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EL DERECHO DE RECESO.

El derecho de receso es un instituto que cumple una función relevante en el Derecho


Societario. En lo básico, se podría decir que funciona como un elemento de equilibrio
entre dos distintos intereses: el social y el individual del accionista. En principio, la
tendencia es proteger superlativamente al primero, considerando que hay que apoyar
el desarrollo de los emprendimientos empresariales porque son generadores de empleo
y de intercambio y motores de la economía. En nuestro derecho, se restringe la
posibilidad de receder, requiriéndose que se haya tomado alguna de las decisiones
previstas en el art. 245, estructurado en lo esencial sobre la base del art. 244 de la LGS
que contempla los “supuestos especiales” de la asamblea extraordinaria.

OM
En el art. 244 tercer párrafo de la ley 19550 se hace
referencia a los supuestos especiales de asamblea extraordinaria y en el art. 245 se
indica que los mismos, con las salvedades que se enuncian, dan derecho de receso,
agregando algunas causales más. El texto a considerar es el siguiente:
ARTICULO 244. — …

En el tercer apartado del art. 244 se dice:

.C
Supuestos especiales. Cuando se tratare de la transformación, prórroga o
reconducción, excepto en las sociedades que hacen oferta pública o cotización de sus
acciones; de la disolución anticipada de la sociedad; de la transferencia del domicilio al
DD
extranjero, del cambio fundamental del objeto y de la reintegración total o parcial del
capital, tanto en la primera cuanto en segunda convocatoria, las resoluciones se
adoptarán por el voto favorable de la mayoría de acciones con derecho a voto, sin
aplicarse la pluralidad de voto. Esta disposición se aplicará para decidir la fusión y la
escisión, salvo respecto de la sociedad incorporante que se regirá por las normas sobre
LA

aumento de capital.

En el art. 245 se dice:

Derecho de receso. ARTICULO 245. — Los accionistas disconformes con las


modificaciones incluidas en el último párrafo del artículo anterior, salvo en el caso de
FI

disolución anticipada y en el de los accionistas de la sociedad incorporante en fusión y


en la escisión, pueden separarse de la sociedad con reembolso del valor de sus
acciones. También podrán separarse en los pasos de aumentos de capital que
competan a la asamblea extraordinaria y que impliquen desembolso para el socio, de


retiro voluntario de la oferta pública o de la cotización de las acciones y de


continuación de la sociedad en el supuesto del artículo 94 inciso 9).

Limitación por oferta pública. En las sociedades que hacen ofertas públicas de sus
acciones o se hallan autorizadas para la cotización de las mismas, los accionistas no
podrán ejercer el derecho de receso en los casos de fusión o de escisión si las acciones
que deben recibir en su consecuencia estuviesen admitidas a la oferta pública o para la
cotización, según el caso. Podrán ejercerlo si la inscripción bajos dichos regímenes
fuese desistida o denegada.

Titulares. Sin perjuicio de lo dispuesto por el artículo 244 para la determinación de la


mayoría, el derecho de receso sólo podrá ser ejercido por los accionistas presentes que
votaron en contra de la decisión, dentro del quinto día y por los ausentes que

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acrediten la calidad de accionistas al tiempo de la asamblea, dentro de los quince (15)
días de su clausura. En los supuestos a que se refiere el párrafo anterior, el plazo se
contará desde que la sociedad comunique la denegatoria o el desistimiento mediante
avisos por tres (3) días en el diario de publicaciones legales y en uno de los que tenga
mayor circulación en la República.

Caducidad. El derecho de receso y las acciones emergentes caducan si la resolución


que los origina es revocada por asamblea celebrada dentro de los sesenta (60) días de
expirado el plazo para su ejercicio por los ausentes; en este caso, los recedentes
readquieren sin más el ejercicio de sus derechos retrotrayéndose los de naturaleza
patrimonial al momento en que notificaron el receso.

