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EL DERECHO A LA
LIBERTAD DE CIRCULACIÓN Y RESIDENCIA EN EL SISTEMA
INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
UNIVERSIDAD ICESI
SANTIAGO DE CALI
2012
LINEA JURISPRUDENCIAL SOBRE EL DERECHO A LA LIBERTAD DE
CIRCULACIÓN Y RESIDENCIA EN EL SISTEMA INTERAMERICANO DE
DERECHOS HUMANOS
(…)
La libertad de salir del territorio de un Estado no puede hacerse depender de ningún fin
concreto o del plazo que el individuo decida permanecer fuera del país. En consecuencia, dicha
libertad incluye el viaje temporal al extranjero y la partida en caso de emigración permanente.
1
Artículo 64. Convención americana: 1. Los Estados miembros de la Organización podrán consultar a la
Corte acerca de la interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la protección de
los derechos humanos en los Estados americanos. Asimismo, podrán consultarla, en los que les compete,
los órganos enumerados en el capítulo X de la Carta de la Organización de los Estados Americanos,
reformada por el Protocolo de Buenos Aires.
2
Cfr. O.N.U., Comité de Derechos Humanos, Comentario general no. 27 de 2 de noviembre de 1999.
3
Cfr. O.N.U., Comité de Derechos Humanos, Comentario general no. 27, supra nota 135, párr. 8.
Igualmente, el derecho de la persona a determinar el Estado de destino es parte de la garantía
jurídica.
Es así como este derecho se puede entender desde dos ámbitos, uno interno y
otro externo, el primero hace referencia a la facultad del individuo de movilizarse
dentro de las fronteras del estado donde esta radicado su domicilio, y la segunda a
la facultad de salir de las fronteras nacionales, sin mas limite que los impuestos por
la ley o la seguridad nacional.
La corte analiza detalladamente si al establecer restricciones al derecho a salir del país del
señor Canese, el Estado cumplió con los requisitos de legalidad, necesidad y
proporcionalidad de las restricciones en la medida indispensable en una sociedad
democrática, los cuales se infieren del artículo 22 de la Convención Americana.
4
3. El ejercicio de los derechos anteriores no puede ser restringido sino en virtud de una ley, en la medida
indispensable en una sociedad democrática, para prevenir infracciones penales o para proteger la seguridad
nacional, la seguridad o el orden públicos, la moral o la salud públicas o los derechos y libertades de los
demás.
5
Artículo 30. Alcance de las Restricciones: Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al
goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino
conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para el cual han sido
establecidas.
6
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ricardo Canese vs Paraguay, del 31 de agosto de 2004
a los requisitos establecidos en el artículo 12.3 7 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, serían violatorias de los referidos derechos.
7
PIDCP: art.12.3. Los derechos antes mencionados no podrán ser objeto de restricciones salvo cuando éstas
se hallen previstas en la ley, sean necesarias para proteger la seguridad nacional, el orden público, la salud o
la moral públicas o los derechos y libertades de terceros, y sean compatibles con los demás derechos
reconocidos en el presente Pacto.
8
O.N.U., Comité de Derechos Humanos, Comentario general no. 27, supra nota 135, párrs. 14 y 15.
NOMBRE DEL CASO
HECHOS
ARGUMENTOS SUSTANCIALES SOBRE EL DER. A LA CIRCULACION
123. Debido a las circunstancias en las que se dieron los hechos del presente caso, la
Corte estima necesario analizar detalladamente si al establecer restricciones al derecho a
salir del país del señor Canese, el Estado cumplió con los requisitos de legalidad, necesidad
y proporcionalidad de las restricciones en la medida indispensable en una sociedad
democrática, los cuales se infieren del artículo 22 de la Convención Americana.
9
Cfr. O.N.U., Comité de Derechos Humanos, Comentario general no. 27 de 2 de noviembre de 1999.
10
Cfr. O.N.U., Comité de Derechos Humanos, Comentario general no. 27, supra nota 135, párr. 5.
