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Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

EL DERECHO Y LOS RECURSOS NATURALES.

Elementos naturales y recursos naturales.- El entorno natural ofrece al hombre un conjunto de


elementos de origen animal, vegetal, mineral, químico y energético que constituyen parte del ambiente en
que transcurre su existencia. Todos estos elementos, sin embargo, no son utilizados o aprovechados por el
hombre para el desenvolvimiento de sus actividades y, por lo tanto, no constituyen un recurso natural.
Sostiene Catalano que es necesario, para que cada uno de ellos ingrese a esta categoría, que aporten al
género humano alguna utilidad física o estética, es decir, que la Humanidad pueda utilizarlos en su
provecho o presienta la posibilidad de hacerlo en un futuro más o menos inmediato.

Sostiene el mencionado autor la necesidad de distinguir entre elementos naturales y recursos


naturales. Los primeros son todas las cosas que la Naturaleza brinda, independientemente de su utilidad.
Los recursos, en cambio, son los elementos o casa naturales que el hombre aprovecha para su propia
existencia material o estética. De este modo, ciertos fenómenos de la Naturaleza como los terremotos,
pestes o cataclismos, constituyen elementos naturales ya que ninguna utilidad aporta al hombre, y por el
contrario, son fuente de perjuicios.

Es evidente, sin embargo, que en el mundo actual cada día existen menos recursos inútiles y que el
hombre se afana constantemente por encontrar aplicación a los elementos naturales conocidos y
desaprovechados. La categoría de recursos naturales de este modo, se va ensanchando constantemente
por el continuo trasvasamiento de los elementos naturales a la categoría de recursos utilizables. Esta
evolución parece no tener fin.

Partiendo del concepto utilitario expuesto, Edmundo Catalano sostiene que es posible formular la
siguiente enumeración de los recursos naturales: 1) El suelo; 2) La atmósfera y el espacio aéreo; 3) El agua;
4) Los minerales y las rocas; 5) La flora y la fauna silvestre; 6) Las bellezas panorámicas o escénicas; y 7)
La energía.

Tampoco debe ser asimilado el concepto de recurso natural con el llamado entorno, ambiente o
medio humano , concepto éstos que a veces se presentan asociados. Este último es el medio que el
hombre ha aceptado para vivir y desarrollarse e incluye no sólo los recursos naturales sin los cuales sería
imposible su supervivencia, sino también los demás elementos naturales que gravitan en su existencia y el
entorno artificial o sea aquellos elementos que constantemente él mismo genera en su actividad como lo
son su propio hábitat, los ruidos y otros agentes contaminantes y productos de su accionar constantemente
sobre el planeta.

Concepto utilitario del recurso.- Catalano ha indicado que el recurso natural, para que ingrese a su
categoría, debe prestar al hombre alguna utilidad material o ventaja estética. La posibilidad de uso es
fundamental y hace a la propia definición. El uso, sin embargo, puede estar sujeto a los cambios
tecnológicos o económicos que aumentan o disminuyen la utilidad o pueden producir sustituciones
ventajosas. Ciertas fuentes geotérmicas, por ejemplo, al principio sólo se utilizaban para la extracción de
algunos minerales contenidos en solución o mezcla, o simplemente como deleite estético por su
extraordinaria belleza. Hoy, en cambio, en algunos países constituyen importantes fuentes de calor y
electricidad.

Caracteres de los recursos naturales.- Uno de las características de los recursos naturales es, sin
duda, su grado de permanencia y estabilidad. La Naturaleza presenta al recurso como originariamente
indestructible y las mutaciones que en el mismo se operan buscan mantener su equilibrio. El mismo control
que la Naturaleza ejerce sobre las especies para evitar el exagerado desarrollo de unas en detrimento de
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otras, procura conservar la estabilidad de los sistemas naturales y con ello su perdurabilidad. El hombre,
aunque tarde, ha ido aprendiendo la necesidad de mantener ese equilibrio que hace la preservación de su
propia existencia. Aún en los recursos considerados agotables, como son los minerales, la conservación
constituye hoy una regla humana que preside el uso del recurso a fin de ampliar al máximo el término de su
existencia natural para beneficio de las generaciones futuras.

Otro de los rasgos que caracterizan a los recursos naturales es su condición de bienes limitados.
Ninguno de ellos crece indefinidamente: cada uno de ellos controla el desarrollo de los demás, en una
relación de equilibrio. El límite del crecimiento de los recursos naturales parece estar señalado, en gran
parte, por la cantidad de energía solar capaz de absorber la Tierra.

Se ha señalado también, como carácter distintivo de los recursos la resistencia que, por lo general,
éstos oponen a su utilización. Quizás no sea una condición típica. El esfuerzo que el hombre debe hacer
para su aprovechamiento, en la mayoría de los casos, es el normal y en otros, por el contrario, representa
una dosis de placer, como ocurre contemplación de las bellezas panorámicas o escénicas. Es evidente, sin
embargo, que algunos recursos como las especies de la caza y de la pesca, las fuerzas eólicas, las caídas de
agua y la explotación mineral oponen cierta resistencia o su captura o aprovechamiento. Tal vez el
concepto sirva, entonces, para establecer una clasificación específica entre los que oponen o no esta
resistencia. La Naturaleza se presenta al hombre como un enemigo, algo contra lo que debe
permanentemente luchar para conservar la vida.

Constituye, en cambio, una característica reconocida de los recursos naturales la interdependencia


que entre ellos se establece. Este vínculo no siempre ha sido percibido por el hombre y en muchos casos su
ignorancia ha producido consecuencias catastróficas. Existe entre los distintos recursos una relación
funcional, que determina que la alteración producida en alguno de ellos repercuta en los demás,
generalmente en forma desfavorable. El incendio y la tala indiscriminada de los bosques, además de
favorecer la erosión del suelo, provoca alteraciones en el ciclo hidrológico y consecuencias climáticas
regresivas. Inversamente, el desarrollo excesivo de un recurso, sin el correlativo incremento de los demás,
puede provocar las mismas alteraciones perniciosas en el entorno.

Los ecosistemas.- Todo ecosistema es esencialmente dinámico y frágil. Cualquier modificación del
medio puede alterar su estabilidad y provocar consecuencias indeseables para la vida terrestre en la
intrincada trama de interrelaciones de un ecosistema. Un cambio climático puede extinguir la vida en una
región; la actividad humana mucho tiene que ver en las alteraciones internas de los sistemas ecológicos. El
hombre, consciente o inconscientemente, desde que se ha introducido en el medio, se ha convertido en el
primer depredador del ambiente. Alteró la flora salvaje reemplazándola por cultivos agrícolas y contaminó
el aire, el agua y el suelo con los productos de su actividad industrial. Poco se ha preocupado, hasta el
presente, para mantener intactos los sistemas ecológicos que recibiera como herencia y en los que está
registrada la historia de su pasado. El hombre, como ser viviente, es un producto del entorno pero también
tiene la aptitud para modificarlo y hasta destruirlo. Nada le está prohibido hacer su desea alterar la calidad
de vida y los sistemas naturales recibidos del pasado.

El conocimiento de las complejas leyes de la Naturaleza y su actitud ética frente al medio que ha
elegido para vivir y desarrollarse, constituyen dos premisas fundamentales de la ecología que darán las
pautas de las perspectivas del ser humano sobre la Tierra.

Clasificación de los recursos naturales.- Resulta clásica la división de los recursos naturales en
renovables y no renovables o por sus términos equivalentes de no agotables y agotables.

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Los recursos renovables o no agotables son aquellos que la Naturaleza constantemente regenera, y
por lo tanto, no existe amenaza de extinción o agotamiento. La atmósfera, el suelo, el agua, los recursos de
la flora y de la fauna silvestre, las bellezas panorámicas o escénicas y ciertas formas de energía, deben
considerarse incluidos en ésta categoría.

Los recursos no renovables o agotables, en cambio, son aquellos cuya explotación lleva
indefectiblemente a la extinción de la fuente productora. El ejemplo mayor, es el de los recursos minerales.
Las minas no vuelven a regenerarse en ningún lugar de la Tierra, con excepción de los yacimientos de tipo
salino.

Esta distinción, tiene importantes efectos desde el punto de vista de la política, la economía y la
legislación de los recursos.

En materia política de los recursos, el interés público se encuentra más afectado a la explotación de
aquellos que no son renovables, por el efecto extintivo automático que ésta produce. Tales productos
nunca podrán regenerarse y la Humanidad, en el largo plazo, se verá enfrentada irremisiblemente a su
desaparición. Las leyes toman nota de esta característica y tratan por todos los medios de preservar el
recurso para las generaciones presentes y futuras, formulando reservas de dominio y fijando normas
estrictas desde el punto de vista de su explotación y conservación. Es así que los recursos no renovables,
por regla general, forman parte del patrimonio inalienable de la colectividad toda del país. Se procura
dilatar el máximo su existencia como condición ineludible para el mantenimiento de la calidad de vida del
mundo futuro.

También en materia económica es diferente el tratamiento que se aplica para la administración de


los recursos no renovables. La empresa que explota éstos debe aplicar, fórmulas de amortización distintas
de las comunes, las cuales deben posibilitar la reconstrucción del patrimonio material que se agota con la
explotación. La reinversión de las ganancias debe ser siempre estimulada con fines de reconstruir el
recurso para compensar su constante agotamiento.

En lo que respecta a la legislación, los conceptos a aplicar también son diferentes. La explotación de
los recursos no renovables, cuando se encomienda a la actividad privada, debe ser objeto de una
fiscalización severa por parte de la autoridad a fin de que los recursos se utilicen en forma inteligente, no se
destruya la riqueza y se satisfaga plenamente las necesidades de las industrias consumidoras. También su
aprovechamiento debe realizarse conforme a las políticas internas y en interés del propio desenvolvimiento
nacional, para que resulte cierta la soberanía que los Estados ejercen sobre esta clase de recursos, que la
Naturaleza no reconstruirá jamás. Es común, que los Estados en esta clase de recursos, asuma la
explotación directa o concurran con los particulares en la misma como una forma de preservar mejor el
interés público comprometido en el aprovechamiento.

La clasificación clásica en renovables y no renovables se refiere al recurso puesto en su fuente de


origen; o dicho de otro modo, es la fuente misma la renovable o no, aunque el recurso una vez extraído
pueda ser utilizado y consumido en un plazo más o manos extenso. Es así como ciertos recursos agotables,
entre ellos los metales, son reutilizables en determinados casos y el proceso de agotamiento se opera en
forma lenta, a través del progresivo desgaste o de la no recuperación total del material en desuso o
chatarra.

Otros recursos agotables, en cambio, no son reutilizables, como ocurre en general con la mayoría
de los minerales y rocas, el petróleo, el gas natural y el carbón mineral, cuyo consumo se opera en forma
simultánea con el uso.
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Es espacio aéreo figura clasificado entre los recursos renovables, aunque sostiene Catalano que
constituye una categoría independiente. Se presenta permanentemente asociado con la atmósfera, pero la
utilidad que reporta al hombre es autónoma y diferente. En realidad constituye un recurso que no se agota
y, como concepto físico, no experimenta cambio alguno apreciable por la inteligencia humana. Debería ser
considerado, por lo tanto, según el autor, como un recurso fijo, y clasificarse en una categoría separada.

Conservación y protección de los recursos naturales.- Los recursos naturales están ligados a la
existencia misma del hombre. La necesidad de protegerlos, conservarlos y también desarrollarlos
constituye, por lo tanto, una regla ineludible de la Humanidad para asegurar su supervivencia. La
protección y conservación del recurso no significan, en modo alguno, impedir que el hombre pueda
aprovecharlo al máximo. El uso que se haga de él, sin embargo, debe ser conservativo, es decir, racional e
inteligente. Debe obtenerse el mayor provecho posible del mismo, procurando extender su término de
vida, utilizando las mejores técnicas de explotación, tratando de reponerlo e, incluso, de acrecentarlo en la
medida que se produce su agotamiento. El concepto conservacionista de uso y goce de las cosas conforme a
un ejercicio regular, que inspira a los artículos 1941 y 1944 del Código Civil y Comercial, es aplicable a los
recursos naturales, que también son cosas.

Una de las formas de aplicación de las técnicas conservacionistas consiste en desarrollar el recurso
para compensar el uso o consumo creciente que realiza la humanidad. El hombre no debe confiar sólo en
las fuerzas espontáneas de la naturaleza para aumentar su bienestar; por el contrario, está en posesión de
las técnicas que le permiten estimular y mejorar los procesos naturales de crecimiento.

Otra de las técnicas conservacionistas del recurso es perfeccionar su aprovechamiento, para que
éste resulte total. El uso del recurso, en lo posible debe ser múltiple, es decir, obtener de él todas las
ventajas que ofrece, en beneficio de la Humanidad. El agua utilizada para generar electricidad puede ser
aprovechada al mismo tiempo para el riego, regulación del régimen de los ríos, suministro de agua potable
a las poblaciones y recreación. La lucha contra el despilfarro o uso parcial de los recursos en los procesos
de producción y consumo. Forma parte ya de un estado de conciencia general del público. Muchas veces la
actitud ha obedecido, más que a un criterio ético-conservacionista, a las necesidades que plantea la
competencia comercial.

Pero el recurso no sólo debe ser conservado en el sentido de mantener su cuantía, sino también
protegido en su calidad contra los factores del medio que producen su pérdida o deterioro. El uso de un
recurso exige que otro no resulte afectado dada la relación de interdependencia que existe entre ellos. Una
explotación minera puede destruir un paisaje natural y modificar ecosistemas existentes en una región. La
estrategia de actuar sobre los costos de las empresas o de las familias, favoreciendo a aquellas que utilizan
técnicas conservacionistas en el uso de los recursos, constituye sin duda una alternativa eficaz en la lucha
para proteger a éstos de su pérdida o deterioro.

La codificación.- Apenas el hombre advirtió la importancia de un recurso natural, surgió la idea de


regularlo a fin de que su empleo sirviera mejor a las necesidades comunitarias. Las primeras normas legales
que ensayó fueron, sin duda, las del suelo que le servía de asentamiento y como fuente alimentaria. El agua
le siguió en orden de prioridad por su importancia para la bebida, riego y navegación. Luego, surgió la
regulación de los recursos minerales, con características especiales dada su condición de bienes escasos y
agotables. Sólo en etapas más recientes, a medida que el hombre valoró la categoría del recurso, aparecen
regulaciones para la flora y fauna silvestre, los recursos panorámicos o escénicos, la atmosfera y el espacio
aéreo. Estas normas tratan, en forma separada, cada uno de los recursos sin considerar la relación de
interdependencia existente entre ellos.
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Los dos aspectos fundamentales de la normativa de un recurso son los que se refieren a su dominio
originario y al régimen de la explotación. Las primeras leyes reguladoras fueron las de carácter civil y se
ocuparon exclusivamente de la asignación del dominio del recurso, determinando si éste era de carácter
público o privado. Tal ocurrió con las especies de la caza y de la pesca, el suelo, el agua, los recursos
minerales, y en último tiempo, la energía. Estas leyes se desentendieron de los aspectos específicos de la
explotación, los cuales quedaban incluidos en las regulaciones que rigen el uso de las cosas en general.

La evolución de la legislación específica, ha sido lenta. A medida que se acrecentaba la importancia


económica de un recurso su regulación era transferida al derecho administrativo, coincidiendo
generalmente con el cambio de la categoría dominial del bien. Así ocurrió con los recursos minerales, que
pasaron a formar parte del patrimonio indisponible del Estado, y con el agua, cuyas principales fuentes
integran hoy el dominio público. Los parques nacionales y las reservas nacionales han seguido una
evolución similar. Puede afirmarse que con excepción del suelo, donde impera un concepto privatista muy
arraigado en la sociedad accidental, el resto de los recursos naturales se ha ido trasvasando al dominio
público o se encuentra en vías de serlo.

Es evidente que una regulación general de los recursos que contemple para las distintas categorías
un régimen unificado de dominio originario y explotación, constituye un desiderantum legislativo de un
país. Esta es una tarea difícil pero no imposible.

Soberanía permanente de los Estados sobre los recursos naturales.- Uno de los temas de mayor
trascendencia vinculados a las políticas de dominio y explotación de los recursos naturales, que ha venido
debatiéndose durante los últimos años con más insistencia en los foros internacionales, ha sido el de la
soberanía permanente de los Estados sobre esta clase de recursos.

Desde el año 1952, la Asamblea General de las Naciones Unidas, viene considerando este tema, de
gran trascendencia política y alto significado jurídico para las naciones en crecimiento. Desde sus orígenes,
las resoluciones de la Asamblea han puesto especial énfasis en declarar de un modo absoluto y
concluyente, el derecho de los pueblos y de las naciones a la soberanía permanente sobre sus riquezas y
recursos naturales, así como la facultad de utilizar y disponer de los mismos conforme a sus políticas
internas y en interés de su propio desenvolvimiento nacional. Las resoluciones de la Asamblea determinan,
además, que la explotación de los recursos naturales de cada país debe sujetarse siempre a las leyes y
reglamentos nacionales, no desalentándose la inversión extranjera ni limitándose con medidas restrictivas
las posibilidades de crecimiento de los países en desarrollo.

Uno de los puntos más dificultosos que ha debido afrontar la Asamblea ha sido, el de las
nacionalizaciones, la expropiación y la requisición por parte de los Estados y las consecuencias que estas
medidas pueden ocasionar a los nacionales de los países afectados. Las resoluciones reconocen, el derecho
soberano de los Estados para decidir tales actos y expresan que los mismos deben fundarse en razones o
motivos de utilidad pública, de seguridad o de interés general, las cuales se consideran superiores al mero
interés particular o privado.

Las resoluciones originarias de la Asamblea admitían, el principio tradicional de la justa


indemnización, dispensando a las nacionalizaciones del mismo tratamiento jurídico que a la expropiación y
a la requisición de los recursos. Existe, sin embargo, una diferencia conceptual entre los fines de la
nacionalización y los de la expropiación, aunque en el lenguaje de la política cotidiana ambos términos se
los utilice como equivalentes: el objeto de la nacionalización es transformar la propiedad privada en
propiedad pública. Tiene, en sí misma, una finalidad transformadora del dominio. La nacionalización, en

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cambio, siempre implica una medida reivindicatoria; su finalidad es esencialmente correctora: rescatar la
propiedad originaria del recurso retornándola a su verdadero dueño.

El criterio de tratamiento igualitario de las tres situaciones, estaba inscrito, sin embargo en la
resolución 1803 adoptada en el año 1962, que constituye el primer antecedente formal en la materia.
Según tesis sustentada por los Estados Unidos y compartida por los países desarrollados de occidente, la
indemnización o compensación que correspondía abonar en todos estos supuestos debía ser pronta,
adecuada y efectiva. Otros países, en cambio, rechazaban la existencia de la obligación de indemnizar en las
nacionalizaciones y negaban en última instancia la existencia de reglas internacionales que impusieran
obligación reparadora alguna a los Estados.

Resoluciones posteriores de la Asamblea, en punto a las nacionalizaciones, han modificado el


criterio amplio de la compensación sustentado en la norma 1803. La resolución 3171 aprobada en el año
1973 con el voto favorable de 108 países, entre ellos Argentina y Brasil, la abstención de 16 países
industrializados como Estados Unidos, Francia, y el voto negativo de Gran Bretaña, declaró a este respecto
que la aplicación del principio de la nacionalización por los Estados, como expresión de su soberanía para
salvaguardar sus recursos naturales, implica que cada Estado tiene derecho a determinar el monto de la
posible indemnización y la modalidad de pago, y que toda controversia que pueda surgir entre las partes
deberá resolverse de conformidad con la legislación nacional de cada Estado que aplique tales medidas. La
resolución citada trata sólo de las nacionalizaciones, con lo cual debe concluirse que en materia de
expropiación y de requisición continúa en vigor la norma 1803.

Debe señalarse el cambio drástico que ella representa, ya que la compensación aparece sólo como
una consecuencia posible pero no forzosa de la medida; que el monto de la misma y la modalidad de pago
están librados a la apreciación del Estado soberano y que la legislación del país que adopta la medida será
el único derecho aplicable para dirimir las controversias, quedando eliminada toda referencia al derecho
internacional a que, en última instancia quedaba sometido el eventual litigio, conforme lo disponían las
resoluciones anteriores, especialmente la 1803.

LA REGULACIÓN JURIDICA DE LOS RECURSOS NATURALES. DISTRIBUCION DE COMPETENCIAS,


SEGÚN LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994.- Las provincias argentinas, al constituir la Nación, lo
hicieron bajo el sistema federal, en el cual la autonomía provincial resulta ser la nota característica. Las
facultades del gobierno nacional surgen de la delegación expresa hecha en la Constitución. El resto de las
facultades se mantienen reservadas, por disposición del artículo 121 que establece: Las provincias
conservan todo el poder no delegado por Esta Constitución al Gobierno Federal, y el que expresamente se
haya reservado por actos especiales al tiempo de su incorporación .

Entre las facultades delegadas corresponde hacer el distingo entre las competencias delegadas al
Poder Legislativo, al Ejecutivo y al Judicial, pudiendo corresponder, para una materia determinada, una, la
legislativa, al Estado Nacional y otra, la jurisdiccional, al Estado provincial.

Pedro Frías aclara la diferencia existente entre dominio y jurisdicción en estos términos: El
dominio se ejerce sobre las cosas; la jurisdicción sobre las relaciones. El dominio lleva necesariamente a la
jurisdicción si nada la limita o la excluye; la jurisdicción no lleva necesariamente al dominio .

El dominio es ejercido por el Estado (nacional o provincial), donde la cosa se encuentra. Se trata de
un dominio eminente o político del Estado. Este dominio eminente le otorga al Estado el poder de
legislación, jurisdicción e imposición. En nuestro esquema federal, algunas competencias legislativas,
jurisdiccionales o impositivas, originalmente en cabeza de las provincias, fueron traspasadas a la Nación.
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Dominio y jurisdicción, entonces, no deben necesariamente coincidir; así, por ejemplo, los ríos son
de dominio público del Estado provincial en que se encuentran, y sin embargo, el control de la navegación
fluvial está a cargo del gobierno nacional. Es más; dado que una cosa puede ser objeto de múltiples
relaciones, la jurisdicción puede ser de diversos estados de acuerdo con la actividad de que se trate. Y así,
en el mismo rio del que venimos hablando, el control de la pesca es de jurisdicción provincial por tratarse
de un poder no delegado.

La Constitución Nacional antes de la reforma.- Competencia legislativa.- Si bien la Constitución


a tes de la refor a del 94 o se refiere e presa e te a los re ursos aturales i al a ie te, el Co greso
tiene competencia legislativa sobre ellos a través de: 1) el dictado de la legislación de fondo; 2) reglar el
tráfico internacional; 3) reglar el tráfico interprovincial; 4) reglamentar la navegación; 5) proveer a la
defensa; 6) estimular políticas usando impuestos, créditos, subsidios y presupuestos propios; 7) aprobar
tratados internacionales (ex art. 67, hoy 75 Constitución Nacional).

Al hablar del dictado de la legislación de fondo, nos estamos refiriendo a los Códigos Civil,
Comercial Penal, de Minería y del Trabajo y Seguridad Social. En todos ellos es posible legislar aspectos
vinculados con los recursos naturales y con el ambiente. Y así, el Código Civil al hablar de cosas (y los
recursos lo son), clasifica los tipos dominiales y decide cuáles son de dominio público, cuáles de dominio de
los particulares y cuáles simplemente res nullis, y por lo tanto, susceptibles de apropiación. Ya no estamos
hablando aquí del dominio político o eminente de los Estados sino del dominio civil. Por lo tanto, si bien el
Código determina el tipo dominial, deja a salvo el tema de las jurisdicciones que se mantienen en cabeza del
Estado, provincial o nacional, en el que la cosa se encuentre. Así, el Código determina qué bienes quedan
comprendidos entre el dominio público, pero cada bien en particular puede serlo del dominio público
provincial o nacional según el territorio.

Lo mismo ocurre con los demás códigos de fondo: en materia comercial puede legislarse el seguro
ambiental; en materia penal son ejemplos los delitos contra la fauna silvestre y los delitos por
contaminación; el Código de Minería dispone los modos de adquirir la propiedad de los minerales, y por
último, en la seguridad laboral se incluyen las normas de higiene del trabajo que hacen al aspecto
ambiental laboral.

Por supuesto que como lo dispone en ese momento el mismo artículo 67, inciso 11 (hoy 75, inciso
12), el dictado de estas normas no debe alterar las jurisdicciones locales, es decir, estamos en presencia de
un claro caso de competencia legislativa nacional con exclusión de la competencia nacional jurisdiccional y
administrativa.

A raíz de este respeto a la jurisdicción local, es que las provincias legislan sobre sus propios Códigos
de Procedimiento y organizan su justicia por imperio del art. 105 (hoy 122) de la Constitución Nacional que
estatuye que las provincias se dan sus propias instituciones. Debido a esto mismo, y al ya mencionado
dominio eminente de los Estados y de la reserva de facultades no delegadas que se hicieron, es que las
provincias también dictan sus normas administrativas. Entre estas últimas interesan particularmente las
restricciones al dominio, cuya competencia provincial está ratificada por el art. 1970 del Código Civil y
Comercial ( Las limitaciones impuestas al dominio privado en el interés público están regidas por el derecho
administrativo ). Su importancia radica en que a través de este instituto se condiciona el uso o
aprovechamiento de los recursos naturales y del ambiente, obviamente cuando estos corresponden al
dominio privado de los particulares.

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En este punto se entronca la cuestión principal de nuestro estudio en cuanto a los recursos
naturales, si bien no han sido mencionados expresamente, pueden ser legislados en ambas esferas,
nacional y provincial, pero con alcance diverso: la legislación de fondo o derecho común se legislan por
leyes nacionales: por ejemplo, derechos reales (dominio, usufructo); derechos personales (contratos,
seguros, penalidades, etc.) En cambio, la reglamentación a través del derecho administrativo está destinada
a las normas provinciales: uso y sus restricciones, concesión, permiso, etc.

Dice Guillermo Cano que los poderes concurrentes, de fomento, no otorgan competencia
normativa . Éste es un principio fundamental y ordenador sobre los recursos y ambiente, pero no es
posible justificar la competencia legislativa del Congreso en la cláusula de bienestar general del art. 67,
inciso 16 (hoy 75, inciso 18). Claro que la Nación debe proveer al bienestar general, pero lo debe hacer con
las herramientas que las provincias le otorgaron y con los medios de que dispone. Otorgar competencia
legislativa a partir de este objetivo de bienestar general significa vaciar de significado el federalismo.

Por otra parte, la Nación tiene a su cargo la celebración de tratados internacionales. Muchos de
estos tratados tienen como objeto cuestiones relacionadas con el ambiente y los recursos naturales, pero
de ninguna manera la Nación puede utilizar este mecanismo para alterar las jurisdicciones locales
maniatando a los gobiernos de las provincias con compromisos en cuya adopción no han participado.

Competencias del Ejecutivo.- Entre las leyes dictadas por el Congreso Nacional corresponde
distinguir entre las leyes de fondo o derecho común, que son de aplicación por las autoridades de casa
provincia, del resto, de derecho federal, que son aplicadas por el gobierno federal, aun en territorio
provincial. Con respecto a las competencias legislativas, la legislación de fondo es de aplicación provincial;
el resto, derecho federal, es de aplicación nacional.

Una función del Ejecutivo es el ejercicio del Poder de Policía, a través del cual el Poder
Administrados aplica limitaciones a los derechos individuales. Es un principio de derecho constitucional que
la policía de las provincias está a cargo de sus gobiernos locales, entendiéndose incluido en los poderes que
se han reservado, el de proveer lo conveniente a la seguridad, salubridad y moralidad de sus vecinos. En
otras palabras, las provincias tienen incluido el poder de policía dentro de las facultades que ellas se han
reservado, es decir, aquella que no han delegado a la Nación.

En materia de recursos naturales y ambiente esta solución es, además, la más conveniente y
práctica dada la importancia que reviste el hecho de la cercanía de la autoridad que debe entender con el
objeto de administrar. También se puede ejercer un control más adecuado porque se opera una
descentralización territorial. Es necesario trasladar estas ideas a la esfera municipal y otorgarles a los
municipios el poder de policía ambiental y de recursos naturales, dado los principios de localidad e
inmediatez que caracterizan a este instituto (el principio de localidad está referido a la posibilidad de
localizar en un lugar determinado el problema ambiental o, al menos, su origen; mientras que el principio
de inmediatez otorga a la autoridad local la potestad de intervenir en virtud de los beneficios que otorga la
cercanía en cuanto a la posibilidad de conocimiento, celeridad y economía en la intervención).

Pero también es cierto que los recursos naturales y el ambiente se rigen por el principio de
interdependencia y que no reconocen fronteras políticas. Traspasan el ámbito municipal, como también el
provincial y el nacional. Un manejo adecuado de los recursos nos obliga a regir nuestras decisiones,
considerando en primer lugar las leyes de la naturaleza. Un desigual tratamiento provocado por el esquema
político de las jurisdicciones no sólo plantea inconvenientes en la permanencia del recurso y en su calidad,

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sino que también genera desigualdades económicas y sociales que son consecuencia del aprovechamiento
desigual que se haga del ambiente.

Así como conviene que la autoridad de aplicación sea la más cercana al recurso a administrar,
también conviene la homologación de los criterios para el tratamiento de los recursos y el ambiente. En la
práctica estamos ante dos procesos políticos que, si bien en apariencia se presentan contradictorios, tal vez
no lo sean tanto. Avanzamos hacia la descentralización política en la aplicación y toma de decisiones, a la
vez que también avanzamos en la unificación normativa a aplicar. Quizás la dificultad se presente en la
elección de los mecanismos que se adoptan para lograr la unificación.

Competencias judiciales.- Sobre el punto vale lo dicho sobre el derecho común y federal. Las
cuestiones litigiosas sobre el primero las resuelven los jueces locales; sobre el segundo, los jueces
federales. No obstante el art. 100 (hoy 116, que dice: Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales
inferiores de la Nación, el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por
la Constitución, y por las leyes de la Nación, con la reserva hecha en el inc. 12 del Artículo 75: y por los
tratados con las naciones extranjeras: de las causas concernientes a embajadores, ministros públicos y
cónsules extranjeros: de las causas de almirantazgo y jurisdicción marítima: de los asuntos en que la Nación
sea parte: de las causas que se susciten entre dos o más provincias; entre una provincia y los vecinos de
otra; entre los vecinos de diferentes provincias; y entre una provincia o sus vecinos, contra un Estado o
ciudadano extranjero ) otorgó a la Corte Suprema Nacional jurisdicción para resolver otras cuestiones más
allá de la competencia otorgada al Congreso para dictar el derecho federal. Respecto al citado artículo,
corresponden hacer dos aclaraciones:

Al hablar de almirantazgo y jurisdicción marítima se está haciendo referencia a la jurisdicción que


sobre el mar se le delegó a la Nación por la misma Constitución; esto es, sobre la navegación, la defensa y
las aduanas. Las demás actividades que pueden ser ejercidas en el mar no fueron delegadas. Para lo que
nos ocupa, esto quiere decir conservación y aprovechamiento de los recursos.

La competencia nacional para resolver asuntos en que dos o más provincias son parte está
conferida a la Corte Suprema. Se trata de una competencia estrictamente judicial, que no puede ser
trasladada al ámbito legislativo como facultad de legislar sobre recursos naturales o ambiente compartido.

Las reformas constitucionales.- Ante la falta de regulación expresa sobre el tema de competencia
ambiental en el texto constitucional originario de 1853-1860, como se vio, la cuestión había generado
posiciones encontradas, considerando algunos que la competencia ambiental pertenecía a las provincias
por tratarse de una facultad no delegada a la Nación; mientras que otros entendieron que era una facultad
concurrente entre ambas jurisdicciones. El tema fue precisado con la reforma constitucional de 1994 al
artículo 41, que reconoce a todos los habitantes el derecho a un ambiente sano, equilibrado y apto para el
desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras, imponiendo también el deber de preservarlo.

Luego de establecer en su segundo párrafo que la protección de este derecho compete a las
autoridades , consigna en su tercer apartado que Corresponde a la Nación dictar las normas que
contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias las necesarias para complementarlas,
sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales... . Quiere decir pues que en el actual diseño
constitucional las Provincias delegaron a la Nación la facultad de dictar normas que contengan los
presupuestos mínimos de protección ambiental válidos para todo el territorio de la República ,
manteniendo la potestad de emitir aquellas disposiciones que tengan por objeto su complementación. En

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los términos del artículo 41 de la Constitución Nacional el Estado federal dicta normas mínimas que
conforman un piso, y las provincias quedan habilitadas a colocar un techo más alto para complementarlas.

Además, en la delimitación de facultades nacionales y provinciales con relación al medio ambiente


se agregan como claves hermenéuticas las cláusulas de los artículos 124, 2do párrafo y 75 inc. 30 de la
Constitución Nacional, por las que corresponde a las Provincias el dominio originario de los recursos
existentes en su territorio , conservando las mismas, junto con los municipios, los poderes de policía e
imposición sobre los establecimientos de utilidad nacional, respectivamente.

La reforma de la Constitución Nacional no introdujo variantes en el esquema hasta aquí enunciado.


Pero sí intenta aclarar dos de las dificultades a que también se ha hecho referencia: la cuestión de dominio
eminente y la cuestión de la complementariedad normativa.

El dominio originario sobre los recursos naturales.- El art. 124 de la Constitución Nacional, luego de
la reforma dispone: Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales
existentes en su territorio . Ante las distorsiones al texto constitucional anterior, el constituyente aclaró
esta cuestión. Conviene recordar, a los efectos de esclarecer este tema, la diferencia jurídica existente
entre dominio y jurisdicción. La distinción entre dominio y jurisdicción es graficada por Frías en estos
términos: el dominio se ejerce sobre las cosas; la jurisdicción sobre las relaciones , concluyendo que el
dominio lleva necesariamente a la jurisdicción si nada la limita o excluye , pero la jurisdicción no lleva
necesariamente al dominio . La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha convalidado la distinción entre
dominio y jurisdicción, ratificando que puede existir uno sin la otra y viceversa .

A los efectos de la asignación de competencias en materia de recursos naturales, dentro de nuestro


sistema federal, la distinción entre dominio y jurisdicción permite afirmar que no cabe dudas respecto del
dominio originario de las provincias sobre ellos; pero que, por otra parte, es posible –bajo determinadas
condiciones– reconocer la jurisdicción nacional sobre los mismos. Así, la palabra originario que
complementa, adjetiva o califica al vocablo dominio debe ser entendida como una reivindicación
histórica, derivada de la preexistencia de los entes territoriales locales al Estado Nacional ( originario
connota en este sentido a previo y evoca lo ancestral ); y también como una advertencia a los titulares
del dominio, en el sentido de que tal titularidad no conlleva la facultad de explotación local desligada de las
necesidades del país ( originario connota aquí a no absoluto y evoca lo no definitivo ).

De modo que, a partir de lo señalado, es posible desdoblar –en materia de recursos naturales– la
titularidad del dominio y el ejercicio de la jurisdicción. No cabe duda, en función del texto expreso del
artículo 124 de la Ley Fundamental, que el dominio es provincial, pero ello no invalida la jurisdicción
nacional en la materia por razones de planificación y como garantía del uso racional de los recursos y de la
sustentabilidad ambiental. Desde ya, cabe resaltar que, para que el proceso hasta aquí expresado no
conduzca a abusos o simplificaciones, es necesario que se lleve a cabo garantizando, entre otros extremos,
la necesaria participación de las provincias al momento de decidir una política global que contemple la
protección de los recursos naturales existentes en sus territorios.

Desde un punto de vista político-constitucional, lo que han querido establecer los constituyentes
tanto con la cláusula del art. 124 in fine como con las demás disposiciones relativas a los recursos naturales
del nuevo texto, en términos de "novedad constitucional", se halla claramente sintetizado en dos grandes
ideas o criterios. Por un lado, lo referido al sujeto titular de los recursos naturales. Así, luego de la larga
controversia suscitada durante todo el siglo pasado, relativa a la pertenencia de tales recursos ora a la
Nación, ora a las provincias, la ‘efor a del 94 ha to ado partido defi ido si a igüedades su op ió :

10
Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

los recursos naturales pertenecen a las provincias. Por el otro lado, la segunda gran definición de la
Convención Constituyente al calificar a ese dominio como "originario", ha sido adoptar definitivamente el
carácter público de los recursos naturales como bloquen, es decir, en tanto conjunto. Ergo, dicha clase de
recursos ha pasado a formar parte de ese amplio ámbito que supone la tutela del Estado o del poder
público en tanto regulador y legislador sobre sus usos y en beneficio del conjunto social. En efecto, hasta
entonces el vasto bloque conceptual de los recursos naturales carecía de tratamiento constitucional
vigente, por lo que quedaba a la legislación, a la doctrina y la jurisprudencia atribuirle, en cada caso
particular, su calidad específica. A partir de la definición plasmada en la última reforma a la Carta Magna,
aquella categoría adquiere su encuadramiento jurídico preciso y definitivo en tanto clase unívoca y
conceptual.

La competencia normativa.- El artículo 41 de la Constitución Nacional ha establecido un nuevo


esquema de competencias ambientales al disponer que ...las auto idades p ovee á … a la utiliza ió
a io al de los e u sos atu ales. … Y ta ié a ue las actividades productivas sean sustentables.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección y a las
provincias las necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales… .

La doctrina ha interpretado en forma no siempre coincidente el concepto de presupuestos mínimos


y el cambio introducido por la reforma constitucional. Una interpretación sostiene que las provincias
pierden sus facultades de dictado de normas ambientales y en este aspecto, de manera extrema, las
normas ambientales provinciales vigentes al momento de sanción de la Constitución reformada, habrían
perdido tal vigencia, generándose como consecuencia lagunas normativas hasta la sanción de las normas
cuya sanción queda exclusivamente reservada al Congreso de la Nación. Otra interpretación sostiene que
habiendo sido sancionadas por el Congreso de la Nación, las normas de presupuestos mínimos de
protección ambiental, se considerarán derogadas aquellas partes de las normas locales que se opongan a la
federal, quedando por su parte subsistentes aquellas partes que se consideren complementarias.
Finalmente, como criterio mayoritario, se considera que el Congreso Nacional es competente para el
dictado de la legislación mínima, delimitando en forma clara y precisa el ámbito de competencia
complementaria o remanente que le corresponde a las provincias.

Por presupuestos mínimos se entiende normas de base, umbral, comunes -en el sentido que
constituyen denominador común-, sobre las cuales se va a construir el edificio total normativo de la tutela
ambiental en la Argentina, de organización federal. Constituye legislación uniforme en sus condiciones de
línea. Se trata de normas de aplicación en todo el territorio de la Nación, básicas, de un umbral, de un piso
inderogable . La expresa delegación de facultades legislativas que en materia ambiental efectúa el artículo
41 de la Constitución Nacional tuvo en miras el establecer un sistema jurídico, uniforme, que asegure a
todos los habitantes el goce de un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que
las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones
futuras. El alcance de las normas de presupuestos mínimos comprende no solamente los estándares o
parámetros técnicos, sino también las políticas de gestión en materia ambiental, con la sola limitación de
no extralimitarse -vaciando de contenido o devaluando las facultades provinciales de dictar normas
complementarias-, ni cercenar o aniquilar las facultades inherentes al dominio originario de los recursos
naturales existentes. Las autoridades provinciales están obligadas a sujetar su accionar a las leyes
nacionales de presupuestos mínimos, no obstante cualquiera disposición en contrario que contengan las
normas locales, conforme lo dispone el artículo 31 de la Constitución Nacional. En tales casos, las normas
locales quedarían en forma tácita parcial o totalmente derogadas, dado que los constituyentes delegaron el
poder legisferante, en la medida y con los límites de los presupuestos mínimos, al Congreso de la Nación.

11
Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En definitiva, el artículo 41 de la Constitución Nacional ordena al Estado federal a reglamentar


aquellos criterios básicos de cuidado de los recursos naturales en todo el territorio nacional, pudiendo las
provincias agregar los que entiendan conveniente, pero nunca disminuir tales estándares de base. Para
dictar esas reglas surge como un requisito la fijación de políticas adecuadas a tal fin, tanto a través de
legislaciones de fondo como de reglamentaciones particulares. Ahora bien, quedan dentro de las especiales
facultades jurisdiccionales de las provincias todo lo atinente a la reglamentación y regulación del uso
concreto del recurso, la oportunidad de la contratación de concesiones o permisos y sus características
particulares, las reglas de uso de los recursos en adición a las nacionales, el control de esas reglas, y todo
otro tema que surja de este alcance que le hemos dado al dominio originario, siempre en concordancia con
la jurisdicción nacional y siguiendo los criterios generales que su legislación establezca.

En suma, puede afirmarse que las reglas generales sobre los recursos naturales en todo lo
referente a su uso racional, su vinculación con el cuidado ambiental, las políticas nacionales que armonicen
su utilización en beneficio del conjunto del país, son facultades federales. Potestades que han de ser
ejercidas cuidando que la eventual explotación de tales recursos respete un adecuado reparto de los
beneficios económicos en toda la población nacional, actual y futura.

En forma concordante con lo expuesto, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires
se pronunció en el sentido de que En el campo ambiental, como hemos visto, se ha producido una
delegación a favor de la Nación en lo que hace a la determinación de los presupuestos mínimos para su
protección, las provincias han renunciado así a importantes competencias originarias, en excepción al
principio receptado por el artículo 121, reservándose exclusivamente las facultades necesarias para dictar
normas complementarias, conservando el dominio originario de los recursos naturales existentes en su
territorio (conforme artículo 124) . En tal contexto, Ahora las provincias pueden complementarla como,
asimismo según hemos visto los municipios y aún aumentar las condiciones impuestas por la Nación pero
nunca deben ser menores ni oponerse a ellos .

EL RECURSO MINERO. CARACTERES ESPECIALES DE LA ECONOMÍA Y DE LA EMPRESA MINERA.-

Según el Comité de Normas Internacionales para la Presentación de Informes sobre Reservas Minerales
(CRIRSCO, por sus siglas en inglés), se entiende por recurso mineral a:

Una concentración u ocurrencia de materiales sólidos, económicamente interesantes, en o sobre la


corteza terrestre en forma, grado o cualidad y cantidad tales que hay posibilidades razonables para
llevar a cabo una eventual extracción de carácter económico.

De acuerdo al nivel de certeza geológica de dichas concentraciones, el mismo organismo distingue tres
tipos de recursos minerales:

 Inferidos. Son aquellas porciones de minerales cuya cantidad y grado o cualidad están estimados
sobre la base de evidencia y de muestreo limitados. La evidencia geológica es suficiente para
sugerir continuidad geológica y cualitativa, pero no para verificarla.
 Indicados. Son aquellas porciones minerales con cantidad, grado o cualidad, densidad, forma y
características físicas estimadas con bastante confidencia, permitiendo la aplicación de factores
modificatorios en suficiente detalle para fundar el planeamiento minero y la evaluación de
viabilidad económica del depósito. Respecto de la evidencia geológica, la misma se deriva de una
exploración adecuadamente confiable y detallada, de muestreo y de testeo, y es suficiente para
asumir continuidad geológica y cualitativa entre puntos de observación.

12
Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

 Mesurados. La definición es la misma que la del recurso mineral indicado, con dos salvedades:
o La evaluación de viabilidad económica es de carácter definitivo.
o La evidencia geológica confirma la continuidad geológica y cualitativa entre puntos de
observación.

Si nos guiamos por el uso, en cambio, los recursos minerales pueden clasificarse en:

 Energéticos. Aquellos que pueden utilizarse para aprovecharse para generar energía, como el
carbón y el uranio.
 Metálicos. Aquellos que contienen metales, tales como el oro y el cobre, en cantidades
económicamente viables para ser explotados.
 No Metálicos. Éstos abarcan a los que tienen aplicaciones industriales por cualidades químicas y
físicas (e.g. el fósforo y el nitrógeno), como los que son usados para la actividad constructora (e.g.
la grava y la piedra caliza).

Los recursos minerales pueden ser explotados a través de los siguientes métodos:

 Minería Superficial. Refiere al método de extracción de la roca desde una excavación o socavón a
cielo abierto. Se llega así al mineral luego de haber removido la vegetación, la tierra y, de ser
necesario, las capas más superficiales de la corteza.
 Minería Subterránea. Importa la extracción de roca a través de un túnel vertical o casi vertical que
va desde la superficie hasta el mineral buscado, que usualmente se encuentra a gran profundidad.

CARACTERES DE LA EMPRESA MINERA

La empresa minera se desenvuelve en forma diferencial a las demás empresas, debido tanto a las
especificidades sobresalientes que la conforman y por su naturaleza intrínseca. Entre sus caracteres
distintivos pueden listarse:

 Base de la Cadena Industrial. Las empresas mineras abastecen las materias primas esenciales para
todo proceso industrial moderno.
 Multiplicador de la Actividad Económica. La empresa minera multiplica la actividad de diversas
empresas comprando y adquiriendo bienes y servicios para atender las necesidades de la mina y su
población, así como incentivando las inversiones para industrias satélites como fundiciones y
fábricas.
 Unicidad de la Actividad Empresaria. La producción de una empresa minera no puede
diversificarse, sino únicamente recibir una valor agregado mediante la fundición del mineral
concentrado y la elaboración posterior de productos semi-elaborados o elaborados.
 Alto Riesgo. A lo largo de las diversas etapas de la actividad se presentan diversos riesgos,
principalmente en la etapa exploratoria. Así, se producen grandes inversiones de capital intensivo
frente a la gran aleatoriedad de la lenta y compleja tarea de descubrir un yacimiento mineral
económicamente viable. Pero ahí no terminan los peligros: aún en la fase productiva pueden
presentarse riesgos propios de cada país ligados a su situación socioeconómica e institucional.
 Especialidad del Recurso Explotado. La empresa minera se encarga de introducir en la cadena
industrial un recurso escaso, agotable y de alto valor económico. El mismo debe ser
suficientemente abundante para permitir que la inversión continúe por períodos de entre diez y
veinte años, durante lo cuáles su precio fluctuará a medida que lo determine el mercado. Debe

13
Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

tenerse en cuenta, además, que el yacimiento mineral concesionado constituye el principal activo
de la compañía y su principal garantía frente a sus acreedores.
 Inversión Constante. El permanente avance de la tecnología obliga a una modificación dinámica de
los métodos de extracción y refinamiento. Al costo de dicha inversión se suman la búsqueda
constante de nuevos yacimientos, la adaptación del entorno y de la red de servicios del yacimiento,
y los gastos dedicados al personal y sus familias. En definitiva, la empresa minera debe ser
altamente eficiente, pues ni siquiera sus activos fijos ociosos (e.g. construcciones civiles e
instalaciones industriales) poseen valor alguno una vez agotado el yacimiento.

LA RIQUEZA MINERAL EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

Argentina es un país sumamente rico en recursos mineros. Presenta una superficie cercana a los 2,7
millones de kilómetros cuadrados y el 75% de las áreas con potencial minero se encuentran sin explorar.

Gran parte de los depósitos minerales se encuentran cercanos a la Cordillera de Los Andes. Sobre ella
se sitúan los principales distritos mineros en exploración y explotación. De norte a sur del país, yacen
importantes concentraciones minerales.

En la zona del altiplano se encuentran yacimientos de plomo, zinc, estaño y plata; más al sur existen
importantes recursos en sales de litio y potasio. Adicionalmente, al oeste, existen importantes recursos de
cobre y oro, y de plata y oro en Catamarca.

Fuera del ambiente de la Puna, al sur de la provincia de Catamarca, yacen depósitos de cobre,
molibdeno, oro y plata. En la zona de Cuyo (La Rioja, San Juan, Mendoza y San Luis) la variedad de
prospectos, algunos devenidos en yacimientos, manifiestan el potencial geológico de los terrenos que los
alojan.

Al oeste, en Valle del Cura, con numerosos prospectos y dos yacimientos de oro y plata, se conforma
uno de los distritos auríferos-argentíferos más importantes del planeta. Al este de la región cuyana, rica en
rocas calcáreas, se manifiestan importantes recursos en oro, plata, plomo y zinc (áreas de Gualcamayo y
Hualilán) y, al sur-sureste, en cobre y molibdeno.

ANTECEDENTES Y FUENTES HISTÓRICAS DE LA LEGISLACIÓN MINERA. ETAPAS.

Para realizar un estudio sistemático de los antecedentes argentinos en materia de legislación minera,
Mendilaharzu identifica cuatro etapas:

 Período Colonial. Con el descubrimiento de las riquezas minerales de América, los monarcas
hispanos se preocuparon para dar a sus territorios una nueva legislación que regulara la actividad
minera. La primera fue la Recopilación de Leyes de Indias del año 1680, que estableció un orden de
prelación normativa que tenía en consideración las disposiciones resueltas en los dominios reales:
1) ordenanzas locales de minaría; 2) disposiciones mineras de la Recopilación; 3) legislación de
Castilla. Como resultado, sólo los vasallos de la corona (españoles, criollos o indios) podían poseer
y trabajar minas.
Antes de descubrir minas, los individuos debían pedir licencias o permiso a los
gobernadores y prestar juramento de que denunciarían la cantidad de oro que hallasen a efectos
de impedir evasiones fiscales. Se consagró así el principio regalista para el subsuelo americano,
pagándose a la corona 1/5 del metal neto extraído en razón de que las minas pertenecían al rey.

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Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Con el fin de proteger el trabajo minero, la recopilación declaraba inembargable los


elementos necesarios para el avío, la labor y la provisión de las minas y sus trabajadores.
Únicamente se habilitaba a los acreedores a ejecutar el metal extraído de los yacimientos.
Los indios eran los principales trabajadores mineros y para ellos debían fundarse pueblos
cercanos a su lugar de trabajo. La ley establecía que no debía agotárseles con trabajo excesivo, y su
salud física y espiritual debía ser asegurada. Debían recibir pagos puntuales y ser tratados
humanamente.
En 1683 se recopilan las Ordenanzas del Perú, que contenían diversas disposiciones administrativas
del virreinato homónimo. Se destacaban siete capítulos que trataban sobre los dueños de las minas
e ingenios, sobre la prohibición de la venta de indios y sobre los privilegios de los mineros, entre
otros. Cuando el Virreinato del Río de la Plata fue constituido a partir de los territorios sureños del
Perú, las Ordenanzas del Perú se siguieron aplicando en la nueva jurisdicción.
En 1783, tras los numerosos reclamos de mineros mexicanos, se modificaron las
disposiciones vigentes y se publicaron las Ordenanzas de Nueva España y México. En ellas se
mantuvo el principio regalista y se estableció el principio de concesión a particulares (siempre a
condición del pago de la regalía y de trabajar y poblar la mina). Se crea una autoridad minera a
quien se realizaban las denuncias, además de constituirse en concedente de los derechos del
descubridor y en juez de todas las causas mineras; éste funcionario era el Alcalde Mayor de Minas.
 Período Revolucionario (1810-1820). Las circunstancias políticas determinaron el abandono de los
trabajos mineros, quedando los distritos sin gobierno, las minas sin amparo y los litigios
suspendidos.
A consecuencia de la eclosión revolucionaria, las minas pasaron a formar parte del
patrimonio de los pueblos de sus territorios. En el caso argentino, la personalidad a cargo de ese
patrimonio era el Estado. Se originó así un regalismo nacional.
En 1813, la Asamblea sancionó el Reglamento de Mayo. Éste fomentaba la minería, al
tiempo que acordaba a todos los extranjeros el derecho de cotejar, denunciar, explotar, comprar y
arrendar minas, gozando de los mismos privilegios que los nacionales. El instrumento ratificó la
vigencia de las Ordenanzas de Nueva España y México en el territorio rioplatense y mandaba a
establecer un Tribunal de Minería con asiento en Potosí.
En 1819, con la firma de un decreto para fomentar la minería en Famatina (La Rioja), se
confirmó la aplicación supletoria de las ordenanzas de 1783 en tanto no se dictara un código que
rigiera sobre las cuestiones mineras.
 Período Anárquico (1820-1853). La disolución de la autoridad nacional importó la pérdida de la
unidad establecida por el Reglamento de Mayo y las Ordenanzas de Nueva España y México. En
consecuencia, las costumbres y disposiciones provinciales imponen su arbitrio, introduciéndose
modificaciones aconsejadas por los gobiernos o los mineros locales.
 Período Orgánico y Legislativo (1853-Actualidad). Tras la caída de Rosas, los gobiernos
provinciales acuerdan en San Nicolás las bases de la futura organización, que sería dada por una
convención nacional sobre los principios del régimen federal.
La Constitución Nacional dictada en 1853 consagró la facultad del Congreso de dictar
códigos de fondo, entre ellos el de minería.
El Poder Legislativo sancionaría el 9 de diciembre de 1853 el Estatuto de Hacienda y
Crédito, que en su título X se consagraba a ordenar las cuestiones de rentas y finanzas de las
propiedades mineras. El Estatuto, creado por Mariano Fragueiro, volvía a ratificar la vigencia de las
Ordenanzas de 1783, aunque se admitían las modificaciones hechas por las provincias y por la
propia disposición; tal situación se mantendría hasta la sanción del Código de Minería.
15
Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Además, se organizaba el Registro Nacional de Minas, donde debían anotarse los mineros,
los minerales explotados, la ubicación de los yacimientos, el rumbo de las vetas, etc. El concepto de
pago de un canon anual también se dispuso, considerándose abandonada la mina en caso de falta
de pago.
Antes de la sanción del corpus minero argentino, se sancionó en 1870 el Código Civil. Éste
dispuso en su artículo 2518 que el principio dominante en materia de propiedad inmobiliaria era la
accesión. Ésta se aplicaba para las sustancias sólidas o fluidos que se encuentran bajo el suelo sin el
hecho del hombre, salvo las disposiciones especiales.
No obstante, el art. 2342, inc. 2º, consideró que las minas de oro, plata, cobre, piedras
preciosas y sustancias fósiles eran bienes privados del Estado Nacional o Provincial, sin importar el
dominio de las corporaciones o particulares sobre la superficie de la tierra. Así, se mantenía el
principio de separación entresuelo y subsuelo de las Ordenanzas de 1783.
Se daba una contradicción: por un lado, se instituía la propiedad estatal del subsuelo y la
separación de la propiedad de suelo y subsuelo, mientras que por otro lado se establecía la
accesión.
Sería Joaquín V. Gonzalez quien interpretaría que, antes de la sanción del Código de Minería,
prevalecía el art. 2342, inc. 2º, siendo el art. 2518 una excepción de las sustancias no mencionadas
en aquel.
La etapa bajo análisis llegó a su punto decisivo con los proyectos de codificación minera de
Domingo de Oro y de Enrique Rodríguez.

PROYECTO DE DOMINGO DE ORO (1862)

En 1863, el Poder Ejecutivo de la Nación encomendó la redacción y elaboración de Código de


Minería a Domingo de Oro, político y diputado de minas de San Juan, que entendía de estos asunto a raíz
de su participación en negocios mineros relacionados con la plata en Chile.

La obra de Oro fue presentada un año después y se basaba en las Ordenanzas de Nueva España y
México. A pesar de que los elogios y la aprobación de la Comisión Revisora, no llegó a tratarse en ninguna
de la Cámaras y quedó asentada simplemente como fuente para una redacción posterior.

El motivo que llevó al cajoneo del proyecto fue que las provincias no estaban de acuerdo con una
polémica disposición del proyecto, que otorgaba propiedad de las minas a la Nación. Tal propiedad era
indiferente a la localización territorial de los yacimientos y chocaba con las pretensiones de propiedad de
los estados provinciales, las cuáles pretendían se ejercidas de la misma forma en que lo habían sido en el
período anárquico.

CÓDIGO MINERO DE ENRIQUE RODRIGUEZ (1887) Y SUS CARACTERES

En 1875, se sancionó la ley que autorizaba la preparación de un nuevo proyecto de Código de


Minería sobre la base del proyecto de 1862. La norma mandaba expresamente que el corpus debiera
respetar la doctrina de que las minas son bienes privados de la Nación o de las provincias, según el lugar
en que se encuentren situadas.

Un año después, el Poder Ejecutivo de la Nación encomendó a Enrique Rodríguez (jurista minero de
tradición regalista española) la redacción del nuevo proyecto. Tal obra se concluyó en 1885 y se presentó al
Congreso ese mismo año.

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Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Doce meses más tarde, la Comisión de Códigos de la Cámara de Diputados se expidió y aconsejó
suprimir los títulos sobre ingenieros de minas, autoridad minera y ejecución de secuestro de minas. En el
caso de los dos primeros, se consideraba que violaban la autonomía de las provincias para darse sus
propias instituciones y la potestad de éstas para dictar sus procedimientos y ejercer su jurisdicción. En el
caso de la ejecución de secuestro de minas, se trataba de una materia de derecho común.

Con la supresión de los títulos mencionados (el X, el XVIII y el XIX), se declaró al proyecto Código de
Minería (CM), entrando a regir el mismo el 1º de Mayo de 1887.

Entre sus características podemos notar:

 Naturaleza de Fondo y de Forma. El CM no sólo determina los derechos y las obligaciones del
Estado y los particulares, referidos al régimen de dominio y explotación de las sustancias minerales,
sino que fija los procedimientos sustanciales para hacer efectivos tanto el ejercicio como la
protección de los derechos ante las autoridades mineras correspondientes. A tal punto es esencial
la doble naturaleza de ésta norma que la existencia y conservación de los derechos mineros no se
conciben sin el cumplimiento de determinadas formalidades procesales que se encuentran regladas
en la propia ley de fondo como parte del derecho sustancial consagrado.
 Libertad de Determinación de Autoridad Minera. La norma aprobada (diferencia del proyecto)
reconoce la libertad de las jurisdicciones para organizar sus propias autoridades mineras de la
forma más conveniente (configurándose sistemas judiciales, administrativos o mixtos).
 Descubrimiento como Origen de Derechos Mineros. En concordancia con las ordenanzas y demás
regulaciones previas, el CM hace del descubrimiento minero el origen de todos los derechos de los
particulares sobre las minas.

DERECHO MINERO: DEFINICIÓN, CONTENIDO Y RELACIONES CON OTRAS RAMAS DEL DERECHO.

Edmundo Catalano define al derecho minero como la rama del derecho que estudia las calidades
del dominio de las minas y las condiciones bajo las cuáles es permitida su búsqueda, exploración y
aprovechamiento. En tanto, Gay Barbosa y González sostienen que el derecho minero es el ordenamiento
jurídico que regula las relaciones jurídicas de los sujetos intervinientes directa o indirectamente en toda
actividad de exploración, adquisición, producción, explotación, comercialización, transformación y
aprovechamiento de recursos minerales.

Sin embargo, Catalano considera que las leyes que rigen el conjunto de operaciones industriales y
comerciales que integran la industria minera son más bien de carácter general. En su opinión, el derecho
minero ataca el problema jurídico de la apropiación de las minas, no aspirando a legislar los aspectos
operativos de la actividad minera sin lazos directos con la apropiación y conservación de los recursos
naturales. Es por ello que, en base a su definición, el jurista desarrolla el contenido de ésta disciplina:

 Las calidades del dominio de las minas. Se instaura a quién pertenecen éstas por derecho
originario y derivado.
 Las condiciones bajo las cuáles es permitida la búsqueda, exploración y aprovechamiento de las
sustancias minerales. Así, se establece cómo se adquiere, cómo se conserva y cómo se pierde el
derecho de explorar zonas en busca de sustancias minerales y de explotar los yacimientos
mineros.

El derecho minero se relaciona con varias ramas del Derecho, destacándose:

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Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

 Dº Constitucional. Es el tronco de todo derecho, y desde 1853 nuestra Constitución consagra la


necesidad de un ordenamiento codificado para la materia minera.
 Dº Ambiental. Desde su consagración constitucional en 1994, importa un marco en el cuál las
actividades mineras deben desenvolverse, para asegurar el íntegro desarrollo humano y la
existencia de un ambiente sano y equilibrado.
 Dº Administrativo. Existe un fuerte vínculo con esta rama, toda vez que consideramos el rol que
cumple el Estado en todos los aspectos de la actividad, garantizando no sólo el cumplimiento de
los procedimientos sino también velando por el interés público.
 Dº Civil. En algunos casos, las minas tienen un funcionamiento análogo al de los demás bienes
regulados por el ordenamiento civil, pero también se aparta en ocasiones. Por ejemplo, las minas
en tanto bienes independientes se rigen por los principios comunes de la propiedad, salvo las
disposiciones especiales.

ANÁLISIS DEL ART. 1 DEL CODIGO MINERO.

Art. 1.- El Código de Minería rige los derechos, obligaciones y procedimientos referentes a la
adquisición, explotación y aprovechamiento de las sustancias minerales.

El objeto especial de ésta normativa es establecer el régimen de dominio de las minas o


yacimientos de sustancias minerales y determinar las condiciones bajo las cuales está permitida su
exploración y explotación. En otras palabras, busca instaurar cómo se adquiere, cómo se conserva y cómo
se pierde el derecho de explorar y explotar un yacimiento minero.

No obstante lo dicho, el ámbito de aplicación del CM es mucho más amplio y, a la vez, más restringido,
del que resulta de la simple declaración legal del artículo 1°:

 Determinación de dominio originario y sus características. Se fijan los sujetos a quienes


pertenecen las minas antes de su concesión y las particularidades de ese dominio.
 Distribución del dominio originario. El CM distribuye ese dominio entre la Nación y las provincias,
conforme a la Constitución y según el lugar donde se encuentre ubicada la cosa.
 Regulación de derechos y obligaciones. Se sistematizan los derechos y las obligaciones por parte
del Estado y de los particulares, en relación con el aprovechamiento de las sustancias minerales e
independientemente de la posición geográfica de éstas.
 Regulaciones especiales. Se ven reglamentadas el régimen legal de ciertos contratos típicos de la
minería tradicional (e.g. contratos de avíos y de minas), y las modificaciones al derecho común con
respecto de determinados actos jurídicos y contratos, en razón de la especialidad atribuida a la
materia minera.

Respecto de la expresión aprovechamiento de las sustancias minerales , la misma no es muy certera,


puesto que dichas sustancias no constituyen el objeto directo de ésta legislación. Más bien, éste consiste
en las minas, yacimientos y depósitos que contienen a aquellas – i.e. los lugares naturales o artificiales, de
mayor o menor importancia, dónde se acumulan las sustancias minerales y posibiliten una explotación
económica.

Conviene aclarar que las plantas de fundición y beneficio de minerales (i.e. establecimientos que
procesan minerales para posibilitar su uso en las industrias) NO SIEMPRE están comprendidas en el ámbito
del CM. Si se instalan para desarrollar una actividad independiente de una explotación minera, son

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Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

equiparadas legalmente con industrias comunes, por lo que no gozarán de los privilegios del CM que
favorecen la actividad minera.

En el CM, la palabra mina tiene tres acepciones:

 Criadero o masa de sustancias minerales. (Usada en los capítulos referidos al dominio, clasificación
y división de las minas).
 Concesión, propiedad o pertenencia minera. (Utilizada en casi todo el cuerpo codificado).
 Conjunto de trabajos dirigidos a explotar las sustancias minerales. (Empleada sólo en las
regulaciones sobre las condiciones técnicas de la explotación).

Entendida como un depósito de sustancias minerales susceptibles de explotación, la mina sería un


yacimiento minero en explotación. El mismo puede ser natural o artificial (i.e. acumulación de desechos
minerales provenientes de explotaciones anteriores, abandonadas por sus dueños, como ser escoriales o
relaves); en éste último caso, en determinadas condiciones será equiparado a una mina natural para ser
incorporado al dominio originario del Estado.

No son objeto del CM las estructuras geológicas subterráneas (i.e. espacios geológicos subterráneos,
naturales o artificiales, que tienen aptitud de retener y conservar cualquier producto que se deposite o
inyecte) ni las excavaciones (i.e. cavidades realizadas en los terrenos con un fin distinto de la minería).

Constituye el objeto especial de los códigos de minería establecer el régimen de dominio de las minas o
yacimientos de sustancias minerales y determinar las condiciones bajo las cuales está permitida su
explotación y exploración. Los códigos de minería, establecen en definitiva, cómo se adquiere, cómo se
conserva y cómo se pierde el derecho de explorar y explotar un yacimiento minero.

Proceso de la industria minera.-La industria minera moderna configura una actividad industrial
compleja y de aspectos múltiples. Sus sistemas de investigación y de aprovechamiento han evolucionado
aceleradamente a lo largo de la presente centuria, como consecuencia de la incorporación de nuevas
tecnologías y procesos físicos, químicos y biológicos en la actividad, el uso de materiales explosivos de gran
poder destructivo y el empleo de maquinaria moderna y de gran aporte, que han permitido la explotación
masiva y a gran escala de los yacimientos que antes se despreciaban por inútiles. Pocos signos van
quedando de la vieja minería tradicional y subterránea que ha sido objeto de las antiguas leyes como la
nuestra, para dar paso a nuevas técnicas de investigación y explotación que han modificado y ampliado el
esquema de las anteriores normas dictadas para regularla. Estos cambios tecnológicos han exigido la
necesaria adecuación en el contenido de las leyes, aunque los procesos genéricos en que se desenvuelve la
actividad sigan siendo los mismos que en épocas pasadas: la prospección o reconocimiento superficial y
extensivo del territorio en busca de yacimientos mineros o estructuras geológicas favorables a su
presencia; la exploración o evaluación técnico-económica del yacimiento hallado; la explotación u
operación de extracción o arranque del mineral, y el beneficio de este último con el objeto de convertirlo
en sustancia útil a las industrias consumidoras.

Los cambios tecnológicos operados en cada uno de los procesos o etapas en que se divide la actividad
han producido profundas modificaciones en los preceptos de las viejas leyes. Ningún país ha permanecido
ajeno a estos cambios o reformas, para no detener el progreso de su industria. Argentina ha quedado muy
rezagada en este impulso modernizador de su sistema legal y a ello puede atribuirse, en gran parte, el
evidente atraso que registra la actividad minera en su territorio.

19
Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La prospección o reconocimiento superficial y extensivo de los terrenos en busca de los yacimientos de


sustancias minerales, siempre ha existido como método de búsqueda, porque constituye el primer contacto
que el hombre establece en el medio geográfico. En tiempos pasados esta tarea primeria era realizada en
forma individual por los cateadores y buscadores de minas. Hoy, sin descartar esta intervención empírica y
elemental, las búsquedas se realizan en forma interdisciplinaria, a través de distintas operaciones técnicas
coordinadas, tales como el carteo topográfico y geológico, la fotografía aérea y la fotointerpretación, el uso
de sensores remotos, los procedimientos geofísicos, geoquímicos y eléctricos, perforaciones de
investigación, la extracción y el análisis de muestras de los terrenos y toda otra forma de investigación que
no implique grandes remociones del suelo. La característica de la prospección es su naturaleza superficial y
extensiva. Se requieren grandes superficies y el plazo para completar sus operaciones es más o menos
breve.

A esta etapa inicial le sucede la explotación. Esta se realiza en áreas de terreno más circunscriptas y
respecto a un yacimiento identificado a través de aquellos trabajos previos. El verdadero objeto de la
explotación es determinar la importancia económica del hallazgo para establecer sus posibilidades de
explotación comercial, lo cual requiere de una serie de trabajos, labores, estudios complementarios de gran
labor informativo que, en definitiva, determinaran la conveniencia de emprender la explotación. A este
respecto debe señalarse que, de cada 100 minas o prospectos mineros, sólo un pequeño número; del
orden de 2 o 3, llega a convertirse en verdadero negocio minero. Los demás deben descartarse por falta de
aptitud comercial, lo que demuestra la importancia que tiene la explotación en la definición del negocio. A
diferencia de la prospección, las operaciones de explotación suponen siempre tareas más intensas y
organizadas, concentradas en áreas de trabajo circunscriptas y más duraderas en el tiempo.

Tanto la prospección como la explotación, tienen por objeto reunir antecedentes que permitan tomar
decisiones respecto a las actividades subsiguientes. Por ello, ambas son consideradas una industria de
información.

Establecido el carácter comercial de un yacimiento minero, sigue la etapa de la explotación o


extracción o arranque del mineral yacente. Las técnicas de la explotación son muy diversas y han
evolucionado considerablemente a través del tiempo. Ellas dependen de las formas de presentación de los
yacimientos. Pueden consistir en la ejecución de obras de laboreo subterráneo, perforaciones para la
extracción de líquidos, gases o vapores, dragado de los depósitos, y en la minería moderna y a gran escala,
en tereas de arranque a cielo abierto o a la luz del día por métodos masivos con el uso de grandes
máquinas que conducen, en muchos casos, a la remoción de cerros entero que contienen el mineral en
pequeñas proporciones.

Difícilmente un mineral, después de extraído de la mina, resulta útil para uso directo de las industrias.
Por lo general contiene sustancias estériles que constituyen el mayor volumen del material extraído y que
es necesario eliminar a fin de convertirlo en sustancia apropiada, para lo cual debe sometérselo a procesos
de tratamiento, concentración y beneficio que le otorgan aptitud comercial e industrial. Estos procesos de
selección, que mejoran la calidad del producto, habitualmente se realizan en el área de la misma mina,
como parte del proceso extractivo integral. El beneficio del mineral cierra el ciclo de la industria minera ya
que permite ingresar el producto al tráfico comercial. Sin embargo, cuando estas operaciones se realizan en
forma independiente de una explotación minera, en plantas instaladas por terceros que compran el mineral
del público, se las considera ajenas a la órbita de las leyes mineras y se rigen por las reglas que gobiernan la
instalación y el funcionamiento de los establecimientos industriales comunes, los cuales no gozan de los
privilegios de la industria minera ya que no participan de sus riesgos. Este es el criterio que inspira a

20
Unidad 1 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

nuestro Código de Minería, distinto al que informan otras leyes del mundo que han incorporado las plantas
de beneficio independientes al régimen de la concesibilidad minera.

Conviene aclarar que es costumbre calificar a la minería como una industria de alto riesgo económico.
La práctica enseña, sin embargo, que el riesgo sólo comprende las etapas de prospección y la exploración,
ya que ellas son las que suministran la información técnica y económica para determinar el valor comercial
del depósito mineral. Las siguientes etapas de la explotación y el beneficio deben considerarse a juicio de
Catalano, operaciones industriales corrientes que ofrecen el mismo riesgo que las demás actividades
económicas.

21
Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

RECURSOS NATURALES Y DERECHO AGRARIO.-

Conceptualización y definiciones.- Pastorino sostiene que para conceptualizar el derecho agrario es


necesario tener en cuenta la variable histórica, a la que se debe agregar también la geográfica, ya que
según las realidades naturales, climáticas y fitozoográficas por un lado, y por el otro, las sociales, económica
y políticas de cada región, el contenido específico de lo que se entiende por derecho agrario varía. Esta
variabilidad se expresa en el sinnúmero de definiciones que se han dado sobre la materia. Para rescatar las
más significativas, el autor recuerda las siguientes:

 Complejo de normas, seas de derecho privado o de derecho público, que regulan los
sujetos, los bienes, los actos y las relaciones jurídicas pertenecientes a la agricultura
(Arcangeli, Italia).
 Conjunto autónomo de preceptos jurídicos que recaen sobre las relaciones emergentes de
toda explotación agropecuaria, establecidos con el fin principal de garantizar los intereses
de los individuos o de la colectividad derivados de aquellas explotaciones (Mugaburu,
Argentina).
 Conjunto de normas de derecho privado y de derecho público que regula los derechos y las
obligaciones de los sujetos agrarios, entre sí, vinculados a los actos agrarios y a la propiedad
agraria, en sus distintas formas y manifestaciones (Catalano y otros, Argentina).
 Conjunto ordenado y sistematizado de los institutos típicos que regulan la materia
agricultura sobre el fundamento del criterio biológico que lo distingue (Carrozza, Italia).
 Rama del derecho formada por un conjunto de normas y principios reguladores de la
actividad agraria en cualquiera de sus especializaciones y de los demás institutos que
coadyuvan a su desenvolvimiento .

Es sabida la dificultad de concentrar, en la síntesis que una definición debe tener, todo el contenido
del derecho agrario. Este también va a depender de la decisión que se adopte en cuanto al objeto de la
materia. Pero de las definiciones recogidas es posible observar que ninguna puede prescindir de la
actividad agraria.

Para concretar una aproximación al contenido, para no sumar más definiciones a la larga lista ya
formulada, sostiene Pastorino que prefiere quedarse con la que formula Vivanco, quien decía que el
derecho agrario es el orden jurídico que rige las relaciones sociales y económicas, que surgen entre los
sujetos intervinientes en la actividad agraria con referencia a objetos agrarios y con el fin de proteger los
recursos naturales, fomentar la producción agropecuaria y asegurar el bienestar de la comunidad rural.

Orden jurídico es más que la referencia a las normas (derecho positivo) a las que se limitan la
mayoría de las definiciones vistas. Es particularmente importante esta elección para el derecho agrario que,
es rico en usos y costumbres particulares, impregnados del hecho técnico que los orienta. También es
valioso porque indica sistematización , sistematización más difícil de lograr en casos como el argentino,
donde no contamos con un Código Agrario y donde, por lo tanto, es fundamental la fuente doctrinaria.

La referencia a las relaciones sociales y económicas está dada por la concepción de Vivanco que
veía al derecho agrario como un instrumento para plasmar los fines de la política agraria que eran,
precisamente sociales (vinculados con el desarrollo de la comunidad), económicos (relacionados con el fin
último de la agricultura que es generar riquezas) y conservativos (referidos a la necesidad de que la
actividad se haga bajo reglas racionales de conservación de los recursos naturales para que éstos conserven
su capacidad productiva).

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La idea de actividad agraria, como se verá al tratar el objeto del derecho agrario, es la que
mayormente concentra la esencia de este objeto. Incluso en aquellos casos en los que se ha descripto el
derecho agrario como derecho de los bienes agrarios, de la propiedad fundiaria o de los contratos agrarios,
está latente la actividad porque es el fin que se tiene en miras al celebrar tales contratos o al otorgarle a la
tierra rural una regulación especial o es la actividad a la que están destinados los otros bienes cuya
regulación es especifica por su naturaleza (granos, ganado, etc.).

En la actividad normativa de nuestro ordenamiento y de casi todos los ordenamientos conocidos,


cuáles actividades en concreto se incluyen en esa idea genérica de actividad agraria, es controvertido. Por
lo tanto, sostiene Pastorino que la definición de Vivanco o cualquier otra serán imperfectas hasta tanto no
se pueda definir qué se entiende por actividad agraria .

Recuerda Carrozza que a pesar de la juventud del derecho agrario sus definiciones son numerosas y
los estudios de nuestra materia se han sentido inclinados a buscar la esencial y el objeto a través de ellas.
En realidad, dice, no se trata de definir por definir, sino que al contrario se busca encontrar en ellas los
elementos típicos de nuestra materia por razones científicas o bien solamente didácticas. Dice Carrozza que
la gran variedad de definiciones permite una clasificación, ya que los criterios adoptados serían los
siguientes: a) la noción de agricultura; b) la propiedad; c) la empresa; d) la actividad; e) los bienes; f) el
sujeto; g) definiciones mixtas y atípicas.

Señala los inconvenientes que presenta cada uno de dichos criterios, ya que en el primer caso es
necesario que todos sepan qué es en realidad la agricultura; en el segundo supone saber de qué propiedad
se piensa; en el tercero la dificultad está en la imprecisión de la teoría de la empresa; en cuanto a la
actividad, señala la dificultad de dar una explicación del significado del adjetivo calificativo agraria ;
considera igualmente que es insuficiente presentar el derecho agrario como derecho de la tierra o del
fundo , lo que equivale a poner en relieve una parte en vez del todo, y además es anacrónico habida
cuenta de la difusión de la agricultura sin tierra y de la cría fuera de la tierra; en cuanto a las definiciones
que se refieren al sujeto sólo toman un aspecto del derecho agrario y no resuelven el problema, aunque
tienen a su favor el hecho de que sirven para subrayar la profesionalidad. Finaliza Carrozza el examen
crítico de las definiciones proponiendo adoptar una definición corta , según la cual el derecho agrario es
el derecho de la agricultura , aunque tiene el defecto de definir en función de un concepto de agricultura
que falta determinar, y ello obliga a una idea más amplia: el complejo ordenado y sistematizado de los
institutos típicos que regulan la materia agricultura sobre el fundamento del criterio biológico que lo
distingue . Según la citada definición el objeto del derecho agrario coincide con la agricultura, pero
explicando Carrozza que ésta consiste en toda actividad agrícola, en la cría de animales o de vegetales
destinados, previa una o más transformaciones, a la alimentación o usos diversos. Cree, en efecto que la
interpretación justa de la actividad agrícola está compuesta de la concepción que él llama agrobiológica,
porque se funda en el desenvolvimiento de un ciclo biológico inherente a la vida de un ser vegetal o animal.

La Constitución Nacional.- Un dato llamativo que conviene señalar según Pastorino que, por otra
parte trata de la autonomía del derecho agrario y de la diferencia entre derecho agrario y derecho rural, es
que el mismo Alberdi trata en uno de sus libros las bases constitucionales del derecho agrario argentino .
Con ese título desarrolla el tema del extenso territorio y la necesidad de poblarlo con fines productivos,
porque la tierra es un tesoro que tiene esto de particular: cuanto mayor es el número de los que asisten a
su explotación, mayor es el provecho que a cada uno toca . Luego sigue diciendo, dando las bases del
derecho agrario, que éste se basa en los principios de propiedad, libertad, igualdad, seguridad y trata,
seguidamente, los beneficios de la tierra en sus relaciones con los principios de prosperidad y libertad civil y

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

luego con el de igualdad, todos guiados por el destino de bienestar general. Además, la Constitución es
fundamental en el Derecho Agrario al marcar las pautas para marcar la división de competencias entre los
Estados Provinciales y el Estado federal. También porque con el cuadro de derechos individuales y
colectivos que ampara ofrece guías a seguir por parte de la legislación agraria o por el intérprete.

Especialmente importante en esta materia es que, a pesar de que para muchos autores la
Constitución no establece una jerarquía entre estos derechos reconocidos, lo cierto es que, al menos en
relación al derecho ambiental, por recoger un interés colectivo, se ubica, según Pastorino, en un nivel
superior al de los derechos netamente individuales de contenido exclusivamente económico. Tanto es así
que el deber de conservación alcanza al propio titular de la propiedad, de una empresa o de un
emprendimiento; por lo que el mismo titular está obligado a supeditar el ejercicio de su derecho a la
obligación de que se ejerza en clave sostenible.

Sostiene Brebbia que en cuanto al derecho constitucional agrario debería incluirse, teniendo en
cuenta la fecha de la sanción, dentro de aquellas que en la clasificación de Carrozza no contienen principios
explícitos relativos a la agricultura, y en ella el derecho de propiedad aparece como un derecho inviolable;
empero, en cuanto a esto último de todos modos la legislación agraria introdujo el principio de la función
social de la propiedad, aspecto que se acentuó luego de dictada la hoy abrogada reforma de 1949.

La época en que fue sancionada nuestra Constitución y las ideas políticas y económicas propias de
ella le sirven de sustento, explican que no contenga principios agrarios expresos. No obstante lo expuesto,
Brebbia piensa que constituye un error afirmar que la ausencia de principios especialmente referidos a la
actividad agraria evidenciara despreocupación por parte de los padres de la Constitución por el derecho
agrario, pues debe tenerse en cuenta que al preparase ella no existía en la República otra actividad
económica que la pecuaria, casi pastoril, desenvuelta en un territorio desértico, ocupado por el indio que lo
defendía bravamente, y es sabido que si las Bases ejercieron tanta influencia en el espíritu de los
convencionales de 1853, fue, entre otros motivos, porque resumía el pensamiento predominante de
sancionar un código político que respondiera a las necesidades del momento histórico en que vivía el país,
y para promover su progreso; esas necesidades consistían sin duda en el imperativo de poblar el país,
gobernar es poblar , programa que coincidía con las ideas expuestas anteriormente por Rivadavia, quien
afirmaba que la población es el principio de la industria y el fundamento de la felicidad de4 los estados,
disponiendo que a los extranjeros que se dediquen a la cultura de los campos se les darán terrenos y se los
auxiliará para sus primeros establecimientos rurales, y en el comercio de sus frutos gozarán de los mismos
derechos que los naturales del país. De ello se desprende que los primeros gobiernos patrios, advirtieron
que el desarrollo agrario debía asentarse fundamentalmente en la inmigración y que había que rectificar la
política colonial hasta entonces.

La Constitución de 1853 propició el desarrollo de la política agraria fundada en la inmigración, la


distribución de la tierra pública y la colonización. El Preámbulo ya anticipaba el propósito de asegurar los
beneficios de la libertad para nosotros y para nuestra prosperidad, pero también para todos los hombres del
mundo que quisieran habitar en el suelo argentino. El artículo 14 constituía la llave maestra para abrir las
puertas del progreso mediante la inmigración, principalmente europea, asegurando de una forma no usual
en las cartas constitucionales de la época, a todos los habitantes, el derecho de trabajar y ejercer industria
lícita, de navegar y comerciar, de peticionar a las autoridades, de entrar, permanecer, transitar y salir del
suelo argentino, de publicar sus ideas en la prensa sin censura previa, de usar y disponer de su propiedad,
de asociarse con fines útiles, de profesar libremente su culto y de enseñar y aprender. Coincidentemente el
art. 16, luego de rechazar las prerrogativas de sangre y de nacimiento y los fueros personales, agrega que

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

todos los habitantes son iguales ante la ley. El inciso 16 del art. 67 (hoy artículo 17, inciso 18) única cláusula
programática del viejo texto, acordaba al Congreso la facultad de proveer lo conducente a la prosperidad
del país y al adelanto y bienestar de las provincias.

De este modo, sobre la base de la inmigración, la disposición de la tierra pública, el principio de


igualdad ante la ley y la acción colonizadora, el vasto y poblado territorio nacional fue paulatinamente
destinado a la actividad agropecuaria, y no obstante las fallas y defectos indisimulables de la política
legislativa en la distribución de la tierra pública y la colonización, basándose en ella la Argentina se sumó a
los países civilizados del mundo, de un modo definitivo, precisamente por la acción civilizadora que la
agricultura lleva por sí misma con fuerza avasalladora, pues, como decía Avellaneda, la tierra mientras no
se halla cultivada, poseída, no constituye la prosperidad de un pueblo, por lo que propiciaba que el Estado
se desprendiera de sus tierras, no dominando por el mezquino espíritu de las ganancias fiscales, sino por el
grandioso designio de civilizar y poblar.

La ley.- Por nuestro sistema federal existirán leyes agrarias en el orden federal y también en el
orden provincial. Es importante recatar la idea de un derecho agrario científico, que se base en principios
propios especialmente al ver la forma en que han sido aprobadas las últimas leyes agrarias nacionales,
inconexas, parciales, sin criterios comunes, producto de pretensiones o concesiones a un sector u otro ante
la falta de una política agraria claramente expuesta por el Estado. Muchas veces esas normas
sobredimensionan aspectos muy particulares o poco frecuentes, y en cambio, dejan sin regulación aspectos
más necesarios y troncales de la materia. Se debe diseñar modelos de diseño de la normativa agraria que
sean multidisciplinarios y multisectoriales. Un problema no menor es que al ser el derecho agrario,
transversal, es decir, que se relaciona con otras ramas y especialidades del derecho, muchas veces esas
ramas imponen sus principios o sistemática, y por lo general, más consolidados o difundidos.

El derecho internacional.- El derecho internacional, según sostiene Pastorino, es fuente del derecho
agrario, especialmente en dos campos compactos. El derecho surgido en la Organización Mundial del
Comercio (OMC) y el derecho surgido del Mercosur. Obviamente existen otros convenios vinculados a la
agricultura, al uso de agroquímicos, al trabajo en agricultura, y muchas otras temáticas con fuentes
internacionales diversas a éstas.

CONCEPTO Y NATURALEZA.- Desarrollo histórico.- Se ha afirmado que la actividad agraria ha sido la


primera de todas las actividades económicas; es la que tiene más larga historia, y esta circunstancia no se
desarrolla sin consecuencias políticas importantes. A este hecho le han dado una gran trascendencia los
juristas agrarios, quienes argumentando que la alimentación y el vestido son necesidades primarias
experimentadas en todo lugar y tiempo, consideran que trajo, como consecuencia necesaria, que las
primeras normas jurídicas (consuetudinarias) tuvieran por objeto regular la actividad agraria. Antes incluso
de que los pueblos se hicieran sedentarios y se dedicaran establemente a la explotación agrícola, debieron
cuidar sus animales y en épocas propicias del año realizar cultivos de la tierra, que no siempre podía
espontáneamente ofrecerles sus frutos.

Además, sostiene Brebbia que a la antigüedad de la agricultura en el tiempo, corresponde su


ubicación en el espacio, ya que ella ha sido practicada en todos los países, porque en todos los lugares los
hombres deben alimentarse y vestirse, y las comunidades perecen si falta una alimentación suficiente y ello
las empuja a llevar en cada circunstancia su producción agrícola al nivel de sus necesidades.

Por la razón expresada puede, según el mencionado autor, sostenerse que las primeras
manifestaciones jurídicas fueron de derecho agrario, asignándosele tal carácter al Código de Hammurabi, y

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

más claramente a la Ley de las XII Tablas; que en opinión de Bonfante constituía un verdadero Código
agrario, y anterior al Código Civil. Lo cierto es que la trascendencia de la denominada cuestión agraria y los
sucesivos y fallidos intentos para darle adecuada solución en Roma, tuvo importancia decisiva en el destino
de ese pueblo y en su legislación, como se advierte por ejemplo, en la legislación del rus y del fundus, en los
contratos agrarios y hasta en la producción de determinados productos agrícolas, y en el crédito. El
derecho agrario no se confundía con el derecho civil, coexistiendo ambas disciplinas jurídicas dentro de sus
modalidades propias.

El mismo fenómeno naturalmente se presentó en América, sobre todo en aquellos países como
México y Perú, en los que la cultura precolombina tuvo gran importancia. En la época colonial surgieron en
todos los países conquistados por España disposiciones que tendían originalmente al reparto de la tierra,
cuyo dudoso derecho de propiedad se fincaba en las bulas de Alejandro VI.

Durante la Edad Media, la importancia del problema agrario se mantuvo con idénticos perfiles,
bastando señalar que la propiedad de la tierra se confundía con el concepto mismo de soberanía, y que la
propiedad feudal debió organizarse con arreglo a este concepto, sirviendo de punto de partida de diversas
instituciones que, en general, consistían en asegurar el laboreo del suelo con caracteres serviles.

La codificación civil.- Esta continuidad desaparece con el triunfo de las ideas políticas nacidas en el
Revolución Francesa, y en especial modo con la codificación, consecuencia de ella, pues el Código
napoleónico no contempla a la agricultura como materia especial sino que todas sus normas –o la mayor
parte- se dictan con carácter general, sin atender a la condición de agricultor, industrial, o profesional
liberal de sus destinatarios. Fundamentalmente la codificación civil, que se difundió en Europa y América
basada en una estructura similar al Código francés de 1804, cuya enorme fuerza de gravitación tiene uno
de los ejemplos más claros en el Código Civil argentino, debía provocar lo que se ha llamado un proceso de
desagrarización, sobre todo como consecuencia de la regulación principalmente dada al dominio y a los
contratos, caracterizados, por su falta absoluta de consideración del principio productivista y social.

Si se considera que la diferencia entre la propiedad agraria y la urbana fue en principio el punto de
partida del reconocimiento del derecho agrario como un derecho especial, no puede extrañarnos que la
legislación general dada al derecho de propiedad por el codificador no pudo servir nada más que para
asimilar un dominio a otro, al que por otro lado se le asignaba los caracteres clásicos de absoluto, exclusivo
y perpetuo contenidos en su definición (art. 2506).

Como corolario de la inexistencia de normas especiales para la propiedad rústica, el sistema del
Código contribuía a la división de la tierra, posibilitando la atomización del derecho de propiedad, puesto
que la tierra constituía el ejemplo típico de las cosas divisibles, es decir, susceptibles de ser divididas en
tantas porciones que cada una de ellas forma un todo homogéneo y análogo, tanto a las otras partes como
a la cosa misma en el concepto del art. 2326 del Cód. Civil (antes de la reforma de la ley 17.711). La misma
o más grave situación se daba en el régimen particionario de los bienes de la herencia, ya que no existía
limitación alguna a la aplicación de la regla de la división de los bienes en especie, como lo establece el art.
3575 bis, que la prohíbe cuando la división convierte en antieconómico su uso y aprovechamiento. La
reforma resulta conveniente al modificar el criterio de las cosas divisibles y al insinuar alguna distinción
entre un tipo de propiedad y otra, pues la norma está dirigida solamente a la regulación de la propiedad
rústica y está gobernada por los principios del derecho agrario.

Igual aspecto negativo contiene el Código en materia de contratos, al limitarse a reglar el contrato
de locación de cosas como única figura nominada, que a juicio del codificador (en la nota del art. 2503)

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

serviría de intermediario suficiente entre los propietarios y los cultivadores o criadores de ganado. Pronto
se vio como tal profecía no iba a poder cumplirse, pues el posterior desarrollo agrario y social demostró el
sinnúmero de problemas de orden técnico, económico y social que el régimen civil produciría, sobre todo
por la vigencia amplia del principio pacta sunt servanda, consagrado en el art. 1197 del Código. No
obstante, la insuficiencia del Código Civil es estos aspectos, no significa en modo alguno desmerecer la obra
del codificador, que no hizo más que reflejar la realidad socioeconómica de su tiempo, y que la ulterior
importancia de reglar adecuadamente la cuestión agraria deviene del cambio que se opera en lo económico
y social, sustancialmente como consecuencia de la Primer Guerra Mundial. Sólo después de la gran guerra
es cuando comienza apropiadamente a halarse de derecho agrario.

En efecto, Brebbia afirma que sin que ello signifique desdeñar la importancia de las instituciones
agrarias de la antigüedad y negar la trascendencia de su estudio, el derecho agrario como lo concebimos
actualmente sólo adquiere fisonomía propia en tanto y en cuanto las causas que habían originado su
subordinación al derecho civil comienzan a desaparecer, y ello ocurre como resultado de profundas
reformas que se perciben al terminar la guerra mundial y como consecuencia de ella.

La Primera Guerra Mundial.- El constitucionalismo social. El primer factor que influye en el cambio
es la renovación que ofrece el derecho constitucional (constitucionalismo social) que se manifiesta en la
Constitución Mexicana de 1917, donde el derecho agrario alcanza por primera vez en el mundo jerarquía
constitucional. Se ha dicho que aunque los legisladores constitucionales mexicanos pudieron tener
inspiración doctrinaria diversa, en definitiva todas ellas tendían y coincidían en darle al concepto de
propiedad una función social, apareciendo de este modo a nivel constitucional una nueva idea de
propiedad, sujeta a las modalidades que dicte el interés público. El principio adquirió vigencia universal
quedando definitivamente institucionalizado en las constituciones dictadas después de la Segunda Guerra
Mundial.

La concepción clásica del dominio aparece pues reemplazada por otra con señalado aspecto social,
conviniendo insistir que ello no quita que la propiedad individual siga siendo reconocida y protegida, pues
continúa siendo poder exclusivo y pleno del propietario.

Los países americanos y europeos comienzan a sancionar una nueva legislación que ejecuta los
principios constitucionales inspirados en el concepto de función social, tendientes a resolver el problema de
la tierra con la finalidad de obtener la máxima utilización del suelo agrario y su fraccionamiento entre una
cantidad cada vez mayor de agricultores, y, de este modo, con arreglo al derecho positivo elaborado con
posterioridad a la Primera Guerra Mundial, la propiedad que tiene por objeto la tierra destinada a la
explotación agropecuaria, no puede ser definida ya con referencia a las normas del Código Civil, sin tener
en cuenta ese complejo de leyes inspiradas ahora en la función productiva del suelo agrario que impone
límites a la disponibilidad y goce de la tierra.

Con arreglo a los nuevos principios se dictan en numerosos países una legislación que deriva de las
normas constitucionales y que recibe el nombre genérico de leyes de reforma agraria; pero importa señalar
que aún en países en que la reforma constitucional no se realizó, de todos modos, esos principios se
abrieron paso inconteniblemente en toda legislación que debió sancionarse para resolver los problemas
que plantearon las nuevas condiciones económicas y sociales posteriores a la guerra mundial, que
configuran un verdadero estatuto de la propiedad agraria en la que domina su función productiva, que al
imponer nuevas limitaciones a la disponibilidad y al goce de la tierra se separan cada vez más de los
principios contenidos en el Código Civil, inspirados contrariamente en una concepción individualista del
derecho de propiedad y sin consideración de este factor que lo impregna de un contenido distinto. Esto
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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

último se observa claramente en nuestro país ya que, antes de ser sancionada la Constitución de 1949, se
dictaron diversas leyes entre las que debe destacarse la ley de colonización que estableció en su artículo 1°:
la propiedad de la tierra queda sujeta a las limitaciones y restricciones que se determinan en esta ley de
acuerdo al interés colectivo .

La concepción tradicional dictada sobre la base del individualismo comienza a resentirse, aun antes
de que las constituciones vayan incorporando el principio señalado. Los nuevos ordenamientos
constitucionales no son más que el coronamiento de una obra de erosión que estaba en pleno desarrollo y
que había acelerado su ritmo durante y después de la Primera Guerra Mundial

Interés del Estado en la economía agraria.- Otro hecho que va a influir poderosamente en la
legislación especial claramente diferenciada de la del derecho común, es la intervención del Estado en la
economía agropecuaria, que se inicia durante la Primer Guerra Mundial por la crisis que ella produce en la
economía de los países productores y se mantiene luego en los años posteriores, como una actitud
definitiva del Estado moderno que la regula o planifica, con mayor o menor intensidad, según los distintos
países y las diferentes épocas, pero puede deducirse que nadie escapa a este control; el Estado abandona
su indiferencia frente a los problemas económicos que afectan la producción, comercialización e
industrialización de los productos agrarios.

El límite de la intervención estatal ha de hallarse en los derechos y garantías que la Constitución


consagra, pero que en sí misma es legítima, ya que nuestra Constitución no consagra la libertad de
comercio –dado que el art. 14 establece que todos los habitantes de la Nación gozan del derecho de
comerciar-, de modo tal que resulta impropio hablar de la libertad de comercio, y del derecho a comercial y
ello es importante porque la libertad es la facultad de obrar sin estorbos, en tanto que el derecho está
sometido a reglamentación y nuestro ordenamiento legal no establece derechos absolutos, como lo ha
señalado reiteradamente la Corte, ya que ello implicaría una concepción antisocial.

La Constitución condiciona el goce de los derechos enumerados en el art. 14 –entre éstos, el de


comerciar- a las leyes que reglamentan su ejercicio y, según nuestro ordenamiento constitucional,
corresponde al Gobierno Federal reglar el comercio internacional e interprovincial. Entre las causas que han
motivado el abandono de la abstención estatal y la consiguiente intervención en la economía agrícola se
cita la natural evolución del sistema capitalista, proclive a la concentración de empresas, que desemboca en
actividades monopólicas, alterando el mercado, que de este modo obliga al Estado a restablecer el
equilibrio del mercado y la libre competencia.

A este factor se agregan principalmente las situaciones de crisis en la producción agraria que han
obligado a la adopción de medidas para protegerla. La actividad agraria, según Brebbia se caracteriza por
un doble riesgo; el relativo al mercado, y el particularísimo referente al ambiente en que la producción se
desarrolla, sujeta a los incontrolables elementos de la naturaleza, a los imprevisibles acontecimientos
naturales, a la subordinación natural del acto productivo, en suma, al ambiente externo.

Las actividades monopolistas han obligado en nuestro país al dictado de normas de control o policía
de comercio, tanto de la carne como de los granos y otros productos agrarios. El Estado intervino en la
regulación del mercado agropecuario ya sea actuando sobre los precios, sobre la oferta o sobre la
demanda. La regulación de la producción agropecuaria, fenómeno relativamente reciente, ha originado un
notable desarrollo de la legislación, mediante la sanción de leyes de carácter público, ampliándose cada vez
más en esta dirección las normas jurídicas agrarias.

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Las razones que quedan reseñadas, esto es, la adopción de un criterio nuevo para calificar el
derecho de propiedad cuento tiene por objeto la tierra destinada a la explotación, y la intervención del
Estado en la economía agraria, fundamentalmente mediante el control del comercio y la industria de
productos agropecuarios, se tradujeron, como resulta obvio, en un complejo de leyes especiales dictadas
en todos los países del mundo en los que la producción agraria tiene relevancia y que han nacido con el
propósito de adaptar o acomodar la legislación común a las necesidades agropecuarias.

El derecho social.- Otro fenómeno de gran importancia es el desarrollo, luego de la Primera Guerra
Mundial de lo que es parte de la doctrina llamada derecho social, dirigido a equilibrar las clases y grupos
sociales, buscando la protección de la parte económicamente más débil, y que sostiene Brebbia, se traduce
en una renovada legislación de los contratos agrarios que comienzan a tener un significado distinto al que
les asignaban los códigos del siglo XIX.

El problema de la autonomía.- Aparece el problema de la autonomía del derecho agrario que ofrece
diversas fases y manifestaciones. La doctrina ha hecho notar que resulta inconveniente el empleo de este
término, pues autonomía significa bastarse a sí mismo y es indudable que ninguna rama del derecho puede
tener tal pretensión: el derecho se presenta como una sola e inmensa institución que sólo la limitación de
las fuerzas humanas obliga a fraccionar para su estudio en una serie de ramas singulares. Por tal razón
Carroza ha afirmado que la autonomía no puede más que entenderse en sentido relativo, y esta relatividad
depende también del hecho de que existen estados de dependencia del derecho agrario respecto de otras
ramas del derecho, como ocurre con el derecho civil, el derecho comercial y aún el derecho del trabajo. La
relatividad estribaría en la imposibilidad de concebir una total independencia del derecho agrario del
derecho civil, tomando a éste como término de comparación, por el peso de la tradición que ve el derecho
agrario como algo muy cercano al derecho civil fundiario; pero análogas razones podrían encontrarse
respecto al derecho comercial, sobre todo en relación con la noción de empresa.

Esta cuestión de autonomía es estudiada tradicionalmente a través de distintos aspectos o fases de


ella, a saber, la autonomía didáctica, legislativa y científica.

Autonomía didáctica.- Resulta difícil, si no imposible, justificar que en un país eminentemente


agrícola ganadero como lo es la Argentina, la enseñanza del derecho agrario se haya inaugurado
anexándola al derecho minero. El derecho minero, regulador de una actividad puramente extractiva, y por
ende con un objeto diverso del derecho agrario, no puede tener con él otro punto en común que no sea su
vecindad con la naturaleza, y por tanto, es necesario entender que esta mera circunstancia no es suficiente
como para justificar una enseñanza compartida.

Por otra parte, invocándose en los últimos años la protección y conservación de los recursos
naturales y del ambiente, se ha llegado al extremo de definir al derecho agrario con el derecho de la
naturaleza dándole a la agricultura una finalidad protectora, cuando en realidad, si bien el derecho agrario,
como explica Carrozza, debe orientar su programa productivo hacia un modelo que consienta la racional
manipulación y gestión de los recursos naturales, esta tarea no puede ser exclusiva (y ni siquiera principal)
del derecho agrario, puesto que la correcta utilización de los recursos naturales y en general la tutela del
ambiente entrarán en su objeto y finalidad, pero sólo indirectamente, en función del proceso productivo,
siendo objeto principal (el cuidado del ambiente y los recursos) del derecho del ambiente y los recursos
naturales.

En la Argentina, también Vivanco se ocupó de señalar la diferencia existente entre la actividad


conservacionista y la productiva, presentando la primera –indicaba- la forma de preservar y conservar los

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

recursos para que continuaran cumpliendo con su finalidad productiva. Según Vivanco, junto con esa
actividad se llegaba a la protección ambiental, pero aclaraba que el derecho agrario no se confundía con la
defensa de esos elementos y esto era así porque el derecho agrario no tenía por objeto el ambiente. Es por
eso que tanto las normas dirigidas a la conservación de bienes como el suelo, el agua, el aire, la flora, etc.,
como las tendientes a disciplinar la conducta del agricultor frente a éstos, evidentemente necesarias para
controlar el ejercicio de la agricultura y armonizar su convivencia con la naturaleza, no deben traducirse en
una alteración de su esencia íntima.

Justificada entonces plenamente, según Brebbia, la enseñanza independiente del derecho agrario,
sostiene el autor que su estudio debe llevarse a cabo por institutos; y que pese a la inestabilidad de
aquellos institutos provocada por las continuas alteraciones en el contenido del derecho agrario, siempre
para definirlos será útil y suficiente la noción de agrariedad, que cumplirá la función de ser, entre ellos, su
común denominador.

Autonomía legislativa.- Ha hecho notar Carrozza que un segundo aspecto, el de la autonomía


legislativa, ha perdido relevancia en nuestros días, señalando que al menos en Italia (y otro tanto puede
decirse del resto del mundo en que ha existido preocupación en este tema), ha sido en vano la sanción de
un código específico, y que ello se explica si se considera que la actividad agraria se encuentra influida
generalmente por motivaciones políticas que obligan a utilizar cada vez con más frecuencia el expediente
de las leyes especiales, como se advierte fácilmente en Argentina, renunciándose al estudio de un código
que conduzca a una normativa orgánica.

Autonomía científica.- Desde luego que el problema principal es el relacionado con La denominada
autonomía científica del derecho agrario, en la cual se plantea el problema de saber si el derecho agrario
debe ser considerado como rama jurídica autónoma. Arcangeli ha sostenido que no es la enseñanza
particular, o un Código lo que puede resolver el problema de la autonomía, ya que una rama del derecho
tiene autonomía doctrinaria si posee principios generales comunes a toda aquella rama del derecho y
propios solamente de ella, porque si faltaran dichos principios generales faltaría la unidad de la materia, y
existiría solamente una acumulación de instituciones carentes de un vínculo sustancial, señalando que los
distintos autores que han expresado su opinión en esta polémica no han sabido indicar un solo principio
general propio de la materia e idóneo para justificar la autonomía, ya que algunos se han basado en la
importancia de los interese agrícolas, otros, en que la propiedad privada fundiaria debe ser distinguida, y
agrega que tales anhelos parecen ilegítimos.

En oposición contraria Bolla sostuvo la autonomía y se constituyó en el verdadero precursor del


derecho agrario y propulsor de los estudios atinentes a nuestra materia. Sostenía Bolla que el cambio de la
estructura política, económica y social que produjo la gran guerra trajo como consecuencia inevitable una
modificación sustancial en la técnica de la explotación agraria, y que el desarrollo de la agricultura moderna
está caracterizado por el doble fenómeno que los economistas denominan intensificación y
racionalización de la producción agraria; el primero se inicia en el siglo XIX, produciéndose una nueva
orientación en la economía rural por la implantación de técnicas que revolucionan los métodos antiguos de
explotación, y luego de la Primera Guerra Mundial, y como consecuencia de ésta, se inicia el proceso de
racionalización de la agricultura, abriéndose por esta vía espectaculares perspectivas para la producción y
distribución de los frutos de la tierra. Ambos procesos originan, a juicio de Bolla, una nueva organización de
la actividad agrícola, la que a su vez ejerce una influencia profunda sobre los factores económicos, sociales
y políticos atinentes a la industria rural.

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los Estados europeos y americanos abandonan paulatinamente su posición de meros espectadores


de los acontecimientos económicos y sociales y participan a intervenir en la cuestión agraria. Afirma Bolla
que las instituciones de derecho privado vinculadas a la agricultura y basadas en el derecho de propiedad
sienten la influencia de principios que ponen cada vez más en evidencia la insuficiencia de la ley civil para
regular la materia agraria. La propiedad de la tierra ya no puede ser definida remitiéndose a las normas del
Código Civil sin tener en cuenta el complejo de leyes inspiradas en la función productiva del suelo agrario
que impone límites a la disponibilidad y al goce de la tierra. Expresa el maestro italiano que si se estudia el
complejo de normas que disciplinan la actividad agraria, es fácil destacar estos caracteres que explican su
diferenciación con las del derecho común: es circunscripta a la esfera de aplicación de las leyes; es
particular el espíritu de las personas y de la industria; y es autónoma la fuente originaria del ordenamiento
jurídico de la agricultura; la costumbre nace de la práctica y de la actividad especial, elevándose poco a
poco la dignidad de la ley. A estos caracteres que confieren especialidad a las normas reguladoras de la
actividad agraria se agregan, en opinión de Bolla, acentuando el proceso de diferenciación, otros dos
fundamentales: la función de los bienes y la estructura especial de los negocios agrarios.

Los bienes agrarios van siendo regulados en relación con su función productiva. Sobre los negocios
jurídicos de la agricultura influyen algunos elementos de hecho: el suelo, el tiempo y sobre todo la
organización de la propiedad rural. La actividad agraria se ejercita mediante la unidad económica de la finca
de labranza, es decir, sobre la hacienda, la que resulta formada por el fundo, los animales, cultivos,
utensilios y maquinaria agrícola y otros medios que componen la organización técnico-económica. La
hacienda es el instrumento esencial de la producción sobre la que se plasman todas las relaciones.

El derecho agrario como derecho de la empresa agraria.- La equiparación del derecho agrario y la
empresa agraria ha sido criticada por autores como Carrozza que propone una superación a este problema.
En este orden de ideas se sostiene que no siempre el cultivo del fundo (o la cría de animales o la
explotación forestal) da lugar a la organización de una empresa en sentido técnico, sobre todo cuando se
realiza en función de atender a las necesidades de una familia agraria y falta la incidencia del mercado, o
cuando el productor es un trabajador autónomo que no tiene colaboradores asociados o subordinados.
Luna Serrano considera que la teoría de la empresa tiene el inconveniente de su inseguridad que resultaría
de la inexistencia de una noción segura de empresa, y también de lo que se entiende por agrario.

Dentro de este orden de ideas el derecho agrario sería el derecho del empresario agrícola, ya que
éste desarrolla su actividad dentro de la empresa entendida como institución, compartiéndose los tres
perfiles que caracterizan a la empresa: el sujeto (empresario), el objeto (la hacienda) y la actividad
económica de participación en la producción y en el mercado o explotación.

Declinación de la discusión acerca de la autonomía. La teoría agrobiológica y la noción de lo


agrario de Carrozza.- Modernamente se observa, una mayor atenuación respecto de la importancia
asignada al problema de la autonomía, y si se pregunta cuál ha sido el resultado de la disputa, Brebbia
sostiene citando a Carrozza, que ella ha terminado prácticamente sin vencedores ni vencidos, y que ha
tenido el mérito de estimular el desarrollo del derecho agrario, demostrando su vitalidad, y la factibilidad
de su estudio científico. Considera Carrozza que el problema de la autonomía ha venido a convertirse en
una discusión puramente académica frente a la realidad de un ordenamiento jurídico de la agricultura que
existe en todos los países.

La prioridad consiste ahora para Carroza, en la construcción del significado de agrariedad, de lo


agrario , que puede conducirnos hacia el origen de la especialidad de nuestro derecho. Destaca Carrozza
que no existe texto normativo que formule una definición de agrariedad válida con carácter general, y que
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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

no es fácil extraer de la masa legislativa que regula la agricultura un concepto completo, puesto que los
datos que encontramos o son insuficientes para construir una noción jurídica relevante, o bien reflejan una
noción que pertenece claramente al pasado, por lo que es necesario recurrir a una noción extrajurídica.

Con arreglo a esta idea Carrozza considera que en su íntima esencia la actividad productiva agraria
consiste en el desarrollo de un ciclo biológico, vegetal o animal, ligado directa o indirectamente al disfrute
de las fuerzas y de los recursos naturales que se resuelve económicamente a la obtención de frutos,
vegetales o animales destinados al consumo directo, o bien previa una o múltiples transformaciones. De
este criterio biológico que formula Carrozza resulta que la agricultura (en sentido amplio) se presenta
dividida en dos ramas; una constituida por la crianza (o cultivo) de seres vivos vegetales, y la otra por la
crianza de seres vivos animales. Nos encontramos en presencia de bienes obtenidos orgánicamente, y
conviene destacar que no es la especie del bien lo que cuenta sino el procedimiento que se utiliza para
obtenerlo. Estas actividades dependientes de ciclos biológicos están bajo el imperio de las fuerzas naturales
que condicionan la actividad agrícola y actúan en el sentido de diferenciarla de las actividades secundarias,
en las que los procesos productivos biológicos son en su totalidad dominados por el hombre.

Las fuerzas naturales a que están sometidas las actividades que dependen de un ciclo biológico, a
veces pueden ser influenciables y dirigidas por el hombre, como ocurre, por ejemplo, en los cultivos en
invernadero y en los hidropónicos, basados en el cultivo de plantas en un sustituto inerte del terreno, en
locales cubiertos y con temperatura y luz puedan ser reguladas. En uno y otro caso se trata de cultivos –
dice Carrozza- que podrían llamarse artificiales para distinguirlos de los tradicionales, pero ello no influye
en su esencia agrícola. Se ha objetado que en este tipo de cultivo no existe el doble riesgo característico de
la producción agraria, pues faltaría el riesgo relativo al ambiente en que la producción se desenvuelve, ya
que no está obligado a desarrollarse en un medio natural; no obstante, sostiene Carrozza que también en
esos casos se presentan aquella debilidad constitucional que caracteriza a la agricultura, pues quien guía
este proceso productivo no puede prescindir de las características bioquímicas de los mecanismos
genéticos y no puede anular los tiempos de espera y violar el ritmo de los acontecimientos naturales, y no
está seguro de prevenir o reprimir las enfermedades y los parásitos que comprometen el crecimiento y
vitalidad de la planta.

El criterio biológico que se propone como fundamento de la noción de agrariedad tiene indudable
utilidad para despejar dudas en algunos aspectos fundamentales de la actividad agraria. En efecto, la
primera consecuencia que se advierte es que no parece cierto que las actividades agrarias se diferencian de
las industriales por ese especifico factor que es la tierra, pues la nota distintiva consiste en el desarrollo de
un ciclo biológico que culmina con la obtención de frutos, bajo la amenaza de un riesgo ligado a los
mencionados aspectos biológicos, y por lo tanto no es exacto decir que el cultivo del fundo consiste en el
disfrute de las energías genéticas de la tierra, ya que existen cultivos que prescinden de ella. Tampoco es
cierto que donde no se utilice la tierra la actividad agraria no esté sujeta a los riesgos típicos de la
producción.

Los actos agrícolas son siempre actos de crianza y no tiene sentido colocar en planos distintos la
crianza de animales y la de vegetales, y aún menos considerar prioritaria la crianza de vegetales como si
fuera la actividad por excelencia. Queda claro que la actividad agraria, estando dirigida a la producción de
bienes para el mercado, entra en la noción de actividades industriales en sentido amplio.

Escuela argentina de derecho agrario. Criterio agrobiológico (Ringuelet y Carrera).- Carrera


afirmaba que tierra y vida son los dos elementos constitutivos esenciales de la actividad agraria, sin las
cuales no existe acto agrario. A ellos, decía, debe sumarse la actividad del hombre que con su trabajo
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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

interfiere y coadyuva con aquéllos para que pueda cumplirse el proceso agrobiológico que deviene en la
producción agropecuaria, y agregaba: quiere decir que ya tenemos caracterizada la actividad agraria y
podemos afirmar, entonces, que ella se cumple cuando el hombre, con su trabajo explota la tierra para
hacerla producir a través de un proceso agrobiológico .

En la primera asamblea del IDAIC (1960) Ringuelet presentó su ponencia titulada Derecho Agrario
en la que exponía su pensamiento sobre el tema expresando que el derecho agrario es un derecho
especifico, propio y privativo, un derecho natural por la naturaleza biológica de sus fundamentos porque,
decía, la agricultura ha menester de la vida y de la naturaleza para existir, y que la ciencia agrícola es
esencialmente biológica, y en su aplicación práctica está condicionada por el suelo y el clima, y que para
elaborar un derecho agrario hay que partir de la ecología, pues sin vida, sin tierra y sin clima no hay
agricultura. La agricultura es entonces una actividad genética.

Tal doctrina fue posteriormente fundamentada en la VI Conferencia Regional para América Latina
de la FAO (México, 1960) y también en la V Conferencia Interamericana de Agricultura de la OEA, en la
resolución respectiva, luego de declararse la autonomía científica, didáctica y legislativa del derecho agrario
se establece que el contenido que le da especificidad es la necesaria presencia de dos factores esenciales,
naturaleza y vida, que se expresan por medio de un proceso agrobiológico realizado en la tierra por el
hombre . De este modo la doctrina agrobiológica adquirió jerarquía internacional. Como se observa, existe
sin duda una notoria diferencia entre la doctrina argentina de Carrera y la que más tarde expone Carrozza,
pues éste niega que la actividad agrícola se diferencie de la industrial en cuando utiliza un especifico medio
de producción, la tierra. Tal afirmación, dice Carrozza, está anclada en una concepción antigua de la
agricultura hecha sobre la tierra, y por medio de la tierra, y no se presenta ciertamente a proporcionar el
criterio base de lo agrario en presencia de empresas que operan con modernos procedimientos productivos
y tecnología avanzada respecto de la corrientemente utilizada. La insuficiencia de la teoría tradicional se
hace evidente para Carrozza, si se tiene en cuenta la actividad de cría de ganado o de animales en general,
con relación a las cuales el disfrute del fundo ha estado siempre en segunda línea.

Reconoce el maestro italiano que los primeros pasos para la individualización del fenómeno agrario
se deben a estudiosos latinoamericanos, en particular a la escuela argentina y que él se ha limitado a
revelarlo, profundizarlo y transformarlo.

Naturaleza del derecho agrario.- La doctrina agraria moderna está de acuerdo en considerar que el
derecho agrario ocupa una posición dualista en lo que hace a la ubicación de sus institutos y a la
clasificación clásica del derecho en derecho público y privado, pues de su contenido resulta que conviven
en él normas que, pertenecen a una u otra categoría, y que una y otra no están escindidas entre sí, sino que
actúan en perfectas condiciones una con otra, y de este modo las de naturaleza pública inciden sobre los
institutos del derecho privado tradicionales.

Es bien conocido el avance del derecho público que, según Brebbia y en lo que al derecho agrario
respecta, parece encontrarse, entre otras causas, en el reconocimiento del derecho del Estado a intervenir
en la economía que se observa a partir de la finalización de la Primera Guerra Mundial, y en la
particularidad del ambiente en el cual se desarrolla la actividad agraria.

OBJETO DEL DERECHO AGRARIO.- Antonio Carrozza ha clasificado los diversos modos en que el
derecho agrario ha sido identificado a partir de un objeto principal de regulación.

Derecho de la agricultura.- Dice Carrozza que al presentar el derecho agrario como el derecho de la
agricultura no parece ser algo tan obvio ni que pueda cerrar absolutamente todos los conflictos de la
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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

materia. Para empezar, más que de agricultura, se debe hablar de actividad agraria, porque el origen de la
palabra agricultura hace pensar en el cultivo, es decir, el trabajo sobre plantas, lo que excluye la cría de
animales. Por muchos años las actividades típicas eran la agricultura extensiva en campos abiertos y la
ganadería realizada del mismo modo. Ambas actividades tenían una gran inserción en el campo, la tierra.
En estas últimas décadas muchas técnicas han cambiado. Desde los viveros, los cultivos hidropónicos, el
cultivo de plantas con fines no alimentarios, la cría de pequeños animales en ambientes cerrados, etc. Todo
ello hace pensar hasta dónde puede estirarse el concepto de actividad agraria.

A ello hay que agregar el problema de la forestación, todavía no unánimemente aceptada como
actividad agrícola. Además, para una gran parte de la doctrina internacional y de muchos ordenamientos
jurídicos, el derecho agrario no regula todo acto de cultivo y cría, sino aquellos realizados en forma
organizada y con miras al mercado. También existen otros sistemas normativos donde sólo se regulan los
productos al ocuparse de su mercado y de su circulación en la etapa ulterior a la agraria y a través de
sujetos distintos al agricultor, integrando el capítulo que Vivanco menciona como actividades vinculadas,
pero que no son agrarias.

Derecho de las cosas o de los bienes agrarios.- Fundamentalmente es vista como la regulación del
fondo, de los productos agrarios, de algunos bienes particulares agrarios (ganado, maquinaria, creaciones
fitogenéticas, aguas, etc.) como si se tratara de una colección de regulaciones de bienes distintos,
fundamentalmente diferenciables por referirse a seres vivientes o de origen natural, que suelen
transformarse, reproducirse por sí mismos, perecer, descomponerse, etc.

En el último tiempo, el derecho agrario se ha enriquecido con el régimen del mercado internacional
de los productos agrícolas, que ya no están en manos de sus productores; por lo tanto, se alejan de la
concepción tradicional del derecho agrario como regulación de la actividad o de la empresa agraria. Sin
embargo, nadie podría negar la pertenencia de esta disciplina a nuestra materia, pertenencia que sólo
puede justificarse por la naturaleza agraria del producto.

Derecho de la propiedad de la tierra.- Si bien relacionada con la anterior, aunque específicamente


ocupándose de la propiedad de la tierra, esta idea tiene desarrollo en América Latina y otros países en los
que se ejercitó la reforma agraria. Especialmente el fundo fue sostenido por mucho tiempo como el objeto
central de regulación. El fundo consistía prácticamente en un prius para el desarrollo de la actividad agraria.
Pero no es el fundo el único objeto agrario regulado por nuestra disciplina. Lo mismo que se podría decir
para la categoría anterior no puede reducirse el derecho agrario a la regulación de la totalidad de los
objetos que sirven a la actividad, ya que también existen regulaciones respecto de los sujetos agrarios y a la
actividad desarrollada por éstos. Así, la contratación de trabajo dependiente, la colocación de sus
producciones, y otras tantas. Un derecho fundiario, relativo a la propiedad inmueble rural que contemple
sólo su distribución o las relaciones de vecindad, se acercaría más al primigenio derecho rural que al más
moderno, según la concepción de Pastorino, derecho agrario.

Derecho de los contratos agrarios.- Sin afectar el derecho de propiedad como se hace en la reforma
agraria, donde la expropiación es inevitable, una correcta regulación de los contratos agrarios puede
alcanzar objetivos semejantes; por esta razón el concepto de contratos agrarios fue identificado, en un
principio, sólo con aquellos en los que se otorga la tenencia de la tierra; se contempla en muchos
ordenamientos la preferencia a favor del sujeto que usa la tierra con finalidad productiva y para satisfacer
un interés general, por sobre el mero propietario que detenta y defiende su derecho con una finalidad
especulativa y de interés individual.

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los contratos agrarios adquieren un régimen jurídico justamente en miras a las necesidades de la
producción, de la estabilidad del productor y de la garantía para éste de un tiempo mínimo en el que, con
las rentas obtenidas, pueda compensar las inversiones realizadas. El avance de la actividad agraria, su
modernización, hizo ampliar el abanico de lo que se llamaron tradicionalmente contratos agrarios, para
incorporar todos aquellos contratos que sirven a la actividad, se refieran o no al fundo. Por lo tanto puede
decirse que la actividad agraria en este caso tiene un lugar de privilegio y los contratos acceden o forman
un capítulo de su regulación.

Derecho de la actividad y, específicamente del ejercicio de la agricultura en forma de empresa.- La


idea de empresa, como organización bajo ciertos criterios de profesionalidad y de economicidad, supera el
criterio estático del fundo. En una economía con función social, el derecho no puede amparar la propiedad
de la tierra cuando es utilizada en forma especulativa, sino que debe priorizar los fines de orden público
que esa tierra puede ofrecer. Tales fines, vinculados a la producción de alimentos, con la generación de
riquezas, con el comercio exterior, etc., deben estar privilegiados por el derecho, que debe apuntar a
priorizar la actividad agraria, y especialmente, aquella ejercida en forma eficiente. Por ello, muchos autores
piensan que no se trata de que el derecho agrario regule la actividad, cuando ésta es deficitaria o realizada
con criterios de subsistencia o autoconsumo, sino que debe regirse la actividad organizada en forma de
empresa. Se trata de un nuevo paso superador respecto de la idea de contrato agrario, donde éste se
convierte en instrumento necesario para dar nacimiento a la empresa, pero donde el sujeto privilegiado no
es cualquier arrendatario o productor de la tierra, sino cualquier productor, propietario o arrendatario que
organiza su producción bajo cánones de eficiencia y economía empresarial.

Derecho de los recursos naturales o de la naturaleza.- El uso fundamental de tres recursos


naturales: agua y suelo, y la matriz biológica de la actividad agraria, hizo ver al derecho agrario con una
vocación a la producción de tales recursos. Así surgió la llamada teoría de los recursos naturales que llegó a
concentrar en una misma disciplina tanto el derecho agrario como el minero y el de la energía. El fin
conservativo de los recursos fue una guía importante para el reagrupamiento de disciplinas que
tradicionalmente se encontraban separadas. La conexión de los recursos a través del fin conservativo y la
actual propuesta de lograr con ellos un desarrollo sustentable es un dato real que coadyuva a esa
integración de los contenidos del llamado derecho de los recursos naturales, pero que se terminó
reconstruyendo en el derecho ambiental.

Mientras que el aspecto de los recursos naturales vinculado al aprovechamiento de éstos, obliga a
mantener al derecho agrario, minero, de la energía, etc., como especialidades autónomas.

Derecho del territorio.- Para Carroza, el pasaje del fundo –que representa el territorio de cada
una de las empresas y simboliza la propiedad del dominio individual-, al territorio –que pertenece al
pueblo, es decir, constituye un res communitatis- pareciera ser apto para explicar el paso de lo privado a lo
público. Tal pasaje se produce, en primer lugar, a través de las necesarias intervenciones estatales para el
reordenamiento fundiario frente a la pulverización de la propiedad; luego por el necesario ordenamiento
territorial que, por cuestiones ambientales y de racionalización de las decisiones, deben hacerse para
ubicar cada actividad en las zonas potencialmente más aptas.

Derecho agroalimentario.- La relaciones entre la actividad primaria y actividades de transformación


y comercialización, lo que Vivanco llama actividades vinculadas, se hace cada vez más estrechas y se tiene
una sensación, siempre mayor, de que el campo produce de acuerdo a las exigencias de las industrias y de
los consumidores. Ello lleva a hablar de un derecho agroalimentario. La idea de mercado, está haciendo
regular la actividad agraria cada vez más bajo la idea de cadena de producción, donde se analiza el
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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

producto agrario a través de los sucesivos pasos, hasta llegar al consumidor. Cada eslabón debe articularse
con el otro en forma sincronizada y armónica para que no existan desajustes en precios, productividad, etc.

CONCEPTO DE AMBIENTE.- Valls afirma que el hombre está inserto y se desarrolla en un medio que
lo condiciona y, a su vez, es condicionado y modificado por su acción. Sostiene el mencionado autor que el
idioma castellano no tiene todavía un término unívoco para designar ese medio condicionante y a su vez
condicionado. Para cubrir ese vacío la práctica anglosajona adoptó el neologismo enviroment derivado a
su vez del verbo francés environner (rodear o circundar).

La mayor parte de la literatura ambiental se difundió en idioma inglés y algo menos en francés.
Cuando se pretendió expresar el concepto en castellano no se consideró suficientemente explícito el
sustantivo medio que sugiere simplemente la idea de alojar, rodear, circundar; el que sugiere la idea de
condicionar es ambiente . Por ello se comenzó a aglutinar ambos sustantivos en la denominación de
medio ambiente .

Adhiriendo al pensamiento de Pitágoras de que el hombre no es sólo lo que contiene su piel sino
también todo lo que lo rodea, por lo que el concepto de ambiente es impensable separadamente de la
persona que lo rodea, toda referencia que se hace del ambiente se entiende, según Valls, que es al
ambiente de la persona. En consecuencia se entiende también que toda persona necesita el ambiente aun
cuando sea una persona jurídica, un incapaz o esté privada de la libertad; que esa necesidad de ambiente
es inherente y dura lo que dura la persona a la que accede y que no es transmisible.

El impacto que el hombre causa en el ambiente se transmite a la manera de ondas concéntricas


como las que genera un objeto al caer al agua, y también repercute sobre otros hombres, inclusive el que la
causa, como si éste estuviera en el centro de una cebolla o de una muñeca rusa. La extensión y la velocidad
de la difusión dependen de la naturaleza y calidad del medio empleado, de la intensidad de la acción y de
las condiciones de los elementos ambientales afectados. La intensidad del efecto suele decrecer a medida
que la onda se va alejando del epicentro y el tiempo transcurre. En algunos casos, el efecto puede llegar a
una distancia muy larga y perdurar en el tiempo, como en el caso de las sustancias nucleares, el de la
chatarra espacial y el de la emisión de ciertos clorofluorcarbonatos. Ello implica que la acción del hombre
sobre el ambiente puede impactar sobre otros seres humanos, sobre él mismo, sobre comunidades
determinadas y hasta sobre toda la humanidad presente y futura.

Cuando ese impacto produce una alteración perjudicial corresponde a la ciencia, a la política, a la
ética y al derecho definir hasta qué límite puede admitírsela y quién, cuándo y cómo debe responder por
ello.

Con respecto al concepto, sostiene María del Carmen Palomares Ramírez que el ambiente debe ser
entendido como un sistema en el que un conjunto de elementos (bióticos y abióticos) interactúan entre sí.
Esto implica, según la mencionada autora, que el ambiente debe ser considerado como un todo, bajo un
concepto holístico. Esta definición de ambiente se da desde un punto de vista antropocéntrico, en el cual se
excluye al hombre del ambiente. Es importante, sostiene la autora, redefinir este concepto para
considerarlo como el conjunto de sistemas o ecosistemas que tienen que ver con todas las formas de vida,
así como las relaciones que definen el equilibrio interno y externo de dichos sistemas.

Otros autores definen al medio ambiente como el sistema global constituido por elementos
naturales y artificiales, de naturaleza física, química o biológica, socioculturales y sus interacciones en

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

permanente modificación por la acción humana o natural que rige y condiciona la existencia y desarrollo de
la vida en sus múltiples manifestaciones.

Elementos del ambiente.- Valls afirma que el ambiente no es una mera suma de elementos, sino un
sistema integrado que tiene un punto natural de equilibrio. El hombre integra ese sistema y soporta
separadamente la influencia de cada uno de esos componentes, influencia que registra distinta intensidad y
oportunidad según el elemento.

Los elementos más característicos de ese sistema integrado son: 1) El espacio en sí, como
continente de los objetos sensibles y la parte de ese continente que ocupa cada uno de ellos. Abarca todos
los elementos del ambiente. También lo integra el espacio exterior. Así se trasmiten por el espacio ondas,
como son las sonoras, las luminosas, las calóricas, las de radio y televisión;

2) La Tierra, que sustenta y se integra con los demás elementos ambientales cuyos restos la
alimentan y a veces la dañan. El ser humano la acondiciona y construye en ella una vivienda, un lugar de
trabajo, sus vías de comunicación y sus lugares de esparcimiento;

3) Los vegetales que se asientan en ella, la modifican, le extraen nutrientes y la alimentan con sus
restos. También intercambian sus elementos con el aire y el agua;

4) Los animales, que erosionan la tierra con sus movimientos y con las cuevas que cavan. También
la alimentan con sus restos y desechos. Se alimentan de componentes de la tierra, de vegetales y de otros
animales;

5) El agua que circula por los demás elementos del ambiente; 6) Las cosas que elabora el hombre y
sus desechos; 7) Los demás seres humanos.

Condiciones del ambiente.- Las condiciones del ambiente se reflejan en el artículo 2618 del Código
Civil, que dice: Las molestias que ocasionen el humo, calor, olores, luminosidad, ruidos, vibraciones o daños
similares por el ejercicio de actividades en inmuebles vecinos, no deben exceder la normal tolerancia
teniendo en cuenta las condiciones del lugar y aunque mediare autorización administrativa para
aquéllas…”. Varían en el tiempo y en el espacio por acción de la naturaleza y del hombre. Algunas de esas
condiciones son: a) Seguridad, según esté sometido a movimientos telúricos, tornados, inundaciones u
otros hechos naturales cuyos efectos el hombre puede aliviar normando el uso del espacio y las actividades
constructivas, preparándose anticipadamente para resistir el siniestro y reparando, eventualmente, sus
efectos. El ser humano altera esa seguridad mediante el uso de armas o simplemente realizando
actividades económicas molestas, dañosas o peligrosas para el medio ambiente. Pueden alcanzar la
magnitud de las que causaron los accidentes de Sevesso, Chernobyl, o menos ostensibles, como ser la
emisión de efluentes industriales que originan la lluvia ácida o el uso de fertilizantes y pesticidas agrícolas
que incorporan residuos tóxicos al medio;

b) Temperatura, que el ser humano puede modificar globalmente disminuyendo la capa


atmosférica de dióxido de carbono o singularmente cuando usa el agua como refrigerante;

c) Luminosidad, que puede ser alterada por una construcción o un letrero luminoso o el humo;

d) Sonoridad, cuyo incremento puede ser perjudicial como el que origina la operación de los
aeropuertos; e) Estética, como la de un paisaje o de una obra de arte; f) Salubridad; g) Valor científico,
histórico o cultural, como puede ser el de un lugar, una construcción o una obra de arte; h) Olor.

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Destino asignado al ambiente.- No es necesario, señala Valls, ni conveniente, ni posible mantener


todo el ambiente en su estado natural. Para su uso y goce, el ser humano dispone el destino de los distintos
elementos y porciones del ambiente tomando en cuenta las distintas condiciones que el ambiente ofrece.
La calidad que se pretende tenga el ambiente no es absoluta, sino que depende de su destino. Así, por
ejemplo el nivel de infición (infección, contaminación) admisible en el agua varía según se la destine a la
navegación, el riego o la bebida; el nivel sónico de una biblioteca no es el que se exige a una fundición de
acero.

El hombre ha asignado distintos destinos a distintas porciones del ambiente, instituyendo parques
nacionales, parques industriales y la zonificación urbana y rural. Fuera de este condicionamiento, el
individuo puede disponer libremente del ambiente sometido a su acción cumpliendo su deber
constitucional de preservarlo, de modo que sus actividades productivas satisfagan las necesidades
presentes sin comprometer las de las generaciones futuras y recomponga prioritariamente cuando cause
daño ambiental (Constitución Nacional, art. 41). Gozará de su dominio sobre el ambiente ejerciendo su
derecho conforme a un ejercicio regular y sin abusar (Cód. Civil, artículos 2513/4), y sólo puede influir en el
destino del ambiente del dominio público conforme a lo que disponga la reglamentación.

Características del impacto ambiental.- Tanto la actividad del ser humano como la de la naturaleza
produce un impacto ambiental. Ese impacto puede beneficiar o perjudicar a un tercero. Pero la calificación
del impacto como beneficio o perjuicio es subjetiva, ya que el sujeto afectado puede considerar a un
impacto beneficioso o perjudicial según su criterio e intereses.

El derecho norma el impacto ambiental generado por la actividad del ser humano e impone
medidas para mitigar o evitar el generado por la naturaleza. El impacto ambiental puede realizarse
mediante variados elementos. Por ejemplo, sólidos como el envase vacío que se arroja a la calle, líquidos
como el agua que anega o erosiona el suelo, gaseosos, lumínico, sónicos, térmicos o radioelectrónicos.

De su magnitud, calidad y oportunidad y de las condiciones del ambiente receptor depende el


impacto que pueda causar, que suele ser: a) Insensible, oculto o de muy difícil identificación y medición; b)
Acumulativo, lo que puede hacerlo irreversible o de difícil corrección; c) originado en un progreso
tecnológico orientado a la producción de bienes o prestación de servicios; d) De repercusión a distintas
distancias y en distintos momentos, a veces en las antípodas y a veces sobre generaciones venideras.

DERECHO AMBIENTAL.- Sostiene Valls que el derecho ambiental norma la creación, modificación,
transformación y extinción de las relaciones jurídicas que condicionan el disfrute, la preservación y el
mejoramiento del ambiente. Tiene por objeto condicionar la conducta humana respecto a ese disfrute,
preservación y mejoramiento, induciendo acciones y abstenciones a favor del bien común. Contiene normas
de derecho privado, de derecho público y otras de orden público. Las acciones humanas que norman
suelen tener una repercusión tridimensional (en el espacio) que rara vez se aprecia en otras ramas jurídicas.

María del Carmen Palomares Ramírez sostiene que el derecho ambiental es el conjunto de
principios y normas jurídicas que regulan las conductas individuales y colectivas con incidencia en el
ambiente. Según la mencionada autora, se lo ha definido también como el conjunto de normas que
regulan las relaciones de derecho público y privado, tendientes a preservar el medio ambiente libre de
contaminación y mejorarlo en caso de estar afectado . Derecho ambiental es la rama del derecho
autónoma, constituido por las normas, principios e institutos que sistemáticamente regulan las actividades
humanas en su interacción con el ambiente.

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Según la mencionada autora, en el derecho ambiental se tiene como objetivo que la relación
hombre-naturaleza sea más armónica; se trata de acceder, en consecuencia, a un núcleo de derechos que
podemos denominar como el derecho a un ambiente sano o adecuado y que se estructura mediante: a) el
derecho de la información ambiental; b) el derecho a la participación social en la toma de decisiones; c) el
derecho a exigir la protección ambiental y la reparación del daño ambiental.

El ambiente debe ser considerado en cuanto entorno natural, lo que a la postre, implicará el
conjunto de la biósfera. La especificidad del derecho ambiental vendría dada por la respuesta que puede
ofrecer frente a conductas negativamente perturbadoras del equilibrio ecológico. Definido así, el derecho
ambiental incide sobre conductas individuales y sociales para prevenir y remediar las perturbaciones que
alteran su equilibrio. El derecho ambiental incide sobre las alteraciones del medio. Éste tipo de
perturbaciones no son otras que las que se introducen en los ciclos básicos de la biosfera en virtud de
conductas que sitúan en ellas sustancias o energías originadas como subproductos de otras actividades. En
definitiva, se pretende controlar la contaminación efectuada por la descarga de desechos, residuos y
materiales sin valor económico para el sujeto que se desprende de ellos y que se eliminan a costa de la
colectividad. El derecho ambiental presenta un aspecto negativo en cuanto lucha contra la contaminación,
pero también un aspecto positivo ya que postula a la par la consecución de un ambiente aceptable.

El derecho ambiental moderno presenta rasgos peculiares que legitiman su consideración como
sector ordinamental sustantivo; estas son: 1) Sustratum ecológico. Lo que caracteriza el ordenamiento
ambiental frente a la normativa sectorial previa de carácter sanitario, paisajístico, defensora de la fauna o
reguladora de las actividades industriales, es su carácter sistemático, en cuanto que la regulación de
conductas que comporta no se realiza aisladamente, sino teniendo en cuenta el comportamiento de los
elementos naturales y las interacciones en ellos determinadas como consecuencia de las actuaciones del
hombre.

2) Énfasis preventivo. Aunque el derecho ambiental se apoya a la postre en un dispositivo


sancionador, sin embargo, sus objetivos son fundamentalmente preventivos. Cierto que la represión lleva
implícita siempre una vocación de prevención en cuanto que lo que se pretende es precisamente por vis de
amenaza evitar el que se produzcan los supuestos que dan lugar a la sanción; pero en el derecho ambiental
la coacción a posteriori resulta particularmente ineficaz, por un lado en cuanto que de haberse producido
ya las consecuencias biológicas y también socialmente nocivas, la represión podrá tener una trascendencia
moral, pero difícilmente compensara graves daños, quizás irreparables. Los efectos psicológicos de la
sanción se encuentran debilitados, ya que las sanciones suelen ser de escaso monto, siendo habitualmente
preferible para los contaminadores pagar la multa que cesar en sus conductas ilegítimas.

