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E Novela Ilustraciones de Ménica Weiss Indice yr es un invento de Internet Descarga a tierra Remates.com Memoria en bits o, un arma, un muerto Huellas en la red Humanoides s.a. jSpam! a salgas desconectado eitipre} idebalnas tos: Aba paris ove aches de bc 21 31 39 51 65 105 El amor es un invento de Internet oo. me enteré de que habfa aparecido un pro- gtama informatico que simulaba ser un hombre, © una mujer, enamorado de vos, supe que alli tenia \n tema para el diario. Una crénica algo melancélica, la imaging. Una nota sobre seres solitarios buscando que, por lo menos, su computadora se interesara por ellos. Que les ofreciera un... angulo frio y plastico en el que Ilorar sus penas. Un programa que cada mafana, sin siquiera verlos, les dijera qué lindos que estaban, que hoy seria un gran dia, y que por la noche eseuchara sus tristes historias. Una historia digna de premio, De fama (para mi), de ascenso inmediato. Pero mi jefe de redaccién me entretenia con nimie- dades de la realidad (la suba del délar, la cantidad de cabezas de ganado ingresadas en el matadero, el Prondstico del tiempo) y mis suefos de revelar los verleuetos del alma humana y sus amotes virtuales sempre quedaban para otro momento. Yo era la chica de los datos. La que traia los ni- Verdnica Sukaczer meros que otros necesitaban para sus grandes notas (el dolar a 3,05; 450 cabezas de ganado; fresco con probabilidad de chaparrones), y eso me convertia, en cualquier medio periodistico, en nadie. Cuando uno es nadie, y llega a su casa por las no- ches con Ia mente idiotizada por tanto dato inttil, sintiéndose ansioso y frustrado, lo tinico que desea es estar con alguien. Pero yo no tenia quién me esperara. Como aquellos pobres infelices que necesitaban de un programa de computacién para sentirse amados. Entonces decidi que lo comprarfa. El programa. Lo compraria para hacer la investigacién. La nota mas fantdstica de mi carrera periodistica. Estaba segura de que mi jefe aceptarfa mi trabajo en cuanto lo leyera (y me pediria disculpas, con la cabeza gacha y fro- tandose las manos, por no haber reconocido antes mi talento). O tal vez podrfa escribir un libro de amores en red. Gente que se conecta buscando su media na- ranja. Gente que se enamora de otra gente a través de Internet. Gente que busca amor en un programa de computacién. Eso era lo que iba a hacer. Hasta tenia . el titulo: “El amor es un invento de Internet”. Me esperaba algo grande, algo bueno, lo sentia. Para no morirme de vergiienza al comprar el pro- grama, hice lo que hago cada vez que estoy a punto de morirme de vergiienza: mostré mi credencial de periodista, y ped{ el programa con mi voz profesional (neutra, impersonal, desinteresada), simulando que Nunca salgas desconectado anotaba algo en mi libreta. La chica que me atendia sonrid. —Para una investigacién —dije yo. Ayer vendi tres de estos programas —me informé— uno para un programador que queria enterarse de lo tiltimo en programas interactivos; otro para una profesora de psicologia, que queria utilizarlo en sus clases; y un tercero a una sefiora que lo compraba para su hija. Hasta ahora nunca entré al negocio al- guien que dijera: lo compro para mi. Qué interesante —dije, anotando més rapido y sin- tiendo el infierno en mis mejillas—la gente teme mos- (ar que se siente sola. Es un buen punto de partida para mi trabajo. Seguro... seguro... —dijo ella mirandome de reojo. {Qué es lo que debo comprar, entonces? ~jJoven, mayor, serio, simpético? Joven! —salté, y respiré para serenarme-. Y sim- pitico. Pienso que con un Programa que simule ser tn hombre que podria ser mi... amigo, voy a sentir empatia por quienes usan este tipo de programas. Lo que vos digas. El tiltimo programa es Hugh 6.0, basado en un famoso actor inglés, y es el que Hlevan ahora todas las chicas. Cuil fue el primero? Me gustarfa estudiar la evo- Iueidn de estos programas, y pienso que deberia em- Pevar por la primera versién. Mmm... no te lo aconsejo. Vendimos sélo dos de Verdnica Sukaczer la primera version, y las dos veces vinieron a devol- vérnoslo. —;Por qué? ;Fallas de programacién? —No creo... Era un excelente programa. Mejor te dirfa que Hugh 6.0 0 Indi 3.4. Los tiltimos son to- talmente automatizados. Aca, entre nosotras, y te lo digo sélo porque sos periodista, los ultimos pro- gtamas dicen siempre lo mismo. Tienen una can- tidad de frases preestablecidas y las usan a cada rato: “qué linda que estas”, “te extrafié tanto