Está en la página 1de 9

TEORÍA Y COMPORTAMIENTO ORGANIZACIONAL

ENSAYO CRÍTICO: LA INFLUENCIA DE LA SOCIEDAD EN LA ORGANIZACIÓN

ESTUDIANTES:

DIANA SOFIA ZAMBRANO ERASO


EDINSON FERNANDO SOLARTE IJAJI
FABIAN DARIO SANCHEZ MUÑOZ
JENNIFER NATHALIA SALGADO OSPINA
ALEXANDRA ORTEGA OSORNO

DOCENTE:

WILLIAM MAHECHA HERNANDEZ

UNIVERSIDAD ECCI
ESPECIALIZACIÓN EN GERENCIA DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO
2021
LA INFLUENCIA DE LA SOCIEDAD EN LA ORGANIZACIÓN

El concepto de organización se basa en los diferentes aspectos y elementos que hacen parte
de un mismo sistema dinámico, el cual está inmerso en un medio de interrelación e interacción con
otras organizaciones que comparten o no los mismos elementos y características. Frente a esto,
Scott (2005) manifiesta que una organización se puede entender como un sistema racional, natural
y abierto, el cual funciona en pro de dar cumplimiento a los objetivos específicos planteados. En
consecuencia, la organización se puede concebir como un espacio, no solo físico, donde se
intercambia energía, tiempo, información, vínculos interpersonales, conocimiento y por supuesto,
compensación salarial y emocional. Por ello, es relevante comprender la importancia de las
organizaciones en la sociedad, desde el nacimiento de las personas hasta la muerte, una
organización siempre rodea de forma indirecta algún aspecto de nuestra vida (Hall, 1996).

Por lo anterior, es fundamental entender que las organizaciones están constituidas por
personas que hacen parte de una sociedad, la cual es entendida como un conjunto de seres
humanos organizados para cooperar en la consecución de metas en común que hacen parte del
macroentorno de la organización; estableciendo una relación recíproca que afecta
bidireccionalmente tanto a organizaciones como a la misma sociedad.

El sistema de influencia de las organizaciones es un fenómeno multivariado y puede


presentarse de diversas formas y con diferentes nombres: amistad, poder, liderazgo, prestigio,
autoridad, convicciones, valores compartidos, identificación, persuasión, sugerencia, coerción,
manipulación, motivación y toda otra interacción que pueda afectar la conducta de otros. Esta es
esencial para lograr que las conductas de sus integrantes se ajusten a las decisiones y planes de la
dirección. Desde una perspectiva sistémica, interactúa con otros sistemas diseñados racionalmente
para alcanzar los objetivos establecidos y está conformado por subsistemas interconectados. La
organización como un todo, opera a su vez, dentro de sistemas contextuales mayores. Para efectos
del presente ensayo, a lo largo de este escrito se desarrollará solamente la idea de que existe una
influencia de la sociedad sobre las organizaciones (Rodríguez, 2011).

1
Es importante recordar que toda organización se ubica en un entorno específico, donde los
paradigmas y tendencias de la sociedad, determinadas a través de un ambiente político, económico
y cultural-cognitivo, influyen en las mismas. (Scott, 2005). Por consiguiente, Scott refuerza esta
idea afirmando que el establecimiento de redes de interacción, en un marco de globalización,
influye desde lo local y lo regional hasta llegar a una esfera mundial, que les exigirá a las
organizaciones un cambio o renovación constante.

En este orden de ideas, hay autores que mencionan que:


La sociedad mundial, la globalización y la regionalización son fenómenos que han
marcado la importancia de la influencia de las instituciones en las economías, las
sociedades y las culturas. Una de las expresiones más relevantes en estos procesos es
la aparición de nuevas formas de organización flexibles, que han demostrado ser más
eficientes que los modelos burocráticos tradicionales (Villarreal, 2013, p. 105).

Por ende, uno de los principales factores que hacen parte de la globalización que actualmente
permea en las organizaciones, es el factor tecnológico, visto desde una amplia perspectiva de
tecnologías de la información y la comunicación, o como la menciona Scott, una “avalancha”
tecnológica. Cabe resaltar que, dichas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC),
que se han convertido en un catalizador de los procesos organizacionales, sin lugar a duda se
constituyen en herramientas de apoyo a la gestión empresarial, apalancando la construcción de
estrategias orientadas a la competitividad y la innovación (Albarracín, Erazo y Palacios, 2014). Sin
embargo, esta situación es compleja, como enuncia Scott (2005), pues las organizaciones se ven en
la necesidad constante del cambio que su macroentorno le exige, por ello, surge el enfoque
contingencial como modelo administrativo que intentará adaptar la organización a los cambios
ambientales.

