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PAUTAS PARA EL MANEJO DE LOS ATRACONES

Para el atracón hay razones fisiológicas y razones psicológicas. Estas razones


fisiológicas y psicológicas no son excluyentes entre sí, y a menudo ocurren en una
misma persona a la vez.

Las razones fisiológicas. El hambre da señales de que no tenemos los suficientes


nutrientes para funcionar. Los deseos de comer impulsivamente pueden ser constantes o
intermitentes. Cuanto más intentes disminuir la ingesta, más deseos tendrás de darte
atracones. Además, la mayoría de la gente intenta comer menos después de un atracón
precisamente porque se sienten culpables por haber comido demasiado, y el círculo
vuelve a empezar: al dejar de comer se están sentando las bases del siguiente atracón.
Por otro lado, el alcohol y las drogas, al disminuir las inhibiciones, pueden también ser
causa de que te des más atracones.

Las razones psicológicas. El aburrimiento, la depresión, el estrés, la tensión y la


soledad conducen también a menudo a los atracones, porque al menos al principio del
atracón alivian este tipo de sentimientos. Hay otras veces en que si se está siguiendo una
dieta rígida e inadecuada, cuando se tiene un pequeño resbalón la desmoralización
puede llevar a tirar la toalla, a renunciar… Y a darse un atracón.

CONTROL DE LAS RAZONES FISIOLÓGICAS

Para controlar estas razones fisiológicas del atracón, es importante:

 Que te propongas comer siempre a las mismas horas de forma regular. Así das a
tu cuerpo una nutrición adecuada y reduces los deseos compulsivos hacia la comida
evitando que te dispares otra vez.

 Intentar no suprimir ninguna comida después de un atracón ya que esto


preprogramaría el siguiente atracón.

 Atacar o controlar las consecuencias del atracón, por ejemplo los vómitos.

CONTROL DE LAS RAZONES PSICOLÓGICAS

 Ante todo necesitas conocer cuáles son tus propios desencadenantes de los
atracones. Lee tu registro diario y si es preciso habrá que trabajarlo mejor otra
semana para ver bien las circunstancias en que se producen, los antecedentes y las
consecuencias.

 Una vez que hayas conseguido conocer tu problema de un modo más preciso,
intenta “jugar” con las circunstancias para conseguir pequeños aumentos en tu
sentido de control de lo que te pasa. Intenta, por ejemplo, limitar tus atracones a
un solo lugar. O, por ejemplo, intenta restringirlos a un cierto momento del día.

 Haz la lista de situaciones que desencadenan tus atracones y piensa en la forma


de manejarlas. Qué otras actividades o acciones podrías llevar a cabo en lugar del
atracón.

 Intenta anticiparte a estos puntos peligrosos. Por ejemplo, los fines de semana con
demasiado tiempo libre suelen favorecer la aparición de atracones. Trázate un plan
de actividades agradables para el fin de semana.

 Siempre que sientas que vas a darte un atracón, distráete haciendo algo
incompatible con el mismo: salir a pasear, llamar a algún amigo… En este sentido,
ver la televisión o leer no ayudan mucho, porque es muy fácil darse un atracón
mientras estás haciendo cualquiera de ambas cosas. Especialmente en el caso de la
televisión, porque muchos de los anuncios están pensados precisamente para
despertar la insatisfacción e inducirnos a consumir.

 Recuerda hacer uso de la estrategia de control de estímulos. Consiste en intentar


evitar o reducir el contacto con aquellas situaciones, gente, lugares y cosas, que
asocias con los atracones, además de intentar controlar otros aspectos que lo
facilitan. Por ejemplo, no se te ocurra ir a una tienda de comestibles si tienes
hambre, intenta no llevar mucho dinero encima, no tener en casa alimentos extra que
sueles consumir en el atracón, modificar la ruta hacia casa (si en ella se incluía el
paso por algún “establecimiento tentador”), etc.

 No dejes que tus padres/pareja/compañero de piso cierren la puerta de la cocina.


Este tipo de cosas coercitivas suelen llevar a que te sientas limitada y a querer la
comida que hay en la cocina cada vez más. Al final seguro que encontrarás una
forma de entrar. Aunque al inicio del tratamiento en ocasiones ésta es una medida de
control de estímulos que puede ser muy útil, pero para ello has de estar de acuerdo y
aceptarlo, y progresivamente ir reduciendo estos controles externos.

 No te sientas culpable si te has dado un atracón. Mira adecuadamente la cadena


de conducta y explora el eslabón que podrías haber roto, cortando la secuencia de
pensamientos, sentimientos o hechos que llevan al atracón. Piensa lo que hubiera
ocurrido si hubieras conseguido hacer un cambio en la cadena. De este modo, en
lugar de vivir un fracaso desmoralizador, lo habrás convertido en un aprendizaje
para la próxima vez.

 Hay gente que a medida que pasa el tiempo sin darse un atracón se van poniendo
más y más nerviosas, pues sienten que la responsabilidad aumenta porque en estas
circunstancias cualquier pequeño tropiezo tendrá una gran gravedad. Hay que
combatir este tipo de ideas, y un buen truco es el darse un “atracón planificado”. Tu
decides cuándo, cómo y en qué cantidad, y notas que no hay descontrol, que después
puedes seguir con toda normalidad tal como estabas. En todo caso, recuerda siempre
que un tropiezo no deshace el trabajo bien hecho de semanas anteriores. Si vuelves a
intentarlo verás cómo recuperas la sensación de control.

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