3) La vocación redistributiva.- Uno de los aspectos cardinales del derecho ambiental es


precisamente su intento de corrección de las deficiencias que presenta el sistema de precios, sobre todo
como es lógico en las economías de cuño liberal, para interiorizar los costos que suponen para la
colectividad la transmisión de residuos y subproductos a los grandes ciclos naturales. Sólo podrá
conseguirse resultados ambientalmente aceptables si este derecho consigue canalizar recursos para
compensar en último extremo a los perjudicados, y para financiar el establecimiento de instalaciones que
eviten la contaminación.

4) Primacía de los intereses colectivos. El derecho ambiental es sustancialmente un Derecho


Público, aunque a sus objetivos puedan concurrir normas de otra naturaleza como las que regulan las
relaciones de vecindad, pero es evidente que las reglas de derecho privado no pueden bastar para la
regulación de las conductas en juego. Los conflictos que el derecho ambiental aborda enfrenta a amplios
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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

colectivos: productores y consumidores; contaminadores y contaminados; industriales entre sí;


propugnadores del consumo y defensores de la calidad de vida, etc. Cuáles de estos intereses sean los más
relevantes es una cuestión políticas que corresponde decidir a los representantes de la comunidad.

El carácter fundamentalmente público del derecho ambiental no excluye sin embargo, el concurso
del ordenamiento privado, tanto en lo que respecta a las situaciones de vecindad ya aludidas como a la
posible exigencia de compensaciones y reparaciones en caso de culpa contractual o extracontractual.

FUENTES DEL DERECHO AMBIENTAL.- Como el ambiente es algo común por definición, estará
siempre sometido a las variadas normas jurídicas que sancionen las distintas comunidades sobre las que se
extiende según: a) El lugar geográfico del que emanan (Estado, Provincia o Municipio); b) El nivel o grado
legisferante (Asamblea Constituyente, Congreso, Legislatura Provincial o Concejo Deliberante); c) La
materia normada (Derecho civil, penal, comercial, agrario, minero o ambiental propiamente dicho). Esta
distribución normativa es una consecuencia jurídica de la forma de gobierno adoptada y de la metodología
legislativa que la Constitución Nacional impone. A ello hay que agregar, además, que el derecho fue
recogiendo las presiones sectoriales y regionales sobre el ambiente mediante leyes que no son
específicamente ambientales y afrontó sólo una parte o aspecto de los problemas ambientales. Además, en
los últimos años el Congreso aprobó muchos tratados internacionales en sustancia ambiental y de otras
materias que contienen clausulas ambientales.

De este modo, se fueron incorporando al derecho federal argentino muchas normas jurídicas
ambientales de fuentes internacionales sobre temas determinados que están diseminados por todo el
sistema jurídico. Todo ello genera un crecimiento de las fuentes legislativas de derecho ambiental. La
dispersión aludida crea problemas de identificación y de interpretación. Para identificar el contenido del
derecho ambiental, sostiene Valls que deberá analizarse transversalmente una pluralidad de fuentes
normativas y ramas jurídicas, lo que obliga al jurista a manejar todas las especializaciones.

Constitución Nacional.- La Constitución Nacional influye genéricamente sobre el derecho ambiental


cuando fija las bases del derecho argentino, atribuye funciones a los tres poderes y distribuye la
competencia entre los gobiernos nacional y federal. Cuando atribuye al gobierno federal sofocar toda
hostilidad entre provincias (art. 127) lo está facultando para reprimir cualquier agresión al ambiente de otra
provincia o a la simple modificación hostil en la circulación de recursos naturales como el agua o las
especies vivas entre provincias (arts. 11 y 12).

La reforma de 1994 incluyó en la Constitución el derecho de todos los habitantes a un ambiente


sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano, lo que convierte en enumerado a un derecho que era
implícito (Constitución Nacional arts. 33 y 41).

Pero además impone a esos habitantes el deber de preservarlo que es el reverso de ese derecho
porque no preservar el ambiente implica frustrarlo. Ese deber se convierte en una carga pública, lo que, a
su vez habilita a todos los habitantes para hacer efectiva la preservación con todos los medios jurídicos y
materiales que sean necesarios. En consecuencia, todo habitante estará legitimado para accionar en
defensa del ambiente propio y ajeno y tendrá derecho a que la comunidad le resarza los perjuicios sufridos
y los gastos incurridos en el cumplimiento de su deber. Incorpora también el principio de desarrollo
duradero, llamado a veces, sostenible o sustentable.

No solamente atribuye derechos y deberes a los habitantes. Encomienda al Estado proveer a la


protección del derecho al ambiente, lo que implica organizar la justicia ambiental con todo el aparato
informativo que demanda e instituir procedimientos ágiles y seguros.
19
Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Pero, además, le encomienda proveer prestaciones más complejas y costosas como son: 1) la
utilización racional de los recursos naturales, misión de difícil cumplimiento puesto que a mayor parte de
esos recursos pertenecen a los particulares; 2) la preservación del patrimonio natural y cultural, lo que
significa organizar desde parques nacionales hasta antologías de literatura vernácula; 3) la preservación de
la diversidad biológica; 4) la información ambiental, que obliga a proveer la que tenga en la materia; 5) la
educación ambiental.

También introduce la modalidad, de facultar al Gobierno de la Nación para fijar en materia


ambiental lo que ella llama los presupuestos mínimos de protección para todo el país, ya los provinciales
para complementarlos y aplicarlos. Es razonable que el Gobierno de la Nación imponga la calidad ambiental
mínima que requiera para todo el país y que cada provincia decida imponer o no presupuestos más
estrictos en su territorio respectivo. Las únicas restricciones que tienen los poderes nacionales es que sólo
pueden hacerlo en materia de protección ambiental y sin alterar las jurisdicciones locales. Si excediesen
esos límites sus decisiones podrían atacarse por inconstitucionales.

Finalmente, reitera la prohibición, hasta el momento legal, de introducir al país residuos actual o
potencialmente peligrosos. Legitima a los afectados, a determinadas organizaciones no gubernamentales y
a los defensores del pueblo para accionar por vía de amparo en defensa del derecho constitucional al
ambiente (art. 43).

El código Civil.- El Código Civil impone el ejercicio regular del derecho de propiedad, prohíbe el
abuso del derecho y establece la responsabilidad objetiva. Acuerda a quien temiere que de alguna cosa
pudieran derivar daños a sus bienes, una acción posesoria para pedir medidas cautelares y obliga a los
propietarios de edificios a evitar que su caída o la de sus desprendimientos dañe a terceros, pero niega al
propietario vecino el derecho a la reparación o demolición del edificio que amenace ruina y aun el de
obtener garantías.

Limita el dominio obligando a tolerar molestias anormales originadas en fundos vecinos e impone
conductas para evitar las molestias y compensar el daño ambiental. No se limita a imponer restricciones y
límites al dominio, sino que también impone (aunque indirectamente) medidas protectoras del ambiente
hídrico y del ambiente en general contra la acción del agua, como ser el camino de sirga, la preferencia del
uso de los ríos para el transporte, la navegación de privilegios a los ribereños.

En cuanto a la fauna, establece el derecho de cazar especies silvestres y a pescar. Norma la acción
redhibitoria y la quanti minoris que limitan sensiblemente la responsabilidad de quien transfiere una cosa
contaminada o afectada de otro modo por la degradación ambiental.

El Código Penal.- El Código penal argentino no incrimina genéricamente las acciones y omisiones
perjudiciales para el ambiente, sino que incrimina específicamente: a) usurpación de agua y al rotura de
obras hidráulicas con ese fin; b) el daño que incluye implícitamente el daño al ambiente; c) El incendio, la
explosión y la inundación; d) la fabricación, suministro, adquisición, sustracción o tenencia de bombas,
materiales o aparatos capaces de generar energía nuclear, materiales explosivos, inflamables, asfixiantes o
tóxicos; e) el envenenamiento o adulteración de agua potable; f) la propagación de una enfermedad
contagiosa o peligrosa para las personas, entre otras.

Ley 25.675.- El Congreso Nacional sancionó la ley 25.675 el 6 de Noviembre del 2002, denominada
Ley General del Ambiente, como respuesta a la imposición constitucional del artículo 41 incorporado por la
reforma del año 1994.

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Se sabe que nuestro ordenamiento ambiental argentino se encuentra compuesto por


numerosísimas normas, de las cuales muchas no se aplicaron o han resultado ineficaces ¿Cuál es la razón?
Esta falta de cohesión tendría un fundamento histórico-jurídico si se considera que hasta el año 1994, la
mayor parte de las normas ambientales eran dictadas por las provincias, pues integraba esta facultad, el
conjunto de aquellas no delegadas al gobierno nacional en el marco de la Constitución Nacional. Pero a
partir de la refor a del 94’ se i corpora el ya clásico artículo 41 en que las provincias delegan parte de sus
facultades reservadas originariamente, concediendo a favor de la Nación la de dictar normas ambientales
denominadas de presupuestos mínimos. Dicha delegación iría en la búsqueda de la uniformidad normativa
y de políticas ambientales. Así, la Ley-marco ambiental pretende establecer la directriz básica y general en
torno de la cual deberían ser sancionadas las futuras normas ambientales que se dicten en la República
Argentina.

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

DERECHO MINERO. EL DOMINIO DE LAS MINAS.-

Art. 2° – Con relación a los derechos que este Código reconoce y acuerda, las minas se dividen en tres categorías:
1) Minas de las que el suelo es un accesorio, que pertenecen exclusivamente al Estado, y que sólo pueden explotarse
en virtud de concesión legal otorgada por autoridad competente.

2) Minas que, por razón de su importancia, se conceden preferentemente al dueño del suelo; y minas que, por las
condiciones de su yacimiento, se destinan al aprovechamiento común.

3) Minas que pertenecen únicamente al propietario, y que nadie puede explotar sin su consentimiento, salvo por
motivos de utilidad pública.

Art. 3° – Corresponden a la primera categoría: a) Las sustancias metalíferas siguientes: oro, plata, platino, mercurio,
cobre, hierro, plomo, estaño, zinc, níquel, cobalto, bismuto, manganeso, antimonio, wolfram, aluminio, berilio, vanadio,
cadmio, tantalio, molibdeno, litio y potasio;

b) Los combustibles: hulla, lignito, antracita e hidrocarburos sólidos;

c) El arsénico, cuarzo, feldespato, mica, fluorita, fosfatos calizos, azufre, boratos y wollastonita; (Artículo sustituido
por art. 1° de la Ley N° 25.225 B.O. 29/12/1999.)

d) Las piedras preciosas.

e) Los vapores endógenos.

Art. 4° – Corresponden a la segunda categoría: a) Las arenas metalíferas y piedras preciosas que se encuentran en
el lecho de los ríos, aguas corrientes y los placeres.

b) Los desmontes, relaves y escoriales de explotaciones anteriores, mientras las minas permanecen sin amparo y los
relaves y escoriales de los establecimientos de beneficio abandonados o abiertos, en tanto no los recobre su dueño.

c) Los salitres, salinas y turberas.

d) Los metales no comprendidos en la primera categoría.

e) Las tierras piritosas y aluminosas, abrasivos, ocres, resinas, esteatitas, baritina, caparrosas, grafito, caolín, sales
alcalinas o alcalino terrosas, amianto, bentonita, zeolitas o minerales permutantes o permutíticos.

Art. 5° – Componen la tercera categoría las producciones minerales de naturaleza pétrea o terrosa, y en general
todas las que sirven para materiales de construcción y ornamento, cuyo conjunto forma las canteras.

Art. 6° – Una ley especial determinará la categoría correspondiente, según la naturaleza e importancia, a las
sustancias no comprendidas en las clasificaciones precedentes, sea por omisión, sea por haber sido posteriormente
descubiertas. Del mismo modo se procederá respecto de las sustancias clasificadas, siempre que por nuevas aplicaciones que
se les reconozca, deban colocarse en otra categoría.

El principio del derecho civil, según el cual la propiedad del suelo se extiende en líneas
perpendiculares en todo el espacio aéreo y en el subsuelo, tiene se excepción en el derecho minero,
respecto de algunas sustancias o categorías de minerales.

Con razón el Código Civil y Comercial al referirse a la extensión del derecho real de dominio, en su
art. 1945 dispone expresamente que El dominio de una cosa inmueble se extiende al subsuelo y al espacio
aéreo, en la medida en que su aprovechamiento sea posible, excepto lo dispuesto por normas especiales…
La excepción al libre aprovechamiento por parte del titular dominial remite a normas especiales que en el
caso que nos interesa está referido a las disposiciones del Código de Minería, específicamente a los
artículos antes citados.

A partir de los orígenes de este derecho, y continuando su evolución, se puede advertir que los
sistemas referentes al dominio originario de las minas, se caracterizan en dos grupos: el romano para el
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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

cual las minas son inseparables del dominio del propietario superficial y el regalista que atribuye el dominio
de aquellas al Estado, desmembrando el subsuelo de la superficie que continúa en el dominio privado.
Entre esos dos sistemas opuestos se sitúan otros intermedios.

Conforme lo establece el Código del Dr. Rodríguez, el dominio de las minas corresponde en su
calidad de bienes privados a la Nación o a las provincias según el territorio en que se encuentren (art. 7). Es
de destacar que el dominio que el mencionado texto atribuye al Estado no es el que norma el Código Civil,
sino el que la doctrina denomina dominio originario o radical.

El Estado no se desprende de su dominio originario pero concede a los particulares el llamado


derecho de propiedad minera, preexistiendo a esta última, coexistiendo con ella y subsistiendo a su
caducidad. La denominación radical surge por analogía con las raíces que ocultas en el seno de la tierra le
sirven de sostén y le proporcionan los elementos que la nutren.

Consideremos las diferencias que se presentan entre el dominio originario del Estado y los
caracteres del sistema minero y el dominio civilista del Estado en el Código Civil: las minas, aún las no
descubiertas o las no concedidas, son en su conjunto, y por el hecho de formar parte del territorio de la
Nación, bienes privados del dominio originario del Estado Nacional o Provincial. Siendo el dominio
originario de las minas inalienable e imprescriptible, debemos colegir que el mismo dominio no le confiere
al Estado el derecho de explotarlas, enajenarlas ni ninguna otra de las atribuciones que constituyen el
dominio privado pero en el sentido civilista de la propiedad. Este derecho sólo significa una alta potestas
administrativa para disponer de las minas en interés de la sociedad. Los caracteres de inalienabilidad e
imprescriptibilidad del dominio originario y radical del Estado sobre las minas impiden que se dicten leyes
en el futuro que adopten para la minería el sistema de la accesión, ya que este sistema, por el contrario,
provocaría que tanto el suelo como las minas que éste contuviese fueran alienables y prescriptibles y con
ello se desintegraría el territorio nacional y provincial.

Sostiene Edmundo Catalano que la atribución del dominio originario de las minas constituye el
punto de partida necesario de la legislación. No existiría, desde luego, la legislación específica si las minas
pertenecieran al dueño del terreno en que se encuentran. La declaración sobre la dominialidad minera, que
figura en el frontispicio de cada ley, tiene profundas implicancias políticas, económicas y jurídicas.

El Estado, en casi todos los países, asume el dominio de los recursos minerales con fines de
conservación de la riqueza y de protección del interés público. Su intervención, por lo tanto, no sólo tiene
por objeto posibilitar las reglas de juego de esa actividad, frente a las industrias del suelo. Recursos tan
importantes para el desarrollo de la civilización moderna, que tiene usos tan variados en las manufacturas y
que constituyen el sustento de la riqueza y el poder de las naciones, no podrían nunca quedar expuestos a
la apropiación privada ni sujetos a las regulaciones ordinarias que gobiernan el destino de los demás bienes
económicos, renovables, sin poner en peligro los superiores intereses de la colectividad.

La asignación del Estado de la propiedad de las minas constituye, a juicio del mencionado autor, un
principio de política económica insoslayable en los países modernos. Por otra parte, conforman el
instrumento jurídico necesario para posibilitar los cambios de la legislación, impuestos por el constante
progreso humano. Estos cambios se hacen sumamente difíciles cuando se generan expectativas de
apropiación de estos recursos a favor de determinados sectores, los cuales pueden constituir una valla
insalvable para la introducción de reformas.

23
Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Por dominio originario entendemos, según Catalano, el derecho que pertenece desde el origen o
descubrimiento de una cosa a una persona física o jurídica, a diferencia del dominio derivado, que reconoce
la existencia de un dueño anterior.

Sistemas de dominios.- Entre los sistemas que tratan de explicar la atribución del dominio
originario de las minas, los más conocidos son tres: el de la accesión, el regalista y el dominial. Estos tres
sistemas dominan, con ligeras variantes, la estructura de las leyes mineras en el mundo y también han sido
aceptados por nuestra legislación. El sistema de la accesión o mejor llamado de la propiedad inmobiliaria,
atribuye la propiedad de las minas, o facultades amplias de disposición, al dueño del terreno en que se
encuentran situadas. Para este sistema las minas no tienen caracteres propios, forman parte integrante del
inmueble superficial y siguen su condición jurídica. Por consiguiente, el derecho del propietario del suelo a
la explotación de estas sustancias no es de carácter originario sino derivado, o indirecto, ya que es derivado
el título del dominio de la generalidad de los inmuebles que actualmente se posee y del cual deriva su
derecho de uso y goce. El dominio originario pertenece al Estado. El sistema de la propiedad inmobiliaria
tiene cada día menos aceptación en las leyes modernas. El Código de Minería argentino, no obstante, lo
admite con ciertas reservas como una categoría minera más, para todas las sustancias de la tercera
categoría; pero lo excluye en cambio, para la producciones minerales más valiosas, como son los
metalíferos, no metalíferos y los combustibles minerales, cuyos yacimientos por lo general no siguen la
distribución territorial de la propiedad raíz y pueden explotarse independientemente del suelo.

El sistema regalista, a diferencia del anterior, parte del principio de que las mismas forman una
propiedad distinta y separada del suelo que las contiene y constituyen una categoría de bienes res nullis: no
pertenecen a nadie, ni siquiera al Estado. El Estado tiene, sin embargo, sobre todas las cosas ubicadas en su
territorio un derecho de tutela o jurisdicción denominado en el derecho público dominio eminente o
radical vinculado a la soberanía que ejerce y no a la propiedad, en virtud del cual, como representante del
interés público puede reglar jurídicamente el destino de las cosas, aunque no le pertenezcan
patrimonialmente. El regalismo o derecho regaliano indicaba en el medioevo y en el régimen feudal, el
privilegio del sumo imperio. Constituye, en el derecho moderno, un verdadero patronato o derecho de
tutela que el Estado ejerce sobre las minas, por evidentes razones de interés público. El código Argentino
acepta este sistema para todas las sustancias clasificadas en la primera y segunda clase. Así nuestra
legislación crea un sistema por el cual las minas siendo verdaderos bienes privados del Estado Nacional o
provincial, y no pudiendo estos explotarlas por sí, deben cederlas para su explotación a través de una
propiedad minera particular. En definitiva el sistema regalista sostiene, esencialmente, los siguientes
preceptos: a) la distinción de la propiedad existente en la superficie de la tierra y la propiedad subterránea,
perteneciente ésta al dominio originario del Estado; b) el derecho del Estado sobre las minas no incluye el
derecho de explotarlas, ni enajenarlas ni administrarlas por sí; c) el carácter de bienes privados le permite
al Estado establecer sobre las minas una propiedad particular mediante un acto de concesión.

El sistema dominial o dominical, por último, atribuye al Estado una suerte de derecho de propiedad
sobre la mina y no sólo la jurisdicción o el patronato minero, como el sistema regalista. Las minas, en el
sistema dominial forman parte del patrimonio indisponible del Estado constituyendo una categoría
intermedia entre los bienes patrimoniales de carácter industrial, perfectamente disponibles, y los bienes de
dominio público, considerables indisponibles como las minas pero que se encuentran, a diferencia de éstas,
afectados a un uso de carácter general. La condición indisponible de las minas no impide que el Estado, o
mejor dicho, la ley, constituya a favor de particulares derechos de explotación compatibles con el destino

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

de utilidad general del bien, como ocurre con las concesiones o los permisos de usos que otorga sobre los
bienes que componen su dominio público. También en este sistema el Estado puede asumir directamente
la explotación de las minas, atento al carácter de dueño que inviste, diferenciándose en este aspecto del
sistema regalista que sólo le atribuye funciones de mero distribuidor de la riqueza minera. En el derecho
argentino pertenecieron a este sistema, con distintas modalidades, las categorías de los minerales
nucleares y de los hidrocarburos líquidos y gaseosos.

Catalano analiza el dominio originario que el Estado tiene según la fórmula adoptada por el artículo
7°, el cuál atribuye ese dominio a la Nación o a las provincias, según el lugar en el que las minas se
encuentren situadas y con el carácter de bienes privados. Sostiene el maestro que la dominialidad del
Estado sobre los recursos minerales ha tenido en las distintas épocas, alcances y efectos diferentes, según
constituya una expresión de la soberanía o imperium que el Estado ejerce sobre todas las cosas ubicadas
dentro de su territorio, o represente la manifestación del poder real que el mismo aplica sobre las cosas:
usus, fructus, abusus.

Cronológicamente, según sostiene Catalano, han existido dos teorías básicas de la dominialidad
minera estatal: la teoría negativa de esa dominialidad o del dominio virtual o eminente; y la teoría positiva
o del dominio real, con distintos periodos de vigencia en las naciones. En el derecho moderno parece
definitivamente asentada la teoría positiva, o sea el concepto de que el dominio del Estado sobre el
patrimonio minero es real, representando una verdadera apropiación de la cosa con alcances jurídicos
parecidos al derecho de propiedad. Este concepto es, sin lugar a dudas, el que mejor se conforma con el
significado económico y características de estos bienes y a la estructura patrimonial del Estado moderno.

La teoría del dominio virtual, en cambio, también llamada regalismo o del dominio eminente o
radical, prosperó en la legislación minera liberal del siglo XIX, como una reacción contra el principio de la
indisponibilidad del dominio de los monarcas, aunque su origen es mucho más antiguo. Como teoría
negativa, atribuyó al Estado únicamente la tutela del patrimonio minero, esto es, el poder de policía, al solo
efecto de vigilar la constitución legal de los derechos privados sobre las minas y custodiar el interés público
de la producción. Las minas, en este sistema, eran res nullis, esto es, no tenían dueño originario.

Asentada en el moderno derecho minero la teoría positiva de la dominialidad en el sentido de que


el derecho que el Estado ejerce sobre las minas es real, representando una verdadera asignación de la
propiedad de la cosa, correspondería determinar si esas facultades pertenecen al dominio público o al
dominio privado del Estado o forman, por el contrario, una categoría especial de apropiación administrativa
que tiene una expresión jurídica diferente en la ley.

El concepto de dominialidad minera parecería no satisfacer plenamente por aplicación de los


conceptos clásicos del dominio público o del dominio privado del Estado, que rigen para calificar la
apropiación de los bienes estatales. El moderno derecho de minas ofrecería, a este respecto, otra forma de
manifestación otras formas de manifestación autónoma de las facultades administrativas que el Estado
ejerce sobre el patrimonio minero. Estas facultades no corresponderían, estrictamente, con las que emanan
del dominio público o del dominio privado del Estado, aunque tomarían de ellas algunos de sus rasgos
principales.

La idea de la existencia de un dominio minero del Estado, de carácter especial e independiente del
resto del dominio administrativo debe ser cuidadosamente analizada. Se fundamentaría esta teoría en la
doble condición que reúnen estos bienes: la de servir a la utilidad general y ser, al mismo tiempo, objeto de
una actividad industrial de tipo extintivo, lo que impondría un concepto de dominio administrativo

25
Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

diferente, teniendo en cuenta los intereses comprometidos en su explotación. La dominialidad implica en


suma, la expresión del pensamiento político nacional con respecto al uso de los minerales. En definitiva, se
encuentran en juego las bases jurídico-filosóficas de la ley, la conservación y buena administración del
patrimonio minero y su destino de bien común.

El sistema que asigna a las minas el carácter de bienes privados del Estado y que predominó en las
corrientes legislativas liberales en forma paralela a las teorías negativas de la dominialidad o del dominio
eminente o virtual, ha dejado de tener vigencia en los países modernos que han encarado la reforma de las
viejas leyes mineras. La categorización de las minas como bienes privados del Estado no se ajusta a las
verdaderas facultades que las leyes le atribuyen sobre el patrimonio minero ni se conforman con la
necesidad de protección de este patrimonio que inspira la legislación de los Estado modernos. A este
sistema se plegó el Código de Minería argentina de 1887, al declarar, en su artículo 7° que las minas son
bienes privados de la Nación o de las provincias. Los inconvenientes que pueden atribuirse a esta
declaración pueden resumirse así: 1) Importa equiparar bajo una misma categoría bienes civiles y mineros
que poseen una naturaleza distinta y deben responder a una filosofía política y jurídica diferente;

2) La concesión minera pasaría a ser un negocio de derecho privado realizado por el Estado y
posibilitaría cualquier cambio en el concepto de su dominialidad;

3) Las minas, formando parte del dominio privado del Estado, podrían ser objeto de prescripción
adquisitiva o de ejecución por terceros, con lo cual sería factible cambiar el destino legal de utilidad pública
de todo el patrimonio minero nacional, por la sola acción de los particulares;

4) El Estado podría tener a título privado dos clases de bienes mineros: los asignados por el Código
a título originario, y los adquiridos por concesión como tercero ante sí mismo.

Es evidente que las minas no forman parte del dominio privado del Estado ya que el mismo régimen
de disposición previsto demuestra que ellas no le pertenecen a título de propiedad privada. La
categorización del Código, formulada en El artículo 7°, es errónea y el mismo régimen legal establecido se
encarga de invalidarla. El Código ha impuesto al Estado una serie de limitaciones de fondo que demuestran
que su dominio privado de las minas no puede ser equiparado con la propiedad civil. No sólo porque le ha
sido prohibido aprovechar directamente las minas, como puede hacerlo respecto a los otros bienes de su
dominio privado, sino que para disponer de ellas a favor de terceros únicamente debe optar por la vía de la
concesión legal y no por contratos de derecho privado. Estas prohibiciones señalan el límite de su campo de
acción como dueño e indican claramente que las facultades de que ha sido investido por la ley para la
administración de su patrimonio minero no pertenecen al derecho privado sino más bien al derecho público.

Resulta manifiesto entonces que la categorización de las minas como bienes privados del Estado no
satisface las necesidades de una política legislativa acorde con la importancia que se atribuye a estas
riquezas y a su propia naturaleza. Los bienes privados son los recursos que las personas públicas o privadas
adquieren para satisfacer sus necesidades corrientes. Son abundantes, de fácil reemplazo y asequibles al
tráfico comercial ordinario. Su característica, como consecuencia de estos factores, es su enajenabilidad.
Todos los bienes privados el estado que enumera el ex artículo 2342 del Código Civil (hoy art. 236 del
CCyC), con excepción de las minas, participan de esas condiciones, ya que constituyen recursos naturales
no agotables, como las tierras, o son productos del trabajo del hombre, repetibles a voluntad.

Cuando los bienes susceptibles de apropiación privada pierden estas características corrientes,
preocupan al legislador quien, de acuerdo con la importancia que los mismos revisten, modifica su
condición jurídica para hacerla compatible con los superiores intereses de la comunidad.
26
Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Las riquezas minerales poseen caracteres que las diferencian de los bienes económicos corrientes,
puesto que constituyen recursos escasos y no renovables, cuyo reemplazo es imposible, ya que son
creaciones naturales y no el producto del trabajo del hombre. Existe, por lo tanto, una marcada oposición
entre la naturaleza de estos bienes y la que poseen los demás que menciona el ex artículo 2342 del Cód.
Civil. En el caso de los muros, plazas de guerra, puentes, ferrocarriles, que dicho artículo incluye entre los
bienes privados del Estado y cuya ubicación es discutible por cuanto están destinados a satisfacer una
necesidad de orden general, debe observarse que su reemplazo por otros que presten igual servicio puede
operarse en cualquier momento, ya que responden a una creación de la inteligencia humana. Resulta
cierto, entonces, que las minas poseen diferencias fundamentalmente con respecto a los demás bienes
privados del Estado, diferencias que han determinad que algunos códigos civiles las ubiquen,
definitivamente, en el dominio público.

Tampoco puede aceptarse que las minas estén afectadas a la prestación de un servicio público y,
como tal, pertenezcan a la categoría de bienes privados indisponibles del Estado. La indisponibilidad o
inalienabilidad, que constituye una de las connotaciones sustanciales de estos bienes, nace, en el caso de
las minas, no de su afectación o destino, que es originariamente perpetuo y por lo tanto no puede
desafectarse como en los servicios públicos, sino de la propia característica irremplazable de estos bienes.
Puede concluirse, entonces, que la inclusión de las minas en la categoría de bienes privados del Estado no
se conforma con la naturaleza propia y origen del bien ni a su destino perpetuo de servir al interés de la
colectividad. La importancia que han adquirido los recursos minerales en el desenvolvimiento de las
sociedades modernas indican que éstos no pueden ser considerados bienes privados del Estado o de los
particulares, ya que en una u otra forma podría hacerse de ellos un uso contrario al interés de la
colectividad.

Los bienes de dominio público están sustraídos al régimen de propiedad privada y se rigen por las
leyes y reglamentos administrativos. En cada caso la ley determina el régimen jurídico aplicable teniendo
en cuenta la propia naturaleza y el destino de uso común o privativo a que deben afectarse. Los caracteres
del dominio público son la inalienabilidad y la imprescriptibilidad. La enajenación del dominio le haría
perder su principal característica de estar destinados a servir al uso directo o indirecto de la colectividad.
Todos los bienes públicos a que se refiere el ex artículo 2340 del Código Civil (hoy art. 235 del CCyC), como
los mares, ríos, playas, calles, plazas, caminos, así como toda obra pública que sirva a la utilidad o
comodidad común, los documentos oficiales del Estado, las ruinas y los yacimientos arqueológicos y
paleontológicos de interés científico, tienen esa común característica de servir a los intereses generales por
lo cual, como dice la nota inserta a dicho artículo, es conveniente que el Estado sea propietario y regulador
del uso de ellos.

¿Conforman las riquezas minerales, por el uso a que están destinadas, bienes del dominio público?
La explotación minera, como actividad industrial, excluye la posibilidad de uso general, directo o indirecto
de la cosa, que forma la característica de los bienes del dominio público. Contrariamente, la utilidad general
deriva, en esta clase de bienes, de su uso u ocupación privativa. Las minas, no obstante su utilidad general,
han sido sustraídas al uso común, técnica y económicamente inconvenientes, para dar lugar a un uso
privativo, a través del cual se satisfacen mejor los intereses generales custodiados. Cuando el uso especial
que se hace del bien contradice el interés general, el Estado, o mejor dicho la ley, pone término al mismo
con la sanción, retornando el bien a su destino específico.

Pero si bien es cierto que las minas no pueden ser objeto, técnicamente, de un uso colectivo;
resulta indudable que su explotación reviste carácter de utilidad general y que este concepto, que

27
Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

impregna toda la ley podría considerarse fundamento suficiente para afirmar la dominialidad del Estado. El
dominio público de las minas derivaría, así, no de su uso general, que se presenta imposible, sino de su
destino final de servir a la utilidad general, como bienes escasos y agotables.

No basta, sin embargo, que las cosas sirvan al interés general para justificar su inclusión en el
dominio público. La economía nos ofrece una larga lista de bienes que, no obstante servir a ese interés
superior, no han sido incluidos por el Código Civil en la categoría de bienes públicos. Es necesario, para que
el Estado reivindique el dominio con el carácter de inalienable e imprescriptible, que el bien participe de
otras características que lo diferencien de los bienes corrientes. Las minas, al igual que los yacimientos
arqueológicos y paleontológicos, clasificados en el dominio público, constituyen bienes insustituibles que
no pueden reproducirse porque no derivan del trabajo actual del hombre, repetible a voluntad. A
diferencia de los recursos naturales renovables, que constituyen el sustento corriente de la actividad
humana, los recursos minerales no pueden ser objeto de apropiación privada, en forma genérica, sin que
pueda afectarse su destino de utilidad superior.

No existe planteada, en la doctrina y en la ley, la disyuntiva entre el dominio público y el dominio


privado del Estado con respecto a los recursos minerales. Estos últimos nunca han formado parte del
dominio privado del Estado, aunque así lo diga la ley, porque en ningún caso el Estado ha sido facultado
para disponer libremente de ellos. Por el contrario, tantas son las restricciones impuestas a su condición de
dueño, que se ha sostenido, no sin fundamento, que las minas son res nullis o sea cosas sin dueño y que el
Estado sólo ejerce sobre ellas una especie de patronato o tutela para que estos bienes cumplan el destino
de interés general fijado por la ley. Es evidente que las minas participan más del concepto del dominio
público que del dominio privado del Estado. Aun en las leyes que no califican de inalienable e
imprescriptible este dominio, ambas características, que son propias del dominio público, están ínsitas en
ellas.

¿Es que forma el dominio minero del Estado un género especial de dominio equiparable al dominio
público? Sostiene Catalano que existen poderosos argumentos a favor de esta posición, que él comparte. En
primer lugar, dice el mencionado autor, que el Código de Minería, como legislación de excepción, puede
crear o modificar derechos, separándose de lo que al respecto disponga la legislación general. Téngase
presente la jerarquía constitucional de la normatividad minera, lo cual refuerza su propio modelo jurídico.
Es factible, entonces, crear a favor del Estado un dominio especifico que tenga algunas de las características
del dominio público o del dominio privado del Estado y también rasgos propios derivados de su
especialidad. Las minas, evidentemente participan de las características de dominio públic0o aunque no
están destinadas al uso directo o indirecto de la colectividad. Sin embargo satisfacen necesidades de la
colectividad y en esa medida demuestran su estrecha vinculación con el dominio público. Su inalienabilidad
e imprescriptibilidad son atributos necesarios para asegurar el cumplimiento de los fines de utilidad general
de ese dominio y constituyen elementos suficientes para definir el carácter público del dominio minero. La
inalienabilidad encierra un concepto político y jurídico. Se trata mediante esta declaración, de preservar
para la colectividad la integridad de su patrimonio minero por encima de los cambios jurídicos o
institucionales que puedan afectarla. La inalienabilidad y su consecuencia, la imprescriptibilidad, garantizan
que el destino de bien común del dominio minero no podrá ser alterado.

La circunstancia de que el dominio minero sea declarado inalienable no impide, sin embargo, que el
Estado pueda constituir a favor de los particulares derechos de goce, temporales o perpetuos, que resulten
compatibles con el destino de utilidad general de estos bienes. Estos derechos son de carácter público, de

28
Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

naturaleza real e inmobiliaria, tienen contenido patrimonial y están amparados por la garantía
constitucional de la propiedad.

La concesión de una mina por el Estado confiere a su titular un derecho de goce que debe
catalogarse como un derecho público subjetivo, porque se constituye sobre una parte del dominio público
minero en beneficio inmediato de un particular y mediato de la comunidad toda. El derecho que concesión
otorga respecto al bien objeto de la misma, tiene carácter y consistencia real. El concesionario de la mina
ejerce su derecho en forma directa y autónoma, sin el concurso o intermediación del dueño de la cosa. No
obsta al carácter real que el derecho del concesionario recaiga sobre una cosa pública. Tampoco obsta que
la propiedad del Estado sea inalienable e imprescriptible. La inalienabilidad no es un concepto absoluto, ya
que no impide que se constituyan sobre el bien derechos de goce en concordancia con su destino de uso
general. De modo que el concesionario que explota la propiedad minera del Estado es titular de un iura in re
aliena, de carácter especial. La propiedad minera permanece en el dominio del estado pero el
concesionario obtiene el derecho de aprovecharla como dueño, en los términos de la ley. Siendo las minas
bienes del dominio público minero del Estado no están en el comercio, y por lo tanto, a diferencia de los
bienes privados no son susceptibles de posesión y de prescripción adquisitiva. El concesionario, por lo tanto,
es un tenedor de la cosa en nombre del Estado, pero con respecto al derecho que surge de la concesión
debe considerárselo un poseedor a título propio, un possessor juris, que goza de la protección posesoria y
de las acciones reales de la tutela.

El derecho de goce del concesionario tiene, además, carácter inmobiliario, por el objeto al cual se
refiere. La ley, al declarar inmueble a la mina, hace posible el derecho inmobiliario de la concesión. La
concesión minera otorga al concesionario un derecho de contenido patrimonial. Su titular puede
aprovechar la mina como dueño y disponer de las sustancias minerales en su exclusivo interés. Este
derecho es susceptible de estimación pecuniaria. La circunstancia de que, por su origen, el derecho
concedido asuma carácter público no excluye su contenido patrimonial por el uso privativo y en interés
propio que de él hace el concesionario, con ajuste a la ley. La concesión es, precisamente, la forma para
que el derecho sirva a sus fines de bien común.

Veamos la aplicación que estos principios tienen en el artículo 7°: las minas, según el artículo 7°,
son bienes privados de la Nación o de las provincias, pero esta aseveración, a juicio de Catalano errónea en
cuanto a la categoría del bien, tampoco implica aceptar el sistema dominial o de la propiedad estatal, por
cuanto de acuerdo al artículo 9; el Estado no puede, como principio general, explotar ni disponer
libremente de las minas en la misma forma que un dueño y, contrariamente, está obligado a otorgarlas a
los particulares que la soliciten mediante un único procedimiento, la concesión legal. Evidentemente,
dentro de este esquema, el Estado no es un verdadero propietario civil, ya que carece de las facultades de
disposición propias de un dueño real. Tampoco las minas forman parte del patrimonio indisponible del
Estado, reservadas para su uso directo, ya que de acuerdo al sistema legal adoptado por el Código, el
Estado no puede explotarlas por sí y debe concederlas siempre a las personas privadas para su
aprovechamiento. Así planteado el esquema del Código, las minas se presentarían como res nullis, es decir,
sin dueño originario, por lo menos en el sentido civil del concepto de dominio. El Estado, por consiguiente,
no podría conferir nunca a los particulares la propiedad de las minas, ya que ello significaría transmitir un
derecho que no tiene. Se ha señalado, sin embargo, que si bien en el régimen del Código el Estado no tiene
la propiedad civil de la mina posee, en cambio, el dominio eminente o radical –el llamado patronato
minero- en virtud del cual vela para que la riqueza minera se distribuya conforme a los dispuesto por la ley,
se respeten los derechos y prioridades en ella establecidos y cumpla el destino de utilidad general de los
bienes.

29
Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El concesionario, de este modo, no poseería las minas en virtud de un título derivado o traslaticio
del estado, sino por derecho originario. Las minas configurarías así, una categoría de bienes vacantes, cuyo
usufructo adquiere por imperio de la ley el primer registrador. La función del Estado nacional o provincial,
en ejercicio del patronato minero, se limitaría a vigilar que la distribución y explotación de las minas se
realice de acuerdo a las prescripciones legales. Fuera de este poder de policía o jurisdicción, no tendría otro
alcance la atribución del Estado. Esta es la interpretación que surge del Código en la forma que fue
originalmente sancionado y que se aplica a todas las sustancias minerales de la primera y segunda
categoría.

Disposiciones posteriores, sin embargo, han asignado al Estado nacional y los Estados provinciales,
una intervención más efectiva en la administración de la riqueza minera, transformando esta propiedad
virtual en propiedad real, respecto a ciertas sustancias consideradas vitales para la economía. El régimen
de la propiedad virtual de las minas y la prohibición sancionada contra el Estado de participar en los
negocios mineros conforme al artículo 9° del Código, han quedado profundamente alterados conforme a
nuevas leyes (que facultaron, por ejemplo al Estado nacional a explotar yacimiento de petróleo) y a normas
provinciales que dieron nacimiento a empresas mineras estatales o a entidades mineras descentralizadas, a
las que se facultó para explorar y explotar minas. Es evidente que el sistema regalista o del patronato
minero continuó rigiendo para un buen número de sustancias minerales no comprendidas en estas leyes,
pero resulta claro que respecto a otras disposiciones se han atenuado o se ha abierto paso al sistema
dominial.

Análisis de la propiedad minera en el CCyC.- El art. 236 del código unificado, más precisamente en
el inciso b), nos dice: Pertenecen al Estado nacional, provincial o municipal, sin perjuicio de lo dispuesto en
leyes especiales:[…] b) las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas, sustancias fósiles y toda otra de
interés similar, según lo nor ado por el Código de Mi ería… Dos inquietudes suscita este texto.

Por un lado, el art. 124 de la Constitución Nacional establece que corresponde a las provincias el
"dominio originario" de los recursos naturales existentes en su territorio, lo que ha generado debate
doctrinario sobre el alcance de esta noción y el inciso que analizamos no contribuye a solucionar la
controversia.

Por otro lado, esta disposición, que sigue al Código anterior, resulta objetable. Es verdad que es
acorde a una interpretación literal del art. 7° del Código de Minería, pero ella se ha reputado equivocada,
con razón. Si bien el concesionario minero tiene un auténtico derecho de propiedad, no es equiparable al
dominio del derecho civil puesto que, a pesar del texto del art. 7° del Código de Minería, las minas
pertenecen al dominio público del Estado. Señala Pigretti que "No debe otorgarse a la expresión 'bienes
privados', que utilizamos en derecho minero, el alcance asignado comúnmente en el derecho civil, pues de
admitirlo en el sentido común llegaríamos a concluir que el Código de Minería sólo regla los derechos del
Estado propietario, lo que es en todo contrario al espíritu de la regulación...". Postula Catalano que "Las
minas, desde el punto de vista del derecho administrativo, forman una categoría especial de bienes
públicos permanentes, de un orden superior a todos los demás asignados al Estado. Dado su carácter de
recursos no renovables e insustituibles para la comunidad, el concepto de dominio público, que les es
inherente, no podría en ninguna forma ser modificado. A diferencia de otros bienes públicos que pueden
cambiar su condición dominial por simple desafectación legal o administrativa, las riquezas mineras nunca
podrían hacerlo, ya que a ello se oponen la propia naturaleza y características de los bienes" (Catalano).

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Unidad 2 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Es lógico considerar a las minas como pertenecientes al dominio público desde que no se transmite
la verdadera propiedad de ellas a los particulares (aunque sí de las sustancias mineras) sino una concesión.
Por tanto, la disposición que pudiere hacer un particular sobre su derecho de concesión minera no puede
cambiar el destino de bien común que tiene predeterminado y de hecho ni siquiera puede cambiar el
destino en el marco de la explotación que le es concedida, ni dejar de explotar la mina. El Estado no
enajena al particular a quien concede la explotación de una mina todos los derechos que le corresponden
sobre ella; "traslada a favor del concesionario sólo una parte del poder jurídico que el Estado ejerce sobre
el patrimonio minero. El objeto mismo del derecho, así como las funciones administrativas de contralor
político y fiscalización de uso y conservación de ese patrimonio, inherentes al concepto de dominio público,
no pueden ser transferidos, pues, su reserva perpetua es indispensable para garantizar que el destino de
bien común de la cosa sea mantenido. En consecuencia, el Estado no puede enajenar todos los atributos de
su propiedad minera, ya que ello importaría modifica r la categoría pública del bien incorporado a su
dominio" (Catalano).

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Factores que permiten el nacimiento normativo del Dº Agrario Moderno.

Nacimiento y Evolución del Dº Agrario Argentino hasta la actualidad.

Introducción.- A lo largo de su desarrollo histórico, lo que hoy conocemos como Derecho Agrario
Argentino, sufrió constantes variables determinadas por las grandes variables en relación directa con los
factores o condiciones de orden natural, económicas y políticas.

Es por ello que resulta útil, desarrollar dicha evolución a partir del análisis de Pastorino, quien
identifica distintas etapas: la primer etapa de derecho rural, la segunda de la legislación agraria, la tercera
del derecho agrario científico, la cuarta de declino y por último la quinta o de un nuevo surgimiento.

Etapa del Derecho Rural.- Se vincula a los inicios mismos de la colonización, fuertemente
condicionada por las características naturales de la región del Plata y que sólo permitieron subsistir a la
colonia en base a la cría extensiva del ganado, especialmente vacuno, y la manufactura del cuero. La región
pampeana recién pudo consolidar una economía, aunque de subsistencia, cuando los primeros ganados
traídos por los españoles se asilvestraron y encontraron un ambiente propicio para su desarrollo.

Es aquí, donde lo rural se presenta como oposición a lo urbano, sin distinguir la naturaleza de las
actividades que se desarrollan o de que se trate. Vivanco se encargaría de distinguir los vocablos rural y
agrario. Para ello, recurre a la etimología: da al primero un concepto espacial y estático que identifica con
el espacio no urbano y al segundo un sentido productivo, económico y dinámica, que luego se vinculará
más aún a una determinada técnica de producción. Esta distinción se convertirá en la piedra basal para la
sistematización de los estudios de la materia.

Un antecedente jurídico agrario nacido en nuestras tierras, lo proporcionaba el derecho indiano1. El


sistema de distribución de tierras reales a través de las mercedes, destinadas a ser explotadas y ocupadas
por los beneficiarios de las mismas, y la consideración de los pastos, los bosques y las aguas como cosas de
uso común. Se originan esquemas distintos a los de propiedad privada y una visión de propiedad colectiva
sobre los recursos naturales.

Ya durante los primeros gobiernos patrios se intentó con la enfiteusis, incentivar una posesión
basada bajo esquemas individualistas y, a través de ambas, se consolidó la estancia como organización
productiva y también social. Aunque éstas aún eran recorridas y pobladas por los gauchos, alimentándose
sólo de carne y haciendo todo de cuero, constituyendo el nexo entre poblaciones urbanas y los indios. El
problema de los indios, e incluso del de los gauchos, calificados de vagos, constituyen el conflicto social de
la época. A ellos fue destinada las primeras normativas en función del ejercicio del Poder de Policía: se los
reclutó para la milicia y tuvieron su lugar en los primeros códigos rurales provinciales en la última parte del
siglo XIX.

La estancia del siglo XIX aparece, entonces, como un modelo de producción rudimentario donde se
recogía lo que crecía prácticamente solo, beneficiado por las buenas pasturas naturales.

En esta etapa, surge la figura del Juez de Paz lego, resultando un antecedente remoto del fuero
agrario. Además de resolver en forma verbal los pequeños negocios y cuestiones de vecindad y policiales,
se les otorga competencia en materia de abigeato.

El desarrollo de la ganadería permitió paulatinamente el desarrollo de otras actividades pecuarias y


también de la agricultura, fundamentalmente cuando se empieza a exportar carne congelada o enfriada

1
Se identifica como tal al derecho creado específicamente por España para resolver los problemas de la
colonización. Con pluralidad de fuentes (derecho eclesiástico, real, local, indígena y costumbres) constituyó un
ordenamiento original.
1
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

para consumo en los centros europeos. Así, nacen los cultivos de grandes extensiones de alfalfa y también
de maíz, lino y cebada.

Cabe mencionar dos datos relevantes consolidados con la sanción de la primera Constitución en el
año 1854. Se trata dela fuerte apuesta a la inmigración europea y a la colonización y población del
territorio. Esto sustenta la primera política agraria nacional propuesta por J.B. Alberdi en sus Bases y
continuada por Sarmiento y Avellaneda.

La inmigración dio pujanza al desarrollo económico general y dinamizó el desarrollo de la


agricultura. También introdujo nuevas costumbres en las relaciones jurídicas agrarias, como la mediería o
sistema por mediero o tantero que encierra, en realidad, una amplia gama de contratos asociativos de
distribución de ganancias por porcentajes.

Aparecen los primeros códigos rurales, que se imitan a legislar en materia de policía administrativa:
cuestiones de vecindad, de higiene y sanidad, algunas reglamentaciones respecto al trabajo rural y
cuestiones de seguridad, como también avanzan en otras de tipo civil en ausencia de la legislación de
fondo: delimitación de propiedades, propiedad del ganado, entre otras. Partiendo del Código de Buenos
Aires o Código Alsina de 1865 y los de Santa Fe, Corrientes, Catamarca y Córdoba remarcan esta tendencia
legislando sobre las personas y la propiedad rural.

Etapa de la Legislación Agraria.- Comienza en las primeras décadas del Siglo XX y es consecuencia
de grandes transformaciones en el campo social, económico, ideológico y político. La inmigración, el
poblamiento vertiginoso, las nuevas ideas (socialismo, marxismo, sindicalismo, anarquismo), el surgimiento
del frigorífico y otras industrias, la concentración del poder local en manos de los grandes terratenientes y
las relaciones demasiado sumisas con el capital inglés y norteamericano y una burda explotación del
trabajo ajeno.

El eje de observación varía de lo estático rural a lo agrario visto con una dimensión social, como
actividad productiva que el derecho debe ordenar para el adecuado encuadramiento de las relaciones
económicas y sociales de los sujetos intervinientes.

Es común oír que la ley 11.170 de 1921, que legisla por primera vez los contratos agrarios, da
nacimiento al derecho agrario moderno en la Argentina. Ello resulta ciertamente indiscutible, pero no debe
olvidarse la ley 3.965 de 1902 sobre sanidad animal, que por primera vez, abre el debate político de la
importancia de la ganadería para el desarrollo nacional.

Fueron concadenándose varias leyes que intentaron contrarrestar el gran poder adquirido por los
frigoríficos ingleses y norteamericanos que manipulaban el negocio de la carne con complicidad de los
grandes terratenientes. Tales normas intentaron crear un frigorífico nacional, normas que reprimían los
delitos económicos, de control del comercio de carnes, otras establecieron precios mínimos y máximos,
etc.

Todas estas leyes son de orden público. Se ponen en juego actividades en relación a cuestiones
sociales y económicas. Su surgimiento está signada por la protesta social, la movilización y la organización
gremial de los sectores involucrados.

Tienen en común un contenido técnico desconocido hasta ese momento, lo que constituirá materia
de análisis para una nueva orientación dogmática y formulación de temas en un nuevo orden sistémico que
dará nacimiento al derecho agrario científico.

El Derecho Agrario Científico.- Se vincula con el intento doctrinario por sistematizar esta novedad
legislativa. Los primeros intentos los realizaron Guillermo Gabarini Islas y Raúl Mugaburu. Cabe mencionar
los aportes de Mario Valls, Antonio Vivanco y Andrés Ringuelet y Rodolfo Carrera, difusores de la teoría
agrobiológica.
2
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Para Ringuelet, la agricultura se fundamenta en dos ciencias: la biología y la ecología. La naturaleza


predetermina la actividad agrícola y el hombre, si bien modifica el hábitat para sacarle provecho, debe
hacerlo respetando las leyes bio-ecológicas que son las que determinan su hacer.

La teoría agrobiológica considera a la agricultura como un aprovechamiento de los recursos


naturales renovables, que ofrecen el suelo y el clima, por medio de una planta que el hombre cultiva para
su provecho.

Rodolfo Carrera dice que el elemento constitutivo del derecho agrario es la actividad agraria que se
constituye por aquellos actos que el hombre realiza en la tierra, por medio de una explotación que se
cumple a través de un proceso agrobiológico, con el fin de obtener de ella frutos o productos para
consumirlos, industrializarlos o venderlos en el mercado.

El derecho agrario se estructura en este período esencialmente bajo el concepto de actividad


agrario. Desarrollada en base a criterios técnicos que sustentan al derecho agrario a partir de un enfoque
interdisciplinario. Actividad desarrollada en forma organizada, por lo que Vivanco entiende al fundo como
complejo de bienes y servicios agrarios que se asientan sobre un predio rural propio o ajeno y que se hallan
organizados en función de la producción agropecuaria en cualquiera de sus formas y especializaciones, y
cuya dirección la ejerce un sujeto agrario. Actividad desarrollada en un ambiente donde el factor tierra
constituye un elemento esencial.

Los años 40-60 son los años de oro del derecho agrario argentino. El instituto de los contratos
agrarios logra realizar una verdadera transformación de la estructura agraria argentina de modo de no ser
necesario en nuestro país, como sí lo fue en otros, la reforma agraria.

La ley 13.246 consolida principios fundamentales que permiten el ascenso social de los agricultores
sin tierra, genera principios jurídicos que se expanden hacia otros institutos y formula el antecedente
administrativo de la jurisdicción agraria capaz de generar jurisprudencia, fomentar la doctrina y el
entusiasmo por la especialidad por jóvenes abogados y otros operadores jurídicos.

La Legislación de los Recursos Naturales.- El período el declino llegó por el propio éxito de los
contratos y por mantener la enseñanza del derecho agrario en torno a la idea de la distribución de tierras.
Modificada la estructura agraria (pampa húmeda con 80% de arrendatarios agricultores y sólo el 20% de
propietarios de la tierra), muchos comenzaron a descreer en la enseñanza del derecho agrario.

Al mismo tiempo surgía una nueva perspectiva: la de los recursistas, entre ellos Pigretti, que
proponían una nueva orientación bajo el nombre de Legislación de los Recursos Naturales. Partiendo del
principio de la interdependencia de los recursos naturales, entendían que era conveniente un tratamiento
legal integrado y omnicomprensivo de todos los recursos que unificara institutos comunes a muchos de
ellos, consintiera la formulación de principios y la jerarquización de los recursos entre sí y de sus distintos
usos. Esta idea prendió de manera positiva en algunas Universidades y fue tomando cada vez más difusión.

La Cuestión Ambiental y las Relaciones con el derecho agrario

Años antes, el ecosistema para a ser el objeto de estudio primordial de la ecología. Con su análisis,
se descubre la íntima relación entre cada uno de los recursos naturales entre sí, lo que sostiene el principio
de interdependencia. Una nueva evolución, hace ver al hombre dentro de ese ecosistema, por lo que se
incorporan conflictos sociales, tomando cuerpo la cuestión ambiental. La Conferencia de Estocolmo
representa para muchos el nacimiento de una nueva disciplina: la del derecho ambiental.

Fue trabajoso interpretar la relación existente entre sectores como el ambiente y lo agrario. Así
como se identifica al derecho ambiental con la protección del ambiente, la palabra clave en derecho agrario
es la producción. Esta finalidad productiva es objeto de protección del ordenamiento y si bien existe una

3
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

finalidad conservativa en la política y el derecho agrario, ésta se ve en los orígenes con un interés
subordinado al de producción ya que el agotamiento del suelo y los recursos podría afectar aquella.

Pero también es cierto que las interrelaciones aumentaron y crecieron. Toda la actividad agraria se
ha visto modificada y redimensionada en el último tiempo por la cuestión ambiental. El deterioro de los
recursos naturales y la contaminación se ha hecho visible en la materia. Por último las exigencias de los
consumidores también impactan en los modos de producción.

En varias facultades se logró una ampliación del campo de estudio dentro del derecho agrario en
cuanto a la incidencia del impacto ambiental en la actividad agraria; mientras que en otras se siguió
enfocando la materia de manera sistémica bajo una óptica esencialmente jurídica, en este último ámbito
Fernando Brebbia con su obra Manual de derecho agrario constituyó un instrumento útil para la enseñanza
de este período.

El Derecho Agrario Modero.- El nuevo surgimiento del derecho agrario viene de la mano de una
nueva perspectiva. La de quienes preocupados por los temas ambientales replantean el objeto agrario
desde sus tradicionales concepciones y doctrinas pero con el ánimo de aportar soluciones a estos nuevos
desafíos. El ambiente también ha generado principios jurídicos e institutos propios que se entrelazan con
aquellos porque el Derecho es uno sólo.

La relación derecho agrario-ambiente empezó a encuadrarse en nuevos cánones a partir de una


visión transversal del ambiente respecto al derecho y sus ramas. Así comenzó a hablarse de un derecho
agrario ambiental que estudia las relaciones positivas y negativas con el ambiente.

Los a ios e las políti as e o ó i as de la dé ada del 9 ta bién afectaron al derecho agrario
argentino, que estructurado bajo principios fuertemente intervencionistas, vio derrumbarse a la mayoría de
las instituciones públicas que le dieran sustento y sortear el cruel principio de libertad económica que
dejaba a la producción y a los productores y consumidores fuera de la tutela del derecho. Hacia fines de esa
década se sancionaron nuevas leyes, todas requeridas por los sectores productivos, por lo que los
conflictos, las necesidades y la realidad agraria siguen siendo una parte importante de la realidad argentina.

Otro impulso al resurgimiento lo da la constitución y el desarrollo del MERCOSUR y la


internalización de los mercados que con nuevos esquemas de comercialización, nuevas perspectivas de
crecimiento para algunos sectores productivos nacionales, impacta en la propia actividad agraria y
promueve la regionalización e internacionalización del derecho agrario.

Así vemos como el derecho agrario no se muere. Al contrario, tiene la fuerza dinámica de
replantearse los desafíos del momento para buscar nuevas soluciones.

LA CODIFICACION RURAL

El sistema de codificación consiste en dictar de una vez, un conjunto de leyes relativas a una
materia determinada, en forma de un todo orgánico y sistemático. Presenta dos ventajas notables: por un
lado, permite conocer el derecho en forma clara y precisa, facilitando su aplicación, y en segundo lugar, que
siendo todo código una obra concreta y metódica, hace más factible la extracción de principios jurídicos
más generales.

Por tratarse de un problema de política legislativa, no cabe dar soluciones de valor absoluto, pero,
en general, podemos decir que se hace indispensable en aquellos sectores del derecho positivo que
responden a necesidades permanentes, amplias, complejas y comunes a cualquier Estado. En cuanto a las
demás ramas conviene hacerlo en razón de responder a necesidades crecientes del medio social, cuando la
legislación haya alcanzado un grado de desarrollo que por su frondosidad haga dificultosa su interpretación
y aplicación.

4
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El tema de la codificación se encuentra vinculado al problema de la autonomía del derecho agrario,


constituyendo uno de los extremos comúnmente exigidos para considerar a una rama del derecho como
autónoma , aspecto al que se alude como autonomía legislativa .

El derecho agrario nació del desprendimiento del derecho civil, del cual se sigue nutriendo pero de
manera supletoria. Esta fusión inicial tiene su explicación en el Código de Napoleón, fuente de nuestro
código civil, el cual produjo una suerte de proceso de desagrarización pues sus normas se aplicaron por
igual sin discriminar las peculiaridades de la actividad o el sujeto destinatario de las mismas.

Con el correr del tiempo y la incapacidad de resolver los múltiples problemas del campo, se
comenzaron a sancionar leyes que, con el correr del tiempo, constituirían el contenido del derecho agrario,
sobre todo en materia de contratos.

Ya nadie duda de la autonomía legislativa del derecho agrario, aunque no exista codificación a nivel
nacional. Ello se comprueba en la gran cantidad de leyes dictadas en relación a la materia agraria. La falta
de codificación no quita mérito a la autonomía legislativa.

Codificación Provincial. Antecedentes Históricos.- Previo a la sanción del Código Civil, la provincia de
Buenos Aires, en el año 1865, en uso de atribuciones consagradas en la CN (art. 108), procedió a dictar su
propio código rural, redactado por el Dr. Alsina, con la característica de que éste regulaba además, materia
de fondo, como por ejemplo, lo relativo a marcas y señales. La vigencia de este cuerpo legal resultaba
innegable dado a que no se había dictado aún el cuerpo legal civil, resultando válidos por el imperio del art.
108, los dictados a la fecha.

Imitando a Buenos Aires, distintas provincias sancionaron sus propios códigos rurales con idéntica
característica, esto es, regular materia de fondo con la propia de un código rural, e incluso varias lo hicieron
aun después de la entrada en vigencia del Código Civil, teñidos de inconstitucionalidad.

Mucho se ha debatido sobre la colisión entre la codificación rural y la codificación nacional, sin
dudas tal dualidad se desvanece si centramos los límites y contenido de cada uno de dichos cuerpos.

En efecto, las provincias en uso de sus facultades que le son propias, esto es, lo inherente al
ejercicio del poder de policía o poder reglamentario, pueden dictar sus propios códigos rurales sin que ello
implique transgredir facultades delegadas a la Nación. Así lo hizo Tucumán, la que en el año 1897 sancionó,
durante la gobernación de Lucas Córdoba, su código rural. Este, sin embargo, avanzó sobre materia propia
del código civil como ser lo relativo al valor asignado a las marcas y señales, medianería, sujeto agrario,
entre otras.

Código Rural de la Provincia de Tucumán.- Como se dijo, la provincia sancionó en el año 1897 su
código rural (ley n° 732), aunque no ha salvado el escollo de sancionar disposiciones contrarias al Cód. Civil.
Sin embargo, el nuestro adoptó positivamente disposiciones procesales y administrativas válidas para la
solución de los problemas rurales. Cabe destacar que gran número de disposiciones han quedado
tácitamente derogadas, merced al dictado de leyes particulares reguladoras de materias, tales como caza,
pesca, explotación de bosques, entre otras. Pese a ello, y a la desactualización de la que adolece, mantiene
su vigencia de acuerdo al Digesto Jurídico sancionado en 2009.

Está estructurado de la siguiente manera:

Título Preliminar: Establece ámbito de aplicación y de esta forma, principios básicos que sustentan el contenido de este
cuerpo orgánico, al distinguir y conceptuar por un lado: a las personas rurales; a los establecimientos rurales discriminando según
se dediquen a la agricultura o cría de ganadas o ambas cosas a la vez. Y es precisamente en relación a este objeto al que tendrá que
orientar una futura reforma, adecuándolo para abarcar a toda la actividad agrícola pecuaria en sus especializaciones y actividades
conexas.

5
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Título I: Se refiere a la ganadería, regulando materia propia de las potestades locales. Como por ej.: límite máximo del
número de ganado mayor o menor que las estancias abiertas pueden decepcionar y las sanciones a su incumplimiento. En el
capítulo segundo se regula el cruzamiento de razas especiales con razas comunes, también sobre el tránsito de animales, la venta
de ganado y frutos, etc.

Sin embargo, aquí y en franca oposición al art. 2412 del CC, nuestro código consagra una presunción iure et de jure en
relación a la marca y a favor de quien acredite pertenecerla, mientras que con respecto a la señal sienta una presunción iuris
tantum. Ello fue superado por las disposiciones en la actual ley nacional 22939/83 sobre unificación de marcas y señales.

Título II: Trata sobre caminos, disposiciones que se deben compatibilizar con la legislación provincial u nacional sobre la
materia. De acuerdo a ello, en futuras reformas se debe contemplar la supresión de nuestro cuerpo rural de las disposiciones
respecto a los tranvías, al tránsito de vehículos en caminos públicos, como asimismo el capítulo IV, titulado incorrectamente
disposiciones penales .

Título III: Se refiere al derecho de cercamiento o cerrado, reconociendo expresamente la preeminencia del código civil en
la materia, ya que al imponer obligaciones a personas excluidas del código civil se produce el conflicto de leyes locales contra las
nacionales. La divergencia está en materia de contribución al pago de cercas, alambrados, fosos, etc., pues no puede la provincial
modificar el régimen nacional.

Título IV: Referido a la caza y pesca, reserva hecha de las posiciones doctrinarias acerca de la inclusión de estos temas
como contenido de nuestra disciplina, debemos determinar la finalidad que se persigue mediante estas prácticas, considerando
excluidas lo relativo a la caza y pesca deportiva. Hecha la salvedad, es indudable que las disposiciones contenidas en este título
deben actualizarse en concordancia con la legislación provincial vigente.

Título V: Se refiere en general a la agricultura conteniendo válidamente disposiciones que hacen al ejercicio del poder de
policía en materia de sanidad vegetal. Ej.: a cultivos insalubres y enfermedades de las plantas, conceptualiza además lo que
debemos entender por terrenos de labranza, prohibiendo la cría de ganado mayor en las áreas comprendidas dentro de los ejidos
de pueblos y ciudades, se refiere también a los animales dañinos y al derecho a sacrificarlos. Igualmente, dentro del título se trata
la explotación de bosques, capitulo derogado por la ley nacional 13273 y sus modificatorias y por la actual ley provincial 6292 del
año 9 , ue epite los o eptos ve tidos e el o de a io al so e la ate ia.

Por último, concluye con las llamadas Disposiciones Finales, señalando las obligaciones que pesan sobre los funcionarios
provinciales y municipales en la observación de las normas.

Conveniencia de la Codificación Provincial.- Reconocida la vigencia de los códigos de provincia, y en


el caso particular de Tucumán, cabe preguntarse hasta qué punto son eficaces sus disposiciones cuando
prima en la actividad agraria el valor de la costumbre por sobre disposiciones de índole reglamentarias.

La sociedad agraria siempre será distinta a la urbana, rigiéndose por costumbres que le son propias
y ajenas a las del hombre común, sin tener en cuenta, en la mayoría de los casos, cual debiera ser su
proceder acorde a lo preceptuado en los códigos de cada provincia, sin perjuicio de la sujeción a las normas
de fondo contenidas en el código civil, como, asimismo, las dictadas en materias propias de la disciplina.

Distinta es la situación si se plantea la conveniencia del dictado de un código agrario a nivel


nacional, con contenido propio de un código de fondo.

Codificación Nacional.- No cabe duda alguna sobre la facultad o atribución del CN para dictar un
código agrario uniforme para todo el país. Ello en virtud del art. 75 inc. 12 de la CN, cuya enumeración es
meramente enunciativa y no limitativa. Además, parte de la doctrina se pronuncian a favor de la facultad
del Congreso para dictar no solo leyes agrarias parciales, sino una general o código nacional.

En cuanto a las instituciones a regularse debería contener aquellas que hacen a la actividad agraria
receptando los principios especiales de nuestra disciplina, todo ello sin perjuicio de la aplicación supletoria
del Código Civil como tronco común del que se desprendieron los institutos que hacen a la especialidad del
derecho agrario.

A modo de ejemplo, se contempla como regulación propia:

1. La propiedad agraria, cuyo principio es que se trata de un bien de producción y no de renta


como la propiedad civil.
6
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

2. Concesiones y permisos agrarios, la irrigación, etc.


3. Los contratos agrarios: arrendamiento, aparcerías, capitalización de hacienda, contratos por
cosechas, explotación de tambo, pastoreo, pastaje o pasturaje, empresa agraria, transporte,
explotación forestal, compra venta en general, seguro, trabajo agrario, etc.
4. El sujeto, objeto, la forma y la prueba contractual, etc.

Distinto es el debate a nivel práctico acerca de su dictado. No se cuestiona la validez, sino si de


acuerdo a las peculiaridades de la actividad agraria, resultaría útil su sanción. Basta con observar la
característica del objeto de nuestra disciplina: complejo y diverso atendiendo a sus diversos institutos;
cambiante, en constante mutación a fin de acomodarse a los variables momentos económicos, sociales y
políticos de nuestro país. Las materias e instituciones marchan paralelas a los avatares de cada Estado,
tornando a nuestra legislación en múltiple y variada, carente de sistematización y concordancia. Por ello
cabe preguntarse si resulta conveniente contener la materia en una estructura rígida como lo sería un
código agrario, cuya modificación o reforma se sucedería a medida que las necesidades del país lo
requiriesen, desnaturalizándose la esencia de un código de fondo.

Conclusión.- Resulta indudable la utilidad y necesidad que para la vida rural implica contar con un
código rural, pero de nada valen sus disposiciones si no bastan para dar cabal solución a los problemas
diarios del campo. Nuestro código exige no sólo su actualización, sino la inclusión de normas acordes con el
desarrollo alcanzado en el orden agrario, compatibilizándolo con una adecuada protección y utilización
racional de los recursos naturales.

INSTRUMENTOS JURÍDICOS INTERNACIONALES DE PROTECCIÓN AMBIENTAL.

La noción de la protección ambiental se sostiene en una concepción antropocéntrica del


medioambiente como medio de sustento y desarrollo del hombre. No obstante, el reconocimiento
constitucional del derecho a un ambiente sano plantea también la protección del ambiente por sí mismo,
considerado como un conjunto de elementos interrelacionados entre los cuales se encuentra el ser
humano.

Jurídicamente hablando, podemos adelantar tres etapas en el desarrollo de un corpus sistemático


de protección ambiental:

 Incorporación de la dimensión ambiental y su irrupción con perfil propio en el Derecho


I te a io al e.g. Esto ol o , ‘ío 9 o ‘ío + .

 Fijación de pautas mínimas de protección y regulación (e.g. Protocolo de Montreal, Convención


sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, Convención de
Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos y su
Eliminación, o Tratado Antártico).

 Surgimiento de normas operativas a través de los procesos de integración de megaespacio (e.g. UE,
MERCOSUR, NAFTA, o Comunidad Asia-Pacífico).

LA CONCIENCIA AMBIENTAL ENTRE LOS DIFERENTES ESTADOS.

La agresión llevada a cabo por el hombre contra la Naturaleza fue extremadamente grave en el
transcurso del siglo pasado. Al promediar la centuria, la explotación intensiva y depredatoria de la fauna, la
flora y los suelos, entre otros recursos, desencadenó una crisis de los ecosistemas. Fue en los países en vías
de desarrollo donde se vieron los mayores efectos, pues sus territorios habían sido esquilmados por parte
de las potencias industrializadas.

Ante la evidente necesidad de cambios decisivos en las políticas seguidas lo largo del mundo,
numerosas corrientes conservacionistas se gestaron en diferentes países. Tenían por objetivo ilustrar y
7
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

convencer a los gobiernos de la necesidad de modificar sin demora el estado de cosas existente. Por
ejemplo, en 1948 se fundó la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, un ONG técnica y
científica con sede en Morges, Suiza.

A pa ti de la dé ada del , se e pa de la o ie ia a ie tal de ue los e osiste as o fo a


un todo interrelacionado, factible de perjudicar al humanos sin importar las fronteras. Para entonces, ya
los reclamos de los ciudadanos de a pie se habían sumado a los reclamos de la ONGs ya constituidas y de
científicos renombrados.

El apoyo a las exigencias de cambio llevó a que en 1968 Consejo Económico y Social de las Naciones
Unidas (ECOSOC) a emitiera la resolución 1346 para que la Asamblea General (AG) del organismo convocara
a una conferencia en suelo sueco. Finalmente, por medio de la resolución 2398, se convocó la Conferencia
de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano en la ciudad de Estocolmo, Suecia.

CONFERENCIA DE NACIONES UNIDAS SOBRE MEDIO AMBIENTE HUMANO (Estocolmo 1972)

Reunidos del 5 al 16 de junio de 1972, los representantes de 113 Estados y más de 400 ONGs
contemplaron la necesidad de un criterio y unos principios comunes que ofrecieran a los pueblos del
mundo inspiración y guía para preservar y mejorar el medio humano.

Durante las discusiones, se observaron dos facciones de Estados. La primera, compuesta por las
naciones desarrolladas, sostenía que debía cesarse rápidamente con las políticas depredadoras de los
ecosistemas. En tanto, los países en vías de desarrollo se agruparon denunciando que un cambio tan brusco
significaría auto condenarse a la pobreza y a convertirse en vertedero del mundo desarrollado.

La discusión trajo a colación una evidente verdad. Mientras el mundo desarrollado podía darse el
lujo proteger sus ecosistemas de la mano de gobiernos no constreñidos financieramente, el resto de las
naciones no podía seguir el mismo camino con sus resentidas economías; la única manera era si mediaba
una actitud de solidaridad de los países desarrollados.

Finalmente, los conferencistas acordaron que la conservación ambiental y el desarrollo económico


son conceptos fuertemente ligados. Se superó así el inicial y limitado enfoque en el ambiente y sus recursos
integrantes para cimentar la concepción antropocéntrica mencionada ab initio. Se emitió entonces una
declaración que expresa las siguientes ideas:

 El ser humano es obra y artífice de su medioambiente, tanto en sus esenciales dimensiones natural
y artificial.

 La protección ambiental afecta el bienestar y el desarrollo del mundo entero.

 La capacidad del hombre para transformar su medio puede llevar al ennoblecimiento de todos los
pueblos, así como también dañar incalculablemente a la humanidad.

 En los países en vías de desarrollo, la mayor parte de los problemas ambientales están motivados
por el subdesarrollo. Es por ello que deben dirigirse esfuerzos para desarrollar dichas sociedades de
acuerdo a sus prioridades y necesidades.

 En los países desarrollados, la industrialización y el avance tecnológico son las principales causas de
la contaminación ambiental. Estas naciones deben esforzarse para achicar la brecha que las separa
del mundo subdesarrollado.

 El crecimiento poblacional plantea continuos problemas sobre preservación ambiental. Deben


tomarse medidas apropiadas para lidiar con la cuestión, sin olvidar que la humanidad es lo más
valioso del mundo dada su capacidad de mejorar el medio.

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

 Los seres humanos deben redirigir sus esfuerzos a mejorar las condiciones de vida del medio, con
entusiasmo, trabajo y serenidad.

 La humanidad, en todos sus planos, debe aceptar las responsabilidades que le incumben y
participar equitativamente en la labor común de proteger el ambiente y lograr el desarrollo. Para
ello se requerirá cooperar en todos los niveles.

Según Bellagamba, de los puntos antedichos se desprenden dos conceptos jurídicos esenciales en
materia ambiental, según los cuales el hombre tiene:

 Derecho a condiciones de vida en un medioambiente que permitan vivir con dignidad y bienestar.

 Obligación de proteger y mejorar el ambiente para las generaciones presentes y futuras.

Como resultado de la Conferencia, se creó el Programa de Naciones Unidas para el Medio


Ambiente (PNUMA).

PNUMA

Es la voz del medio ambiente en el sistema de las Naciones Unidas. Actúa como catalizador,
defensor, educador y facilitador para promover el uso sensato y el desarrollo sostenible del medio
ambiente global.

El mandato del PNUMA es ser la autoridad ambiental líder en el mundo, que fija la agenda
ambiental global, que promueve la aplicación coherente de las dimensiones ambientales del desarrollo
sostenible en el marco del sistema de las Naciones Unidas, y que ejerce de defensor acreditado del medio
ambiente global.

En tanto, el Programa tiene la misión de proporcionar liderazgo y alentar la participación en el


cuidado del medio ambiente inspirando, informando y facilitando a las naciones y los pueblos los medios
para mejorar su calidad de vida sin comprometer la de las futuras generaciones.

El organismo tiene seis áreas prioritarias de trabajo:

A) Cambio Climático. El Programa lucha contra el cambio climático colaborando con los diferentes
países para reducir su huella de carbono e incrementar su resiliencia ante los impactos actuales y
futuros del cambio climático. Esto se da mediante iniciativas tales como la creación de capacidades
y sensibilización, intercambio de información, evaluación de necesidades tecnológicas y
vulnerabilidad, e implementación de proyectos específicos de mitigación y adaptación.

B) Desastres y Conflictos. Mientras la población mundial sigue aumentando, el clima siga cambiando y
la demanda de recursos mantenga su crecimiento, hay un significativo potencial para conflictos
sobre recursos naturales que podría intensificarse en las próximas. Es por eso que el Programa
entiende integrar el medio ambiente y los recursos naturales en la consolidación de la paz es una
exigencia de seguridad.

C) Manejo de Ecosistemas. La presión sobre los ecosistemas terrestre amenaza las perspectivas de
desarrollo económico, pero al mismo tiempo ofrece una enorme ventana de oportunidades para
que empresas y gobiernos innoven en beneficio de las comunidades. Es tarea del Programa trabajar
para articular, facilitar y apoyar en brindar las respuestas apropiadas para dichos desafíos,
promoviendo el crecimiento socioeconómico y la igualdad.

D) Gobernanza Ambiental. El Programa hace hincapié en garantizar la gobernanza ambiental a nivel


nacional, regional y mundial para atender las prioridades ambientales acordadas en los diversos
instrumentos de derecho ambiental internacional. Para ello, se busca promover el desarrollo

9
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

progresivo y la implementación del derecho ambiental como respuesta a los desafíos ambientales;
en particular, apoyando a los Estados y a la Comunidad Internacional a fortalecer su capacidad para
desarrollar e implementar marcos legales. A su vez, se apoya la implementación de los Acuerdos
Multilaterales Ambientales (AMUMAs) por las partes y se facilitan las interrelaciones y sinergias,
respetando la autonomía legal de los AMUMAs y las decisiones tomadas por sus respectivos grupos
gobernantes.

E) Productos Químicos y Desechos. La gestión inadecuada de productos químicos y desechos


constituye una amenaza para la salud de las personas y el medio ambiente. Para prevenir estos
impactos, el Programa proporciona información y apoya iniciativas orientadas a mejorar la gestión
de los productos químicos y los desechos, y facilita la implementación en las regiones de los
diferentes acuerdos internacionales vigentes o en fase de negociación.

F) Eficiencia de Recursos. Dentro de ésta área, el Programa tiene como objetivo apoyar y facilitar los
esfuerzos mundiales para asegurar que los recursos naturales sean producidos, procesados y
consumidos en una forma más ambiental y sostenible. Para ello, se requerirá una combinación de
nuevas políticas, una inversión redirigida, aplicación de tecnologías ecológicamente racionales,
cooperación internacional y la creación de capacidades para reformar las economías nacionales, así
como la economía mundial.

COMISIÓN MUNDIAL SOBRE MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO (1983)

Establecida a instancia de la AG, la CMMAD fue creada como consecuencia de los ínfimos avances
respecto de los principios de Estocolmo y de la expansiva corriente neoliberal a instancias de EE.UU. y el
Reino Unido. Presidido por la ex Primer Ministra noruega Gro Herlem Brundtland (que dio lugar a que la
comisión fuera popularmente denominada Comisión Brundtland), el grupo de trabajo recibió la sugerencia
de proponer estrategias medioambientales a largo plazo para alcanzar un desarrollo sustentable, además
de recomendar sendas a través de las cuales la comunidad internacional pudiera lidiar cooperativamente
con la cuestión ambiental.

Luego de cuatro años de trabajo, se publicó el reporte titulado Nuestro Futuro Común (también
llamado Reporte Brundtland), que se hizo famoso por acuñar la siguiente definición:

El desarrollo sustentable es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin
comprometer la habilidad de futuras generaciones para satisfacer las propias.

El trabajo resultante sostuvo que el desarrollo de recursos humanos (mediante reducción de


pobreza, igualdad de género y redistribución de la riqueza) es crucial para formular estrategias de
conservación ambiental. A su vez, se reconoció la existencia de límites ambientales para el crecimiento
económico de las sociedades industrializadas y en vías de industrialización.

La Comisión Brundtland advirtió que la no-adopción a escala global de un modelo de crecimiento


social, económico y ambiental de tipo sostenible ponía en peligro la habilidad de la Tierra para sustentar
vida en el largo plazo. Para facilitar el cambio, propuso:

 Atribuir a organismos supranacionales la responsabilidad de fiscalizar el avance hacia la


sustentabilidad (e.g. la OEA en el caso de las naciones americanas).

 Desarrollar instrumentos financieros para respaldar el uso sostenible y la conservación de la


diversidad biológica.

 Financiar y asistir técnicamente la iniciación de proyectos relacionados con tecnologías no


contaminantes, el uso eficiente de los recursos y la preservación de los recursos renovables.

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

CONVENCIÓN DE VIENA PARA LA PROTECIÓN DE LA CAPA DE OZONO (1985)

El ozono es un gas que forma una delgada capa en la parte superior de la atmósfera, entre 12 y 15
kilómetros de altura. La gran importancia de esta capa radica en que protege la superficie terrestre de la
radiación ultravioleta dañina que proviene del sol y que puede causar cáncer de la piel y daños
imprevisibles a las plantas, las algas, la cadena de alimentación, y el ecosistema mundial.

En 1974, los científicos publicaron sus primeras hipótesis científicas sobre como los gases
clorofluorocarbonos (CFC), utilizados ampliamente y que no presentan ningún daño, pueden migrar a la
estratosfera, mantenerse intactos durante décadas o siglos y romper la capa de ozono por la liberación de
cloro.

Para evitar el adelgazamiento de la capa de ozono, el PNUMA ayudó a negociar el Convenio de


Viena para la Protección de la Capa de Ozono. Los objetivos de éste instrumento internacional son alentar a
las partes a promover cooperación a través de observaciones sistemáticas, investigaciones e intercambio
de información sobre el impacto de las actividades humanas en la capa de ozono y para adoptar medidas
legislativas o administrativas en contra de actividades que puedan producir efectos adversos en la capa de
ozono.

En el marco del convenio, se han llevado a cabo numerosos acuerdos y tratados para reducir o
prohibir la producción y venta de CFC; el más importante de éstos es el Protocolo de Montreal. De acuerdo
a evaluaciones del PNUMA y de la Organización Meteorológica Internacional (OMI), la cantidad de
compuestos combinados que agotan la capa de ozono alcanzó su punto máximo en 1994 y desde entonces
ha disminuido paulatinamente. La capa de ozono continuará adelgazándose debido a las sustancias
químicas que ya se encuentran en la atmósfera. Sin embargo, si se lleva a cabo al pie de la letra los
acuerdos, la capa de ozono estará totalmente restaurada a mediados del siglo XXI.

CONVENCIÓN DE BASILEA SOBRE EL CONTROL DE LOS MOVIMIENTOS TRANSFRONTERIZOS DE


DESECHOS PELIGROSOS Y SU ELIMINACIÓN (1989)

Se trata de un acuerdo cuyo objetivo primordial es reducir el volumen de los intercambios de


residuos con el fin de proteger la salud humana y el medio ambiente estableciendo un sistema de control
de las exportaciones e importaciones de residuos peligrosos así como su eliminación.

En el documento se definen a los residuos peligrosos, otorgando a toda parte del Convenio la
potestad de añadir a esta lista otros residuos clasificados peligrosos en su legislación nacional.

Respecto a los movimientos transfronterizos, son definidos como todo movimiento de residuos
peligrosos o de otros residuos procedentes de una zona que sea competencia nacional de un Estado y con
destino a una zona que sea competencia nacional de otro Estado, o en tránsito por dicha zona, o de una
zona que no sea competencia nacional de ningún Estado, o en tránsito por dicha zona, siempre y cuando al
menos dos Estados se vean afectados por el movimiento.

Entre las obligaciones y prohibiciones que impone este instrumento se pueden mencionar:

 Prohibición de exportar o importar residuos peligrosos y otros residuos con destino a o


procedentes de un Estado que no sea parte del Convenio;

 Prohibición de exportar ningún residuo si el Estado de importación no ha dado por escrito su


aprobación específica para la importación de estos residuos;

 Obligación de embalar, etiquetar y transportar con arreglo a normas internacionales los residuos
que deban ser objeto de movimiento transfronterizo. A su vez, los desechos deberán ser

11
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

acompañados de un documento de movimiento desde el lugar de origen del movimiento hasta el


lugar de eliminación;

 Obligación de reimportación de residuos peligrosos si éstos han sido objeto de tráfico ilícito.

CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO (Río de


Janeiro 1992)

Del 3 al 14 de junio de 1992, los representantes de 172 países y de unas 1.500 ONGs se reunieron
en Río de Janeiro para llevar por primera vez al plano real el concepto de desarrollo sustentable. En base a
los p i ipios de Esto ol o el ‘epo te B u dtla d, el o jetivo fue esta le e u a alia za u dial
nueva y equitativa mediante la creación de nuevos niveles de cooperación, procurando alcanzar acuerdos
internacionales en que se respetaran los intereses comunes e interdependientes de la Tierra y sus
habitantes.

Como resultado de la reunión de elaboraron una serie documentos de gran relevancia para el
derecho ambiental internacional:

A) Declaración de Principios de Río de Janeiro. Consta de 27 principios en los que se resumen lo que
debe significar un desarrollo sostenible. Los temas claves de estas idea pueden agruparse en los
siguientes puntos:

a. Cooperación entre Estados. Es un requisito esencial e indispensable para erradicar problemas


como la pobreza y la degradación ambiental planetaria, puesto que éstos requieren la
promoción internacional de un sistema económico y favorable.

El trabajo conjunto es también necesario para evitar la exportación de actividades y sustancias


ambientalmente degradantes del mundo desarrollado a otros territorios. Por otro lado, debe favorecerse la
transferencia de tecnología y saberes científicos.

b. Consumo y Superpoblación. Estos, en el contexto de sistemas económicos insostenibles, son


los problemas básicos del actual modelo de desarrollo. Deberán reducirse y eliminarse dichos
sistemas, y fomentarse políticas demográficas apropiadas.

c. Control ambiental. Es una necesidad que debe hacerse efectiva por medio de la legislación de
los Estados y los organismos de integración. Se precisa, además, instaurar una obligación de
evaluar el impacto ambiental de toda actividad y no permitirla si no hay seguridad científica
respecto de su inocuidad.

d. Participación. Es imprescindible que los diversos sectores de la sociedad participen


activamente en el proceso de diseñar un nuevo modelo económico.

B) Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El objetivo de este tratado es
lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Este
nivel debería lograrse en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten
naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y
permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible.

C) Convenio de las Naciones Unidas sobre la Protección de la Diversidad Biológica. Con éste
instrumento se reconoció el valor intrínseco de la biodiversidad (variedad y variabilidad entre los
elementos vivos) a nivel genético, especie o ecosistema, además de las demás valoraciones asociadas
(e.g. cultural, científica, etc.)

12
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Se puso como objetivos conservar la diversidad biológica, utilizar sustentablemente sus


componentes y asegurar la participación justa y equitativa de los beneficios que se deriven de la utilización
de los recursos genéticos.

A su vez, se reconoce el derecho soberano de los Estados de explotar sus propios recursos en
aplicación a su propia política ambiental, y la obligación de asegurar que las actividades que se lleven a
cabo dentro de su jurisdicción o bajo su control no perjudiquen al medio de otros Estados o a zonas
situadas fuera de jurisdicción nacional.

D) Agenda 21. Se trata de un calendario de trabajos concretos parar hacer realidad lo acordado en Río
9 , a o da do los p o le as de fi es del siglo XX los ue se esti a te d á luga a lo la go del
presente siglo. Esencialmente, refleja un consenso mundial a nivel político sobre el desarrollo y la
cooperación en la esfera del medioambiente, estableciéndose medidas de acción, métodos de
financiamiento y compromisos varios.

CUMBRE MUNDIAL SOBRE DESARROLLO SOSTENIBLE (Johannesburgo 2002)

Del 26 de Agosto al 4 de Septiembre tuvo lugar la también llamada Cumbre de la Tierra 2002,
reuniendo a instancias de Naciones Unidas a líderes empresarios y ONGs con el objetivo de discutir formas
de implementar el desarrollo sostenible a través de iniciativas no gubernamentales. A su vez, se buscó
discutir formas de hacer frente de manera sustentable a las crecientes demandas de comida, agua y otros
servicios esenciales por parte de la población mundial. Lamentablemente, la conferencia sufrió el boicot de
los Estados Unidos, entonces presididos por el republicano George W. Bush.

El principal resultado de las declamaciones fue la Declaración de Johannesburgo, que consiste en


un documento generalista que buscó tomar conciencia sobre los problemas que retrasan la
implementación del desarrollo sustentable: la xenofobia, la desnutrición, los conflictos armados, el
narcotráfico, el terrorismo, etc. Se destaca, no obstante, por sostener que el multilateralismo es el camino
para alcanzar la concreción de los objetivos respecto a la protección ambiental y al desarrollo económico
equilibrado.

Fuera de la Declaración, se firmaron numerosos tratados entre diversos países para afrontar
acciones tendientes a garantizar el acceso al agua potable y a condiciones sanitarias dignas. También hubo
un compromiso para detener el deterioro de los ecosistemas marinos y forestales.

CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE DESARROLLO SOSTENIBLE (Río de Janeiro 2012)

Del 20 al 22 de junio, se reunieron en Río de Janeiro líderes mundiales y representantes del sector
privado y ONG. Su objetivo fue dar forma a instrumentos jurídicos para reducir la pobreza, fomentar la
equidad social y garantizar la protección del medioambiente. Se discutió sobre dos principales ejes
temáticos:

 ¿Cómo construir una economía ecológica para lograr el desarrollo sostenible y sacar la gente de la
pobreza?

 ¿Cómo mejorar la coordinación internacional para el desarrollo sostenible?

Debido a que las conversaciones tuvieron lugar 20 años después de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el coloquio fue informalmente denominada Río+20.

Se elaboró una declaración dividida en seis partes:

13
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

A) Nuestra Visión Común. Los Estados reafirman la necesidad del alcanzar el desarrollo sostenible en sus
dimensiones social, económica y ambiental. Para ello, es preciso lograr un mundo más inclusivo y
equitativo, en que primen la libertad, la paz, la seguridad, la democracia y el Estado de Derecho.

B) Renovación del Compromiso Político. Los Estados renuevan el valor de las declaraciones y planes de
acción anteriores en materia ambiental, no obstante su desigual aplicación y cumplimiento de
objetivos. Para mejorar, se vuelve necesario fomentar la integración de regulaciones y políticas e
incentivar la participación de todos los grupos.

C) Economía Verde. Éste tipo de economía ecológica debe contribuir a la erradicación de la pobreza y al
crecimiento ecológico sostenido, aumentando la inclusión social y mejorando el ambiente humano sin
resentir el funcionamiento saludable de los ecosistemas terrestres.

D) Marco Institucional para el Desarrollo Sostenible. Se debe fortalecer el marco institucional para el
desarrollo sustentable a fin de que responda eficazmente a los desafíos que se presenten, vigorizando
la coherencia y coordinación de esfuerzos. A su vez, se debe disponer de un sistema internacional
eficaz, exclusivo y transparente de resolución de conflictos que obstaculizan el desarrollo sostenible.

E) Marco para la Acción y el Seguimiento. Entre numerosas esferas temáticas y cuestiones


intersectoriales a tratar, se deben abordar cuestiones tales como la erradicación de la pobreza, el
transporte sostenible, el cambio climático, la desertificación y la igualdad de género.

F) Medios de Ejecución. Cada país debe asumir la responsabilidad primordial de su propio desarrollo
socioeconómico, siendo esenciales tanto la planificación como la disposición de recursos económicos.
Es imperante entonces lograr una movilización importante de recursos y una utilización eficaz de los
mismos.

DERECHO MINERO: SUJETOS Y PROCEDIMIENTOS PARA LA EXPLORACIÓN Y LA ADQUISICIÓN DE LAS


MINAS.

DE LAS PERSONAS QUE PUEDEN ADQUIRIR MINAS

Art. 21.- Toda persona capaz de adquirir y poseer legalmente propiedades raíces, puede adquirir y poseer
las minas.

Toda persona con capacidad de adquirir derechos, nacional o extranjera, física o jurídica, puede adquirir
derechos mineros. En tanto, los incapaces de hecho pueden adquirir y poder minas o ser titulares de
derechos exploratorios, con intervención de sus representantes legales. Igualmente, pueden adquirir
derechos mineros los Estados extranjeros y las sociedades comerciales extranjeras debidamente
acreditadas. Se ven exceptuados aquellos que el CM considera inhábiles en forma expresa (arts. 22 y ss., y
arts. 57 y 58).

Según Catalano, la referencia a la capacidad para poseer legalmente propiedades raíces (que es indistinta
de la simple capacidad jurídica) tiene una razón de ser – los derechos mineros que no pueden adquirirse en
forma directa tampoco pueden adquirirse, originariamente, por la vía de la posesión y la prescripción.

Como se ve, el único requerimiento del CM es la aptitud jurídica para ser titular de derechos; no se debe
demostrar capacidad económica, idoneidad técnica ni profesionalidad minera.

Art. 22.- No pueden adquirir minas, ni tener en ellas parte, interés ni derecho alguno:

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

1° Los jueces, cualquiera que sea su jerarquía, en la sección o distritos mineros donde ejercen su
jurisdicción en el ramo de minas.

2° Los ingenieros rentados por el Estado, los escribanos de minas y sus oficiales en la sección o
distritos en donde desempeñan sus funciones.

3° Las mujeres no divorciadas y los hijos bajo la patria potestad de las personas mencionadas en los
números precedentes.

Las prohibiciones de éste artículo son de orden público y se fundan en obvias razones de moral
administrativa para limitar la adquisición de toda clase de derechos mineros. Las personas afectadas deben
ser consideradas inhabilitadas para los casos prescriptos, puesto que tienen capacidad de adquirir en los
casos del artículo siguiente.

El CM es claro al enumerar que los inhabilitados no pueden tener derecho alguno (e.g. no pueden ser
titulares de arrendamientos o usufructos, ni tener derechos de explotación, acciones o cuotas sociales),
salvo lo dispuesto por el artículo 23.

A pesar de la referencia expresa a las mujeres, nada justifica dejar fuera a los hombres.

Art. 23.- La prohibición no comprende las minas adquiridas antes del nombramiento de los funcionarios; ni
las que la mujer casada hubiese llevado al matrimonio.

Tampoco comprende las minas posteriormente adquiridas por herencia o legado.

Los estatutos que rigen la función pública en cada jurisdicción pueden disponer en este punto, como en el
anterior, inhabilidades especiales para los funcionarios mineros. Tales prescripciones son competencia de
cada provincia y tienen validez en su ámbito.

Nuevamente, la excepción es indistinta respecto de hombres y mujeres.

Art. 24.- Los contraventores a lo dispuesto en el Artículo 22 pierden todos los derechos obtenidos, que se
adjudicarán al primero que los solicite o denuncie.

No podrán pedirlos ni denunciarlos las personas que hubiesen tenido participación en el hecho.

La pérdida de derechos se produce por prevención de la autoridad (inscribiéndose la mina como vacante
o anulándose el permiso de cateo) o por denuncia.

Sólo el contraventor directo se ve sancionado por la pérdida de derechos. En tanto, aun cuando se pruebe
la connivencia de los socios de aquel en la mina o el cateo, sólo serán sancionados con el impedimento para
adquirir la parte de los derechos caducos.

Cuando la infracción consista en la adquisición de un derecho personal o de un derecho real distinto de la


propiedad (e.g. arrendamiento o usufructo), el acto será nulo por contravenir la ley. Establecida la nulidad,
la autoridad podrá impedir la ejecución de los trabajos toda vez que los actos que no puede cumplir el
concesionario tampoco podría ejecutarlos el infractor como mero explotante, dado que se trata de una
prohibición de orden público.

Existen casos de infracción en que hacer cumplir la ley se demuestra complicado. Sería así cuando se
busca adjudicar al denunciante una cuota o interés social correspondiente al socio contraventor, o una
15
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

participación en un contrato de arrendamiento, usufructo, explotación u otro. En ambos casos, se estaría


ante la presencia en una sociedad o un contrato usufructuario, de una persona extraña por el sólo
ministerio legal y contra la voluntad de los contratantes. ¿Cómo conciliar el interés superior de la ley, el
respeto de los derechos privados y la necesidad de no obstaculizar el trabajo minero?

EL DERECHO DE EXPLOTACIÓN O CATEO

Art. 25.- Toda persona física o jurídica puede solicitar de la autoridad permisos exclusivos para explorar un
á ea dete i ada, po el tie po e la e te sió ue señala la le . […]

Se reconoce a toda persona el derecho a requerir un permiso de búsqueda de yacimientos minerales para
obtener el ulterior derecho de explotación. Se puede solicitar uno o varios permisos a la autoridad minera
de la jurisdicción, los que como se verá más adelante no son legalmente obligatorios como instancia previa
a la obtención de una concesión minera.

Art. 25.- […] Los titula es de pe isos de e plo a ió te d á el de e ho e lusivo a o te e o esio es de


explotación dentro de las áreas o espo die tes a los pe isos. […]

El permiso otorgado es exclusivo y puede oponerse erga omnes, aún contra el Estado y contra el dueño
del terreno, incluso durante el período exploratorio, respecto a las sustancias que por el artículo 4 del CM
el propietario tiene preferencia a su concesión.

La exclusividad asegura al permisionario el derecho de obtener una o más concesiones de explotación,


durante el plazo de vigencia del permiso y en el área correspondiente a éste.

Art. 28.- Desde el día de la presentación de la solicitud corresponderá al explorador el descubrimiento que,
sin su previo consentimiento, hiciere un tercero dentro del terreno que se adjudique el permiso.

La mera interposición de la solicitud del permiso también confiere exclusividad sobre el terreno objeto del
pedido, siempre que éste quede comprendido, en definitiva, dentro de los límites del permiso otorgado

DIFERENCIA ENTRE EL CATEADOR LEGAL E ILEGAL

Art. 26.- El permiso es indispensable para hacer cualquier trabajo de exploración.

El explorador que no ha tenido el consentimiento del propietario del suelo ni el permiso de la autoridad,
pagará a más de los daños y perjuicios ocasionados, una multa a favor de aquél cuyo monto será de DIEZ
(10) a CIEN (100) veces el canon de exploración correspondiente a UNA (1) unidad de medida, según la
naturaleza del caso.

La multa no podrá cobrarse pasados TREINTA (30) días desde la publicación del registro de la manifestación
de descubrimiento que hubiere efectuado el explorador.

La ley no restringe la libertad de exploración del patrimonio mineral del Estado, pues no preserva a las
sustancias minerales de su libre búsqueda y exploración, ni tiene intención de hacerlo. No obstante, sí se
opone a la explotación clandestina de dichos recursos.

A partir de las disposiciones de éste artículo, pueden distinguirse dos tipos de cateadores o exploradores:

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

 Cateador Legal. Es aquel que tiene el permiso de exploración. El mismo es calificado de


indispensable para que se lleve a cabo la actividad cateadora en forma satisfactoria, preservando
el orden público y el interés de su titular. Así, la autorización faculta al explorador a penetrar en la
propiedad raíz y, en caso de negativa del dueño para permitirle el acceso, a solicitar el auxilio de la
fuerza pública por medio de la autoridad minera; también lo autoriza a gravar el suelo con
servidumbres mineras y lo exime de pagar la multa a favor del propietario. En tanto, se preserva
también la prioridad para la concesión de explotación frente a terceros y el propio superficiario.
 Cateador Ilegal . Es un cateador que desarrolla su actividad sin la autorización estatal. Catalano
esiste el adjetivo ilegal ás ie p efie e ha la de ateado de he ho, puesto ue o se viola
disposición legal alguna: la autorización estatal importa más una forma de proteger la propiedad
privada (en razón de la multa a favor del superficiario) y el orden público (i.e. las prioridades
establecidas), que una preservación a la búsqueda y a la exploración por parte del dueño originario
de los minerales.
Ante lo dicho y lo establecido en el artículo, podrían distinguirse dos subtipos de cateadores de
facto:
o Con consentimiento del propietario del suelo. Ésta admisión exploratoria tiene el principal
efecto de eximir al cateador de pagar una multa a favor del superficiario, pero tiene la
desventaja de que no es necesariamente exclusiva (e.g. el dueño del terreno puede
consentir que varias personas exploren su propiedad raíz en forma simultánea, o de
acuerdo a un orden preferente) ni es oponible a terceros. A su vez, no se garantiza en
forma alguna una prioridad para obtener la concesión – para ello es indispensable el
permiso estatal.
o Sin consentimiento del propietario del suelo. No hay anda que garantice la prioridad del
explorador en caso de descubrimiento ni nada que le faculte a oponerse a terceros para no
obstaculizar su tarea.
A su vez, en caso de que se descubra la exploración sin permiso y sin admisión del
superficiario, el cateador deberá pagar una multa a favor del dueño de la propiedad
consistente en 10 a 100 veces el canon exploratorio correspondiente a una unidad de
medida, según el caso, además de los daños y perjuicios ocasionados.
Si tiene lugar un descubrimiento minero, la multa no podrá cobrarse pasados 30 días desde
la publicación del registro de manifestación que hubiere efectuado el explorador. Pero si
éste no es el caso, la multa es aplicable por el sólo hecho de la exploración sin permiso ni
consentimiento, pudiendo reclamarse en sede civil hasta que opere la prescripción civil de
la misma.
PERMISO DE EXPLORACIÓN: REQUISITOS Y PROCEDIMIENTOS

Art. 25.- […] Pa a o te e el pe iso se p ese ta á la soli itud ue o sig e las oo de adas de los vé ti es
del área solicitada y que exprese el objeto de esa exploración, el nombre y domicilio del solicitante y del
p opieta io del te e o. […]

Legalmente se exige que la solicitud de permiso consigne esencialmente:

 Coordenadas de los Vértices del Área Solicitada. Importa la señalización del terreno o zona objeto
de la exploración con la mayor precisión posible, mediante el uso de las coordenadas empleadas en
la cartografía minera oficial (sistema Gauss-Krüger). Antes de la reforma de 1995 de éste artículo,
se hacía referencia a indicaciones claras y precisas tomando como punto de referencia un accidente
fijo que no ofreciera dudas al respecto de su identidad; la obvia consecuencia era la imprecisión del
17
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

área delimitada, originando numerosos conflictos de mejor derecho en casos de zonas


superpuestas. Respecto de la figura del permiso, debe ser lo más regular posible para evitar
conflictos de colindancia propios de perímetros irregulares o quebrados. El CM, no obstante, no
impone formas determinadas a los permisos ni proporción entre los lados de su figura (las leyes
procesales provinciales mayoritariamente adoptan la proporción 1:5, para evitar permisos angostos
y extensos), ni tampoco fraccionar el permiso en unidades de medida separadas (mediando razones
técnicas).
 Objeto de la Exploración. Si bien basta mencionar la o las categorías minerales concesibles que se
buscarán en el terreno, el hallazgo de una sustancia concesible diferente o de categoría diferente a
la indicada como objeto de exploración no priva al permisionario de su derecho exclusivo al
registro. En definitiva, la nominación carece de efectos prácticos, puesto que se busca explorar los
terrenos en busca de sustancias y no de investigar éstas últimas – el explorador no está entonces
obligado a conocer anticipadamente la presencia de las sustancias en el lugar. La única justificación
de exigir tal conocimiento y obligar al permisionario a declararlo sería si la autoridad minera dudara
de la viabilidad técnica del programa exploratorio; esto tendría lugar para establecer la
razonabilidad del programa respecto de la sustancia o del tipo de yacimiento a investigar.
 Nombre y Domicilio del Solicitante y del Propietario del Terreno. En el caso de los datos del
primero, permiten identificarlo ante la autoridad y frente a terceros. Respecto al otro, se precisa la
información para la notificación directa de la solicitud que debe efectuar la autoridad.
Art. 25.- […] La soli itud o te d á ta ié el p og a a í i o de t a ajos a ealiza , o u a esti a ió
de las inversiones que proyecta efectuar e indicación de los elementos y equipos a utilizar. Incluirá también
una declaración jurada sobre la inexistencia de las prohibiciones resultantes de los Artículos 29 segundo
párrafo y 30 quinto párrafo, cuya falsedad se penará con una multa igual a la del Artículo 26 y la
consiguiente pérdida de todos los derechos, que se hubiesen peticionado u obtenido, los que en su caso
serán inscriptos como vacantes. Cualquier dato complementario que requiera la autoridad minera no
suspenderá la tramitación de la solicitud, salvo que la información resulte esencial para la determinación
del área pedida, y deberá ser contestado en el plazo improrrogable de QUINCE (15) días posteriores al
requerimiento, bajo apercibimiento de tenerse por desistido el trámite. La falta de presentación oportuna
de esta información originará, sin necesidad de acto alguno de la autoridad minera, la caducidad del
pe iso, ueda do auto áti a e te li e ada la zo a. […]

En 1980 se agregó éste párrafo, que suma dos requerimientos extra:

 Programa Mínimo de Trabajos a Realizar. Constituye el respaldo técnico del programa


exploratorio, pues además de la planificación de labores se deben incluir los elementos, equipos y
máquinas que serán utilizadas durante la concreción del mismo, junto a la estimación de las
inversiones proyectadas. El plan exploratorio contendrá usualmente etapas excluyentes y tendrá
que ser suficientemente descriptivo para que la autoridad minera pueda formarse una idea cierta
de los pasos que se propone cumplir el explorador, en sus grandes líneas, así como de sus
objetivos. Si es considerado razonable por la autoridad competente, debe darse curso al programa
y no podrá ser modificado, aun cuando ello sea más conveniente a los fines exploratorios – la
responsabilidad técnica del programa incumbe sólo al permisionario y no es compartida por la
autoridad, que sólo debe limitarse a verificar el cumplimiento del compromiso asumido por aquel.
El plan abarcará todo estudio, trabajo o investigación dirigido a localizar la existencia de
concentraciones mineral en el terreno y la factibilidad técnica y económica de su explotación.

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Puede modificarse el programa el proceso exploratorio mediando razones que así lo aconsejen,
pero siempre debe informase a la autoridad.
 Declaración Jurada. Se exige ésta presentación en la que se declara sobre la inexistencia a nombre
del explorador, de sus socios en la solicitud o de interpósitas personas, de un número mayor de
permisos por provincia al admitido por la ley (art. 29), y respecto de la existencia de permisos
sucesivos sobre la misma zona (art. 30). La multa por falsedad es la establecida en el art. 26,
además de la consiguiente pérdida de todos los derechos, peticionados u obtenidos, siendo éstos
inscriptos como vacantes según el caso.
La autoridad minera puede requerir cualquier otro complementario que considere necesario, teniendo el
solicitante 15 días improrrogables para contestar. En caso de no presentar oportunamente la información
pedida, se tendrá por caduca el trámite sin necesidad de acto alguno de la autoridad – en consecuencia, la
zona peticionada quedaría libre.

En principio, el requerimiento de un dato adicional no importa la suspensión de la tramitación de la


solicitud. No obstante, ésta si tendrá lugar si el dato requerido es determinante para delimitar el área
pedida.

Art. 25.- […] El peti io a te a o a á e fo a p ovisio al, el a o de e plo a ió o espo die te a las
unidades de medida solicitadas, el que se hará efectivo simultáneamente con la presentación de la solicitud
y será reintegrado totalmente al interesado en caso de ser denegado el permiso, o en forma proporcional, si
accediera a una superficie menor. Dicho reintegro deberá efectivizarse dentro del plazo de DIEZ (10) días de
la resolución que dicte la autoridad minera denegando parcial o totalmente el permiso solicitado. La falta
de pago del canon determinará, el rechazo de la solicitud por la autoridad minera, sin dar lugar a recurso
algu o. […]

Éste innovador párrafo fue agregado en 1995. Antes de la reforma, se abonaba un canon dentro de los 30
días de otorgado el permiso. El cambio tuvo por objeto que al abonarse tal suma en forma provisoria al
presentarse la solicitud, se evitase que la dilatación del otorgamiento del permiso diera tiempo al
solicitante para reconocer suficientemente la zona sin abonar el canon correspondiente y sin riesgo alguno;
esto podía darse por la exclusividad que otorga la mera presentación del pedido (art. 28). Debe notarse que
ésta disposición eleva al canon a la categoría de requerimiento necesario al momento de solicitar un
permiso, pues su falta de pago importa un rechazo automático e irrecurrible.

En caso de denegatoria o de otorgamiento por superficie menor, se reintegrará total o parcialmente el


canon según corresponda.

Art. 25.- […] Los lados de los pe isos de e plo a ió ue se soliciten deberán tener necesariamente la
orientación Norte-Sur y Este-Oeste.

La orientación N-S y E-O se impone para evitar la creación de espacios vacantes irregulares intermedios,
salvo por accidentes geográficas, políticos o de otro orden justifiquen la delimitación de formas diferentes.

En el artículo 27 se detalla cómo sigue el procedimiento. Presentada la solicitud y anotada en el registro


exploratorio llevada por el escribano de minas (en Tucumán, el escribano de gobierno), se notificará al
propietario y se mandará a publicar una comparecencia a 20 días a todos los que con algún derecho se
creyeran, a deducirlo. El plazo mencionado correrá inmediatamente después de 10 días de la publicación.
Ésta se hará insertando la solicitud con su proveído por 2 veces en el plazo de 10 días en un periódico si lo
hubiere; y en todo caso, fijándose en las puertas del oficio del escribano.

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Se considera a la publicación como citación suficiente si el propietario no se encontrase en el lugar de su


residencia, o si fuera incierto. En distritos en extremo parcelados, la autoridad determinará el
procedimiento de notificación personal a los propietarios.

Si no resultase oposición en el término señalado, o decidida breve y sumariamente si la hubiese, se


otorgará inmediatamente el permiso y se procederá a determinar su situación. Las diligencias practicadas
serán inscriptas en el registro correspondiente.

El art. 29 determina que la unidad de medida de los permisos exploratorios es de 500 hectáreas,
pudiendo constar éstos de hasta 20 unidades (i.e. 10.000 hectáreas). La disposición prohíbe también
otorgar a la misma persona, a sus socios ni por interpósita persona, más de veinte permisos (i.e. 200.000
ha) ni más de cuatrocientas unidades por provincia. Catalano opina que el permiso puede tener una
extensión menor al de una unidad de medida, si así lo hacen necesario la técnica o el terreno.

Con estas limitaciones se busca poner un límite legal a la arbitrariedad de la autoridad minera y al libre
criterio del solicitante. Se trata de evitar que aquellos desembocasen en abusos que desalienten la
concurrencia de nuevas empresas en la zona o que se llegue a gravar excesivamente a propiedad
inmobiliaria. No obstante, el Consejo Federal de Minería acepta la interpretación de que pueden darse más
de 20 permisos siempre que no se exceda el número de hectáreas límite, en razón del interés público que
inspira la norma.

Respecto de los plazos exploratorios, el art. 30 establece que cuando el permiso de exploración conste de
1 unidad de medida, su duración será de 150 días. Por cada unidad de medida que aumente, el permiso se
extenderá 50 días más. Catalano entiende que los días son contados en forma continuada, por lo que se
incluyen también los inhábiles.

El término comenzará a correr 30 días después de aquel en que se haya otorgado el permiso, debiendo
quedar instalados en ese plazo los trabajos de exploración descritos en el programa presentado en la
solicitud. No podrá diferirse la época de la instalación ni suspenderse los trabajos de exploración después
de emprendidos, sino por causa justificada y con aprobación de la autoridad minera.

Cuando se cumplan 300 días del plazo del permiso, se desafectará una extensión equivalente a la mitad
de la superficie que exceda de 4 unidades de medida (udm). En tanto, a los 700 días, se desafectará una
extensión equivalente a la mitad de la superficie remanente de la reducción anterior, excluidas también las
4 udm.

Ejemplo: Si un permiso constare de 20 unidades de medida (10.000 ha), su plazo de exploración es de


1.100 días. Al pasar los primeros 300 días del plazo otorgado, se liberarán 8 unidades (i.e. la mitad de
la superficie que exceda a 4 udm), manteniéndose el plazo restante de 800 para las restantes 12.
Cuando pasaren 700 días, se desafectarán 4 unidades, mientras que para las restantes 8 unidades
continuarán corriendo los 400 días restantes del plazo inicial de 1.100.

A efectos de la desafectación, el titular del permiso deberá presentar su petición de liberación del área
antes del cumplimiento del plazo respectivo, indicando las coordenadas de cada vértice del área que
mantiene. Si esa petición no fuere presentara oportunamente, la autoridad minera, a pedido de la
autoridad de catastro minero, procederá como indica el párrafo precedente, liberando las zonas a su
criterio, y aplicará al titular del permiso una multa igual al canon abonado.

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

No se otorgarán a una misma persona, ni a sus socios, ni por interpósita persona, permisos sucesivos
sobre una misma zona o parte de ella, debiendo mediar entre la publicación de la caducidad de uno y la
solicitud de otro un plazo no menor de 1 año. Dentro de los 90 días de vencido el permiso, la autoridad
minera podrá exigir la presentación de la información y de la documentación técnica obtenida en el curso
de las investigaciones, bajo pena de una multa igual al doble del canon abonado.

El art. 31 trata sobre los trabajos investigativos realizados por medios aeronáuticos. En ese caso, el
permiso podrá constar de 20.000 kilómetros cuadrados (i.e. 2.000.000 ha) por provincia, sea que el
solicitante se trate de la misma o de diferentes persona. En las provincias cuya extensión territorial exceda
los 200.000 kilómetros cuadrados, el permiso podrá constar de hasta 40.000 kilómetros cuadrados sin
modificar el plazo ya establecido.

La solicitud contendrá el programa de trabajos a realizar, indicando además los elementos y equipos que
se emplearán en los mismos. Además, el solicitante abonará un canon provisional de $ 4 por kilómetro
cuadrado que se hará efectivo, en la forma, oportunidad y con los efectos que determina el artículo 25 para
las solicitudes de permisos de exploración.

Dentro de los 5 días de solicitado el permiso, el peticionante deberá acompañar copia del pedido de
autorización de vuelo presentado ante la autoridad aeronáutica, bajo pena de archivarse su solicitud sin
más trámite. Similarmente, si por falta de impulso administrativo del interesado (verificado por la
autoridad) la solicitud no fuera resuelta dentro del plazo de 30 días desde su presentación, se considerará
automáticamente desistida y quedará archivadas sin necesidad de requerimiento y notificación alguna.

El permiso se otorgará sin otro trámite y se publicará por un 1 día en el Boletín Oficial, debiéndose anotar
en el registro de exploraciones y en los correspondientes a los catastros. La publicación servirá de suficiente
citación a propietarios y terceros. Aquel no podrá afectar otros derechos mineros solicitados o concedidos
anteriormente en el área.

Respecto del tiempo de duración del permiso, el mismo no superara los 120 días contados a partir de la
fecha de otorgamiento del permiso de la autoridad minera o de la autorización de vuelo emitida por la
autoridad aeronáutica, lo que ocurra en último término.

La autoridad minera podrá exigir la presentación de la información y documentación a que se obtenida en


el curso de las sanciones, dentro del término de 90 días de vencido el permiso y bajo la sanción de una
multa igual al doble del canon abonado.

No podrán otorgarse permisos sucesivos de esta clase sobre la misma zona o parte de ella, debiendo
mediar el plazo de 150 días entre la caducidad de uno y la solicitud del otro.

El art. 32 establece que el cateador tiene un deber de indemnización para con el superficiario por los
daños que le cause con los trabajos exploratorios y por los daños provenientes de éstos trabajos. Tal
regulación de la responsabilidad civil minera se basa en la imposición de mutuo respeto que debe darse
ante la presencia de dos actividades superpuestas en un mismo ámbito geográfico, y es de carácter
objetivo, siendo independiente del dolo, culpa o negligencia del agente.

También la disposición faculta al superficiario a exigir el rendimiento de una fianza en forma previa a
emprender sus trabajos, teniendo por objeto responder por el valor de las indemnizaciones que
eventualmente sean necesarias.

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El permiso para la exploración puede ser revocado. Al respecto, el art. 41 obliga a la autoridad a revocar
el permiso exploratorio, de oficio o a petición del propietario del terreno, o de un tercer interesado en
continuar la exploración, o en emprender una nueva en el mismo lugar, si el permisionario incurriere en
cualquiera de las siguientes infracciones:

a) No instalar los trabajos de exploración provistos en la solicitud de cateo en el plazo de 30 días


posteriores a la entrega del permiso (Art. 30, 3º Párrafo);

b) Suspender esos trabajos después de emprendidos;

c) No cumplir el programa mínimo de trabajos provisto en la solicitud de permiso (Art. 25, 4º


Párrafo).

LIMITACIONES AL DERECHO DE CATEO

El CM establece limitaciones a todas las formas de ejercicio de los derechos exploratorios y a los trabajos
de explotación propiamente dichos. Esto es así porque, si bien los trabajos mineros tienen su escenario
permanente en el subsuelo, para establecerse necesitan ocupar indispensablemente la superficie con
labores de acceso al yacimiento, obras auxiliares, construcciones, instalaciones, depósitos y vías de
comunicación y transporte. Los límites al ejercicio de los derechos mineros buscan, en consecuencia, hacer
posible la coexistencia de las demás actividades del suelo.

El art. 33 establece que ni el permiso exploratorio ni la concesión de una mina dan derecho a ocupar la
superficie con trabajos y construcciones mineras sin el formal consentimiento del propietario, en los
siguientes casos:

1 - En el recinto de todo edificio y en el de los sitios murados.

2- En los jardines, huertos y viñedos, murados o sólidamente empalizados. Si no lo estuvieren, la


prohibición se limitará a un espacio de 10.000 metros cuadrados en los jardines, y de 25.000 en los
huertos y viñedos.

3- A menor distancia de 40 metros de las casas, y de 5 a 10 metros, de los demás edificios. Cuando
las casas sean de corta extensión y poco costo, la zona de protección se limitará a 10 metros,
extensible a 15 metros.

4- A una distancia menor de 30 metros de los acueductos, canales, vías férreas, abrevaderos y
vertientes.

De acuerdo al artículo 34, la zona de protección establecida en torno a las construcciones y obras
privadas de los incisos 3 y 4 explicados ut supra, se reducirá a 15 metros cuando el ejercicio de los derechos
mineros importe la construcción de talleres, almacenes, depósitos de minerales, caminos comunes, el uso
de máquinas y la realización de sondeos y otros trabajos ligeros o transitorios.

El art. 35 establece que, previa audiencia de interesados, informe de perito y constancia del hecho, la
autoridad podrá permitir la realización de pozos, galerías u otros trabajos semejantes dentro del radio que
protege las habitaciones, si ella fuere necesaria para la continuación de una explotación y del
aprovechamiento de sus productos. A tal efecto, se reducirá a 15 metros el radio de protección.

En el caso que se necesitare trabajar dentro del radio protector de los sitios murados, jardines, huertas y
viñedos, se procederá de la misma manera.
22
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Se instaura en la segunda parte del art. 36 un radio de protección de 50 metros alrededor de los edificios,
caminos de hierro, carreteros, acueductos y ríos públicos. Pero cuando del informe de un ingeniero y los
comprobantes que los interesados presentaren resulte que no hay inconveniente, o que, habiéndolo,
puede salvarse, la autoridad acordará el permiso para penetrar el radio de protección.

El CM también establece los siguientes casos de prohibiciones referidas al emprendimiento de trabajos


mineros:

 Art. 36, 1º párrafo. En el recinto de los cementerios, calles y sitios públicos, dónde sólo se dará
una habilitación cuando mediare el consentimiento de la autoridad con jurisdicción sobre dichos
lugares.
 Art. 37. A una distancia menor a 1 km de instalaciones militares, sin que preceda permiso del
Ministerio de Defensa. Cuando la exploración incluya fotografía aérea, deberá requerirse además
la autorización respectiva para llevar a cabo tal procedimiento.
 Art. 38. Dentro de los límites de minas concedidas, aun cuando medie permiso de la autoridad.
El Art. 39 declara que se considerará vacante a parte de un terreno destinado a la exploración, si para
demarcar una mina descubierta fuera necesario tomar dicha fracción. Lo mismo sucederá si fuese necesario
salir fuera de los límites del permiso para la demarcación del descubrimiento hecho por el explorador. No
obstante, en ambos casos no se perjudicarán derechos adquiridos.

La ley otorga por medio de ésta disposición una clara preferencia al yacimiento descubierto frente a la
mera expectativa que supone un permiso de cateo sobre una misma zona. Lo dicho tiene aplicación tanto
para los descubrimientos realizados con permiso y sin permiso.

Catalano considera que la reforma de 1995 derogó implícitamente y a futuro lo dispuesto por el art.
39. El nuevo art. 46 fija una zona exclusiva para el reconocimiento del criadero descubierto, dentro de
la cual deberán quedar circunscriptas las pertenencias a mensurar para la explotación. En
consecuencia, ha desaparecido la facultad de ocupar con una mensura el terreno correspondiente a
otras exploraciones. Es así que en estos casos y por razones de orden público, el derecho del
descubridor termina en los límites del área asignada para el reconocimiento del yacimiento y no
puede extenderse más allá de aquéllos, aunque vaya en seguimiento de su propio criadero.

Se dispone en el Art. 40 que el explorador no puede establecer una explotación formal, ni hacer
extracción de minerales, antes de la concesión legal de la mina. Sin embargo, hace suyos y podrá disponer
de aquellos que extraiga de las calicatas, o encuentre en la superficie, o necesite arrancar para la
prosecución de la exploración.

Ante la eventualidad de una contravención, se mandará suspender todo trabajo, hasta que se haga la
manifestación y su registro. Se pagará además una multa cuyo monto será 20 a 200 veces el canon de
explotación correspondiente a la categoría de las sustancias extraídas. No solicitándose el registro 30 días
después de requerido, se adjudicarán los derechos del explorador al primer denunciante.

DEL DERECHO DEL PROPIETARIO PARA EXPLOTAR SU TERRENO

El art. 42 establece que el dueño de la superficie puede hacer en ella todo trabajo de exploración sin
previo permiso, aun en los lugares exceptuados. Esto se debe a que la exploración no daña el patrimonio
del Estado ni existe, en el caso, el requerimiento de defensa de la propiedad privada. Pero la falta de
permiso no permite al propietario oponer su preferencia como superficiario o como primer explorador

23
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

frente a un tercer solicitante de la zona o de un descubrimiento. Así, la posición del dueño del terreno es
idéntica a la de un cateador de hecho.

Sin embargo, la ley aclara que, faltando permiso, el propietario mantiene su preferencia si ha limitado con
su intervención el campo de sus exploraciones. Éste ambiguo concepto es interpretado por Catalano de la
siguiente manera:

La ley partiría del supuesto del propietario que explora una superficie con una extensión mayor a
2.000 hectáreas, superficie máxima que podía solicitar para el cateo, en su condición de dueño y en la
versión originaria del Código. En este caso, frente al requerimiento del tercero interesado en explorar
el remanente, la autoridad minera debía exigir al propietario que limite el campo de su intervención
reduciéndolo a esas 2.000 hectáreas, dentro de las cuales debería incluir los trabajos de ejecución,
deja do li e el so a te del te e o a la ueva e p esa ue desea i stala se. …

Igual solución ocurriría con respecto al plazo. A requerimiento del tercero, la autoridad deberá fijar al
propietario el plazo para la finalización de los trabajos, ajustándolo a la superficie por él reservada,
de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 30. La fijación del plazo interesa a la sociedad y, también, al
tercero que desea explorar posteriormente la misma zona.

En tanto, el art. 43 establece que el superficiario no puede, ni aún con licencia, realizar trabajo minero
alguno en el perímetro de una concesión ni en el recinto de un permiso de cateo. Esto se debe a que frente
al concesionario de la mina o de un permiso de exploración instalado en su propio terreno, el propietario es
un extraño. La prohibición opera aún con respecto a aquellas sustancias sobre las cuales la ley concede al
propietario del terreno un derecho preferente, como son las de la segunda categoría.

Lo antedicho tiene dos excepciones:

 La explotación de las sustancias de la tercera categoría o canteras que se encuentren dentro de los
límites afectados por la concesión;
 La explotación de las arenas metalíferas y demás sustancias del artículo 4, inc. a), que se
encuentren en el lecho de los ríos privados o en los terrenos cultivados.
No obstante, aún respecto de la explotación de éstas sustancias, el dueño del terreno está sometido a las
restricciones de los artículos 101, 146 y ss., 156 y ss. del CM, atento al carácter de utilidad pública que
reviste la actividad minera instalada.

DERECHO MINERO: SUJETOS Y PROCEDIMIENTOS PARA LA EXPLORACIÓN Y LA ADQUISICIÓN DE LAS


MINAS.

DE LA ADQUISICIÓN DE LAS MINAS

Art. 44.- Las minas se adquieren en virtud de la concesión legal otorgada por autoridad competente con
arreglo a las prescripciones del presente Código.

Son objeto de concesión: los descubrimientos y las minas caducadas y vacantes.

La concesión legal es el único medio que tienen los particulares para adquirir originariamente la
propiedad de las minas. Sólo puede otorgarla la autoridad competente de acuerdo a los términos que
prescribe el CM.

24
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Catalano sostiene que en realidad es la ley, y no el Estado, la que, mediante la concesión, constituye un
derecho de explotación a favor de los particulares sobre una parte de su patrimonio minero, se trate de
minas nuevas o recién descubiertas, o se encuentren en estado de vacancia. Esto se debe a que la
administración competente cumple una función de policía, no pudiendo denegar una concesión si se
cumplen los requisitos del CM y no pudiendo exigir otras condiciones que las taxativamente establecidas
por éste; en resumen, mediante el acto administrativo únicamente se reconoce derechos preexistentes,
siempre que encuadren en el marco legal.

DEL DESCUBRIMIENTO Y SU MANIFESTACIÓN

Se instaura en el art. 45 que hay descubrimiento cuando, mediante una exploración autorizada o a
consecuencia de un accidente cualquiera, se encuentra un criadero antes no registrado.

La ley no exige que el yacimiento encontrado sea absolutamente nuevo: basta que no haya sido
registrado con anterioridad, aunque el registrador actual lo haya descubierto en segundo término. La
preferencia como primer descubridor estará marcada por el hecho del descubrimiento y la prioridad de su
solicitud, aunque el yacimiento resulte conocido e, incluso, haya sido objeto de labores sin concesión.
Tampoco es necesario que al descubrimiento haya precedido una exploración autorizada, ni siquiera que
sea el resultado de un accidente o suceso ajeno a la actividad minera.

El CM sólo exige que se pruebe la existencia de un criadero, la cual se acredita mediante la ejecución de la
labor legal, de reducido tamaño y que proporciona datos muy primarios para indicar la presencia de una
verdadera mina con reservas comercialmente explotables.

El superficiario está facultado para:

 Impugnar un supuesto hallazgo de mineral, si éste no reúne las condiciones mínimas para instalar
en él un trabajo industrial distinto de las actividades ordinarias del suelo.
 Impugnar el hallazgo cuando se trata de depósitos que contienen, asociadas o no, sustancias
concesibles al descubridor y sustancias concesibles preferentemente al propietario del terreno.
El procedimiento del descubrimiento se detalla en el Art. 46. Allí se establece que el descubridor
presentará un escrito ante la autoridad minera haciendo la manifestación del hallazgo y acompañando
muestra del mineral. Tal escrito, del que se presentarán 2 ejemplares, contendrá:

 el nombre, estado y domicilio del descubridor;


 el nombre y el domicilio de sus compañeros, si los tuviere;
 el nombre que ha de llevar la mina;
 el punto del descubrimiento que será el mismo de extracción de la muestra, en la forma que
determina el Artículo 19;
 el nombre y mineral de las minas colindantes y a quién pertenece el terreno, si al Estado, al
municipio o a los particulares. En este último caso, se declarará el nombre y domicilio de sus
dueños.
Todos los recaudos legales para que no exista duda respecto de la persona del descubridor y del sitio en
que se encuentra el criadero se sustentan en la importancia que tiene la manifestación en la fijación de los
derechos del descubridor. Así, quien denuncia el hallazgo de un yacimiento no registrado obtiene, en las
sustancias de la primera categoría, la concesión de la mina; en las sustancias concesibles de la segunda
clase, también la concesión o, en su defecto, una indemnización.

25
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Respecto de la exigencia de datos del superficiario, tiene el objeto de posibilitar la notificación directa del
pedimento de la autoridad. Si se desconociesen, la autoridad extenderá al interesado un certificado
autorizándolo a recabar la información en las oficinas públicas correspondientes.

Al formular la manifestación de descubrimiento, el descubridor deberá además indicar, en la misma


forma que determina el Artículo 19, una superficie no superior al doble de la máxima extensión posible de
la concesión de explotación, dentro de la cual deberá efectuar los trabajos de reconocimiento del criadero
y quedar circunscriptas las pertenencias mineras a mensurar. El área determinada deberá tener la forma de
un cuadrado o aquella que resulte de la preexistencia de otros derechos mineros o accidentes del terreno y
dentro de la cual deberá quedar incluido el punto del descubrimiento. Dicha área quedará indisponible
hasta que se opere la aprobación de la mensura.

La zona de protección equivale a un permiso de reconocimiento del criadero descubierto, circunscripto al


área de influencia de la mineralización hallada donde el descubridor deberá situar la labor legal, como tarea
mínima indispensable para consolidar su derecho y ejecutar los demás trabajos necesarios para definir la
posición más conveniente que dará a sus pertenencias, sin exceder los límites establecidos. La presencia de
otros descubrimientos anteriores o posteriores, o de otros cateos colindantes o próximos a la zona de
protección, inhabilitarán al descubridor para extenderse fuera del áreas reservada, la cual NO está sujeta al
pago de cánones ni al cumplimiento de programas de trabajo y de inversión específica. Vale aclarar que
todo nuevo descubrimiento realizado por el titular en la zona de protección puede dar lugar a una nueva
zona reservada exclusiva, de resultar necesaria.

Aprobada la mensura, quedarán automáticamente liberados los terrenos sobrantes y reintegrados a la


libre concesibilidad.

Por medio del art. 47, se deja en claro que sólo en casos de contradicción (e.g. impugnación de un tercero
o del superficiario) podrá exigirse la comprobación previa de la existencia. Consecuentemente, la ley no
requiere, para aceptar una manifestación de descubrimiento, que previamente se compruebe la existencia
in situ del yacimiento denuncia, admitiéndose la misma la sola presentación de la muestra mineral adjunta.

Se establece en el art. 48 que si la autoridad notare la omisión de alguna indicación o requisito exigidos
por la ley en las manifestaciones, señalará el plazo que juzgue necesario para que se hagan las
rectificaciones o se llenen las omisiones. El interesado podrá hacerlo en cualquier tiempo. En uno y otro
caso sin perjuicio de tercero.

Respecto del escribano de minas, el art. 49 le obliga a poner constancia en cada uno de los ejemplares del
pedimento, del día y hora en que le fuere presentado, aunque el interesado no lo solicite. Seguidamente,
aquel certificará si hay otro u otros pedimentos o registros del mismo cerro o criadero; y en su caso, lo
manifestará al interesado, quien firmará la diligencia y recibirá 1 de los ejemplares, reteniéndose el otro
para la formación del expediente de concesión. En caso de haberse presentado sólo 1 ejemplar del
pedimento, se dará de él copia autorizada al interesado, con sus anotaciones y certificaciones.

El procedimiento continúa en el art. 50, que establece que presentada la solicitud o pedimento, se le
asignará un número, cronológico y secuencial y sin más la autoridad del catastro minero lo analizará para
determinar si la misma recae en terreno franco o no, hecho que se notificará al peticionario, dándole copia
de la matrícula catastral. Excepto que el terreno esté franco en su totalidad, el peticionario deberá
pronunciarse en 15 días sobre su interés o no respecto del área libre. De no existir un pronunciamiento
expreso, la petición se archivará sin más trámite.

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

DEL REGISTRO

En el art. 51 se manda al escribano a presentar en la primera audiencia el escrito de manifestación, que la


autoridad mandará registrar y publicar. Tal operación inmediata busca que el registrador pueda dar
comienzo con prontitud a sus trabajos, pero el requerimiento de previo traslado al catastro minero para
certificar el pedimento (art. 50) termina ocasionando una considerable demora.

Se instaura en el art. 52 que el registro es la copia de la manifestación con sus anotaciones y proveídos,
hecha y autorizada por el escribano de minas en libro de protocolo que debe llevarse al efecto.

Tiene importantes consecuencias prácticas, al constituir fuente de importantes derechos y obligaciones,


como la titularidad del derecho de explotación y el inicio del cómputo del plazo para ejecutar la labor legal
y pagar el canon minero, entre otros.

El art. 53 ordena publicar la manifestación de descubrimiento mediante la íntegra publicación de su


registro correspondiente en el periódico que designe la autoridad minera, por 3 veces en el espacio de 15
días. Haya o no periódico, la publicación se hará fijando un cartel en las puertas de la oficina del escribano,
quién anotará el hecho en el expediente del registro y agregará los ejemplares correspondientes del
periódico que contenga la publicación.

En los dos párrafos iniciales del art. 54 permite que la explotación se emprenda y prosiga tras anotar el
hecho en el expediente del registro, sin que obsten reclamaciones ni pleitos referentes a la mina o al
terreno que debe ocupar. Se comprenden también los trabajos anteriores al registro.

Dado el interés público de la actividad minera, la explotación de una mina registrada no puede paralizarse
por pleitos o reclamaciones sobre el mejor derecho al descubrimiento o al terreno que debe ocupar. La ley
no admite que la explotación se suspenda por diferencias entre quienes se pretenden descubridores, o
entre presuntos o verdaderos socios, o por litigios sobre el terreno entre quienes invocan prioridad para la
mensura, ocasionando daños a los trabajos y al interés de los consumidores.

Únicamente cabe la paralización de la actividad cuando los reclamos se funden en la inexistencia de la


mina o en la diferente categoría legal del mineral registrado.

En los tres párrafos finales del art 54, se habilita a los reclamantes a nombrar interventores por su
cuenta, y exigir una fianza, para impedir que el tenedor de la mina disponga de los productos. El interventor
únicamente cumple la función de realizar una simple inspección en la mina y a llevar cuenta y razón de
gastos y productos. Respecto de la fianza exigida u ofrecida, excusa los interventores; pero en este caso el
poseedor deberá llevar esa cuenta y razón.

DE LAS PERSONAS QUE PUEDEN MANIFESTAR MINAS POR OTROS

Los artículos 55 a 59 fijan normas especiales para la representación de terceros ante la autoridad minera
en el acto de la manifestación o solicitud de minas y en todos los actos de carácter procesal que sean
consecuencia de la solicitud. Ergo, no se aplican a la representación de terceros para la ejecución de otros
actos ajenos al procedimiento minero, los cuáles se rigen por el derecho común.

El CM ha procurado simplificar al máximo las solemnidades necesarias para ejercer la representación de


terceros en los registros de minas, atendiendo especialmente a la celeridad y al secreto que rodean este
tipo de operaciones. Así, se requiere la forma escrita para asumir la representación, aunque no

27
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

necesariamente la escritura pública como los poderes que deben presentarse en juicio. El mandato verbal
únicamente podría autorizar el cuasi-contrato de gestión de negocios ajenos.

En el proceso minero, la representación convencional escrita puede ejercerse mediante una simple carta
poder dirigida a la autoridad minera, judicial, policial o administrativa por el mandante o designado
presentado en cualquier instancia del proceso.

El art 55 sostiene que nadie puede manifestar ni registrar minas para otra persona sin poder especial, que
podrá otorgarse ante la autoridad más inmediata, o ante 2 testigos o por medio de una carta. No necesitan
poder los ascendientes, los descendientes ni los hermanos del descubridor, así como tampoco los socios en
la empresa, ni los cateadores e individuos que compongan la expedición exploradora.

Se obliga en el art. 56 al descubridor o dueño del descubrimiento a ratificar, rectificar o rehusar la


manifestación o registro hecho a su nombre, dentro del término de 10 días, pasados los cuales se tendrá
por aceptado.

Los descubrimientos mineros realizados por dependientes están regulados en el art. 57. Éste establece
que si los individuos empleados de una expedición exploradora manifiestan o registran a su propio nombre
o al de otras personas un descubrimiento hecho en el terreno explorado durante la expedición, la
manifestación y el registro corresponde exclusivamente al dueño del cateo, aunque se haya estipulado
participación. Pasado 1 año después de terminada la exploración, lo antedicho quedará sin efecto. No
obstante, el dueño debe respetar el plazo de 60 días para deducir reclamaciones fijado en el artículo 66.

El artículo 58 establece que:

 Si una persona hace un descubrimiento ejecutando trabajos mineros por otro, descubre para
el dueño de los trabajos.
 Si una persona hace un descubrimiento no ejecutando trabajos mineros por otro, el
descubrimiento pertenece a ambos por mitad.
 Si cualquier empleado que goce sueldo o salario de una mina, aunque no ejecute trabajo
alguno, descubre dentro del radio de 1 km, tomado desde los límites de esa mina, descubre
para él y su empleador.
Finalmente, las personas que registran minas sin expresar el nombre de los socios en el descubrimiento y
desconocen sus derechos, no podrán cobrar gastos de ningún género (art. 59). Tal hecho importa, por sí, la
ruptura del contrato social.

DE LA CONCURRENCIA Y PREFERENCIA

Art. 60.- Es primer descubridor el que primero solicita el registro, siempre que la prioridad de la
presentación no resulte de dolo o fraude.