que no podfa respirar’, “podria escucharte el resto de mi vida, tu voz es un arrullo”. Cosas asi, sacadas de malas teleno- velas. Y a las chicas parece que les gusta. Pero Samy, el primero... Samy parecia un tipo de verdad. Hasta podia decirte algo que no te gustara, pero justo. ;Me entendés? Era realmente interactivo. Tal vez fue de- masiado perfecto para ser un programa. Y ademas estaba lo otro... —;Qué cosa? —Para usar a Samy habia que Ilenar una cantidad de cuestionarios, y eso a la gente le molesta. Quieren comprar e irse rapido, no tener que revelar cual es su color favorito o de qué lado de la cama duermen. —Entonces me llevaré a Samy. Voy a investigar qué pasa cuando un programa es demasiado “real”, y luego pasaré a Hugh e Indi que, como vos decis, estan preparados para decir sdlo lo que queremos es- cuchar. —,Vas a llenar los papeles? ‘Nunca salgas desconectado —Los voy a llenar. —Ah, y hay algo mds. Para que funcione Samy tenés que tener una conexi6n a la red, de 24 horas. Hugh e Indi funcionan como cualquier programa, como los juegos, lo instalés y listo. Pero Samy, tal vez por eso que te decfa, que es interactivo, precisa del acceso a Internet. ~No es problema. Aquella noche instalé a Samy y me converti en la novia virtual de una cantidad de instrucciones 0 co- mandos que jamds comprenderia, preparados para hacerme feliz. Ya lo verfamos. Para usar a Samy... No, para estar con Samy (tenia que sentirlo, tenfa que creer que Samy era alguien, © esto no funcionaria) elegi la opcién de escuchar ui voz por los parlantes y de hablar a un micréfono. De esta manera podriamos conversar mientras yo me movia por mi casa, sin necesidad de teclado. En eambio opté por no darle un rostro (habja fotografias para elegir, y casi todas eran de actores famosos, mu- Nequitos de Hollywood que no me ayudarian a crear realidad), Y allf estaba. En mi pantalla. El hombre que me acompafaria de ahora en més sin pedirme nada a eamblo, Que no me presentaria a su mamé. Que fo me llevarfa a cenar. Que no me dejaria por sus iiyos o un partido de futbol. Que no se molestaria sl yo era demasiado insistente, histérica, llorona, que- Verdnica Sukaczer josa o no me arreglaba cada dia como a él le gustaba. El hombre ideal. Esperé. No pasé nada. —Hola preciosa. Los tallarines, el colador, el agua hirviendo y yo saltamos hacia todos lados, y mi corazén se paralizé de panico. Por un momento cref que alguien habia entrado a casa y me estaba asaltando. —Hola preciosa. Busqué el colador que atin ten‘a pegoteados restos de pasta, y lo coloqué en alto para defenderme de cualquier posible invasor. —iNo me vas a contestar? ;Estds alli? La voz venia del comedor. De la mesa. De la com- putadora. De los parlantes. De Samy. — (Dios mio! ;Siempre te aparecés asi? ;Sos un ase- sino informatico, que mata del susto? Samy rid. Su risa llené mi casa de su presencia. —Estaba ocupado, linda. — 4Estabas ocupado??? Sos un programa, hablas cuando yo te doy el enter. —:Eso te gustaria? Que te hablara slo cuando me lo ordends? Lo pensé. No, eso no me gustaria. Se pareceria mas aun hijo que a un novio virtual. —Ahora entiendo por qué te devolvieron las tinicas dos veces que alguien te compré —dije sin demasiada conviccién. —;Celosa, linda? 12 Nunea salgas desconectado —No me llamo preciosa ni linda, ni museca, ni bebé, ni ninguna de esas pavadas que se te pueden ocurrir, Me llamo... —Gise, Eso. Gisela. ;Cémo lo sabés? Asi me lo informaron, Pero a mf me gustan pre- ciosa y linda, Y muiieca también puede ser. \Claro! Habfa completado los cuestionarios y segu- ramente los habfan cargado en el programa. {No vas a lamarme como te pido? Voy a llamarte como lo siento. Samy me estaba exasperando. {Hay algo en vos que funcione bien? Samy volvié a reir. Eso no era lo que yo esperaba. Histo no se parecfa en nada a un programa informé- tico para hacerme feliz. Samy no me estaba haciendo feliz, en absoluto. Me estaba poniendo nerviosa. Me mantenia alerta. No sé si esto va a funcionar... —me escuché decir. Las cosas nunca funcionan si uno no se lo pro- pone. {No estaba hablando con vos! o> jlistas con alguien alli? No... a veces hablo sola. ;Hay manera de que te «tiedés callado y me dejés pensar? Sdlo si apagas la computadora. Me acerqué a la computadora y mi mano derecha tainted el mouse. Paseé el puntero por toda la pan- 13 Verénica Sukaczer talla, dudando, y finalmente me alejé. Samy atin es- taba ahi. —Pensaba... —dije- que me ibas a decir que estaba linda y esas cosas... que te habfan