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Coronavirus en Brasil: cómo una comunidad indígena se enfrentó al covid-19

La tribu de los kuikuro, se negó a seguir las políticas del presidente Jair
Bolsonaro contra el coronavirus y generaron sus propias reglas internas que le
permitieron hacerle frente a la pandemia
La Nación 29 de marzo de 202117:46

Yanamá Kuikuro dice que los líderes de su comunidad entendieron muy pronto los peligros de la pandemia
AIKAX ASSOCIATION
Las comunidades indígenas están consideradas como un grupo prioritario en el
lanzamiento de la vacuna contra el covid-19 en Brasil.
Pero los kuikuro están al frente de la carrera: en lugar de esperar la ayuda del
gobierno, recaudaron dinero para suministros médicos, cerraron sus aldeas y aprovecharon
su experiencia de un brote de sarampión para abordar la pandemia de forma temprana.
Según datos oficiales, se registraron más de 45.000 casos y 620 muertes entre el medio
millón de personas de los territorios indígenas de Brasil, una estadística considerada una
emergencia por la asociación indígena nacional del país, que afirma que el número de muertos
es más alto.
Pero entre los aproximadamente 900 kuikuro, que viven en ocho aldeas en la cuenca
del Alto Xingu, no hubo muertes y solo alrededor de 160 infecciones. Todos fueron
vacunados. Su éxito en la lucha contra coronavirus contrasta con el resto de Brasil, donde más
de 300.000 personas murieron y el presidente Jair Bolsonaro se opuso al confinamiento, ha
desacreditado las vacunas y promovido tratamientos no probados.
El líder de la comunidad, Yanamá Kuikuro, le contó a Pablo Uchoa de la BBC cómo
manejaron el virus que tradujo en la siguiente descripción:
Los kuikuro contrataron a un médico y a una enfermera
AIKAX ASSOCIATION
“Vivo en el pueblo principal de Ipatse; aquí habitan 390 personas, incluidos niños. El
año pasado, vi la noticia del aumento en el número de casos de covid en Brasil. Hablé con mi
hermano y jefe de la aldea de Ipatse, Afukaká Kuikuro, quien también había estado siguiendo
las noticias.
Estaba matando a mucha gente y comprendimos el peligro. Así que reunimos a la
comunidad varias veces antes de que llegara el virus aquí, para pensar juntos: ¿cómo podemos
enfrentarnos a este nuevo virus? ¿Quién nos puede ayudar?
Cuando era niño, mi padre
solía contarme sobre una epidemia
de sarampión que mató a muchas
personas aquí en el Alto Xingu.
Murió mucha gente: los kalapalo,
los kamayurás. Entonces, cuando
nos enteramos del nuevo virus,
nuestros mayores lo recordaron de
inmediato.
Pensamos, ‘tenemos que
organizarnos. Tenemos que
aislarnos’. Si le pedimos apoyo al
gobierno, no llegará pronto.
Construimos una casa para que los
pacientes se aislaran. Como
presidente de la asociación kuikuro,
me puse en contacto con socios (en En el pueblo kuikuro de Ipatse viven 390 personas
AIKAX ASSOCIATION
universidades y ONG).
Recaudaron 200.000 reales (unos US$36.500) a través del proyecto Colectivo
Esperanza de la Amazonía y compramos cilindros de oxígeno, un concentrador de oxígeno y
contratamos a un médico y una enfermera. El gobierno estaba distribuyendo el “kit Covid”
(una combinación de tratamientos no probados contra el virus) pero no lo aceptamos porque
no estaba respaldado por estudios.
Hicimos nuestro protocolo, que era diferente al protocolo del gobierno. Algunos
miembros de la comunidad se enojaron conmigo porque les decía que no salieran del pueblo,
les pedía que usaran mascarillas y se lavaran las manos.
Mucha gente pensó
que estaba mintiendo. Luego
llegó el virus y me creyeron.
La gente de Kalapalo fue la
primera en contagiarse. Los
casos eran muy graves y las
personas estaban siendo
trasladadas a hospitales
fuera (del territorio indígena)
para ser intubados.
Algunos pacientes
nos enviaron mensajes de
audio diciendo que los
Yanamá quería ser un modelo para la comunidad y se presentó primero
hospitales no los estaban
para vacunarse
AIKAX ASSOCIATION cuidando bien, que no les
daban comida. Algunas personas fueron tratadas en nuestro hospital, pero nadie necesitó
oxígeno. Alrededor de junio o julio, el covid ingresó a nuestro pueblo con personas que lo
trajeron de otro municipio.
Nuestro médico hizo una prueba rápida y dio positivo. La familia se aisló.
Aproximadamente 160 personas habían sido infectadas en nuestra aldea y todas fueron
aisladas. Ya habíamos hecho los preparativos y comprado comida (en pueblos cercanos).
El equipo de salud que los estaba monitoreando se la llevaría. Recaudamos fondos (de
nuevo) y esta vez recaudamos
44.000 reales (unos US$8.000).
Con ese dinero, nuestra
organización comunitaria
compró todas las cosas que
estamos acostumbrados a
comprar (en los pueblos):
anzuelos, hilo de pescar,
fósforos, algunos tipos de
comida, combustible para
nuestro generador y nuestra
lancha.
Todo lo que compraron se desinfectó antes de entregarlo
AIKAX ASSOCIATION
Todo fue entregado a nuestro pueblo y desinfectado antes de traerlo. El Ministerio de
Salud nos informó que los indígenas, los profesionales de la salud y los quilombolas
(comunidades de descendientes de esclavos) serían grupos prioritarios en el proceso de
vacunación.
Algunas vacunas llegaron aquí en avión, algunas en automóvil, otras en barco. Con la
llegada de la vacuna, se estaban esparciendo muchas mentiras, muchas noticias falsas…
mucha gente le decía a la población indígena que no debía vacunarse y algunas personas les
estaban creyendo.
Pero Afukaká y yo, no lo creíamos. Hablamos mucho con la comunidad y les dijimos
que no creyeran en las noticias falsas. Ya habíamos recibido las primeras dosis de la vacuna
(Sinovac). Pusimos las fotos (de nosotros recibiéndolas) en el sitio web como un ejemplo para
que otras personas en Xingu también reciban la vacuna.

Todos aquí
hemos sido
vacunados. Cuando
me vacuné, pensé
en las historias que
escuché de mi
padre. El sarampión
mató a muchas
personas, a los
ancianos que tenían
conocimiento de la
historia y la cultura.
Pero después de la
vacuna, no hubo
Se estableció una miniclínica para tratar a pacientes de covid muertes.
AIKAX ASSOCIATION
Cuando vi el
covid-19, pensé, si todos los ancianos y los líderes mueren, no tendremos nuestra cultura. Las
vacunas nos han ayudado. Hoy nuestros niños están creciendo sin las enfermedades del
pasado, como el sarampión, la tosferina y la varicela. Hoy los niños están creciendo sanos.
Nuestra lucha aquí aún no ha terminado. La situación en Mato Grosso es crítica, los casos
están aumentando y el cupo de las UCI se están colpasando. Muchos jóvenes están muriendo
con esta variante (P. 1) del virus.
Estoy muy preocupado. ¿Cómo podemos organizarnos de nuevo? Sé que es muy difícil
montar un minihospital aquí, pero muchas personas mueren en los hospitales de afuera. Pero
el año pasado y este año, cuando la gente se infectó en nuestro pueblo, pudimos vencer al
virus aquí mismo”.

https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/coronavirus-en-brasil-como-una-comunidad-
indigena-se-enfrento-al-covid-19-nid29032021/

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