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CLÍTORIS: ÓRGANO SEXUAL FEMENINO


Extraído y adaptado del libro de León Gindín: CLAVES
PARA ENTENDER EL CLÍTORIS EN EL SIGLO XXI

Durante siglos, la sexualidad de la mujer fue maltratada y menospreciada hasta límites intolerables.
Freud fue su último verdugo, al dictaminar que el sexo femenino está determinado por la
envidia del pene. Para Freud, el clítoris no es más que un órgano rudimentario, un pene en
miniatura cuya excitación sólo conduce a un placer degradado, un pálido sucedáneo del orgasmo
masculino. Si Freud viviera hoy, probablemente rectificaría sus hipótesis al saber que los
científicos acaban de descubrir que el clítoris mide casi 1O centímetros. El botón encapuchado
que asoma discretamente entre los labios de la vagina es la punta de un enorme iceberg embutido en el
cuerpo de la mujer.

El continente oscuro del alma, como definió Freud la sexualidad femenina, empezó a ser
iluminado a mediados de este siglo, gracias a los estudios de Kinsey y Masters y Johnson, que
empezaron a explorar el sexo de la mujer a través de la óptica de su contraparte masculina. Masters y
Johnson descubrieron que el clítoris no es un bosquejo, sino un órgano tan complejo como su
homólogo peneano. Los cuerpos cavernosos y esponjosos, su inervación, su vascularización y su
reacción a los estímulos eróticos se corresponden punto a punto en los dos órganos sexuales.

También se corroboró que los orgasmos femeninos nada tienen que envidiar a los del
hombre; es más, la capacidad multiorgásmica de la mujer está ausente en su compañero.
Ciertamente, las sexualidades masculina y femenina tienen muchos puntos en común, pero
también notables divergencias. Aún vivimos en una cultura que concibe la sexualidad y el
placer erótico en términos masculinos. La sexualidad del varón es muy simple: erección y
eyaculación. Este paradigma masculino no es aplicable a la mujer. En ésta, la atracción y el
deseo sexual son más ricos y elaborados, ya que su mundo sexual está íntimamente ligado al
afectivo.

¿Por qué un nuevo órgano del placer sexual femenino? Todas las estructuras del clítoris funcionan
en conjunto para proporcionar placer sexual y promover el orgasmo, pero el clítoris es más que
la suma de sus partes. Las mujeres pueden experimentar placer sexual y orgasmo sin saber nada sobre
su anatomía y sin siquiera tocar ninguno de estos puntos.

El clítoris tiene sólo un propósito: permitirles a las mujeres obtener placer sexual. Es tan
importante a una mujer como lo es un pene a un hombre. Está formado por los mismos tejidos que el
pene, y en su mayor parte, funciona igual que un pene. La única diferencia es que la uretra de la mujer
no pasa a través del cuerpo del clítoris. Sin embargo, el tejido que transporta la orina y eyacula a través
del pene está presente, en los labios menores. Aunque el clítoris promedio es mucho más pequeño que
el pene, es de señalar que algunos son tan grandes como un pene pequeño, lo cual hace a
algunas mujeres sentirse incómodas.

LAS FEMINISTAS DESCUBREN "OTRO" CLÍTORIS

La idea de que el clítoris es tan grande y potente como el pene puede parecer ridícula, sobre todo al
revisar cualquier diccionario médico, textos sobre anatomía o libros de orientación sexual. Estos libros
describen al clítoris como una arveja pequeña.

