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CESEDEN

EL APOYO AEREO A LAS FUERZAS TERRESTRES


Y A LAS FUERZAS NAVALES

- Por el Coronel de Aviación D. Esteban FRANCOS RODRÍGUEZ


Profesor Auxiliar de la Escuela de Altos Estudios Militares(ALEMI)

Mayo, 1979 BOLETIN DE INFORMACION NUM. 127-U


Este tttulo no se corresponde exactamente con el tema que
vamos a desarrollar. Voy en principio a analizar las relaciones que li
gan a la Acción Unificada con la Cooperaci6n, para continuar con una so
mera crrtica de una publicación que ha salido de imprenta hace poco más
de un aíio y que a mi juicio requiere cierta meditación sobre ella, “Nor
mas sobre el Apóyo Aéreo a las Fuerzas y, por último,tr
taré de encontrar las posibles divergencias entre nuestra doctrina para
la Cooperación y el.”Proyecto de Doctrina para la Acción Unificada de
los Éjércitos”.

Por lo tanto, dentro de este contexto, queda claro, que lo


que voy a analizar es la doctrina, y no sus posibilidades de aplicación a
nuestras Fuerzas Armadas. A este tema solo le dedicaré una breve aten
ción en las consideraciones finales.

Como la materia es árida, para entrar paulatinamente en


ella, empezaré citando. unos antecedentes históricos, que serán muy bm
ves, porque, las Fuerzas Aéreas carecen prácticamente de pasado, s6—
lo tienen presente y futuro. Un presente muy brillante y un futuro que no
concede más irmite a su posible expansión, que los confines de esa ter
cera dimensión en donde tienen que desarrollar su actividad y que los
aviadores, con un poco de pedanterra y con mucho de orgullo, denomina
mos el aeroespacio.
—2—

1.- ANTECEDENTES

Durante la II G.M,, al hacerse evidente el enorme poder re


solutivo del Arma Aérea, las batallas terrestres y navales desaparecen
para convertirse en batallas aeroterrestres y aeronavales.

La conquista de la superioridad aérea, el apoyo por el fuego,


el reconocimiento y el transporte aéreo, son acciones sin las cuales los
Ejércitos de Superficie no podrán desarrollar, en lo sucesivo, su propia
maniobra genérica.

Quizás sea ésta la experiencia militar más notable deducida


de dicha contienda, pues puede afirmarse sin temor a error: “que esta
necesidad de actuación conjunta de las tres ramas de las Fuerzas Arma—
das, se convierte a partir de entonces, en un postulado de aceptación uni
versal)’

Pero la integración de esfuerzos de Tierra, Mar y Aire, ha


cia el cumplimiento de una misión común, no es fácil. Son los Estados
Unidos, los que comprendiendo la importancja y el verdadero alcance de
este problema, deciden, a partir del afo 1943, prestarle una atención —

prioritaria. Y como fruto de estos esfuerzos surge la para la


Acción Unificada de los Ejércitos”.

Treinta y cinco afios más tarde , esta doctrina aparece tradu


cida a nuestro idioma, en forma de “Proyécto de Doctrina” y se convier
te, dentro del ámbito de nuestras Fuerzas Armadas, en un documento ver
daderamente polémico.

Como tenemos que analizarlo, interaremos hacerlo con nues


tra mejor voluntad.

2.-INTEGRACIONDEESFUERZOSENLAACCIONUNIFICADA

En el ‘Proyecto de Doctrina para la Acción Unificada” sé es


tablece, que en las operaciones conjuntas, para quela integración de es—
fuerzos sea real y efectiva, se requiere:

— Estructura Orgánica adecuada

- Unidad de Mando
—3—

- Estado Mayor Conjunto


— Planes estratégicos comunes
- Y cooperación en las acciones tácticas.

Pero, sin duda, la caracteristica esencial de la Acción UnifL


cada, es esa exigencia de que la responsabilidad de la ejecuci6n recaiga
sobre un Jefe único. Un jefe al que se le asignen efectivos procedentes
de las distintas Armas , y sobre los cuales ejerce el Mando en virtud de
la autoridad que le ha sido conferida:

Por lo tanto, no debe de confundirse el concepto de Acción


Unificada con el de Cooperación, que, en realidad, son dos organizacio
nes operativas que se complementan.