11
Cfr. O.N.U., Comité de Derechos Humanos, Comentario general no. 27, supra nota 135, párr. 8.
establecidos en el artículo 12.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
serían violatorias de los referidos derechos
restricción al derecho de salir del país del señor Ricardo Canese sin observar los requisitos
La gran mayoría de los integrantes de ese grupo eran miembros de la comunidad que
habían vivido en Moiwana, quienes rehusaban regresar a Suriname sin garantías para su
seguridad. El gobierno francés otorgó a dichas personas permisos renovables para
permanecer en la Guyana Francesa; en 1997 se les suministró permisos de residencia de
cinco y diez años
Esta Corte ha sostenido que la libertad de circulación es una condición indispensable para
Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su Comentario General No. 27, el
13
Cfr. Caso Ricardo Canese. Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111, párr. 115; O.N.U., Comité de Derechos
Humanos, Comentario general no. 27 de 2 de noviembre de 1999.
14
Cfr. Caso Ricardo Canese, supra nota 65, párr. 115; O.N.U., Comité de Derechos Humanos, Comentario general no. 27 de 2
de noviembre de 1999, párrs. 1,4,5,19.
La Corte nota que Suriname ha objetado que los miembros de la comunidad hayan sufrido
restricciones a su circulación o residencia; al respecto, el Estado afirma que pueden circular
libremente a través del territorio del país. Sin perjuicio de que pueda existir en Suriname
una norma que establezca este derecho, sobre lo cual esta Corte no ve necesidad de
pronunciarse, en este caso la libertad de circulación y de residencia de los miembros de la
comunidad se encuentra limitada por una restricción de facto muy precisa, que se origina en
el miedo fundado descrito anteriormente, que los aleja de su territorio ancestral.
Por tanto,el Estado no ha establecido las condiciones ni provisto los medios que permitirían
a los miembros de la comunidad regresar voluntariamente, en forma segura y con dignidad,
a sus tierras tradicionales, con respecto a las cuales tienen una dependencia y apego
especiales – dado que objetivamente no hay ninguna garantía de que serán respetados sus
derechos humanos, particularmente los derechos a la vida e integridad personal. Al no
establecer tales elementos – incluyendo, sobre todo, una investigación penal efectiva para
poner fin a la impunidad reinante por el ataque de 1986 – Suriname no ha garantizado a los
miembros de la comunidad su derecho de circulación y residencia. Asimismo, el Estado ha
privado efectivamente a los miembros de la comunidad que todavía se encuentran exiliados
en la Guyana Francesa de sus derechos a ingresar a su país y permanecer en él.
121. Por las razones anteriores, la Corte declara que Suriname violó el artículo 22 de la
Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de dicho tratado, en perjuicio de los
miembros de la comunidad Moiwana.
Al respecto, la Corte considera que los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos
emitidos en 1998 por el Representante del Secretario General de las Naciones Unidas
resultan particularmente relevantes para definir el contenido y alcance del artículo 22 de la
Convención en un contexto de desplazamiento interno18. Además, dada la situación del
conflicto armado interno en Colombia, también resultan especialmente útiles las
regulaciones sobre desplazamiento contenidas en el Protocolo II a los Convenios de
Ginebra de 1949. Específicamente, el artículo 17 del Protocolo II prohíbe ordenar el
desplazamiento de la población civil por razones relacionadas con el conflicto, a no ser que
así lo exijan la seguridad de las personas civiles o razones militares imperiosas y, en este
último caso, se deberán adoptar “todas las medidas posibles para que la población civil sea
acogida en condiciones satisfactorias de alojamiento, salubridad, higiene, seguridad y
alimentación”. En este sentido, la Corte Constitucional de Colombia ha considerado que,
“en el caso colombiano, además, la aplicación de esas reglas por las partes en conflicto se
revela particularmente imperiosa e importante, puesto que el conflicto armado que vive el
15
Cfr. Caso de la “Masacre de Mapiripán”, supra nota 8, párr. 168; Caso de la Comunidad Moiwana, supra nota 12, párr. 110; y
Caso Ricardo Canese. Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111, párr. 115.
16
Cfr. Caso de la “Masacre de Mapiripán”, supra nota 8, párr. 168; Caso de la Comunidad Moiwana, supra nota 12, párr. 110; y
Caso Ricardo Canese, , supra nota 194, párr. 115. En este mismo sentido, cfr. Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas,
Comentario general no. 27 de 2 de noviembre de 1999, párrs. 1, 4, 5 y 19.
