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Medicina Gen: 36
Se entiende como tal el paso de las sustancias alimenticias desde el lumen del
tubo digestivo (que es en realidad para del medio externo), a través de la
mucosa a la sangre circulante, al espacio intersticial y a la célula, o sea, a
nuestro medio interno. La velocidad de absorción depende del tamaño
molecular, de la hidrosolubilidad y de la carga eléctrica de los alimentos
absorbidos. La absorción se realiza casi en su totalidad en el intestino delgado.
El gran número de vellosidades aumenta la superficie de la mucosa intestinal,
lo que facilita la absorción. El intestino delgado es la parte del tubo digestivo
que se inicia después del estómago y acaba en el ciego del colon. Se divide en
tres porciones: duodeno, yeyuno e íleon.
El epitelio intestinal de la mucosa está formado por diferentes células que son:
Células absorbentes o enterocitos: la membrana plasmática de estas
células presenta en su polo luminal múltiples microvellosidades que
confieren el aspecto de ribete en cepillo al microscopio óptico.
Células caliciformes: son secretoras de mucina.
Células endocrinas: son células argentafines, también llamadas células
de los gránulos basales. Pertenecen al sistema APUD.
Células indiferenciadas: responsables de la renovación.
Células de Paneth: que producen lisozimas, que son defensivas,
antibacteriana.
La materia grasa más frecuente en la dieta, son las grasas neutras. Éstas están
compuestas por glicerol enlazado con tres ácidos grasos. Las grasas ingeridas
en el duodeno son atacadas por las sales biliares. Éstas emulsionan,
fragmentan las grasas para que actúen sobre éllas las enzimas lipolíticas. Si no
hay secreción biliar, se absorbe menos de la mitad de la ingestión de grasas.
La lipasa pancreática desdobla las grasas en glicerol y ácidos grasos.