3.- COOPERACION

La centralización del Mando a nivel de Mandos Unificados


no deben de impedir que la acción aérea cubra las necesidades de los
otros Ejércitos en más bajos escalones. -

Dado que én los más altos niveles del Mando, no es posible.


determinar todos los detalles de ejecución de operaciones de este tipo —

que exigen uná estrecha coordinación, es necesario, en estos casos,dis—


poner de un sistema que fije la forma en que esos detalles deben ser de
sarrollados. Este sistema es el: que constituye la COOPERACION.
Desde este punto de vista, la Cooperación define una organi
zación y unos procedimientos que permiten a las fuerzas de superficie y
a las fuerzás aéreas, que han recibidó. una determinada misión, hacer —

converger sus esfuerzos dentro del cuadro de una maniobra única fijada
• por el Mando Superior común. .

Vemos, pues, que la Acción Unificada y Óooperación son dos


conceptos claramente diferenciados. . . . . -

Lo qué crea cierto confusionismo y propende a identificar am


bas expresiones, es el hecho de.. que: ‘1casi todas las acciones aéreas, —

que se desarrollan dentro del márco de la acción unificada, encajan den


tro de las normas establecidas para la cooperación.
-4-

Pero siguiendo nuestro razonamiento, vamos a ver por qué


consideramos que Mandos Unificados y Cooperación son dos organizacio
nes operativas que se complementan y se prolongan.

En los Mandos Unificados la integración de esfuerzos se pro


duce a todos los niveles:

- A nivel estratégico, con la concurrencia de los Mandos —

Com ponentes al planeamiento.

— A nivel táctico, con la aplicación de las doctrinas de Coo


peración Interejércitos.

Para que la acción unificada sea posible, exige la centraliza


ción en la dirección y la descentralización en la ejecución, que se consi—
gue estableciendo dos canales de Mando:

— Uno vertical, canal natural para el ejercicio por el Jefe


del Mando Unificado de la dirección operativa estratégica.

— Y otro horizontal , a través del cual los Mandos Componen


tes determinan la forma de Cooperación.

Tanto el planeamiento concurrente como la Cooperación,tra—


tan de satisfacer dos necesidades:

- Un estudio de la misión que permita aplicar el esfuerzo mi


litar con oportunidad y en el momento preciso.

— Y el empleo por cada Ejército de sus tácticas y técnicas


propias con el máximo rigor y eficacia.

Mandos Unificados y Cooperación son partes de un todo y no


pueden. existir el uno sin el otro.

Rechazar la cooperación es rechazar los Mandos Unificados


porque imposibilitan su labor. Rechazar los Mandos Unificados es recha
zar la Cooperación porque dificulta el establecimiento de una misión úni
ca, piedra angular sobre la que se asienta. la concentración de esfuerzos.
— 5 —

Pues bien, después de este apasionado canto a las excelen


cias de la Acción Unificada y la Cooperación, creo que ha llegado el mo
mento de analizar la doctrina que sobre cooperación han elaborado nues
tras Fuerzas Armadas.

COOPERACIONINTEREJERCITOS

Es un hecho manifiesto, que en nuestras Fuerzas Armadas


carecemos de un cuerpo de doctrina coherente para la cooperaci6n Inte—
rejércitos.

En lo que se refiere a la Cooperación Aeronaval, según mis


noticias, sólo existen dos documentos que traten este tema: unas “Nor
mas para el empleo de la Aviación Antisubmarina” y un acuerdo de no-—
viembre de 1968 sobre las “Posibilidades de colaboración entre las Fuer
zas Navales y el Mando de la Defensa Aérea”. Con tan pobre bagaje muy
poco puede hacerse para la integración de esfuerzos en las operaciones
conjuntas que requieran la participación de la Armada y el Ejército del
Aire.

