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Augusto

Augusto (en latín: Augustus; Roma, 23 de septiembre


de 63 a. C.-Nola, 19 de agosto de 14 d. C.) fue el
primer emperador romano. Gobernó desde el año
Augusto
27 a. C. hasta su muerte en el 14 d. C.,n. 4 tras un Emperador romano
prolongado reinado de cuatro décadas.

Nacido bajo el nombre de Cayo Octavio (Gaius


Octavius), fue adoptado por su tío abuelo Julio César en
su testamento del año 44 a. C. En 27 a. C. el Senado
concedió a Octavio usar el cognomen de «Augusto», y
por consiguiente se convirtió en Emperador César
Augusto (Imperator Caesar Augustus).n. 5 A causa de
los varios nombres que ostentó, es común llamarlo
«Octavio» al referirse a los sucesos acontecidos entre
63 y 44 a. C. y «Augusto» después de 27 a. C. En las
fuentes griegas, Augusto es conocido como Ὀκταβίος
(romanizado «Octavíos», españolizado «Octavio»),
Καῖσαρ (romanizado «Kaisar», españolizado «César»),
Αὔγουστος (romanizado «Augoustos», españolizado
«Augusto») o Σεβαστός (romanizado «Sebastós»,
españolizado «Venerable», traducción literal de
Augustus), dependiendo del contexto.

El joven Octavio se convirtió en heredero de Julio


César tras el asesinato de éste en 44 a. C. Un año Augusto de Prima Porta, estatua de César Augusto en el
después, en 43 a. C., conformó junto con Marco Museo Chiaramonti de la Ciudad del Vaticano.
Antonio y Lépido una dictadura militar conocida como
Reinado
el Segundo Triunvirato. Como triunviro, Octaviano
gobernó Roma y la mayor parte de sus provinciasn. 6 16 de enero de 27 a. C.-
como un autócrata, haciéndose con el poder consular 19 de agosto de 14 d. C.
tras las muertes de los cónsules Aulo Hircio y Pansa y Predecesor Julio César
haciéndose reelegir a sí mismo todos los años. Tiempo como dictador
después, el triunvirato se iría rompiendo ante las Sucesor Tiberio
ambiciones de sus creadores: Lépido fue obligado a
Información personal
exiliarse, mientras que Marco Antonio terminó
suicidándose tras su derrota en la batalla naval de Accio Nombre Ver lista
frente a la flota de Octavio, dirigida por Agripa en secular Gaius Octavius;n. 1
31 a. C. Gaius Iulius Caesar;n. 2
Imperator Caesar Augustus.n. 3
Con la desaparición del Segundo Triunvirato, Octavio
Nacimiento 23 de septiembre de 63 a. C.
restauró los principios de la República, con lo que el
Roma, Italia, República romana
poder gubernamental pasó a establecerse en el Senado,
aunque en la práctica él retendría su poder autocrático. Fallecimiento 19 de agosto de 14 d. C.
Pasaron varios años para que se llegara a determinar la (75 años)
estructura exacta por la cual una entidad republicana Nola, Italia, Imperio romano
podría ser dirigida por un único gobernante; el resultado Entierro Mausoleo de Augusto
pasó a conocerse como el Principado. El título imperial
Familia
nunca llegó a considerarse como un cargo similar a lo Dinastía Julio-Claudia
que había significado la dictadura romana de la Padre Cayo Octavio
República, y que César y Sila habían ostentado con Julio César (adoptivo)
anterioridad; Augusto rechazó formalmente dicho cargo
Madre Acia
después de que la sociedad romana «le rogara que
asumiera la dictadura».1 Por ley, Augusto contaba con Consorte Ver lista
toda una colección de poderes perpetuos conferidos por Claudia (?-40 a. C.)
el Senado, incluyendo aquellos relativos al tribuno de la Escribonia (40 a. C.-38 a. C.)
plebe y el censor. Ocupó el consulado hasta 23 a. C. 2 Livia Drusila (38 a. C.-14 d. C.)
Por otro lado, su poder real fue creciendo gracias a su Descendencia Ver lista
poder económico y a los recursos obtenidos de sus Julia la Mayor
conquistas, creando relaciones de clientela a lo largo del Cayo César (adoptivo)
Imperio romano,n. 7 y ganándose la lealtad de muchos Lucio César (adoptivo)
soldados y veteranos militares, la autoridad implícita en Tiberio (adoptivo)
los muchos honores y títulos que le eran concedidos por
el Senado,3 y el respeto de la gente. El control de
Augusto sobre la mayoría de las legiones de Roma existentes supuso una amenaza armada que podía ser usada
contra el Senado, permitiéndole de esta forma coaccionar las decisiones del mismo. Con este poder para
eliminar la oposición senatorial mediante el uso de armas, el Senado pasó a adoptar un perfil dócil hacia su
estatus soberano. Su reinado por medio del clientelismo, el poder militar y la acumulación de los cargos
propios de la extinta República, se convirtió en el modelo a seguir para los posteriores gobernantes.

El mandato de Augusto inició una era de paz relativa conocida como la Paz romana o Pax Augusta (en su
honor). Salvo por las constantes guerras fronterizas, y con la excepción de una guerra civil de sucesión
imperial que duró un año, la sociedad del Mediterráneo gozó de un ambiente pacífico durante más de dos
siglos. De igual forma, Augusto expandió el Imperio romano, asegurando en el proceso sus fronteras mediante
la subordinación a Roma de las regiones circundantes. Además, celebró un acuerdo de paz con el Imperio
parto —el más poderoso de sus vecinos— por la vía diplomática, reformó el sistema tributario romano,
desarrolló redes de caminos que contaban con un sistema oficial de mensajería, estableció un ejército
permanente (así como un pequeño cuerpo de marina), y creó la Guardia Pretoriana junto a fuerzas policiales de
seguridad, tanto para mantener el orden como para combatir los incendios en Roma. Resulta destacable añadir
que gran parte de la ciudad se reconstruyó bajo su reinado.

Tras su muerte en 14 d. C., el Senado lo divinizó, siendo posteriormente adorado por el pueblo romano.4 A
manera de legado, sus nombres «César» y «Augusto» serían adoptados por todos los emperadores posteriores,
y el mes de Sextilis sería renombrado «Agosto» en su honor. Asimismo, sus logros son relatados en un
documento conocido como Res Gestae Divi Augusti que, a petición del propio Augusto, fue grabado en un par
de pilares de bronce y colocado enfrente de su mausoleo, llegando tiempo después a tallarse en gran cantidad
de edificaciones, muchas de las cuales han sobrevivido. No obstante, este material es considerado poco
objetivo históricamente, y más bien es tratado como un escrito publicitario cuyo objetivo es ofrecer una visión
idílica del principado ejercido por Augusto. Tras un largo proceso para solventar los problemas en torno a su
heredero, César Augusto fue sucedido por su hijastro Tiberio.

Índice
Primeros años
Ascenso al poder
El testamento de César
Primer conflicto con Antonio
Segundo triunvirato
Proscripciones
Batalla de Filipos y división territorial
Rebelión y alianzas matrimoniales
Guerra con Sexto Pompeyo
Guerra con Antonio
Octaviano se convierte en Augusto
Primer pacto
Segundo pacto
Conflictos militares y expansión del imperio
Muerte y sucesión
El legado de Augusto
Reformas económicas
Mes de Augusto
Proyectos arquitectónicos
Algunas obras mandadas por Augusto y otras dedicadas a él
Augusto en la posteridad
Véase también
Notas
Referencias
Bibliografía
Lectura complementaria
Enlaces externos

Primeros años
A pesar de que su familia paterna, perteneciente al ordo
equestris, provenía de la ciudad de Velletri, situada
aproximadamente a unos 40 kilómetros de Roma, Augusto nació
ya en la Urbs el 23 de septiembre de 63 a. C., más
específicamente en la zona llamada "las Curias Viejas" (in Curis
Veteribus), en una mansión ubicada en el monte Palatino, muy
cerca del Foro Romano y del Arco de Tito (en excavaciones del
año 2011 ha sido hallada la que se cree que puede ser su casa
Octavio nació en 63 a. C. en una rica
natal).5
casa en el monte Palatino, ubicado en
Al nacer recibió el nombre Cayo Octavio. Un tiempo después,
Roma.
según Suetonio, se le agregó el cognomen «Turino» (Thurinus),
probablemente por la victoria de su padre en Turios sobre una
rebelión de esclavos en el 60 a. C. 6 7 Dion Casio le da el nombre de "Cepias" (Caepias),8 aunque es
probable que esto sea un error y se trate de una corrupción de "César" (Caesar).

Debido a la superpoblación de Roma en esa época, Octavio fue llevado a la ciudad natal de su padre, Velletri,
para ser criado ahí. En sus Memorias el futuro emperador solo hace una breve referencia a su familia natural
del orden ecuestre: su bisabuelo paterno se había desempeñado como un tribuno militar en Sicilia, bajo el
mando de Lucio Emilio Papo, durante la segunda guerra púnica, mientras que su abuelo sirvió en varios
puestos políticos regionales. Su padre, llamado también Cayo Octavio, fue pretor y gobernador de
Macedonia,n. 8 9 y su madre, Acia, era la sobrina de Julio César.

Quedó huérfano de padre en 59 a. C., cuando tenía cuatro años de edad.10 Su madre contraería nuevas
nupcias con un exgobernador de Siria, Lucio Marcio Filipo,11 quien afirmaba ser descendiente de Alejandro
Magno y que fue elegido cónsul en 56 a. C. Contrario a lo que pudiera pensarse, Filipo nunca mostró mucho
interés en el joven Octavio; debido a lo anterior, Octavio fue criado por su abuela materna Julia la Menor.

En 52 o 51 a. C., Julia la Menor falleció y Octavio fue el encargado de pronunciar el discurso fúnebre de su
abuela.12 A partir de ese momento su madre y su padrastro asumieron un rol más activo en su educación. Se
sabe que Filipo lo educó con una disciplina férrea en los años venideros.7 13 Cuatro años después, el joven
fue investido con la toga viril,14 un año antes que la edad establecida para los demás jóvenes romanos,
aspecto que demuestra su madurez prematura.13 El biógrafo Suetonio decía de él que «Poseía una rara belleza
(...) Tenía unos ojos vivos y brillantes (...) Tenía dientes pequeños, blancos y desiguales, el cabello ligeramente
rizado y algo rubio; las cejas juntas, las orejas medianas, la nariz aguileña y puntiaguda, la tez entre morena y
blanca, corta estatura (...)».15 Asimismo, un par de hechos evidenciaron su disponibilidad para asumir cargos
y obligaciones a temprana edad: en 47 a. C., resultó elegido al Colegio de Pontífices16 17 13 y al año
siguiente fue puesto a cargo de los juegos griegos que se realizaron en honor al Templo de Venus Genetrix,
construido por Julio César.17 De acuerdo con Nicolás de Damasco, Octavio deseaba unirse a las tropas de
César para su campaña en África, pero abandonó el proyecto al oponerse su madre.18 En 46 a. C., cuando
Acia le dio el deseado permiso para unirse a César en Hispania, Octavio cayó enfermo y no pudo viajar.

Una vez recuperado, navegó hacia el frente pero naufragó; tras llegar a la costa con algunos de sus
compañeros, cruzó territorio hostil antes de llegar al campamento de César, algo que impresionó de manera
considerable a su tío abuelo.14 El historiador Veleyo Patérculo reportó que, después de eso, César permitió
que el joven compartiera su carro.19 Al regresar a Roma, César depositó discretamente un nuevo testamento
con las vestales, nombrando a Octavio como el principal beneficiario.20

Ascenso al poder

El testamento de César

Para cuando Julio César fue asesinado en los idus de


marzo (el 15 de marzo) de 44 a. C., Octavio se hallaba
estudiando y formando parte de un entrenamiento militar
en Apolonia de Iliria, (en el emplazamiento de la ciudad
moderna de Pojan). Tras objetar el consejo de algunos
oficiales del ejército de que tomara refugio con las tropas
en Macedonia, el joven navegó a Italia para averiguar si
tenía algunas potenciales fortunas políticas o, siquiera,
posibilidades de afianzar su seguridad.21 Al llegar a
Lupiae, cerca de Brindisi, se enteró del contenido del Julio César fue asesinado en 44 a. C. durante los
testamento de César, y solo entonces decidió luchar por idus de marzo. Morte di Giulio Cesare (1798),
convertirse en el heredero político de su tío abuelo, así pintura de Vincenzo Camuccini.
como beneficiario de las dos terceras partes de su
patrimonio.17 21 22 Por otro lado, al no tener ningún hijo
legítimo,23 César adoptó a Octavio como su hijo y principal heredero.24 Tras la adopción, Octavio asumió el
nombre de su tío abuelo, Cayo Julio César. Aunque los romanos que eran adoptados en una nueva familia
usualmente retenían sus nombres originales (por ejemplo, «Octaviano» para todo aquel que había sido un
«Octavio», «Emiliano» para un «Emilio», etc.), no hay prueba alguna de que él usara en algún momento el
nombre Octaviano, lo cual pudo haber vuelto muy lógico el dato de sus orígenes modestos.25 26 27 Sin
embargo, a pesar de que nunca usara de manera oficial el nombre Octaviano, para evitar confundir al dictador
con su heredero, los historiadores suelen referirse al nuevo César —entre su adopción y asunción, en 27 a. C.,
de nombre Augusto— como Octaviano.27 En algún momento, Marco Antonio dijo que Octaviano había sido
adoptado por César a través de favores sexuales, aunque Suetonio mencionó, en su obra Vidas de los doce
césares, que la acusación de Antonio consistía verdaderamente en una calumnia política.28