17
Cfr. Caso de la “Masacre de Mapiripán”, supra nota 8, párr. 188.
18
Cfr. Principios Rectores de los Desplazamientos Internos de las Naciones Unidas,
E/CN.4/1998/53/Add.2 de 11 de febrero de 1998; ver también, Caso de la “Masacre de
Mapiripán”, supra nota 8, párr. 171; Caso de la Comunidad Moiwana, supra nota 12,
párrs. 113 a 120.
país ha afectado de manera grave a la población civil, como lo demuestran, por ejemplo, los
alarmantes datos sobre desplazamiento forzado de personas”19.
19
Cfr. Sentencia C-225/95 de 18 de mayo de 1995, emitida por Corte Constitucional,
párr. 33.
20
Cfr. Sentencia T025 de 22 de enero de 2004, emitida por la sala Tercera de Revisión
de la Corte Constitucional (expediente de anexos al escrito de contestación de la demanda,
tomo III, anexo 30, ff. 4363 a 4747hh).
21
Párrafo 133 de la demanda de la Comisión Interamericana. Ver también párrafo
134 de la demanda de la Comisión Interamericana.
22
Párrafo 154, inciso vii de la demanda de la Comisión Interamericana.
residencia habitual y para que pueda hacer ejercicio de sus derechos
fundamentales”;
ii. “la obligación de garantizar a los pobladores que han sido víctimas
de la violación las condiciones mínimas de subsistencia de las que
han sido despojadas al momento de la expulsión, esto es simplemente
la alimentación, la vivienda, y la salud”; y
iii. la creación de “las condiciones para el retorno de los desplazados[,]
no solamente por el aspecto material[,] si no fundamentalmente [...]
crear las condiciones para que los hechos no se sigan repitiendo en el
lugar del cual fueron expulsados, esto es para que se investiguen los
hechos, se juzgue y se sancione a los responsables”;
En este sentido, la Corte observa que la situación de desplazamiento forzado interno que
han enfrentado las víctimas en el presente caso no puede ser desvinculada de las otras
violaciones declaradas en la presente Sentencia. Las circunstancias del presente caso y la
especial y compleja situación de vulnerabilidad que afecta a dichas personas, incluyen pero
trascienden el contenido de la protección debida por los Estados en el marco del artículo 22
de la Convención. En efecto, el desplazamiento tiene origen en la desprotección sufrida
durante las masacres, no sólo a raíz de las violaciones al derecho a la vida (artículo 4 de la
Convención) (supra párrs. 126 a 138), a la integridad personal (artículo 5 de la
Convención) (infra párrs. 252 a 279) y a la libertad personal (artículo 7 de la Convención)
(supra párrs. 149 a 153 y 168), sino también por la destrucción del ganado y las viviendas,
en violación de los derechos a la propiedad privada (artículo 21 de la Convención) (supra
párrs. 173 a 188) y respeto a la vida privada y al domicilio (artículo 11.2 de la Convención)
(supra párrs. 189 a 200). El conjunto de estos derechos vulnerados llevan al Tribunal a
considerar que, más allá del contenido normativo del artículo 22 de la Convención, la
situación de desplazamiento analizada también ha afectado el derecho de las víctimas y sus
familiares a una vida digna23, en los términos anteriormente señalados, en relación con el
incumplimiento de las obligaciones de respeto y garantía de los derechos consagrados en
esas normas.
235. Por todo lo anterior, esta Corte considera que el Estado es responsable por la
violación de los derechos consagrados en el artículo 22 (Derecho de Circulación y de
Residencia)
23
Cfr. Caso de la “Masacre de Mapiripán”, supra nota 8, párr. 186; Caso de la
Comunidad Indígena Yakye Axa, supra nota 174, párrs. 162 y 163; Caso “Instituto de
Reeducación del Menor”, supra nota 12, párr. 164; y Caso de los “Niños de la Calle”
(Villagrán Morales y otros), supra nota 164, párr. 191.
