Considero al templo como un edificio arquitectónico sagrado con espacios
jerarquizados y formas arquitectónicas relacionadas con la liturgia y la fe. Su materialización se basa en un principio estructuraste que conjugue con símbolos y normas religiosas que le dan una identidad al templo.
Su emplazamiento se basa en la organización de los edificios importantes al
centro de la ciudad. La altura otorga majestuosidad, significando el espíritu elevado de la comunidad cristiana y la grandiosidad de Dios. La ventilación a través de las ventanas, y su transparencia para generar un espacio enérgico en donde la iluminación más natural que artificial otorgue una sensación de paz, pureza y calma entre quienes lo habitan. La luz como protagonista de un espacio como la nave y el altar para presentarse como un sentido de lo sublime. Los colores de acuerdo con la espiritualidad y la santidad que transmitan pureza y tranquilidad en los diversos espacios arquitectónicos, hechos con materiales que reflejen la majestuosidad y seguridad de la edificación.
El altar por permitir la comunión entre los fieles y el celebrante, se eleva
porque es el punto donde convergen todas las miradas.
El templo, adicionado de espacios conexos con volúmenes de menor jerarquía,
pretende incentivar la fe católica, además de proyección social para el servicio de la comunidad y ambientes de residencia para los sacerdotes.