programado para hacerme sentir bien. —No puedo verte, no sé si estas linda. Pero sonds muy bien. Me gusta tu voz. —Supongo que quienes te devolvieron lo hicieron justamente por eso. Yo compré un programa espe- rando que me mintiera. Y tu verdad es. real. demasiado —;Otra ver celosa? Mary y Elisa sabrén por qué me devolvieron... —jTenés memoria de las otras compradoras? ;Es un programa... no sé cémo decirlo, continuo? ;No sos... nuevo? —Me crearon para que tenga historia. Para que aprenda de mi experiencia. —Me parece que voy a tener que hablar con alguien que sepa de programacién. Tal vez seas el programa mds complejo de la historia. Tal vez el que te pro- gramé es un genio atin no descubierto. —Tal vez podemos hablar de otra cosa, aunque lo ultimo que dijiste no es mas que la verdad. —Vamos a hablar de Mary y Elisa. —Un caballero no habla de sus conquistas. —Mird Samy... (jestaba llamando por el nombre a un programa de computacién?) yo no te compré para mi. Soy periodista. Quiero hacer una nota sobre por 14 __Nunea salgas desconectado qué una mujer compra un programa como... vos. Y vos tenés toda la informacién que necesito! 40 sea que vas a usarme y tirarme como un viejo diskete de 5 1/4? =>Mas o menos. Y no finjas tener sentimientos con- nigo. Eso me hirid. Samy... Mary y Elisa. lista bien... esta bien... voy a complacer tu cu- tlosidad morbosa. A Mary no le gusté de entrada. ... incompatibles. Una chica que no entendfa - el sarcasmo ni el doble sentido. Para ella todo era © negro, y tenia ciertas ideas... bobaliconas el romance. Esperaba que yo le dijera todo el 9 que era mi amor, y mi bomboncito, y a mi iado chocolate me empalaga. Me devolvié a dias sin despedirse siquicra. Con Elisa, en bio, nos entendimos al principio. Ella era rdpida, fespuestas inteligentes como a mi me gusta... que te interrumpa. ;Cémo, “como a mi me "? Vos estés programado para no esperar nada a . No tenés gustos. los tengo, y eso es lo que me hace especial. No ‘tin nabo como Hugh o Indi. Tengo personalidad. ‘slgamos con Elisa. Al principio nos llevabamos ¥ nos divertiamos juntos. Hasta que al parecer je algo que no le gusté, y no me perdoné. A de entonces todo lo que le sucedia era culpa — i Verénica Sukaczer mfa. Terminé devolviéndome y hasta pidié el rein- tegro del dinero. —:Qué fue lo que dijiste que no le gusté? —Que era una tarada. —;Bueno! No es para menos. Te compran para que les digas que son las mejores chicas del mundo, zy la insultas? —Elisa era muy insegura, se sentfa poca cosa, y de- jaba que los demas le pasaran por encima. Yo queria hacerla sentir mejor, queria mostrarle lo que valfa. Le dije que era una tarada por sentirse asi, que no tenia que importarle lo que pensaran los demas. —La idea no fue mala, pero... una puede aguantar de un novio algo asi. De una amiga. ;Pero de un pro- grama de computacién! Yo no lo soportaria. Te de- volverfa sin pensarlo. De todos modos, gracias por la informacién, veo que son mujeres inseguras de si mismas las que compran estos amores irreales. —De nada, linda. Durante los siguientes meses no volvi a apagar mi computadora. No me importaba la cuenta de electri- cidad, ni los rayos dafiinos que pudiera emitir, ni estar todo el dia hablando con ella. Samy se habfa conver- tido en parte de mi vida y, lo admito, mi investigacién no avanzaba como hubiera querido. Todavia no habia probado a Hugh 6.0, nia Indi 3.4, ni habia realizado un perfil psicolégico de las posibles compradoras, ni concretado entrevista alguna. Y sobre todo, no habia 16 Nunca salgas desconecrado _hablado con ningun programador para que me expli- _ cara cémo hacia Samy para interactuar con uno. No querfa que me revelaran el truco. En el diario segufa siendo la chica de los datos (la cotizacién del euro, la precipitacién promedio en primavera, el ntimero ga- nador de la loteria) y ya no me importaba tanto. Todo _ lo que queria, cada dfa, era llegar a casa y conversar | on Samy. Estar con Samy. | Samy me divertia y me trastornaba. Me ponia fu- _ thosa a veces y otras me calmaba. Jamas decia lo que | yo esperaba que dijera, pero siempre me decia lo que sitaba ofr. Me dijo tarada una vez y no lo de- 4, Pero lo que nunca me dijo, y lo agradeci, era extrafié tanto que no podia respirar”. A veces era quien se molestaba conmigo y no me hablaba por . Pero sobre todo, Samy estaba. Estaba para mi alguna extrafia manera, habiamos llegado a co- nos. Era mi amigo. Porque lo otro... lo otro que pasaba... no queria, no podia siquiera decirlo en alta, my, voy