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Procesos globales de comunicación

MATERIA: PROCESOS GLOBALES DE COMUNICACIÓN


SEMANA 6

TEMAS SEMANA 6
a) Industrias culturales
b) Eventos mundiales que repercuten en los medios de
comunicación
c) Desarrollo de las telecomunicaciones

 ¿Cómo se originaron las industrias culturales?


El concepto de industrias culturales surge en la
Escuela de Frankfurt, a mediados de los 1940. Se
basa en la observación de la cultura de masas que
realizaron Marx Horkheimer y Theodor Adorno, la
cual comenzaba a manifestarse por aquel entonces
como resultado de la industrialización pujante
surgida luego del término de la Segunda Guerra
Mundial. Debido a la necesidad de lograr que fuera
consumida por un número cada vez mayor de
personas la inmensa cantidad de productos y de
servicios que inundaban los mercados comerciales,
se identificó la oportunidad de otorgar un valor
añadido a tales mercancías de consumo que
rebasaran su sola utilidad práctica; con lo cual la
gente se sintiera atraída por ellas y estuviera
dispuesta a pagar un precio mayor, por el sentido
de pertenencia única que tales objetos harían que
un individuo se distinguiera de entre los demás.
Así nace el universo de símbolos con un arraigo cultural que son utilizados bajo
una óptica de comercialización. Proceso sutil ampliamente recurrido en el
mundo globalizado actual para desarrollar una conducta consumista en quienes
están expuestos a los productos culturales difundidos por tales industrias;
entre las que sobresalen la musical, la cinematográfica y la televisiva.
El arte, en términos del producto del trabajo intelectual con carácter exclusivo
capaz de generar expresiones estéticas en quien lo observa dada su unicidad
en relación con el marco referencial de ese individuo frente al mundo,
representó la primera manifestación cultural que se convirtió en mercancía
para las industrias culturales. La capacidad del arte de captar y transmitir
sensaciones, emociones y sentimientos, como base de la esencia humana y su
identificación con cuestiones universales como el sentido del ser y de la vida,
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es una característica para volver atractiva la reproducción de un cuadro o de


una pieza escultórica para toda persona que, tras
adquirirla, puede presumir a quienes le rodean su
posesión única, así como el sentido distintivo como
conocedor de la cultura que ello le confiere. Sin
embargo, en un nivel creativo e intelectual, la
reproducción masiva de la pieza artística original la
convierte en un elemento trivial,
descontextualizándola de la suma de referentes
vinculados al autor que la creó. Aspectos que
transforman obras únicas e irrepetibles en mercancía
al imprimirles un carácter de producción en serie y
venta masiva bajo una situación meramente de
consumo.
El precursor de esta perspectiva de conferir un carácter potencialmente
comercial a toda creación o invención original, en lo que puede reconocerse la
acepción actual que se le da a la propiedad intelectual, fue Andy Warhol. Su
visión emprendedora lo llevó a identificar los referentes conocidos y
compartidos por los posibles destinatarios de una propuesta cultural
susceptible de generar ventas, con la finalidad de ofrecerles las mercancías
simbólicas que ellos estén dispuestos a conseguir y hasta pagar por el mayor
precio posible, dado su valor intrínseco único y exclusivo para todo aquél que
las adquiere. Andy Warhol es considerado así el creador de la cultura pop,
caracterizada por sondear en todo momento las preferencias de los
consumidores y a tomar como referentes las circunstancias que los rodean (lo
que hoy día se consideran tendencias), para producir bienes y servicios con
una alta factibilidad de consumo. A partir de esta orientación, a las grandes
trasnacionales y emporios comerciales del mundo actual les resulta más
conveniente armarse de referentes culturales subyacentes en productos
culturales, tales como series y películas, para ofrecer sus bienes y servicios
respaldados por los patrones de consumo derivados de aquéllos. Los artículos
de merchandising del éxito cinematográfico reciente en taquilla dentro de las
cajitas felices de McDonald’s son un ejemplo representativo de ello.
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 ¿Cuál sería un ejemplo de industria cultural?