Debido a su propósito de realizar una entrada exitosa en los peldaños de la jerarquía política romana,
Octaviano no podía confiar en sus fondos limitados.29 Tras una cálida recepción por los soldados de César en
Brindisi,30 Octaviano demandó una porción de los fondos que habían sido repartidos por César para la
tentativa guerra contra el Imperio Parto —el vecino más poderoso de Roma— en el Medio Oriente.29 El
dinero acumulado equivalía a setecientos millones de sestercios, monto que se hallaba almacenado en Brindisi,
la zona de estacionamiento en Italia para las operaciones militares en territorio oriental.31 Una posterior
investigación senatorial en torno a la desaparición de los fondos públicos rechazó tomar acciones legales
contra Octaviano, puesto que él había usado, de forma subsecuente, todo aquel dinero acumulado para
aumentar sus tropas contra el archienemigo del senado, Marco Antonio.30 Octaviano llevó a cabo otra acción
audaz en 44 a. C. cuando, sin poseer permiso oficial, se apropió del tributo anual que había sido enviado de la
provincia del oriente próximo de Roma a Italia.26 32 Con el paso del tiempo, Octaviano empezó a reforzar sus
tropas con los legionarios veteranos de César y los cuerpos militares diseñados para la guerra contra los partos,
obteniendo un mayor apoyo al enfatizar su estatus como heredero de César.21 33 En su marcha a Roma a
través de Italia, la presencia de Octaviano y sus nuevos fondos adquiridos atrajeron a muchos exveteranos de
César en Campania.26 Para junio, había reunido un ejército de tres mil veteranos leales, cada uno con un
salario de quinientos denarios.34 35 36

Al llegar a Roma, el 6 de mayo de 44 a. C.,26 Octaviano encontró al cónsul Marco Antonio, excolega de
César, en una frágil tregua con los asesinos del dictador; a estos se les había concedido una amnistía general el
17 de marzo, aunque Antonio había logrado expulsar a la mayoría de ellos de Roma.26 Esto último se debía
al elogio «enardecedor» que dio en el funeral de César, dirigiendo la opinión pública en contra de los
asesinos.26 Aunque Antonio estaba acumulando apoyo político, Octaviano todavía tenía la oportunidad de
rivalizar con él para ser el dirigente de la facción que apoyaba a César. Además, Antonio había perdido el
apoyo de muchos romanos y partidarios de César cuando se opuso, en primera instancia, a la moción hecha
para elevar a César a un estatus divino.37 Octaviano no tuvo éxito al intentar persuadir a Antonio de que
renunciara al dinero de César para que se lo entregara a él; sin embargo obtuvo, durante el verano, el apoyo de
los simpatizantes de César, quienes veían al joven heredero como el mal menor y esperaban ya fuera
manipularlo, o servirse de él en sus esfuerzos para deshacerse de Antonio.38 En septiembre, el orador
optimate Marco Tulio Cicerón comenzó a atacar a Antonio en una serie de discursos en los que denunciaba
que representaba la mayor amenaza para el orden del Senado.39 40 Con la opinión de los romanos cada vez
más en su contra y sabiendo que su año de poder consular llegaba pronto a su fin, Antonio intentó aprobar una
serie de leyes que le otorgarían finalmente el control sobre Galia Cisalpina, territorio de Décimo Junio Bruto
Albino, uno de los asesinos de César.41 42 Mientras tanto, Octaviano reclutó un ejército privado en Italia al
enrolar a los veteranos de César, y el 28 de noviembre obtuvo la lealtad de dos de las legiones de Antonio
gracias a su oferta de recompensas de carácter económico.43 44 45 A la vista de la fuerza militar de
Octaviano, Antonio percibió el peligro que suponía para él permanecer en Roma y, para el alivio del Senado,
partió hacia la Galia Cisalpina, que le debía ser entregada para su gobierno a partir del 1 de enero.45

Primer conflicto con Antonio


Véase también: Guerra de Módena
Después de que Décimo Bruto rehusara entregar la Galia Cisalpina a Antonio,
Antonio lo sitió en Mutina (actual Módena).46 Las resoluciones dictadas por el
Senado para detener la violencia fueron ignoradas por Antonio, a sabiendas de
que el Senado carecía de un ejército propio con el cual desafiarlo. Lo anterior, le
dio una oportunidad a Octaviano, quien se sabía que poseía fuerzas armadas.44
Durante esta época, Antonio acusó a Octaviano de conspirar contra él, y de
haber intentado asesinarlo.13 Sin embargo, el joven no estaba completamente
desamparado para afrontar las acusaciones, ya que tenía de su lado a varios
personajes importantes que estaban dispuestos a ayudarlo. Entre ellos, Cicerón,
que tenía un profundo odio hacia Antonio,13 defendió a Octaviano contra las
burlas de Antonio sobre la ausencia de noble linaje en el joven; este respondió:
«no tenemos un ejemplo más brillante de devoción tradicional entre nuestros
jóvenes».47 Esto fue, en parte, una refutación a la acusación dirigida por
Busto de Marco Antonio,
Antonio a Octaviano, pues Cicerón citó a Antonio cuando le dijo a aquel: «Tú,
partidario de Julio César
muchacho, le debes todo a tu nombre».48 49 Con base en esta difícil alianza
y notable personalidad
orquestada por el senador anticesariano Cicerón, el Senado nombró a Octaviano militar en Roma.
senador el 1 de enero de 43 a. C., y asimismo le otorgó el poder de votar junto
con los cónsules.44 45 Aun cuando el Senado le brindó su apoyo, su verdadero
objetivo era debilitar las facciones partidarias de César y ayudar a Bruto, quien se hallaba asediado por
Antonio.13 Así, Octaviano recibió el imperium propretoriano, lo cual hizo que su situación al mando de un
ejército fuera legal —a diferencia del poder ejercido por Antonio—,13 y así podría ir a socorrer el asedio,
junto con los cónsules Hircio y Pansa.44 50 En abril de 43 a. C., las fuerzas de Antonio fueron vencidas en las
batallas de Forum Gallorum y Mutina, forzando a Antonio a retirarse de Galia Narbonense. No obstante,
ambos cónsules murieron durante los enfrentamientos, lo que dejó a Octaviano como el único comandante en
jefe de sus ejércitos.51 52

El senado, después de entregar un mayor número de condecoraciones a Décimo Bruto que a Octaviano por
haber derrotado a Antonio, intentó darle el dominio de las legiones consulares a Décimo Bruto, pero
Octaviano decidió no cooperar.53 Por el contrario, Octaviano permaneció en la llanura padana y rehusó
ayudar en las futuras ofensivas en contra de Antonio.54 En julio, una embajada de centuriones enviada por
Octaviano llegó a Roma para exigir que se entregara a Octaviano el consulado que había quedado vacante tras
las muertes de Hircio y de Pansa.55 Asimismo, exigió que, por un lado, el decreto que declaraba a Antonio
como enemigo público fuera anulado54 y, por el otro, que se disolviera la amnistía dada a los conspiradores
responsables de la muerte de César.13 Cuando recibió la negativa del senado, Octaviano marchó sobre la
ciudad de Roma al mando de ocho legiones.54 No se encontró con ninguna oposición militar en Roma, a
pesar de que el Senado había enviado al pretor Manio Aquilio Craso al Piceno a reclutar tropas,56 y el 19 de
agosto de 43 a. C. fue elegido cónsul junto con su familiar Quinto Pedio.57 58 Mientras tanto, Antonio
formaba una alianza con Lépido, otro líder cesariano.59

Segundo triunvirato

Proscripciones

A pesar de su derrota en Módena, Antonio todavía contaba con un considerable apoyo entre las tropas
romanas, llegando a reagrupar sus fuerzas en la Galia, donde llegó a reunir hasta 17 legiones. No obstante,
tanto Lépido como Octaviano sabían que, de seguir enfrentándose entre ellos, los partidarios cesarianos se
reducirían de manera significativa, lo cual daría ventaja a los asesinos de César ya que no se verían en la
necesidad de usar sus fuerzas. Por ello, Lépido planteó la necesidad de una alianza entre ellos;13 en un
encuentro realizado cerca de Bolonia en octubre de 43 a. C., Octaviano, Antonio y Lépido formaron una
dictadura militar conocida como el Segundo Triunvirato,61 cuyo
objetivo primordial era el restablecimiento de la autoridad estatal.7 El
acuerdo entre los triunviros cristalizaría en una ley aprobada por la
Asamblea Popular, en virtud de la cual los triunviros obtenían poderes
especiales por una duración de cinco años. Este carácter oficial
distingue el Segundo Triunvirato del Primer Triunvirato integrado por
Cneo Pompeyo Magno, Julio César y Marco Licinio Craso, que no Áureos mostrando los retratos de
pasó de ser un mero acuerdo político privado entre las partes, a través Marco Antonio (izquierda) y
del cual controlaban las elecciones y decisiones de las distintas Octaviano (derecha), emitidos en
instituciones de la República.61 62 41 a. C. para celebrar la institución
del Segundo Triunvirato por
A continuación, los triunviros pusieron en marcha una serie de Octaviano, Antonio y Lépido en
proscripciones en las que supuestamente se puso fuera de la ley a 43 a. C. Ambos lados poseen la
trescientos senadores y dos mil équites, siendo privados de sus inscripción «III VIR R P C», que
propiedades e inclusive, para aquellos que no lograran escapar, de sus significa «Tres hombres con
vidas.63 La cifra de trescientos senadores proviene del cálculo de autoridad consular en la organización
Apiano, si bien Tito Livio, autor anterior a él, afirmó que solamente del Estado».60
habían sido perseguidos ciento treinta.64 Este decreto publicado por
el triunvirato se debió en parte a una necesidad de obtener dinero para
pagar los salarios de las tropas que habrían de participar en el inminente enfrentamiento contra los asesinos de
César, Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino.65 Se ofrecieron recompensas a cambio de la detención de
los proscritos —veinticinco mil dracmas a los soldados que mataran a un proscrito y llevaran su cabeza a
Roma, y la manumisión a los esclavos que asesinaran a sus amos proscritos—7 13 para incentivar que los
ciudadanos les persiguieran, mientras que los activos y propiedades de los detenidos eran requisadas y
quedaban en poder de los triunviros.63

Los historiadores romanos contemporáneos se contradicen entre ellos en relación a cuál de los triunviros fue
más responsable por las proscripciones y los asesinatos. Sin embargo, las fuentes coinciden en el hecho de que
la promulgación de las proscripciones fue un acuerdo hecho conjuntamente por las tres facciones con el
propósito de eliminar a los enemigos políticos.66 Veleyo Patérculo afirmó que Octaviano había tratado de
evitar las proscripciones de cargos públicos, y acusa a Lépido y a Antonio de ser los culpables de haberlas
puesto en marcha.67 Dion Casio también defendió a Octaviano al mencionar que trató de descartar a la mayor
cantidad posible de personas de las listas de proscritos, mientras que Antonio y Lépido, al estar involucrados
en la política un mayor tiempo que él, tenían más enemigos que liquidar.67 Apiano rechazó está afirmación y
mantenía que Octaviano compartía un interés equiparable al de Antonio y Lépido para erradicar a sus
adversarios políticos.68 Suetonio, por su parte, relata los hechos diciendo que Octaviano, aunque se había
mostrado al principio reacio a las proscripciones, finalmente persiguió a sus rivales con incluso más rigor que
los otros dos triunviros.66 69 Plutarco describió este acontecimiento como despiadado, calificándolo como un
intercambio encarnizado de amigos y familiares entre Antonio, Lépido y Octaviano. Por ejemplo, Octaviano
permitió la proscripción de su aliado Cicerón, mientras que Antonio admitió la de su tío materno Lucio Julio
César y Lépido la de su hermano Lucio Emilio Paulo.67 Algunas fuentes conciben que el hecho de proscribir
amigos y familiares era para apropiarse de sus propiedades y amasar una fortuna mayor con el fin de asegurar
su hegemonía en Roma.13

Batalla de Filipos y división territorial

El 1 de enero de 42 a. C. el Senado reconoció de manera póstuma a Julio César como una divinidad del estado
romano: Divus Iulius. Para apoyar su causa, Octaviano hizo hincapié en el hecho de que, en consecuencia, él,
como hijo adoptivo de César, era ahora Divi filius («Hijo del Dios»).70 Tras esto, Antonio y Octaviano
enviaron por mar a 28 legiones para enfrentarse a los ejércitos de Bruto y Casio, que habían instalado su base
de poder en Grecia.71 Tras dos
enfrentamientos en Filipos, Macedonia,
en octubre de ese mismo año, el ejército
cesariano logró la victoria y tanto Bruto
como Casio se suicidaron. De acuerdo a
Suetonio, Octaviano «no mostró
moderación en la victoria, enviando a
Roma la cabeza de Bruto, para que la
arrojaran a los pies de la estatua de César,
aumentando así con sangrientos ultrajes Mapa donde se ilustran los movimientos de los distintos ejércitos
los castigos que impuso a los prisioneros involucrados en la batalla de Filipos, en 42 a. C.
más ilustres».72 Por otra parte, Marco
Antonio usaría luego los ejemplos de
dichas batallas para menospreciar a Octaviano, puesto que las dos contiendas habían sido ganadas de forma
decisiva con el uso de las tropas de Antonio.73 Además de exigir el reconocimiento por las victorias, Antonio
calificó a Octaviano como un cobarde por haberle entregado el control militar directo de sus legiones a Marco
Vipsanio Agripa.73