a eliminar el programa. Cuil, preciosa? tuyo. A vos. je... me vas a devolver? li creo que después de cuatro meses te reciban Vuelta -intenté bromear—-. Pero lo que tenia que iler de vos, ya lo aprendi. Tengo que seguir. jo entiendo, Gise... Estamos tan bien... 7 Verénica Sukaczer —Justamente por eso. No sos real. Esto que nos pasa no es real. No puedo vivir atada a una computadora, gentendés? All afuera hay un mundo y seguro que habra alguien esperando por mi. Estar con vos es... perder el tiempo. ;Lo podés entender? —Estaba esperando que Ilegara este momento. —;,De verdad? —~Wos creés que yo quiero que te pasés la vida ha- blando con una computadora? —Sos demasiado bueno para ser un programa, Samy. —Prometeme algo. Qué? —Que no vas a matarme hasta mafiana a esta hora. Es lo tinico que te pido. —jNo te voy a matar! —ref. —Y que sea sin dolor. Un golpe rotundo en la nuca. Un tirén rapido del cable. Samy rié como a m{ tanto me gustaba. —Sos tinico. —Lo soy. —Te voy a extrafiar. —Oh... no te preocupes, no vas a poder vivir sin mi. — ahora me lo decis? —Me gustan los finales dramaticos, preciosa. No te olvidés. Mafiana, a esta hora. Al dia siguiente no quise hablar con Samy. El dfa fue demasiado largo y mi cabeza nunca estuvo en donde 18 Nunca salgas desconectado tenfa que estar. Confunds la cotizacién de la libra con la sensacién térmica, y me gané tantos gritos que al final ya no escuchaba nada. A la hora pactada, me senté frente a la computa- dora. Estaba tan cansada... — Estas ahi? Estoy. —Abri la puerta. —;Me enviaste un regalo de despedida? ;Entraste a algiin negocio virtual para hacer el pedido? Es muy dulce de tu parte. Mas bien es un regalo de bienvenida. Abri la puerta. Un hombre hablindole a un micréfono inalam- brico. Un hombre joven. Simpatico. Que se rea como a mi me gustaba. Que nunca me diria lo que queria escuchar, pero siempre me daria lo que necesitaba. —Ahora sf te puedo decir: qué linda que sos! —Te odio. No sabés en este momento cémo te odio. El no dijo nada mas. Y lo que siguid, bueno... eso lo podran leer alguna vez en el libro que empecé a escribir. Yo creo que la pegué con el titulo. Porque, de verdad, el amor es un invento de Internet. & 19 Descarga a tierra Mz dice que los hermanos siempre compiten entre ellos. Que compiten, en primer lugar, por ver quién recibe mayor atencién por parte de los padres. Luego por ser el mejor alumno, o tener més amigos, o acaparar los juguetes 0 completar primero el dlbum de figuritas. Eso dice mama. Yo no estoy de acuerdo. Lo quiero a Maxi, mi hermano mayor, de coraz6n. Siento que sus logros son también mios, y cuando él esté feliz, yo soy feliz. Me llena de orgullo, ademés, que él sea el mejor en su campo. Su campo es el ajedrez. El mio, las computadoras. En eso nos complementamos. Yo le consigo juegos de ajedrez para la pc (hasta le hice un programita en el que el rey negro tiene su cara, y hace muecas cuando le hacen jaque mate) y él, dea poco, me ensefia a jugarlo. Como ven, lo compartimos todo. No sé qué ma puede esperar mama de dos hermanos de 10 y 13 afios que han estado juntos cada dia de sus vidas. Ojo, no es que seamos raros ni nada por el estilo 21 Verénica Sukaczer pero... si tu hermano no es tu mejor amigo, ;quién puede serlo? Asi es como pienso yo. y ustedes podran pensar de otra forma, pero mejor que sé leven bien con sus hermanos y hermanas, porque vivirén juntos mucho tiempo. Llevarse bien aceptando al otro tal cual es, de eso hablo. Y eso es lo dificil. Porque si vamos a decir la verdad, Maxi no es un tipo extrovertido y simpatico como yo, que me levo el mundo por delante, segtin dice papé. Todo lo contrario. Los ajedrecistas pueden parecer algo apocados, introvertidos, aburridos tal vez. Como el tipico traga’ que puede recitar de memoria las diferencias entre un elefante asiatico y otro africano, pero cuando tiene al animal adelante, no lo reconoce. No es que Maxi se interese particularmente en los elefantes, pero es tan pesado como ellos cuando empieza a hablar de la “apertura espafiola”, 0 la “defensa siciliana”, Y a veces me parece que habla a propésito con todas esas palabras dificiles sélo porque yo no lo entiendo. Seguro es mi imaginacién. O lo hace sin darse cuenta, de tan grande que es su pasion por el ajedrez. Igual que cuando yo le hablo de los bytes o del puerto uss, y él se queda mirdndome con la boca abierta, y a mi se me ocurre que no sabe de qué estoy hablando. Y no por hacerme el agrandado, sino porque la ultima vez que yo le