Para la ley, el primer descubridor es el primer manifestante y no el primero que descubre el mineral en el
terreno. Igualmente, la ley presume que el primer manifestante se trata de un verdadero descubridor, y no
el que, aprovechando referencias de un descubrimiento, ha empleado dolo, fraude o fuerza o temor
irresistibles (art. 936 y ss., CC) para anticiparse al que ha registrado en segundo término para retardar la
manifestación del verdadero descubridor.

Se podrá plantear la nulidad en el plazo de 60 días para las reclamaciones. En el caso del empleo de fuerza
o temor, serán 60 días corridos desde el cese de la violencia o intimidación.

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Art. 61.- Si se presentan a un mismo tiempo 2 o más pedimentos de una misma mina, aquel que determine
de una manera cierta, clara e inequívoca la situación del cerro y la naturaleza y condiciones del criadero,
será preferido a los que no llenen satisfactoriamente este requisito.

La única forma en que se dé la situación prevista en la norma sería si los interesados franquean al mismo
tiempo la entrada de la oficina receptora de la autoridad competente y se imponen los mismos cargos a sus
manifestaciones.

Para resolver la simultaneidad, se presentan varias soluciones. En el caso de que se tenga el


consentimiento de todas las partes, podría procederé a un sorteo o a una compra de derechos. No
obstante, la autoridad puede otorgar preferencia a una de las partes en razón de la descripción de la
naturaleza y condiciones del criadero realizadas en la solicitud.

Art. 62.- Si con arreglo a las precedentes disposiciones no pudiere determinarse cuál sea la mina
descubridora, se tendrá por tal la de mayor importancia. Pero, la descubridora en este caso, no podrá tomar
las minas que han sido a un mismo tiempo registradas.

En éste caso se trata el caso de manifestaciones simultáneas de criaderos distintos, pero vecinos. Se
declarará a una mina descubridora en razón de su mayor importancia, para otorgarle prioridad respecto de
la mesura y en conformidad con las disposiciones generales. No obstante, no podrá tomar las minas que
han sido a un mismo tiempo registradas.

Los artículos 63, 64 y 65 establecen una serie de normas técnico-legales para la demarcación de minas a
un mismo tiempo registradas cuando exista insuficiencia de terreno para completar la medida de las
respectivas líneas de latitud.

En el caso del primer artículo, se contemplan dos supuestos:

 Paralelismo de los criaderos de ambas minas e insuficiencia de terreno para demarcar la latitud.
En Este supuesto, la línea que registra suficiencia de terreno sobre su propio recuesto podrá
superponerse a la concesión vecina hasta completar la medida de latitud conforma a la inclinación
del criadero. En éste caso se supone que el concesionario explota en pertenencia propia,
aprovechando con exclusividad los minerales que arranque del yacimiento hasta su reunión o
empalme con alguno de la concesión superpuesta. No se trata, entonces, de un caso de
internación.
 Convergencia de los criaderos de ambas minas e insuficiencia de terreno para demarcar la latitud.
En este caso ambas minas poseen iguales derechos sobre el terreno intermedio, el que debe
dividirse por mitades no registrándose superposición. Alcanzados los respectivos límites de las
pertenencias los concesionarios podrán continuar las labores en la pertenencia ajena, conforme a
las reglas de la internación.
El art. 64 dispone que los concesionarios de minas a un tiempo registradas, cuyos criaderos se crucen,
pueden hacer independientemente sus trabajos en el terreno común. Sin embargo, se dividirán los
minerales comprendidos en el crucero o punto de intersección de los criaderos, cuando no sea posible su
separación.

Establece el artículo 65 que si 2 o más personas han descubierto simultáneamente en diferentes lugares
de un mismo criadero, tomarán sus minas partiendo del punto de donde se ha extraído la muestra del

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Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

mineral presentado. Y si las medidas de longitud no pueden completarse en el espacio intermedio, se


adjudicará éste por mitad.

Se dispone en el art. 66 que Las personas que se crean con derecho a un descubrimiento manifestado por
otro, deben deducir sus pretensiones dentro de los 60 días siguientes al de la publicación del registro, no
siendo oído en caso de presentarse después del vencimiento del plazo. En ésta disposición se comprenden
las personas cuyos nombres han sido omitidos en la manifestación o en el registro.

DE LOS DERECHOS Y OBLIGACIONES DEL DESCUBRIDOR EN EL CODIGO MINERO

El art. 67 se establece que el descubridor tendrá derecho a tomar en el criadero de su elección 3


pertenencias contiguas o separadas por espacios correspondientes a 1 o más pertenencias.

En base al art. 23 de la ley 24.224 se establecen los números de pertenencias y las cantidad de hectáreas
correspondientes. Para los casos de descubridores individuales, las minas en general de la 1º categoría
corresponden 3 pertenencias de 10 ha cada una, en tanto que para la 2º categoría, sería 2 pertenencia de
10 ha cada una. (Ver pág. 187 de CM Comentado)

La labor legal es el pozo, galería, trinchera o perforación efectuada sobre el cuerpo del yacimiento para
ponerlo de manifiesto y para comprobar la existencia y clase del mineral, su dirección, potencia e
inclinación. Todos esos son antecedentes necesarios para la procedencia de la mensura y para dirimir
eventuales conflictos de posición entre registradores que han manifestado otro o el mismo yacimiento en
las proximidades. Se denomina legal a ésta labor porque su ejecución ha sido impuesta por ley al
registrador.

En el artículo 68 se ordena que, dentro del plazo de 100 días contados desde el día siguiente al del
registro, el descubridor tenga hecha una labor que ponga de manifiesto el criadero, de manera que pueda
reconocerse su dirección, inclinación y grueso, y comprobarse la existencia y clase del mineral descubierto.

La labor tendrá 10 metros de extensión y se abrirá sobre el cuerpo del criadero, siguiendo su inclinación o
variándola si fuere conveniente. No es necesario trabajar los 10 metros, cuando en la labor ejecutada
puede reconocerse satisfactoriamente las circunstancias expresadas. Sólo bastará una labor legal cuando
las pertenencias fueren contiguas, con tal que cualquier medio idóneo permita presumir, con base
científica suficiente, la continuidad del yacimiento en todas ellas.

La dirección, corrida o rumbo es el ángulo que forma, en relación con los puntos cardinales, la línea de
intersección del plano de la veta con el plano del horizonte. En tanto, la potencia es el ancho existente
entre las dos caras del cuerpo mineralizado. Finalmente, debe recordarse que la inclinación es el ángulo
que forma el plano de la veta con el plano vertical correspondiente a la línea de longitud de la pertenencia.

El art. 69 permite a la autoridad prorrogar hasta 100 días más el plazo fijado si se comprueba la existencia
de un obstáculo que imposible de superar en el término inicial.

Se establece en el art. 70 que si efectuada la labor legal, resultare que no puede reconocerse
convenientemente las condiciones del criadero, o que el descubridor quiere situar mejor sus minas, se
concederá una prórroga de 50 días para la continuación del trabajo, o de 100 días para abrir una nueva
labor sobre otro punto del criadero.

Si pasados 30 días después de vencidos los plazos concedidos por los Arts. 68, 69 y 70, el descubridor no
hubiese solicitado la mensura, la autoridad procederá a darla de oficio a cargo del interesado, situando a
30
Unidad 3 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

todas las minas pedidas en la corrida del criadero. Se declararán caducos los derechos del descubridor y la
mina o minas pedidas por él serán registradas en calidad de vacantes. (Art. 71)

31
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

EL SUELO COMO RECURSO NATURAL

Importancia.- El suelo es fundamental para el hombre desde su aparición en la tierra, ella


constituye el asiento de las principales formas de la vida orgánica y en él radica el hombre sus mayores
actividades económicas y culturales, de las que se provee para subsistir.

Proporcionalmente, resulta ser un recurso escaso, ya que sólo una cuarta parte de la superficie de
la Tierra está constituida por la masa sólida emergida de los mares y océanos en la cual el hombre puede
fijar su asiento y desenvolverse en forma comunitaria. Debe considerarse que una gran extensión está
ocupada por desiertos y montañas, por lo que la parte aprovechable del suelo constituye una reducida
superficie, cuya calidad es menester conservar.

A cada habitante se le puede asignar aproximadamente 3,5 hectáreas del total de tierras
existentes. Ello sería menor si tenemos en cuenta las tierras desechables. El sistema económico basad en la
división del trabajo, hace innecesaria esta forma de asignación de la tierra, la que se distribuye en el mundo
en unidades agrarias y de asentamientos humanos que registran superficies notoriamente superiores e
inferiores al promedio señalado.

Con el correr del tiempo, la posición del hombre frente a los recursos naturales fue cambiando
asumiendo poco a poco una actitud agresiva y destructiva, lo que repercutió invariablemente sobre aquel
recurso. Ello quizás, debido al avance de la agricultura y sus diversas formas, las que desencadenaron
consecuencias nocivas sobre el suelo sumándose la urbanización de los tiempos actuales.

Aquí analizaremos el suelo, elemento íntimamente ligado al desarrollo de todo país como fuente
alimentaria y su estrecha relación con la agricultura como medio de su utilización racional. Por cuanto
constituye el soporte capaz de permitir el desarrollo del hombre, como el crecimiento favorable de
especies vegetales de interés económico.

Es por ello, que la planificación resulta fundamental para lograr un uso racional y eficiente como
para promover su conservación. Hoy existen leyes que castigan las prácticas irregulares en el manejo de los
suelos, que producen la erosión, el agotamiento, la degradación, la decapitación y otras consecuencias
graves. En los hechos, estas previsiones generalmente no se cumplen por falta de control.

Concepto.- El suelo constituye el conjunto heterogéneo de fragmentos minerales de diverso


tamaño y naturaleza, asociados a elementos de otro origen y producidos por un complejo proceso
llamado de edafización , en el que intervienen las lluvias, los vientos, la vegetación, etc.

En otro sentido se lo considera como la capa de tierra blanda que cubre gran parte de los
continentes constituyendo de alguna manera la epidermis de las tierras emergidas, cuya profundidad no
es mayor en varios centímetros de las regiones montañosas y de varios metros en las llanuras.

Distintas perspectivas de estudio del recurso suelo.- El entorno natural le brinda al hombre una
serie de elementos naturales que lo rodean, los que pasan a la categoría de recurso natural cando ellos son
capaces de brindar una utilidad física o estética, actual o potencial; en tanto ellos se encuentran sometidos
a un régimen cuando por razones de escasez o peligrosidad el Estado estima necesario el dictado de una
legislación inherente a cada uno de ellos.

En el sentido apuntado, el suelo es un recurso natural por la evidente utilidad que brinda, pero
paralelamente, por el aprovechamiento que de él se hace se encuentra en la categoría de régimen
debido al dictado de numerosas leyes a nivel nacional y provincial que tienden a regular lo atinente a su
aprovechamiento y conservación.
1
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El estudio del recurso suelo puede ser encarado distinguiendo el aspecto de su dominialidad, el
de su utilización y el de su conservación regulando las distintas actividades que el hombre en su afán de
desarrollo lo llevan a modificar e incluso destruir sus funciones propias.

Funciones.- 1) Biológica: ya que sirve como depósito de especies vegetales y animales necesaria
para la alimentación del planeta, siendo éste su segunda función

2) Fuente alimentaria: proveyendo al hombre del sustento alimenticio necesario para su


subsistencia; y finalmente actúa como

3) Filtro: ya que por medio de su porosidad controla la circulación del agua permitiendo las
penetraciones o fijación de las raíces.

Conservación de los suelos. Los procesos erosivos del suelo.-

Un aspecto fundamental de la política de suelos es el de su conservación. La protección tiene


especial importancia en el caso de la erosión, agotamiento, degradación, decapitación y anegamiento, que
afectan o destruyen su capacidad productiva.

La lucha contra la erosión constituye el principal problema. La erosión es la pérdida o disminución


de las partículas finas del suelo por la acción de los vientos o de las aguas, que anulan o reducen su
capacidad productiva. Este proceso se realiza en forma gradual y a veces imperceptible. Sus
manifestaciones más evidentes son los médanos y las dunas. Es evidente que la mayor parte del territorio
nacional ha sido alcanzado por la erosión y una gran extensión afronta el mismo peligro. Las causas
fundamentales son la deficiente política en el manejo de los suelos, el monocultivo, el pastoreo intensivo y
degradante, el desmonte incontrolado, los vientos, las precipitaciones pluviales excesivas.

Los suelos también se agotan por la extracción excesiva de sus nutrientes derivada del tipo de
explotación agropecuario. La rotación de los cultivos, la explotación agropecuaria, el uso de fertilizante, el
llamado abono verde, son sistemas que se utilizan para devolver a los suelos sus condiciones naturales.

El proceso de degradación opera por una modificación de sus propiedades fisicoquímicas derivada
del mal manejo de los mismos o del régimen hidrológico. Es un escalón del proceso de agotamiento y
conduce a éste, si no se adoptan medidas adecuadas. Un factor lo constituye el anegamiento que opera en
las tierras bajas por falta de obras de canalización de las aguas sobrantes.

Cuando se priva al suelo de la capa vegetal, el proceso se denomina de decapitación. La tierra


pierde definitivamente sus propiedades agropecuarias. Es sumamente grave y requiere medidas urgentes
para conjurarlas. Sus causas principales son las deficientes técnicas utilizadas en la nivelación de los suelos
y el empleo indebido de la capa vegetal en la fabricación de ladrillos y productos cerámicos.

En los tiempos actuales se han sumado factores que indirectamente confluyen a la mencionada
destrucción del suelo, es lo que acontece con la contaminación de las aguas por desechos de diversos tipos,
o por la acumulación en los suelos de metales pesados, pesticidas, la utilización descontrolada de
maquinaria agrícola pesada provocando el apisonamiento de las capas superficiales del suelo y su posterior
desgaste y abandono, fenómeno este que si bien no tarda un segundo en producirse, revertirlo insume o
insumiría años.

2
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Régimen Jurídico

Legislación Nacional

Constitución Nacional.- La o igi al eda ió del ’ o ite el t ata ie to de la p ote ió


administración de los recursos naturales y por ende del suelo, siendo éste uno de los puntos subsanados
con la reforma introducida por nuestros constituyentes del año 1994 a través del nuevo art. 41 en cuanto
afirma que todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo hu a o […] corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos
de protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que ellas alteren las
jurisdicciones locales … en concordancia con el art. 124 en cuanto reconoce el dominio originario de las
provincias en relación a sus recursos naturales.

En este último aspecto, las provincias son quienes en efectivo uso del poder de policía deben
adoptar las medidas conducentes a evitar todo tipo de menoscabo al recurso suelo dictando las leyes
necesarias a tal fin. Esta facultad reservada no excluye la que le corresponde a la Nación de dictar la
normativa de alcance en todo el territorio, como aconteció con la ley de conservación de los suelos , que
implementó un sistema de adhesión por parte de las provincias.

Ley 22.248, de conservación de suelos.- En el año 1981 fue sancionada la Ley Nacional 22.428 de
fomento de conservación de suelos bajo un sistema de adhesión provincial. La exposición de motivos es
excelente. Recuerda un proyecto del PEN de 1940 y describe como lineamientos generales y objetivos
específicos:

1. La instrucción y difusión entre todos los habitantes en general y entre los empresarios rurales
en particular es fundamental para que se adquiera conciencia plena de la gravedad y magnitud
de la degradación de los suelos.
2. El protagonismo es de los productores agropecuarios y por ende es imprescindible que el
Estado aliente su libre y voluntaria participación en consorcios; y
3. La Nación y las provincias están obligadas a arbitrar medidas de fomento (financieras,
crediticias, técnicas y extensionistas) y resulta conveniente imponer un régimen coercitivo y
sancionatorio para combatir la erosión. Por fin, promete que el INTA prestará una apropiada
asistencia técnica.

La ley 22428 optó por su aplicación gradual a partir de las tierras más depredadas que importaban y
suponen un mayor obstáculo a la producción rural, de acuerdo a los recursos disponibles y en espacios
economorfológicos comunes, susceptibles de tratamientos conjuntos.

En su art. 1° declara de interés nacional toda acción, sea pública o privada, tendiente a la
conservación de los suelos y a la recuperación de su capacidad productiva.

Así mismo, propicia la constitución de consorcios conservacionistas voluntarios integrado por


productores, sumándose el Estado mediante acciones de fomento; igualmente prevé el establecimiento de
distritos de conservación de suelos en aquellas zonas afectadas a fin de lograr su recuperación o
conservación.

Según Brebbia esta ley resulta objetable fundamentalmente por el papel secundario asignado al
Estado a quien le caben solamente acciones de fomento y estímulo al sector privado en una cuestión en
que se encuentra comprometido el futuro económico de la Nación; en su opinión se debería haber dotado
3
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

al Estado de facultades coercitivas para hacer cumplir los objetivos de la Ley teniendo en cuenta ante todo
que ningún derecho es absoluto.

Los integrantes de los consorcios tienen que cumplir con las prácticas conservacionistas y
programas aprobados y abstenerse del empleo de las vedadas. En caso de realizar inversiones y gastos de
resguardo o recobro de fertilidad tienen derecho a participar de los estímulos que dispongan las provincias;
a percibir créditos de fomento del Banco de la Nación para la financiación de aquellas bonificaciones.

Por su parte, las provincias adheridas se obligan a: a) designar una autoridad de aplicación, b)
relevar los suelos; c) realizar las obras de infraestructuras necesarias y coordinadas con la Nación; d)
promover la investigación y experimentación y difundir sus resultados; e) fomentar la especialización de
técnicos; f) otorgar créditos especiales a través de bancos; g) aportar recursos presupuestarios.

Conforme al sistema instaurado por la ley analizada, en el mes de julio/81 nuestra provincia
procedió a adherirse parcialmente a la ley nacional y de manera total en noviembre de ese mismo año,
oe istie do e el á ito p ovi ial la vige ia de la p e ede te le sa io ada e el año ’91 so e suelos
n° 6290, cuyo análisis comparativo se efectúa en el punto B, sobre legislación provincial.

El dominio del suelo en la legislación nacional.- Lorenzetti enseña que el dominio es el derecho
real es el mayor sometimiento de que puede ser objeto una cosa a una persona, y correlativamente el
mayor, más extenso y más completo poder que su titular puede tener sobre la misma cosa; los demás
derechos reales no son sino cada uno de ellos un fragmento de esa totalidad que es el dominio.

Según el CCyC en su art. 1941 El do i io […] es el de e ho eal ue oto ga todas las fa ultades de
usar, gozar, y disponer material y jurídicamente de una cosa, dentro de los lí ites p evistos po la le …

El Código pone el acento en las facultades, y dice que otorga todas las potestades de usar, gozar y
disponer, sin perjuicio de los límites legales. El dominio es un derecho real absoluto , en el sentido de que
confiere a su titular la mayor cantidad posible de facultades sobre una cosa. Se dice posible porque la
cantidad e intensidad de tales facultades dependerán del ordenamiento jurídico de que se trate, conforme
a los criterios filosóficos y políticos que le sirven de base. Entendido así el carácter absoluto, es su corolario
que no se puede concebir como derecho ilimitado, lo que constituiría una concepción antisocial. Tiene
especial relación con este carácter la exigencia del artículo 10 de no amparar el ejercicio abusivo de los
derechos.

El suelo no era definido por el CC (ni siquiera el actual CCyC lo hace), pero el ex art. 2518 precisaba
el alcance de la propiedad del suelo y de este concepto surgía su verdadero significado. La propiedad del
suelo se extiende a toda su profundidad, y al espacio aéreo sobre el suelo en líneas perpendiculares . Sin
embargo, no todo lo que se encuentra bajo suelo queda comprendido en la propiedad inmobiliaria. El
mismo artículo dejaba a salvo las modificaciones dispuestas por las leyes especiales para los tesoros y las
minas.

Mientras que el actual art. 1945 del CCyC al hablar sobre le extensión del dominio sostiene que El
dominio de una cosa comprende los objetos que forman un todo con ella o son sus accesorios. El dominio de
una cosa inmueble se extiende al subsuelo y al espacio aéreo, en la medida en que su aprovechamiento sea
posible, excepto lo dispuesto po o as espe iales…

No se pretende equiparar el llamado subsuelo y el espacio aéreo con el mismo suelo, pero sí
otorgarle idéntica condición jurídica.

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El CCyC mejora la redacción anterior sumamente confusa sobre la extensión material del dominio
de una cosa. Comienza por establecer que comprende los objetos que forman un todo con ella o con sus
accesorios. Tal es el caso de las cosas que natural o artificialmente estén adheridas al suelo y las cosas que
están adheridas a las cosas adherentes al suelo, por ejemplo, los frutos cuando aún no han sido separados y
los productos. Agrega que el dominio de una cosa inmueble se extiende al subsuelo y al espacio aéreo, en
la medida en que su aprovechamiento sea posible, excepto lo dispuesto por normas especiales.

Cuando la cosa es inmueble, no hay duda de que la propiedad de la cosa se extiende a toda ella,
pero se suscita el problema de determinar si se prolonga hacia arriba en el espacio aéreo o hacia abajo en
el subsuelo, hasta dónde se expande en uno y otro caso. Es indudable que el dueño ejercerá su derecho
hasta donde le sea posible o hasta donde le pueda resultar beneficioso: un derecho que llegara hasta la
exosfera o hasta profundidades inexploradas de la superficie terrestre carecería de todo sentido, por
imposibilidad fáctica, al menos, en la actualidad, atento al avance de los conocimientos y de la tecnología.

En cuanto al subsuelo, se mantienen limitaciones referentes a los tesoros y las minas, los primeros
con su régimen especial y las segundas, por la subsistencia de la aplicación del Código de Minería (t.o. decr.
456/97, con la modificación de la ley 25.225).

En cuanto a tesoros, el propio CCyC fija normas especiales para determinar su dominio en los arts.
1951 a 1954. Esas hacen una excepción al principio de la accesión. Con respecto a las minas, el tema
pertenece al Código de Minería por disposición constitucional, éste también hace importantes excepciones
al principio contenido en el art. 1945.

En materia de aguas subterráneas la limitación del propietario del suelo surge de la reforma de la
ley 17.711 al art. 2340, inc. 3 del CC. Esas aguas han quedado incorporadas al dominio público y excluidas
de la propiedad inmobiliaria.

Es evidente que la propiedad del suelo no tiene ya el alcance absoluto fijado por la concepción
romanista. La exclusión de ciertos atributos responde a consideraciones de interés público y utilidad social.
El suelo se ha constituido en un recinto donde la ley admite el ejercicio de ciertas actividades económicas y
asentamientos humanos.

En materia de espacio aéreo, el art. 1945 del CCyC dispone que el propietario es dueño exclusivo
del espacio aéreo; puede extender en él sus construcciones y puede también demandar la demolición de
las obras del vecino que a cualquier altura avancen sobre ese espacio. El espacio aparece, así, como un
accesorio del suelo a cuya apropiación la ley no ha puesto límite. No existe ninguna restricción al respecto,
salvo la que surge de la interpretación de dicho artículo, en la que el propietario puede extender en él sus
construcciones, o sea, que adquiere el espacio aéreo a medida que lo va ocupando. En tanto no se dé esa
posibilidad técnica, el espacio aéreo debe ser considerado libre, ya que no resulta evidente el interés del
propietario para impedir la utilización de algo que está fuera de su alcance o que no le irroga perjuicio.

A) Del dominio del suelo: El régimen de propiedad argentino es seguro, ordenado y completo. Sus
principales características son:
a. Generalizado: Todos los habitantes tienen el derecho a usar y disponer de su propiedad
(art. 14 CN).
b. Protegido: la propiedad es inviolable, no puede ser privada sino por sentencia fundada
en la ley de expropiación por causa o utilidad pública y previamente indemnizada (art.
17 CN).

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

c. Es abarcativo físicamente (art. 1945 CCyC): Comprende virtualmente todos los objetos
que es susceptible de producir. Los frutos naturales y las producciones orgánicas de
una cosa, forman un todo con ella (art. 233 CCyC)
d. Como dominio es un derecho real.

Desde el punto de vista de la titularidad, el suelo puede ser de propiedad pública o privada,
rigiendo plenamente, en el primer caso, la cláusula contenida en el nuevo 124 de la Constitución reformada
que consagra el dominio originario de las provincias respecto de los recursos naturales existentes dentro de
sus jurisdicciones.

En cuanto a la titularidad del suelo en cabeza de los particulares, en la concepción romanista el


dominio era rodeado de los caracteres propios del individualismo de absoluto, exclusivo y perpetuo ,
refiriéndose el primero a los alcances de las facultades reconocidas al dueño de la cosa, quien no tenía
limitación alguna basada en intereses de índole social o económico. Esta concepción fue receptada por
nuestro Código Civil, aplicándola por igual a todas las cosas sin distinguir la finalidad productiva y social del
recurso analizado.

Con la ley 17.711 se modificó la redacción del artículo 2513 del Código de Vélez restringiendo de
esta manera las facultades reconocidas inicialmente al propietario de la cosa. Vale decir, en la actualidad el
límite está dado por el llamado ejercicio regular , dando paso a una concepción distinta en materia de
propiedad del suelo , lo que luego sería receptado en la redacción del actual CCyC.

Por lo tanto, el ejercicio de las facultades explicitadas (ius utendi, fruendi y abutendi), debe ser
regular, porque si fuere abusivo no sería un ejercicio regular como lo exige el artículo 10 del CCyC. Se
considera tal, según esta norma, el que contraria los fines del ordenamiento jurídico o el que excede los
límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres. El juez debe ordenar lo necesario para
evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva, y si correspondiere, procurar la
reposición al estado de hecho anterior y fijar una indemnización .

La Comisión de Reformas ha sostenido que en la regulación al dominio Se tiene presente que el


derecho a la propiedad privada vincula tanto el interés de su titular como el provecho de la sociedad, de
manera que no puede ejercerse en forma egoísta ni en perjuicio del interés social. Resulta ineludible tomar
en consideración el artículo 21 del Pacto de San José de Costa Rica, incorporado al bloque constitucional
(artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacional), según el cual toda persona tiene derecho al uso y goce
de sus bienes; y que la ley puede subordinar tal uso y goce al interés social. Todos los derechos,
ciertamente también el dominio, se admiten conforme a las leyes que reglamentan su ejercicio, por otra
parte, debe tratarse de un ejercicio regular, siendo especialmente aplicable la parte preliminar de este
Código en cuanto llama la atención contra el ejercicio anti funcional y abusivo.

B) Restricciones al uso del suelo: Como señala el Dr. Catalano la planificación del destino del suelo
de acuerdo a sus características físicas, químicas y agrológicas es fundamental para que se haga de él un
uso racional y eficiente para promover su conservación. Muchas tierras con aptitud agrícola comprobada
han sido afectadas por el avance desordenado de las ciudades, los fraccionamientos o loteos, la instalación
de industrias contaminantes y la construcción de obras de tipo comunitario, de esta manera, miles de
hectáreas quedan sustraídas a la actividad productiva y desaparecen como fuentes de alimentos

El criterio liberal que inspiró las condiciones de utilización de la propiedad de las cosas en el CC de
Vélez, había sido modificado profundamente con la introducción del concepto conservacionista que surge
del nuevo texto del art. 2513, incorporado por la reforma de la ley 17.711/68.

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En la anterior concepción era inherente al derecho de propiedad la facultad de desnaturalizar la


cosa, degradarla o destruirla ello en relación a la idea de propiedad absoluta, exclusiva y perpetua ;
mientras que en la versión actual el propietario sólo puede gozarla de acuerdo a un ejercicio regular.

En consecuencia, el suelo se encuentra limitado e su uso y goce por el interés público y el derecho
de terceros. Corresponde señalar que el concepto de uso regular es aplicable no sólo al uso del suelo sino al
de todos los recursos naturales susceptibles de apropiación.

En el nuevo Código Civil y Comercial nacional se contempla lo siguiente, bajo el Título III Bienes ,
sección 3° Bienes con relación a los derechos de incidencia colectiva :

ARTÍCULO 240.- Límites al ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes. El
ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes mencionados en las Secciones 1ª y 2ª debe
ser compatible con los derechos de incidencia colectiva. Debe conformarse a las normas del
derecho administrativo nacional y local dictadas en el interés público y no debe afectar el
funcionamiento ni la sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la fauna, la biodiversidad, el
agua, los valores culturales, el paisaje, entre otros, según los criterios previstos en la ley especial.

ARTÍCULO 241.- Jurisdicción. Cualquiera sea la jurisdicción en que se ejerzan los


derechos, debe respetarse la normativa sobre presupuestos mínimos que resulte aplicable.

La ley 17.711 también ha incorporado en materia de división de la tierra, el viejo concepto de la


unidad económica, que se aplica tanto a la división de las cosas en general, como en caso del parcelamiento
de inmuebles.

Al respecto, dispone el art. 2326 (art. 228 CCivCom) que no podrán dividirse las cosas cuando ello
convierta en antieconómico su uso y aprovechamiento y faculta a las autoridades locales para reglamentar,
en materia de inmuebles, la superficie mínima de la unidad económica, la que podrá adecuarse a las
distintas condiciones agroeconómicas y demográficas imperantes en las regiones del territorio nacional. El
art. 3475 bis, ratificando este concepto, establece que no podrá hacerse la división de bienes en especie
cuando ello convierta en antieconómico el aprovechamiento de las partes. En ambas, la limitación
establecida se refiere al dominio y no al uso y goce que puede ser dividido ya que, en principio, no afecta la
economía de la cosa sino la economía del propietario.

El criterio que preside la indivisibilidad es puramente económico y no ambiental. En realidad, la


idea de unidad económica se presenta como una reacción contra el minifundio, cuya consecuencia es la
marginación económica y social del hombre de campo.

En materia de uso del suelo, el CCyC contiene una serie de restricciones (o límites , como las llama
el nuevo cuerpo legal) la obligación de soportar ciertas molestias que ocasionan el humo, calor, olores,
luminosidad, ruidos, vibraciones o inmisiones similares por el ejercicio de actividades en inmuebles vecinos,
siempre que ellos no excedan la normal tolerancia ; y otras tendientes a resguardar la propiedad del suelo
en casos de desplazamientos y recepción de aguas, arenas o piedras; también las referidas a los árboles,
arbustos y plantas que causen molestias mayores a la normal tolerancia facultando al perjudicado a exigir
que sean retiradas. Los propietarios limítrofes con ríos o canales que sirven a la comunicación por agua,
están obligados a dejar una calle o camino público de 15 metros hasta la orilla, sin ninguna indemnización.

Estas restricciones están contenidas en los arts. 1970 y ss. En ningún caso, ellas tienen en vista el
interés de la conservación del recurso en sí, sino las relaciones de vecindad que se generan entre los
propietarios a causa del uso del suelo.

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Análisis del art. 228 del CCyC.- Cosas divisibles. Son cosas divisibles las que pueden ser divididas en
porciones reales sin ser destruidas, cada una de las cuales forma un todo homogéneo y análogo tanto a las
otras partes como a la cosa misma.

Las cosas no pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte en antieconómico su uso y


aprovechamiento. En materia de inmuebles, la reglamentación del fraccionamiento parcelario corresponde
a las autoridades locales.

Se mantiene la regulación del Código anterior (art. 2326), con la única diferencia consistente en que
aquí dice "sin ser destruidas" mientras que en la regulación decimonónica se señala "sin ser destruidas
enteramente". No obstante, el sentido de ambas expresiones es análogo, por lo que no hay diferencia real
de regulación.

El segundo párrafo, que se refiere a la imposibilidad de división cuando ello convierte en


antieconómico el uso y goce de la cosa, relegando a la reglamentación local el establecimiento de la unidad
económica, tiene una regulación sustantivamente idéntica a la del segundo párrafo del art. 2326 del Código
anterior, que fue introducido por la ley 17.711.

Facciano sostiene que el artículo se refiere a las cosas divisibles de manera similar al 2.326 del C.C.,
pero eliminando la tradicional denominación de Unidad económica para reemplazarla por la más
genérica fraccionamiento parcelario . Disiente con el abandono de la denominación tradicional, ya que la
misma se fundamenta en la elaboración doctrinaria de dicho concepto, con implicancias y alcances
distintos de los de un mero fraccionamiento, con efectos no sólo económicos, sino también productivos,
sociales y ambientales, íntimamente relacionados con el concepto de desarrollo sustentable, que goza de
jerarquía constitucional al haber sido incluido en el art. 41 de la Constitución Nacional por la reforma de
1994.-

La primera característica es poco importante puesto que casi no hay cosas que no puedan dividirse
materialmente, por algún tipo de proceso más o menos complicado. La segunda y tercera características sí
son decisivas a la hora de aprehender el concepto de divisibilidad de las cosas: el que las cosas obtenidas
formen un todo homogéneo y, además, sean análogas a las demás partes y a toda la cosa. Estas
particularidades deben presentarse conjuntamente porque de lo contrario podríamos llegar a conclusiones
desacertadas, como sostener que un automóvil es divisible pues se pueden separar el volante, las ruedas,
las puertas, etc., y estos son objetos que forman un todo homogéneo. Las cosas que perderían su esencia
de ser divididas, como un libro, son indivisibles.

El segundo párrafo del artículo en comentario determina limitaciones a la posibilidad de dividir las
cosas, al decir que no pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte en antieconómico su uso y
aprovechamiento.

Es decir que aun cuando una cosa pueda ser de hecho dividida y, además, las cosas obtenidas sean
análogas entre sí y respecto del todo, tendrá el carácter jurídico de indivisible si la división convierte en
antieconómico su uso. Esta circunstancia no es exclusiva de los inmuebles, pero se aprecia particularmente
en ellos: de acuerdo a las características productivas de la tierra, una superficie menor a determinada área
la convertiría en antieconómica porque el costo de hacerla producir superaría al beneficio. No se puede
hacer generalizaciones en este punto, puesto que el carácter antieconómico de la explotación de una
fracción depende de la fertilidad del suelo: cuando éste es de excelente calidad, muy pequeñas superficies
pueden conformar una unidad económica, mientras que cuando es infértil, la extensión de la unidad
económica debe ser mucho mayor. Es por ello que, con toda razón, se deriva a la reglamentación local el

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

fraccionamiento de la unidad económica inmobiliaria: depende de las características de cada suelo y de


cada clima determinar cuál es la cantidad de tierra mínima que puede razonablemente ser explotada, lo
que el código denomina "fraccionamiento parcelario".

La división física del suelo. La parcela agraria, urbana e industrial.- Además del conocimiento de las
propiedades el suelo para determinar su uso o explotación más conveniente, dos aspectos resultan de
fundamental importancia: el de la división física en parcelas o sea la cantidad de suelo que debe asignarse a
cada persona o grupo de personas para asegurar su desenvolvimiento material y espiritual; y el de la
conservación de los suelos.

La tierra debe ser dividida en parcelas para un mejor aprovechamiento y para que el hombre pueda
desarrollar su individualidad. Pero ello no debe resultar de una simple operación aritmética. Esta superficie
no es fácil de determinar, ya que depende de una serie de factores políticos, geográficos, económicos y
sociales que varían en cada país, y dentro de ellos, según las regiones o actividades fomentadas.

La unidad mínima de producción en materia agropecuaria se denomina unidad económica agraria.


En materia urbana, la unidad o lote mínimo no ha tenido una denominación precisa. Nosotros la
llamaremos parcela urbana y cuando se trata de radicación de industrias, parcela industrial.

El art. 30 del decreto 7786/49, reglamentario de la ley 13.246 de arrendamientos y aparcerías


rurales, definía a la unidad económica agraria como todo predio que por su superficie, calidad de tierra,
ubicación, mejoras y demás condiciones de explotación, racionalmente trabajado por una familia agraria
que aporte la mayor parte del trabajo necesario, permita subvenir a sus necesidades y a una evolución
favorable de la empresa.

Resulta de la definición, que la tierra no solo constituye el asiento de una actividad productiva
encarado con sentido de empresa, sino también una forma de vida que conviene estimular. En realidad lo
que la ley define es la unidad económica familiar. Pero el medio agrario no sólo está formado por familias,
sino también por individuos y empresas. ¿A cada uno de estos grupos socioeconómicos le correspondería
idéntica protección legal?

La definición, por ende, está ligada al programa de política social agraria que cada país intente
desarrollar. En el caso, se trata de definir sólo la unidad económica de tipo familiar. Esta se define al solo
efecto de dispensarle la protección legal. Una definición de carácter genérico resultaría impracticable, ya
que no podrían reunirse en una misma categoría todas las formas de explotación de la tierra.

La parcela urbana es la unidad mínima de asentamiento del hombre en la ciudad o pueblo donde se
concentran sus actividades. La forma en que se realiza el parcelamiento urbano determinará por un tiempo
prolongado las características del área, ya que una vez asentada la población resulta muy difícil modificarla.
Ello destaca la importancia del planeamiento previo.

La configuración urbana se determinara por el facto geográfico y la topografía del lugar. En las
zonas de pronunciados relieves, por ejemplo, las construcciones son más costosas por la necesidad de
obras complementarias.

El 50% de la población mundial vive en las ciudades o pueblos. La mayoría de las concentraciones
urbanas son producto de un crecimiento espontaneo y no planificado. Las necesidades vitales siempre se
han adelantado a los planes oficiales de vivienda.

En los últimos años ha existido un extraordinario movimiento a favor de la creación de la parcela


industrial en zonas alejadas de los conglomerados urbanos. La idea se ha plasmado a través de los parques
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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

industriales, que consiste en un conjunto de parcelas de medidas adecuadas que cuentan con los servicios
de infraestructura necesarios a cargo de la administración del parque. Estas parcelas se entregan en venta
o en arrendamiento a las empresas que desean instalarse.

Ley Provincial 3658.- Mediante decreto ley 3658, del 20 de junio de 1970, la provincia de Tucumán
puso en vigencia un sistema de contralor de carácter preferentemente juridicista. Este defecto legal se
purga gracias a la muy activa participación de la Estación Agrícola Experimental, antigua y reconocida
institución provinciana que con trabajos científicos de calidad probada ha sabido ganarse un lugar principal
en la dilucidación de los problemas político-agrarios que han caracterizado el desenvolvimiento de la
provincia a la que sirve.

El artículo 1º de la ley tucumana establece una prohibición de carácter general cuando como
consecuencia de algún acto jurídico resulte una subdivisión que no constituya una unidad económica
agraria. Ese principio general cede frente a casos justificados, como ser la realización de obras públicas,
ventas en block , loteos o fines urbanísticos o veraniegos y aumento de superficies. Para que la
prohibición sea efectiva se impone a los jueces y escribanos públicos no actuar sin previa resolución
favorable de la autoridad de aplicación, que es la Estación Experimental Agrícola. Cuando la decisión sea
denegatoria y se trate de actuación extrajudicial, el decreto establece un recurso ante el Poder Ejecutivo,
quien resolverá, sin perjuicio de la acción contencioso-administrativa ante la Suprema Corte de Justicia
provincial. La acción puede ser ordinaria o sumaria, mediante el procedimiento que la propia norma fija en
su artículo 7º.

Tratándose de cuestiones en trámite por ante la justicia, la Estación Experimental tomará la


intervención correspondiente ante los estrados judiciales. En todos los casos debe describirse, en las
actuaciones cumplidas, el trámite ejecutado con intervención de la Estación Experimental Agrícola.

PROPIEDAD AGRARIA.

La propiedad agraria como instituto del derecho agrario.- La propiedad agraria constituye uno de
los institutos básicos del moderno derecho agrario, y bajo este aspecto debe estudiársela, siguiendo el
método propuesto por Carrozza. La noción de propiedad agraria presenta caracteres diferenciales respecto
del género, en cuanto ella es relevante en la medida que es el soporte de la empresa y está al servicio de
ella, de un modo directo, cuando propiedad y empresa se confunden, y de un modo indirecto cuando la
empresa está dirigida por persona diferente del propietario. Y ese carácter instrumental de la propiedad en
relación con la empresa existe no solo respecto del fundo y del ganado sino que se comunica también con
bienes diferentes. Establecida la función de la propiedad es natural que ella tenga un orden particular de
limitaciones externas al derecho del propietario, en las que prima el interés público y estos eventos
coinciden poderosamente en el contenido del derecho.

Nuestro régimen constitucional se ubica dentro del grupo de los que no contienen cláusulas
específicas en materia agraria, como ocurre con todas aquellas que poseen una orientación liberal, propia
de la época en la que fueron sancionadas. El artículo 17 declara inviolable el derecho de propiedad, pero no
lo define, limitándose a garantizarlo, y ello ha posibilitado que a lo largo de muchos años de vigencia se
realizara una interpretación evolutiva y progresista por parte de la Corte Suprema de la Nación, lo que ha
permitido decidir, en el recordado caso Ercolano , que ni el derecho de usar y disponer de la propiedad, ni
ningún otro derecho reconocido por la Constitución revisten el carácter de absolutos, por cuanto un
derecho ilimitado importaría una concepción antisocial .

El Código Civil argentino reconoce al derecho de propiedad los caracteres tradicionales del
individualismo, esto es, considerándolo un derecho absoluto, exclusivo y perpetuo, estando el primero de
ellos relacionado con la extensión de las facultades que la ley acuerda al dueño de la cosa. Nuestra
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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

jurisprudencia ha morigerado de todos modos esta concepción antisocial de la propiedad, dando paso, el
constitucionalismo social, a una concepción completamente distinta de la misma. En el concepto más
moderno del derecho de propiedad se observa fundamentalmente un predominio de los intereses
generales por sobre los interés particulares, como ha venido ocurriendo desde la Revolución Francesa y la
sanción del Código Francés, que ha influido fuertemente en esta materia en todos los códigos europeos y
americanos del siglo XIX, del que no es una excepción el Código de Vélez Sarsfield, lo que no importa que la
propiedad haya dejado de ser un derecho subjetivo, para pasar a ser una función ; solamente se trata de
subordinar al interés público los intereses particulares de los individuos y realizar una armónica
coordinación entre ellos.

En nuestro país, la legislación posterior a la primera posguerra no necesitó de la reforma de la


Constitución para incluir principios de contenido económico y social, como ocurrió en otros países que
renovaron su derecho constitucional adoptando normas que reconocieran la función social de la propiedad.
Merece especial mención la ley 12.636 de colonización (1940), cuyo objetivo fue, resolver gradualmente el
problema de la tierra, ubicar y arraigar a los productores en ella, así como también encaminarlos, educarlos
y prepararlos para una mejor defensa, teniendo en cuenta que la tierra deja de ser una mercancía para ser
considerada en función social aportándose un nuevo concepto sobre la propiedad agraria, claramente
diferenciada del de la ley civil, al establecer que la propiedad de la tierra quedará sujeta a las limitaciones
y restricciones que se determinen en esta ley, de acuerdo al interés colectivo . Messineo recuerda que la
limitación del derecho no era incompatible con una visión liberal del derecho (por ejemplo, la expropiación
por causa de utilidad pública: art. 17 Constitución Nacional), la que provenía generalmente del derecho
público, pero la que establece ahora nuevas disposiciones legales tiene, en cambio, un contenido privado-
social.

En 1994 se produce la reforma de la Constitución, más tarde abrogada, cuyo art. 38 establecía: La
propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia estará sometida a las obligaciones que
establezca la ley con fines de bien común. Incumbe al Estado fiscalizar la distribución y la utilización del
campo e intervenir con el objeto de desarrollar e incrementar su rendimiento en interés de la comunidad, y
procurar a cada labriego o familia labriega la posibilidad de convertirse en propietario de la tierra que
cultiva . El marco constitucional que proporcionaba la reforma facilitó la sanción de diversas leyes agraria
que fueron consecuencia de la función social que investía ahora la propiedad.

La reforma del Código Civil: En este incompleto repaso de disposiciones que se sucedieron hasta la
reforma de 1968 en el que se ha tratado de destacar las vicisitudes y fracasos de los intentos de adecuar la
noción del derecho de propiedad que nace con el constitucionalismo social adoptado mayoritariamente por
los países occidentales, faltaría hacer referencia al alcance de la mencionada reforma de la ley civil, que
cuanto a la caracterización del dominio. La reforma importa una nueva legislación en cuanto deroga los
artículos 2513 y 2514 que determinaban, respectivamente, la facultad del propietario para desnaturalizar,
degradar o destruir la cosa, y que el ejercicio de tales facultades no puede serle restringido, aunque tuviera
por resultado privar a un tercero de alguna ventaja, comodidad o placer.

El artículo 2513 fue reemplazado por el siguiente: Es inherente a la propiedad el derecho de poseer
la cosa, disponer o servirse de ella, usarla y gozarla conforme a un ejercicio regular . El artículo 2514 dice:
El ejercicio de estas facultades no puede ser restringido en tanto no fuere abusivo, aunque privare a
terceros de ventajas o comodidades . Refiriéndose a los cambios que establece la reforma, Borda expresa
que ella ha venido a infundir al derecho de propiedad un espíritu nuevo, impregnado de contenido social ,
ya que la propiedad, particularmente la propiedad de los bienes que sirven para producir otros, tiene una
función social que cumplir, y agrega que por esta razón la encíclica Populorum Progressio reconoce el
derecho de expropiar una cosa . No obstante la reforma no utiliza la expresión función social contenida
en las constituciones y leyes modernas de Europa y América y explica Borda que conforme al artículo 2513

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

(nuevo) el derecho de propiedad debe ser ejercido de forma normal, es decir, adecuado a lo que es normal,
corriente, de manera no abusiva, según el art. 2514.

Brebbia cree que la usual expresión función social , merece algunas objeciones. Ya que peca de
inconcreta y hasta de ambigua, pero debe reconocerse que de ella fluye lo que se quiere significar, y es por
otra parte una expresión que ha sido aceptada mundialmente. Parecería que se ha evitado utilizarla, pues
algunos ven en ella (sobre todo en Argentina) un ataque al derecho de propiedad, cuando en rigor lo que se
está diciendo es que no es más un derecho de carácter absoluto. Brebbia critica también la conclusión a la
que llega Borda ante la omisión a la expresión función social . Sostiene Brebbia que decir que el derecho
de propiedad debe ser ejercido en forma normal, es en rigor decir poco, menos aún, que es adecuado a lo
corriente.

Indivisibilidad de la unidad económica.- El artículo 2326 del Código Civil entiende por cosas
divisibles aquellas que sin ser destruidas enteramente pueden ser divididas en porciones reales, cada una
de las cuales forma un todo homogéneo y análogo tanto a las otras partes como a la cosa misma (párrafo
1º).

Como lo señala la doctrina, la división de las cosas consideradas en sí mismas divisibles y no


divisibles en el Código de Vélez Sarsfield, suponía una consideración puramente natural, la posibilidad física
de la división prescindiendo del destino económico de ellas y su uso racional. Con respecto a esta
clasificación tradicional las cosas son divisibles cuando pueden ser partidas en porciones reales, sin ser
destruidas, y cuando cada porción de ellas forma un todo homogéneo y análogo tanto a las partes como a
la cosa misma. En consecuencia, una vez dividida la cosa, cada parte de ella se conserva intacta y es lo que
era antes, aunque de menor extensión o cantidad .

La ley 17.711 incorpora a la norma un segundo párrafo que establece: No podrá dividirse las cosas
cuando ello convierta en antieconómico su uso o aprovechamiento. Las autoridades locales podrán
reglamentar, en materia de inmuebles, la superficie mínima de la unidad económica . Con arreglo a la
reforma, las cosas muebles o inmuebles, no pueden ser ya divididas, aunque sea factible su partición en
porciones reales que forman un todo homogéneo y análogo tanto a las otras partes como a la cosa misma,
cuando tal división, aunque posible bajo un punto de vista natural y físico, convirtiera en antieconómico su
uso y aprovechamiento.

Antes de la reforma del Código Civil era perfectamente lícita la división en especie de los predios
rurales. De este modo, ya sea por actos entre vivos o por disposiciones de última voluntad, los predios
rústicos eran pasibles de fraccionamiento en porciones que tornaban inconveniente y antieconómica su
utilización. La gravedad de esta disposición había sido destacada por la doctrina agraria nacional y
extranjera, que afirmaba que la aplicación mecánica del Código Civil produciría inevitablemente, como
había ocurrido en Europa, la pulverización de la propiedad rústica y en consecuencia su inutilización, desde
el punto de vista de la explotación agropecuaria.

Estaría de más señalar que la tierra excesivamente dividida resulta insuficiente para subvenir las
necesidades del productor rural, y le impide una explotación conveniente y una evolución económica
favorable, lo que no solamente incide en su economía familiar sino que también, en definitiva, redunda en
detrimento de los intereses del país, asentados fundamentalmente en la producción agraria. Teniendo en
cuenta los desastrosos resultados observados en Europa, aparece oportuna la reforma al Código Civil, pues
si bien ello no trae solución para aquellos casos en que la división excesiva de la propiedad rural ha
provocado ya un minifundio, al menos evitará que en lo sucesivo el proceso continúe agravándose.

Para finalizar, esa necesario tener presente que hasta la reforma, nuestra legislación civil sólo
autorizaba la oposición a la división de la cosa cuando ella fuera nociva, tratándose del condominio, o bien
en el caso de bienes hereditarios estableciendo la indivisión por un plazo que se extiende hasta diez años o

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

hasta la mayoría de edad de los herederos, impuesta por el causante o por el cónyuge supérstite que
hubiera adquirido o formado el establecimiento comercial, industrial, minero o agrícola que constituyera
una unidad económica. Sin embargo, la insuficiencia de las normas vigentes para impedir el proceso de
división excesiva de la tierra resultaba evidente, al encontrarse condicionada a la voluntad del condómino
en el primer caso, o del causante en el restante y además limitado en el tiempo; ello sin contar que el juez
podía de todos modos autorizar la división de la cosa. Resulta pues un progreso sensible el que introduce la
ley 17.711 en cuanto establece la indivisibilidad de los predios rústicos, cuando resulte antieconómico su
uso o aprovechamiento.

Conviene destacar que en lo concerniente a los predios rústicos se refiere, la posibilidad de su


división en lotes está limitada por las reglamentaciones u ordenanzas sancionadas por las municipalidades
en ejercicio del poder de policía. Resultaba impostergable, atento los altos intereses comprometidos, el
establecimiento de una norma que impidiera la división antieconómica de los predios rústicos en parcelas
inferiores a la unidad económica.

El artículo 2326 del Código Civil de Vélez y la división de predios rústicos.- Como se ha visto, el
Código consideraba a las cosas como divisibles o indivisibles según fueran o no susceptibles de división
material en partes homogéneas cada una de las cuales reproduzca en proporciones reducidas el todo
originario sin importar en absoluto que dicho fraccionamiento le hiciere perder su utilidad. A este tipo de
indivisibilidad, por la naturaleza de la cosa, la reforma agrega la indivisibilidad por ley o jurídica.

La prohibición de dividir las cosas cuando ella convierta en antieconómico su uso y


aprovechamiento, importa una restricción al dominio establecida con fines de interés público en cuya
virtud se limitan los derechos del propietario en cuanto a su facultad para disponer jurídicamente en forma
absoluta de la cosa. La legitimidad de la disposición parece indudable si se tiene en cuenta que el derecho
de propiedad no es absoluto pues el propietario de la cosa puede disponer o servirse de ella, usarla y
gozarla conforme a un ejercicio regular.

Conforme a la modificación por ley 17.711 norma las autoridades locales podrán reglamentar, en
materia de inmuebles, la superficie mínima de la unidad económica.

La ley se refiere a las cosas inmuebles cuando en realidad la restricción, debe entenderse sólo con
respecto a los predios rústicos ya que, en cuanto a la propiedad urbana, en la que también existen
parecidas limitaciones, el caso aparece resuelto por el artículo 2611 que expresaba que las restricciones
impuestas al dominio privado sólo en interés público, son regidas por el derecho administrativo . Con
arreglo a esta disposición el régimen de las restricciones a la propiedad urbana está reglamentado en
ordenanzas municipales.

Además, tampoco la norma puede referirse a toda la propiedad rural, es decir, a aquella que se
encuentra afuera de la planta urbana de las ciudades o pueblos, sino sólo a la tierra destinada o susceptible
de destinarse a la explotación agropecuaria en cualquiera de sus especializaciones. En efecto, sería
imposible establecer unidades económicas en predios que no son objeto de explotación, por cuanto su
composición agroecológica no lo permitiría, en razón de su esterilidad e inutilidad para este destino. Es
condición, por lo tanto, para que quede prohibida la división en materia de inmuebles, en primer lugar que
éstos sean rústicos, y en segundo lugar, que sean aptos para la explotación agropecuaria.

Código Civil y Comercial.- En un acierto metodológico el nuevo cuerpo legal civil y comercial
contiene un Título Preliminar en el cual se establece particularmente una norma común a todos los
derechos. En efecto, el artículo 10 se refiere expresamente al abuso del derecho, estableciendo que El
ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como
ilícito ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el que contraría los

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

fines del ordenamiento jurídico o el que excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas
costumbres…

Así se recoge lo dispuesto por la ley 17.711 en lo que respecta al límite a las facultades del titular de
dominio y se extiende dicha regulación pasa a tener influencia sobre todo el derecho privado, pudiendo
todos los derechos ser valorados por este criterio ahora generalizado.

El Código eleva el abuso del derecho a la categoría de principio general que actúa como un límite
interno al ejercicio de los derechos; no se aplica a las libertades genéricas. La novedad que introduce el
Código es su aplicación en el campo de los derechos de incidencia colectiva y las situaciones abusivas en los
contratos de consumo.

El derecho debe ser ejercido de un modo regular, conforme a la buena fe, las buenas costumbres,
los fines de la ley. Es decir, que el derecho en su nacimiento contiene un perímetro que el ejercicio
posterior no puede transgredir.

Por otra parte, cabe destacar el art. 228 al hablar de las cosas divisibles reza … Las osas o
pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte en antieconómico su uso y aprovechamiento. En
materia de inmuebles, la reglamentación del fraccionamiento parcelario corresponde a las autoridades
locales.

El párrafo del artículo en comentario determina limitaciones a la posibilidad de dividir las cosas, al
decir que no pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte en antieconómico su uso y
aprovechamiento.

Es decir que aun cuando una cosa pueda ser de hecho dividida y, además, las cosas obtenidas sean
análogas entre sí y respecto del todo, tendrá el carácter jurídico de indivisible si la división convierte en
antieconómico su uso. Esta circunstancia no es exclusiva de los inmuebles, pero se aprecia particularmente
en ellos: de acuerdo a las características productivas de la tierra, una superficie menor a determinada área
la convertiría en antieconómica porque el costo de hacerla producir superaría al beneficio. No se puede
hacer generalizaciones en este punto, puesto que el carácter antieconómico de la explotación de una
fracción depende de la fertilidad del suelo: cuando éste es de excelente calidad, muy pequeñas superficies
pueden conformar una unidad económica, mientras que cuando es infértil, la extensión de la unidad
económica debe ser mucho mayor. Es por ello que, con toda razón, se deriva a la reglamentación local el
fraccionamiento de la unidad económica inmobiliaria: depende de las características de cada suelo y de
cada clima determinar cuál es la cantidad de tierra mínima que puede razonablemente ser explotada, lo
que el código denomina "fraccionamiento parcelario".

La indivisibilidad puede provenir de una disposición legal, del acuerdo de los interesados, de una
disposición de última voluntad y de una orden judicial.

La norma continúa el criterio sustentado por el Código derogado y la reforma de la ley 17. 711, que
introdujera la última parte de la disposición, al prohibir la división si la misma resultara antieconómica,
transfiriendo a las autoridades locales la responsabilidad de fijar la superficie mínima de la unidad
económica, o sea, de la extensión mínima de tierra que puede resultar de un fraccionamiento, en el
entendimiento de que la autoridad zonal es la más idónea para ponderar las características del lugar en
cuanto a la densidad de la población, tierras cultivables, provisión de agua, rendimiento de la explotación,
etcétera. Y asimismo que la electricidad, el agua y el gas son cosas divisibles.

LA LEGISLACIÓN AMBIENTAL EN LA ARGENTINA.

PANORAMA GENERAL

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Como ya se vio, la preocupación por la temática ambiental surgió como consecuencia de la


confrontación entre los intereses de las frenéticas sociedades modernas y los lentos tiempos de renovación
de los ecosistemas. La necesidad de conciliación de ambas realidades reclama por la tutela y la regulación
del ordenamiento jurídico.

En Argentina, el Congreso de la Nación ha creado un ordenamiento ambiental periférico, complejo y


disperso mediante:

 dictado de normativas ambientales específicas (e.g. la ley 25.675 de Presupuestos Mínimos en


Materia Ambiental);
 incorporación de cláusulas ambientales a distintas leyes pre-existentes (e.g. los arts. 189 y 200
del Código Penal);
 ratificación de instrumentos de derecho ambiental internacional (e.g. la Convención de Basilea
sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos y su Eliminación).
Frente a ésta creciente dispersión -que crea problemas de identificación y de interpretación-, la
solución parecería ser la creación de un corpus sistémico. Pero el principal obstáculo para ello es una de las
características esenciales del propio Derecho Ambiental: su transversalidad plural, que le posibilita abarcar
todas las disciplinas jurídicas. Al jurista ambiental no le queda más opción que manejar las distintas
especializaciones.

LA CONSTITUCIÓN NACIONAL DE 1994 Y EL AMBIENTE

Si bien las prerrogativas ambientales no se hallaban expresamente insertas en el texto


constitucional con anterioridad al Pacto de Olivos, podían encontrarse tácitas referencias a la preservación
del medio ambiente y al uso racional y sostenible de los recursos naturales. Entre ellas, la promoción del
bienestar y el derecho a condiciones dignas y equitativas de labor y acceso a la vivienda digna (art. 14), los
derechos y garantías no enumeradas que nacen del principio de soberanía popular y la forma republicana
de gobierno (art. 33), y los principios programáticos del Preámbulo –la defensa común y el bienestar
general para la posteridad–.

A partir de 1994, la Ley Fundamental consagró en su artículo 41 el derecho a un ambiente sano y


equilibrado como derecho subjetivo público de disfrute de un bien colectivo. Se configuró así un derecho
deber fundamental para el habitante argentino, en cuanto hombre y en cuanto parte de una colectividad.
En tanto, se reconoce al ambiente como un bien jurídico unitario, con una noción de daño en igual sentido.

También en la última reforma se reconoció a las provincias el dominio originario de los recursos
naturales existentes en su territorio (art. 124 in fine), así como las atribuciones del Congreso de la Nación
para proveer lo conducente al desarrollo humano con justicia social y a la protección de los espacios
culturales, entre otros (art. 75, inc. 19).

Según López Zigarán de Vigo, la más relevante doctrina otorga a los arts. 41 y 124 el valor de
normas de fondo de doble carácter operativo y programático.

ANALISIS DE LOS ARTICULO 41, 124 IN FINE Y 75 INC. 19

Art. 41.- Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental
generará prioritariamente la obliga ió de e o po e , segú lo esta lez a la le . […]
15
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En éste primer párrafo se consagra el derecho amplio –abarcativo no sólo de los ciudadanos–, que
tienen los seres humanos de vivir en un medioambiente adecuado en lo físico, lo cultural y lo social. Al
respecto, la mayoría de los constituyentes aclararon que el concepto de sanidad ambiental incluye tanto
la preservación y no contaminación de los elementos ambientales, como la existencia en los espacios
humanos de servicios y condiciones que aseguren la dignidad de las personas.

Respecto del equilibrio del medio ambiente sano, importa una armonía entre lo natural y lo
humano, entre lo individual y lo social.

La finalidad del reconocimiento de éste derecho denota una perspectiva antropocéntrica, pues el
desarrollo del ser humano es la preocupación esencial. Se trata de una clara referencia al concepto de
desarrollo sostenible, extendiéndose más allá de la mera acumulación, consumición y contratación de
bienes y servicios para considerar el crecimiento integral del hombre en su educación, salud y seguridad.

Para mesurar y planificar un crecimiento sustentable, se requiere definir el término generación. Al


respecto, Ortega y Gasset sigue un criterio vivencial-cultural para encuadrar a la generación en una
extensión temporal de 15 años, realizando un paralelismo con las etapas del desarrollo biológico del
hombre (i.e. niñez, juventud, iniciación, predominio y vejez).

Ahora bien, se precisa que la generación presente no comprometa a la generación futura: en


otras palabras, se requiere sustentabilidad. Si se sigue la perspectiva de Mendilaharzu respecto del
patrimonio ambiental (i.e. como un producto gestado en forma intergeneracional con el fin de
subsistencia futura), se plantea la interesante cuestión de entender a la sostenibilidad del accionar
humano como un despliegue que preserva un ideario en permanente enriquecimiento de generación en
generación – la nación.

En contrapartida al derecho enunciado, se establece el deber de preservación ambiental. Se trata


de una obligación activamente universal, la que legitima implícitamente a todos los habitantes para
accionar frente a posibles daños contra el bien colectivo. Éstos implican toda alteración relevante que
modifique negativamente al ambiente, sus recursos, el equilibrio ecosistemático o los bienes o valores
colectivos.

Finalmente, se referencia a la lesión al interés colectivo, que exime de la exigencia de un perjuicio


directo ocasionado a persona concreta. Ésta, ante todo, generará una recomposición del daño
ocasionado. Por ésta razón, deberá identificarse al sujeto pasivo para que se pueda proceder a
determinar cómo, cuándo y dónde se debe llevar a cabo la reparación civil. Respecto de la misma, si se
puede se pagará en especie, sino en dinero conforme al principio general de reparación.

Art. 41.- […] Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los
recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la
i fo a ió edu a ió a ie tales. […]

Todos los niveles del Estado –municipal, provincial y federal– tienen la obligación de proveer lo
necesario para proteger el derecho explicado en el primer párrafo del artículo. Implica un deber de acción
para elaborar legislación, así como una vigilancia estricta de su cumplimiento.

Se incorporan otros aspectos sobre los que deberán proveer las autoridades:

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

 Uso Racional de Recursos. Para garantizarlo, el Estado podrá velar y restringir las actividades
socioeconómicas cuando éstas destruyen elementos naturales de utilidad para el hombre;
 Preservación del Patrimonio y la Biodiversidad. Respecto al primero, se lo considera en sus dos
aspectos, natural y cultural;
 Información y Educación Ambientales. Se debe suministrar información relacionada con la
calidad ambiental y referida a las actividades que llevan en él distintos actores (físico, jurídicos,
públicos o privados). Además, debe darse educación ambiental en forma prioritaria a efectos de
establecer una dimensión ambiental en todas las decisiones de la sociedad.

Art. 41.- […] Co espo de a la Na ió di ta las o as ue o te ga los p esupuestos í i os de


protección, y a las provincias las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las
ju isdi io es lo ales. […]

El precepto obliga a dictar presupuestos mínimos de protección ambiental por medio de normas.
Al Congreso Nacional le corresponde establecer un piso, sobre el cual los Estados provinciales podrán
asignar mayores recursos de acuerdo a sus necesidades. En tanto, las normativas nacionales no podrán
alterar las jurisdicciones locales.

Del párrafo no se desprende que las provincias puedan dictar normas complementarias de leyes
nacionales de presupuestos mínimos de protección cuando éstas tengan que ver con materias objeto de
los códigos de fondo.

Art. 41.- […] “e p ohí e el i g eso al te ito io a io al de esiduos a tual o pote ial e te pelig osos,
de los radiactivos.

Ésta cláusula es de gran relevancia, puesto que la Argentina estaba habilitada a importar residuos
peligrosos y radiactivos –con autorización de sus autoridades–, en virtud de ser signataria del Convenio de
Basilea. Gracias a la cláusula final del artículo bajo análisis, se blinda al país de cualquier intento de
habilitar el ingreso de dichos materiales o su sólo tránsito por el territorio.

Los residuos peligrosos son aquellos que pueden causar daño directo o indirecto a seres vivos o
contaminar el ambiente en general. Los radiactivos, en tanto, son los isótopos y los elementos que han
sido expuestos a contaminación radiactiva, durante el proceso de producción o utilización de combustible
nuclear.

Art. 124 in fine.- […] Co espo de a las p ovi ias el do i io o igi a io de los e u sos atu ales e iste tes
en su territorio.

En lo referido a la arista jurisdiccional y dominial de la problemática ambiental, el final del artículo


124 y el 3° párrafo del art. 41 son las claves para discernir la cuestión.

Las facultades del congreso nacional para dictar presupuestos mínimos y de las provincias de
sancionar sus complementos, no implican contradicción alguna con la declaración de dominio originario por
parte de éstas últimas, en relación con sus propios recursos naturales. Ambas disposiciones también deben
considerarse junto a la delegación efectuada por las provincias en el Congreso de la Nación para sancionar
la legislación de fondo (art. 75, inc. 12).

Sabsay sostiene al respecto que la potestad del Poder Legislativo Nacional (PLN) no debe
entenderse como una potestad para centralizar su jurisdicción en materia ambiental. Más bien, consiste en
17
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

la facultad para dictar normas básicas –delegada de las provincias a la Nación– siempre que la misma no
importe un vaciamiento de tal dominio .

Por lo dicho, en materia de recursos se puede desdoblar:

 titularidad del dominio originario (correspondiente a las provincias);


 jurisdicción (correspondiente a la Nación);
Esto tiene lugar por razones de planificación y como garantía del uso racional de los recursos y de la
sustentabilidad ambiental.

Art. 75.- Corresponde al Congreso:

[…] 19. Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social, a
la productividad de la economía nacional, a la generación del empleo, a la formación profesional de los
trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la investigación y al desarrollo científico y
tecnológico, su difusión y aprovechamiento.

Proveer al crecimiento armónico de la Nación y a poblamiento de su territorio; promover


políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar al desigual desarrollo relativo de las provincias y regiones.
Para esas iniciativas, el Senado será Cámara de origen.

Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad nacional


respetando las particularidades provinciales y locales; que aseguren la responsabilidad indelegable del
Estado, la participación de la familia y la sociedad, la promoción de los valores democráticos y la igualdad
de oportunidades y posibilidades sin discriminación; y que garantice los principios de gratuidad y equidad
de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales.

Dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre creación y circulación de
obras del autor; el patrimonio artístico y los espacios culturales y audiovisuales.

En el primer párrafo se encuadran imposiciones al PLN en materia de trabajo y crecimiento


profesional, todo desde una clara perspectiva de desarrollo humano. Así se abarca no sólo la dimensión
económica-científica, sino también el rol dignificante del trabajo como herramienta para alcanzar la justicia
social.

En tanto, en el segundo párrafo se aborda la cuestión de las desigualdades económicas y


poblacionales del territorio nacional, las cuáles deben ser solucionadas a partir de proyectos iniciados en la
Cámara donde las provincias y la ciudad de Buenos Aires están sentadas en pie de igualdad.

La tercera sección del artículo trata sobre la atribución del PNL de sancionar leyes de organización y
base de la educación, con nueve objetivos claros como directriz. Entre ellos, podemos destacar el respeto
de las particularidades provinciales y locales, la igualdad de oportunidades y la no discriminación, la
garantía de la gratuidad y equidad de la educación pública estatal, y la garantía de la autonomía y autarquía
de las Universidades Nacionales.

Finalmente, se establece un deber de proteger legislativamente al ambiente en sentido amplio,


incluyendo a sus aspectos culturales en lo audiovisual, lo escrito, etc.

LEY NACIONAL N°25.675 DE PRESUPUESTOS MÍNIMOS EN MATERIA AMBIENTAL

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Por mandato del art. 41, se sancionó en 2002 la Ley N°25.675 de Presupuestos Mínimos en Materia
Ambiental o Ley General del Ambiente. La misma constituye una ley marco de carácter mixto debido a que
regula aspectos generales relativos a los presupuestos mínimos sobre protección ambiental; al mismo
tiempo, la disposición contiene aspectos concretos vinculados al daño ambiental.

La finalidad de la norma a analizar es el establecimiento de una directriz básica y general en torno de la


cual deberían ser sancionadas las futuras normas ambientales que se dictarán en la República Argentina.

En cuanto a su estructura, la ley está compuesta por treinta y cinco artículos y dos anexos. Los primeros
pueden agruparse en cuatro grandes capítulos:

 Política Ambiental (Arts. 1-3);


 Principios de la Política Ambiental (Arts. 4-7);
 Instrumentos de la Política de la Gestión Ambiental (Arts. 8-18).
 Otros Elementos Esenciales para la Política Ambiental (Arts. 19-35)
También se ven abarcados por la ley bajo análisis conceptos necesarios para normas ambientales futuras,
como ser la participación ciudadana, los seguros ambientales y el daño ambiental.

1.- Política Ambiental:

a) Ámbito de Aplicación

Art 3.- La presente ley regirá en todo el territorio de la Nación, sus disposiciones son de orden público y se
utilizarán para la interpretación y aplicación de la legislación específica sobre la materia, la cual mantendrá
su vigencia en cuanto no se oponga a los principios y disposiciones contenidas en ésta.

La norma se aplica en todo el territorio nacional, sin necesidad de leyes de adhesión de los estados
provinciales y la ciudad de Buenos Aires. No obstante, éstos están obligados a dictar la legislación
complementaria que la haga operativa en algunos aspectos.

Siendo una ley de presupuestos mínimos de protección ambiental, establece un piso que no puede
perforarse, pero sí ampliarse. Además, su carácter de orden público afirma el interés general y colectivo
que tiene la cuestión, en contraposición con los intereses particulares del orden privado.

b) Bien Jurídico Protegido

Art. 1.- La presente ley establece los presupuestos mínimos para el logro de una gestión sustentable y
adecuada del ambiente, la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del
desarrollo sustentable.

La norma bajo análisis instaura presupuestos mínimos ambientales, entendidos como normas tutelares y
comunes que imponen condiciones necesarias para asegurar la protección del ambiente. Ésta se visiona
desde tres perspectivas: gestión sustentable y adecuada del ambiente, preservación y protección de la
biodiversidad, e implementación del desarrollo sustentable. Debe aclararse que la defensa descripta es de
carácter amplio, abarcando las actividades antrópicas y sus modificaciones sobre los sistemas naturales –
i.e. se amparan también los bienes culturales, materiales e inmateriales.

19
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La gestión sustentable es aquella conformadas por pautas de administración de bienes ambientales que
sean concretas, claras y aplicables, orientadas a permitir la continuidad de la vida del ser humano en el
planeta Tierra por un lapso prolongado. Se pretende además la preservación (resguardo anticipado de daño
o peligros) y la protección (amparar, favorecer y defender) de la diversidad biológica, así como efectivizar el
desarrollo sustentable.
c) Objetivos

Art. 2.- La política ambiental nacional deberá cumplir los siguientes objetivos:

a) Asegurar la preservación, conservación, recuperación y mejoramiento de la calidad de los


recursos ambientales, tanto naturales como culturales, en la realización de las diferentes actividades
antrópicas;

b) Promover el mejoramiento de la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras, en


forma prioritaria;

c) Fomentar la participación social en los procesos de toma de decisión;

d) Promover el uso racional y sustentable de los recursos naturales;

e) Mantener el equilibrio y dinámica de sistemas ecológicos;

f) Asegurar la conservación de la diversidad biológica;

g) Prevenir los efectos nocivos o peligrosos que las actividades antrópicas generan sobre el
ambiente para posibilitar la sustentabilidad ecológica, económica y social del desarrollo;

h) Promover cambios en los valores y conductas sociales que posibiliten el desarrollo sustentable, a
través de una educación ambiental, tanto en el sistema formal como en el no formal;

i) Organizar e integrar la información ambiental y asegurar el libre acceso de la población a la


misma;

j) Establecer un sistema federal de coordinación interjurisdiccional, para la implementación de


políticas ambientales de escala nacional y regional;

k) Establecer procedimientos y mecanismos adecuados para la minimización de riesgos


ambientales, para la prevención y mitigación de emergencias ambientales y para la recomposición de daños
causados por la contaminación ambiental.

Esta serie de objetivos constituye un reflejo detallado de los principios establecidos en el art. 1. Refieren
los mismos al uso racional de recursos naturales, al mantenimiento de equilibrio de los ecosistemas, etc.

2.- Principios de la Política Ambiental:

a) Principios Interpretativos

En el art. 4 se enumeran los nueve principios que rigen la interpretación y la aplicación de la ley 25.675,
así como todas las demás normas a través de las cuáles se ejecute la política ambiental. A su vez, se
establece en el artículo 5 que los distintos niveles gubernamentales integrarán previsiones de carácter

20
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

ambiental en todas las decisiones y actividades que lleven a cabo; esto tiene la finalidad de asegurar el
cumplimiento de los principios enunciados en la ley bajo análisis.

b) Presupuestos Mínimos

Art. 6.- Se entiende por presupuesto mínimo, establecido en el art. 41 de la Constitución Nacional, a toda
norma que concede una tutela ambiental uniforme o común para todo el territorio nacional, y tiene por
objeto imponer condiciones necesarias para garantizar la dinámica de los sistemas ecológicos, mantener su
capacidad de carga y, en general, asegurar la preservación ambiental y el desarrollo sustentable.

La capacidad de carga referida está dada por el límite de los recursos naturales para absorber los
contaminantes producidos por el hombre. Se identifica con la letra K .

c) Competencia Judicial

Art. 7.- La aplicación de esta ley corresponde a los tribunales ordinarios según corresponda por el territorio,
la materia o las personas.

En los casos en que el acto, omisión o situación generada provoque efectivamente degradación o
contaminación en recursos ambientales interjurisdiccionales, la competencia será federal.

3.- Instrumentos de Política y Gestión Ambiental

En el art. 8 se enumeran los seis instrumentos de política y gestión ambiental, que se desarrollan en los
artículos subsiguientes.

a) El ordenamiento ambiental del territorio. (Arts. 9-10) Permitirá desarrollar la estructura de


funcionamiento global del territorio de la Nación, generada a partir de la coordinación interjurisdiccional
entre los gobiernos nacionales, provinciales y municipales a través del Consejo Federal del Medio Ambiente
(COFEMA). Se apunta a lograr los objetivos de máxima producción, mínima degradación y participación
social en la toma de decisión, entre otros.

En este punto la ley también establece premisas fundamentales para la localización de las actividades
desplegadas por el hombre y el desarrollo de los asentamientos poblacionales.

b) Evaluación de Impacto Ambiental. (Arts. 11, 12 y 13) También llamada EIA, constituye una de las
principales herramientas de prevención de daño ambiental de la administración pública. De la ley se
desprende que la EIA es un procedimiento previo a la realización de toda actividad u obra, en territorio
nacional, que sea susceptible de degradar al ambiente o sus componentes, o de afectar significativamente
la calidad de vida de la población.

La persona que llevará a cabo o es responsable de la actividad u obra presentará una declaración jurada,
manifestando si aquella afectará al ambiente. Las autoridades competentes luego exigirán la presentación
de un estudio de impacto ambiental (contiene un proyecto detallado de lo que se quiere realizar, una
identificación de consecuencias ambientales y plan de mitigación de efectos negativos); en base a dicho

21
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

estudio se realizará la EIA. Se emitirá finalmente una declaración en la que se manifieste la aprobación o el
rechazo de los estudios presentados.

c) El Sistema de Control sobre el Desarrollo de las Actividades Antrópicas. La ley no lleva a cabo un
desarrollo de éste instrumento. En opinión de Bellagamba, se encuentra implícito en el espíritu de la
normativa, dando libertad de acción a los distintos niveles de gobierno sobre cómo se debe controlar el
desarrollo de actividades humanas.

d) Educación Ambiental. (Arts. 14 y 15) Constituye el instrumento básico para generar en los ciudadanos
valores, actitudes y comportamientos acordes a lograr un ambiente equilibrado. La coordinación la
ejecutara el Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA).

e) El Sistema de Diagnóstico e Información Ambiental. (Arts. 16-18) La provisión de información ambiental


constituye un deber de todas las personas (físicas o jurídicas, públicas o privadas) para con el Estado, quien
está obligado a proporcionarla a los ciudadanos.

Se establece también el deber del Poder Ejecutivo de elaborar un informe anual sobre la situación
ambiental del país, presentado al Congreso nacional. A su vez, todas las autoridades se vuelven
responsables de informar sobre el estado ambiental que los efectos que sobre él puedan provocar las
actividades antrópicas.

f) El Régimen Económico de Promoción del Desarrollo Sustentable. La ley no lleva a cabo un desarrollo de
éste instrumento. Bellagamba opina que el legislador buscó dar libertad respecto a la promoción
económica del desarrollo sustentable no normativizando procedimientos o instituciones específicas; en su
lugar, el sistema promotor sólo encuentra en la ley principios esenciales.

4.- Otros Elementos de Interés.

a) Participación Ciudadana. (Arts. 19-21) Se reconoce el derecho de toda persona a la opinión en los
procedimientos administrativos relacionados con la preservación y protección ambiental. Se impone a las
autoridades la institucionalización de procedimientos de consulta o audiencias públicas obligatorias para
autorizar actividades nocivas y significativas para el ambiente; las opiniones vertidas no son vinculantes,
pero el rechazo de las mismas por las autoridades debe ser fundamentado y hecho público.

b) Seguro Ambiental y Fondo de Restauración. (Art. 22) La norma instaura dos mecanismos operativos:
 Seguro de cobertura para garantizar la recomposición del daño posible, de carácter obligatorio a
para toda persona física o jurídica que realice actividades riesgosas para el ambiente.
 Fondo de restauración ambiental para posibilitar la instrumentación de acciones de reparación.

c) Sistema Federal del Ambiente. (Arts. 23-24) Se instaura un sistema que tendrá por objeto coordinar la
política ambiental tendiente al desarrollo sustentable entre el Estado Nacional y las provincias. El PEN
propondrá resoluciones o recomendaciones para la aplicación adecuada de las leyes de presupuestos
mínimos en el marco de la Asamblea del COFEMA.

22
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

d) Autogestión. (Art. 26) Las autoridades competentes establecerán medidas tendientes incentivar a que
los propios responsables de actividades productivas riesgosas efectúen reconversiones industriales,
elaboren sistema de protección de calidad ambiental y regulen sus propias acciones.

e) Daño Ambiental. (Arts. 27-31) Se define a éste concepto como toda alteración relevante que modifique
negativamente el ambiente, sus recursos, el equilibrio de los ecosistemas o los bienes o valores colectivos.

Se crea una responsabilidad objetiva de restablecer al ambiente dañado a su estado anterior al daño. En
caso contrario, se debe pagar una indemnización judicialmente determinada a depositarse en un fondo de
compensación ambiental creado por la ley. En caso de que dos o más personas hubieren cometido un daño
ambiental colectivo y no pudiere individualizar el aporte al daño, la responsabilidad es solidaria; en caso de
las personas jurídicas, son responsables las autoridades y profesionales en la medida de su participación. A
su vez, la responsabilidad civil o penal por daño ambiental es independiente de la administrativa.

La eximición de responsabilidad tiene lugar cuando se ha acreditado que el autor tomó todas las medidas
para evitar el daño, que no medió culpa concurrente de su parte y que medió culpa exclusiva de la víctima
o de un tercero por quién no debe responder.

Tienen legitimación para actuar ante un daño ambiental colectivo:


 Afectados.
 Defensor del Pueblo.
 ONG ambientales.
 Estado.

Para la acción de recomposición o de indemnización queda legitimada para accionar la persona


directamente damnificada por el hecho dañoso acaecido en su jurisdicción.

f) Normas de Derecho Procesal Ambiental. (Arts. 32-33) Se establece que:


 La competencia judicial será la que corresponda a las reglas ordinarias de competencia.
 El acceso a la jurisdicción por cuestiones ambientales, no admite restricciones de ningún tipo o
especie.
 Se faculta al juez a disponer todas las medidas necesarias para proteger efectivamente el interés
general, para ordenar y probar los hechos dañosos. En su sentencia, el magistrado podrá extender
el falo a cuestiones no sometidas a su consideración por las partes.
 En cualquier estado de la causa del proceso podrá solicitarse medidas de urgencia, aún inaudita
parte, presentando la debida caución. El juez podrá, asimismo, disponerlas, sin petición de parte.
 La sentencia hará cosa juzgada y tendrá efectos erga omnes, a excepción de que la acción sea
rechazad, aunque sea parcialmente por cuestiones probatorias.

f) Fondo de Compensación Ambiental. (Art. 34) Se crea el fondo mencionado en la sección de Daño
Ambiental. El mismo será administrado por la autoridad competente de cada jurisdicción, y estará
destinado a garantizar la calidad ambiental, prevenir efectos nocivos, preservar los sistemas ecológicos, etc.

Cabe destacar que se trata de un fondo público, pues el Estado se constituye en tutor o trustee del
ambiente (de acuerdo a la doctrina del Fideicomiso Público o Public Trust). Aquel debe cuidar al ambiente,
velar por su protección y restaurarlo a favor del beneficiario de la fiducia, que es el público en general.
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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Anexos

“e t ata de dos a ue dos fede ales a te io es a la efo a del ’9 ue fue o atifi ados po el Co g eso
adheridos como anexos de la LGA (art. 26).

1) Acta Constitutiva del Consejo Federal del Ambiente. Firmado en 1990, creó un organismo permanente
para la concertación y elaboración de una política ambiental coordinada entre los estados miembros,
actuando como persona jurídica de derecho público. Está integrado por una Asamblea, una Secretaría
Administrativa y una Secretaría Ejecutiva.
2) Pacto Federal Ambiental. Firmado en 1993, tiene el fin de promover políticas ambientales adecuadas
en todo el territorio nacional, estableciendo acuerdos marcos entre los estados y la nación o los
estados provinciales entre sí. Por este documento se reconoció al COFEMA como instrumento válido
para la coordinación de la Política ambiental argentina, y los estados firmantes se comprometieron a
compatibilizar e instrumentar la legislación ambiental en su jurisdicción.

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

OTRAS LEYES DE PRESUPUESTOS MINIMOS

1) Ley 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos. En 2007 la
Argentina decidió poner un freno a la explotación indiscriminada de sus bosques nativos y sancionó la Ley
Nacional Nº 26.331 de Presupuestos Mínimos de protección ambiental, reglamentada por decreto dos años
después.

La normativa regula el enriquecimiento, restauración, conservación, aprovechamiento y manejo


sostenible de los bosques nativos, y de los servicios ambientales que brindan a la sociedad. Y establece un
régimen de fomento y criterios para la distribución de fondos por los servicios ambientales que brindan los
bosques nativos.

En su artículo 2º, define a los bosques nativos como ecosistemas forestales naturales compuestos
predominantemente por especies arbóreas nativas maduras, con diversas especies de flora y fauna
asociadas, en conjunto con el medio que las rodea -suelo, subsuelo, atmósfera, clima, recursos hídricos-.

Estos conforman una trama interdependiente con características propias y múltiples funciones, que en su
estado natural le dan al sistema una condición de equilibrio dinámico y que brinda diversos servicios
ambientales a la sociedad, además de recursos naturales con posibilidad de utilización económica.

Se habla de bosques nativos de origen primario en los casos en que no intervino el hombre. Los de origen
secundario son aquellos formados tras un desmonte y los resultantes de una recomposición o restauración
voluntarias.

2) Ley 26.639 de Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente
Periglacial. El 30 de septiembre de 2010, Argentina se convirtió en el primer país en el mundo en contar
con una ley de protección de sus glaciares. La ley llamada surgió de un largo proceso político y social, que
expuso en la escena nacional la importancia de estos recursos naturales estratégicos, como también el
impacto que sufren por actividades industriales como la megaminería.
La Ley Nacional aprobada es una ley de presupuestos mínimos (norma constitucional con jerarquía
superior al resto de la legislación nacional y provincial. Entre sus principales puntos dispone la elaboración
de un inventario nacional de glaciares, establece una serie de actividades prohibidas (entre ellas la minería)
en el ámbito de afectación de los mismos, como así también la obligación de realizar Evaluaciones de
Impactos Ambiental para evitar el daño futuro a glaciares, como así Auditorías Ambientales a los proyectos
en ejecución.

Uno de los desafíos que debe afrontar esta ley, es la resistencia a su aplicación, que presentan algunas
provincias cordilleranas. Estas jurisdicciones, se oponen a que el Estado Nacional establezca niveles
mínimos de protección ambiental para estos recursos naturales. Por esa razón, algunas de ellas han
sancionado sus propias normas provinciales, de carácter más permisivo, particularmente respecto a la
minería.

DE LA PROPIEDAD MINERA

La concesión legal.- Dispone el artículo 10: Sin perjuicio del dominio originario del Estado
reconocido en el artículo 7, la propiedad particular de las minas se establece por la concesión legal . La

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

concesión legal es el medio para adquirir originariamente las minas por los particulares y es el único
aceptado por el Código de Minería.

A diferencia de los sistemas europeos del tipo francés o italiano, en que la administración pública
goza de amplias facultades para escoger la persona del concesionario y determinar las condiciones
particulares de la concesión, en el derecho argentino, que sigue la tradición jurídica hispanoamericana, la
concesión es exclusivamente obra de la ley. La autoridad minera, por consiguiente, carece de atribuciones
para determinar preferencias entre distintos aspirantes y también para fijar al concesionario condiciones
que no sean las que taxativamente establece el Código. Tal es el alcance de la expresión legal:
concesionario designado legal: concesionario designado de antemano por la ley y condiciones de la
concesión preestablecidas en el Código.

La concesión minera, que difiere por esta condición especial de las concesiones administrativas,
tiene, según sostiene Catalano, los siguientes caracteres: es legal y no contractual; no implica delegación de
facultades inherentes a la administración pública como en las concesiones de servicios públicos o de obra
pública; es gratuita, excepto las antiguas concesiones petroleras otorgadas bajo el régimen de la antigua ley
12.161 en la que el Estado percibe regalías; es transmisible, tanto por actos entre vivos como por causa de
muerte; es exclusiva, ya que no admite dos concesionarios dentro de la misma área ni siquiera para
sustancias distintas, salvo situaciones de excepción; es, finalmente, de duración ilimitada, en tanto el
concesionario cumpla con las condiciones de amparo fijadas por la ley.

Debe señalarse que la circunstancia de ser puramente legal la concesión en el derecho argentino,
no autoriza al interesado que se considera encuadrado en los términos de la ley a ejercer por sí su derecho.
Es menester que su pretensión se convalide con un acto jurisdiccional de la autoridad minera: el registro de
su solicitud minera. La autoridad, aceptando el registro, reconoce en el registrador el carácter de
concesionario de la ley. El registro constituye de tal modo el ejercicio de poder de policía del Estado, el
medio jurídico constituido por el Código para mantener el orden público y fijar los derechos entre los
diversos solicitantes que pretenden prioridad.

Resulta de importancia fundamental en el tema de la propiedad de la mina, según señala Catalano,


extenderse un poco para analizar la importante reforma introducida en el año 1980 en el texto del antiguo
artículo 10, en cuanto declara la inalienabilidad del dominio minero del Estado y formular, al mismo
tiempo, algunas consideraciones acerca de la llamada propiedad particular de las minas , expresión
incorrecta ésta que, aún después de la reforma, perdura en el Código. En el moderno derecho
hispanoamericano, son pocos los códigos que mantienen, como el Código de Minería argentino, las viejas
instituciones de la propiedad particular de las minas y de la pertenencia , concepto éstos que han
servido para designar tanto la cosa que es objeto de la relación jurídica, como el derecho mismo que la
concesión minera confiere.

Es sabido que las minas forman un inmueble distinto y separado del suelo, una propiedad nueva,
que pertenece originariamente el Estado. Administrativamente constituyen un tipo de dominio público
específico, el dominio minero del Estado, creado por la ley con fines de protección de la riqueza y de bien
común. En virtud de este dominio el Estado puede, conforme a las prescripciones de la ley, explotar las
riquezas mineras por medio de sus entes o empresas, especialmente creados, conceder su explotación bajo
ciertas condiciones a los particulares o reservarla en cumplimiento de objetivos de interés públicos
concretos y determinados.

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Cuando el Estado, o mejor dicho, la ley, otorga sobre las cosas de su dominio minero un derecho de
explotación a favor de los particulares, el acto de la concesión no tiene la virtud de transmitir todas las
facultades que constituyen el derecho de dominio sobre la cosa, pues éste, como conjunto de funciones
públicas, es intransferible, ya que tales funciones han sido instituidas a favor de la administración, con un fin
específico de carácter público. No sería admisible, que por mero acto de disposición del propietario de la
cosa pudiera cambiarse el destino de bien común que aquélla tiene reservado y se instituyera sobre la
misma un género de propiedad, similar a la civil.

El acto de concesión de una mina por el Estado confiere a su titular el derecho exclusivo de extraer y
apropiarse de los minerales existentes en el ámbito físico asignado para la explotación. O sea, traslada a
favor del concesionario sólo una parte del poder jurídico que el Estado ejerce sobre el patrimonio minero.
El objeto mismo del derecho, así como las funciones administrativas de contralor político y fiscalización de
uso y conservación de este patrimonio, inherentes al concepto de dominio público, no pueden ser
transferidos, pues su reserva perpetua es indisponible para garantizar que el destino de bien común de la
cosa sea mantenido. En consecuencia, el Estado no puede enajenar todos los atributos de su propiedad
minera, ya que ello importaría modificar la categoría pública de su dominio originario.

El dominio, en el concepto lato, importa la suma de los poderes que una persona posee sobre la
cosa. Cuando la facultad de disposición plena no existe, su titular no puede ser considerado dueño, aunque
ejerza sobre la cosa derechos más o menos extensos.

Las minas, por su propio carácter, están sujetas a la disposición permanente del Estado, como
facultad inherente a su dominio, para que el uso que se haga de ellas sea compatible con el interés de la
comunidad. Las facultades de dueño atribuidas al Estado, que son verdaderas funciones administrativas no
podrían ser nunca objeto de negociación o delegación de los particulares, sin que resulte afectado el
concepto mismo de dominio público.

De igual modo tampoco es factible, sin contrarias el objeto de la concesión, que el titular de una
mina pueda abstenerse de aprovecharla o asignarle otro destino económico, como puede suceder con los
bienes susceptibles de propiedad privada. La asignación, por el Estado, de derechos de uso y goce sobre un
yacimiento minero importa siempre una facultad limitada y sólo admisible con fines exclusivamente de
extracción de minerales. El uso y goce con cualquier otro propósito, según la voluntad del propietario, está
totalmente descartada del derecho minero. Mientras la propiedad privada puede ser utilizada libremente
por su dueño, con las solas limitaciones impuestas por razones de policía general, la concesión minera tiene
un uso determinado por la ley, y todo lo demás no puede hacerse por el concesionario. Los fines de la
concesión, de este modo, coinciden siempre con la explotación; los fines de la propiedad pueden no
concordar con ese destino específico.

La propiedad común subsiste independientemente del uso que su titular haga de ella; no se pierde
porque el propietario no la explote o la explote mal. El propietario, en todos los casos, conserva su carácter
de dueño, aunque, como lo expresa el artículo 2510 del Código Civil, no ejerza ningún acto de propiedad
sobre la cosa. Tal es el concepto de dominio absoluto del Código Civil, aplicable a la generalidad de los
bienes. La concesión de una mina, en cambio, sólo se conserva en el patrimonio del particular mediante el
cumplimiento de ciertas condiciones que hacen a la finalidad del derecho. El objetivo de la explotación se
encuentra impuesto por la ley, es inherente al acto de concesión y no puede ser modificado por el
destinatario del derecho.

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Ello es coincidente con el concepto del dominio minero, que es de carácter público y, por lo tanto,
no susceptible de transferirse a los particulares. La afectación de la mina al dominio público, por otra parte
es perpetua, ya que los recursos mineros constituyen el patrimonio común de los habitantes de la Nación y
pertenecen a las generaciones actuales y a la posteridad.

Las minas, desde el punto de vista del derecho administrativo, forman una categoría especial de
bienes públicos permanentes; dado su carácter de recursos no renovables e insustituibles para la
comunidad, el concepto de dominio público, que le es inherente, no podría en ninguna forma ser
modificado jurídicamente. A diferencia de otros bienes públicos que pueden cambiar su condición dominial
por simple desafectación legal o administrativa, las riquezas mineras nunca podrían hacerlo ya que a ello se
oponen la propia naturaleza y características de los bienes. Admitir la existencia de un dominio derivado
sobre las minas y asimilar a él las instituciones de la propiedad minera y de las pertenencias , importa
desconocer la esencia del dominio público minero, el cual no puede ser desafectado sin contrariar sus fines
de bien común, que son perpetuos. Ello no obsta, como lo reitera Catalano, para que el Estado otorgue
concesiones de uso y goce de su dominio minero a favor de los particulares, como puede hacerlo con los
demás bienes del dominio público, pero esa delegación de facultades debe ser compatible con el destino
de interés general del bien. El concesionario de la mina, en este caso, ejercerá un derecho de carácter
administrativo, un iura in re aliena, en beneficio y provecho de la comunidad consumidora de materias
primas minerales.

Este derecho no es la cosa misma, sino una parte de las funciones públicas que representan el
dominio sobre la cosa. Esa parte de los derechos que el Estado transmite se denomina, en el Código,
propiedad minera particular o, si se quiere, pertenencia o concesión minera.

Analiza Catalano el régimen del dominio originario o derivado, a la luz de la reforma introducida en
el año 1980 al artículo 10 del Código. Sostiene el mencionado autor que la modificación operada en este
artículo tiene gran importancia porque altera profundamente el contenido de la antigua fórmula empleada
por el Código, que hacia prácticamente de las minas cosas sin dueño, una suerte de res nullius, y al Estado,
un mero distribuidor de la riqueza a favor de los particulares. En busca de una expresión que señalara la
permanencia a perpetuidad del dominio estatal sobre el patrimonio minero, es decir, de su inalienabilidad
absoluta, como garantía de que el destino de bien común no podrá ser cambiado por circunstancia alguna,
se insertó la fórmula del texto con el cual se trata de precisar mejor el alcance del derecho que el Código
atribuye al Estado y el que concede a los particulares sobre las minas. Sin perjuicio del domino originario del
Estado reconocido en el artículo 7 –dice el artículo 10 después de la reforma- la propiedad particular de las
minas se establece por la concesión legal. Se agrega lo dicho en la reforma para declarar que el Estado no
se desprende nunca de su dominio minero, no obstante conceder las minas a los particulares para su
explotación. Esta posición es la correcta y se ajusta a la verdadera naturaleza de la propiedad estatal, que
reviste el carácter de inalienable, por las circunstancias expresadas.

Sin embargo el texto del artículo modificado encierra una contradicción ya que implica admitir la
existencia de dos dueños privados plenos –el Estado y el particular- sobre la mina concedida. Porque si el
Estado es dueño privado de la mina, conforme al artículo 7, y esto constituye un dominio originario,
dominio que según la Exposición de Motivos de la reforma reviste el carácter de inalienable, no se
comprende que pueda hablarse, acto seguido, de la propiedad particular de las minas, constituida por la
concesión legal, ya que ello implicaría admitir que el dominio originario es alienable, desde que a través de
la concesión se establece otra propiedad. Ello obliga a admitir que la llamada concesión legal no constituye
una verdadera propiedad sobre la cosa, sino una propiedad sobre el derecho, esto es, un derecho

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

inmobiliario especial, equivalente el derecho de usufructo, o sea, un desdoblamiento de la propiedad


originaria, cuyo dominio directo pertenece al Estado y el dominio útil, o sea, el derecho de explotación, se
confiere al concesionario.

Dispone el artículo 11: Las minas forman una propiedad distinta de la del terreno en la que se
encuentran; pero se rigen por los mismos principios que la propiedad común; salvo las disposiciones
especiales de este Código .

El registro de una mina recién descubierta inicia el proceso de formación de una propiedad nueva,
distinta y separada del terreno en que se encuentra, sobre la cual el Estado hace valer su derecho de
jurisdicción y el concesionario el de explotación, con independencia de las pretensiones del propietario de
la superficie. Este principio se aplica a todas las sustancias de la primera y segunda categoría del Código. En
las de tercera categoría la modalidad es distinta, por la característica especial de esta categoría. Es evidente
que las aspiraciones del interés público y las necesidades de consumo se satisfacen más cabalmente
emancipando las minas de la propiedad del suelo y entregándolas para su explotación a quien ha sabido
encontrarlas, que manteniéndolas subordinadas a la voluntad del dueño del terreno, no siempre inclinado
a realizaciones industriales de envergadura, o a veces, imposibilitado de hacerlo en forma económica por el
propio fraccionamiento de la propiedad raíz.

La independencia de ambas propiedades, la superficial y la minera, consagrada por este artículo,


tiene su excepción en las sustancias de la tercera categoría del Código. Estas producciones siguen la suerte
jurídica de la propiedad raíz. Sin embargo, desde el punto de vista del derecho originario continúan
reputándose minas y se mantienen dentro de las categorías del Código. La propiedad del suelo constituye,
en esta clase de sustancias, el verdadero título minero, el título de concesión general, con arreglo a las
disposiciones del Código. Las minas son inmuebles por naturaleza, porque su característica es la
inmovilidad.

No pueden trasladarse de un lugar a otro y forma, con el suelo, un todo orgánico, aunque
separadas jurídicamente de él. Debe señalarse que si bien las minas son inmuebles por naturaleza poseen
una característica que las separa fundamentalmente de los demás inmuebles, la cual ya ha sido destacada:
su carácter agotable. La asimilación inmobiliaria determina, por un lado, que las minas sean hipotecables, y
por el otro, que puedan celebrarse respecto a ellas contratos de arrendamiento o de usufructo, no
obstante el carácter extinguible del bien.

El artículo 13 de la ley dispone que La explotación de las minas, su exploración, concesión y demás
actos consiguientes, revisten el carácter de utilidad pública. La utilidad pública se supone en todo lo relativo
al espacio comprendido dentro del perímetro de la concesión. La utilidad pública se establece fuera de ese
perímetro, probando ante la autoridad minera la utilidad inmediata que resulta a la explotación . El suelo
es absolutamente necesario para emprender y desarrollar los trabajos mineros y la declaración de la
utilidad pública de la exploración, explotación, concesión y demás actos consiguientes, tiene por objeto
posibilitas al concesionario su utilización para los fines de la industria minera, aún contra la voluntad del
propietario. Si la utilización de la superficie y de los bienes adheridos a ella dependiera de la voluntad del
dueño del suelo, lo probable es que la industria minera tuviera un desenvolvimiento muy limitado. La
declaración de utilidad pública confiere al concesionario, el ejercicio de dos derechos fundamentales: las
servidumbres de ocupación y uso de los bienes de la superficie, y en su caso, la expropiación o venta forzosa
de las parcelas del suelo correspondientes. Estos derechos se ejercen previo pago de las indemnizaciones o
del otorgamiento de la fianza, según corresponda.

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La ley, en primer lugar, considera de utilidad pública la exploración y explotación, que constituyen
los actos principales de la actividad minera. Esta declaración, a su vez, tiene distintos efectos según los
casos. En la explotación, el permisionario sólo puede gravar el suelo con servidumbre mineras pero no
expropiarlo, facultad ésta reservada al concesionario de mina. El concesionario de sustancias minerales de
la segunda categoría, a su vez, no puede exigir la venta forzosa del suelo si la explotación no tiene el
carácter de permanente. La explotación de sustancias de la tercera categoría es ajena al privilegio de
utilidad pública.

El Código, además de las operaciones de explotación y exploración mineras, declara de utilidad


pública la concesión y demás actos consiguientes. No es esto una redundancia sino una declaración
fundamental y necesaria que debió figurar en un lugar más destacado de la ley. El acto de concesión da
nacimiento a una propiedad nueva, distinta de la superficie, cuyo patronato o dominio asume el Estado. El
propietario del suelo se ve privado, por este acto generador de la propiedad nueva, sin derecho a
indemnización alguna, del sector del inmueble mineralizado que antes contaba para sus habituales
trabajos. La declaración de utilidad pública de la propiedad nueva da el fundamento filosófico necesario a
ese aparente despojo constituyendo la ratio juris de toda la construcción creada por el Código en torno a la
propiedad minera. La utilidad pública, por consiguiente, es el fundamento del dominio o jurisdicción que el
Estado se reserva sobre las minas y lo es también de su concesión. Se trata de un concepto de
consecuencias estrictamente jurídicas, distinto al del interés público y al de orden público minero, que son
conceptos políticos.

La utilidad pública se supone, sin admitir prueba en contrario, en todo el recinto de la concesión.
Fuera de los límites de la concesión, en cambio, es necesario demostrar la utilidad que el acto reporta a la
exploración o explotación, en juicio administrativo contradictorio conforme a las reglas de procedimientos
locales.

De acuerdo lo establecido por el artículo 14 del Código, Es prohibida la división material de la


mina, tanto con relación a sus dueños, como con respecto de terceros. Ni los dueños ni terceros pueden
explotar una región o una parte de la mina, independientemente de la explotación general . La expresión
minas está utilizada en el Código como equivalente a concesión minera. La concesión puede estar
constituida a su vez, de una o más pertenencias, unidades o lotes mínimos de explotación. Cuando la
concesión consta de un solo lote o pertenencia, la prohibición es absoluta. La ley considera la unidad o
pertenencia, como el lote mínimo para desarrollar trabajos económicos y su división en parcelas afectaría,
en este caso, el orden público minero. Ni un convenio de partes ni un acto de autoridad podrían dejar sin
efecto esta prohibición.

El caso de las concesiones compuestas de más de una pertenencia o lote minero de explotación se
encuentra contemplado, a su vez en el artículo 15. La prohibición allí, no es de carácter absoluto. Según el
citado artículo, Cuando las minas consten de dos o más pertenencias, la autoridad permitirá a solicitud de
las partes, que se haga la separación siempre que, previo reconocimiento pericial, no resulte perjuicio ni
dificultad para la explotación independiente de cada una de ellas. Las diligencias de separación se
inscribirán en el registro de minas y las nuevas pertenencias quedarán sujetas a las prescripciones que rigen
las pertenencias ordinarias . La concesión que consta de más de una pertenencia puede ser dividida en
tantos lotes o unidades de explotación como pertenencias contenga, sin limitación alguna. Corresponde a
la autoridad, con carácter previo a la separación, comprobar que no existe perjuicio económico ni dificultad
técnica para la explotación independiente de cada parcela. La división de una concesión en pertenencias
puede convenir en caso de disolución de una compañía de minas.

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Establece el artículo 16 del Código, Las minas sólo pueden ser expropiadas por causa de utilidad
pública de un orden superior a la razón del privilegio que les acuerda el artículo 13 del Código .

La ley califica de utilidad pública a la exploración, explotación, concesión y demás actos


consiguientes porque supone que la actividad minera reviste para la sociedad una importancia superior a
las que poseen las industrias ordinarias de la superficie. En virtud de esta calificación el titular de un
permiso de cateo o de una concesión minera está facultado para gravar la superficie con servidumbres, y
en este último caso, a expropiarla o exigir la venta en la medida necesaria o conveniente a la explotación.

Puede ocurrir contrario sensu que el terreno correspondiente a una concesión minera necesite ser
ocupado para el trazado de una obra pública o para la prestación de un servicio del que la sociedad espera
grandes beneficios. Es estos supuestos se comprenderían la construcción de un dique, un camino, una vía
férrea o la instalación de una escuela práctica de minería. La utilidad social que deparan estas obras es,
evidentemente, de un rango superior a la misma utilidad pública que supone la explotación minera. El
Estado o el concesionario de la obra o el servicio público, debería gozar en estos casos, con respecto a la
concesión minera, de los mismos derechos que el titular de ésta posee con relación a la superficie. Porque
entre dos obras de utilidad pública, la ley decide siempre por aquella que concurre en mayor medida al
perfeccionamiento de la comunidad.

La ley, consiguientemente, ha acordado al titular de la obra o del servicio público, el mismo doble
derecho que posee el concesionario de la mina: el de gravar la concesión minera con servidumbres cuando
la obra sólo crea simples incomodidades o restricciones a los trabajos de mina; o el de expropiar la
concesión o una parte divisible de ella, cuando la ejecución de la obra conduce a la privación del derecho
del concesionario o hace muy onerosa la explotación. Esta última facultad es la que establece el artículo
comentado.

Según el artículo 18 del Código, Las minas se conceden a los particulares por tiempo ilimitado . La
concesión de la explotación otorga a los particulares un derecho de naturaleza real e inmobiliaria que, en
algunos aspectos, se parecen al de la propiedad común. Este derecho es absoluto, dado que el único árbitro
de la explotación, en el sentido técnico, es el concesionario; exclusivo, ya que se ejerce erga omnes, incluso
contra el Estado; y de duración ilimitada, puesto que el usufructo otorgado por la ley no tiene limitación de
tiempo, pudiendo ejercerse hasta el agotamiento del mineral de la concesión. Debe señalarse, no obstante,
que la asimilación entre ambos derechos no es perfecta y ello deriva de que la explotación está sometida a
ciertas condiciones que no rigen para la propiedad común y que han sido dispuestas con el propósito de
tutelar el interés público. Las más importantes son, las condiciones que conciernen a la vigilancia del
derecho de explotar la mina y cuyo incumplimiento por el concesionario determina la caducidad de las
facultades por el acto de la concesión.

En punto al carácter temporario o perpetuo del derecho de explotación la legislación comparada,


antigua o moderna, ha dado soluciones diversas. Ello demuestra que la perpetuidad no es una condición
indispensable para dar verdadero impulso a la minería. El progreso de ésta parecería depender, más bien.
De las garantías jurídicas generales que se brinden a la explotación que del carácter transitorio o
permanente del derecho. Uno de los argumentos que se ha argumentado contra las concesiones perpetuas
es que las compañías, seguras de su porvenir y de la inviolabilidad de sus derechos, procuran producir poco
y vender caro. La defensa del interés público contra una política de monopolio es, precisamente, fijar un
plazo de duración a las concesiones que obraría de estímulo para argumentar la producción.

31
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Debe señalarse que el hecho de otorgarse la concesión por tiempo ilimitado, no impide que,
constatando el agotamiento del mineral por la autoridad minera, ésta disponga la cancelación del derecho
otorgado al concesionario, ya que dejaría de existir el fundamento de utilidad pública que lo justifica, en los
términos del artículo 13 del Código. Esta práctica, sin embargo, no ha sido frecuente, sin duda por las
dificultades que se presentan para comprobar fehacientemente el real agotamiento del mineral. Sin
embargo, la falta de explotación y la persistente vacancia de una mina, son muestras evidentes de la falta
de interés industrial y justifican la eliminación del registro de estas minas que han dejado de serlo, ya que
de otro modo la concesión minera quedaría convertida en un bien inmobiliario común superpuesto a la
propiedad superficial, contrariando su objeto industrial.

De las pertenencias.- Reza el artículo 72 del Código de Minería: La extensión del terreno dentro de
cuyos límites puede el minero explotar su concesión, se llama pertenencia .

La ley ha impuesto un límite territorial al derecho del minero a explotar la mina. Este límite
territorial, que varía según la clase de sustancia, constituye la concesión en su sentido material. Las
expresiones concesión y pertenencia, como campos naturales del trabajo del minero, tienen diferentes
significados jurídico y práctico. El Código, sin embargo, frecuentemente confunde ambos conceptos, como
en el caso presente.

Concesión, es la extensión total del terreno dentro de cuyos límites el minero puede explotar la
mina. Pertenencia, en cambio, es cada uno de los lotes mineros o campos intermedios de explotación en
que se divide la concesión. Cuando la concesión consta de una sola pertenencia, estamos en presencia el
campo mínimo de trabajo aceptado por la ley para la explotación de una mina. Salvo casos muy
excepcionales, calificados por la ley, ninguna concesión puede tener la extensión menor a una pertenencia.
La definición que ensaya el artículo 72 del Código corresponde, por lo tanto, al concepto de concesión y no
al de pertenencia, de acuerdo con estas aclaraciones.

Artículo 73: El terreno correspondiente a cada pertenencia se determina en la superficie por líneas
rectas, y en profundidad por planos verticales indicados por esas líneas. Las pertenencias constarán de
trescientos metros de longitud horizontal y doscientos de latitud, la que puede extenderse hasta trescientos,
según la inclinación del criadero .

La pertenencia es el campo o lote mínimo de trabajo aceptado por la ley para la explotación de una
mina y la unidad de concesión. El modo de determinar la pertenencia o lote de explotación en superficie es
el de las líneas rectas, no admitiendo la ley otra clase de trazado. El uso de líneas curvas, quebradas o
mixtas, daría lugar a figuras geométricas caprichosas y a espacios intermedios irregulares poco aptos para
el desarrollo de trabajos ordenados. Estas líneas, por otra parte, están siempre referidas al plano del
horizonte y su extensión, por lo tanto, será siempre igual proyectada a ese plano aunque en el terreno
resulte mayor a causa de las habituales elevaciones y depresiones del suelo.

En profundidad, la pertenencia o unidad de concesión se determina por los planos verticales que
corresponden a esas líneas rectas. El sistema de planos verticales que delimita la pertenencia en
profundidad es el único aceptado por la ley. Los planos verticales cortan la veta, tanto en la corrida como
en el recuesto, deslindan perfectamente el campo de trabajo y evitan el desarrollo de labores
superpuestas. El sistema de planos inclinados, en cambio, sigue indefinidamente la inclinación de la veta sin
cortarla. Se lo denomina también concesión por veta ya que equivale a otorgar la propiedad de ésta, en
toda su extensión. No es aceptado por el Código como sistema para deslindar la pertenencia, por los
conflictos y peligros que generarías los lotes superpuestos o cruzados. Las pertenencias son indivisibles. No

32
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

pueden dividirse en sectores ni instalarse en cada uno de ellos trabajos independientes, por explotadores
distintos, aunque correspondan a vetas diferentes.

Artículo 74, La pertenencia o unidad de medida es un sólido que tiene por base un rectángulo de
trescientos metros de longitud y doscientos de latitud, horizontalmente medidos y de profundidad indefinida
en dirección vertical. La pertenencia será un sólido de base cuadrada en el caso de darse a la latitud igual
extensión que la asignada a la longitud. Puede darse otras formas de pertenencias, siendo regular, cuando
atendidas las condiciones del terreno o del criadero, sea necesario para una más útil explotación .

No todas las pertenencias o lotes de explotación tienen las mismas dimensiones en el Código. Su
superficie y también la forma pueden variar según la naturaleza de las sustancias y las condiciones de
presentación del yacimiento que determinan, a su vez, los métodos de explotación. No pueden tener igual
extensión las pertenencias de minas de carbón o de hierro y las minas de oro, porque, dentro del mismo
espacio, su valor económico es diferente.

La pertenencia que describe el artículo 74 es la unidad de medida de pertenencia. Es la medida-base


que se aplica para determinar la extensión final de las pertenencias de la generalidad de las sustancias
minerales concesibles, en tanto no tengan designadas por la ley una medida y forma especial. Surge de lo
expuesto que una concesión puede estar formada por una o más pertenencias y éstas pueden contener
una o más unidades de medida. La pertenencia, consiguientemente, es la unidad de concesión; y la unidad
de medida, la unidad de pertenencia.

La pertenencia-tipo del Código, o sea la pertenencia de una unidad de medida consta de 300 m de
longitud por 200 m de latitud. Estas medidas están referidas siempre a la línea del horizonte. La
pertenencia es un sólido o poliedro delimitado por la superficie de la Tierra y de profundidad indefinida en
sentido vertical. Teóricamente se representa como una pirámide regular de vértice invertido, cuya base
coincide con la superficie de la Tierra y su vértice con el centro. Su figura normal es un polígono rectangular
de 300 m por 200 m de lado, que puede extenderse a 300 m en los casos autorizados por el artículo 80. Las
medidas perimetrales del polígono son fijas. El concesionario no puede alterarlas ni aun con el pretexto de
que resulta de mayor provecho para la explotación. No podría, en este sentido, dar a la pertenencia 600 m
de longitud y 100 m de latitud o 450 m y 150 m, por cuanto estas posiciones, aun sin modificar la superficie,
alteran las relaciones lineales que se consideran de orden público. Sostiene Catalano que el derecho
argentino, con su rigidez de forma es una institución anacrónica. Todos los códigos modernos de América,
para dar mayor movilidad a la concesión, aceptan la unidad-hectárea como base para la adjudicación de los
campos de explotación.

Artículo 76: La pertenencia de minas de hierro constará de seiscientos metros de longitud y de


cuatrocientos metros de latitud, la que puede extenderse hasta seiscientos metros, según la inclinación del
criadero.

La de carbón y demás combustibles, de novecientos metros de longitud por seiscientos metros de


latitud, la que puede extenderse hasta novecientos metros.

La pertenencia de yacimientos de tipo diseminado de primera categoría, cuando la mineralización


se halle uniformemente distribuida y permita la explotación a gran escala por métodos no selectivos,
constará de cien hectáreas.

Las de borato y litio constarán también de cien hectáreas.

33
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En el caso del primer párrafo, el canon anual por pertenencia será tres veces el de una pertenencia
ordinaria de la misma categoría; en el del segundo, seis veces y en el del tercero y cuarto, diez veces .

Se ha dado a las pertenencias de hierro y carbón mayor extensión que las de otros minerales para
compensar el menor valor de aquellos en relación con la misma superficie concesible. Por lo demás, es
común que los yacimientos de hierro y de carbón se presenten en mantos casi horizontales, resultando
menores las posibilidades de aprovechamiento, dentro de igual superficie.

Los yacimientos de tipo diseminado o disperso son aquellos cuyo contenido en minerales útiles es
muy bajo en relación con el volumen de la roca que los contiene, razón por la cual su aprovechamiento
requiere una gran superficie explotable para que la empresa resulte económica. Se hace necesario, en este
tipo de yacimiento, movilizar altos volúmenes de roca en que estos minerales se encuentran dispersos, lo
cual exige el aporte de elementos de extracción masiva y capitales de mayor densidad que los requeridos
en la explotación de yacimientos con leyes más elevadas, que pueden realizarse en espacios más reducidos
de terreno. Estas son las principales razones técnicas y económicas que hacen necesaria la asignación de
pertenencias de superficies extraordinarias. Los yacimientos de mineralización diseminada pueden
contener minerales metalíferos, no metalíferos e, incluso, combustibles de la primera y segunda categorías,
aunque la ley se refiere exclusivamente a los de la primera clase.

Para la asignación de pertenencias extraordinarias de 100 hectáreas la ley exige que los yacimientos
contengan sustancias de la primera categoría de minas, es decir, cualquiera de las metalíferas, no
metalíferas y de los combustibles enumerados en el artículo 3 del Código. Esta limitación resulta
inconveniente, ya que existen metales y no metales comprendidos en la segunda categoría concesible, de
mineralización también dispersa, que no podrían beneficiarse con esta pertenencia de medidas
extraordinarias.

El último párrafo del artículo, que regula la forma de abonar el canon para cada una de las
pertenencias extraordinarias establecidas, según sostiene Catalano, contradice el objetivo económico que
tuvo en vista el legislador al asignar a estos lotes medidas tan amplias y que era el de compensar el menor
valor utilitario de los minerales de mineralización extendida, colocándolos en condiciones de igualdad
respecto a aquellos de menor superficie, pero que explotan minerales compactos, supuestamente más
valiosos.

De la mensura y demarcación de las pertenencias.- Dispone el artículo 81 del Código de Minería:


Se procede a la mensura y demarcación de las pertenencias en virtud de petición escrita presentada por el
registrador o por persona interesada. La petición y su proveído se publicarán en la forma prescripta en el
artículo 53 ( La publicación se hará insertando integro el registro en el periódico que designe la autoridad
minera, por tres veces en el espacio de quince días. Haya o no periódico, la publicación se hará fijando un
a tel e las pue tas de la ofi i a del es i a o… ).

El acto de mensura y demarcación de las pertenencias reviste para la ley una importancia especial.
En efecto, la mensura constituye la forma práctica, material y visible de traducir en el terreno el concepto
jurídico de la concesión legal o registro. Hasta el acto de mensura el registrador posee un derecho firme
que se ejerce indeterminadamente sobre todo el yacimiento. Este atributo, que emana del registro del
descubrimiento, lo faculta para ocupar el terreno e iniciar la explotación. El registro opera, de esta forma, la
concesión legal de la mina. El derecho que otorga el registro, no obstante su carácter firme, se ejerce sobre
un campo de explotación hasta el momento indefinido. La obligación del concesionario, en el período
inmediato al descubrimiento, es realizar trabajos de reconocimiento del yacimiento y determinar la parte o

34
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

sector que desea reservarse. Con la mensura, precisamente, se fija y circunscribe el campo de ejercicio de
ese derecho y se da marco definitivo al concepto de la concesión legal.

La ley, en vista de la importancia de la operación, ha revestido el acto de mensura y demarcación


de pertenencias de ciertas formalidades cuya observancia tiende a proteger el derecho del concesionario
contra eventuales impugnaciones y el de los mineros colindantes o vecinos contra los abusos del propio
mensurador. Estas formalidades hacen de la mensura un acto solemne cuyas operaciones deben ser
estrictamente observadas por las partes y por la autoridad, especialmente en punto a la forma de petición,
publicación, notificación a los interesados, procedimiento para ejecutar la diligencia, participación de la
autoridad, extensión del acta de operaciones, reclamaciones y resoluciones adoptadas y aprobación final
de la operación, con la que culmina el proceso de la concesión legal o registro.

El registrador que desee mensurar su mina lo solicitará por escrito a la autoridad minera. Esta
presentación, denominada petición de mensura, deberá efectuarse de acuerdo al artículo 71 del Código. En
su defecto, la autoridad minera procederá a darla de oficio y a situar las minas de terceros pedidas en torno
a las del primer registrador. Los derechos de éste serán declarados caducos y la mina mensurada de oficio,
inscripta en calidad de vacante. Debe señalarse que la obligación de efectuar la mensura por el
concesionario no aparece impuesta por la ley. El artículo 71 del Código sólo exige que el registrador solicite
la mensura, bajo apercibimiento de darla de oficio la autoridad. La petición de mensura formulada por el
registrador se publicará tres veces en el espacio de quince días en el Boletín Oficial y mediante carteles en
las puertas de la oficina del escribano de monas. El titular acreditará las publicaciones adjuntando al
expediente de la concesión la página del periódico que la contiene.

La operación de mensura y demarcación de las pertenencias, aprobada por la autoridad, constituye


la culminación de todo proceso legal que se inicia con la manifestación y el registro del descubrimiento. Su
objeto es precisar, en forma definitiva, el espacio dentro del cual el concesionario puede explotar la mina.
Hasta el acto de mensura, según dijimos, el minero tenía un título indeterminado: el emanado del registro
de la manifestación del descubrimiento, que si bien surte los efectos legales de la concesión, debía
completarse con el cumplimiento de otros requisitos sustanciales, como por ejemplo la publicación de
edictos por si existieran opositores, la ejecución de la mensura y demarcación de pertenencias que fija, en
forma definitiva, el perímetro de explotación que al concesionario no le es dado transponer. La diligencia
de la mensura no es sino un acto complementario de la concesión-registro que en ninguna forma sustituye
a ésta. Parecería sin embargo, que el artículo 93 al disponer, …con la diligencia de mensura queda
constituida la plena y legal posesión de la pertenencia , quisiera dar a esta operación un alcance que no
puede tener: el de concesión definitiva de la mina. El registro del descubrimiento, en este sentido, sería la
concesión provisoria y la mensura la concesión definitiva, que deja constituida la plena posesión de las
pertenencias.

Debe rechazarse, no obstante, esta interpretación que pretende dar a esta disposición un alcance
jurídico que no puede tener. La verdadera, la única concesión legal admitida por el Código es el registro de
la manifestación de descubrimiento, razón de ser del llamado dominio particular de las minas. Este es, el
título fundamenta, la causa inseparable de las concesiones minera; es, diríamos, la concesión misma. La
autoridad, mandando registrar la solicitud o manifestación del descubrimiento, admite como irrevocable el
derecho de los particulares a explotar la mina, salvo el mejor derecho de terceros en virtud de un título
antelado. Registro y concesión, en nuestro derecho, son términos equivalentes.

Ahora bien, si la verdadera, la única concesión legal admitida por el Código es el registro de la
manifestación del descubrimiento ¿qué alcance puede tener la diligencia de mensura sino el de una
35
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

operación técnica complementaria, destinada a fijar los reales alcances materiales del registro? El
verdadero título de propiedad de la mina no sería la simple copia o testimonio de la diligencia de mensura y
demarcación; por sí mismo sería un título incompleto ya que le faltaría la causa fundamental e inseparable
de la adquisición, esto es, el registro de la manifestación de descubrimiento, razón primordial del llamado
dominio particular de las minas.

Según reza el artículo 82 del Código de Minería, En la petición de mensura se expresará la


aplicación, rumbo y puntos de partida de las líneas de longitud y latitud, de manera que pueda conocerse la
situación de la pertenencia y del terreno que debe ocupar . El escrito de mensura debe contener la
descripción de cada lote o pertenencia separadamente, de modo que posibilite su deslinde individual y la
formación de un título independiente para la eventualidad de división, agrupamiento o abandono parcial
de la concesión. La indicación de cada uno de los antecedentes que menciona el artículo es necesaria para
la correcta ejecución de la diligencia misma y también, para la información de los interesados que
pretendan derechos sobre el terreno objeto de la operación, quienes deberán formular las reclamaciones
dentro del término que fija el artículo 84.

Según el artículo 83 del Código De Minería, La petición de mensura y su proveído se notificarán a


los dueños de las minas colindantes, si fueren conocidos y residieren en el mineral o en el municipio donde
tiene asiento la autoridad. En otro caso la publicación servirá de suficiente citación. La publicación se hará
según lo dispuesto en el artículo 53 .

Minas colindantes son las que tienen algún punto de contacto con la que es objeto de la mensura y
que han sido demarcadas con anterioridad. Son las únicas cuyos dueños deben ser notificados. Más que a
las minas colindantes, interesa que la mensura se notifique a los registradores de minas próximas, con
mensura pendiente. Estos son los verdaderos interesados en controlar la diligencia, que puede afectar los
terrenos reservados por la ley para sus propias minas. Para éstos, el Código considera suficiente la citación
mediante publicaciones.

Artículo 84: Las reclamaciones se deducirán dentro de los quince días siguientes al de la
notificación o al del último correspondiente a la publicación. No se admitirán las reclamaciones deducidas
después de ese plazo.

Las reclamaciones se resolverán con audiencia de los interesados, dentro de los veinte días
siguientes al de su presentación. La concesión del recurso no impide que se proceda a la mensura, si el
interesado lo solicita. La autoridad podrá, cuando así lo requiera la naturaleza del caso, diferir la resolución
hasta el acto de mesura.

Las reclamaciones a que alude este artículo, lógicamente se refiere a los derechos que pueden
invocar los terceros sobre los terrenos afectados por la mensura. El propietario del suelo tendrá pocas
oportunidades para reclamar, ya que la mensura, puede comprender los edificios, caminos, sitios cultivados
y cercados y toda clase de terrenos. Las reclamaciones sobre los procedimientos de la mensura deben ser
formuladas al efectuarse ésta, lo que supone dilucidada toda reclamación anterior. Y las que versen sobre
el mejor derecho a un descubrimiento, que no se relacionen con el terreno que éste debe ocupar, deben
quedar planteadas dentro del plazo de sesenta días de la publicación del registro.

De los linderos.- Dispone el artículo 94: El concesionario tendrá colocados los linderos de su
pertenencia dentro de los veinte días siguientes a la designación de los puntos correspondientes. No
verificándolo así, se hará pasible a una multa cuyo monto será tres a diez veces el canon anual que
devengare la mina . La colocación de linderos es el acto material por el cual se consignan en el terreno las
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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

constancias de la diligencia de mensura- Determina y define la figura de las pertenencias y posibilita la


defensa de la concesión contra invasiones extrañas. Constituye a su vez, el punto de partida de otros
derechos.

La colocación de mojones o linderos compete al concesionario. Las instrucciones para la mensura


recomiendan generalmente esta diligencia a los peritos designados. Los linderos se colocan en los vértices
de cada pertenencia y además, en puntos intermedios que permiten ver el precedente y el que sigue. Las
características de los linderos se determinan por la autoridad. Generalmente se componen de una barra de
hierro empotrada en el suelo que pueda servir de base para una estación topográfica y una pirámide de
cemento y piedra de un metro de altura mínima. La colocación indebida de los linderos da lugar a la acción
de reposición para que se construyan en los puntos designados en el título.

Artículo 96: Los dueños de las minas deben mantener constantemente firmes y bien conservados
sus linderos. Si están deteriorados o en parte destruidos, deben ocurrir a la autoridad para que ordene la
reparación con citación de colindantes.

Si los linderos han desaparecido o han sido removidos, se ocurrirá igualmente a la autoridad para
que designe el ingeniero que, previa citación, marque los puntos en donde deben colocarse con arreglo a los
títulos del interesado. El juez mineral presidirá la diligencia, ordenará y hará efectiva la citación y cuidará de
que los linderos se construyan en los puntos marcados; extendiendo de todo constancia.

Si los dueños de las pertenencias colindantes no se encuentran en el mineral ni en el municipio,


residencia de la autoridad, el juez mandara a citar al administrador o a la persona que ocupe la pertenencia.
Se señalará al minero un término, que no baje de veinte días ni exceda de cuarenta, para que proceda a la
reparación o reposición de los linderos. No verificándolo así, se hará una multa cuyo monto será tres a diez
veces el canon anual que devengue la mina .

La conservación de los linderos interesa también a los terceros para prevenir internaciones de mala
fe y porque puede haberse tomado como punto de referencia de otras concesiones. La ley previene dos
casos: el de conservación y el de reposición. Cuando los linderos sólo están deteriorados o destruidos en
parte, se conservan los signos de su ubicación y su reparación ni requiere la presencia de la autoridad. En
cambio cuando los linderos han sido destruidos o removidos, se trata de un verdadero replanteo de la
mensura y requiere el cumplimiento de las formalidades básicas que presiden esta diligencia.

De los efectos de la concesión de pertenencias.- Según lo establece el artículo 99 del Código de


Minería, El minero es dueño de todos los criaderos que se encuentren dentro de los límites de sus
pertenencias, cualesquiera que sean las sustancias minerales que contengan. El concesionario está obligado
a dar cuenta a la autoridad minera el hallazgo de cualquier sustancia concesible distinta de las que contaren
en el registro y empadronamiento de la mina, para su anotación en los mismos, y en su caso, efectos
consiguientes en materia de canon y de inversión de capital.

El concesionario que no cumpliere esta obligación dentro de los sesenta días del hallazgo, se hará
pasible de una multa de diez a cien veces el canon de explotación correspondiente a la sustancia omitida .

El concesionario es titular no sólo de los minerales que expresamente denunció y registró sino
también de todas las sustancias concesibles que se encuentren dentro de los límites de las pertenencias,
pertenezcan a la misma o a distinta categoría, con las solas excepciones de los minerales de la tercera
categoría, los aluviones y los hidrocarburos líquidos y gaseosos.

37
Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El principio expuesto, de unidad de concesión, no es nuevo. Es la consecuencia del otro principio de


unidad de explotación (art.14) que impera en el Código. Ni aun las circunstancias de que el nuevo mineral
descubierto sea de aquellos que requieren una mayor superficie de explotación, es razón suficiente para
autorizar una concepción superpuesta. El mismo concesionario puede solicitar, si desea aprovechar esta
sustancia y existe terreno franco, la rectificación de sus pertenencias para adaptarlas a las dimensiones
legales que corresponden a la nueva especie descubierta. Ni siquiera la renuncia de éste o su desinterés en
explotar el criadero, autorizaría a constituir una concesión nueva que se superponga con la existente ya que
el principio de unidad de concesión como el de unidad de explotación, son de orden público. La solución
adoptada procura evitar los inconvenientes y peligros que traerían aparejadas dos explotaciones
simultáneas por distintos dueños en el mismo recinto.

Según el artículo 100: El propietario del terreno tiene derecho a las sustancias correspondientes a
la tercera categoría, que el propietario de la mina extrajere; exceptuando los casos siguientes: a) Cuando no
la ha reclamado ni ha pagado los gastos de su explotación y extracción treinta días después del aviso que
debe darle el concesionario; b) Cuando éste los necesita para su industria y cuando estén de tal suerte
unidas las sustancias, que no puedan sin dificultad o sin aumento de gastos extraerse separadamente. En
estos casos no hay derecho a cobrar indemnizaciones .

Las sustancias de la tercera clase pertenecen al propietario del suelo y escapan a la regla del
artículo 99. El concesionario de la mina debe poner estas sustancias a disposición del dueño, excepto en las
situaciones que menciona el texto comentado. El aviso del concesionario debe darse en cada oportunidad y
en forma fehaciente. Este artículo parte del supuesto que las sustancias de la tercera categoría no se
encuentran en explotación por el propietario al tiempo de otorgarse la concesión de la sustancia de la
primera o segunda categoría. Caso contrario, regirá lo dispuesto en el artículo siguiente.

El Artículo 101 del Código de Minería dispone: Cuando en el terreno ocupado con una explotación
de sustancias de la segunda o tercera categoría, se descubre un criadero de la primera, el propietario podrá
continuar con sus trabajos no perjudicando los de la nueva mina; pero el descubridor podría hacerlos variar
o cesar o, pagando los perjuicios o el valor del terreno. Con relación a la extracción que haga el descubridor,
regirán las disposiciones contenidas en los tres incisos finales del artículo precedente .

El propietario de las sustancias de la tercera clase en actual explotación no puede ser perturbado
en su actividad por los trabajos de la nueva mina, sin una justa indemnización. La situación de este
propietario es diferente a la del anterior: en este último caso la cantera no se encuentra en trabajo al
tiempo del otorgamiento de la concesión y puede aceptarse que el concesionario se apropie, sin
indemnización, de los productos estrechamente unidos a su explotación o cuyos gastos ha renunciado el
propietario a abonar o que aquel necesite para su propia industria.

El caso es distinto y requiere una explicación cuando la sustancia en explotación corresponde a la


segunda categoría. Aceptar que dentro de una concesión de sustancia de la segunda clase otorgada por la
autoridad pueda demarcarse una nueva concesión de sustancia de la primera categoría por el solo hecho
de la mayor importancia económica que ésta supone, sería introducir un factor de perturbación jurídica en
el régimen de las concesiones e iría en contra del principio de unidad de explotación fundada en la distinta
categoría de la sustancia.

Indudablemente, sostiene Catalano, que el artículo 101 no ha pretendido modificar este principio
fundamental de la ley. Por el contrario, sólo ha querido contemplar la situación muy especial de aquellas
sustancias que aparecen clasificadas en la segunda clase pero que, por diversas disposiciones de Código,

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Unidad 4 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

han sido asimiladas a las sustancias de la tercera categoría sustrayéndose al régimen de las concesiones
mineras de su clase, tales como las arenas metalíferas, piedras preciosas y placeres existentes en terrenos
cultivados cuya explotación la ley reserva al propietario del suelo; o de las actuales sustancias de la segunda
categoría que, con anterioridad a la sanción del Código, pertenecían al dueño del terreno, como el azufre,
carbón de piedra, salinas, turberas, las que no podían ser denunciadas por terceros si se encontraban en
explotación al tiempo de la sanción del Código. Únicamente en estos casos muy excepcionales en que
sustancias de la segunda clase se encuentran sometidas al régimen de explotación de la propiedad
inmobiliaria o que el derecho reviste carácter precario, sería admisible la denuncia de una mina de la
primera clase en el terreno objeto de la explotación. Obsérvese, en apoyo a esta tesis, que el artículo 101
no utiliza la expresión concesiones de la segunda categoría sino terrenos ocupados con explotación de
sustancias de la segunda categoría indicando con ello que ha querido referirse a las sustancias de esa clase
que por situaciones especialísimas no son objeto de concesión y que siguen el régimen jurídico de las
sustancias de la tercera categoría. En suma, no existe en el artículo 101 excepción alguna al principio de
unidad de concesión que contemplan los artículos 39 y 99 del Código.

39
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

CONTRATOS AGRARIOS

Antecedentes y Evolución Histórica.- La doctrina agraria aún no se ha puesto de acuerdo para


precisar una noción definitiva de lo que debe entenderse por contrato agrario. Frente a la imposibilidad de
rastrear el origen, partiremos del de locación en el derecho romano.

Derecho Romano.- En el derecho romano se definía al contrato de locación como un contrato


sinalagmático y de buena fe, por el cual una de las partes se obligaba a procurar a la otra el goce pacífico y
temporario de una cosa, o a ejecutar para ella un trabajo, o a prestarle un servicio, mediante el pago de un
precio cierto en dinero . Esta figura contemplaba tres modalidades: locatio conductio rei, operarum, y
operis, de las cuales nos interesa por ahora fundamentalmente, la primera.

Aparece primera en el tiempo la locatio conductio rei, utilizada para el arrendamiento de bestias de
tiro o carga necesarias para la realización de tareas rurales, y recién más adelante adquirió importancia el
arrendamiento rural o locación de tierras, pues hasta mediados de la República la explotación directa por
medio de esclavos era la regla.

La locación rural aparece después de grandes conquistas, pues el Estado y los terratenientes
adquirieron grandes extensiones que se vieron imposibilitados de trabajar por sí mismos, y en consecuencia
la arrendaron a colonos , es decir, a arrendatarios.

Refiriéndonos a la locatio conductio rei, el contrato se perfeccionaba con el acuerdo de voluntades,


y sus elementos esenciales eran la cosa y el precio. La cosa podía ser mueble o inmueble, corporal o
incorporal, siempre que se hallara en el comercio.

El precio (o merces) debía ser en dinero, cierto y verdadero, pero tratándose de fundos rurales
podían arrendarse también mediante una retribución consistente en un porcentaje sobre el producido de
las cosechas, y en este caso el colono recibía el nombre de colono paritarius, y el contrato era semejante al
de sociedad, de la que se diferenciaba por la falta de affectio societatis.

Para otra opinión la naturaleza del contrato era controvertida y solamente se consideraba locación
cuando la merces consistía en una suma determinada de frutos, y era sociedad cuando era una parte
proporcional de esos mismos frutos. En el derecho Justiniano se exigía que el precio fuera dinero como
requisito esencial.

La obligación de locador era procurar el uso y goce de la cosa al locatario durante el término del
contrato. Además de garantizar contra la evicción e indemnizarlo si vendía el inmueble, porque en ese caso
el conductor podía ser expulsado por el nuevo propietario.

Las obligaciones del locatario eran de pagar el precio y restituir la cosa al vencimiento del contrato.
La merces consistía en el pago de prestaciones periódicas llamadas pensio, y que solamente eran exigibles
en un plazo determinado.

El contrato se extinguía por el vencimiento del plazo, que generalmente era de cinco años, pero si
al vencimiento seguía disfrutando de la cosa sin oposición del locador se producía la tácita reconducción,
que consistía en la prórroga del contrato por el plazo de un año. Se extinguía también por mutuo disenso.
El derecho del locador de pedir la rescisión del contrato se acordaba en caso de falta de pago, cuando con
perjuicio se cambiaba el destino, cuando no se usaba la cosa o cuando la necesitaba para vivir en ella, o
para hacer reparaciones indispensables.

1
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La rescisión podía pedirla el locatario cuando por culpa del locador sufría un retardo o interrupción
en el uso de la cosa, o cuando ella llegaba a ser impropia para el uso a que estaba destinada, por pérdida
fortuita de la cosa o por haberse cumplido el destino para el que había sido arrendada. No se extinguía por
la muerte de las partes.

La enfiteusis.- Durante la Edad Media la locación sufre la influencia del medio en que debía actuar,
observándose un cambio en su estructura: un rígido formalismo. Tratándose de inmuebles se confunde con
los derechos reales. El nacimiento del feudo implica que el señor se reserva el dominio absoluto del suelo, y
sólo lo da a cultivar a siervos y colonos bajo la condición de dividir los frutos; luego lo hace por una
anualidad en dinero o cambio de una prestación militar. Más tarde se confunde con los derechos reales y se
consustancia con la enfiteusis.