OM
Fijación del valor. Las acciones se reembolsarán por el valor resultante del último
balance realizado o que deba realizarse en cumplimiento de normas legales o
reglamentarias. Su importe deberá ser pagado dentro del año de la clausura de la
asamblea que originó el receso, salvo los casos de retiro voluntario, desistimiento o
denegatoria de la oferta pública o cotización o de continuación de la sociedad en el

.C
supuesto del artículo 94, inciso 9), en los que deberá pagarse dentro de los sesenta
(60) días desde la clausura de la asamblea o desde que se publique el desistimiento, la
denegatoria o la aprobación del retiro voluntario.
DD
El valor de la deuda se ajustará a la fecha del efectivo de pago.

Nulidad. Es nula toda disposición que excluya el derecho de receso o agrave las
condiciones de su ejercicio.
LA

En mi opinión, de la mano del derecho de receso se


podrían reducir sensiblemente los conflictos societarios. El socio minoritario –como
regla- no se puede retirar de la sociedad y debe permanecer en ella durante el plazo
social establecido en el acto constitutivo, a menos que se produzca alguna causal que
FI

autorice el receso, las cuales son muy limitadas en la ley actual. La opresión de la
minoría por parte de la mayoría es una de las principales causas de conflicto societario.
La actual regulación legal es defectuosa. Tal como está estructurada, se ha constituido
en un factor que motoriza las controversias societarias, porque no permite que las


mismas se encaucen adecuadamente y obliga a los perjudicados a promover acciones


judiciales o a realizar conductas nocivas para el interés social. Esto, podría variar
sustancialmente si el legislador le diera al socio oprimido la posibilidad de retirarse de
la sociedad con un adecuado reembolso del valor de su participación social. La ley de
sociedades no prevé la posibilidad de que la minoría se pueda retirar de la sociedad
en el caso de un grave enfrentamiento que pusiera de manifiesto un abuso de la
mayoría o un actuar arbitrario de ésta.
El accionista es en definitiva una especie de inversor que
coloca su aporte a plazo fijo. El término de su inversión es equivalente al plazo
societario que como dice el art. 11 LGS debe ser preciso y determinado pero no por
eso poco extenso. Esto significaría que si la sociedad estuviera controlada por una
mayoría extraña al socio “abusado” éste no podría o vería muy dificultada su
elección comodirector o como síndico. No tendría por tanto remuneración, ya que no

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le permitirían prestar servicios a la sociedad. Los dividendos, en la práctica podrían
llegar a ser una ilusión. Como lo dijera al inicio, la ley no le permitiría salir de la
sociedad. Por ende, teóricamente debería permanecer en ella. La situación que se
produce en estos casos es que el accionista empieza a presionar sobre el directorio,
sobre el síndico y sobre sus consocios. Exige el cumplimiento de la ley de manera
enfática y extrema, en ocasiones contradiciendo una conducta permisiva anterior. Esto
sucede porque la finalidad no es el respeto a la ley, sino poner en una situación de
apuro a los funcionarios y a través de ellos a los accionistas mayoritarios. Pide
convocatoria a asamblea y cuando el directorio o el síndico no lo hacen puntualmente,
solicita judicial o administrativamente que la misma sea convocada. En las asambleas

OM
trata de debatir el tema de la responsabilidad de los funcionarios, aunque no figure en
el orden del día, aprovechando la excepción que para el supuesto prevé el art. 276 L.S.
que permite que la asamblea ordinaria se expida sobre la responsabilidad de los
mismos aunque no conste en el orden del día, invocando que es consecuencia directa
de la resolución de asunto incluido en éste. Se opone a que los directores-accionistas
que a la vez representen intereses de la mayoría, voten temas vinculados a su
responsabilidad. De ese modo presiona para que vean dificultada su reelección o su

