Tanto el imaginario social como el reconocimiento legal respecto de los indígenas ha pasado
por varios momentos a lo largo de la historia. La sociedad ecuatoriana ha mantenido una
percepción de los indígenas que va desde considerarlos como un lastre de la economía, hasta
mirarlos como un vestigio histórico digno de museo.
La república heredó la concepción tutelar de la colonia por lo que en los primeros años su
situación no varió. En la época del liberalismo se asumió una imagen más bien etnicista,
reflejada en la legislación de amparo a la pobreza. En la década que va de los 30 a los 70, se
asumió una concepción economicista que asimilaba campesinos a indígenas y amparaba un
tratamiento marcadamente sectorial.
En la década de los 90s, algunas condiciones variaron. Los indígenas ecuatorianos centraron
sus demandas en sus derechos de identidad, participación y representatividad política:
territorialidad, autonomía, cultura, religiosidad; educación bilingüe, la administración de sus
propios recursos, el ejercicio de la autoridad tradicional y de sus derechos intelectuales
colectivos. El oficialismo político, de su lado, forzado por un escenario de pérdida de
legitimidad política y crisis económica, así como por la presión de las organizaciones se vio
abocado a dar respuestas a muchas de estas demandas, incorporándolas en la Carta
Constitucional.
La Constitución ecuatoriana, aprobada en el año 2008, recogió en gran medida los derechos y
propuestas exigidas durante siglos por el Movimiento Indígena, siendo uno de ellos el
reconocimiento del Estado como Plurinacional e Intercultural, lo que marcó un hito
importante en la región, sobre todo a nivel de las luchas de los movimientos sociales. Es así
que actualmente se garantiza en el texto constitucional los derechos colectivos, donde se
destaca el reconocimiento de la Justicia Indígena a la par de la Justicia Ordinaria. Eso quiere
decir que se garantiza de manera clara la existencia del pluralismo jurídico.
Ley orgánica de educación intercultural
Las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades del Ecuador han resistido por más de
500 años frente a un sistema de educación excluyente de conocimientos de la diversidad, y
monolingüe. Frente a todo este proceso siempre estuvieron presentes otras iniciativas para
seguir resistiendo y viviendo como seres humanos con su propia identidad, cultural, idioma,
territorio y saberes, así como las escuelas indígenas lideradas por Mama Dolores Cacuango y
Tránsito Amaguaña, quien no solo defendió el derecho a la tierra, sino también al derecho a
una educación propia y comunitaria, para de esta manera protegerse de la explotación y
exclusión de los terratenientes. La creación de la EIB (Educación Intercultural Bilingüe), de
hecho inicia un nuevo proceso de formación incrustada en el sistema único de educación,
aunque el sistema de EIB trató de sobrevivir impartiendo los conocimientos académicos en
idioma de los pueblos indígenas; ello no fue suficiente hasta que entrara en vigencia la nueva
Ley de Educación, impulsada por funcionarios que desconocen los sistemas de educación de
las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades. Con la reforma constitucional de 1998
la Educación Intercultural Bilingüe se convierte en política de Estado al ser reconocida como
parte de nuestros Derechos Colectivos y se garantiza su vigencia por parte del Estado
pluricultural y multilingüe de ese entonces. Diez años más tarde aprobamos la nueva
Constitución o la de ‘Montecristi’ con la cual, de Estado Pluricultural y Multilingüe se
transforma en Estado Intercultural y Plurinacional, y se profundiza el reconocimiento de los
derechos colectivos, fundamentalmente el derecho a la Educación Intercultural Bilingüe. El
Art. 347.9 y 10 reconoce la inclusión en el currículo general de estudio la enseñanza de al
menos una lengua ancestral.
En cuanto a los grados no existen como nosotros lo conocemos en la justicia ordinaria, sin
embargo como ya lo habíamos mencionado existe un cabildo y una asamblea, no existen
instancias, es de acuerdo a sus costumbres.