En cambio, en Cooperaci6n Aeroterrestre el panorama que


se nos ofrece es bastante mejor, disponemos de dos documentos: el “Re
glamento de Cooperación Aeroterrestre” , publicado el 14 de septiembre
de 1961 y las “Normas para el Apoyo Aéreo a las Fuerzas Terrestres”,
que ha sido aprobado con carácter provisional por la Junta de Jefes de
Estado Mayor con fecha 16 de marzo de 1977.

En estas normas se establecióque, antes de proceder a su


aprobación definitiva,deberfan estar sometidas a análisisy revisión du
rante el periodo de un aFto. Corno este plazo ha transcurrido con largue
za, sin que se haya tomado sobre ellas ninguna determinación, cabe pen
sar que existen dudas sobre su contenido doctrinal, razón por la que creo
que merece la pena que las estudiemos aquf, con esptritu crftico real——
mente constructivo.

NORMASPARAEL APOYOAEREOALASFUERZASTERRESTRES

Estas normas están inspiradas en una publicación NATO de


nominada: “Operaci6n Ofensiva de Apoyo Aéreo ( ATP-27 ), tttulo que no
nos parece muy afortunado, pues limita el carácter de ofensivas a deter
minadas formas del Apoyo Aéreo.
-6—

Quizásla Comisi6n Interministerial que redact6 estas Nor


mas, para obviar este inconveniente, decidió ampararlas bajo un trtulo
m&s amplio: “Normas para el Apoyo Aéreo a las Fuerzas Terrestres”
que tampoco resulta adecuado,

En efecto, en el Caprtulo 1 de la publicación, dedicado a “GE


NERALIDADESH, se dice:

“Las presentes Normas tienen por objeto proporcionar las


directrices para el desarrollo de las operaciones aeroterr
tres , principalmente, lasdeApoyoAéreoDirecto, etc •

En cambio, en el texto no se tratan las Operaciones de Apo


yo Directo por el Transporte, ya que en el apartado 2.3.4. del mismo
se viene a reconocer que estas acciones, por su complejidad, requieren
una normativa muy extensa y cuidadosa.

Con esta primera objección que hacemos, sblo queremos po


ner de manifiesto dos cosas:

— Que la doctrina establecida en las “Normas para el Apoyo


Aéreo a las Fuerzas Terrestres” es incompleta.

- Que su contenido debe ser ampliado y ordenado en la for


ma conveniente.

Y como acabamos de afirmar que estamos imbufdos deun es.


prritu crrtico “constructivo1’, nos atreveremos a proponer un principio
de solución para estos problemas. Es el siguiente:

— Nuestro futuro “Reglamento de Cooperación Aerotérrestrd’


publicado en vólúrnenes o caprtulos indepéndientes, debe de
estar ordenado asr:

• Principios Generales para la Cooperación Aeroterrestre


Sistemas Operativos para la. Cooperación
Apoyo Aéreo a las Grandes Unidades Terrestres
a) Apoyo Aéreo por el fuego
b) Apoyo Aéreo por. el Reconocimiento
—7—

e) Apoyo Aéreo por el Transporte

• Apoyo Aéreo para la Defensa Operativa del Territo——


rio del Interior
• Apoyo Aéreo para las Operaciones de ultramar

Creo que si se nombran una o varias comisiones para desa—


rrollar este esquema, se encontrarran con trabajo para aftos. Y aún re—
sultarra incompleto, pórque faltarran por regular algunos apoyos aéreos
para ciertas operaciones especiales , tales como: Búsqueda y Salvamen
to, Guerra Electrónica, Subversi6n y contra subversión, Guerrilla y con
tra guerrilla, ... etc., sin olvidar el hecho, de que ninguno de estos re
glamentos, contemplarra el empleó de armas nucleares en la batalla.