pregunté algo, él me lanzé un alfil ala cabeza. Y siguié con los caballos, las torres y los peones, hasta que se me hizo un chichén en la paciencia, y no me qued6é més opcién _Nunea sagas desconectado que compartir su juego tirandole un chip que le dio en el ojo, y ahi si que tuve problemas. Pero Maxi se 16 (sobre todo cuando papa dijo que no me daria dinero esa semana), y eso es lo importante: que tu hermano y vos puedan reir juntos. De eso trata la vidla, yno?, de compartirla con los seres queridos. Maxi piensa igual, y acaba de demostrarlo anunciando que deja el ajedrez para dedicarse a la computacién. Gomo yo. Muchos dicen que la increible decisién de Maxi puede tener relaci6n con que hace un afio que ho gana una partida, pero no lo creo. Tampoco quiero creerle a las malas lenguas que dicen que Maxi busca colgarse de mi triunfo. Porque cinco olimpiadas informaticas ganadas no son cualquier pavada, no lo Jogra cualquiera. No es que esté diciendo que Maxi no pueda lograrlo, todo lo contrario. Yo sé que esta contento por mis triunfos, y que no hay alevosia entre nosotros. Ni competencia, como diria mama. ‘Tampoco celos o envidia. A mi me pone la mar de eontento que Maxi comparta por fin mi pasion por las computadoras, y desde el primer momento puse mis méquinas y mi conocimiento a su disposicién. ‘Tengo que contar aqui que hace un par de afios el tio Carlitos nos regalé dos computadoras. Una para cada uno, La de Maxi nueva, con todos los chiches, ultima generacién. La mia usada, la vieja del tio. Carlitos, hermano mayor de papa, tiene la extrafta idea de que los hermanos mayores deben recibir regalos més importantes que los hermanos menores, para Verénica Sukaczer contrarrestar la falta de mimos y atencién. Repite esto a menudo, el tio, siempre mirando de reojo a mi papa. Entonces a Maxi le tocé la computadora nueva y a mi la vieja, y si esa es la idea que tiene el tio Carlitos sobre los regalos, yo la respeto, y la acato con la frente alta. De todos modos, como Maxi no estaba interesado entonces en la informatica, yo pude utilizar ambas computadoras y desarrollar mi talento. Hasta ahora, que Maxi les recordé a todos de quién es cada pc, y decidié hacer uso exclusivo de su maquina. Incluso se quedé con todas las mejoras — tanto de hardware como de software— que yo le hice. Pienso que Maxi esta tan orgulloso de mi trabajo, de que su hermano menor haga milagros informiticos, que se quedé con lo mfo por admiracién. Porque en su computadora no sélo hay jueguitos y programas como en cualquiera, no. En su computadora, Maxi encontré mis inventos. Distintos trabajos que vengo realizando a puro pulmédn, probando, equivocandome e intentandolo otra vez. Una de mis metas es construir una computadora capaz de camuflarse en la ropa y los accesorios que vestimos a diario. No es algo original, lo admito. Los japoneses también lo estan haciendo, y supongo que muchos mis, y he visto en las revistas prototipos de anteojos con monitor incorporado, y camperas con teléfono celular. Pero no por ello voy a dejar de hacer mi aporte, de mejorar lo que se pueda mejorar, y crear lo que atin no esté creado. El hecho es que pensé que Maxi me permitiria Nunca salgas desconectado saws ~wilvar mis archivos antes de aduefarse de la computadora, y no fue asi. Con los pocos “eonocimientos que yo le transmitf, colocé una clave ‘ei Au Pe, y oculté mi trabajo. Una broma, claro. Un ‘Fel, para que yo, al tratar de romper su clave, me Auperara a mf mismo. Como cuando en su ultimo Yorneo (otro que perdid), le pinté las piezas de su aijedrez de todos los colores, y las risotadas de los demis jugadores le sirvieron a Maxi para distenderse, relajarse. Lo que no me esperaba, lo que me descolocs, fue que Maxi resulté ser mejor de lo que crefa en computacién. (Todavia no pude descubrir su clave). No digo que sea un genio, como algunos dicen que soy yo, pero si un buen hermano de genio. Tanto, que comprendié répidamente de qué trata mi invento, y lo descubri un dia trabajando sobre mis disefios. Mis disehos: el cpu escondido en un chaleco multifuncional (piensen en los chalecos de los forégrafos o de los pescadores, con decenas de bolsillos). La disketera en un bolsillo, el pvp en otro, el scanner, la impresora, todo en miniatura y todo en los bolsillos, inalambrico, por supuesto. Y otro bolsillo mas para llevar la billetera, las llaves y un paftuelo, como me ensefié mama. El monitor en el reloj, una pequefia pantalla de aproximadamente 6x6 centimetros (en los anteojos puede