La definición moderna y anatómicamente correcta del clítoris fue desarrollada por los grupos
feministas de Boston (FFWHCs). Como ninguna de las mujeres de este grupo disponía
de entrenamiento médico formal, aprendieron ginecología básica tradicional trabajando en las
clínicas y leyendo sobre el tema. En 1975, decidieron escribir un libro sobre salud reproductiva de la
mujer (1), con la base de los conocimientos que habían adquirido.
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Carol Downer, fundadora del grupo decía: "Poco de lo que encontramos en los libros de
orientación sexual o en los textos médicos parecía corresponder a nuestras experiencias sexuales." Y
agregaba: "Estos textos sólo piensan en un modelo de sexualidad heterosexual androcéntrico".
Estudiaron sus respuestas sexuales en detalle, comparando las partes de su anatomía visible con las
ilustraciones de libros didácticos y rastrearon referencias de textos sobre anatomía de los siglos XVIII
y XIX. El único libro moderno que consideraron esclarecedor fue Naturaleza y Evolución de la
Sexualidad Femenina (2), de la psiquiatra Mary Jane Sherfey. Comparando el clítoris con la anatomía
del pene punto a punto, demostró su equivalencia y descubrió que el clítoris es un amplio y potente
sistema de órganos.
Otro libro convincente es el de Josephine Lowndes Sevely, Los Secretos de Eva (3)
Varias mujeres del grupo se filmaron y se sacaron fotos unas a otras masturbándose, a fin de ver en
vivo las modificaciones dinámicas que ocurren en las estructuras visibles del clítoris durante la respuesta
sexual. Una artista participante hizo ilustraciones del concepto que las participantes tenían del
clítoris. El grupo amplió las descripciones clitorídeas de Sherfey y creó nuevas definiciones, que
abarcan todas las estructuras que sufren modificaciones durante el orgasmo o que contribuyen al
orgasmo de manera significativa.
La cirujano y uróloga australiana, Helen O'Connell (4) tras culminar un estudio sobre anatomía
sexual femenina, concluyó que el clítoris, el órgano sexual femenino, es mucho más complejo de lo
que se pensaba anteriormente. Ni siquiera el libro Anatomía de Gray, conocido como la Biblia de los
cirujanos, ha detallado los intrincados nervios y vasos capilares que llegan a él. "Hay mucho tejido
eréctil que no está dibujado en ningún texto de anatomía, con excepción quizás de un par de libros
muy viejos de disección de la literatura francesa y alemana", declaró O'Connell a la revista New
Scientist. Estupefactos ante el escaso conocimiento sobre el clítoris y la anatomía sexual
femenina, O'Connell y John Houston, experto australiano en reconstrucción genital pediátrica,
decidieron estudiar el funcionamiento interno del órgano femenino.
O'Connell descubrió que el clítoris está conectado a una pirámide de tejido eréctil interior y a dos
abultamientos a ambos lados de la cavidad vaginal. También está conectado a la uretra, que comunica
la vejiga con el exterior.

1. Labios mayores. 2. Labios menores. 3. Capuchón del clítoris.


4. Glande del clítoris. 5. Entrada vaginal. 6. Perineo. 7. Meato (entrada de la uretra).
LABIOS MAYORES.

Los labios externos o mayores, cubiertos de pelos, no son considerados parte del clítoris porque en
términos embriológicos, tienen su origen en el tejido fetal del saco escrotal (bolsa que contiene
los testículos).
Las partes visibles donde comienza el clítoris se encuentran en la comisura anterior, punto en el
que las puntas de los labios externos se encuentran en la base del Monte de Venus.

CLITORIS

Decían los anatomistas clásicos que el clítoris es una estructura cilíndrica y eréctil situada por
encima del introito y constaba de cabeza o glande y el eje o cuerpo. La única parte visible del clítoris
era el glande, el cual estaba rodeado por una terminación de los labios menores que constituían el
prepucio o capuchón. La longitud del clítoris visible era menor de 2,5 cm, aunque variable en distintas
mujeres. El glande del clítoris era la zona más sensible y medía 5 mm de diámetro.
Las feministas afirman que el clítoris tiene un glande, protuberancia de alta sensibilidad que, es sin
duda, la joya de la corona del sistema clitoridiano. Tiene entre 6 y 8.OOO terminaciones nerviosas
sensoriales, más que cualquier otra estructura del cuerpo humano masculino o femenino (un número
equivalente a 4 veces las terminaciones nerviosas sensoriales del glande del pene). Tiene una única
finalidad: el placer, y capacidad de recibir y transmitir sensaciones de roce, presión y vibración.
Los dos labios internos, húmedos, de tejido envuelven el glande, orificio uretral, abertura vaginal y
los dos ductos de las glándulas para-uretrales, una a cada lado del orificio de la uretra.

GLANDE DEL CLÍTORIS

El glande clitoridiano está hecho del mismo tipo de tejido del que está compuesto el glande del
pene y su cuerpo esponjoso.
Cuando una mujer se excita, su glande se llena con sangre y se pone más grande y sensible.
Permanece sensible a las caricias incluso durante la excitación sexual, diferente al cuerpo del clítoris
que se "esconde". La superficie del glande se cubre con tejido mucoso del prepucio y tiene glándulas
sebáceas que dan su apariencia brillante al glande y le permite al prepucio deslizarse fácilmente sobre
él. Si el glande se reseca, sufre la cornificación, se vuelve áspero en apariencia, como ocurre con un
pene circuncidado.
El tamaño medio del glande varía de 1 a 15mm. Como está tan oculto, el clítoris es muy difícil de
medir. En una beba recién nacida llega a los cuatro o cinco milímetros, pero crece junto con la mujer
hasta alcanzar una longitud adulta promedio, desde la base hasta el glande, de unos dieciséis
milímetros. El tamaño del clítoris no determina cuán sensible es, pues el número de terminaciones
nerviosas es siempre el mismo. Es meramente un haz de terminaciones nerviosas, con una
concentración mayor que la que se da en el resto del cuerpo en un solo órgano. Ese lujurioso
entretejido nervioso es la razón por la que a veces duele, pero también el secreto de su éxito
orgásmico: el clítoris es un órgano puramente sexual. El prepucio protege el glande del estímulo
directo y las secreciones sebáceas reducen la fricción. Esta es la razón probable por la cual la mayoría
de las mujeres se masturban masajeando el prepucio en lugar del glande clitoridiano.
Aunque el clítoris es muy sensible, algunas mujeres informan que su clítoris es insensible al
estímulo. La causa de esto es desconocida, pero puede ser el resultado de la disociación con el propio
cuerpo, enfermedades del sistema nervioso o falta de uso. La sensibilidad de cualquier órgano
sensorial varía de una persona a otra, y el clítoris no es diferente.