En cualquier caso, tras la batalla de Filipos los triunviros llegaron a un nuevo acuerdo territorial para el reparto
de poder: mientras que Antonio dejaba la Galia, las provincias de Hispania e Italia en manos de Octaviano,
recibía el control de la parte oriental del imperio. Antonio viajó a Egipto, en donde se alió con la reina
Cleopatra VII, la examante de Julio César y madre del hijo natural de César, Cesarión. Sintiéndose frustrado
por la decisión tomada por Antonio, quien le había cedido Hispania a Octaviano, Lépido se quedó solamente
con la provincia de África.74 Octaviano tuvo que decidir en qué lugares de Italia habría de asentar a las
decenas de miles de veteranos de la campaña de Macedonia, algo que los triunviros se comprometieron a
cumplir desde un inicio. Además, las decenas de miles que habían peleado del lado republicano con Bruto y
Casio, que fácilmente podrían aliarse con un oponente político de Octaviano en caso de que no se les
contentase, requerían igualmente un lugar para establecerse.74 Ya no había más terreno público controlado
por el gobierno para destinarlo como asentamiento para sus soldados, por lo que Octaviano debía elegir una
entre dos opciones: enfrentarse a muchos ciudadanos romanos mediante la confiscación de sus tierras o
enfrentarse a muchos soldados romanos, que a su vez podrían provocar una gran oposición en su contra en el
corazón de Roma. Finalmente, Octaviano eligió la primera opción.75 En total, hubo hasta 18 ciudades
romanas afectadas por los nuevos asentamientos, inclusive poblaciones enteras que fueron expulsadas o, al
menos, desalojadas parcialmente de sus tierras.76

Rebelión y alianzas matrimoniales


Véase también: Guerra de Perusia

La insatisfacción generalizada con Octavio por los asentamientos de sus soldados incitó a muchos a que se
concentraran de lado de Lucio Antonio, hermano de Marco Antonio, que contaba con el apoyo de una
mayoría considerable en el Senado.76 Mientras tanto, Octaviano pidió el divorcio de Claudia (hija de Fulvia y
de su primer esposo, Publio Clodio Pulcro), reclamando que el matrimonio nunca se había llegado a consumar;
como resultado, decidió devolverla con su madre, la esposa de Antonio. Fulvia, insultada, decidió responder:
junto con Lucio Antonio, formó un ejército en Italia para aliarse a las fuerzas de Antonio en contra de
Octaviano. Sin embargo, la apuesta política de Lucio y Fulvia al oponerse a Octaviano era muy arriesgada, ya
que el ejército romano todavía dependía de los triunviros para obtener sus salarios.76 Lucio y sus aliados
terminaron siendo sitiados en Perusia (actual Perugia), en donde Octaviano los obligó a rendirse a principios
de 40 a. C.76 Lucio y su ejército fueron perdonados gracias a su parentesco con Antonio, cuya influencia era
predominante en Oriente, mientras que Fulvia fue exiliada a Sición.77 Sin embargo, Octaviano se mostró
despiadado con los aliados políticos de Lucio; el 15 de marzo, aniversario del asesinato de Julio César, mandó
ejecutar a trescientos senadores romanos y équites acusados de haberse aliado con Lucio.78 Asimismo,
Perusia fue saqueada e incendiada como advertencia a los demás.77 Este evento sangriento manchó de alguna
forma el legado de Octaviano, llegando a ser criticado por muchos, entre ellos el poeta augusto Propercio.78

Por otro lado Sexto Pompeyo, hijo del extriunviro Cneo Pompeyo
Magno, se había convertido en un general renegado desde la victoria de
César sobre su padre y sobre el bando republicano. Finalmente se había
establecido en Sicilia y Cerdeña como parte de un acuerdo alcanzado con
el Segundo Triunvirato en 39 a. C.79 Tanto Antonio como Octaviano
competían por consolidar una alianza con él, quien irónicamente era
miembro del partido republicano, y opositor a la facción cesariana.78
Octaviano consiguió una alianza temporal con él cuando se casó con
Escribonia, hija de Lucio Escribonio Libón —suegro y partidario de
Pompeyo—.78 Escribonia concibió la única hija natural de Octaviano,
Julia la Mayor, quien nació el mismo día que Octaviano pidió su divorcio
para casarse con Livia Drusilla, poco menos de un año después de Escribonia fue la segunda esposa
haberse casado con Escribonia.78 de Octavio y madre de su única
hija natural, Julia la Mayor.78
Mientras tanto, en Egipto, Antonio comenzó una relación amorosa con
Cleopatra, concibiendo con ella tres hijos (Alejandro Helios, Cleopatra
Selene II y Ptolomeo Filadelfo).13 Consciente de su relación cada vez más deteriorada con Octaviano,
Antonio dejó a Cleopatra y, en 40 a. C., navegó a Italia con una gran fuerza para enfrentarse a Octaviano,
logrando poner asedio sobre la ciudad de Brindisi. Sin embargo, este nuevo conflicto demostró ser insostenible
tanto para Octaviano como para Antonio; sus centuriones, que se habían convertido en figuras políticamente
importantes, se negaron a luchar debido a su causa cesariana, y las legiones bajo su comando siguieron su
ejemplo.80 81 Mientras tanto, en Sición, la esposa de Antonio falleció de una repentina enfermedad justo
cuando Antonio estaba en camino para encontrarse con ella. Los dos acontecimientos, es decir, la muerte de
Fulvia y el motín de los centuriones, permitieron que los triunviros lograran una reconciliación.80 81 En otoño
de 40 a. C., Octaviano y Antonio aprobaron el Tratado de Brindisi por el cual Lépido seguiría en África,
Antonio en Oriente y Octaviano en Occidente. La península italiana quedó accesible a todos ellos para el
reclutamiento de los soldados aunque, en realidad, esta disposición resultaba inútil para Antonio desde
Oriente.80 Con el fin de consolidar aún más su alianza con Antonio, Octaviano le ofreció a su hermana,
Octavia la Menor, en matrimonio a finales de ese año.80 Durante su matrimonio, Octavia procreó dos hijas
(conocidas como Antonia la Mayor y Antonia la Menor).

Guerra con Sexto Pompeyo

En Italia, Sexto Pompeyo amenazó a Octaviano con rechazar los


envíos de grano a la península por medio del Mediterráneo; el propio
hijo de Pompeyo había sido puesto a cargo como comandante naval
con el objetivo de provocar una hambruna generalizada en Italia.81
El control de Pompeyo sobre el mar lo llevó a adoptar el nombre
Neptuni filius («hijo de Neptuno»).82 En 39 a. C., se llevó a cabo un
Denario de Sexto Pompeyo, acuñado
acuerdo de paz temporal con él mediante el tratado de Miseno; el
en honor a su victoria sobre la flota
bloqueo de Italia fue levantado una vez que Octaviano le concedió a
de Octaviano. En el anverso se
Pompeyo los territorios de Cerdeña, Córcega, Sicilia y el Peloponeso, puede ver el faro de Mesina, que
asegurándole también una posición futura como cónsul para sirvió para derrotar a Octaviano. En
35 a. C.81 82 Sin embargo, el acuerdo territorial entre los triunviros y el reverso, el monstruo Escila.
Sexto Pompeyo comenzó a desmoronarse cuando Octaviano se
divorció de Escribonia y contrajo matrimonio con Livia, el 17 de
enero de 38 a. C.83 Asimismo, uno de los comandantes navales de Pompeyo lo traicionó y devolvió el control
de Córcega y Cerdeña a Octaviano. Para atacar a Pompeyo, Octaviano necesitaba apoyo adicional de
Antonio, por lo que decidió establecer un nuevo acuerdo con tal de extender la duración del Segundo
Triunvirato por otros cinco años más, a partir de 37 a. C.84 85 Si bien Antonio accedió a apoyarlo contra
Pompeyo, este esperaba obtener también ayuda para su campaña contra el Imperio Parto, a manera de
venganza de la derrota sufrida en Carrhae en 53 a. C.85 En un encuentro celebrado en Tarento, Antonio le
concedió ciento veinte barcos a Octaviano para que fueran usados contra Pompeyo, mientras que Octaviano le
envió veinte mil legionarios que Antonio usaría contra los partos.86 Sin embargo, Octaviano envió solo una
décima parte de su propuesta original, lo cual fue visto por Antonio como una provocación intencional de su
parte.86

Octaviano y Lépido lanzaron una operación conjunta contra Pompeyo en Sicilia en 36 a. C.87 A pesar de los
primeros reveses que tuvo Octaviano, su general Agripa logró destruir casi por completo a la flota de Pompeyo
el 3 de septiembre, en la batalla de Naulochus.88 Sexto huyó al Oriente con lo que quedaba de sus tropas,
pero al año siguiente sería capturado y ejecutado en la comuna de Mileto por uno de los generales de
Antonio.88 Tanto Lépido como Octaviano reagruparon las tropas vencidas de Pompeyo, sin embargo Lépido
se sintió con la autoridad suficiente como para reclamar el territorio de Sicilia para él, ordenando a Octaviano
que abandonara el lugar.88 No obstante, las tropas de Lépido desertaron de su bando y se pasaron al bando de
Octaviano, hartas de tanto enfrentamiento y tentados por las promesas de recompensas monetarias de
Octaviano.88 Finalmente, Lépido se rindió ante Octaviano y, aunque se le permitió retener el cargo de
pontifex maximus, fue expulsado del Triunvirato, finiquitando su carrera pública y exiliándolo a la villa romana
de Cabo Circei, en Italia.88 65 El gobierno del territorio romano pasó entonces a estar dividido entre
Octaviano, en Occidente, y Antonio, en Oriente. Para mantener la paz y estabilidad en su porción del Imperio,
Octaviano le garantizó a los ciudadanos de Roma sus derechos de propiedad. Esta vez estableció a sus
soldados retirados fuera de Italia y devolvió a treinta mil esclavos que previamente habían huido para unirse al
ejército y a la armada de Pompeyo a sus antiguos amos.89 Para asegurar su propia seguridad, así como la de
Livia y la de Octavia una vez que regresaran a Roma, Octaviano hizo que el Senado le otorgase la inmunidad
soberana del tribuno (o sacrosanctitas) tanto para él como para su esposa y su hermana.90

Guerra con Antonio

Para entonces Roma se encontraba dividida entre Oriente y


Occidente; en el primero, Marco Antonio se ocupaba de la
reorganización de Egipto mientras que, en Occidente, Octaviano
estaba enfocado en apoyar las actividades agrícolas e integrar al
mismo tiempo las provincias romanas en esta región.13 La campaña
de Antonio contra los partos terminó en desastre, empañando su
imagen de jefe; los dos mil legionarios enviados por Octaviano apenas
resultaron ser suficientes para recuperar la fuerza militar en la
región.91 Por otra parte, Cleopatra tenía capacidad para restaurar su Antonio y Cleopatra, por Lawrence
ejército íntegramente, y puesto que Antonio ya estaba comprometido Alma-Tadema
sentimentalmente con ella, decidió enviar a Octavia de vuelta a
Roma.92 En primera instancia, Octaviano usó esta acción de Antonio
como recurso propagandístico en contra de Antonio, manifestando que el general se estaba volviendo cada vez
menos romano, sirviendo como muestra el hecho de haber rechazado a una esposa legitima romana por una
«pareja íntima de Oriente».93 En 36 a. C., Octaviano utilizó también una táctica política para parecer menos
autócrata y convertir a Antonio en el principal villano al proclamar que las guerras civiles estaban llegando a
su fin, y que él dejaría su cargo como triunviro si Antonio hacía lo mismo; este último denegó la propuesta.94
Después la conquista de Armenia por parte de las tropas romanas en 34 a. C., Antonio designó a su hijo
Alejandro Helios como el gobernante de ese territorio. También otorgó el título de «Reina de los Reyes» a
Cleopatra. Octaviano utilizó ambos actos para convencer al Senado de que Antonio tenía ambiciones para
disminuir la preeminencia de Roma en la región.93 Cuando Octaviano volvió a asumir la magistratura del
consulado el 1 de enero de 33 a. C., abrió la primera sesión del Senado con un vehemente ataque contra las
concesiones de títulos y territorios ofrecidas por Antonio a sus familiares y su reina.95 Diversos cónsules y
senadores se precipitaron a defender a Antonio al mirar con incredulidad la propaganda (que terminó siendo
cierta), aunque también hubo políticos que desertaron del bando antoniano para empezar a apoyar a Octaviano
para el otoño de 32 a. C.96 Entre esos desertores, Lucio Munacio Planco y Marco Ticio dieron a Octaviano la
información que necesitaba para reafirmar ante el Senado todas las acusaciones que había hecho en contra de
Antonio.97 Al asaltar el santuario de las vestales, siendo nombrado «Dux» por el Senado,13 Octaviano
obligó a sus sacerdotisas que le entregaran el testamento secreto de Antonio, por el cual le regalaba a sus hijos
los territorios bajo dominio de Roma para que estos los gobernaran como reinos, además de incluir sus planes
de construir una tumba en Alejandría para su reina y él, donde ambos serían enterrados tras sus muertes.98 99
Casi al instante, el documento fue leído íntegramente ante la plebe.13 Como resultado de lo anterior, a finales
de ese año el Senado revocó de manera oficial los poderes de Antonio como cónsul y declaró la guerra al
régimen de Cleopatra en Egipto.100 101