La industria cultural es un término concebido a mediados del siglo XX por
Theodor Adorno y Max Horkheimer, autores del libro Dialéctica de la Ilustración
(1947). Dicho concepto se refiere a todo producto de carácter cultural que es
creado y difundido de manera masiva con fines claramente lucrativos. Como
mercancías dirigidas a generar sentidos de identificación y de pertenencia en
sus receptores, poseen contenidos simbólicos; lo que les confiere alcances de
divulgación de ideologías y de procederes con alto impacto en las distintas
esferas de una sociedad (económicas y políticas primordialmente). Para
algunos estudiosos sobre el tema, implican estrategias e instrumentos de
apaciguamiento y de control social. Esta perspectiva abarca programas
televisivos y radiofónicos, series, películas, géneros musicales y demás
productos de entretenimiento que son vistos como formas de consumo y de
apaciguamiento de la población manteniendo su atención puesta en cuestiones
triviales, cuya base es el capitalismo como sistema socioeconómico
prevaleciente en el mundo globalizado actual.

Los ejemplos de industrias culturales son prácticamente inconmensurables


pues se hayan representados por todo aquello que se ha vuelto cotidiano en la
vida moderna de los seres humanos frente a la era de la globalización presente
en la actualidad. Todo aspecto de la realidad en que se desenvuelve hoy día el
ser humano proviene o está vinculado con un referente cultural que a su vez
responde a fines comerciales. Pautas que son retomadas y difundidas mediante
mecanismos que buscan transferir patrones de consumo hacia las distintas
sociedades alrededor del mundo, subyacentes en los productos culturales que
estas industrias se encargan de difundir a nivel global bajo la presentación de
música, videos, películas, performances, sketches, redes sociales, modas,
trending topics, entre otras posibilidades. Todo ello con el propósito de
producir, legitimar y mantener ciertas prácticas culturales, por lo regular bajo
un esquema de dominación económica y política, con fines lucrativos.
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 ¿Las industrias culturales inciden en los medios de comunicación


o es al revés?
Las industrias culturales hacen referencia al
conjunto de recursos empleados (humanos,
técnicos, materiales, financieros,
procedimentales) para la creación,
producción y difusión de contenidos diversos
con referentes culturales que guardan un
propósito determinado, el cual por lo
general se relaciona con el entretenimiento
y con el consumo.
Ambas cuestiones están estrechamente
vinculadas con los medios de comunicación,
al fungir éstos como los escaparates por los
que se transmiten los productos culturales
generados por industrias que ven en todo
este proceso un inmenso negocio
multimillonario con alcances mundiales.
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La teoría crítica impulsada por la Escuela de Frankfurt (Theodor Adorno y Max


Horkheimer) analiza los medios de comunicación y los considera vehículo de la
cultura, a la par de su amplio poder de injerencia en una sociedad capitalista,
ya que moldean la forma y el fondo de deseos, gustos y miedos de la
sociedad; cuyo reflejo impulsa discursos que logran incidir en individuos y
grupos humanos con ciertas características. De esta manera, el espectador que
se identifica con esos mensajes se ve más fuertemente influido por los
patrones y estereotipos existentes en los productos generados por las
industrias culturales, mismas que precisan de los medios de comunicación para
difundir aquéllos trascendiendo fronteras geográficas y temporales. Se
establece así un vínculo indisoluble entre medios de comunicación e industrias
culturales, en el cual ambos se inciden mutuamente.
Para comprender los alcances de este fenómeno hay que considerar la
profunda interdependencia que se presenta entre las industrias culturales y los
medios de comunicación, al grado de convertir éstos en parte esencial del
proceso que involucra influir de forma determinante en la ideología y modos de
conducta de la gente. Baste considerar los altos costos de la publicidad y de la
transmisión de contenidos de terceros en los medios de comunicación.
Recursos con los que éstos tienen oportunidad de generar sus propios
contenidos. De este modo es posible identificar medios de comunicación que a
la vez constituyen en sí mismos importantes industrias culturales, con una
fuerte capacidad de penetración ideológica y de fuentes de entretenimiento,
para mantener distraída a la población de múltiples sociedades alrededor del
mundo globalizado actual.
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 ¿Internet se puede considerar una industria cultural?, ¿por qué?