.C
permanencia en el directorio. Pide en forma sistemática y persecutoria, la declaración
de nulidad de decisiones asamblearias. Exige adecuación estricta y máxima a las
normas fiscales aun cuando las circunstancias en alguna ocasión no lo permitan. Pide a
DD
los directivos que se presenten en concurso preventivo cuando se pudiera considerar
que hay un hipotético estado de cesación de pagos, impidiéndoles adecuarse con
flexibilidad a las circunstancias adversas del giro societario. Frente a esta situación, las
consecuencias respecto a la sociedad son variadas y nocivas. Estas situaciones, como
es natural, producen un enorme desgaste en el seno de la sociedad. Los
administradores dejan de pensar en cómo generar utilidades y se preocupan
LA

primordialmente por defenderse de la agresión. Mientras tanto, la sociedad decae,


incapacitada de competir en un marco mercantil difícil y complicado, que exige la
máxima eficiencia y la disminución de costos. Frecuentemente, utilizando el poder que
la ley le confiere, la mayoría logra paralizar a la minoría, perpetuándose en la
FI

administración, en ocasiones, percibiendo retribuciones excesivas por su actuar en


funciones societarias, beneficiándose con ingresos “no declarados” o por ejemplo,
constituyendo reservas exageradas o no dando dividendos a los accionistas.
Frente a estas situaciones lo razonable hubiera sido que el
legislador previera alguna solución equilibrada para impedir la lesión del interés


social. Esto se podría lograr permitiendo que el accionista disconforme se retirara en


casos preestablecidos pudiendo solicitar judicialmente que tal posibilidad se aceptara si
la sociedad se resistiera. Previendo fórmulas para la valuación de su parte que
resultaran satisfactorias, a los efectos del reembolso de sus acciones. Estableciendo
para dicho reembolso un procedimiento de financiación que resultara aceptable, sobre
la base de equilibrar los dos fundamentales intereses en juego: El social, permitiendo
un pago financiado a largo plazo y el particular del accionista, estableciendo bases
reales para la valuación de su parte. Es razonable permitir el retiro del socio cuando se
den las circunstancias extremas indicadas, reconociéndole el derecho a un justo
reembolso del valor de su participación societaria.
El derecho de receso significó un avance porque
tradicionalmente se aplicaba la doctrina del jurista francés Thaller que postulaba que la

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mayoría no podía modificar las bases fundamentales de la sociedad. El derecho de
receso hace posible que se produzcan cambios vertebrales en la conformación de la
sociedad o en su actividad, permitiendo como contrapartida que el socio se retire con
reembolso del valor de su participación. En consecuencia, el derecho de receso es aquel
que puede invocar un socio para retirarse de la sociedad con reembolso de su
participación, cuando se da alguno de los supuestos específicamente indicados por la
ley.
En el art. 245 LSG se receptan algunas causales, muy
limitadas por cierto. Se trata de decisiones extremas que cambian las bases que se
tuvieron en cuenta al constituir la sociedad. Se omite por tanto considerar algunos

OM
otros casos que se vinculan más con el conflicto societario o con situaciones de
opresión. En mi opinión, se debería legislar sobre los mismos, estableciendo que
cuando se dieran determinadas situaciones el socio oprimido pudiera retirarse con
reembolso adecuado del valor de su parte. Esta carencia de la ley es para mí
fundamental porque constituye la causa más frecuente de conflicto societario.
El art. 245 establece que los accionistas que han votado en
contra alguna de las resoluciones adoptadas sobre asuntos incluidos entre los

.C
supuestos especiales pueden separarse de la sociedad con reembolso del valor de sus
acciones, salvo para los casos de disolución anticipada y de la fusión y escisión respecto
a los accionistas de la sociedad incorporante. Asimismo, se reconoce el derecho de
DD
receso cuando se resuelva un aumento de capital por asamblea extraordinaria (o sea
por más de un quíntuplo cuando está autorizado en el estatuto según el art. 188 LGS) y
que implique un desembolso para los socios. También se prevé que da lugar al receso el
retiro voluntario de la oferta pública o de la cotización de las acciones y de
continuación de la sociedad en el supuesto del art. 94, inc. 9 (cuando hubiera sanción
firme de cancelación de oferta pública o de la cotización de sus acciones). Se establece
LA

una limitación en el ejercicio del derecho, para este tipo de sociedades, en los casos de
fusión o de escisión si las acciones que deben recibir estuvieran admitidas a la oferta
pública o autorizada su cotización.
Tal como se regula, se podría decir que el derecho de receso
FI