A principios de 31 a. C., mientras Antonio y Cleopatra se


hallaban estacionados temporalmente en Grecia,
Octaviano obtuvo una victoria preliminar cuando su
armada, comandada por Agripa, logró transportar con
éxito a las tropas a través del mar Adriático.102 Mientras
que Agripa se ocupaba de bloquear las rutas marítimas
usadas para las líneas de suministro por Cleopatra y
Antonio, Octaviano desembarcó justo enfrente de la isla
de Corcira (actual Corfú), y marchó hacia el sur.102
Atrapados tanto por mar como por tierra, empezaron a
surgir desertores del ejército de Antonio que se unían día
a día a las tropas de Octaviano, mientras que las fuerzas
Representación de la batalla de Accio, en la que
de Octaviano se encontraban lo suficientemente
se enfrentaron las flotas de Octaviano, bajo el
confortables como para preparar con calma el
mando del general Agripa, y las de Marco Antonio
enfrentamiento.102 y Cleopatra, en 31 a. C. Pintura de Lorenzo A.
Castro, en 1672.
En un intento desesperado por liberar el bloqueo naval,
las flotas de Antonio navegaron a través de la bahía de
Accio, en la costa occidental de Grecia. Fue en ese lugar
donde las fuerzas de Antonio, cuya flota era dirigida por Cayo Sosio en su ala izquierda y por Lucio Gelio
Publícola en la derecha, se enfrentaron a las flotas de Octaviano, comandadas por Agripa, —las cuales a pesar
de estar formadas por naves más pequeñas, eran más numerosas que las de Antonio— en la batalla de Accio el
2 de septiembre de 31 a. C.103 Antonio y sus fuerzas restantes solo lograron salvarse gracias a la intervención
de la flota de Cleopatra, que había permanecido cerca de ahí como último recurso en caso de una derrota.104
Octaviano no desistió en su persecución, y tras otra victoria en Alejandría el 1 de agosto de 30 a. C., Antonio
y Cleopatra se suicidaron; Antonio cayó sobre su propia espada entre los brazos de Cleopatra, mientras que
ella se dejó morder por una serpiente venenosa.105 Habiendo aprovechado su posición como heredero de
César en pro de su trayectoria política, Octaviano era muy consciente de los riesgos que supondría permitir que
otro tuviera la oportunidad de compartir el mismo camino así que, según fuentes, tras comentar que «dos
Césares eran demasiados», ordenó que Cesarión —hijo natural de Julio César y Cleopatra— fuera asesinado
de un certero golpe de espada «sin remordimiento alguno»,106 apenas desembarcó este en Alejandría,
dejando solamente con vida a los hijos de Antonio y Cleopatra, con la excepción de Marco Antonio Antilo,
hijo mayor de Antonio y Fulvia.107 108
Cabe señalarse que aunque previamente Octaviano mostró poca misericordia hacia los combatientes militares,
actuando asimismo en formas que lo habían vuelto impopular con la sociedad romana, fue reconocido por la
plebe por perdonar a muchos de sus oponentes tras la batalla de Accio.109 Asimismo, para celebrar la victoria
en Accio, fundó cerca de ahí Nicópolis.110

Octaviano se convierte en Augusto


Tras la batalla de Accio y la derrota de Antonio y Cleopatra, Octaviano se hallaba en condiciones de gobernar
por sí solo la República íntegra en virtud de un principado no oficial.111 Sin embargo, para alcanzar este
objetivo antes tendría que recurrir a diversas formas de incrementar su poder formal, manipulando al Senado y
al pueblo. Debía aparentar que apoyaba y respetaba las tradiciones republicanas de Roma con tal de evidenciar
que su objetivo no era aspirar una dictadura o monarquía.112 113 Al marchar a Roma, Octaviano y Agripa
fueron elegidos cónsules por el Senado.114 Aun cuando las guerras civiles habían dejado a Roma en un
estado próximo a la anarquía, la República no estaba preparada para aceptar el mando de un déspota en la
figura de Octaviano. Al mismo tiempo, Octaviano no podía simplemente renunciar a su autoridad sin correr el
riesgo, a su vez, de promover más guerras civiles entre los generales romanos y, aunque no pretendiera
ostentar autoridad alguna, su posición le exigía mirar hacia el bienestar de la ciudad de Roma y las provincias
romanas. A partir de entonces, los objetivos de Octaviano consistieron en devolver a Roma la estabilidad, la
legalidad tradicional y el civismo —esto último mediante el levantamiento de la evidente opresión política
impuesta a los tribunales de justicia así como la certificación de elecciones libres, por lo menos en concepto
—.115

Primer pacto

En 27 a. C., Octaviano devolvió oficialmente el poder al Senado romano,


renunciando al control de las provincias romanas y sus ejércitos.114 Sin
embargo, en virtud del consulado de Octaviano, el Senado contó con una
jurisdicción limitada al momento de presentar proyectos de ley para su
debate senatorial.114 Aunque Octaviano ya no dirigía el control de las
provincias y ejércitos, retuvo la lealtad de los soldados en servicio activo
así como de los veteranos.114 Las trayectorias de muchos clientes y
seguidores dependía de su patrocinio, puesto que el poder financiero de
Octaviano en Roma no tenía rival alguno.114 Según el historiador
Werner Eck:

La suma de su poder se derivó en primer lugar de todos los


diversos poderes oficiales que le fueron delegados por el Senado y
el pueblo, en segundo lugar de su vasta fortuna privada y por
último de las numerosas relaciones patrón-cliente que estableció
con individuos y grupos a través de todo el Imperio. Todo esto en
conjunto formó la base de su auctoritas, a la cual él mismo se
refirió como el fundamento de sus acciones políticas.116

A grandes rasgos, el público era consciente de los vastos recursos Augusto como magistrado; la
financieros que controlaba Octaviano. Por ejemplo, en un momento en el cabeza de mármol de la estatua
que no consiguió alentar a suficientes senadores para que financiaran la fue esculpida c. 30-20 a. C., y el
construcción y mantenimiento de las calzadas romanas de Italia, él mismo cuerpo en el siglo II a. C. (Museo
se hizo cargo directamente de esa responsabilidad en 20 a. C.117 Esta del Louvre, París).
labor se dio públicamente a conocer a través de las monedas romanas emitidas en 16 a. C., después de haber
donado vastas cantidades de dinero al aerarium, el tesoro público.117

No obstante, según H. H. Scullard, el poder de Augusto se basaba en el ejercicio de «un poder militar
predominante y [...] la sanción definitiva de su autoridad era el uso de la fuerza, a pesar de todo lo que se
intentara disimular el hecho».118

Tiempo después el Senado le propuso a Octaviano, vencedor de las guerras civiles romanas, que asumiera una
vez más el control de las provincias. La propuesta senatorial suponía la ratificación del poder
extraconstitucional de Octaviano. A través del Senado, Octaviano era capaz de mantener la apariencia de la
vigencia de la antigua constitución republicana. Aceptó, reacio en apariencia, una responsabilidad de diez años
de duración sobre la supervisión de determinadas provincias cuyo estado en aquel momento se consideraba
caótico.119 120 Las provincias que le fueron cedidas, y que él debería pacificar en el periodo de diez años,
abarcaban la mayor parte del mundo romano conquistado, incluyendo Hispania, Galia, Siria, Cilicia, Chipre y
Egipto.119 121 Además, el dominio de esas provincias le daba a Octaviano el control de la mayor parte de las
legiones romanas.121 122

Mientras ostentaba el cargo de cónsul en Roma, Octaviano consignó senadores a las provincias de su dominio
a manera de representantes, con la finalidad de gestionar los asuntos de cada provincia y asegurarse de que sus
órdenes se llevaran a cabo.122 Por otra parte, las provincias que no eran controladas por Octaviano se
encontraban supervisadas por gobernadores que eran elegidos por el Senado.122 Octaviano se convirtió en la
figura política más poderosa en la ciudad de Roma y en la mayoría de sus provincias, aunque no contaba con
el único monopolio del poder político y militar:123 el Senado todavía controlaba la región norte de África, un
productor importante de grano del imperio, así como Iliria y Macedonia, dos regiones militarmente estratégicas
con varias legiones acantonadas en su territorio.123 No obstante, el mando de tan solo cinco o seis legiones
distribuidas entre tres procónsules senatoriales, comparado con las veinte legiones dirigidas directamente por
Octaviano, implicaba que el control de dichas zonas por parte del Senado no suponía ningún tipo de amenaza
política o militar a Octaviano.112 118 Por otro lado, el control del Senado sobre algunas de las provincias
romanas ayudaba a mantener una fachada republicana para el principado autocrático,112 mientras que el
control de Octaviano de provincias enteras, en las cuales sus objetivos consistían en asegurar la paz y crear un
ambiente de estabilidad, partía de los precedentes de la era republicana, en la cual prominentes romanos como
Cneo Pompeyo Magno habían obtenido poderes militares equiparables en tiempos de crisis e inestabilidad.112

El 16 de enero de 27 a. C.,127 el Senado otorgó a Octaviano, de manera inédita, los recién creados títulos de
«Augusto» y «Princeps».128 Augusto, del latín augere (refiriéndose a un incremento), que pudiera ser
traducido como «el ilustre»,109 era un título religioso más que político.109 De acuerdo a las creencias
religiosas en la Antigua Roma, el título simbolizaba un sello de autoridad sobre la humanidad —y sobre la
naturaleza— que iba más allá de cualquier definición constitucional para el estatus de Octaviano. Tras los
duros métodos que empleó para consolidar su dominio, el cambio en el nombre, sugerido por Lucio Munacio
Planco,129 serviría además para desmarcar su reinado benigno como Augusto, de su reinado de terror como
Octaviano. De igual forma, su nuevo título le favorecía más que el de «Romulus», que previamente él había
concebido en referencia a la historia de los fundadores de Roma, algo que hubiera simbolizado una segunda
fundación de Roma.109 No obstante, el título de Romulus estaba asociado fuertemente con nociones de
monarquía y realeza, una imagen que Octaviano intentaba evitar a toda costa.130 Por otra parte, Princeps,
proveniente de la frase en latín primum caput («el primero»), originalmente estaba vinculado al senador más
viejo o notable y cuyo nombre aparecía en primer lugar en la lista senatorial principal; en el caso de Augusto,
se convertiría casi en un título real adoptado por un líder que poseía el dominio completo.131 Princeps
también se usó como un título republicano concedido a todos aquellos que habían servido bien al estado; por
ejemplo, Cneo Pompeyo había ostentado el título. Además, Augusto se proclamó asimismo como Imperator
Caesar divi filius, «Comandante César, hijo del deificado».128 Con este título no solamente se jactaba de su
parentesco con el divino Julio César, sino que el uso de Imperator establecía un vínculo permanente a la
tradición romana de la victoria.128 El término Caesar solo era un
cognomen para una rama de la familia julia, aunque ciertamente Augusto
trasladó su significado a una nueva línea familiar que habría de comenzar
con él.128

A Augusto se le otorgó también el derecho de colgar la corona cívica de


roble encima de su puerta y de colocar laureles a manera de cubiertas
para sus jambas.123 Esta corona usualmente se usaba sobre la cabeza de
un general romano durante un triunfo, mientras que el individuo que
mantenía la corona encima de la cabeza del general repetía
continuamente la frase memento mori, o, «Recuerda que eres mortal», al
general victorioso. Adicionalmente, las hojas de laurel tenían una
especial importancia en varias ceremonias del estado, y las coronas de
laurel eran concedidas a los campeones de atletismo, carreras y pruebas
dramáticas. Así, tanto el laurel como el roble eran símbolos provenientes
en su totalidad de la religión y la política romana; situarlos en las jambas
Busto de Augusto portando la de Augusto equivaldría a declarar su casa como la capital de Roma. Sin
corona cívica. Gliptoteca de embargo, Augusto rehusó símbolos de poder tales como el uso de un
Múnich. cetro, una diadema, e inclusive la corona dorada y la toga púrpura usadas
por su predecesor Julio César.132 Si bien rechazaba simbolizar su poder
mediante el uso de dichos objetos en su persona, el Senado le otorgó en
cualquier caso el reconocimiento de un escudo dorado expuesto en la sala de reuniones de la Curia, con la
leyenda virtus, pietas, clementia, iustitia —«valor, piedad, clemencia y justicia»—.3 123

