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9 lecciones del popular libro del almirante McRaven

Tiende tu cama: Cambia tu


vida e incluso el mundo
En el 2014, el almirante William H. McRaven (el
128
noveno al mando de los comandos de operaciones especiales de los
Estados Unidos) dio un poderoso discurso de graduación en la Universidad de Texas, en el
cual compartió inspiradoras lecciones de vida que aprendió durante su entrenamiento básico
de SEAL (equipos de mar, aire y tierra de la armada norteamericana):

“Comienza cada día con una tarea completa. Respeta a todas las personas. Recuerda
que la vida no es justa y que a menudo fallarás. Pero si tomas algunos riesgos, si
sigues adelante cuando las cosas se ponen difíciles, si enfrentas a los matones,
alientas a los oprimidos y nunca, nunca te das por vencido… Si haces todas estas
cosas, entonces la próxima generación y las generaciones posteriores vivirán en un
mundo mucho mejor que el mundo que habitamos en la actualidad”.

En su libro Tiende tu cama – Y otros pequeños hábitos que cambiarán tu vida y el mundo, el


almirante McRaven se extendió sobre las ideas que compartió en su discurso. Aquí comparto
con ustedes nueve lecciones de su libro:

1. Si deseas cambiar el mundo, comienza por tender tu cama. En el entrenamiento de SEAL,


la primera tarea de la mañana es tender la cama y que sea inspeccionada. Esto parece un
acto insignificante, pero sus efectos se expanden a lo largo del día. Comenzar el primer
momento del día con una tarea completa crea un sentido de dignidad y respeto incluso antes
de que salgamos de nuestra habitación. “Si no puedes hacer bien las cosas pequeñas, nunca
podrás hacer bien las cosas grandes”.

2. Si deseas cambiar el mundo, encuentra alguien que te ayude a remar. En el entrenamiento


de SEAL, cada equipo tiene que cargar una balsa y remar en aguas turbulentas después de
horas de entrenamiento. Inevitablemente, a veces días algunos de los reclutas están
exhaustos y no pueden remar. Esos son los momentos en los que dependen de la ayuda de
sus compañeros de equipo. “No puedes cambiar el mundo solo, necesitarás un poco de
ayuda, y para poder llegar desde el punto de partida a tu destino necesitarás amigos,
colegas, la buena voluntad de extraños y un fuerte timonel para guiarlos a todos”.

3. Mide a la persona por el tamaño de su corazón, no por el tamaño de sus sandalias. Sólo


un tercio de los reclutas lograron completar el entrenamiento de los SEAL, pero no siempre
los que tienen éxito son los más fuertes o los más hábiles. “El entrenamiento de SEAL fue un
gran igualador. Lo único que importaba era tu voluntad de tener éxito. No tu color, tu origen
étnico, tu educación ni tu estatus social”.

4. Supéralo y sigue adelante. Si un recluta fallaba en la inspección del uniforme, tenía que
correr completamente vestido hacia el océano y luego rodar por la playa hasta que cada
parte de su cuerpo quedara cubierta de arena. El recluta debía permanecer con ese uniforme
durante el resto del día, mojado, con frío y lleno de arena. El efecto se conoce como “galleta
de azúcar”. “A veces no importa cuán bien te preparas o cuán bien actúas, de todas formas
terminas como una galleta de azúcar. Hay muchos estudiantes que no pueden aceptar el
hecho de que todos sus esfuerzos fueron en vano. Esos estudiantes no entienden el
propósito del ejercicio. Nunca tendrás éxito todo el tiempo. Nunca vas a tener todo el tiempo
un uniforme perfecto”.

5. A veces hay que enfrentar los obstáculos de cabeza. El almirante McRaven falló una y otra
vez en cumplir el tiempo fijado para una carrera de obstáculos porque temía bajar una soga
cabeza abajo para ahorrar los valiosos segundos que le faltaban. Finalmente tomó el riesgo y
lo hizo. No sólo logró cumplir con el tiempo establecido, sino que aprendió a superar sus
miedos. “No temas enfrentar los obstáculos de cabeza”.

6. No retrocedas ante los tiburones. Los reclutas de SEAL deben realizar varios ejercicios en
el océano en medio de la oscuridad, no sólo con una visibilidad limitada sino sabiendo que a
su alrededor está lleno de tiburones asesinos. No hay manera de escaparse de los tiburones;
sólo pueden nadar junto a ellos y luchar si los atacan. “Hay muchos tiburones en el mundo.
Si deseas completar la tarea, tendrás que enfrentarte a ellos”.

7. Sé lo mejor que puedas en el momento más oscuro. Una de las misiones más difíciles en
el entrenamiento es tener que nadar en la oscuridad por debajo de un barco gigante. Está tan
oscuro que si pierdes a tu compañero de nado hay pocas esperanzas de que lo vuelvas a
encontrar antes de que termine la misión. La clave del éxito para completar este desafío es
estar a la altura de la ocasión y mantener la calma incluso en el punto más oscuro debajo del
barco. “En el momento más oscuro de la misión es cuando debes estar calmo, controlado,
cuando debes poner en acción todas tus capacidades tácticas, tu fuerza física y tu fuerza
interior”.

8. Comienza a cantar cuando estés sumergido en el barro hasta el cuello. Durante uno de los
momentos más difíciles del entrenamiento de McRaven, cuando los reclutas tenían frío,
estaban mojados y enterrados en el barro en medio de la noche, uno de sus compañeros
casi se da por vencido. De repente, uno de los reclutas comenzó a cantar y uno por uno
todos se le fueron uniendo, hasta que la fuerza de sus voces los ayudó a pasar la noche. La
persona que tuvo el coraje de comenzar a cantar cuando estaba sumergida en el barro hasta
el cuello le dio al resto del grupo la esperanza que necesitaban para seguir adelante. “Si hay
algo que aprendí en mis viajes por el mundo, es la fuerza de la esperanza. Una persona
puede cambiar el mundo al darle esperanzas a los demás”.

9. Nunca hagas sonar la campana. En el entrenamiento de SEAL hay colgada una campana
de cobre en medio del campamento y si un estudiante desea abandonar el entrenamiento en
algún momento, todo lo que tiene que hacer es hacer sonar la campana. Pero una vez que lo
hace, lo lamentará el resto de su vida. “Haz sonar la campana y ya no tendrás que levantarte
a las cinco de la mañana. Haz sonar la campana y ya no tendrás que soportar la dureza del
entrenamiento. Sólo haz sonar la campana. Pero si quieres cambiar el mundo, nunca, nunca
hagas sonar la campana”.

Cualquiera puede cambiar su vida y el mundo si persevera.

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