Otra objección dé tipó general que se nos ocurre, se refiere


al inadecuado empleo de la terminologla militar. Ya se ha tocado este te
ma, superficialmente, cuando hemos tratado de clarificar conceptos tan
importantes como Acción Unificada y Cooperación; pero creemos que de
bemos insistir de nuevo sobre él, porque tenemos la impresión de que,
precisamente, las Normas que estamos comentando, van a cóntribuir bas
tante al confusionismo que estamos denunciando. Pongamos un ejemplo:

En el subtttulo 1.2 de estas Normas (pág. 1), se definen las


Operaciones Aeroterrestres asr:

“Se llamanOperacionés Aeroterrestres las llevadas a cabo


por Fuerzas dé los Ejércitos de Tierra y Aire, bajo sus man
dos y cori sus tácticas y procedimientos propios, planeadas
áonjuntamente y ejecutádas en forma coordinada, en tiempo
y en espacio, de acuerdo con uñ sistema preestablecido pa
ra el cumplimiento de una misión encómendada por un Man
do Superiora.

Pero, curiosamente ocurre, que si en esta definición secam_


bia la expresión de “Mando 5uperiorI por ladó “Mando Superior Común1,
resulta ser la misma que la que aplica el Ejército de Tierra pára la Coo
peración (D-Q-Q-1, pág. 164).

No es mi fuerte la semántica, pero entiendo que si una mis


ma definición se atribuye a dos conceptos tales como Cooperación y Ope
-8—

raciones Aeroterrestres , es indudable que nuestra doctrina considera a


las dos expresiones como siñónimas.

Aqut parece que existe un error conceptuable, pues según


nuestro personal criterio, las Operaciones Aeroterrestres pudieran ser
definidas asf:

tConjuto de acciones realizadas por las Fuerzas Terrestr


y Aéreas, tendentes a la consecución de una finalidad común’

Sentada esta definición, aparece más claro el alcance de las


expresiones Cooperación y Apoyo Aéreo, que también tienden a confun-
dirse y para las que sugerimos las siguientes definiciones:

COOPERACION.- Es un sistema que regula la organización


y ios procedimientos a emplear, para permitir, que conser
vando su personalidad propia, las Fuerzas de dos ,o de los
tres Ejércitos, a las que se ha encomendado una misi6ñ de
terminada, puedan hacer converger sus esfuerzos, dentro del
cuadro de una maniobra única, fijada por un Mando Superior
común.

APOYOAEREO.- Se entiende por Apoyo Aéreo, el conjunto


de acciones llevadas a cábo por las Fuerzas Aéreas en bene
ficio de las fuerzas de superficie, dentró del campo de las
operaciones conjuntas y que son planeadas, coordinadas y
conducidas por el nivel de adaptación correspondiente.

Si hemos matizado tanto estas definiciones, es porque cree


mos que revisten una importancia fundamental para la aplicación de la
doctrina de la cooperación.

El Ejército del Aire, reconoce y admite, que el carácter ac


tual de los conflictos bélicos, excluye la actuación aislada de cualquiera
de los Ejércitos; y qúe todas las operaciones , en mayor o menor grado,
tendrá:n que tener el carácter de operaciones conjuntas (D—O—O-1 ,pág.53),
pero lo que no se puede admitir, es que todas las operaciones aeroterres
tres hayan de ser coordinadas en tiempo y espacio de acuerdo con un sis
tema preestablecido.

Esto equivaldrra a convertir a “todas las operaciónes aerote


rrestres en operaciones de apoyo aéreo”.
-.—

El Ejército del Aire defiende, que el rigor que se exige en


la.coordinación y en la ejecución de. las operaciones aeroterrestres, dis
minuye a medida que la actuación de sus medios aéreos se alejan de. la
lrnea de contacto.

Çriterio que, además, se plasma reiteradamente en las “NoL’


mas para el Apoyo Aéreo a las Fuerzas Terrestres”, a pesar de su evi—
dente contradicción con la definición que admite para las operaciones -

aeroterrestres.