El régimen feudal era un sistema económico fundado en la división del dominio en directo y
útil , y atribuía a señores y vasallos su respectiva posición política, económica y social, y de ese modo se
ha dicho que el sistema feudal era principalmente el arte de hacer de la propiedad fundiaria un
instrumento de servilismo .

Si bien en la Edad Media la locación se confunde con la enfiteusis, ésta última surge en Grecia y su
nombre expresa el concepto de plantación o mejora en la tierra .

El instituto podríamos conceptualizarlo como el contrato en cuya virtud el dueño de una cosa raíz
transmitía a otro, a perpetuidad o por largo plazo, su dominio útil mediante el pago de un canon o pensión
anual . Lo que distingue a la enfiteusis de otros institutos es la desmembración del dominio en dominio
útil y dominio directo . Su similitud con el usufructo es solamente aparente pues se diferencia de éste
porque la enfiteusis no tiene carácter vitalicio pudiendo en cambio ser perpetua y transmitirse por
herencia; su objeto necesariamente es un inmueble, y se constituye a título oneroso. El derecho conferido
es mucho más amplio ya que permite alterar la sustancia de la cosa, siempre que sea para mejorarla;
además, el goce de los frutos y productos es más amplio.

En cuanto al arrendamiento, se diferencia en que la enfiteusis es un derecho real, aunque su


naturaleza ha sido discutida. Las facultades del titular son el derecho a la posesión; al uso y goce en forma
amplísima, y a transmitir, aunque debe darse aviso al propietario. El enfiteuta está obligado al pago del
canon, que se fija en un porcentaje o en un precio, que siempre es inferior al del colonato o del
arrendamiento para compensar las mejoras que debe realizar; a usar de la cosa como buen padre de
familia, pagar impuestos y cargas, etc.

En síntesis, la situación jurídica del propietario es la de un derecho nominal o señorío, en el sentido


acordado a esta palabra durante el feudalismo.

Contratos Agrarios y Codificación del siglo XIX.- La Revolución Francesa se propuso destruir el
sistema feudal mediante la libración de las cargas feudales, y la propiedad sufre un gran cambio, ya que la
idea de libertad se proyecta sobre ella con arreglo a los principios contenidos en la Declaración , a saber
libertad, igualdad y fraternidad .

El derecho de la propiedad de la tierra permanece en la esfera individualista de su titular y la


libertad de contratación que consagra el Código de Napoleón le permite convertirlo en un instrumento de
renta.

Los Códigos se dictan en el siglo XIX sobre la base del Napoleónico coinciden en líneas generales en
la regulación del contrato de locación con arreglo a las ideas elaboradas por el derecho romano para la

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

locatio conductio rei y se asientan sobre la base del derecho de propiedad con las características ya
señaladas.

En síntesis, en los códigos del siglo XIX, la locación manifiesta la tutela de la autonomía de la
voluntad del propietario, permitiéndole transmitir el uso y goce de la tierra sin comprometer su derecho
real.

Noción de Contratos Agrarios.- Cunado nos preguntamos qué debe entenderse por contratos
agrarios, supone encontrar una relación lógica entre dos conceptos: el concepto de contrato, aspecto que
contempla la teoría general del contrato del derecho civil, y el concepto de agrariedad.

Para la doctrina agrarística bajo la vigencia del derogado Código italiano se entendía por contratos
agrarios aquellos que tenían por objeto el goce y disfrute del fundo rústico y de otros bienes conexos a la
agricultura ello era coherente debido a que la actividad agraria no era otra cosa que un modo de ejercicio
del derecho de propiedad, o sea un instrumento del goce o de utilización del fundo rústico y de otros
bienes susceptibles de fructificar.

El nuevo Código italiano de 1942 toma nuevo rumbo, porque en él la agricultura pasa a constituir
decididamente una categoría jurídica y el medio para calificarla jurídicamente es el concepto de empresa.
El nuevo Código, a pesar de no enunciar los actos objetivos de la agricultura, delineó en cambio una forma
típica del ejercicio de la actividad económica, comprensiva tanto de la materia comercial como de la
agrícola, a través del concepto unitario de empresa, a la vez que define al empresario agrícola. De ello
surge que el concepto de empresa agraria resulta de la conjunción de la noción genérica de empresa y del
concepto de agricultura que define el ordenamiento jurídicamente vigente. Es la actividad agraria lo que
sirve para distinguir a esta empresa de la comercial, diferenciación fundada en la diversidad de su objeto,
esto es, de su tipicidad.

La importancia del Código mencionado es trascendente, puesto que se pasa de una legislación en la
que la agricultura era ignorada a una especie particular de empresa, y desde este momento el contrato
agrario viene a ser el contrato puesto en relación con la empresa y surgen importantes aportes doctrinarios
para la construcción de una noción de éste.

Según Galloni, la noción de contrato agrario puede ser restringida o amplia: en el primer sentido
entrarían todos los contratos cuya función económico-social es dar vida a la empresa y disciplinar su
ejercicio, pero en realidad si lo que califica al contrato como agrario es su relación con la empresa agraria,
se puede definir también en un sentido más lato, no sólo como aquel destinado a la organización y ejercicio
de una empresa agraria, sino también aquellos preordinados al servicio de una empresa ya constituida y
funcionando. Ello sería adoptado por Brebbia al redactar su Proyecto de Ley de Contratos Agrarios.

En consecuencia, contratos agrarios serían aquellos cuya función económico-social consista en dar
vida a una empresa agrícola y reglar su funcionamiento, y en este caso de correlación entre empresa y
contrato es particularmente intensa, de modo que a cada tipo de contrato corresponde un tipo de
empresa. Del contrato nace la empresa, éste es fuente de derechos y obligaciones, pero debe tenerse en
cuenta que la constitución de la empresa no es suficiente, pues ella tiene inicio solamente cuando de hecho
nace la iniciativa económica, es decir que el nacimiento es un acto ulterior, característica que la doctrina
llama principio de efectividad.

Galloni define a este tipo de contratos agrarios como aquellos mediante los cuales las partes
convienen en poner a disposición de una, y bajo el control de la otra, los factores de la producción con el

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

objeto común de constituir y ejercitar, por una duración mínima de tiempo, un tipo de empresa reconocida
por el ordenamiento legal.

La empresa agraria está ligada a un ciclo biológico, vegetal o animal (concepto de agrariedad), y
éste es inescindible, pero razones técnicas, económicas y sociales, atinentes a la rotación de los cultivos, a
la amortización del capital y a la estabilidad del trabajo exige una duración de la empresa superior a la
duración del ciclo biológico. Existe por tanto una duración mínima legal y una duración mínima natural, y
ésta última corresponde a la duración del ciclo agrario. También existe una duración máxima, que se funda
en la necesidad de tutelar el derecho de propiedad para evitar que con el transcurso del tiempo el derecho
del arrendatario se transforme en un derecho real.

Concepto de la Cátedra de Contrato Agrario: Es aquél cuya finalidad típica es la obtención


de un rendimiento económico mediante la atribución de una titularidad transitoria de
aprovechamiento de bienes (tierra, animales, plantaciones) destinándolas a la producción agrícola,
avícola o ganadera con fines de mercado.

Clasificación.- La doctrina ha aceptado pacíficamente que al hablar de contratos agrarios se trata


siempre de relaciones jurídicas bilaterales, que pueden ser sub-clasificadas en contratos de cambio y
asociativos con la idéntica función económico-social de estar destinados a la constitución y al ejercicio de
una empresa agraria.

Contratos Agrarios de Cambio: Una parte entrega a la otra un bien productivo para su utilización,
con la finalidad de ejercicio de una empresa; lo que califica al contrato es que el concedente no transmite
sólo al concesionario un derecho de goce sobre un bien, sino que concede sobre todo el ejercicio de un
poder.

En consecuencia, el titular de un bien (o complejo de bienes), antes que explotarlo personalmente,


prefiere conceder a otro sujeto el poder relativo a la organización de la empresa y atribuirle la consiguiente
responsabilidad. La característica fundamental es la de transferir totalmente la gestión de la empresa
agraria, y este poder se manifiesta como el ejercicio de un derecho personal o de un derecho real.
Prototipo de la primera clase sería el arrendamiento rural, y de la segunda, ciertos contratos a largo plazo
con la obligación de mejorar, y que configuran una suerte de enfiteusis agraria , ya que el concedente
conserva un poder de control, aunque limitado, y porque a diferencia de la enfiteusis clásica, la causa del
contrato es la constitución de una empresa agrícola, y el concesionario no puede ceder o subconceder a
terceros su gestión.

En suma, en este tipo de contratos el concesionario asume totalmente el riesgo, y la prestación


debida por una parte constituye la contraprestación del valor económico de la utilización del fundo. En
estos contratos las contraprestaciones son opuestas.

Contratos Asociativos o de Estructura Asociativa: Aquí las prestaciones son convergentes en una
empresa de interés común, y una parte está al lado de la otra. En estos contratos la prestación debida es en
función de una cooperación que se traduce siempre en la organización compleja de los factores de la
producción, tierra, capital y trabajo.

Aquí las partes colaboran y participan en la empresa personificando respectivamente el capital y el


trabajo, y ello se concreta en la participación en los productos, en las utilidades y en los riesgos, además de
la aportación de bienes o de actividades, y en el ejercicio de la actividad económica necesaria para
conseguir la finalidad común.

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Que se les dé el nombre de asociativos o de estructura asociativa no debe llevar a confundirlos con
la sociedad, porque de ellos no surge un ente distinto de las personas que lo forman, ni existe un
patrimonio propio al de cada parte, y las relaciones con terceros se realizan siempre por una de ellas, que
no pueden contar con un patrimonio social, ni con la responsabilidad patrimonial de otro de los
participantes. Falta la igualdad de poder entre las partes, lo que resulta en rigor que configuran una
situación intermedia entre los contratos de sociedad y los de cambio.

Estos contratos pueden ser, a su vez: bilaterales (aparcerías, mediería de tambo), en los que se
advierte con facilidad una estrecha relación estructural con la empresa, una íntima organización de todos
los factores, comprendido el trabajo; y plurilaterales, que es la más nueva de las categorías estructurales
agrarias. En ella, se ubicarían la sociedad cooperativa agraria de producción y la sociedad. La primera
constituye un tipo de contrato agrario que persigue un objeto mutualístico, a través de la gestión de la
empresa; en ellos, la estructura societaria se identifica con la estructura de la empresa, y su función
económico social es de dar vida a la constitución de una empresa agrícola y regular su ejercicio.

La sociedad de capitales o de personas puede ser considerada como contrato agrario, cuando su
función no consista en la simple reunión de capitales y la distribución de las utilidades, sino aquella
destinada a la organización de los factores de la producción, tratándose de un fenómeno nuevo de
asociacionismo agrario.

Contratos Agrarios y el Código Civil

Al explicar Vélez Sarsfield las razones que lo decidieron a eliminar de su Código el derecho
enfitéutico expresó en la nota del art. 2503 que el contrato de arrendamiento será entre los propietarios y
los cultivadores o criadores de ganado, un intermediario suficiente .

No obstante, al ocuparse, en el Libro Segundo, del contrato de locación, no formula distinción


alguna entre la locación urbana y la de predios rústicos. Esta ausencia se explica porque en la época en que
se preparaba el Código no existía el problema del colono o arrendatario, ya que el inmenso territorio
argentino estaba entonces apenas poblado, falto de brazos que lo trabajaran .

Las explotaciones, principalmente ganaderas, eran realizadas directamente por los propietarios de
la tierra con la colaboración de peones asalariados.

El desarrollo agrario dependía de la inmigración europea, como fenómeno de movimiento masivo


de ingreso, no sólo para el trabajo agrícola, sino también para los otros ramos de la industria.

Consiguientemente, la inmigración masiva que se produce posteriormente, modifica


sustancialmente el panorama y las perspectivas para la agricultura, alentadas por las facilidades que ofrecía
la Ley Avellaneda. Más los inmigrantes no encontraban ya las propicias oportunidades ofrecidas de
adquisición de propiedad de la tierra por el cultivo de ella, sino que por el contrario debían afincarse bajo el
régimen del arrendamiento o de la aparcería.

Colonización pasó a ser una denominación mal aplicada a los planes privados de subdivisión de
latifundios para arrendar chacras dentro de ellos. Las colonias muchas veces no fueron más que tierras en
manos de una persona o sociedad comercial, trabajadas por campesinos cuya estabilidad sobre ellas
dependía del capricho o de la necesidad del propietario.

Todo ello trajo como consecuencia el desarrollo de la actividad agrícola, a su vez facilitada
considerablemente por la implantación de nuevos sistemas de trabajo que revolucionaron la técnica de

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

explotación e hicieron cada vez más productivos los campos, cuyos frutos, por otra parte, pronto contaron
con un importantísimo mercado en los países de ultramar.

La inmigración, la tecnificación y el comercio internacional provocaron un enorme cambio en la


explotación de la tierra, trayendo como consecuencia a la aparición de problemas de carácter político,
económico, social y jurídico que el codificador desde luego no pudo prever.

Inconvenientes derivados de la aplicación del Código Civil a los contratos agrarios.- Lo expuesto
explica las pocas disposiciones contenidas en nuestro Código Civil respecto del arrendamiento de predios
rústicos que trajeron graves inconvenientes en la explotación agrícola y determinaron la sanción de leyes
especiales.

La evolución reseñada evidenció pronto las graves omisiones que surgían del régimen del Código de
Vélez. Ello no sólo por ausencia de normas especiales que regularan el arrendamiento en función de los
intereses de la producción y del agricultor, sino que el régimen general de la ley civil resultaba totalmente
inadecuado para resolver los problemas surgidos en el ámbito económico y social de la explotación
agropecuaria.

Los contratos rurales nunca, o casi nunca, se formalizaban por escrito y por tanto no se estipulaba
plazo de duración, siendo aplicable la norma del art. 1506 del CC: si el arrendamiento fuere de una
heredad cuyos frutos se recojan cada año, y no estuviese determinado el tiempo en el contrato, se reputará
hecho por el término de un año. Cuando el arrendamiento sea de una heredad, cuyos frutos no se recojan
sino después de algunos años, el arrendamiento se juzga hecho por todo el tiempo que sea necesario para
que el arrendamiento pueda percibir los frutos .

Ello representaba una solución más que inconveniente, pues la terminación del año agrícola el
colono se veía expuesto a aceptar las condiciones que se le imponían para la renovación del contrato o bien
a abandonar la explotación en procura de otra tierra que le ofreciera mejores posibilidades. La absoluta
falta de estabilidad impedía que el arrendatario o aparcero pudiera encarar una explotación racional,
obligado como estaba a obtener mayor provecho posible en el menor tiempo.

Legislación especial para el arrendamiento rústico.- La situación motivó la sanción de la primera ley
especial de arrendamientos de predios rústicos, en el año 1921 (ley 11.170), reemplazada en 1932 por la
ley 11.627, la que a su vez fue abrogada por la ley vigente 13.246, sancionada en 1948.

Entre las dos primeras no existen diferencias significativas, sentaron los principios generales de un
régimen especial, que luego fueron ampliados y desarrollados por la ley 13.246.

Las primeras tuvieron el mérito de haber inaugurado la legislación agraria dirigida a dar una
regulación particular a la explotación agropecuaria cuando ésta se realiza a través de los contratos
tradicionalmente utilizados en nuestro medio.

La nueva legislación debía apartarse del régimen civil, estructurado por Vélez sobre el principio de
la autonomía de la voluntad. Se inspiró fundamentalmente en la tutela de la producción y en la protección
a la familia agraria, de modo que las convenciones hasta entonces utilizadas que conspiraban contra estos
principios básicos fueron declaradas nulas y sin valor.

Las diversas reformas introducidas al texto originario inspiradas a veces en una filosofía distinta de
la que motivó su sanción, sólo han servido para crear graves problemas de interpretación y restarle
armonía. Ello no significa desconocer la necesidad o conveniencia de modernizar su texto, pero no en base

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

a reformas parciales sino a una renovación general del sistema contractual agrario que no quede
circunscripto al ámbito de contratos de arrendamientos y aparcerías.

Principios Generales que inspiran el régimen de la ley 13.246.-

El Orden Público Económico.- Las leyes especiales sancionadas debían apartarse del criterio
individualista en el que se inspiró el Código y del esquema tradicional del contrato de locación del derecho
civil.

Estos nuevos principios habían estado siendo elaborados por la doctrina y ensayados en la
legislación de varios países en la segunda década del siglo XX, quitándose al derecho de propiedad el
carácter de absoluto a partir de la Constitución Mexicana de 1915, abriéndose paso poderosamente luego
en la Constitución alemana de Weimar.

La concepción clásica del dominio debía estar sustituida por otra que reconociera la función
productiva y social del derecho de propiedad, lo que importa limitaciones que se fundamentan
precisamente en estas consideraciones.

El derecho debía reconocer la desigualdad que se deriva de la distinta situación económica de las
partes, prestando protección al débil, sancionando normas tendientes a evitar el abuso del derecho y de
amparo y estabilidad al productor y a su familia a la vez de consagrar el principio de la explotación racional
y la preservación de los recursos naturales.

Para poder cumplir estas finalidades, la ley 13.246 debía construir un conjunto de normas
independientes al CC. Por este motivo, deliberadamente la ley ya no se incorpora al CC, como había
ocurrido con sus precedentes, concretando en materia legislativa la especialidad del derecho agrario. Lo
expuesto no implica afirmar una total desconexión entre ambos sistemas normativos, pues la aplicación del
Código será siempre subsidiaria en todo aquello que no haya sido objeto de expresa previsión.

Las leyes anteriores no poseían mención expresa al carácter público de sus normas; pero ello
tampoco era necesario, porque una ley no es de dicho orden por que el legislador así lo determine, sino
que resulta de su propia naturaleza y finalidad.

El orden público aparece vigorosamente definido en la ley 13.246 en su art. 1°, pár. 2°: ͞Los
preceptos de esta ley son de orden público, irrenunciables sus beneficios e insanablemente nulos y carentes
de todo valor cualesquiera cláusulas o actos en contrario o actos realizados en fraude a la misma͟.

La nota característica es la imperatividad de sus normas, aunque de ello no puede concluirse que
todas y cada una de sus disposiciones tienen ese alcance como lo prueba el carácter supletorio de las
disposiciones contenidas en el título II, capítulo II relativas a la aparcería pecuaria.

La inmediata consecuencia es la necesidad impostergable de tutelar la producción, es proteger


igualmente a la parte económica más débil, asegurándole la estabilidad en el predio y condiciones de vida y
trabajo dignas.

Tal orden público es de índole económica, por referirse en modo directo a una de las formas en que
se lleva a cabo la explotación del campo, que constituye en el país, una de sus principales preocupaciones
como fuente de riqueza.

Conviene señalar que la ley 22.298, sancionada en 1980 (Presidencia Martínez de Hoz), que ha
alterado sustancialmente el texto original de la ley, no ha modificado el transcripto art. 1°, no obstante que
en la nota de elevación se vierten expresiones que parecieran sustentar un criterio contrario, como que el
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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

enfoque de la reforma debe encararse con una mentalidad distinta a la que inspiró a la ley 13.246 que
procuraba tutelar al arrendatario identificándolo con la parte económica más débil , agregando que ya no
puede aseverarse que tal circunstancia se cumpla, pues obvio que aquél debe movilizar amplios recursos
financieros para cubrir los insumos de toda explotación racional , como también que la nivelación de
fue zas e t e a os o t ata tes… o liga a epla tea los o eptos t adi io ales existe tes e la
materia . En efecto, el carácter de orden público de la ley se mantiene como antes; pero como ya se
explicó, fundamentalmente porque tal carácter no está dado por el hecho de que la propia ley haga tal
clasificación, sino por factores como la naturaleza de las normas, las materias que regulan, sus motivos
determinantes, los valores que protegen, los fines que persiguen y el bien común tenido en vista.

Irrenunciabilidad de los Derechos.- Primera consecuencia de lo anterior es la irrenunciabilidad de


sus beneficios, de no ser así resulta obvio que todo el sistema carecería de virtualidad.

Debe advertirse que no toda renuncia a los beneficios de la ley debe ser inexorablemente
sancionada con nulidad, puesto que esto no ocurre cuando la renuncia de un determinado derecho está
compensada con un beneficio igual o mayor al renunciado.

Tampoco tiene vigencia cuando se ejercen abusivamente, ya que como lo declara el art. 1071 del
CC, en tal caso la ley no lo ampara, considerándose ejercicio abusivo el que contraría los fines que aquella
tuvo en mira al reconocerlos, o el que exceda los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas
costumbres.

La irrenunciabilidad debe encuadrarse dentro de los límites racionales e indagarse en cada caso
hasta qué punto la voluntad del beneficiario concurre a una anticipada derogación convencional de la
norma imperativa o traduce una posterior y libre determinación que lo coloca al margen de sus previsiones.

En rigor, lo que la ley prohíbe es la renuncia anticipada a los derechos que confiere, la disposición
de derechos privados, ya adquiridos e incorporados al patrimonio propio es libre. Por aplicación se ha
resuelto que el arrendatario puede renunciar a su locación no obstante su derecho a continuarla sobre la
base de la ley de orden público que prorroga el contrato.

Debe considerarse que la intención de renunciar a los derechos no se presume.

Nulidad.- La ley sanciona con la nulidad los pactos o cláusulas que contrarían sus disposiciones
dispositivas, ya que con ellas se pretende proteger al productor y hacer imposible el abuso de quien
detenta la propiedad de la tierra.

La sanción ha sido impuesta en beneficio del agricultor, ya que es éste solamente quien puede
invocarla, ya sea por vía de acción o de excepción. Por otra parte, se desprende el carácter protectorio, ya
que en principio no se persigue la invalidez total del contrato, sino solamente aquella convención que
contraría la norma imperativa. En consecuencia, debe reputarse como no escrita sólo la cláusula que
adolece el vicio.

Claro está, que a veces la nulidad afecta elementos esenciales y se hace indispensable su
sustitución por otra que se adecue a la ley, de lo contrario no podría cumplirse. En tal supuesto la nulidad
solo aniquila el pacto contrario a la ley, manteniéndose la existencia del contrato, que deberá ser integrado
por el poder jurisdiccional de acuerdo con las circunstancias del caso.

Fraude a la Ley.- Aquellos actos simulados tendientes a privar al arrendatario de los beneficios que
le corresponden en virtud de su real naturaleza, y que aparecen encubiertos bajo la forma de otro. Tales

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

cláusulas sólo tienen la apariencia de legalidad, pero importan el desconocimiento de los beneficios en
favor del agricultor.

Cláusulas Nulas.- El principio general expuesto en el art. 1 de la ley 13.246 tiene aplicación concreta
en varias disposiciones de la ley, y aparece desarrollado en el art. 17, que se refiere a distintos supuestos,
cuyo denominador común es el propósito de la ley de prohibir todas aquellas convenciones que eran de
estilo antes de la sanción de las leyes especiales, y que posibilitaban un verdadero estado de dependencia
del arrendatario respecto del arrendador, quien frecuentemente le imponía la obligación de vender,
asegurar, transportar, depositar o comercial los cultivos, cosechas, animales y demás productos de la
explotación, a/o con persona o empresa determinada (inc. a); etc.

Prórroga de Jurisdicción y Constitución de Domicilios Especiales.- El último párrafo del art. 17, la ley
incluye la nulidad de aquellas cláusulas que importan la prórroga de la jurisdicción o la constitución de un
domicilio especial distinto del real del arrendatario. La finalidad es evitar el estado de indefensión en que se
encontraba el productor al no tener conocimiento de la promoción de acciones legales en su contra, que
eran notificadas en domicilios especiales impuestos en el contrato y que, por otra parte, tramitaban en
extraña jurisdicción.

Se ha sostenido la inaplicabilidad de la norma, porque se habría producido se derogación implícita


como consecuencia de que el decreto ley 1638/63 dejó sin efecto la jurisdicción especial de carácter
nacional que se habría instituido en el régimen originario de la ley 13.256. Esta ley estableció como se ha
visto un fuero agrario especial para conocer de cuestiones emergentes de ella y suscitadas entre
arrendadores y arrendatarios con motivo del contrato o de las leyes que lo rigen. Las Cámaras Paritarias
fueron declaradas inconstitucionales por la CSJN, entre otras razones, porque aparecía violado el hoy art.
75 inc. 12 de la CN, ya que por el carácter de ley común que inviste la ley 13,246, correspondía que fuera
aplicado por la Nación o las provincias dependiendo donde recayera la jurisdicción.

Se dijo también que la jurisdicción que se prohibía prorrogar no era otra que la que la propia ley
creaba, de modo tal que, eliminada ella, aquella prohibición se habría tornado estéril.

Producida la derogación indirecta de la norma y careciendo de fundamento mantener la


prohibición, y como se deben tramitar los juicios ante tribunales provinciales, lo harán de acuerdo a las
normas procesales de cada provincia, y por tanto los particulares podrán pactar su prórroga sin más
cortapisa que las eventualmente emergentes de la legislación común .

Finalmente, la derogación referida alcanza solamente a la prórroga de jurisdicción y no a la


prohibición contenida en la misma norma de constituir domicilios especiales, distintos del real del
arrendatario, y que debe mantenerse a pesar de la estrecha relación entre una y otra.

Inembargabilidad.- El art. 15 de la ley 13.246 (mod. Ley 22.298) expresa: ͞Se declaran
inembargables, inejecutables y no afectados al privilegio del arrendador, los muebles, las ropas y útiles
domésticos del arrendatario; las maquinarias, enseres, elementos y animales de trabajo, rodados, semillas y
otros bienes necesarios para la explotación del predio; los bienes para la subsistencia del arrendatario y su
familia durante el plazo de un año, incluidos semovientes y el producido de la explotación, dentro de los
límites que reglamentariamente se fijen͟ En el párrafo 2° agrega: ͞Los beneficios que acuerda este artículo
no afectarán al crédito del vendedor de los bienes declarados inembargables e inejecutables y no
comprenderán a los arrendatarios que sean sociedades de capital͟.

Estas disposiciones se fundan en consideraciones de distinta índole, ampliando y precisando los


beneficios que los códigos de procedimientos locales establecen de un modo general.
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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La inembargabilidad de los muebles, ropas y útiles domésticos está fundada en consideraciones de


orden social y humano justificadas por sí mismas.

El beneficio de inembargabilidad de las maquinarias, enseres, elementos y animales de trabajo,


rodados, semillas y otros bienes necesarios para la explotación, pretende asegurar la continuidad de la
empresa agraria. El fundamento es de orden económico, ya que tales elementos son necesarios para el
ejercicio de su actividad profesional.

Finalmente se declara inembargable los bienes para la subsistencia del arrendatario y su familia
durante un año, incluyéndose los semovientes y el producido de la explotación. La ley ha tenido en cuenta
que la actividad rural no se traduce inmediatamente en beneficios. Las ganancias recién han de concretarse
al finalizar el ciclo agrícola, y durante ese largo período entre la siembra y la recolección debe contar con
los medios necesarios para mantenerse y preservar su familia. Consideraciones de índole social justifican,
pues, esta disposición.

La ley presume que las cosas que declara inembargables son necesarias para la subsistencia y no
admite prueba en contrario.

El agregado final introducido por la reforma de la ley 22.298 se explica pues se considera que con
relación a ellas no se da el fundamento de la inembargabilidad de tales bienes , lo que puede ser cierto en
relación a los muebles, ropas, útiles y los bienes de subsistencia del arrendatario, pero no en cuanto a las
maquinarias, animales y enseres de trabajo, ya que como se ha visto respecto de éstos últimos, el beneficio
se concede en razón de la necesidad de asegurar la continuidad de la explotación.

Normas Supletorias en el CCyC aplicables a los contratos agrarios.- Debe señalarse en primer
término que el nuevo Código respeta a los otros microsistemas normativos autosuficientes, como es el caso
de los contratos agrarios.

En consecuencia, los contratos de arrendamientos y aparcerías continúan regulándose por la ley


especial nº 13.246 (y sus modificatorias 21.452 y 22.298), cuyas normas son de orden público, aplicándose
el C.C.C. de manera supletoria (art. 41 ley 13.246).

Facciano analiza esas disposiciones del C.C.C. que afectan la contratación agraria típica:

El artículo 1191 del C.C.C. (en el capítulo de la Locación ) exige facultad expresa a los
representantes en general para celebrar contrato de locación por más de tres años, o cobrar alquileres
anticipados por el mismo período . Por su parte, el art. 375 (en el capítulo de la Representación )
establece que las facultades conferidas en el poder son de interpretación restrictiva. El poder conferido en
términos generales sólo incluye los actos propios de administración ordinaria y los necesarios para su
eje u ió . “o e esa ias fa ultades exp esas pa a:… k) da o to a e lo a ió inmuebles por más de tres
años, o o a al uile es a ti ipados po ás de u año… .Por lo tanto deberá tenerse presente esta
exigencia y exigir la acreditación de tal facultad al momento de celebrar un contrato de arrendamiento o de
aparcería en el que se exceda ese plazo.-

Respecto al plazo máximo, el mismo no está reglado en la ley especial, que sólo se ocupa del plazo
mínimo al que fija en tres años, por lo que hasta ahora se aplicaba supletoriamente el tope máximo de diez
años prescripto por el art. 1505 del CC. El C.C.C. aumenta ese tope fijándolo para las locaciones con
cualquier destino no habitacional en 50 años (art. 1197), lo que constituye una importantísima modificación
que permitirá contratos de larga duración, útiles por ejemplo en explotaciones forestales, aunque también
podrá tener consecuencias perjudiciales respecto a los herederos del arrendador o dador.

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Con respecto al precio, el art. 2º de la ley 13.246 (y sus modificatorias) determina que la
contraprestación a pagar por el arrendatario es un precio en dinero. Al no haber ninguna otra referencia en
esta ley, nos debíamos dirigir al C.C., siendo aplicable el art. 1349 que decía que el precio será cierto:
cuando las partes lo determinaren en una suma que el comprador debe pagar; cuando se deje su
designación al arbitrio de una persona determinada; o cuando lo sea con referencia a otra cosa cierta,
siendo esta última opción la que permite fijar el precio en el equivalente en pesos por ejemplo al valor de la
soja en un mercado determinado, lo que se conoce como precio determinable. En el nuevo CCC su
equivalente es el art. 1133. Éste cambia la denominación y en lugar de hablar de precio cierto habla de
precio determinado , en una modificación que no comparte Facciano. Incluye las mismas tres opciones del
actual 1349, constituyendo la novedad que amplía las posibilidades para su fijación al agregar un párrafo
que establece que en cualquier otro caso, se entiende que hay precio válido si las partes previeron el
procedimiento para determinarlo ¸ en un precio que podemos denominar convencional .-

Resulta interesante lo previsto en los artículos 1135 y 1136 respecto a cuando exista una diferencia
de más del 5% en la superficie acordada, analizando la cuestión en dos supuestos: cuando el precio no está
convenido por unidad de superficie y cuando sí lo está. En el primer caso podrá cualquiera de las partes
pedir el ajuste y el que deba pagar más, en este caso el arrendatario, resolver el contrato y en el segundo,
éste tendría la facultad de resolver. No sería aplicable a las aparcerías por consistir el objeto del contrato la
división de los frutos, por lo que lo anterior no tendría incidencia alguna.-

Con respecto al precio en moneda extranjera nos encontramos con un cambio radical y, en
principio, un regreso al sistema de los artículos 617 y 619 del C.C. anterior a la reforma de la ley de
convertibilidad nº 23.928. En la redacción actual de dichos artículos dada por esa ley, la obligación
constituida en moneda que no sea de curso legal en el país es considerada como de dar sumas de dinero
y se cumple la obligación dando la especie designada. La solución era similar en el art. 765 del Proyecto
pero éste fue modificado por el Poder Ejecutivo antes de ser remitido al Congreso y la redacción aprobada
la considera como de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse pagando el equivalente en
Pesos. Sin embargo se contradice con el artículo siguiente, que exige al deudor entregar la especie
designada y que no fue modificado. Esta contradicción preludia una discusión doctrinaria que deberá
seguramente ser resuelta por la jurisprudencia. Por otra parte, ante la nueva normativa, es dudosa la
posibilidad de establecer en moneda extranjera el precio de un arrendamiento, que exige que éste sea en
dinero.-

Como es sabido el régimen especial de mejoras de los artículos 9 a 14 de la ley 13.246 fue derogado
in totum por la ley 22.298, por lo que actualmente es aplicación el régimen común del nuevo C.C.C., el que
simplifica el sistema. Para nuestra materia es importante la asimilación de la realización de mejoras
prohibidas al incumplimiento de la obligación de conservar la cosa en el estado en que se recibió,
habilitando a solicitar la resolución del contrato por dicha causa, que está incluida con tal efecto en el art.
19 de la ley.-

El art. 1209 del CCC es más claro que el art. 1553 del C.C. ya que establece que el locatario
(arrendatario o aparcero en nuestro caso) tiene a su cargo el pago de las cargas y contribuciones que se
originen en el destino que dé a la cosa locada y el locador (arrendador o dador) el pago de las que graven la
cosa, excepto pacto en contrario. Asimismo es en principio aplicable al arrendamiento rural y a la aparcería
agrícola la posibilidad de la resolución anticipada por voluntad del arrendatario o aparcero, ya que el art.
1221 del C.C.C. no hace distingo alguno, a diferencia del régimen anterior que lo limitaba a las locaciones
urbanas con destino habitacional o comercial, quedando obviamente excluido el destinado a explotación
agropecuaria. De cualquier modo entendemos que, dado las particularidades de la actividad agraria, sujeta
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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

a la existencia de ciclos biológicos y en la que el precio de los arrendamientos es fijado con relación a todo
el año agrícola, aún en los casos de que se lo pague con menor periodicidad, la aplicación de esta norma
podría traer inconvenientes, sobre todo cuando no se respeten esas particularidades.-

Finalmente nos referiremos al instituto de la ͞imprevisión del art. 1091 CCC equivalente al art.
1198 CC., aplicable a los contratos conmutativos de ejecución diferida o permanente, cuando la prestación
a cargo de una de las partes se tornare excesivamente onerosa, por una alteración extraordinaria de las
circunstancias existentes al tiempo de su celebración, sobrevenida por causas ajenas a las partes y al riesgo
asumido por la que es afectada. Notamos que se elimina la exigencia de la imprevisibilidad de la alteración,
lo que flexibilizará notablemente su aplicación. También es aplicable a los contratos aleatorios, por causa
ajena al álea asumido. Permite solicitar, judicial o extrajudicialmente la resolución total o parcial del
contrato, o su adecuación.-

También es de aplicación a los contratos agrarios, la disminución a cinco años del plazo común de
diez años de la prescripción liberatoria para las acciones personales. Debemos señalar que en la ley especial
agraria, sólo tiene un régimen específico la aparcería respecto a la cual todas las acciones prescriben a los 5
años. Es decir que tanto para el arrendamiento como la aparcería la prescripción será de 5 años, excepto
para el cobro de los arriendos que en el C.C. prescribía a los 5 años (art. 4027 inc. 2) mientras que en el
nuevo C.C.C. es de 2 años (art. 2562 inc.c).-

A) ARRENDAMIENTO RURAL

Definición y elementos que lo caracterizan.- El art. 2 de la ley 13. 246 expresa que ͞habrá
arrendamiento rural cuando una de las partes se obligue a conceder el uso y goce de un predio, ubicado
fuera de la planta urbana de las ciudades o pueblos, con destino a la explotación agropecuaria en
cualesquiera de sus especializaciones y la otra a pagar por ese uso y goce un precio cierto en dinero͟

Dicho contrato se tipifica cuando además de concurrir los elementos que caracterizan el contrato
de locación de cosas (art. 1493 CC) se dan los siguientes elementos propios: a) Que se trate de la cesión del
uso y goce de un predio rústico; b) Destinado a la explotación agropecuaria en cualquiera de sus
especializaciones.

Predio Rústico: No nos parece acertado el criterio de nuestra legislación. No nos parece
determinante ni decisivo la ubicación del predio, sino, por el contrario, el tipo de explotación que en él se
ejerce, de modo tal que si el común denominador de las leyes agrarias es la producción y la necesidad de su
tutela particular, la ley debe alcanzar el contrato cualquiera sea el lugar en que la actividad agraria se
ejercite.

Aparte, resulta evidente la dificultad de distinguir con precisión el ámbito urbano del rural, lo que
se manifiesta en las diversas variaciones legislativas de tales conceptos. El art. 1 del decr. 8330/63,
reglamentario de la ley 13.246 establece que se considera planta urbana de las ciudades o pueblos el
núcleo de población donde exista edificación y cuyo fraccionamiento se encuentre efectivamente
representado por manzanas y solares o lotes, cuente o no con servicios municipales y éste o no
comprendida dentro de lo que la municipalidad considere como ejido del pueblo .

De ello resulta la exclusión del régimen de la ley de arrendamientos de inmuebles ubicados en la


planta urbana, aunque se los destine a la producción agropecuaria.

Destino de la explotación: Además de tratarse de un predio rural, el arrendador debe cederlo con
destino a la explotación agropecuaria, cualquiera de sus especializaciones. Este requisito se explica si se

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

tiene en cuenta que la finalidad de proteger la producción y amparar la estabilidad del agricultor y su
familia es el propósito primero de la ley. Se halla comprendido en este concepto y siguiendo la teoría
agrobiológica del Dr. Rodolfo Carrera, aquella actividad llevada a cabo por el hombre mediante un ciclo
biológico a fin de obtener frutos animales o vegetales .

La resolución ministerial 1055/48 considera explotación agropecuaria la realizada en un predio,


cualquiera sea su extensión y ubicación, destinado total o parcialmente a la producción agropecuaria, con
el propósito de comerciar o industrializar los frutos, productos o subproductos y sus derivados, en alguna
de las siguientes ramas: cereales y oleaginosos, cultivos industriales (textiles, sacaríferos, tintóreos,
aromáticos, medicinales, gomeros, etc.), viveros, horticultura, frutivinicultura y floricultura, cría o engorde
de ganado bovino, ovino, equino, porcino, caprino, mular, asnal, camélidos y avestruces; explotación de
tambo, granja y lechería; avicultura, apicultura, cunicultura y sericicultura, animales pelíferos y pilíferos

Es posible que el predio rústico cedido en arrendamiento sea utilizado en más de un destino, como
en el caso de producción agropecuaria y explotación comercial o industrial, debiendo en tal supuesto
aplicarse el régimen legal que rija la actividad principal a que el predio esté destinado, con prescindencia
del accesorio, según establece el decreto reglamentario 8330/63.

Los requisitos analizados precedentemente deben existir, desde luego, simultáneamente. En


principio, pues, tales contratos estarán regidos por la ley 13.246 siempre que no se afecte el desarrollo o
evolución inmediata de ciudades o pueblos

Caracteres.- De la definición legal se infiere que se trata de un contrato consensual, bilateral,


oneroso, de tracto sucesivo, conmutativo y formal. Por lo demás, nos remitimos a lo expuesto a los
contratos agrarios conmutativos o de cambio.

El contrato de arrendamiento pertenece a la categoría mencionada puesto que quien aporta el


trabajo (concesionario, arrendatario) y recibe el uso y goce de la tierra en base a una contraprestación
cierta y determinada (precio) asume la explotación agropecuaria con total autonomía, quedando a su cargo
la responsabilidad y los riesgos inherentes a ella y por consiguiente es el beneficiario único de las utilidades
que se obtiene. Quien concede el uso y goce de la tierra se encuentra, en principio, totalmente
desvinculado de los riesgos, y correlativamente, carece de atribuciones en la dirección de la empresa.

Precio del Arrendamiento.- El derecho de usar y gozar temporalmente de la cosa cedida por el
arrendador (predio rústico) tiene como contraprestación del arrendatario el pago de un precio que debe
consistir necesariamente en una suma de dinero y es uno de los elementos esenciales para la existencia del
contrato.

Las reglas relativas al precio están contenidas en un modo genérico en el Código Civil. Por lo tanto
debe ser cierto, determinado o determinable (arts. 1349 y 1493) y debe también ser serio. Debe ser en
dinero, y así lo establece el CC al definir el contrato de locación (art. 1493) y también el mencionado art. 2
de la ley 13.246 al caracterizar al arrendamiento rural. Esto en la legislación anterior a la 13.246 no era así
ni tampoco en las costumbres rurales (contratos a kilaje fijo y canadiense).

En la nota al art. 1493 del CC, Vélez se refiere a distintos supuestos que se opondrían a la
caracterización del contrato de locación por inexistencia del elemento precio, a saber, cuando la
contraprestación consistiera en la entrega de una cantidad de frutos (en materia agraria sería cláusula
prohibida por el art. 32); también cuando consistiere en el uso y goce, o en la transmisión del dominio de
otra cosa; convenciones éstas que según el codificador constituirían contratos innominados; y finalmente
cuando se tratare de una proporción de los frutos de la cosa, pues en tal caso habría sociedad. Esta última
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modalidad calificaría al contrato si fuese agrario, como de aparcería (o de mediería), pues precisamente
uno de los aspectos principales de la ley 13.246 consistió en el reconocimiento de la autonomía jurídica de
estas convenciones que son de naturaleza asociativa, a diferencia del arrendamiento rural que es
conmutativo o de cambio.

El precio se conviene libremente por las partes, sin más limitaciones que las que se establecen para
todos los contratos en la legislación civil. En el contrato debe indicarse naturalmente el precio convenido, la
fecha, lugar y forma de pago, estableciéndose si es por período adelantado o vencido.

Contratos mixtos y contratos conjuntos.- Los mixtos son aquellos en los cuales la contraprestación
consiste, además de la entrega de un determinado porcentaje de frutos, en el pago de una suma fija en
dinero, se rigen por las normas establecidas para la aparcería (art. 44), por cuanto en este caso el
propietario corre, aunque en menor medida, con los riesgos propios de la explotación. En cambio, los
contratos conjuntos, que importan simultáneamente un contrato de arrendamiento y otro de aparcería, se
rigen por las normas respectivas de la ley (art. 44).

Contratos a Kilaje Fijo y Canadiense.- La ley prohíbe categóricamente convenir como retribución el
pago de una cantidad fija de frutas o su equivalente en dinero (art. 32), es decir, los contratos a kilaje fijo; y
también pactar como retribución, además de un porcentaje fijo de frutos o suma determinada en dinero,
un adicional a abonarse en dinero o especie y de acuerdo con la cotización o la cantidad de frutos
obtenidos, convención conocida como contrato canadiense.

Las leyes anteriores a la ley 13.246 los autorizaban, según ya se ha visto, en forma expresa en
cuanto a los contratos a kilaje fijo, y en forma implícita en los canadienses en cuanto no estaban
prohibidos.

En el debate parlamentario de la ley 13.246, el fundamento de la categórica prohibición no fue


claramente expuesto. Sólo se expusieron consideraciones generales. Algunos encuentran su explicación en
razones de equidad que sustancialmente justifican, en materia de sociedad, el principio de los arts. 1652 y
1653 del CC (estipulaciones válidas e inválidas).

La teoría de la imprevisión y el arrendamiento rural.- El carácter conmutativo, el hecho de ser de


tracto sucesivo y de larga duración, ha determinado que el legislador agrario haya debido establecer o
adaptar institutos que constituyen aplicaciones de la teoría general de la imprevisión recogida en el
derecho civil por la reforma de la 17.711 que modificó el art. 1198 del CC. Con arreglo a tal teoría en el caso
de producirse un cambio en las circunstancias tenidas en mira en ocasión de contratar, se entiende
implícito e ínsito en todo contrato la facultad de los jueces para revisarlo, cuando sobrevienen
circunstancias extraordinarias e imprevisibles. El fundamento reside en la voluntad presunta de las partes
contratantes, en la interpretación de su acuerdo de voluntades al formar el contrato, con arreglo a la razón,
la buena fe y la equidad procurando una equivalencia o un cierto equilibrio entre las prestaciones de las
partes.

Si la prestación de una de las partes se tornara excesivamente onerosa, por acontecimientos


extraordinarios e imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar la recisión del contrato a menos que
hubiere obrado con culpa o estuviese en mora que podrá ser impedida si la otra parte ofreciere mejorar
equitativamente el contrato. La solución es consecuencia del principio por el cual los contratos deben
celebrarse e interpretarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o
pudieron entender, obrando con cuidado y previsión.

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La norma es aplicable a los contratos agrarios bilaterales, conmutativos y de ejecución continuada y


para ello es necesario que no se hayan cumplido sus efectos, no haya mediado culpa ni mora del afectado,
sobrevenga un acontecimiento extraordinario e imprevisible, y que como consecuencia, la prestación
resulte onerosa o excesiva, produzca una lesión patrimonial y que como corolario exista dificultad para el
cumplimiento de la prestación.

La teoría de la imprevisión en la ley 13.246.- El efecto es la resolución del contrato que puede ser
obviada si se mejoran equitativamente las condiciones contractuales.

La ley 13.246, sancionada con anterioridad a la ley 17.711, incorporó al derecho agrario la teoría a
la que nos venimos refiriendo, adaptándola a las características del arrendamiento rural mediante los
institutos de la revisión y de la remisión del precio, ambos hoy derogados por la ley 22.298.

La revisión del precio era posible cuando hubieran transcurrido 3 años de vigencia del contrato y
existiera un desequilibrio entre el costo de producción y el valor de los productos que alterare en más de
un 50% el porcentaje de beneficio existente a la fecha de contratación y ese desequilibrio se hubiera
producido por factores permanentes de índole general, regional o particular del campo en cuestión. La
acción era procedente a pedido de cualquiera de las partes según quien resultare afectado por el
desequilibrio y el nuevo recio debía ser fijado por el órgano jurisdiccional en proporción con la alteración
sufrida en el porcentaje de beneficio neto.

Nuestra ley también permitía la remisión del precio cuando se reunían las siguientes circunstancias:
pérdida total o parcial de las cosechas (en todo caso superior al 50%), que la pérdida obedeciera a caso
fortuito o fuerza mayor, que se tratara de riesgos no asegurables y que no se encontrase compensada con
el producido de cosechas precedentes. Se autorizaba también la dispensa provisional en proporción a la
pérdida sufrida y hasta tanto operase la compensación final.

No nos parece acertada ni justificada la abrogación de dichas normas. Si bien el carácter


conmutativo del arrendamiento rural hace que los riesgos de la explotación estén, en principio, a cargo del
arrendatario, no lo es menos que este principio debe ceder cuando se dan graves e imprevistas
circunstancias que naturalmente gravitan negativamente en la equivalencia de las prestaciones. En tales
casos se ha considerado conveniente morigerar el rigor de los principios jurídicos para salvaguardar la vida
de la empresa agraria amenazada por circunstancias especiales y ajenas a la buena conducción del
empresario. Por lo demás, debe reconocerse que los institutos derogados tenían viabilidad solamente
cuando se reunían las excepcionales condiciones taxativamente establecidas en ellos, tendientes a asegurar
que la revisión y la remisión podían funcionar solamente en los casos extremos que la ley regulaba.

Cesión del Contrato y Subarrendamiento.- Los antecedentes personales del arrendatario, su


aptitud profesional o técnica, su idoneidad, contracción al trabajo y condiciones morales son cualidades
ponderadas por el arrendador al conceder el goce de la tierra, y ello trae como consecuencia natural
modificaciones a las reglas del derecho común en materia de subarrendamiento y cesión del contrato.

En efecto, siendo intuito personae el contrato de arrendamiento, está reñida con su naturaleza la
posibilidad de que el predio sea subarrendado, en todo o en parte, o se ceda el contrato a un tercero.

La ley 13.246, en su art. 7°, determinaba: Queda prohibido al arrendatario el subarriendo o la


cesión del predio en aparcería, aun con la conformidad expresa del arrendador , estableciendo igual
prohibición en cuanto a la cesión del contrato.

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Ello ha sido cambiado sustancialmente con las modificaciones de la ley 22.298 que sustituyó el
texto del art. 7, que ahora dice: El arrendatario no podrá ceder el contrato ni subarrendar, salvo
conformidad expresa del arrendador. Si ocurriese la muerte del arrendatario, será permitida la
continuación del contrato por sus descendientes, ascendientes, cónyuge o colaterales hasta el segundo
grado que hayan participado directamente en la explotación o su rescisión, a elección de estos. La decisión
deberá notificarse en forma fehaciente al arrendador dentro de los treinta días contados a partir del
fallecimiento .

Como fundamento a la reforma, en la nota de elevación del proyecto se expresa que se suprime la
prohibición absoluta de arrendar o ceder el contrato, pues ella no tiene sentido si existe conformidad entre
el arrendador y el arrendatario

Respecto de la excepción al principio general de prohibición del subarriendo o cesión, en caso de


muerte del arrendatario, y la consiguiente posibilidad de la continuación del contrato por sus
descendientes, ascendientes, cónyuge o colaterales hasta el segundo grado (siempre que hayan participado
directamente de la explotación), nos parece justificada y razonable.

En efecto, vimos que los contratos son más de una vez intuito familiae, y que todos los
componentes del núcleo familiar suelen participar en el trabajo y en las vicisitudes de la explotación
agraria. La necesidad de preservar la continuidad de la empresa familiar agraria explica que los herederos
que la ley indica, en caso de fallecimiento del arrendatario, puedan considerar extinguido el contrato o bien
optar por continuar la explotación por el plazo restante. Pero esto se explica solamente en el caso que haya
habido una participación directa en la explotación. Tal decisión deberá ser notificada en forma fehaciente
dentro de los 30 días del fallecimiento del titular.

Respecto del tiempo que debe mediar en la participación efectiva en la explotación para legitimar
el pedido de continuación de explotación resulta claro que este derecho solo puede nacer de una
participación real y efectiva durante un término razonable, librado a la interpretación judicial con arreglo a
las circunstancias de cada caso y que lleve al ánimo del juzgador la certeza de la existencia de una empresa
familiar ya arraigada y que conviene preservar durante la duración del contrato.

Obligaciones de las Partes.- La ley 13.246 regula los derechos y obligaciones particulares de este
tipo de contrato en el art. 18. Pero ellos no son los únicos que están a cargo de las partes, además son
aplicables los determinados en el Código Civil, especialmente en lo relativo a la locación.

Obligaciones del Arrendatario.-

a) Dedicar el suelo a la explotación establecida en el contrato con sujeción a las leyes y


reglamentos agrícolas y ganaderos (art. 18 inc. a).
Ya la aplicación de las normas generales impone al locatario la obligación de usar la cosa
arrendada según el destino estipulado o propio de su naturaleza y condición. Pero nos parece
conveniente la expresa inclusión de que tal explotación debe realizarse con sujeción a las leyes
y reglamentos agrícolas y ganaderos .
El arrendatario debe destinar el predio al tipo de explotación, o realizar los cultivos que en
el contrato se determinen, a menos que pueda originar la erosión, degradación o agotamiento
del suelo.
A falta de convención, puede el arrendatario darle el destino que tenía al momento de locarse,
el que se da a cosas análogas en el lugar donde la cosa se encuentra o el que corresponde a su
naturaleza. (art. 1194 CCyC), lo que equivale a decir que está supeditada a la aptitud del suelo.

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b) Mantener el predio libre de plagas y malezas si lo ocupó en esas condiciones y contribuir con el
50% de los gastos que demande la lucha contra las mismas, si éstas existieran al ser arrendado
el campo (inc. b)
En la eliminación de plagas y malezas está interesado no solamente el arrendador, sino
también el interés público en cuanto ellas son capaces de infestar campos vecinos, y además
atentan contra la productividad del suelo que es el máximo interés que la ley desea tutelar.
Son dos los supuestos en la obligación de combatir plagas y malezas: que ellas hayan
existido o no en el momento de celebración contractual. Si no existían, el arrendatario debe
combatirlas, pues su obligación consiste en mantener el predio en el mismo estado en que lo
recibió, y por consiguiente los gastos y trabajos que demande la lucha son exclusivos a su cargo
(art. 1206 CCC).
Si las plagas y malezas existían debe contribuir con el 50% de los gastos que se demanden,
quedando el arrendador obligado a contribuir con otro tanto (art. 18 inc. e).

c) Conservar los edificios y demás mejoras del predio, los que deberá entregar al retirarse en las
mismas condiciones en que los recibiera, salvo los deterioros ocasionados por el uso y la acción
del tiempo (inc. c).
Esta obligación es genérica y está establecida en el CC, por lo que su mención es
innecesaria.

Obligaciones del arrendador.- El mismo art. 18 de la ley 13.246 consagra las siguientes obligaciones
a cargo del arrendador, enumeradas en los incs. d y e.

a) Contribuir con el 50% de los gastos que demande la lucha contra las malezas y plagas si el
predio las tuviera al contratar (inc. d).

Esta obligación es correlativa con la que en igual sentido se impone al arrendatario. En


nuestra opinión, la falta de contribución no exime al arrendatario de combatir las plagas y malezas,
debiendo exigir a aquél su cumplimiento judicialmente.

b) Cuando el número de arrendatarios exceda de veinticinco y no existan escuelas públicas a


menor distancia de diez kilómetros del centro del inmueble, proporcionar a la autoridad escolar
el local para el funcionamiento de una escuela que cuente como mínimo un aula para cada
treinta alumnos, vivienda adecuada para el maestro e instalación para el suministro de agua
potable (inc. e).

Extinción del Contrato. Causales.- El contrato de arrendamiento concluye en los casos enumerados
en la ley 13.246, y también en aquellos que determina el art. 1217 del CCyC. Asimismo existen otras
causales de extinción del contrato que resultan de aplicación de principios más generales.

a) Mutuo disenso.- El contrato puede terminar, desde luego, por aplicación del art. 959 del CCyC,
principio que en materia agraria se encuentra sumamente limitado por las razones ya
señaladas. No obstante, en la medida en que la voluntad de las partes se encuentre libremente
expresada, en el contrato de arrendamiento rural, como en cualquier otro, el mutuo disenso
pone fin a las relaciones jurídicas entre las partes.

Debido al carácter de orden público de la ley, son irrenunciables sus beneficios, los
acuerdos de las partes solamente podrán ser ejecutados si son judicialmente aprobados,

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

puesto que en caso contrario, sus normas imperativas serían letra muerta, tornándose ilusoria
la protección de la parte económicamente más débil en el contrato.

Consiguientemente, tales acuerdos serán válidos siempre que no se opongan a las


normas legales proteccionistas de la parte contratante económicamente débil. En el mismo
sentido se ha resuelto que los acuerdos privados a que las partes arriben serán válidos
siempre que no se opongan a las normas legales proteccionistas de la parte contratante
e o ó i a e te ás dé il…

El organismo jurisdiccional debe investigar en cada caso sometido a su decisión, si las


voluntades expresadas en el acuerdo lo fueron libremente, y si en él no se compromete el
orden público.

b) Confusión.- Cuando se confunden en una misma persona el carácter de propietario y


arrendatario de la cosa.

c) Contrato celebrado por usufructuario.- El arrendamiento constituido por el usufructuario se


extingue por aplicación del art. 2142 del CCyC cuando finaliza el usufructo.

d) Vencimiento del plazo.- Así lo dispone el art. 1217, inc. a del CCyC y el art. 20 de la ley 13.246,
reformado por la ley 21.452.

e) Pérdida de la cosa arrendada.- La pérdida total de la cosa arrendada extingue el contrato toda
vez que el arrendatario no podrá más usar y gozar de ella. Por el contrario, en caso de pérdida
parcial podrá pedir disminución del precio, o la recisión del contrato. El art. 1521 del CC de
Vélez agregaba que si la cosa estuviese solamente deteriorada el contrato subsistirá, pero el
locador está obligado a reparar el deterioro, hasta poner la cosa en buen estado .

f) Imposibilidad del destino especial para el cual la cosa expresamente arrendada.- El art. 1051,
inc. b del CC se refiere al caso en que existe la imposibilidad de usar y gozar del predio dándole
el destino especial para el cual la cosa fue expresamente arrendada. Cuando la imposibilidad
deriva de la erosión, degradación o agotamiento de la tierra, el caso está previsto por el art. 8
de la ley 13.246.

g) Vicios redhibitorios.- el contrato también concluye por la existencia de vicios redhibitorios (art.
1220, inc. b CCyC) si éstos existieron al tiempo de celebrarse aquélla o sobreviniesen después,
salvo que fueran aparentes o que el arrendador supiera o pudiera saber de ellos.

h) Caso fortuito.- expresa el art. 1203 que el caso fortuito hace concluir la locación cuando el
locatario se ve impedido de usar o gozar de la cosa, o ésta no puede servir para el objeto de la
convención, pudiendo pedir la rescisión del contrato, o la cesación del pago del precio por el
tiempo que no pueda usar o gozar de la cosa. Si el caso fortuito no afecta a la cosa misma, sus
obligaciones continúan como antes.

i) Muerte del arrendatario.- el art. 7 de la ley 13.246 (según ley 22.298) establece que si
ocurriese la muerte del arrendamiento, será permitida la continuación del contrato por sus
descendientes, ascendientes, cónyuge o colaterales hasta el segundo grado que haya
participado directamente en la explotación, o su recisión, a elección de éstos .

La muerte del arrendatario extingue, pues, el contrato sólo si sus herederos no optan por
continuarlo dentro de los treinta días contados a partir del fallecimiento. No efectuando los

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

herederos la opción, o ejerciéndola fuera de término, el arrendador puede demandar el


desalojo como una consecuencia natural de la extinción del contrato.

j) Resolución del Contrato.- El art. 19 de la ley determina que el incumplimiento de las


obligaciones del arrendatario de dedicar el suelo a la explotación establecida en el contrato, de
mantener el predio libre de plagas y malezas y de conservar los edificios y demás mejoras del
predio, faculta al arrendador para pedir su ejecución o la recisión del contrato. La ley consagra
un pacto comisorio tácito legal .

i. Abandono: Para que pueda ser invocado como causa de resolución debe ser
injustificado, es decir, debe importar una renuncia a la explotación sin beneficiario
determinado . Si fuera en beneficio de terceras personas estaríamos frente a los
casos de subarrendamiento o cesión.

ii. Falta de pago: El mismo art. 19 párr. 1 reformado por la 22.298 expresa que la
falta de pago del precio del arrendamiento en cualquiera de los plazos establecidos
por el contrato, son causales [con el abandono ya analizado] que dan derecho al
arrendador a exigir el desalojo del inmueble . El desalojo es viable cuando se
produce el vencimiento de cualquiera de los plazos establecidos en el contrato, ya
se trate de períodos mensuales, trimestrales, semestrales o anuales o de cualquier
otra duración. Con arreglo a los arts. 886 y 887 del CCyC, la mora se produce por el
mero vencimiento del plazo (mora automática), y que si éste no estuviese
expresamente convenido pero resultare tácitamente de la naturaleza y
circunstancia de la obligación, en la fecha que conforme a los usos y a la buena fe,
debe cumplirse. No habiendo plazo, el juez a pedido de parte, lo debe fijar
mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local, a menos que el
acreedor opte por acumular las acciones de fijación de plazo y de cumplimiento, en
cuyo caso el deudor queda constituido en mora en la fecha indicada por la
sentencia para el cumplimiento de la obligación.

iii. Subarrendamiento y cesión: La ley establece como principio general la prohibición


del subarriendo o la cesión del predio en aparcería. Fuera del caso de excepción
previsto expresamente, el subarriendo total o parcial del predio y la cesión del
contrato autorizan a demandar su recisión y el desalojo del predio, en la medida
que no autorice expresamente la realización del acto.

iiii. Explotación irracional: que origine o pueda originar la erosión del suelo o
agotamiento puede conducir a la resolución del contrato.

Consecuencias de la extinción del contrato.- La rescisión del contrato o su resolución trae como
consecuencia la obligación para el arrendatario de restituir la cosa arrendada con todos sus accesorios, y el
derecho del arrendador a demandar la indemnización de daños y perjuicios cuando se produce por culpa
del primero.

Excepto el caso de abandono injustificado de la explotación, falta de pago del arrendamiento y


vencimiento del plazo legal o contractual al que se refieren los arts. 19 y 20 de la ley, el arrendador para
obtener la resolución del contrato deberá promover una acción ordinaria. En cambio, en las tres hipótesis
mencionadas anteriormente la restitución del campo puede obtenerse directamente mediante el ejercicio
de la acción de desalojo prevista en los códigos procesales provinciales.

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

B) CONTRATOS ASOCIATIVOS

1) Consideraciones Generales.

Aparcerías. Definición.- El art. 21 de la ley 13.246 dice: ͞Habrá aparcería cuando una de las partes
se obligue a entregar a otra animales, o un predio rural con o sin plantaciones, sembrados, animales,
enseres o elementos de trabajo, para la explotación agropecuaria en cualesquiera de sus
especializaciones, con el objeto de repartirse los frutos. Los contratos de mediería se regirán por las
normas relativas a las aparcerías, con excepción de los que se hallaren sometidos a leyes o estatutos
especiales, en cuyo caso les serán asimismo aplicables las disposiciones de esta ley, siempre que no sean
incompatibles con aquéllos͟

La regulación en la ley 13.246 llenó una sentida necesidad en la legislación, ocupándose de dar
normas específicas para este contrato sumamente difundido en el país.

Debido a que la aparcería era un contrato innominado, se suscitaron divergencias en la doctrina y


jurisprudencia para establecer su naturaleza, entendiendo algunos que se trataba de un contrato de
sociedad, teniendo en cuenta para ello el comentario de Vélez en la nota al art. 1493. Otros en cambio
consideraban que la de aparcería no era más que una modalidad del contrato de locación de cosas. Desde
luego que las consecuencias emergentes de la aplicación de normas del CC que regulan uno y otro
contrato, eran notablemente diferentes.

Galloni señala que el elemento que unifica contratos de apariencia diversa como la aparcería y el
arrendamiento es que en ambos el objeto perseguido por las partes es la constitución de una empresa
agraria.

Naturaleza Jurídica.- El contrato adquiere autonomía a partir de la sanción de la ley 13.246 y es


necesario establecer su naturaleza jurídica y la diferencia con otros contratos.

La definición dada en la ley incluye distintas especies o tipos de aparcería, más todas ellas
participan por cierto, de los elementos que individualizan el género como un contrato diferenciado de los
legislados en el CC, y específicamente del contrato de arrendamiento rural y de la sociedad.

Se advierte de inmediato una diferencia sensible entre el arrendamiento rural y aparcerías, puesto
que en el primero, la obligación a cargo del arrendatario es pagar un precio en dinero y en cambio, en las
segundas, las partes se vinculan con la finalidad de distribuirse los frutos provenientes de la explotación.

Pero no es sólo la forma de pago lo que diferencia a ambos. Si bien en el arrendamiento rural y en
la aparecería agrícola debe mediar la cesión del uso y goce de un precio rural con destino a la explotación
agropecuaria en cualquiera de sus especializaciones. En el contrato de arrendamiento rural, el arrendador
se encuentra totalmente desvinculado de la explotación y de los riesgos inherentes a ella y ello se explica
por ser un contrato conmutativo o de cambio.

En cambio, el contrato de aparcería es un contrato de colaboración y de tipo asociativo en el cual


las dos partes, aparcero dador y aparcero tomador colaboran en la empresa agraria, aportando,
respectivamente, el capital y el trabajo.

Esta nota característica de diferenciación ha sido recogida por la jurisprudencia, estableciéndose


que el contrato de aparcería es de colaboración y de estructura asociativa. De colaboración, en cuanto
esta clase de convenios vinculan a varios individuos en una empresa común, en la que cada uno contribuye

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

con parte de sus bienes y con sus especiales aptitudes y habilidad, porque los contratos de esta clase
representan un tipo intermedio entre los de estructura conmutativa o de cambio y la sociedad

Se observa que el aparcero dador y el aparcero tomador se encuentran vinculados en el resultado


de la explotación y las utilidades a obtener por el primero dependerán directamente de este resultado y
por tal razón el art. 24 de la ley 13.246 dispone: La pérdida de los frutos por caso fortuito o de fuerza
mayor será soportada por las partes en la misma proporción convenida para el reparto de aquéllos .

Diferente es la situación en el arrendamiento, ya que como principio general, el arrendador


aparece totalmente desvinculado y desinteresado del resultado, puesto que si la producción es abundante
no puede pretender una suma mayor, y si por el contrario es escasa no percibirá un precio inferior por ello.

Lo expuesto precedentemente no importa afirmar que se conviertan a este contrato en uno de


sociedad o una especie de ella, como podría deducirse de la opinión de Vélez vertida en el ex art. 1493 del
CC.

La analogía que se advierte deriva de que la aparcería constituye una figura intermedia entre el
arrendamiento y la sociedad. En efecto, la constitución de la sociedad determina la aparición de una
entidad de derecho distinta a las personas físicas que la integran, dotada de capital propio y capaz de
contraer obligaciones y, naturalmente, de adquirir derechos. Por tal, los bienes aportados por los socios se
juzgan transferidos a la sociedad, y aun los entregados en uso y goce lo son al ente societario y no a una
persona física determinada. Nada de esto ocurre en la aparcería: no se genera un ente distinto a las partes,
y además porque la cesión del predio es efectuada por el primero al segundo.

Los intereses de los socios son homogéneos; en cambio, en la aparcería las partes representan dos
intereses, si no opuestos, al menos distintos: el interés del dador o propietario fundiario por un lado; y por
el otro, el interés del tomador, que aporta el trabajo.

Además, no existe un patrimonio distinto al de las personas que contratan, de modo que los
acreedores no pueden contar ni con un patrimonio de la pretendida sociedad, ni tampoco con la
responsabilidad patrimonial del otro contratante, con el cual no entran en relaciones.

Diferencias con los contratos laborales.- El art. 21 de la ley 13.246, luego de establecer que a la
mediería se aplicara la normativa relativa a las aparcerías, agrega: con excepción de los que se hallaren
sometidos a las leyes o estatutos especiales, en cuyo caso les serán, asimismo, aplicables las disposiciones
de esta ley, siempre que no sean incompatibles con aquéllos . Por su parte, el decreto reglamentario
8330/63 establece: Los contratos que, a pesar de no estar regulados por un estatuto especial presupongan
una relación de dependencia y no impliquen la cesión del uso y goce del predio, quedarán excluidos del
régimen de la ley 13.246, aun cuando la retribución consista en la participación de los frutos .

No todas las convenciones en que se convenga una participación de los frutos obtenidos en una
explotación agropecuaria se encuentran comprendidas en el régimen del contrato de aparcería. Interesa
deslindar los contratos de aparcería de aquellos otros en los cuales, si bien las partes se vinculan con
motivo de una explotación agropecuaria, y se distribuyen los frutos producidos en ella, son en realidad
contratos laborales, excluidos de la ley 13.246.

En cambio, en los contratos a que se refiere el mencionado decreto reglamentario, no existe cesión
del uso y goce del inmueble, como ocurre principalmente con los peones a la rendita, tanteros, interesados,
habilitados, al quinto, etc.

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Además, quien realiza el trabajo rural se encuentra en una relación de subordinación o


dependencia jurídica, económica y técnica respecto del titular de la explotación. Ello no ocurre con el
aparcero, que es el verdadero titular de la empresa agraria, y que desconoce al dador facultades de
dirección, que quedan a su exclusivo cargo. Pero ello no obsta para que de mutuo acuerdo se convenga en
el contrato que la explotación se realizará de determinada forma, debiendo ajustarse la misma a una cierta
técnica cultural y supeditarla a las leyes y reglamentos agrícolas y ganaderos.

Asimismo, el que concede un predio en aparcería, generalmente lo tiene en virtud de un derecho


real a título de propietario, o de usufructuario, aunque en la actualidad es posible que lo sea también el
arrendamiento o aparcero.

Finalmente la participación en los frutos que se convienen en ciertos contratos de trabajo, es una
verdadera retribución; en cambio el aparcero es un verdadero co-propietario de ellos.

Prelación de las normas aplicables a la aparcería.- La ley 22.298 ha modificado sustancialmente el


texto del art. 29 de la ley 13.246, que establecía el orden de prelación de las normas aplicables a la
aparcería, que ha sido reemplazado por el actual art. 41, aplicable a todos los contratos.

Clases de aparcerías.- Debemos seguidamente analizar las diferentes figuras jurídicas contenidas
en el concepto del art. 21 de la ley 13.246, a saber: a) aparcería agrícola; b) mediería; c) aparcería pecuaria
y d) capitalización de hacienda.

APARCERÍAS AGRÍCOLAS

Definición.- El art. 21 de la ley nos dice que habrá aparcería agrícola cuando una de las partes se
obligue a entregar a otra un predio rural, con o sin plantaciones, sembrados, animales, enseres o elementos
de trabajo para la explotación agropecuaria en cualquiera de sus especializaciones con el objeto de
repartirse los frutos.

El objeto es la cesión de un predio rural, es decir, de un inmueble que se encuentre ubicado fuera
de la planta urbana de las ciudades o pueblos. La crítica al sistema de la ley en cuanto tipifica a este
contrato por la ubicación del predio objeto del contrato de aparcería, es extensiva a la definición del art.
21, y conduce a dejar de lado y sin protección a aquellas explotaciones dentro de lo que se considera más o
menos arbitrariamente como planta urbana.

Debe tratarse de una explotación agropecuaria en cualquiera de sus especializaciones. Este


requisito está implícito en su particular naturaleza. No ocurre lo mismo, en el arrendamiento en su forma
genérica, que puede cederse el goce de un inmueble para la explotación agropecuaria, como para la
explotación industrial o comercial, y sobre todo con destino a la habitación o vivienda.

Al que cede el uso y goce del predio se lo designa como aparcero dador o simplemente dador y
al productor que se le concede para la explotación, con la finalidad de distribuirse los frutos, se lo llama
aparcero tomador o simplemente aparcero.

Porcentaje de distribución de los frutos.- La consecuencia natural del contrato de aparcería consiste
en que los frutos se dividan en la proporción que las partes libremente convengan, pero siempre en la
medida que exista y se mantenga la proporcionalidad con los aportes que se realicen con la finalidad común
de obtener tales frutos, pues el dador por lo general se limita a ceder el uso y goce del predio, pero puede
además, simultáneamente, ceder otros bienes, plantaciones, sembrados, animales, enseres, maquinarias y
demás implementos y herramientas de trabajo, y resulta por ello justo y equitativo que el porcentaje sea
mayor en ese supuesto que cuando se limita a la mera entrega de la tenencia del predio. Por ello el hoy
22
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

derogado art. 30 disponía que el porcentaje en la distribución de los frutos que las partes convengan
deberá guardar equitativa proporción con los aportes que las mismas realicen para la explotación.

La ley 22.298 ahora establece que las partes podrán convenir libremente el porcentaje en la
distribución de los frutos , sin que dicho porcentaje tenga relación con los aportes que cada uno realice, lo
que equivale a decir que puede ser fijado discrecionalmente, arbitrariamente. Creemos que la reforma
resulta inexplicable e inequitativa.

Forma de Entrega.- Las partes pueden y deben establecer libremente todo lo relativo a la forma,
tiempo y lugar de entrega de los productos, pero ninguna puede disponer de ellos sin haberse realizado
previamente su distribución. Hasta que dicha operación se realice existe un verdadero condominio de los
frutos entre las partes, por lo que es natural que la ley disponga tal prohibición, pues ninguna de ellas
puede, sobre la cosa común ni sobre la menor parte de ella físicamente determinada, realizar actos
materiales o jurídicos que importen el ejercicio actual o inmediato del derecho de propiedad.

La distribución de los frutos deberá realizarse de acuerdo con su calidad media. Además, teniendo
en cuenta que en el contrato de aparcería el dador participa de las contingencias de la explotación, el art.
24 establece que la pérdida de los frutos por caso fortuito o fuerza mayor será soportada por las partes en
la misma proporción convenida para el reparto de aquéllos.

Ya vimos que la ley prohíbe convenir como retribución el pago de una cantidad fija de frutos o su
equivalente en dinero (art. 32) y también un porcentaje fijo en la distribución de los frutos o suma
determinada de dinero, y además un adicional a abonarse en dinero o especie y de acuerdo con la
cotización o la cantidad de frutos obtenidos (art. 42).

MEDIERÍA AGRÍCOLA

Diferencias con la aparcería agrícola.- El contrato de mediería no ha sido definido ni reglamentado


en forma particular en la ley 13.246, cuyo art. 21 declara solamente que le son aplicables las reglas relativas
al contrato de aparcería.

Es una especie del contrato de aparcería porque además de darse en ella los elementos que
caracterizan a aquél existen otros, que le son propios, y la distinguen como una figura diferente.

Las partes se distribuyen los frutos por mitades, o sea en porciones iguales. Mas estas
circunstancias por sí solas no pueden constituir el porcentaje de distribución de los frutos no es más que el
resultado de su distinta naturaleza.

Caracteriza, pues, al contrato de mediería: a) Que los aportes que realicen el mediero dador y el
mediero tomador sean equivalentes, es decir, iguales. En cambio, en la aparcería los aportes, en principio,
deben ser proporcionales al porcentaje convenido para la distribución de los frutos.

b) Que los gastos de explotación del predio sean afrontados también por partes iguales. En la
aparcería el dador no contribuye en los gastos de explotación que quedan a cargo exclusivo del
tomador.
c) La dirección y administración de la empresa está en manos de ambas partes. En la aparcería,
contrariamente, corresponde exclusivamente al tomador, teniendo el dador solamente un
derecho de control o de vigilancia para verificar el fiel cumplimiento de las obligaciones a cargo
del aparcero; fundamentalmente en el momento de separación y distribución de los frutos.

23
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En efecto, el mediero dador contribuye en los gastos de explotación del predio y realiza aportes
equivalentes a los del mediero, y en consecuencia corre juntamente con éste los riesgos inherentes a la
explotación, y naturalmente los derivados de la pérdida de la cosecha por caso fortuito o fuerza mayor. En
la aparcería, el tomador solamente afronta el riesgo inherente a la producción, es decir, a la pérdida de la
cosecha. Es decir, está expuesto a no tener ganancias si los frutos se pierden, pero el riesgo no pasa de allí,
ya que no realiza ningún otro aporte, ni contribuye con los gastos.

Como consecuencia natural, en la mediería los frutos se distribuyen en la misma forma que se
realizan los aportes y se efectúan los gastos, es decir, por mitades.

Aparece una mayor semejanza con el contrato de sociedad, ya que en ella la administración
corresponde a ambas partes, pero a diferencia de éste, la mediería no determina la creación de una
entidad de derecho distinta a las personas físicas que la integran, con capital propio y con capacidad para
adquirir derechos y obligaciones. En la mediería, los terceros tampoco cuentan con la responsabilidad
patrimonial de ambos contratantes, sino solamente con la de aquel de ellos con quien se contrajo la
obligación.

Con arreglo a todo lo analizado podríamos decir que habrá mediería cuando una de las partes se
obliga a aportar un predio rural para que la otra lo destine a la explotación agrícola en cualquiera de sus
especializaciones, contribuyendo ambas en forma equivalente con el capital necesario, y con los gastos de
explotación, con igualdad de poderes en la dirección y administración de la empresa agraria, y con el objeto
de repartirse los frutos en partes también iguales.

Obligaciones de las partes en la aparcería y mediería agrícola.- El art. 23 de la ley 13.246


determina los derechos y obligaciones del contrato de aparcería, que son asimismo aplicables a los
contratos de mediería. Pero es necesario destacar que además de los derechos y obligaciones que se
enumeran en dicho artículo, también son aplicables a los contratos de aparcería y mediería las obligaciones
establecidas en el título del arrendamiento (art. 18), por remisión el art. 22.

El art. 23 regula expresamente las siguientes obligaciones propias del aparcero dador y del aparcero
tomador:

Obligaciones del aparcero tomador.-

1) Realizar personalmente la explotación, siéndole prohibido ceder su interés en la misma,


arrendar o dar en aparcería la cosa o cosas objeto del contrato (inc. a).

La obligación de realizar personalmente la explotación se explica por la naturaleza del


contrato, por ser intuito personae, y de estructura asociativa. El dador ha tenido en cuenta la
idoneidad profesional, laboriosidad y honradez del tomador. La obligación no significa que los
trabajos agropecuarios deban ser realizados efectivamente por éste, ya que nada impide que
emplee los miembros de su familia, y eventualmente personal asalariado, en la medida que se
desempeñen bajo su inmediato y directo control. La explotación personal significa que la
dirección de la empresa agropecuaria estará sometida a su vigilancia y control directo, en
ejercicio de poderes que no puede delegar.
2) Dar la cosa o cosas comprendidas en el contrato el destino convenido o en su defecto el que
determinen los usos y costumbres locales, y realizar la explotación son sujeción a las leyes y
reglamentos agrícolas y ganaderos (inc. b).

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Es una obligación no específica de este contrato con fundamento en el art. 1197 del CC y
también el art. 18 inc. a de la ley 13.246. No obstante, el art. 33 acuerda derecho al aparcero para
destinar sin cargo una parte del predio para asiento de la vivienda, pastoreo y huerta, que debe ser
establecido en el contrato de acuerdo con los usos y costumbres y las necesidades de la
explotación.

3) Conservar los edificios, mejoras y enseres y elementos de trabajo que deberá restituir al hacer
entrega del predio en las mismas condiciones en que los recibiera, salvo deterioros ocasionados,
por el uso y la acción del tiempo (inc. c).
4) Hacer saber al aparcero dador la fecha en que se comenzará la percepción de los frutos y
separación de los productos a dividir, salvo estipulación o usos en contrario (inc. d).
El objeto de estas convenciones es la división de los frutos resultantes de la explotación; es
natural, pues el dador debe encontrarse en condiciones de vigilar el resultado de la
explotación, y el cumplimiento de las obligaciones que la ley y el contrato ponen a cargo del
aparcero. El derecho de control sólo puede ser ejercido eficazmente si sabe con anticipación el
momento en que comenzará la recolección de la cosecha, para que pueda estar presente y
proceder a la separación de los frutos. Para ello el aparcero debe notificar al dador, con una
anticipación mínima de diez días la fecha de inicio en la percepción y distribución de frutos. Esta
obligación, sin embargo, puede dejarse de lado por estipulación en contrario, ya que el dador
tiene una facultad para controlar la explotación, que puede ser válidamente renunciada; mas
esta renuncia deberá ser expresa.

5) Poner en conocimiento del dador, de inmediato, toda usurpación o novedad dañosa a su


derecho, así como cualquier acción relativa a la propiedad, uso y goce de las cosas (inc. e).

Obligaciones del Aparcero Dador.-

1) Garantizar el uso y goce de las cosas dadas en aparcería u responder por los vicios o defectos
graves de las mismas (inc. f)
2) Llevar anotaciones con las formalidades y en los casos que la reglamentación determine. La
omisión o alteración de las mismas constituirá una presunción en su contra (inc. g).

El decreto reglamentario 8330/63 determina que el aparcero dador deberá llevar anotaciones
en las que conste: a) Nómina de las máquinas, animales, útiles, enseres y bienes de toda clase
aportados inicialmente por cada uno de los contratantes, especificando su estado y valor estimado o de
costo. Deberá actualizar dicho inventario con los cambios que se produzcan.

b) Los demás aportes que efectúe.


c) Detalle de la forma en que se distribuyen los frutos de cada cosecha y liquidación.

Extinción de los contratos de Aparcería y Mediería Agrícola.- Es aplicable al contrato de aparcería


lo dispuesto en ocasión de estudio del arrendamiento. Nos remitimos a ello en lo concerniente a la
rescisión del contrato como a los distintos casos de extinción establecidos en la ley civil.

Nos ocuparemos, por ello, de los casos de extinción que son propios del contrato de aparcería a que
se refiere el art. 27 de la ley 13.246.

a) Muerte. Incapacidad o imposibilidad física del aparcero.- Estas situaciones dan por extinguido el
contrato. Ello se explica por la naturaleza asociativa e intuito personae del contrato. Antes de la
última reforma se posibilitaba a los descendientes, ascendientes, cónyuge o colaterales hasta el
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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

segundo grado continuar con la explotación, condicionado a la notificación formal al aparcero


dador dentro de los seis meses posteriores al fallecimiento. Estimamos inconveniente la
reforma.
b) Muerte del aparcero dador y enajenación del predio.- La muerte del dador acuerda al aparcero
la facultad de dar por terminado el contrato, pero ello no se produce si no media una expresa
manifestación de voluntad en ese sentido. Además, establece que el contrato tampoco
terminará en el caso de enajenación del predio.
c) Resolución del contrato.- Cualquiera de las partes puede pedir la rescisión del contrato y el
desalojo o entrega de las cosas dadas en aparcería si la otra no cumpliese con las obligaciones a
su cargo.
d) Abandono y falta de entrega de los frutos.- El abandono injustificado de la explotación por el
aparcero y la falta de entrega de la parte de los frutos que corresponden al dador acuerdan a
éste el derecho de exigir en juicio sumario el desalojo del predio y la restitución de las cosas
objeto del contrato.

Disposiciones Comunes al Arrendamiento Rural y las Aparcerías Agrícolas

1) Explotación Irracional

Hemos visto que la ley 13.246 consagra el principio de orden público económico porque se propone
tutelar la producción agraria en cuanto constituye la fundamental riqueza del país y para ello debe buscar
mantener las condiciones intrínsecas del suelo, preservándolo del mal uso o manejo imputable o que su
derecho provenga de caso fortuito o de fuerza mayor.

El Estado puede y debe establecer normas que conduzcan efectivamente a la preservación del
suelo, prohibiendo la explotación irracional que origine su erosión, degradación o agotamiento quienquiera
que sea el titular de la empresa que la realice.

La conservación del suelo y la racionalización de las explotaciones permiten alcanzar la finalidad en


que está interesada el orden público y por ende, la ley 13246 ha sido consecuente con los principios que la
rigen para consagrar en la legislación agraria la obligación de explotar racionalmente el predio y el derecho
correlativo del Estado para intervenir cuando pueda producirse algunos de los fenómenos que afectan al
suelo.

Explotación irracional en la ley 22.298.- Establece la ley: Queda prohibida toda explotación
irracional del suelo que origine su erosión o agotamiento, no obstante cualquier cláusula en contrario que
contengan los contratos respectivos. En caso de violarse esta prohibición por parte del arrendatario, el
arrendador podrá rescindir el contrato o solicitar judicialmente el cese de la actividad prohibida, pudiendo
reclamar en ambos casos los daños y perjuicios ocasionados. Si la erosión o agotamiento sobrevienen por
caso fortuito o fuerza mayor, cualquiera de las partes podrá declarar rescindido el contrato .

2) Mejoras

La ley 22.298 derogó los artículos 10 y 11 de la ley que contemplaban un régimen especial y por lo
tanto en la actualidad no existe tal para los contratos agrarios y, naturalmente, ello hace aplicables las
normas generales del CCyC. Ello cuando estaba vigente el Código velezano presentaba graves
inconvenientes y origina dificultades.

26
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En este tema Vélez siguió muy de cerca la obra del jurisconsulto brasileño Freitas habiéndose
elaborado una reglamentación calificada con razón como excesivamente casuística, y por ello poco clara,
cuando hubiera sido preferible establecer algunos principios generales para servir de guía al juez.

Los preceptos que contenía pueden ser clasificados en dos grupos: el primero, que reglamenta las
mejoras que puede hacer el locatario, y el segundo, en el que establece qué es lo que debe pagar el locador
y el modo y tiempo de valuación.

En la actual regulación podemos observar que el régimen de mejoras queda simplificado en dos
artículos (1211-1212), y quién debe afrontar los gastos de las mismas queda establecido en las obligaciones
establecidas tanto para el locador (1201-1202) como el locatario (1206-1207).

Mejora es toda modificación material de una cosa que aumente su valor o en términos del art.
751 del CCyC es el aumento del valor intrínseco de la cosa ; pudiendo éstas ser necesarias, útiles y
voluntarias. Las primeras son aquellas sin cuya ejecución las cosas no pueden ser conservadas; útiles son las
que, no siendo indispensables, son de manifiesto provecho para cualquier poseedor, y voluntarias las de
mero lujo y recreo o de utilidad exclusiva para quien las hizo.

Mejoras que puede hacer el locatario.- El art. 1211 del CCyC sienta un principio general según el
cual no existiendo prohibición en el contrato, el locatario puede, sin autorización especial del locador, hacer
las mejoras que tuviera a bien para su utilidad y comodidad siempre que no altere su forma, y no haya sido
citado para la restitución de la cosa. Agrega la ley que el locatario no puede hacer mejoras que alteren la
forma de la cosa si no está expresamente autorizado (art. 1211), y que existiendo prohibición el locatario
no puede hacer aquellas que le fueron prohibidas. En tanto el art. 1212 dispone que la realización de
mejoras prohibidas viola la obligación de conservar la cosa en el estado en que se recibió.

De ello se desprende que fuera del caso de reparaciones o mejoras urgentes, el locatario no puede
hacer ninguna mejora cuando exista prohibición en el contrato, y de ellos derivan los inconvenientes en los
contratos en particular.

El principio general había sido a su vez reglamentado por el mismo CC de Vélez en los arts. 1534 a
1536, los cuales al redactarse el Código Civil y Comercial fueron suprimidos.

a) El art. 1534 establecía que en las casas y predios urbanos, y en los edificios de los predios
rústicos, no podrá el inquilino hacer obras que perjudiquen la solidez del edificio o causen algún
inconveniente, como el rompimiento de paredes maestras para abrir puertas o ventanas.
Puede, sin embargo, quitar o mudar divisiones internas, abrir en ellas puertas o ventanas u
obras análogas con tal que restituya la casa en el estado en que se obligó o en que la recibió.
b) Disponía el art. 1535: Si la locación fuese de terrenos en las ciudades o pueblos de campaña,
entiéndase que ha sido hecha con autorización al locatario de poder edificar en ellos, siendo de
cuenta del locador las mejoras necesarias o útiles.
Esta norma de gran importancia en la materia que nos ocupa la interpretamos según lo
expone Machado, quien sostiene que debe aplicarse de manera literal la norma, estando el
locatario autorizado para edificar y debiendo el locador abonar las mejoras necesarias y útiles
como resulta de su texto, pues sostener lo contrario sería desvirtuar el propósito tenido en
mira por el legislador, que consiste precisamente en fomentar la edificación en terrenos baldíos
y por tal motivo puede obligar a que se le indemnice su valor pero no en razón del costo de la
obra sino por el mayor valor que la casa ha obtenido.

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

c) A su vez el art. 1536 disponía que si la locación ha sido de terrenos incultos, entiéndase también
que ha sido hecha con autorización al locatario de poder hacer en ellos cualquier trabajo de
cultivo, o cualesquiera mejoras rústicas.
El locador debía pagar todas las mejoras necesarias o útiles, esto es, todas las que dieron
mayor valor a la cosa locada; por ej.: acequias, tomas de agua, corrales, molinos, etc.
abonándolas por el mayor valor obtenido por el terreno, y se presume legalmente que el
arrendatario de un terreno inculto de quinta o de chacra puede hacer todas las mejoras
necesarias o útiles para su aprovechamiento, pero esta facultad desaparece si se prueba que
estaban prohibidas y en tal caso el locatario puede retirarlas y devolver el predio como lo
recibió.

Reparaciones y gastos necesarios.- De acuerdo con lo dispuesto en el art. 1211 el locatario puede
realizar mejoras en la cosa locada, excepto que esté prohibido en el contrato, alteren la substancia o forma
de la cosa, o haya sido interpelado a restituirla. No tiene derecho a reclamar el pago de mejoras útiles y de
mero lujo o suntuarias, pero, si son mejoras necesarias, puede reclamar su valor al locador. A su vez los
arts. 2587 y ss. facultan al acreedor de una obligacion cierta y exigible, en este caso el locatario a retener la
parte del precio correspondiente al costo de las reparaciones por trabajos hasta que le sea reembolsado lo
adeudado en razón de la mejora realizada. Si es urgente realizar reparaciones necesarias puede efectuarlas
a costa del locador dándole aviso previo (art. 1207)

3) Plazo

La explotación racional que el arrendatario o aparcero debe realizar sólo es posible en la medida en
que la empresa agraria emergente del contrato cuente con la estabilidad necesaria en el predio durante un
ciclo agrícola completo.

El objetivo de la legislación agraria ha consistido en gran medida en otorgar seguridad en la


ocupación del predio por un ciclo agrícola o ganadero completo, puesto que si los términos de los contratos
fueran breves disminuiría el afán del arrendatario para trabajar su tierra y estaría impedido de alternar sus
cultivos o variar la explotación y obtener de las mejoras introducidas el rendimiento que esperaba.

El art. 4° de la ley establece el plazo, determinando un mínimo de 3 años, en consideración al ciclo


biológico que rige todo proceso productivo y al ciclo económico que debe garantizar al arrendatario su
progreso.

Este mismo plazo se establece para los contratos sucesivos que puedan celebrar las mismas partes
por el mismo predio, en caso de que no se estableciese o se pactare uno inferior conforme al principio de
orden público que impera en la ley; se entiende por éstos a los que inmediatamente de vencido un
contrato de arrendamiento o aparcería celebran las mismas partes sobre idéntico inmueble.

Para el supuesto en que el arrendador no requiera la devolución del predio y el arrendatario


continúa con su tenencia, será de aplicación subsidiaria el art. 1218 del CCyC, el que estatuye que no se
juzgará que hay reconducción tácita, sino la continuación de la locación concluida y bajo sus mismos
términos hasta que el locador pida la devolución de la cosa, y podrá pedirla en cualquier tiempo, sea cual
fuere, aunque el arrendatario hubiese continuado en el uso y goce de la cosa.

Distinto es el caso en el que se hubiere pactado en el contrato una prórroga optativa para las
partes, lo que no se considera como contrato sucesivo y quedará sujeto al plazo que se estipule.

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La ley establecía, por aplicación supletoria del CC, (al que remite el art. 41 de la ley) el plazo
máximo de 10 años que dispone el ex art. 1505 en cuanto dispone que el contrato de locación no puede
hacerse por mayor tiempo que el de diez años. El que se hiciere por mayor tiempo quedará concluido a los
diez años .

El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación por su parte, ha modificado el plazo máximo para el
contrato de locación y en su actual redacción dispone en su art. 1197 que: ͞El tiempo de la locación,
cualquiera sea su objeto, no puede exceder de veinte años para el destino habitacional y cincuenta años
para los otros destinos. El contrato es renovable expresamente por un lapso que no exceda de los máximos
previstos contados desde su inicio.͟

Por excepción a aquél plazo máximo podía extenderse hasta veinte años en el caso, que el
arrendatario se obligue a realizar mejoras sin las cuales no pueda comenzar a desarrollar su actividad
agropecuaria y que ese retardo le sea por al menos dos años; son los denominados contratos ad
meliorandum.

El texto del art. 45 reza: Los contratos en los cuales el arrendatario o aparcero se obligue a realizar
obras de mejoramiento del predio, tales como plantaciones, obras de desmonte, irrigación, avenamiento
que retarden la productividad de su explotación por un lapso superior a dos (2) años, podrán celebrarse
hasta por el plazo máximo de veinte años .

Las mejoras enunciadas son simplemente enunciativas, admitiendo que se podrá considerar
cualquier otra.

4) Forma

Los contratos a los que se refiere la ley 13.246 modificada por la 22.298 en principio, deberán
celebrarse por escrito, mediante documento privado, sin necesidad de intervención de oficial público y,
según el art. 1015 del CCyC se establece la libertad de formas en los contratos y que sólo son formales los
contratos a los cuales la ley les impone una forma determinada.

Si se requiere como condición esencial la firma (art. 288 CCyC) y el doble ejemplar. No obstante, si
se hubiese omitido la celebración por escrito y se pudiere probar su existencia por cualquier medio, se
considerará encuadrado en los preceptos de la ley y amparado por todos los beneficios que ella acuerda. Al
respecto es aplicable el art. 1020 del CCyC que dispone que ͞los contratos en los cuales la formalidad es
requerida a los fines probatorios pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay
imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de prueba
instrumental, o comienzo de ejecución. Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento
que emane de la otra parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil la
existencia del contrato.͟

En consecuencia su existencia podrá ser probada por todos los medios de prueba, pudiendo
efectuarse por ejemplo mediante las constancias de pago del precio expedidas por el arrendador, etc.

Para el caso de contrato verbal, cualquiera de las partes podrá emplazar a la otra a que le otorgue
el contrato por escrito y, si se negare o no se pudiere llegar a un acuerdo sobre sus cláusulas, deberá ser
aprobado por el juez competente en materia agraria de conformidad a los preceptos de la ley, las
convenciones de las partes, y los usos y costumbres de la zona.

5) Orden de Prelación de las normas

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El art. 41 de la ley con la nueva redacción por la reforma introducida por la ley 22.298 dispone que:
En los contratos a los que se refiere la presente ley se aplicarán en el orden siguiente: a) las disposiciones
de la presente ley; b) los convenios de las partes; c) las normas del CC, en especial las relativas a la locación;
d) los usos y costumbres locales.

La nueva disposición legal es en parte irrelevante y por lo demás no contribuirá a aclarar el


problema de prelación de las normas a aplicar a los contratos.

Los dos primeros incisos son irrelevantes pues resulta obvio que a las cuestiones emergentes de los
contratos regulados por la ley se les apliquen sus disposiciones.

No menos inútil es el inciso b, puesto que los convenios de las partes, en tanto no violen las
disposiciones imperativas de la ley, a las que deben someterse como a la ley misma (art. 1197 CC).

Los dos incisos restantes no contribuirán ciertamente a solucionar las cuestiones que puedan
originarse en ausencia de una norma en particular, pues las normas del CC, en especial las concernientes a
la locación, deben primar sobre los usos y costumbres locales. El orden inverso estaba contenido en la
regulación anterior, tenía un mayor sentido, en cuanto permitía aplicar los usos y costumbres con prelación
al CC, habida cuenta de la notoria insuficiencia de sus normas para regular los contratos agrarios.

Dichos inconvenientes se destacan sobre todo en el contrato de aparcería, al que la ley reconoce su
autonomía y su notoria diferenciación, en tanto de la locación como de otros contratos regulados por el CC,
cuyas normas son inadecuadas para la interpretación de estas convenciones. Brebbia considera que
hubiese sido preferible dejar en libertad al intérprete en esta cuestión.

APARCERÍA PECUARIA

Definición.- Habrá aparcería pecuaria cuando una parte, llamada concedente o aparcero entrega
solamente animales, y la otra, aparcero tomador, se obliga a cuidarlos en un predio rural cuyo disfrute
posee a cualquier título, soportando los gastos necesarios para su cría, con la finalidad de dividirse sus
frutos, productos o utilidades.

A diferencia de la aparcería agraria, el aparcero dador no cede el uso y goce de un inmueble rústico,
sino que simplemente entrega animales con la finalidad de distribuirse con el tomador los frutos, productos
o utilidades. El objeto del contrato está representado por animales (ganados).

Esta diferencia sustancial explica que en la aparcería propiamente dicha impere como principio
dominante, el del orden público económico, a diferencia de la aparcería pecuaria dominada en cambio por
el de la autonomía de la voluntad.

El tratamiento diferente resulta natural si se tiene en cuenta que tanto en el colonato parciario,
como en el arrendamiento rural, una de las finalidades principales de la ley es obtener la estabilidad de la
empresa agraria, la que se procura principalmente a través del plazo mínimo regulado por el art. 4 de la ley
13.246.

En la aparcería pecuaria no es menester brindar una protección especial al aparcero, quien, por el
contrario, recibe en un predio, cuyo uso y goce detenta a cualquier título, los animales de propiedad del
dador o concedente.

Naturaleza Jurídica.- La relación jurídica aparece caracterizada como de estructura asociativa, de


modo tal que las partes se encuentran vinculadas en las ganancias y en los riesgos y contingencias propios
de la explotación. Se trata de un contrato consensual, oneroso, de tracto sucesivo y formal.
30
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La ley se limita a establecer algunas normas supletorias que deben regir en ausencia de
convenciones expresas de las partes, y que éstas pueden modificar libremente. En efecto, el propósito de
las partes al vincularse jurídicamente, puede consistir, por ejemplo, en dividirse las crías de los animales
entregados por el concedente, lo que podríamos llamar aparcería pecuaria pura, o bien distribuirse las
ganancias obtenidas por el mayor valor intrínseco logrado por los animales al ser comercializados,
modalidad llamada capitalización de hacienda.

División de los frutos, productos o utilidades.- El art. 34 establece que cuando la cosa dada en
aparcería fuese solamente animales, los frutos y productos o utilidades se repartirán por mitades entre las
partes, salvo estipulación o uso en contrario .

Normalmente acontece que las crías sean distribuidas por partes iguales al vencimiento del
contrato, pero nada impide a los contratantes establecer un porcentaje diferente. Lo mismo cuando de
acuerdo con la estipulación contenida en el contrato, las partes tienen por finalidad dividirse la ganancia
resultante del mayor valor obtenido por el ganado durante su vigencia.

Plazo.- Puede ser pactado libremente, y en defecto de convención expresa regirá por el tiempo que
determinen los usos y costumbres locales. No se encuentra limitado por el art. 4.

Obligaciones.- Corresponde remitirse a lo dispuesto en el art. 23 de la ley 13.246. Pero por la


naturaleza especial del objeto del contrato la obligación principal del concedente consiste en entregar los
animales en la cantidad, especie, estado, peso, sexo y clase convenidos, y mantener al aparcero en la
posesión de los mismos y en caso de evicción sustituirlos por otros . Lo que significa aplicar a la aparcería
pecuaria principios clásicos de la locación, que imponen al dador la obligación de mantener al locatario en
el uso y goce pacífico de la cosa locada, garantizando la evicción y debiendo en tal caso sustituirlos por
otros. El concedente se reserva el derecho de propiedad sobre los animales, y que sólo transmite en virtud
del contrato la tenencia de ellos para que el aparcero los cuide y críe.

Por su parte, el aparcero se obliga a cuidar y a criar los animales, quedando a su cargo los gastos
necesarios, salvo estipulación en contrario (art. 38). Pero no responde de la pérdida de ellos producida por
causas que no le sean imputables (art. 35). La ley sigue el principio de que las cosas perecen para su dueño.
En cambio, el aparcero debe rendir cuentas de los despojos aprovechables .

La crianza deberá realizarse en determinada fracción de campo, cuyo goce tenga éste ya sea como
propietario, usufructuario, arrendatario, o por cualquier título que le acuerde esa facultad.

En defecto de convención en contrario, los frutos y productos, como igualmente las utilidades,
deben ser distribuidos por partes iguales, pero ninguna de ellas puede disponer sin consentimiento de la
otra, de los animales dados en aparcería o de los frutos y productos de los mismos. Sobre ellos existe un
verdadero condominio.

Al vencimiento del contrato el aparcero deberá devolver al concedente los mismos animales que
recibiera.

El contrato de Capitalización de Hacienda.- Entiende Brebbia (Pigretti en igual sentido) que este
contrato no es más que una modalidad del contrato de aparcería pecuaria, pues el concedente de los
animales los entrega a la otra (aparcero) con el propósito de distribuirse las utilidades obtenidas del mayor
valor que ha experimentado el ganado.

31
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La finalidad de la aparcería pecuaria puede consistir, tanto en la distribución de la mayor cantidad


de animales (crías), como en la del mayor valor experimentado en ellos. En el primer caso hablamos de
aparcería pecuaria pura , en el segundo, de capitalización de hacienda.

La distinta finalidad no hace a la esencia del contrato, teniendo en cuenta que precisamente el art.
34 de la ley usa una fórmula comprensiva al referirse a los frutos, es decir a las crías o a las utilidades del
mayor valor ganado por la hacienda. En ambos, los caracteres del contrato son idénticos, y también lo es su
naturaleza.

Pastorino señala las diferencias entre ambas modalidades: En la aparcería pecuaria pura, la
distribución de las crías es generalmente anual, teniendo en cuenta el ciclo biológico que concluye con la
separación de la cría de su madre (destete), efectuándose a favor de una parte por vez o formando lotes y
sorteándolos, concediendo a las hembras a una parte y los machos a la otra.

En cambio, en el contrato de capitalización de hacienda, el mayor peso ganado desde la entrega y


hasta alcanzar el peso o plazo pactados se distribuye entre las partes previo descontar el peso o el valor de
los kilos iniciales del rodeo en el porcentaje establecido .

CONTRATOS ACCIDENTALES

El art. 39 de la ley 13.246 excluye del régimen de los contratos de arrendamiento y de aparcerías a
aquellos contratos en los que se convenga la cesión del uso y goce de un predio rural para la realización de
hasta dos cosechas como máximo y los que se destinen exclusivamente para pastoreo por un plazo no
mayor de un año.

Estos, si bien participan de los caracteres del arrendamiento y de la aparcería, toda vez que debe
mediar la cesión de uso y goce de un predio rural destinado a la actividad agraria, y por ese uso y goce se
debe pagar un precio en dinero o entregar una parte de los frutos obtenidos conforme se pacte, se van a
diferenciar por su accidentalidad o la brevedad del plazo y por su finalidad específica.

Contrato accidental de hasta dos cosechas

Conforme al art. 39, inc. a de la ley 13.246 se configurará cuando se conceda el uso y goce de un
predio rural para la realización de hasta dos cosechas como máximo, ya sea a razón de una por año o
dentro de un mismo año agrícola, y se pague por ese uso y goce un precio cierto en dinero o una parte de
los frutos según se convenga.

Las dos cosechas podrán ser realizadas a razón de una por año o dentro de un mismo año agrícola
si es posible realizarlas sobre la misma superficie, no pudiendo el contrato superar el tiempo para levantar
la cosecha del último cultivo.

En la práctica, se da el campo para que el chacarero efectúe dos cosechas, que pueden ser del
mismo cultivo (ejemplo: maíz-maíz) o de distintas especies vegetales (lino-trigo), pudiendo pagar la
utilización del campo tanto en dinero como en especie, ya sea en frutos o utilidades, ya que, por su
brevedad y accidentalidad, este contrato no configura arrendamiento ni aparcería.

32
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En relación con el plazo, si no se hubiese estipulado la fecha de vencimiento, tendrá lugar cuando,
de acuerdo con los usos y costumbres del lugar, se estime que debe ser levantada la última cosecha
permitida.

El precio podrá ser establecido en una suma de dinero cierta, determinada o determinable, o en
una parte de los frutos obtenidos, ya que al hallarse regidos por las disposiciones de contratos del CC en los
que prima el principio de autonomía de la voluntad, no se hallan alcanzados por las disposiciones de orden
público que reglan los contratos de arrendamientos y aparcerías.

Contrato accidental de pastoreo

De conformidad con el inc. b, art. 39 de la ley 13.246, se pueden caracterizar como aquellos
contratos en los que se concede el uso y goce de un predio rural con destino exclusivo para pastoreo de
pasturas naturales o de rastrojos motivado por causas circunstanciales o accidentales por un plazo no
mayor a un año a cambio de un precio en dinero.

Estos contratos se justifican en razones de orden técnico ante la falta de pasturas que imposibiliten
cubrir las necesidades de explotaciones ganaderas, tamberas o agrícolas para su exclusión del régimen
general de la ley 13.246.

En los pastoreos, una de las partes, denominada generalmente ganadero, lleva sus animales a un
campo o a una fracción de él, con el objeto de tenerlos allí por períodos breves, menores de un año; y la
otra parte, llamada propietario, le cede a tal fin la tenencia de la parcela correspondiente, por un precio
cierto en dinero (global y no por cabeza) y por el tiempo indicado.

Es el típico contrato ganadero de coyuntura, por ello aparece legislado entre los accidentales o
breve término, excluidos del ámbito de aplicación de la ley 13.246, pero no por eso menos regulado por
ella. Es empleado usualmente en invierno cuando el pasto escasea en toda la pampa húmeda, permite
retener animales o completar su desarrollo por períodos no muy extensos.

Reglas comunes a los contratos accidentales

Las partes deben manifestar expresamente su voluntad de convenir una explotación accidental, ya
que de lo contrario estaría eludiendo la garantía de estabilidad consagrada en la ley 13.246 a favor del
productor, pudiendo constituir un fraude a la ley.

Asimismo, para el caso de prórroga o renovación entre las mismas partes y sobre el mismo predio
que constituyan plazos mayores a los previstos en el art. 39, se considerarán incluidos dentro del régimen
general de los contratos de arrendamientos o de aparcerías. No se hallarán incluidos, en cambio, en el caso
de que haya transcurrido el plazo de un año entre el vencimiento del contrato anterior y el nuevo contrato
que se celebre.

Estos deben ser celebrados por escrito, ya que exigen la exteriorización de la voluntad de los
contratantes de celebrar un contrato accidental, lo que, además, sirve que para que puedan ser calificados
y homologados como tales por el juez con competencia en materia agraria.

El juez, al calificar y homologar el contrato como accidental, debe expedir un testimonio de la


resolución, que es título suficiente para solicitar la inmediata desocupación del predio mediante el proceso
de ejecución de sentencia.

33
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Además, el arrendador puede pedir al juez que se imponga al arrendatario que no desocupó el
predio una multa equivalente al cinco por ciento (5%) del precio del arrendamiento por cada día de demora
en la restitución del predio libre de ocupantes.

Contrato de pastaje o pasturaje

Definición.- Habrá contrato de pastaje o pasturaje cuando una de las partes se obligue a recibir de
la otra animales con el objeto de alimentarlos con el pasto de su campo, y la otra a pagar por dicha
alimentación un precio por cabeza y por el tiempo de duración del contrato.

Descripción.- En este pacto agrario, que se remonta a los primeros tiempos de la ganadería, el
titular de un predio rural recibe en él animales de otro productor, que paga un precio por cabeza
alimentada, generalmente por un mes y en la mayor parte de los casos por un monto equivalente a tantos
kilos de una categoría de hacienda conforme a su cotización en el Mercado Nacional de Haciendas de
Liniers.

Los animales objeto del pastaje o pasturaje pueden ir a un potrero donde haya o no otros animales,
siendo estos otros, si los hubiere, o del titular del predio o de otras personas. Lo que se vende aquí es el
pasto, por lo que se ha llamado también a este contrato pensión de animales . No existe en esa
convención cesión de la tenencia del precio como en el arrendamiento o pastoreo.

Cuadro de Diferencias
Pastoreo Pastaje
Existe cesión del predio rural para alimentación del No se cede el predio, sino que el propietario recibe
ganado. en su potrero a los animales ajenos.
Uso del predio exclusivo por parte del dueño de los Los pastos no son para exclusiva alimentación de los
animales. animales de un propietario. Pueden existir variedad
de ganados de diversos propietarios.
Se paga un precio cierto global (y no por cabeza) en Se paga un precio por cabeza de ganado y por el
dinero por el uso exclusivo del predio para tiempo de duración del contrato.
alimentación.

LEGITIMACION AMBIENTAL

El surgimiento de los problemas relativos al medio ambiente ha producido un redimensionamiento


del modo de examinar el derecho. Se ha calificado al mismo como un problema decodificante porque
impacta sobre el orden del Código, planteando uno distinto, sujeto a sus propias necesidades y es, por ello,
profundamente herético.

Se trata de problemas que convocan a todas las ciencias. En el caso del Derecho, la invitación es
amplia: abarca lo público y lo privado, sin excluir a nadie, con la condición de que adopten nuevas
características.

El bien ambiental.- El ambiente se relaciona con la vida, comprendiendo los bienes naturales y
culturales indispensables para su subsistencia.

El bien ambiental es susceptible de dos definiciones: una formal, porque se lo puede aprehender
como la alteración del principio organizativo de la naturaleza; otra relacional, porque adquiere significación
cuando afecta otro bien jurídico protegido, cual es la vida en todas sus formas.
34
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El ambiente calificado como bien público de uso común presenta las siguientes características:

1. La indivisibilidad de los beneficios: puesto que el bien no es divisible entre quienes lo utilizan.
Como consecuencia la prohibición de la apropiación privada y el carácter difuso de la
titularidad.
2. El principio de la no exclusión de beneficios: todos los individuos tienen derecho al ambiente,
aún las generaciones futuras. Es de todos y no es de nadie, lo cual plantea problemas de acción
colectiva, puesto que de tal modo nadie se preocupa en cuidarlo en la creencia de que todos lo
harán y uno disfrutará igualmente.

El derecho a un ambiente sano.- El bien definido genera un derecho fundamental: el derecho a un


ambiente sano. Ante el reconocimiento constitucional de un derecho, su titularidad es inmediata. Pero se
necesita de las garantías que le proporcionan seguridad, que a veces están en la propia constitución o en
leyes procesales, e incluso puede que no estén previstas sin que ello enerve su vigencia, toda vez que la
contemplación constitucional de un derecho lo torna operativo.

Los derechos en nuestra constitución son de primer, segunda y tercera generación. Los primeros de
tinte netamente liberal; los segundos concedidos principalmente sobre el trabajador y finalmente los de
tercera generación, los cuales surgen en el siglo XX y los valores esenciales son la igualdad y la solidaridad.
Están en cabeza de personas, grupos, la sociedad misma, es decir, no está muy delimitado el sujeto titular,
el valor predominante es la dignidad humana con nuevas variables de aplicación, como la tutela del
ambiente, al consumidor, etc.

Derecho Subjetivo, Intereses Difusos Colectivos e Individuales Homogéneos.-

¿Cómo se protege hoy el derecho a un ambiente sano? La reforma de 1994 incorporó en los arts.
41 y 42 a los derechos de incidencia colectiva: a un ambiente sano, el del usuario, consumidor y la defensa
de la competencia. El art. 43 prevé la tutela del amparo colectivo para los referidos derechos y para todos
los derechos de incidencia colectiva, de modo que el empleo de la frase derechos de incidencia colectiva
en general deja abierta la posibilidad que se reconozcan a futuro otros derechos de la misma categoría
más allá de los enunciados en dicha norma.

En la doctrina procesal se admite que los derechos colectivos o los derechos de grupo pueden
clasificarse en tres tipos: difusos, colectivos e individuales homogéneos.

Los derechos (o interés) difusos son aquellos que pertenecen a todos en la comunidad y al mismo
tiempo no pertenecen a nadie en particular y los ejemplos más patentes se dan en la tutela del ambiente y
del consumidor. Ellos pertenecen a personas indeterminadas unidas por circunstancias de hecho. La esfera
del interés difuso se vale del interés no individualizado porque no depende de afectaciones personales sino
del mismo hecho que se quiere amparar.

Se trata de derechos meta individuales e indivisibles y son los que no reconocen vínculo jurídico
entre las personas pertenecientes al grupo que defienden esos mentados intereses que se identifican entre
sí por circunstancias de hechos contingentes y variables, como los de pertenecer a la misma región o al
mismo barrio, participar en ciertos emprendimientos y/o construir determinados productos.

Los intereses difusos pertenecen a un grupo indeterminado o prácticamente de difícil o imposible


determinación, cuyos intereses tampoco se hallan vinculado por una relación jurídica concreta y se refieren
a un bien indivisible, pues es susceptible de división en notas o fracciones adjudicables a cada uno de los
interesados.

35
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los derechos colectivos son transindividuales como los difusos. Difieren en que los miembros del
grupo están ligados entre sí o con la otra parte por una relación jurídica previa, por ejemplo, las personas
clientes de un banco que cobra gastos administrativos ilegales. La esfera del interés colectivo perjudicado o
amenazado que se representa por las entidades jurídicamente reconocidas (criterio legal) es
ocasionalmente formada por la emergencia que se produce (criterio subjetivo), y que posicionan el interés
a tutelar a través de una representación organizada que personaliza y define al sector.

Por último, los derechos individuales homogéneos son derechos individuales subjetivos con la
particularidad de que derivan de un origen común, sea de hecho o de derecho y dan lugar a una acción
colectiva por daños individuales. Ellos tienen la misma causa, hace posible su tutela en un proceso colectivo
y el dictado de una sola sentencia para todos.

El interés de cada uno coincide con el de los demás. Ej.: las demandas de amparo deducidas por el
llamado corralito financiero , las que, de haber sido acumuladas para evitar que se dictaran sentencias
contradictorias, serían la base de un mega proceso por la pluralidad de actores que coinciden en la
afectación.

La tutela del medio ambiente y la legitimación: panorama doctrinario y jurisprudencial con


anterioridad a la reforma constitucional de 1994.

La consagración del derecho al medio ambiente, como derecho subjetivo, se hallaba, según la
doctrina y jurisprudencia con anterioridad a la reforma constitucional de 1994, en el art. 33 de la Carta
Magna, y en cuanto obligación del Estado, de adoptar las medidas necesarias para que la vida humana se
desenvuelva en un marco físico adecuado, en la norma constitucional prevista en el ex art. 67 inc.16 (actual
art. 75 inc. 18 C.N.). Las técnicas clásicas de protección jurisdiccional, imbuidas de criterios individualistas
se han revelado como ineficaces para recomponer conflictos comprensivos de situaciones generalizadas.

Dentro de los primeros trabajos orgánicos respecto de los medios procesales e institucionales
idóneos para la tutela ambiental cabe citar los aportes del Dr. Guillermo Cano quien reconoce legitimación
para actuar a entidades cívicas o a cualquiera del pueblo en interés de la protección ambiental. Este autor
propone que para iniciar la acción protectora o resarcitoria de los derechos ambientales resulta suficiente
la prueba del daño objetivo al contorno como bien de disfrute colectivo, sin que fuere necesaria la prueba
de una lesión individualmente sufrida o esperada.

En esta reseña al panorama previo a la reforma constitucional, no podemos dejar de señalar el


aporte jurisprudencial del juez Garzón Funes en las causas "Kattan, A y otro c. Gobierno Nacional" (auto
interlocutorio del 22 de marzo, y sentencia definitiva del 10 de mayo de 1983). A través de sendos
pronunciamientos progresivos en materia de derecho ambiental, el sentenciante reconoció que la ley
22.421 (art. 1) en tanto impone el deber de velar por la protección de la fauna silvestre que se encuentra
en el territorio de la República, establece una obligación de hacer a todos los habitantes, como lo es el de
promover su protección, conservación y aprovechamiento racional. Este "deber" es el que cabe ejercitar
según su criterio, a través de la "acción difusa o popular" para lograr su cumplimiento. El sentenciante
estableció que en el art. 4 de la ley mencionada, se encuentra la raíz del interés colectivo y particular a la
vez que puede ser ejercitado por los habitantes del país (cons. IV).

En el comentario a este fallo, Guillermo Cano ha señalado que "el derecho de todo habitante a
defender su medio ambiente es un derecho natural humano, protegido por la garantía constitucional – art.
14 bis de la Const. Nac.- relativa a la seguridad social integral de cada individuo", y que el individuo que

36
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

acciona para la tutela de dicho derecho no lo hace como "administrado" sino como titular de ese derecho
humano natural.

Desde el terreno opuesto, este pronunciamiento ha merecido una severa crítica por parte del
administrativista Miguel S. Marienhoff, quien señalaba que admitir una acción popular no creada por ley,
implicaba una distorsión del orden jurídico, y acarreaba una interferencia indebida en la actividad normal
de la Administración pública, no revistiendo a su entender el interés simple entidad suficiente para
impugnar judicialmente un acto administrativo.

Dentro del lineamiento de amplio reconocimiento de la legitimación para actuar y de un sano


activismo judicial, como lo califica Bidart Campos, cabe referirnos a un pronunciamiento de un juez
provincial de Mendoza en el decisorio "Morales, Víctor H. y otro c. Prov. de Mendoza". En dicho
pronunciamiento, se acogió el amparo interpuesto contra un decreto que disponía el levantamiento de la
veda deportiva en una laguna declarada zona de reserva faunística, sin el previo estudio de impacto
ambiental. El precedente se ha fundamentado en el derecho a vivir en un ambiente sano y equilibrado, en
la norma contenida en el art. 33 de la Const. Nacional. Allí se correlaciona la tutela del ambiente con la
protección al equilibrio psicofísico del hombre. Bidart Campos en un comentario a dicho fallo señalaba que
a través del mismo se daba prueba acabada de cómo el poder judicial puede resultar capaz de impulsar y
dar cabida al movimiento evolutivo y progresista, frente a la irrupción de la moderna categoría de los
intereses difusos.

En esta reseña jurisprudencial, previa a la reforma constitucional de 1994, corresponde citar el


precedente "Bustos c. Dirección de Fabricaciones Militares" proveniente del Juzgado Federal de La Plata–
sentencia que fuera confirmada por la Cámara Federal con fecha 7 de marzo de 1987-, donde se reconoció
legitimación a los vecinos para cuestionar la actividad contaminante de la demandada que afectaba la salud
de éstos, en base a la norma prevista en el art. 33 de la Constitución Nacional y en la Convención
Americana de los Derechos Humanos.

Entre la jurisprudencia de la Corte, cabe citar el precedente "Christou c. Municipalidad de Tres de


Febrero" – de fecha 20 de febrero de 1986-, en el cual el Alto Tribunal si bien no se pronunció
expresamente acerca de la legitimación de los vecinos de Tres de Febrero, que peticionaban la anulación de
la ordenanza que autorizaba un área industrial en el partido municipal, afectando la salud por el riesgo
contaminante; entendió que en dicho caso correspondía hacer lugar al reclamo por encontrarse
restringidos "derechos esenciales de las personas".

Influencia de la reforma constitucional. Análisis de los arts. 41 y 43 de la C.N.

El art. 41 de la Constitución Nacional consagra el derecho de "todos los habitantes" de la Nación a


gozar de un ambiente sano y el de las generaciones futuras a recibir la herencia de un patrimonio ambiental
que les asegure igual tratamiento como seres humanos.

Al consagrar el derecho al ambiente sano como "derecho de todos los habitantes" lo personaliza
subjetivamente en cada uno, de manera similar a como ya lo hacía el art. 14 respecto de los derechos allí
enumerados. Por lo cual la Constitución ha instituido en el nuevo art. 41 una "situación jurídica subjetiva",
respecto de todo aquél que experimente un daño en el goce de la calidad de vida como bien jurídico
protegido; ello, sin perjuicio de lo cual al deparar en el art. 43 la vía tutelar del amparo, y hacer allí
referencia a los "derechos de incidencia colectiva" ha asumido la "dimensión colectiva o grupal que tiene el
derecho al ambiente".

Amparo ambiental.-
37
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Artículo 43.- “Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo,
siempre que no exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades
públicas o de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o
amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por
esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad
de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva.

Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a


los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a
los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las
asociaciones que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los
requisitos y formas de su organización…”

La justicia, en ocasión de analizar la temática en cuestión, registra pronunciamientos en los que


distingue una subespecie de amparo colectivo. En esa línea doctrinaria, se destaca la existencia de una
acción de amparo de características peculiares, propias, calificada como amparo ambiental , reafirmándose
por otra parte la esencia de orden público que acompaña al derecho ambiental por su directa vinculación
con la salud de la población, la calidad de vida y la dignidad de la persona humana.

Amparo que goza a la vez de una doble naturaleza jurídica: como acción que por su propia dinámica
excede toda forma instrumental, y como derecho constitucional subjetivo innegable. Asimismo se acentúa
que definen su impronta singular, los principios ambientales de solidaridad, que surgen del carácter
intergeneracional del derecho ambiental.

Dentro de esta corriente jurisprudencial sugestivamente, se sostuvo que la tutela judicial que
brinda la acción de amparo no funciona como vía subsidiaria, sino que reviste carácter de alternativa
principal cuando los derechos lesionados constituyen enunciados básicos constitucionalmente reconocidos,
ya que tiende a asegurar el rápido y efectivo acceso a la jurisdicción, derecho que emana de la garantía
constitucional de inviolabilidad de la defensa en juicio.

Tras la Reforma de la CN tanto el amparo colectivo evidencia un impulso propio, que responde a
una realidad indisputable: la dilatación de la legitimación de las personas directamente afectadas para
consagrar una expansividad horizontal, con fundamento en la protección de intereses que ni exclusiva ni
privativamente se radican en una o más personas determinadas. Acontece que tales derechos (entre los
cuales se encuentra el derecho ambiental), intereses legítimos, o simplemente intereses humanos
envuelven una colmena de perjudicados. Se configura de tal modo, una dimensión social que
solidariamente abraza intereses ajenos pero similares; son los de categoría o grupo amenazados por igual
con la violación de esos que hemos rotulado genéricamente como derecho a la dignidad de la vida.

Es inequívoco que del marco conceptual de la norma básica – el citado artículo 43 CN-,
corresponde admitir una legitimación individual y colectiva, por categorías, grupos o clases de afectados.-
Es por demás reconfortante, el reconocimiento de competencia procesal (legitimación) a un elenco de
sujetos bien abarcados: el usuario, el consumidor, el afectado, para añadir concurrente y/o
subsidiariamente al Defensor del Pueblo (art. 86, C.N), al Ministerio Público (art. 120 C.N), y a las
asociaciones que propendan a esos fines.

Legitimación Para Obrar.-

Legitimación Ambiental.- El acceso a la justicia y a la jurisdicción comienza por un previo


reconocimiento de la legitimación. Ella es la aptitud de un sujeto o de una pluralidad de sujetos para
obtener una sentencia de fondo o de mérito. Legitimado es aquel que tiene relación con lo pretendido.

38
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La aptitud para demandar coincide con la titularidad activa de la relación jurídica sustantiva
controvertida en el proceso. Esto es lo que se denomina legitimación activa normal.

El paradigma ambiental ha influido enormemente en cuanto a la legitimación para obrar, concepto


indisolublemente unid al bien afectado. Para desarrollar la cuestión conviene recurrir al ejemplo del Dr.
Lorenzetti: un líquido contaminante es derramado sobre un río y, al beber el agua, resultan tres personas
lesionadas y fallece una de ellas; en este caso hay un bien individual y resultan legitimados los titulares
afectados, es decir, las personas o sus herederos.

Si dos pájaros la beben y mueren, y con ello se extingue la especie, es dado un bien colectivo y
resultan legitimados el afectado por la desaparición de dicha especie que es titular de un interés difuso, las
organizaciones no gubernamentales que son titulares de un derecho colectivo y el Defensor del Pueblo, que
es el titular de un interés público (art. 43 de la CN); en tales casos tanto la acción de prevención-
recomposición, como la de resarcimiento pueden producir efectos sobre el bien, pero nunca ingresará
dinero alguno al patrimonio de los titulares. Si el agua enferma a miles de personas, estamos ante un caso
de interés que es individuales, pero homogéneos porque hay una causa común en el daño.

Legitimación para la acción de amparo ambiental de la CN

El art. 43 reconoce legitimación para promover un proceso de amparo colectivo al afectado, al


defensor del pueblo y a las asociaciones que propenden en la tutela de los derechos de incidencia colectiva.

El afectado.- Es quien ha sufrido, sufre o se encuentra amenazado de sufrir un perjuicio en su


persona o patrimonio directo y actual.

El vocablo afectado debe ser interpretado en un sentido amplio para permitir que todo aquel sujeto
de derecho que se sienta vulnerado en forma directa o refleje un interés colectivo, pueda lograr una directa
y efectiva protección su porción objetiva de interés común.

Si bien es cierto el art. 43 de la CN legítima a sujetos diferentes del directamente afectado, pero
dicha amplitud de ninguna manera significa que pueda cualquiera demandar sin que exista cuestión
susceptible de instar el ejercicio de la jurisdicción.

Debe existir un caso y la comprobación en este sentido es básica e ineludible, de raigambre


constitucional. Es fundamental que quienes realizan la presentación o ejercen la pretensión demuestren
que existe un perjuicio, la afectación de un interés jurídicamente protegido.

La CN emplea la expresión afectado , sin más, será la doctrina y la jurisprudencia quienes en su


benedictina labor de hermenéutica irán puliendo las arrugas: el afectado directo, el indirecto, el que lo es
por reflejo, por implicancia.

Así mismo, el vocablo se vincula con la legitimación para deducir acción de amparo, conforme al
art. 43 y divide a la doctrina en tres corrientes: 1) Una amplísima: equipara a las acciones ambientales a las
class action, que por referirse a intereses difusos y a la protección de la salud y tratándose de la lesión de
derechos de tercera generación, todos los habitantes están habilitados para procurar su protección.

2) Una amplia o intermedia: se habla de un mínimo de interés razonable acreditable, se sostiene


que el término afectado es una palabra indulgente que comprende a los derechos subjetivos, como a los
intereses legítimos y los intereses simples.

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

3) Restringida: consideran que el afectado es el titular de un derecho subjetivo que por lo tanto
persigue la satisfacción de un interés legítimo, requiere de un daño diferenciado que titulariza al
accionante.

Considera la Dra. Garros Martínez que la corriente intermedia o amplia es la más acertada al
valorar la legitimación de quien demuestra ser un ciudadano activo, porque el interés que demuestra un
involucramiento más estrecho que el común a cualquier ciudadano, un mínimo de afectación
particularizada que exige una acreditación también mínima, al menos un mínimo interés razonable y
suficiente .

El Defensor del Pueblo.- Estamos frente a una legitimación anómala, complementaria, integrativa,
se trata de la representación de la persona, grupo o sujetos afectados y en cuyo nombre se inicia la acción.
Virtualmente es el titular de la acción popular en representación del pueblo.

Esta representación no margina a la que tiene el afectado o la víctima, sino que tiende a facilitar el
acceso a la justicia de muchas personas que, por diversas circunstancias, no promoverían un proceso
judicial.

La legitimación del Defensor del Pueblo (art. 86 CN), se limita a los casos que tengan por objeto
asegurar la protección de un derecho de incidencia colectiva, habiéndose rechazado por la justicia su
legitimación en las acciones que persigan resarcimientos individuales. Se encuentra supeditada a que
ninguno de los titulares indicados por la ley haya deducido de daño ambiental colectivo.

No obstante, su legitimación implica una ampliación de los cánones legitimatorios clásicos, que la
jurisprudencia ha debido ir adecuando al necesario equilibrio a fin de evitar una función de esta institución
de carácter exorbitante o abusivo en lo procedimental, jurisdiccional en uno u otro aspecto.

Las asociaciones civiles.- El art. 43 también confiere legitimación para promover amparo a cualquier
otro derecho de incidencia colectiva a las asociaciones que propenden a esos fines.

La norma exige asociaciones que se encuentren registradas conforme a la ley. La discusión se


plantea si tal mención alude a una ley especial que llevará un control de las asociaciones habilitadas para
interponer una acción de amparo con la finalidad de proteger un derecho de incidencia colectiva, o si, en
cambio, para obtener legitimación procesal, basta que esa finalidad esté contemplada en sus estatutos. En
la doctrina, las opiniones son divididas: para unos no exige un registro especial para la actuación por
amparo, sino que basta con la que resulte de los organismos de funcionamiento general de las mismas.
Para otros, la norma reconoce legitimación a quien no sufre una afectación directa y a cambio establece
determinados requisitos para habilitar tal participación a fin de evitar una proliferación de acciones que
puedan llevar a un caos jurídico.

Lo que razonablemente se autoriza a interpretar es que se trata de una reglamentación especial de


una determinada modalidad de registración de las asociaciones que propenden a la tutela de derechos de
incidencia colectiva y que una vez efectuada, las legitimaría para promover el respectivo amparo colectivo.

Por ello, una interpretación respetuosa de la finalidad misma de la garantía del amparo lleva a
admitir la legitimación de todas aquellas asociaciones que, en defensa del grupo o sector que representan
promueven un amparo colectivo, aun cuando no estuviesen registrados por no existir la correspondiente
reglamentación, siempre y cuando acrediten que su objeto constitutivo y actividad desarrollada es la tutela
de los derechos de incidencia colectiva que motivan el amparo.

La mayoría de la doctrina ha adoptado esta posición, receptada por numerosos fallos de la CSJN.
40
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Amplitud Legitimatoria. Art. 30 Ley General del Ambiente.- Un criterio amplio acerca de la
legitimación es la llave maestra de la tutela judicial efectiva. La Ley General del Ambiente, Ley de
Presupuestos Mínimos, en su artículo 30 previó un criterio de legitimación más amplio que la reconocida en
el segundo párrafo de la norma constitucional para reclamar la tutela de los derechos de incidencia
colectiva.

En el marco de la Ley General del Ambiente coinciden distintos tipos de legitimación y cada una de
ellas está ligada al tipo de pretensión de la parte actora.

a. La persona directamente damnificada por el hecho dañoso puede promover un proceso de


resarcimiento y también de recomposición.
b. El afectado, el Defensor del Pueblo, las asociaciones no gubernamentales de defensa
ambiental, el Estado Nacional, provincial o municipal pueden reclamar la recomposición del
ambiente dañado.
c. Toda persona puede solicitar el cese de la actividad generadora del daño a través de un proceso
de amparo.

Esta amplísima legitimación, tiene estrecha relación con la acción popular. Tratándose por esta vía
de lograr el cumplimiento del mandato constitucional de que toda persona tiene derecho a un ambiente
limpio y sano y en consecuencia todo ciudadano puede lograr la cesación de las actividades dañosas del
ambiente.

Precisa Lorenzetti que cuando se actúa en defensa del bien colectivo las acciones son las siguientes:
La prevención (detener una amenaza de daño), la recomposición (existe un daño y se vuelven las cosas al
estado anterior; recomposición in-natura); la reparación (hay daño pero no se pueden volver a su estado
anterior) y que procede una indemnización dineraria sustitutiva.

Respecto de la acción popular, aquella se encuentra a disposición de cualquier persona frente a


cualquier acción supuestamente antijurídica, nuestra CN no la prevé pero tampoco la prohíbe; por lo que es
posible que un texto constitucional provincial la implemente, como por ejemplo Río Negro, Chaco, CABA,
Salta, etc.

La legitimación reconocida por éstas, extendida a toda persona o a todo habitante, resulta una
ampliación de la base normativa dada por la CN en el art. 43, toda vez que la ley suprema de la nación fija
un piso mínimo de protección que naturalmente las provincias pueden superar.

SERVIDUMBRES MINERAS

Las servidumbres son derechos reales que gravan el inmueble superficial aunque éste pase a poder
de terceros. Establecidas por contrato o por resolución de la autoridad, deben inscribirse en el registro
inmobiliario, con relación al inmueble afectado y también en el registro de servidumbres de la autoridad
minera.

El minero no tiene libre acceso a los terrenos ocupados por la concesión o el permiso de
exploración, si no ha constituido previamente la servidumbre correspondiente ante la autoridad u
obteniendo la autorización del propietario del suelo. La concesión, por sí sola, no da derecho a realizar
trabajo alguno ni ocupar los bienes del suelo, si no se ha cumplido con ese procedimiento previo.

Las servidumbres mineras son verdaderas limitaciones impuestas al uso de los bienes de la
superficie con el fin de hacer posible y favorecer el desarrollo de los trabajos de prospección, exploración y
explotación de las minas. Preceden generalmente, a la expropiación del suelo, coexisten con la propiedad
41
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

respecto del sobrante del terreno no expropiado y se extienden fuera de los límites de la concesión sobre
los fundos vecinos y próximos en procura de situaciones favorables a la economía de exploración o
explotación.

En caso de negativa del propietario a permitir el uso de la servidumbre, la autoridad autorizará el


uso de la fuerza pública.

El gravamen se extingue al declararse la vacancia o caducidad del permiso a cuyo favor fue
establecido.

Sin ellas, la actividad minera no podría desarrollarse. De allí su importancia, por lo que constituyen
una institución dinámica y de las más trascendentes del Código.

Art. 146.- Verificada la concesión, los fundos superficiales y los inmediatos en su caso, quedan
sujetos a las servidumbres siguientes, previa indemnización:

1. La de ser ocupados en la extensión conveniente, con habitaciones, oficinas, depósitos, hornos


de fundición, máquinas de extracción, máquinas de beneficio para los productos de la mina, con
canchas terrenos y escoriales.
2. La ocupación del terreno para la apertura de vías de comunicación y transporte, sea por los
medios ordinarios, sea por tranvías, ferrocarriles, canales u otros, hasta arribar a las estaciones,
embarcaderos, depósitos, caminos públicos o particulares más próximos o más convenientes, y
a los abrevaderos, aguadas y pastos.
3. El uso de las aguas naturales para las necesidades de la explotación, para la bebida de las
personas y animales ocupadas en la faena y para el movimiento y servicio de las máquinas.
4. El uso de los pastos naturales en terrenos no cercados.

La expresión concesión que utiliza el artículo se refiere tanto a la concesión de explotación como a
los permisos de exploración.

Pueden ser constituidas a favor de minas de la primera y segunda categoría. No benefician a las
canteras o sustancias de la tercera clase, a las que solo alcanzan las servidumbres civiles. La constitución de
las servidumbres de explotación puede verificarse desde que se practica el registro de la mina. En la
exploración, las servidumbres rigen desde que comienza a computarse el plazo para instalar los trabajos.

En principio, deben limitarse a los fundos superficiales, que son los comprendidos dentro de los
límites de concesión minera o del permiso de exploración. Sobre los fundos inmediatos, o sea los que están
a continuación de esos límites, sólo tendrán lugar cuando no puedan establecerse sobre los superficiales.

La constitución de servidumbre no requiere necesariamente permiso de la autoridad minera y


puede convenirse en forma particular. Tratándose de un derecho real, cuando se convenga en forma
particular deberá instrumentarse en escritura pública. Sin embargo, la práctica es que la constitución de
servidumbre se solicite a la autoridad minera, debiendo en todos los casos indicarse la clase de
servidumbre, con descripción del terreno o los bienes a ocupar, la forma de pago, que puede ser periódica
o por una sola vez, y los demás datos que contribuyan a su identificación, acompañándose en su caso un
plano descriptivo. Pueden establecerse sobre la totalidad del inmueble o en sectores determinados.

Cuando la servidumbre afecte otra clase de bienes, se especificará su clase, cantidad y demás
modalidades de su aprovechamiento. Sobre los fundos inmediatos, en cambio, además de cumplirse con
los requisitos indicados precedentemente, para su constitución deben preceder el permiso de la autoridad,
previas las comprobaciones necesarias.

42
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los dos primeros incisos del art. 146 son servidumbres de uso u ocupación del suelo, que resultan
indispensables para la instalación y funcionamiento de la actividad minera, y la de los dos incisos finales
contemplan el aprovechamiento de otros bienes de la superficie.

En materia de servidumbres de comunicación y transporte, el criterio de la ley es amplio. Al


referirse a apertura de vías no ha querido limitar la servidumbre a la construcción de nuevas obras.
Determinada por la autoridad minera la conveniencia de utilización de un camino privado existente, no
cabe oposición del propietario a su uso.

Aguas naturales son aquellas cuyo alumbramiento, curso o acumulación no derivan del trabajo del
hombre. Pastos naturales se entiende por oposición a los de sembrado.

Art. 147.- Si la conducción de las aguas corrientes ofrece verdaderos perjuicios al cultivo del fundo
o a establecimientos industriales ya instalados o en estado de construcción, la servidumbre se limitará a la
cantidad de agua que, sin ese perjuicio, pueda conducirse.

Pero, en todo caso habrá lugar a la bebida de los animales y al acarreo para las necesidades de la
mina.

Las aguas naturales que corren dentro del perímetro de la concesión o el permiso no están sujetas
a restricción alguna en cuanto a su destino de uso y a los volúmenes y medios de conducción empleados,
cualquiera fuere el perjuicio que experimenten los fundos agrícolas o establecimientos industriales de la
superficie. La ley habla de conducción de las aguas y no de su uso, lo que indica que la fuente
aprovechadora del agua se encuentra fuera de los límites de la concesión o el permiso. Por lo que las únicas
que estarían sujetas a restricciones en el uso y en los términos de este artículo, serían las derivadas de
fuentes externas. La ley limita, en este caso, los medios de conducción al acarreo, es decir, a su transporte
por carros o vehículos. No obstante, cualquier medio de conducción debe ser aceptado.

