Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
El oído El tacto
Las ondas se expanden Si es caliente o frío
En huecos salones Ellos lo sabrán
Y un señor vibrando Los diez hermanitos
Hace traducciones. Curioseando van.
La vista El olfato
Iris y Retina Él es el portero
Siempre jugarán De don Paladar
Con las bellas luces Husmea primero
Que vienen y van. Lo que ha de probar.
El gusto
Señora Papila
Hoy se siente mal
Le dieron comida
Subida de sal.
Para los capullitos
El buen pastor La lluvia
Cerquita de mi casa
Vocea un campesino
Arriando sus ovejas
Que van por el camino.
Me parece no entienden
Su llamado talvez
Pero a mí me recuerda
La historia de Moisés.
Amor
Les digo y no entienden
Florecita presumida Que en la Biblia está
En la hierba suspirando Los buenos amigos
Sé que estás enamorada No riñen jamás.
De ese sol que está brillando.
Le canto en la cunita
Le estudio la lección
Mis mascotas Y a veces se molesta
Y llora sin razón.
Mi perrito Pepe
Y mi gato Juan Lo carga mi mamita
Riñen todo el tiempo Lo carga mi papá
En vez de jugar. Y yo sólo le canto
Pues pesa cantidad.
Se muerden y corren
De aquí para allá
Tumban la cortina
Que puso mamá.
¡ Y una muñeca rubia
Con zapatos morados.
Limpiaré la casa
Fregaré la losa
Para que descanse
Mi mamita hermosa.
¡Qué susto!
La ranita salta
Por toda la casa
El futbolista Y mi madre grita
¡No sé que le pasa!
Mi gatito juega
Con gran maestría Con gran valentía
Lleva la pelota Corrí y la atrapé
A la portería. Pero al ver sus ojos
¡Qué susto pasé!
Patea en la sala
Su gol al florero
Mamá lo persigue
¡Tremendo portero!
Correr y mojarme
Con el aguacero.
Mi novia Presumida
Libertad
Mamita me obliga
A sentarme quieto
Y yo no soporto
El culto completo.
Ella no comprende
Que aunque a Dios yo quiero
A veces me aburro
Y me desespero.
Jugar en el patio
Con Jesús prefiero
Fabulario
El necio
Oraba el necio con apremio vano
-me parece Señor que no me escuchas
Mirando que mis lágrimas son muchas
Que tú eres Dios pero yo soy humano.
El águila y la garza
Un águila se gozaba
Por los celajes lejanos
Miró abajo y vio una garza
En pestilente pantano.
Un elefante charlaba
Con un ratoncito errante
Y orgulloso se jactaba
De su fuerza impresionante.
Y el ratoncito le dijo:
-Soy pequeño y no me aqueja
Porque puedo derrotarte
Si penetro en tus orejas.
El ciempiés y la hormiga
Y le respondió la hormiga
-Tú tienes muy poco tino
Pues tus cien patitas pueden
Andar un solo camino.
Así mismito, cristiano
Que andas del cielo en pos
Aunque veas cien caminos
Uno sólo lleva a Dios.
El cerdo y la jirafa
Y susurró la jirafa:
-Tú gruñes dentro del monte
Pero tus ojos no pueden
Observar el horizonte-.
La rosa y la oruga
-No te atrevas a acercarte
Afeas mi vestidura
Le dijo la rosa un día
A la repugnante oruga.
Y si el cristiano madruga
Y busca a Dios con desvelo
Dejará su piel de oruga
Y se irá volando al cielo.
La serpiente y el cabrito
La serpiente cascabel
Su concierto ejecutaba
Y un cabrito fugitivo
Desde lejos la escuchaba.
El buey y la garza
La zorra y el cuervo
4. Su sabiduría y fama
Las conquistó en buena lid
Ya sabes cómo se llama
Y su padre fue_______.
5. Ya de procrear la fe,
Casi perdida de vista
¿A quién tuvo Elizabeth?
__________________.
La ovejita perdida
Esta es la historia de una pobre ovejita perdida. No es una ovejita perdida como
otras que nosotros conocemos, sino una muy especial. Cuando su pastor la creó,
era hermosa y muy dulce, retozando en los verdes prados que Él había creado
para ella. Su buen pastor la amaba tanto, tanto como si fuera la única ovejita
sobre la tierra. Y ella también amaba a su buen pastor, le seguía y al reconocer
su voz, su corazón saltaba de alegría y de gozo.