beneficia directo al accionista (o al socio cuando el tipo societario no sea una S.A.) y
que es inderogable e irrenunciable convencionalmente porque tiene carácter
imperativo.- Esto no significa llevar al extremo este principio ya que
jurisprudencialmente se ha admitido que determinada causal sea excluida como
generadora de receso mediante cláusula inserta en el Estatuto. Pero con alcance


general esto sería improponible, sólo sería aceptable en supuestos particulares que
correspondería analizar puntualmente. El instituto que analizamos, no sólo propende al
beneficio del accionista, ya que también le conviene a la sociedad porque permite
cambiar pautas fundamentales de la sociedad. Si se produjera un apartamiento de las
bases originarias que fueran convenidas, es indudable que se estaría afectando el
derecho de quienes contrataron, en el caso de que los mismos no estuvieran de
acuerdo con aceptar una variación. En tal caso, que el socio se apartara de la sociedad
sería una salida honorable, en la medida que el reembolso fuera justo. No es incorrecto
el esquema referido. Está bien que los socios que ven cambiada la estructura básica se
puedan retirar. Lo que me parece criticable es que no se amplíe más el espectro de
causales que posibilita el receso. Se debería incluir especialmente una serie de pautas
objetivas, indicando que las mismas son reveladoras de opresión y que por tanto,

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deberían permitir el egreso de los afectados. Esta es la principal reforma que se debería
hacer en materia de Derecho Societario. Si así se actuara, en lugar de existir juicios de
nulidad de asamblea, de remoción de directores con intervención judicial, o medidas
cautelares que afectaran a los estados contables, se propendería a promover
demandas para establecer el justo valor de la parte social del recedente. En mi opinión,
la litigiosidad sería menor y de distinta naturaleza.
Alguna doctrina ha sostenido que la institución es de orden
público porque está edificada para amparar al accionista frente a decisiones de la
mayoría de carácter estructural. Creo que no resulta necesario discutir si esto es cierto
porque lo importante es reconocer que las normas correspondientes al receso tienen

OM
carácter imperativo, más allá de que sean o no de orden público. Es sabido que esta
noción es difícilmente definible y que varía con el transcurso del tiempo y el desarrollo
evolutivo de las comunidades. Por tanto, creo que es preferible sostener que –en
general- las disposiciones correspondientes al receso son de carácter no disponible.
Esto surge claro del art. 245, último párrafo de la LGS que prevé la nulidad de "toda
disposición que excluya el derecho de receso o agrave su ejercicio". Lo dicho, no
impidiría, como se dijera más arriba que se pudiera prever en el Estatuto que alguna de

.C
las causales no generaría derecho de receder. En tal supuesto, la decisión habría sido
tomada potencialmente de antemano. No se estaría renunciando a algo que ya habría
sido reglado. De todas maneras, este tipo de situaciones no se puede evaluar en
DD
abstracto.
El receso, genera un derecho subjetivo del accionista a
retirarse de la sociedad aunque condicionado a que una asamblea posterior no
revoque la decisión que generara el receso. La reforma de la ley 22903 estableció un
plazo dentro del cual la sociedad está en condiciones de revocar una resolución incluida
entre las causales de receso. Si dicha revocación no se produjera, el derecho de receso
LA

ejercitado dejaría de estar condicionado, se incorporaría sin limitaciones al patrimonio


del recedente desde el momento en que se hubiera notificado. En cambio, si se
decidiera la revocatoria de la decisión que generara el receso, todo volvería a la
situación anterior al mismo por cuanto la causa que le habría dado motivo ya no
FI

existiría más. La posibilidad de revocar se otorga a la sociedad que puede dar marcha
atrás luego de analizar las circunstancias derivadas del receso. El receso de una gran
cantidad de accionistas, representativo de una parte relevante del capital puede ser
una consecuencia dañosa para el interés social. Por tanto, no es criticable que la ley
confiera la posibilidad de retrotraer la situación, sobre la base de la previsión