Cuando las aguas, en cambio, existen o discurren dentro de los límites de la concesión o el permiso,
el privilegio del minero reviste carácter absoluto, pero responderá de los perjuicios que el uso ocasione a
las actividades de la superficie.

Las aguas superficiales y subterráneas pertenecen, en su mayoría, al dominio público. Por tanto, el
derecho de uso de estas aguas debe obtenerse a través de concesiones o permisos regulados por leyes
provinciales o nacionales, según el titulas del dominio público y de conformidad a esas leyes. Nada obsta,
sin embargo, a que las autoridades concedentes apliquen, en lo pertinente, los principios y la normativa del
Código de Minería, los cuales deben prevalecer sobre la legislación local.

No es competencia de la autoridad minera la concesión del uso de aguas, ello es función de las
respectivas autoridades provinciales o nacionales del agua. Compete, en cambio, a aquellas autoridades
otorgar las respectivas servidumbres sobre los terrenos para hacer posible la captación, conducción y
almacenamiento de las aguas, esto es, estaciones de bombeo y de tomas, canales, acueductos y cañerías,
represas y desagües.

Art. 148.- El uso de los caminos abiertos para una o más minas se extenderá a todas las del mismo
mineral o asiento, siempre que se paguen en proporción a los beneficios que reciban, los costos de la obra
y gastos de conservación.

Las minas están obligadas a soportar servidumbres recíprocas y una de ellas es el uso de los
caminos mineros.

43
Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Estas servidumbres pueden ser invocadas no sólo por los titulares de las mismas sino también por
aquellos que tengan cualquier derecho exploratorio. Las necesidades de ambos trabajos son similares; sólo
pueden existir imitaciones en cuanto a intensidad de uso y a tiempo.

La expresión caminos parece limitativa, no comprendiendo cablecarriles, ferrocarriles mineros,


planos inclinados, canales, meroductos, socavones de acarreo y otros que podrían prestar los mismos
servicios generales. Una reforma debería incluirlos expresamente, ya que ese es el verdadero sentido de la
ley.

Art. 149.- Los dueños de minas están recíprocamente obligados a permitir los trabajos, obras y
servicios que sean útiles o necesarios a la explotación, como desagües, ventilación, pasaje y otros
igualmente convenientes, siempre que no perjudiquen su propia explotación.

Estas obras auxiliares son muchas veces indispensables para posibilitar una explotación o
exploración. Corresponde autorizarlas aunque ocasionen daños menores o incomodidades, que deberán
indemnizarse.

Art. 150.- Los minerales extraídos en el curso de estos trabajos, deben ser puestos gratuitamente a
disposición del dueño de la mina ocupada.

Cuando los trabajos se siguen en terreno franco los minerales corresponden al empresario, como si
hubiesen sido extraídos de su propia pertenencia.

Como el objeto de los trabajos son las obras auxiliares, los minerales extraídos deben ser
entregados gratuitamente al concesionario de la mina ocupada.

En terrenos vacantes el propietario del suelo tiene derecho a reclamar las sustancias de la tercera
categoría, que le corresponden con carácter exclusivo; y puede hacer valer su preferencia con respecto a
las sustancias de la segunda categoría, siempre que solicite su concesión. En ambos casos los minerales
deben ser puestos gratuitamente a disposición del propietario del suelo. La nota del codificador a este
artículo informa, sin embargo, una posición contraria.

El titular de un derecho exploratorio sólo podría reclamar las sustancias de la primera categoría; y
las de la segunda, si renuncia el propietario del suelo.

Art. 151.- Las servidumbres referentes a los fundos extraños, tendrán lugar cuando no puedan
constituirse dentro de la concesión.

A la constitución de las servidumbres debe preceder el correspondiente permiso de la autoridad.

Si el terreno que ha de ocuparse estuviese franco, podrá pedirse ampliación con arreglo a lo
dispuesto en el parágrafo primero del Título 7.

El titular de una mina o de un derecho exploratorio puede establecer sobre los fundos superficiales
cualquiera de las servidumbres mencionadas en el art. 146 sin necesidad de permiso previo. El propietario
del suelo solo puede exigir que se abonen previamente las indemnizaciones o se afiance su pago.

Sobre fundos extraños (fuera del perímetro de la concesión) la constitución de la servidumbre


requiere el permiso de la autoridad minera, que lo otorgará previa demostración de que no puede
constituirse sobre los fundos superficiales y que la obra es útil a la concesión. Fuera del perímetro de ésta,
la utilidad pública no se presume y debe probarse.

Cuando en los fundos extraños no existan demarcadas minas, o simplemente solicitadas, podrá
pedirse ampliación de pertenencias, pero deberá demostrarse que la servidumbre no puede constituirse en

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

el perímetro de la concesión. Ese es el único caso en el que se admite la constitución de una pertenencia sin
veta ni metal a la vista. La ley no limita las zonas donde puede solicitarse la pertenencia pero se supone que
ésta debe situarse en las inmediaciones de la mina para conectarse con sus trabajos, y facilitar las
operaciones. El acrecentamiento, solo se propone hacer más fluida la constitución de las servidumbres y no
importa la adjudicación del suelo al concesionario, pero le otorga el derecho de expropiarlo en la medida
de las necesidades o conveniencias de la mina.

La constitución de servidumbres sobre fundos extraños, o el acrecentamiento de pertenencias


también procede para construir hornos de fundición o establecimientos de beneficio, con el mismo
privilegio de utilidad pública que si lo fura sobre los fundos superficiales. Deberán probar que no pueden
instalarse dentro del perímetro de la concesión.

Por otra parte, el privilegio de utilidad pública alcanza, en este caso, el establecimiento de
servidumbres, pero no la adquisición del suelo, por encontrarse fuera del perímetro de concesión.

Art. 152.- Las servidumbres se constituyen, previa indemnización del valor de las piezas de terreno
ocupadas y de los perjuicios consiguientes de la ocupación.

El dueño del suelo puede oponerse a la constitución de la servidumbre si la indemnización no ha


sido previamente pagada.

Sin embargo, como la instalación o continuación de los trabajos no pueden desarrollarse por falta
de acuerdo o imposibilidad de fijar anticipadamente el real monto del perjuicio, el artículo siguiente
permite la inmediata constitución de la servidumbre, contra la prestación de fianza o caución.

Art. 153.- Cuando los trabajos que han de emprenderse, sean urgentes; o cuando se trate de la
continuación de otros ya entablados, cuya paralización cause perjuicio; o cuando hayan transcurrido quince
días desde el siguiente al aviso del concesionario o a la reclamación del propietario; o cuando los perjuicios
no se han producido, o no puede fijarse fácilmente el valor de la indemnización, podrá aquél pedir la
constitución previa de la servidumbre, otorgando fianza suficiente.

Los casos de constitución de fianza previa a la ejecución de la servidumbre serán los más frecuentes
frente a la falta de acuerdo con el dueño del suelo. Será suficiente el transcurso del plazo de quince días del
aviso que debe cursarse al concesionario y la disconformidad o silencio del propietario, para que proceda la
constitución de la fianza.

Debe señalarse que mientras la fianza no haya sido otorgada, el propietario puede exigir la
suspensión de los trabajos.

Art. 154.- El propietario puede avanzar sus labores debajo de las habitaciones y lugares
reservados, previo permiso de la autoridad, otorgando citación del propietario y mediante la correspondiente
fianza.

La autoridad no acordará el permiso, cuando la seguridad de las habitaciones y de sus moradores


corra peligro: pero el concesionario podrá pedir la adjudicación de las habitaciones y construcciones con el
terreno correspondiente, conforme a lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 13.

El artículo comienza con la expresión El propietario, pero debió decir el concesionario para ser
más preciso. Se debe analizar en conjunción con los artículos 91 y 92 que lo complementan.

Las limitaciones generales de los arts. 31 y ss. Para emprender desde la superficie toda clase de
trabajos mineros en las habitaciones y lugares reservados, no podían regir cuando se trata de labores y
obras de explotación que se realizan en forma subterránea. No está en juego la intimidad del domicilio por

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

lo que se puede autorizar al minero a avanzar labores debajo de esos lugares, aunque éstas ocasionen
molestias o incomodidades a la superficie.

La autoridad oirá al dueño del suelo y rehusará el permiso si existe peligro para la seguridad de las
personas y las construcciones. La negativa de la autoridad solo podrá fundarse en la gravedad e inminencia
del daño y en la imposibilidad de conjugarlo con adecuadas obras de fortificación, pues, cuando el riesgo no
es cierto sino eventual, la autoridad debe ser acordada con la garantía de la fianza.

Pero aun en el caso de que el riesgo sea grave e inminente, como última instancia debe privar el
interés público de la explotación minera, frente a la negativa de la autoridad, el concesionario podrá
solicitar la venta forzosa del suelo y de las construcciones probando la utilidad pública de la ocupación, la
cual, en los lugares reservados, no se presume.

La adquisición del suelo en los casos que menciona el artículo, no tiene límite alguno. Comprenderá
todas las zonas en que el dictamen pericial compruebe existencia de peligro grave e inminente.

Art. 155.- El concesionario puede establecer en el ámbito de la pertenencia, los trabajos que crea
necesarios o convenientes a la explotación, sin previa autorización.

El propietario podrá oponerse a la iniciación o prosecución de esos trabajos, únicamente en los


casos siguientes:

1. Cuando en ellos se contravenga, en perjuicio suyo, a alguna disposición de la ley.


2. Cuando se ocupe un terreno, cuya indemnización no haya sido pagada o afianzada.

La oposición no excluye el derecho de ofrecer fianza en los casos permitidos por la ley.

Todos los trabajos y obras pueden llevarse a cabo, sin limitación alguna, siempre que se relacionen
con el fin económico de la concesión o el permiso. Principio que rige todo el trabajo minero. Este artículo se
entiende que alcanza tanto a los trabajos de explotación como de exploración. La expresión sin previa
autorización no implica que el minero pueda emprender trabajos, sin haber obteniendo previamente las
servidumbres necesarias o, en su reemplazo la autorización del dueño del suelo. Ya dijimos que la
concesión o el permiso por sí mismos no facultan al minero a realizar trabajo alguno en su ámbito.

El dueño del suelo puede oponerse a la realización de los trabajos si la indemnización por el daño
causado o por ocasionar, no ha sido pagada o suficientemente afianzada, a juicio de la autoridad minera. La
circunstancia de haber obtenido las servidumbres previas para trabajar no eximen al concesionario o
permisionario de cumplir con esa garantía. No basta tampoco que se ofrezca fianza, ello no resulta
suficiente y la autoridad deberá aceptarla.

Fuera de estos casos, ningún acto de la autoridad so pretexto de evitar perjuicios o de favorecer el
desarrollo de los trabajos, puede imponer un orden o una técnica determinada a las operaciones ni impedir
la constitución de las servidumbres autorizadas, por no considerarlas útiles a la exploración o explotación.

CRIADEROS COMPRENDIDOS DENTRO DE LA CONCESIÓN

Art. 99.- El minero es dueño de todos los criaderos que se encuentran dentro de los límites de su
pertenencia, cualesquiera que sean las sustancias minerales que contengan.

El concesionario está obligado a dar cuenta a la autoridad minera del hallazgo de cualquier
sustancia concesible distinta de las que constaren en el registro y empadronamiento de la mina, para su
anotación en los mismos y, en su caso, efectos consiguientes en materia de canon y de inversión de capital.

El concesionario que no cumpliere esta obligación dentro de los sesenta días del hallazgo, se hará
pasible de una multa de diez a cien veces el canon de explotación correspondiente a la sustancia omitida.
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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El concesionario es titular no sólo de los minerales que expresamente denunció y registró sino de
todas las sustancias concesibles que se encuentren dentro de los límites de las pertenencias, pertenezcan a
la misma o a distinta categoría.

El principio de unidad de concesión es la consecuencia del principio de unidad de explotación que


impera en el Código. Ni aun la circunstancia de que el nuevo mineral descubierto sea de aquellos que
requieren una mayor superficie de explotación, es razón suficiente para autorizar una concesión
superpuesta. El mismo concesionario puede solicitar, si desea aprovechar esa sustancia y existe terreno
franco, la rectificación de sus pertenencias para adaptarlas a la nueva especie descubierta. Ni siquiera la
renuncia o su desinterés en explorar autorizarían a constituir una concesión nueva que se superponga a la
existente.

La solución adoptada, que procura evitar los inconvenientes y peligros que traerían aparejadas dos
explotaciones simultáneas por distintos dueños en el mismo recinto, no ha sido apreciada con igual
gravedad por las leyes. En nuestro derecho, el principio de unidad de concesión no es de aplicación
absoluta ya que admite las siguientes excepciones:

1. La de los arts. 63 y 64, cuando existe insuficiencia de terreno para demarcar las líneas de latitud
de dos minas registradas en un mismo tiempo.
2. La del socavonero del art. 134 que descubre en pertenencia ajena un criadero nuevo y distinto
al que se trabaja en la superficie y sobre el cual puede demarcar una pertenencia, según art.
221.

Se obliga ahora, además, al concesionario a dar cuenta a la autoridad minera del nuevo hallazgo
dentro de la concesión, de toda otra sustancia concesible para su incorporación al registro y padrón
correspondientes y demás efectos con respecto al pago del canon y de la inversión minera que exigen los
artículos 215 y 217 del Código.

En caso de tratarse de sustancias de la misma categoría, la incorporación no produce alteración


alguna en los valores del canon y en la inversión del capital. Pero puede ocurrir, de acuerdo a la clase de
sustancia, que corresponda ampliar el número de unidades de medida de las pertenencias y que las
inversiones realizadas anteriormente resulten inconducentes a la explotación de la nueva sustancia. En
estos casos deberá ampliarse tanto el valor del canon como el de la inversión de capital. Cuando, en
cambio, el mineral originario es de la primera categoría y la nueva sustancia descubierta es de la segunda,
no se modificará el valor del canon ni de la inversión, salvo que ésta última también resulte inaplicable a la
explotación de la nueva sustancia descubierta. Y cuando el mineral originario es de segunda categoría y la
nueva sustancia es de primera, tanto el monto del canon como de inversión de capital deberán ajustarse a
los nuevos valores de esta última categoría.

En el caso de un tercer descubrimiento, si bien existe obligación de denuncia, no se producirán


modificaciones en los valores del canon y de la inversión minera, salvo que ésta tampoco sea conducente a
la explotación de la nueva sustancia, en cuyo caso el concesionario podrá verse obligado a repetir la
inversión.

Art. 100. – El propietario del terreno tiene derecho a las sustancias correspondientes a la tercera
categoría, que el propietario de la mina extrajere; exceptuando los casos siguientes:

Cuando no la ha reclamado ni ha pagado los gastos de su explotación y extracción TREINTA (30)


días después del aviso que debe darle el concesionario.

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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Cuando éste los necesita para su industria y cuando estén de tal suerte unidas las sustancias, que
no puedan sin dificultad o sin aumento de gastos extraerse separadamente.

En estos casos no hay derecho a cobrar indemnizaciones.

Las sustancias de tercera clase pertenecen al propietario del suelo. El concesionario de la mina
debe poner estas sustancias a disposición del dueño, en excepción de las situaciones que menciona el
artículo. El aviso del concesionario debe darse en cada oportunidad y en forma fehaciente.

El artículo parte del supuesto de que las sustancias de la tercera categoría no se encuentran en
explotación por parte del propietario al tiempo de otorgarse la concesión de la sustancia de la primera o
segunda categoría.

Las sustancias de esta clase que puede apropiarse el concesionario son aquellas que extrajere en el
curso de los trabajos. Por lo tanto, no está habilitado para explotar otras que no se encuentren en su
itinerario, aunque resulten indispensables para su industria. En este caso, para poder aprovechar esas
sustancias, deberá recurrir a las servidumbres mineras o, en su caso, al derecho de expropiación del suelo.

Art. 101. – Cuando en el terreno ocupado con una explotación de sustancias de la segunda o
tercera categoría, se descubre un criadero de la primera, el propietario podrá continuar sus trabajos no
perjudicando los de la nueva mina; pero el descubridor podrá hacerlos variar o cesar, pagando los perjuicios
o el valor del terreno.

Con relación a la extracción que haga el descubridor, regirán las disposiciones contenidas en los
TRES (3) incisos finales del artículo precedente.

El propietario de las sustancias de la tercera clase en actual explotación no puede ser perturbado
en su actividad por los trabajos de la nueva mina, sin justa indemnización. En este último caso la cantea no
se encuentra en trabajo al tiempo del otorgamiento de la concesión y puede aceptarse que el
concesionario se apropie, sin indemnización, de los productos estrechamente unidos a su explotación o
cuyos gastos ha renunciado el propietario a abonar o que aquél necesite para su propia industria.

La misma solución ha de tomarse cuando el yacimiento descubierto en el recinto de una cantera es


de la segunda categoría. Si el propietario declina la preferencia legal, debe aceptar luego las restricciones
que le impone el nuevo concesionario.

El caso es distinto cuando la sustancia en explotación corresponde a la segunda categoría.

Aceptar que dentro de una concesión de sustancia de la segunda categoría otorgada por la
autoridad pueda demarcarse una nueva concesión de sustancia de la primera categoría por el solo hecho
de la mayor importancia económica que ésta supone, sería introducir un factor de perturbación jurídica en
el régimen de las concesiones y contrariar las reglas claras de orden público fijadas en los arts. 38 y 99 del
Código, que no hacen excepción alguna al principio de unidad de concesión y unidad de explotación
fundada en la distinta categoría concesible de las sustancias.

El art. 101 no ha pretendido modificar este principio, sólo ha querido contemplar la situación muy
especial de aquellas sustancias que aparecen clasificadas en la segunda clase pero que han sido asimiladas
a las sustancias de la tercera categoría sustrayéndose del régimen de las concesiones mineras de su clase:
arenas metalíferas, piedras preciosas y placeres existentes en terrenos cultivados cuya explotación la ley
reserva al propietario del suelo; o de las actuales sustancias de la segunda categoría que, con anterioridad a
la sanción del Código, pertenecían al dueño del terreno, como el azufre, carbón de piedra, salinas,
guaneras, turberas, las que no podían ser denunciadas por terceros si se encontraban en explotación al
tiempo de la sanción del Código, y aun de los terreros, relaves y escoriales concedidos fuera del perímetro
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Unidad 5 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

de una pertenencia, cuya explotación puede ser suspendida en cualquier momento por la denuncia de una
nueva mina en su recinto.

Únicamente en estos casos muy excepcionales en que sustancias de la segunda clase se encuentran
sometidas al régimen de explotación de la propiedad inmobiliaria o que el derecho reviste carácter de
precario, sería admisible la denuncia de una mina de la primera clase en el terreno objeto de la explotación.
Obsérvese que el art. 101 no utiliza la expresión concesiones de la segunda categoría sino terrenos
ocupados con explotación de sustancias de la segunda categoría, queriéndose referir a las sustancias de
esta clase que por situaciones especialísimas no son objeto de concesión y que siguen el mismo régimen
jurídico de las sustancias de la tercera categoría o canteras en cuyos terrenos pueden denunciarse minas de
otras clases.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

LA EMPRESA AGRARIA.

La empresa es una de las causas que dan origen al sistema económico y su realidad sociológica es
uno de los impactos más significativos que ha revolucionado el derecho contemporáneo. En Europa, por
ejemplo, ha originado una normativa abundante que abarca diversas ramas, desde el derecho
constitucional al fiscal.

Respecto del derecho agrario, la importancia de la empresa resulta de considerar que gran parte de
la doctrina ha asimilado el derecho agrario la empresa agraria. El concepto de la misma ha nacido para
derecho cuando comenzó a asumir relieve como un instituto separado y distinto de la propiedad del fundo
rústico. Antes la agricultura interesaba al derecho únicamente como disciplina de un particular tipo de
propiedad, la propiedad fundiaria y, en consecuencia, el proceso productivo quedaba afuera de la disciplina
jurídica.

En forma previa a discutir las particularidades de la empresa agraria, se vuelve necesario


determinar qué es una empresa. Al respecto, existen diversas teorías:

 Subjetivas. Son las que consideran a la empresa desde una cierta subjetividad, considerándola:
o Sujeto de Derecho. Sería una entidad nueva y distinta que es algo más que la suma de sus
partes, aunque algunos arguyen que se confunde a empresa con sociedad. (Vattier
Fuenzalida)
o Pequeña Institución. Se trataría de un ente social que constituye la organización de una
actividad que se propone ciertos fines, siendo distinta de las personas que la forman o
dirigen. (Santoro Pasarelli)
o Comunidad. Principalmente en el plano laboral, sería una organización instrumental de
medios personales, materiales e inmateriales, ordenados bajo una dirección para el logro
de fines económicos o benéficos. (LN 20.744, Art. 5)
 Objetivas. Principalmente Mossa identifica a la empresa con la hacienda, definiéndola como un
organismo vivo compuesto de trabajo, de cosas materiales y de bienes inmateriales, destinada a la
integración de hombres y capitales y al cumplimiento de los fines de la economía social. Se critica
de ésta teoría que se reduce a la empresa a un objeto, cuando en realidad el objeto tiene una
naturaleza instrumental en relación a la empresa. Además, no siempre la empresa es titular de la
propiedad de la hacienda o demás instalaciones que explota.
 Del Status. La empresa sería un hecho derivado de la situación del empresario, siendo generada
por la cualidad de éste de ser tal.
 De la Actividad. De acuerdo a este grupo doctrinario, la empresa sería un complejo de hechos y
actos jurídicos realizados en forma ininterrumpida, duradera y profesional ordenados a la
producción de bienes y servicios – i.e una actividad (serie coordinada de actos tendientes a un fin
común).

Brebbia y la doctrina mayoritaria siguen la última teoría, sintetizando "el de empresa es un


concepto unitario que refiere a la actividad que realiza el empresario mediante una organización
instrumental en orden a la producción o al intercambio de bienes o de servicios. Finalmente dice que no
importa discutir si se trata de un sujeto de derecho (el sujeto es el empresario) ni un simple objeto (el
objeto es la hacienda).

1
Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Para distinguir a una empresa de otra hay que guiarse por la actividad que realiza cada una, pues la
calificación de una empresa se funda en la diversidad del objeto. En el caso de la empresa agraria, el objeto
debiera ser de esa naturaleza.

Para que una actividad pueda considerarse como empresa, debe reunir una serie de requisitos.
Brebbia se propone comprobar si los mismos se cumplen en la actividad agropecuaria:

 Economicidad. La actividad debe desarrollarse en un proceso económico de producción o


intercambio de bienes y servicios, respondiendo a criterios económicos no necesariamente
lucrativos. Las decisiones empresariales se guiarán por la lógica económica, buscando mejorar
rendimientos, inversiones y perdurabilidad de producción y ganancias.
 Organicidad. Tiene lugar la actividad a través de la organización de instrumentos productivos
idóneos para el mejor rendimiento y aprovechamiento de la energía genética de la tierra. No
interesa si la organización es interna (en base al trabajo del propio empresario y su familia) o
externa (sostenido en trabajo asalariado).
 Profesionalidad. El empresario debe actuar con dedicación profesional. Para la doctrina
mayoritaria, se trata de una actividad que debe caracterizarse como sistemática y habitual.
Respecto a la sistematicidad, es única para cada tipo de actividad agropecuaria – por su gestación
tradicional, se hace difícil la reconversión a otro tipo de sector.
 Imputabilidad. La actividad debe ser imputable a una persona, siéndole atribuibles las acciones y
los resultados (positivos y negativos). Así, la actividad de la empresa debe poder ser identificada
como hecha en nombre del empresario, asumiendo los riesgos (en el caso agrario, serían la
regulación de la humedad y la luz, comercialización de la producción, pestes y enfermedades, etc.).

CARACTERES DE LA EMPRESA AGRARIA

Como se ha visto, la actividad agraria participa de los requisitos para en poder considerarse
empresaria. Pero, ¿qué distingue a la empresa agraria de la empresa mercantil? La doctrina ensaya dos
grandes criterios:

 Territorial. Vincula a la empresa agraria con la tierra que indefectiblemente requiere – la


actividad debe apoyarse necesariamente en una finca rústica. Al respecto, Messineo explica que
en la empresa agropecuaria predomina el elemento del fundo preparado para la producción,
agotándose la actividad del empresario en la actividad agropecuaria realizada en el fundo. En
forma similar, Ballarín Marcial sostuvo que el rasgo característico de la empresa agraria es el de
asentarse sobre la tierra de cultivo.

Crítica: En la actualidad, centrarse en el fundo es anclarse en la agricultura del pasado, sin


tener en cuenta el avance de los métodos y tecnologías productivas. Además, la apelación al
fundo tiene lugar sin tener en cuando lo limitado de su existencia ni lo inequitativo de su
distribución social.

 Biológico/De la Actividad. Carrozza, en el contexto de la moderna agricultura, se propone apelar


a un elemento extrajurídico para distinguir a la empresa agraria de la mercantil. Así, sostiene que
el factor esencial es la realización de una actividad agrícola productiva consistente en el
desarrollo de un ciclo biológico, vegetal o animal, ligado directa o indirectamente al disfrute de las
fuerzas y de los recursos naturales, y que se resuelve económicamente en la obtención de frutos,

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

vegetales o animales destinados al consumo, bien tal cuales o bien previa una o múltiples
transformaciones .

Crítica: Germano sostiene que Carrozza se centra sólo en el momento de la producción, sin
considerar la importancia de la comercialización y dejando de lado al recurso suelo.

Ahora bien, queda claro que la empresa agraria debe reunir los requisitos genéricos de la empresa
y lo que en cada ordenamiento se considera actividad agraria. En el caso de Argentina, éste último
elemento no está previsto en el derecho positivo; por ende, debemos remitirnos a Italia y su Código Civil y
Comercial de 1942.

En la República de Italia, existe una definición general de empresario en el art. 2082, siendo aquel
que ejercita profesionalmente una actividad económica organizada con finalidad de producción o de
intercambio de bienes y de servicios. La calificación de la empresa estaría fundada en la diversidad de su
objeto, y así el art. 2135 define al empresario agrícola como aquel que ejercita una actividad dirigida al
cultivo del fundo, a la silvicultura, a la crianza del ganado y a las actividades conexas (aquellas dirigidas a la
transformación o la enajenación de productos agrícolas, cuando estén comprendidas en el ejercicio normal
de la agricultura).

Bassanelli sostiene entonces la existencia de dos tipos de actividades agrarias:

 Típicas. Son aquellas directa y esencialmente agrícolas, que han sido enumeradas en forma
taxativa por la legislación. En el caso italiano, serían:
o Cultivo del Fundo. Sería la actividad dirigida a obtener racionalmente frutos de la tierra,
indistintamente si se usan maquinarias modernas o se apela al uso de técnicas
tradicionales.
o Silvicultura. Sería el cultivo de bosques con el fin de extraer su madera. La doctrina
sostiene que en realidad se trata de una especie dentro del género del cultivo del fundo.
o Crianza de Ganado. Consistiría en el cuidado de bovinos, ovinos, caprinos y equinos (i.e.
animales que aportan carne, leche, lana o trabajo), siendo esencial el objetivo de
modificar intrínsecamente el ganado, y más bien defectible la reproducción por cabezas.
Las tres especies enumeradas son cualificantes en sí mismas, atribuyendo a una empresa la nota
de agrariedad que se requiere para constituirla en empresa agraria. Debe decirse que nuestro
derecho prevé es armónico con los sostenido en Italia, por cuanto la ley 13.246 refiere a la
explotación agropecuaria en cualquiera de sus especializaciones.
 Conexas. Se trata de actividades de naturaleza comercial-industrial –la transformación y la
enajenación– que devienen agrarias en forma indirecta, al conectarse con alguna de las
actividades típicas. La conexidad entre ambas clases debe tener un elemento subjetivo esencial
(i.e. misma titularidad del empresario) y un elemento objetivo (i.e ligamen económico que
muestra la accesoriedad de la actividad conexa respecto de la actividad agraria).
Ballarín Marcial y Luna Serrano sincretizan un criterio de exclusión: admitida la accesoriedad de la
actividad conexa habrá de aplicarse el criterio de la prevalencia económica de la actividad conexa
en relación con la actividad primaria. Luego, habrá de seguirse la teoría de la normalidad,
teniendo en cuenta el intérprete la realidad ambiental en que la actividad se desenvuelve técnica,
económica y sociológicamente.

CONTRATOS AGROINDUSTRIALES Y DE INTEGRACIÓN - CONCEPTO

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los cambios surgidos en la técnica agrícola, la industria alimentaria, la producción y el comercio han
influido considerablemente en la oferta y la demanda de la economía agraria. En el campo de los contratos
agrarios, se ha observado un decaimiento de las antiguas fórmulas utilizadas para regular la actividad y su
sustitución por otras más complejas e idóneas para satisfacer los intereses del empresariado agrario e
industrial.

Tradicionalmente, los agricultores comercializaban su producción en base al simple contrato de


compraventa, y cada parte se reservaba amplias libertades en cuando a la producción y transformación del
objeto del acuerdo de voluntades.

En la actualidad, la situación está virando hacia la integración entre la empresa agrícola y la


empresa industrial-comercial. Ésta puede ser horizontal (entre empresarios agrícolas, o entre industriales)
o vertical (entre empresarios de diferentes sectores). Puede haber también una integración externa y
parcial que no elimine la individualidad y la autonomía de las empresas participantes, meramente creando
vínculos de relación.

Los contratos que se desarrollan para hacer frente a éste nuevo contexto son llamados
agroindustriales. Los mismos son definidos por Confortini y Zimatore como acuerdos entre agricultores y
empresarios comerciales que tienen por finalidad, a través de una integración de las actividades agrícolas y
comerciales, realizar un intercambio de productos de características cualitativas determinadas, por una
suma determinada de dinero. Los autores recalcan que el contrato de integración sería el género, y el
contrato agroindustrial sería una particular especie surgida de la participación de empresas de la órbitas
agraria e industrial.

En tanto, Saavedra provee una descripción más acabada, diciendo que son aquellos contratos que
se establecen por iniciativa de un empresario industrial que predispone un modelo contractual particular
por el que, a cambio de un precio determinado, a la conclusión del contrato con referencia a una unidad
de productos –expresada generalmente en peso– obliga a un productor rural no solamente a la entrega de
la producción futura de su establecimiento, sino también a desarrollar el cultivo bajo el control de la otra
parte y según precisas directivas de ésta, en función de programas de producción en el tiempo y con las
técnicas de laboreo previamente establecidas.

Respecto de las obligaciones de las partes, podemos notar:

a) El agro-productor, enajenante de los frutos objetos del contrato, debe:


a. Realizar los cultivos o la cría de los animales de acuerdo con las normas técnicas de una u
otra actividad que aseguren la producción de una cantidad y calidad determinada de
productos.
b. Entregar a tiempo la cantidad de frutos pactada al empresario industrial o adquirente.
c. Emplear los insumos (e.g. granos, abonos, plaguicidas, etc.) que suministre el adquirente.
d. Permitir que el adquirente controle el cultivo o la cría.
e. Aceptar las direcciones o especificaciones de carácter técnico que se le impartan.
b) El empresario comercial o industrial asume la obligación de:
a. Adquirir toda la producción establecida en el contrato.
b. Pagar el precio establecido.

Confortini y Zimatore dicen que el contrato agroindustrial supone una relación en que se combinan
una densa trama de obligaciones recíprocas, que tiene un efecto traslativo de la propiedad sobre los
productos objeto del contrato y que hace nacer múltiples obligaciones de hacer.
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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En tanto, Saavedra hace notar que si bien hay un aparente desequilibrio entre la empresa agrícola y la
empresa industrial, en realidad no hay una desigualdad. Esto se debe a que la mayor carga de obligaciones
sobre el productor agrario tiene como contrapartida la anulación o reducción de riesgos inherentes a la
comercialización, a la oscilación de precios del mercado y a la coordinación industrial-comercial. A la
inversa, el empresario industrial mercantil tiene entonces menos deberes durante el cumplimiento del
contrato agroindustrial, pero asume grandes riesgos cuando ya se le han entregado los productos y debe
colocarlos en el mercado.

Respecto a la naturaleza agraria del contrato agroindustrial, nuestra legislación mercantil considera
no-comerciales las ventas que hacen los labradores y ganaderos de los frutos de sus cosechas y ganados
(art. 452, inc. 3ro). Tal definición positiva halla concordancia con la más relevante doctrina italiana
(Carrozza, Galloni, Bassanelli, etc.), que considera agrario al contrato agroindustrial: se trataría de un
contrato por el cual el empresario agropecuario se facilita su vida procurando o predisponiendo los factores
de la producción y atendiendo a una fase de la empresa (preparación, ejercicio o coordinación).

Ya sabiendo que tratamos con un contrato agrario, debemos determinar la naturaleza jurídica del
contrato agroindustrial. A tal fin, se debe dejar en claro que:

 No se trata de una modalidad de arrendamiento rural, de aparcerías o de contratos


accidentales. Esto porque no hay cesión del uso y goce de un predio rural, siendo irrelevante el
plazo.
 No se trata de un contrato de trabajo subordinado. Que el agro-empresario se obligue a aceptar
determinadas directivas para aplicar al proceso productivo no importa ceder el control de la
explotación al empresario industrial.
 No se trata de una compraventa de cosa futura. Esto porque el contrato genera mucho más que
la obligación de transferencia de la propiedad de los frutos, pues hace nacer múltiples
obligaciones de hacer.
 No se trata de una locación de obra. Si bien la obligación de realizar actúa a favor del empresario
agrícola, puede ser que ambas partes se obliguen a hacer (e.g. el industrial proveerá semillas, o
brindará servicios de capacitación a los empleados del productor); en consecuencia, no se puede
hablar de locación de obra.
 No se trata de un contrato asociativo. Si bien a la empresa adquirente se le atribuye cierto poder
de intervención en la actividad productiva, no incide éste en la autonomía de la empresa
productora. La injerencia se limita a indicaciones útiles para garantizar estándares del mercado,
no siendo extensivas a aspectos organizativos de la hacienda agraria. Carroza disiente,
sosteniendo que en el contrato agroindustrial se evidencia una convergencia de intereses entre
ambas empresas que lo haría encuadrar en la figura italiana del consorcio para la coordinación de
la producción y la venta.

En definitiva, el contrato agroindustrial es de carácter sui generis, mixto, ofreciendo una gran
multiplicidad de causas. Es por ello que en nuestro derecho tal forma de contratación no se puede
encuadrar completamente en las modalidades expuestas, aunque éstas esconden parte de la verdad.

No obstante, el ordenamiento de otros países terminó tipificando los contratos agroindustriales a


pa ti de la dé ada del 0.

 Francia. Una ley de 1964 definió a los contratos de integración como aquellos acuerdos o
convenciones llevados a cabo entre un productor agrario, o un grupo de productores, y una o
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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

más empresas industriales o comerciales que conlleven obligaciones recíprocas de provisión de


productos o de servicios. Se requiere necesariamente que haya más obligación de una parte a la
otra que el mero pago de un precio.
 Italia. Una ley de 1988, que define al contrato de cultivación y venta como el acuerdo
interprofesional entre productores agrícolas singulares o asociados y empresas de
transformación, singulares o asociadas, mediante los cuáles:
o La parte agrícola se obliga a realizar cultivos o crías de las cuáles deriva el producto
objeto del contrato, de acuerdo a indicaciones y criterios técnicos convenidos. A su vez,
también debe entregar toda la producción contratada correspondiente a las normas de
calidad establecidas.
o La parte industrial-mercantil se compromete a retirar toda la producción objeto del
contrato correspondiente a las normas establecidas, y a pagar el precio determinado.

CONTRATO DE MAQUILA – ANTECEDENTES Y LEGISLACIÓN ACTUAL

En la Roma republicana, se daban casos en los que el propietario de un fundo trataba con un
particular para que se encargara de la recolección de la oliva y preparara el aceite; la contraprestación era
una parte del producto final. Éste acuerdo era considerado una locatio operis.

Más tarde, en la Edad Media, existió una modalidad de manufactura de productos agrícolas por la
cual los pequeños productores agrarios entregaban sus granos o sus olivas a su señor feudal para que los
procesara en su molino. El noble se cobraba una parte de la harina y el aceite resultantes.

Finalmente, ha de decirse que un similar entramado de relaciones jurídicas se evidenció siglos


después en otros rubros y regiones (e.g. en la minería boliviana, y en los cultivos hortícolas del norte
argentino –principalmente, Catamarca, Salta y La Rioja–).

En la Argentina, las crisis de la actividad vitivinícola y azucarera influyeron decididamente en la


consagración legislativa de la figura contractual descrita ut supra – el contrato de maquila.

 En el caso del cultivo de la vid, los p o le as su gie o e los años 0 o o o se ue ia de


excedentes productivos. Para impedir que los viñateros fueran perjudicados por parte de los
industriales, se sancionó la ley 18.600.
 Respecto del sector azucarero en los 80, una disertación de Pigretti y Entrena en el III Congreso
Internacional de Derecho Agrario (Rosario) recomendó el establecimiento de un régimen de
comercialización de depósito y maquila de la caña de azúcar a cambio de una participación
porcentual fijada por el Estado a favor de quien la industrializa convirtiéndola en azúcar. En
consecuencia, se modificó el régimen de la ley 19.597 (que regulaba la compraventa productor-
industrial azucareros) mediante el decreto 1079/85, que instrumentó el contrato de maquila
como opción voluntaria al contrato vigente.

Finalmente, en 1999, se dictó la ley 25.113 para establecer un régimen general que contemplara
cualquier materia prima de origen agropecuario. Para los contratos de la ley 18.600, la nueva disposición
importó la creación de un régimen supletorio.

El art. 1 de la ley define a la maquila como aquel contrato en el que un productor agropecuario se
obliga a suministrar al procesador o industrial materia prima con el derecho de participar en las
proporciones que convenga sobre el o los productos finales resultantes.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Respecto de la naturaleza jurídica, el art. 7 refiere al contrato de maquila como contrato


agroindustrial. No obstante, podría más bien calificárselo de contrato de integración, pues:

 Los celebrantes son sujetos de distintas actividades.


 Productor e industrial/procesador se integran para transformar la materia prima de un producto
de idéntica calidad a la que se retenga éste último.
 Por el producto procesado se pacta una retribución en un porcentaje de éste.
 El productor conserva en todo el proceso la propiedad sobre los bienes entregados y luego sobre
el porcentaje que le corresponde.
 El industrial/procesador se constituye en depositario de los productos finales propiedad del
productor, debiéndolos identificar y tener a disposición de sus titulares.

Los elementos esenciales del contrato, aparte del objeto y el porcentaje mencionados en el art. 1, son
listados en el art. 2:

a) Nombres y domicilios de las partes;


b) Cantidad de la materia prima contratada;
c) Lugar de procesamiento;
d) Lugar en que se depositarán los productos elaborados que correspondan al productor
agropecuario;
e) Facultades de control establecidas a favor del productor agropecuario;
f) Fecha y lugar de entrega del producto elaborado;
g) Lugar de celebración y firma de las partes.

En los contratos también se establecerán sistemas y procedimientos de control del procesamiento


del producto, que podrá ejercer el productor agropecuario contratante, que le permitan verificar las
calidades y cantidades de lo pactado y lo entregado al finalizar el contrato, y asimismo las condiciones de
procesamiento y rendimiento de la materia prima conforme pautas objetivas de manufacturación durante
su realización (art. 4).

A su vez, el art. 3 establece que serán nulas las cláusulas incluidas en el contrato que impongan al
productor agropecuario la obligación de vender parte o la totalidad de los productos finales de su
propiedad al industrial elaborador o que traben la libre comercialización del mismo por cuenta exclusiva del
propietario.

El pedido de parte genera la obligación de inscribir los contratos de maquila en los registros
públicos de cada provincia, donde también se registrarán las medidas cautelares que afecten los productos
de propiedad del productor agropecuario elaborados mediante esta modalidad contractual. Respecto de
los procedimientos y aseguramiento, las provincias deberán dictar las reglamentaciones pertinentes (art.
7).

Tal como establece el art 6., las disposiciones de la legislación se aplicarán también a todos los
contratos que tengan por objeto la provisión de materia prima de naturaleza agropecuaria para su
procesamiento, industrialización y/o transformación.

Se dispone en el art. 5 que las acciones derivadas de la ley 25.113 tramitarán por juicio sumarísimo,
o por el trámite abreviado equivalente. La prueba pericial, en caso de no haberse ofrecido por las partes,
podrá disponerse de oficio por el juez interviniente. Las partes quedan facultadas para designar consultores
técnicos que las representen en la producción de la prueba pericial.
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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Finalmente, se modifica la ley 24.522 de Concursos y Quiebras, resultando que cuando existan en
poder del fallido bienes que le hubieran sido entregados por título no destinado a transferirle el dominio,
los terceros que tuvieren derecho a la restitución pueden solicitar los bienes obtenidos de la
transformación de productos elaborados por los sistemas denominados a maquila , cuando la
contratación conste en registros públicos.

CONTRATO DE FEEDLOT – CONCEPTO, CARACTERES, DISPOSICIONES APLICABLES Y JURISPRUDENCIA

Desde los tiempos coloniales, la ganadería fue una actividad que se desarrolló a cielo abierto,
aprovechando los ricos pastos naturales del país. La extensión de tierra empleada para éste fin siempre fue
extensa; no obstante, los diversos cambios socioeconómicos (e.g. la inmigración de principios del siglo XX,
la aparición del ferrocarril, etc.) llevaron a que la incidencia de la cría de ganado fuera variando su
importancia conforme a los tiempos. No obstante, el producto siempre de fue de una calidad distintiva y de
renombre para la Argentina en todo el mundo.

A p i ipios de los 0, el ultivo de soja se volvió su a e te e ta le y, su ado al i e e to de


la demanda de productos agrícolas para exportación, llevó a la expansión del uso de terrenos para la
agricultura. En consecuencia, la superficie destinada a la ganadería se redujo y ayudó a la introducción a
partir de 1980 del método de engorde de animales conocido como feedlot. Feedlot es un vocablo que
surge de la unión de las palabras feed (alimentar) y lot (lote, parcela). Se usa para designar una
superficie techada donde se alimenta o engorda al ganado.

En Argentina y otros países, se usa aquella denominación para referirse al contrato por el cuál una
de las partes entrega animales bovinos de su propiedad y la otra se compromete a proporcionar un sistema
de engorde intensivo a corral, mediante el pago de dinero por los servicios de alimentación balanceada y
atención sanitaria o compartiendo los frutos del engorde.

Arenaza, en tanto, sostiene que el contrato de feedlot importa la crianza y el engorde de grandes
cantidades de ganado en un gran corral subdividido en pequeños habitáculos, con asistencia humana
especializada permanente y cuya finalidad es obtener un producto en forma rápida y de excelente calidad.

Constituye un método de producción vacuna intensiva, pues el alimento es suministrado diaria y


directamente por el ser humano. Es opuesto esencialmente a los sistemas extensivos de las etapas iniciales
de la actividad, de carácter netamente pastoril y a base de forraje especialmente cosechado para los
animales. Se han visto, de todas formas, modalidades mixtas. En ellas, la mayor parte del ciclo biológico del
animal transcurre en un fundo abierto y sólo cuando ha alcanzado cierto grado de madurez es enviado al
feedlot para que se le dé una terminación a corral del proceso de engorde.

El alimento usado en el feedlot es altamente energético y digerible; debe proveer energía, proteína,
fibra, minerales y vitaminas para desarrollar al animal en forma satisfactoria y en el contexto de encierro.

Las ventajas del empleo del engorde a corral son la obtención de una alta producción de carne de
calidad por animal, además de una alta eficiencia de conversión alimento-carne. También permite liberar
superficies rurales para otro tipo de explotaciones más rentables que la ganadería a cielo abierto.

Sin embargo, presenta numerosas desventajas para el resto de la comunidad:

 Se generan grandes cantidades de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano,


óxido nitroso y clorofluorocarbonos) como consecuencia tanto del engorde como del
procesamiento de la carne, lo que favorece el efecto invernadero y el cambio climático.
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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

 Se producen descomunales volúmenes de materia fecal (con altísimos niveles de nitrógeno,


fósforo y bacterias), que al ser limpiados y disueltos en agua pueden contaminar las napas
freáticas, el suelo y la baja atmósfera.

Lo antedicho muestra que se deben aplicar controles serios y apropiados que garanticen que los
dueños de los feedlots utilicen la tecnología más avanzada y cumplan con las reglamentaciones pertinentes.
Sólo así se puede reducir el impacto ambiental de ésta actividad y asegurar a los habitantes su derecho a un
ambiente sano.

Respecto de la naturaleza jurídica y la normativa aplicable, López Zigarán de Vigo entiende que se
trata de un contrato atípico y desregulado. En tanto, Arenaza sostiene que el contrato de feedlot puede
subsumirse en dos figuras jurídicas:

 Aparcería pecuaria. La característica principal de éste contrato es que consiste en compartir los
frutos con el engorde entre el dueño del establecimiento y el dueño de los animales rigiéndose
por la ley 13.246. Éste contrato sería análogo a la modalidad de feedlot asociativo (una vez
engordados los animales hasta un peso previsto, se efectúa el reparto del kilaje obtenido entre el
propietario ganadero y el feedloter, que proveyó alimentos, cuidados, etcétera).
 Hotelería. Este contrato se caracteriza por la contratación en precio en dinero y por día de
servicios de alojamiento y comida, entre otros. Similarmente, en el feedlot conmutativo o de
cambio, el propietario del ganado paga los servicios de alimentación balanceada y atención
sanitaria para sus animales por un tiempo (diario o mensual) y un precio en dinero, retirándolos
cuando han alcanzado el peso preestablecido para su libre disposición. El feedloter es ajeno al
resultado y a la ganancia final de su contraparte, que en definitiva alquila la estructura del corral y
el know-how para el engorde. Éste tipo de feedlot es también llamado hotel ganadero. No se
encuentra analogía con otro contrato agrario, pues en el contrato de pastaje, es el dueño del
ganado el que se encarga del cuidado de los animales que introduce a un fundo ajeno para su
alimentación e hidratación.

En cuanto a la jurisprudencia, debe tenerse presente el fallo ANCORE S.A. c/ Municipalidad de


Daireaux . Por ordenanza del 21/10/1996, el Concejo Deliberante de Daireaux (Provincia de Buenos Aires),
con carácter general, prohibió el funcionamiento o instalación de feed lots en un radio de 15 kms. de la
plaza central de la ciudad y dispuso el cierre de los ya instalados, antes del 15 noviembre de 1996. Prohibió
la entrega de guías de hacienda a sus titulares, lo cual fue dirigido exclusivamente a la fábrica ANCORE S.A.
por ser el único establecimiento en funcionamiento a esa época. ANCORE inició acciones por daños y
perjuicios contra el Municipio. El fallo de primera instancia desestimó la acción interpuesta

La Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Trenque Lauquen de


la Provincia de Buenos Aires, tuvo la oportunidad de confirmar un fallo de origen que desestimaba la acción
interpuesta por daños y perjuicios contra la Municipalidad de Daireaux considerando: a)que la inexistencia
de reglamentación respecto de la actividad denominada feed lot no facultaba a soslayar las
consecuencias del impacto ambiental que producía, toda vez que siendo lo atinente a la preservación del
medio ambiente de rango constitucional, autorizaba a actuar la regla que prohíbe perjudicara los demás; b)
que el feed lot es un sistema de engorde intensivo de ganado mediante el suministro de una dieta de alto
rendimiento en espacios reducidos, capaz de producir olores muy desagradables dentro de cierto radio, sin
que exista en la especie procedimiento sanitario o biológico que previendo el impacto ambiental permita la
rápida eliminación o conversión de los residuos sólidos y líquidos (excremento y orina acumulados); c) que
la pretendida discriminación era inatendible pues las posibles molestias ocasionadas por otros
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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

establecimientos no tenían la entidad de las provocadas por la empresa actora; d) que tampoco podía
atenderse a las alegadas exigüidad y confiscatoriedad del lazo conferido para hacer cesar las molestias,
toda vez que la ordenanza nº 577/96 del21 X 1996 no sólo prohibió la instalación de feedlots dentro de un
radio de 15 km contados desde la plaza principal, sino que dispuso que los establecimientos existentes
debían adecuarse antes del 15 de noviembre de dicho año y la actividad de Ancore S. A. cesó recién el 31
de diciembre. Además la Municipalidad, en ejercicio del poder de policía, en defensa dela comunidad, no
podía demorarse en hacer cesar la contaminación.

En razón de lo expuesto, concluyó el tribunal que el Municipio obró en función del deber de velar
por la salubridad de la población, en forma lícita; mientras que los actores, trocaron su actividad
inicialmente correcta en ilícita al no prever y controlar el impacto ambiental, con el consiguiente perjuicio a
terceros, por lo que rechazó el reclamo indemnizatorio.

El caso llegó a la Corte Suprema provincial, y allí se resolvió utilizando dos principios para justificar
la actividad del municipio: el de prevención y el de precaución. El Dr. Negri expresó: «El municipio obró en
función del deber de velar por a salubridad de la población, es decir, en forma lícita; mientras que los
actores, en cambio, trocaron su actividad inicialmente lícita en ilícita al no prever y controlar el impacto
ambiental, con el consiguiente perjuicio a terceros, por lo que su reclamo indemnizatorio carece de asidero
legal .

Por su parte, el Dr. Hitters señaló: Como sostiene el autor español Luis De la Morena y De la
Morena: `Las leyes ecológicas, ni se promulgan ni se derogan, simplemente se descubren y se acatan. Ello
coloca necesariamente al Derecho-a todos los Derechos, dada la universalidad del fenómeno- en una
posición de dependencia respecto de la Ecología, y a las decisiones que, en aplicación de él, deban tomar
gobernantes y juristas bajo el pie forzado de los informes que, en cada caso, emitan los técnicos de turno´
(«Actividades clasificadas y protección del medio ambiente», enero-abril 1981, Revista de la Administración
Pública, nº 94, Madrid, p. 93). También nuestra doctrina, en «La Protección del Ambiente en la Reforma
dela Constitución Nacional» de Humberto Quiroga Lavié (LL del18/3/1996), se ocupa del tema desde el
ángulo penal, y considero ilustrativa su inclusión para destacar sus nuevas implicancias. Dice el autor que:
«La referencia a la naturaleza abre, a nuestro juicio, un trascendente debate sobre la definición o contenido
del tipo penal ambiental. Porque si el bien jurídico tutelado es no violar las leyes de la naturaleza y éstas no
suelen ser conocidas con precisión sino después de haberse producido una afectación concreta, podríamos
decir que el postulado de la tipicidad como ley previa puede quedar desplazado de esta materia. Si
realmente hay un reenvío de la ley positiva al orden legal de la naturaleza, y este ordenamiento se
encuentra en proceso de descubrimiento y precisión permanente, será difícil aplicar los postulados de la
tipicidad penal, como ley previa, además, a la hora de disponer una condena. Si la ley natural no está
codificada ni escrita, pues se está develando en pericias e investigaciones de impacto abiertas a la
investigación, ¿cómo se compagina el principio de la tipicidad con esta realidad natural que verificamos
fácilmente? (al analizar la segunda parte del art. 41 CN) .

El Juez agregó que, mutatis mutandis, se observa que no sólo en el campo del derecho procesal civil
se abren redefiniciones del pleito y del papel del juez frente a las nuevas realidades circundantes en
materia ambiental sino en todas las ramas del derecho.

CONTRATOS ATIPICOS – DE POOL DE SIEMBRA Y DE MAQUINARIA AGRÍCOLA

El pool de siembra es una modalidad de agricultura asociativa que tiene su antecedente en las
antiguas formas de cooperación entre productores agrícolas que se agrupaban proveyendo unos la tierra y

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

otros las semillas y demás insumos, siendo asesorados por un profesional técnico sobre las mejores formas
de desarrollar el ciclo biológico.

Entre los diversos significados de la voz inglesa pool , el más relevante es el de unión de recursos
con un objeto determinado . Puesto que se habla de pool de siembra , se desarrollaría con el objeto de
llevar a cabo una explotación agrícola.

Sostiene Pigretti que hay pool de siembra cuando una parte (administrador) contrata la utilización
de la tierra a propietarios o titulares legales de uso del suelo y los servicios a contratistas agrícolas, para
efectuar cosechas por medio de gestores o promotores y a su vez obteniendo financiación de inversores. El
proyecto común se lleva adelanta para beneficiar a las cinco partes intervinientes, pero solo la parte
administradora y los inversores asumen el alea agraria o riesgo propio de la agricultura.

Señala el autor citado, que el contrato permite dinamizar y potenciar los esfuerzos de equipos de
profesionales y técnicos, así como también administradores de empresas, que a su vez ordenan las
experiencias de la agricultura intensiva, asegurando a propietarios y contratistas márgenes interesantes
para que éstos brinden tierra y servicios a la actividad. Al mismo tiempo se canalizan las inversiones de
riesgo a corto plazo, financiando operaciones de fácil control y rápido recupero de aportes e intereses, en
un marco de gran dinámica y concentración de medios aptos para desarrollar una agricultura de gran
extensión, alta tecnología y amplia planificación, aunando los recursos con factores apuntados.-

El pool de siembra, aparece como un gran contrato generador de contratos, está alejado de las
forma clásicas como el arrendamiento o las aparcerías. Así, puede haber arrendamiento accidental con el
dueño de la tierra y los administradores, luego un contrato de locación de obra o servicios con los
contratistas rurales, y un contrato de crédito entre los inversores que aportan dinero al proyecto.

Pigretti, al igual que Formento, no individualiza ninguna naturaleza jurídica para el pool de siembra,
pues según sostiene es un conjunto de contratos que se entrelazan. No obstante, el resto de la doctrina
está dividida sobre el asunto:

 Brebbia sostiene que se trata de una modalidad del fondo común de inversión);
 Carranza Torres entiende que el pool puede encuadrarse como un contrato mixto o conjunto de
la ley 13.246, o bien como un plexo de contratos individuales fuera de dicha ley.
 Maieztegui reconoce que el pool puede adoptar múltiples formas, pero que la más segura y
preferible es la del fideicomiso (art. 1, ley 24.441).

Sobre las ventajas de éste tipo de agricultura, el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria)
publicó un informe enumerando las siguientes:

 Permite el aumento de la escala y consecuentemente del poder de negociación.


 Constituye una fuente interesante de recursos para la producción agropecuaria.
 Hace más eficiente el uso de los factores, al aumentar la producción y disminuir los costos.
 No constituye una fuente financiera para los productores, aunque sí para el sector.
 De los agentes del sector, los beneficiarios son los contratistas (bien equipados) y empresas de
servicios.

El contrato de maquinaria agrícola puede caracterizarse como aquel acuerdo de voluntades por el
cual el contratista rural o locador de obra toma a su cargo la realización en un predio cuya tenencia,
posesión o propiedad pertenece a otro (locatario rural), de una o más tareas culturales y obras, o la
11
Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

totalidad de ellas, dirigidas a la obtención de frutos agrícolas y/o su recolección. Estas labores se realizan
mediante la utilización de maquinarias, herramientas o equipos rurales y mano de obra propia de que
dispone, no mediando relación de dependencia con el solicitante. Como contraprestación, el contratista
rural recibe un precio en dinero, un porcentaje de frutos o una cantidad fija de ellos.

El tipo de contrato en análisis resulta ser una locación de obra, ya que el objeto es a obtención de
un resultado, dependiendo de los medios empleados por el contratista para lograr el fin a que se obliga.
Esto se debe a que el locador realiza un trabajo para la otra persona sin estar a su servicio ni bajo su
dependencia y sin poner a su disposición el tiempo de trabajo que no esté circunscripto a la realización de
la obra.

Se trata de un contrato atípico en la mayoría de los casos, puesto Vélez Sarsfield expresó en la nota
del art. 1493 del CC que si el precio en un contrato de arrendamiento consistiera en una cantidad de frutos
de la cosa, no sería locación sino un contrato innominado. Si la cantidad de frutos fuese una cuota
p opo io al, espe to al todo ue p oduz a la osa, se ía u o t ato de so iedad,…

Dado que el contrato se extingue al realizarse la obra, los acordantes suelen pactar en forma verbal
en atención al breve plazo para cumplir por parte del locador con el objeto contratado.

8.2 - DAÑOS Y PERJUICIOS AMBIENTALES

Etimológicamente daño significa causar deterioro, perjuicio, menoscabo, dolo o molestia . El daño
implica siempre la idea de que una persona está peor que antes de que acaeciera el hecho ilícito, ya sea
patrimonial o extra-patrimonial.

Se puede decir, entonces, que el daño ambiental es una especie del género daño resarcible, el que
a su vez se engloba dentro del género más amplio de daño o daño naturalístico, porque no todo daño es
resarcible. El daño resarcible es el primer elemento de la responsabilidad civil. Cuando dicho daño hace
surgir en un sujeto determinado la obligación civil de repararlo, estamos en presencia de un daño
resarcible.

Según el artículo 1737 del C.C y C Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no
reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de
incidencia colectiva.

El daño ambiental es resarcible, ello debido a que participa de todos los caracteres de éste último:

a) Lesión a un interés: se debe lesionar un derecho subjetivo o un interés legítimo, es decir,


frustrar expectativas aseguradas por el derecho. En el caso del daño ambiental, el interés en
gozar de un medio ambiente sano deriva de la CN, por lo que se trata de un derecho subjetivo o
de un interés legítimo cuanto menos.
b) Relación de Causalidad entre el ilícito y el daño: Debe existir una clara relación de causalidad
entre la acción considerada ilícita y el daño padecido. Este es uno de los puntos que más
problemas trae a los ambientalistas porque no siempre es posible conocer con certeza el
carácter dañino del acto en cuestión, o la participación de un sujeto, ya que normalmente la
contaminación ambiental es de autoría múltiple o co-causada.
c) Carácter Personal del daño: El daño es resarcible sólo cuando afecta a la persona que reclama y
no a otra. Se relaciona con el interés protegido. El requisito de personalidad del daño trae más
problemas para la configuración del Daño Ambiental Estricto o Deterioro Ecológico.
Para el modelo clásico de responsabilidad civil, centrado en la culpa y en la represión de
comportamientos ilícitos, solo los individuos que pudieran alegar algún perjuicio personal

12
Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

podrán reclamar. Por eso, el art. 1068 CC dice que hay daño siempre que se causare a otro
algún perjuicio susceptible de apreciación pecuniaria, o directamente en las cosas de su dominio
o posesión, o indirectamente, por el mal hecho a su persona o a sus derechos o facultades

En materia ambiental, se plantea el tema de la titularidad ya que ¿cómo puede invocar


alguien el perjuicio al aire puro, si el aire no es de nadie? Pero la respuesta se encuentra en la
misma letra del art. 1068 del CC, que habla del mal hecho a los derechos. También con el art.
41 de la CN que consagra un derecho subjetivo o interés legítimo de titularidad individual al
medioambiente sano.

Mientras que el nuevo C.C y C soluciona definitivamente dicha dificultad disponiendo en su


artículo 1737 que Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el
ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de
incidencia colectiva.

d) Certeza: El daño resarcible debe ser cierto, o sea, una realidad comprobable. El daño ambiental
también, aunque surge el problema de saber si los daños ya padecidos son efectivamente
causados por la conducta lesiva al medio ambiente por parte de alguien.
Respecto del daño aun no acontecido, la distinción es que se indemniza el daño futuro,
ello es el daño que inexorablemente ocurrirá o sucederá y no un perjuicio eventual, es decir el
daño que no se sabe a ciencia cierta si se concretará o no. Pero en cuestiones ambientales no
siempre es posible saber de antemano las consecuencias futuras de tal o cual acción
supuestamente contaminante. La respuesta para este caso está en el art. 4 de la LGA donde se
establece el principio de prevención, disponiendo que Cuando haya peligro de daño grave o
irreversible, la ausencia de información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para
postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la
degradación del medio ambiente .

e) Subsistencia: Se predica que el daño debe existir al momento de ser resarcido. Con el daño
ambiental sucede lo mismo. Este tipo de daño debe subsistir al momento de ser reparado. Si lo
ha reparado la víctima, ese daño no desaparece y tendrá acción contra quien sea responsable.

Daño Ambiental.-

Es un típico caso de lesión a un interés difuso, que son aquellos cuya titularidad ostenta la
comunidad toda, también denominados de incidencia colectiva. Reúnen los caracteres de pertenencia
común, colectiva, difusa y que corresponden a pluridad de personas indeterminadas.

Nuestra Ley General del Ambiente N° 25.675 define al daño ambiental como toda alteración que
modifique negativamente el ambiente, sus recursos, el equilibrio de los ecosistemas, o los bienes o
valores colectivos.

Define al daño ambiental como una consecuencia de hechos o actos lícitos o ilícitos, en detrimento
no solo del medio ambiente en su conjunto (ambiente, equilibrio de los ecosistemas) sino también de
algunas de sus partes o elementos (sus recursos) y que en la suma, constituyen el daño ecológico, daño al
patrimonio natural, que afecta el agua, aire, suelo, fauna, flora siguiendo los esquemas tradicionales. Pero
se destaca que también contempla a aquél daño recae en los bienes o valores colectivos , incluyendo de
esta forma el patrimonio cultural.

Responsabilidad Ambiental

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La responsabilidad ambiental, como concepto, podemos definirla de una manera suscinta, como la
obligación de resarcir, en lo posible, el daño causado o los perjuicios inferidos a consecuencias de actos u
omisiones que ocasionan afectación ambiental.

Este concepto de responsabilidad ambiental incluye la responsabilidad civil, administrativa y penal,


y dispone que estos puedan concurrir a consecuencia de un solo acto u omisión que infrinja la legislación
ambiental y demás normas legales vigentes, según sea el caso.

La responsabilidad Civil Ambiental es aquella que se deriva del daño o perjuicio causado por una
conducta que lesiona o pone en riesgo el ambiente, sin embargo se concreta en el Daño Ambiental sufrido
por una persona determinada, en su propia persona como consecuencia de la contaminación de un
elemento ambiental.

La responsabilidad administrativa ambiental es aquella que se deriva de la infracción de la norma


ambiental administrativa, sus normas complementarias y su reglamentación, se concreta en la aplicación
de una sanción administrativa por la acción u omisión infractora, y de ella nace la obligación de reparar la
agresión ocasionada, aplicar las medidas de prevención y mitigación, y asumir los costos correspondientes.

La responsabilidad penal ambiental es aquella que se deriva de una conducta tipificada como
delito, y se concreta en la aplicación de una pena por la acción u omisión dolosa o culposa del autor de una
u otra, es estrictamente personal, de interpretación restringida, de irretroactividad vedada, de
voluntariedad presunta (una vez demostrada la relación de causalidad entre el ejecutor o inductor y el
resultado), y es de orden público.

La LGA posee varias disposiciones en la materia, en consonancia con nuestra CN. Primeramente en
el art. 4 de la ley especial se hace alusión al Principio de Responsabilidad, por el cual El generador de
efectos degradantes del ambiente, actuales o futuros, es responsable de los costos de las acciones
preventivas y correctivas de recomposición, sin perjuicio de la vigencia de los sistemas de responsabilidad
ambiental que correspondan.

Posteriormente en el capítulo de título Daño Ambiental el art. 27 dispone que El presente


capítulo establece las normas que regirán los hechos o actos jurídicos, lícitos o ilícitos que, por acción u
o isió , ause daño a ie tal de i ide ia ole tiva … .

Art. 28: El que cause el daño ambiental será objetivamente responsable de su restablecimiento al
estado anterior a su producción. En caso de que no sea técnicamente factible, la indemnización sustitutiva
que determine la justicia ordinaria interviniente, deberá depositarse en el Fondo de Compensación
Ambiental que se crea por la presente, el cual será administrado por la autoridad de aplicación, sin
perjuicio de otras acciones judiciales que pudieran corresponder.

Art. 29: La exención de responsabilidad sólo se producirá acreditando que, a pesar de haberse
adoptado todas las medidas destinadas a evitarlo y sin mediar culpa concurrente del responsable, los daños
se produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de un tercero por quien no debe responder.

La responsabilidad civil o penal, por daño ambiental, es independiente de la administrativa. Se


presume iuris tantum la responsabilidad del autor del daño ambiental, si existen infracciones a las
normas ambientales administrativas.

Art. 31: Si en la comisión del daño ambiental colectivo, hubieren participado dos o más personas, o
no fuere posible la determinación precisa de la medida del daño aportado por cada responsable, todos
serán responsables solidariamente de la reparación frente a la sociedad, sin perjuicio, en su caso, del
derecho de repetición entre sí para lo que el juez interviniente podrá determinar el grado de
responsabilidad de cada persona responsable.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En el caso de que el daño sea producido por personas jurídicas la responsabilidad se haga extensiva
a sus autoridades y profesionales, en la medida de su participación.

Normativa Aplicable al Daño Ambiental

La responsabilidad por el daño ambiental en Argentina, es un fenómeno relativamente reciente ya


que su incorporación al derecho positivo se produce a partir de la reforma constitucional de 1994 con la
inclusión del derecho a gozar de un ambiente sano, conforme al art. 41 de la carta magna.

Dos son las instituciones jurídicas del Derecho Civil que más fueron utilizadas en el pasado para
fundamentar posibles reclamos por pasivos ambientales, antes de la sanción de la LGA:

1. La responsabilidad objetiva por el riesgo o vicio de la cosa


2. El exceso de la normal tolerancia entre vecinos.
La mayoría de la doctrina sostiene que el daño individual, el que se liquida a favor de la persona
dañada, se rige, en principio por los arts. 2618 y 1113 del CC. Obviamente que cuando la culpa está
probada se aplica el art. 1109, desde que dispone que todo el que por su culpa o negligencia ocasiona un
daño a otro está obligado a la reparación del perjuicio

Expresa la Dra. Kemelmajer de Carlucci que el daño de incidencia colectiva o daño ambiental
propiamente dicho se rige por la LGA en su art. 27. Siguiendo al Dr. Lorenzetti la LGA regula el daño
ambiental, pero dejaría fuera de su ámbito de aplicación el daño ambiental individual.

El Dr. Néstor Cafferata, tiene un criterio más amplio, al considerar que la LGA, de carácter tuitivo o
protectorio, en su régimen de Daño Ambiental Colectivo se aplica a todos los supuestos de daño ambiental
colectivo y por analogía, de daño ambiental individual , aunque a en estos casos deberá el intérprete o la
autoridad de aplicación, adaptar la normativa de referencia (para situaciones de daño ambiental de
incidencia colectiva) a los casos de daños más discretos, lesivos del patrimonio concreto, de la persona y
sus bienes por alteración negativa del ambiente, que atacarán o vulneran derechos individuales
fragmentarios.

Una interpretación restringida del ámbito de aplicación de la LGA en casos de daños ambientales
colectivos: 1) Debilita la estructura misma de la ley, atentando contra su real eficacia. 2) Desconoce que a
los fines de regulación normativa el daño ambiental, en definitiva, es una solo, misma y única realidad. 3)
Se olvida que la misma LGA en su art. 30 menciona la persona directamente damnificada como uno de los
sujetos legitimados de obrar, en la acción de recomposición del ambiente dañado.

La cuestión tiene una gran importancia práctica: si se aplica las normas de la LGA a los daños
ambientales individuales entonces podrán invocarse dispositivos protectorios del ambiente (Ej.: mayores
poderes/deberes del Juez, el valor de los dictámenes del Estado sobre el daño ambiental).

Alcances del daño ambiental

a. Daño ambiental directo: cualquier degradación física, química o biológica importante del
ambiente, sin confundir con la lesión a bienes particulares. Es el daño al bien colectivo (al
entorno, paisaje, por ejemplo.). La protección es directa.
b. Consecuencias que el menoscabo al ambiente irradia sobre la persona y su patrimonio. Existe
una protección indirecta al ambiente.
El daño ambiental es un daño de calidad y magnitud distinta a la del Código Civil.-

Siguiendo a Mario Valls cabe destacar que el ordenamiento civil velezano mandaba a reparar el
daño que es susceptible de apreciación pecuniaria que se causara a otro o de manera directa en las cosas

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

de su dominio o posesión; o indirectamente por el mal hecho a su persona, o a sus derechos o facultades
(art. 1068).

El daño que el art. 27 de la LGA manda a reparar es toda alteración relevante que modifique
negativamente el ambiente, el legislador habrá pensado mínima non curat praetor (El superior no ha de
ocuparse de los detalles, de lo mínimo se ocupa el juez).

El tema se relaciona a fin de atribuir la competencia federal, ya que no solo se requiere el acto de
degradación del recurso ambiental, sino que el acto, omisión o situación generada provoque efectivamente
degradación. El juzgador deberá definir en cada caso si la degradación o contaminación que se invoca es
efectiva o no y su decisión puede ser apelada.

Código Civil y Comercial.- Desde la sanción del nuevo ordenamiento civil unificado con el
comercial, en el art. 1737 se ha logrado consagrar legislativamente una definición moderna de daño
resarcible. En el Código de Vélez no existía ningún concepto sobre él, lo que había provocado que fueran las
diversas posturas doctrinarias las que intentaban definirlo. Así, mientras algunos autores lo concibieron
hacia mediados del siglo xix como la "lesión a un bien jurídico", otros, apoyados en concepciones actuales e
imperantes en varios países del derecho continental (Italia, Francia, España), ya lo definían como "la lesión
a un interés jurídico". Esta moderna concepción es la que ha recogido el CCyC. Además, queda claro que el
daño puede ser individual o colectivo. En el individual se afecta un derecho o un interés lícito y no contrario
a derecho que tiene por objeto el patrimonio o la persona; en el colectivo se afecta un derecho o un interés
que recae sobre un bien de incidencia colectiva.

Lamentablemente el Poder Ejecutivo suprimió muchas de las menciones y regulaciones a los


derechos de incidencia colectiva, como ser los arts. 14 y 1745 del Anteproyecto original. Según el art. 14 del
Anteproyecto de Código Civil, los derechos pueden ser: a) derechos individuales; b) derechos individuales,
si existe una pluralidad de afectados individuales, con daños comunes pero divisibles o diferenciados,
generados por una causa común; c) derechos de incidencia colectiva, que son indivisibles y de uso común.
Todas estas clases de daños pueden ser incluidas en la definición legal del art. 1737. En el caso de intereses
de incidencia colectiva será un poco difícil su planto por falta de reglas procesales. Sin embargo puede
aplicarse, hasta que se adecuen los códigos procesales, la doctrina sentada en " Halabi".

En cuanto a la prueba la LGA categoriza a los dictámenes de organismos gubernamentales con


misma fuerza probatoria que los informes periciales (art. 33) Contribuyendo a afrontar con recursos del
Estado las medidas probatorias que muchas veces resultan inaccesibles para el común de la población

No obstante no existir inversión de la carga de la prueba en esta materia, y evidenciando la


dificultad existente para probar el daño ambiental, lo adecuado y realmente beneficioso sería aplicar la
teoría de la carga probatoria dinámica, según la cual quien debería desplegar la actividad probatoria es
aquella parte que se encuentre en mejores condiciones técnicas, económicas, jurídicas o fácticas.

Respecto al cumplimiento de la condena al dañador a recomponer el ambiente, y ella es el pago de


una suma de dinero por resultar imposible o extremadamente dificultosa la reparación en especie, no se
presentan inconvenientes prácticos, ya que una vez que la sentencia pasó en autoridad de cosa juzgada, si
el deudor no cumple, queda habilitada la ejecución forzada.

Pero si en la sentencia el juez ordena al responsable hacer cesar el daño y rehabilitar o recomponer
el ambiente que dañó, la ejecución se rige por las normas del cumplimiento de la condena de hacer. No se
advierte inconvenientes en que para hacer efectivo el mandato judicial se disponga la aplicación de
astreintes, como medio de coacción eficaz para evitar que se consumen conductas idénticas en el futuro y

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

para constreñir al obligado a dar cumplimiento con la manda judicial, pues muchas veces no será posible la
ejecución por un tercero a costa del deudor.

En los casos en que es posible condenar al dañador a recomponer en especie el perjuicio causado al
entorno, es preciso que la sentencia establezca un plan de seguimiento para verificar el estricto
cumplimiento de la manda. Por supuesto, como por lo general son operaciones técnicas complejas y
costosas, es preciso contar con el auxilio de peritos idóneos y también, fundamentalmente con la
participación y asesoramiento de los organismos especializados de la Administración Pública, como
también de entidades científicas o establecimientos especializados tanto nacionales como internacionales,
quienes estarán en condiciones de ejercer una vigilancia activa mientras dura el proceso de restauración,
esto es, de realizar una verdadera auditoría e informar el tribunal sobre sus resultados.

Finalmente y en cuanto a los efectos de la sentencia, se establece que la que resulte favorable hará
cosa juzgada y poseerá efecto erga omnes , a no ser que la acción sea rechazada aunque sea parcialmente
por cuestiones probatorias. Con ello se deja abierta la posibilidad de reapertura ilimitada de procesos con
el consiguiente costo judicial.

El término cosa juzgada debe entenderse en su aspecto material como formal, impidiendo que vuelva a
tratarse en el mismo proceso o uno posterior la cuestión planteada. El efecto erga omnes implica el lógico y
necesario beneficio que excede la relación entre el demandante y el demandado, para alcanzar al resto de
la comunidad.

Derechos del Minero

De la Internación en Labores Ajenas

Art. 102. – El dueño de una pertenencia no puede avanzar labores fuera de sus límites y
penetrar con ellas en pertenencia ajena, aunque vaya en seguimiento de su criadero.

Pero, cuando el criadero contenga mineral, hay derecho para internarse por la latitud hasta
el punto en que las labores de una y otra pertenencia se comuniquen.

Lo mismo sucederá cuando antes de haber pasado los límites de la pertenencia, se


descubra el mineral.

Para usar de estos derechos deberá darse aviso al colindante de la aproximación de las
labores y del propósito de internarlas.

Los minerales que se extraigan de la internación se partirán por mitad con el colindante, lo
mismo que los costos.

La ley otorga a cada concesionario espacios definidos y exclusivos para desarrollar su


actividad productiva.

El principio tiene vigencia cuando el minero pretende salirse de sus pertenencias por la corrida de
la veta o por el lado opuesto del recuesto o por cualquiera de las líneas confinantes sin llevar veta en mano,
o sea cuando sólo va en busca del criadero desaparecido. En todos estos casos, el derecho del minero
acaba en los planos verticales demarcatorios de la concesión.

La solución es distinta cuando los trabajos se llevan siguiendo el criadero en su recuesto, es decir,
con mineral en mano. La ley ha reconocido el derecho del minero a internarse con sus trabajos en
pertenencias ajenas hasta que las labores de ambos concesionarios se comuniquen. Lo mismo ocurre si

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

antes de transponer los límites fijados al recuesto, se descubre mineral. Estos son los únicos casos de
internación de labores autorizados.

La ley presume que resulta improbable y hasta antieconómico que el minero internado pueda
explorar la veta proveniente de la mina vecina, iniciando trabajos desde la superficie. Diferente es cuando
la internación pretende operarse desde la corrida, en este caso, no existe el mérito del minero que avanza
en profundidad siguiendo el recuesto de su veta ni razones de orden técnico y económico que la
justifiquen, ya que en aquel supuesto el dueño de la mina vecina está en iguales condiciones de explotar
esta parte de la veta que se interna en sus pertenencias.

En los no vetiformes, los lenticulares y los diseminados, la internación no podría llevarse a cabo por
ninguna de las líneas perimetrales de las pertenencias, ya que dejaría de existir el fundamento técnico y
económico que la ampara.

La expresión latitud no resulta clara. El requisito es que la internación se produzca por el recuesto y
no por la corrida de la veta o contra su recuesto. Y no por la corrida de la veta o contra su recuesto. La
única expresión exacta, en realidad, es el recuesto.

Nadie mejor que el minero invasor, dijimos, para continuar explotando el mineral que lleva en
mano. Esta situación favorable al internante se mantiene mientras su labor no se comunique con las de la
mina internada. Alcanzando este punto, la internación debe cesar. El internado, además, tendría la ventaja
de explotar en pertenencia propia.

El aviso de la internación debe ser antes que las labores hayan avanzado más de 10 metros del
límite de la concesión. Traspuesta, se presume mala fe y no habrá derecho a partir los minerales ni los
costos. Debe ser fehaciente.

Art. 103. – La comunión de gastos y productos durará mientras el dueño de la pertenencia


ocupada comunique sus labores.

Llegado este caso debe cerrarse la comunicación entre ambas minas, a petición de
cualquiera de los interesados, en el punto de la línea divisoria.

No es la comunión de gastos y productos la que cesa, sino la explotación del invasor, que no podrá
continuarla bajo ningún concepto ni aun ganando lo que corresponde a su veta y que son diferentes las
especies minerales de una y otra. El artículo debió decir mientras no comunique sus labores.

Art. 104. – No dándose oportunamente el aviso, el invasor entregará al invadido todos los
minerales extraídos, sin derecho a cobrar los costos.

Se considera inoportuno el aviso, cuando no se ha comunicado antes de que las labores


internadas hayan avanzado más de DIEZ (10) metros.

El aviso no tiene formalidad establecida, debe ser fehaciente y oportuno. La falta de aviso no
significa la pérdida de la comunidad de productos futuros.

Art. 105. – No hay obligación de hacer restitución ni participación alguna de los productos
de una internación entre minas que no han sido demarcadas o cuyos linderos no se conserven.

Pero el dueño de la mina que se considere invadida puede pedir la mensura, y en su caso,
la reparación o reposición de los linderos.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Desde el día en que se haga saber esta petición al dueño de la mina invasora, se
considerará determinada la línea divisoria.

Sellados los remates de las labores denunciadas, podrán continuarse sin otra
responsabilidad que la de entregar, previo el pago de los costos, la mitad de los minerales extraídos
en la continuación de esas labores, si resultaren internadas.

Mientras no se mensuren las minas o no se repongan los linderos borrados, puede decirse que no
existe mina invasora ni inválida. Subsanada esta situación regirá la comunidad de gastos y productos para el
futuro, pero no con respecto a los minerales ya extraídos, aunque las labores resulten internadas.

Art. 106. – Cuando las minas no se encuentran en estado de recibir mensura y sus dueños
han colocado linderos provisorios para determinar sus pertenencias, estos linderos servirán de base
para el aviso y demás efectos consiguientes.

Pero, practicada la mensura y demarcación legal, los derechos de las partes se arreglarán a
los nuevos linderos, haciéndose las correspondientes restituciones.

No tendrá lugar lo dispuesto en los incisos anteriores, después de vencidos los plazos
fijados por la ley para la ejecución de la labor legal.

Cuando no se fijan linderos provisionales, existe desinterés en el invadido y no hay lugar a efectuar
restituciones.

Tampoco puede reclamarse la comunidad, aunque existan linderos provisionales, después de


treinta días de vencido el plazo para la ejecución de la labor legal, por cuanto el invadido debió transformar
estos linderos en definitiva, mediante la petición de mensura.

Art. 107. – Todo dueño de pertenencia puede solicitar permiso para visitar la colindante, con
el fin de tomar datos útiles para su propia explotación, o con el de evitar perjuicios que los trabajos
de la vecina le causan o están próximos a causarle.

El solicitante expresará clara y circunstanciadamente los datos que se propone tomar y los
perjuicios recibidos o que teme recibir.

La autoridad encontrando justo y fundado el motivo, otorgará el permiso únicamente con


relación a las labores inmediatas a la pertenencia del interesado.

La visita a las minas colindantes puede tener por objeto recoger datos geológicos, programar
labores auxiliares o prevenir internaciones, inundaciones, hundimientos de terreno o un perjuicio
cualquiera. A falta de acuerdo de partes, la autoridad puede autorizar la visita. Este derecho debería ser
más amplio y comprender no sólo las minas colindantes, sino también las próximas, ya que ningún perjuicio
puede causar a la mina sirviente y, en cambio, permitiría obtener datos sobre estructuras geológicas,
características de la mineralización, nivel de agua y otras informaciones valiosas para encarar los trabajos
en forma apropiada y con economía.

Art. 108. – Cuando en virtud de causas suficientes y justificadas, necesario practicar


reconocimientos y mediciones de las labores indicadas, la autoridad lo permitirá aceptando el perito
que se proponga o nombrando otro, si el dueño de la mina rehusare el propuesto.

Tendrá éste derecho a una completa indemnización; y si de las operaciones ha de resultarle


un grave e irreparable perjuicio, a que se retire el permiso.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La visita señalada puede ser complementada con la necesidad de obtener datos técnicos útiles a las
labores vecinas. El concesionario no puede oponerse, salvo que los trabajos le ocasionen grave e
irreparable perjuicio. Este derecho debería extenderse a las minas próximas.

De la ampliación o acercamiento de las pertenencias

Art. 109. – Ampliar una pertenencia es agregarle otra pertenencia igual en forma y
dimensiones.

Hay derecho a la ampliación cuando las labores subterráneas de la pertenencia se hubieran


internado o estuviesen próximas a internarse en terreno vacante.

Se entiende que las labores están próximas a internarse cuando distan CUARENTA (40)
metros o menos, del límite fijado a la pertenencia en su demarcación.

El pedimento con su proveído se registrarán en el libro de las manifestaciones y se


publicará por medio de un aviso en el periódico que designe la autoridad, y de un cartel que el
escribano fijará en las puertas de su oficina.

La ley acuerda concesiones de superficies determinadas calculadas sobre un número de


pertenencias suficiente.

Sólo en condiciones muy excepcionales, se permite el aumento de la concesión, cuando es


necesaria mayor superficie para asegurar la prosecución de los trabajos llevados en determinadas
condiciones técnicas o como sustitutivo de las servidumbres.

La incorporación a una concesión existente, de una o más pertenencias de la misma forma y


dimensiones se denomina ampliación.

Para que proceda es indispensable que se reúnan determinadas condiciones técnicas. En primer
lugar, es necesario que las labores subterráneas se hayan internado o estén próximas a internarse en el
terreno objeto de la ampliación. En segundo lugar, la ampliación puede realizarse por las líneas de latitud o
de longitud de las pertenencias y no sólo por la línea de latitud, siempre que recueste, en dirección al
terreno vacante, alguna de las vetas en actual trabajo y esas labores se encuentran a una distancia
horizontal no superior a 40m del límite de la pertenencia. E este efecto debe considerarse vacante el
terreno ocupado por un permiso de cateo.

Puede solicitarse, en forma simultánea, la ampliación de varias pertenencias sobre el recuesto


inmediato a las pertenencias de la mina si se demuestra, con respecto a la zona, que se cumplen las
condiciones técnicas señaladas.

La solicitud de ampliación deberá expresar los hechos en que se fundamenta y la dirección del
terreno que se pretende ocupar.

El régimen de ampliación de pertenencias ha perdido importancia al multiplicarse el número de


éstas. En el caso de aplicarse la ampliación, la pertenencia que se agregue podrá multiplicarse por 10, 5 o 2,
según la sustancia. La ampliación, de este modo, podrá tener una superficie superior a la de la propia mina
ampliada.

Art. 110. – Para que la ampliación tenga lugar es necesario que se internen o aproximen las
labores llevando criadero en mano.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La expresión criadero o veta en mano, significa que el minero avanza en beneficio, extrayendo el
mineral. La ejecución de labores en estéril equivaldría a autorizar una empresa de exploración por medio
de labores subterráneas.

Art. 111. – Las DOS (2) pertenencias formarán un sólo cuerpo, una sola mina.

Los linderos correspondientes a la línea de contacto con el terreno vacante, se removerán y


colocarán en los nuevos límites.

Esta pertenencia unificada, de superficie extraordinaria, no es aceptada por el art. 223 del Código
que, a los efectos del pago de canon minero, la considera doble, o múltiple cuando un número mayor se ha
to ado e vi tud de lo dispuesto po la efo a del 93.

Art. 112. – La diligencia de mensura y demarcación se practicará citando los lindantes con
el terreno vacante; y se anunciará con TREINTA (30) días de anticipación en la misma forma que la
publicación del registro.

Dentro de estos TREINTA (30) días y hasta el acto de la diligencia, deberán presentarse
todas las reclamaciones, que no serán atendidas después de ese plazo y de ese acto.

La petición de mensura debe efectuarse en los términos del art. 81 y ss. Además de las
publicaciones de rutina deberá citarse personalmente a los colindantes con el terreno vacante.

Colindante es aquel cuyas pertenencias mensuradas o en trámite de demarcación tienen o pueden


tener líneas de contacto con la pertinencia ampliada. No incluye, por consiguiente, a los concesionarios
vecinos o próximos.

Art. 113. – Hay derecho a una nueva ampliación cuando las labores del terreno anexado se
hubiesen internado o estuviesen próximas a internarse en terreno vacante.

La nueva o nuevas pertenencias tendrán la forma y dimensiones de la originaria y no la de la


pertenencia doble o múltiple a que se agregan. En definitiva, la segunda ampliación conducirá a una
pertenencia triple o múltiple y así sucesivamente.

De la mejora de las pertenencias

Art. 114. – El minero puede pedir el cambio parcial del perímetro de su pertenencia en
cualquiera dirección de sus líneas confinantes, habiendo terreno franco. Este cambio constituye la
mejora.

La mejora supone pertenencias demarcadas. El cambio de posición de una pertenencia demarcada


se propone favorecer el trabajo minero y puede ser solicitado en cualquier tiempo, sin perjuicio de
terceros. Existe este perjuicio cuando el terreno que se pretende tomar está comprometido para otras
mensuras o con trabajos de exploración que deban abandonarse.

La mejora o corrección del perímetro de una mina es la consecuencia necesaria de un yacimiento


insuficientemente investigado a través del mecanismo de la labor legal prescripto por el Código. Puede
resultar de utilidad cuando se trata de modificar la posición de una mina, o de una pertenencia,
inconvenientemente situada a causa de la insuficiencia de información en el momento de su mensura.

Art. 115. – En el cambio o mejora de pertenencia se abandonará una extensión de terreno


igual a la que se toma; pero conservando dentro de los nuevos límites la labor legal.

21
Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La mejora puede originar un desplazamiento sustancial de la figura geométrica de la o las


pertenencias. Sin embargo, el terreno correspondiente a la labor legal debe conservarse dentro de los
nuevos límites. Esta exigencia hace a las bases de constitución de las pertenencias.

La pertenencia mejorada no pueda tener mayor superficie que la originaria. Pero las razones
técnicas que fundamentan la mejora pueden aconsejar, al mismo tiempo, la corrección de las líneas de
latitud conforme al art. 80 y producir un aumento en la extensión del terreno, que debe permitirse cuando
no existe perjuicio de terceros.

De las demasías

Art. 116. – Demasía es el terreno sobrante entre DOS (2) o más minas demarcadas, en el
cual no puede formarse una pertenencia.

Es común, en los distritos de gran concentración minera, que al demarcarse las minas queden entre
ellas espacios intermedios e irregulares en los cuales no pueda constituirse una pertinencia independiente,
con las medidas mínimas.

Estos espacios intermedios, que restan como sobrantes y que por su reducida superficie no se
prestan a una explotación autónoma, se denominan demasías. Resulta conveniente que dichas áreas, en las
que existe posibilidad de hallazgo de nuevos criaderos, se incorporen a la actividad de las minas colindantes
aun cuando no se cumpla, respecto de ellas, la condición de demostrar previamente la existencia del
mineral que se exige para el otorgamiento de las concesiones.

Las demasías son también el resultado de la insuficiencia de la investigación del yacimiento, que
debe preceder a su mensura. Es fácil que aparezcan sobrantes de terreno en torno a la mina mensurada, o
terrenos con mejores expectativas mineras, cuyo destino se trata de adjudicar mediante el sistema de
demasías, mejora y otras instituciones análogas.

Art. 117. – Las demasías comprendidas entre DOS (2) minas situadas en la corrida o
longitud del criadero corresponden exclusivamente a los dueños de esas minas.

La primera regla de adjudicación corresponde a las demasías que se forman en la corrida o longitud
del yacimiento, entre dos minas demarcadas.

Lo regular, al mensurarse dos minas, es que la línea de longitud de sus pertenencias se tome a lo
largo de la corrida del criadero, siguiendo la norma general del art. 77. Esta posición normal de las
pertenencias puede generar la demasía a que se refiere el artículo, la que se denomina también de
cabecera, por quedar ubicado al sobrante entre las cabeceras de ambas minas. En este caso, la demasía se
adjudica por mitades entre esas minas.

Art. 118. – La demasía entre las líneas de aspas de DOS (2) o más pertenencias se
adjudicará a aquella o a aquellas minas cuyas labores, siguiendo el criadero en su recuesto, se
hayan internado o estén próximas a internarse en el terreno vacante.

Se entenderá que las labores están próximas a internarse, cuando hubieren avanzado hasta
la mitad de la cuadra correspondiente al recuesto del criadero.

Se consideran en el mismo caso desde que disten TREINTA (30) metros del límite de la
cuadra.

22
Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La segunda regla de adjudicación corresponde a las demasías situadas en la inclinación, echado o


recuesto de los criaderos.

La expresión línea de aspas debe tomarse con reserva. Aspas, en el léxico minero antiguo, indicaba
cualquiera de las líneas que delimitaban las pertenencias. Pero con más precisión, la palabra aspas
señalaba la línea de latitud cuya extensión delimitaba el recuesto del criadero el que a su vez era cortado
en profundidad por el plano correspondiente a la línea de longitud que une los extremos límites de aquella
línea. El Código debió referirse a demasías sobre el recuesto, porque la ubicación de las líneas de aspas o de
latitud pueden variar según el solicitante haya hecho uso o no de la facultad dada por el art. 79 para ubicar
su mina. La inclinación, echado o recuesto, en cambio, es un hecho inmutable.

La demasía sobre el recuesto se adjudica a la mina o minas que, avanzando en dirección a la


inclinación de la veta, están próximas a internarse en el terreno de la demasía. Son condiciones de
adjudicación: a) Que el solicitante lleve criadero o veta en mano, es decir, no trabajando en estéril; b) Que
las labores hayan llegado a la mitad de la cuadra correspondiente al recuesto del criadero, que es la mitad
de la parte de la línea de latitud que corre sobre el recuesto. Existe una distancia mínima de 30m que hace
presumir la inmediata internación en terreno vacante.

Art. 119. – Fuera de los casos de internación realizada o próxima a realizarse, se distribuirá
la demasía entre todas las minas colindantes en proporción de sus respectivas líneas de contacto
con la demasía.

Cuando los criaderos son divergentes, en relación con la demasía, no existe razón técnica y
económica que justifique la prioridad de un colindante sobre otro. La adjudicación se realiza, en este caso,
en proporción a las líneas de contacto con la demasía, independientemente de la superficie que
corresponda a cada concesión.

Art. 120. – Adjudicada la demasía en parte o en todo, se incorpora a las respectivas


pertenencias.

La petición de demasía puede efectuarse en cualquier tiempo a partir del momento en que se
hayan mensurado las minas que le dan origen y cumplido los presupuestos básicos de cada pedido.

La solicitud debe seguir el procedimiento señalado para las ampliaciones. En estos últimos casos, la
petición versa sobre terreno vacante y no se presume la existencia de terceros afectados. El supuesto de
demasías hace indispensable, en cambio, una mayor severidad en los procedimientos para garantía de los
extraños.

En relación al pago del canon, la demasía es considerada como una pertenencia completa.

Art. 121. – Cuando el terreno sobrante en la corrida del criadero mide CIENTO
CINCUENTA (150) metros o más de longitud, se considera como nueva mina, y se concede al
primer solicitante.

El caso previsto es una excepción a la regla del art. 117 que adjudica demasías ubicadas en la
corrida del criadero a las minas situadas en ellas.

Se considera que una demasía que posee 150m o más de longitud constituye campo suficiente de
explotación que posibilita la instalación de una empresa independiente. La longitud se refiere a la que
corresponde a la pertenencia tipo o unidad de medida de 300m de longitud normal.

23
Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Podrá ser una nueva mina cuando se registra un criadero nuevo en sus límites y la solicitud obedece
a este descubrimiento.

Art. 122. – Cualquier persona podrá constituir una mina nueva en la demasía por renuncia o
cesión de todos los colindantes, o por no ocuparla con alguna obra o trabajo verdaderamente útil,
UN (1) año después de requeridos al efecto.

Esta disposición tiene lugar en el caso de no hallarse las demasías incorporadas a las
minas colindantes.

La parte del colindante que renuncia, que cede o que pierde su derecho, acrece a la de los
otros colindantes.

Para que pueda constituirse una mina independiente, la renuncia, expresa o tácita, debe ser total.
La renuncia tácita se opera cuando no existe respuesta al requerimiento, que a pedido de un tercero
interesado debe formular la autoridad. De no existir sanción, en este caso, la demasía quedaría expuesta a
una perpetua inactividad frente a la falta de interés o petición de los colindantes.

Art. 123. – El minero que mejora su pertenencia no tiene derecho a la demasía que
resultare.

Ello es lógico, de otro modo el concesionario obtendría un acrecentamiento indebido de la


superficie de sus pertenencias.

De los Socavones

Art. 124. – Los dueños de una o más pertenencias que se propongan explotarlas por medio
de un socavón, que principie fuera de sus límites o salga de ellos, pero en terreno que no
corresponda a pertenencia ajena, darán aviso a la autoridad, expresando la situación y extensión
del terreno que debe ocuparse, y el nombre y residencia de los propietarios.

Estos serán notificados para que, en el plazo de VEINTE (20) días, deduzcan sus derechos
por los perjuicios que inmediatamente les ocasione la apertura del socavón, y pidan fianzas si
hubiere peligro de ulteriores perjuicios en la continuación de los trabajos.

Los propietarios cuya residencia se ignore, o que la tengan fuera de la jurisdicción de la


autoridad minera, serán citados por medio de un edicto fijado en las puertas del oficio del escribano,
y de un aviso publicado por TRES (3) días en el periódico que designe la autoridad.

En este caso el plazo para comparecer, y en virtud de cuyo transcurso se concederá el


permiso, es de TREINTA (30) días.

Socavón es toda galería de nivel inferior abierta para dar acceso al yacimiento con fines de
exploración, explotación, iluminación, acarreo, ventilación y desagüe.

Se trata de obras costosas constituyendo, en la mayoría de los casos, labores auxiliares que se
ejecutan en el curso de una exploración o explotación.

Cuando se realizan dentro de los límites de una pertenencia o de un permiso de cateo por el propio
titular, no requieren autorización alguna, es uno de las tantas labores que el concesionario puede ejecutar,
en cuyo caso será suficiente la servidumbre de socavón y no la concesión, en los términos de este artículo.

Cuando en cambio, las obras del socavón principian o continúan fuera de los límites de
pertenencias ajenas o se trata de carácter general que benefician la explotación de varias minas o se labran

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

con fines de exploración o reconocimiento en los terrenos vacantes, su ejecución requiere el otorgamiento
de concesión previa por la autoridad.

El primer caso de socavón es el más simple: socavón particular de explotación emprendido por el
propio concesionario para beneficio de sus pertenencias. La intervención de la autoridad, a los efectos de la
concesión del permiso, está determinada por principiar o continuar la obra en terreno vacante. El
procedimiento se reduce a notificar a los propietarios del suelo la solicitud de la obra para que deduzcan
sus derechos y eventualmente pidan fianza por los perjuicios que puedan ocasionar los trabajos.

Los titulares del permiso o concesión del socavón tienen las obligaciones y derechos que señalan
los arts. 131 y 135 del Código. Deberán abonar el canon de $40 por año, sin perjuicio del que corresponda a
las minas que el concesionario adquiera conforme a lo dispuesto en los arts. 133 y 134. Cuando se trata de
socavones de explotación están obligados a invertir el capital en un monto equivalente a 300 veces el valor
del canon anual.

Art. 125. – Cuando los trabajos deban principiarse o continuarse en terreno de minas
ocupadas, se solicitará permiso de la autoridad, declarando el nombre y residencia de los dueños de
esas minas, la situación y extensión del terreno y la dirección, longitud y capacidad del socavón.

La autoridad, previa la citación de los interesados y la comprobación de que la obra es útil y


practicable, otorgará el permiso y ordenará su registro y publicación.

Contempla el mismo caso del artículo anterior: de un socavón particular de explotación


emprendido por el propio concesionario para beneficio de sus pertenencias, pero que debe principiar o
continuar en terreno ocupado por otras minas.

Pueden coincidir dos empresas de utilidad pública, de allí que se exija además de la notificación a
los interesados, la comprobación de que la obra es útil y realizable para que pueda acordarse el permiso.

Art. 126. – Los dueños de las minas situadas en la dirección del socavón, podrán oponerse
a su ejecución en los VEINTE (20) días siguientes al de la notificación hecha en su persona o en la
de sus administradores, o por publicación de avisos en su caso, siempre que se inutilice o se haga
sumamente difícil y costosa la explotación de sus minas.

Sin embargo, si reconocida la utilidad de la empresa y la conveniencia del plan propuesto,


no pudieran introducirse modificaciones sin contrariar el objeto de la obra, o sin hacerla menos útil, o
haciéndola más costosa y difícil, la autoridad permitirá que se lleve a efecto, no obstante la
oposición.

Lo mismo sucederá si las minas interesadas en la apertura del socavón, tuviesen mayor
importancia que la mina o minas de los opositores.

Pero deberán pagarse previamente todos los perjuicios, u otorgarse la competente fianza
mientras se hace la estimación.

Las minas afectadas sólo pueden invocar causales graves para oponerse al progreso de la obra. No
podía ser de otro modo si se perciben los beneficios que estos trabajos, generalmente, costosos, reportan
una explotación minera.

Art. 127. – La autoridad, al conceder el permiso, hará en el plan presentado por el


socavonero las modificaciones necesarias para dejar establecida la posibilidad y utilidad de la obra,
para que tenga la seguridad conveniente y para hacer efectivos los derechos reconocidos a los
dueños de minas.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Las modificaciones de la autoridad no pueden hacer la obra más difícil y costosa. En este caso regirá
para el promotor la opción a su favor que señala el artículo precedente.

Art. 128. – Cuando se pretenda abrir socavones generales que comprendan una vasta
región mineral, por personas que no tengan minas propias que habilitar, es necesario el
consentimiento de los dueños de las pertenencias que deban ocuparse.

Pero, los dueños de las que han de ser habilitadas pueden dar participación en la empresa
a personas extrañas.

En este supuesto el promotor de la obra es un empresario independiente que carece de minas


propias y sólo se propone prestar un servicio a las minas atravesadas por la obra, obteniendo de ellas un
beneficio. Por ello el consentimiento de las minas ocupadas resulta forzoso, ya que son sus dueños los
únicos árbitros de la conveniencia de este servicio. La falta de consentimiento no podría suplirse, entonces,
por la autoridad, so pretexto de que la obra reportaría ventajas al distrito.

Art. 129. – Cualquiera persona puede abrir un socavón de exploración o reconocimiento de


terreno vacante previo el cumplimiento de lo que dispone el Artículo 124.

En la solicitud declarará la longitud y latitud del terreno que necesita para practicar sus
reconocimientos, y tendrá en él los derechos de explorador establecidos en el Título III.

Regirá para él lo dispuesto en el Artículo 133 respecto de los criaderos que encuentre en
profundidad.

Se trata de socavones de exploración o reconocimiento realizados en terreno vacante y no de


socavones de explotación para favorecer minas existentes. El socavonero es un verdadero explorador en
este caso, que goza los beneficios del titular de un permiso de exploración o cateo ordinario. Sin embargo,
la longitud del permiso será la de la obra del socavón y su ancho el de 1000m a ambos lados de la obra.
Frente a la falta de disposición de la ley, corresponderá a la autoridad determinar si plazo de vigencia del
permiso que, en atención a la envergadura de estas obras, debe ser necesariamente mayor al de los
permisos ordinarios de cateo.

Art. 130. – El empresario no puede alterar la dirección y dimensiones del socavón ni


ninguna de las condiciones de la concesión, sin permiso de la autoridad que lo otorgará previo
informe del ingeniero.

En el caso de contravención, se suspenderán o rectificarán los trabajos, y se harán las


necesarias reparaciones, todo a costa del empresario.

Sólo se contempla los casos de socavones de explotación que atraviesan pertenencias ajenas, cuyas
condiciones de ejecución no puede alterar el titular por su única voluntad.

Art. 131. – Las obligaciones de todo concesionario de socavón en terreno franco, se limitan
a las que imponen la seguridad de la obra y de los obreros, y a lo relativo al orden y policía de las
minas.

En terreno franco los únicos afectados pueden ser el superficiario y las obras civiles o mineras
vecinas o próximas. Las obligaciones del titular del socavón, en estos casos, se limitan a la observancia de
los reglamentos de policía y de seguridad de los trabajos.

Art. 132. – Si en el curso de sus trabajos encuentra el socavonero un criadero


correspondiente a pertenencia ajena, lo explotará sin variar la dirección ni las dimensiones de la
obra.
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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los minerales extraídos se entregarán al dueño de la pertenencia, pagando éste los gastos
de explotación y acarreo.

Se contemplan los socavones de explotación labrados en pertenencia ajena, previstos en los arts.
125 y 128. El criadero descubierto no es nuevo sino el mismo que explota desde la superficie el titular de la
pertenencia. No existe por tanto, mérito en el socavonero.

Art. 133. – El socavonero goza de los privilegios de descubridor los criaderos nuevos que
siguiendo su labor, encuentre en terreno vacante.

Estas pertenencias se demarcarán en la superficie con arreglo a la situación, dirección y


demás circunstancias del criadero, reconocidas en profundidad.

El titular de un socavón de explotación o exploración en terreno vacante, goza de los mismos


derechos que los descubridores en los criaderos que descubran dentro del ámbito del permiso. Estas obras
son generalmente de costo elevado, y justifican el tratamiento favorable que se les dispensa.

Art. 134. – El socavonero tiene derecho a explotar el criadero nuevo que encuentre en
pertenencia correspondiente a otro criadero registrado en la superficie, abriendo nuevas labores en
seguimiento del nuevo criadero y aprovechando exclusivamente los minerales que extraiga.

Cesa este derecho desde el momento en que las labores de la mina se comuniquen con las
del socavón.

Aquí el socavonero encuentra un criadero nuevo y puede suponerse, con fundamento, que los
trabajos de la mina no habrían llegado nunca a esa zona o lo harían siempre después del socavonero.
Existe, en este caso, un mérito que premiar, por lo que se faculta a éste a apropiarse de la totalidad de los
minerales extraídos correspondientes a ese criadero, y aun, a demarcar una concesión superpuesta, según
art. 221 del Código. El derecho podrá ejercerse hasta que las labores del socavonero comuniquen con las
de la superficie porque, desde ese momento, ambos concesionarios se encuentran en igualdad de
condiciones para proseguir los trabajos en el criadero nuevo, prefiriendo la ley, en este caso, al titular de la
concesión más antigua que explota en pertenencia propia.

Es una excepción al principio del art. 99 que prohíbe la demarcación de concesiones superpuestas,
fuera de los casos estudiados de insuficiencia de terreno para demarcar concesiones solicitadas
simultáneamente.

Art. 135. – El permiso para labrar un socavón en terreno franco comprende el permiso para
explorar una superficie de MIL (1.000) metros a cada uno de los lados y en toda la longitud
concedida al socavón.

El empresario podrá denunciar y registrar preferiblemente las pertenencias abandonadas


que en ese espacio se encuentren.

No obsta esta preferencia al denuncio de un tercero cuando la obra del socavón ha sido
terminada o abandonada; o cuando habiéndose avanzado los trabajos más allá del perímetro
correspondiente a esas pertenencias, hayan transcurrido CINCUENTA (50) días sin que se haya
hecho uso de ese derecho.

El socavonero puede instalar en superficie toda clase de obras y trabajos, además de las propias del
socavón, como corresponde a cualquier explorador ordinario y goza de la facultad de gravar con
servidumbres el suelo y los bienes de la superficie para las necesidades de estos trabajos.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Puede denunciar las pertenencias abandonadas que se encuentren en la zona de exploración anexa
a la obra del socavón, respecto de las cuales goza de preferencia por estar en zona de influencia de esa
obra. La preferencia deberá ejercerse frente a la solicitud de adjudicación formulada por un tercero.

Art. 136. – Tienen derecho a servirse del socavón, sin perjuicio de los derechos del
socavonero, los dueños de las pertenencias atravesadas.

Los dueños de minas que de cualquier manera aprovechan los servicios del socavón, pagarán al
empresario una cantidad en dinero que se determinará por peritos, en consideración a los servicios que se
presten, a los gastos que esos servicios ocasionen, al beneficio que el minero reciba y a los costos que
economice.

La ley no ha querido restringir el derecho de otras minas de servirse de estas obras, sino más bien
reforzar el derecho de las minas atravesadas a utilizar estos servicios. Los titulares de las minas colindantes
o próximas que deseen servirse de las obras del socavón deberán solicitar la constitución de servidumbre,
que tendrán las limitaciones que fija el art. 149 del Código.

Art. 137. – Los dueños de las minas atravesadas suspenderán todo trabajo a distancia de
CUATRO (4) metros de la labor o claro del socavón.

Pero cuando se trate de arrancar minerales, de abrir una comunicación o de cualquier


trabajo útil, se dará aviso a la autoridad para que con el informe del ingeniero, determine el espesor
del macizo, o declare la clase de fortificaciones que deben reemplazarlo.

Los gastos serán de cuenta de los dueños de las minas.

La limitación aparece severa para los propietarios de las minas. Debe recordarse que, a veces, las
obras no se hacen para beneficio general sino para provecho de una mina. No habría razón, en este caso,
para poner a cargo de los dueños de las minas atravesadas el pago de los gastos y no reconocerles lucro
cesante.

De la formación de Grupos Mineros

Art. 138. – Los dueños de DOS (2) o más minas contiguas pueden constituir con ellas una
sola propiedad con una sola explotación.

Desígnase esta reunión de pertenencias, correspondan a un solo dueño o a dueños


diferentes, con el nombre de grupo minero.

La cantidad de pertenencias correspondientes a una concesión no puede ser excedida ni siquiera


con el pretexto de que la extensión del yacimiento posibilita un mayor número de unidades de trabajo.
Pero si individualmente ese número no puede ser superado, nada obsta a que cada concesión se reúna con
otra de la zona y se consolide en una concesión de mayor extensión que se denomina grupo minero.

No supone una concesión de mayor extensión, o la protección de un monopolio. El concesionario


individual tiene un mérito ya aceptado por la ley. El grupo constituye la reunión de esos méritos y esfuerzos
en pos de una mayor rentabilidad económica.

La ley, al autorizar la formación de los grupos mineros, ha querido favorecer la explotación de


grandes áreas mineralizadas, trabajos éstos que cada concesión tal vez no podría encarar, con economía,
de manera individual. Esto tiene especial aplicación en los yacimientos de baja ley cuya mineralización se
presenta en forma dispersa o en el caso de aquellos yacimientos, como los de hierro, carbón o de tipo
salino que requieren una gran superficie concesible para respaldar las importantes inversiones que son
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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

necesarias para su desarrollo. Pero quizá donde tienen mayor posibilidad de desenvolverse, es como
alternativa técnico económica de solución del minifundio minero, en las antiguas concesiones del CM. Se ha
señalado la propensión del CM antiguo a la pulverización de la propiedad minera. Con la formación de los
grupos la ley ha tratado de corregir los defectos de su propio sistema.

Hay otra razón más: la reunión de varias concesiones en una sola propiedad, hace posible
ampararlas con un solo plan de trabajo de inversión, a través de una concepción económica unitaria. Con
ello se evita distraer recursos y esfuerzos concentrándolos en un plan único que aportará mayores ventajas
y economía a las labores.

No corresponde el agrupamiento de minas aun no mensuradas. Nada obsta, sin embargo, a que
definida en las respectivas peticiones de mensura la posición de las pertenecías de cada concesión
individual, se proceda a mensurar éstas separadamente y acto seguido, a fijar la posición del grupo. El
deslinde separado de las pertenencias es necesario por cuanto el grupo puede disolverse y cada concesión
recuperar su individualidad jurídica.

Art. 139. – Para la constitución de un grupo minero se requiere:

Que las pertenencias estén unidas en toda la extensión de uno de sus lados, formando un
solo cuerpo, sin que entre ellos quede ningún espacio vacante.

Que el grupo se preste a una cómoda y provechosa explotación.

Y que la autoridad otorgue con conocimiento de causa, la correspondiente concesión.

Entre los requisitos técnicos legales exigidos, el pertenecías unidas en toda la extensión de uno de
sus lados, formando un solo cuerpo aparece como injustificado y contradictorio, toda vez que el mismo CM
autoriza a constituir cada concesión individual con pertenencias tomadas en forma contigua o separada. El
grupo se caracteriza no por la contigüidad material, sino por la unidad económica y funcional, único
requisito que corresponde atender.

No basta el convenio de las partes. Éste debe ser analizado por la autoridad, que se reserva la
facultad de rechazarlo y denegar la concesión si el agrupamiento no aporta reales ventajas técnicas y
económicas a la explotación.

Art. 140. – Los dueños de las pertenencias con que debe formarse el grupo, ocurrirán para
su concesión a la autoridad por medio de un pedimento.

El pedimento contendrá:

1- Los títulos correspondientes a cada una de las pertenencias.

2- Un plano del grupo en el que se manifieste la situación relativa, la extensión y forma de


las minas concurrentes, sus nombres, el de sus dueños, el que ha de llevar la nueva propiedad y el
de las minas colindantes.

3-La parte o derecho asignado a cada uno de los interesados.

4 La declaración del gravamen que afecta a cada pertenencia y el nombre de las personas a
cuyo favor esté constituido.

5 El acuerdo celebrado entre los acreedores sobre la manera cómo deben pasar esos
gravámenes al grupo; y en su defecto, la propuesta de bases para un arreglo.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El pedimento así presentado deja constituido entre los componentes, por su solo efecto, una
sociedad legal de minas. El grupo no puede constituirse sino en forma societaria y no de condominio,
proscripto por la ley. Y si las partes no han fijado en el convenio un tipo societario, se entiende que rige
supletoriamente el tipo de compañía legal de minas impuesto por el CM para el caso de silencio de las
partes.

La parte o derecho asignado en el grupo a cada interesado equivale a la cuota o interés en la


sociedad que, a su vez, determina su participación en las utilidades y las pérdidas, si otra cosa no se hubiere
pactado.

Lo expuesto se refiere a los agrupamientos formados por concesiones de distintos dueños. Cuando
pertenecen a un mismo propietario la titularidad no experimentará cambios.

Un agrupamiento puede concretarse por plazo determinado o indeterminado y ello debe surgir del
programa que se someta a consideración de la autoridad. La facultad de disolver un grupo, es un derecho
de los interesados que no puede ser limitado por la autoridad, aunque subsista el objetivo de interés
general que se ha tenido en vista para su constitución. Los grupos son entes voluntarios y no forzosos.

Art. 141. – La solicitud se notificará a las personas a cuyo favor estuviesen gravadas las
pertenencias.

Si estas personas no se encuentran en el lugar de su residencia, la publicación servirá de


suficiente citación.

La publicación servirá también de suficiente citación para todas las personas a quienes de
cualquier manera pueda afectar la agrupación de las pertenencias.

La publicación se hará insertando la solicitud por TRES (3) veces en el espacio de DIEZ
(10) días, en el periódico que designe la autoridad y fijándose en la puerta del oficio del escribano,
durante el mismo término de los DIEZ (10) días.

La autoridad resolverá las reclamaciones que se presentaren, dentro de los TREINTA (30)
días siguientes al último de las publicaciones.

Al incorporarse al grupo las concesiones pierden su individualidad y pueden afectarse con ello el
derecho de terceros, entre los que figuran los socios, los titulares de contratos de avíos, de arrendamientos
o explotación y los mismos acreedores hipotecarios cuyos créditos se encuentran pendientes de inscripción
o cuyo domicilio se desconozca. El plazo de 30 días fijado, es para que los interesados presenten sus
reclamaciones y no para que la autoridad las resuelva, como dispone el artículo

Art. 142. – Si las pertenencias no están gravadas, o si de cualquier manera se ha allanado


éste y los demás puntos sobre los que se haya hecho alguna reclamación, la autoridad,
acompañada de un perito y del escribano, procederá al reconocimiento y verificación de los hechos.

Resultando que la reunión de las pertenencias es realizable y conveniente, se fijarán


linderos en los extremos de las líneas que determinen el grupo y en todos los puntos que sea
preciso para que pueda ser fácilmente reconocido.

El juez cuidará de que se proceda inmediatamente a la colocación de linderos en los lugares


marcados por el perito.

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Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La comprobación de que el agrupamiento es conveniente exige la verificación in situ de los hechos,


que debe efectuar la autoridad o un perito oficial. Recién después que se reúna la información y se apruebe
el proyecto, podrá efectuarse la mensura que quedará diferida para una segunda etapa.

Art. 143. – De todo lo obrado, se extenderá acta que firmarán los interesados, la autoridad,
el perito, y que autorizará el escribano.

El acta contendrá:

El número de pertenencias concurrentes, su nombre y el de sus dueños.

La forma y dimensiones del grupo y los linderos que lo determinan; expresando los que
deban conservarse y designando los puntos para los nuevos que sea preciso colocar.

La situación relativa de las minas y de los objetos con que linden.

A continuación del acta se extenderá la providencia de concesión, declarando si hubiere


lugar, el orden y manera cómo deben pasar al grupo los gravámenes de las pertenencias; sea con
referencia al acuerdo de las partes, sea con referencia a la resolución dictada, si el acuerdo no
hubiese tenido lugar.

No es necesario que la resolución que concede el grupo se inserte en el Boletín Oficial ya que la
posición de la nueva concesión ha quedado fijada en el pedimento que, conforme al art. 141, es objeto de
publicación. Las demás condiciones del consorcio interesan a las partes y a los acreedores y se supone que
son de conocimiento personal de éstos.

La resolución que admite la constitución del grupo puede determinar las condiciones técnicas y
económicas del agrupamiento, sea con referencia al programa presentado o al que, en definitiva, resuelva
adoptar la autoridad. Este puede, a su vez, dejar sin efecto el agrupamiento, si desaparecen los motivos de
utilidad general y el mismo no reporta las ventajas económicas o funcionales que fundamentaron la
constitución

Art. 144. – Acta y providencia se inscribirán en el registro de mensura dándose a las partes,
como título de propiedad, las copias que pidieren.

El expediente se archivará en el libro a que se refiere el inciso segundo del Artículo 93.

El título de propiedad es un verdadero título de concesión que posee un contenido jurídico mayor
que los simples títulos de propiedad de las minas. Estos se limitan a transcribir la operación técnica de
mensura, que tiene por objeto fijar en el terreno los alcances materiales de la concesión registro. En el caso
de los grupos, el título contiene la copia o testimonio del acta y de la providencia de concesión que
determina las condiciones particulares del agrupamiento. Esta providencia da nacimiento a una propiedad
nueva.

La disolución del grupo importa devolver las concesiones individuales a su posición originaria
debiendo, en su caso, replantearse el terreno correspondiente a cada una.

Art. 145. – El grupo minero puede constar del número de pertenencias previamente
mensuradas que fueren necesarias, a juicio de la autoridad minera, para abarcar la unidad
geológica del o de los yacimientos cubiertos por aquéllas, circunstancia cuyo cumplimiento se
verificará en la oportunidad señalada por el artículo 142.

El nuevo texto del artículo introduce el concepto de la concesión por yacimiento en oposición a la
orientación que prevalecía en el resto del CM para las concesiones individuales basadas en el
31
Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

fraccionamiento del criadero a través de artificiosas categorías de nuevo mineral y nuevo criadero, la
limitación en el número de pertenencias que cada descubridor puede tomar y el consecuente régimen de
las minas nuevas o estaca.

Ya hemos señalado que los grupos mineros son de difícil formación ya que presuponen que todas
las pertenencias del grupo están unidas en la extensión de uno de sus lados. Ello hará que esta norma no
tenga mucha aplicación. Por otra parte, limitar la formación de los grupos al solo objeto de explotar el
yacimiento en su unidad geológica es negar a los grupos el derecho a constituirse con otros fines distintos
al trabajo común del criadero o que, en el mismo grupo, los yacimientos puedan ser varios, de la misma o
de diferentes sustancias y, sin embargo, resulte conveniente trabajarlos bajo una dirección unitaria o,
simplemente, que el grupo se constituya para encarar una obra de interés común, como puede ser la
instalación de una planta de beneficio, la construcción de un cable carril o un acueducto u otras obras de
carácter comunitario.

No se advierte la razón técnica para promover la explotación unitaria y no se brinde igual


oportunidad para que la unidad geológica se respete en las concesiones individuales, las cuales continuaron
sometidas después de la reforma a las viejas limitaciones de forma, número y medida que solo permiten
abarcar yacimientos de tamaño reducido.

La formación de un grupo supone la existencia de pertenencias previamente constituidas. No


podría formarse un grupo por uno o varios concesionarios antes de la mensura de sus minas, porque
importaría dar a la concesión una superficie inicial extraordinaria que, como señalamos, no está en la mira
de la ley.

Tampoco podría incrementarse el número de pertenencias a agruparse en el caso de que las minas
no resulten suficientes para abarcar la unidad geológica del yacimiento. El terreno a agruparse debe ser el
mismo que corresponde a las minas individuales. El art. 145, reformado, elimina la limitación respecto del
número de pertenencias que podrían reunirse, el que ahora no tiene restricciones.

Del abandono

Art. 226. – Es denunciable una concesión aunque haya pasado a terceros, por abandono, cuando
los dueños por un acto directo y espontáneo, manifiestan a la autoridad la resolución de no continuar los
trabajos.

El dueño de una mina que quiera abandonarla, lo declarará por escrito ante la autoridad minera con
VEINTE (20) días de anticipación.

Este escrito comprenderá el nombre de la mina, el del mineral en que se encuentra, la clase de
sustancia que se explota y el estado de sus labores.

El escrito con su proveído se asentará en el libro correspondiente a los registros, y se publicará.

Subsisten los derechos y obligaciones del dueño de una mina, mientras la autoridad competente no
admita el abandono.

Art. 227. – Si la mina estuviese hipotecada se notificarán previamente los acreedores, a quienes se
adjudicará si así lo solicitaren dentro de los TREINTA (30) días siguientes al de la notificación.

Si por cualquier motivo la notificación no se pudiere verificar en los QUINCE (15) días siguientes al
proveído de la autoridad, servirá de citación la publicación.

32
Unidad 6 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Concurriendo más de un acreedor hipotecario, será preferido el más antiguo.

Art. 228. – La publicación se hará fijando en las puertas de la oficina del escribano, durante
QUINCE (15) días, un cartel que contenga el escrito presentado y su proveído.

El cartel se insertará TRES (3) veces dentro del mismo plazo en el periódico oficial, y en su defecto
en el que determine la autoridad.

Art. 229. – Presentado el escrito, se tendrá por admitido el abandono, y se ordenará al mismo
tiempo que el ingeniero oficial practique el reconocimiento de la mina e informe sobre su estado y sobre los
trabajos que hubiere necesidad o conveniencia de ejecutar.

El informe, que se evacuará en el más corto tiempo posible, se depositará en la oficina para
conocimiento de los interesados.

El dueño de la mina no es responsable por los gastos de esta diligencia ni de ninguna de las demás
concernientes al abandono.

Art. 230. – No dándose el aviso de abandono, se perderá el derecho de retirar las máquinas, útiles,
y demás objetos destinados a la explotación que puedan separarse sin perjuicio para la mina.

Art. 231. – Admitido el abandono, cualquier persona podrá solicitar y registrar la mina sin otro
requisito que la constancia del hecho.

En la solicitud se expresará el nombre del dueño, el de la mina, el del mineral en que se encuentra y
la clase de sustancia que se ha explotado.

Art. 232. – El dueño de la mina puede conservar sus derechos, retirando la declaración de
abandono por medio de un escrito presentado dentro del término de las publicaciones.

Puede registrar nuevamente la mina SESENTA (60) días después de vencido el término de las
publicaciones.

En uno y otro caso se supone que la mina no ha sido antes concedida, o solicitada.

33
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

7.1 - RECURSO FLORA.-

Régimen forestal.- Los bosques constituyen un importante recurso natural; son útiles para la
conservación del medio ambiente y el equilibrio ecológico, fijas los suelos y protegen contra la salinización
e, inclusive tienen importantes consecuencias en el clima y otros fenómenos naturales tales como vientos,
lluvias, las variaciones de la temperatura, etc.

Desde el punto de vista económico los bosques son una importante fuente de riquezas, desde la
utilización del papel, que se obtiene de la celulosa, pasando por la producción de resinas y productos
químicos de distintos usos en la industria, hasta las variedades de maderas que han sido tradicionalmente
el principal objetivo de la explotación forestal. Nuestro país tiene vastas áreas de formaciones boscosas,
que han sido históricamente objeto de muy diversa explotación. Han existido operaciones de extracción de
quebracho en el Chaco, Santiago del Estero y Salta las cuales, sobre todo a principio de este siglo, han
llegado a tener gran auge en dichas provincias. Asimismo, la explotación de celulosa en distintas plantas
actualmente en funcionamiento da cuenta de la importancia de este elemento, imprescindible para la
producción de papel.

Según señala Catalano, los bosques pueden ser clasificados, en forma general, en naturales o
nativos y artificiales. Tanto uno como otros pueden estar destinados al aprovechamiento industrial de sus
productos o bien a la forestación con fines ecológicos o paisajísticos. El árbol tiene, en general y
dependiendo de las especies, una larga vida aun cuando también requiere de mucho tiempo para crecer y
desarrollarse. Existen algunas especies que necesitan aproximadamente ochenta años para su desarrollo,
como es el caso del quebracho.

Todo ello indica según el mencionado autor que el bosque, siendo un recurso natural renovable, es
a su vez de renovación lenta. Generalmente requiere varios años para hallarse en aptitud para ser
aprovechado y ello depende del clima y de las especies arbóreas. Por ello ha sido política tradicional del
Estado promover la forestación y la reforestación para la renovación de este recurso así como el
establecimiento de áreas de reserva que quedan excluidas de la explotación, a los efectos de permitir el
equilibrio ambiental y el mantenimiento del ecosistema.

Características de la actividad forestal.- El censo de 1914 arrojó datos que revelaban la existencia
de bosques y formaciones boscosas naturales, en todo el país, que se acercaban a las 105.000.000 de
hectáreas. Posteriormente, con el correr de los años, dichas áreas se fueron desforestando por la acción
extractiva de los particulares principalmente. Existen datos que sugieren que se habría perdido el setenta
por ciento de las formaciones boscosas existentes a principios del siglo XX, a un ritmo que se calcula en
850.000 hectáreas por año. Las actuales existencias de bosques naturales o nativos se calculan en
45.000.000 de hectáreas. Los bosques cultivados o implantados sólo alcanzan a 800.000 hectáreas.

Esta situación ha sido paliada, en parte, en base a políticas de reforestación impulsada por las
autoridades, tanto nacionales cuanto provinciales, a mediados del siglo presente. Ejemplo de la necesidad
de esta actividad protectora es lo ocurrido con el quebracho en el norte santafesino y también en Santiago
del Estero, Chaco, Salta y otras provincias argentinas. La tala indiscriminada de bosques en el norte produjo
la escases de árboles, quedando sólo retoños que crecían espontáneamente y servían de alimento al
ganado lo cual impedía el uso de la tierra para otros fines y sin constituir, al mismo tiempo, suficiente
materia prima para la extracción maderera. Procesos similares ocurrieron en otras provincias donde el
quebracho se utilizaba para la producción de durmientes y fabricación de leña y carbón. En varias regiones
de la provincia de Catamarca, los hornos de fundición para beneficiar el cobre que prosperaron en la

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

segunda mitad del siglo XIX se trasladaban de una región a otra después de agotar las reservas locales de
algarrobo utilizadas como combustible.

En Santiago del Estero se está investigando la posibilidad de utilizar células de álamo y paraíso,
especies de rápido crecimiento, para realizar implantes y cruzas de diversas variedades arbóreas. De
extenderse a otras especies, como el quebracho, podría solucionarse el problema de la deforestación. El
quebracho debería figurar entre las especies vegetales amenazadas de extinción y tendrían que adoptarse
medidas para preservarlo. Entre ellas, reemplazar el uso de los durmientes de esta madera por durmientes
de hormigón.

El árbol crece en ciclos hasta alcanzar la época de corte, que puede llegar a cincuenta, ochenta o
más años. Como puede observarse, este proceso es lento y la explotación forestal constituye una actividad
que se desarrolla en el largo plazo. Es éste un factor a tener en cuenta en el proceso de financiación. El
crédito forestal, como ocurre con el minero, requiere financiación a largo plazo y sólo adecuando las
inversiones a las características de la industria podrá obtenerse de ésta una respuesta favorable.

La falta de un plan forestal, así como de políticas permanentes y compatibles ha sido el principal
escollo para el crecimiento de esta actividad. A diferencia de otras industrias del sueño, la actividad forestal
es predecible y no está afectada por grandes riesgos, salvo los comunes del mercado.

Explotación irracional del bosque.- Sostiene Brebbia que en la Argentina se ha subestimado el


valor económico del bosque y no ha existido no existe una adecuada conciencia forestal, y sí en cambio una
verdadera apatía legislativa que ha conducido a su explotación irracional, con los consiguientes perjuicios
para la economía nacional y regional, ya que el bosque produce madera para el desenvolvimiento
económico e industrial del país, además de una gama amplia de productos secundarios; limita o anula la
erosión del suelo; fija dunas y protege las costas; estabiliza las corrientes de agua, protegiendo las cuencas;
crea y conserva las condiciones para el desarrollo de numerosas especies de animales y vegetales en todo
tipo; constituye fuentes de recreo y estética para la población; es elemento aprovechable para la estrategia
y la defesa; contribuye a la higiene y salud pública.

El ingeniero agrónomo Cozzo manifiesta que la Argentina ha dejado de ser un país forestal porque
la expansión de la agricultura y de los poblados ha ido cercenando las masas boscosas, siendo la zona
central del litoral donde la eliminación forestal ha sido más negativa, pues el bosque ha desaparecido
quemado en los hornos, y la inexistencia de una riqueza forestal que abastezca las necesidades internas
hace ineludible estudiar medidas para restablecer el bosque; agrega que a la pobreza forestal debe
agregarse la carencia de la riqueza maderera y el despilfarro del pasado debe ser reemplazado por una
política forestal coherente. El problema forestal, dice Cozzo, es doble por la creciente atenuación del
patrimonio forestal y por la creciente importación de productos forestales.

Sostiene Brebbia que la consecuencia de la desidia y del deficiente manejo de los recursos
forestales ha motivado que provincias enteras perdieran su potencial maderero o leñero primitivo, como
ocurrió en La Rioja, Entre Ríos, Santiago del Estero, San Luis, La Pampa, Chacho, Santa Fe y parte de
Córdoba.

Propiedad forestal.- Antecedentes legislativos. Los Códigos Rurales.- Las primera manifestación en
materia de bosques la encontramos, según Brebbia en los códigos rurales, a partir del de la provincia de
Buenos Aires (1865) y los que se dictaron después, como el santafesino, mejoraron sus normas sin llegar a
constituir, claro está, un ordenamiento adecuado y completo, pro estableciendo de todos modos
disposiciones relativas a la guarda, conservación y fomento de los bosques fiscales, los que quedaban a
2
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

cargo del Poder Ejecutivo, y los que se hallaren en jurisdicción de los municipios estarían al cuidado de
éstos. Prohibía la corta de madera y de leña, la elaboración de carbón de palo y la extracción de cascas
curtientes y de materias tintóreas y textiles sin autorización del Poder Ejecutivo.

Entre los antecedentes legislativos tiene particular importancia la ley de tierras públicas 4167, la
que legisla entre otras materias, los bosques fiscales nacionales. De esta manera, y a partir de 1900 existió
en nuestro país una legislación nacional y otra local, que se ocuparon de los bosques ubicados en tierras
nacionales o provinciales, respectivamente, aunque ni una ni la otra posibilitaron la defensa de la riqueza
forestal. La legislación nacional se encuentra, como se ha dicho, en la ley 4167 (1903) y en diversos
decretos reglamentarios que pretendían contener un plan administrativo dirigido a la conservación y al
aumento de la riqueza forestal, estableciéndose las condiciones en que las provincias podían acogerse a sus
normas. Se trataba pues, de un régimen de adhesión que más tarde adoptaría la ley de bosques 13.273.

En la provincia de Tucumán la preocupación forestal surgió en 1934 en que fue establecida la


Oficina Forestal de la Provincia por decreto 12/71, posteriormente por la ley 1964. El acogimiento de la
legislación nacional se concretaría por la ley 2.439 de 1951. Con anterioridad a dicha adhesión rigieron las
disposiciones contenidas en el Código Rural, normas que se adecuaban a la época en que se sancionó dicho
código. La vigencia de la ley nacional 13.273 en la provincia se mantuvo hasta el dictado de la ley provincial
6.292, sobre regulación de los recursos naturales de flora y fauna que, en lo referido a materia forestal,
repite los conceptos de la ley nacional.

En cuanto a la autoridad de aplicación de esta ley, en el orden provincial, es la Dirección de


Recursos Naturales y Suelos, dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la provincia.

En el año 2007 se sanciona a nivel Nacional la Ley Nacional de Ordenamiento Territorial de Bosques
Nativos 26.331. Dicha ley se enmarca dentro de las llamadas leyes de presupuestos mínimos que fueron
incorporadas con motivo de la reforma constitucional de 1994. A partir de la mentada reforma
constitucional y desde el punto de vista del dominio no quedan dudas de que los recursos naturales
pertenecen a las provincias en que se encuentran. El dominio implica que las provincias son las encargadas
de regular el uso y aprovechamiento de sus recursos naturales. Doctrinariamente se interpreta, según
sostiene Salazar de Fagalde, que por intermedio del artículo 41 las provincias hicieron una nueva
delegación a favor de la Nación, otorgándole la facultad de dictar leyes de presupuestos mínimos
ambientales, reservándose las provincias la facultad de dictar las necesarias para complementarlas, sin que
aquellas alteren sus jurisdicciones locales. Es decir que las leyes nacionales de presupuestos mínimos serán
de aplicación obligatoria en todas las provincias, contrario al sistema de adhesión imperante hasta
entonces, las que podrían a su turno, dictar disposiciones más severas de protección ambiental sobre los
mismos recursos, pero no más permisivas. Y en ese orden de ideas, la provincia de Tucumán sancionó en el
año 2010 la ley provincial 8.304 complementaria de la ley marco 26.331.

El problema de la jurisdicción legislativa en materia de bosques.- Dentro del panorama descripto


se dicta la ley 13.273, llamada de defensa, mejoramiento y ampliación del bosque y el primer problema que
se plantea es el relativo a la jurisdicción legislativa en los bosques y tierras forestales, acerca del cual
existen opiniones contradictorias, por cuanto para algunos nos encontramos frente a una facultad local,
otros consideran que se trata de una facultad concurrente, y finalmente en una tercera posición a la que
adhiere Brebbia, según la cual se trataría de una facultad delegada en la Nación.

La doble legislación nacional y provincial a que se ha hecho referencia tal vez haya contribuido a
formar una concepción simplista acerca de la facultad provincial para reglar la cuestión forestal que

3
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

parecería fundada en los anteriores 67, inciso 11, 104 y 108 de la Constitución Nacional (hoy arts. 75, inciso
12, 121 y 126), a tenor de los cuales, las provincias se habrían arrogado el derecho de dictar sus códigos
rurales, y por ende, leyes afines con ellos, impidiendo de esta manera que el Congreso sancione un plan
sistemático y fundamental sobre la materia capaz de abarcar íntegramente el país.

Desde luego que el razonamiento en que se basa esta doctrina es a la fecha insostenible ya que la
sola circunstancia de que no se incluya el Código Rural entre los Códigos sustantivos que el Congreso debe
dictar no puede inferirse, sin más, que éste carezca de facultades propias para legislar en materia agraria y
forestal. La falta de mención en el Código Rural o Agrario en el ex artículo 67 (actual 75) no autoriza a
sostener que las provincias se hayan reservado el derecho a dictarlo. En tal sentido podría decirse según
Brebbia que tal omisión aparece indeliberada, pues como señala el mencionado autor, el derecho rural no
había delimitado su autonomía como formación social de caracteres específicos en la época de dictarse la
Constitución Nacional .

Otra doctrina considera que la jurisdicción en materia de bosques es más bien concurrente y que la
Constitución nacional no hace alusión expresa a este problema, pero ello se infiere del artículo 75 por una
parte, y por la otra porque no se les ha prohibido a las provincias legislar sobre este punto (art. 126),
entendiéndose por el contrario que en el enunciado de los poderes de fomento que mantienen entre muy
bien lo relativo al fomento y protección de los bosques y sitios en jurisdicción provincial.

Brebbia por su parte considera que existen diversas razones de todo orden para propiciar la
vigencia nacional de la ley de bosques y entiende el autor que no faltan en nuestra sabia Constitución
principios que avalen esta postura surgiendo de ellos el poder exclusivo de la Nación, y que por
consiguiente vedan a las autoridades locales su ejercicio, lo que desde luego no importa negarles el
derecho de legislar sobre la materia mediante el poder reglamentario y de policía dentro de sus respectivas
jurisdicciones.

En el seno del mismo Congreso de la Nación que sancionó la ley 13.373 no dejó de advertirse que la
ley de bosques debería ser de carácter nacional por la trascendencia del problema que tiende a solucionar y
así se ha comprendido desde hace tiempo. En efecto, a poco que se examine la importancia que reviste el
bosque en la vida de la Nación, se torna ineludible aceptar que al menos bajo un punto de vista racional su
regulación debe estar contenida en una ley general. Ahora bien, la influencia benefactora de los bosques
trasciende los límites políticos de las provincias y por lo tanto la política forestal que adopte una provincia
puede gravitar decisivamente en una vecina, lo que denota la necesidad de resolver el problema con un
criterio federal.

El interés público que en suma aparece comprometido en la legislación forestal (art. 1º, ley 13.273)
y que ineludiblemente hace que su regulación deba estar contenida en una ley de carácter general
encuentra respaldos en las formas de nuestra Constitución en cuando de ellas se puede extraer en
definitiva la solución de que compete al Congreso sancionarla con vigencia en todo el país. Continuando
con su análisis, Brebbia afirma que toda legislación que pretenda regular el problema forestal, ya sea
mediante un código forestal, ya sea mediante una ley especial, como ocurre en nuestro país y otros de
América, necesariamente debe contener un régimen jurídico de dominio distinto del establecido en el
derecho común, pues en él el propietario es libre de unas y gozar de su inmueble y de disponer de éste y
transformarlo como le plazca, salvo restricciones fundadas en el interés público que son aplicables a todos
los inmuebles cualquiera sea su naturaleza, en tanto que la prohibición de devastar o desmontar no se
aplica más que a una especie de propiedad inmueble, el bosque. Mientras que un propietario rural puede
transformas su bien, convertir un terreno de labranza en un prado, un viñedo en campo de pastoreo,
4
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

mutaciones de esta índole son prohibidas al propietario forestal que debe conservar su inmueble en estado
boscoso, aunque le resulte ventajosa su transformación pues esta operación lucrativa le es impedida por
razones de interés público, sin poder siquiera reclamar su indemnización. Esta intervención y limitación tan
especial al dominio se explica en definitiva por la especial naturaleza de la propiedad forestal, ya que el
bosque una vez destruido se reconstruye en forma tan lenta que se ha querido garantizar a las
generaciones futuras contra los abusos de la generación actual .