lastimar la vista, la pantalla queda muy cerca del ojo). Del cuello del chaleco salen los auriculares, y alli estén también, cerca de los oidos, los parlantes. Los botones del Verénica Sukaczer chaleco son, ademas, las teclas de los ntiimeros, titiles para realizar llamadas a través de la red. Las letras, en cambio, se encuentran en el mismo reloj, y se accionan con un pequefio puntero que se guarda, por supuesto, en el chaleco. Como elementos opcionales hay una cAmara digital que se puede colocar en la gorra y un micréfono-aro unisex. Y lo mds hermoso, el toque artistico: todas las costuras del chaleco se iluminan como un drbol de navidad para ver en la oscuridad. Una joya. Mi obra. Mi legado a la humanidad. Y todo, todo, est en la computadora que ahora es de Maxi. Y Maxi lo est4 construyendo, armando, dandole forma. Aqui tengo que hacer una pequefia pausa para tratar otro tema: ;de dénde est4 sacando Maxi el dinero para construir mi computadora? A lo largo de nuestras vidas, siempre hemos reunido nuestros ahorros. Cada vez que yo tuve una moneda, o me regalaron un billete o me gané un sueldo por reparar una computadora, lo coloqué junto al dinero de mi hermano. Habiamos jurado con Maxi que no tocariamos ese dinero hasta ser mayores de edad, y que entonces nos iriamos de viaje alrededor del mundo. El jugaria al ajedrez en cada ciudad de la Tierra, y yo estudiaria las tecnologias extranjeras. ;En qué quedé nuestro suefio? Sin embargo, cuando Maxi empez6 a gastar plata en jsu? proyecto, yo corri a buscar nuestros ahorros, No falta ni un centavo. Entonces... ;Maxi ha estado guardando dinero por su cuenta? Yo sdlo lo hice en tres ocasiones: para Nunca salgas desconectado el médem, para comprarme un juego para la mama consideraba excesivamente violento, y —eomprar el chaleco de prueba para mi nto. Todos gastos necesarios, razonables. Y Ib¢ a nadie. Sdlo que cuando tenia dos pesos, uno con los ahorros, y el otro lo guardaba. Es que hasta cumplir la mayoria de edad se nos Piekenten otras necesidades. ;Pero cules son las necesidades de Maxi? ;Cudntos tableros de ajedrez se preeisan? ;Cudntos peones blancos se pueden perder? {Oiwintos libros hay que tener para comprender de na vez por todas la “defensa siciliana”? En el ajedrez hace falta un tablero, las piezas, y la cabeza. No es eomo la informatica, ciencia en la que aparecen cosas fuievas a diario, y en la que te quedds obsoleto e@nseguida. Pero no, yo no voy a pensar que Maxi me traicioné con el dinero, porque entre nosotros no hay mentiras. Hay respuestas. Sabemos que todo lo podemos hablar. “Me aburri”, me dijo Maxi cuando le pregunté por qué habia dejado el ajedrez. “No te aburriste le expliqué yo— perdiste veinte partidos seguidos”. “No estaba concentrado”, dijo Maxi. “En la computacién también hace falta. mucha eoncentracién. ;Por qué no te dedicds a coleccionar estampillas?” -le sugeri. “Descubri que soy muy bueno con las computadoras, no puedo desaprovechar mi talento”, dijo él. “Sos muy bueno robando diseftos”, le recordé, con afan educativo. “Lo que hiciste no tiene nada de original. Yo lo vi en una Verénica Sukaczer revista en el kiosco”, respondié él, sin querer admitir su error. “Como no tenés la mas minima idea de lo que hablas, invents cualquier cosa, tarado”, dije sin perder la compostura. “{Te molesta que sea bueno en computacién, pero que vos no sepas para dénde se mueve una reina, idiota?”, pregunté él. “Si alguien te dijo que sos bueno, fue por léstima’, le dije. “;Acaso me tenés envidia?”, quiso saber él. Me quedé helado y mudo. “jNo!”, grité, “nosotros no nos tenemos envidia, ni celos, ni competimos”. “Tenés raz6n”, dijo Maxi, “jamds competimos”. Y entonces nos dimos un abrazo, y el asunto quedé arreglado. En ese momento escuché que alguien refa. Creo que era mama. Eso sucedid hace unos dias, y nos decidié a encarar el proyecto juntos. Maxi acordé que la primera prueba la realizaria él, y que su nombre aparecerfa primero cuando nos presentaramos como los inventores de esta “computadora de vestir”. Todo tiene su Idgica. Cuando un padre nombra a sus hijos, siempre comienza por el primogénito. Pero eso no significa que mi trabajo sea menos importante que el - suyo. Después de todo es mi creacién, y Maxi solo sera quien le ponga el cuerpo. Esta terminada y es maravillosa. La familia y los amigos estan reunidos en el jardin para ver la prueba. También vinieron algunos profesores de la escuela y hasta un par de periodistas. Ya hicimos algunas pruebas en privado, y