Pero creo que ha llegado el momento de abandonar estas fa


rragosas cuestipnes semánticas para contemplar las novedades que pre
senta el “Manual” con respecto al IRegiarnento de Cooperación Aerote——
rrestre”. Las más importantes se refieren a los temas siguientes:

- Formas del Apoyo Aéreo

El Sistema Operativo Aeroterrestre


- Distribución del esfuerzo para el apóyo aéreo por el fuego
- Coordinación entre las Fs. Aéreas y la A/A
- Coordinación entre las Fs. Aéreas y la FAMET

La verdad es, que cada uno de estos eprgrafes podria constj.


tuir el tema de una conferencia, pero en beneficio de la brevedad, procu
ra.ré ser lo.más conciso posible. .-

FORMASDELAPOYOAEREO

Como se puede apreciar en el esquema 1, el Apoyo Aéreo si


gue estando dividido en cuatro grupos fundamentales: .

- Por el fuego . . . . . .

— Por el Reconocimiento
— Por el Transporte .

- Especiales

El Apoyo Aéreo por el fuego se clasifica en Indirecto y Diree


to. E! primero comprende la Superioridad Aérea y la Interdicción.
- ib —

Enlas “Normas” se establece, que la “Superióridad Aérea


Local”, puede ser solicitada por las fuerzas terrestres en su propio be
neficio, pero que esta petición requiere un acuerdo en el máximo nivel
de adaptación, a fin de determinar:

— El tiempo durante el cual debe de mantenerse

- La zona sobre la cual ha de ejercerse


- El grado y finalidad de la Superioridad

Concretados estos extremos, corresponde a las Fuerzas


Aéreas el planeamiento, dirección y ejecución de las operaciones nece
sarias para lograrla y mantenerla.

En cuanto al Apoyo Aéreo Directo, lo divide en tILejano y


“Próximo” , según que se realice en la retaguardia del enerrligo, más —

allá de la irnea de coordinación ( FSCL ) o entre ésta y la de contacto.


Las formas de Apoyo Aéreó por el Reconocimiento, no va——
rran sustancialmente; y en cuanto concierne al Transporte y los Apoyos
Aéreos para Operaciones Especiales, no se tratan adecuadamente, pues
se reconoce que necesitan unas “Normas Operativas Particulares” (cap.
2.3.4. y2.3.5.,, pág. 24).

Pero es Precisamente aqur, en el apoyo, en donde a mi jui—


cio, surge la primera divergencia entre las “Normas para la Coopera——
cjón” y el tProyecto de doctrina para la Acción Unificada”.

En este último proyectoI, se definen tres fórmas de apoyo:


el general, el directo y el mutuo; pero no se define el apoyo indirecto.

A continuación, y refiri6ndose “exclusivamente” al apoyo di


recto como misión principal de la fuerza que apoya, al asignar atribucio
nes al Jefe de la fuerza apoyada, dice textualmente:

“El Jefe de la Fuerza Apoyada ejercerá la dirección general


del apoyo dentro de los limites permitidos por el empleo tác
tico de la Fuerza que apoya. Tal dirección incluirá la de——
signación de blancos u objetivos, fechas y horarios, duraci&i
de la acción de apoyo y las instrucciones necesarias para la
debida coordinación y eficacia” (cap,1.7.4., pág. 30).
— 11 —

Pues bien, creo que este caprtulo,el 1.7., debe de ser co


rregido por tres razones fundamentales:

1. Si se definen las formas de apoyo, deben de incluirse todas.


No veo el motivo que justifique la exclusi6n del apoyo indir
to.

2. Cuando se trata de un apoyo interejércitos, nunca el Jefe de


la fuerza que apoya considerará el apoyo directo como mi--
sión principal de sus unidades.

3. Las atr’ibuciones, que se confieren al Jefe de las Fuerzas apo


yadas sobre las de apoyo, están en evidenté contradicción —

con los principios generales en que se basan las doctrinas


para la cooperación y la acción conjunta.

La verda.des que no parece razonable que el Jefe de una Fua


za Naval o una Fuerza Aérea que apoye a una Fuerza Terrestre, tenga
que verse sometida a una dependencia tan estricta del Jefe de la Fuerza
Apoyada.

Y también a la inversa, porque se da el caso curioso de que


no nos paramos a considerar que el apoyo aéreo y el naval o, más bien,
el apoyo unilateral,tendrá que transformarse, en un plazo, que presien
to breve, en algo mucho más eficaz y armónico: el apoyo mutuo.