legislativa, conocida cabalmente por todos los interesados. La caducidad de las


acciones que se derivan del receso, se produce si una asamblea dispone la revocación
de las decisiones que lo generaron. Se debe realizar dentro de los sesenta días de
expirado el plazo para su ejercicio por los socios ausentes. Si bien no se aclara qué tipo
de asamblea sería la que puede revocar las decisiones causantes del receso, es de
suponer que debe ser extraordinaria, ya que no está comprendida en el temario
taxativamente dispuesto en el art. 234 LGS para la ordinaria.
Como se dijera, las causales del derecho de receso están
taxativamente indicadas en los artículos 245 y 244 de la LGS, lo que no impide que
los socios puedan incorporar otras no previstas como expresamente lo permite el art.
89 LGS en relación a las causales de resolución parcial del contrato de sociedad. Las
legisladas son:

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1. La Transformación, Prórroga y reconducción. Siempre y cuando no se tratara de S.A.
que haga oferta pública o cotización de sus acciones.
2. Cambio fundamental del objeto. Es absolutamente lógico que se incluya esta causal
porque varía sustancialmente la base de negocios que figurara en el acto constitutivo.
Como surge de la ley, el cambio debe ser de importancia radical. De una dimensión tal
que justifique el retiro del socio.
3. Se menciona también la Transferencia del domicilio al extranjero. Se justifica
plenamente incorporar esta situación como causal por razones obvias. No es
intrascendente, por ejemplo, el cambio de legislación aplicable ni el territorio en el cual
se habrá de llevar a cabo la administración.

OM
4. Reintegro total o parcial del capital. En este caso, los accionistas deben realizar nuevos
aportes a la sociedad sin recibir a cambio acciones. La excepcionalidad y gravedad del
supuesto surge también ostensible.
5. Retiro voluntario de la cotización y oferta pública, o sea decidido por la asamblea. En
este caso, la CNV ha reglamentado –protegiendo a los accionistas- que el valor de
reembolso de las acciones recedentes no puede ser inferior a la cotización media de los
valores durante el semestre inmediato anterior al del acuerdo de solicitud de retiro.

.C
6. Aumento de capital: En virtud de una reforma incorporada por la ley 22903 se otorga
derecho de receso también por aumento de capital siempre y cuando lo decida una
asamblea extraordinaria e implique desembolso para el accionista. Esto significa que se
DD
excluye el aumento de capital previsto en el art. 188 de la LGS que refiere el art. 234
LGS. O sea no procede cuando ha sido previsto en el Estatuto el aumento hasta el
quíntuplo, el cual es decidido por asamblea ordinaria. Asimismo, cuando el aumento no
implicara un desembolso para el accionista el aumento de capital no otorga derecho de
receder. En todo caso, es la toma de la decisión calificada como causal de receso lo que
da derecho automáticamente al mismo, más allá de que con posterioridad resulte o no
LA

necesario efectuar algunos pasos como por ejemplo puede ser la reducción de capital si
no se puede reembolsar el valor de la parte del recedente sólo con reservas.
El ejercicio del derecho de receso presupone que la decisión es
válida. Si no lo fuera, lo que correspondería sería pedir la nulidad de la decisión
FI

asamblearia en particular. Por eso, se ha decidido que en principio, no se puede


plantear subsidiariamente la nulidad si no procediera el receso porque esto sería
afirmar que algo válido para que haga admisible el receso, luego se torne nulo a los
efectos de una acción impugnatoria subsidiaria.
Como diferencias a señalar, cabe decir que la acción de nulidad


requiere que el demandante tenga la calidad de accionista, que no tiene quien


pretende haber recedido porque el receso presupone la extinción del carácter de
accionista.-
Seencuentran legitimados para ejercer el derecho de receso los
accionistas que votaron en contra respecto de la aprobación de la decisión asamblearia
calificada como causal del mismo y también los ausentes. El abstenido pierde su
derecho a receder por cuanto no habría expresado su voluntad contraria. Se trata de
un mero criterio legislativo que resulta discutible. En la impugnación de decisiones
asamblearias, por ejemplo, se ha seguido otra política porque el abstenido tiene
derecho a impugnar al igual que el ausente.