Caso Valle Jaramillo y otros Vs. Colombia
24
Cfr. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2004. Serie C No. 111,
párr. 115; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 21, párr. 206, y Caso de la “Masacre de Mapiripán”, supra nota 21, párr. 168.
25
Cfr. O.N.U., Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Comentario General No. 27, de 2 de noviembre de 1999,
párrs. 1, 4, 8 y 19; Caso Ricardo Canese, supra nota 99, párr. 115; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 21, párr. 206, y Caso de
la “Masacre de Mapiripán”, supra nota 21, párr. 168.
26
Cfr. Caso de la Comunidad Moiwana Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15
de junio de 2005. Serie C No. 124, párrs. 119 y 120; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 21, párr. 210, y Caso de la “Masacre
de Mapiripán”, supra nota 21, párr. 170.
5.
6. Encontraban en una condición de vulnerabilidad que les impedía ejercer libremente
su derecho de circulación y de residencia, en parte debido a que el Estado no les
brindó las garantías necesarias para que pudieran transitar y residir libremente en el
territorio colombiano. Además, su condición de refugiados ha fragmentado el tejido
social que unía a su familia, obligándoles a perder el contacto no sólo con su país,
sino también con sus relaciones afectivas dentro de éste.
En Guatemala, entre los años 1962 y 1996 tuvo lugar un conflicto armado interno que
significó grandes costos humanos, materiales, institucionales y morales. Durante dicho
conflicto, el Estado aplicó la denominada “Doctrina de Seguridad Nacional”. Se ha
estimado que “más de doscientas mil personas” fueron víctimas de ejecuciones arbitrarias y
desaparición forzada como consecuencia de la violencia política. Según la Comisión de
Esclarecimiento Histórico (en adelante “CEH”), las fuerzas del Estado y grupos
paramilitares afines fueron responsables del 93% de violaciones a los derechos humanos,
incluyendo el 91% de las desapariciones forzadas. Del total “el 80% fueron perpetradas por
el ejército, 12% fueron cometidas por las Patrullas de Autodefensa Civil, el 8% fueron
cometidas por otras fuerzas de seguridad, principalmente la Policía Nacional.
Los representantes alegaron que a raíz de los actos intimidatorios y persecución que
sufrieron los miembros de la familia Chitay Rodríguez, se vieron obligados a huir
intempestivamente de San Martín Jilotepeque para trasladarse a la Ciudad de Guatemala,
quedando abandonadas o destruidas todas sus pertenencias. Desde entonces se han visto
imposibilitados de volver a su lugar de origen, dado que ninguna autoridad ha intervenido
para protegerles, y aun existe una gran inseguridad en la zona, por lo que temen ser blanco
de represalias de las personas que desaparecieron a su padre.
Si bien la Corte valora las medidas adoptadas por el Estado, es importante resaltar que en el
contexto de riesgo para la seguridad de Iván Cepeda y Claudia Girón, la falta de una
investigación efectiva de la ejecución extrajudicial puede propiciar o perpetuar un exilio o
desplazamiento forzado. En el presente caso, la falta de una investigación efectiva e
identificación y enjuiciamiento de todos los autores de la ejecución del Senador Cepeda y,
en particular, la impunidad en que se encuentran los hechos, no sólo menoscabó la
confianza de los familiares en el sistema de justicia colombiano, sino contribuyó
igualmente a las condiciones de inseguridad.
Con base en todo lo anterior, la Corte considera que el temor fundado por su seguridad,
vinculado con la ejecución del Senador Cepeda Vargas y la falta de esclarecimiento de
todos los responsables de dicho hecho, sumado a las amenazas recibidas, provocó que el
señor Iván Cepeda Vargas y la señora Claudia Girón salieran al exilio por un período de
cuatro años, lo cual constituyó una restricción de facto y una falta de garantía del derecho
de circulación y residencia, en violación del artículo 22 de la Convención, en relación con
el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de ambos.