Convencimiento e’ste, que en mr ha nacidó, del simplé exa


men del extenso abanico de nuevas armas que se desplegarán sobre los
campos de batalla del futuro.

SISTEMASOPERATIVOSPARALACOOPERACI©N

Las reformas que se introducen en este Sistema vienenasa


tisfacer el viejo anhelo de las Fuerzas Terrestres de hacer descender
los niveles de adaptación hasta más bajos niveles de .lvtando.

Para ello, el Sistema Operativo Aeroterrestre ( AAGS ) y


el Sistema Operativo Aerotáctico (TACS ), se montan en la forma que
se refleja en el esquema 2.
Corno se puede comprobar desaparecen el “Centro de Opera
ciones del Mando Conjunto” (JCOC ) el “Centro Conjunto de Operacione’
— 12 —

( JOC ) y (JAPC), que se montaban respectivamente en los niveles:

GEs - FAT

Ejército — AAT

No disponemos de elementos de juicio suficientes para criti


car esta importante decisión, pero, en principio, estimamos que consti
tuye un error, por las razones siguientes:

— Las Fuerzas Armadas de algunas naciones integradas en


la NATO, se han negado a suprimir estos organismos con
juntos, por considerar que resultan absolutamente necesa
nos como centros fundamentales de la Cooperación Aero
terrestres

- •Por otra parte, todos los Reglamentos de Cooperación vi


gentes en las Fuerzas Armadas europeas occidentales , rei

terari insistentemente la necesidad de la yuxtáposición de


los Cuarteles Generales de los Mandos Unificados en sus
más altos niveles de adaptación.

Y por último, si la integración de esfuerzos, va a existir en


el futuro, cada vez más , unos órganos de planeamiento y coordinación
en donde él trabajo en equipo se desarrolle permanentemente y a niveles
adecuados: ¿Por qué se suprime el JOC?. La verdad es que yo no en——
cuentro para este interrogante una respuesta convincente.

Si los niveles de adaptación eran muy altos, con bajarlos se


hubiera resuelto el problema, como hizo en cierta ocasión Francia, por
ejemplo; pero para ello no es necesario hacer desaparecer los organis
mos de planeamiento y coórdinación conjuntos.

DISTFUBUCIONDELESFUERZOPARAELAPOYOAEREO

En las Normas , queda claramente sentado, que es el Mando


Superior al que corresponde establecer la prioridad en la distribución -

del esfuerzo aéreo total. A continuación, una vez que el Mando Aéreo le
informe sobre el número de salidas disponibles, determinará, en tantos
por ciento, las que habrán de dedícarse a las acciones aéreas indepen——
dientes y a las acciones de Apoyo Aéreo, en todas sus formas.
— 13 —

Esta distribución suele referirse a un perfodo de tiempo de


terminado, aunque, normalmente, se confirmará o modificará cadadra.

El Mando Aéreo, una vez conocida esta distribución, asigna


las salidas disponibles para las acciones de Apoyo Aéreo a sus unidades,
dando cuenta de su decisión al Mando Terrestre, al Sistema Operativo
Aerotáctico y, naturalmente a las Unidades de Fuerzas Aéreas afectadas.

El Mando Terrestre, por su parte, distribuye las salidas que


le han sido concedidas entre sus Unidades que cuenten con ASOC (Cen——
tros de Operaciones de Apoyo Aéreo); las cuales, a su vez, reparten es
tas salidas entre sus Batallones o Agrupaciones Tácticas.

A continuación, en las Normas, todo este prorrateo del es


fuerzo aéreo queda minticiosarnente reglamentado, con el único ob jeto de
permitir, a los niveles superiores del Mando, recuperar, cuando la si
tuación lo aconseje, todo el Apoyo Aéreo Directo programado, para re—
distribuirlo, e incluso emplearlo para otros fines, como por ejemplo: la
Superioridad Aérea y la Interdicción.

000RDINACIONENTRELASFUERZASAEREASYLAARTILLERIA
A/A.