EL CLÍTORIS TAMBIÉN TIENE SU TAMAÑO

Impactaría a muchos saber que algunas mujeres sanas tienen un pene, sólo que se prefiere llamar a
su pene clítoris. Esta analogía es exacta desde una perspectiva sexual y biológica. El pene y el clítoris
están hechos de los mismos tejidos y funcionan de la misma manera porque se desarrollan de las
mismas estructuras fetales. En los varones, el pene está normalmente expuesto en el útero materno a
niveles aumentados de testosterona. Esto resulta en que los varones tengan un pene más visible, pero
no necesariamente más grande. Durante parte de su tiempo en el útero, todas las mujeres tienen un
clítoris muy grande en proporción al resto de su cuerpo, por la secuencia del desarrollo.
Como resultado genético o haber estado expuesta a niveles aumentados de andrógenos, algunas
niñas nacen con un clítoris que se parece mucho a un "pene". Esto puede producir vergüenza en los
padres y personal médico a pesar de ser una "niña" normal y sana. No es deforme o imperfecta. Por
desinformación, en vez de tranquilizar a los padres diciéndoles que es normal, algunos médicos cortan
el pene de la chica o reducen su tamaño, bajo la premisa de corregir un error de la naturaleza.
Se supone así que esto resulta en que la niña crecerá como una mujer adulta y sana, que no cuestionará
su sexo. La verdad es que aún si su pene es removido, todavía puede cuestionar su sexo, al ser el sexo el
resultado de impresiones hormonales y genéticas.
La apariencia física de una persona puede no influir sobre su verdadero sexo u orientación sexual,
puesto que varones y mujeres son variantes ligeramente distintas de lo mismo. La única diferencia real
entre un clítoris y un pene es el tamaño promedio de la porción que podemos ver. Tres cuartos del
clítoris permanecen ocultos de la vista. El clítoris promedio es de alrededor de 1O cm. de largo, ¡el
mismo que un pene fláccido! La única otra diferencia entre los dos es que la uretra del clítoris no se
extiende a todo lo largo hasta la punta del glande, como en el caso del pene. La única diferencia es un
surco a lo largo de la parte inferior del clítoris donde estaría ubicada la uretra en el pene. Las mujeres
con clítoris muy grandes pueden incluso tener coito, insertando su clítoris en la vagina o ano de su
pareja.

LABIOS MENORES O INTERNOS

Los anatomistas clásicos afirman que los labios menores son dos pliegues
longitudinales localizados por dentro de los labios mayores. Para las feministas la apariencia de los
labios internos cambia mucho de una mujer a otra. Su color puede variar de un rosa pálido al color
vinoso o chocolate oscuro. Además, se pueden oscurecer después que la mujer da a luz. Los labios
pueden ser rectos y estrechos, curvos hacia dentro, etc. Su textura puede ser lisa, limpia, casi
translúcida, o muy arrugada. No es raro que uno de los labios sea muy diferente de su par. Una de
los importantes correcciones hechas por los FFWHCs fue la de cambiar los nombres de los labios
mayores y menores a labios externos e internos.
"Examinando nuestros propios genitales y centenares de fotografías, concluimos que los términos
"mayor" y "menor" pueden ser engañosos", explica Carol Downer, del grupo. "Con gran frecuencia,
los labios menores pueden ser mucho mas pronunciados que los labios mayores, que pueden ser
relativamente delgados..." El borde externo de cada labio interno se dilata y se extiende en dirección
al Monte de Venus, formando un capuchón protector sobre el glande, análogo al prepucio del pene.
Los bordes superiores de los labios internos se encuentran debajo del glande, formando una "V"
invertida. Es el frenillo del clítoris. Los labios internos son ricos en terminaciones nerviosas, que los
tornan muy sensibles. Para algunas mujeres, son más sensibles que el glande.
EL TAMAÑO LABIAL VAGINAL, ¿TAMBIÉN PREOCUPA A LAS MUJERES?