VS. COLOMBIA
El señor Vélez Restrepo se encontraba filmando los acontecimientos en una zona aledaña al
puente sobre el río Bodoquero, cuando “not[ó] que algunos de los soldados comenzaban a
golpear a los campesinos con las culatas de sus rifles, por lo que comenz[ó] a grabar el
incidente”. El señor Vélez Restrepo grabó cuando miembros del Ejército golpearon a un
manifestante indefenso, propinándole golpes con la culata del rifle y patadas. “Tres
soldados se dieron cuenta que [el señor Vélez Restrepo] filmaba el hecho y corrieron a
alcanzar[lo]”27. Además, un Comandante del Batallón No. 12 ordenó que se incautara la
cámara de video del señor Vélez Restrepo. Seguidamente, el señor Vélez Restrepo fue
agredido físicamente por varios miembros de la XII Brigada del Ejército Nacional, quienes
buscaron impedirle que siguiera grabando las actuaciones de los militares y quitarle la cinta
de video que contenía el material grabado.
el 9 de octubre de 1997 el señor Vélez Restrepo, con la colaboración de la Oficina del Alto
Comisionado para la Paz y el Comité Internacional de la Cruz Roja, salió de Colombia con
destino a los Estados Unidos de América. Su salida del país fue cubierta por los medios de
comunicación
lgunas comunidades, como Río Negro, fueron víctimas de una persecución sistemática,
dirigida a su eliminación total”
La Comisión alegó que el Estado violó el artículo 22.1 de la Convención, en relación con el artículo
1.1 de la misma, en perjuicio de los miembros de la comunidad de Río Negro sobrevivientes de las
masacres cometidas en contra de ésta. “se vieron forzados a abandonar su aldea, dejando
destruidas o abandonadas sus […] tierras, y a desplazarse, en principio, a comunidades vecinas o a
las montañas [...]”,“vivieron por varios meses e incluso años luchando para sobrevivir las
amenazas y persecuciones, [e]l hambre [y la] falta de acceso a servicios de salud y educación”.
Este Tribunal ha establecido que en razón de la complejidad del fenómeno del desplazamiento
interno y de la amplia gama de derechos humanos que afecta o se ponen en riesgo, y en atención
a las circunstancias de especial vulnerabilidad e indefensión en que generalmente se encuentran
los desplazados, su situación puede ser entendida como una condición de facto de desprotección.
Esta situación, conforme a la Convención Americana, obliga a los Estados a adoptar medidas de
carácter positivo para revertir los efectos de su referida condición de debilidad, vulnerabilidad e
indefensión, incluso vis-à-vis las actuaciones y prácticas de terceros particulares.
Esta Corte ha señalado que el derecho de circulación y de residencia puede ser vulnerado por
restricciones de facto si el Estado no ha establecido las condiciones ni provisto los medios que
permiten ejercerlo
Principio 28.1. Las autoridades competentes tienen la obligación y responsabilidad primarias de establecer las
condiciones y proporcionar los medios que permitan el regreso voluntario, seguro y digno de los desplazados
internos a su hogar o su lugar de residencia habitual, o su reasentamiento voluntario en otra parte del país. […].
Principio 28.2. Se harán esfuerzos especiales por asegurar la plena participación de los desplazados internos en la
planificación y gestión de su regreso o de su reasentamiento y reintegración. […]
Principio 29.2. Las autoridades competentes tienen la obligación y la responsabilidad de prestar asistencia a los desplazados
internos que hayan regresado o se hayan reasentado en otra parte, para la recuperación, en la medida de lo posible, de las propiedades
o posesiones que abandonaron o de las que fueron desposeídos cuando se desplazaron. Si esa recuperación es imposible, las
autoridades competentes concederán a esas personas una indemnización adecuada u otra forma de reparación justa o les prestarán
asistencia para que la obtengan.
la Corte considera que el Estado de Guatemala es responsable por la violación de los derechos
reconocidos en el artículo 22.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la
misma, en perjuicio de los sobrevivientes de las masacres de Río Negro que habitan en la colonia
Pacu____________________________________
1. Introducción
El derecho a la libre circulación de personas, también conocido como derecho de
libertad de movimiento, es el derecho de toda persona, que a modo general, otorga
la facultad de moverse libremente por: a) el mundo (ámbito mundial); b) dentro de
un país (ámbito nacional) o de un país a otro (ámbito internacional). Además se
configura como uno de los derechos recogido en la Declaración Universal de
Derechos Humanos en su artículo 13: