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Conclusiones

Fue posible conocer la situación de los encuestados, de acuerdo a la frecuencia de consumo de


alimentos, la cual permite poder aconsejarles a cómo mejorar sus hábitos alimenticios
correctamente y así mejorar su estado de salud.

- La situación inicial muestra un patrón de consumo similar a lo encontrado en distintas


encuestas nacionales, con bajo consumo para frutas, verduras, lácteos, y que es común para el
NSE bajo y el área rural.

- El presente estudio demostró que la intervención del programa durante un período de nueve
meses, a más de cinco mil familias beneficiarias, generó un cambio positivo significativo en la
frecuencia de consumo de los grupos de alimentos analizados, principalmente frutas, verduras,
lácteos, carnes, y legumbres, cercano al 20%, y disminución en la frecuencia de consumo de
alimentos altos en azúcar y sal, en un 16.5%.

- Es necesario que el programa realice ajustes al diseño de la intervención en tanto se ha


identificado que el perfil de las familias está representada principalmente por mujeres, jefas de
hogar, con un bajo nivel educacional y alta presencia de niños como integrantes de las familias,
lo anterior, principalmente orientado al componente de Educación Alimentaria Nutricional,
conformado por el trabajo en las sesiones individuales en torno a las recomendaciones y los
talleres educativos grupales, los cuales actualmente se encuentran estandarizados.

- Los instrumentos que serán aplicados a las familias como parte del proceso de intervención,
requieren sean previamente validados en una muestra de familias con el fin de identificar
todos aquellos elementos que pudieran ser confusos o inexactos tanto en el diagnóstico y en la
evaluación, así como también para el análisis posterior, y ser capaces de recoger las realidades
locales y culturales de las familias. 56

- Para dar cuenta de la mantención y/o refuerzo en el tiempo de las frecuencias de consumo
de alimentos de las familias beneficiarias, considerando la presencia que el programa tiene en
las zonas rurales (72.2%) y en la condición de pobreza y extrema pobreza de las familias, se
requiere extender la duración del programa a al menos un año, reforzar el componente de
Educación Alimentario Nutricional y realizar un seguimiento de las familias intervenidas
respecto de la sostenibilidad de las tecnologías de producción de alimentos

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