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Mediante una interpretación amplia, se debería
reconocer que el mandatario pueda receder en nombre de su mandante, a menos que
estuviera limitado en el instrumento del poder el ejercicio de tal facultad. Dentro de
esta interpretación, se podría presuponer que quien puede votar puede oponerse y
decidir el receso. NO obstante, esto es algo discutible en la medida que el poder no
otorgara la facultad de disponer de los derechos del mandante. Una cosa es votar y
otra generar una operación de reembolso y de retiro del socio. Más es así, si se piensa
que el poderdante tendría siempre como mínimo un plazo de cinco días para expedirse.
Si el mandatario se expidiera inmediatamente, sellaría la suerte del mandante de
manera definitiva. Es un tema que podría generar muchas dificultades resolver en la

OM
práctica.
Plazos. El socio presente en la asamblea tendrá cinco días para
ejercer el derecho a partir de la clausura de la misma. Los ausentes tendrán quince días
a partir del mismo momento. En el supuesto del 2° párr. art. 245 LSC, la sociedad debe
publicar el desistimiento o denegatoria de la oferta pública o cotización por tres días en
el boletín oficial y un diario de mayor circulación en la República. Transcurridos tres
días, comienza a correr el plazo para ejercer el receso. A su vez, el plazo que tiene la

.C
sociedad para revocar lo decidido es de setenta y cinco días (sesenta días a contar
desde el vencimiento para el ejercicio del receso por los ausentes que es de quince
días).
DD
Habida cuenta del carácter imperativo de la normativa
aplicable al receso, se podría sostener con fundamento –como lo ha sostenido alguna
doctrina- que los plazos no se pueden reducir ni aumentar mediante consenso.
Personalmente, creo que la ampliación razonable de los plazos para receder podría ser
admisible pero admito que esto es opinable. Dentro de los mismos lineamientos, habría
que concluir que no se puede modificar el instituto de la revocación de la causal de
LA

receso.
Las sociedades que hacen oferta pública de sus acciones
estén o no autorizadas para la cotización de ellas, en los casos de fusión o de escisión
por los que se reciben acciones admitidas a la oferta pública para la cotización, los
FI

accionistas que ejerzan el derecho de receso desde que la sociedad comunique la


denegatoria o el desistimiento mediante aviso por tres días en el diario de
publicaciones legales y en uno de los que tengan mayor circulación en la República (art.
245, párr. 3°, LSC, modif. Por ley 22.903).


Se debería concluir en que es factible utilizar cualquier forma


para exteriorizar la voluntad de receder aunque es recomendable que se utilice un
medio que permita acreditar el cumplimiento de la carga impuesta en la ley. Es obvio
que esto es fundamental para el recedente que estará obligado a probar que ha
ejercido el derecho de retirarse de la sociedad. Es pacífico que la declaración de
voluntad de receder -que debe ser inequívoca- es recepticia, vinculante y no requiere
aceptación. Genera consecuencias jurídicas por sí misma. Se podría recomendar
que la comunicación se dirigiera a la presidencia del directorio ya que según el art. 286
LGS ejerce la representación social. No obstante, si fuera dirigida a la sociedad o si
fuera conocida por ésta, sería recomendable aplicar un criterio flexible de
interpretación para no privar al accionista de un derecho tan relevante.

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Se podría sostener que el derecho de receso es intransmisible
porque está íntimamente vinculado a la calidad de accionista de su titular. Pero luego
de su ejercicio, creo que sería jurídicamente viable transmitir el derecho al reembolso.
No hay ninguna norma que se oponga a una transmisión semejante porque el
requerimiento de la calidad de accionista al tiempo de la asamblea para los ausentes,
tiene otra finalidad.
La calidad de accionista se pierde por efecto del receso,
tornándose acreedor quien lo hubiera ejercido. Lo dicho, sin olvidar –como se dijera-
que los accionistas ausentes deben demostrar su carácter de tales con anterioridad a la
asamblea que genera el receso. Por tanto, en tal caso, la transmisión posterior de las