En consecuencia, si de lo que fundamentalmente se trata es de la regulación del dominio forestal


como una especie distinta del dominio común, resulta evidente que según nuestra ley suprema le compete
a la Nación, en merito a un poder exclusivo que expresamente se le delegara para dictar todas las normas
relativas al derecho de propiedad en virtud de lo preceptuado en el art. 75, inciso 12 y la consiguiente
prohibición establecida a los Estados locales en el art. 126. Se desprende de lo expuesto que las provincias
se encuentran impedidas de dictar dentro de su jurisdicción norma alguna que de un modo u otro se refiera
a la propiedad de los bosques e imponga restricciones y límites a dicha propiedad sin respetar lo que en
esta materia disponga el Congreso de la Nación.

La tesis sustentada por Brebbia es finalmente corroborada con la reforma constitucional de 1994
que si bien reza que a las provincias concierne el dominio originario de los recursos naturales existentes en
su territorio, dispone que corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos
mínimos de protección (del medio ambiente), y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin
que aquéllas alteren las jurisdicciones locales , interpretándose dicha norma en el sentido de que las
provincias delegan la facultad legisferante a la Nación con el objetivo de que esta cree un régimen común
para todo su territorio, evitando incoherencias legislativas y asegurando un desarrollo sustentable y
uniforme del recurso forestal.

Ley de defensa del bosque 13.272 (1948).- La ley 13.273 de Riqueza Forestal de 1948, aún vigente,
tiene por objeto la defensa, conservación y protección de la masa forestal, la elaboración y ejecución de
programas de investigación y extensión, y la promoción del crecimiento de la masa boscosa mediante el
otorgamiento de créditos, extensiones impositivas y/o subsidios.

La ley, que estableció un régimen de adhesión mediante el cual las provincias se han podido acoger
al régimen de la misma, reglamentó que el ejercicio de los derechos sobre los bosques y tierras forestales
de propiedad privada o pública y sus productos, quedarán sometidos a las restricciones y limitaciones
fijados en ella. La ley de 1948 recibió diversas modificaciones, aunque el paso del tiempo y los cambios
operados hizo necesario el dictado de una ley básica actualizada, que desembocó en la aprobación del
Poder Ejecutivo Nacional del Texto ordenado de la ley de Defensa de la Riqueza Forestal mediante decreto
710/95.

Tanto en el texto originario del art. 1º de la ley 13.273, como en su modificación por la ley 20.531,
se declara de interés público la defensa, mejoramiento y ampliación de los bosques, agregando esta
última regeneración, y también la promoción del desarrollo e integración adecuada de la industria
forestal . En ambas se dispone que el ejercicio de los derechos sobre los bosques y tierras forestales de
propiedad privada o pública, sus frutos y productos, quedan sometidos a las restricciones y limitaciones que
establece la ley. Ahora bien, inapropiadamente y sin que se aporten razones o argumentos que lo
justifiquen, el decreto 2284/91 titulado de desregulación económica , en su artículo 66 expresa: déjese
sin efecto el art. 1º de la ley 20.531 la que a su vez, como se ha visto, había ampliado el texto similar de la
ley originaria. Brebbia no advierte qué relación puede tener la norma en cuestión con la desregulación que
se impone en materia económica, pues aquí la ley de bosques establece el principio del interés público que
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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

sin duda viste la defensa, regeneración, mejoramiento y ampliación de los mismos, a las limitaciones al
dominio propios de este tipo especial de propiedad que, se aplican ampliamente. La derogación del art. 1º
al efectuarse por decreto es claramente violatoria de elementales garantías de nuestra Constitución .

La ley define al bosque como toda formación leñosa, natural o artificial, que por su contenido o
función sea declarada en los reglamentos respectivos como sujeta al régimen de la presente ley .
Mugaburu había definido al bosque como un conjunto de formaciones leñosas de las que el inmueble
resulta un accesorio.

De esta manera la legislación comprende en la definición legal a los distintos tipos de formaciones
que se desarrollan en nuestro país, ya sean éstas naturales o artificiales, otorgándole al organismo de
aplicación la facultad de decidir si una masa leñosa es o no bosque, y se encuentra relacionada con la
clasificación de tipo funcional que luego hace la ley en su segundo capítulo.

La tierra forestal, a iguales fines, se define como aquella que por sus condiciones naturales,
ubicación o constitución, clima, topografía, calidad y conveniencias económicas, sea declarada
inadecuada para cultivo agrícola o pastoreo y susceptible en cambio de forestación y también aquellas
necesarias para el cumplimiento de la presente ley . De la definición legal resulta, pues, que la tierra
forestal es aquella que no tiene aptitud para la explotación agrícola o pecuaria, pero también la que el
órgano de aplicación considere necesaria para la forestación.

Se declara de utilidad pública y sujetos a expropiación, cualquiera sea el lugar de su ubicación, los
bosques que se clasifican como protectores y/o permanentes, tendientes al mejor aprovechamiento de las
tierras, la que será ordenas, dice el texto legal, en cada caso por el Poder Ejecutivo y en cualquier tiempo
que estime oportuno, previos informes pertinentes y el cumplimiento de los demás requisitos establecidos
en la ley de expropiación, lo que a modo de ver de Brebbia importa la violación del artículo 17 de la
Constitución Nacional en cuanto a que la utilidad pública debe ser declarada por el Congreso de la Nación
en cada caso.

Jurisdicción forestal.- La ley establece un sistema de adhesión para las provincias y


consecuentemente en el art. 2º inciso a, establece que quedan sometidos a sus disposiciones los bosques y
tierras forestales que se hallan ubicados en jurisdicción federal, y en el inciso b los bosques y tierras
forestales de propiedad privada o pública situados en las provincias que se acojan a su régimen. En el inciso
c, se incluyen a los bosques protectores y tierras forestales que se mencionan en el art. 6°, ubicados en
territorio provincial, siempre que los efectos de esta calidad influyan sobre intereses que se encuentren
dentro de la competencia del gobierno federal, sea porque, afectan el bienestar general, al progreso y
prosperidad de dos o más provincias o de una provincia y el territorio federal.

Para que las provincias puedan acogerse al régimen legal deben crear un organismo especial,
encargado de su aplicación, crear un fondo provincial sobre la base de impuestos que graven los frutos y
productos forestales, hacer extensiva a la jurisdicción provincial el r{régimen forestal federal –lo que es
obvio- y administrar sus bosques con sujeción a él, coordinar las funciones de los organismos provinciales y
comunales con la autoridad forestal nacional y coordinar con ella los planes de forestación y reforestación.
Correlativamente las provincias que se adhieran gozarán del beneficio de participación en la ayuda federal
afectada a obras de forestación y reforestación, y del régimen del crédito agrario hipotecario o especial
para trabajos de esta clase en bosques de propiedad provincial o comunal.

Clasificación de los bosques.- Los bosques se clasifican en cinco categorías, a saber:

6
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Protectores.- Son aquellos que por su ubicación sirven en forma conjunta o separada para
protección del suelo, caminos, costas marítimas, riberas fluviales y orillas de lagos, lagunas, islas, canales,
acequias y embalses, y prevenir la erosión de las planicies y terrenos en declive; proteger y regularizar el
régimen de las aguas; fijar médanos y dunas; asegurar condiciones de salubridad pública; defender contra
la acción de los vientos, aludes e inundaciones y al albergue y protección de la flora y fauna que se declare
necesaria.

Permanentes.- Son los que por su destino, constitución de su arboleda o formación de sus suelos
deban mantenerse, como ser: los que constituyen los parques y reservas nacionales, provinciales o
municipales; aquellos en que existiesen especies cuya conservación se considere necesaria; los que se
reserven para parques o bosques de uso público.

Experimentales.- Son aquellos que se designen para estudios forestales de especies indígenas y los
artificiales destinados a estudios de acomodación, aclimatización y naturalización de especies indígenas
exóticas.

Montes especiales.- Son los de propiedad privada creados con miras a la protección u
ordenamiento de extensiones agrícolas, ganaderas o mixtas.

De producción.- Son los bosques naturales o artificiales de los que resulte posible extraer
periódicamente productos o subproductos forestales de valor económico mediante explotaciones
racionales.

Régimen forestal común.- La ley establece un régimen forestal común, aplicable a cualquier
categoría de bosques de las enumeradas; un régimen forestal especial que se refiere a los bosques
protectores y permanentes, y un régimen de bosques fiscales que se aplica a aquellos que forman el
dominio privado del Estado. Dichos regímenes no se excluyen entre sí; por ejemplo, los bosques
protectores y permanentes se encuentran comprendidos en el régimen forestal común y también en el
especial. Los regímenes mencionados suponen restricciones y limitaciones al dominio que importan un
sistema más rigoroso que el del derecho común, especialmente grave para los bosques protectores y
permanentes.

El régimen forestal común está presidido por una disposición general de gran importancia y que da
a la propiedad forestal una característica especial en cuanto prohíbe la devastación de bosques y tierras
forestales y la utilización irracional de los productos forestales. Quienes exploten bosques por cualquier
título que fuere no pueden iniciar los trabajos sin solicitar autorización acompañando un plan de manejo.
La autorización debe ser otorgada o negada dentro del término de treinta días y se reputarán acordadas
tácitamente quince días después de la reiteración de la solicitud.

Los planes de forestación y reforestación deben ser aprobados por la autoridad en base a estudios
técnicos y económicos y la resolución deberá ser notificada. Dichos trabajos en los bosques protectores
serán ejecutados por el Estado con el consentimiento del propietario, o directamente por éste con la
supervisión técnica de la autoridad forestal.

Toda superficie ubicada en las zonas que menciona el art. 8° referido a los bosques protectores,
que se encuentre abandonada o inexplotada por un término de diez años, queda sujeta a la forestación o
reforestación, pudiendo realizarla el Estado sin necesidad de expropiación. Esta norma de acuerdo con
Brebbia debería estar incluida en el régimen forestal especial.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Se fomentará la formación y conservación de masas forestales en los inmuebles afectados a la


explotación agropecuaria y puede ser declarada obligatoria por el Poder Ejecutivo la plantación y
conservación de árboles en tierras de propiedad particular o fiscal, pudiendo en caso de no cumplirse esta
obligación realizarlos la autoridad a su costa.

Régimen especial.- La declaración de bosques protectores o permanentes importa las siguientes


cargas y restricciones a la propiedad: a) dar cuenta en caso de venta o de cambio en el régimen de ella; b)
conservar y repoblar el bosque; c) realizar la posible explotación con sujeción a las normas técnicas que se
aprueben; d) pedir autorización para el pastoreo o para cualquier género de trabajo en el suelo o subsuelo
que afecte su existencia y e) permitir a la autoridad forestal la realización de las labores de forestación y
reforestación.

Los dueños de estos bosques podrán solicitar una indemnización que se fijará administrativamente
y que se pagará en cuotas anuales por la disminución efectiva de la renta del bosque que fuera
consecuencia del cumplimiento del régimen especial.

Régimen de los bosques fiscales.- Los bosques y tierras forestales que formen parte del dominio
privado del Estado son inalienables, salvo en el caso de que se destinen a la colonización o formación de
pueblos.

La explotación de los bosques fiscales de producción no podrá realizarse hasta que se haya
practicado su relevamiento forestal, la aprobación del plan dasocrático y el deslinde, mensura y
amojonamiento del terreno, es decir, sin que se haya ejecutado previamente su relevamiento forestal y las
tareas de planificación sobre el terreno. Los bosques protectores y permanentes sólo podrán ser sometidos
a explotaciones mejoradoras.

La explotación de los bosques fiscales reconoce diversos modos: a) Por concesión, por
administración o por empresas mixtas.- El aprovechamiento de superficies boscosas mayores de 2500
hectáreas se realizará por concesión, previa adjudicación en licitación pública, por administración o por
empresas mixtas con un plazo de duración de 10 años; b) Permisos de extracción.- Pueden acordarse
permisos de extracción de productos forestales a un máximo de 2500 toneladas y por año, en parcelas
delimitadas o en superficies de hasta 250 hectáreas; c) Permisos limitados y gratuitos a personas carentes
de recursos para la recolección de frutos y productos forestales; d) Adjudicación directa del
aprovechamiento forestal en superficies de hasta 2.500 hectáreas cuando se trate de aserraderos o de
industrias forestales evolucionadas; e) Permisos de extracción a reparticiones públicas para proveer de leña
y madera para uso del titular con prohibición de comercializarlas, libre de pago o con aforo especial.

La concesión o el permiso forestal obligan al titular a realizar la explotación bajo su directa


dependencia y responsabilidad y son intransferibles sin previa autorización administrativa, bajo pena de
caducidad.

La explotación de los bosques fiscales queda sujeta al pago de un aforo fijo, móvil o mixto que se
establecerá teniendo en cuenta la especie, calidad y aplicación final de los productos, los diversos factores
que determinen el costo de producción, los precios de venta y el fomento de la industrialización de maderas
argentinas.

Por último, se prohíbe la ocupación de bosques fiscales y el pastoreo sin permiso de la autoridad y
los intrusos serán expulsados, previo emplazamiento, con el auxilio de la fuerza pública.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Prevención y lucha contra incendios. Instituto Forestal Nacional.- El nuevo capítulo VI del texto
ordenado de la ley se dedica a la obligación de la prevención y lucha contra los incendios forestales, y
establece que toda persona que tenga conocimiento de que se ha producido un incendio, está obligada a
formular su denuncia ante la autoridad más próxima. Las autoridades deberán facilitar los elementos,
personal y medios de transporte para extinguirlo, pudiéndose convocar a todos los habitantes entre quince
y cincuenta años, habilitados físicamente, que habiten o transiten dentro de un radio de 40 kilómetros del
lugar del siniestro para que contribuyan con sus servicios personales a la extinción y proporcionen los
elementos utilizables, que serán indemnizados en caso de deterioro. Esta obligación se impone con el
alcance de carga pública, fijándose para el Estado la obligación de prestar asistencia médica y farmacéutica
en caso de accidente. En el interior de los bosques y zona circundante sólo se podrá encender fuego
cuando ello no resulte peligro, quedando prohibida la fabricación de carbón sin autorización. Se prohíbe
también la instalación, sin autorización previa, se aserraderos, hornos de cal, yeso, ladrillos, cemento o
cualquier otro elemento que pueda provocar incendios en los bosques.

Con respecto a los bosques la ley 20.531 creó como organismo de aplicación el Instituto Forestal
Nacional (IFONA) en jurisdicción del Ministerio de Economía. Se trataba de un organismo autárquico con
capacidad para contratar y administrar toda clase de bienes, para demandar y comparecer en juicio, y para
realizar todo acto jurídico que fuera necesario para el cumplimiento de sus fines.

Ley Nacional de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos Nº 26.331.- Concretando el mandato


constitucional introducido por la reforma de 1994 en el artículo 41 in fine en cuanto a la potestad atribuida
al Congreso de la Nación para dictar las leyes de presupuestos mínimos ambientales, a fines del año 2007
fue sancionada la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos que se
enmarca dentro de las diversas leyes sectoriales de presupuestos mínimos que se sucedieron a partir del
dictado de la Ley General del Ambiente.

Interesa destacar que la nueva ley no ha derogado la vigencia de la ley 13.273 de Protección de la
Riqueza Forestal, en lo esencial debido a que el objetivo de la ley analizada se circunscribe a los llamados
bosques nativos , en tanto que el ámbito de aplicación de la primera es más amplio. De todas formas
quedan derogadas por la nueva ley todas aquellas disposiciones de la primera que se le opongan o
contradigan.

La ley tiene una definición amplia de bosque nativo, considerando tales a los “ecosistemas
forestales naturales compuestos predominantemente por especies arbóreas nativas maduras, con
diversas especies de flora y fauna asociadas, en conjunto con el medio que las rodea –suelo, subsuelo,
atmósfera, clima, recursos hídricos-, conformando una trama interdependiente con características
propias y múltiples funciones, que en su estado natural le otorgan al sistema una condición de equilibrio
dinámico y que brinda diversos servicios ambientales a la sociedad, además de los diversos recursos
naturales con posibilidad de utilización económica . La ley aclara que se encuentran comprendidas en la
definición tanto aquellos bosques nativos de origen primario en los que no intervino el hombre, como
aquellos de origen secundario formados luego de un desmonte, así como aquellos resultantes de una
recomposición o restauración voluntarias. Es necesario tener presente que quedan exceptuados de la
aplicación de la presente ley todos aquellos aprovechamientos realizados en superficies menores de diez
hectáreas que sean propiedad de comunidades indígenas o de pequeños productores͟.

En sus disposiciones generales, la ley comienza definiendo su objetivo consistente en establecer los
presupuestos mínimos de protección ambiental para el enriquecimiento, restauración, conservación, y
manejo sostenible de los bosques nativos y de los servicios ambientales que éstos brindan a la sociedad.
9
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Asimismo, establece un régimen de fomento y criterios para la distribución de fondos por los servicios
ambientales que brindan los bosques nativos. En forma complementaria, la ley en su artículo 3º especifica
sus objetivos, cuales son: 1) Promover la conservación mediante el Ordenamiento Territorial de los
Bosques Nativos y regulación de la expansión de la frontera agropecuaria y de cualquier otro cambio de uso
del suelo; 2) Implementar las medidas necesarias para regular y controlar la disminución de la superficie de
bosques nativos existentes, tendiente a lograr una superficie perdurable en el tiempo; 3) Mejorar y
mantener los procesos ecológicos y culturales en los bosques nativos que beneficien a la sociedad; 4) Hacer
prevalecer los principios precautorio y preventivo, manteniendo bosques nativos cuyos beneficios
ambientales o los daños ambientales que su ausencia generase, aún no puedan demostrarse con las
técnicas disponibles en la actualidad; 5) Fomentar las actividades de enriquecimiento, conservación,
restauración, mejoramiento y manejo sostenible de los bosques nativos.

El artículo 4º de la ley contiene en una criticable técnica legislativa, algunos conceptos relacionados
con los objetivos enumerados.

Ordenamiento territorial de Bosques Nativos.- Establece la presente ley la prohibición a las


provincias a la autorización de planes de desmonte hasta tanto no se haga el ordenamiento territorial de
los bosques nativos en el plazo de un año a partir de la sanción de la ley. En sentido técnico dispone el
artículo 6º que: En un plazo máximo de un año a partir de la sanción de la presente ley, a través de un
proceso participativo, cada jurisdicción deberá realizar el Ordenamiento de los Bosques Nativos existentes
en su territorio de acuerdo con los criterios de sustentabilidad establecidos por la presente ley,
estableciendo las diferentes categorías de conservación en función del valor ambiental de las distintas
unidades de bosque nativo y de los servicios ambientales que éstos presten. La Autoridad Nacional de
Aplicación, a solicitud de las Autoridades de Aplicación de cada jurisdicción, la asistencia técnica, económica
y financiera para realizar el Ordenamiento de los Bosques Nativos en sus jurisdicciones. Cada jurisdicción
deberá realizar y actualizar periódicamente el Ordenamiento de los Bosques Nativos, existentes en su
territorio͟.

͞Una vez cumplido el plazo establecido en el artículo anterior, las jurisdicciones que no hayan
realizado su Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos no podrán autorizar desmontes ni ningún otro
tipo de utilización y aprovechamiento de los bosques nativos͟ (art.7º).

Categorías de Bosques Nativos.- La ley contiene una zonificación de los bosques nativos atendiendo
al valor intrínseco e instrumental que presentan y es en función de dichos criterios que les asegura una
conservación o protección mayor o menor según sus características y condiciones. La categoría I, señalada
bajo el color rojo, está constituida por aquellos sectores de muy alto valor de conservación que no debe
transformarse, es decir, aquellos que deben mantenerse a perpetuidad, aunque puedan ser utilizados por
comunidades indígenas –que ya vivan en ellas- y para la investigación. Incluye áreas cercanas a reservas
que conecten a eco regiones que tangan valores biológicos sobresalientes o que sean cercanas a cuencas.
La categoría II (color amarillo), se conforma por aquellos sectores de mediano valor de conservación, que
incluso pueden tener algún grado de degradación pero que mediante planes de restauración pueden ser
importantes para la conservación. Los bosques de esta categoría pueden ser utilizados para algunos usos
como aprovechamiento sostenible, turismo, recolección e investigación. La categoría III, señalada con el
color verde, contiene a los bosques que tengan bajo valor de conservación, los que podrán ser
transformados total o parcialmente, aunque dentro de los criterios de conservación y uso sostenible de la
ley. La ley prohíbe el desmonte en las categorías I y II.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En las categorías II y III, puede realizarse manejo sostenible, definido por la ley como la
organización, administración y uso de los bosques nativos de forma e intensidad que permita mantener su
biodiversidad, productividad, vitalidad, potencialidad y capacidad de regeneración, para atender ahora y en
el futuro, las funciones ecológicas, económicas y sociales relevantes en el ámbito local y nacional, sin
producir daños a otros ecosistemas, manteniendo los servicios ambientales que prestan a la sociedad . Las
personas físicas o jurídicas que soliciten autorización para realizar manejo sostenible de bosques nativos
clasificados en las categorías II y III, deberán sujetar su actividad a un Plan de Manejo Sostenible de
Bosques Nativos.

En la categoría III, los desmontes deben contar con un plan de aprovechamiento de uso del suelo,
definido por la ley como el documento que describe el objeto del aprovechamiento y especifica la
organización y medios a emplear para garantizar la sustentabilidad, incluidas la extracción y saca . La
adopción del plan de aprovechamiento del uso del suelo debe contemplar condiciones que aseguren la
producción a mediano y largo plazo.

En todos los casos se requiere autorización previa por parte de la autorización de aplicación, para
encarar actividades de desmonte y manejo sostenible, sumándose el requisito de la evaluación de impacto
ambiental de manera excluyente para el desmonte. Tratándose de actividades propias de manejo
sostenible la evaluación de impacto ambiental se exige cuando estas tengan el potencial de causar
impactos ambientales significativos.

En caso de verificarse daño ambiental presente o futuro que guarde relación de causalidad con la
falsedad u omisión de los datos contenidos en los Planes de Manejo Sustentable de Bosques Nativos y en
los Planes de Aprovechamiento de uso del suelo, las personas físicas o jurídicas que hayan suscripto los
mencionados estudios serán solidariamente responsables junto a los titulares de la autorización.
Paralelamente con el sistema adoptado la ley prohíbe la quema a cielo abierto de los residuos derivados de
desmontes o aprovechamiento de los bosques nativos.

El artículo 5º de la ley hace referencia a los servicios ambientales . López Zigarán de Vigo sostiene
que es necesario señalar que el término de servicios ambientales es ajeno al derecho y fue introducido por
Roberto Constanza con sus colaboradores a través de diversos trabajos científicos orientados a valorar el
medio natural en un lenguaje compatible con el de la economía estándar. Así Constanza define los servicios
eco sistémicos como los bienes (por ejemplo alimento) y servicios (asimilación de residuos) que recibe la
sociedad como producto de las funciones sistémicas. En una aproximación a su concepto sostiene López
Zigarán de Vigo que los servicios ambientales son los beneficios que la naturaleza proporciona a la
humanidad o a una población local. Por lo demás los servicios ambientales los podemos clasificar en
diversas categorías: a) servicios de aprovisionamiento, b) servicios de regulación, c) servicios culturales, y d)
servicios de soporte.

Dentro de los servicios de aprovisionamiento tenemos los alimentos, los combustibles, los recursos
energéticos, los recursos genéticos, y los recursos ornamentales. En la categoría de los servicios de
regulación se incluyen los servicios ambientales, que generan beneficios a la sociedad y que son derivados
de los procesos ecológicos de regulación asociados a cada tipo de ecosistema. Entre los más destacados
podemos mencionar: regulación climática que otorgan los ecosistemas, por ejemplo la regulación hídrica
está estrechamente relacionada con las modificaciones que hace el hombre en las superficies por efecto de
la tala indiscriminada de los bosques. Los servicios culturales son aquellos que se caracterizan porque son
beneficios no materiales que recibe la sociedad de los ecosistemas como el paisaje, la diversidad cultural,
valores religiosos, y espirituales. Y finalmente, los servicios de soporte, los podemos definir como aquellos
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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

que son necesarios para la producción o generación de los demás servicios ambientales y se diferencian de
los otros debido a que sus impactos sobre la sociedad generalmente se manifiestan de manera indirecta y
sus efectos se manifiestan a largo plazo. Por ejemplo, el ser humano no utiliza directamente el servicio de
formación de suelos, sin embargo, cualquier cambio en este proceso afectará indirectamente a las
personas a través de los impactos que se manifiestan en los servicios de aprovisionamiento, como la
producción de alimentos.

El término servicios ambientales lo encontramos en la ley 26.331 denominada de Presupuestos


Mínimos para Bosques Nativos, norma que fue sancionada en 2007 con el objetivo de proteger los bosques
nativos del país evitando los desmontes que se venían realizando por la expansión de la frontera agrícola.
En esta ley el concepto de lo que se entiende por servicios ambientales está definido en su artículo 5 en
donde expresa que los servicios ambientales son: Los beneficios tangibles e intangibles, generados por los
ecosistemas del bosque nativo, necesario para el concierto y supervivencia del sistema natural y biológico
en su conjunto y para mejorar y asegurar la calidad de vida de los habitantes de la Nación beneficiados por
los bosques nativos͟. Entre los principales servicios ambientales que los bosques nativos brindan a la
sociedad y que la ley menciona podemos citar: la regulación hídrica, la conservación de la biodiversidad, la
conservación del suelo y de la calidad del agua, la fijación de las emisiones de gases con efecto invernadero,
la contribución a la diversificación y belleza del paisaje y la defensa de la identidad cultural.

Por estos servicios que brindan los bosques nativos la ley prevé una compensación económica
solamente para el titular del bosque nativo público o privado de acuerdo a su categoría de conservación.
Beneficio que según el artículo 35 de la Ley de Presupuestos Mínimos consistirá en un aporte no
reintegrable, a ser abonado por hectárea y por año, de acuerdo a la categorización de bosques nativos,
generando la obligación en los titulares de realizar y mantener actualizado un Plan de Manejo y
Conservación de los Bosques Nativos que deberá ser aprobado en cada caso por la Autoridad de Aplicación
de la jurisdicción respectiva. El beneficio será renovable anualmente sin límites de períodos͟. De lo expuesto
surge que los servicios ambientales tienen por objetivo que el titular del inmueble con bosques nativos que
se encuentra obligado a conservar para contribuir a la generación de un servicio ambiental que beneficia a
la comunidad requiere que se le reconozca una retribución a cambio de ello.

Es importante recalcar que la citada ley divide en tres las categorías de conservación de bosques
nativos: roja, amarilla y verde. En la primera y segunda categoría de bosques el propietario de ellos ve
limitado su derecho al uso y goce del inmueble por imperio de la ley. Se ha preguntado la doctrina si los
servicios ambientales encuadrarían en lo que se entiende como restricciones y limitaciones al dominio, y se
ha concluido que no encuadrarían estrictamente en ellas pues la ley 26.331 como se ha visto, estipula una
compensación pecuniaria por el no hacer, que consiste en dejar el bosque nativo que ha sido calificado
como de mayor valor por las especies que contiene y la función que cumple (roja o amarilla), en el estado
actual en el que se encuentre; aspecto este que no se cumple en las restricciones administrativas. Se ha
preguntado si los servicios ambientales pertenecen entonces a la categoría de servidumbre administrativa,
y se ha contestado también negativamente pues el inmueble que se encuentra dentro del área geográfica
categorizada como roja o amarilla sigue perteneciendo al dominio privado del titular sólo que ésta tiene
una limitación al uso y goce del mismo establecido por la ley. Por todas estas razones López Zigarán de Vigo
entiende que los servicios ambientales son una categoría hibrida que tiene caracteres de las restricciones y
límites al dominio y de las servidumbres administrativas.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Ley Provincial 6.292.- Cabe volver a resaltar que ésta normativa sancionada por la provincia reitera
conceptos y regulación establecidas anteriormente por la ley nacional 13.273, por lo que cabe remitirse al
análisis realizado respecto de la normativa nacional.

Ley Provincial 8.304 (2010).- La Ley Provincial N° 8.304, publicada el 30 de junio de 2010, aprueba el
Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de Tucumán (OTBNT), y es complementaria a la Ley
Nacional n° 26.331 que fue promulgada en diciembre de 2007 y que a su vez deriva del Artículo Nº 41 de la
Reforma Constitucional del 94, donde se establece que: Todos gozan del derecho a un ambiente sano,
equilibrado, apto para el desarrollo humano y para las actividades productivas y con la última parte del
citado artículo en cuanto establece que Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los
presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que
aquéllas alteren las jurisdicciones locales . El objetivo de estas leyes es proteger nuestros bosques nativos,
mediante el enriquecimiento, la restauración, la conservación, el aprovechamiento y el manejo sostenible
de los mismos y de los servicios ambientales que éstos prestan.

En sentido concordando con lo expuesto, dispone el artículo 1º de la Ley Provincial: La presente


Ley establece las normas de Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de la Provincia de Tucumán,
en cumplimiento de lo dispuesto por la Ley N° 26.331, Y de las Zonas de Integración Territorial de los
Bosques Nativos, establecidas en ejercicio del derecho de dominio originario de la Provincia sobre sus
recursos naturales, en los términos de los Artículos 41 y 124 de la Constitución Nacional y 41 de la
Constitución Provincial, por lo que debe considerársela complementaria de aquella͟. La ley provincial
contiene las mismas definiciones en cuanto a las categorías de bosques nativos establecidos por la ley
Nacional, a las que agrega una categoría complementaria caracterizada por el color marrón, y que además
se sub divide en dos categorías, representadas estas últimas con el color marrón oscuro y claro.

Así dispone en su artículo 6º la ley dispone: Establécese la Categoría Complementaria


correspondiente a las Zonas de Integración Territorial de los Bosques Nativos, identificada con el color
marrón en el soporte cartográfico que aprueba la presente Ley y que refiere a los sectores adyacentes a las
zonas de Bosques Nativos, en los cuales los diferentes usos del suelo deben integrarse de forma tal que
contribuyan a la conservación y mitigación de la presión antrópica sobre los mismos… La ley
diferenciándose de la 26.331, define zona de integración territorial (que caracteriza esta nueva categoría
de bosques nativos) a los sectores adyacentes a los Bosques Nativos que por su ubicación y funcionalidad
socio-ambiental actúan o deben actuar como áreas de amortiguación de los mismos . Continúa
disponiendo el artículo 6º: La Categoría Complementaria (marrón) se subdivide en: A) Categoría
Complementaria de Mayor Integración Territorial (marrón oscuro): son los sectores adyacentes a las zonas
de Bosques Nativos bajo Categorías de Conservación I (rojo), y II (amarillo); B) Categoría Complementaria de
Menor Integración Territorial (marrón claro): son los sectores adyacentes a las zonas de Bosques Nativos
bajo Categoría de Conservación III (verde).

Finaliza el artículo en cuestión disponiendo que ͞Las prohibiciones y restricciones previstas en el


Artículo 5° de la presente Ley para las Categorías de Conservación de los Bosques Nativos, no son aplicables
a la Categoría Complementaria, excepto que expresamente se disponga lo contrario vía reglamentación͟.

7.2 - CONTAMINACION ACUATICA

Definición de contaminación hídrica.- Ella se da cuando la composición o el estado natural del


recurso hídrico, se ve modificado, alterado, suprimido por el accionar humano, de tal manera que el
recurso no puede cumplir con sus funciones. Por lo general tiene lugar por acciones como el vuelco,
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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

derrame o el depósito de sustancias o residuos peligrosos que alteran la composición físico-química y


bacteriológica del recurso.

Es una modificación del agua, generalmente provocada por el ser humano, que la vuelve impropia o
peligrosa para el consumo humano, la industria, la agricultura, la pesca y las actividades recreativas, así
como para los animales y la vida natural y cotidiana

 Cuenca Matanza – Riachuelo

Definición de Cuenca .- Sistema de captación de aguas superficiales en el que interactúan los


recursos naturales y el hombre. Es una red compleja de relaciones, en donde el recurso hídrico aparece
como el factor más importante.

Es el área o superficie del territorio que desagua en un río, en un lago, en un mar o bien en un
acuífero subterráneo.

Importancia.-

 Brinda servicios ambientales, en referencia a los beneficios que reporta un recurso al hombre.
 Toda cuenca es capaz de mantener y preservar la biodiversidad.
 Es captadora de carbono.
 Regula las inundaciones y también el clima.
 Regula y evita los procesos de erosión.
 Contribuye al crecimiento económico de una región.

La cuenca Matanza - Riachuelo es la región ambiental y socialmente más degradada de Argentina y


una de las 10 más contaminadas del planeta junto con Chernobyl. Sus rasgos principales son:

 Tiene una superficie aproximada de 233.800 manzanas urbanas (hectáreas o ha);


 Habitan en ella unos 5 millones de personas, el 95% de las cuales vive en ambiente insalubre y un
alto porcentaje es pobre o indigente;
 Es asiento del Polo Petroquímico Dock Sud, uno de los mayores del país;
 Alberga unas 20.000 industrias;
 Depende de 17 jurisdicciones diferentes;
 Es escenario de la mayor cantidad de delitos ambientales del país.

Geografía

El río Matanza - Riachuelo, de unos 70 km de largo, fue originalmente un humedal en torno del cual
se produjeron numerosos asentamientos humanos. Su boca sobre el Río de la Plata, donde se denomina
Riachuelo, fue uno de los primeros puertos de la zona y llegó a tener mucho movimiento de barcos. En sus
cercanías se instalaron las primeras industrias del país, los saladeros, grandes generadores de pestilentes
residuos no tratados.

Polo Petroquímico Dock Sud

El área industrial de Dock Sud y su zona de influencia, de unas 380 ha, está delimitada por el
Riachuelo, el canal Sarandí y el Río de la Plata. De las aproximadamente 50 industrias instaladas alrededor
de las instalaciones portuarias, las principales son:

 2 refinerías de petróleo;
 8 plantas de descarga, almacenaje y embarque de petróleo y sus derivados;
 4 plantas de descarga, almacenaje y embarque de productos químicos;
 1 central termoeléctrica.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Entre las restantes industrias se cuenta empresas de transporte, areneras y estaciones de servicio.
Otras actividades son el relleno sanitario Villa Domínico de CEAMSE y el Canal Sarandí. El puerto tiene un
movimiento anual promedio de 2.700 buques y el movimiento automotor promedio es de unos 5.600
vehículos por día en sus principales accesos. Las actividades industriales y portuarias, sumadas al tránsito
automotor, hacen de Dock Sud una de las áreas con mayores problemas de contaminación. Según el censo
1999 vivían allí unas 39.000 personas y trabajaban en las empresas otras 3.000. Contiguo al Polo está la
Villa Inflamable, donde viven los principales perjudicados por la contaminación.

Principales Problemas y Causas.-

Tras décadas, sino siglos, de desidia y falta de control, los habitantes de la cuenca sufren problemas
como:

 Exposición a sustancias tóxicas como plomo, cromo, benceno y tolueno; proliferación de


bacterias en lixiviados de basura y excretas humanas; vapores pestilentes.
 Asentamientos humanos en zonas contaminadas y peligrosas, sin planes de construcción de
viviendas apropiadas.
 Falta de agua potable, red cloacal, pavimento y correcta disposición final de residuos
hogareños.

Entre las numerosas causas se cuentan:

o Insuficiente control de las industrias que arrojan sus residuos a los cursos de agua o los
entierran para ocultarlos.
o Falta de servicios suficientes de disposición final de residuos domiciliarios o malas prácticas en
los escasos existentes.
o Multiplicidad de jurisdicciones que dificulta la imprescindible coordinación de tareas para la
resolución de los problemas.
o Prácticas políticas clientelistas que promueven o al menos toleran asentamientos en lugares
insalubres.
o Falta de acciones coordinadas de las víctimas, por ignorancia de sus derechos o por dificultades
de acceso a los decisores.
o Negligencia de los gobiernos municipales de la jurisdicción.
o Estupor ante la gigantesca magnitud de los problemas existentes.
o Invisibilidad de los problemas de salud que se generan por ser sus efectos de mediano y largo
plazo, de diagnóstico que no identifica unívocamente las fuentes, o porque la indigencia y la
falta de atención médica enmascaran sus verdaderas causas.
o Uso de residuos domiciliarios como fuente de ingresos (cartoneros) y de comida.

Antecedentes Históricos del Fallo.-

En rigor de verdad, no existe una fecha precisa que determine cuando empezó a contaminarse el
Riachuelo, pero por los registros oficiales se sabe que en el año 1801 existían cerca 30 saladeros en el Río
de la Plata, la mayoría de ellos instalados en las márgenes del Riachuelo.

Lo que hoy se conoce como la cuenca inferior del Riachuelo, que incluye las riberas de La Boca,
Barracas y Avellaneda, era el extramuro de la ciudad blanca y europeizada que se extendía en torno a la
Plaza de Mayo. Lo que sucedió con el Riachuelo es lo de una zona que se empezó a invisibilizar, lo de una
zona que nunca gozó de buena prensa. La zona no estaba lejos del centro pero para llegar a la zona del
Riachuelo había que atravesar humedales y bañados, no era un lugar fácil de acceder. Además de ser un
territorio extraño y difícil de llegar, era una zona portuaria, con las características que tiene un área de
puerto: mucha gente fugitiva, muchos negros libertos, extranjeros y criollos pobres.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los inmigrantes pobres se afincan en barrios como La Boca porque son la mano de obra del
frigorífico o la industria. La zona del Riachuelo se puebla con seres que sufren el desprecio de la
sociedad. Al leer el libro El Matadero de Esteban Echeverría podemos ver la idea que tiene una persona del
centro de la ciudad que, extraviada, llega a un lugar con tipos que están todos manchados de sangre y
negros comiendo vísceras.

Ya en el año 1811 la Primera Junta debió dictar una resolución en la que se manifestaba en contra
de ciertas actividades lesivas para la salud pública.

En 1822 Expulsan de la ciudad los depósitos de cueros y las fundiciones de velas. La medida, que
lleva la firma de Martín Rodríguez y Bernardino Rivadavia, responde a los olores que emitían. También se
manda al otro lado del Riachuelo" a los saladeros, fábricas de velas y curtiembres.

Pero los intentos por detener el deterioro de la cuenca llegan inclusive al gobernador bonaerense
Juan Manuel de Rosas, quien en 1830 prohibió por decreto arrojar al Riachuelo los desperdicios de la faena
que llevaban adelante saladeros y mataderos.

A mediados del siglo XIX las autoridades sanitarias ya habían verificado que en las aguas del
Riachuelo no existía vida orgánica, lo que daba un indicio del altísimo grado de contaminación que ya tenía
por esa época.

Con el estallido de la primera epidemia de fiebre amarilla, en 1852, las autoridades apuntaron al
Riachuelo como un factor de diseminación de la enfermedad desconociendo que el verdadero agente de
transmisión era el mosquito Aedes, aunque las condiciones de salubridad mucho tenían que ver con su
propagación.

En 1871 la Cámara de Diputados Bonaerense aprueba su limpieza y canalización. Recién con la


última y más cruenta epidemia registrada en 1871, la Cámara de Diputados Bonaerense aprobó su limpieza
y canalización, aunque la iniciativa nunca se llevó adelante.

La propia Corte Suprema de Justicia en 1887 dictó sentencia en la célebre causa conocida como los
Saladeristas , en la que se cuestionaba la constitucionalidad de una ley de la provincia de Buenos Aires
que establecía las condiciones bajo las cuales podían asentarse los saladeros en esa provincia y retiraba la
autorización a aquellos establecimientos que no cumplieran con las nuevas pautas, por exigirlo así la salud
pública; en dicha oportunidad quedó sentado que nadie podía tener un derecho adquirido de comprometer
la salud pública y esparcir en la vecindad la muerte con el uso que hiciera de su propiedad, y especialmente
con el ejercicio de una profesión o industria. Asimismo expresó que …la autorización de un
establecimiento industrial está siempre fundada en la presunción de su inocuidad, y no obliga al Gobierno
que la concedió, cuando esta presunción ha sido destruida por los hechos, pues en tal caso, el deber que
sobre él pesa de proteger la salud pública contra la cual no hay derechos adquiridos, recobra toda su
fuerza…

Se cumplirían en 1910 los Cien años de contaminación". Para el centenario de la Revolución de


Mayo, los mataderos y saladeros se habían transformado en frigoríficos, ya existían las curtiembres, y se
abrían paso las petroquímicas.

Ya para 1987 se celebra un acuerdo entre administraciones busca limpiar las aguas en donde la
Nación, la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires suscriben un convenio para resolver los problemas
ambientales de la cuenca en 20 años. Estiman una inversión de 1.000 millones de dólares.

Pero la mayor estafa producida en torno a la limpieza del Riachuelo se llevó a cabo en 1993, cuando
el entonces presidente Carlos Menem, prometió que en mil días el Río Matanza se transformaría en un
lugar apto para pasear en barco, bañarse y pescar.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El Plan Menem, coordinado por la entonces Secretaria de Medio Ambiente María Julia Alzogaray,
recibió en 1997 un crédito de 250 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del
cual poco y nada se utilizó para la limpieza, ya que 40 millones se gastaron en estudios de consultoría o en
remover barcos hundidos, y 150 millones se derivaron a Planes Sociales durante la crisis del 2002.

En 2004 la problemática de la cuenca fue llevada a instancias judiciales por un grupo de vecinos que
presentaron una demanda en reclamo de la recomposición del ambiente y la creación de un fondo para
financiar el saneamiento.

Mendoza, Beatriz Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios (daños derivados
de la contaminación ambiental del Río Matanza - Riachuelo)

1. Pronunciamiento de fecha 20/06/2006

Antecedentes:

Diecisiete personas ejerciendo derechos propios, y algunos de ellos también en representación de


sus hijos menores —en cuya representación posteriormente tomó participación el Defensor Oficial (arts. 59
del Código Civil derogado y 54 de la ley 24.946)—, iniciaron en instancia originaria de la Corte Suprema
demanda contra el Estado Nacional, la Provincia de Buenos Aires, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y cuarenta y cuatro empresas, por los daños y perjuicios que se les han ocasionado por la
contaminación de la cuenca del Río Matanza - Riachuelo la cual tiene una población de 3.000.000 de
habitantes, y abarca parte de la Capital Federal y once partidos de la Provincia de Buenos Aires.
Acumularon también la pretensión de que se condene a los demandados a fin de dar término y
recomponer la situación denunciada.

El Estado Nacional fue demandado al producirse la situación denunciada sobre una vía navegable e
interjurisdiccional, respecto de la cual tiene facultades de regulación y control, en los términos del art.75,
incs.10 y 13 de la Constitución Nacional.

La Provincia de Buenos Aires es demandada por tener el dominio originario sobre los recursos
naturales existentes en su territorio, atento los arts. 121 y 124 de la Constitución Nacional.

Y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es demandada en su carácter de corribereña del Riachuelo,


el que constituye, en el área de su jurisdicción, un bien de su dominio público.

El objeto de la demanda es la indemnización por daños y perjuicios sufridos como consecuencia de


la contaminación de la Cuenca Matanza Riachuelo (a fin de reparar la incapacidad sobreviniente, los gastos
por tratamientos médicos, gastos por nueva radicación, daño moral, daño psíquico sufrido por madres,
padres y sus hijos, el daño futuro comprensivo de los gastos que habrá que realizar para liberar a los niños
de la contaminación que portan en su organismo, y la pérdida del valor locativo de los inmuebles que
habitan); y el cese de la contaminación y recomposición del daño ambiental colectivo (art. 41 de la
Constitución Nacional y art. 30 de la Ley 25.675- Ley General del Ambiente).

En la presente causa se dictaron Medidas Cautelares a los efectos de:

a) la creación de un fondo público, que tenga por fin reparar el daño ocasionado a las víctimas, y
que durante la sustanciación del proceso permita llevar adelante acciones que busquen modificar la
situación denunciada;

b) pedido al Poder Ejecutivo Nacional que reanude y continúe hasta su finalización el Plan de
Gestión Ambiental de Manejo de la Cuenca Hídrica Matanza Riachuelo;

c) implementación de medidas en orden a la inmediata atención de la salud de la población


ribereña de la cuenca;
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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

d) anotación de litis en la Inspección General de Justicia, en el Registro Público de Comercio y en los


Libros de Accionistas de cada una de las empresas codemandadas.

La Corte, en un voto mayoritario con el que concurrió el Dr. Fayt, no hizo lugar a la acumulación
objetiva de pretensiones, declaró su competencia originaria con respecto a las pretensiones concernientes
a la prevención, recomposición y el resarcimiento del daño colectivo y su incompetencia para conocer en
instancia originaria con respecto a la demanda por el resarcimiento de los daños y perjuicios individuales.
Requirió informes a las empresas demandadas, convocando a una audiencia pública a tal efecto, y difirió
hasta que se cumpla con tales recaudos el tratamiento y decisión de las medidas cautelares requeridas.

Algunas cuestiones planteadas y estándares aplicados:

a) Competencia originaria. Corte Suprema de Justicia de la Nación. Estado Nacional y provincial


aforados. Arts. 116 y 117 C.N.

- La acumulación de pretensiones resulta inadmisible si la adecuada ponderación de la naturaleza y


objeto respectivos demuestra que no todas ellas corresponden a la competencia originaria prevista en el
art. 117 C.N.

- No resultan de competencia originaria de la Corte Suprema los procesos en que son demandadas
una provincia, una ciudad autónoma y el Estado Nacional por vecinos de otro estado que reclaman la
indemnización de los daños a las personas y al patrimonio que habrían sufrido a título individual como
consecuencia indirecta de la agresión al ambiente, en una causa que no es de naturaleza civil —concepto
limitado a aquellos litigios regidos exclusivamente por normas y principios de derecho privado—, ni
predominantemente federal, por lo que estas reclamaciones deben ser reformuladas ante los tribunales
que resultaren competentes; cuya determinación surgirá según que se demandare al Estado Nacional, a
quien únicamente corresponde litigar ante la jurisdicción federal.

b) Acumulación de pretensiones. Daño individual por contaminación. Recomposición daño


ambiental colectivo.

- El art. 7º de la ley 25.675 prevé la competencia federal cuando se trata de la degradación o


contaminación de recursos ambientales interjurisdiccionales, hipótesis que se verifica cuando están
involucradas más de una jurisdicción estatal y las pretensiones promovidas tienen en mira ese presupuesto
atributivo de competencia (la degradación o contaminación de recursos ambientales) al perseguir la
recomposición y el resarcimiento del daño de incidencia colectiva, que es el único reglado y alcanzado por
este estatuto especial (art. 27, ley citada).

- Es competente en instancia originaria la Corte Suprema de Justicia de la Nación con relación a la


pretensión que tiene por objeto exclusivo la tutela del bien colectivo configurado por el ambiente, respecto
de lo cual tiene una prioridad absoluta la prevención del daño futuro, en segundo lugar debe perseguirse la
recomposición de la polución ambiental ya causada y finalmente, para el supuesto de daños irreversibles,
se tratará del resarcimiento.

c) Protección del ambiente. Facultades instructorias del juez.

- A fin de proteger efectivamente el interés general, en el caso de que no exista la información


adecuada en la causa, corresponde hacer uso de las facultades ordenatorias e instructorias que la ley
confiere al Tribunal (art. 32, ley 25.675). Por lo que la CSJN requirió:

 A las empresas: Información Pública referida a los procesos productivos que realizan, el
tratamiento de los residuos generados en su actividad y la existencia –o inexistencia- de
seguros contratados en los términos del art. 22 de la ley 25.675, donde se establece la
obligatoriedad de contratar a toda persona física o jurídica que realice actividades riesgosas
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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

para el ambiente, un seguro de cobertura con entidad suficiente para garantizar la


recomposición del daño que se pudiere producir; y un estudio de impacto ambiental de las
cuarenta y cuatro (44) empresas involucradas.
 A los gobiernos, más el COFEMA: la presentación de un Plan Integral de Saneamiento
Ambiental, determinando los contenidos mínimos:
- Ordenamiento Ambiental del Territorio.
- Control de las actividades antrópicas.
- Estudios de Impacto Ambiental de las empresas demandadas. - Programa de Educación
Ambiental.
- Programa de Información Ambiental Pública.

Además inició un sistema de Audiencias Públicas a fin de dar publicidad y participación pública al
proceso. E Intimó a la actora por información complementaria a sus pretensiones.

2. Pronunciamiento de fecha 08/07/2008 – Sentencia Definitiva

Antecedentes: En la causa tramitada en competencia originaria de la Corte Suprema, relativa a las


pretensiones concernientes a la prevención, recomposición y el resarcimiento del daño ocasionado por la
contaminación de la cuenca del Río Matanza-Riachuelo, una vez integrado definitivamente el frente activo,
requerida la elaboración de informes, y sustanciada la causa con el traslado de la demanda y las defensas
articuladas, el Tribunal procedió a dictar sentencia definitiva.

Algunas cuestiones planteadas: a) Recomposición daño colectivo. Sentencia.

b) Saneamiento de la cuenca Matanza - Plan integral - Riachuelo - Ejecución - Competencia - Juez


Federal de Quilmes - Potestades.

c) Auditoría General de la Nación - Control de la ejecución presupuestaria. d) Defensor del Pueblo -


Participación ciudadana.

Estándar aplicado por la Corte:

- El proceso urgente y autónomo sobre la recomposición y prevención de daños al ambiente obliga


al dictado de decisiones jurisdiccionales urgentes, definitivas y eficaces, cuyo objeto decisorio se oriente
hacia el futuro y fije criterios generales para que se cumpla efectivamente con la finalidad indicada —
programa que regule un comportamiento definido con precisión técnica, la identificación de un sujeto
obligado al cumplimiento, la existencia de índices objetivos que permitan el control periódico de sus
resultados y una amplia participación en el control—, pero respetando el modo en que se concreta, lo que
corresponde al ámbito de discrecionalidad de la administración.

- La Autoridad de Cuenca (ley 26.168) es la autoridad obligada a la ejecución del plan integral para
el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, que asumirá las responsabilidades ante todo
incumplimiento o demora en ejecutar los objetivos que se precisan, sin perjuicio de mantener intacta en
cabeza del Estado Nacional, de la Provincia de Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la
responsabilidad que primariamente les corresponde.

- La Auditoría General de la Nación llevará un control específico de la asignación de fondos y de


ejecución presupuestaria de todo lo relacionado con el plan integral para el saneamiento de la cuenca
Matanza-Riachuelo —más allá de lo dispuesto en la ley 26.168 y de las atribuciones correspondientes a
cada una de las jurisdicciones— en orden al alto significado institucional que importa la transparencia en el
manejo patrimonial de la cosa pública.

- Defensor del Pueblo será coordinador de la recepción de sugerencias de la ciudadanía, en virtud


de la plena autonomía funcional que se le reconoce al no recibir instrucciones de ningún otro poder del
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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Estado, a fin de fortalecer la participación ciudadana en el control del cumplimiento del plan integral para
el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo.

- A fin de preservar un significativo grado de inmediatez, y asegurar el acatamiento de las


decisiones adoptadas por la Corte en instancia originaria corresponde atribuir la competencia para la
ejecución del plan integral para el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo a un juzgado federal de
primera instancia con competencia en parte del asiento territorial de la cuenca hídrica, el que tomará
intervención en la revisión judicial que se promueva impugnando las decisiones de la Autoridad de Cuenca
(arts. 18 y 109 C.N.) —competencia que será de carácter exclusiva para asegurar uniformidad y consistencia
en la interpretación de las cuestiones y mantener la tramitación de la causa ante la Corte en lo atinente a la
reparación del daño colectivo—, tendrá las facultades necesarias para fijar el valor de las multas diarias
derivadas del incumplimiento de los plazos, con la suficiente entidad como para que tengan valor disuasivo
de las conductas reticentes, y podrá ordenar la investigación de los delitos que deriven del incumplimiento
de los mandatos judiciales que se ordenan.

- El objeto de la recomposición y la prevención de la contaminación ambiental, mediante un plan


integral para el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, debe ser complementado
instrumentalmente, ordenándose la acumulación de todos los litigios relativos a la ejecución del plan por
ante el juez encargado, y declarándose que el proceso produce litispendencia respecto de las demás
acciones colectivas que tengan por objeto una controversia sobre el mismo bien jurídico, aun cuando sean
diferentes el legitimado activo y la causa petendi.

Por medio de esta sentencia la CSJN condenó a la ACUMAR, al Estado Nacional, la Ciudad de
Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires a tomar diversas medidas con la finalidad de recomponer el
medio ambiente y evitar que se produzcan mayores daños en el futuro.

Según explicó la propia Corte, la condena y tales medidas son consideradas como parte de un
mandato de cumplimiento obligatorio para los demandados cuyo contenido específico fue diagramado
por el propio tribunal en uso de las atribuciones conferidas por la Constitución Nacional y la Ley General del
Ambiente N° 25.675.

El contenido de este mandato fue estrictamente delimitado por la Corte, quien se ocupó de
subrayar que su sentencia se orienta hacia el futuro y se circunscribe a fijar criterios generales para
cumplir con el objeto de la pretensión. En este punto puede advertirse una consciente autor restricción de
parte de la CSJN, quien puso de manifiesto expresamente la necesidad de evitar un avance indebido sobre
la esfera de actuación de los otros poderes del Estado. Es por ello que el mandato obligatorio dejó en
manos de los demandados la elección de las acciones concretas que fueran necesarias para cumplir los
objetivos allí trazados. Los criterios generales fijados por la Corte fueron precisados como integrantes de un
programa que fue considerado como necesario para garantizar la eficacia en la implementación de la
sentencia. Las principales características del contenido de dicho programa fueron resumidas por la CSJN en
los siguientes términos: un comportamiento definido con precisión técnica, la identificación de un sujeto
obligado al cumplimiento, la existencia de índices objetivos que permitan el control periódico de sus
resultados y una amplia participación en el control .

Se fijaron tres objetivos simultáneos a cumplir, consistentes en:

1) La mejora de calidad de vida de los habitantes de la cuenca,


2) La recomposición del ambiente en la cuenca en todos sus componentes (agua, aire y suelos), y
3) La prevención de daños con suficiente y razonable grado de predicción.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Dicho programa también comprende los siguientes aspectos: asegurar el acceso al público a la
información con datos actualizados sobre el progreso de los objetivos antes señalados; en materia de
contaminación de origen industrial, la obligación de realizar inspecciones en todas las empresas radicadas
en la cuenca Matanza-Riachuelo; el saneamiento de basurales; limpieza de márgenes de ríos; expansión de
la red de agua potable, desagües pluviales y saneamiento cloacal; y finalmente, establecer un plan sanitario
de emergencia.

CONTAMINACION de la CUENCA SALÍ DULCE

La Cuenca Salí Dulce, es la cuenca hídrica más grande de la República Argentina sin salida al mar. Nace en el
extremo noroeste del país, en las sierras subandinas, (Provincias de Salta y Catamarca) y desciende hacia el sur hasta
desembocar en la laguna de Mar Chiquita en la provincia de Córdoba. Las provincias de Salta, Catamarca, Tucumán,
Santiago del Estero, y Córdoba integran la cuenca.

Durante las últimas tres décadas, Ingenios, Citrícolas, Frigoríficos y otras empresas que se fueron instalando
en la provincia de Tucumán cerca de zonas ribereñas, arrojaron los residuos tóxicos de su producción (tales como
cachaza y vinaza) al cauce de las aguas de la cuenca.

La Cuenca hidrogeológica del Río Salí se destaca por ser una de las áreas de urgencia más importantes del
país. Las aguas que se extraen allí constituyen la base del desarrollo urbano, agrícola e industrial de este amplio
sector, que abarca aproximadamente una tercera parte de la superficie de la provincia.

La contaminación del agua en la cuenca Salí – Dulce

Investigaciones realizadas en los últimos años tanto por el gobierno como por organizaciones ambientales,
coinciden en que la cuenca Salí-Dulce es la segunda más contaminada de Argentina. Esta extensa zona hídrica nace en
el extremo noroeste del país, en las sierras subandinas, y desciende hacia el sur hasta desembocar en la laguna de Mar
Chiquita en la provincia de Córdoba, en el centro de la geografía Argentina. Las provincias de Salta, Catamarca,
Tucumán, Santiago del Estero, y Córdoba integran la cuenca. Durante las últimas dos décadas, una veintena de
ingenios e industrias citrícolas que se fueron instalando en la provincia de Tucumán cerca de zonas ribereñas,
arrojaron los residuos tóxicos de su producción (tales como cachaza o vinaza) al cauce de las aguas de la cuenca.

Por otra parte, se ha comprobado la existencia de metales pesados en el agua, cuyo origen se atribuye a la
enorme explotación minera de la empresa La Alumbrera, ubicada en la provincia de Catamarca.

Históricamente, el agua de la cuenca ha sido utilizada por miles de pobladores para consumo humano, la cría
de animales de corral, y la pesca. Sin embargo, la contaminación provocada por el aumento de la actividad industrial
ha producido diferentes problemas desde la mortandad de peces, hasta la aparición de enfermedades en la piel en los
habitantes.

El problema se evidencia groseramente entre los meses de junio y septiembre de cada año, período en el que
se realiza la zafra y aumenta la actividad industrial, y en que las aguas cambian de color, tiene lugar la mortandad de
peces, y se extiende un aroma nauseabundo por varios poblados.

La zona en que se hace visible el impacto de manera más evidente es la ciudad santiagueña de Las Termas de
Río Hondo, una localidad turística en donde se emplaza el dique El Frontal, que da lugar a un lago artificial de 33.000
hectáreas. Uno de los casos de mortandad de peces más impactantes tuvo lugar en agosto de 2010, cuando las
autoridades del gobierno de la provincia de Santiago del Estero confirmaron la extracción de cinco toneladas de peces
muertos atascados en las márgenes del murallón del dique.

Según un informe del Comité Interjurisdiccional de Cuenca, formado en 2007, los problemas de la cuenca son
diversos:

a) la contaminación del embalse Río Hondo (la eutrofización afecta su calidad como fuente de agua potable,
la calidad de vida de poblaciones cercanas, la sostenibilidad de una actividad turística que es importante generadora
de empleo en Santiago del Estero, el funcionamiento de los componentes mecánicos de las estructuras de control y el
ecosistema aguas abajo);

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

b) la colmatación del embalse Río Hondo (reduce la capacidad del vaso) y sedimentación de sus afluentes
(causa inundaciones);

c) la pérdida de valores y funciones de los bañados del río Dulce; d) el cambio del funcionamiento de la
laguna Mar Chiquita;

e) la elevación y salinización de la freática en la llanura que circunda al embalse Río Hondo, con la
consecuente probable afectación de la calidad del agua superficial y subterránea.

Principales fuentes contaminantes

1. Industria azucarera

Los responsables de la contaminación son los ingenios Leales, La Corona, Cruz Alta, Concepción, La Florida, La
providencia, Fronterita, Santa Bárbara, San Juan, Santa Rosa, Nuñorco y Marapa; ubicados en distintos sectores de la
provincia de Tucumán. Los desechos de la industria citrícola son la melaza, vinaza y cachaza.

La melaza es el producto residual de la centrifugación de las mieles del tercer cocimiento en el proceso de
elaboración de azúcar, es un producto viscoso de gran densidad rico en sales pero pobre en sacarosa por lo que ya no
se utiliza para seguir sacando azúcar, mientras que si puede ser empleada para la fabricación y fermentación de
alcohol. La misma es acumulada en piletones donde se baja la temperatura con la que sale del proceso y luego es
acumulada en tanques internos. También pueden llegar a través de desechos de lavados de la planta fabril.

Como contaminante principal de la industria se destaca a la vinaza, desecho que se genera durante la
elaboración de etanol con la melaza de la caña de azúcar, representa el principal problema de contaminación de la
cuenca Salí Dulce, de la que también forma parte la provincia de Santiago del Estero. Se calcula que en un año se
producen cerca de 200 millones de litros de etanol y por cada litro de este biocombustible se generan 13 de vinaza, lo
que demuestra que durante la zafra se generarán 2.600.000.000 millones de litro del residuo industrial, lo que pone
en peligro el ecosistema de la cuenca.

Finalmente se clasifica como contaminante a la cachaza, que es el residual del proceso de flotulación o
decantación o filtrado del jugo de caña conjuntamente con el agua que se usó en la indivisión del proceso de molienda
que contiene las microfibras de caña que al ser filtrado a través de un proceso de vacío se le extrae el porcentaje final
de sacarosa que contiene.

Si existen lluvias durante el proceso de aplicación del abono de cachaza, ácidos que la misma contiene
pueden ser filtrados a las napas subterráneas contaminando el agua.

2. Minera La Alumbrera

La minera La Alumbrera ubicada en la provincia de Catamarca, provoca un gran impacto social y ambiental
actuando a corto, mediano y largo plazo; a causa de la explotación de oro y cobre.

La actividad desarrollada por la minera La Alumbrera no sólo es objeto de preocupación para las poblaciones
catamarqueñas que se ven afectadas en sus cualidades sanitarias y ecológicas, sino también resultan relevantes los
efectos que produce sobre el propio territorio tucumano, en especial sobre sus cursos hidrológicos, que a la vez
condicionan el equilibrio natural de la cuenca Salí-Dulce.

Se resalta en el informe que la planta (ubicada en Cruz del Norte) descarga gran cantidad de residuos sólidos
con metales pesados y otras sustancias tóxicas, además de indicar que otra fuente importante de contaminación son
las roturas y fugas del mineraloducto de 316 km, que transporta pulpa de concentrados.

Dicha minera produce un alto contenido de cobre y sulfatos a la cuenca del río, superando los límites
establecidos por la ley 24.051 de Residuos Peligrosos para el parámetro cobre, como así también la presencia de
cianuro, molibdeno, hierro, manganeso, arsénico y boro.

La intensidad del mismo resulta alta, de extensión regional, permanente y parcialmente reversible. El riesgo
de ocurrencia es cierto y el impacto se califica con un valor de 7, que representa un impacto medio.

3. Industria citrícola

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Las citrícolas ubicadas en la provincia de Tucumán son Citromax, Cota y Citrícola San Miguel.

Los efluentes de las citrícolas, sobre todo de las que producen jugos concentrados o demás, generan
efluentes muy parecidos a la vinaza (desecho de la producción de alcohol con la melaza de caña) ya que también tiene
mucha materia orgánica.

En un informe realizado por la Dirección Política Científica de la Fuerza Nacional concluyo que de las muestras
extraídas de los efluentes de la citrícola Cota, presentaban valores elevados para los parámetros de demanda
bioquímica de oxígeno, solidos sedimentables y sustancias solubles en éter etílico. Se observan restos orgánicos en
descomposición que se asemejan a la pulpa o al pellejo de frutas cítricas y que debido a estos, dichos restos o pueden
ser vertidos al medio sin previo tratamiento dado el fenómeno de eutrofización en el que se incurriría si estos restos
orgánicos entraran en contacto directo con el suelo y agua.

4. Industria papelera

El impacto sobre el medio ambiente de la fabricación de la pasta de papel depende de muchos factores,
como la materia prima (tipo de madera, papelote, residuos vegetales, etc.) el proceso de blanqueado de la pasta
(clorogas, dióxido de cloro, oxígeno, ozono, soda caustica, peróxido de hidrógeno, tratamientos enzimáticos) los
sistemas de depuración que tengan instalados o la ubicación de las fábricas.

Así, las fábricas de pasta mecánica generan resinas ácidas altamente tóxicas que son difíciles de biodegradar
y, por lo tanto necesitan un tratamiento biológico bastante sofisticado. Las fábrica que emplean cloro o compuestos
clorados producen residuos y vertidos contaminados con sustancias organocloradas de elevada toxicidad.

Los vertidos de las fábricas de pasta química contienen restos de los productos químicos utilizados para cocer
la madera, sustancias resultantes de la eliminación de la lignina (licor negro) y sustancias organocloradas provenientes
del blanqueo, cuando se utilizan compuestos clorados y muchos compuestos sin identificar resultantes de las
interacciones entre ellos. Los efluentes de estas fábricas contienen compuestos orgánicos de azufre, resinas ácidas y
otros desechos de la madera. Estos vertidos tienen una elevada toxicidad y requieren complejos y costosos sistemas
de depuración para reducir su impacto sobre los causes receptores.

5. Residuos sólidos urbanos

Los residuos sólidos urbanos de las ciudades de San Miguel de Tucumán, Yerba Buena, La Banda del Río Salí,
Tafí Viejo y Las Talitas son desechados en el vertedero Pacará Pintado, ubicado en La banda del río Salí, a orillas del
río. Diariamente se vierten aproximadamente 800 toneladas de basura.

El terreno en el que se ubica la planta no es óptimo para cumplir su función, ya que facilita que los elementos
contaminantes lleguen a las napas freáticas. Además este se encuentra ubicado en el viejo cauce del río Salí por lo que
corre serio peligro de inundación.

6. Desechos cloacales

El volcamiento de líquidos cloacales provoca en el agua una alta concentración de bacterias aeróbicas
heterotróficas, con la posibilidad de enfermedades parasitarias, hepatitis, trastornos intestinales, síndrome urémico
hemolítico.

Las bacterias encontradas generan fiebres, debilidad, nauseas, retorcijones, vómitos y calambres, hasta
enfermedades entéricas y pulmonares graves. También se encuentran hongos microscópicos como por ejemple el
aspergillus que afecta a los seres humanos y animales.

Pero el volcamiento de líquidos cloacales no solo trae aparejado problemas para la salud humana, sino
también para el ambiente, perjudicando la vida de animales domésticos y silvestres, como así también de la flora.

Así mismo, estas aguas tienen olor y aspectos desagradables. Provocando una desvalorización económica,
turística, urbanística, generando fuerte impacto en la actividad económica del lugar, produciendo a su alrededor
mayores índice de pobreza. A ello, debemos agregar el costo económico que implican las tareas de reparación de los
impactos negativos ambientales.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

San Miguel de Tucumán se encuentra en emergencia sanitaria debido al permanente aumento poblacional y
a la expansión de los sectores urbanos, que no fue acompañado con las obras de infraestructura necesarias para dar
respuesta a dicho crecimiento.

Las redes de colectoras de la ciudad de san Miguel de Tucumán se encuentran saturadas en mucho de los
sectores donde actualmente prestan servicios. Todo efluente recolectado por las redes existentes no es tratado en la
planta de depuración de San Felipe; aproximadamente el 70% de lo recolectado se descarga crudo, a través de los
conductos y desagües pluviales a cielo abierto al rio Salí.

La planta depuradora existente de tratamiento primario con digestión de barros separada, ha quedado
superada por el crecimiento de la población. La estación elevadora de líquidos cloacales está funcionando al límite de
la capacidad de bombeo; esta situación se agrava con las precipitaciones por que el ingreso de agua de lluvia fuerza
las instalaciones a sus niveles máximos.

La falta de obras nuevas y colmatación de las instalaciones existentes ha originado una situación crítica en el
aspecto medioambiental afectando la calidad de vida debido a las obstrucciones, derrames por desborde de las bocas
de registro a las vías públicas, rotura de cañerías de hormigón y asbesto cemento, que conforman un 70%
aproximadamente del sistema cloacal, las cuales han sido afectadas por acción de los gases y las thio bacterias que
destruyen las zonas superior de las mismas.

7. Frigoríficos

Los efluentes líquidos provenientes de la industria frigorífica son derivados de aguas de lavado, procesos de
desangrado y evisceración y tripería y mondonguería. Según sus orígenes se clasifican en:

Líquidos verdes (con estiércol): lavado de camiones jaula, corrales, contenidos de panzas, etc.

Líquidos rojos (con sangre): lavados de faena, eviscerado, menudencias, cámaras frigoríficas, playas de oreo.

Entre los contaminantes de efluentes líquidos se destacan los restos de sangre (contaminante principal)
grasas, proteínas, huesos, estiércol, pelos, plumas, temperatura, detergente y microorganismos patógenos.

Los frigoríficos Moderno, La Barraca y Fidensa, ubicados en la provincia de Tucumán y que son responsables
de contaminar la cuenca.

La zona en la que se hace visible el impacto de manera más evidente es la ciudad santiagueña de Las Termas
de Río Hondo, una localidad turística en donde se emplaza el dique El Frontal, que da lugar a un lago artificial de
33.000 hectáreas. Uno de los casos de mortandad de peces más impactantes tuvo lugar en agosto de 2010, cundo las
autoridades del gobierno de la provincia de Santiago del Estero confirmaron la extracción de 5 toneladas de peces
muertos atascados en las márgenes del murallón del dique.

Provincia de Santiago del Estero c/ Cia. Azucarera Concepción S.A. y Otro s/ Amparo Ambiental

La Provincia de Santiago del Estero y el Defensor del Pueblo provincial promovieron acción de amparo ante el
Juzgado Federal de esa jurisdicción, en los términos de los artículos 41 y 43 de la Constitución Nacional y 30 de la ley
25.675, contra las Compañías Azucareras Concepción S.A. (Ingenio Concepción) y los Balcanes S.A. (Ingenio La Florida),
ambas ubicadas en la Provincia de Tucumán, a fin de hacer cesar la contaminación del lago del Dique Frontal de Las
Termas de Río Hondo, por el volcado de vinaza sobre los afluentes que conforman la Cuenca Salí-Dulce. Asimismo,
solicitaron la recomposición del ambiente dañado o, en el caso de que no sea posible, se compensen los sistemas
ecológicos perjudicados, mediante el procedimiento previsto en el artículo 34 de la citada Ley General del Ambiente.
Requirieron también que, una vez que se dicte sentencia en autos, se efectúe el seguimiento y control de las acciones
positivas que deberán ejercer las demandadas para su cumplimiento.

Manifestaron que los ingenios con destilerías —como los aquí demandados— son los mayores productores
de bioetanol, un alcohol que deriva de la caña de azúcar y que es incorporado a los combustibles fósiles en una
cantidad del 5%, cuyo sub producto es la vinaza (en una proporción de 13 litros por cada uno de bioetanol), la cual
contiene una gran carga orgánica, que al descomponerse consume el oxígeno disuelto en el agua.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Sostuvieron que, en razón del régimen creado por las leyes nacionales 26.093 y 26.334, las demandadas han
tomado la decisión de aumentar la producción de bioetanol para abastecer al mercado, llevándola a 270.000.000
litros anuales, lo que equivale a generar 3.510.000.000 litros de vinaza.

Señalaron que los dos ingenios arrojan la vinaza sin tratamiento alguno a los afluentes que conforman la
Cuenca Salí Dulce, recurso natural de carácter interjurisdiccional que atraviesa las provincias de Salta, Tucumán,
Catamarca, Santiago del Estero y Córdoba, produciendo una masiva mortandad de peces.

Explicaron que el Dique Frontal de Las Termas de Río Hondo es una obra de gran importancia para la
atenuación de crecidas, el suministro de riego y agua potable, la generación de hidroelectricidad, el turismo y el
desarrollo ictiológico, y que las demandadas son las causantes de la contaminación del lago de este gran embalse que
recibe casi la totalidad de sus caudales de agua dulce desde Tucumán.

Afirmaron que, si bien habrían determinado el daño ambiental en jurisdicción de Santiago del Estero, el lago
del embalse se reparte casi por mitades entre esa provincia y la de Tucumán, y que la contaminación encontraría su
origen —según esgrimieron— en la actividad de destilación que realizan las demandadas en territorio tucumano,
cuyos efluentes recorren los principales colectores del embalse, esto es, los ríos Salí, Gastona, Medina, Mayo y
Marapa, así como los arroyos Matazambi y Mista y canales artificiales como el Troncal.

Solicitaron que se dicte una medida cautelar con carácter urgente, para que se suspenda la producción de
bioetanol o cualquier otro alcohol, que tenga como sub producto la vinaza, en cada una de las destilerías
demandadas, hasta tanto éstas garanticen un sistema de tratamiento que cumpla con los parámetros legales vigentes,
debiendo presentar en el plazo de 30 días un plan de tratamiento para ese efluente, y que se designe al Comité
Interjurisdiccional de la Cuenca Salí Dulce como órgano de contralor de cumplimiento de la medida.

El juez federal se declaró incompetente y ordenó la remisión de las actuaciones a la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, por considerar que corresponden a su competencia originaria, al ser parte una provincia en una causa de
manifiesto contenido federal, al estar afectado un recurso natural interjurisdiccional.

La Corte, sin declararse competente, solicitó a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la


Nación (SAyDS) que informe el estado de avance de las acciones impulsadas para la protección del ecosistema Cuenca
Salí-Dulce, con particular atinencia a la contaminación que se denuncia en el Dique Frontal del Embalse de las Termas
de Río Hondo, proveniente del volcado de efluentes industriales sin tratamiento sobre los afluentes que conforman la
referida cuenca, por parte de los ingenios ubicados en jurisdicción de la Provincia de Tucumán.

En relación a la medida cautelar requerida, frente a las acciones concretas indicadas, la Corte sostiene que
aparece prematuro impartir una orden de la naturaleza pretendida sin siquiera haber oído a las partes interesadas;
ello, claro está, sin perjuicio de las medidas que pudieran adoptarse en el futuro en el caso de aparecer como
necesarias.

Que, todo ello, sin perjuicio de lo que se resuelva en definitiva sobre la competencia de la Corte para
entender en el caso por vía de la instancia prevista en el artículo 117 de la Constitución Nacional, como así también en
lo que respecta a la pretensa intervención del Defensor del Pueblo de la Provincia de Santiago del Estero, y de las
sustanciaciones que se ordenen, en su caso, con relación a las empresas demandadas.

Por ello, y de conformidad con lo dictaminado por la señora Procuradora Fiscal, la CSJN (sin declararse
competente) resolvió:

I. Requerir mediante oficio a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación que


informe a esta Corte en el plazo de diez días hábiles cuál es el estado de avance de las acciones
impulsadas para la protección del ecosistema Cuenca Salí-Dulce, con particular atinencia a la
contaminación que se denuncia en el Dique Frontal del Embalse de las Termas de Río Hondo,
proveniente del volcado de efluentes industriales sin tratamiento sobre los afluentes que conforman
la referida cuenca, por parte de los ingenios ubicados en jurisdicción de la Provincia de Tucumán.
II. No hacer lugar al pedido de medida cautelar.

7.3 - De la protección ambiental en la Actividad Minera.


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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Ámbito de aplicación. Alcances

Artículo 246: ͞La protección del ambiente y la conservación del patrimonio natural y cultural, que
pueda ser afectado por la actividad minera, se regirán por las disposiciones de esta Sección.͟

Esta nueva Sección del Código de Minería, es incorporada por la ley 24.585, del año 1995.

Cabe en ella previo a su análisis la consideración de algunas cuestiones previas respecto al artículo
41 de la CN, modificado en 1994. Esta norma constitucional reconoce el derecho de todo habitante a gozar
de un ambiente sano y equilibrado, apto para el desarrollo humano y las actividades productivas. Este
derecho no es sólo patrimonio de las generaciones actuales sino también de las futuras. Por su naturaleza,
es un derecho que está por encima de la potestad de los Estados ya que, "pertenece al hombre y éste es
igual en el espacio y en el tiempo".

En un Estado de organización política federal, la distribución de los poderes constitucionales para


reglar las cuestiones ambientales, constituye una tarea difícil. El referido artículo 41, al regular las
cuestiones ambientales, y su complementario artículo 43 referido a los procedimientos para su protección
y defensa, han adoptado una fórmula mixta que concilia el derecho que tiene todo habitante del territorio
argentino a gozar de un ambiente sano, en el espacio y en el tiempo, garantizándole a tal efecto la vigencia
de estándares o presupuestos mínimos de protección en todos los niveles jurisdiccionales. Esta protección
universal hace aplicación del principio de igualdad ante la ley. En este sentido, dispone: Corresponde a la
Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las
necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales". En consecuencia, es
facultad constitucional de la Nación fijar los estándares o niveles mínimos de protección ambiental, con
vigencia en todo el territorio nacional, y a las provincias establecer las normas y los procedimientos
complementarios, reglamentando la aplicación de esos estándares o presupuestos en las jurisdicciones
locales, de acuerdo con las características de sus ecosistemas, pero sin transgredir los niveles fijados por las
leyes nacionales.

Cada provincia, cada municipio, posee poderes propios en la materia de su competencia, para
reglamentar las cuestiones y procedimientos ambientales, en tanto no se opongan a los principios básicos
establecidos en la legislación nacional. Con arreglo a esta norma general, puede establecer niveles más
exigentes de protección ambiental, pero en ningún caso está facultada para disminuirlos. Muchas
provincias y municipios lo han hecho en el país, dictando normas regulatorias al respecto. Estas
regulaciones abordan especialmente el problema de la protección del aire, agua, suelo y medio ambiente
en general y sólo incidentalmente hacen referencia a cuestiones específicas de la minería.

El deterioro del ambiente a causa de las explotaciones mineras en Argentina aún no ha adquirido
caracteres graves, como ha acontecido en otros países, dado el escaso desarrollo alcanzado por esta
actividad y las características y el escenario apartado donde habitualmente se desenvuelven sus
operaciones. Hasta ahora, el mayor impacto se ha venido registrando en materia de explotación de
canteras y de aquellas sustancias minerales que, por lo general, constituyen el único recurso aprovechable
del suelo. La destrucción del paisaje, el deterioro del suelo y las perturbaciones de todo orden que
ocasionan los trabajos en las proximidades de los centros poblados, han agudizado el problema ambiental,
especialmente a nivel municipal, pasando a ocupar un primer lugar en la preocupación de los gobiernos. La
contaminación del aire, agua y suelo por los efluentes tóxicos provenientes de las plantas de beneficio y
fundición de minerales, los derrames de petróleo extraído que contaminan el suelo y las aguas, la
acumulación de aguas de formación y de purga que provocan la mortandad del ganado, las alteraciones en

26
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

el régimen de vida de la fauna silvestre, son otras de las cuestiones ambientales planteadas que concitan
cada día más la atención de las autoridades para prevenirlas, mitigarlas o resolverlas.

La circunstancia de que la actividad minera no haya adquirido en el país gran desarrollo,


proporciona una ventaja considerable, ya que podrán adoptarse las regulaciones apropiadas para evitar o
disminuir los efectos negativos que la actividad ocasiona en el ambiente. En otras naciones estas
regulaciones se han impuesto tardíamente y resulta ahora muy difícil restaurar el ambiente dañado, lo cual
representa una carga onerosa en la economía de las empresas.

Por último es menester destacar que el daño aparece como una consecuencia inevitable en la
actividad minera. La política ambiental debe tender a prevenirlo y, en caso de no poder evitarse, el objetivo
será minimizar sus efectos.

Las normas de protección ambiental para la actividad minera, han sido establecidas por la ley
24.585, como Título Complementario del Código de Minería, precediendo a su Título Final. Al procederse al
reordenamiento del Código, ese Título fue inserto como Sección 2, del Título 13, a continuación de las
Condiciones Técnicas de la Explotación, que es su lugar lógico dentro del Código, por tratarse también de
condiciones técnicas, pero de carácter especial, que rigen para la actividad minera y conexa a la minería.
Sin perjuicio de esta normativa específica, es de aplicación subsidiaria para la actividad minera, a nivel
nacional, la regulación contenida en la ley 24.051 sobre generación, manipulación, transporte y disposición
final de los residuos peligrosos. Esta ley rige en los lugares sometidos a jurisdicción nacional, también para
el transporte interprovincial de residuos, y para el caso de que éstos pudieran afectar el ambiente o las
personas fuera de las fronteras de una provincia. Asimismo, la ley sólo rige en el territorio de las provincias
que hayan adherido a su régimen. Quedan excluidos de la ley los residuos radioactivos, que se gobiernan
por normas especiales.

Aparte de esta última ley, la ley 24.585 ha sido objeto de una normativa general complementaria,
aprobada por el Consejo Federal de Minería, en la reunión celebrada en San Carlos de Bariloche el 16 de
agosto de 1996, la cual requiere la aceptación o consenso de los gobiernos provinciales para entrar en
vigencia en cada jurisdicción en los aspectos generales que le conciernen, aunque es facultad de la Nación
establecerla, en cuanto a los presupuestos o estándares mínimos de calidad ambiental requeridos. Esta
normativa contiene disposiciones que aclaran y reglamentan conceptos establecidos en la ley ambiental,
fijan normativas para la presentación y evaluación de los informes de impacto ambiental, define el daño
ambiental y determina los procedimientos para el ejercicio de las responsabilidades, organiza el registro de
consultores y laboratorios y el registro de infractores, establece la información básica que deberán
contener los informes de impacto ambiental para las etapas de prospección, exploración y explotación
mineras y determina los niveles guía de calidad de las aguas, el suelo y el aire.

Artículo 247. ͞Están comprendidas dentro del régimen de esta Sección, todas las personas físicas y
jurídicas, públicas y privadas, los entes centralizados y descentralizados y las empresas del Estado Nacional,
provincial y municipal que desarrollen actividades comprendidas en el artículo 249͟

Ninguna persona pública o privada que desarrolle actividades mineras o conexas a la minería puede
estar excluida de las normas ambientales. La conservación del ambiente y la preservación del patrimonio
natural y cultural constituyen un compromiso de todos y nadie puede permanecer indiferente ante el
deterioro que su actividad ocasione a esos bienes.

Artículo 248. Las personas comprendidas en las actividades indicadas en el artículo 249 serán
responsables de todo daño ambiental que se produzca por el incumplimiento de lo establecido en la
27
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

presente Sección, ya sea que lo ocasionen en forma directa o por las personas que se encuentran bajo su
dependencia o por parte de contratistas o subcontratistas, o que lo causa el riesgo o vicio de la cosa.

El titular del derecho minero será solidariamente responsable, en los mismos casos, del daño que
ocasionen las personas por él habilitadas para el ejercicio de tal derecho.

Debemos partir por entender el concepto de ambiente (según lo señala Catalano) como el
conjunto de elementos naturales y factores socio-culturales en cuyo medio transcurre la existencia del
hombre . La normativa de Bariloche lo define, a su vez, como "la totalidad de condiciones externas de vida
que ejercen influencia sobre un organismo o una comunidad de organismos en su hábitat".

Por su parte, como protección ambiental se entiende al conjunto de medidas dirigidas a


mantener las condiciones naturales y socio-culturales existentes en el medio, evitando que su deterioro
ponga en riesgo la calidad de vida y existencia del hombre.

La ley no define el daño ambiental. No obstante, se entiende que éste queda configurado cuando
se exceden los presupuestos mínimos, estándares o niveles fijados por la ley o por la reglamentación. Fuera
de estos casos en que los parámetros o presupuestos mínimos pueden ser cuantificados como ocurre con
el suelo, agua y aire, debe considerarse daño toda alteración que represente un impacto negativo en las
condiciones naturales o socio-culturales del medio de que se trata y conduzca o pueda conducir a un
deterioro del equilibrio existente. El daño, en consecuencia, puede operarse cuando se producen
alteraciones en el relieve del suelo, o se desvían o contaminan los cursos o cuerpos de agua, se modifica el
paisaje natural, la flora, o la forma de vida de la fauna silvestre, los sitios históricos, y, también, cuando la
presencia de nuevos núcleos humanos, o de instalaciones, alteran los hábitos, costumbres y el carácter de
las poblaciones tradicionales generando conflictos culturales con las comunidades existentes. Como puede
observarse, muchos de estos daños resultan difíciles de evaluar y requerirán la mayor prudencia del
encargado de juzgarlos.

La normativa de Bariloche define el daño ambiental como "toda alteración antrópica (producto de
la actividad del hombre) que provoque perjuicios para el ambiente o a uno o más de sus componentes,
generado por acción u omisión, excediendo los límites tolerables admitidos por la Declaración de Impacto
Ambiental, que constituyendo infracción, sea efectivamente verificado en el marco del debido proceso
legal". Es suficiente, a los fines de esta normativa, que se excedan los límites fijados en la Declaración de
Impacto ambiental, para que se configure el daño.

El principio de la responsabilidad objetiva o sin culpa, que el artículo 161 del Código(*) sanciona
para los daños mineros, en general, pareció muy gravoso al legislador, aplicado al daño ambiental
producido por la actividad minera y conexa, por lo que prefirió adoptar, para este tipo de daño, una
fórmula distinta, que es la sancionada por el artículo 248, mediante la incorporación de la hipótesis del
daño causado por el riesgo o vicio de la cosa del artículo 1113 del Código Civil velezano. Ello, en la práctica,
no importa grandes cambios, porque el principio de la responsabilidad objetiva, o sin culpa, continuará
rigiendo para los daños ambientales que provengan del riesgo o vicio de la cosa, que será el mayor número
de situaciones que se presenten, por las características propias de la actividad minera. En estos casos
especiales, el minero siempre puede eximirse de responsabilidad probando la culpa o falta de la víctima o
de un tercero por el que no tenga obligación de responder.

(*Texto Artículo 161. El propietario de una mina es responsable de los perjuicios causados a terceros, tanto
por los trabajos superficiales como por los subterráneos, aunque estos perjuicios provengan de accidentes o casos

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

fortuitos. Los perjuicios serán previamente justificados, y no podrán reclamarse después de transcurridos seis meses
desde el día del suceso.)

Fuera de los casos de responsabilidad objetiva originada en el riesgo o vicio de la cosa, el minero
responderá por los daños ambientales si el damnificado prueba que ha incurrido en dolo, culpa o
negligencia. Será, también, responsable del daño ambiental, si éste tiene su origen en un accidente o caso
fortuito.

Esta diferenciación legal por el origen del daño, resulta difícil de establecer en la práctica. El
Código, a través de la ley 24.585, ha sancionado dos tipos de responsabilidades en minería, según se trate
de un daño común o de un daño ambiental. En el primer caso se aplica el principio de la responsabilidad
objetiva en los términos del artículo 161 del Código y con todo su rigor jurídico, incluyendo los supuestos
de accidentes o casos fortuitos. En el segundo, será necesario determinar el origen del daño. Si éste
proviene del riesgo o vicio de la cosa corresponderá, también, aplicar el principio de la responsabilidad
objetiva del artículo 1757/8 del Código Civil y Comercial, salvo los supuestos de accidentes o caso fortuito,
que contempla el artículo 161. En los demás casos de daño ambiental, será necesario acreditar el dolo, la
culpa o negligencia del agente.

Aparte de esta responsabilidad diferenciada, el artículo comentado sanciona el principio de la


solidaridad del titular del derecho minero con respecto a los daños ambientales producidos por las
personas por él habilitadas para el ejercicio del derecho, tal como el arrendatario, usufructuario o mero
explotante. En estos casos, la responsabilidad del minero aparece agravada por actos ajenos respecto a los
cuales, en muchos casos, no tendría obligación legal de responder. Tal normativa ha sido impuesta para
acentuar el control de prevención de los daños.

Artículo 249. Las actividades comprendidas en la presente Sección son:


a) Prospección, exploración, explotación, desarrollo, preparación, extracción y almacenamiento de
sustancias minerales comprendidas en este Código de Minería, incluidas todas las actividades destinadas al
cierre de la mina.
b) Los procesos de trituración, molienda, beneficio, pelletización, sinterización, briqueteo,
elaboración primaria, calcinación, fundición, refinación, aserrado, tallado, pulido, lustrado y otros que
puedan surgir de nuevas tecnologías y la disposición de residuos cualquiera sea su naturaleza.

Dentro de estas actividades, las actividades estrictamente mineras, en la estructura tradicional del
Código, son las indicadas en el inc. a). Las que menciona el inc. b) son mineras cuando el establecimiento
donde se desarrollan constituye una dependencia de la mina.
Artículo 250. Serán autoridad de aplicación para lo dispuesto por la presente Sección las
autoridades que las provincias determinen en el ámbito de su jurisdicción.

Dada la diversidad de organización administrativa que poseen las provincias, con autoridades
mineras y autoridades ambientales separadas, se ha dejado librado al criterio de cada una de ellas
determinar la autoridad de aplicación de la norma ambiental para la minería.

Evidentemente, son las autoridades técnicas del ramo de minas las que están en mejores
condiciones de aplicar las normas ambientales, dado el carácter particular de las explotaciones mineras y la
compenetración que poseen sobre sus problemas específicos. De cualquier forma, si en algún caso la
aplicación es atribuida a la autoridad ambiental, el asesoramiento de la autoridad específica de la minería
será, muchas veces, un paso necesario.

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Es probable que en caso de tratarse de la contaminación del aire, agua y suelo, los daños
ambientales trasciendan la jurisdicción de una provincia y produzcan efectos en otras provincias vecinas.
Los conflictos jurisdiccionales, en estos casos, a falta de acuerdo entre las provincias involucradas, deberán
ser planteados ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en virtud de la competencia originaria que le
asigna en estos casos el artículo 117 de la Constitución.

Instrumentos de gestión ambiental


Artículo 251. Los responsables comprendidos en el artículo 248 deberán presentar ante la
autoridad de aplicación y antes del inicio de cualquier actividad especificada en el artículo 249, un Informe
de Impacto Ambiental.
La autoridad de aplicación podrá prestar asesoramiento a los pequeños productores para la
elaboración del mismo.͟

Resulta obligatorio para todos los responsables de las actividades comprendidas en el artículo 249
la presentación, ante la autoridad de aplicación, antes del comienzo de las operaciones, de un Informe de
Impacto Ambiental, para el análisis y aprobación de esa autoridad. La aprobación, incluso, es necesaria para
las actividades de prospección y exploración, aunque en éstas el daño ambiental no se presente o resulte
de poca entidad.

Hasta que la autoridad no se haya expedido, ninguna actividad podrá establecerse y, en


consecuencia, no comenzará a correr el plazo que fija el artículo 30 para la instalación de los trabajos de
exploración. La autoridad ambiental, no obstante, deberá pronunciarse sobre la aprobación o no del
Informe en el plazo de sesenta días hábiles que fija el artículo 254.

Las características de este Informe están determinadas en los artículos 253 y 262. Destaca en esta
oportunidad, Catalano, la conveniencia de que para todas las actividades se establezcan formularios o
modelos impresos, o guías para la presentación, de modo que orienten los informes hacia sus verdaderos
objetivos y hagan posible su rápida evaluación. La normativa de Bariloche ha establecido guías para la
presentación del Informe de Impacto Ambiental para las etapas de prospección, exploración y explotación.

El Informe de Impacto Ambiental debe incluir en el caso de la explotación, un plan de manejo


ambiental que consigne las medidas de corrección que se llevarán a cabo hasta el cierre del
establecimiento y un plan de monitoreo y control de los efluentes sólidos, líquidos y gaseosos.

Artículo 252. ͞La autoridad de aplicación evaluará el Informe de Impacto Ambiental y se


pronunciará por la aprobación mediante una Declaración de Impacto Ambiental para cada una de las
etapas del proyecto o de implementación efectiva.͟

La Declaración de impacto Ambiental es la resolución de la autoridad de aplicación que aprueba el


Informe presentado, tras su evaluación.

Esta Declaración es previa a la iniciación de todas las actividades mineras y conexas y debe
entenderse que mientras no se haya pronunciado se mantienen suspendidos los plazos legales para la
ejecución de los trabajos mineros ordenados por el Código.

Artículo 253: El Informe de Impacto Ambiental para la etapa de prospección deberá contener el tipo
de acciones a desarrollar y el eventual riesgo de impacto ambiental que las mismas pudieran acarrear.
Para la etapa de exploración el citado Informe deberá contener una descripción de los métodos a
emplear y las medidas de protección ambiental que resultaren necesarias.
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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En las etapas mencionadas precedentemente será necesaria la previa aprobación del Informe por
parte de la autoridad de aplicación para el inicio de las actividades, sin perjuicio de las responsabilidades
previstas en el artículo 248 por los daños que se pudieran ocasionar.

En la etapa de prospección el informe a desarrollar, deberá contener una descripción de las


acciones a cumplir y de los riesgos que pueden generar y de las medidas de prevención y mitigación de los
impactos ambientales y del manejo de residuos. Para la etapa de exploración, tos riesgos pueden ser
mayores, pero ello dependerá de los métodos de trabajo a utilizar y tipo de yacimiento, en función de los
cuales se describirán las medidas de protección aplicables. El informe, en este caso, deberá ser más amplio
y explicativo, describiendo el ambiente, las tareas a desarrollar, afectación del suelo, personal ocupado,
impactos ambientales y medidas de protección contempladas. Debe señalarse que la prospección no está
reconocida institucionalmente en el Código de Minería, salvo para la investigación geológica y minera a
cargo del Estado, por lo que, como actividad autónoma, no tendrá oportunidad de aplicarse.

A su vez, el artículo 262 contiene las materias que deben desarrollarse para las distintas fases
mineras, cuyo contenido deberá también tenerse en cuenta para las etapas anteriores, ya que la
problemática ambiental, por su carácter global, tiene muchos puntos de contacto y una continuidad en
todo el proceso operativo de la industria minera hasta el cierre del establecimiento y, aun, posteriormente.
Incluye, además de la información general requerida para las etapas anteriores, la descripción
minuciosa del ambiente, la del proyecto, de los impactos ambientales, el plan de manejo ambiental, el plan
de acción para hacer frente a las contingencias ambientales, la metodología utilizada y las normas o
criterios consultados para preparar el informe.
La normativa de Bariloche contiene, en detalle, los temas a desarrollar para la elaboración de cada
uno de estos informes.

Artículo 254. La autoridad de aplicación se expedirá aprobando o rechazando en forma expresa el


Informe de Impacto Ambiental en un plazo no mayor de sesenta días hábiles desde que el interesado lo
presente.

El Código determina que la autoridad deberá expedirse sobre el Informe de Impacto Ambiental,
dentro del plazo de sesenta días hábiles de presentado. No se admite la aprobación tácita por el mero
transcurso del tiempo ni tampoco son admisibles aprobaciones parciales. Los daños producidos con
anterioridad serán exclusiva responsabilidad de su autor. Cuando el Informe resulte aprobado, la
responsabilidad podrá quedar atenuada según el grado de cumplimiento observado por el agente de las
pautas fijadas en la Declaración de Impacto Ambiental.

Artículo 255. Si mediante decisión fundada se estimare insuficiente el contenido del Informe de
Impacto Ambiental, el responsable podrá efectuar una nueva presentación dentro de un plazo de treinta
días hábiles de notificado.
La autoridad de aplicación en el término de treinta días hábiles se expedirá aprobando o
rechazando el Informe en forma expresa.͟

El interesado podrá replantear su Informe, si la autoridad estima incompleto o insatisfactorio el


presentado. Ello requiere una decisión fundada, para evitar el riesgo de un rechazo arbitrario.
El segundo informe requerirá necesariamente un pronunciamiento de la autoridad, aprobándolo o
rechazándolo. En este último caso, el interesado tendrá derecho a presentar un nuevo Informe, o de

31
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

recurrir contra la decisión adoptada. El recurso es también admisible contra la decisión que rechaza el
primer Informe, ya que afecta el debido proceso.

Artículo 256. La Declaración de Impacto Ambiental será actualizada como máximo en forma
bianual, debiéndose presentar un informe conteniendo los resultados de las acciones de protección
ambiental ejecutadas, así como de los hechos nuevos que se hubieren producido.

Los resultados obtenidos con las medidas de protección dispuestas y los hechos nuevos producidos
indicarán los reajustes que deben introducirse en la Declaración de Impacto Ambiental para que ésta
resulte un instrumento vivo y adecuado a los requerimientos del presente.
Para ello podrá ser necesaria la presentación de un nuevo Informe, a cargo del interesado, el cual
requerirá el pronunciamiento de la autoridad aprobándolo o rechazándolo, en la parte pertinente. En el
ínterin, la autoridad está facultada para disponer la suspensión del goce del Certificado de Calidad
Ambiental y el cese de la actividad que produce el daño.

La frecuencia de la presentación de los Informes de actualización dependerá del grado de riesgo que revista
la actividad, y deberá ser determinada en la Declaración de Impacto Ambiental.
La normativa de Bariloche contempla una nueva Declaración de Impacto Ambiental, si los
desajustes son significativos. Caso contrario las modificaciones serán documentadas en un acta que refleje
los cambios introducidos.

Artículo 257. La autoridad de aplicación, en el caso de producirse desajustes entre los resultados
efectivamente alcanzados y los esperados según la Declaración de Impacto Ambiental, dispondrá la
introducción de modificaciones, atendiendo la existencia de nuevos conocimientos acerca del
comportamiento de los ecosistemas afectados y las acciones tendientes a una mayor eficiencia para la
protección del área de influencia de la actividad. Estas medidas podrán ser consideradas también a solicitud
del operador minero.

Se trata de un artículo complementario del anterior. En este caso, median circunstancias


extraordinarias y las medidas podrán adoptarse en cualquier tiempo, de oficio o a requerimiento del propio
interesado. Se trata de la presencia de hechos nuevos, accidentes, ineficacia en los resultados esperados,
modificaciones en la tecnología y procesos, que hacen conveniente introducir cambios en la Declaración
para adecuarla a las nuevas exigencias.

Artículo 258. Los equipos, instalaciones, sistemas, acciones y actividades de prevención,


mitigación, rehabilitación, restauración o recomposición ambiental, consignadas por el responsable e
incluidas en la Declaración de Impacto Ambiental constituirán obligación del responsable y serán
susceptibles de fiscalización de cumplimiento por parte de la autoridad de aplicación.
Todos los gastos en equipos, construcciones y servicios requeridos para poner en marcha las
medidas de protección y conservación del ambiente dispuestas en la Declaración de Impacto Ambiental,
están a cargo exclusivo del interesado y forman parte del costo del proyecto minero. Compete a la
autoridad verificar su estricto cumplimiento.

Artículo 259. No será aceptada la presentación cuando el titular o cualquier tipo de mandatario o
profesional de empresa, estuviera inhabilitado o cumpliendo sanciones por violación a la presente Sección.

32
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La existencia de sanciones pendientes de cumplimiento inhabilita al afectado para la presentación


de nuevos Informes de Impacto Ambiental.
La norma no ha fijado plazo de prescripción a la inhabilitación dispuesta.
La normativa de Bariloche la fija en cinco años a contar de la fecha en que se verifique la infracción
por parre de la autoridad.

Artículo 260: Toda persona física o jurídica eme realice las actividades comprendidas en esta
Sección y cumpla con los requisitos exigidos por la misma, podrá solicitar ante la autoridad de aplicación un
Certificado de Calidad Ambiental.

El Certificado de Calidad Ambiental constituye la constancia expedida por la autoridad de que el


interesado ha cumplido con las normas ambientales y facilita las gestiones que realice ante las autoridades
y terceros, vinculadas a la actividad empresarial.
No aparece establecido en la norma el momento en que podrá recabarse el Certificado. Es evidente
que mientras las medidas de protección ambiental dispuestas no hayan sido implementadas y funcionen en
forma satisfactoria, la emisión del certificado resultaría prematura. Por otra parte, muchas de las medidas
aprobadas deberán ser ejecutadas en el tiempo y no podrán expedirse certificaciones parciales sin haberse
verificado el comportamiento del programa en su conjunto. Será necesario, entonces, que el interesado
acredite haber completado las etapas del plan, para tener derecho a obtener el certificado.
Más que un certificado de calidad ambiental el documento constituye la constancia de que el
operador minero ha implementado las medidas dispuestas pata asegurar la calidad del ambiente.

La normativa de Bariloche establece que el Certificado será expedido acreditando el interesado,


mediante declaración jurada, haber dado cumplimiento a Gas exigencias contenidas en la Declaración de
Impacto Ambiental.
El certificado mantiene su validez hasta la fecha fijada para la actualización del Informe de Impacto
Ambiental y podrá ser renovado.

Normas de protección y conservación ambiental


Artículo 261: Las normas que reglamenten esta Sección establecerán:
a) Los procedimientos, métodos y estándares requeridos, conducentes a la protección ambiental,
según las etapas de actividad comprendidas en el artículo 249, categorización de las actividades por grado
de riesgo ambiental y caracterización ecosistemática del área de influencia.
b) La creación de un Registro de consultores y laboratorios a los que los interesados y la autoridad
de aplicación podrán solicitar asistencia para la realización de trabajos de monitoreo y auditoría externa.
c) La creación de un Registro de Infractores.

Las normas del Código fijan los grandes lineamientos de la política ambiental y dejan librado a los
reglamentos establecer los procedimientos, métodos y estándares requeridos para hacer efectiva esa
política, la categorización de las actividades según los riesgos que importan y las modalidades para la
protección de los ecosistemas.
Toda acción u omisión que signifique exceder los niveles máximos permitidos para cada actividad,
según resulte de estos reglamentos, configurará el daño ambiental, cuya prevención o restauración
constituye el objetivo de la ley.

Artículo 262. El Informe de Impacto Ambiental debe incluir:

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Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

a) La ubicación y descripción ambiental del área de influencia;


b) La descripción del proyecto minero;
c) Las eventuales modificaciones sobre suelo, agua, atmósfera, flora y fauna, relieve y ámbito
sociocultural;
d) Las medidas de prevención, mitigación, rehabilitación, restauración o recomposición del medio
alterado, según correspondiere;
e) Métodos utilizados.

Este artículo debió ubicarse en una posición anterior dado que la materia que trata se relaciona y
complementa con la del artículo 252. Los datos requeridos son los mínimos para formular la Declaración de
Impacto Ambiental. Nuevamente, Catalano señala la conveniencia del uso de formularios impresos o guías
para orientar el contenido de los informes.

El Informe de Impacto Ambiental debe constituir un diagnóstico completo y fundado técnicamente,


conteniendo los elementos de juicio necesarios que permitan a la autoridad adoptar decisiones con la sola
información presentada y las explicaciones que aquélla solicite. No se descarta que la autoridad pueda
disponer inspecciones a los lugares, para una exacta apreciación de los hechos y antes de la aprobación del
Informe.

El Informe deberá contener, entre otros, los impactos irreversibles que producirá la actividad
minera o conexa y en el patrimonio sociocultural, histórico, arqueológico, paleontológico, religioso y los
métodos utilizados para la medición o evaluación del impacto.

Responsabilidades ante el daño ambiental


Artículo 263. Sin perjuicio de las sanciones administrativas y penales que establezcan las normas
vigentes, todo el que causare daño actual o residual al patrimonio ambiental, estará obligado a mitigarlo,
rehabilitarlo, restaurarlo o recomponerlo según correspondiere.

La obligación de reparar los daños, en cualquiera de las formas establecidas en este artículo, surge
no sólo de la disposición transcripta, sino también de las normas contenidas en el Código Civil y Comercial,
artículos 1716 y siguientes, referentes a los actos ilícitos. La obligación de reparar el daño ocasionado por el
hecho positivo o por la omisión incurrida, se extiende solidariamente a todos los que han participado como
autores, consejeros o cómplices, aunque se trate de un hecho que no fuere penado por el derecho criminal.
El alcance e intensidad de las medidas a adoptar, serán determinados por la autoridad, de acuerdo
con las características y gravedad del daño. La obligación de mitigar, o sea, la de disminuir sus efectos
perjudiciales, no significa que el daño pueda seguir produciéndose, aunque su intensidad sea menor.

Infracciones y sanciones
Artículo 264. El incumplimiento de las disposiciones establecidas en esta Sección, cuando no estén
comprendidas dentro del ámbito de las responsabilidades penales, será sancionado con:
a) Apercibimiento;
b) Multas, las que serán establecidas por la autoridad de aplicación conforme las pautas dispuestas
en el artículo 243 del Código de Minería;
c) Suspensión del goce del Certificado de Calidad Ambiental de los productos;
d) Reparación de los daños ambientales;

34
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

e) Clausura temporal, la que será progresiva en los casos de reincidencia. En caso de tres
infracciones graves se procederá al cierre definitivo del establecimiento;
f) Inhabilitación.

Artículo 265. Las sanciones establecidas en el artículo anterior se aplicarán previo sumario por las
normas del proceso administrativo, que asegure el debido proceso legal y se graduarán de acuerdo con la
naturaleza de la infracción y el daño producido.

Artículo 266. El que cometiere una infracción habiendo sido sancionado anteriormente por otra
infracción a esta Sección, será tenido por reincidente a los efectos de la graduación de la pena.

Las sanciones pueden ser de aplicación acumulativa. Las de multa, establecidas por el artículo 243
del Código sólo serán aplicables a las situaciones previstas en los artículos allí citados, dado el carácter
específico de las penas.
En cuanto a la sanción de clausura del establecimiento, cuando la infracción es reiterada y se aplica
a una mina, ello importa la imposibilidad de continuar operando pero no la caducidad de la concesión.

Las sanciones contempladas en el artículo 264 se aplicarán previo sumario, cumpliéndose las reglas
de impulsión e instrucción de oficio, celeridad, economía, sencillez y eficacia en los trámites que fijan las
normas del procedimiento administrativo local.

Educación y defensa ambiental


Artículo 267. La autoridad de aplicación implementará un programa de formación e ilustración con
la finalidad de orientar a la población, en particular a aquella vinculada a la actividad minera, sobre la
comprensión de los problemas ambientales, sus consecuencias y prevención con arreglo a las
particularidades regionales, étnicas, sociales, económicas y tecnológicas del lugar en que se desarrollen las
tareas.

Artículo 268. La autoridad de aplicación estará obligada a proporcionar información a quien lo


solicitare respecto de la aplicación de las disposiciones de la presenté Sección.

La defensa ambiental es un compromiso que deben asumir todos los habitantes y, en particular,
quienes se dedican a la actividad minera y sus industrias conexas, los que deben tomar plena conciencia de
sus consecuencias si no se adoptan con tiempo las medidas necesarias para su prevención. El problema de
la formación e ilustración en los temas ambientales, en cambio, forma parte de la función educativa del
Estado y resulta de toda conveniencia implementar planes y programas para orientar a la población, ya que
sólo la prevención o anticipación a los riesgos constituye la vía razonable para evitar que el daño se
produzca y afecte, inexorablemente, el ambiente. Educación para la prevención y defensa ambiental debe
ser el rol de la autoridad en esta nueva función del Estado moderno.

Pero no puede dejarse sólo al Estado la misión de vigilar el estricto cumplimiento de las normas
ambientales. Todo habitante tiene el derecho constitucional de gozar de un ambiente sano y equilibrado, y
debe contar con los medios necesarios para colaborar en este control y peticionar ante las autoridades para
que ésta ejerza las atribuciones que la norma le asigna. De ahí la obligación de proporcionar información
respecto a la aplicación de estas normas como un mecanismo de control para constatar que las reglas
ambientales son cumplidas.

35
Unidad 7 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La obligación de informar es correlativa con el derecho del particular de promover las acciones
administrativas o judiciales para compeler al infractor, o a la misma autoridad, a dar cumplimiento a sus
obligaciones legales. A este respecto, el artículo 43 de la Constitución Nacional prevé una acción de
amparo, otorgando al afectado, al defensor del pueblo y a las asociaciones protectoras del ambiente,
registradas y organizadas conforme a la ley, el derecho de interponer este tipo de reclamo ante las
autoridades correspondientes.

36
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

8.1 - FLORA Y FAUNA SILVESTRE

A. Flora Silvestre

Es aquella que nace por la acción espontánea de la naturaleza y no por obra del hombre, es decir,
de la siembra. Se trata de especies vegetales autóctonas que conviven en uno o varios ecosistemas, pero
que excluyen los pastos naturales, y que pueden ser asimiladas a las plantas, flores y demás especies que
existen dentro de áreas con un régimen especial (caso de parques, reservas y monumentos nacionales).

Hay un vacío en nuestra legislación respecto de reglas para proteger la flora silvestre. Nada hay en
el Derecho argentino que se ocupe adecuada y sistemáticamente del uso y protección de la flora silvestre.

En el Código Civil de Vélez existían algunos artículos que preveían reglas aplicables a este tema en
el Libro que regulaba los derechos reales, específicamente el Título I aplicable a las cosas. El art. 2343
establece que las plantas y yerbas que pueblan las costas del mar, las que cubrieron las aguas del mar, o los
ríos y lagos, son susceptibles de apropiación privada. Asimismo, el art. 2328 (hoy art. 230) establece que
son cosas accesorias aquellas cuya existencia y naturaleza son determinadas por otra cosa, de la que
dependen o a la que están adheridas, disponiendo el art. 2329 (hoy art. 233) en consonancia con tal norma,
que los frutos naturales de las cosas, así como sus producciones orgánicas, forman un todo inseparable con
la cosa que se trate.

Estas normas regulan el dominio, o apropiación, de la flora silvestre según se la define en forma
muy elemental y parcial en el Código.

Las normas resultan insuficientes para ser consideradas pivote de un régimen sistemático y
uniforme y, por lo tanto, en esta materia sólo cabe ceñirse a las normas y reglamentos policiales,
típicamente de jurisdicción local, para encarar la protección de especies y plantas que, sin estar
encuadradas dentro de parques, adornan costas y riberas o tierras o aguas de cualquier especie y
requieren, por esta razón, una mayor atención del legislador, dada la particularidad del tema. Urge dictar
leyes sobre la materia partiendo del principio de dominio originario de los Estados, nacional o provinciales.

B. Fauna Silvestre

Los animales representan un factor importante para el mantenimiento del equilibrio ecológico,
contribuyen al mejoramiento del paisaje, de la calidad de vida y pueden ser, eventualmente, fuente de
explotaciones comerciales o aprovechamiento económico.

Su protección y conservación mediante controles estrictos sobre su manejo es una meta que se ha
impuesto la sociedad moderna frente a la actitud depredadora por parte del hombre, que ha colocado a
muchas especies salvajes, con su explotación abusiva, en peligro de extinción.

La cría en cautividad de algunas especies ha disminuido la presión que se ejerce sobre la fauna,
pero hasta ahora son muy pocos los animales que se prestan a una producción comercial controlada. Una
de las formas de lograr una mayor eficacia del Estado contra la caza y comercio clandestinos se centra
alrededor del concepto del dominio de la fauna salvaje. Si ésta se la ha considerado una res communis o
propiedad común, o res nullius o propiedad de nadie, en la que todos se consideran con derecho a ella y las
posibilidades de regulación y control se hacen más difíciles. Lo mismo si la ley adjudica el dominio originario
al Estado, una suerte de dominio abstracto que nada tiene que ver con el dominio real. Este puede regular
como dueño y fijar las condiciones para explotar la fauna, pero lo difícil será controlar que sus
disposiciones se cumplan. Por ello algunas leyes han preferido asignar el control a los propietarios de los
fundos donde se aloja la fauna silvestre, pues son ellos, sin duda, quienes ejercerán mejor los controles
sobre la actividad, incluso por razones de interés particular.

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Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

No obstante, desde la reforma constitucional del año 1994, la propiedad de la fauna le pertenece al
dominio originario del Estado, conforme a lo prescripto en su artículo 124.

La ley 22.421 de protección y conservación de la fauna silvestre sin adoptar una posición dominial,
a favor del dueño del suelo, se acerca a ella, al poner a cargo del propietario del predio, administrador o
tenedor, el deber de proteger la fauna que habita transitoria o permanentemente en él, limitando
racionalmente su utilización para asegurar la conservación de la misma. La ley no determina quién es el
dueño originario, pro se supone que parte del principio de res nullius.

Regula la utilización y disposición de una cosa que no le pertenece, pero lo hace por motivos de
interés público, protegiendo los intereses de la comunidad. Aunque este punto ha de tenerse modificado
po el a t. 4 de la CN efo ada e el ’94, ue at i u e a las p ovi ias el do i io o igi a io de los
recursos naturales. En consecuencia, el dominio de la fauna, como el de la flora, es provincial y
permanente, sin perjuicio que las facultades de disposición sean de carácter nacional, como fue dispuesto
por la ley 22.421 que comentamos. A favor de dicha reglamentación y en frente a lo que dispone la CN
puede argumentarse el carácter interjurisdiccional de la fauna, dada su propia movilidad y, también, la
facultad que nace del carácter protector y conservacionista de estas leyes estrechamente ligadas al
bienestar general y a los presupuestos mínimos de conservación que amparan, como atributo de la Nación,
los artículos 75 (inc. 18) y 41 de la CN. El interés público de la fauna salvaje, su protección, conservación,
propagación, repoblación y aprovechamiento racional, están proclamados por el art. 1 de la ley, pero esta
declaración pareciera insuficiente si, además de ella, no existe un derecho de dominio que defender.

Se considera fauna salvaje o silvestre, según el artículo 3 de la ley, a los animales que viven libres e
independientemente del hombre, en ambientes naturales o artificiales, los bravíos o salvajes que viven
bajo el control del hombre en cautividad o semi-cautividad y los originalmente domésticos que vuelven a
la vida salvaje convirtiéndose en cimarrones. Se excluyen los animales comprendidos en las leyes de pesca.

La ley pone en las manos del propietario o tenedor del terreno, constituirse en único árbitro para
autorizar la caza, facultad que puede dar lugar a abusos y a la especulación. El propietario no es dueño de la
fauna, pero puede administrarla, con el deber de preservarla, resultando ésta una administración gratuita,
ya que no tiene compensación. La ley de Parques Nacionales, en cambio, dispone que el Estado tiene el
dominio privado de la fauna existente en esas áreas.

Se establecen los requisitos necesarios para practicar la caza: contar con autorización del
propietario, administrador, poseedor o tenedor del inmueble; y haber obtenido la licencia correspondiente,
previo examen de capacitación ante las autoridades jurisdiccionales. Dicha licencia es válida en toda la
República.

La ley también se ocupa de promover el establecimiento de reservas, santuarios o criaderos de la


fauna silvestre, cotos cinegéticos, jardines zoológicos y reservas faunísticas, con fines deportivos, culturales
y turísticos y crianza en cautividad.

Impone penas de un mes a un año e inhabilitación por tres años a quien cazare animales de la
fauna salvaje en predio ajeno, sin autorización del propietario o tenedor de éste.

El Poder Ejecutivo nacional acordará con las provincias un régimen uniforme para la documentación
sobre la fauna silvestre y para el comercio interprovincial y con el territorio federal y para armonizar los
regímenes de caza, protección y veda vigentes en el territorio de cada provincia.

Las disposiciones de la ley regirán en jurisdicción nacional y en las provincias que adhieran a su
régimen. No obstante, algunas normas (como la que declara de interés público la protección y conservación
de la fauna y la que impone penas por los delitos de cazar sin permiso, o de caza de animales cuya captura
o comercialización estuviere prohibida, o utilizando armas o artes también prohibidos o quien comprare,

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Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

vendiere o pusiere en el comercio animales provenientes de la caza furtiva o de depredación) serán


obligatorias para todas las provincias dado el carácter penal de estas normas y por disponerlo así la propia
ley.

La ley 22.421 fue reglamentada por el decreto 666/97, el cual dispone que la autoridad de
aplicación de la ley será, en jurisdicción nacional, la Secretaría de Recursos Naturales.

Clasifica las especies de la fauna en especies en peligro de extinción, especies amenazadas,


vulnerables, no amenazadas e insuficientemente conocidas. Regula a los santuarios y estaciones de cría de
la fauna en cautiverio para las especies que interesa conservar o repoblar y el aprovechamiento racional de
las especies, en cuanto no comprometa la estabilidad de las poblaciones faunísticas.

Clasifica la caza en deportiva, comercial y de control de las especies declaradas perjudiciales.


También establece normas sobre la importación, exportación y tráfico interprovincial de las especies,
productos y subproductos. El comercio y el transporte interprovincial y en jurisdicción federal, deberá ser
acompañado de un certificado de origen que acredite su legítima tenencia y de la guía de tránsito.

Asimismo, regula el destino de los animales y productos decomisados, a favor de hospitales,


museos o centros de exhibición, según los casos, y el secuestro de los elementos utilizados para cometer las
infracciones, disponiendo su destrucción o la subasta pública, cuando sean aplicables a otras actividades.

En el anexo se inserta el Reglamento de Caza con fines científicos, educativos y culturales; la caza
comercial y el tipo de armas que deberá emplearse, tratándose de caza menor o mayor y las restricciones
que pueden establecerse al régimen de caza, la habilitación de temporada, veda, especies que pueden
cazarse y especies no sujetas a veda.

Este decreto ha sido, a su vez, complementado por la resolución 208/98 de la misma Secretaría,
que instituyó el Registro Nacional de Cazadores Deportivos, que funciona en el ámbito de la Dirección de
Flora y Fauna Silvestre, donde deberá obtenerse la Licencia Nacional de Cazador Deportivo. Tal institución
llevará un registro de todos los cazadores deportivos inscriptos en el territorio nacional, a cuyo efecto
delega en las autoridades provinciales que adhieran a este régimen especial, la tramitación de las
solicitudes de inscripción.

REGIMEN DE PARQUES, MONUMENTOS NATURALES Y RESERVAS NACIONALES

Antecedentes.- El primer antecedente sobre la creación de un parque nacional se remonta a la


donación de tres leguas que el Perito Francisco Moreno, explorador de la Patagonia y fundador del Museo
de La Plata, hizo en Laguna Fría, territorio de Río Negro, para la formación de un parque natural y que había
recibido como premio de la Nación en reconocimiento de sus trabajos de investigación del territorio y la
demarcación de fronteras.

Sobre esta base y otras que se agregaron, en 1922 se dispuso la creación del Parque Nacional del
Sud, hasta que en 1934 se dictó la ley 12.103 que creó la Dirección de Parques Nacionales y al Parque del
Sud se le dio la denominación definitiva de Parque Nacional Nahuel Huapi con una superficie de 710.000
hectáreas. En la misma época se estableció el Parque Nacional Iguazú, en plena selva misionera con una
superficie de 55.500 hectáreas y más de 2.000 especies vegetales.

Sucesivamente se fueron creando nuevos parques nacionales, reservas naturales y monumentos


naturales, los cuales cubren actualmente una superficie cercana a 3.000.000 de hectáreas. El de Iguazú fue
declarado en 1984 Patrimonio Mundial Natural de la Humanidad.

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Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La Administración Nacional de Parques Nacionales, creada bajo ley 12.103 (1934), con la
denominación de Dirección General de Parques Nacionales, fue constituida como entidad autárquica por la
ley 22.351, y actualmente depende de la Secretaría de Recursos Naturales. Dicha ley fue sustituida y hoy
rige la ley 22.351 dictada en 1980.

La ley en sus artículos 1 a 3, clasifica esta materia en tres conceptos: a) Parques Nacionales; b)
Monumentos Naturales; y c) Reservas Naturales. Cada uno con un régimen específico.

1) Parques Nacionales

Conforme al art. 1 podrán ser declarados parque nacional, monumento natural o reserva natural
aquellas áreas que, por su extraordinaria belleza o riqueza en flora o fauna autóctonas, o en razón de un
interés científico determinado, deban ser protegidas y conservadas para investigaciones científicas,
educación y goce de las presentes y futuras generaciones. Esta declaración debe ser efectuada por ley. Las
tierras que las ocupan son declaradas de dominio público nacional.

Para declararse parque nacional en una provincia, previamente debe haberse obtenido la cesión del
dominio y jurisdicción de la provincia sobre el área respectiva. Existen en la actualidad diversos parques
nacionales que han sido declarados tales por las autoridades, entre ellos los denominados: Calilegua, Río
Pilcomayo, Iguazú, Arrayanes, Nahuel Huapi, Perito Moreno, Los Glaciares y Tierra del Fuego; etc.

El régimen aplicable a los parques nacionales establece las reglas que se estudiarán a continuación.

 Deben ser mantenidos sin otra alteración que las necesarias para asegurar el control, la
atención del visitante y las que correspondan a medidas de defensa nacional.
 En ellos está prohibida toda explotación económica, con excepción del turismo.
 Está prohibida, también:
o La enajenación y arrendamiento de las tierras;
o la exploración y explotación minera;
o la instalación de industrias;
o la explotación agropecuaria y la pesca comercial;
o la caza y cualquier tipo de acción sobre la fauna, salvo la que fuere necesaria por
razones biológicas;
o la introducción de flora y fauna exóticas;
o los asentamientos urbanos;
o la introducción de animales domésticos;
o construir edificios e instalaciones, salvo las necesarias para la administración y a
vivienda propia en las tierras de dominio privado.
o y toda otra acción que pudiera originar modificaciones en el paisaje o el equilibrio
biológico y salvo las medidas vinculadas a la seguridad.

Los particulares que sean titulares de inmuebles dentro de parques nacionales quedan sujetos a las
limitaciones del dominio que el régimen establece y que hemos expuesto precedentemente. Están
obligados a reconocer al Estado nacional un derecho preferente para la compra, en caso que decidieran
vender sus propiedades. Para ello deben comunicar por medio fehaciente al Estado sobre el precio y demás
condiciones de la operación, en caso de haber recibido una o más ofertas, y el Estado dispondrá de un
plazo de 120 días corridos para ejercer la opción de compra.

2) Monumentos Naturales y Reservas Nacionales

Son monumentos naturales las áreas, cosas, especies vivas de animales o plantas de interés
estético, valor histórico o científico, a los cuales se les acuerda protección absoluta (art. 8).

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Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Serán inviolables, no pudiendo realizarse en ellos actividad alguna, con excepción de las de
inspección e investigación y las necesarias para su mantenimiento. Sólo pueden residir en los monumentos
naturales aquellas personas que sean imprescindibles para su vigilancia. Ejemplos de Monumentos
Nacionales son el de Lagunas de los Pozuelos (Jujuy); y el de Ballena Franca Austral, entre otros.

Las reservas nacionales son las áreas que interesan para la conservación de los sistemas ecológicos,
el mantenimiento de zonas protectoras de los parques nacionales contiguos a la creación de zonas de
conservación independientes que no reúnan la característica de un parque nacional. El régimen aplicable a
las reservas nacionales estipula que recibirán prioridad la conservación de la fauna y de la flora autóctonas,
de las principales características fisiográficas, las asociaciones bióticas y del equilibrio ecológico (art. 10). Un
ejemplo de reserva es la Nacional Nahuel Huapi.

Los asentamientos humanos se permitirán en las reservas nacionales en la medida que resulten
compatibles con los fines específicos. De conformidad con el artículo 10 de la ley, podrán realizarse
actividades deportivas, comerciales e industriales y explotaciones agropecuarias y de canteras, quedando
prohibidas las explotaciones mineras. Los asentamientos humanos se permitirán cuando tengan como
actividad principal la turística, contando con la infraestructura de los servicios básicos.

Estará prohibida la pesca comercial y la introducción de especies exóticas. Se autorizará la caza


comercial de especies exóticas preexistentes, bajo control. El aprovechamiento de los bosques sólo podrá
ser realizado por la Administración de los Parques.

La ley autoriza la expulsión de personas intrusas en los inmuebles del dominio público y promover
la reubicación de los pobladores de tierras fiscales, fuera o dentro de las reservas. La fauna silvestre y los
peces y demás especies del medio acuático que se encuentren en tierras del dominio público, pertenecerán
al dominio privado del Estado.

3) La Administración de Parques Nacionales

La ley reglamenta las funciones de la Administración de Parques Nacionales y las de los


guardabosques, encargados del control y vigilancia de los parques, reservas y monumentos naturales, a los
efectos de la policía administrativa que corresponde al organismo administrador, los que cumplirán su
función sin perjuicio de las que correspondan a los cuerpos de seguridad, en cuanto a los delitos y
contravenciones de su competencia.

El decreto 453/94 creó las categorías de reservas naturales silvestres y educativas. Las primeras son
las que mantienen inalterada o muy poco modificada la calidad silvestre de su ambiente natural y que
contiene uno o más ecosistemas y poblaciones animales y vegetales valiosas que conviene conservar. Las
educativas son aquellas que ofrecen oportunidades de educación ambiental o de interpretación de la
naturaleza.

El decreto 2148/90 creó la reserva natural estricta que es aquella en que la interferencia humana
directa se ve reducida a un mínimo posible, garantizando así que las comunidades vegetales y animales y
los procesos ecológicos se desarrollen en forma natural.

La administración de todas estas áreas reservadas está a cargo dela Administración de Parques
Nacionales, organismo actualmente en la jurisdicción de la Secretaría de Recursos Naturales. Se gobierna
por un Directorio y tiene como principales funciones el manejo y fiscalización* de estos recursos naturales,
su conservación y mantenimiento.

También se ocupa de la conservación y manejo de los ecosistemas, de otorgar permisos de caza y


pesca, promover la realización de estudios e investigaciones, aplicar sanciones por infracciones, otorgar
concesiones para la explotación de todos los servicios necesarios, intervenir en el estudio, programación y
autorización de cualquier obra pública dentro de las áreas, como también de toda obra privada, fijando
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Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

normas para su ejecución, autorizar la radicación de hoteles, refugios, confiterías, campings, estaciones de
servicio, el cuidado y conservación delos bosques existentes, resolver la toponimia de los lugares y otras.

Además, la ley reglamenta las funciones de los guarda parques parala custodia, control y vigilancia
de las áreas, sin perjuicio de las funciones de policía de seguridad que tienen asignadas la Gendarmería, la
Prefectura Naval, la Policía Federal y las fuerzas provinciales.

REGIMEN DE PESCA

 Ley Nacional de Pesca 22.922

Disposiciones Generales

ARTÍCULO 1°- La Nación Argentina fomentará el ejercicio de la pesca marítima en procura del máximo
desarrollo compatible con el aprovechamiento racional de los recursos vivos marinos. Promoverá la protección
efectiva de los intereses nacionales relacionados con la pesca y promocionará la sustentabilidad de la actividad
pesquera, fomentando la conservación a largo plazo de los recursos, favoreciendo el desarrollo de procesos
industriales ambientalmente apropiados que promuevan la obtención del máximo valor agregado y el mayor empleo
de mano de obra argentina.

ARTÍCULO 2°- La pesca y el procesamiento de los recursos vivos marinos constituyen una actividad industrial y
se regulará con sujeción al Régimen Federal de Pesca Marítima que se establece en la presente ley.

Dominio y Jurisdicción

ARTÍCULO 3°- Son del dominio de las provincias con litoral marítimo y ejercerán esta jurisdicción para los
fines de su exploración, explotación, conservación y administración, a través del marco federal que se establece en la
presente ley, los recursos vivos que poblaren las aguas interiores y mar territorial argentino adyacente a sus costas,
hasta las doce (12) millas marinas medidas desde las líneas de base que sean reconocidas por la legislación nacional
pertinente.

ARTÍCULO 4°- Son de dominio y jurisdicción exclusivos de la Nación, los recursos vivos marinos existentes en
las aguas de la Zona Económica Exclusiva argentina y en la plataforma continental argentina a partir de las doce (12)
millas indicadas en el artículo anterior.

La República Argentina, en su condición de estado ribereño, podrá adoptar medidas de conservación en la


Zona Económica Exclusiva y en el área adyacente a ella sobre los recursos transzonales y altamente migratorios, o que
pertenezcan a una misma población o a poblaciones de especies asociadas a las de la Zona Económica Exclusiva
argentina.

Ámbito de aplicación

ARTÍCULO 5°- El ámbito de aplicación de esta ley comprende:

a) La regulación de la pesca en los espacios marítimos sujetos a la jurisdicción nacional.

b) La coordinación de la protección y la administración de los recursos pesqueros que se encuentran tanto en


jurisdicción nacional como provincial.

c) La facultad de la Autoridad de Aplicación de limitar el acceso a la pesca en los espacios marítimos referidos
en el artículo 30 cuando se declare la existencia de interés nacional comprometido en la conservación de una especie
o recuso determinado, con fundamento en razones científicas que avalen la imposición de tal medida, la que deberá
ser puesta a consideración del Consejo Federal Pesquero dentro de los treinta días de adoptada para su ratificación.

d) La regulación de la pesca en la zona adyacente a la zona Económica Exclusiva respecto de los recursos
migratorios, o que pertenezcan a una misma población o a poblaciones de especies asociadas a las de la Zona
Económica Exclusiva.

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Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Conservación, Protección y Administración de los Recursos Vivos Marinos

ARTÍCULO 17.- La pesca en todos los espacios marítimos bajo jurisdicción argentina, estará sujeta a las
restricciones que establezca el Consejo Federal Pesquero con fundamento en la conservación de los recursos, con el
objeto de evitar excesos de explotación y prevenir efectos dañosos sobre el entorno y la unidad del sistema ecológico.

ARTÍCULO 19.- Según lo prescripto en el artículo 70, inciso e) de esta ley, la Autoridad de Aplicación podrá
establecer zonas o épocas de veda. La información pertinente a la imposición de tales restricciones, así como su
levantamiento, será objeto de amplia difusión y con la debida antelación comunicada a los permisionarios pesqueros y
las autoridades competentes de patrullaje y control. Asimismo podrá establecer reservas y delimitación de áreas de
pesca imponiendo a los permisionarios la obligación de suministrar bajo declaración jurada, información estadística de
las capturas obtenidas, esfuerzo de pesca y posición de sus buques.

ARTÍCULO 21.- La Autoridad de Aplicación determinará los métodos y técnicas, equipos y artes de pesca
p ohi idos … .

Régimen de pesca

ARTÍCULO 23.- Para el ejercicio de la actividad pesquera, deberá contarse con la habilitación otorgada por la
Autoridad de Aplicación según lo estipulado en los artículos 7 ° y 9 ° de la presente ley, mediante algunos de los actos
administrativos enumerados a continuación:

a) Permiso de pesca: que habilita para el ejercicio de la pesca comercial a buques de bandera nacional, para
extraer recursos vivos marinos en los espacios marítimos bajo jurisdicción argentina;

b) Permiso de pesca de gran altura: que habilita a buques de pabellón nacional para el ejercicio de la pesca
comercial, sobre el talud continental, fuera de la Zona Económica Exclusiva, alta mar o con licencia en aguas de
terceros países;

c) Permiso temporario de pesca: serán otorgados a buques arrendados a casco desnudo en las condiciones y
plazos establecidos en la presente ley. El mismo tratamiento se aplicará para los buques de pabellón extranjero que
operen en las condiciones de excepción establecidas por esta ley;

d) autorización de pesca: que habilita para la captura de recursos vivos marinos en cantidad limitada, para
fines de investigación científica o técnica.

ARTÍCULO 24.- La explotación de los recursos vivos marinos en los espacios marítimos bajo jurisdicción
argentina, sólo podrá ser realizada por personas físicas domiciliadas en el país, o jurídicas de derecho privado que
estén constituidas y funcionen de acuerdo con las leyes nacionales. Los buques empleados en la actividad pesquera
deberán estar inscriptos en la matrícula nacional y enarbolar el pabellón nacional.

ARTÍCULO 25.- Será obligatorio desembarcar la producción de los buques pesqueros en muelles argentinos.
En casos de fuerza mayor debidamente acreditados o cuando los buques se encuentren autorizados a operar en aguas
internacionales, la Autoridad de Aplicación podrá autorizar la descarga en puertos extranjeros y el transbordo en los
puertos argentinos o en zonas de desembarque habilitadas en las radas de los mismos.

ARTÍCULO 26.- Los permisos de pesca serán otorgados según lo estipulado por los artículos 7° y 9° de esta ley,
en las condiciones siguientes:

1) Por un plazo de hasta 10 (diez) años para un buque determinado. El Consejo Federal Pesquero
establecerá las condiciones, debiendo priorizar a tal efecto:
a. los buques que empleen mano de obra argentina en mayor porcentaje;
b. os buques construidos en el país; c- menor antigüedad del buque.
2) Por un plazo de hasta 30 (treinta) anos para un buque determinado, perteneciente a una empresa con
instalaciones de procesamiento radicadas en el territorio nacional y que procesen y elaboren en ellas
productos pesqueros en forma continuada. El Consejo Federal Pesquero establecerá las condiciones,
debiendo priorizar a tal efecto:

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Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

a. que empleen mano de obra argentina en mayor porcentaje, en tierra y buques en forma
proporcional;
b. que agreguen mayor valor al producto final;
c. los buques construidos en el país;
d. menor antigüedad del buque.
3) A los efectos del otorgamiento de los permisos previstos en los incisos 1 y 2 del presente artículo, las
empresas titulares de los buques, deberán acreditar el cumplimento de las obligaciones legales,
previsionales e impositivas vigentes,

ARTÍCULO 29.- El ejercicio de la pesca de los recursos vivos en los espacios marítimos, bajo jurisdicción
argentina, estará sujeto al pago de un derecho único de extracción por especie y modalidad de pesca, el que será
establecido por el Consejo Federal Pesquero.

ARTÍCULO 31.- En ningún caso podrá disponerse de los productos de la pesca sin someterlos previamente al
control sanitario de los organismos competentes, el que deberá ejercerse sin entorpecer la operatoria pesquera, en
las condiciones que establezca la reglamentación. La Autoridad de Aplicación reglamentará el transporte y la
documentación necesaria para el tránsito de productos pesqueros.

ARTÍCULO 32.- Durante la vigencia del permiso de pesca, sus titulares deberán comunicar con carácter de
declaración jurada las capturas obtenidas en la forma y oportunidad que establezca la reglamentación respectiva. La
falsedad de estas declaraciones juradas será sancionada de acuerdo con lo establecido en el artículo 51 de esta ley.

Ley Provincial 6.292

Esta ley tiene como finalidad declarar de interés público la preservación, conservación,
propagación, restauración, población, repoblación y aprovechamiento racional de la flora silvestre, los
recursos biológicos acuáticos y la fauna silvestre, dentro del territorio de la Provincia de Tucumán, a los
fines de asegurar su existencia a perpetuidad; así como también la preservación, conservación y ampliación
de las áreas naturales protegidas.

A partir de su título III se reglamenta lo relativo a la Fauna Acuática donde se prescribe:


Art. 47.- Quedan sometidas a las disposiciones de la presente ley las acciones de cualquier índole que afecten
en forma directa o indirecta a los recursos biológicos acuáticos, en:

1. Aguas de uso público, de jurisdicción provincial.

2. Aguas de jurisdicción nacional, cuyo derecho de pesca ejerza la Provincia.

3. Aguas de jurisdicción municipal o de uso privado, cuando por su ubicación y curso o por razones
de continuidad física o biológica, de sanidad o de conservación de los recursos biológicos acuáticos, requieran
la aplicación de una jurisdicción única, así como también las operaciones de pesca que en ellas se realicen.

Art. 48.- A los efectos de la presente ley, se considera acto de pesca:

1. Cualquier operación o acción realizada en aguas, playas, riveras o embarcaciones, con el objeto de
aprovechar, perseguir, buscar, acosar, apresar o extraer animales o vegetales de vida acuática, con fines
industriales, comerciales, deportivos, culturales, educativos, científicos u otros.

2. El aprovechamiento de lechos, fondos, playas, embarcaderos o riberas para la cría, reproducción y


difusión de los mismos.

Art. 49.- Quedan sometidas a las disposiciones de la presente Ley:

1. Las acciones que afectan a los recursos biológicos acuáticos en su función natural dentro del
ecosistema y como recurso natural renovable de uso múltiple.

2. El ejercicio de la pesca, crianza y aprovechamiento de especies de la fauna acuática, sus productos


y/o subproductos, en cualquiera de sus modalidades o formas.

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Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

3. La tenencia, el tránsito intra o interjurisdiccional, la comercialización, industrialización,


importación y exportación de especies de la fauna acuática, sus productos y/o subproductos.

Art. 50.- Para el ejercicio de la pesca deportiva, se requiere que el interesado, posea la licencia por idoneidad
en el conocimiento de las normas establecidas por la presente ley y sus reglamentaciones, la que tendrá carácter
personal e intransferible; y el correspondiente permiso; los que serán otorgados por la Dirección de Flora, Fauna
Silvestre y Suelos. Los turistas y personas de residencia transitoria podrán obtener un permiso especial personal e
intransferible.

Art. 51.- La Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos, adreferéndum del Secretario de Estado del área,
podrá otorgar concesiones de pesca para realizar aprovechamientos comerciales de los recursos pesqueros, previo
estudio técnico que así lo justificara, en ambientes de propiedad del Estado provincial o de jurisdicción nacional cuyos
derechos de pesca ejerza la Provincia.

Asimismo se faculta a la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos a comercializar el producto resultante de
los estudios técnicos (desoves, muestreos poblacionales, manejo y control de poblaciones, etcétera) que
oportunamente realizare en los distintos ambientes acuáticos de la Provincia y el producido de estaciones de
piscicultura, ad-referéndum del Secretario del área.