Pero un día, la pobre ovejita perdida se separó del resto de su redil por probar
algunas frutas al lado del camino que tenían un aspecto delicioso, pero que
tenían el sabor de la muerte. Allí se entretuvo hechizada por voces extrañas y
al intentar volver a su manada se dio cuenta que la noche había caído y que se
hallaba lejos de su Buen Pastor. Entonces lloró amargamente, tenía hambre y
temblando de frío se acurrucó para esperar el amanecer.
Cuando el sol salió, ella reconoció la senda por donde había andado. Ya no era
igual, estaba lleno de piedras y de arbustos espinosos, pero al andar, con
dificultad, encontró una cruz erigida sobre un montículo con un cartel que decía
Salvación y que además tenía un indicativo que señalaba hacia una ciudad que
fulguraba a lo lejos. Era la ciudad Puerta del Cielo.
La pobre ovejita perdida se secó las lágrimas y corrió hacia ella. Al llegar ¡que
sorpresa! Vio a muchas, una multitud de ovejitas que como ella también habían
estado extraviadas. Ellas, al verla se llenaron de alegría y le dieron una dulce y
cordial bienvenida.
La pobre ovejita perdida se sentía feliz entre tantas muestras de cariño, actos
de bondad y palabras de aliento. Sus patitas heridas comenzaron a sanar y su
corazón se llenó de esperanza. Pero a veces lloraba porque sentía nostalgia de
Su Buen Pastor a quien no había podido volver a ver. Es cierto que sus nuevas
compañeras le hablaban mucho de Él, que pronto le vería pero ella sentía que
necesitaba hablarle aunque todavía no pudiera ver su amado rostro. Entonces
oró en secreto.
¿Piensan ustedes que todo era triste para la pobre ovejita perdida? Pues claro
que no. Cada día el sol salía sobre la ciudad, los pájaros cantaban y la brisa era
agradable y perfumada. Es verdad que había días de tormenta, días muy grises,
pero siempre el sol volvía a salir. Y cuantas veces la pobre ovejita perdida
recibió la sorpresa de una nueva amistad, un presente, un regalo inesperado.
Aun cuando su Buen Pastor se tardaba nunca dejaba de dedicarle maravillosos
momentos de alegría y esperanza.
¿O acaso creen ustedes que porque la pobre ovejita perdida no podía ver a su
Buen Pastor por eso no podía sentir su presencia, su cercanía, su gran amor?
Pues se equivocan. En los preciosos días en que las ovejitas de la ciudad Puerta
del Cielo se reunían para recordarle y adorarle, como en un milagro, su Buen
Pastor se hacía casi visible en los cantos de alabanzas y en las dulces poesías.
Su tierno corazón se derramaba de misericordia y amor sobre ellas
fortaleciendo su fe en un pronto reencuentro.
Un buen día por fin con el corazón lleno de añoranza, la ovejita, que ya no era
pobre ni estaba perdida, reconoció la voz de su Buen Pastor que le llamaba.
Corrió ilusionada de un lado para otro, buscándole, pero no le encontró.
Entonces vio a una de sus compañeras, una ovejita que había estado extraviada
como ella, que leía un gran Libro lleno de luces a la multitud y en su voz crecía,
florecía y fructificaba la dulce voz de Su Buen Pastor. Entonces reconoció que
solamente permaneciendo en la ciudad Puerta del Cielo podía escuchar las
palabras que un día le ayudarían a encontrarse finalmente y para siempre con su
Amado Señor de las ovejas perdidas, porque sus palabras brotan del Gran Libro
de Luces que viven y permanecen para siempre.
Hermanito pequeño, ¡tú eres aquella pobre ovejita perdida!, y tu iglesia es la
ciudad Puerta del Cielo. En ella tienes todo lo que necesitas para encontrarte
muy pronto con Jesús el Buen Pastor. Ah, pero no olvides que quizás muchos de
tus amiguitos se encuentran extraviados como ovejitas que no tienen pastor.
Ayúdales, háblales de Jesús de la Iglesia, de Tu Historia Preferida y de las
lindas experiencias que disfrutas aprendiendo de tu Dios Salvador.
Aprende rimando
1. Belén
2. Juan
3. Salomón
4. David
5. Juan el Bautista
6. Samuel
7. Eunice y Timoteo.