OM
acciones no permitiría al adquirente ejercerlo. Como lo dijera, el receso extingue el
vínculo con la sociedad y esto la misma no lo puede evitar. Lo único que puede hacer es
revocar la causal mediante una asamblea posterior, conforme se explicara. En tal
supuesto, se extinguirían los efectos del receso retroactivamente recuperando el
recedente su calidad de socio.
El reembolso, de la participación social: Uno de los
problemas más serios en materia de receso es la fijación del valor de las acciones del

.C
recedente. Instaurar el derecho de receso sin establecer pautas que garanticen que el
valor de las acciones fijado para el reembolso sea justo y adecuado a la realidad,
constituiría un despropósito incalificable. Sin embargo, la experiencia demuestra que
DD
en esta materia se ha obrado insensiblemente, esgrimiendo en muchas ocasiones la
necesidad de proteger el interés social aún en desmedro del interés individual del
accionista. Esta forma de razonar constituye una falacia porque en definitiva se debilita
a la sociedad como instituto y por otra parte, nada bueno se construye partiendo de la
aceptación de una injusticia. El accionista merece recibir por su parte, una suma de
dinero que resulte equivalente al valor de su participación. Se puede aceptar que se
LA

otorgue una financiación razonable para cumplir este objetivo pero no frustrar los
derechos del accionista. Si se quiere incentivar el interés de los inversores en canalizar
sus ahorros en adquisición de partes societarias, es obvio que no se debe permitir que
sus derechos sean conculcados de manera ostensible.
El art. 245 expresa: “Fijación del valor. Las acciones se reembolsarán por el valor
FI

resultante del último balance realizado o que deba realizarse en cumplimiento de


normas legales o reglamentarias.” De la lectura de este párrafo surge de inmediato
una crítica sustancial. Es un error que el reembolso del valor de las acciones se
haga tomando como base las cifras del balance de ejercicio por cuanto es claro que –al


menos en la mayoría de los supuestos- este balance no refleja la realidad económica de


la empresa. No cambia la situación que en la reforma de la ley 22903 se haya dicho que
también se podría partir, además del último balance realizado, o del " que deba
realizarse". Este último agregado se condice con algo que la doctrina ya había
advertido con respecto a la ley 19550 antes de la reforma de la ley 22903: que "último
balance aprobado" no sólo se debía considerar al balance de ejercicio sino también a
cualquier otro balance, aunque fuera extraordinario, que se hubiera realizado con otros
fines. Este agregado se debería suponer que se hizo previendo que una sociedad podría
tener un atraso considerable en la realización de sus balances de ejercicio. En estos
supuestos, tomar como base de reembolso un balance antiguo, en países de alta
inflación como el nuestro, hubiera constituido una injusticia inadmisible. En

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consecuencia, a los efectos del receso, es exigible a la sociedad la realización de los
balances de ejercicios vencidos.
El sistema actual sigue siendo insuficiente porque no se dice que
la base del reembolso debe ser el valor real de la acción del recedente.- Guarda silencio
la ley aunque al mencionar como base al balance realizado o que deba realizarse, está
implícitamente proponiendo como pautas de reembolso valores que no se condicen con
la realidad. La visión del legislador al fijar estas engañosas bases refleja una
inaceptable debilidad en la protección de los derechos del accionista. Es contradictoria
esta actitud con la normativa que nulifica toda disposición estatutaria que limite el
derecho de receso o dificulte las condiciones de su ejercicio.

OM
Los balances de ejercicio, al menos utilizando el sentido
común, deberían reflejar la realidad económica. Pero como se dijera más arriba, en la
práctica no cumplen este objetivo. Se supone que mediante los mismos se debe
determinar la ganancia de la sociedad para la distribución de los dividendos. No
olvidemos que para su licitud, según el art. 224 LGS, se requiere que resulten de
ganancias realizadas y líquidas correspondientes a un balance de ejercicio
regularmente confeccionado y aprobado.