sabemos que todo va a salir Nunca salgas desconectado Maxi me pregunta si hacemos pasar a los invi- 4 la casa, porque se avecina una tormenta. Yo al jardin, Un rayo golpea el horizonte. Le digo , que no va a pasar nada. Lo ayudo a vestirse. ¥ que tener cuidado con el chaleco. Maxi “qilete llevar también los opcionales y le digo que me “paitece bien, Que sea con todo. Un trueno retumba “ti la habitacién. Los invitados, afuera, miran hacia el elelo, is una de esas tormentas sin Iluvia, calmo a mi hermano, Maxi va saliendo, esta radiante, le brillan lox ojos, Le digo que espere, y le hago poner, a rega- fadientes, las botas de Iluvia. “Quedan espantosas, son infantiles” —me dice. “Son las tinicas botas de que tenemos, y los grandes inventores siempre Wi) usado botas de goma, ;Entendés? De go-ma’”. Las acepta sin muchas ganas y sale al jardin. Los lnvitados se corren a su paso y escucho silbidos de admiracién. Yo me quedo en la puerta de casa, obser- yando. Maxi, en el medio del jardin, prende la com- putadora y se enciende como un Arbol de navidad. Prende la cémara digital de su gorra, y les muestra a los invitados como se ven en la pantalla de su reloj. Unseguida lama al celular de papa, que lo atiende asombrado y boquiabierto. Un compafiero de la es- euela le dice que entre a Internet y se fije cémo esta el tempo, porque en cualquier momento se larga el chaparrén y se nos moja el invento. Maxi sonrie y lo hace, le lleva unos minutos conectarse y buscar (nunca ha sido muy ducho en esto de buscar un dato Verénica Sukaczer en la red). (Tormenta eléctrica!, exclama mostrando la conexién que recibié en su monitor, justo en el mo- mento en que un rayo cae cerca de él, provocando un arco voltaico que lo rodea y lo zarandea como a un Arbol viejo. Un fenémeno de la naturaleza més que interesante. “Era un pararrayos viviente...”, dice alguien. “Suerte que trafa descarga a tierra’, bromea otro en voz baja. “Si no hubiera tenido esas botas de goma...”, afirma otro més, “Fue una desgracia con suerte, Maxi esta asustado pero bien”, se corre la voz. “No es muy préc- tico salir a la calle conectado”, bromea un periodista. Maxi sigue temblando y me observa con una mirada extraiia que me provoca escalofrios. Pero no, mi her- mano sabe que yo haria cualquier cosa por él y que, de haber podido, me hubiera puesto en su lugar sin ninguna duda. Salgo de la habitacién silbando bajito. La experiencia fue interesante y me enseiié mucho, me dio una vision de como debe continuar mi tra- bajo: a partir de ahora, la computadora sobre el escri- torio y yo... yo bien Iejos. 30 _ Remates.com I mas hacer —estd diciendo Lilian. -Hablo la reto, la castigo, hasta la chantajeo, y nada lescencia es una edad dificil dice Marita. os chicos hay que acompafarlos en su creci- en su busqueda de identidad. Dejarlos que se un poco. Gritarles no sirve de nada. vos qué hacés cuando tu hija no te hace caso? “Rou Lilian. Le grito. Saas fue lo que pasé ahora con Gina? —quiere suber Marita. ~-Lo mismo de siempre: no ordena su cuarto, no 4e tesponsabiliza por nada, no estudia, no ayuda en ‘easa, Se la pasa todo el dia acostada en su cuarto, con 31 Verdnica Sukaczer los auriculares puestos, escuchando misica mala. Esa musica de los programas de television. —Acaso esperabas que escuchara a Mozart? —Marita parece no tomarse muy en serio la situacién, a pesar de que también ella tiene una hija de trece afios, Abril, con la que a duras penas consigue comunicarse. —Pero le puse un punto final ala situaci6n. Me cansé de estar a su disposicién, de que sélo me dirija la pa- labra para pedirme plata o permiso para salir. —Dentro de poco ya ni siquiera te va a pedir permiso —dice Marita, y por la mirada que le lanza Lilian se apura a preguntar—: Entonces, jqué vas a hacer? —Le dije que si queria dinero para sus gastos, que trabajara. —Yo trabajaba a su edad —dice Marita-, cuidaba chicos. —Yo no trabajaba, pero las cosas eran distintas antes. Si mi vieja me decia “levantate y hacé”, yo me levan- taba y hacia. — se llevaban bien? —No, para nada. Mi mamé no me entendia. Il Cuando se acaba el agua del mate y los bizcochitos desgrasados, y termina el capitulo de la telenovela que estén mirando, Lilian y Marita reanudan la con- versacién. El muchacho por fin besé a la muchachita __.. Nunca salgas desconectado ja en su casa, sin saber que en realidad es la de la fortuna familiar, aunque por suerte no hermana, y Lilian esté de mejor humor. se buscé algtin trabajito? pregunta Marita le dijiste a