Las industrias culturales revolucionaron la dinámica de
consumo alrededor del orbe. Antes de la aparición de
técnicas empleadas para la producción de bienes a
gran escala, a partir del surgimiento y desarrollo de la
Revolución Industrial en el último tercio del siglo XIX,
la generación de artículos diversos con los cuales
atender los requerimientos del día a día se hacía
prácticamente a mano, cubriendo la demanda de la
gente mediante una pieza a la vez. Esto les confería un
valor único, exclusivo e individual, semejante al de las
artesanías existentes hoy día en sitios específicos y en
un número limitado.
Cuando comenzaron a proliferar los artículos de primera necesidad, como
resultado de un proceso industrial sin distinciones y en masa, un sector en
particular de la población con alto poder adquisitivo prefirió seguir
consumiendo productos y servicios elaborados o suministrados de forma
individual, por lo regular bajo encargo dentro de un esquema que podría
considerarse artesanal, como una forma de continuar distinguiéndose de
quienes tenían acceso a esas formas de
consumo a gran escala y, por tanto,
baratas.
Esta situación se volcó paulatinamente
hacia las expresiones artísticas en
especial, debido a que con el tiempo la
inmensa mayoría de los productos de
consumo de primera necesidad
terminaron siendo elaborados y
vendidos dentro de un sistema
industrializado, salvo muy contadas
excepciones. Sin embargo, la pujante visión empresarial que se concentró en
dominar los distintos ámbitos de las sociedades humanas a partir de la década
de 1920, detectó en la masificación de esos elementos artísticos, los cuales
más adelante se diversificaron hacia otras manifestaciones culturales como la
ropa o los accesorios de uso personal, una importante oportunidad de negocio
en la que la percepción de exclusividad por parte del comprador, así como su
diferenciación de lo común y popular, actuarían como la principal motivación
para su adquisición masiva. Así surgieron las industrias culturales, con base en
una premisa aparentemente contradictoria: Poner a disposición de un inmenso
número de personas productos y servicios atractivos que les brinden estatus al
reflejar buen gusto y clase, cuya diferenciación de los demás estriba en el valor
intrínseco que cada quien le confiere según sus condiciones individuales de
compra y de uso.
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Internet, con su apuntalamiento como plataforma mundial de concentración de


pautas existentes en las diversas sociedades presentes alrededor del mundo,
entre ellas la difusión de aspectos culturales y el intercambio de mercancías,
ha asumido la función de preservar a una escala sin precedentes las industrias
culturales, a tal grado de impulsar su crecimiento acelerado mediante la
incorporación de fórmulas de
atracción y de disponibilidad más
elaboradas y efectivas. A
diferencia de sus predecesoras (tv,
radio, cine, prensa), la tecnología digital
de internet brinda al espectador y cliente
potencial de productos y
servicios, ofertados por industrias
culturales variadas, experiencias
sensoriales que en sí mismas ya
representan una distinción significativa. Tales como la combinación de sonidos,
imágenes fijas o con movimiento, e hipertexto; en adición a la posibilidad de
que el individuo pueda crear sus propios contenidos, a la par que interactúa
con familiares y amigos a través de las redes sociales, con una inmediatez que
le permite sentirse prácticamente en cualquier punto del planeta.
En consecuencia, internet no sólo consiste en un vehículo difusor de bienes y
servicios generados por las industrias culturales; sino que se puede considerar
en sí mismo una industria cultural, como en su momento lo representaron la
televisión o la radio. Ello debido a que el ciclo mercadológico de los bienes y
servicios, ofertados por las industrias culturales existentes alrededor del
mundo, requiere de pautas de asimilación y de uso que inciten y refuercen el
consumo de aquéllos. Lo que deriva en la necesidad de contar con otra clase
de productos: los culturales. En particular, contenidos variados, llamativos, con
los que los internautas se identifiquen; tales como canales de videos con
infinidad de temáticas a elegir, plataformas de streaming con películas y
series, redes sociales donde la gente se comunique con los suyos en torno a
cuestiones del diario acontecer o bien, aforos donde se puedan intercambiar
experiencias, inquietudes y propuestas personales referentes a actividades
cotidianas. Así se lubrica y afianza el círculo perfecto: cualquier persona, en
cualquier parte de la Tierra, se habitúa a desenvolverse en su realidad de
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acuerdo con un estilo de vida definido, mientras tiene a su alcance los


elementos necesarios para brindar continuidad indefinida a dichos patrones de
interacción con esa realidad circundante.

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