En un Teatro o Zona de Operaciones , los espacios aéreos ba


tidos por la Artillerra A/A serán consecuencia de dos planes fundament
les:

— El de Defensa Aérea de la zona de retaguardia,


- Y el de Defensa A/A de la zona de combate.

Este último, a su vez, vendrá determinado por la entidad de


la gran Unidad desplegada en ella, pudiendo concretarse asf:

Ejército(E).- Organiza la Defensa A/A contra incursiones


a gran altura en toda su zona, y a alturas medias en su zona
de Servicios .

C.deEjército(CE..).— Establece la Defensa A/A a media


altura en su zona, completando la que organiza el Ejército.
- 14 -

En cuanto a la defensa A/A a baja altura de los puntos vita—


les, la establecerán independientemente las Gs. Us en su zona de res——
ponsabilidad, de acuerdo con sus necesidades.

Todas las Unidádes de. A/A desplegadas en una Zona de Ope


raciones dispondrán de una Red Local de Vigilancia A/A ( RLVAA). En
las baterras, Grupos o Agrupaciones, se establecerá un Centro de Opera
ciones Antiaéreo ( COAA ), desde el cual el Jefe de la Unidad ejerce la
acción de Mando y acopia, y difunde la información de que dispone.

En ocasiones,, puede establecerse para una Zona, un Centro


de Operaciones Antiaéreo de Defensa ( COAAD ).

Pero el espacio aéreo correspondiente a un Teatro o Zona de


Operaciones debe ser surcado, con la máxima libertad posible, por to——
dos los sistemas de ármas propios que necesiten utilizai-io.

Dado el espectacular desarrollo alcanzadó en los últimos —

tiempos por la Artillerra A/A, esta libertád no podrá lograrse, con pié
na segu.ridad, si no se dispone de un SISTEMA capaz de identificar y re
gular eL tráfico de los ingenios propios que sobrevuelen el espacio aéreo
puesto bajo su responsabilidad.

Por ello, resulta fácil comprender, que la estrecha colabora


ción entre las Fuerzas Aéreas y la Artillerra A/A se haya convertido en
una necesidad evidente, pues e el único camino a seguir, para regular ex
tremos de tan capital importancia como:

— Instrucciones para la localización, identificación, ataque y


transferencia de blancos aéreos

— Normas para el intercambio de información.


— Consignas generales y particulares de sobrevuelo para los
aviones propios.
— ‘Consignas generales y particulares para el tiro de la Arti
llerra A/A.
— Reglas generales para el reconocimiento de aviones
— Normas para la identificación de aviones.
— Determinación de pasillos aéreos , rutas controladas y de
riesgo mfnimo.
— 15 —

— Restricciones de horario y de alturas de vuelo para los avio


nes propios.

— Zonas para cambio de nivel de vuelo.


— Puntos de notificación obligada, etc.

Para desplegar esta importante actividad operativa, se nece


sita el soporte de una adecuada red de telecomunicaciones, cuya consti—
tución se determina en las Normas que nos ocupan.

COORDINACIONENTRELASFUERZASAEREASYLAFAMET

Proporcionar la máxima libertad de acción a las Fuerzas


Aeromóviles del Ej6rcito de Tierra (FAMET ), sin dafiar la seguridad
en Vuelo, requiere coordinar dos aspectos aparentemente contradicto——
rios. Este problema, lo resuelve el Anexo 4 de las Normas del modo si—
guiente:

— El Mando Terrestre debe de disponer de la necesaria liber


tad de acción para poder emplear sus medios aéreos en la
forma que estime oportuna.

- En cuanto a la Seguridad en Vuelo, serán los Sistemas Ope


rativos fijados para el Apoyo Aéreo, los, que se encargarán
de proporcionarla, evitando interferencias mutuas en las
acciones aéreas.

En cuanto a las normas de coordinación que se establecen


son muy senci11s y de fácil interpretación.

Creo que este breve repaso a nuestra doctrina sobre Coope-—


ración Interejércitos es suficiente para nuestro propósito. Sólo nos res
ta exponer unas consideraciones generales sobre el tema , que para no ex
tenderme, enunciaré con moderación, pues estimo que un amplio colo—-—
quio es el procedimiento más adecuado para aclarar las lagunas que in
dudablemente presenta esta exposición.