Es difícil imaginarse por qué las mujeres se deberían preocupar por el tamaño y forma de sus
genitales. Raramente se imagina a las mujeres teniendo genitales externos. Se supone que todo está
dentro del cuerpo y fuera de la vista. Se dice que las mujeres tienen vagina. Raramente se dice que
tienen vulva.
Mirar o tocar sus genitales era responsabilidad de un médico. Hoy, las mujeres están más cómodas
con sus cuerpos y son propensas a explorar sus genitales. Las mujeres tienen una expectativa irreal de
cómo deben verse sus genitales. La mayoría de los libros de anatomía retratan los genitales de la mujer
como pequeños y uniformes. Si las ilustraciones están en colores, la vulva normalmente se muestra
uniformemente rosada.

ASPECTO DE LOS LABIOS MENORES

Lo que más preocupa a las mujeres es la forma, tamaño, y color FM de sus labios menores. Para
D:20200210144829-03'00'10/02/2020 02:48:29
algunas mujeres, sus labios menores son más grandes que los mayores. p.m.
El color labial puede ser
castaño o negro, no rosado. Pueden ser gruesos y arrugados en vez de delgados y lisos. Vienen en una
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multitud de formas y tamaños. Las mujeres negras tienen labios menores que se proyectan
no coincido oprque ni se hasta 1O
la miran
cm. fuera de los labios mayores. Pero, los labios que se proyectan fuera de los labios mayores
son comunes en todas las razas de mujeres.
Los labios menores son muy elásticos y fáciles de estirar, y no tienen nada en su estructura para
mantener su tamaño y forma si son estirados constantemente. Si la mujer se masturba tirando de sus
labios menores, puede causar que se vuelvan más largos y más gruesos.
Si una mujer se masturba frecuentemente puede desarrollar vasos sanguíneos y tejidos
eréctiles más grandes, que darán como resultado estructuras genitales ligeramente más grandes. Es
más bien una indicación de salud, no de enfermedad.

FRENILLO DEL CLÍTORIS

El frenillo indica dónde se habría localizado la salida de la uretra, si el clítoris se hubiese


desarrollado en un pene durante el desarrollo fetal. Esta unión hace que el clítoris sea estimulado
indirectamente por el movimiento de los labios menores cuando el pene entra y sale de la vagina
durante el coito. Para un porcentaje de mujeres, este estímulo es suficiente para producir un orgasmo,
cuando se combina con las sensaciones del pene sobre la pared vaginal.
El frenillo de la vulva y el frenillo del pene no son la misma cosa; "frenillo" es simplemente el
nombre médico para este tipo de estructura anatómica. La lengua, por ejemplo, tiene un frenillo
también.

CAPUCHÓN O PREPUCIO

Los labios menores se unen formando el prepucio o capuchón clitorídeo. Cubre el cuerpo
clitoridiano y el glande, a menos que sea retraído manualmente. El capuchón protege al glande
clitoridiano del estímulo constante e irritación.
Está compuesto de dos capas de piel: una exterior que se continúa a lo largo del cuerpo del clítoris,
y una capa interna mucosa. Las glándulas del prepucio producen enzimas que atacan las bacterias y
protegen el glande y prepucio de infecciones. Hay también glándulas que lubrican el glande y prepucio
que son más activas en la pubertad. Su tamaño varía de una mujer a otra y no se basa en el tamaño del
clítoris. La mayoría de las mujeres puede retraer su prepucio para exponer todo o parte de su glande.
Algunas mujeres tienen un prepucio tan largo o, estrecha su apertura, que su glande siempre está
oculto.
La eliminación de las células de piel del prepucio y glande y la producción sebácea y de enzimas
resulta en la formación de esmegma. El esmegma es una sustancia que huele a queso blanco que puede
tener un fuerte olor, en la mujer se informa que es "a pescado". Debido al espacio restringido entre el
glande y el prepucio o capuchón, el esmegma puede acumularse bajo el prepucio en la forma de
pequeñas "perlas" o granos. Se recomienda, mientras están fundidos el prepucio y el glande, que se
lave con agua corriente sólo el esmegma que se escurre por abajo del prepucio. Los padres no deben
retraer el capuchón del clítoris de su hija mientras la bañan. En algún momento, el prepucio y glande
se separan como resultado de la masturbación, baño, etc.
El uso de jabón parece aumentar la probabilidad de infección. Si el prepucio y el glande no
se separan totalmente o si se produce una infección entre el glande y prepucio, pueden desarrollarse
adherencias entre los dos.

FÚRCULA

Las extremidades inferiores de los labios internos se encuentran por debajo de la abertura vaginal,
constituyendo una membrana opaca, la fúrcula, que representa el límite inferior de la parte visible del
clítoris. La fúrcula puede ser rota o cortada cuando la mujer tiene hijos, y su apariencia puede cambiar
o ser completamente eliminada. Así como la comisura marca la extremidad superior del clítoris
visible, la fúrcula marca su límite inferior.