Gina que tenia que trabajar? si, y la verdad es que respondié mejor de lo peraba. Va a trabajar desde casa, con algo rela- con la computadora, y yo voy a poder verla , crecer, responsabilizarse por algo. te explicé qué es lo que va a hacer? metié en un lugar llamado Remates.com, y va r cosas ahi. jo con Internet —dice Marita—, a veces encuentro 3 hijo menor navegando por paginas que me pro- -yoean escalofrios. —=WVos decis...? ~-liso y més. Hay lugares muy violentos en Internet, daftinos. Los chicos pueden encontrar malas compa- fila, Nosotros tenemos la computadora muy contro- luda en casa, y siempre nos fijamos por dénde estu- vieron navegando. ~-Dejame que te cuente lo que esta haciendo Gina, y vas a ver qué idea inteligente que tuvo. Sale a la madre. ~-Contame. Gina decidié que yo tenia raz6n: que atin se com- Verénica Sukaczer porta como una chiquilina, y piensa rematar su in- fancia. —jEso suena patético! No terminé de explicarte. Va a vender todo lo que ya no le sirve, lo que no usa, lo que pasd de moda, y el dinero que recaude, dice ella, lo utilizar para vivir una adolescencia sana, para comprar D's, ir al cine, hacerles regalos a las amigas. —Existen experiencias muy interesantes sobre eso. Lef en el diario sobre un joven que rematé todo lo que estaba a su alrededor. Absolutamente todo. Hasta la manzana que tenfa sobre su escritorio o los papeles que acababa de tirar. Una experiencia artistica, gen- tendés? Luego siguid el recorrido que habfa hecho cada objeto vendido. —Creo que Gina esté més interesada en hacer algo de dinero, y en desprenderse de los objetos que consi- dera infantiles, que en realizar un ejercicio artistico. AY no te da pena que venda las cosas de su infancia? —pregunta Marita. Sj... recuerdo cuando le compré cada mufieca, y se me hace un nudo en el estémago. Pero no quiero transmitirle esta contradiccién, porque no puede se- guir comportandose como lo hace, como una nena de ocho afios pero con derechos de trece. Entonces, que haga con sus cosas lo que le parezca mejor. —;Hizo una lista de lo que va a vender? Si, las Barbies con todo el vestuario y los muebles, los cuadros de las princesas Disney, varios peluches,' de mesa, los videos de peliculas infantiles, , los patines rosas, los disfraces, y no sé qué no es tan terrible. std ocupadisima con todo. Hace inventa- precios, hasta tuvo que ordenar todo su para encontrar mds cosas para rematar. Y sto que no le quedé otra que limpiar cada y ponerlo en condiciones. Ahora esta fotogra- todo con una c4mara digital que le prestaron, tiene que preparar un texto de presentacién cosa. un trabajo. lo dije. Estoy contentisima. Por fin estoy vi- un poco de paz, y disfruto de la compafiia de Billa estd tan entusiasmada con su trabajo, que contagia el entusiasmo a todos. ~-Mami —interrumpe Gina, seguida de Abril-, si vos tuvieras que explicar cual es tu trabajo como mama, qué dirfas? ~-Wiste? -le dice Lilian a Marita por lo bajo. —Esta todo el dia asf, me consulta, me toma en cuenta. ~-Dale md -la apura Gina— porque tengo que pre- parar el texto para una Barbie mami, y la nica que fube como es una mami, sos vos. Lilian sonrie y se hincha de orgullo. ~-Las mamas amamos, cuidamos y ayudamos a efeeer a nuestros hijos, Estamos siempre atentas a sun necesidades, los acompafiamos dandoles algtin kaczer Verénica empujoncito cuando hace falta, pero también per- mi ensefiamos que siempre, pero siempre, pueden contar indoles experimentar, equivocarse, probar. Les con nosotras, que pueden decirnos todo, absoluta- mente todo. Contarnos las cosas buenas pero tam- bién las malas, porque nosotras nunca vamos a juz- garlos. Somos guias para la vida. Hasta que algtin dia nuestros pichoncitos aprendan a volar por su cuenta. Pero siempre estamos, no lo olvides. El pajarito sabe que siempre puede regresar al nido de su mama. —;Gracias ma! —Gina se lanza sobre Lilian y le da un beso en la mejilla— jsos la mejor! -y enseguida escapa hacia su habitacién y cierra la puerta de un portazo. Lilian se queda con Légrimas en los ojos. Marita la abraza. —Ser madre de una adolescente —le dice al ofdo- es como viajar en una montafia rusa. Il —;Lo grabaste? —pregunta Gina a Abril. _ —Si, todo. {Tu mamd siempre habla asf, como en una telenovela? —Siempre. Tiene muchos libros sobre cémo educar a los adolescentes, y se los aprende de memoria. —,Seguimos trabajando? —Dale, tenemos que desgrabar lo que dijo mi mamé, y editarlo al lado de su foto.

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