CONSIDERACIONESFINALES

Hemos dicho que, a partir de la II G.M., la nécesidad de l.a


acción conjunta de las tres ramas de las Fuerzas Armadas, se convirtió
en un postulado de aceptación universal
— 16 —

Ahora nos atrevemos a afirmar, que negar esta evidencia


es ignorar la evolución del pensamiento militar durante los últimos cua
renta afos.

Pero la acción conjunta implica la existencia de una organi


zación o Mando que, en razón de la misión asignada y otras circunstan
cias que, por sabidas, no es preciso enumerar aqur, tenga unas caracte
rrsticas diferentes al Mando Total.

Nuestros Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, contemplan en


sus doctrinas, la posibilidad de establecer, para Operaciones Conjuntas,
Mandos Unificados.

Concretamente, para un Teatro de Operaciones en donde teli


gan que intervenir fuerzas equilibrádas de dos o de los tres Ejércitos
con una misión amplia y duradera, no se conciben más que dos organiza
ciones de Mando: el Unico y el Unificado.

Un Mando Unificado, para que no se convierta en una pura y


simple entelequia, necesita una normativa que regule su organización
composición y las atribuciones del Jefe.

Comprendiendo esta necesidad la 11Junta de Jefes de Estado


Mayor”, ha aprobado, con carácter provisional, el ItProyecto de Doctri
na para la Acción Unificada de los Ejércitos”.. Tan importante decisión
demuestra, que la normativa que en este documento se establece, res——
ponde, al menos, al esquema conceptual que tan alto organismo ha desa
rrollado para los Mandos Unificados.

Por lo tanto, adoptar una actitud de rechazo hacia la totali


dad del proyecto, basándose en nuestra incapacidad actual para estable
cer un Mando Unificado, debido a nuestra penuria de medios o a la defi
ciente configuración de nuestras Fuerzas Armadas, no parece una acti
tud razonable. Equivaldrta a admitir que estamos imburdos de un perni
cioso pesimismo, en virtud del cual parece que renunciamos a disponer,
en un futuro más o menos próximo, de un poder militar eficiente, equili
brado y capaz de asumir las responsabilidades que le encomiende la Na
ción.

Pero volvamos a nuestro tema concreto.


— 17 —

En lo que se refiere a nuestro reglamento para la Coopera


ción, yo no he conseguido encontrar más divergencias doctrinales con el
PROYECTO, que las que he seítalado. No son divergencias muy acusa——
das, pero parece natural que ocurra asf, teniendo en cuenta que ambas
publicaciones proceden de la misma fuente: la doctrina NATO.

S6lamente me he atrevido a apuntar, volviendo a la semántL


ca, que, para entendernos mejor, convendrra perfilar las definiciones
que en Proyecto para la Acci6n Unificada y en los reglamentos para la
Cooperación se dan para los diferentes tipos de Operaciones y Apoyos.

Se han presentado numerosas enmiendas al Proyecto”, al


gunas de ellas obedecen a que la TraducciÓn del texto original,y su pos
terior redacción en nuestro idioma, no ha sido muy afortunada. Pero, te
mo, que la mayorra de las .objecciones que se le hacen nazcan de. una ca
sa más profunda: la inconcreción de nuestro lenguaje profesional.
ESQUEMA NUMERO 1

FORMAS DEL APOYO AEREO

Superioridád Aérea
local
Indirecto
Interdicción de una
FUEGOzona determinada.
Próximo
Directo
Lejano

Visual
RECONOCIMIENTO.. Imágenes
Electrónico
Meteorol6gico

Indirecto Aerotransporte

TRANSPORTEAsalto Aéreo
Abastecimiento
Directo Aprovisionamiento
Evacuaciones

ESPECIAL
ESQUEMA NUM. 2

1
MANDO TERRESTRE
JEFE EM.

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1 IASOC. 1

ESQUEMA DE LOSSISTEMASOPERATIVOS
________ Aeroterrestre ( A A G 5)
_______ Aerotdctico ( T A C 5)

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