LAS PARTES OCULTAS DEL CLÍTORIS

Si se pudiese remover la parte superior de la piel y las estructuras visibles del clítoris,
descubriríamos innumerables estructuras ocultas, llamadas "usinas de orgasmos" por Mary Jane
Sherfey. Entre estos elementos, se incluyen tejido eréctil, glándulas, músculos, vasos sanguíneos y
nervios. Tanto en el clítoris como en el pene, hay dos tipos de tejido eréctil: el cuerpo cavernoso y el
cuerpo esponjoso, que se llenan de sangre durante la respuesta sexual, causando la erección.

CUERPO CLITORÍDEO

El cuerpo clitoridiano está unido al glande, por debajo de la piel. Se trata de un segmento fibroso y
relleno de tejido eréctil esponjoso, y, como el glande, es muy sensible. Pasando un dedo de delante
hacia atrás por encima del glande durante la respuesta sexual, se siente una saliencia dura de 1 a 2
centímetros y medio de largo, con un diámetro de Yz centímetro, que se yergue en dirección al Monte
de Venus, luego se inclina y se divide, formando dos ramas delgados, también compuestas de tejido
esponjoso. Estas son las ramas o "piernas" del clítoris que se parecen, disecadas, al huesito del pecho
de pollo.

PIERNAS Y BULBOS DEL CLÍTORIS

El cuerpo y las raíces o "piernas" del clítoris están hechos de dos estructuras de forma cilíndrica
compuestas de tejido eréctil, similar al de los cuerpos cavernosos del pene, insertadas a los lados de los
labios menores. El cuerpo contornea hacia abajo del hueso pelviano y por arriba se une el glande. En
el cuerpo del clítoris, los dos cuerpos cavernosos se unen entre sí a lo largo de su lado común y el
tejido circundante le hace aparecer como si hubiera sólo una estructura eréctil. En el punto donde el
cuerpo encuentra al hueso pelviano, los dos cilindros se separan y se amoldan a la forma de los huesos
pelvianos, formando una "V" invertida.
El tamaño del cuerpo del clítoris varía de 2 a 5 cm. y se refiere a la porción del clítoris que se
puede tocar y sentir con los dedos, bajo el prepucio o capuchón. Las raíces o piernas miden
aproximadamente 7,5 cm. de largo, lo que hace los 1O cm. como longitud promedio del clítoris, mucho
más grande lo que la mayoría de las personas cree.
El clítoris se pone erecto cuando se acumula sangre en él durante la excitación sexual. Los
músculos lisos de los cuerpos cavernosos se relajan durante la excitación sexual, lo que permite a la
sangre acumularse dentro del clítoris al igual que en los varones. Cuanto el clítoris se proyecta
al
exterior en su excitación, dependiendo de su tamaño y de la elasticidad de los tejidos, el clítoris
apuntan hacia abajo para favorecer su roce con el pene durante el coito.
Cuando el clítoris se hincha con sangre, se siente firme al tacto. Cuando la mujer se excita
sexualmente, se siente su clítoris firme y erecto, como un pequeño lápiz, al deslizar los dedos sobre la
zona. Para algunas mujeres con clítoris pequeño, la forma de localizar el cuerpo del clítoris es
sintiéndolo ponerse erecto mientras los tejidos circundantes permanecen blandos. La mujer puede
percatarse de este cambio en su clítoris, y siente como si tuviera una "erección" debido a su intensidad.
Por debajo de los labios internos, existen un par de bulbos de tejido eréctil cavernoso. Durante la
respuesta sexual, estas estructuras se llenan de sangre, causando su erección. Los bulbos son dos
cuerpos eréctiles que se unen al cuerpo del clítoris y que se ubican bajo los labios menores. La
longitud de ellos varía de 3 - 7 cm. Los bulbos del clítoris corresponden al cuerpo esponjoso del pene
del varón. Están hechos del mismo tejido eréctil del glande clitoridiano y el cuerpo esponjoso varonil.
La mujer puede advertir su hinchazón durante esa excitación. Por su naturaleza eréctil y situación
cercana a la vagina, se piensa que ayudan a preparar la entrada vaginal para el coito.