Segundo pacto

En 23 a. C. se produjo una crisis política que involucraba al colega


consular de Augusto, Aulo Terencio Varrón Murena, que formó parte
de una conspiración en contra de Augusto. Los detalles exactos de la
confabulación se desconocen, pero de hecho Murena no cumplió el
mandato completo como cónsul y Calpurnio Pisón fue elegido para
reemplazarlo.133 134 Pisón era un miembro bien conocido de la
facción republicana, y el hecho de que sirviera como colega consular César Augusto
de Augusto era otro movimiento político para que este último pudiera
evidenciar su voluntad para realizar concesiones, así como para
cooperar con todos los partidos políticos.135 A finales del período primaveral de ese año, Augusto sufrió una
severa enfermedad y, en su supuesto lecho de muerte, hizo acuerdos que pondrían en duda las sospechas de
los senadores acerca de su antirrepublicanismo.133 136 Augusto se preparó para traspasar su anillo de sello al
general Agripa.133 136 Sin embargo, le entregó a su compañero consular Pisón todos los documentos
oficiales, una cuenta de finanzas públicas y la autoridad sobre las tropas acantonadas en las provincias, por lo
que el supuestamente favorecido sobrino de Augusto, Marco Claudio Marcelo, se quedó sin herencia
alguna.133 136 Esto fue una sorpresa para muchos que creían que Augusto nombraría un heredero debido a su
posición como un emperador no oficial.137 Augusto otorgó solamente propiedades y posesiones a sus
herederos designados, ya que un sistema de herencia imperial institucionalizado habría provocado resistencia y
hostilidad entre los romanos republicanos, temerosos del concepto monárquico.113

Poco después de recuperarse de su enfermedad, gracias a la receta de un médico griego,7 Augusto renunció a
su permanente nombramiento anual como cónsul.136 En el futuro, Augusto solo volvería a ocupar el
consulado en dos ocasiones restantes, en los años 5 y 2 a. C.136 138 Aunque renunció al consulado, Augusto
retuvo su imperium consular, lo cual llevó a un segundo acuerdo con el Senado, en lo que se conoce como el
«segundo pacto».139 Se trataba de una hábil estratagema política
planeada por Augusto; al no ocupar él mismo uno de los dos cargos de
cónsul, los senadores tendrían el doble de posibilidades para aspirar a
ocupar esa posición, mientras que al mismo tiempo Augusto podía
«hacer un ejercicio de patronazgo más amplio entre la clase
senatorial».140 Augusto ya no se hallaba en un cargo oficial desde el
que gobernar el Estado, pero su posición dominante sobre las provincias
romanas prevaleció al convertirse en procónsul.136 141 Por otro lado,
como cónsul Augusto tenía el poder para intervenir, cuando lo
considerara necesario, en los asuntos de los procónsules provinciales
designados por el Senado,142 pero al pasar a ocupar el cargo de
procónsul Augusto no quería que la autoridad sobre los gobernadores
provinciales le fuera despojada, así que el Senado le concedió el
imperium proconsulare maius («poder sobre todos los procónsules»).139
Retrato de Augusto portando un
gorgoneion (14-20 d. C.)
Además, Augusto adquirió los poderes de los tribunos de la plebe
(tribunicia potestas) con carácter vitalicio, si bien no recibió el propio
cargo de tribuno.139 Legalmente, el cargo de tribuno de la plebe se
hallaba vedado a los patricios, un estatus de carácter hereditario que él había adquirido, tiempo atrás, al ser
adoptado por Julio César.140 El poder conferido le permitía convocar al Senado y al pueblo para presentar las
diversas proposiciones de ley, vetar las acciones tanto de la Asamblea como del Senado, presidir las elecciones
y tener el derecho de ser el primero en tener el uso de la palabra en cualquier reunión.138 143 Incluidos
también en la autoridad tribunicia de Augusto estaban los poderes reservados usualmente para el censor
romano; estos incluían los derechos de supervisar la moral pública, examinar las leyes para asegurarse que eran
del interés público, llevar a cabo un censo y determinar la capacidad para formar parte del Senado.144 Con los
poderes de un censor, Augusto hizo un llamado a las virtudes del patriotismo romano mediante la prohibición
de todas las demás vestimentas que no fueran la clásica toga al momento de acceder al Foro.145 Ciertamente,
no existía precedente alguno en el sistema romano en el que se hubieran combinado los poderes de tribuno y
los del censor en una sola persona. Augusto tampoco llegó a ser elegido formalmente para el cargo de
censor.146 Julio César había tenido poderes similares, teniendo la responsabilidad de supervisar las morales
del estado. No obstante, no llegó a tener la capacidad de un censor para llevar a cabo un censo de población y
determinar la lista de miembros del Senado. El cargo de tribune plebis («tribuno de la plebe») comenzó a
perder prestigio debido a la acumulación de los poderes tribunicios en la figura de Augusto, por lo que este
decidió recobrar su importancia al establecerlo como un cargo obligatorio para cualquier plebeyo que deseara
acceder al cargo de pretor.147

Además de la tribunicia potestas, Augusto obtuvo el imperium exclusivo sobre


la ciudad de Roma: todas las fuerzas armadas en la ciudad, anteriormente bajo el
control de los prefectos y cónsules, ahora estaban bajo el mando único de
Augusto.148 Con imperium proconsulare maius, Augusto era el único individuo
capaz de recibir un triunfo romano, pues era el general al mando de todas las
legiones romanas.149 En 19 a. C., Lucio Cornelio Balbo el Menor, gobernador
de África y conquistador de los Garamantes, se convirtió en el primer hombre de
origen provincial en recibir este reconocimiento, así como en el último.149 Para
cada posterior victoria romana, el crédito era solamente de Augusto, debido al
hecho de que los ejércitos romanos eran comandados por los legatus, quienes
eran a su vez los mandatarios del princeps en las provincias.149 El hijo mayor de
Augusto y Livia, Tiberio, fue la única excepción a esta regla, al habérsele Augusto como Pontifex
otorgado un triunfo por las victorias en Germania Magna en 7 a. C.150 Para Maximus.
garantizar que su estatus de imperium proconsulare maius fuera renovado en 13 a. C., Augusto permaneció en
Roma durante el proceso y proporcionó abundantes donaciones a los veteranos para obtener su apoyo.138

Sin embargo, parece que gran parte de las sutilezas políticas del segundo acuerdo no llegaron a ser
comprendidas por la clase plebeya. Después de que Augusto no se presentase a las elecciones como cónsul en
22 a. C., surgieron los temores de que Augusto estuviera siendo expulsado del poder por el Senado
aristocrático. En 22, 21 y 19 a. C., se produjeron revueltas populares en respuesta, y el pueblo solamente
permitió que un solo cónsul fuera elegido para cada uno de esos años, con el fin evidente de dejar abierto el
cargo para que lo ocupara Augusto.151 En 22 a. C., hubo una escasez de alimentos en Roma que provocó el
pánico, por lo que varias plebes urbanas le pidieron a Augusto que asumiera poderes dictatoriales para que este
se hiciera cargo de la crisis.138 Tras una exhibición teatral de rechazo ante el Senado, Augusto finalmente
aceptó el control sobre el suministro de grano a Roma, «en virtud de su imperium proconsular», y terminó de
manera casi inmediata con la crisis alimenticia.138 No fue sino hasta 8 d. C., que una crisis alimenticia de esta
magnitud hizo que Augusto estableciera un praefectus annonae, es decir, un prefecto permanente que estaba a
cargo de adquirir los suministros de alimentos para Roma.152 En 19 a. C., el Senado votó para permitir que
Augusto vistiera la insignia de cónsul ante el público y el Senado,148 además de brindarle una autorización
para sentarse en la silla simbólica situada entre los dos cónsules y sostener las fasces, un emblema de autoridad
consular.153 Al igual que su autoridad como tribuno, la concesión de poderes consulares fue otro ejemplo de
otorgamiento de los poderes de un cargo que realmente no ocupaba.153 Esto parece haber tranquilizado a la
población; independientemente de si Augusto fuera o no un cónsul, lo importante era que lo pareciese frente a
la gente. El 6 de marzo de 12 a. C., tras la muerte de Lépido, Augusto asumió adicionalmente la posición de
pontifex maximus, el más alto sacerdote del colegio de los Pontífices, así como el cargo más importante en la
religión romana.154 155 Esto no solamente reforzó su prestigio político, sino que al mismo tiempo fortaleció el
simbolismo del culto imperial, al otorgar mayor prominencia a la religión romana sobre los cultos orientales.13
Tiempo después, el 5 de febrero de 2 a. C., Augusto obtuvo el título pater patriae («padre de la
patria»).156 157

Los emperadores romanos posteriores se verían generalmente limitados a los poderes y títulos concedidos
originalmente a Augusto, aunque a menudo, para mostrar humildad, los emperadores recién nombrados
normalmente declinaban uno o más de los títulos honoríficos dados a Augusto. Con la misma frecuencia,
mientras su reinado avanzaba, los emperadores se apropiarían de todos los títulos, independientemente de si
estos les eran otorgados o no por el Senado. La corona cívica -que posteriores emperadores llevarían
físicamente puesta-, así como la insignia consular y el tejido color púrpura que portaba un general triunfante
(toga picta) pasaron a convertirse en insignias imperiales hasta bien entrada la era bizantina.

Conflictos militares y expansión del imperio


Augusto, cuyo nombre oficial era Imperator Caesar Divi Filius Augustus eligió Imperator («comandante
victorioso») como su primer nombre debido a que, con suma claridad, quería asociar con él la propia noción
de la victoria.158 Para el año 13, Augusto se jactaba de haber sido proclamado imperator por sus tropas hasta
en 21 ocasiones, todas ellas tras una batalla victoriosa.158 La mayor parte del capítulo cuatro en sus memorias
publicadas, conocidas como Res Gestae, está dedicada a sus victorias y honores militares.158 Para complacer
a los patriotas romanos, Augusto promovió el ideal de una civilización romana superior con la tarea de
gobernar el mundo (refiriéndose al mundo conocido por los romanos), consagrado en la frase tu regere imperio
populos, Romane, memento —«¡Romano, recuerda que tienes fuerza para gobernar a los pueblos de la
Tierra!»—.145 Esto encajó bien con la élite romana y la opinión pública en general, lo cual favoreció el
proceso de expansionismo, reflejado en un enunciado pronunciado por el famoso poeta romano Virgilio, quien
mencionó en el Libro I de la epopeya Eneida, que los dioses le habían concedido a Roma imperium sine fine
(«soberanía sin límite»).159 Por otra parte, hubo una gran decepción y pesar públicos cuando Augusto decidió
que el dominio de Medio Oriente, referente a la región de Partia, no debía invadirse; la gente, en realidad,
esperaba que se vengaran las batallas de Marco Licinio
Craso en dicha zona con su invasión.13 A pesar de ello,
existieron muchas otras regiones viables para ser
conquistadas.

Extensión del Imperio romano bajo el reinado de


Augusto; el color amarillo representa la
extensión de la República romana en 31 a. C.,
el color verde representa los territorios
conquistados durante el reinado de Augusto y
las zonas de color rosa representan los
territorios bajo relación de clientela con Roma.
En cualquier caso, las áreas bajo el control de
Roma estaban sometidas a variación incluso
durante el reinado de Augusto, especialmente
Busto de Tiberio, un comandante en Germania.
militar exitoso durante el reinado
de Augusto, antes de ser
nombrado su sucesor y heredero. Para cuando tuvo lugar el final de su reinado, los ejércitos de Augusto
habían conquistado el norte de Hispania (actuales España y
Portugal),160 las regiones alpinas de Recia y Nórico (hoy en día Suiza,
Baviera, Austria y Eslovenia),160 así como Iliria y Panonia (actuales Albania, Croacia, Hungría, Serbia,
etc.),160 y extendió los límites de la provincia de África al este y al sur.160 Tras el reinado de Herodes I,
Judea se anexó a la provincia de Siria después de que Augusto depusiera a su sucesor Herodes Arquelao.160
Al igual que había ocurrido con Egipto cuando fue conquistado tras la derrota de Antonio en 30 a. C., Judea
pasó a estar gobernada no por un procónsul o legado de Augusto, sino por un alto prefecto del orden
ecuestre.160 De nuevo, no se requirió esfuerzo militar en 25 a. C. cuando Galacia (actual Turquía) se
convirtió en una provincia romana, poco después de que Amintas de Galacia fuera asesinado por venganza de
la viuda de un príncipe que fue inmolado desde Homonada.160 Una vez que las tribus rebeldes de Asturias y
Cantabria, en la moderna España, fueron finalmente sometidas en 19 a. C., el territorio pasó a formar parte de
las provincias Tarraconense y Lusitania.161 Esta región demostró ser un activo importante para la financiación
de las futuras campañas militares de Augusto, al ser rica en depósitos minerales que podían explotarse a través
de los proyectos de minería romana, especialmente los depósitos ricos en oro, como por ejemplo unos que
estaban situados en Las Médulas.161