No es un secreto que, de acuerdo a la época, las organizaciones se adaptan a las diferentes


circunstancias que las puede afectar. Para ello, repasemos algunos hechos históricos que han
modificado considerablemente varios elementos alrededor de las empresas, para iniciar,
recordemos cómo el siglo XIX fue influenciado por el neoliberalismo y su flexibilización laboral,
que permean el concepto de trabajo y el carácter del trabajador. La inestabilidad laboral, la
tercerización, el subempleo y el empleo informal han favorecido la “oferta laboral” que a su vez
disminuyeron el
salario, limitaron la seguridad social y redujeron las leyes y los derechos laborales a utopías
escritas en tratados, pactos y constituciones estatales incapaces de llegar a la acción y la realidad
social. (De la Garza, 2003)

De esta forma, en el siglo XX los trabajadores se reinterpretan desde visiones más humanas
de sí mismos, reclamando más allá del salario y las comisiones económicas. Situación que se agudizó
por la depresión económica a finales de los años 20 en Estados Unidos que generó los despidos
masivos, el incremento de la oferta de la fuerza laboral, que trajo consigo la reducción de salarios y el
aumento de la precarización de las condiciones laborales, a la vez que la agudización de las huelgas y
la progresiva sindicalización obrera que reclamaba por un trato más humano. (Dávila, 2001)

No obstante, para aquella época, también surgen las reclamaciones obreras como
consecuencia del utilitarismo y el auge de las nociones marxistas que además de darles nuevas
reinterpretaciones, los dotó de resistencia, crítica y movilización social por garantías laborales más
dignas, surge entonces la sindicalización y la posibilidad de la participación política sobre los
ámbitos sociales, económicos y políticos. El empleado se reconoce así mismo como ser humano
consciente de su aporte en el proceso de producción, y con la valentía necesaria para controvertir y
exigir a su patrono, desde ideas - marxistas- o los actos de resistencia vía el mecanismo de la huelga.
Por tanto, esta época supone la creación de un trabajador más consciente, más crítico y contestatario.

Por otra parte, el siglo XXI ha aportado una vasta cantidad de elementos que han convertido
a las organizaciones en sistemas más dinámicos y globalizados. A diferencia de las compañías
industriales del siglo XIX las cuales eran lideradas por su propietario, como lo menciona Scott
(2005), las organizaciones de hoy en día se han convertido en unidades más estructuradas y
organizadas. De esta forma es sencillo evidenciar que las empresas o entidades se basan en un
sistema socio-técnico abierto, el cual tiene relaciones de entrada, o insumos, de salida (productos)
y ciclos de retorno, los cuales se pueden entender como la estructura, calidad, cantidad, operación
y propósito; todo esto basado en los requerimientos de la sociedad. Por consiguiente, es claro que
estas características le permitirán a la organización permanecer en el tiempo, en el mercado y
adaptarse a los factores cambiantes de la sociedad.
En otras palabras, la organización es el diseño de una estructura formal, en donde se
establecen las funciones a desempeñar y sus relaciones, la jerarquía y los niveles de autoridad, de
acuerdo con las actividades y objetivos de la empresa (Gilli, 2017). Frente a esto, un aspecto
importante a tener en cuenta, es el rol del líder o quien dirige la organización y quienes hacen parte
de ella, que en palabras de Scott, se definen como “gerentes profesionales que no necesariamente
son los propietarios”. Es así como Senge (1995) citado por Becerra (2010), señala que una de las
formas en la que la organización se transforma y con lo cual se mantiene en la sociedad actual es
llevándolas al cambio inteligente, donde los miembros de este sistema aporten sus habilidades y
crecen en conjunto como un todo, obviamente dirigidas por un líder que entienda esta concepción
y este en la capacidad de usar los factores externos en pro del beneficio interno.