IMAGEN DE PIERNAS Y BULBO DEL CLÍTORIS:

URETRA FEMENINA: ESPONJA URETRAL

La uretra (tubo por donde se orina) está rodeada por un anillo de tejido eréctil esponjoso, idéntico
al tipo de tejido del cuerpo esponjoso que rodea al pene.
En las mujeres, la uretra tiene cerca de 5 centímetros de largo y va de la vejiga al orificio uretral,
saliendo por encima de la abertura vaginal. "En casi todos los libros de anatomía modernos que
examinamos, no se mostraba el tejido eréctil en torno a la uretra", revela Carol Downer. "Es
claramente análogo al tejido esponjoso que rodea la uretra de los varones; durante varios siglos no fue
considerado parte del clítoris. Las investigadoras feministas resolvieron llamarla esponja uretral."
La esponja uretral es una parte muy importante del sistema clitoridiano. Dentro de su tejido eréctil
esponjoso, existen más de 3O glándulas de naturaleza prostática, que producen un fluido alcalino
similar, en su composición, al fluido de la próstata en los hombres. Las mayores de ellas, llamadas
glándulas de Skene, se sitúan cerca del orificio uretral, pero hay muchas insertadas en el tejido
esponjoso que rodea a la uretra. Ese conjunto de glándulas es denominado glándulas parauretrales,
son la fuente de la eyaculación femenina. Esta esponja es difícil de percibir, pero, durante la respuesta
sexual, si se coloca un dedo en la vagina y se presiona en dirección al monte púbico, se podrá sentir
una masa dura y larga. Cuando la esponja se encuentra llena de sangre, algunas mujeres sienten una
extrema sensibilidad al movimiento, presión o vibración en el interior de la vagina. (Punto G)

GLANDULAS DE BARTHOLINO

Dentro de los labios internos, inmediatamente por debajo de la abertura vaginal, existen dos
conductos bien visibles que conducen a dos glándulas del tamaño de porotos, llamadas vulvovaginales
o de Bartholino. Estas glándulas producen algunas gotas de un fluido viscoso, espeso, que contribuye
a la lubricación de la abertura vaginal. La cantidad de fluido fabricado es tan pequeña que
habitualmente no se nota. Sin embargo, algunos autores coinciden en destacar la importancia, hasta
ahora no tenida en cuenta, de las glándulas de Bartholino, pues su secreción cae directamente en el
introito, es más espesa y facilita la intromisión del pene sin molestias.

ESPONJA PERINEAL

Sobre el perineo, un pequeño puente de tejido que separa la fúrcula (que señala la
extremidad inferior del clítoris) del ano, tiene una densa red de vasos sanguíneos, denominada "cuerpo
perineal". Durante la respuesta sexual, este conjunto de vasos sanguíneos se llena de sangre y son
sensibles a las caricias, presión y vibración. Muchas mujeres y hombres tienen una intensa sensibilidad
en el perineo durante la respuesta sexual, y relatan que la estimulación o presión en esta área muchas
veces pueden ser sentidas en el interior del abdomen.

VESTÍBULO

El vestíbulo es el triángulo formado por el área debajo del clítoris y sobre la entrada vaginal. Los
labios menores forman los lados del triángulo. El meato urinario o uretral se localiza dentro de esta
área de la vulva.

MEATO URETRAL

Constituye la apertura de la uretra en el vestíbulo, a través de la cual salen del cuerpo orina y
eyaculación femenina. Habitualmente es poco visible, pero haciendo "fuerza para hacer pis" se lo
localiza fácilmente. El meato uretral es sensible también al estímulo sexual, de hecho algunas mujeres
pueden equivocar su apertura uretral por su clítoris, si no examinan su vulva visualmente, rigiéndose
solamente por la sensibilidad. A veces, estimular la uretra a través de la pared vaginal superior puede
resultar en la eyaculación femenina.

ENTRADA O INTROITO VAGINAL

La entrada vaginal o introito forma la "boca" de la vagina. Es incorrecto decir "apertura vaginal"
porque al menos que haya algo insertado en la vagina, el pasaje vaginal está cerrado. Un problema con
algunas de las ilustraciones de los libros de anatomía, es que la entrada vaginal siempre se muestra
como un área oscura, indicando un espacio vacío oscuro, una especie de cueva. Normalmente, las
paredes vaginales están en contacto entre si, la vagina es un espacio virtual, no una apertura como se
muestra y representa normalmente.