Art. 52.- Para la realización de actividades de aprovechamiento racional de los recursos pesqueros,
industrialización, pesca comercial, comercialización de pescado no marino, cría y reproducción de peces con carácter
comercial, cría y reproducción de especies de la fauna acuática en general con carácter comercial, todo interesado en
realizar la misma deberá estar inscripto y registrado en la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos y contar con la
autorización correspondiente del mencionado organismo, de acuerdo a las normas que se fijen por vía reglamentaria.

Art. 53.- Las actividades de pesca con fines científicos, técnicos, culturales y/o educativos, deberán contar con
la autorización previa del organismo de aplicación de la presente Ley, de acuerdo a las normas que a tales fines se fije
en la reglamentación correspondiente.

Art. 54.- Todo propietario de cualquier tipo de embarcación deberá permitir la inspección de la misma por los
agentes encargados del cumplimiento de esta Ley.

Para la botura de embarcaciones y su uso en ríos, arroyos, lagunas y diques de jurisdicción provincial, deberá
requerirse el permiso respectivo de la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos, organismo que reglamentará el
otorgamiento de los permisos, proponiendo las normas de matriculación de embarcaciones, según sean destinadas a
la pesca deportiva o a otros fines.

Art. 55.- La Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos determinará la habilitación de los diferentes
ambientes acuáticos para la práctica de la pesca deportiva, fijará los períodos de veda por especie, la cantidad y
tamaño de las piezas a extraerse por persona y por jornada así como la modalidad de pesca.

Art. 56.- La Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos tendrá a su cargo la organización y mantenimiento de
los registros necesarios a los fines del control de las actividades previstas por el presente título y de acuerdo a lo
establecido en el correspondiente reglamento.

En cuanto al régimen de caza dispone:


Art. 64.- A los efectos de la presente ley entiéndase por caza cualquier operación o acción realizada por el
hombre con el objeto de perseguir, buscar, acosar, apresar o matar ejemplares de la fauna silvestre a fin de
someterlos bajo su dominio, apropiárselos como presa, capturándolos, dándoles muerte o facilitando estas acciones a
terceros, así como la recolección de ciertos productos derivados de aquellos, tales como plumas, huevos, nidos,
guano, etcétera. La caza se clasifica según su finalidad en:

1. Deportiva: el arte lícito y recreativo de cazar animales silvestres, con armas y sin fines de lucro. Se
entiende por caza mayor y menor a la que se practica sobre las especies de mayor y menor porte
respectivamente, debiendo la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos determinar oportunamente las
especies que correspondan a cada categoría, así como las artes y medios autorizados para la práctica de la
caza deportiva.

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Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

2. Comercial: el arte lícito de cazar animales silvestres para obtener beneficios económicos con el
producto así obtenido.

3. De especies perjudiciales o dañinas: el arte lícito de controlar especies que por su anormal
abundancia causen o representen peligro potencial para los diferentes ecosistemas.

4. Científica: el arte lícito de capturar ejemplares de la fauna silvestre con fines de investigación y/o
estudios.

5. Para exhibición zoológica: aquella que se lleva a cabo con fines culturales o educativos para su
exposición pública en establecimientos autorizados.

6. Para la formación de planteles de criaderos: aquélla que se realiza a los efectos de obtener
ejemplares necesarios para la reproducción en cautividad o semicautividad de una especie.

7. De supervivencia: aquélla que se lleva a cabo en casos de extrema necesidad, procurando de esta
forma la subsistencia.

Art. 65.- La Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos determinará la habilitación de los diferentes
ambientes para la práctica de la caza deportiva y fijará los períodos de veda por especie, cantidad, tamaño y otras
características de los ejemplares, como así también la modalidad de caza.

Los Problemas del Ambiente

Contaminación. Concepto.- La contaminación es la introducción de sustancias en un medio que


provocan que este sea inseguro o no apto para su uso. El medio puede ser un ecosistema, un medio físico o
un ser vivo. El contaminante puede ser una sustancia química, energía (como sonido, calor, luz o
radiactividad).

Es siempre una alteración negativa del estado natural del medio, y por lo general, se genera como
consecuencia de la actividad humana considerándose una forma de impacto ambiental.

La contaminación puede clasificarse según el tipo de fuente de donde proviene, o por la forma de
contaminante que emite o medio que contamina. Existen muchos agentes contaminantes entre ellos las
sustancias químicas (como plaguicidas, cianuro, herbicidas y otros.), los residuos urbanos, el petróleo, o las
radiaciones ionizantes. Todos estos pueden producir enfermedades, daños en los ecosistemas o el
medioambiente. Además existen muchos contaminantes gaseosos que juegan un papel importante en
diferentes fenómenos atmosféricos, como la generación de lluvia ácida, el debilitamiento de la capa de
ozono, y el cambio climático.

Contaminación Sonora.-

Puesta la mirada en el paradigma ambiental, más aún con la jerarquización del derecho a un
a ie te sa o a pa ti de la efo a o stitu io al del ’94, pa a ue los humanos no resulten perjudicados
por la sustitución, indefectiblemente generada por la actividad del hombre, de un ambiente natural por
uno artificial el ambiente debe reunir condiciones de seguridad, temperatura, luminosidad, sonoridad,
salubridad y olor entre otras.

Estas cualidades en la actualidad, fruto del progreso, del aumento de población y de la tecnología,
se encuentran alteradas. La concentración de la población en las ciudades produce una serie de ruidos o
perturbaciones sonoras, compuesta por un conjunto de sonidos que tienen una amplitud de frecuencia y
fases variables y cuya mezcla produce una sensación desagradable al oído.

10
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Esos ruidos traen como consecuencia lo que se conoce como inmisiones sonoras afectando de esa
forma una de las condiciones del ambiente. Las consecuencias de la contaminación sonora en las personas,
se manifiesta de manera diferente como molestias o lesiones inmediatas o daños por acumulación y daños
físicos.

La OMS, en el Resumen de orientación de las Directivas de la OMS relativas al ambiente


menciona diversos efectos como: el déficit auditivo, la interferencia en la transmisión de las palabras, la
perturbación del reposo y el sueño, efectos psicofisiológicos, sobre la salud mental, los rendimientos y el
comportamiento social.

La OMS fija los límites a partir de los cuales se registran los efectos mencionados, así tenemos que:
la interferencia con la comunicación se produce cuando el ruido supera los 35dB; las molestias (más de 55
dB); los efectos sobre el comportamiento social (más de 80 dB); los problemas cardiovasculares y
problemas psicofisiológicos (más de 85 dB) como también la reducción del rendimiento de una persona.

El ruido es, junto a los gases, un factor de alteración de los parámetros de la atmósfera. En la
actualidad las consecuencias que producen los ruidos son cada vez mayores debido al progreso acelerado
con que han aumentado las fuentes de emisión.

Las fuentes de emisión de los ruidos pueden ser móviles o fijas. En las primeras, por ejemplo, un
automóvil, resulta problemático individualizar al responsable, en cambio en las segundas (ruido
proveniente de un salón de fiestas, una fábrica), se puede fácilmente determinar al mismo.

El instrumento que se utiliza para medir la presión acústica en un lugar se denomina decibelímetro
y la unidad de medida decibeles.

En una ciudad los ruidos pueden oscilar entre los 40 dB y los 90 dB, según la zona donde se
encuentren. Los expertos aseguran que superados los 60 dB un ruido se transforma en molesto, que
perturba no sólo a los individuos sino también al ambiente. La OMS aconseja no habitar lugares que
superen los 65dB y el nivel ideal es entre 45 y 55 dB.

Definición de Ruido. Distintas etapas en su protección jurídica.- Se entiende por ruido a toda
perturbación sonora, aperiódica, compuesta por un conjunto de sonidos que tiene amplitud, frecuencia y
fases variables cuya mezcla suele provocar una sensación desagradable al oído.

En una primera etapa, el ruido sólo tenía consecuencias si afectaba la salud del hombre individual,
no como habitante y sólo podría ser detenido en la medida que excediera la normal tolerancia entre
vecinos linderos. De ello resulta que la persona legitimada para pedir el cese del ruido o la indemnización
era solamente el dañado individualmente y directamente quien debía probar la alteración a su salud
mediante las pruebas pertinentes (ex art. 2618 CCV, art. 1973 CCyC)

En tal norma se contemplaba el ruido excesivo o molesto en el ámbito de la vecindad y fija el


parámetro para diferenciar el ruido excesivo del que debe ser soportado. Esa pauta es la normal tolerancia.

Así, se observa la defensa contra el ruido canalizado por medio de las llamadas relaciones de
vecindad, contemplándose el ejercicio de acciones tendientes a prohibir o, en su caso, limitar los ruidos,
con la consiguiente indemnización por los daños y perjuicios ocasionados como consecuencia de ellos.

11
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La jurisprudencia nacional como provincial ha señalado a través de sus fallos1 que se entiende por
normal tolerancia: … el ruido de e considerarse como una molestia turbadora de la tranquilidad y el
descanso y que en la actual redacción del art. 2618, específica para el caso, esta debe privar sobre las
disposiciones generales referentes a las obligaciones de hacer y puesto que no tendría justificación alguna
otorgar el resarcimiento y mantener el ruido, con la cual la supresión trasciende el interés de los actores
para afectar al vecindario todo, por lo que corresponde hacer uso de la facultad acordada por aquella y
disponer únicamente la cesación .

En este fallo se advierte ya, que el problema del ruido excede el ámbito de las relaciones de
derecho privado.

En una segunda etapa el ruido es considerado dentro de las condiciones dignas en las que el
trabajador debe realizar su tarea (arts. 14 y 14 bis CN). El ruido resulta componente del ámbito de
condiciones laborales y en el desempeño del trabajador.

Fi al e te, a pa ti de la efo a de la CN e el año ’94, el uido e o ita te i pli a u a alte a ió


al ambiente, y este es un bien jurídico colectivo que tiene la protección expresa en ese cuerpo legal, como
un derecho de tercera generación.

La norma constitucional implícitamente otorga a todos los habitantes el derecho para protegerse
de las inmisiones sonoras. Cabe distinguir los vocablos emisión de inmisión. Se entiende por emisión al
momento en que los contaminantes salen del foco emisor y por inmisión a la recepción de contaminantes
en el medio ambiente (aire, agua, suelo) procedente de una fuente emisora.

Por lo demás, el ruido se puede estudiar desde dos perspectivas: el primero cuando el ruido afecta
a un particular como en el supuesto del tráfico vehicular que transcurre en una autopista e incide en este al
ingresar a su vivienda, y el segundo, cuando se propaga frente al espacio público alrededor de la autopista.

En el primer caso estamos frente a un daño individualizado en las personas afectadas, que rige por
las normas del CC y en el segundo el daño es colectivo por la indeterminación de los sujetos afectados y por
las características del bien protegido que es de carácter colectivo (ambiente) y tienen legitimación para
accionar en defensa de este bien; el defensor del pueblo, las organizaciones ambientales no
gubernamentales y el afectado.

La Ley General del Ambiente N° 25.675 sancionada en 2002, denominada por la doctrina como ley
marco, establece los presupuestos mínimos de protección para el logro de una gestión sustentable y
adecuada del ambiente.

El art. 1 de la ley se refiere al bien jurídico protegido (ambiente), menciona la preservación y


protección de la diversidad biológica y la implementación del desarrollo sustentable.

De este cuerpo legal que rige en todo el territorio nacional se advierte que, si bien expresamente
no se regula sobre la contaminación sonora y sus efectos nocivos al ambiente, surge implícitamente ello de
todo su articulado.

Disposiciones locales reguladoras sobre ruido.- La Constitución de la Provincia sancionada en el año


2006 en su artículo 41 dispone que: La Provincia de Tucumán adopta como política prioritaria de Estado la

1
Caso Este a e a, Ma tí A. . E p esa de Fe o a iles A ge ti os, do de se dis utía si el uido ge e ado
por la campana de alarma del ferrocarril debía considerarse superior al que corresponde a una normal tolerancia.
12
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

preserva ió del a ie te… La norma constitucional reafirma lo dispuesto en el art. 41 de la CN que


establece el derecho de tercera generación, de que todo habitante tiene que gozar de un ambiente sano y
su responsabilidad de preservarlo para las generaciones futuras.

La Ley Provincial de Medio Ambiente N° 6253 en su artículo 1 expresa que es objetivo de la


presente ley, el racional funcionamiento de los ecosistemas humanos (urbano agropecuario) natural,
mediante una regulación dinámica del ambiente, armonizando las interrelaciones de Naturaleza-Desarrollo-
Cultura, en todo el Territorio de la Provincia

En el capítulo referente a la atmósfera se reglamenta sobre las emisiones de calor o ruido que
superen los máximos admisibles, atribuyéndoles consecuencias jurídicas (reducirse hasta establecer las
condiciones aceptadas como normales).

Por otra parte, ordenanzas municipales han regulado sobre ruidos molestos producidos por fuentes
móviles y fijas. Ej.: Ordenanza 288/78 Capítulo I – De los Ruidos y Sonidos Innecesarios, Molestos o
Excesivos – Disposiciones Generales – Art. 1: Queda prohibido dentro de los límites del radio municipal de
San Miguel de Tucumán, causar, producir o estimular cualquier clase de ruidos o sonidos innecesarios,
molestos o excesivos procedentes tanto de fuentes fijas como móviles, que propagándose por vía aérea o
sólida afecten, o sean capaces de afectar la tranquilidad de las personas, sea en ambientes públicos o
privados, cualquiera fuere la jurisdicción que sobre estos se ejercite y el acto, hecho o actividad de que se
trate”

El decreto N° 122/G/79 establece los niveles máximos sonoros para los automotores, motocicletas
y otras fuentes fijas que originen ruidos molestos al vecindario.

La ordenanza n° 942/87 denominado Código de Tránsito expresa: ningún vehículo automotor debe
superar los lí ites regla e tarios de e isió de o ta i a tes, ruidos hu os y radia io es parasitarias…
También dispone que En este Municipio está prohibido el uso de la bocina, únicamente se admitirá su uso
en caso de fuerza mayor o cuando el conductor no tenga otro recurso para evitar accidentes. Está prohibido
asimismo la instalación, el uso de otros aparatos distintos de la bocina reglamentaria sea cual fuere su
mecanismo, excepto los autorizados para vehículos policiales, bomberos, ambulancias, etc.

Jurisprudencia. Barragán c/ Autopistas Urbanas S.A. Gustavo Cima y otros sobre amparo : Lo que
origina este caso como consecuencia de un planteo que efectúa un vecino de la ciudad de Bs. As., quien
reside con su familia en un departamento próximo a la autopista 25 de Mayo (AV) que atraviesa la ciudad y
por la que circulan un promedio de 170.000 vehículos por día.

La concesionaria de dicha autopista es la empresa Autopistas Urbanas S.A. (AUSA) y el accionista


mayoritario es el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

El vecino demostró que los niveles de ruido que ingresaban a su vivienda y los percibidos en la
autopista superaban los tolerables (75 a 85 dB), lo que producía lesiones en el oído. Al no obtener solución
a su problema por la empresa concesionaria, interpuso una acción de amparo contra la concesionaria y
otros.

El tribunal de alzada confirmó la sentencia recurrida haciendo lugar al amparo y ordenó a AUSA y al
Gobierno de la Ciudad a tomar medidas conducentes a mitigar el nivel de ruido existente en la autopista.

Esas medidas apuntaban a que AUSA debía presentar ante el Juez de primera instancia, un estudio
técnico de Impacto Ambiental y un Plan de Adecuación Ambiental, en donde se especificara los niveles de

13
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

ruido en el espacio público, los niveles de ruido en el interior de las viviendas y edificios en general,
incluidas escuelas, ubicadas en las zonas linderas a la autopista y soluciones técnicas para reducir los
niveles de ruidos en ambos espacios (Instalaron pantallas acústicas).

Asimismo el Gobierno de la Ciudad de Bs. As. en virtud del principio de subsidiariedad estaba
también obligado a expedirse sobre los puntos indicados en el párrafo anterior y presentarlo ante el Juez.

Del proceso conjunto de ambas partes el Juez obtendrá un panorama para ordenar la ejecución de
un Plan de Adecuación para reducir los ruidos de la autopista. En este fallo se aplican los principios
establecidos en la Ley 25.675 (Preventivo, responsabilidad, solidaridad y subsidiariedad).

Contaminación atmosférica.-

Se entiende por contaminación atmosférica a la presencia en el aire de materias o formas de


energía que impliquen riesgo, daño o molestia grave para las personas y bienes de cualquier naturaleza, así
como que puedan atacar a distintos materiales, reducir la visibilidad o producir olores desagradables.

El nombre de la contaminación atmosférica se aplica por lo general a las alteraciones que tienen
efectos perniciosos en los seres vivos y los elementos materiales, y no a otras alteraciones inocuas. Los
principales mecanismos de contaminación atmosférica son los procesos industriales que implican
combustión, tanto en industrias como en automóviles y calefacciones residenciales, que generan dióxido y
monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y azufre, entre otros contaminantes. Igualmente, algunas
industrias emiten gases nocivos en sus procesos productivos, como cloro o hidrocarburos que no han
realizado combustión completa.

La contaminación atmosférica puede tener carácter local, cuando los efectos ligados al foco se
sufren en las inmediaciones del mismo, o planetario, cuando por las características del contaminante, se ve
afectado el equilibrio del planeta y zonas alejadas a las que contienen los focos emisores.

Grandes Problemas Ambientales.-

Disminución de la Capa de Ozono.- Afecta a un bien común a toda la humanidad que es la


atmósfera.

El clorofluorcarburo (CFC), una de cuyas variedades se conoce como gas freón, se obtiene por
síntesis a muy bajo costo; se evapora a baja temperaturas, es inerte, estable y no tóxico. Difundido en
refrigeradores y luego en aerosoles, matafuegos y espumas plásticas.

Aunque inofensivo para el usuario, resultó altamente dañoso para la atmósfera no sólo porque
contribuye activamente al recalentamiento global sino porque el cloro que su descomposición libera
destruye la capa de ozono que retiene la mayor parte de los rayos ultravioletas que provienen del sol. Una
exposición excesiva de tales rayos debilitan el sistema inmunológico de los seres vivos y origina
quemaduras y el temido cáncer de piel.

La alarma producida por la reducción a la mitad de esa capa sobre la Antártida hacia 1985, indujo a
un grupo de naciones a celebrar la Convención de Viena de 1985 y el protocolo de Montreal de 1988, que
impuso una reducción de más de la mitad de la producción de CFC para fin de siglo.

Se creó un fondo internacional para ayudar a los países en desarrollo a adoptar tecnologías que no
dañasen la capa de ozono.

14
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Subsisten, sin embargo, problemas sin resolver. Uno es que el CFC tarda unos quince años en llegar
a la capa de ozono, por lo que el daño más grave está en camino; otro es que otras actividades como la
quema de combustibles fósiles y el uso de fertilizantes también destruyen la capa, y el otro es que los
sustitutos que no son dañosos son producidos por o bajo licencia de un reducido grupo de empresas
originarias de países desarrollados que es el de las empresas que más habían contribuido a la destrucción
de la capa de ozono.

La humanidad debió sustituir los productos destructivos de la capa de ozono, los productores
deberán advertir la composición de sus productos para que el consumidor sepa si está contribuyendo o no
al daño, y habrá que cubrirse un poco más del sol.

Efecto Invernadero.- es el fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de la
atmósfera terrestre, retienen parte de la energía que la superficie planetaria emite por haber sido
calentada por la radiación solar. Sucede en todos los cuerpos planetarios rocosos dotados de la atmósfera.
Este fenómeno evita que la energía recibida constantemente vuelva inmediatamente al espacio,
produciendo a escala planetaria un efecto similar al observado en un invernadero. En el sistema solar, los
planetas que presentan efecto invernadero son Venus, la Tierra y Marte.

Si no fuese por la capa de dióxido de carbono y de los demás gases llamados de efecto invernadero
que la integran y retienen parte del calor que su superficie emite en forma de rayos infrarrojos como si
fueran cristales de un invernadero, el planeta Tierra estaría helado.

El crecimiento de esa capa hace que la tierra retenga más calor y de ese modo las sequías, las
tempestades y las inundaciones sean más extremas. Además, provoca una mayor licuación de hielo, lo que
aumenta el nivel de agua y paulatinamente va sumergiendo las áreas más bajas del mundo que es donde se
encuentran sus más grandes ciudades y concentraciones industriales.

La quema de combustibles y la quemazón de bosques disminuyen la masa vegetal que es la que lo


absorbe, también hace crecer esa capa y correlativamente aumenta la temperatura terrestre. La ciencia no
ha podido ofrecer todavía un pronóstico fehaciente de la magnitud de este aumento.

Las mayores emisiones de dióxido de carbono siempre han provenido de EEUU, sumadas a las
emisiones de China, la Federación Rusa y Japón, se llega a la mitad de la emisión mundial.

El Cambio Climático.- Se llama cambio climático a la modificación del clima con respecto al historial
climático a una escala global o regional. Tales cambios se producen a muy diversas escalas de tiempo y
sobre todos los parámetros meteorológicos: temperatura, presión atmosférica, precipitaciones, nubosidad,
etc. En teoría, son debidos tanto a causas naturales como antropogénicas.

El término suele usarse de manera poco apropiada, para hacer referencia tan solo a los cambios
climáticos que suceden en el presente, utilizándolo como sinónimo de calentamiento global2. La
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático usa el término «cambio climático»
solo para referirse al cambio por causas humanas.

Afecta el clima de toda la humanidad. Se origina principalmente dañando un bien común a toda la
humanidad que es la atmósfera.

2
El calentamiento global es el aumento observado en los últimos siglos de la temperatura media del sistema
climático de la Tierra.
15
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El Protocolo de Kioto.- El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático es un protocolo de la


Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), y un acuerdo
internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero que causan
el calentamiento global: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), y los otros tres
son gases industriales fluorados: hidrofluorocarburos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de
azufre (SF6), en un porcentaje aproximado de al menos un 5 %, dentro del periodo que va de 2008 a 2012,
en comparación a las emisiones a 1990. Por ejemplo, si las emisiones de estos gases en 1990 alcanzaban el
100 %, para 2012 deberán de haberse reducido como mínimo al 95 %. Esto no significa que cada país deba
reducir sus emisiones de gases regulados en un 5 % como mínimo, sino que este es un porcentaje a escala
global y, por el contrario, cada país obligado por Kioto tiene sus propios porcentajes de emisión que debe
disminuir la contaminación global.

El protocolo fue inicialmente adoptado el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón, pero no entró
en vigor hasta el 16 de febrero de 2005. En noviembre de 2009, eran 187 estados los que ratificaron el
protocolo. Estados Unidos, mayor emisor de gases de invernadero mundial, no ha ratificado el protocolo.

El instrumento se encuentra dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático (CMNUCC), suscrita en 1992 dentro de lo que se conoció como la Cumbre de la
Tierra de Río de Janeiro.

Argentina, como país en desarrollo y con aproximadamente el 0,6 % del total de las emisiones
mundiales, no estaba obligada a cumplir las metas cuantitativas fijadas por el Protocolo de Kioto. Pese a
ello ratificó el acuerdo, previa aprobación del Congreso Nacional el 13 de julio de 2001, a través de la Ley
Nacional 25.438.9 En consecuencia, su condición de país adherente hace que deba comprometerse con la
reducción de emisiones o, al menos, con su no incremento.

8.3 - CONTRATOS MINEROS

El Avío de las Minas

De la Constitución y Condiciones del Contrato.-


El Código de Minería legisla la materia de contratos mineros entre los artículos 269 y 285. Al contrato minero
se lo llama avío, o de habilitación minera, y es el instrumento a través del cual una persona se obliga a
suministrar lo necesario para la explotación de una mina. Los aviadores, es decir, los titulares del
contrato de avío, tienen preferencia sobre todo otro acreedor (art.269). Originalmente, el proyecto del
Código establecía la limitación de la responsabilidad del minero aviado exclusivamente a los productos de la mina. El
deudor, en la concepción original de estos contratos, no adquiría responsabilidad alguna con sus otros bienes, ni
siquiera con la mina misma que proveía los productos para el pago del avío. El pacto, en esta forma, era de naturaleza
aleatoria. De esta manera, el aviador que suministraba el avío o los recursos afrontaba el riesgo total de la operación,
pues, si la mina no producía lo suficiente para pagar el crédito perdía los suministros o quedaba postergado en el pago
frente a un nuevo aviador.

El riesgo minero compartido entre el aviador y el aviado, era característica fundamental del contrato y lo
distinguía de toda otra forma de crédito o suministro a las explotaciones.

Sin embargo, el Congreso al revisar el Título 14 del Código, introdujo modificaciones al texto eliminando la
limitación de pago exclusivamente con los productos de la mina, obligación ésta que hacía a la esencia del contrato,
tal como se lo conoció en la legislación tradicional. Así, en la versión actual del pacto de avíos, el minero no sólo
responde con los productos de la mina (característica original de estos contratos), sino que responde con todos sus
bienes personales, incluso la mina misma, como un deudor común. De este modo, el riesgo, la contingencia favorable
16
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

o adversa para el aviador o capitalista ha dejado de ser, después de la reforma, una de las características del contrato,
subsistiendo únicamente cuando de acuerdo con el principio de la libertad de las convenciones, se pacta la
responsabilidad con los productos de la mina exclusivamente.

El Congreso sin embargo, al eliminar del proyecto la limitación de la responsabilidad del aviado
exclusivamente a los productos de la mina, no mantuvo un criterio concordante en otros aspectos del contrato. El
privilegio del aviador frente a otros acreedores, por ejemplo, resultaría exorbitante si se extendiera, como la misma
responsabilidad, a todos los bienes del deudor. Evidentemente, la intención de la reforma ha sido otorgar al aviador
siempre preferencia a todo acreedor, sin que ésta alcance tan vasta extensión.

La aviación puede pactarse en forma simple o compleja. Es simple, cuando la contraprestación del deudor se
reduce a la devolución de los valores recibidos, con sus premios e intereses. Es compleja, cuando además de la
contraprestación directa, el aviador recibe una cuota o interés en la mina o una parte de sus productos. Además, el
contrato de avío puede ser convencional o legal según se pacte contractualmente o cuando el aviador toma a su cargo
la administración de la mina y la sigue aviando hasta quedar totalmente cubierto del avío.

Existen tres tipos de avíos: por tiempo, por cantidad o por obras expresamente determinadas
en el contrato (art. 270). Puede consistir en el suministro de los recursos necesarios a la explotación hasta una
fecha determinada o por una cantidad establecida para ejecutar determinadas obras especificadas en el contrato.

En carácter de pago, el aviador puede (según lo que se estipule en el contrato) tomar una parte
de la mina en carácter de pago, en cuyo caso el aviador queda sujeto a las disposiciones que regulan a
las compañías de minas, o bien puede ser partícipe en los productos de las minas por un tiempo
determinado, o hasta cubrir el valor de los avíos (art.271).
El aviador que toma parte de la mina en compensación del avío, se convierte en socio, conforme al artículo
286 y ss. del Código, pero no por ello se desprende de su privilegio de aviador, que se mantiene hasta la cancelación
del avío. Su incorporación como socio, más bien refuerza la garantía del avío, permitiendo unir a la calidad de aviador,
la de socio. La entrega de esta cuota social constituye, por consiguiente, un valor adicional, en compensación del
riesgo que suponen estas prestaciones. La adquisición de la cuota en la mina, debe formalizarse en escritura pública —
artículos 969 y 1017 del CCyC.

El otro caso de aviación compleja es cuando el aviador pacta participación adicional en los productos de la
mina. Tampoco en este caso el acreedor pierde los demás privilegios de aviador. Por el contrario, también los refuerza
agregando una preferencia en el pago, sobre los productos de la mina, de acuerdo a lo establecido en el artículo 269.

En los demás casos, el Código establece que, con los productos de la parte de mina asignada al
aviador, se pagará ante todo el valor de los avíos. No puede pretenderse derecho alguno a los
productos de la mina, antes de que se haya cubierto la cantidad convenida o se haya vencido el tiempo
señalado (según el contrato sea por obra, por tiempo o cantidad). (Art. 722).
Si decide tener participación en los productos, el precio de estos será previamente estipulado
por contrato. Aunque puede estipularse que el pago se haga en dinero con el valor de los productos
vendidos al precio corriente. En este caso se pagará el interés que libremente hubiesen estipulado los
contratantes (art. 273).
Puede suceder que, para garantizar el pago de los avíos, se establezcan fianzas, hipotecas u
otras garantías, en este caso, de no haberse estipulado interés alguno, estas garantías se pagarán según
el corriente en plaza (art.274). Esto significa, que las garantías que respalden el pago de avíos, no se considerarán
gratuitas.

El contrato de avíos debe celebrarse por escrito en instrumento público o privado, bajo pena
de nulidad. En caso de celebrarse mediante un instrumento privado, éste deberá (para ser oponible a
terceros) inscribirse en el registro destinado a los contratos de minas y publicarse por TRES (3) veces
diferentes en el espacio de QUINCE (15) días, en el periódico que la autoridad competente designe.
Asimismo, deberá fijarse en las puertas del oficio del escribano durante el mismo plazo (art.275). — La
forma del contrato hace a la solemnidad del acto y su omisión acarrea la nulidad del contrato, en cuanto al privilegio
17
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

del aviador, que queda convertido en un acreedor común. La publicidad es necesaria ya que el contrato puede afectar
el derecho de anteriores aviadores quienes pueden resultar postergados en el cobro de sus acreencias y/o de
acreedores comunes, ya que el privilegio que otorga el avío sobre los productos de la mina significa una reducción
importante de la solvencia del deudor.

Una vez terminado el contrato y no habiéndose saldado el valor de los avíos, el aviador tiene la
posibilidad de ejercer los derechos de acreedor no pagado en el caso de que no se renueve el contrato
y siempre y cuando el aviador no tenga parte en la mina o en sus productos (art. 276).
Si el aviador ha cumplido regularmente las prestaciones a que se ha obligado, vencido el contrato, tiene
derecho a ejecutar su crédito. El hecho de unir en su persona las calidades de aviador y socio en la mina o partícipe en
los productos, como ocurre en los casos de aviación compleja, no lo priva de ejercer este derecho.

El aviador simple, este es, aquel que no tiene parte en la mina o en sus productos, que ha cumplido sus
prestaciones, vencido el contrato, tiene derecho a ejecutar su crédito y cobrarse con preferencia sobre todo otro
acreedor. Contrariamente, el aviador complejo, socio o partícipe, vencido el contrato, sólo mantiene una preferencia
para cobrarse con los primeros productos de la mina, pero no puede ejecutar su crédito.

Esta limitación legal no importa convertirlo en un socio liso y llano, pues siempre conserva su posición de
acreedor que goza de preferencia sobre los productos de la mina aviada. Esto en cuanto a la preferencia. Otra cosa es
respecto a la responsabilidad del deudor. Se dijo que la aviación compleja sólo agrega preferencia especial sobre los
productos de la parte de la mina asignada al aviador pero no restringe la responsabilidad del deudor respecto a los
demás bienes. Sin embargo, el artículo analizado prohíbe al aviador que tiene parte en la mina o en sus productos,
ejecutar su crédito.

El aviador, de este modo, ante terceros, sería acreedor preferido, pero ante el deudor su crédito revestiría el
carácter de una inversión de capital que se paga, de no rendir productos la parte de la mina, al disolverse la compañía.

El aviador tendrá preferencia sobre los productos de la mina, pero no sobre los demás bienes del deudor,
respecto de los cuales tiene los mismos derechos que un acreedor común. Sin embargo, la preferencia del aviador
cede frente a los créditos hipotecarios que gravan la mina, anteriores en fecha y frente aviadores posteriores. En el
primer caso, porque la hipoteca perdería su seguridad y en el segundo, porque los créditos de aviación tienen el
carácter de los créditos refaccionarios que se pagan empezando por el más reciente que se supone en invertido en
beneficio de los demás.

La forma en que el aviador deberá suministrar lo necesario para la explotación de la mina


estará expresamente estipulada en el contrato, caso contrario, deberá suministrarse cuando el dueño
de la mina lo solicitare para acudir a las necesidades de la explotación. En este último caso, se le dará al
aviador un preaviso de QUINCE (15) días para que, dentro de este término, pueda suministrar los
avíos correspondientes. Si el aviador no cumple con el suministro dentro del plazo de 15 días, el dueño
de la mina tiene derecho a demandar judicialmente el pago de los mismos, o tomar dinero de otras
personas por cuenta del aviador, o celebrar con otro aviador un nuevo contrato de avíos (art. 277). La
falta de suministro del avío en tiempo oportuno hace perder al aviador su prioridad, si el deudor contrata un nuevo
avío. Este es uno de los casos en que el aviador posterior goza de preferencia sobre el anterior. No es forzoso que el
requerimiento sea judicial. Debe, no obstante, utilizarse una forma fehaciente.

Si el contrato es rescindido por culpa del aviador, éste no tiene privilegio alguno por los avíos
suministrados, ni derecho a ejecutar la mina (art. 278). La falta de suministro del avío en la forma estipulada
significa la pérdida del privilegio, pero no del crédito, que el aviador podrá hacer valer por las vías ordinarias, sin
perjuicio de las defensas que, por incumplimiento de contrato, podrá invocar el deudor. Puede, por lo tanto, el
aviador ejercer como un acreedor común su derecho de crédito declarado exigible, sobre los productos de la mina o
sobre cualquier otro bien del deudor, con excepción de la mina misma y de sus accesorios funcionales, que quedan
sustraídos a la acción de cobro ya que en este caso constituyen la fuente necesaria para el suministro de nuevos avíos
compensatorios. En definitiva la pena impuesta contra el aviador por el artículo 278, no excluye la responsabilidad del
deudor, la que podrá ejercitarse sobre todo su patrimonio remanente, incluso sobre los productos de la mina, pero en
este caso sin el privilegio especial que acuerda el pacto de avíos.

18
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

De la administración de la mina aviada

La administración de la mina corresponde a sus dueños (a los dueños DE LA MINA)


exceptuando los casos en que la ley le concede la misma a los aviadores (art. 279). El aviador, sin
embargo, podrá hacerse cargo de la administración de la mina en los siguientes casos:
• Cuando los dueños de las minas hicieren gastos exorbitantes;
• Cuando los dueños dieren una mala dirección a los trabajos;
• Cuando estuvieren mal servidos o desatendidos el gobierno y la economía de la mina,
Al efecto, se requerirá a los dueños para que hagan las reparaciones y reformas reclamadas; y
no verificándolas en el término de VEINTE (20) días, o en el que la autoridad creyere conveniente, se
entregará la administración al aviador. No tendrá lugar lo dispuesto en los DOS (2) incisos anteriores,
cuando los avíos suministrados estén cubiertos en el todo o en las tres cuartas partes de su valor.
Tampoco tendrá lugar, cuando se hubieren prestado garantías (art. 280). Debe señalarse que el derecho
del aviador a tomar a su cargo la administración de la mina podía justificarse cuando el crédito se pagaba
exclusivamente con los productos de ésta, como establecía originalmente el Código. Desaparecida esta condición legal
en el Código, este derecho aparece como exorbitante.

Si el dueño de la mina no emplea el dinero o efectos suministrados para el avío en la


explotación de la mina, y los utiliza en una inversión diferente, el aviador puede optar por desistir del
contrato (cobrando los valores malgastados con sus intereses) y tomar la administración de la mina
hasta ser enteramente cubierto. En este caso se considerarán esos valores como capital invertido en el
avío (art. 281).
Según el art. 282, los aviadores pueden poner interventor en cualquier tiempo, a pesar de que
esto no hubiera sido estipulado en el contrato. El interventor podrá:

✓ inspeccionar la mina;
✓ cuidar de la buena cuenta y razón;
✓ tener en su poder los dineros y efectos destinados al avío para entregarlos oportunamente.

El interventor, en ningún caso podrá:


× mezclarse en la dirección de los trabajos,
× oponerse a los que se ejecutaren,
× contrariar acto alguno de la administración.
Las atribuciones del interventor corresponden a las de un fiscalizador o veedor. No sustituyen a la
administración normal. El derecho a poner interventor es otro de los factores que se justificaba en la versión originaria
del contrato, en que el deudor sólo arriesgaba los productos de la mina, pero no en la versión actual en que el aviador
compromete todos sus bienes.

El dueño de la mina también tiene la facultad de nombrar interventores cuando la


administración haya sido entregada al aviador. El interventor en este caso, tiene facultad para:

✓ oponerse a toda operación y a todo trabajo que pueda causar perjuicio al propietario,

✓ oponerse a toda operación o trabajo que pueda comprometer el porvenir de la mina,

✓ oponerse a toda operación o trabajo que importe la infracción de cualquiera de las


disposiciones del presente TITULO.
Si alguno de estos casos tuviera lugar el juez del mineral, a solicitud del interesado, mandará
suspender los trabajos (art. 283).

19
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Disolución de los Contratos de Avío

Art. 284.- El contrato de avíos se disolverá, según cual sea el objeto del contrato, de
configurarse alguna de las siguientes situaciones:
• Por el vencimiento del tiempo,
• Por la inversión del capital,
• Por la ejecución de las obras,
Cuando no se hubiese estipulado el tiempo de la duración de los avíos, ni la cantidad que debía
suministrarse, ni las obras que había obligación de ejecutar, cualquiera de los interesados puede,
dando SESENTA (60) días de preaviso, poner término al contrato.
En este último caso, si quien decide poner fin al contrato es el minero, el aviador tiene derecho
a:
• Cobrar el valor de los efectos entregados y el valor de su crédito con los premios estipulados.
• Que se reciban los efectos que se le hubieren pedido.
Si por el contrario, quien decide terminar el contrato es el aviador, al minero sea el desaviado:
• El pago se hará con los productos libres de la mina (después de los hipotecarios y de los
aviadores posteriores)
• Si la obligación es de pagar en dinero, tendrá el propietario desahuciado el plazo de CUATRO
(4) meses sin interés.
Según la modalidad como se pacta el avío, puede ser determinado o indeterminado.

Será determinado cuando el contrato sea por tiempo, capital u obra. En el avío indeterminado, ninguna de las
partes adquiere compromiso para el futuro y puede denunciarlo dando aviso oportuno. Se considera aviador
desahuciado, a aquel que es suministrador de avíos en un contrato indeterminado a quien se le suspende la recepción
de los avíos. Minero desaviado, es el que en la misma clase de contrato se le suspende el suministro de los avíos.

Podrán desistir del contrato sin necesidad de acuerdo, el aviador renunciando todos sus
derechos, y el propietario cediendo la mina al aviador (art.285). El aviador ejercerá este derecho para
liberarse de prestaciones futuras. El deudor lo hará al fenecer el contrato, o antes, si la mina no responde a las
expectativas previstas.

La permanencia del derecho de abandono, justificado únicamente cuando el aviado responda con los
productos de la mina, es otra de las cuestiones que el Dr. Edmundo Catalano considera que puede objetarse (después
de la reforma), ya que actualmente el deudor responde con todos sus bienes.

Compañías de Minas

Constitución de las Compañías

Habrá compañía minera cuando DOS (2) o más personas trabajen en común una o más minas.
Estas compañías se constituyen:
1 Por el hecho de registrarse una mina.
2 Por el hecho de adquirirse parte en minas registradas.
3 Por un contrato especial de compañía, el cual deberá hacerse constar por escritura pública.

20
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Cuando dos o más personas registran en común una mina o adquiere parte en mina registrada, dejan
constituida entre sí una compañía de minas y no un condominio o comunidad minera. La ley no acepta, en ningún
caso, el condominio; ello debido a que los condominios no permiten fundar la idea de una explotación permanente.
Los condominios o comunidades de cosas están llamados a dividirse a petición de cualquiera de los condóminos
disconformes con las decisiones de la mayoría. Incluso, los pactos de indivisión sólo se aceptan, según el CCyC, por el
término de diez años, plazo insuficiente para cubrir el ciclo evolutivo de una empresa minera normal.

Es evidente que la idea de actividad y de buena administración, no se satisface plenamente en los


condominios normales y que la negativa de un copropietario o condómino a conformar determinado plan de
exploración constituye una amenaza de división suficiente para paralizar la actividad futura de la empresa. Este
perjuicio es mayor en las actividades mineras que trazan sus planes para desarrollarlos en un período prolongado de
tiempo.

Las compañías o sociedades, en cambio, no ofrecen este inconveniente. Tienen la ventaja de la


perdurabilidad ya que pueden pactarse con plazos voluntarios acordes con la naturaleza de los negocios encarados o
se suponen convenidas por tiempo ilimitado; la administración societaria dispone siempre de los mecanismos que, en
mayor o menor grado, facilitan su gestión: existe pactado el capital y la obligación de los socios de contribuir a sus
expensas, no pudiendo usar el derecho de pedir la división para eludir este compromiso; se asegura a los socios contra
la pretensión de introducir personas extrañas, siempre factible en los condominios y causa de perturbaciones en la
administración de los negocios.

Son tan numerosas las ventajas que la ley ha preferido las compañías o sociedades a los condominios,
descartando totalmente que éstos puedan constituirse en materia minera. Si la compañía o sociedad no se conviene
voluntariamente por las partes, es impuesta ministerio legis.

El rechazo de la figura del condominio en minería obedece más bien a la forma general que el instituto
aparece legislado en la ley civil. No sería óbice para que pudiera funcionar en la actividad minera si fuera regulado por
ley especial atendiendo a sus particulares características.

Entre las formas especiales de constitución de las sociedades o compañías aceptadas por la ley minera, la más
simple y tal vez la más frecuente, es el pedimento de una mina formulado en común por dos o más personas. Este
acto es suficientemente idóneo para dejar constituida entre los presentantes una sociedad o compañía del ramo, sea
que se trate de la denuncia de un descubrimiento o de la petición de una mina vacante. La sociedad, en este caso, es
impuesta por la ley, que suple la intención de las partes. En efecto, el pedimento presentado en común señala la
affectio societatis. En el pedimento, además, se fija la participación de cada socio, el nombre de la sociedad que será
el que debe llevar la mina y su domicilio social. La falta de otras previsiones contractuales relativas a la administración
y gobierno económico de la sociedad, es suplida por la ley que determina el estatuto por el cual deben regirse estas
sociedades forzosas que carecen de contrato escrito especial. No obstante, muchas de las disposiciones de la ley, por
su carácter de orden público, no sólo se aplican a este género de sociedades sino también a las contractuales mineras,
regidas por normas del derecho común.

Otra de las formas de constitución es la adquisición de parte de una mina registrada o concedida. La
constitución se opera en caso de transferencia de una parte o cuota de la mina a un tercero, en las sucesiones legales
o testamentarias y en los concursos civiles o quiebras que disponen la adjudicación colectiva de bienes.

Finalmente, pueden constituirse por un contrato especial de compañía convenido entre las partes. Estos
contratos, desde que la mina es un inmueble, deben formalizarse por escritura pública.

Quedan, así, determinados dos tipos de sociedades en el CM: las sociedades legales de minas, creadas
ministerio legis, que son la de los incs. 1 y 2 del artículo comentado y las sociedades contractuales de minas que
surgen del inc. 3.

La sociedad legal de minas es de carácter civil, por ser considerada civil la actividad que la genera. Es, además,
colectiva, ya que los socios responden personalmente de las obligaciones de la sociedad en proporción a su parte en la
mina; es de personas, ya que el factor determinante de su formalización es la condición personal de los socios y no el
capital; es de duración ilimitada, aunque rescindible ya que se supone concertada hasta el fin de la explotación; se
constituye por mina, salvo que el título de adjudicación sea común a varias concesiones, lo permita la distribución de

21
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

partes y no se oponga a las disposiciones de orden público de la ley; es, finalmente, persona de derecho, ya que tiene
patrimonio y órganos de administración propios.

La compañía tratará todos sus negocios por medio de juntas, donde las cuestiones se
resolverán por mayoría de votos. Las juntas serán convocadas mediante una citación, que contendrá el
objeto, día y hora de la reunión. Todos los socios de la compañía deberán ser citados a la Junta, aun
aquellos que no tengan voto. La junta quedará conformada con la mera asistencia de la mitad de los
socios presentes con derecho a votar (art. 287)
Los socios con derecho a votar o sus representantes si fueren conocidos, serán personalmente
citados, si residieren en la provincia o territorio federal donde tenga su domicilio la sociedad. De otro
modo la citación se hará por medio de avisos publicados por la prensa con DIEZ (10) días de
anticipación cuando menos (art. 288).
La citación podrá hacerse a domicilio por medio de una convocatoria, o por órdenes nominales.
Al serles presentadas, firmarán los socios para constancia del hecho (art.289).
Cuando en las actas de las sesiones celebradas se haya hecho constar el objeto y se haya fijado
día y hora para una nueva o sucesivas reuniones, los socios presentes se suponen personalmente
citados (art. 290).
La sociedad o su directorio deben constituir un representante, con poder suficiente
suficientemente para todo lo relacionado con la autoridad y con terceros (art. 292).
Todos los socios de la compañía, sin excepción, tienen derecho a concurrir a las sesiones y
tomar parte en las deliberaciones, a pesar de que sólo podrán votar aquellos que tengan al menos una
acción en la misma. Cada acción representa un voto, ya sea perteneciente a un sólo socio o a más de
una persona (art. 293).
Para constituir mayoría se tendrán en cuenta el número de votos. Un sólo socio no podrá
conformar mayoría por sí solo (art. 294).
Ningún socio puede trasmitir a otra persona no socia, el interés que tenga en la sociedad, ni
sustituirla en su lugar para que desempeñe las funciones que le tocaren en la administración social, sin
antes contar con el consentimiento expreso de todos los socios, bajo pena de nulidad del contrato.
Un socio, si podrá, asociar a una persona extraña a la compañía su parte y aun cedérsela
íntegra, sin que por tal hecho el asociado se haga miembro de la sociedad (art. 296).
De la Administración

La administración de la compañía corresponde a todos los socios, pero pueden nombrarse una
o más personas elegidas entre los mismos. Para que la administración sea llevada a cabo por una
persona extraña a la compañía, este nombramiento deberá contar con la aprobación de DOS (2) tercios
de votos, si dos o más socios se opusieren.
La duración, atribuciones, deberes, recompensas y duración de los administradores estarán
determinados por el contrato, caso contrario, serán determinados en junta. Los administradores no
pueden contraer créditos, gravar las minas en todo ni en parte, vender los minerales, nombrar ni
destituir los administradores de la faena, sin especial autorización (art. 297).
Los gastos y productos se distribuirán de forma proporcional según las partes o acciones que
cada socio tenga en la mina, a menos que se hubiese estipulado una distribución distinta en el
contrato. Si una estipulación priva a algún socio de la participación que le corresponde en los
beneficios o productos, esta será nula (art. 298).
Los beneficios o productos se distribuirán (art. 299):
22
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

• Cuando la mayoría de los socios lo determine;


• Cuando el administrador de la compañía y el de la mina lo crean conveniente;
• Cuando cualquiera de los socios lo pretenda, siempre que los mismos administradores lo
creyeren oportuno.
La distribución de los beneficios o productos de la compañía tendrá lugar en minerales, pastas
o en dinero, según lo acordado. Cuando nada hubiera sido estipulado en el contrato, la distribución se
hará en dinero (art. 300).
De la Disolución (art. 311)

Las compañías de minas se disuelven:

✓ Por haberse reunido en una sola persona todas las partes de la mina.

✓ Por abandono y desamparo.

✓ Cuando, habiéndose formado la compañía bajo estipulaciones especiales, se verifica alguno


de los hechos que, con arreglo a esas estipulaciones, produzca la disolución.
Cuando las compañías estén formadas por DOS (2) o TRES (3) personas, se les concederán DOS (2)
pertenencias más, fuera de las que por otro título les corresponda. En el caso de estar compuestas por CUATRO (4) o
más personas, tendrán derecho a CUATRO (4) pertenencias.

A menos que el contrato estipule algo distinto, los socios sólo serán responsables por las obligaciones de la
sociedad en proporción a la parte que tienen en la mina. (NO DE FORMA SOLIDARIA)

Compañías de Cateo o Exploración

Las compañías de exploración se constituyen por el hecho de ponerse de acuerdo DOS (2) o
más personas para realizar una expedición con el objeto de descubrir minerales. El acuerdo podrá ser
de palabra o por escrito, en escritura pública o privada.
Estas compañías tienen por fin exclusivo descubrir minerales. Su objeto, por ende, es transitorio. Para su
constitución no cabe imponer las formalidades exigidas a las empresas permanentes e, incluso, dar a sus actos una
publicidad incompatible con la reserva que, generalmente, rodea las operaciones. Por ello, la ley acepta el acuerdo
verbal como formalidad suficiente.

Estas sociedades, frecuentemente, surgen del pedimento en común del permiso de cateo y concluyen una
vez terminado su objeto, oportunidad en que surgirá una nueva sociedad legal fundada en el pedimento de la mina, o
una sociedad contractual, si se opta por este tipo de constitución.

Cuando los cateadores o personas encargadas de hacer las exploraciones no reciben sueldo ni
otra remuneración, se suponen socios en lo que ellos descubran.
Todas las personas de la comitiva que ganen salario, cualquiera que sea la ocupación,
descubren para el empresario que les paga. Si hubiere precedido promesa o convenio deberá hacerse
constar por escrito.
De la enajenación y venta de las minas

Art. 323. – Las minas pueden venderse y transmitirse como se venden y transmiten los bienes
raíces.
En consecuencia, el descubridor de un criadero puede vender y transmitir los derechos que
adquiere por el hecho del descubrimiento.
23
Unidad 8 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La palabra mina está tomada por el artículo en el sentido de concesión minera, o lo que es más propio, de
concesión legal. El inmueble mina no puede ser objeto de ningún contrato independientemente de los derechos que
otorga esta concesión.

Pueden, no obstante, venderse y transmitirse los derechos y acciones emergentes de un descubrimiento


antes de su registro o concesión legal. Es una venta condicional, sujeta a la ratificación de esos derechos por la
concesión o registro. Pueden, también, venderse y transmitirse las minas simplemente registradas, es decir, antes de
finiquitar los trámites conducentes a su deslinde definitivo en el terreno. En todos estos casos, por tratarse de
transmisión de un derecho inmobiliario, las partes quedan obligadas a cumplir la formalidad de escritura pública (conf.
arts. 969 y 1017 CCyC), la que puede reemplazarse por instrumento privado hasta que sea practicada la mensura y
demarcación de la mina.

La transmisión de minas puede operarse por todos los actos entre vivos o por causa de muerte, autorizados
por el CCyC. Se opera también en los casos de adjudicación en los concursos, quiebras y remates judiciales.

La adquisición de cuota o interés en una mina no importa la constitución de un condominio sino la formación
de una sociedad legal, regida por las normas de los arts. 288 y ss. del CM, a falta de un contrato especial de compañía.

Todos los actos de transmisión de minas, para que se consideren perfeccionados y tengan efecto contra
terceros, deberán inscribirse en el registro de la autoridad minera jurisdiccional.

Art. 324. – Nadie puede comprar minerales a los operarios o empleados de una mina, sin
autorización escrita de su dueño.
Los que contravengan lo dispuesto en el párrafo anterior, pagarán una multa cuyo monto será
CUATRO (4) a TREINTA (30) veces el canon anual que devengare la mina, debiendo embargarse los
minerales hasta que se pruebe que pertenecían al vendedor o que estaba autorizado a venderlos.
Quienes compran mineral a los simples tenedores o a los dependientes de minas, deben exigir la entrega de
autorización especial visada por la autoridad minera. Las compras efectuadas sin esta autorización, por lo general
encierran operaciones irregulares muy comunes en los distritos que explotan minerales de elevado valor pecuniario.

Para prevenir estos actos dolosos, las autoridades mineras han instituido, en virtud de este artículo, el
llamado certificado de propiedad o guía de tránsito de minerales que acredita su legítima tenencia en cualquier etapa
de la comercialización y transporte y cuyo uso resulta obligatorio, conforme a las disposiciones locales.

Art. 325. – Las ventas y enajenaciones de minas deben hacerse constar por escrito, en
instrumentos públicos o privados.
Podrán extenderse en instrumento privado todos los contratos que se celebren antes del
vencimiento del plazo señalado para la ejecución de la labor legal.
Practicada la mensura y demarcación de la mina, esos contratos se reducirán a instrumento
público.

24
Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

EL RECURSO AGUA.-

Introducción.- En el mundo actual, uno de los temas que más preocupa es el referido al uso del
agua y ello se debe a que este recurso natural no sólo es imprescindible para la vida y el desarrollo de los
seres humanos y otras especies que habitan el planeta sino también para el bienestar integral de una
comunidad.

Así del total de agua que existe en el planeta, el 97% es agua salada, el resto lo constituye el agua
dulce. De ese porcentaje, el 2% se calcula que está contenido en hielos u glaciares lo cual nos deja como
aprovechable menos del 1%, que se encuentra en ríos y lagos y en las aguas subterráneas. Ésta cifra tan
reducida se explica dado que el resto de agua que existe es salada y para poder transformarla y hacerla útil,
o sea desalinizarla se requiere tecnología, lo que significa grandes erogaciones de dinero que solamente
algunos países se encuentran en condiciones de afrontar mediante un sistema de destilación por fuerza
bruta. Este procedimiento consiste en calentar el agua de mar hasta que se evapora dejando atrás la sal y
luego condensarla.

El procedimiento para desalinizar el agua requiere de mucha energía, es costoso y además ofrece
inconvenientes que afectan el medio ambiente. Con lo cual podríamos decir que si bien la escasez de agua
se vincula con el agua dulce actualmente nuevas tecnologías podrían ofrecer una esperanza de utilizar el
agua salda y de esa forma paliar el problema para las próximas generaciones.

Asimismo debe añadirse que el agua subterránea tiene un gran valor por cuanto el volumen de la
misma es significativamente muy superior al de las aguas superficiales; no obstante ello, no estamos en
condiciones de efectuar un aprovechamiento intensivo y suficiente en la actualidad. Señala Brebbia que las
aguas subterráneas tienen sin duda gran importancia para el uso agrícola, ya que la irrigación resulta
necesaria para la fertilidad del suelo, salvo que en determinado lugar las lluvias sean suficientes y
periódicas; pero en cualquier caso cabe hacer notar que incluso en nuestro país la irrigación resulta cada
vez más frecuente. Como señala Pérez Llana, los pueblos de la antigüedad, Mesopotamia y Egipto,
asentaron las bases económicas de su civilización en el riego artificial, que al ser escasas las lluvias
construyeron ingeniosos sistemas de canales y de riego y represas. Modernamente se intensifica el riego
por aspersión, utilizando maquinarias adecuadas, sin contar que en otros países la aspersión se usa también
para contrarrestar los efectos de las heladas. Debe tenerse en cuenta que el agua subterránea supera por
mucho a las demás fuentes de líquido elemento y se ha calculado en unos ocho millones de km cúbicos, de
los cuales la mitad se encuentra hasta una profundidad de ochocientos metros y la otra parte a mayor
profundidad. Para tener una idea de la magnitud del agua subterránea cabria expresar que todos los ríos
del mundo tardarían unos trescientos años en llenar los recipientes en los que está contenida el agua
subterránea . El agua de las lluvias es la principal fuente de agua subterránea, ya que una parte de ellas se
filtra en el suelo, quedando bajo tierra. Cierta cantidad de agua ha quedado aprisionada dentro de la tierra
al formarse el planeta y recibe el nombre de agua virgen; las napas de aguas se denominan aguas freáticas
y el lugar en que aflora se denomina fuente o manantial, y cuando el agua que aflora es profunda recibe el
nombre de pozo artesiano.

A la escasez de agua dulce es posible agregar otro aspecto relevante para tener en cuenta: la
contaminación. El recurso agua es asimismo causa de conflictos entre los Estados cuando tienen que
compartir cuencas y realizar un uso en conjunto. Existen 264 cuencas internacionales y 145 países tienen
territorios en cuencas compartidas. Argentina posee recursos hídricos compartidos, uno de ellos es la
Cuenca del Plata que es una de las más importantes del mundo. Muchos de los ríos que integran la cuenca
son compartidos con los países vecinos (Río de la Plata, Uruguay, Paraguay, Bermejo, Paraná, Pilcomayo,
1
Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Iguazú), pero además integran la cuenca otros ríos que corren integralmente por el territorio argentino,
como el Pasaje-Juramento-Salado.

Por lo demás, el crecimiento poblacional, el cambio climático, traen como consecuencia que este
valioso recurso no pueda ser utilizado en forma ilimitada ni tampoco ser considerado sólo como un bien
económico, sino que debe tratarse también desde un enfoque social y cultural, al punto tal que hoy se
considera el derecho al agua como un derecho humano, de igual jerarquía que el derecho de alimentación y
el derecho a la salud, integrando así los llamados derechos de tercera generación que se vinculan con el
concepto de solidaridad. En efecto, esta categoría de derechos requiere, una serie de esfuerzos y
cooperación por los individuos y por las autoridades de los diferentes Estados. Estas son unas de las tantas
razones para que los sistemas de uso y aprovechamiento del agua se deben organizar, de manera tal de
garantizar en primer término a todo individuo el acceso continuo al agua potable para su uso personal y
doméstico, y una vez satisfecho ello es importante que los gobiernos implementen a través de los órganos
específicos, los medios adecuados para satisfacer las otras actividades que realiza el hombre, todas ellas
imprescindibles para su desarrollo (industrial, agrícola, minera, comercial, energética, etc.).

El derecho al uso de agua como un derecho de tercera generación.- Se ha sostenido que los
derechos humanos son aquellos que corresponden a todos los hombres por el sólo hecho de ser tales. Si
bien todos los derechos son humanos en cuanto sólo hombres pueden ser sujeto de derecho, a través de la
historia hemos podido observar que estos han variado. Los derechos humanos aparecen como un conjunto
de facultades e instituciones que, en cada momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la
libertad y la igualdad humana, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos
jurídicos a nivel nacional e internacional. En este contexto resalta López Zigarán de Vigo que el derecho de
agua constituye hoy un derecho humano esencial y es innegable, siendo este recurso el que impacta de
mayor manera en la subsistencia humana, sin que la técnica o la tecnología hayan podido reemplazarlo.

No sólo permite satisfacer necesidades básicas, de subsistencia, sino que es imprescindible para
generar y mantener la calidad de vida moderna, realizar actividades recreativas, culturales, religiosas e
incluso sostener de manera adecuada el equilibrio del ambiente. Por estas razones aun cuando no
estuviere expresa o tácitamente reconocida su vigencia no cabe duda que el derecho al agua es un derecho
humano que integra el derecho natural. También se puede afirmar que constituye un derecho de tercera
generación porque se fundamenta en el valor de la solidaridad que deben tener todas las personas que
habitan este planeta, esta categoría de derechos ha sido incorporada en las legislaciones en el siglo XX y
XXI. Entre nosotros se puede citar el derecho a un ambiente sano establecido en el artículo 41 de la
Constitución Nacional.

Actualmente, el derecho humano al agua ha sido reconocido implícitamente y expresamente en


numerosos documentos nacionales e internacionales, tales como tratados, declaraciones, conferencias y
demás tipos de normas. La Declaración de Estocolmo, emitida en la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Medio Ambiente Humano (1972) contempló, en su primer principio, el derecho al disfrute de
condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna ,
refiriéndose en el segundo principio a la necesidad de preservar el agua.

En la Declaración de Río 1992 se dijo: En el desarrollo y uso del recurso hídrico, la prioridad debe
ser dada a la satisfacción de necesidades básicas y a la protección de los ecosistemas . La Declaración
Centroamericana de Agua de 1998 reconoce en su punto primero: El derecho al agua es un derecho
fundamental, inherente a la vida y dignidad humanas .

2
Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En la Argentina la Constitución Nacional establece derechos enumerados expresamente y derechos


implícitos en el artículo 33. Asimismo existen otros derechos que no están en el texto constitucional pero
que existen en tratados internacionales cuyas normas se consideran operativas dado que a partir de la
reforma de la Carta Magna de 1994 tienen jerarquía constitucional; en esos instrumentos jurídicos
internacionales se reconocen en forma directa el derecho al agua como derecho humano o bien en forma
indirecta a través de otros derechos como el derecho a la vida, a la salud que tiene como presupuesto el
acceso al agua por todo individuo. También merece señalarse lo expresado por la jurisprudencia de los
tribunales argentinos, así como la Cámara Contenciosa Administrativa y Trib. Ciudad Bs. As. Sala 1° en el
año 2007 ha entendido que: el derecho al agua es un derecho humano fundamental cuyo respeto por
parte de los poderes del Estado no puede ser obviado, ya sea por acción o por omisión, toda vez que se
constituye como parte esencial de los derechos más elementales de las personas como ser el derecho a la
vida, a la autonomía y a la dignidad humana .

El agua virtual.- Allan introdujo el concepto de agua virtual al estudiar la posibilidad de importar
agua virtual (en contraposición a agua real) como una solución parcial a la escasez de agua en el Oriente
Medio. Allan desarrolló la idea de utilizar la importación de agua virtual (que acompaña a las importaciones
de alimentos) como un instrumento para reducir la presión sobre los escasos recursos hídricos internos.
López Zigarán de Vigo define el agua virtual como la cantidad de agua que se necesita para producir un
producto medido en el lugar o lugares en donde efectivamente se ha producido .

A pesar del éxito general del concepto, algunos autores no están de acuerdo con ello y hablan de
agua incorporada en un producto. Pero esta conceptualización, entiende Vigo es inconveniente, dado que
no siempre la mayor parte del agua utilizada para producir un producto se incorpora a éste. Por ello insiste
Vigo que el agua virtual apunta al volumen de agua que se requiere para producir un producto; el adjetivo
virtual hace referencia al hecho de que, en última instancia el producto no contiene la mayor parte del
agua utilizada en su producción. Es así que el contenido de agua real de un producto suele ser insignificante
en comparación con el contenido del agua virtual.

Incorporar este concepto es un modo de incrementar la eficiencia en el uso del agua en una región,
de tal manera de determinar si esa región es exportadora de agua virtual a través de los productos de
índole agrícola o industrial que comercializa y obtener una estimación aproximada de la cantidad de agua
que se requiere en una zona y poder compararla con la cuenca hídrica. En el caso de las provincias del NOA,
se trata de regiones exportadoras de productos agrícolas (soja, maíz, limón, poroto) que suponen pérdidas
de los recursos hídricos por lo que comprender este concepto nos puede ayudar en la regulación del uso y
aprovechamiento del agua en una zona o región.

Argentina se encuentra entre los países con mayores pérdidas netas de agua virtual al año. De esta
perspectiva, las legislaciones que regulan el uso y aprovechamiento del agua, necesariamente deben tener
en cuenta varios aspectos que se obtienen a partir de la cuenca hídrica superficial y subterránea; su
población, las actividades que desarrollan, el reparto justo y el uso sostenible del agua para garantizar el
derecho humano al agua. En este contexto resaltamos que el derecho al agua constituye hoy un derecho
humano y esencial, siendo este recurso el que impacta de mayor manera en la subsistencia humana, sin
que la técnica o la tecnología hayan podido reemplazarlo.

Aspectos jurídicos: El recurso agua en la Constitución Nacional.- La Constitución Nacional de 1853


con sus reformas, incluida la de 1994 xi bien expresamente no han contemplado el derecho al agua como
un derecho humano, López Zigarán de Vigo entiende que se encuentra reconocido como un derecho
implícito, y que además de ello contiene la Constitución varios artículos vinculados con el recurso agua. Así,
3
Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

el artículo 14 dispone: Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las
leyes ue egla e ta su eje i io, a sa e : … de avega y comerciar . El artículo 26 expresa que: La
navegación de los ríos interiores de la Nación es libre para todas las banderas, con sujeción a los
reglamentos que dicte la autoridad nacional . El artículo 75 inciso 10 dispone que Corresponde al
Co g eso … reglamentar la libre navegación de los ríos interiores, habilitar los puertos que considere
o ve ie tes y ea y sup i i adua as… .

Existen en este cuerpo normativo otras normas que si bien no se refieren expresamente al recurso
agua son importantes analizar pos sus consecuencias en este punto. La Constitución Nacional en su artículo
41 introduce en su primer párrafo el derecho de todo habitante a un ambiente sano y el deber de
preservarlo. El daño ambiental genera prioritariamente el deber de recomponerlo sin perjuicio de la
responsabilidad que le correspondiera al autor del daño desde el punto de vista civil, penal o
administrativo. En el segundo párrafo de la citada norma dispone que le corresponde a las autoridades
proveer a la protección de este derecho y al uso racional de los recursos naturales , lo que significa en
materia de recursos como el agua la Constitución Nacional imperativamente pone en cabeza de los
distintos gobiernos (nacional, provincial o municipal) la obligación de cooperar en este sentido. Y por esta
razón introduce un mecanismo nuevo de articulación de competencias entre la nación y las provincias
mediante leyes de presupuestos mínimos que tienen fuerza obligatoria en todo el territorio y que estas
últimas pueden complementar. La interpretación en materia de competencias entre el Estado nacional y
provincial se completa con el artículo 124 que dispone: Corresponde a las provincias el dominio originario
de los recursos naturales existentes en su territorio y el artículo 125 permite a las provincias construir
canales navegables.

Propiedad de aguas.- Señala Spota que para determinar si el derecho de las aguas se encuentra
ubicado en el derecho público o privado es necesario considerar las siguientes normas de nuestro derecho
positivo.

Aguas en el Código Civil de Vélez.-

Naturaleza. Aguas públicas.- El agua es una cosa, pues se trata de un objeto material susceptible de valor. El
artículo 2314 establece que son inmuebles por su naturaleza las que se encuentran por sí mismas inmovilizadas, como
el suelo y todas las partes sólidas o fluidas, y el art. 2319 dice que son también muebles todas las partes solidas o
fluidas del suelo, de lo que resulta que el agua puede ser cosa mueble o inmueble, y entre las primeras puede serlo
por su naturaleza, como el agua de los ríos, arroyos, lagos, agua subterránea; también por accesión, que requiere que
exista adhesión física y que tanga un carácter de perpetuidad. Es por excelencia una cosa fungible.

Conforme al régimen del Código Civil, hay que tener en cuenta fundamentalmente el inciso 3º del artículo
2340, en relación con el artículo 2642. De dichas normas resulta según Brebbia que todas las aguas que corren por
cauces naturales, y estos mismos cauces, pertenecen al dominio público nacional o provincial según el lugar en que
estén situados, y que los ribereños y en general los habitantes, no pueden usar esas aguas, o sacarlas para sus
terrenos, sino de acuerdo con las prescripciones administrativas y en su caso mediante la concesión especial de
autoridad competente. De acuerdo con este principio dice Spota, pertenecen al dominio público la inmensa mayoría
de las aguas, ya que se comprende en esta categoría a todas aquellas destinadas a satisfacer las necesidades comunes,
generales; se desprende que el aspecto civilista del derecho de aguas ha perdido gran parte de su importancia,
mientras que ha ganado el aspecto publicista. Ello es lógico si se tiene en cuenta que el Código Civil ha querido que la
legislación de aguas responda a esta idea: se trata de un bien de naturaleza tal que el derecho no puede dejar al
arbitrio individual su utilización, sino que se debe usar el agua del modo más amplio posible. Toda la materia del
aprovechamiento de las aguas públicas –lo que importará el régimen de la concesión y del permiso- es de estricto
derecho público administrativo.

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los principios fundamentales que contiene el Código Civil sobre el régimen de aguas son, de acuerdo con
Spota, los siguientes: 1) Principio de la dominialidad pública de los mares territoriales, de aguas y lagos. El artículo
2340 es la piedra angular y establece que el mar territorial, bahías, ensenadas, puertos y ancladeros son bienes de
dominio público de la Nación o de las provincias, pero el inciso 3º establece la norma fundamental cuando expresa
que constituyen dominio público, los ríos, sus cauces, las demás aguas que corren por cauces naturales y toda otra
agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las aguas subterráneas,
sin perjuicio del ejercicio regular del derecho del propietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en la medida
de su interés y con sujeción a la reglamentación .

2) El principio de la concesión administrativa como presupuesto del aprovechamiento especial de las aguas
públicas. El artículo 2642 establece que es prohibido a los ribereños sin concesión especial de la autoridad
competente, mudar el curso natural de las aguas, cavar el lecho de ellas, o sacarlas de cualquier modo y en cualquier
volumen para sus terrenos . Esta es una consecuencia del principio anterior pues quien tiene el dominio de las aguas,
también está facultado para reglar el uso de ellas.

3) Dominio privado de ciertas aguas. Establecida la regla fundamental de que todas las aguas que corres por
cauces naturales son del dominio público, bien se deduce que sólo las aguas que no posean esas características
pueden formar parte del patrimonio de los particulares. Estas aguas son: las corrientes que nace y mueren en una
misma heredad, las pluviales que caigan en fundos privados o entren en ellos, las de manantiales o fuentes y antes de
la reforma también lo eran las aguas subterráneas.

4) Restricciones al dominio privado por causa de interés público derivada de la navegación o flotación. La ley
establece la obligación de dejar una calle o camino público de treinta y cinco metros hasta la orilla del rio, llamada
servidumbre de sirga.

Con relación al régimen de propiedad de las aguas subterráneas, el Código de Vélez Sarsfield no se ocupaba
de ellas y por lo tanto les resultaba aplicable el principio consagrado por el artículo 2518, según el cual la propiedad
del suelo se extiende a toda su profundidad y comprende los objetos que se encuentren bajo el suelo. Por esta
razón se entendía que las aguas subterráneas eran aguas privadas y pertenecían al propietario de la superficie; así lo
declaró la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso Provincia de Mendoza , al declarar que el derecho del
superficiario para realizar perforaciones y excavaciones resultaba del principio señalado. Tal interpretación mereció
severas críticas, y se sostuvo que el agua subterránea necesitaba otro régimen jurídico por su importancia y
gravitación social, ya que como acota Allende, el dueño de un fundo que explota intensamente o mejor dicho
irracionalmente el agua subterránea podría provocar que otros carecieran de este elemento, peligro más visible
contemporáneamente por la gran facilidad con que se puede recurrir a su extracción mediante maquinarias
modernas.

La reforma introducida en al artículo 2340 del Código Civil estableció que quedan comprendidos entre los
bienes públicos, toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general , y entre ellas
las aguas subterráneas. Ahora bien, con la reforma en cuestión el dueño del suelo se ve privado de las aguas
subterráneas sin que medie indemnización previa, de lo que resultaría la violación a la Constitución nacional; de ahí la
inconstitucionalidad de la reforma en este aspecto, opinión que sustenta Marienhoff. En cambio, Allende y Moisset de
Espanés sostienen que en realidad se reduce a las aguas subterráneas que se hallan en explotación antes de la ley, que
solo en este caso existiría un perjuicio patrimonial; Moisset de Espanés aclara que las aguas subterráneas no
aprovechadas no eran susceptibles de tener un valor y por lo tanto no eran cosas y no podían haberse incorporado al
patrimonio del dueño del suelo. Más, la norma citada considera pública el agua subterránea, pero deja a salvo el
ejercicio regular del derecho del propietario del fundo a extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y
con sujeción a la reglamentación , expresión ésta que ha puesto en dudas si tal derecho reglamentario debe ser
ejercido por la Nación o por las provincias.

La reforma introducida por la ley 17.711, resuelve el problema de las aguas subterráneas teniendo en cuenta
los siguientes aspectos: a) su régimen se legisla en forma expresa; b) además, pasa a la categoría de cosas del dominio

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

público, dominio que será nacional o provincial según la jurisdicción en que se encuentre el agua; c) se presume iuris
et de iure que tiene la aptitud de satisfacer usos de interés general; d) el carácter público se ve atenuado, en cuando
el dueño goza del privilegio de extraerla con arreglo al ejercicio regular de su derecho de propietario, y en la medida
de su interés y sujeto a la reglamentación (que corresponde a la Nación o a las provincias). Marienhoff critica el nuevo
texto, argumentando que ella puede ser conveniente en un país viejo y muy densamente poblado pero inadmisible
en nuestro país, pues los factores jurídicos, económicos y sociales se oponen a ello. Contrariamente Spota coincide
con la reforma.-

Cuestión en el Código Civil y Comercial.-

Art. 235. Bienes pertenecientes al dominio público. Son bienes pertenecientes al dominio público, excepto
lo dispuesto por leyes especiales:

a) el mar territorial hasta la distancia que determinen los tratados internacionales y la legislación
especial, sin perjuicio del poder jurisdiccional sobre la zona contigua, la zona económica exclusiva y la
plataforma continental. Se entiende por mar territorial el agua, el lecho y el subsuelo;

b) las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos, ancladeros y las playas marítimas; se
entiende por playas marítimas la porción de tierra que las mareas bañan y desocupan durante las más altas
y más bajas mareas normales, y su continuación hasta la distancia que corresponda de conformidad con la
legislación especial de orden nacional o local aplicable en cada caso;

c) los ríos, estuarios, arroyos y demás aguas que corren por cauces naturales, los lagos y lagunas
navegables, los glaciares y el ambiente periglacial y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de
satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las aguas subterráneas, sin perjuicio del ejercicio
regular del derecho del propietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y
con sujeción a las disposiciones locales. Se entiende por río el agua, las playas y el lecho por donde corre,
delimitado por la línea de ribera que fija el promedio de las máximas crecidas ordinarias. Por lago o laguna
se entiende el agua, sus playas y su lecho, respectivamente, delimitado de la misma manera que los ríos;

Art. 236. Bienes del dominio privado del Estado. Pertenecen al Estado nacional, provincial o
municipal, sin perjuicio de lo dispuesto e leyes espe iales: …

los lagos o avega les ue a e e de dueño; …

Art. 239. Aguas de los particulares. Las aguas que surgen en los terrenos de los particulares
pertenecen a sus dueños, quienes pueden usar libremente de ellas, siempre que no formen cauce natural.
Las aguas de los particulares quedan sujetas al control y a las restricciones que en interés público
establezca la autoridad de aplicación. Nadie puede usar de aguas privadas en perjuicio de terceros ni en
mayor medida de su derecho.

Pertenecen al dominio público si constituyen cursos de agua por cauces naturales. Los particulares
no deben alterar esos cursos de agua. El uso por cualquier título de aguas públicas, u obras construidas
para utilidad o comodidad común, no les hace perder el carácter de bienes públicos del Estado, inalienables
e imprescriptibles.

El hecho de correr los cursos de agua por los terrenos inferiores no da a los dueños de éstos
derecho alguno.

Agua ''pública" y "de los particulares".- Tomando en cuenta su titularidad, se distingue entre agua
"pública" -o del dominio público- y agua "de los particulares", según sea objeto de dominio público o
dominio privado de los particulares, respectivamente.

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Establece el artículo 239 que "Las aguas que surgen en los terrenos de los particulares pertenecen a
sus dueños, quienes pueden usar libremente de ellas, siempre que no formen cauce natural". Conforme a lo
expuesto, las aguas de los particulares son "las que surgen en los terrenos de los particulares [...] siempre
que no formen cauce natural". Ambas circunstancias deben estar presentes para atribuir su titularidad a un
sujeto particular: a) surgir en el terreno y b) no formar cauce natural.

Es decir, si surgen en el terreno de un particular, pero forman cauce natural, no son consideradas
de los particulares, sino que pertenecen al dominio público.

Si no surgen en el terreno del particular, en ningún caso éste podrá pretender titularidad sobre
ellas. La norma in fine establece que "El hecho de correr los cursos de agua por los terrenos inferiores no da
a los dueños de éstos derecho alguno". Sólo en el caso de que surgen en el terreno de un particular y no
corren por cursos naturales, pertenecen al titular del terreno en el que surgen.

Encuadran aquí las vertientes --entendiendo por tal "el agua que se establece y aun corre pero no
por un cauce natural formado sino por un plano inclinado cuyo origen puede ser pluvial o de deshielo" y el
caso del manantial o fuente (agua que brota o surge al exterior siempre que no corran por cauces
naturales).

De conformidad con lo dispuesto en esta disposición y la previsión del artículo 236, inciso c, en su
interpretación a contrario sensu y en armonía con el artículo 235, inciso c, integran la categoría de aguas de
los particulares los lagos no navegables existentes en un terreno de propiedad particular siempre que no
tenga la aptitud de satisfacer usos de interés general (en cuyo caso será un bien público del Estado).

En cualquier caso, si constituyen cursos de agua por cauces naturales pertenecen al dominio
público.

El elemento distintivo y que determina la titularidad del Estado y su pertenencia al dominio público,
según la norma en análisis, es la constitución de cursos de agua por cauces naturales, lo que debe
completarse con la pauta que brinda el artículo 235, inciso c, en cuanto refiere al agua que tenga o
adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general.

El curso de agua es un conjunto de agua que corre por un lecho determinado. Su característica es la
de ser agua corriente, en oposición a la estancada. Es una expresión genérica que comprende todas las
categorías y especies de masas de aguas corrientes (naturales y artificiales, grandes y pequeñas,
permanentes e intermitentes). El curso de agua está esencialmente constituido por dos elementos: el agua
y el lecho o cauce. A su vez, en el cauce se distinguen el fondo -o piso--, que es la superficie sobre la cual
corre el agua, y las riberas, que constituyen los costados del lecho entre los cuales corre el agua.

El cauce de un curso de agua es la superficie de la tierra que las aguas ocupan habitualmente.
También se lo denomina "lecho", "álveo" o "madre".

El cauce de un curso de agua puede ser natural o artificial según sea obra de la naturaleza o del
hombre.

Conforme con lo expuesto, cauce natural es la franja o porción de terreno que ocupan las aguas de
una corriente, naturalmente -sin ser obra del hombre-, al alcanzar sus niveles máximos por efecto de las
crecientes ordinarias.

Un curso natural de agua no pierde dicho carácter aun después de haber sufrido modificaciones
artificiales. En caso de duda debe presumirse que se trata de un curso "natural" de agua.

Constituyen cursos de aguas que corren por cauce natural y pertenecen al dominio público, por
ejemplo, los ríos, arroyos, torrentes, glaciares, aguas termales, etcétera. Río es el curso de agua con caudal

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

abundante o considerable y perenne. Arroyo es el curso de agua con caudal menos considerable que el del
río y más o menos perenne. Es difícil precisar —en punto a caudal— la distinción entre río y arroyo.

Concordantemente con lo expuesto, el artículo 235 enumera entre los bienes de dominio público el
"mar territorial" (inc. a) y "los ríos y demás aguas que corren por cauces naturales, los lagos navegables y
toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las
aguas subterráneas" (inc. c).

A la inversa son cursos de aguas de cauce artificial, por ejemplo, los canales.

Uso de las aguas de los particulares.- Sobre las aguas pertenecientes a esta categoría los
particulares ejercen un derecho real de dominio.

En principio su uso es libre para sus titulares, con el límite que establece la propia norma: "Nadie
puede usar de aguas privadas en perjuicio de terceros ni en mayor medida de su derecho".

A su vez su uso debe ser "compatible con los derechos de incidencia colectiva . Debe conformarse
a las normas del derecho administrativo nacional y local dictadas en el interés público y no, debe afectar el
funcionamiento ni la sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la fauna, la biodiversidad, el agua, los
valores culturales, el paisaje, entre otros, según los criterios previstos en la ley especial" (art. 240).

Asimismo, dado que el interés público está presente en esta materia las aguas de los particulares
están sujetas al control y a las restricciones que establezca la autoridad de aplicación.

Uso de las aguas de dominio público.- Los particulares no pueden adquirir el dominio de las cosas
sujetas al dominio público, por ser éstas inajenables e imprescriptibles, pueden en cambio usar y gozar de
los mismos, sujetos a la reglamentación contenida en las legislaciones generales y locales pertinentes.

La utilización por parte de los particulares, de la población en general, puede ser directa o indirecta,
según que dicha utilización se manifieste a través de la prestación de servicios públicos (artículo 2371).

Tratándose de aguas públicas que corren por cursos naturales, la norma establece que los
particulares no deben alterar esos cursos. En relación con las aguas subterráneas pertenecientes al dominio
público, el artículo 235, inciso c, deja a salvo el ejercicio regular del derecho del propietario del fundo de
extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y con sujeción a las disposiciones locales. La
disposición en análisis establece que el uso por cualquier título de aguas públicas, u obras construidas para
utilidad o comodidad común, no les hace perder el carácter de bienes públicos del Estado, inalienables e
imprescriptibles.

Aguas pluviales.- Son las que provienen de la lluvia, ya sea inmediata (ejemplo: el agua que cae de
las nubes en un terreno) o mediatamente (ejemplo: la misma agua que corre hacia y por los terrenos
inferiores), siempre que conserven su individualidad y puedan ser determinadas.

No cumplen con este último requisito, por ejemplo, el agua de lluvia que cae en un río, en el mar, la
que va al interior de la tierra. En cada caso, siguen el régimen de las aguas del río, del mar y de las aguas
subterráneas respectivamente. Su importancia es obvia y no necesita argumentarse al respecto.

El CCyC dispone en su art. 1947 respecto de los modos de adquisición del dominio que son
susceptibles de apropiación por los particulares …el agua pluvial ue aiga en luga es pú li os o o a po
ellos… . Por lo que el agua de lluvia puede ser apropiada (por ser res nullius) en la medida que haya caído

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Art. 237. Determinación y caracteres de las cosas del Estado. Uso y goce. Los bienes públicos del Estado son
inajenables, inembargables e imprescriptibles. Las personas tienen su uso y goce, sujeto a las disposiciones generales
y locales. La Constitución Nacional, la legislación federal y el derecho público local determinan el carácter nacional,
provincial o municipal de los bienes enumerados en los dos artículos 235 y 236.
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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

en lugares públicos o caído en un lugar privado (ej.: techo) pero que corra por un lugar público; no la que
caiga en terrenos de particulares y no salga de allí.

De lo que se desprende que las aguas de lluvia que caen o entran en terrenos particulares son,
pues, privadas, y es libre la disposición de ellas por parte del dueño del terreno donde cayeran o por donde
corrieran, pudiendo desviarlas, aprovecharlas todas, etcétera.

Ley de riego de la provincia de Tucumán Nº 7.139 con modificación introducida por ley Nº 7.140.-
Tanto el agua superficial como la subterránea, ofrecen al hombre distintas posibilidades de
aprovechamiento a través del uso racional de tal vital elemento que juega un papel preponderante, ya sea
para satisfacer necesidades personales o en cualquier actividad productiva.

A partir de la década del 60, la demanda de agua se duplicó como consecuencia del aumento de la
población mundial, previéndose asimismo un crecimiento geométrico en los años venideros. Por ello, se
hace indispensable una normativa que prevea las necesidades inmediatas sin comprometer las de
generaciones futuras a través de un aprovechamiento eficiente del líquido elemento.

La ley Nº 7.139, vigente durante 103 años, fue ejemplar en todos sus aspectos, sin embargo surge la
necesidad de implementar algunos cambios y contemplar situaciones que en la actualidad requieren
atención. La ley en su artículo 1º indica cual es el ámbito de aplicación de la misma: Son aguas del dominio
público superficial todas las aguas superficiales que se encuentran dentro de los límites territoriales de la
provincia y que no pertenezcan al dominio de particulares o del Estado, según el Código Civil. Son también
del dominio público las aguas subterráneas que se encuentran bajo la superficie del territorio de la
provincia, de acuerdo al Código Civil . En su artículo 2º expresa: A los fines de la ley el agua es un
elemento de uso común, escaso, finito y esencial para sostener la vida, el desarrollo y el ambiente.
Constituye un recurso cíclicamente renovable y vulnerable, eficiente y equitativo, fomentando el
desarrollo sustentable y procurando no alterar su calidad ni el equilibrio del medio ambiente, teniendo en
cuenta el beneficio de las generaciones actuales y futuras . De ambas normas transcriptas surge que es
amplio el uso y goce que pueden hacer los particulares de las aguas superficiales como subterráneas, pero
los particulares deberán ajustarse a las limitaciones emergentes de la constitución Nacional, Constitución
provincial, Código Civil, Tratados Internacionales y la presente ley.

Asimismo la ley dispone la creación de la Dirección de Irrigación de la Provincia, organismo


descentralizado que será autoridad de aplicación y se vinculará con el Poder Ejecutivo a través de la
Secretaria de Estado de Agricultura y Ganadería. El director y subdirector de la misma serán designados por
el Poder Ejecutivo. Este organismo entiende en el desarrollo y aplicación de la Política Hídrica de Riego en la
Provincia, debiendo establecer las normas relativas a la distribución de las aguas mediante procedimientos
adecuados para lograr una equitativa utilización del recurso. Asimismo, debe resolver todas las cuestiones
vinculadas a los derechos y obligaciones y concesiones o permisos otorgados. La autoridad de aplicación
está facultada para controlar las formas de uso de las aguas privadas, cuidando que ellas no sean
manejadas de manera tal, que afecten ilegítimamente los derechos de terceros o el interés público.

La ley distingue entre usos comunes y especiales de agua. La diferencia es fundamental entre unos
y otros: así, todas las personas tiene el derecho al uso común de las aguas terrestres o subterráneas,
lacustres y pluviales, sin autorización previa y en forma gratuita, siempre que tengan libre acceso a ellas y
no necesiten excluir a terceros de ejercer el mismo derecho. A diferencia de ello, dispone la ley que nadie
podrá utilizar el agua pública superficial ni subterránea para usos especiales, sin ser titular de una concesión
o de un permiso; tampoco en mayor extensión o distinta modalidad y otro destino que aquel expresado en

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

el título. Asimismo la ley dispone que los usos comunes tienen prioridad absoluta sobre cualquier uso
especial o privado y en ningún caso las concesiones o permisos podrán afectar su ejercicio.

La ley dispone en sus artículos 8° y 9° que entiende por usos comunes y cuáles son las condiciones
para el ejercicio del derecho al uso común de las aguas públicas, respectivamente. Los usos comunes
autorizados son: a) Bebida e higiene humana, uso doméstico y riego de plantas; b) Abrevar o bañar ganado
en tránsito; c) Uso recreativo, navegación y pesca deportiva en los lugares habilitados por la autoridad de
aplicación. Las condiciones para el ejercicio del derecho son las siguientes: a) Que la extracción se haga a
mano, sin género alguno de máquinas o aparatos; b) Que no se deterioren los álveos, márgenes y obras
hidráulicas; c) Que no se contaminen las aguas, ni se alteren sus características físicas, biológicas o
químicas; d) Que no se detenga, demore o acelere, desvíe o altere en forma alguna el curso de las aguas, ni
el régimen normal de su aprovechamiento.

El derecho de uso especial es aleatorio y de carácter permanente o eventual. La reglamentación


establecerá el término de la concesión y del permiso de acuerdo a la disponibilidad del recurso hídrico,
necesidad del usuario y aprovechamiento útil. Dispone la mencionada ley, en su artículo 12, que se
otorgarán concesiones y permisos para los siguientes usos especiales, de acuerdo al siguiente orden de
prioridad: a) Agua potable y uso doméstico; b) Industrial; c) Agrícola; d) Pecuario; e) Energético; f) Minero;
g) Medicinal; h) Piscícola; i) Recreativo . El derecho a los usos especiales deberá ser solicitado a la Dirección
de Irrigación que reglamentará sus condiciones y contenido de la solicitud. La concesión o el permiso no
importa la enajenación parcial del agua pública que es inalienable e imprescriptible: sólo otorga a su titular
un derecho subjetivo a su uso y aprovechamiento.

Todo otorgamiento o reconocimiento de un derecho al uso de aguas públicas, se entiende


efectuado bajo condición de que sirva a un interés público y/o privado, debiendo contener su
correspondiente estudio y/o declaración de impacto ambiental otorgado por la autoridad provincial
competente habilitada a tal efecto, previa a la consideración administrativa de la concesión o permiso. No
es obligatorio para la provincia otorgar derechos de uso de aguas públicas, aun cuando hubiere disponibles.
En caso negativo la autoridad de aplicación deberá fundamentar su decisión fundada en razones de interés
público.

Se otorgarán permisos en los siguientes casos: a) Para la realización de estudios y ejecución de


obras; b) Para labores transitorias y especiales; c) Para uso de aguas sobrantes y desagües, supeditado a
eventual disponibilidad; d) Para los usos de aguas públicas que sólo puedan otorgarse por concesión a
quienes no puedan acreditar su calidad de dueños del terreno cuando esta acreditación sea necesaria para
otorgar concesiones; e) Para pequeñas utilizaciones del agua o álveos de carácter transitorio; f) Para
exploración de aguas subterráneas. El permiso será otorgado a persona determinada y no es cesible, sólo
creará a favor de su titular un interés legítimo y, salvo que exprese su duración, puede ser revocado por la
autoridad de aplicación, con expresión de causas, en cualquier momento sin indemnización

De acuerdo a lo dispuesto normativamente por la Ley 7139, los beneficiarios de Concesiones y


Permisos, están obligados al pago de un tributo al Uso del Agua, que estará compuesto por dos partes, una
fija canon y otra variable tasa. La fija establecida por tener el uso diferencial de un bien de dominio público,
la porción variable se establecerá atendiendo a la garantía y calidad del servicio, carácter del
empadronamiento y eficiencia en el aprovechamiento del recurso.

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Son derechos del concesionario y del permisionario: a) Usar de las aguas públicas conforme a los
términos de la concesión o del permiso, las disposiciones de esta ley, los reglamentos que en su
consecuencia se dicten y las resoluciones de la autoridad de aplicación; b) Solicitar la expropiación de
terrenos y la construcción o autorización para construir las obras necesarias para el ejercicio de la
concesión, o en su caso, del permiso; c) Obtener la imposición de servidumbres y restricciones
administrativas necesarias para el ejercicio del derecho acordado; d) Ser protegido inmediatamente en el
ejercicio de los derechos privados de la concesión o del permiso, cuando éstos sean amenazados o
afectados.

Son obligaciones del concesionario y del permisionario: a) Cumplir las disposiciones de esta ley, los
reglamentos que en su consecuencia se dicten y las resoluciones de la autoridad de aplicación, usando
efectiva y eficientemente el agua; b) Construir las obras a que está obligado en los términos y plazos que se
establezcan en el título de la concesión o el permiso, los reglamentos y las resoluciones de la autoridad de
aplicación; c) Conservar las obras e instalaciones en condiciones adecuadas y contribuir a la construcción,
mejoramiento, conservación y limpieza de acueductos, mediante su servicio personal o pago de la
contribución que fije la Junta de Regantes; d) Permitir las inspecciones dispuestas por la autoridad de
aplicación, autorizar las ocupaciones temporarias necesarias y suministrar los datos, planos e informes que
solicite aquélla; e) No contaminar las aguas; f) Pagar las tasas, canon y contribuciones que se fijen en razón
de la concesión o permiso otorgado; g) Comunicar la transferencia de la propiedad en un plazo no mayor de
treinta (30) días para su registro y efectos jurídicos emergentes.

Todos los concesionarios y permisionarios de aguas de dominio público, cualquiera fuera la


categoría a la que pertenecen, deben contribuir proporcionalmente a las concesiones o permisos, no sólo a
los gastos de administración general sino a los particulares. La contribución será proporcional al derecho
otorgado, fijándose en la reglamentación la unidad de medida y su precio, el que se actualizará
anualmente. Las concesiones se extinguen por: a) Renuncia; b) Revocación de la concesión por causa de
utilidad pública, calificada por ley y previa justa indemnización; c) Vencimiento del plazo por el cual fueron
acordadas; d) Caducidad, sin derecho a indemnización alguna, por no haberse cumplido las obligaciones
determinadas en el título o en la presente ley por el cual fueron otorgadas; e) Falta de objeto concesible, ya
sea por agotamiento de la fuente o por perder las aguas aptitud para servir al uso para el que fueron
concedidas. En tales casos no se genera indemnización a favor del concesionario, salvo culpa del Estado; f)
Urbanización de tierras. La declaración de extinción de la concesión producirá efecto desde el hecho
generador previsto en esta norma. Será hecha por la autoridad de aplicación de oficio o a petición de parte.

Dispone la Ley un Título destinado a la preservación de las aguas, y dispone que queda
terminantemente prohibido verter directa o indirectamente en ríos, arroyos, canales y en toda otra fuente
de agua de dominio público, sustancias, materiales o elementos sólidos, líquidos o gaseosos que la pueden
degradar o alterar en sus características físicas, químicas o biológicas, de manera que resulte peligrosa para
la salud, inepta para el uso que de ella se realizare o perniciosa para el ecosistema al que pertenece. La
autoridad de aplicación, tomará las medidas para proteger la calidad de las aguas, además de las que
fueren menester para prevenir, atenuar o suprimir sus efectos nocivos por acción del hombre o de la
naturaleza. Se formará una Comisión Permanente de Verificación de Calidad de Aguas, con presencia de un
miembro del Consejo Provincial de Medio Ambiente, para evaluar el grado de contaminación de efluentes
industriales y prevenir sus efectos nocivos.

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Con relación a las aguas subterráneas, ley dispone que se entiende por tal el agua localizada en el
subsuelo, en poros o cavidades naturales del terreno. Es un bien público de acuerdo a lo establecido en el
Código Civil en su art. 2340. Su evaluación, investigación, explotación, conservación, control, uso y
aprovechamiento, será competencia en el territorio provincial, de la autoridad de aplicación de esta ley.

Se reconocen derechos de uso común y especial de las aguas subterráneas, en los mismos términos
que para las aguas de superficie. Los derechos al uso o aprovechamiento especial de aguas subterráneas
sólo pueden ser adquiridos por concesiones otorgadas por autoridad de aplicación. Las concesiones a que
se refiere esta ley se entenderán otorgadas sin perjuicio de terceros y estarán siempre sujetas a la
existencia de caudales y calidades del agua.

Anteproyecto de reforma del Código Civil y Comercial.- Según el Censo de 2010, 16 por ciento de la
población no tenía todavía acceso al agua potable en sus hogares. En Mendoza, obtener, cuidar y
administrar este recurso ha sido tanto un desafío como un problema, al punto tal que sólo 60 por ciento de
la población estaba conectada a la red pública según el mismo estudio nacional. Por eso se veía como
promisorio que la reforma del Código Civil jerarquizara el agua potable como derecho humano. Sin
embargo, este apartado significativo fue directamente evaporado del texto por el Gobierno nacional antes
de enviarlo al Congreso de la Nación.

El anteproyecto formulado por los juristas Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco –ambos
magistrados integrantes de la Corte Suprema– y por la mendocina Aída Kemelmajer de Carlucci –ex jueza
de la Suprema Corte local– colocaba el acceso al agua potable como un servicio cuya responsabilidad era
indelegable para el Estado en el artículo 241. El artículo del Anteproyecto, cuyo número se correspondía al
241 rezaba: Derecho fundamental de acceso al agua potable. Todos los habitantes tienen garantizado el
acceso al agua potable para fines vitales. Sin embargo, luego de la presentación que hizo la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner junto con los autores de la reforma, el Ejecutivo se tomó un tiempo para
introducir algunos cambios al cuerpo de la normativa. De esta forma, cuando el proyecto ingresó al
Congreso de la Nación para ser tratado ya se había eliminado en el texto este reconocimiento. Por ende se
perdió la oportunidad de garantizar este nuevo derecho que fue reconocido en 2010 por la ONU en la
Resolución 64/292 y que, paradójicamente, Argentina votó a favor.

Sobre la superficie, una de las argumentaciones que se esgrimieron desde el oficialismo es que si el
Estado no podía cumplimentar con esta responsabilidad, entonces, un gobernador o un intendente se
convertía prácticamente en un violador de los derechos humanos. Otro de los argumentos esgrimidos por
el Ejecutivo consistía en que se avanzaría sobre el federalismo, en virtud del dominio de los estados
provinciales sobre los recursos naturales regulado en el art. 124 de la Constitución, desconociendo la
jerarquía de los derechos y rehuyendo de la obligación indelegable del Estado Nacional de regular
expresamente sobre derechos fundamentales que hacen a la vida de las personas.

LA BIODIVERSIDAD. SU VINCULACION CON LA ACTIVIDAD AGRÍCOLA Y CON LOS PRODUCTOS


TRANSGÉNICOS.- La agricultura, a través de la historia, tuvo el común denominador de ser el resultado de la
combinación de arte y técnica, sin embargo, lo que hoy se practica pone el acento mayormente en la
técnica, entendiendo como tal, entre otras, cosas, a las mejoras genéticas, la introducción de nuevas
maquinarias agrícolas, la utilización de abonos artificiales, etc., todo ello con la finalidad de obtener
mayores rindes en menor lapso de tiempo a fin de satisfacer las necesidades alimenticias de la población
mundial, uno de los mayores problemas de este siglo.

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Esta nueva agricultura, produce efectos positivos y negativos sobre los recursos naturales que
utiliza para desarrollarse (agua, suelo, flora, fauna), repercutiendo indudablemente sobre la biodiversidad.
Como una aproximación esta temática, es conveniente efectuar un análisis de la normativa que se dictó a
nivel nacional con el objeto de resaltar su vinculación con el Derecho Agrario, ámbito donde se sancionaron
leyes que reflejaron la preocupación por la protección de los recursos naturales y, en forma incipiente y
limitada, también por la cuestión ambiental, con repercusiones en la problemática de la biodiversidad. Así
se puede destacar entre esas normas a modo de ejemplo, las aplicables a los contratos de arrendamientos
rurales, aparcerías, contratos accidentales y medierías. Todas esas formas de contratación se encuentran
sujetas al principio del artículo 18 de la ley N° 13.246 que prohíbe la explotación irracional del suelo en la
medida que produzcan su erosión y agotamiento. A su vez, la referida norma da derecho al propietario a
resolver el contrato o solicitar judicialmente el cese de la actividad, con más los daños y perjuicios
consiguientes. Asimismo, la obligación de conservar la cosa en buen estado es que se encuentra prevista en
el artículo 1206 del CCyC es de aplicación supletoria en materia agraria.

En lo que respecta al ámbito rural también se vincula con la preocupación por la protección de los
recursos naturales y ambientales la noción del suelo agrícola aprovechable, lo que motivó la sanción de
numerosas leyes provinciales y de una ley nacional (22.428) que apuntaron a la tutela del recurso suelo.

Marco normativo.- Compuesto fundamentalmente por: a) Constitución Nacional, en sus artículos


41, 43, 75 inciso 12, 121 y 124; b) Constitución Provincial con la reforma del año 2006, artículo 41; y c)
Convenio de Diversidad Biológica suscripto en Rio de Janeiro, aprobado por la Ley N° 24.375 en vigor desde
el año 1995.

Constitución Nacional.- Nuestra Carta Magna con la reforma del año 1994 en su artículo 41
consagra que las autoridades proveerán a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la
Diversidad Biológica , lo que implica otorgar jerarquía constitucional a dicho concepto. Con la mencionada
norma, además, se confiere mandato a las autoridades del Estado en procura de la protección biológica. No
obstante la cláusula constitucional incorpora conceptos propios del concepto científico, la biodiversidad
puede expandirse a otros ámbitos, como el de la raíz cultural, o el de la diversidad social, entendida como
heterogeneidad étnica, religiosa y socioeconómica.

Desde esta perspectiva, el término biodiversidad no se limita a lo meramente biológico, sino que
comprende también lo cultural.

Ahora bien, desde el punto de vista científico, como una primera aproximación, entendemos como
biodiversidad a la riqueza biológica de una determinada región. Se refiere, según Julio Barbosa, a la
variedad y variabilidad entre organismos vivos y los complejos ecológicos en que ocurren. Puede definirse
como el número de diferentes elementos y su frecuencia relativa, los que a su vez se organizan en varios
niveles, partiendo de ecosistemas complejos a estructuras físicas que son las bases moleculares de la
herencia. Así el término comprende diferentes especies, genes, y su abundancia relativa, abarcando todas
las especies de plantas, animales y microorganismos y los ecosistemas de los que son partes.

En toda comunidad, cada especie cumple una determinada función, y se encuentra sometida a
cambios y modificaciones, algunas de las cuales pueden ser superadas a manera de compensación, a través
de mecanismos naturales y protectores que restablecen su equilibrio. En cambio, la situación varía cuando
la pérdida de la diversidad es causada por la manipulación del hombre en los sistemas naturales, como ser
a través de la extensión de los monocultivos, la destrucción de las especies, la contaminación, alterando de

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

esta manera uno de los principios reguladores de la naturaleza, esto es, la mutua interdependencia y
autorregulación en que se encuentran los diversos componentes de un ecosistema determinado.

Estos cambios o modificaciones negativas incluyen a la especie humana, que como efecto
boomerang, sufre las consecuencias negativas que su accionar provoca al equilibrio natural del que forma
parte. La diversidad biológica se conservará en la medida que la sociedad conozca, valore y sepa
aprovecharla de manera inteligente y no destructiva.

Desde otra perspectiva, la biodiversidad, siempre desde el punto de vista científico, se puede
considerar en tres niveles: La diversidad genética, que se refiere a la variación de genes dentro de una
especie. Puede abarcar distintas poblaciones de una misma especie o variaciones genéticas dentro de una
misma población. La diversidad de especies, que se vincula a la variabilidad de especies dentro de una
misma región (se estima que en el mundo existen entre 5 y 30 millones de especies pero solo han sido
relevadas 1,4 millón). Por último, la diversidad de ecosistema, que resulta más complicada de medir que
las anteriores, pues es difícil determinar los límites de los ecosistemas y de las comunidades, es decir, las
asociaciones de especies.

Convenio de Diversidad Biológica.-El Convenio de Diversidad Biológica, firmado el 5 de Junio de


1992 en Brasil y con vigencia en la República Argentina desde 1995 (Ley 24.375), define, en su artículo 2º a
la diversidad biológica como la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras
cosas los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los
que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie y entre las especies y de los
ecosistemas, lo cual evidencia que la definición citada se limita a un concepto científico, luego receptado
por la reforma del año 1994. Por otra parte los objetivos enunciados en el convenio son: la conservación de
la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en
los beneficios que se deriven en la participación de los recursos genéticos.

Escuetamente, como lo señala el Dr. Pastorino, se puede decir que el esquema del Convenio se
basa en: 1) La consideración de la biodiversidad como de interés común de la humanidad; 2) El
reconocimiento, ello no obstante, del derecho soberano de los Estados sobre sus recursos en base a su
propia política ambiental y sin perjudicar a terceros Estados; 3) El reconocimiento del derecho de acceso a
los recursos genéticos por parte de todos como transacción a los intereses de los países desarrollados; 4) El
compromiso por facilitar la transferencia de tecnología y de biotecnología a países menos desarrollados; 5)
La síntesis de los dos últimos puntos se logra a través de un instrumento consensual, por lo general
conocido como contrato de prospección; 6) Las líneas fundamentales de un programa de conservación de
todas las formas de vida, particularmente considerando la conservación in situ (en sus hábitats naturales),
ex situ (fuera de sus hábitats naturales), la utilización sostenibles de los componentes de la biodiversidad
biológica, la evaluación y reducción al mínimo de los impactos negativos, y un mecanismo general y
financiera para hacer realizable los objetivos del Convenio.

Ingeniería Genética vegetal y animal.- Con la finalidad de resolver el problema alimenticio mundial,
a lo largo del Siglo XX se comenzaron a desarrollar nuevas técnicas agrícolas, selección de razas y
variedades, industrialización agraria, mecanización y comercialización de productos agrícolas y nuevos
métodos de mejoras genéticas con la incorporación de biología molecular. La mejora genética de los
productos agrícolas, lo que ahora se denomina biotecnología, no es sin embargo un patrimonio de los
últimos siglo, sino que podríamos afirmar que es una de las actividades más antiguas del hombre. Así
cuando las comunidades humanas se volvieron sedentarias y comenzaron a cultivar las plantas y labrar la

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

tierra se produjo paulatinamente la modificación de las características genéticas de los cultivos y de los
animales que criaban, proceso o selección que, sin embargo, se lograba en forma natural.

Las plantas fueron seleccionadas para mejorar su rendimiento, aumentar su rentabilidad y


beneficiar su comercialización. Así diferentes tipos de plantas comestibles que constituyen el 90% de los
alimentos y energía que se consume en el planeta han sido modificadas extensamente a lo largo de miles
de años.

El Hito trascendental en el paso de la biotecnología tradicional a la genética se localiza en la


primera década del siglo XX, con la denominación de gen a la unidad fundamental de la herencia
biológica. A la inversa de la manera tradicional, la biotecnología vegetal permite la transferencia selectiva
de un gen o de unos pocos genes deseables con mayor precisión, permitiendo de esta forma, que los
mejoradores puedan desarrollar variedades con caracteres específicos sin incorporar aquellos que no lo
son. Muchos de estos caracteres, desarrollados en las nuevas variedades, defienden a las plantas de los
insectos y otras enfermedades que puedan devastar a los cultivos. Otros incorporan mejoras de calidad,
tales como frutas y legumbres sabrosas, tomates con un mayor contenido de sólidos, o bien, aumentando
el valor nutritivo en algunas semillas oleaginosas con un contenido menor de grasas saturadas.

OMG y alimento transgénico.- En una primera aproximación podemos definir a los OMG como
aquellos a los que se alteró un gen para hacerlos resistentes a las plagas. En cuanto a los transgénicos,
existen dos definiciones de estos alimentos: una según la cual son aquellos a los que se le ha aplicado
ingeniería genética; y otra según la cual son todos los alimentos en alguna parte del proceso de
elaboración, hubo intervención genética. También podemos caracterizas a los alimentos modificados
genéticamente como aquellos que surgen como consecuencia de la introducción de un gen de otra especie
por medio de la ingeniería genética. Adoptada cualquiera de las definiciones señaladas, lo destacable es
indicar que en cuanto a los beneficios o perjuicios de los alimentos transgénicos y de la producción de
cultivos mediante semillas transgénicas, el debate no ha concluido. Los comienzos de este tipo de cultivo
en nuestro país, se remonta a diez años aproximadamente, con el propósito de obtener una mayor
rentabilidad. Los países que por el momento rechazan los cultivos transgénicos son entre otros, Francia,
Inglaterra y Luxemburgo. Pese a la resistencia que generaron los productos biotecnológicos aplicados al
agro en algunos países, al menos para la soja, la disputa parece consolidarse a favor de las variedades
transgénicas.

En primer lugar, no puede dejar de desconocerse que gracias a este tipo de semillas se ha ampliado
el volumen de la producción y logrado una mayor calidad en las plantas con mejores precios en el mercado.
Con lo dicho, reconocemos que la biotecnología proporciona una herramienta valiosa para ayudar a
producir más alimentos y fibras y, sumado a ello, no trae aparejada la deforestación de zonas para dejar
espacios para granjas, permitiendo la reducción de agentes químicos. Las ventajas señaladas no anulan, sin
embargo, los riesgos para la biodiversidad que eventualmente pueden sobrevenir. Uno de los efectos
negativos es que, una vez cultivadas las semillas transgénicas, aparezcan híbridos entre esas plantas y otras
autóctonas o salvajes dentro de la misma familia, lo que afectaría la biodiversidad.

Debe ser objetivo de nuestra generación conservar los recursos genéticos. ¿Cuál es el rol del Estado
en post de la biodiversidad y desde la perspectiva de los productos transgénicos? Desde el punto de vista
general, sabido es que el Estado en ejercicio de su poder de policía, puede limitar o restringir el ejercicio de
los derechos individuales, dentro de un marco de razonabilidad (arts. 14 y 28 de la Constitución Nacional);
precisamente valiéndose de este instrumento puede orientar la actividad agrícola incentivando o
desalentando, de acuerdo a las necesidades políticas, sociales y económicas, una determinada actividad de
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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

la naturaleza de la señalada. Cabe al Estado el control de los cultivos transgénicos que se realizan en el país.
Si lo que se pretende es evitar este tipo de cultivos, atento a la afectación de la biodiversidad, uno de los
mecanismos que el Estado puede utilizar consiste en incentivar al productor agropecuario a realizar cultivos
no transgénicos, mediante la implementación de estímulos impositivos, permitiéndole compensar las
ganancias no percibidas por haber utilizado una semilla no transgénica.

DELITOS ECOLÓGICOS

1. Introducción.-
La e ología es la ie ia ue a a a el estudio de los se es vivie tes i luso el H’ e ela ió o
su ambiente. Esta disciplina estudia la interrelación entre los organismos y sus medios, ello es así dado que
ningún organismo vive aislado sino que se vincula con los otros seres vivos y su entorno ambiental.

Desde el surgimiento del derecho ambiental como consecuencia de una nueva visión o perspectiva
del entorno donde el hombre desarrolla su vida fruto de una toma de conciencia de respeto a la naturaleza
y a todas las obras culturales realizadas por este requiere jerarquía constitucional en nuestro país en el año
1994 al establecerse en el art. 41 de la CN el derecho a un ambiente sano y el deber de preservarlo.

Esta particularidad ha dado lugar para que se incluya en los ordenamientos penales disposiciones
que tipifiquen y sancionen lo que llamaremos delito ecológico, si bien algunos autores entienden que le
corresponde principalmente al derecho administrativo tomar el control de las conductas anti
ambientalistas, considerando que le corresponde a dicha rama del derecho articular las sanciones, a
aquellas conductas que afecten el ambiente, mediante una regulación pormenorizada de las simples
infracciones o contravenciones de las conductas humanas que no lleguen a provocar un daño importante e
irreparable.

La ley de Residuos Peligrosos (24.451) tipifica delitos penales, con remisión expresa, en algunos
casos, a penas dispuestas por el Código Penal. El art. 55 de la citada ley, en su primera parte expresa un
delito de peligro concreto, que exige la concurrencia de algunas de las actividades prohibidas (envenenar,
adulterar o contaminar) la que debe ser ejercida sobre alguno de los elementos que conforman el ambiente
(salud, suelo, agua, atmósfera), de un modo peligroso para la salud (bien jurídico tutelado).

Sectores de la doctrina han criticado la inserción al CP de normas protectoras de bienes jurídicos


colectivos, dado que se vulnera el principio de exclusiva protección de bienes jurídicos, pues el grado de
concretización de dichos bienes se difuminan y la tipificación de las conductas se expresan en lo que se
denomina delitos con víctima difusa o delitos sin víctima, ...que más bien expresan objetivos de
organización política, económica y social . En muchas situaciones, los daños producidos a los bienes
colectivos son heterogéneos, dependen de varias vicisitudes, y se presentan en diferente tiempo y lugar.

2. Concepto de delito.-
Según la doctrina jurídica penal delito es toda acción típica, antijurídica y culpable.

La acción es la conducta humana guiada por la voluntad del autor con sus dos modalidades:
comitiva, cuando el autor realiza un acto positivo para violar una norma; u omisiva, cuando el autor no
realiza una conducta que le obliga la norma.

La tipicidad significa que el legislador ha descripto una conducta humana considerada disvaliosa y
se la incluye en el Código Penal. La antijuricidad implica que la conducta es contraria al derecho en general.
Finalmente, la culpabilidad apunta a que la acción realizada por la persona es reprochada dado que en el
momento del hecho pudo actuar diferente. Una acción es reprochable cuando esta se realiza con dolo o
culpa.

3. Concepto de Delito Ecológico o Ambiental


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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Dicho delito emana de la actividad antisocial del sujeto activo que teniendo en miras una
retribución, generalmente de orden pecuniaria, realiza actos que van en detrimento de la estabilización
ecológica existente, atacando la propia integridad del hombre que forma parte del conglomerado social o
provenido a la neutralización de posibilidades para la vida o existencia animal, todo ello conlleva la
modificación aunque no fuera sustancial del agua, del aire o cualquier presupuesto que forme parte del
universo ecológico.

El delito ambiental es un delito social, ya que se comprometen las actividades productivas y


culturales de un grupo social al afectar sus recursos naturales y artificiales.

El delito ecológico protege en primer término al ambiente que está formado por recursos
naturales culturales e indirectamente la vida humana que por sus características produce daños más allá de
los intereses de las personas individualmente consideradas para extenderse a otros confines.

También se puede conceptualizar al delito ecológico como una conducta típica, antijurídica y
culpable, violatoria de preceptos jurídicos dirigida a trastornar nocivamente el ambiente que conlleva como
consecuencia una responsabilidad de tipo penal.

¿Cuándo se consuma? Algunos autores entienden que se requiere la destrucción o menoscabo del
bien jurídico (ambiente) y otros consideran que basta que la conducta asumida por el autor ponga en
peligro dicho bien.

En el primero de los supuestos estaremos ante un delito de peligro concreto; mientras que en el
segundo nos referimos a los delitos de peligro abstracto, en donde no es necesaria la lesión o el daño, pues
basta que se presuma un peligro, exigiéndose la constatación de la peligrosidad de la conducta.

Regular estos delitos como de peligro abstracto puede llegar a compatibilizarse con los principios
que rigen en materia ambiental; en especial el preventivo y el precautorio. Sin embargo, no se puede dejar
de expresar que en nuestro sistema normativo constitucional y con los límites que el mismo impone al
derecho penal, los delitos de peligro abstracto se contraponen a los principios de legalidad, lesividad y
culpabilidad.

4. Legislación Argentina
La protección penal del medioambiente recién está tomando relevancia debido a que la sociedad
en la actualidad demanda respuestas concretas a los graves daños que están ocasionando las actividades
irresponsables de algunos grupos que sólo persiguen un interés económico actual en detrimento de la
comunidad y de las generaciones futuras, al modificar las condiciones ambientales.

El CP no contiene una normativa específica referida a los delitos ambientales; pero sí, en su libro
segundo, encontramos disposiciones que tipifican los delitos contra la Seguridad Pública y contra la Salud
Pública; y específicamente en el Capítulo I, sobre Incendios y Estragos, encontramos normas que, si bien no
protegen al ambiente como bien jurídico de incumbencia colectiva, coadyuvan indirectamente a la
preservación y conservación de éste.

En el Título referente a la Salud Pública se contienen disposiciones que prohíben el


envenenamiento o adulteración de aguas potables, alimentos y sustancias medicinales.

Otros tipos de delitos penales están regulados en dicho cuerpo normativo, con el propósito de
proteger la propiedad privada como el incendio que, como ya se dijo, no se encamina directamente a la
tutela del ambiente sino que lo hace de manera indirecta, contribuyendo a dicha protección.

En cuanto a las leyes especiales, muchas de ellas hacen referencia a actividades que son pasibles de
penalidades que apuntan a proteger el ambiente. Entre ellas se pueden citar, entre muchas otras: 1. La ley
de residuos peligrosos (24.051), que enuncia hechos que si se hubiesen producido por la decisión de una
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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

persona jurídica, la pena se aplicará a aquellas personas físicas quienes, ejerciendo cargos de relevancia,
hubiesen intervenido en el hecho punible. Esta ley subsana la cuestión discutida acerca de la
responsabilidad penal de las personas jurídicas, al disponer la atribución de responsabilidad penal a los
directivos.

El art. 55 regula la figura penal dolosa para el que, utilizando los residuos peligrosos, envenenare,
adulterare o contaminare de un modo peligroso para la salud, el suelo, la atmósfera o el ambiente en
general. La norma penal tipificada en la ley especial es un delito de peligro concreto.

2. La ley de Fauna Silvestre (22.421) que contiene un capítulo De los Delitos y las Penas , por el
cual se reprime con prisión la caza furtiva, la depredación de la fauna y el uso de armas prohibidas, como
también el comercio, transporte, acopie, la industrialización, realizados sobre piezas o productos
provenientes de esas actividades ilícitas.

Cabe destacar que en el Anteproyecto del Código Penal, se incorpora todo un título referente a los
delitos ambientales o ecológicos bajo la denominación: DELITOS CONTRA EL AMBIENTE, LA FAUNA Y LA
FLORA , en la Exposición de Motivos sus autores sostienen que Se propone incorporar orgánicamente al
Código Penal este Título, en función de lo establecido en el artículo 41 de la Constitución Nacional, como
también en función del artículo 75º inciso 22º, por la Convención Americana de Derechos Humanos y por el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Por otra parte, no puede desconocerse
el antecedente internacional prioritario, o sea, la Declaración de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente
(Estocolmo, 1972)

… se ha optado po a te e e el á ito del de e ho ad i ist ativo los comportamientos


considerados de peligro abstracto o meras infracciones de deberes, reservando al campo penal sólo las
o du tas ue i pli ue u pelig o o eto o u a lesió al ie ju ídi o …

Se prevén 5 artículos en dicho Título referidos a los delitos de: Contaminación; Responsabilidad de
los Funcionarios Públicos; Delitos contra la fauna silvestre, acuática u otros animales; Maltrato de Animales
y Delitos contra la Flora.

5. Responsabilidad de las Personas Jurídicas.


La estructura del Derecho Penal en el estado moderno, concibe a la persona natural como única
autora de delitos por cuanto este derecho se ha caracterizado por una concepción individual personal de la
responsabilidad penal lo que impedía aplicar sanciones a una persona jurídica. Regía el principio Societas
Delinquere Non Potest (La sociedad no puede delinquir) acuñado por el derecho romano y sostenido por
el derecho penal tradicional.

Esta concepción va decreciendo y se percibe una tendencia en aumento a admitir la punibilidad de


empresas económicas como así también de corporaciones, por esta razón compartimos el criterio de que
es necesario implementar un sistema punitivo a las personas jurídicas.

Si bien el tema es discutido, se ha llegado a concluir que la única forma de implementar un derecho
penal que responsabilice a las personas jurídicas es tener otra visión del sujeto que delinque, creando de
esta manera un nuevo derecho penal para poder hacer efectivo lo establecido en el artículo 41 de la CN.

Si bien en la norma precedentemente citada se legisla prioritariamente la obligación de


recomponer el daño ambiental, para poder proteger este bien jurídico colectivo se requiere, además de un
ejercicio del poder de policía constante por parte del Estado, como también normas de tipo penal; sólo de
esta manera se podrá lograr mantener un ambiente adecuado para la existencia del hombre y todo lo que
existe en nuestro planeta.

El Anteproyecto del Código Penal incorpora en su Título IX, Sanciones a las Personas Jurídicas . La
Comisión señala que no puede ocultar las discusiones que se suscitaron en su seno respecto de las
18
Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

sanciones a las personas jurídicas y a la pretendida o real responsabilidad penal de éstas. No es del caso
resumir los diferentes argumentos, que no hacen más que reiterar los que son conocidos en la doctrina.

Se coincidió en que: 1) Se prevén sanciones a las personas jurídicas en diferentes leyes especiales y,
por ende, resulta conveniente unificar legalmente el criterio a su respecto.

2) No es menester pronunciarse sobre la naturaleza jurídica de estas sanciones, reabriendo un largo


debate sin solución definitiva, que se remonta al derecho civil de daños, con larga y conocida evolución en
la doctrina y jurisprudencia alemanas y norteamericanas.

Por ende, se ha preferido dejar en suspenso cualquier posición al respecto, permitiendo que la
doctrina siga discutiendo si tienen o no carácter penal, limitándose a proponer un ámbito sancionador y
regularlo en la competencia del juez penal.

Principalmente se prevé que Las personas jurídicas privadas son responsables, en los casos que la
ley expresamente prevea, por los delitos cometidos por sus órganos o representantes que actuaren en
beneficio o interés de ellas. La persona jurídica quedará exenta de responsabilidad solo si el órgano o
representante actuare en su exclusivo beneficio y no generare provecho alguno para ella. Entre otros
supuestos.

Las sanciones que se prevén son: a) Multa. b) Cancelación de la personería jurídica. c) Suspensión
total o parcial de actividades. d) Clausura total o parcial del establecimiento. e) Publicación total o parcial
de la sentencia condenatoria a su costa. f) Prestaciones obligatorias vinculadas con el daño producido. g)
Suspensión del uso de patentes y marcas. h) Pérdida o suspensión de beneficios estatales. i) Suspensión
para participar en concursos o licitaciones estatales. j) Suspensión en los registros estatales.

Dichas sanciones podrán establecerse de manera alternativa o conjunta.

6. Conclusión
La contaminación ambiental, la degradación y pérdida constante de los recursos naturales, como
consecuencia del accionar del hombre, ya sea individualmente o por medio de corporaciones o sociedades,
exige la incorporación de normas penales que protejan el ambiente como bien jurídico penal, desde la
teoría antropocéntrica que persigue proteger los intereses de los individuos.

MODIFICACIONES DEL DERECHO MINERO AL DERECHO COMÚN.-

Mandato y manifestación por otro. Minas en la sociedad conyugal.-

Sociedad conyugal.-Dispone el Código de Minería que La sociedad conyugal, lo mismo que los
demás actos y contratos de minas, están sujetos a las leyes comunes en cuanto no esté establecido en este
Código, o contraríe sus disposiciones (art. 317).

Sostiene Edmundo Catalano que las leyes comunes constituyen la legislación supletoria en materia
de minas- Este principio es de orden general y debió figurar entre las primeras disposiciones del Código,
dada su importancia como norma de aplicación subsidiaria de la ley. Sin embargo, la aplicación subsidiaria
de las leyes comunes no puede oponerse a lo establecido expresa o implícitamente en el Código de la
especialidad. En este sistema jurídico cada sistema jurídico debe buscar en sí mismo la regla supletoria
aplicando, en silencio u oscuridad de la ley, los principios que rigen las instituciones análogas del derecho
especial y sólo cuando no pueda lograrse por este medio la norma necesaria, se recurrirá al derecho
extraño supletorio. Por lo tanto, la aplicación a las minas de normas ajenas al sistema jurídico, constituye el
recurso final del intérprete y un procedimiento de excepción.

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La norma que hace aplicables las leyes comunes como legislación supletoria merece todavía
algunas aclaraciones. La actividad minera ha sido considerada tradicionalmente, como un acto civil, si bien
alguna corriente de opinión ha pretendido hacer de ella una categoría propia, o sea, ni civil ni comercial,
sino minera. La ubicación en una u otra categoría tiene importancia no sólo desde el punto de vista de la
jurisdicción aplicable, sino también en razón de ciertos derechos, obligaciones y privilegios que las leyes
acuerdan a los comerciantes.

Si por un lado, consideramos el aspecto meramente extractivo de la actividad, podríamos llegar a la


conclusión de que ésta reviste carácter civil. Pero la minería moderna ya no se limita, como antaño, a la
mera extracción de los minerales y a los procedimientos sencillos de clasificación o concentración. La
explotación de minerales y el aprovechamiento de los mismos exigen en la actualidad el empleo de
tecnologías muy avanzadas, las cuales dan a la actividad una fisonomía netamente minero-industrial.

La asimilación de la minería a los actos civiles, por lo tanto, podrá aceptarse en un régimen como el
del Código Civil, que fomenta una actividad minera de tipo artesanal. Para una minería transformadora y a
gran escala, como es la de los tiempos modernos, esta asimilación traería más inconvenientes que
beneficios al ligarla a los cánones civiles tradicionalistas. Aun dentro de una minería primaria, como la que
fomenta el Código, resulta muy difícil concebir un mineral que no requiera un tratamiento especial para
enriquecerlo o depurarlo, dándole una forma comercial apropiada para uso de las industrias. La falta de
clarificación de los conceptos, en esta importante materia, ha determinado una posición vacilante de la
jurisprudencia que algunas leyes, como la francesa, ha resuelto asignando carácter comercial a las
explotaciones mineras.

Catalano sostiene que conviene insistir en esta materia porque la industria minera no perderá su
autonomía jurídica y sus peculiaridades por la aplicación supletoria del derecho comercial. La extensión del
carácter comercial a la actividad minera tiene connotaciones importantes. Además de incorporar el trabajo
minero a la dinámica jurídica que corresponde a una sociedad moderna e industrialista, se propone
eliminar situaciones confusas que derivan de la aplicación alternativa del derecho civil o comercial a los
actos vinculados a esta actividad.

Para la doctrina tradicional, el acto meramente extractivo debe ser juzgado de acuerdo a las
normas del derecho civil cuando se ejecuta por el propietario de la cosa. En otras situaciones, el acto se
reputa comercial, porque se considera que existe intermediación en el cambio de mercaderías, o sea, de
productos minerales. Quienes sostienen que el acto minero extractivo configura un acto civil y no
comercial, hacen aplicación de la teoría del acto de comercio natural que surge del art. 8, inc. 1 del Código
de la materia. El acto de comercio típico, según éstos, constituye una intermediación en el cambio de
mercaderías. El propietario de una mina que extrae de la fuente el producto para su venta, no ejecuta acto
de intermediación alguna, sino un acto puramente extractivo: por lo tanto, se argumenta, la actividad de
este propietario debe ser juzgada por las reglas del Código de Minería y, supletoriamente por las del Código
Civil. La situación del propietario sería similar a la de los labradores y hacendados que realizan ventas de los
frutos de sus cosechas o ganados los cuales no se consideran mercantiles porque le falta el doble negocio
contractual que caracteriza el acto de comercio natural: la compra de la cosa para su ulterior enajenación.

Sostiene Catalano que asimilar el proceso económico y tecnológico minero al que se registra en el
campo agrario, es desconocer la influencia de aquellos factores dinámicos que han determinado la
dimensión actual de la industria minera en el mundo. Las formas de explotación artesanal en la actividad
minera sólo es posible observarlas en algunas pequeñas explotaciones de rocas de construcción y minerales
no metalíferos . En general, el desarrollo minero que registra el siglo XX fue acompañado de grandes
20
Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

cambios en las tecnologías extractivas y de procesamiento de los productos mineros, que se han hecho
cada vez más complejas y costosas. Lejos está la minería moderna de dar esa imagen artesanal que aún
observa la actividad agropecuaria. Evidentemente el paralelo entre la industria minera y las actividades
agrícola-ganaderas, la idea de una minería de tipo primordialmente extractivo, pertenece a los escalones
primarios de la evolución de la industria y no a su estado actual.

La calificación civil de la industria minera fundada en su carácter extractivo y en la falta de


intermediación en el cambio de bienes, se presenta en la práctica como un concepto confuso y
contradictorio.

La misma operación extractiva, considerada civil, puede convertirse en comercial cuando el que la
realiza no es el mismo propietario de la mina. En este caso, quien recibe del propietario el derecho de
extraer minerales de su fundo, ejecuta un acto de comercio, dentro de la teoría tradicional, porque se
interpreta que adquiere la cosa mueble –el derecho de extraer los minerales- para lucrar con su
enajenación. El doble acto contractual configura, entonces, una intermediación que lo transforma en acto
de comercio típico. El cambio del enfoque civil también opera en los sistemas mineros de carácter dominial,
en los que la propiedad de la mina pertenece al Estado con carácter inalienable, adquiriendo el
concesionario sólo el derecho de explotación o usufructo del yacimiento. Como en el supuesto anterior, el
concesionario no recibe del Estado la propiedad minera inmueble sino el derecho de extraer cosas muebles
–productos minerales- realizando de esta forma un acto de intermediación en el cambio de mercaderías
que configura un acto de comercio clásico.

También el acto se transforma en comercial cuando el que lo ejecuta es una sociedad declarada
mercantil por la ley en atención a su forma, sean o no propietarias de la mina. En tales casos estas
sociedades se rigen por la ley mercantil en lo que respecta a las obligaciones que asumen como
comerciantes y en las operaciones que realizan, aunque su objeto no sea ejecutar actos específicos de
comercio.

El esfuerzo de los estudiosos por conciliar el acto minero con las disposiciones civilistas o
comerciantes derivadas del acto de comercio típico, choca con las propias características de la empresa
minera y ofrece soluciones poco satisfactorias desde el punto de vista práctico. Se impone analizar la propia
naturaleza de la empresa minera, ya que de su economía de producción surgirán los factores que han de
determinar su posición en el campo del derecho. En lo esencial, la empresa minera según sostiene
Catalano, puede ser equiparada a las empresas de fábrica que el Código de Comercio, en su artículo 8°,
inciso 5, considera mercantiles. Como éstas, la empresa minera tiene rasgos comunes que favorecen esa
asimilación: la concentración técnica-económica de recursos en unidades productivas, el objeto de creación
de riquezas mediante el trabajo organizado, la división funcional del trabajo y el riesgo empresario. Las
formas de producción que asume el trabajo minero, por otra parte, no se limitan a la faz puramente
extractiva, como la ubica el modelo tradicional. La industria minera tiene, entre sus actividades propias, la
prospección y la explotación, cuyas características y fines industriales no pueden desconocerse a pesar de
que no opera sobre productos reales.

Resulta evidente que las formas civiles de la economía y más precisamente el tipo de economía
agrícola-ganadera, no puede ser equiparada al modelo que ofrece la economía minera. Las formas técnicas
de producción de esta última se asemejan más a los métodos engendrados por la economía industrial. El
ritmo de transformación, por otra parte, es mucho más rápido en la actividad minera que en las
explotaciones agropecuarias dominadas por formas de economía familiar o preindustrial, donde los
factores de progreso se difunden más lentamente.
21
Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

La determinación de que la explotación minera se considera acto de comercio, implica asimilar la


empresa minera a la empresa industrial. Importa la aplicación absoluta de las reglas del Código de
Comercio, como legislación supletoria de primer grado, en todo lo no previsto de manera distinta por el
Código de Minería. Quienes disienten con la declaración de la comercialidad de los actos mineros, por
considerarlos de naturaleza distinta, utilizan argumentos tradicionalistas y reñidos con la realidad
empresaria moderna. Tienen en vista, como se dijo, la minería del pasado que extraía, con procedimientos
manuales, como los antiguos agricultores y labradores el producto de sus cosechas.

En términos generales, según el artículo bajo análisis, los actos y contratos de minas se rigen por las
leyes comunes, atenta la remisión del artículo. Sin embargo, dispone Catalano que ciertos aspectos de los
actos y contratos mineros escapan a la comprensión de las leyes comunes por ofrecer características
particulares, propias de la especialidad minera. En estos supuestos se encuentran no sólo los actos y
contratos indicados en los Títulos 14 a 19, sino también el mandato y la gestión de negocios, la capacidad
para adquirir derechos mineros y la hipoteca minera, cuyas disposiciones modificatorias de la ley común se
encuentran dispersas en varios artículos del Código y en la ley 10.273. Uno de los aspectos que la ley
minera ha considerado indispensable aclarar a los fines de determinar el alcance jurídico de los actos y
contratos de minas es la clasificación de frutos y productos en minería: desde que las minas, dan una sola
cosecha, todo cuanto se extrae de ellas constituye un producto, que lleva al agotamiento de la fuente
productora. Sin embargo puede aceptarse, a los efectos civiles de actos y contratos que los productos de las
minas se equiparen a los frutos y no a capital, aunque no tenga como éstos las características de una renta
regular y su explotación conduzca, en definitiva, a la extinción de la fuente productora del rédito.

La asimilación de los productos que se extraen de las minas a los frutos es un principio general de la
ley minera que se aplica, no sólo al contrato de sociedad conyugal, sino también a otros contratos mineros,
incluso la hipoteca de minas. La solución de la ley reviste importancia, en este último caso, ya que precisa
las facultades del concesionario para continuar en el usufructo normal de la mina aunque sus actos, en
definitiva, se ejerzan en detrimento del acreedor hipotecario y define el alcance de los derechos de éste
para solicitar medidas precautorias en seguridad de su crédito, las que sólo corresponde autorizar cuando
el deudor ejerce actos de explotación abusiva que conduzcan al agotamiento prematuro de la fuente
objeto del gravamen.

Los productos de las minas particulares de cada uno de los cónyuges, pertenecen a la sociedad .-
Esta regla es una repetición del principio establecido para la sociedad conyugal por el Código Civil y
constituye la consecuencia inmediata de la asimilación jurídica entre frutos y productos. Los productos de
las minas propias de los cónyuges pertenecen a la sociedad, esto es, constituyen bienes gananciales, al igual
que los otros frutos naturales o civiles de ese origen. De no asimilárselos a los frutos, conservarían el
carácter de bienes propios ya que su extracción sólo habría operado una transformación del capital.

Todos los minerales arrancados y extraídos después de la disolución de la sociedad conyugal,


pertenecen exclusivamente al dueño de la mina . Mientras los minerales se mantienen pendientes, esto es,
unidos a la mina, forman con ésta un todo indivisible. Sólo adquieren categorías de frutos al ser separados
de la cosa principal. Esta regla es una excepción a lo establecido por el Código Civil para los frutos naturales
o civiles.

Continúa disponiendo el Código: Las deudas de cualquiera de los cónyuges, contraídas antes del
matrimonio, se pagarán durante él, con los productos de sus respectivas minas . Las deudas anteriores al
matrimonio, según la ley civil, se pagan con los bienes propios de cada cónyuge. Los productos de las minas
propias, equiparados a los frutos, por regla general pertenecen a la sociedad. Sin embargo, cuando se trata
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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

de atender deudas preexistentes, la ley minera los reputa bienes propios, esto es, los restituye a su
condición originaria de capital, y por lo tanto, quedan afectados al pago de las obligaciones contraídas
antes del matrimonio como bienes a que pertenecen.

Mandato y manifestación por otro.- Dispone el Código de Minería que Nadie puede manifestar o
registrar minas para otras personas sin poder especial, que podrá otorgarse ante la autoridad más
inmediata, o ante dos testigos o por medio de una carta. No necesitan poder los ascendientes,
descendientes ni los hermanos del descubridor . Los artículos 55 a 59 fijan normas especiales para la
representación de terceros ante la autoridad minera en el acto de manifestación o solicitud de minas y en
todos los actos de carácter procesal que sean consecuencia de la solicitud. No se aplican, por lo tanto, a la
representación de terceros para la ejecución de otros actos ajenos al procedimiento minero, los cuales se
rigen por el derecho común.

El Código ha procurado simplificar al máximo las solemnidades necesarias para ejercer la


representación de terceros en los registros de minas, atendiendo especialmente a la celeridad y al secreto
que rodean este tipo de operaciones. Así, requiere la forma escrita para asumir la representación, aunque
no necesariamente la escritura pública como ocurre con los poderes que deben presentarse en juicio. El
mandato verbal a su vez, sólo podría autorizar el cuasi-contrato de gestión de negocios ajenos, pero no el
de la representación contractual.

La representación convencional escrita en el proceso minero puede ejercerse mediante una simple
carta dirigida a la autoridad minera por el mandante. Es admisible incluso otorgar los poderes ante la
autoridad judicial, policial o administrativa más inmediata a la residencia del mandante. Pueden también,
desde luego, extenderse en escritura pública.

Además de la representación convencional simple explicada, el Código acepta ciertas formas de


representación legal que, por lo mismo, no requieren presentación de instrumento de mandato alguno,
aunque no exime totalmente de la prueba de la personaría que se invoca. Los ascendientes, descendientes
y hermanos del registrador deben acreditar la representación con las respectivas partidas de registro civil,
al igual que el cónyuge que no debe considerarse excluido de este beneficio.

Prescripción de las minas.- Dispone el Código Minero que La prescripción no se opera contra el
Estado propietario originario de la mina . La prescripción, como causa adquisitiva de las concesiones
mineras por la posesión y el mero transcurso del tiempo, se operaba, en el Código antiguo, antes de la
reforma de 1980, tanto contra el Estado, dueño originario de las minas, como contra el particular
concesionario. En la legislación nacional no ha sido aceptada para los yacimientos de hidrocarburos líquidos
y gaseosos, declarados imprescriptibles por la ley 17.319, y tampoco para los yacimientos nucleares. En
cambio, era de aplicación a todas las sustancias de la primera y segunda categoría, hasta la reforma de
1980, que la derogó, haciendo a las minas originariamente imprescriptibles. La reforma del 80 dispone que
la prescripción no se opera contra el Estado propietario originario de las minas, lo que importa establecer,
en adelante, que una mina no registrada, o que permanece caduca o vacante, no es susceptible de
adquirirse por prescripción, o en otros términos, que ese dominio es imprescriptible respecto de aquél. La
sola posesión y el transcurso del tiempo, en consecuencia, no constituyen hechos válidos para generar
contra el Estado un título de propiedad sobre sus recursos minerales ajeno a la concesión legal.

