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A continuación, quiero entregarte el significado de unos presentes que

recibirás, que con todo cariño hemos preparado para ti y tu bebita.


Cobija
Esta cobija que representa el calor, no nada más corporal, el que
transmites ya desde ahora a tu hija, sino también ese calor que la
acompañará en cada momento de su vida, cuando la mires, o la
acaricies, o escuches su voz, cuando se te necesite o tú la necesites.
Cuna
Representa los brazos, el apoyo, de su madre, que la protegerá y le
ayudará a crecer con amor y seguridad. Que cuando crezca los
encuentre extendidos siempre que los necesite.
Estuche de limpieza

Contiene todo lo necesario para que cada día puedas asearla y


mantenerla limpia, tranquila y contenta. Significa el cuidado que tú
le pondrás en su educación, para que esa limpieza externa sea un
reflejo de todas las actitudes de su vida.
Ropa
Servirá para proteger su cuerpecito, que irás cubriendo de acuerdo
a las diferentes épocas del año, y conforme vaya creciendo y
aumentando de talla. Son como los Dones y las Gracias que recibirá en
cada uno de los Sacramentos que celebre en las distintas etapas de su
vida, y que irá haciéndolas crecer su relación contigo, su mama, con
sus familiares y con sus amigos.
Alimentos

Nos recuerdan que nuestro organismo, desde pequeños, necesita una


dosis diaria de calorías, proteínas, vitaminas, minerales, etc. Para
tener fuerzas y estar activos, en una palabra, para vivir sanos.
Desde pequeña, le enseñarás a tu hija que hay otro alimento tan
indispensable como estos que mencionamos y que son para nutrir
nuestra vida espiritual: La palabra de Dios y la Eucaristía.
Pañales

Estos son para que se mantenga limpia siempre tu hija, más no


solamente del cuerpo sino también del espíritu. Así es que se ha de
evitar las malas palabras. Al igual que a medida que vaya creciendo,
debes limpiar sus pensamientos malos, para que se mantenga siempre
limpia de corazón.
Biberón
Este objeto indica que la alimentarás siempre con lo mejor. Y también
que no has de olvidarte el darle gracias a Dios por el pan de cada día.
Así es que te recuerda el dar las gracias siempre antes de cada
comida, por toda la abundancia de alimento que recibes. Así como por
los bienes tanto materiales como espirituales que recibes.
Babero
Para ser protegida al alimentarla. Siendo que no se ha de aprisionar,
pues habrás de protegerla, pero no la vas a acorralar. Se trata pues
de corregirla sin que sea dañada. Pues habrás de darle mucho amor,
sin que sea sobreprotegida, a fin de que siempre practique su
libertad, tal como ha sido creada por Dios.
Nombre
Llámala en todo momento por su nombre. Dado a que Dios siempre le
ha de hablar así. Es bueno señalar que el nombre, es la expresión de la
esencia. Igual que de la identidad de la persona y del sentido que tiene
su vida.
Sagrada Familia

Deseamos sinceramente que tú, a imagen de la familia de Nazareth,


sepas ser para esta bebé, así como para sus hermanos y amigos,
imagen de Dios en el camino de la vida. Que la Virgen María sea para
ti ese modelo de madre y catequista, y que la vocación que tenías en
germen ha empezado a desarrollarse y dar fruto.
Todas las aquí reunidas, que queremos mostrarte nuestra amistad y
nuestro cariño, te deseamos que tengas la dicha de ver crecer a esta
niña en “sabiduría, edad, y gracia”.
Fe
Se trata de la responsabilidad que, como madre, tienes sobre la fe
que se tiene del hijo. Siendo necesario la educación en una firme fe en
Dios. Que siempre haga el reconocimiento al amado Maestro Jesús. Y a
través del ejemplo y comportamiento, dar la muestra más grande de
fe y confianza en Dios.
Ángel de la Guarda
Así como un día te enseñaron a platicar con tu Ángel de la guarda
por las noches para dormir en paz, hoy serás tú quien guie a tu hija
para que con fe y humildad sepa que hay alguien en quien puede
confiar y que cuidara de ella para toda su vida. Por lo tanto, se
necesita que siempre le sea inculcado mucho amor y sumo respeto a su
ángel de la guarda. Así como enseñarle la oración con la cual habrá de
invocarlo.