HIMEN

Separando los labios internos e estirando un poco la abertura vaginal, se pueden ver los restos del
himen. Al nacer, se encuentra estirado sobre la abertura vaginal, pero en general esta roto, perforado o,
simplemente, desintegrado cuando la mujer llega a mediados de la adolescencia.
Durante el desarrollo embrionario temprano, no hay apertura hacia la vagina desde afuera del
cuerpo. La membrana delgada de tejido que cubre el canal vaginal se llama himen. En algún momento
del desarrollo fetal este tejido se divide, exponiendo la vagina al mundo exterior. Cuando la apertura
se forma, algo de los restos de este tejido permanece. Ese tejido que todavía cubre la entrada vaginal
después del nacimiento es lo que constituye el himen. Las entradas a la vagina y el himen son de
muchas formas. En la siguiente ilustración se muestran las variaciones más comunes.
A veces el himen no se abre durante el desarrollo fetal y la nena nace con un himen sin perforar
(himen imperforado), lo que significa que no hay entrada vaginal. Se requiere una cirugía menor para
crear una apertura. Si esta apertura no existe antes del comienzo de la menstruación, la menstruación
se acumula en el útero y la vagina produciendo dolores abdominales y calambres.
Muchas personas tienen la impresión de que el himen se localiza dentro de la vagina. En realidad
es parte de la vulva, de los órganos genitales externos. Se localiza fuera de la vagina. Oculta
parcialmente el orificio vaginal de algunas mujeres.
Hay incluso algunos hímenes que son suficientemente elásticos para permitir a un pene entrar sin
rasgarlo, o hacerlo parcialmente. Esto normalmente sólo es verdad si la dilatación ocurre primero muy
gradualmente, con los dedos u otros objetos, por un período extendido de tiempo.
El himen no desaparece mágicamente cuando se inserta algo en la vagina. Sólo se estira o rasga lo
suficiente como para permitir la entrada de lo que se esté insertando. Si por ejemplo, una adolescente
inserta dos dedos en su vagina mientras se masturba, su himen aún puede rasgarse al tener coito por
primera vez, ya que un pene promedio es un poco más grueso que dos dedos.
Una mujer que haya tenido sexo vaginal puede tener aún presente tejido del himen; este tejido
remanente puede ocasionar dolor durante el coito. Si la pareja de la mujer tiene un pene más grande
que sus parejas anteriores, o una pareja prueba una nueva técnica o posición durante el coito, su himen
puede volver a rasgarse, o hacerlo por primera vez. Remanentes del himen están normalmente presentes
hasta que la mujer da a luz a un bebé vaginalmente.

VIRGINIDAD

Durante buena parte de la historia, el himen intacto fue considerado un indicador de la virginidad
femenina, comprobando que no había sido penetrada por el pene de un hombre. Este concepto se
estableció en las primeras culturas patriarcales, en las cuales las mujeres y las criaturas eran
consideradas propiedades, y las niñas eran vendidas para casarlas al comienzo de la adolescencia. Las
niñas tenías que ser vírgenes y permanecer fieles desde el casamiento, de modo tal que el
marido tuviese la certeza de que los hijos de ella eran también suyos.
Contrariamente al mito popular, la presencia o ausencia de himen de ninguna manera indica que
una muchacha o mujer haya o no ha tenido coito vaginal. El himen de algunas niñas desaparece
totalmente antes del nacimiento. El tejido del himen es muy delgado, no toma mucho esfuerzo a los
tejidos circundantes causar su estiramiento. Actividades normales de la niñez como abrir ampliamente
las piernas durante la gimnasia, montar en bicicleta, y masturbarse pueden producir que desaparezca el
himen antes de a la pubertad. La inserción de los dedos en la vagina también pueden estirar el himen.
Algunos son tan elásticos que cuando un pene se inserta despacio y suavemente, puede estirarse sin
desgarro, de manera que cuando el pene se retira, el himen vuelve a su forma anterior.
Aproximadamente un 5O% de las mujeres experimentan sangrado cuando tienen el primer coito.

LA VIRGINIDAD VISTA POR UN PSIQUIATRA Y SEXÓLOGO (6)

Se denomina "virgen" a toda persona de uno u otro sexo que no ha tenido aún actividad coital
(pene-vagina), independientemente de que haya tenido ya otra actividad sexual (manual, oral, anal,
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etcétera). Es posible encontrarnos por un lado con "vírgenes" sin castidad ni continencia (a las
que Prevost llamaba "semivírgenes"), y por otro con "vírgenes grávidas", por haber mantenido
relaciones extravaginales (por ejemplo actividad sexual interfémora) por temor al embarazo no
deseado y no haber tenido en cuenta la capacidad que tiene el moco cervical de la mujer de servir de
"conducto" de ascenso de los espermatozoides rumbo al útero, con lo cual es factible el embarazo en
mujeres vírgenes.
Normalmente, el coito origina la laceración de varios puntos del himen, lo que hace que se produzca
una pérdida de sangre, algunas veces de cierta importancia. A tal circunstancia se la denomina
"desfloración". Cuando la virginidad anatómica está intacta a pesar de haber habido coito (himen
indemne), se habla de "desfloración funcional". Un ejemplo de tal situación es el himen
"complaciente". Cuando la laceración anatómica no se produce en el coito, puede ser que persista el
himen largo tiempo o que un parto lo lacere, quedando unos botones seudocarnosos en las paredes
vaginales que se denominan "carúnculas mirtiformes". Hay hímenes como los triangulares, que se
suelen replegar o retraer sobre sí mismos en el momento del coito y así permanecer íntegros, razón por
la cual la presencia del himen nunca es seguridad total de virginidad real.