Conquistar a los pueblos alpinos en 16 a. C. significó otra importante victoria para Roma, dado que
proporcionaba un vasto territorio fronterizo que separaba a los ciudadanos romanos de Italia de los enemigos
de Roma del norte, en Germania.162 El poeta Horacio dedicó una oda a este triunfo, y se construyó el
monumento Trofeo de los Alpes, cerca de Mónaco, para honrar la ocasión.163 La captura de la región alpina
también sirvió como base para la próxima ofensiva en 12 a. C., cuando Tiberio comenzó el asalto contra las
tribus panonias de Iliria y su hermano Druso el Mayor hizo lo suyo contra las tribus alemanas de la región este
de Renania.164 Ambas campañas resultaron exitosas, y las fuerzas de Druso alcanzaron el río Elba en 9 a. C.,
aunque Druso murió poco después, al caer de su caballo.165
Para proteger las zonas orientales del Imperio de la amenaza de Partia,
Augusto confió en los estados clientes de oriente para que actuasen
como amortiguadores territoriales, así como áreas donde pudieran
reclutarse sus propias tropas en caso de defensa.166 Para garantizar la
seguridad en el flanco oriental del Imperio, Augusto estacionó, por si
acaso, a un ejército romano en Siria, mientras su cualificado hijastro
Tiberio negociaba con los partos en calidad de diplomático de Roma
asignado a esa región.166 Este último fue el responsable de haber
devuelto a Tigranes V al trono de Armenia,165 aunque quizá su
máximo logro diplomático consistió en haber negociado con Fraates Mina de oro de Las Médulas.
IV de Partia, en 20 a. C., la devolución de los estandartes perdidos
por Marco Licinio Craso en la batalla de Carrhae, un acontecimiento
que significó una victoria simbólica y un importante impulso de la moral para Roma.165 166 167 No obstante,
el historiador Werner Eck argumenta que este acto fue una gran decepción para los romanos, que preferían
vengar la derrota de Craso por la vía militar, y no la diplomática.168 Por otra parte, Maria Brosius explica que
Augusto utilizó la devolución de los estandartes como propaganda política, para simbolizar la sumisión de
Partia a Roma. Así, el suceso fue celebrado con esculturas como la estatua de Augusto de Prima Porta, así
como con la edificación de monumentos tales como el Templo de Mars Ultor («Marte el Vengador»),
construido precisamente para albergar los estandartes recuperados.169

Aunque los partos siempre representaron una amenaza para Roma en oriente, el verdadero campo de batalla
fueron los ríos Rin y Danubio.166 Antes de su último enfrentamiento con Antonio, las campañas de
Octaviano contra las tribus en Dalmacia se convirtieron en el primer paso expansionista de los dominios
romanos hacia el Danubio.170 La victoria en batalla no siempre resultaba ser un éxito permanente, pues los
territorios conquistados más recientemente eran constantemente recuperados por los enemigos de Roma en
Germania.166 El principal ejemplo de derrota romana en batalla fue la batalla del bosque de Teutoburgo en
9 d. C., en la que tres legiones completas encabezadas por Publio Quintilio Varo fueron prácticamente
aniquiladas por Arminio, líder de los queruscos, un aparente «aliado» romano.171 Augusto tomó represalias
mediante el envío de Tiberio y Druso a la región del Rin con el objetivo de pacificarla. Aunque ambos
lograron ciertos éxitos en sus campañas, la batalla de Teutoburgo supuso el final de la expansión romana en
Germania.172 Más tarde, el general romano Julio César Germánico se aprovecharía de una guerra civil
querusca entre Arminio y Segestes para derrotar a Arminio, que huyó de la batalla, aunque sería finalmente
asesinado en 21 d. C. por un acto de traición.173

Muerte y sucesión
La enfermedad de Augusto en 23 a. C. puso en evidencia los problemas en torno a su sucesión. Para
garantizar la estabilidad, Augusto necesitaba designar un heredero de su extraordinaria posición en la sociedad
y gobierno romanos. Esto debía conseguirse mediante el uso de vías suaves, poco dramáticas y acumulativas
que no revolviesen los temores senatoriales contra la figura de la monarquía.174 Si alguien iba a heredar su
posición extraoficial de dominio, esa persona debía ganárselo por méritos que fueran reconocidos por el
pueblo romano.174 Algunos historiadores consideran que los indicios apuntaban al hijo de la hermana de
Augusto, Marco Claudio Marcelo, que además se había casado con la hija de Augusto, Julia la Mayor.175
Otros historiadores, en cambio, cuestionan este punto de vista basándose en el testamento de Augusto, leído en
voz alta por el Senado, mientras este se hallaba gravemente enfermo en 23 a. C.,176 y en el que este mostraba
su preferencia por Marco Agripa, que en ese momento era su segundo al mando y, puede que también el único
de sus más allegados que podría haberse hecho cargo de las legiones y mantener el Imperio unido.177 Tras la
muerte de Marcelo en 23 a. C., Augusto hizo que su hija se casara con Agripa, con quien tuvo tres hijos y dos
hijas: Cayo César, Lucio César, Julia la Menor, Agripina la mayor y Agripa Póstumo, este último llamado así
porque nació después de que falleciera Agripa. Poco después del segundo pacto, Agripa consiguió un cargo
de cinco años de duración para la administración de la mitad oriental
del Imperio con el imperium de un procónsul y la misma tribunicia
potestas concedida a Augusto (aunque no rebasaba la autoridad de
este), estando ubicada su sede de gobierno en la isla de Samos, en las
Cícladas.177 178 A pesar de que esta concesión de poder habría
evidenciado el favoritismo de Augusto por Agripa, también significó
una medida para complacer a los miembros de su partido cesariano, al
permitir que uno de ellos compartiera una considerable cantidad de
poder junto a él.178

La intención de Augusto de convertir a Cayo y Lucio César en sus


herederos resultó evidente cuando los adoptó legalmente como hijos
Virgilio lee la Eneida a Livia, Octavia
propios.179 En 5 y 2 a. C. volvió a ocupar el consulado para situarlos
y Augusto (1812), de Jean-Auguste-
personalmente en sus carreras políticas,180 resultando ambos Dominique Ingres, Museo de los
nominados para los consulados de 1 y 4 d. C.181 Augusto mostró Agustinos, Toulouse
también preferencia por sus sobrinos, los hijos de Livia de su primer
matrimonio, Druso el Mayor y Tiberio, concediéndoles mandos
militares y puestos públicos, y pareciendo favorecer más a Druso. Sin embargo, el matrimonio de Druso con
Antonia, sobrina de Augusto, fue una relación que se hallaba tan incrustada en el seno de la familia que
llegaría a perturbar las cuestiones sucesorias.182 Tras la muerte de Agripa en 12 a. C., Tiberio, fue obligado a
divorciarse de su esposa Vipsania para casarse con la viuda de Agripa, e hija de Augusto, Julia —tan pronto
como el período de duelo por Agripa concluyó—.182 Mientras el matrimonio de Druso con Antonia fue
considerado como una relación inquebrantable, Vipsania era «solamente» la hija del fallecido Agripa, producto
de su primer matrimonio.182

Tiberio compartió los poderes tribunicios de Augusto en 6 a. C., pero


poco después anunció su retiro pues, según varias fuentes, no quería
asumir su futuro papel en la política, decidiendo exiliarse en
Rodas.150 183 Aunque se desconoce una razón real para su partida,
esta pudo deberse a varias razones, incluyendo entre ellas un fallido
matrimonio con Julia.150 183 Además, pudieran haber tenido mucho
que ver los sentimientos de celos y de exclusión que sintió una vez
que los nietos, para entonces hijos adoptivos, de Augusto (Cayo y
Lucio), se unieron al colegio de sacerdotes a una edad temprana,
siendo presentados a la audiencia de una forma más favorable, y Mausoleo de Augusto.
siendo presentados al ejército en Galia.184 185 Tras las muertes
tempranas de Lucio y Cayo en 2 y 4 d. C., respectivamente, así como
el fallecimiento repentino de su hermano Druso (en 9 a. C.), Tiberio fue convocado a Roma en junio de
4 d. C., donde Augusto lo adoptó con la condición de que él, por su parte, adoptara a su sobrino
Germánico.186 Esto continuó la tradición de ofrecer, como mínimo, hasta dos generaciones de herederos.182
Ese año, Tiberio obtuvo también los poderes de tribuno y de procónsul, los emisarios de reinos extranjeros
tendrían que mostrarle sus respetos, y para el 13 d. C., recibió junto con su segundo triunfo un nivel igual de
imperium que el que tenía Augusto.187 El único posible aspirante a heredero era Agripa Póstumo, que había
sido exiliado por Augusto el 7 d. C., sanción que más tarde se volvería perpetua por medio de un decreto
senatorial, así que Augusto oficialmente lo desheredó.188 Desde luego, con ello perdió el favor de Augusto, y
el historiador Erich S. Gruen hace mención a varias fuentes contemporáneas que califican a Póstumo como
«un joven vulgar, cruel y bruto, y de carácter depravado».188 No se sabe con certeza, pero Agripa Póstumo
pudo haber sido asesinado en su lugar de exilio poco antes o después de que falleciera Augusto.
El 19 de agosto de 14 d. C.,189 Augusto murió mientras visitaba
el lugar de la muerte de su padre en Nola. Tiberio —que se
hallaba presente junto con Livia en el lecho de muerte de
Augusto— sería su heredero, según se confirmó a la apertura de
su testamento. Las últimas palabras de Augusto fueron: "La
comedia ha terminado. ¡Aplaudid!" (en latín "Acta est fabula,
plaudite"190 ). No obstante, sus últimas palabras públicas fueron:
«Mirad, encontré una Roma hecha de ladrillo, y os la dejo de
mármol». Una gran procesión funeraria de plañideras viajó junto
con el cuerpo de Augusto desde Nola hasta Roma, y el día de su Inscripción dedicada al Divino Augusto
entierro cerraron todos los negocios, tanto públicos como por los seviros Mercuriales del
privados. 191 Tiberio y su hijo Druso pronunciaron el panegírico Municipium Napoca (Vid, Croacia) al poco
4
de pie sobre dos rostra. Confinado en su féretro, el cuerpo de de la defunción del primer emperador y de
Augusto fue cremado en una pira cerca de su mausoleo; más su divinización.
tarde se proclamó que se había unido con los demás dioses como
un miembro más del panteón romano.4 En 410, durante el
saqueo de Roma, los Godos asaltaron el mausoleo y dispersaron las cenizas de Augusto.

El historiador D. C. A. Shotter considera que las políticas de Augusto a favor de la línea familiar Julia sobre la
Claudia podrían haber dado a Tiberio razones suficientes como para que mostrara un claro desprecio por
Augusto tras su muerte; en cambio, Tiberio siempre fue rápido en reprender a todos aquellos que criticaron a
Augusto.192 Shotter sugiere que la deificación de Augusto, junto con la «actitud extremadamente
conservadora» de Tiberio hacia la religión, forzó a este último a contener cualquier resentimiento que pudiera
haber concebido.193 Además, el historiador R. Shaw-Smith hace mención a las cartas dirigidas por Augusto a
Tiberio, en las que mostraba su afecto y alta consideración por los méritos militares de Tiberio.194 Shotter
comenta que Tiberio enfocó su animadversión y críticas en Gayo Asinio Galo, por haber desposado a Vipsania
después de que Augusto obligara a Tiberio a divorciarse de ella, así como contra los dos jóvenes césares Cayo
y Lucio, en vez de hacerlo con Augusto, el verdadero responsable de su divorcio y, finalmente, de su
designación imperial.193

El legado de Augusto
El reinado de Augusto sirvió para cimentar el Imperio romano, un
régimen que duraría cientos de años hasta su decadencia y caída. Tanto
su nomen adoptivo, César, como su título, Augusto, se convirtieron en
títulos ostentados por quienes gobernaron el Imperio romano durante
cuatro siglos, tanto en Occidente como en Oriente, y aún en el siglo XV
se usaban en Constantinopla. En muchos idiomas césar se convirtió en
sinónimo de emperador. Los títulos zar (en ruso, "Царь" —Tsar'— que
proviene de "Цесарь" o Ccésar) y káiser (alemán, Kaiser) son derivados
del nombre o título César y continuaron en uso hasta el siglo XX. Poco
tiempo después de morir Augusto, el 19 de septiembre de 14, fue
deificado (consecratio) y adorado como un divus. El culto al divino
Augusto continuó hasta que la religión oficial del Imperio romano fue
cambiada a la cristiandad por Teodosio I en el siglo IV. Testamento de su Retrato de Augusto: detalle de la
legado es el gran número de estatuas y bustos erigidos en su honor, así famosa estatua de Prima Porta.
como también el mausoleo que originalmente contenía las columnas de
bronce con las obras de la vida de Augusto llamada Res Gestae Divi
Augusti.195 Muchas copias de ese texto se inscribieron a lo largo del Imperio romano tras su muerte,196 con
traducciones al griego en muchos lugares y en edificios públicos como, por ejemplo, el templo de Ankara.197
Sin embargo, pocas de las obras escritas por Augusto han pervivido. Entre las que sí que han llegado a
nuestros días se encuentran los poemas Sicilia, Epifanio y Ajax, una autobiografía de 13 tomos, un tratado
filosófico y un texto refutando al Elogio de Catón de Marco Junio Bruto.198 Los historiadores también han
utilizado algunas cartas escritas por Augusto y dirigidas a otras personas para obtener algunos datos
adicionales sobre su vida personal.194 199

Muchos consideran a Augusto el emperador más grande de Roma; sus políticas ciertamente extendieron la
vida del Imperio romano e iniciaron la Paz romana también conocida como Pax Augusta. Era inteligente,
decisivo, y un político sagaz, pero quizás no tan carismático como Julio César, y en ocasiones tomó decisiones
influenciado por su tercera esposa, Livia. Como resultado, Augusto no posee tanto renombre como su
antecesor, y a menudo es confundido con el primero. No obstante, su legado demostró perdurar más en el
tiempo. Como ejemplo, cabe señalarse que la ciudad de Roma fue transformada completamente bajo el mando
de Augusto.