Por lo anterior, es importante destacar que el concepto de las organizaciones ha cambiado y


no solo por factores de nivel global sino por la necesidad de competir en su microentorno y dentro
de sí mismas, lo cual implica una transformación tanto en su estructura sistémica, como en la
aptitud y actitud del personal que hace parte de ellas. En consecuencia, las personas que forman
parte de la organización se deben comprometer con los objetivos en común, lo cual agrega valor y
como lo anuncia Becerra (2010) la era globalizada le exige una nueva visión a las empresas.

Desde otro punto de vista, otros factores del microentorno de la organización son los
denominados modelos en red (Scott, 2005), que permiten una articulación entre una o varias
organizaciones que buscan un objetivo en común y que crean un valor compartido. Un ejemplo de
ello, es la relación que los proveedores de una organización comparten con el fin de suministrar la
materia prima y demás insumos, con el fin de aportar a los objetivos de la empresa cliente; o por el
contrario, la relación que establecen diferentes compañías competidoras con miras a satisfacer las
necesidades de un cliente en común.

No obstante, este tipo de relaciones pueden afectar positiva o negativamente el cumplimiento


de las metas, puesto que, de presentarse una desconexión de intereses entre las partes involucradas,
puede haber afectación directa en sus objetivos comunes. Es por ello que Scott manifiesta que
estas relaciones tienen un carácter temporal y están determinadas por el tiempo y necesidades
particulares.
Teniendo en cuenta lo evidenciado en el presente ensayo, se podría afirmar que si hay una
influencia de la sociedad sobre la organización, puesto que los aspectos enunciados propios de la
sociedad globalizada de hoy en día, han transformado desde el concepto mismo de la organización
hasta la manera en que se relaciona con su entorno para cumplir sus objetivos. Un ejemplo de ello
es la crisis actual generada por la Pandemia del COVID-19, que afecta considerablemente las
vidas, los sistemas de atención médica, causó una disrupción, en las operaciones comerciales y
cadenas de suministro, desaceleró los mercados y ahora conlleva el riesgo de una recesión laboral,
poniendo a prueba casi todos los aspectos de una Organización. Muchas preguntas siguen sin
respuesta en términos de sus consecuencias a corto y largo plazo.

Las crisis son momentos de aprendizaje para todos, especialmente para los administradores,
porque significan la reinvención acelerada de modelos de negocio, el fortalecimiento y
diversificación de canales y portafolios que conducen al principio del siguiente salto empresarial.
Sin embargo, también hay que reconocer que el momento coyuntural requiere la sobriedad
necesaria para tomar las decisiones pertinentes y asegurar la sostenibilidad del negocio, aunque el
principal reto que tienen las organizaciones hoy es tomar decisiones a tiempo sobre su
funcionamiento y dinámica operacional y estructural, forzándolas a adaptarse a las nuevas
condiciones o resignarse a la desaparición.
Referencias

Albarracín, E. J. G., Erazo, S. C. R., y Palacios, F. C. (2014). Influencia de las tecnologías


de la información y comunicación en el rendimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas
colombianas. Estudios gerenciales, 30(133), 355-364.

Becerra, G. (2010). El liderazgo y su rol en las organizaciones transcomplejas. Visión


Gerencial, núm. pp. 30-42. https://www.redalyc.org/pdf/4655/465545883008.pdf

Dávila, C. (2001). Teorías organizacionales y administración. Bogotá: Mc GrawHill.

De la Garza, E.. (2003). Tratado latinoamericano de sociología del trabajo. FLACSO


México, UAM, FCE.

Gilli, J. J. (2017). Claves de la estructura organizativa. Ediciones Granica.

Hall, R. (1996). Organizaciones: estructuras, procesos y resultados. Ed. Prentice Hall


Hispanoamericana SA.

Rodríguez, R. (2011). La influencia negociada en las organizaciones.


https://www.google.com/url?
sa=t&source=web&rct=j&url=https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4208310.pdf&ved=2ahU
KEwi0uKvuuqfxAhUQSjABHfnXDmcQFjAAegQIAxAC&usg=AOvVaw3RkbHN-
nyI9tV1eH6qgi47

Scott, W. R. (2005). Organizaciones: características duraderas y cambiantes. Gestión y


Política Pública, volumen XIV, número 3, 2do semestre de 2005, pp 439-463.

Villarreal, A. (2013). Evolución y Cambio de la Organización y su Administración Evolution


and Change of the Organization and its Management. Daena: International Journal of Good
Conscience, 8(2), 101-111.

También podría gustarte