ASPECTOS PSICOLÓGICOS DE LA DESFLORACION: (7)

• Algunas mujeres que han tenido una actitud rígida y/o represiva de la sexualidad previa,
pueden presentar una situación psicotraumática frente a la desfloración.
• La mala iniciación sexual puede traer dificultades de pareja en el plano psicológico, que se
trasunta en odios, reproches, rechazos, etc.
• Las pautas sociales y/o religiosas sexofóbicas suelen ejercer influencias en la desfloración
de la mujer.
• En muchos ámbitos socioculturales el himen sigue teniendo connotaciones de dote, pureza,
tesoro, etcétera, con lo cual se ejerce presión psicológica sobre la conducta sexual de
algunas mujeres.
• Hay mujeres que ejercen su sexualidad por curiosidad, snobismo, competencia con otras
mujeres, miedo al abandono de su potencial pareja, etc. más que por afecto, decisión
personal o "imposición" libidinal.

HORQUILLA Y FOSA NAVICULAR

La Horquilla es el área dónde los labios mayores se unen debajo de la entrada vaginal. Es el borde
delantero del perineo y finaliza en el músculo del esfínter del ano.
La Fosa Navicular es el nombre dado a la depresión que existe entre el perineo y el himen, debajo
de la entrada vaginal.

MÚSCULOS DEL SUELO PÉLVICO

El clítoris tiene varios grupos de músculos, generalmente llamados "músculos vaginales", pero
correctamente se denominan "músculos del suelo pélvico".
El músculo bulbocavernoso se encuentra entre los labios internos y los bulbos del clítoris;
está compuesto de tejido eréctil cavernoso, y tienen la misma forma oval que éstos, de allí su nombre.
En su porción inferior se une al músculo del esfínter anal. Juntos, los dos forman la figura de un
ocho. Conocer que los músculos que rodean clítoris y ano están interligados ayuda a entender por
qué la estimulación anal causa una sensación agradable.
Sobre el glande, los músculos isquiocavernosos sobresalen de ambos lados, rodeados por las ramas
del clítoris y por los bulbos, como una "V" invertida. Sus extremidades inferiores están unidas a los
huesos ísquiones. El músculo transverso del perineo se extiende como una faja de goma de un lado al
otro, unido a los huesos ísquiones en ambas puntas y fundiéndose a los músculos bulbocavernoso y
esfínter anal en el centro.
El diafragma urogenital es un músculo achatado, de forma triangular, rodeado por los músculos
isquiocavernosos y transversos del perineo. Es atravesado por la uretra y la vagina.
Sobre todas estas estructuras se localiza una larga lámina muscular de forma circular el elevador
del ano. Más conocido como músculo pubococcígeo, forma parte del diafragma pélvico. Está
atravesado por la uretra, la vagina y el ano, y constituye el fondo del suelo pélvico.
Dos ligamentos participan también de la respuesta sexual. Una extremidad del ligamento
suspensorio está ligada al glande; en la otra punta, se ramifica y se une a los ovarios. Durante el acto
sexual, este ligamento, que parece una gran tira de goma, se contrae, empujando el glande para atrás
sobre su prepucio. Es por ello que, generalmente, cuanto más excitada está una mujer, mas difícil será
ver o sentir el glande. Las extremidades del ligamento redondo se funden sobre el tejido de los labios
internos, y las otras puntas se unen con firmeza al útero, también envuelto en la respuesta sexual.
Los mensajes sensoriales son transmitidos entre el clítoris y el cerebro, a través de la médula
espinal, por el nervio pudendo (nombre derivado de la palabra latina usada para "vergüenza").
Finalmente pero de ningún modo menos importante, están los vasos sanguíneos. En respuesta a
una estimulación normal, las arterias llevan una provisión extra de sangre hacia el clítoris, causando la
tumescencia de los tejidos eréctiles, armando una plataforma para el orgasmo. Las venas drenan esa
sangre del clítoris.
(1) Resumido de Muy Interesante. Año 2001
(2) Mary Jane Sherfey. Naturaleza y Evolución de la Sexualidad Femenina, Barral, Barcelona,1974
(3) Josephine Lowndes Sevel. Los Secretos de Eva. Granica Ediciones Plural Sexología. Barcelona 1987
(4) Helen E. O'Connel, John M. Hutson, Colin R. Anderson, y Robert J. Plenter The Journal of Urology Vol. 159,
1892-1897, June 1998.
(5) Según recogió Bergh, presentado por Dickinson.
(6) Romi Juan Carlos: Insatisfacción sexual femenina: Revista de la Asociación Argentina de Psiquiatras.
Psiquiatría Forense - Sexología - Praxis 7 Volumen 2
(7) Romi Juan Carlos: Insatisfacción sexual femenina: Revista de la Asociación Argentina de Psiquiatras.
Psiquiatría Forense - Sexología - Praxis 7 Volumen 2

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