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Siento la unción
En este lugar
Siento el poder
De tu majestad
Siento la unción
En este lugar
Siento el poder
De tu majestad
Señor, estás aquí cubriéndome
Señor, estás aquí levantándome
Señor, estás aquí sanando mi cuerpo
Sé que estás aquí
Señor, estás aquí restaurándome
Señor, estás aquí prosperándome
Señor, estás aquí tocando mi ser
Sé que estás aquí
Siento la unción
Siento la unción
En este lugar
Siento el poder
De tu majestad
Siento la unción
En este lugar
Siento el poder
De tu majestad
Señor, estás aquí cubriéndome
Señor, estás aquí levantándome
Señor, estás aquí sanando mi cuerpo
Sé que estás aquí
Señor, estás aquí restaurándome
Señor, estás aquí prosperándome
Señor, estás aquí tocando mi ser
Sé que estás aquí
San Lucas 19 versículo 28 “dicho esto, iba delante, subiendo a Jerusalén…”
Hacía un tiempo que todos sus movimientos tenían como meta Jerusalén. “Y
aconteció que llegando cerca de Betfagé y Betania, al monte que se llama de los
Olivos, envió dos de sus discípulos, diciendo: ...al entrar en ella hallaréis un
pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo y traedlo.
Y si alguien os preguntare: ¿por qué lo desatáis?, le responderéis asi: Porque el
Señor lo necesita”. La enérgica expresión del original se explica traduciendo: El
Señor de él, el verdadero amo del pollino tiene necesidad de él.
Fueron pues y hallaron al pollino atado afuera de la puerta entre dos caminos. En
ese cuadro está la imagen de la pobre humanidad, ligada fuera de la puerta entre
dos caminos, incapaz de elegir poque no está en condiciones de elegir, y si
hubiese sabido cuál era el buen camino no hubiera podido tomarlo porque estaba
atada. Era necesario Aquel que le diera el QUERER y el HACER.