Se crearon las primeras fuerzas policiales y de


bomberos institucionalizados, estableciendo al
prefecto municipal como un cargo
permanente. 200 La fuerza de policía se dividió
en cohortes de quinientos hombres, mientras que
las fuerzas de bomberos llegaron a estar dotadas
por entre quinientos y mil hombres, con siete
unidades asignadas a catorce sectores de la
ciudad.200 Se nombró a un praefectus vigilum
(prefecto de vigilancia) como mando directo de
los cuerpos de vigilancia policial y anti-incendios
de Roma.201 Además, habiendo finalizado las
guerras civiles en Roma, Augusto pudo también
crear un ejército profesional para el Imperio
romano, compuesto por unas veintiocho legiones
que suponían unos ciento setenta mil
soldados.202 El ejército estaba apoyado por
numerosas unidades de tropas auxiliares de Clípeo procedente de Arlés Francia en el que se
quinientos soldados cada una, reclutadas a conmemoran las virtudes de Augusto por voluntad del
Senado y del Pueblo de Roma.)
menudo en zonas conquistadas
recientemente.203 En el año 6, Augusto
estableció el aerarium militare, donando ciento
setenta millones de sestercios al nuevo tesoro militar con el que se pagaba tanto a los soldados activos como a
los retirados.204 Por último, uno de los legados de carácter político-militar que más durarían entre las
instituciones romanas sería la Guardia Pretoriana que creó en 27 a. C. En origen se trataba de una guardia
personal en el campo de batalla, que fue evolucionando para convertirse en una guardia imperial y en un
importante cuerpo político de Roma.205 Después de Augusto, la Guardia Pretoriana tuvo poder suficiente
para intimidar al Senado y para deponer y elegir emperadores. El emperador Majencio fue el último al que
sirvieron, y fue Constantino I quien disolvió el cuerpo a comienzos del siglo IV, destruyendo sus barracones,
los Castra Praetoria.206

Con las finanzas del estado como base del mantenimiento de las carreteras que atravesaban Italia, Augusto
creó también un sistema oficial de correos, con la creación de una serie de postas gestionadas por el praefectus
vehiculorum.207 Además de una mejora en las comunicaciones de los ciudadanos del Imperio romano, la
mejora y ampliación de la red viaria permitió una movilidad sin precedentes del ejército romano a lo largo y
ancho del Imperio.208
Aunque llegó a ser el individuo más poderoso del recién creado Imperio
romano, Augusto quiso representar el espíritu de la virtud y las leyes de
la República. También quiso tener relación y conexión con la plebe y los
ciudadanos desfavorecidos. Para ello hizo gala de una gran generosidad a
la vez que ofrecía una imagen de persona poco dada a los lujos y los
excesos. En el año 29 a. C., Augusto pagó cuatrocientos sestercios por
persona a un total de docientos cincuenta mil ciudadanos, mil sestercios a
cada uno de los ciento veinte mil veteranos de las colonias, y dedicó
setecientos millones de sestercios a la compra de tierras para que sus
veteranos pudieran establecerse.209 También restauró ochenta y dos
templos con el fin de mostrar su preocupación por las deidades
romanas,209 y en 28 a. C. ordenó fundir ochenta estatuas de plata
erigidas a su imagen y en su honor en un intento de aparentar un carácter
modesto y frugal.209

En una visión retrospectiva del reinado de Augusto y su legado al mundo


romano, su longevidad no debe obviarse como un factor clave en su
éxito. Tal y como apunta Tácito, las generaciones más jóvenes que
estaban vivas en el año 14 no habían conocido otra forma de gobierno
Augusto representado conforme que el principado.210 Si Augusto hubiera muerto a edad más temprana,
al estilo egipcio en un relieve del la historia podría haberse desarrollado de distinta forma. El desgaste que
templo de Kalabsha, en Nubia. supusieron las guerras civiles en la vieja oligarquía republicana y la
longevidad de Augusto, por lo tanto, debe verse como un factor de gran
importancia en la transformación del estado romano en una monarquía de
facto a lo largo de estos años. La experiencia de Augusto, su paciencia, su tacto, y su perspicacia política
jugaron un papel fundamental a lo largo de su mandato. Puso las primeras piedras de lo que sería el Imperio
romano, desde la creación de un ejército profesional que estableció en las fronteras, al principio dinástico que
tan a menudo se utilizó en la sucesión imperial, pasando por el embellecimiento de la capital mediante obras
financiadas por el emperador. Su legado final fue la paz y prosperidad de la que el Imperio romano gozó
durante los siguientes dos siglos bajo el sistema político que él inició. Su memoria se consagró durante la
época Imperial como el paradigma de buen emperador. Todos los emperadores posteriores adoptaron su
nombre, César Augusto, que fue perdiendo gradualmente su carácter de nombre propio para convertirse en un
título.4 Poetas contemporáneos como Virgilio u Horacio alabaron a Augusto como defensor de Roma y de la
justicia y moral, un individuo que cargaba con el peso de la responsabilidad de mantener el Imperio
romano.211 Sin embargo, Augusto también ha sido objeto de críticas a lo largo de los años por su gobierno
sobre Roma y por crear el principado. Por ejemplo, el jurista romano contemporáneo Marco Antistio Labeón,
orgulloso de los días previos a la era de Augusto en los que había nacido, criticó abiertamente el régimen del
principado.212 Tácito (c. 56-c. 117), por su parte, escribió al comienzo de sus Anales que Augusto había
subvertido con astucia la República Romana en un régimen de esclavitud.212 Continuaba diciendo que, con
la muerte de Augusto y el juramento de lealtad a Tiberio, el pueblo romano simplemente intercambió un amo
por otro.212 Sin embargo, Tácito también recoge en su obra dos visiones contradictorias, a la vez que
comunes, de Augusto:

Personas inteligentes le alabaron o criticaron de diversos


modos. Una opinión era la siguiente. El deber filial y la
emergencia nacional, en la que no había lugar a una conducta
respetuosa con la ley, le llevaron a una guerra civil —y esto no
puede ser promovido ni mantenido por métodos decentes—.
Hizo concesiones a Antonio y a Lépido con la finalidad de
obtener la venganza sobre los asesinos de su padre. Cuando
Lépido se volvió viejo y perezoso y Antonio se entregó a la
auto-indulgencia, la única posible cura para un país distraído
era el gobierno por un solo hombre. Sin embargo, Augusto
puso en orden el país no mediante su alzamiento como rey o
dictador, sino creando el principado. Las fronteras del Imperio
romano estaban en el océano o en ríos distantes. Los ejércitos,
provincias, flotas, el sistema entero estaba interrelacionado.
Los ciudadanos romanos estaban protegidos por la ley. Los
provincianos eran tratados decentemente. La propia Roma
había sido embellecida profusamente. La fuerza se había usado
con moderación, simplemente para preservar la paz de la
mayoría.
Tácito213

Por otro lado, y según la versión opuesta:

El deber filial y la emergencia nacional fueron meros


pretextos. En realidad, el motivo de Octaviano, el futuro
Augusto, fue el ansia de poder (...) Ciertamente hubo paz, pero
fue una paz cubierta de sangre por los desastres y asesinatos. Fragmento de una estatua ecuestre
Tácito214 de Augusto.

Tácito tenía la opinión de que el emperador Nerva (r. 96-98) sería el


único capaz de mezclar dos conceptos opuestos: el principado y la libertad.215 El historiador Dión Casio, del
siglo III, consideraba a Augusto un gobernante benigno y moderado aunque, al igual que muchos historiadores
posteriores a la muerte de Augusto, le consideraba un autócrata.212 El poeta Marco Anneo Lucano (39-
65 d. C.) opinaba que la victoria de César sobre Pompeyo y la caída de Catón el Joven (95-46 a. C.) marcaron
el final de la libertad en Roma. Sobre el particular, el historiador Chester G. Starr, Jr. escribe que es posible que
con ello estuviese expresamente evitando criticar a Augusto de forma directa.215

En épocas más recientes, el escritor Jonathan Swift (1667-1745), en su obra Discourse on the Contests and
Dissentions in Athens and Rome, criticó a Augusto por instaurar la tiranía en Roma, y hacía una comparación
entre la monarquía constitucional del Reino Unido y la república romana del siglo II a. C.216 El almirante e
historiador Thomas Gordon (1658-1741) comparó a Augusto con el tirano puritano Oliver Cromwell (1599-
1658)216 e insistió, al igual que hizo Montesquieu, en que Augusto se comportó como un cobarde en
batalla.217 Augusto también sería tildado de «gobernante maquiavélico», «usurpador sediento de sangre»,
«malvado y despreciable» y «tirano» por el historiador Thomas Blackwell.217

Reformas económicas

Las reformas económicas que Augusto implementó en Roma tuvieron un gran impacto sobre el éxito posterior
del Imperio romano. Augusto hizo que una gran porción del terreno sobre el que se había extendido el Imperio
romano pasase a estar bajo control e imposición directa de Roma, en lugar de extraer una cifra variable,
intermitente y en cierto modo arbitraria de impuestos de cada provincia local, como había ocurrido hasta
entonces.218 La reforma incrementó enormemente la cifra neta de ingresos que Roma percibía de sus nuevos
territorios, estabilizando el flujo y regularizando la relación financiera entre Roma y las provincias, en lugar de
provocar resentimientos continuos ante cada nueva exacción de tributos.218 Las cifras impositivas durante el
reinado de Augusto se determinaban por el censo de población, con cuotas fijas para cada provincia en
función del número de habitantes.219 Los ciudadanos de Roma y de Italia pagaban impuestos indirectos,
mientras que las provincias debían pagar impuestos directos a Roma.219 Entre los impuestos indirectos se
contemplaba un impuesto del 4 % sobre el precio de los esclavos y un 1 % sobre los bienes vendidos en
subasta, así como un impuesto de sucesiones del 5 % sobre aquellas herencias cuyo valor fuese mayor de cien
mil sestercios y siempre que el parentesco entre el causante y el heredero no fuese de primer grado.219
Asimismo, otra reforma de gran importancia fue la abolición del sistema privado de
recolección de impuestos que ejercían los publicanos, que sería reemplazado por un
servicio público de carácter funcionarial de recolectores de impuestos. En la era
republicana el sistema habitual había sido el de los publicanos, contratistas privados que
habían llegado a tener suficiente poder como para influir en la política de Roma.218 Los
publicanos habían ganado muy mala fama y una gran fortuna personal gracias a la
adjudicación de los derechos de recaudación de impuestos en áreas locales.218 Roma, a Moneda de
través del sistema de subasta, otorgaba el derecho de recaudación de impuestos a la Augusto
encontrada en el
persona que más ingresos ofreciese a Roma, y el beneficio del publicano se basaba en
tesoro de
todas aquellas cantidades que fuese capaz de recaudar por encima de la cifra ofertada,
Pudukottai, en
contando para ello con la bendición de la metrópolis. La falta de una supervisión
India, y
efectiva, combinada con el deseo de los publicanos de maximizar sus beneficios, supuso actualmente
la creación de un sistema de exacciones arbitrarias que a menudo era muy cruel con los expuesta en el
contribuyentes. Era un sistema ampliamente percibido como injusto, y muy dañino para Museo
la economía. Británico.

Además, la conquista de Egipto por Augusto supuso una nueva fuente de ingresos para
financiar las operaciones del Imperio romano.220 Dado que políticamente la región fue
considerada como una propiedad privada de Augusto en lugar de una provincia del
Imperio romano, se convirtió en parte del patrimonio de los futuros emperadores.221 En
lugar de a un legado o a un procónsul, Augusto colocó como administrador de Egipto a
un prefecto de la clase ecuestre con la misión de administrar Egipto y mantener sus
lucrativos puertos. Este puesto se convirtió en el mayor logro político que podía alcanzar
Imitación india
alguien de la clase ecuestre, aparte del de Prefecto del pretorio.222 Esta tierra de gran
de una moneda
productividad aportó enormes recursos a Augusto y a sus sucesores, con los que
de Augusto.
pudieron financiar obras públicas y expediciones militares,220 además de «pan y circo» Siglo I. Museo
para el pueblo de Roma. Británico.

