oferta y la demanda, han alcanzado la categoria de principios universales y absolutos, como si todo en nuestras vidas, incluido lo que hacemos con nuestros hijos, fuera equivalente a la compra de un coche 0 al alquiler de un apartamento. Un autor sobre crianza (un conductista, no por casualidad) lo expresé de es te modo: “Si quiero llevar a mi hija a pasear 0, incluso, si quiero besarla y abrazarla, primero debo asegurarme de que se Jo ha ganado.” Antes de que lo descartes como Ia visién de un extremista solitario, considera que la eminente psicdloga Diana Baumrind (véase la pagina 114) planted un argumento similar

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