.C Las prácticas contables incluyen mecanismos que le quitan


relevancia a los valores reales de los bienes del activo. Esto resulta claro en la
utilización de las amortizaciones y en la no consideración de elementos que pueden ser
DD
cruciales como el valor de la empresa en marcha o la valorización extraordinaria de
algunos bienes por circunstancias especiales. La norma del art. 62 incluido mediante la
ley 22.903 no modificó esta situación, aunque estableció que los estados contables
"deberán confeccionarse en moneda constante." Implicó una reforma significativa pero
no significó un real avance que diera solución a la problemática generada por el receso.
En síntesis, en nuestra actual legislación, se permite que los estados contables no se
LA

ajusten a la realidad económica. Por tanto, se puede sostener que respecto a lo que nos
interesa: el valor de reembolso de la participación del accionista recedente, no cumple
la finalidad que hubiera sido bueno cumpliera.
Lo que resultaría necesario hacer para reembolsar adecuadamente el valor de la parte
FI

del recedente, es tomar como base un balance que refleje fielmente la situación
patrimonial. Algo que no es obtenible aplicando los criterios que rigen en materia de
balances de ejercicio.
Frente a la iniquidad que representa tomar como base un
balance de ejercicio para reembolsar el valor de la parte del recedente, se debe


reconocer que éste puede impugnarlo. Existen fundamentos jurídicos para pretender
tal impugnación. Por ejemplo, el art. 83, inc. 1º de la ley de sociedades que requiere un
balance especial para la fusión. La doctrina admite que esto implica tomar como base
valores reales. Asimismo, en el art. 92, inc. 1º de la ley de sociedades, relativo a la
exclusión del socio de la sociedad de personas, se establece que "el socio excluido tiene
derecho a una suma de dinero que represente el valor de su parte a la fecha de la
invocación de la exclusión." Esto permite afirmar que se debe tomar en cuenta el valor
real de la participación social. Finalmente, el art. 13, inc. 5º de la ley de sociedades
establece la nulidad de las cláusulas contractuales "que permitan la determinación de
un precio para la adquisición de la parte de un socio por otro que sea parte
notablemente de su valor real al tiempo de hacerla efectiva". La doctrina especializada
se ha hecho eco de esta problemática sosteniendo que se deben aplicar bases de

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realidad para reembolsar y que la ley actual debe ser reformada garantizando los
derechos del recedente.
En mi opinión, el orden jurídico tiene principios fundamentales
que desautorizan una iniquidad como la que resulta del texto legal. Sólo se requiere
cierta valentía en el magistrado que deba actuar. Las situaciones de abuso no se deben
tolerar. Si los valores tomados como base no fueran reales, si implicaran un
aprovechamiento en desmedro del accionista recedente, sobrarían fundamentos
jurídicos para rechazar tal pretensión.
El reajuste del valor del reembolso: El sexto párr. del art. 245 LSC
prevé que se reajuste el reembolso a la fecha del pago efectivo. Esta disposición se

OM
opondría a la norma del art. 7 de la ley 23. 928 y del art. 4 de la ley 25.561, que
prohíben la actualización monetaria. Esto genera una contradicción difícil de
solucionar. Tanto la SCBA como la CSN se han pronunciado sosteniendo la ilegalidad de
fijar cláusulas de actualización y han rechazado la indexación de los créditos,
aduciendo que no era función de los jueces modificar la pautas legislativas. Frente a
esta situación la pregunta sería si está vigente la norma que prevé reajustar el crédito
del recedente. Se podría decir que las leyes posteriores habrían derogado esta

.C
normativa o que al referirse especialente a la actualización desplazan a la norma del
art. 245 LGS. En mi opinión, la conservación del valor de reembolso es fundamental
para la subsistencia del instituto del derecho de receso. Como magistrado, no vacilaría
DD
en aplicarla. Es en definitiva un criterio que sólo los magistrados pueden hacer valer. Es
indudable que sería necesario una reforma. No sólo en lo concerniente al reajuste del
valor del crédito del recedente, sino en general porque si el derecho no preserva el
valor justicia, se convierte en un instrumento de inequidad.
La sociedad puede pagar el valor de las acciones
recedidas con las reservas libres o con las ganancias realizadas y líquidas. Si actuara de
LA

esta manera, evitaría tener que reducir el capital en cuyo caso sería aplicable el art.
220, inc. 2 LGS.
FI


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