Todas las aquí reunidas, te deseamos de todo corazón que tanto tu


como tu bebe, sean colmadas de bendiciones.
Bienvenida
Queremos que esta reunión, no sólo sea una fiesta del bebé, sino una
gran ocasión, para recordarte que Dios te ha elegido a ti Claudia como
madre; y que este bebé que hoy es bienvenido, significa la presencia de
Dios en tu hogar.
Te apreciamos mucho, y nos regocijamos por este acontecimiento, a la
vez, brindamos nuestro apoyo y pedimos a Dios gracias abundantes
para tu bebé y para tu hogar.
Como cristianos que somos trataremos de darle a esta reunión ese
carácter cristiano para lo cual haremos una lectura de la palabra
de Dios
Oración inicial
Oración de las embarazadas
María, madre del amor hermoso,
dulce muchacha de Nazareth,
Tú que proclamaste la grandeza del Señor
y diciendo que “sí”, te hiciste madre de nuestro Salvador
y madre nuestra: atiende hoy las súplicas que te hago.
En mi interior, una nueva vida está creciendo:
un pequeño que traerá alegría y gozo,
inquietudes y temores,
esperanzas y felicidad a mi hogar.
¡Cuídalo y protégelo mientras yo lo llevo en mi seno!
Y que, en el feliz momento del nacimiento,
cuando escuche sus primeros sonidos
y vea sus manos chiquitas,
pueda dar gracias al Creador
por la maravilla de este don, que Él me regala.
Que, siguiendo tu ejemplo y modelo,
pueda acompañar y ver crecer a mi hijo.
Ayúdame e inspírame para que él
encuentre en mí un refugio donde cobijarse
y, a la vez, un punto de partida
para tomar sus propios caminos.
Además, dulce Madre mía,
fíjate especialmente en aquellas mujeres
que enfrentan este momento solas, sin apoyo o sin cariño.
Que puedan sentir el amor del Padre
y que descubran que cada niño
que viene al mundo es una bendición.
Que sepan que la decisión heroica
de acoger y nutrir al hijo les es tenida en cuenta.
¡Nuestra Señora de la Dulce Espera,
danos tu consuelo y valor!
¡Amén!
2 corintios 9:6-11

Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará


escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente
también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con
tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y
poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin
de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra;
Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece
para siempre.
Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra
justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la
cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Reflexión
La carta del Apóstol Pablo enviada a la Iglesia que el fundo en Corinto
trata sobre la siembra, él decía que todo aquel que sembrar con
mezquindad, eso era lo que cosecharía, mientras que el que lo hace con
generosidad eso era lo que iba a recoger. También decía que Dios ama a
quienes dan con alegría, y que su poder es tan grande que los llenaría
de muchos beneficios para que nunca les faltase nada, y que con lo que
les sobrara ayudaran haciendo obras buenas.

Dios es quien nos da la semilla para sembrarla y también quien nos da


los alimentos, por eso es que debemos multiplicarlas semillas para que
nuestros frutos crezcan y sean fuertes. Cuando somos ricos en todo
debemos estar listos para dar en abundancia y así transformaremos
las acciones en gracias de Dios.

Oración final
Dios y Padre nuestro:
que preparaste a la bienaventurada Virgen María
para que fuese digna morada de tu Hijo,
concebido por obra del Espíritu Santo.

Por el parto virginal de María,


convertiste en gozo los dolores
de las mujeres que creen en ti,
por el nacimiento de nuestro Redentor,
entregaste a la Humanidad
los bienes de la salvación.

Mira con bondad a esta hija tuya,


a quien has otorgado también
el don de la maternidad;

y, por intersección de la Madre de tu Hijo,


concédele desarrolla, con salud,
el fruto que le diste concebir,
llegar a un feliz alumbramiento,
emplear la vida entera en tu santo servicio,
el Reino de los cielos.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

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