Mes de Augusto

El mes de agosto (en latín Augustus), conocido hasta ese entonces como sextilis por ser el sexto mes del
calendario romano original, recibió su nombre actual en honor a Augusto. Existe una creencia común de que
agosto tiene 31 días porque Augusto quería que su mes tuviese la misma longitud que el de Julio César —el
mes de julio—, pero se basa en una invención que data del siglo XIII y que se atribuye a Johannes de
Sacrobosco. Sextilis, de hecho, tenía ya 31 días antes del cambio de nombre, y no fue elegido por su longitud.
Según un senatus consultum citado por Macrobio, sextilis fue renombrado en honor a Augusto debido a que
varios de los eventos más significativos en su ascensión al poder, culminando con la caída de Alejandría,
tuvieron lugar en ese mes.223

Proyectos arquitectónicos

En su lecho de muerte, se dice que Augusto se jactó de haber encontrado una Roma hecha de ladrillo y de
haber legado otra hecha de mármol. Aunque existe cierta verdad literal en su afirmación, Dión Casio indica
que se trataba de una metáfora sobre la fuerza del Imperio romano.224 El mármol podía encontrarse en
edificios romanos anteriores, pero no fue utilizado de forma tan extensa como material de construcción hasta el
reinado de Augusto.225 Aunque la afirmación no aplicaba a toda Roma o, en especial, al barrio del Subura,
Augusto dejó una impronta en la topografía monumental del Centro de la ciudad y del Campo de Marte, con el
Ara Pacis (Altar de la Paz) y un reloj de sol monumental, cuya pieza central era un obelisco traído de
Egipto.226 Los relieves que decoran el Ara Pacis ofrecían el relato visual de los triunfos de Augusto
recogidos en el Res Gestae.227 Aparecen representados los desfiles imperiales de los pretorianos, las vestales
y los ciudadanos de Roma.227 También construyó el Templo de
César, los baños de Agripa y el Foro de Augusto, en el que se
encontraba también el Templo de Marte el Vengador. También alentó
la construcción de otros proyectos, como el Teatro de Balbo o la
construcción del Panteón de Agripa, y en otros casos financió las
obras erigidas en nombre de otras personas, a menudo familiares,
como el Pórtico de Octavia o el Teatro de Marcelo. El Mausoleo de
Augusto fue construido tras su muerte para albergar a los miembros
de su familia.228
Detalle de una escultura del Ara
Pacis (Altar de la Paz), 13 a. C. a
Para celebrar su victoria en la batalla de Accio ordenó construir el
9 a. C.
arco de Augusto, que se terminó en 29 a. C. cerca de la entrada al
Templo de Cástor y Pólux y que sería ampliado en 19 a. C. en un
nuevo diseño de triple arco.225 Existe también muchos edificios
construidos fuera de Roma que llevan el nombre y legado de Augusto, como por ejemplo el teatro de Mérida o
el de Cartagena, en España, la Maison Carrée, en Nimes, en el sur de Francia, o el trofeo de Augusto, en La
Turbie, también en Francia.

A la muerte de Agripa en 12 a. C., Augusto tuvo que buscar una


solución para el mantenimiento del suministro de agua a la ciudad de
Roma. El problema había sido afrontado por el propio Agripa cuando
sirvió como edil, que llegó incluso a financiarlo con su propio dinero
como ciudadano privado.200 Ese mismo año, Augusto dispuso un
sistema en el cual el Senado designaba a tres de sus miembros como
comisionados principales al cargo del suministro de agua y para
asegurarse de que los acueductos de Roma eran mantenidos
adecuadamente.200 A finales de la era de Augusto, se puso al cargo
del mantenimiento de edificios públicos y del culto al estado a una
comisión de cinco senadores llamada curatores locorum publicorum Templo de Augusto y Livia en
iudicandorum y que podría traducirse como los Supervisores de la Vienne.
Propiedad Pública. 200 Augusto también creó el grupo senatorial de
los curatores viarum para la supervisión y mantenimiento de las
carreteras, que trabajaba con oficiales locales y con contratistas para organizar las reparaciones ordinarias.207

El estilo arquitectónico dominante en la era de Augusto y de la fase imperial de Roma fue el orden corintio,
originario y procedente de la antigua Grecia.225 Suetonio comentó en una ocasión que Roma no era
merecedora de su estatus de capital imperial, si bien Augusto y Agripa se encargaron de desmantelar este
sentimiento transformando la apariencia de Roma bajo el modelo griego clásico.225

Algunas obras mandadas por Augusto y otras dedicadas a él


- En Roma:

Foro de Augusto (terminado en 2 a. C.), con el


Templo de Mars Ultor ("Marte Vengador").
La Curia Iulia en el Foro Romano (reconstrucción de la Curia Hostilia, comenzada por César y
terminada por Augusto en 29 a. C.).
Ara Pacis: El Altar de la Paz en el Campo de Marte (13-9 a. C.).
Horologium Augusti (Reloj de Augusto) en el Campo de Marte.
El Mausoleo de Augusto, en el Campo de Marte (comenzado en 29 a. C.).
La "Casa de Augusto", su residencia privada en el Palatino.
Augusto de Prima Porta, estatua thoracata encontrada en la Villa ad Gallinas Albas, propiedad
de su esposa Livia.

- En Italia:

Arco de Augusto en Rímini (Ariminium), 27 a. C..


Arco de Augusto en Aosta (Augusta Praetoria).
Puente de Augusto en Narni, Valle del Río Nar.
Puerta principal de Fano (Fanum Fortunae), 9-10.

- En provincias:

Arco triunfal y Teatro en Orange (Arausio), Francia.

Teatro de Orange, Templo de Marte en Mausoleo de Augusto,


Francia. el Foro de Augusto, Campo Marcio, Roma
Roma

Augusto en la posteridad
Con el paso del tiempo, la imagen de Augusto estuvo expuesta a una gran cantidad de cambios e influencias
constantes que poco o nada tenían que ver con su persona y su régimen. Historiadores como Suetonio lo
alabaron en gran medida, mientras que otros como Tácito se mostraron más críticos. Ciertamente, tras nacer
Jesús de Nazaret en la época de Augusto, los cristianos de la Antigüedad tardía y la Edad Media equipararon
constantemente la Paz augusta con la Paz cristiana. Incluso en los tiempos modernos, algunos políticos
querían crear, cada uno con diferentes motivos, similitudes entre ellos mismos y la época de Augusto. Durante
la Revolución Francesa, la creación del Directorio, después del reinado de terror de los jacobinos en 1794, se
comparó con el establecimiento del Principado. A su vez, en el siglo XX, se desató entre los fascistas italianos,
una «fiebre augusta».229 Incluso en la época de la Alemania nazi, muchos historiadores antiguos, incluyendo
a William Weber, vieron al imperio de Augusto como un modelo de renovación para la propia Alemania en
cuanto a su Führer. El historiador Jochen Bleicken califica a Augusto como el «pionero» y «constructor del
Imperio romano», asimismo, como aquel que «educó a las élites romanas».230 De igual forma, Dietmar
Kienast dijo que Augusto era «un líder desinteresado en la propia historia».231

El enfoque de Ronald Syme estuvo marcado por la propagación de los movimientos fascistas en la Europa de
su tiempo. Para él, Augusto era un dictador. De modo similar a Mussolini —solo que con valoración negativa
contraria— Syme veía en su ascensión paralelos con el fascismo naciente. El régimen de Augusto habría
surgido de una revolución, él mismo habría sido un hombre de partido que con el soporte del dinero y las
armas habría vencido a la vieja capa dirigente reemplazándola por una nueva. Como hombre poderoso y
calculador habría llevado a la tumba la república en descomposición para dar fundamento a una autocracia tras
una fachada republicana.
Dentro de la temática de Augusto en la cultura se han hecho varios proyectos, como en Cleopatra (película de
1963), donde el actor Roddy McDowall interpreta (sin nada de temple) a Octavio.232 O la aclamada serie de
televisión de 1976, Yo, Claudio (basada en la novela homónima de Robert Graves), donde el emperador
Augusto es interpretado por Brian Blessed. Se le muestra como un hombre agradable y simpático que buscaba
lo mejor para Roma y su familia; pero aun así, era un títere en manos de su esposa Livia, interpretada por Sian
Phillips.233

Asimismo, en la serie cinematográfica británico-italiana Imperium (constituida por cuatro películas en total,
entre 2003 y 2006), dirigida por Roger Young, César Augusto es interpretado por el actor Peter O'Toole en
Imperium: Augustus, donde se aborda la vida de Octaviano desde antes de convertirse en emperador hasta su
reinado como tal. Otros actores que participaron en dicha producción fueron Benjamin Sadler quien interpretó
al joven Octaviano, Charlotte Rampling (como Livia Drusila), Vittoria Belvedere (Julia la Mayor) y Ken
Duken (Marco Vipsanio Agripa),234 (las películas restantes de la serie relatan las historias de Nerón, Simón
Pedro y Pompeya).

En el 2005, en la miniserie estadounidense para televisión EMPIRE,235 el actor Santiago Cabrera interpreta a
un apuesto y joven Octavius que lucha contra Marco Antonio como heredero legítimo de Julio César en el
poder de Roma.236

De igual forma, en la primera temporada de la serie televisiva Roma de 2005, el joven Augusto es interpretado
por Max Pirkis. Augusto es un joven que vive de cerca la guerra civil entre Julio César y sus oponentes
políticos. La segunda temporada comienza tras la muerte de Julio César y narra los acontecimientos que
culminan con el ascenso de Octavio a la posición de Primer Ciudadano. Al principio de esta última temporada,
Max Pirkis vuelve a interpretar a Augusto, cambiando a mitad de temporada por Simon Woods para encarnar a
un Augusto más maduro. Se le presenta como un hombre ambicioso, manipulador, sin escrúpulos, frío, y sin
carisma para conectar con el pueblo. A medida que va asumiendo poder sus ofertas de pacto adquieren una
forma más ventajosa, pero en el fondo se aprecian como órdenes que no se pueden rechazar. Triunfa gracias a
una mezcla de astucia política y el miedo que infunde, tanto en sus enemigos como en sus allegados. Quedan
fuera de la descripción de su personalidad las virtudes que le hicieron un buen gobernante, y una persona
querida y respetada durante siglos.237

Véase también
Cayo Mecenas Marco Antonio Res Gestae Divi Augusti
Cleopatra VII Marco Tulio Cicerón Teatro de Pompeyo
Cneo Pompeyo Magno Primer Triunvirato Templo de Augusto
Dinastía Julio-Claudia República romana Censos provinciales de
Augusto

Notas
1. Nombre de nacimiento. Suetonio sugiere que se le agregó el cognomen "Thurinus" en el
63 a. C.
2. Desde su adopción en 44 a. C. hasta el 27 a. C.; "Octaviano" vendría a ser un apodo.
3. Cassius Dio, Libro XLIII (https://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/Roman/Texts/Cassius_Dio/43
*.html): "Y se le dio a él primero y por primera vez, como una especie de nombre propio, el
título de imperator, dejando de lado la antigua costumbre."
4. Estas son fechas contemporáneas; Augusto vivió bajo dos calendarios, el romano hasta
45 a. C., y el juliano después de 45 a. C. Debido a discrepancias con las intenciones originales
de Julio César, Augusto restauró el calendario juliano en 8 a. C., por lo que la correspondencia
entre el calendario juliano proléptico y el actual calendario romano es incierta antes de 8 a. C.
(Blackburn & Holford-Strevens, 2003: 670-1)
5. Formalmente Imperator Caesar, Divi filius, Augustus, ‘Emperador César Augusto, hijo del
Divino (Julio César)’.
6. Algunas provincias siguieron siendo gobernadas directamente por el Senado romano.
7. El «estado cliente» es uno de los varios términos utilizados para describir la subordinación de
un estado a otro más poderoso en cuestiones internacionales. Es el menos específico de
dichos términos, y más bien pudiera ser tratado como una categoría amplia en la que se
incluyen otros conceptos tales como el estado satélite, estado asociado, estado títere,
neocolonia, protectorado, y estado vasallo (también conocido como estado tributario). Uno de
los usuarios más prolíficos de este tipo de clientelismo fue la república de Roma que, en vez
de conquistar y absorber territorios para así dar forma a un imperio, optó por convertir en
estados clientes aquellos territorios que iba derrotando, una política que prevalecería
aproximadamente hasta el siglo I d. C., cuando comenzó a ejercerse en Roma el dominio
imperial.
8. Suetonio, Vida de Augusto. El «Marco Octavio» que vetaba la ley agraria propuesta por Tiberio
Graco en 133 a. C. era posiblemente su ancestro. I-IV.

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Enlaces externos
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Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Augusto.

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Emperador romano
Predecesor en el periodo Sucesor
— 27 a. C.-14 d. C. Tiberio
Cónsul romano
con
Predecesores Sucesores
Quinto Pedio
Aulo Hircio Cayo Carrinas
43 a. C.
Cayo Vibio Pansa Publio Ventidio Baso
(agosto-noviembre)

Cónsul romano
Predecesores con Sucesores
Paulo Emilio Lépido Lucio Volcacio Tulo Lucio Autronio Peto
Marco Herenio 33 a. C. Lucio Volcacio Tulo
Cónsul romano
con
Marco Antonio (31 a. C.)
Marco Licinio Craso (30 a. C.)
Sexto Apuleyo (29 a. C.)
Predecesores Marco Vipsanio Agripa (28-27 a. C.) Sucesores
Lucio Cornelio Cinna Tito Estatilio Tauro (26 a. C.) Marco Claudio Marcelo Esernino
Marco Valerio Mesala Marco Junio Silano (25 a. C.) Lucio Arruncio
Cayo Norbano Flaco (24 a. C.)
Aulo Terencio Varrón Murena (23 a.
C.)
31 a. C.-23 a. C.
Cónsul ordinario
Predecesores con Sucesores
Décimo Lelio Balbo Lucio Cornelio Sila Cayo Calvisio Sabino
Cayo Antistio Veto 5 a. C. Lucio Pasieno Rufo
Cónsul romano
Predecesores con Sucesores
Lucio Cornelio Léntulo Marco Plaucio Silvano Coso Cornelio Léntulo
Marco Valerio Mesala Mesalino 2 a. C. Lucio Calpurnio Pisón

Pontífice máximo
Predecesor en el periodo Sucesor
Lépido 12 a. C.-14 d. C. Tiberio

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