Catalano señala que este carácter (imprescriptibilidad), junto con el de la inalienabilidad, forman
los dos elementos inseparables del dominio minero, que deberían ser consignados en forma expresa en la
ley, como medida de defensa del patrimonio minero, para garantía de las generaciones actuales y futuras.

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Para adquirir la mina por prescripción, con título y buena fe, se requiere la posesión de dos años.
Para la prescripción sin justo título, se necesita una posesión de cinco años . En este punto, el Código se
refiere a los dos casos de prescripción que se operan contra una concesión vigente, a diferencia del régimen
antiguo del Código, que alcanzaba a las minas del dominio originario del Estado, en situación de caducidad
o simplemente no registradas y que quedó derogado por la reforma de 1980.

El presente artículo plantea dos situaciones diferentes: A) Quien adquiere una concesión minera a
persona que no tenía derecho a venderla y obra de buena fe, purga el vicio de su título después de dos
años de posesión pacífica y continuada. Justo título es, según la definición legal, todo título rodeado de las
formalidades de la ley pero emanado de persona que carece del dominio sobre la cosa. Buena fe es la
creencia, son duda alguna, de ser el poseedor dueño de la cosa. B) Quien tomó posesión de una concesión
por actos de violencia o clandestinidad, es decir, sin justo título, en cambio, adquiere el dominio sólo
después de cinco años. Como en este caso la causa de posesión es ilegítima, el plazo de prescripción es más
largo. El Código no hace diferencias entre presentes y ausentes.

Arrendamiento de las minas.- Esta figura jurídica está expresamente reglada en el código minero
previendo otra alternativa para el propietario de una mina que por diversas circunstancias no quiera
afrontar la explotación personal de la misma y pueda otorgarla a un tercero en virtud de un contrato de
arrendamiento. Así el código dispone: Las minas pueden ser objeto de arrendamiento como los bienes
raíces; pero con las limitaciones expresadas en los artículos siguientes. Los arrendamientos de minas y
canteras podrán celebrarse por plazos hasta de 20 años . La concertación de este contrato le permitirá al
propietario conservar la propiedad de la mina, percibir un ingreso periódico y a la vez trasladar el riesgo de
la explotación a un tercero. Asimismo al tercero la celebración de este contrato le posibilita la facultad de
encarar un proyecto minero por su cuenta y a su total beneficio sin necesidad de adquirir los derechos
mineros y mejora sensiblemente su cash-flouw.

El contrato de locación se encuentra legislado en el art. 1187 del Código Civil y Comercial. La
locación de cosa mueble en el código civil está legislada como un contrato que se caracteriza en que una de
las partes cede el uso y goce de ese inmueble por un plazo y a cambio de ello la otra cede en
contraprestación por ese uso y goce un precio determinado o determinable en dinero. El locatario o
arrendatario en este tipo de contrato debe usar la cosa de tal manera de no alterar la sustancia y al finalizar
el contrato está obligado a devolver la cosa en el mismo estado en que se la entregaron salvo los deteriores
normales que implica su uso. Esta condición inherente en el contrato civil de locación no puede cumplirse
en minería pues el objeto de las convenciones es precisamente aprovechar los minerales que por su
naturaleza no se renuevan. El arrendamiento, como el usufructo y cualquier tipo de contrato de
explotación de minas, lleva necesariamente al agotamiento de la fuente productora. La condición inherente
de esta clase de contratos civiles de no alterar la sustancia (salva rerum sustantia), no puede cumplirse en
minería, pues el objeto de las convenciones es, precisamente, aprovechar los productos de la concesión,
que como se ha dicho, no se renuevan.

En el Código Civil de Vélez el contrato de locación poseía un plazo de duración de hasta diez años
según lo dispuesto por el artículo 1505. Las razones esgrimidas para el establecimiento de dicho plazo
máximo, estas son, que la cosa no se mejora en los arrendamientos largos, y que su enajenación se hace
dificultosa, son relativas en materia de minas. Además, el argumento de que se traba la división de las
herencias es inaplicable a las minas que son en principio indivisibles, conforme a las reglas de los artículos
14 y 15. En cambio es evidente, según sostiene Catalano, en materia de minería, la necesidad de plazos
prolongados para posibilitar la amortización de las inversiones fijas que, en considerable magnitud,

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

requiere la actividad minera organizada. Este es uno de los casos en que la aplicación de las normas civiles
se opone a la naturaleza de las instituciones mineras. Para salvar estas objeciones a los arrendamientos
largos de minas, en la práctica se recurría a la figura del usufructo.

En la actividad agraria se admiten los arrendamientos ad meliorandum, por el plazo de veinte años,
cando se trata de introducir mejoras en el predio que demoren la productividad por más de dos años, tales
como desmontes, avenamientos u otras. El que abre una mina o cantera, también introduce mejoras al
predio minero y debe gozar del mismo beneficio. Así, la reforma de 1995 ley de actualización minera ,
contemplando estas necesidades económicas de la actividad minera, agregó al artículo comentado su
segundo párrafo, que autoriza los arrendamiento de minas y canteras por un plazo de hasta veinte años.
Han quedado despejadas, con esta reforma, las dudas acerca de si los arrendamientos mineros podían
celebrarse por plazos superiores a los que fija el Código Civil.

El Código Civil y Comercial de la Nación, en virtud de la unificación de la materia civil y comercial, ha


estimado distinguir los destinos del inmueble. Así, cuando sea habitacional el plazo máximo será de 20
años; en cambio, para otros destinos, por ejemplo el comercial o empresarial, se dispone un plazo de 50
años, siguiendo el Proyecto de 1998. En tal sentido, el Código de Vélez preveía un plazo máximo de diez
años, cualquiera fuera el destino, el que había sido juzgado como exiguo por numerosa doctrina en ciertas
circunstancias (por ejemplo, cuando el destino se vinculase a actividades lucrativas que demandan un largo
periodo de amortización por el nivel de inversión).

El contrato de arrendamiento legislado en el código minero reviste caracteres que lo diferencian


del contrato de locación de cosas inmuebles legislado en el Código Civil. En efecto en la ley civil como se ha
señalado el locador le entrega el uso y goce de la cosa alquilada y el locatario para por ello un precio o
canon locativo o alquiler, que debe ser cierto y serio. El Código Minero contempla la posibilidad de que la
contraprestación que asume el locatario o arrendatario de una mina no sea una suma determinada en
dinero; así el artículo 337 prevé la posibilidad de entregar una mina con la condición de dar al propietario
de una mina una parte de los productos libres, o sea un porcentaje de los minerales extraídos, o bien una
cantidad fija predeterminada de minerales. Estas alternativas previstas en el Código Minero se apartan del
contrato de arrendamiento tipificado en la ley civil. Este contrato (cuando se entrega una mina con la
condición de dar al propietario una parte de los productos libres) tiene cierta similitud con las aparcerías
agropecuarias, en tanto ambos tienen por finalidad repartirse los frutos de la explotación. Se diferencian no
obstante, en que en las aparcerías agropecuarias el riesgo está compartido, mientras que en el contrato
minero el riesgo está exclusivamente a cargo del explotante. En caso de que se suspenda la explotación, o
se hubiera contravenido las estipulaciones del contrato, el dueño puede rescindirlo y cobrar daños y
perjuicios. Claro que si la mina no rinde frutos el explotante no está obligado a abonar al propietario
compensación alguna.

En materia de subarriendo el Código Minero se aparta del principio del Código Civil y Comercial.
Este dispone que el locatario puede ceder o subarrendar en todo o en parte la cosa arrendada si no
estuviera prohibida por la ley. El Código Minero se aparta este principio y dispone que la facultad de
subarrendar en principio es prohibida salvo que se hubiera pactado expresamente en el contrato la
posibilidad de subarriendo, requiriéndose en este caso la expresa conformidad del concesionario.

En lo referente a las causales de conclusión de la locación el Código Minero nada dice y en


consecuencia corresponde aplicar las disposiciones del Código Civil y Comercial. Establece el artículo 331 la
obligación de mantener el amparo de la mina y conducir sus trabajos con arreglo de las prescripciones del
Código Minero. En consecuencia la falta de cumplimiento de ello faculta al propietario de la mina a requerir
25
Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

la entrega de ella y verificada esta condición por la autoridad el propietario puede rescindir el contrato de
locación.

Un aspecto importante a señalar es el tratamiento impositivo del contrato de locación de mina.


Para el propietario de la mina, es decir, quien entrega la mina en locación, la suma que percibe por ese
contrato es un ingreso al que se le aplica el impuesto a las ganancias. En cambio para el locatario es un
gasto deducible al liquidarse este impuesto.

Usufructo de minas2.- El artículo 2129 nos da la definición de esta figura jurídica al decir que el
usufructo es el derecho real de usar, gozar y disponer jurídicamente de un bien ajeno, sin alterar su
sustancia. Hay alteración de la sustancia, si es una cosa, cuando se modifica su materia, forma o destino, y
si se trata de un derecho, cuando se lo menoscaba . Se caracteriza por ser un derecho real por el cual el
usufructuario tiene la posesión de la cosa, con facultad para usarla y gozar de ella debiendo reintegrarla a
su propietario una vez vencido el término de la duración. Para que se configure el derecho de usufructo se
requiere que la cosa sea ajena, es decir que sea de un tercero. Lo que trae como consecuencia que sobre
esa cosa se ejerzan dos derechos: el derecho del usufructuario y la nuda propiedad que conserva el titular
del dominio.

En lo que se refiere al plazo de duración, en el CCyC se ha dispuesto que si se trata de personas


físicas y no se fijó plazo el usufructo es ad vitam (vitalicio); y si se trata de personas jurídicas de no pactarse
plazo menor (o de fijarse uno mayor) se entiende que se extingue transcurrido el plazo máximo de 50 años.
El usufructo de minas puede celebrarse, por un plazo (ahora menor) al establecido por el Código Civil y
Comercial cuando se trata de persona jurídica extendiéndose hasta el plazo de 40 años. Por lo que será
aplicable al caso el plazo de la ley específica de la materia.

Cabe destacar que antes de la vigencia del CCyC, en el código velezano el usufructo de persona
jurídica tenía un plazo máximo de 20 años por lo que la reforma de la ley de actualización minera de 1995
extendió el plazo del usufructo minero hasta cuarenta años, aunque fuere constituido a favor de una
persona jurídica.

Sin embargo, el usufructo pactado a favor de una persona natural, que de acuerdo con las leyes
civiles puede ser acordado por vida del usufructuario, en el derecho minero queda limitado a cuarenta años
y no se extingue por muerte anticipada del usufructuario, como resulta en la ley civil. Se trata con esto, de
evitar que la empresa minera deba forzosamente liquidarse a raíz de la muerte del usufructuario antes del
vencimiento del plazo contractual. Las partes, pueden convenir otra cosa ya que la norma no es de orden
público.

Al definir el Código Civil y Comercial al usufructo le atribuye una condición: que no se debe alterar
la sustancia del bien que se usufructúa, debiendo entenderse por sustancia aquellas cualidades esenciales
sin las que la cosa quedaría desnaturalizada, haciéndola inadecuada para el fin al que estaba destinada. El

2
Art. 338 CM: El usufructo debe comprender toda la mina, aunque se haya constituido a favor de diferentes personas.
El usufructuario tiene derecho a aprovechar los productos y beneficios de la mina, como puede aprovecharlos el
propietario.
Pero el usufructuario de un fundo común no podrá explotar las minas que en sus límites se comprendan, aunque se
encuentren en actual trabajo.
El usufructo de minas podrá celebrarse por un plazo de hasta CUARENTA (40) años, ya fuere constituido a favor de una
persona jurídica o natural y no se extingue por muerte del usufructuario, salvo pacto en contrario.

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Unidad 9 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

mismo artículo 2129 afirma que …hay alteración de la sustancia, si es una cosa, cuando se modifica su
ate ia, fo a o desti o…

En cuanto al usufructo minero, éste difiere del arrendamiento por su condición de derecho real,
aunque como éste también lleva al agotamiento de la fuente productora del rédito. Tampoco aquí es
posible salvar la sustancia. La locación es un contrato fuente de un derecho obligacional, en donde el
propietario está obligado a garantizar el uso de la cosa; en cambio en el usufructo el dueño de la cosa no
tiene obligación alguno salvo el de permitir el uso y goce de la cosa y en cuanto a la gratuidad u onerosidad
de ambos institutos podemos decir que la gratuidad es propia del usufructo, no así de la locación.

El usufructo minero, como se observa tiene diferencias con el civil. Dispone el Código Minero: El
usufructo debe comprender toda la mina, aunque se haya constituido a favor de diferentes personas ; así,
como se puede observar, el derecho de usufructuario minero a diferencia del civil es indivisible y se ejercer
sobre toda la mina. No puede ser dividido entre varios usufructuarios, asignando a cada uno de ellos una
parte o zona de la mina: rige para estos casos el principio de unidad de concesión y unidad de explotación
que constituyen una regla de orden público de la actividad minera.

Por último, el Código Civil de Vélez permitía al usufructuario de un fundo común aprovechar las
canteras y minas que se encuentran en la explotación al tiempo de comenzar el usufructo, pero le prohíbe
abrir otras nuevas. El Código de Minería había derogado la autorización contenida en la ley civil
estableciendo que el usufructuario de un fundo común no puede explotar que se encuentren en el
perímetro aunque se encuentren en actual trabajo por cuanto las minas forman una propiedad distinta de
la del suelo y no constituyen un accesorio de éste. La prohibición impuesta al usufructuario de un fundo
agrícola ganadero e industrial de explotar las minas que se encuentren en sus límites conforme al Código
Minero no rige para las canteras y demás sustancias de tercera categoría cuando su explotación constituye
la industria principal del fundo sirviente.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

10.1 - PROPIEDAD DEL GANADO.-

Antecedentes de las marcas y señales.- Según señala Brebbia, resulta difícil de entender que un
instituto jurídico como el que nos ocupa haya sido tratado con tanto desinterés por el legislador. La enorme
trascendencia de nuestra riqueza ganadera no merece ser desacreditada; su importancia se advierte desde el
momento mismo de producida la conquista, se desarrolla con vigor luego de la Revolución de Mayo, se afirma
con la organización nacional y por último, el advenimiento de la industria frigorífica la consolida como una de
las fundamentales del país.

La única actividad económica de la colonia fue sin duda la ganadería, y debe destacarse que tal riqueza
no es autóctona, sino que fue introducida por los primeros conquistadores españoles. Es sabido que los
animales abandonados a su suerte al producirse la despoblación de la ciudad de Buenos Aires, poco después de
la primera fundación por Mendoza, se multiplicaron en forma inverosímil debido a la extraordinaria ferocidad
de nuestras pampas. Así se recuerda que Garay, al fundar nuevamente la ciudad menos de medio siglo
después, encuentra extraordinaria cantidad de animales cimarrones, multiplicados al margen de toda actividad
humana, a los que se sumaron las especies incorporadas por los conquistadores en años posteriores.

El número creciente de animales trajo como consecuencia natural que el pastoreo se realizara cada vez
más lejos de los límites de los pueblos y ciudades, y se internara en el desierto. La legislación española,
principalmente centrada en la tutela de intereses mineros, ningún aporte realizó para regular la propiedad y el
aprovechamiento de la ignorada riqueza de la empobrecida colonia. No obstante, debe admitirse que la
peculiar modalidad de la ganadería en el continente americano era absolutamente imposible de prever en la
metrópoli, principalmente por la gran extensión del territorio en que se hallaban las reses y su extraordinario
número. Conviene tener presente que la suerte de la ganadería estaba totalmente vinculada a factores
naturales, ya que en esa época la única preocupación consistía en la caza de animal para aprovechar su cuero o
algo de su carne. No existía, pues, ni podía existir la menor preocupación por el mejoramiento de la especie, ni
por su aprovechamiento integral.

La brutalidad empleada para la apropiación de los animales (las famosas vaquerías), produjo una
disminución sensible de su stock. La destrucción de la riqueza era alarmante al punto de que debió preocupar a
las autoridades locales, que comenzaron a reglamentar las vaquerías que se practicaban desde el siglo XVII. De
tal suerte, en lo sucesivo ya no podrían realizarse libremente, pues era menester un permiso previo de la
autoridad, aun teniendo en cuenta que tales autorizaciones se otorgaban generosamente.

Las circunstancias señaladas –y sobre todo el hecho de que el pastoreo se efectuaba a campo abierto,
ya que no existía deslinde entre los predios, que por otra parte no pertenecían a poseedor alguno, tratándose
generalmente de tierras públicas asoladas por el indio-, hizo necesario que los dueños de los animales debieran
marcar sus haciendas para distinguirlas de las de sus vecinos, en la medida que ello era posible dadas las
circunstancias y el medio amiente. Igual procedimiento se adoptó para distinguir la propiedad de los cueros.

La marca y la inscripción de los hierros utilizados para herrar fueron en principio un acto voluntario o
facultad de los hacendados, que pronto se convirtió en obligación, ya que el Cabildo de Buenos Aires la impuso
más tarde en el año 1606 para todos aquellos que vendiesen o matasen reses, sancionándose el
incumplimiento con pena de multa y pérdida de la carne. De ahí en más las autoridades comunales dictan
reiteradas disposiciones, ya sea estableciendo los días y la época en que debía marcarse el animal, ya
1
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

ordenando la registración de nuevas marcas o reiterando la obligación de marcar. Tal costumbre se mantuvo
después de la producida la Revolución de Mayo y en 1822 durante el gobierno de Martín Rodríguez se dispuso
que la policía debía llevar un libro donde se registrasen las marcas de propiedad de los hacendados, y también
sus ventas y traspasos, atento según se decía a la importancia que tienen en la provincia que tienen en la
provincia los ganados y lo expuesta que está su propiedad .

El desarrollo de la industria ganadera fue posible debido a la Revolución de Mayo, que puso fin al
absurdo monopolio español, pues las facilidades del mercado libre hicieron factible su evolución. Más adelante
la industria saladeril, que ya había experimentado progresos sensibles, se convierte en la más importante
fuente de recursos del país.

El empleo del alambrado posibilitó la mestización del ganado. El advenimiento de la industria


frigorífica, el empleo de medios técnicos y modernos descubrimientos, la construcción de la red ferroviaria y
vial cimentaron la importancia de la ganadería y su preeminencia respecto de su agricultura, que recién iba a
desarrollarse tiempo después.

Según se ha visto, el empleo de la marca en el ganado encontró su protección en las resoluciones de los
Cabildos que convirtieron a la costumbre en ley, y no es de extrañar que, ya organizado constitucionalmente el
país, la provincia de Buenos Aires sintiera la necesidad de dictar leyes agrarias e incluyera en el Código Rural de
1865 la institución de las marcas y señales, incorporadas ahora como el medio más apto para la defensa y
protección de la riqueza pecuaria.

El Código Rural de la Provincia de Buenos Aires.- En efecto, Buenos Aires no puede esperar a que el
Congreso de la Nación sancione disposiciones tendientes a reglar la propiedad del ganado dado la urgente
necesidad de hacer efectiva esta protección, y en el ejercicio de facultades constitucionales, que en ese
momento le eran propias, establece la famosa regla del art. 17, según la cual la marca indica y prueba
acabadamente, y en todas sus partes, la propiedad del ganado u objeto que la lleve. La solución del Código
proyectado por Alsina era, según Brebbia, irreprochable; tanto desde el punto de vista práctico, como desde el
jurídico y constitucional, ya que el art. 108 de la Ley Fundamental (actual art. 126) acordaba a las provincias el
derecho a dictar los Códigos Civil, Comercial, Penal y de Minería hasta tanto la Nación hiciera uso de la facultad
otorgada por el ex art. 67, inc. 11 (actual 75, inc. 12), y por ello era legítimo que pudiera disponer sobre el
régimen de la propiedad del ganado.

La sanción del Código Civil, años después, varió sin dudas el aspecto jurídico del problema atento a lo
dispuesto en los arts. 67, inc. 11, y 108, de la Constitución Nacional de 1853, que acordó a la Nación la facultad
para legislar sobre todo lo relativo al dominio, incluso claro está en lo referente a la condición jurídica del
ganado, la forma cómo se adquiere y cómo se pierde el dominio de ellos. El art. 108 prohíbe a las provincias
dictar normas relativas o inherentes al Código Civil luego de que el Congreso de la Nación lo haya hecho con
arreglo al citado art. 67 inc. 11.

El Código de Vélez Sarsfield adoptó el principio de que la posesión de las cosas muebles, cuando es de
buena fe, acuerda a su poseedor la presunción de la propiedad y el derecho de repeler la acción de
reivindicación si la cosa no fuera robada o perdida. Con arreglo a este principio, el ganado pertenece a quien lo
posee de buena fe, dada la condición de cosas muebles, lo que importa establecer un temperamento distinto al

2
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

del Código Rural de Alsina, el que disponía que es la marca del animal la que atribuye la propiedad a favor de
quien la tuviera inscripta, sin admitir ninguna prueba en contrario.

El artículo 2412 del Código Civil (art. 1895 CCyC).- El principio de que la posesión de buena fe vale
título, tomado por Vélez Sarsfield del Código de Napoleón (y que continúa vigente en el CCyC), produce los
siguientes efectos: a) crea a favor del poseedor la presunción de propiedad; y b) otorga a éste el derecho de
repeler la acción de reivindicación, si la cosa no fuera robada o perdida. La justificación de la regla encontró la
necesidad de dar estabilidad a las transacciones que tienen por objeto cosas muebles, pues al adquirente de
ellas no se le otorga título que acredite el dominio y por lo tanto no tiene medios que le permitan cerciorarse
de que ella le pertenece realmente a su causante, y ello importa un error invencible, cuyas consecuencias se
hacen soportar al propietario que ha sido negligente, protegiéndose al poseedor de buena fe en detrimento de
aquél, porque así lo exige la seguridad jurídica de las transacciones. La presunción de que la posesión de buena
fe equivale a título, según la opinión más caracterizada, es iure et de iure, y por lo tanto no admite prueba en
contrario, y para que sea aplicable requiere que se trate de una posesión real, a título de dueño, debiendo
tenerse presente que tanto la posesión como la buena fe se presumen.

Luego de puesto en vigencia el Código Civil, los códigos rurales dictados con posterioridad mantuvieron
el principio del Código de Alsina, expresando que la marca en primer lugar, y en segundo lugar la señal,
establecen, salvo prueba en contrario, la presunción de propiedad respecto de todo animal que la lleve .

Diversas doctrinas.- Expuestos de este modo los antecedentes de los códigos rurales, y el art. 2412 del
Código Civil, es del caso examinar según sostiene Brebbia, a quién corresponde la facultad de legislar en
materia de propiedad del ganado, y por consiguiente la validez o invalidez de los códigos rurales. En este
sentido se ha sostenido en un principio, a fines del siglo pasado, que los poderes delegados por la provincia a la
Nación y de este modo el Congreso sólo puede dictar el Código Civil, Comercial, Penal y de Minería (anterior
art.67, inc. 11, Constitución Nacional) y ningún otro, pues los demás corresponden a facultades reservadas por
las provincias, las que por lo tanto pueden dictar sus códigos rurales, y comprender en ellos toda la materia
rural, incluso la legislación sobre marcas y señales. Además, tal atribución surgiría del poder de policía que es
también materia que corresponde a las provincias.

Frente a esta posición, prácticamente sin apoyo doctrinario en la actualidad, se levanta la que sostiene
la inconstitucionalidad de la legislación provincial, expuesta por primera vez por Ramos Mejía. Afirmaba Ramos
Mejía que las marcas y señales no tienen valor jurídico pues en nuestro país el ganado, con arreglo a las
disposiciones del Código Civil, pertenecen a quien lo posee de buena fe (art. 2412 CCV| art. 1895 CCyC).
Bibiloni, quien fue consultado por Ramos Mejía acerca de la contradicción entre la ley nacional y la provincial,
opinaba que el art. 22 del Código Civil ha derogado todas las leyes generales y especiales existentes sobre
materia civil, y por el hecho de su vigencia ha impedido a las provincias que legislen sobre estos asuntos en
virtud del art. 108 de la Constitución Nacional (actual art. 126), declarando además que nada de lo que en el
Código no esté dispuesto, explícita o implícitamente, tiene fuerza de ley.

Participa de esta opinión, a la que Brebbia adhiere sin reservas, también Pérez Llana quien expresa que
una vez dictado el Código Civil, ley suprema civil de la Nación, a él debe conformarse la legislación provincial ya
que no cabe admitir que un código rural de provincia entre a reglar la propiedad del ganado –prevista por el
Código Civil como cosa mueble- sin lesionar normas fundamentales.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Aunque la doctrina que sostiene la invalidez de las disposiciones rurales es indudablemente


mayoritaria, Salvat estimaba que ella muy absoluta, y que en cuanto no se violaran los principios del Código
Civil, las disposiciones sobre marcas y señales eran válidas, porque según resulta de la Constitución Nacional las
provincias conservan todos los poderes llamados de policía, y por esa razón ellas pueden dictar las
disposiciones necesarias para la mayor seguridad de la propiedad de sus respectivos limites, normas que deben
considerarse complementarias de las contenidas en el Código Civil, como lo han sido las referentes a los
registros de propiedad inmueble. Dentro de este orden Salvat afirmaba: A) que las disposiciones del Código
Civil deben prevalecer sobre las de los códigos rurales, pero que en cambio éstas deben ser aplicadas en los
siguientes supuestos: 1) en caso de robo o pérdida del ganado, pues aquí nos encontramos fuera del supuesto
previsto en el artículo 2412 (art. 1895 CCyC), ya que su presunción no funciona, y por lo tanto la marca o señal
constituye un verdadero título y un valioso elemento de prueba; 2) fuera de este caso, la ley civil exige que la
posesión sea de buena fe, y la marca o señal puede constituir un elemento de juicio para establecer si el
poseedor es de buena o mala fe;

B) Agrega que la presunción de propiedad de las marcas o señales debe aplicarse en tanto y en cuanto
haya existido transferencia de posesión, es decir, la entrega material de los animales, y por el contrario no
puede ser aplicada cuando sólo se ha transmitido el certificado, y finaliza sosteniendo que la tradición no debe
considerarse realizada por la simple transferencia de éste.

Dejando sentado el predominio de las normas del Código Civil frente a las disposiciones de los códigos
rurales, no puede menos que concluirse que Vélez Sarsfield incurrió en grave error al no legislar en forma
especial sobre la propiedad de los semovientes, máxime cuando dicha legislación estaba vigente a través de la
recordada disposición del art. 17 del Código de Alsina. De este modo puede afirmarse que si bien la legislación
rural provincial iba a enfrentarse eternamente con el principio del art. 2412 del Código Civil (art. 1895 CCyC),
ella se explica cómo se ha dicho, desde un punto de vista racional si se atiende a las circunstancias que la
erigieron en principio jurídico que mantuvo su vigencia práctica no obstante su invalidez legal. Debe tenerse en
cuenta que la extensión de nuestros campos, la gran cantidad de hacienda, la semejanza que existe entre los
semovientes de una misma especie, y el sistema de división y deslinde que domina en nuestra campaña, que
generalmente consisten en simples alambrados, hace imposible la aplicación del Código Civil establecidas de un
modo general para reglar la propiedad de las cosas muebles.

Ley de unificación del régimen de marcas y señales 22.939.- La insistencia de las leyes locales que se
fueron sucediendo durante más de un siglo, tenía de todos modos su explicación bajo un punto de vista
racional, no obstante su notoria invalidez constitucional, puesto que no puede menos que coincidirse en que a
las provincias les está vedado incluir en su legislación rural normas tendientes a regular la propiedad del
ganado acordándole determinados efectos jurídicos a las marcas y señales. Bibiloni había advertido hace
tiempo que ninguna de las razones que se dan para justificar el principio que gobierna la posesión de cosas
muebles en general es aplicable a los ganados, dada su condición especial de cosa mueble susceptible de
trasladarse de un lugar a otro por su fuerza propia y, desde luego, teniendo en cuenta el singular ámbito en
que la explotación pecuaria se realiza en nuestro país, de una magnitud imposible de comprender en los países
europeos donde había tenido origen el principio.

Curiosamente, la racionalidad y eficacia de las marcas y señales como modo de acreditar el dominio, el
peso de la costumbre y las tradiciones jurídicas hizo que se mantuviera el sistema derogado por el Código Civil

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

e impidió que, en realidad, se transmitiera el dominio de los animales por su simple entrega y que la posesión
equivaliera a título.

Así las cosas, se sanciona sigilosamente la ley 22.939 en octubre de 1983 que lleva la designación de
Ley de unificación del régimen de marcas y señales, certificados y guías , con carácter de ley nacional vigente
en todo el territorio de la República. El nuevo ordenamiento legal parte del doble reconocimiento de que las
disposiciones del Código Civil deben prevalecer y que éstas a su vez no son idóneas para brindar una adecuada
protección a la propiedad del ganado, admitiéndose que no puede prescindirse de la marca –o señal- como
modo de individualización colectiva.

La marca.- La ley 22.939 define en su artículo 1º a las marcas diciendo que es la impresión que se
efectúa sobre el animal de un dibujo o diseño, por medio de hierro candente, de marcación en frío, o de
cualquier otro procedimiento que asegure la permanencia en forma clara e indeleble que autorice la Secretaría
de Agricultura y Ganadería . En consecuencia la impresión del dibujo o diseño debe ser aplicada sobre el cuero
del animal, mediante: 1) Hierro candente, procedimiento remotísimo empleado entre nosotros desde la época
de la colonia, los denominados fierros de herrar . Este procedimiento no ha dejado de ser criticado por la
disminución que produce en el valor de los cueros y porque, durante casi la mitad del año el largo pelo impide
la lectura y muchas veces es inútil cuando se hace ilegible. No obstante esta crítica, la mayoría de los códigos
rurales la han impuesto en forma obligatoria, porque más allá de los defectos apuntados sigue siendo el modo
más simple y económico de marcar, y el que permite una mayor visualización;

2) A este antiguo procedimiento la ley 22.939 agrega el de la marcación en frío . El frio destruye las
células de pigmentación del pelo y hace visible el dibujo o diseño, después de aplicado. Pero no
necesariamente los hacendados deben utilizar la marcación a hierro candente o en frío, porque el artículo
transcripto agrega: o de cualquier otro procedimiento que asegure la permanencia en forma clara e indeleble
que autorice la Secretaría de Agricultura y Ganadería .

Los códigos rurales contienen disposiciones que no son idénticas en cuanto al lugar en que la marca
debe ser aplicada o su tamaño, pero de un modo general establecen que debe ser del lado izquierdo (el lado de
montar), ya sea en la pierna, en el cachete o en la quijada. De todos modos, éstos son aspectos reglamentarios
que la ley no menciona y que deben ser regulados por las autoridades locales.

Luego de definir la marca y de disponer que el registro de aquellas deberá efectuarse conforme las
formalidades establecidas en cada provincia, establece la ley (art. 3º) que no se admitirá el registro de diseños
de marcas iguales, o que pudieran confundirse entre sí, dentro del ámbito de una misma provincia o territorio
nacional , agregándose que en tal caso la inscripción más reciente deberá ser modificada. Agrega la norma
analizada que se comprende en ella las marcas que presenten un diseño idéntico o semejante, y que aquellas
en las que uno de los diseños, al superponerse al otro, lo cubriera en toda sus partes.

Si existen en una misma provincia marcas que estén en las condiciones indicadas, es decir, que sean
iguales, que puedan confundirse por ser idénticas o semejantes o superponerse, el titular de la más reciente
deberá modificarla en la forma que establezca la autoridad local dentro del plazo de noventa días, bajo
apercibimiento de caducidad del registro respectivo.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Señal.- El mismo artículo 1º de la ley 22.939 define a la señal diciendo que es un corte o incisión, o
perforación, o grabación hecha a fuego, en la oreja del animal . La ley no indica, como lo hace respecto de las
marcas, que no pueden existir dos señales iguales en la misma provincia, pero conviene tener presente según
Brebbia, que los códigos rurales, habida cuenta la limitación natural en su número, disponen que no pueden
existir dos señales exactamente iguales en establecimientos situados en el mismo departamento, ni a menos
de 5 kilómetros cuando estén en departamentos colindantes. Como resulta del art. 6º la marca se utiliza para el
ganado mayor y la señal para el menor, pero no se indica qué se entiende por ganado mayor o menor. En
algunos códigos la marca es sólo aplicable a los equinos y en otros también a los bovinos. La señal se utiliza
para el ganado ovino, cabrío y porcino.

Registro.- La marca registrada según el art- 4º de la ley 22.939 confiere el derecho de su uso exclusivo,
el que puede ser prorrogado, siempre atendiendo al plazo que establezcan las normas locales. El derecho sobre
la marca es transmisible y se prueba con el título expendido por la autoridad local, que en los códigos rurales se
denomina tradicionalmente boleto de marca o boleto de señal. El derecho es transmisible por acto entre vivos
o por disposición de última voluntad. Con arreglo a los términos que la ley utiliza –derecho de uso exclusivo -
la marca no pertenece en propiedad a quien la tiene inscripta a su nombre. El Estado es el exclusivo
administrador de las mismas .

Obligaciones de los propietarios del ganado.- La ley 22.939 establece la obligación de marcar y señalar
el ganado (mayor o menor). Agrega el art. 6º que en los animales de raza, la marca o señal puede ser sustituida
por tatuajes o reseñas, según las especies. Se refiere la ley a los animales de pedigrí.

La obligación de marcar o señalar deberá cumplirse en el ganado mayor, durante el primer año de vida
del animal, y en el ganado menor antes de la llegada a los seis meses de edad. Además es obligatorio para todo
hacendado tener registrado a su nombre el diseño que emplea y como consecuencia queda prohibido marcar o
señalar sin previamente haber registrado la marca, con excepción de la señal que fuera usada como
complemento de la marca en el ganado mayor.

Propiedad del ganado.- La ley 22.939 institucionaliza la marca y señal confiriéndoles el carácter de
norma nacional a la presunción de propiedad que le atribuían desde hace tiempo las leyes locales. Así la
mencionada ley prescribe en su artículo 9º que se p esu e salvo p ue a e o t a io … ue el ganado mayor
marcado y el ganado menor señalado pertenecen a quien tiene registrado a su nombre el diseño de la marca o
señal aplicada al animal y agrega que se presume igualmente, salvo prueba en contrario, que las crías no
marcadas o señaladas pertenecen al propietario de la madre. Para que esta presunción sea aplicable las crías
deben encontrarse al pie de la madre .

Para que la presunción iuris tantum del art. 9º funcione es necesario: a) que la cría esté al pie de la
madre es decir, que siga a la madre; y b) que el animal, si es ganado mayor tenga menos de un año de edad, o
de seis meses, si se trata de ganado menor, pues si supera esta edad, si no está marcado o señalado debe
considerárselo orejano.

Hacienda orejana.- Establece el artículo 10 que el poseedor de hacienda orejana, es decir, que carece
de marca, o cuya marca o señal no fuese suficientemente clara, quedará sometido en su derecho de propiedad
al régimen común de las cosas muebles, sin perjuicio de las sanciones que establezca la autoridad local, lo que

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

se explica toda vez que la ley determina la obligación de marcar y de este modo sanciona su cumplimiento, por
una parte sometiéndolo a las disposiciones del art. 2412, y por otra, sancionándolo con multa.

Animales de raza.- El artículo 11 establece que La propiedad de los ejemplares de pura raza se probará
por el respectivo certificado de inscripción en los registros genealógicos y selectivos reconocidos, que concuerde
con los signos individuales que llevaren los animales . En el caso de animales de pedigrí la propiedad del animal
se acredita, pues, con el certificado de inscripción en registros genealógicos, llevados por entidades privadas
(Sociedad Rural), pero que deben estar reconocidos por la autoridad administrativa. En el caso de equinos de
pura carrera, el registro es llevado también por una institución privada (Jockey Club), y la propiedad está
reglamentada por una ley especial, anterior a la ley 22.939.

Debe destacarse, según señala Brebbia, que la inscripción en los registros genealógicos constituye un
modo de identificación individual del animal, lo mismo que ocurre con los automóviles o buques, y en cambio la
marca o señal debidamente inscripta constituye un modo de identificación colectiva; los animales que las llevan
se presumen que pertenecen a quienes los tienen inscriptos. Lo que se inscribe en este caso es la marca, no el
animal mismo. De ello resulta que si determinado animal posee las cualidades para ser considerado de raza,
pero es marcado o señalado, será propietario del mismo aquél que tiene registrada la marca que lleva.

Las normas a que deben sujetarse la inscripción de los animales de pura raza resultan de las
reglamentaciones de las entidades privadas que las han organizado (Sociedad Rural y Jockey Club), que
determina diversas formas de identificación según las especies y las razas, por ejemplo, el tatuaje en las orejas
para los bovinos, en la ingle para los ovinos, acompañando con descripciones de las manchas, fotografías o
reseñas de ambos lados y del frente del animal.

Trasferencia del ganado.- La ley 22.939 se refiere también a la transmisión de la propiedad del ganado,
y para tratar este tema Brebbia afirma que se debe adoptar como punto de partida el hecho de que la marca o
señal solo prueba la propiedad originaria del animal, y no la derivada, es decir la que resulta de la adquisición
por la transferencia realizada por actos entre vivos. Los códigos rurales arreglaron la obligación del enajenante
de dar al adquirente un certificado que acredite la enajenación. Se especificaba que dicho certificado debía ser
expedido por el vendedor. A este documento se lo designaba certificado de compraventa en la antigua
legislación rural, y en la moderna lleva el título más comprensivo de certificado de adquisición.

Este documento (certificado), vino a reemplazar la vieja práctica de contramarcar los animales en caso
de transferencia, contramarca que consistía en la acción del enajenante de aplicar junto a la marca originaria el
mismo diseño pero invertido. A su vez, el adquirente remarcaba el animal, acción que consistía en aplicar su
propia marca al lado de la contramarca. Como se observa, este procedimiento además de engorroso
ocasionaba un grave deterioro en el cuero, que se agravaba sensiblemente si el animal era objeto de sucesivas
transferencias.

Con arreglo a estos antecedentes la ley 22.939 dispone: Todo acto jurídico mediante el cual se
transfiera la propiedad del ganado mayor o menor, deberá instrumentarse con un certificado de adquisición
que, otorgado por las partes, será autenticado por la autoridad local competente . La obligatoriedad del
certificado en el régimen de los códigos rurales planteó el interrogante de si era suficiente su otorgamiento
para que se operara la transmisión del dominio, o si, además, era necesaria la tradición del animal. Pérez Llana
recordaba que en nuestro derecho el contrato de compraventa no produce la transferencia del dominio de la
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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

cosa objeto de él y que el artículo 577 del Cód. Civil establece un principio general aplicable al caso según el
cual antes de la tradición de la cosa no podrá adquirirse sobre ella ningún derecho real. De ello resulta con
claridad que aunque mediase un certificado regularmente emitido, la transferencia del dominio del ganado no
se produce mientras no exista la tradición de la cosa.

Otra doctrina –minoritaria- consideraba, en cambio, que el otorgamiento del certificado con arreglo a
las disposiciones de los códigos rurales importaba la tradición simbólica de las cosas. La jurisprudencia
mayoritaria se inclinó a sostener el criterio según el cual es necesaria la tradición.

Transmisión del dominio de los animales de pura raza.- El art. 11 de la ley establece que La propiedad
de los ejemplares de pura raza se probará por el respectivo certificado de inscripción en los registros
genealógicos y selectivos reconocidos, que concuerde con los signos individuales que llevaren los animales .

Se advierte que la ley exime de la marcación o señalización a los animales de pedigrí, pues estas se
utilizan como medio de identificación colectiva; en cambio, en los de pura raza se tienen en cuenta sus
características individuales. Nos encontramos según Brebbia –como en el caso de los automóviles, buques y
también caballos de carrera de pura sangre- que la inscripción del animal en los registros genealógicos tiene
efecto constitutivo del dominio, es decir, constituye una nueva categoría de cosas registrables, en las que el
dominio ya no es el resultado de la tradición y del principio del art. 2412 del Cód. Civil, sino de la inscripción en
un registro especial.

La publicidad registral es una creación técnica del hombre destinada a brindar mayor seguridad a
ciertas relaciones jurídicas, en especial en el campo de los derechos reales, cuando se trata de cosas de gran
valor y susceptibles de ser identificadas. En el caso de animales de raza (los equinos de carrera), la razón de su
incorporación a la categoría de cosas registrables son distintas, porque no es tano el robo, ni la seguridad del
comercio jurídico, sino la necesidad de establecer con precisión la genealogía del animal. A esta necesidad
Kemelmajer de Carlucci agrega la de publicitar quién es el titular del animal y cuál es su situación y propender
al mejoramiento de la raza.

Las guías.- La ley se refiere a las guías indicando que para la licitud del tránsito del ganado, es
obligatorio el uso de la guía, expedida en la forma que establezcan las disposiciones locales , y agrega la
validez de la guía y su régimen, serán juzgados de acuerdo a las leyes de la provincia en que fuere emitida .
Brebbia afirma que ellas tienden a asegurar a los propietarios contra el hurto de los ganados o frutos
transportados y agrega que podríamos considerarlas el pasaporte de los ganados . Esta expresión gráfica
adecuadamente lo que es la guía y su diferencia con el certificado. El certificado acredita la propiedad del
ganado adquirido; en cambio la guía sirve para poder trasladar la hacienda de un lado a otro de una misma
provincia o de una provincia a otra, y su validez se juzga de acuerdo con las disposiciones del lugar en que se
emite.

En algunas legislaciones locales esta diferencia conceptual y práctica entre el certificado y la guía
desaparece (Chaco, Corrientes), pues un mismo documento funciona simultáneamente como certificado
(acredita la propiedad del ganado adquirido) y a la vez habilita para su circulación. Además la guía es
temporaria, y el certificado naturalmente no lo es.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Las guías son extendidas por las autoridades locales con arreglo a los certificados y en ellas debe
constar el diseño de las marcas de los animales que se transportan, la cantidad, clase y sexo. Las leyes
provinciales gravan con impuestos la expedición de guías y ello crea un problema de carácter constitucional
cuando los animales son transportados de una provincia a la otra o a un territorio nacional ya que los artículos
de la Constitución disponen que no habrá más aduanas que las nacionales, que en el interior de la República es
libre de derechos la circulación de los efectos de producción nacional y que los artículos de producción y
fabricación nacional o extranjera, así como los ganados de toda especie, que pasen por territorio de una
provincia a otra, serán libres de los derechos llamados de tránsito . Con arreglo a estas disposiciones la Corte
Suprema de la Nación ha declarado la inconstitucionalidad de los impuestos que gravan el transporte de los
animales de una provincia a la otra, o al exterior.

Cuando el animal transportado es de pedigrí, y por lo tanto carece de marca o señal, en las guías se
debe mencionar esta circunstancia y suministrar los datos que puedan contribuir a individualizar el animal,
debiéndose acreditar su propiedad.

Régimen legal de los equinos de pura sangre de carrera. Consideraciones generales de la ley 20.378.- La
ley que regula la propiedad de los equinos de pura sangre de carrera es anterior a la ley 22.939 de unificación
de marcas y señales. No hay razón alguna de acuerdo con Brebbia que explique satisfactoriamente por qué no
se ha establecido un régimen único para todos los animales de pedigrí, sean estos equinos de pura sangre,
bovinos o cualquier otro animal de esta clase, ya que las causas que justifican un régimen especial son las
mismas y sus efectos iguales. No obstante el artículo 19 de la ley 22.939, luego de declarar que tiene vigencia
en todo el territorio de la República, excluye de sus disposiciones los casos que prevé la ley 20.378.

Establece la ley que la inscripción de los animales equinos de pura sangre en los registros genealógicos
reconocidos por la Secretaria de Agricultura, Ganadería y Pesca acredita su origen y calidad, como ejemplares
de pedigrí y la propiedad a favor del titular. La inscripción produce un doble efecto: de propiedad a favor de la
persona a nombre de quien está inscripta, y su origen como animal de pedigrí. La inscripción debe realizarse en
los registros genealógicos actualmente existentes, o sea en la especie, en el Stud Book que lleva el Jockey Club
argentino.

Conforme al art. 2º de la ley 20.378, la transmisión del dominio sólo se operará entre las partes y
respecto de terceros mediante la inscripción en los registros genealógicos, en los que además deben anotarse
las medidas precautorias, gravámenes u otras restricciones al dominio convenidas entre las partes u ordenadas
por disposición judicial.

Otra consecuencia que resulta de la obligatoriedad de la inscripción de los animales en el registro es


que en caso de transferencia –siendo un bien ganancial- es indispensable el consentimiento del cónyuge.
Además el término de la prescripción en caso de cosas robadas o perdidas de buena fe es de dos años, en vez
de tres, si se trata de cosas muebles no registradas.

Análisis de la ley 26.478 modificatoria de la ley 22.939.- En el año 2009 la ley 26.478 vino a modificar
parte del régimen vigente sobre unificación de marcas y señales, certificados y guías, introduciendo
especificaciones y mayores precisiones a su artículo 1º.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Dispone el artículo 1º: La marca es la impresión que se efectúa sobre el animal de un dibujo o diseño,
por medio de hierro candente, de marcación en frío, o de cualquier otro procedimiento que asegure la
permanencia en forma clara e indeleble que autorice la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos
del Ministerio de Economía y Producción.

La señal es un corte, o incisión, o perforación, o grabación hecha a fuego, en la oreja del animal. La
caravana es un dispositivo que se coloca en la oreja del animal mediante la perforación de la membrana
auricular. El tatuaje es la impresión en la piel del animal de números y/o letras mediante el uso de puntas
aguzadas, con o sin tinta. El implante es un dispositivo electrónico de radiofrecuencia que se coloca en el
interior del animal.

La autoridad de aplicación podrá incorporar otros medios de identificación que por su tecnología y
funcionalidad sean considerados apropiados para la identificación del ganado.

10.2 - CONTAMINACIÓN POR RESIDUOS PELIGROSOS.

CONCEPTO Y CARACTERES.

Según el Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS), un residuo es
todo material que no tiene un valor de uso directo y que es descartado por su propietario. En tanto, el ente
define al residuo peligroso como aquel que, en función de sus características de corrosividad, reactividad,
explosividad, toxicidad, inflamabilidad y patogenicidad puede presentar riesgo a la salud pública o causar
efectos adversos al medio ambiente. No incluye a los residuos radiactivos.

Las características que definen la peligrosidad de un residuo son las siguientes:

 Corrosividad. Capacidad para disolver o deteriorar.


 Reactividad. Capacidad para desencadenar reacciones químicas en condiciones ambientales
normales.
 Explosividad. Capacidad para desencadenar una liberación instantánea de presión, gas y calor,
ocasionado por un choque repentino, presión o alta temperatura.
 Toxicidad. Capacidad para causar daño a un ser vivo.
 Inflamabilidad. Capacidad para iniciar la combustión provocada por la elevación local de la
temperatura.
 Patogenicidad. Capacidad para causar una enfermedad en un ser vivo susceptible.

LEGISLACIÓN APLICABLE: LEYES 24.051/91 Y 25.612/02.

La ley nacional Nº24.051/91 establece el régimen legal básico referente a los residuos peligrosos.

En el Capítulo I de la ley se detalla el ámbito de aplicación, concretamente en el art. 1. Se establece que


la generación, manipulación, transporte, tratamiento y disposición final de residuos peligrosos quedarán
sujetos a las disposiciones de la ley, cuando se tratare de residuos:

 generados o ubicados en lugares sometidos a jurisdicción nacional;


 ubicados en territorio de una provincia pero estuvieren destinados al transporte fuera de ella;

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

 generados en una provincia pero que, a criterio siempre de la autoridad de aplicación, pudieren afectar
a las personas o el ambiente más allá de su frontera;
 cuyas medidas higiénicas o de seguridad convenientes de disponer tuvieren una repercusión
económica sensible tal, que tornare aconsejable uniformarlas en todo el territorio de la Nación, a fin de
garantizar la efectiva competencia de las empresas que debieran soportar la carga de dichas medidas.

Genéricamente y a efectos legales, el art. 2 define al residuo peligroso como todo aquel que pueda
causar daño, directa o indirectamente, a seres vivos o contaminar el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente
en general. En forma particular, la norma hace una remisión a los Anexos I y II en lo referente a la
consideración de peligrosidad.

También se aplica la ley a aquellos residuos peligrosos que pudieren constituirse en insumos para otros
procesos industriales. Pero quedan excluidos los residuos domiciliarios, los radiactivos y los derivados de las
operaciones normales de los buques, que se rigen por leyes especiales y convenios internacionales propios.

El art. 3 prohíbe la importación, introducción y transporte de todo tipo de residuos provenientes de


otros países al territorio nacional y sus espacios aéreo y marítimo, prohibición ésta de carácter extensivo a los
residuos nucleares. Tras la reforma de la Carta Magna en 1994, ésta disposición fue consagrada
constitucionalmente en el art. 41 in fine: Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o
potencialmente peligrosos, y de los radiactivos .

La ley abarca a todas las etapas de la vida de un residuo peligroso, desde su generación hasta su
disposición final, pasando por su traslado. Por ello dedica capítulos especialmente para cada uno de los tipos
de intervinientes en el proceso, que deberán obligatoriamente registrarse en el Registro Nacional de
Generadores y Operadores de Residuos Peligrosos que instituye el art. 4, al inicio del Capítulo II.

En el art. 5 se impone el deber que los generadores y operadores de residuos peligrosos deberán
cumplimentar, para su inscripción en el Registro, los requisitos que dicte la ley. Cumplidos, la autoridad de
aplicación otorgará el Certificado Ambiental (CE): instrumento que acredita, en forma exclusiva, la aprobación
del sistema de manipulación, transporte, tratamiento o disposición final que los inscriptos aplicarán a los
residuos objeto de la ley.

El CE, que es renovable anualmente, es requisito necesario para que la autoridad que en cada caso
corresponda, pueda proceder a la habilitación de las respectivas industrias, transportes, plantas de tratamiento
o disposición y otras actividades en general que generen u operen con los residuos peligrosos, tal como
establece el art.7.

La autoridad de aplicación de la ley, según el art.9, no tiene impedido el ejercicio de sus atribuciones
por la falta, suspensión o cancelación de la inscripción de la ley. Tal situación tampoco eximirá a los sometidos
a este régimen de las obligaciones y responsabilidades establecidas para los inscriptos.

En el mismo apartado, se otorga la potestad a la autoridad de aplicación para inscribir oficiosamente a


los titulares que por su actividad se encuentren comprendidos en los términos de la ley bajo análisis. En caso
de oposición, el afectado deberá acreditar que sus residuos no son peligrosos en los términos del art. 2°.

No se admitirá, de acuerdo al art.10, la inscripción de sociedades cuando uno o más de sus directores,
administradores, gerentes, mandatarios o gestores, estuvieren desempeñando o hubieren desempeñado
alguna de esas funciones en sociedades que estén cumpliendo sanciones de suspensión o cancelación de la
inscripción por violaciones a la ley 24.051 durante su gestión.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En el caso de que una sociedad no hubiera sido admitida en el Registro o que admitida haya sido
inhabilitada, el art. 11 instaura que ni ésta ni sus integrantes podrán formar parte de otras sociedades para
desarrollar actividades reguladas por la ley, ni hacerlo a título individual. Se exceptúa a los accionistas de SA y
asociados de cooperativas que no actuaron en las funciones indicadas en el artículo anterior cuando se cometió
la infracción que determinó la exclusión del Registro.

El Capítulo III trata del manifiesto, un instrumento que acredita la naturaleza y cantidad de los residuos
generados, su origen, transferencia del generador al transportista, y de éste a la planta de tratamiento o
disposición final, así como los procesos de tratamiento y eliminación a los que fueren sometidos, y cualquier
otra operación que respecto de los mismos se realice.

El Capítulo IV refiere a los generadores, definidos en el art. 14 como toda persona física o jurídica que,
como resultado de sus actos o de cualquier proceso, operación o actividad, produzca residuos calificados como
peligrosos en los términos del art. 2.

Al solicitar su inscripción en el Registro, el generador debe presentar una declaración jurada en la que
manifieste, entre otros datos exigibles del art. 15, lo siguiente:

 Datos identificatorios;
 Domicilio real y nomenclatura catastral de las plantas generadoras de residuos peligrosos;
 Características físicas, químicas y/o biológicas de cada uno de los residuos que se generen;
 Listado del personal expuesto a efectos producidos por las actividades de generación reguladas por la
presente ley, y procedimientos precautorios y de diagnóstico precoz;

El contenido de la declaración jurada debe renovarse anualmente.

El art. 16 impone a los generadores el pago de una tasa en función de la peligrosidad y cantidad de
residuos que produjeren, y que no será superior al uno por ciento (1%) de la utilidad presunta promedio de la
actividad en razón de la cual se generan los residuos peligrosos.

El art. 17 establece otras obligaciones, como:

 Adoptar medidas tendientes a disminuir la cantidad de residuos peligrosos que generen;


 Separar adecuadamente y no mezclar residuos peligrosos incompatibles entre sí;
 Envasar los residuos, identificar los recipientes y su contenido, numerarlos y fecharlos, conforme lo
disponga la autoridad de aplicación;
 Entregar los residuos peligrosos que no trataren en sus propias plantas a los transportistas autorizados,
con indicación precisa del destino final en el pertinente manifiesto. En tanto, el art 18 prevé que si el
generador está autorizado por la autoridad de aplicación a tratar los residuos en su propia planta,
deberá llevar un registro permanente de estas operaciones.

El art. 22 todo generador de residuos peligrosos es responsable, en calidad de dueño de los mismos, de
todo daño producido por éstos, en los términos del Capítulo VII de la ley.

El Capítulo V trata sobre los transportistas. Estas personas físicas o jurídicas, según el art. 23, deben
acreditar para su inscripción en el Registro:

a) Datos identificatorios del titular de la empresa prestadora del servicio y domicilio legal de la misma;
b) Tipos de residuos a transportar;
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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

c) Listado de todos los vehículos y contenedores a ser utilizados, así como los equipos a ser empleados en
caso de peligro causado por accidente;
d) Prueba de conocimiento para proveer respuesta adecuada en caso de emergencia que pudiere resultar
de la operación de transporte;
e) Póliza de seguro que cubra daños causados, o garantía suficiente que, para el caso, establezca la
autoridad de aplicación.

Los arts. 26 y 27 mandan que el transportista sólo podrá recibir del generador residuos peligrosos si los
mismos vienen acompañados del correspondiente manifiesto, los que serán entregados, en su totalidad y
solamente, a las plantas de tratamiento o disposición final debidamente autorizadas que el generador hubiera
indicado en el manifiesto. Si por situación especial o emergencia los residuos no pudieren ser entregados en la
planta de tratamiento o disposición final indicada en aquél instrumento, el transportista deberá devolverlos al
generador o transferirlos a las áreas designadas por la autoridad de aplicación con competencia territorial en el
menor tiempo posible.

En tanto, el art. 28 establece una serie de requisitos que deben cumplimentarse por parte de los
transportistas, como:

a) Portar en la unidad durante el transporte de residuos peligrosos un manual de procedimientos así


como materiales y equipamiento adecuados a fin de neutralizar o confinar inicialmente una eventual
liberación de residuos;
b) Incluir a la unidad de transporte en un sistema de comunicación por radiofrecuencia;
c) Habilitar un registro de accidentes foliado, que permanecerá en la unidad transportadora, y en el que
se asentarán los accidentes acaecidos durante el transporte;
d) Identificar en forma clara y visible al vehículo y a la carga, de conformidad con las normas nacionales
vigentes al efecto y las internacionales a que adhiera la República Argentina;
e) Disponer, para el caso de transporte por agua, de contenedores que posean flotabilidad positiva aun
con carga completa, y sean independientes respecto de la unidad transportadora.

El art 29 prohíbe a los transportistas:

a) Mezclar residuos peligrosos con residuos o sustancias no peligrosas, o residuos peligrosos


incompatibles entre sí;
b) Almacenar residuos peligrosas por un período mayor de diez (10) días;
c) Transportar, transferir o entregar residuos peligrosos cuyo embalaje o envase sea deficiente;
d) Aceptar residuos cuya recepción no esté asegurada por una planta de tratamiento y/o disposición final;
e) Transportar simultáneamente residuos-peligrosos incompatibles en una misma unidad de transporte.

Finalmente, el art. 31 dicta que son responsables en calidad de guardianes por los daños ocasionados
por los residuos. (Ver Capitulo VII – Responsabilidades) Por otro lado, el art. 32 prohíbe el transporte de
residuos peligrosos en el espacio aéreo sujeto a la jurisdicción argentina.

El Capítulo VI regula a las plantas de tratamiento y a las de disposición final. Las primeras son aquellas
en las que se modifican las características física, la composición química o la actividad biológica de cualquier
residuo peligroso, de modo tal que se eliminen sus propiedades nocivas, o se recupere energía y/o recursos
materiales, o se obtenga un residuo menos peligroso, o se lo haga susceptible de recuperación, o más seguro
para su transporte o disposición final. En tanto, las plantas de disposición final son los lugares especialmente
13
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

acondicionados para el depósito permanente de residuos peligrosos en condiciones exigibles de seguridad


ambiental. En ambos casos, existe responsabilidad en calidad de guardianes respecto de todo daño producido
por los residuos (Art. 44; ver Capitulo VII – Responsabilidades)

El art 34 impone a para la inscripción de las plantas una declaración jurada en la que se manifiesten,
entre otros datos:

 Datos identificatorios, domicilio real y nomenclatura catastral;


 Características edilicias y de equipamiento de la planta; descripción y proyecto de cada una de las
instalaciones o sitios en los cuales un residuo peligroso esté siendo tratado, transportado, almacenado
transitoriamente o dispuesto;
 Descripción de los procedimientos a utilizar para el tratamiento, el almacenamiento transitorio, las
operaciones de carga y descarga y los de disposición final, y la capacidad de diseño de cada uno de
ellos;
 Especificación del tipo de residuos peligrosos a ser tratados o dispuestos, y estimación de la cantidad
anual y análisis previstos para determinar la factibilidad de su tratamiento y/o disposición en la planta,
en forma segura y a perpetuidad;

A su vez, si se trata de plantas de disposición final, la solicitud de inscripción será acompañada, entre
otros requisitos, de:

 Antecedentes y experiencias en la materia, si los hubiere;


 Plan de cierre y restauración del área;
 Estudio de impacto ambiental;

Los arts. 40 y 41 tratan sobre el cierre de una planta. Para proceder al mismo, el titular deberá
presentar ante la autoridad de aplicación, con una antelación mínima de 90 días, un plan de cierre de la misma,
que contemplará mínimamente:

a) Una cubierta con condiciones físicas similares a las exigidas en el inciso a) del artículo 36 y capaz de
sustentar vegetación herbácea;
b) Continuación de programa de monitoreo de aguas subterráneas por el término que la autoridad de
aplicación estime necesario, no pudiendo ser menor de cinco (5) años;
c) La descontaminación de los equipos e implementos no contenidos dentro de la celda o celdas de
disposición, contenedores, tanques, restos, estructuras y equipos que hayan sido utilizados o hayan
estado en contacto con residuos peligrosos.

El plan de cierre se aprobará o desestimará en un plazo de 30 días, previa inspección de la planta.

El Capítulo VII aborda la cuestión de la responsabilidad.

Art. 45.- Se presume, salvo prueba en contrario, que todo residuo peligroso es cosa riesgosa en
los términos del segundo párrafo del artículo 1113 del Código Civil, modificado por la Ley N° 17.711.

Art. 46.- En el ámbito de la responsabilidad extracontractual, no es oponible a terceros la


transmisión o abandono voluntario del dominio de los residuos peligrosos.

14
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Art. 47.- El dueño o guardián de un residuo peligroso no se exime de responsabilidad por


demostrar la culpa de un tercero de quien no debe responder, cuya acción pudo ser evitada con el empleo
del debido cuidado y atendiendo a las circunstancias del caso.

Art. 48.- La responsabilidad del generador por los daños ocasionados por los residuos peligrosos
no desaparece por la transformación, especificación, desarrollo, evolución o tratamiento de éstos, a
excepción de aquellos daños causados por la mayor peligrosidad que un determinado residuo adquiere
como consecuencia de un tratamiento defectuoso realizado en la planta de tratamiento o disposición
final.

La cuestión de las sanciones por infracción a los requerimientos de la ley está prevista en el Capítulo
VIII, mientras que el Capítulo IX aborda el régimen penal:

Art. 55.- Será reprimido con las mismas penas establecidas en el artículo 200 del Código Penal, el
que, utilizando los residuos a que se refiere la presente ley, envenenare, adulterare o contaminare de un
modo peligroso para la salud, el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general.

Si el hecho fuere seguido de la muerte de alguna persona, la pena será de diez (10) a veinticinco
(25) años de reclusión o prisión.

Art. 56.- Cuando alguno de los hechos previstos en el artículo anterior fuere cometido por
imprudencia o negligencia o por impericia en el propio arte o profesión o por inobservancia de los
reglamentos u ordenanzas, se impondrá prisión de un (1) mes a dos (2) años.

Si resultare enfermedad o muerte de alguna persona, la pena será de seis (6) meses a tres (3)
años.

Art. 57.- Cuando alguno de los hechos previstos en los dos artículos anteriores se hubiesen
producido por decisión de una persona jurídica, la pena se aplicará a los directores, gerentes, síndicos,
miembros del consejo de vigilancia, administradores, mandatarios o, representantes de la misma que
hubiesen intervenido en el hecho punible, sin perjuicio de las demás responsabilidades penales que
pudiesen existir.

Art. 58.- Será competente para conocer de las acciones penales que deriven de la presente ley la
Justicia Federal.

El Capítulo X trata sobre la autoridad de aplicación, que será el organismo de más alto nivel con
competencia en el área de la política ambiental, que determine el Poder Ejecutivo. No es otra que la Secretaría
de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (SAyDS).

El Anexo I establece las categorías de sustancias sometidas a control, entre las que se pueden listar:

 Desechos clínicos resultantes de la atención médica prestada en hospitales, centros médicos y clínicas
para salud humana y animal;
 Desechos resultantes de la producción y preparación de productos farmacéuticos;
 Desechos de medicamentos y productos farmacéuticos para la salud humana y animal.

En la misma sección se enumeran como bajo la órbita de la ley a los desechos que contengan:

 Compuestos de cobre;

15
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

 Compuestos de zinc;
 Arsénico y compuestos de arsénico.

El Anexo II lista de las características peligrosas que rigen en Argentina. Entre ellas podemos listar:

 Oxidantes. Sustancias o desechos que, sin ser necesariamente combustibles, pueden, en general, al
ceder oxígeno, causar o favorecer la combustión de otros materiales.
 Sustancias o desechos que, en contacto con el agua, emiten gases inflamables. Sustancias o desechos
que, por reacción con el agua, son susceptibles de inflamación espontánea o de emisión de gases
inflamables en cantidades peligrosas.

El Anexo III trata sobre las operaciones de eliminación, como el depósito dentro o sobre la tierra, el
vertido en mares y océanos -inclusive la inserción en el lecho marino-, y el tratamiento fisicoquímico, entre
otros.

La ley nacional Nº 25.612/02 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental sobre la Gestión


Integral de Residuos de Origen Industrial y de Actividades de Servicio. Se trata de una norma originalmente
concebida para reemplazar a la ley 24.051 y toda otra disposición que se le opusiese, pero el presidente
Duhalde observó el art. 60 que disponía tal efecto. En consecuencia, la normativa más moderna es una suerte
de legislación referida a los residuos industriales y de actividades de servicios en general, sin tratar la cuestión
de su peligrosidad (que recaería en la ley de 1991).

La normativa bajo análisis se divide en un Título I en que se regulan disposiciones generales y los
diferentes eslabones en la cadena de generación, transporte y tratamiento de residuos. El Título II, en tanto,
aborda la cuestión de las responsabilidades. La Autoridad de aplicación es regulada en el Título III, mientras
que el Título IV trata cuestiones complementarias.

El art. 1 declara que las disposiciones de la ley establecen los presupuestos mínimos de protección
ambiental sobre la gestión integral de residuos de origen industrial y de actividades de servicio, que sean
generados en todo el territorio nacional, y sean derivados de procesos industriales o de actividades de
servicios.

Luego, procede a definir:

 Proceso Industrial. Toda actividad, procedimiento, desarrollo u operación de conservación,


reparación o transformación en su forma, esencia, calidad o cantidad de una materia prima o
material para la obtención de un producto final mediante la utilización de métodos industriales.
 Actividad de servicio. Toda actividad que complementa a la industrial o que por las características de
los residuos que genera sea asimilable a la anterior, en base a los niveles de riesgo que determina la
presente.

En el art. 2, se define al residuo industrial como cualquier elemento, sustancia u objeto en estado
sólido, semisólido, líquido o gaseoso, obtenido como resultado de un proceso industrial, por la realización de
una actividad de servicio, o por estar relacionado directa o indirectamente con la actividad, incluyendo
eventuales emergencias o accidentes, del cual su poseedor productor o generador no pueda utilizarlo, se
desprenda o tenga la obligación legal de hacerlo.

16
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Se destaca aquí la cuestión de que la definición abre la puerta para la reutilización de la sustancia u
objeto resultante de los procesos o actividades industriales, pues no se considerará residuo industrial si su
productor o generador puede utilizarlo.

La gestión integral de residuos industriales y de actividades de servicio es definida en el art. 3 como el


conjunto de actividades interdependientes y complementarias entre sí, que comprenden las etapas de
generación, manejo, almacenamiento, transporte, tratamiento o disposición final de los mismos, y que reducen
o eliminan los niveles de riesgo en cuanto a su peligrosidad, toxicidad o nocividad, según lo establezca la
reglamentación, para garantizar la preservación ambiental y la calidad de vida de la población.

Los objetivos de la normativa están detallados en el art. 4:

a) Garantizar la preservación ambiental, la protección de los recursos naturales, la calidad de vida de la


población, la conservación de la biodiversidad, y el equilibrio de los ecosistemas;
b) Minimizar los riesgos potenciales de los residuos en todas las etapas de la gestión integral;
c) Reducir la cantidad de los residuos que se generan;
d) Promover la utilización y transferencia de tecnologías limpias y adecuadas para la preservación
ambiental y el desarrollo sustentable;
e) Promover la cesación de los vertidos riesgosos para el ambiente.

En el art. 5 se excluyen explícitamente de la ley a los siguientes tipos de residuos:

a) Los residuos biopatogénicos;


b) Los residuos domiciliarios;
c) Los residuos radiactivos;
d) Los residuos derivados de las operaciones normales de los buques y aeronaves.

Puede alegarse que, en virtud del principio de especialidad (Lex specialis derogat legi generali), los
residuos peligrosos también quedarían dentro de esta categoría de excluidos, pues son una subespecie de
residuo industrial.

Se prohíbe en el art. 6 la importación, introducción y transporte de todo tipo de residuos, provenientes


de otros países al territorio nacional, y sus espacios aéreo y marítimo; con excepción de aquellos residuos que
por reglamentación sean incluidos, previamente, en una lista positiva, aprobados por la autoridad de aplicación
y que los interesados demuestren, en forma fehaciente, que serán utilizados como insumos de procesos
industriales. Asimismo, cabe la excepción para el tránsito de residuos previsto en convenios internacionales.

La ley bajo análisis destaca respecto de la ley de 1991 por su acento puesto en el reciclaje y la
reutilización de desechos. Esto se evidencia en los deberes de los generadores (art. 11):

a) Minimizar la generación de residuos que producen, pudiendo para ello, adoptar programas
progresivos de adecuación tecnológica de los procesos industriales, que prioricen la disminución, el
reuso, el reciclado o la valorización, conforme lo establezca la reglamentación;
b) Separar en forma apropiada los residuos incompatibles entre sí, evitando el contacto de los mismos
en todas las etapas de la gestión.
c) Envasar los residuos industriales, cuando las medidas de higiene y seguridad ambientales lo exijan,
identificar los recipientes y su contenido, fecharlos y no mezclarlos, conforme lo establezca la
reglamentación.

17
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

d) Tratar adecuadamente y disponer en forma definitiva los residuos industriales generados por su
propia actividad in situ con el fin de lograr la reducción o eliminación de sus características de
peligrosidad, nocividad o toxicidad; de no ser posible, deberá hacerlo en plantas de tratamiento o
disposición final que presten servicios a terceros debidamente habilitadas, todo ello, conforme lo
establezca la reglamentación y las leyes complementarias de la presente. El transporte se efectuará
mediante transportistas autorizados.
e) Reusar sus residuos, como materia prima o insumo de otros procesos productivos, o reciclar los
mismos.

Respecto de los transportistas, se destacan los siguientes artículos:

Art. 24.- Si por situación especial o de emergencia, los residuos no pudieren ser entregados en la
planta de tratamiento, almacenamiento o disposición final indicada en el manifiesto, el transportista
deberá comunicar esta situación inmediatamente al generador y tomar las medidas necesarias para
garantizar en todo momento lo indicado en el artículo 4º de la presente.

Art. 26.- Cuando el transporte de los residuos tenga que realizarse fuera de los límites
provinciales o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, deberá existir convenio previo entre las
jurisdicciones intervinientes, y por el cual, se establezcan las condiciones y características del mismo,
conforme lo prevean las normas de las partes intervinientes.

Las autoridades ambientales provinciales podrán determinar excepciones cuando el nivel de


riesgo de los residuos sea bajo o nulo y sólo sean utilizados como insumo de otro proceso productivo.

Art. 27.- Todo transportista deberá asegurar la recomposición de los posibles daños ambientales
que su actividad pudiera causar; para ello podrá dar cobertura a los riesgos ambientales a través de la
contratación de un seguro de responsabilidad civil, caución, fianza bancaria, la constitución de un
autoseguro o un fondo de reparación, u otra garantía equivalente, según lo determine la reglamentación.

De forma similar, las definiciones de plantas de tratamiento y de disposición final incorporan el


componente ecológico, así como el deber de recomposición:

Art.29.- Se denomina planta de tratamiento a aquellos sitios en los que se modifican las
características físicas, la composición química o la actividad biológica de cualquier tipo de residuo
industrial y de actividades de servicio, de modo tal, que se eliminen o reduzcan sus propiedades nocivas,
peligrosas o tóxicas, o se recupere energía y recursos materiales, o se obtenga un residuo de niveles de
riesgo menor, o se lo haga susceptible de recuperación o valorización, o más seguro para su transporte o
disposición final, bajo normas de higiene y seguridad ambientales que no pongan en riesgo ni afecten la
calidad de vida de la población, en forma significativa.

Art. 30.- Se denomina planta de disposición final a los sitios especialmente construidos para el
depósito permanente de residuos industriales y de actividades de servicio, que reúnan condiciones tales
que se garantice la inalterabilidad de la cantidad y calidad de los recursos naturales, bajo normas de
higiene y seguridad ambientales que no pongan en riesgo ni afecten la calidad de vida de la población, en
forma significativa.

Art. 38.- Las personas físicas y jurídicas titulares o responsables de las plantas de
almacenamiento, tratamiento o disposición final de residuos, deberán asegurar la recomposición de los
posibles daños ambientales que su actividad pudiera causar; para ello podrá dar cobertura a los riesgos
18
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

ambientales a través de la contratación de un seguro de responsabilidad civil, caución, fianza bancaria, la


constitución de un autoseguro o un fondo de reparación, u otra garantía equivalente, según lo determine
la reglamentación.

En materia de responsabilidad, la ley contempló tres tipos de responsabilidades: civil, administrativa y


penal.

En materia civil, se adiciona respecto al mismo apartado de la ley 24.051, una excepción al principio de
no desaparición de responsabilidad del generador por los daños ocasionados por la transformación,
especificación, desarrollo, evolución o tratamiento del desecho. El agregado en cuestión plantea el caso de
excepción cuando el residuo sea utilizado como insumo de otro proceso productivo.

En materia administrativa, se sigue un régimen similar al de las infracciones legales correspondientes.


En tanto, en materia penal se previó el siguiente régimen:

Art. 51.- Incorpórase al Código Penal de la Nación, el presente capítulo sobre delitos ambientales, como,
ley complementaria.

Art. 52.- Será reprimido con prisión de 3 (tres) a 10 (diez) años, el que, utilizando residuos industriales y
de actividades de servicio, adulterare o contaminare el agua, el suelo, la atmósfera, o poniendo en riesgo la
calidad de vida de la población, los seres vivos en general, la diversidad biológica o los sistemas ecológicos.

Si el hecho fuere seguido de la muerte de alguna persona o extinción de una especie de ser vivo, la pena
será de 10 (diez) a 25 (veinticinco) años de reclusión o prisión.

Art. 53.- Cuando alguno de los hechos previstos en el artículo anterior fuere cometido por imprudencia
o negligencia o por impericia en el propio arte o profesión o por inobservancia de los reglamentos u ordenanzas,
se impondrá prisión de 1 (un) mes a 2 (dos) años.

Si resultare enfermedad, lesión o muerte de alguna persona o especie, la pena será de 6 (seis) meses a 5
(cinco) años.

Art. 54.- Cuando alguno de los hechos previstos en los artículos anteriores se hubiesen producido por
decisión de una persona jurídica, la pena se aplicará a los directores, gerentes, síndicos, miembros del consejo
de vigilancia, administradores, responsable técnico, mandatarios o representantes de la misma que hubiesen
intervenido en el hecho punible, sin perjuicio de las demás responsabilidades penales que pudiesen existir.

Sin embargo, el PEN observó los cuatro artículos precedentes, efectivamente suprimiéndoles de la ley
al no insistir el Congreso con su versión original.

JURISPRUDENCIA.

WENTZEL, JOCHEN Y OTRO (Juzgado Federal de San Isidro, Sec. 1 – Sala I)

Este caso se trata de la contaminación de la atmósfera y medio ambiente de un modo peligroso para la
salud como consecuencia de los efluentes gaseosos con alto contenido de asbesto, provenientes de la planta
industrial Rich Klinger S.A. El problema a resolver en este caso en primer lugar es si hay una cantidad mínima
tolerada para poder contaminar o si está prohibido en cualquier graduación, pero se debe entender que hay
una cantidad mínima tolerada puesto que toda actividad humana produce contaminación, muchas de ellas de
un modo peligroso para la salud . El otro tema que evaluó este tribunal se encuadra en el plano subjetivo de la

19
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

figura, en cuanto que dice que el art. 55 de la ley admite el dolo eventual, aunque sin embargo en el caso
encuadra la acción dentro del art.56 (figura culposa) porque no considera que se haya representado la acción.

MOLINA MIGUEL S/ LEY 24.051 (Cámara Federal de San Martín - Sala I)

Lo que se debate aquí es la calidad del residuo hospitalario, a lo que se aclara que a dichos residuos en
la ley argentina se les da un tratamiento especial, puesto que estos residuos propagan por microbios
patógenos que determinan que las enfermedades de tal carácter se puedan adquirir por el contacto directo o
indirecto con ínfimas cantidades de desechos, la peligrosidad para la salud se encuentra implícita en el origen y
en la calidad del residuo, razón por la cual basta con la sola previsión legal para que el desecho revista
naturaleza peligrosa en los términos de la ley 24.051 . En este caso se lo considera dentro del art. 55 de la ley
24.051 (doloso) puesto que se probó que los residuos eran llevados a un basural y no como se establece al
CEAMSE. Al estar estos tipos de residuos dispuestos en forma permanente sobre la tierra y el aire libre por
lapsos mayores a veinticuatro horas, resultan perjudiciales o afectan potencialmente la salud.

10.3 - ENERGIA – CONCEPTOS GENERALES

1. Importancia de la Energía

La importancia de la energía es un tema desarrollado por múltiples profesionales de todo el mundo,


quienes enseñaron que sin energía no podría darse la vida en nuestro planeta ya que incide de manera decisiva
en el desarrollo económico de un país o de una región. Cuando existe escasez de energía, sea por que no se
cuenta con los recursos necesarios para producirlas o bien por derroche, es un factor limitante para el
crecimiento económico de un país.

La energía es constante y fluye permanente desde su estado de menor dispersión a uno de mayor
dispersión, por ello no puede ser reciclada, o se la utiliza o no se la utiliza o se la utiliza más eficientemente.

En la actualidad, la explotación intensiva de los recursos naturales como consecuencia del desarrollo,
trajo aparejada una serie de impactos negativos en el ambiente. El desafío actual es la búsqueda de nuevas
fuentes de energía que sustituyan las tradicionales y que asimismo colaboren en la reducción de la emisión de
dióxido de carbono a la atmósfera.

El aumento de la demanda energética mundial exige un nuevo paradigma de usos y aprovechamiento


de energía, que se caracterizará por ser fuentes no contaminantes y que nuestro país debe adoptar mediante
instrumentos de políticas sustentables.

En una primera definición entendemos por energía a la capacidad de un cuerpo para realizar un
trabajo. Es eficacia, poder, virtud para obrar, concepto abstracto considerado como causa y agente de los
distintos fenómenos observables.

La energía en tanto sea susceptible de apropiación por el hombre, puede ser objeto de una relación
jurídica directa independiente de la fuente que la produce. Las leyes han visto a la energía como una cosa
jurídicamente distinta del recurso que la genera y por tanto, susceptible de ser apropiada, transformada,
consumida como las demás cosas del comercio. Así el CC expresamente dispone en el art. 2311 que se aplican a
la energía las disposiciones de las cosas. De la misma manera en el nuevo Código Civil y Comercial vigente

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

desde agosto de 2015 dispone en el art. 16 in fine: … Las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a
la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.

No se califica a la energía como una cosa, pero si se las asimila a la hora de la aplicabilidad de las
disposiciones por una suerte de asimilación jurídica, teniendo en cuenta el carácter inmaterial del bien.

Los países de América Latina se ven afectados por la crisis mundial energética lo que refuerza la
conveniencia de que la política energética debe ser definida en el marco de la política económica general y de
que se debe incentivar el desarrollo de tecnologías adecuadas al uso de las fuentes más abundantes que cada
país o región geográfica tiene, además de modificar los niveles de consumo a través de una mayor eficiencia en
el uso de las fuentes energéticas.

En nuestra región, las fuentes tradicionales de energía (carbón, petróleo, uranio) han sido hasta ahora
las de mayor significación en cuanto a la generación de energía eléctrica. Sin embargo, desde hace algunos
años se advierte una diversificación de la matriz energética por fuentes de energías no convencionales, como
consecuencia de que las fuentes principales (petróleo y gas natural) tienen una vida útil de no más de tres
décadas lo que conlleva a un incremento de los precios y el agotamiento de las reservas.

Así surgen las energías alternativas, con la finalidad de propiciar un cambio en las fuentes tradicionales
que se emplean para satisfacer las necesidades de la población.

2. Concepto de Energía Alternativa

Son aquellas a las que se usan como fuente de generación de recursos renovables y que poseen una
fuente prácticamente inagotable con relación al tiempo de vida del hombre en el planeta. Se producen de
manera continua, no se agotan y tienen su origen en los procesos ambientales y atmosféricos naturales: viento,
sol, curso del agua, descomposición de materia orgánica, movimiento de las olas en la superficie del mar y de
los océanos, y el calor interior de la tierra.

El uso de estas fuentes crece día a día y aplicadas de manera socialmente responsable, ofrecen
oportunidades de empleo y promueven el desarrollo de tecnologías locales.

Tipos de energía alternativa

 Energía Hidráulica: se obtiene con la caída del agua desde cierta altura a un nivel inferior, lo
que provoca un movimiento de ruedas hidráulicas o turbinas.
 Energía Eólica: se genera por el movimiento del viento.
 Energía de Hidrógeno: se obtiene por la descomposición química del agua en oxígeno e
hidrógeno, a partir de una corriente eléctrica generada por fuentes de energía renovables, no
es fuente primaria.
 Energía Geotérmica: puede obtenerse a partir de materias terrestres (agua, rocas)
normalmente calientes, debido a las temperaturas interiores de nuestro planeta.
 Energía Gas Natural: proviene del recurso no renovable gas, no muy contaminante.
 Energía de Biocombustibles: deriva de recursos naturales de origen agrícola.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

 Energía Solar: principal fuente de energía del planeta, es libre y sólo necesita ser captada de
manera adecuada, a fin de su transformación en otras formas de energía como la térmica o la
eléctrica.
 Energía de Biomasa: biomasa es toda materia orgánica que tiene origen en un proceso
biológico a partir de la luz solar. La formación de biomasa vegetal se lleva a cabo mediante el
proceso de fotosíntesis gracias a que se producen moléculas de alto contenido energético bajo
la forma de energía química. De formación rápida y renovable.

Todas estas se caracterizan por ser no contaminantes del ambiente.

3. Aproximación de un concepto de energía

En física energía se define como la capacidad para realizar un trabajo. En tecnología y economía, se
refiere a un recurso natural y la tecnología asociada para explotarla y hacer un uso industrial o económico de la
misma.

Ella hace que todo funcione. Sin ella no podrían funcionar las máquinas, ni siquiera podrían producirse
los procesos vitales, por lo que no sería posible la vida. En resumen, la energía es todo aquello que hace posible
cualquier actividad tanto física como biológica.

Catalano señala que se entiende por energía a la capacidad de un cuerpo para realizar un trabajo. Es
eficacia, poder, virtud para obrar, concepto abstracto considerado como causa y agente de los distintos
fenómenos observables.

Ella aparece siempre asociada a otro recurso, sea el sol, el viento, el agua, el calor interno terrestre,
etc. Se discute entre los economistas, si la energía es en sí misma un recurso natural o una cualidad del recurso.
Resulta evidente que las fuentes generadoras pueden ser empleadas para otros usos no energéticos, lo que
indica que la energía constituye una capacidad del recurso que la inteligencia humana ha sabido extraer y
utilizar para satisfacer sus múltiples necesidades de vida.

4. La Regulación de la Energía en el Código Civil y en el Código Penal

La ley 17711 de reforma del CC ha incluido dentro del título De las cosas consideradas en sí mismas, o
en relación a los derechos y más precisamente en el art. 23111, el estudio de la energía y las fuerzas naturales
susceptibles de tener un valor, alas que aplica el régimen de las cosas. La energía no es cosa desde el punto de
vista jurídico porque carece de identidad para constituir el asiento de un derecho real.

La norma no dice que la energía sea una cosa, sino que las disposiciones relativas a las cosas le son
aplicables. Así el CC no califica a la energía como una cosa pero le hace aplicable las disposiciones
concernientes a las cosas, por una suerte de asimilación jurídica, teniendo en cuenta el carácter inmaterial del
bien.

Además considera a la energía como un bien jurídico susceptible de apropiación, al igual que las
fuerzas naturales. Éstas últimas parecen ser distintas a la energía en el concepto del código pero,

1
CC: Art. 2.311. Se llaman cosas en este Código, los objetos materiales susceptibles de tener un valor.
Las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de
apropiación.
22
Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

precisamente, esas fuentes naturales constituyen la fuente de la energía, con lo cual la primera aparece
comprendida en la segunda.

Ya dijimos que en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación del año 2015 se recepta este mismo
principio y se legisla en el Capítulo 4 del Título Preliminar, en el art. 162 con una pequeña modificación, ya
que respecto a las fuerzas naturales ya no se habla de su susceptibilidad de apropiación sino de su posible
puesta al servicio del hombre.

En la doctrina penal se han adoptado distintos criterios para incriminar el consumo doloso de
energía , en una amplia gama que va desde incluirla entre las cosas susceptibles de hurto o robo, a su estudio
como delito autónomo de sustracción, pasando por establecer que la cosa mueble , incluye toda forma de
energía dotada de un valor económico. Se ha discutido asimismo qué tipos de actos configuran el hurto de
electricidad, sosteniéndose que este delito abarca e implica el consumo de electricidad y no la simple
participación en el tendido de cables.

Al estar legislada la energía como una cosa, el hurto se consuma con las diversas utilizaciones del fluido
eléctrico, y no con la conexión clandestina.

Según el penalista Sebastián Soler la ley civil diferencia las cosas (objeto material susceptible de tener
valor), de los objetos inmateriales que son factibles también de poseer un valor. Esta división teóricamente
muy discutida, complica, a criterio de muchos, la comprensión del alcance de la figura del hurto, especialmente
con respecto a la hipótesis en que el sujeto se apodera de una energía por sus características físicas

A los fines de la protección penal, la figura del hurto, lo fundamental es la corporalidad, la ocupación de
un lugar determinado en el espacio, ya sea de manera autónoma o como parte, material también, de otro
mayor. Es indiferente el estado en que se encuentre la materia: son cosas tanto los sólidos como los líquidos
como los gases.

La sustracción de energía eléctrica se efectúa sobre bases que no corresponden a la figura del hurto, de
manera que la afirmación de que la electricidad es una cosa mueble no importa necesariamente aquella
consecuencia, ya que el hecho, como en cualquier otra cosa de muebles, puede consistir en una estafa. En
efecto, cuando aquella consiste en hacer desplegar maliciosamente energía de trabajo y consumo de capital
alterando ocultamente las anotaciones del medidor sobre el cual se han de liquidar las cuentas, no podría
hablarse de hurto. La naturaleza de lo que pasa por el medidor (gas, agua, corriente eléctrica, etc.) no altera la
figura del delito.

A. BIOCOMBUSTIBLES

Definición.- A los fines de la ley de biocombustibles 26.093 se entiende por biocombustibles al


bioetanol, biodiesel y biogás, que se produzcan a partir de materias primas de origen agropecuario,
agroindustrial o desechos orgánicos, que cumplan los requisitos que establezca la Autoridad de Aplicación.

Para Elizabeth Bravo los biocombustibles son productos que se obtienen a partir de materias primas de
origen agrícola, procesadas para obtener energía. Los biocombustibles se derivan de cultivos de plantas e

2
CCyC: ARTÍCULO 16.- Bienes y cosas. Los derechos referidos en el primer párrafo del artículo 15 pueden recaer
sobre bienes susceptibles de valor económico. Los bienes materiales se llaman cosas. Las disposiciones referentes a las
cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.
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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

incluyen: la biomasa que es directamente quemada; el biodiesel de semillas oleaginosas, el etanol que es el
producto de la fermentación de los granos, pasto, paja, madera.

Definiéndolos sencillamente, los biocombustibles son productos de origen vegetal o animal,


renovables obtenidos a partir del procesamiento de la biomasa y destinados a la combustión de motores o
calderas, siendo los más conocidos el bioetanol, el biodiesel y el biogás. Donde hay azúcar, puede obtenerse
etanol.

Biomasa.- Es el conjunto de recursos forestales, plantas terrestres y acuáticas y de residuos y


subproductos agrícolas, ganaderos, urbanos e industriales, configurando una fuente energética que puede ser
aprovechada mediante su combustión directa o a través de su transformación en bioetanol, biogás, etc.

Se clasifican en: natural, residual y producida.

Bioetanol.- también conocido como alcohol etílico, se obtiene a partir de tres tipos de materia prima:
a) Los productos ricos en sacarosa como la caña de azúcar, la melaza y el sorgo dulce; b) las fuentes ricas en
almidón como cereales y tubérculos; y c) mediante la hidrolisis de los materiales ricos en celulosa como la
madera, por ejemplo el eucalipto y los residuos agrícolas.

Biodiesel.- Es un biocombustible derivado de aceites vegetales o grase animales que puede ser
utilizado como sustituto total o parcial del gasoil en motores de diésel convencional.

Biogás.- Es una mezcla de metano y otros gases que se desprende durante la degradación anaerobia de
la materia orgánica por la acción de microorganismos. Se obtiene mediante un digestor o bien canalizándolo
directamente en un vertedero controlado. El biogás se emplea tanto para la generación de calor mediante
combustión como para la generación de energía mecánica o eléctrica principalmente en las mismas plantas
donde se obtiene.

Normativa Legal Aplicable.-

Ley 26.093. Régimen de Promoción. Autoridad de Aplicación. Funciones.

La ley dispone un régimen de Promoción para la producción y uso sustentables de biocombustibles,


teniendo una vigencia de quince años desde su aprobación, pudiendo el PE extender dicho plazo.

Su reglamentación determina que las actividades alcanzadas por los términos de dicha ley son la
producción, mezcla, comercialización, distribución, consumo y uso sustentables de biocombustibles.

El art. 2 de la ley establece que la Autoridad de Aplicación será determinada por el P.E.N., recayendo la
misma en el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, a través de la Secretaría de
Energía, excepto en las cuestiones de índole tributario o fiscal para las cuales la autoridad de aplicación será el
Ministerio de Economía y Producción, conforme a su reglamentación.

El art. 3 señala las funciones de dicha autoridad, destacando la de realizar tareas de difusión y de
promoción nacional relativas al uso de biocombustibles, suscribiendo acuerdos con provincias y municipios;
controlar las actividades y calidad necesaria, etc.

Crea la Comisión Nacional Asesora para la Promoción de la Producción y Uso sustentables de los
Biocombustibles, cuya función será la de asistir y asesorar a la Autoridad de Aplicación.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El art. 6 establece que sólo podrán producir biocombustibles las plantas habilitadas a dichos efectos
por la Autoridad de Aplicación, y esta habilitación se otorgará únicamente a aquéllas plantas que cumplan con
los requerimientos de calidad de biocombustibles y su producción sustentable, para lo cual deberá someter los
diferentes proyectos presentados a un procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental que incluya el
tratamiento de efluentes y la gestión de residuos.

El art. 8 establece que la producción, mexcal y comercialización de biocombustibles estará sujeta a la


autorización previa de la Autoridad de Aplicación, con independencia del tipo de producto de tratamiento,
considerando clandestina y contraria a la ley toda planta que no se encuentre autorizada por la Autoridad de
Aplicación, determinando el procedimiento para obtener la habilitación.

Dichas plantas tendrán beneficios promocionales en el ámbito tributario sobre el Impuesto al Valor
Agregado, Impuesto a las Ganancias e Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta. Siempre y cuando estén
instaladas en territorio nacional, sean sociedades comerciales privadas, públicas o mixtas, o cooperativas,
constituidas en el país y habilitadas con exclusividad, para el desarrollo de la actividad promocionada en la ley.

Dicha ley invita a las provincias y a la CABA a que adhieran al presente régimen sancionando leyes
dentro de su jurisdicción que tenga un objeto similar.

Ley 26.334: Régimen de Promoción de la Producción de Bioetanol

Vino a subsanar una injusta y arbitraria omisión de la ley 26.093, la cual prácticamente ignoró que la mayor parte
del bioetanol que se produce en el país proviene de la caña de azúcar, cultivada fundamentalmente en las provincias de
Tucumán, Jujuy y Salta.

Por la regulación de tal ley se excluía del régimen promocional que ella establece a los productores de caña de
azúcar e ingenios azucareros que ya venían desarrollando actividades agroindustriales azucareras tradicionales, inclusive
la producción de alcohol etílico, pero que, si se abocaban a la producción de etanol, solicitando gozar de su régimen
promocional, no sería ésta una actividad exclusiva, con lo que no podrían gozar del mismo.

Subsanando entonces esta omisión, la ley 26.334, en su art. 1 aprueba el Régimen de Promoción de la Producción
de Bioetanol con el objeto de satisfacer las necesidades de abastecimiento del país y generar excedentes para
exportación. A través de éste régimen promocional se impulsará la conformación de cadenas de valor mediante la
integración de productores de caña de azúcar e ingenios azucareros en los procesos de fabricación de bioetanol.

Quedan incluidos en el régimen las personas físicas, sociedades comerciales o cooperativas que inicien o
reanuden sus actividades industriales en instalaciones productoras de azúcar existentes, estén o no operativas a la fecha
de entrada en vigencia de la presente ley.

Adhesión de Tucumán: Por ley provincial N° 8054/08, Tucumán adhirió a la Ley Nacional 26334 y a la Ley Nacional
26093 en su art. 1, pues el art. 2 es de forma. Es una mala técnica legislativa provincial ya que la ley 26334 no es una ley de
adhesión por lo que rige para todo el territorio de la nación. En segundo lugar, no es la simple adhesión que requiere la ley
26093, que taxativamente expresa que las provincias que se adhieran a su régimen, deberán sancionar leyes dentro de su
jurisdicción que tengan un objeto principal similar al de dicha ley nacional.

B. ENERGÍA EÓLICA

1. Generalidades. Conceptos.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Cuando se habla de energía eólica se está haciendo referencia a aquella energía contenida en el
viento, pues las masas de aire al moverse contienen energía cinética (asociada a los cuerpos en movimiento),
las cuales al chocar con otros cuerpos aplican sobre ellos una fuerza.

Ella no contamina con gases ni agrava el efecto invernadero, es un valor alternativo frente a
combustibles como el petróleo. La energía que produce es de infinita disponibilidad.

Dicha energía es generada por el movimiento del viendo, en efecto, la energía cinética puede
convertirse en mecánica, eléctrica o térmica.

2. Formas de aprovechamiento.-

Consiste en transformar la energía eólica en energía mecánica. La energía del viento se ha utilizado
esencialmente en molinos de viento, los cuales han permitido el bombeo de agua, la trilla y molienda de
productos agrícolas y en los últimos años, generación de electricidad.

El aprovechamiento como alternativa competitiva aplicable a parques generadores de electricidad


mediante la ejecución de centrales o usinas eólicas.

Las características básicas que permiten analizar la aplicación de la energía son las siguientes: zona de
emplazamiento, velocidad del viento en km/h o m/seg y dirección de acuerdo a la orientación y su variabilidad.

3. Ventajas ambientales.-

Un innegable abastecimiento de millones de habitantes, crea decenas de miles de puestos de trabajo


en las áreas de implementación y el ritmo de cambio y de progreso ha sido rápido para una industria tan joven.

Las ventajas son significativas:

- Protección del medio ambiente, recurso inagotable para obtener energía limpia y no contaminante.
Reduce la emisión de gases a la atmósfera.
- Crecimiento económico, se obtiene de manera libre y barata.
- Creación de puestos de trabajo, diversificación del suministro de energía, rápida instalación.
- Aumento de la calidad de vida de la población, debido a la llegada de electricidad a las
comunidades rurales.

4. La Energía Eólica en la Argentina

La Argentina podría ser el principal centro de generación eólica de Sud América. Particularmente
nuestra Patagonia cuenta con un recurso excelente, que ya atrae a importantes inversores.

La reglamentación de la Ley N° 25.010 establece un Régimen de Promoción de Energía Eólica y Solar,


incentiva el sector privado y es de esperar que active a numerosos proyectos que estaban a la espera de sus
beneficios, su promulgación fue en Septiembre de 1998.

El mayor inconveniente para el desarrollo de parques eólicos es el bajo nivel de precios de la energía en
el mercado eléctrico mayorista. El bajo costo de construcciones de centrales térmicas que utilizan gas natural
como combustible sumado al bajo precio del gas que queman estas plantas, hacen que la energía eólica no
pueda competir sino se toman en cuenta los beneficios de la energía limpia.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

5. Normativa Aplicable en Materia de Energía Eólica

Régimen Nacional de Energía Eólica y Solar N° 25.019 y Decr. Reglamentario N° 1597/99

La ley declara de interés nacional la generación de energía eléctrica de origen eólico y solar en todo el
territorio nacional. Esta normativa nacional tiene como objetivo promover la investigación y el uso de energías
no convencionales o renovables, siendo la Secretaría de Energía, dependiente del Ministerio de Economía y
Obras y Servicios Públicos la encargada de encarar dichas actividades. Para incentivar la generación de la
energía dispone que no es necesario requerir autorización previa del Poder Ejecutivo para su ejercicio,
pudiendo ser realizado por cualquier persona física o jurídica con la única condición de tener domicilio en el
país y constituidas de acuerdo a la legislación vigente.

Prevé una estabilidad fiscal por el término de 15 años para toda actividad de generación eléctrica eólica
y solar que vuelque su energía en los mercados mayoristas y/o esté destinada a la prestación de servicios
públicos.

La misma ley define a la estabilidad fiscal como la imposibilidad de afectar al emprendimiento con una
carga tributaria total mayor, como consecuencia de aumentos en las contribuciones impositivas y tasas,
cualquiera fuera la denominación en el ámbito nacional, o la creación de otras nuevas que las alcancen como
sujetos de derecho a los mismos.

Invita a las provincias a adoptar un régimen de exenciones impositivas en sus respectivas jurisdicciones
en beneficio de la generación de energía eléctrica de origen eólico y solar.

Ley N° 26.190 de fomento nacional para el uso de fuentes renovables de energía destinada a la
producción de energía eléctrica.

La referida ley nacional define un sistema de FIT (feed in tariff) con una prima de 15 pesos argentinos
por MWh garantizada por el Fondo Fiduciario de Energías Renovables. El objetivo de la ley es lograr una
contribución de las fuentes renovables que alcance el 8% de la demanda en un plazo de 10 años de la puesta
en vigencia del régimen. También se prevén incentivos fiscales y exención de impuesto al valor agregado.

Normativa Provincial Aplicable a la Energía Eólica y Solar: Ley 7.886

Dicha Ley de Sistema de Fomento Para Inversión dispone en su art. 2 los siguientes objetivos:

Art. 2 – Son objetivos del presente sistema:

a) Propiciar la instalación de nuevos emprendimientos productivos y la ampliación de las inversiones de los ya


existentes en la provincia.

b) Fomentar el aprovechamiento racional de los recursos de la provincia en condiciones sustentables de


desarrollo.

c) Impulsar la implementación de procesos de producción e industrialización destinados a mejorar la calidad


ambiental.

d) Favorecer la radicación de la actividad industrial y turística en las zonas de escasa población y con marcada
tendencia migratoria.
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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

e) Promover la creación de parques, áreas industriales y áreas turísticas, conforme a las políticas que establezca el
Poder Ejecutivo.

f) Apoyar la expansión y el fortalecimiento de la micro, pequeña y mediana empresa, definidas según los
parámetros fijados por la SEPyME de la Nación; y el desarrollo de la actividad cooperativa en la provincia.

g) Promover la investigación, desarrollo, generación, producción y uso de energías alternativas.

h) Promover la instalación de industrias que incorporen nuevas tecnologías.

Para ser considerados los proyectos presentados deben cumplir con algunas condiciones, las
pertinentes aplicables al tema analizado serían:

- Tener efecto multiplicador en la economía provincial en virtud del incremento efectivo del nivel de
ocupación de mano de obra que generen.
- Optimizar el tratamiento de sus desechos industriales, o implementen procesos de producción o
industrialización destinados a mejorar la calidad ambiental.
- Que se trate de instalaciones industriales que incorporen procesos tecnológicos avanzados y
promuevan el desarrollo de investigación aplicada.
- Estar destinadas a instalaciones de producción energética a partir de: energía solar, eólica,
biomasa, geotérmica, mini hidráulica, hidráulica y térmica.

En todos los casos, el proyecto deberá tender a preservar las condiciones de vida, evitar la
contaminación del medio ambiente y el cumplimiento de las normas de higiene y seguridad, de acuerdo a las
normativas vigentes.

También prevé la ley ciertos beneficios:

- Estabilidad fiscal: exención de incrementos de la carga tributaria provincial durante quince años.

- Reintegro de inversiones cuando se trate de inversiones que ocupen mano de obra intensiva o cuando
se trate de proyectos sobre actividades declaradas de interés estratégico para la economía de la provincia. El
reintegro será del treinta por ciento (30%).

- Exención de tributos provinciales existentes o a crearse, por un plazo de hasta 15 años, conforme a la
escala que expresamente prevé la ley.

- Facilidades para la compra, locación, leasing de bienes inmuebles de propiedad del Estado Provincial,
situados dentro de las zonas que se determinen como parque o área industrial, o área turística.

- Asistencia y asesoramiento técnico a cualquier tipo de proyecto.

- Subsidio de hasta el cincuenta por ciento (50%) en las tasas de interés de líneas crediticias otorgadas
en virtud de convenios suscriptos con entidades financieras aprobados por la Honorable Legislatura

- Otorgamiento de préstamos para inversión. Este beneficio no podrá acumularse con el previsto en el
inciso precedente.

- Preferencia en las licitaciones del Estado Provincial, en caso de igualdad de condiciones con otras
empresas, únicamente por los productos objeto del beneficio.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

- Cuando en algún proyecto corresponda el otorgamiento de más de un beneficio, el monto total de los
mismos no podrá superar el cincuenta por ciento (50%) de la inversión nueva realizada o la ampliación de la
existente.

C. ENERGÍA GEOTÉRMICA

1. Consideraciones Generales. Los usos de la energía geotérmica.

Pertenece a la categoría de las energía renovables no convencionales, las cuales presentan la


particularidad de producir un bajo impacto negativo en el ambiente, razón por la cual la mayoría de los países
desarrollados y en vías de desarrollo que reúnan condiciones geográficas y geológicas aptas para la explotación
de este recurso, impulsan su utilización porque contribuyen a la reducción de la emisión de dióxido de carbono.

La energía geotérmica es aquella que proviene del calor natural del interior de la tierra, calor que se
manifiesta normalmente en el aumento a mayor profundidad. En el centro de la tierra existen temperaturas
superiores a los mil grados centígrados, provocando que una corriente de calor salga hacia la superficie.

La geotermia está vinculada a volcanes, géiseres, aguas termales y zonas tectónicas geológicamente
recientes, es decir, con actividad en los últimos diez o veinte mil años en la corteza terrestre.

Existen dos tipos de áreas térmicas: las primeras denominadas hidrotérmicas, aquellas que contienen
agua almacenada en una roca permeable cercana a una fuente de calor. Las segundas están formadas por un
sistema de rocas calientes impermeables que recubren un foco calórico. En este caso para aprovechar el calor
se perfora las rocas hasta ubicarlo y luego se inyecta agua fría y ésta se utiliza una vez calentada.

La energía geotérmica se puede utilizar de dos formas: la primera es de uso directo del calor, se aplica
para calefacciones de viviendas, para procesos industriales y para invernaderos, entre otros; y la segunda es
para generar electricidad, mediante éste método se instalan usinas térmicas similares a las convencionales. La
diferencia con estas últimas radica en el origen del vapor que mueve las turbinas que alimentan el generador
eléctrico.

Además es importante tener en cuenta que la explotación de un yacimiento geotérmico debe


efectuarse de manera tal que el volumen de agua caliente o vapor que de él se extraiga no sea mayor que la
recarga natural de agua que alimenta al acuífero, sólo en estas condiciones se puede considerar que es una
fuente de energía renovable.

Es una energía limpia porque no produce sustancias contaminantes ni gases causantes del efecto
invernadero, razón por la cual, la mayoría de los proyectos ligados a la energía geotérmica en los países del
Tercer Mundo suelen estar conectados con el Mecanismo de Desarrollo Limpio previsto en el protocolo de
Kyoto, que permite a los países industrializados transferir tecnología o inversiones a otros en vías de desarrollo
y acceder, como contrapartida, a los certificados de reducción de emisiones, más conocidos como bonos
verdes .

Argentina, con una superficie de más de 2 millones de km2, tiene en su extenso territorio yacimientos
geotérmicos y éstos se encuentran ubicados en el área próxima a la cordillera de los Andes. Esta zona se
caracteriza por su actividad volcánica, además posee rocas subterráneas muy calientes y abundante agua en el

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

subsuelo, que provienen de los deshielos y de las lluvias lo que permite la existencia de estos recursos
geotérmicos.

2. Marco Legal en materia de explotación de los recursos

Nuestro país carece de una legislación especial que regule la exploración y explotación de este recurso
razón por la cual, todo lo vinculado a la geotermia, se rige por las disposiciones del Código de Minería. El citado
cuerpo legal, conforme al decreto 456, clasifica a los minerales en tres categorías.

La primera de ellas, denominada de primera categoría , incluye a minas de las que el suelo es un
accesorio, que pertenecen exclusivamente al Estado y que sólo puede explotarse en virtud de concesión legal
otorgada por autoridad competente.

En esta categoría, se aplica el sistema de dominio regalista, heredado de la legislación española que se
impuso en las colonias americanas. Conforme al art. 3 del Código de Minería en su inciso e) contempla a los
vapores endógenos ; es en ésta última categoría donde estarían insertos los recursos geotérmicos, por lo que
les es aplicable las disposiciones respectivas en materia de exploración y concesión de la explotación,
servidumbre y amparo de las minas.

Todos los permisos de exploración, como los pedimentos de la concesión de su explotación, se realizan
ante las autoridades mineras de cada provincia en virtud de lo dispuesto por el art. 7 del C. de Minería, que
establece que las minas son bienes privados de la Nación de la provincia según el territorio que se encuentre .

Se considera también aplicable la Ley Nacional 26.190, que declara de interés nacional la generación de
energía eléctrica en todo el territorio nacional. Sancionada en 2006 estableciendo un régimen de fomento
nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energía destinada a la producción de energía eléctrica.

Dicha ley fue reglamentada por Decreto 526/09 que fija el ámbito de aplicación de la legislación a
Todas las inversiones en producción de energía eléctrica a partir del uso de fuentes de energía renovables,
sean estas nuevas plantas de generación no ampliaciones y/o repotenciaciones de plantas existentes,
realizadas sobre equipos nuevos o usados, incluyendo los bienes de capital, obras civiles, electromecánicas y de
montaje y otros servicios

Como toda ley de fomento, otorga un régimen de beneficios tributarios. El objeto de tal ley según su
art. 2 es lograr una contribución de las fuentes de energía renovables hasta alcanzar el 8% de consumo de
energía eléctrica nacional, en el plazo de diez años desde su puesta en vigencia.

Asimismo la ley enumera las fuentes de energía renovables, señalando: Que son fuentes de energía
renovables, la energía eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, hidráulica, biomasa, gases de vertederos, gases
de depuración y de biogás, con excepción de los usos previstos en la ley 26.093

Esta ley expresa también que la energía eléctrica generada por fuentes de energías renovables, es la
obtenida por centrales que utilicen exclusivamente fuentes de energía renovables.

En el régimen de beneficios de inversiones que dispone la ley, serán beneficiarios las personas físicas
y/o jurídicas que sean titulares de inversiones y concesionarios de obras nuevas de producción de energía
eléctrica generadas a partir de fuentes de energías renovables, obteniendo conforme lo expresa el art. 9 los
beneficios promocionales en relación al IVA y al Impuesto a las Ganancias.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Finalmente, cabe expresar que, si la política energética de Argentina se orienta a intensificar la


obtención de energía a través de fuentes alternativas o renovables, con el propósito de afrontar la crisis
energética utilizando este tipo de recursos compatible con la protección del ambiente, es necesario una buena
planificación, como también el dictado de un marco legal adecuado a las características físicas y técnicas de
este recurso.

D. ENERGÍA HIDRÁULICA

1. Introducción

Se denomina energía hidráulica o energía hídrica a aquella que se obtiene del aprovechamiento de las
energías cinética y potencial de la corriente del agua, saltos de agua o mareas. Es un tipo de energía verde
cuando su impacto ambiental es mínimo y usa la fuerza sin represarla, en caso contraria es considerada sólo
una forma de energía renovable.

La utilización más significativa la constituyen las centrales hidroeléctricas de represas, aunque estas
últimas no son consideradas formas de energía verde por el alto impacto ambiental que producen.

Su progreso requiere construir pantanos, presas, canales de derivación, y la implantación de grandes


turbinas y equipamiento para producir electricidad. Todo ello supone la inversión de grandes sumas de dinero,
por lo que no se considera competitiva en regiones donde el carbón o el petróleo son baratos, aunque el
importe de mantenimiento de una central térmica, debido al combustible, sea más caro que el de una central
hidroeléctrica.

Es la fuente de electricidad renovable más importante y más utilizada en el mundo.

2. Ventajas e Inconvenientes

La gran ventaja de la energía hidráulica es la eliminación de los costos de los combustibles. Ello frente a
la volatilidad de plantas de combustibles fósiles de gasolina, carbón o gas natural. No necesita la importación
de combustibles de otros países.

Las plantas hidráulicas también tienden a tener vidas económicas más largas que las plantas eléctricas
que utilizan combustibles. Están automatizadas y tienen pocas personas durante operación normal.

Como las plantas hidráulicas no queman combustibles, no producen directamente dióxido de carbono.
Sin embargo, un poco de dióxido de carbono es producido durante el período de construcción de las plantas,
pero es poco, principalmente en comparación a las emisiones de una planta equivalente que quema
combustibles.

Inconvenientes.- La construcción de grandes embalses puede inundar importantes extensiones de


terreno, obviamente en función de la topografía del terreno aguas arriba de la presa, lo que significa perdida
de tierras del valle, generalmente las más fértiles; en el pasado se han construido embalses que han inundado
pueblos enteros. Algunos inconvenientes son:

a. Destrucción de la Naturaleza: especialmente de los ecosistemas acuáticos, provocando una


reducción de poblaciones de ciertas especies de peces.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

b. Modificación de los ecosistemas en el río aguas abajo. El agua que sale de las turbinas no tiene
prácticamente sedimento, y cuando se abren y cierran repetidas veces, el caudal del rio se modifica
drásticamente causando una dramática alteración en los ecosistemas.

Pero existen medidas de mitigación ambiental que forman parte integrante de todos los proyectos
financiados por instituciones de crédito multilaterales, y los costos de las medidas de mitigación son incluidos
en el costo del proyecto.

Embalse.- Es la acumulación de agua producida por una obstrucción en el lecho de un río o arroyo que
cierra parcial o totalmente su cauce. Ello puede ocurrir por causas naturales, como por ejemplo el derrumbe de
una ladera en un tramo del río o arroyo, la acumulación de placas de hielo o las construcciones hechas por los
castores; y por obras construidas por el hombre para tal fin, como son las presas.

Características de los embalses.- El caudal regularizado es quizá la característica más importante de los
embalses destinados, justamente, a regularizar a lo largo del día, del año o periodos plurianuales, el caudal que
puede ser retirado en forma continua para el uso para el cual se ha construido el embalse.

Lo que significa que el embalse acumula agua durante, por ejemplo, 20 horas diarias para descargar
todo ese volumen para la generación de energía eléctrica durante las 4 horas pico de demanda; o acumula
durante el período de lluvias 3 a 6 meses según la región, para usarlo en riego en el período seco.

Su uso para la generación de energía eléctrica, el riego, el abastecimiento de agua potable o industrial,
dependen de que el embalse esté lo más lleno posible, garantizando un caudal regularizado mayor. Por el
contrario, para el control de avenidas de embalse será tanto más eficiente cuanto más vacío se encuentre en el
momento en que recibe una avenida.

Potenciales Impactos Ambientales.- Si bien existen efectos ambientales directos de la construcción de


una represa (ej.: erosión, movimiento de tierras, etc.), los impactos mayores provienen del envase del agua, la
inundación de la tierra para formar el reservorio y la alteración del caudal de agua. Ello tiene impacto directo
en el suelo, la vegetación, la fauna y las tierras silvestres, la pesca, el clima y especialmente la población
humana del área.

Los efectos indirectos se relacionan con la construcción, mantenimiento y funcionamiento de la misma


(ej.: caminos de acceso, campamentos de construcción, líneas de transmisión de electricidad, etc.) y el
desarrollo de las actividades agrícolas, industriales o municipales, fomentadas por la represa.

Los beneficios de la represa son:

- Se controlan las inundaciones y se provee de un afluente de agua más confiable y de más alta
calidad para el riego, y el uso domésticos e industrial.
- Las represas pueden crear alternativas para las actividades que tienen potencial para causar
impactos negativos mayores. La energía hidroeléctrica, por ejemplo, es una alternativa para la
energía termoeléctrica a base de carbón, o la energía nuclear.
- La intensificación de la agricultura, localmente, a través del riego, puede reducir la presión sobre
los bosques, los hábitats intactos de la fauna, y las otras áreas que no sean idóneas para la
agricultura.
- Las represas pueden crear una industria de pesca, y facilitar la producción agrícola en el área.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Régimen Legal: Ley 24.065 – Ley 26.190

La ley 24.065 brinda el Marco Regulatorio de la Energía Hidráulica, la cual prevé en su art. 1 segundo
párrafo que la actividad de generación, en cualquiera de sus modalidades, destinado total o parcialmente a
abastecer de energía a un servicio público, será considerada de interés general.

Por su parte la ley 26.190 regula todo lo referente a las energías renovables.

E. HIDRÓGENO

1. Concepto

El Diccionario de la Real Academia Española lo define como un elemento químico, el más abundante
de la corteza terrestre y del universo. En la atmósfera se encuentra en su forma molecular H2, gas inflamable,
incoloro e inodoro. El más ligero de los elementos, combinado con el oxígeno forma el agua. Entra en la
composición de todos los ácidos y sustancias orgánicas. Se utiliza como combustible.

El hidrógeno es un elemento químico gaseoso. Es un gas incoloro, inodoro e insípido, y el más ligero
de todos los elementos, siendo catorce veces más ligero que el aire.

El hidrógeno fue descubierto por el científico británico Henry Cavendish, en 1776, quién informó de un
experimento en el que había obtenido agua a partir de la combinación de oxígeno e hidrógeno, con la ayuda de
una chispa eléctrica. Como esto elementos, no eran conocidos los denomino "aire sustentador de la vida" y
"aire inflamable" respectivamente. El químico francés Antoine Lauren Lavoisier consiguió repetir con éxito el
experimento en 1785 y dio el nombre de oxígeno al "aire sustentador de la vida" y el de hidrógeno al "aire
inflamable".

El hidrógeno es el elemento más ligero, más básico y más ubicuo del universo. Cuando se utiliza como
fuente de energía, se convierte en el combustible eterno. Nunca se termina y, como no contiene un solo átomo
de carbono, no emite dióxido de carbono. El hidrógeno se encuentra repartido por todo el planeta: en el agua,
en los combustibles fósiles y en los seres vivos. Sin embargo, raramente aparece en estado libre en la
naturaleza, sino que tiene que ser extraído de fuentes naturales.

El hidrógeno es un elemento químico que contiene energía y que puede ser almacenado en forma
líquida o gaseosa. El hidrógeno no es fuente primaria de energía, no es un combustible que podamos extraer
directamente de la tierra como el gas natural, sino que constituye un vector: no existe aislado en la naturaleza,
por lo que no se puede extraer de ningún sitio a bajo costo. Esto significa que si queremos usar hidrógeno para
cualquier fin, primero hemos de generarlo, proceso en el que siempre se consume más energía de la que se
obtiene después al usarlo.

La fuente más común de hidrógeno es el agua. Se obtiene por la descomposición química del agua en
oxígeno e hidrógeno partir de la acción de una corriente eléctrica (electrólisis) generada por fuentes de energía
renovable (solar fotovoltaica, eólica, etc.). Este proceso divide el agua, produciendo oxígeno puro e hidrógeno.

El hidrógeno obtenido puede ser comprimido y almacenado en celdas por varios meses hasta que se lo
necesite. El hidrógeno representa energía almacenada, se puede quemar como cualquier combustible para
producir calor, impulsar un motor, o producir electricidad en una turbina.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Las ventajas de utilizar el hidrógeno como energía son:

-No produce contaminación ni consume recursos naturales: El hidrógeno se toma del agua y luego se
oxida y se devuelve al agua. No hay productos secundarios ni tóxicos de ningún tipo que puedan producirse en
este proceso.

-Seguridad: Los sistemas de hidrógeno tienen una historia de seguridad muy impresionante. En muchos
casos, el hidrógeno es más seguro que el combustible que está siendo reemplazado. Además de disiparse
rápidamente en la atmósfera si se fuga, el hidrógeno, en contraste con los otros combustibles, no es tóxico en
absoluto.

-Alta eficiencia: Las celdas de combustible convierten la energía química directamente a electricidad
con mayor eficiencia que ningún otro sistema de energía.

-Funcionamiento silencioso: En funcionamiento normal, la celda de combustible es casi absolutamente


silenciosa.

-Larga vida y poco mantenimiento: Aunque las celdas de combustible todavía no han comprobado la
extensión de su vida útil, probablemente tendrán una vida significativamente más larga que las máquinas que
reemplacen.

-Modularidad: Se puede elaborar las celdas de combustible en cualquier tamaño, tan pequeñas como
para impulsar una carretilla de golf o tan grandes como para generar energía para una comunidad entera. Esta
modularidad permite aumentar la energía de los sistemas según los crecimientos de la demanda energética,
reduciendo drásticamente los costos iniciales.

Lo novedoso de esta tecnología es que la producción de hidrógeno es realizada a partir de fuentes de


energías renovables.

2. Marco Regulatorio Nacional

Ley 26.123 de Promoción del Hidrógeno.- Sancionada en 2006, establece en 24 artículos el Régimen
para el Desarrollo de la Tecnología, Producción, Uso y Aplicaciones del Hidrógeno como Combustible y Vector
de Energía.

En sus fundamentos se destaca: Introduce una solución alternativa al problema del desabastecimiento
de los combustibles fósiles; acceso universal a la energía contribuyendo a la creación de comunidades
sostenibles; permite crear una vasta infraestructura energética descentralizada que promueva valores de
interdependencia y autosuficiencia energética; garantiza procesos de desarrollos sustentables; desarrolla
efectos de menor afectación ambiental; conlleva a la generación de nuevos puestos de trabajo; incorpora
atenuantes a la fuerte dependencia con los combustibles fósiles y promueve el crecimiento con distribución
equitativa de las riquezas.

Política Nacional: Se declara como interés nacional el desarrollo de la tecnología, la producción, el uso y
aplicaciones del hidrógeno como combustible y vector de energía y promueve la investigación en todas estas etapas,
tendientes a lograr el uso del hidrógeno como energía primaria y regular su aprovechamiento y utilización en la matriz
energética nacional.

Objetivos: Los objetivos de la ésta ley son:

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

a) Desarrollar y fortalecer la estructura científico-tecnológica destinada a generar los conocimientos necesarios


para el aprovechamiento de los recursos energéticos no convencionales.

b) Incentivar la aplicación de tecnologías que permitan la utilización del hidrógeno, en especial para el desarrollo
de proyectos experimentales y las transferencias de tecnologías adquiridas.

c) Incentivar la participación privada en la generación y producción del hidrógeno propendiendo a la


diversificación de la matriz energética nacional, priorizando aquellos emprendimientos en donde el beneficio sea
significativo en términos de desarrollo de la industria nacional, utilización de mano de obra local y captación de recursos
humanos nacionales de alta especialización e innovación tecnológica.

d) Promover la formación de recursos humanos y el desarrollo de ciencia y tecnología en materia de energía de


hidrógeno, comprendiendo la realización de programas de promoción de emprendimientos de innovación tecnológica.

e) Promover la cooperación regional, especialmente con los países que integran el MERCOSUR e internacional, en
el campo de la generación y utilización del hidrógeno, mediante el intercambio de conocimientos científicos y técnicos y,
propender a la transferencia de tecnologías desarrolladas, observando los compromisos de no contaminación asumidos
por la República Argentina.

f) Fomentar el desarrollo de un plan educativo nacional para concientizar a la población en la necesidad de


disminuir la contaminación ambiental y de los usos y alcances del hidrógeno como combustible y vector energético.

g) Impulsar el estudio de la obtención del hidrógeno a partir del uso de energías renovables y no renovables, el
montaje de plantas pilotos para la generación de energía a partir del hidrógeno mediante procesos no contaminantes.

h) Incentivar el desarrollo y producción de equipos individuales e industriales que utilicen el hidrógeno como
portador único o combinado de energía.

i) Impulsar la investigación, el desarrollo e industrialización de celdas de combustibles para la generación de


energía eléctrica a partir del hidrógeno y sustancias que lo contengan.

j) Incentivar la instalación de plantas generadoras de energía eléctrica de baja y media tensión mediante el uso
del hidrógeno como combustible.

k) Promover la vinculación y coordinación entre sectores del Estado nacional, industrias, instituciones de
investigación y desarrollo y universidades para el establecimiento a nivel nacional y regional de la industria del hidrógeno.

l) Fomentar la investigación y desarrollo de tecnologías que permitan la utilización del hidrógeno como
combustible de uso vehicular.

Fondo Nacional de Fomento del Hidrógeno:

La ley crea dicho fondo, el mismo se integrará con:

a) La partida del Presupuesto de la Administración Nacional que fije anualmente el Congreso de la Nación y cuya
cuantía reflejará el Poder Ejecutivo en el proyecto respectivo.

b) Los generados con su actividad, en la proporción que la reglamentación determine.

c) Préstamos, aportes, legados y donaciones de personas físicas y jurídicas, organismos e instituciones nacionales
o internacionales, públicas o privadas.

d) Los importes correspondientes a la aplicación de las sanciones previstas por la ley.

e) Las partidas que para subsidios prevea anualmente el Presupuesto de la Administración Nacional.
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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Régimen Fiscal Promocional

Los sujetos comprendidos por la ley, que se dediquen a la producción y uso del hidrógeno promovido en los
términos de la presente ley y que cumplan las condiciones establecidas en la misma, gozarán, a partir de la aprobación del
proyecto respectivo, de los siguientes beneficios promocionales:

1) En lo referente al Impuesto al Valor Agregado y al Impuesto a las Ganancias, será de aplicación el tratamiento
dispensado por la Ley 25.924 y sus normas reglamentarias, a la adquisición de bienes de capital y/o a la realización de
obras que se correspondan con los objetivos del presente régimen.

2) Los bienes afectados a las actividades promovidas por la presente ley, no integrarán la base de imposición del
Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta establecido por la Ley 25.063, o el que en el futuro lo complemente, modifique o
sustituya, hasta el tercer ejercicio cerrado, inclusive, con posterioridad a la fecha de puesta en marcha del proyecto
respectivo.

3) El hidrógeno producido por los sujetos titulares de los proyectos registrados por la autoridad de aplicación
utilizado como combustible vehicular, no estará alcanzado por el Impuesto sobre los Combustibles Líquidos y el Gas
Natural establecido en el Capítulo I, Título III de la ley 23.966, texto ordenado en 1998 y sus modificaciones, por el
Impuesto al Gas Oíl, Ley 26.028, ni por la tasa de Infraestructura Hídrica establecida por el decreto 1381/01.

Adhesión de Tucumán: La provincia se adhirió a la Ley Nacional 26123 mediante ley provincial 8055 del año 2008.
Constando de sólo dos artículos: uno de adhesión y el otro de forma.

F. ENERGÍA MAREOMOTRIZ

1. Introducción.

La energía mareomotriz es la que se obtiene aprovechando las mareas, es decir, la diferencia de altura
media de los mares según la posición relativa de la tierra y la luna, y que resulta de la atracción gravitatoria de
la luna y del sol sobre la masa de agua sobre los mares.

Tiene la cualidad de ser renovable, en tanto que la fuente de energía primaria no se agota para su
explotación, y es limpia, ya que en la transformación energética no se producen subproductos contaminantes
líquidos, gaseosos o sólidos. Sin embargo, la relación entre la cantidad de energía que se puede obtener con los
medios actuales y el coste económico y ambiental de instalar los dispositivos para su proceso, han impedido
una proliferación de este tipo de energía.

La energía mareomotriz es la energía potencial o cinética que contienen los océanos. Esta energía se
está desarrollando y se piensa podría ser una energía que sustituiría a los combustibles fósiles, porque esta
energía es renovable y tres cuartas partes del planeta son océanos, así que casi todo país con costa puede
emplearla. Está energía la producen en conjunto el viento, el Sol y la Luna, que hacen:

 Las olas
 Las mareas
 Las corrientes marinas

La energía de una central mareomotriz convencional se toma de las diferentes alturas que puede tener
la marea en el día, reteniéndola y haciendo mover una turbina. Aunque no contaminen la atmósfera, éstas
pueden influir en la biodiversidad y en la salinidad del agua.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Argentina es, junto a la costa del norte de Australia y la del Mar Amarillo en Corea, una de las regiones
más aptas para generar esta energía, en concreto, en la Patagonia (San Julián, Puerto Santa Cruz, Río Gallegos
en Santa Cruz y los golfos Nuevo y San José en Chubut). El potencial energético del país por esta vía se estima
en hasta 40.000 MW, una cifra muy inferior a los 692 MW que producirá la central atómica Atucha II a partir
del año que viene.

A pesar de que sus costos no son más elevados que otros emprendimientos, este potencial aún no ha
sido aprovechado. Uno de los motivos de ello es que para su explotación es necesaria la construcción de diques
y represas muy parecidas a las utilizadas en la energía hidroeléctrica. Estos diques podrían provocar problemas
medio ambientales con un impacto muy negativo en alguno de los enclaves, como es el caso de Península
Valdés, que es Patrimonio de la Humanidad.

Sin embargo, expertos coreanos podrían haber encontrado la solución, basándose para ello en la
combinación de las energías de las mareas y de las corrientes lo que permite que se genere electricidad
mediante molinos similares a los de la energía eólica. La propuesta verde es tan viable que ya han comenzado
las tratativas con diversos gobiernos municipales para arrancar algún proyecto en la cosa Patagónica.

No es la única propuesta que podría hacer viable esta energía renovable en la Argentina. Otro experto
argentino ha patentado un sistema que se beneficia de las mareas si necesidad de instalar turbinas en el fondo
marino que pudieran picar flora y fauna. Para ello, es necesaria la construcción de una pileta en tierra firme –
entre un 10 y un 20 por ciento de la costa argentina es desértica–, compuesta por dos cubas a diferentes
niveles, subiendo y bajando cuando una de ellas se llena de agua. Este movimiento haría correr un flujo de
aceite a presión que, a su vez, movería un motor hidráulico produciendo así electricidad.

2. Ventajas y Desventajas.

Ventajas:

 No produce ningún tipo de contaminación, como por ejemplo si lo hace la energía nuclear. Otro
ejemplo que no emite sustancias tóxicas al medioambiente es la energía solar.
 La vida útil de la infraestructura es muy alta, pudiendo durar muchísimos años sin que tenga daños. De
todos modos, con el mínimo mantenimiento puede durar muchísimas décadas.
 La gran ventaja es que es energía renovable, no se acabará a lo largo del tiempo.
 No ofrece un riesgo para la sociedad, como por ejemplo si lo tiene la producción de la energía nuclear y
también la de energía hidroeléctrica mediante una represa.
 Es posible producir energía mediante una central mareomotriz en cualquier momento del año, y el
clima no es un factor que intervenga en el proceso de producción.
 Es posible producir una buena cantidad de energía como para abastecer de electricidad a una ciudad
con 250.000 habitantes, pudiendo producir aproximadamente 350MW de potencia sin inconvenientes.

Desventajas:

× La producción de energía mareomotriz puede resultar invasiva en cuanto al paisaje.

× Como se dijo anteriormente, el costo inicial para montar una central de este tipo, es muy elevado, ya
que se necesita pagar la mano de obra y los materiales que se emplearán para la construcción.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

× Una desventaja de la energía mareomotriz es que repercute de forma negativa en la flora y la fauna.
Porque todas las especies de la zona costera van a tener que desaparecer debido a la central.

3. Legislación Aplicable

Ley 26.190: REGIMEN DE FOMENTO NACIONAL PARA EL USO DE FUENTES RENOVABLES DE ENERGIA
DESTINADA A LA PRODUCCION DE ENERGIA ELECTRICA

Dicha norma declara como objeto declarar de interés nacional la generación de energía eléctrica a
partir del uso de fuentes de energía renovables con destino a la prestación de servicio público como así
también la investigación para el desarrollo tecnológico y fabricación de equipos con esa finalidad.

Se establece como objetivo de tal régimen lograr una contribución de las fuentes de energía renovables
hasta alcanzar el OCHO POR CIENTO (8%) del consumo de energía eléctrica nacional, en el plazo de DIEZ (10)
años a partir de la puesta en vigencia del presente régimen.

A efectos de la presente norma se aplicarán las siguientes definiciones:

Fuentes de Energía Renovables: son las fuentes de energía renovables no fósiles: energía eólica, solar,
geotérmica, mareomotriz, hidráulica, biomasa, gases de vertedero, gases de plantas de depuración y biogás,
con excepción de los usos previstos en la Ley 26.093.

G. ENERGIA SOLAR

1. Introducción.

El sol gravita de manera singular sobre la vida de los elementos bióticos e incluso influye, de manera
directa e indirecta, sobre fenómenos naturales, como el clima, la vegetación, los suelos, etc.

El Sol es el origen de prácticamente toda la energía que sustenta la vida, la fuente del estado del
tiempo, el árbitro de nuestro clima y, desde luego, nuestra conexión más cercana con procesos que dan
energía al cosmos.

El son en su conformación es de por sí pura energía en constante movimiento y cambio a tal punto
que las llamadas explosiones solares que en él se producen influyen de manera significativa sobre nuestro
planeta generando alteraciones de toda índole, como sucede en materia de comunicaciones sobrecargando las
líneas eléctricas, produciendo apagones masivos y destruyendo los instrumentos de cualquier aparato que
orbite nuestro planeta.

2. Definición.

Es aquella que mediante conversión a calor o electricidad se aprovecha de la radiación proveniente


del sol; otra forma de aprovechamiento asociado considera la posibilidad de hacer uso de la iluminación
natural y las condiciones climatológicas de cada emplazamiento en la construcción de edificios mediante lo que
se denomina arquitectura bioclimática.

Formas de Utilización.- Se distinguen dos tipos de aplicaciones para este tipo de energía: los sistemas
aislados y los que están conectados a la red. En el primer caso estamos hablando de instalaciones que generan
energía solar para viviendas, escuelas u otras dependencias que no están conectadas a una red eléctrica. Los

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

sistemas que van conectados, en cambio, a redes hacen referencia a instalaciones que interactúan a través de
un inversor, por lo que no se requiere almacenar energía debido a que la continuidad del suministro está
asegurada.

3. Marco Regulatorio Nacional

El marco legal nacional existente, referido al uso y aprovechamiento del tipo de energía analizada,
convive con el que corresponde a las fuentes tradicionales de energía. En efecto, basta con mencionar las leyes
nacionales 26.154 de promoción de explotación de petróleo y gas; la ley 26.095 creadora de cargos específicos
para el desarrollo de obras de infraestructura relacionada con el gas (natural y licuado) y electricidad. Se suman
los acuerdos y estímulos otorgados por el gobierno provincial para promover actividades de exploración y
búsqueda de petróleo en el área del territorio provincial.

Rige la ley 25.019/98 conocida como Régimen Nacional de Energía Eólica y Solar , complementaria de
aquellas que conforman el Régimen de Energía Eléctrica . A su turno, complementaria a la ley 26.190/07
sobre Régimen de Fomento para el uso de Fuentes Renovables de Energía Destinada a la Producción de
Energía Eléctrica .

Por el art. 1 paralelamente a lo consagrado por la ley 26.190, se declara de interés nacional la
generación de energía eléctrica de origen eólico y solar en todo el territorio nacional. El llamado interés
nacional implica el compromiso y rol que le cabe al Estado de fomentar la investigación y desarrollo de obras e
infraestructuras necesarias para generar energía en base a la que emana del sol. A tales fines se encomienda al
Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos de la Nación, a través de la Secretaría de Energía,
promover la investigación y el uso de energías no convencionales.

Dichas actividades tendientes a la generación de energía eléctrica no requieren autorización previa del
Poder Ejecutivo Nacional para su ejercicio. Interpretamos que la norma analizada toma en consideración la
característica ínsita de la energía solar, cuya fuente es capaz de irradiar energía en abundancia susceptible de
ser aprovechada por cualquiera. Por ello, la falta de autorización consagrada debe limitarse a los supuestos en
que la energía solar sea captada para satisfacer las necesidades individuales ya sea de calor o de electricidad
mediante el empleo de placas fotovoltaicas . Distinto es el supuesto de energía eléctrica generada a partir de
la solar y luego destinada al mercado mayorista o bien a la prestación de servicios públicos, en cuyo caso el
régimen legal está previsto en las leyes 15336/60 y 24065.

Se difiere el pago del IVA por quince años en el supuesto de inversiones de capital destinadas a la
instalación de centrales y/o equipos solares. Transcurrido el plazo legal lo adeudado se pagará en 15
anualidades a partir del último diferimiento.

Se consagra el beneficio de la estabilidad fiscal, por el plazo de 15 años, contados a partir de la fecha de
promulgación de la ley a condición de que la energía proveniente del sol se vuelque a los mercados mayoristas
y/o destinada al servicio público . Dicha estabilidad debe entenderse al beneficio consistente en garantizar en
que no se va a alterar en más la carga tributaria existente a la fecha de promulgación de la ley en análisis. Ello
con la finalidad de alentar toda actividad que tienda a generar energía solar de naturaleza cuantitativa y
cualitativa, no pudiéndose ver alterada la actividad mediante la creación e imposición de nuevos impuestos o
de mayores montos de impuestos o tasa ya existentes en el ámbito nacional.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Por último, invita a las provincias a adoptar un régimen de exenciones impositivas en el ámbito de sus
jurisdicciones a fin de alentar la generación de esta fuente alternativa de energía. Ello en virtud del ejercicio de
poder de policía, facultad reservada por las provincias para dictar la reglamentación pertinente que existe
independientemente de que así lo declare una ley.

4. Marco Regulatorio Provincial

En el año 2007 fue sancionada la ley 7.886 que consagra un sistema de fomento a la inversión, con
carácter amplio en cuanto a finalidades, objetivos y actividades que comprende y que en lo anuente a la
energía solar contiene similares disposiciones a las de la ley nacional 25.019/98.

En efecto, el artículo entre los objetivos del sistema, enuncia en el apartado b) el de fomentar el
aprovechamiento racional de los recursos de la provincia en condiciones sustentables de desarrollo para luego
señalar, de manera particular, el de promover la investigación, desarrollo, generación y uso de energías
alternativas.

La finalidad perseguida es la de propiciar la concreción de proyectos en el ambiente de las actividades


que enumera que promuevan el desarrollo económico, dando prioridad a las pertenecientes a los sectores
agrícola, ganadero, forestal, energético alternativo renovable, de la construcción; las mencionadas
explícitamente en minería, forestal y turismo; entre otras.

Los beneficios que otorga, de naturaleza tributaria, alcanzan a aquellas personas físicas o jurídicas que
desarrollen actividades cuya finalidad sea la de investigar, generar y producir energía solar, siempre con el
alcance que fija la ley, esto es, el de incentivar el desarrollo industrial y económico de la provincia.

En efecto, reitera el principio de estabilidad fiscal ya previsto en el orden nacional, por un plazo de 15
años respecto de la carga tributaria provincial. Se diferencia de la exención de los tributos en el sentido que
ello implica una liberación en el pago de tributos, cualquiera sea su naturaleza o especie, en tanto la estabilidad
configura la prohibición de modificar en más la carga tributaria ya existente al momento de la aprobación de
un determinado proyecto a encarar.

Complementando aquel, otros beneficios que otorga son, por ejemplo, asistencia técnica; el
otorgamiento de subsidio en las tasas de interés; la facilidad para obtener líneas de créditos, etc.

La ley analizada se complementa con la ley provincial sobre Defensa, Conservación y Mejoramiento
del Ambiente que en uno de sus capítulos se refiere a la energía en general. Específicamente relacionada con
la energía solar, el art. 48 establece, como función de la autoridad de aplicación (Dirección de Economía y
Política Ambiental dependiente del Ministerio de Economía), la de fomentar el estudio y la instalación de
centrales de energía alternativa como la solar, para uso particular o de pequeñas comunidades considerando la
ubicación geográfica de la provincia y los avances en la investigación realizados por organismos
internacionales.

LEY DE INVERSIONES MINERAS (24.196)

Tratamiento Fiscal de las Inversiones

Con la sanción de la Ley de Inversiones Mineras se pretendió establecer reglas claras y condiciones favorables
para que se genere una corriente de inversiones nacionales e internacionales en la actividad minera. Dichas inversiones

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

resultan imprescindible para obtener un adecuado conocimiento del indudable potencial minero que posee el país
mediante prospecciones, exploraciones y la definición de los recursos.

Los recursos mineros se encuentran en zonas en las cuales las obras de infraestructura son nulas o muy escasas, y
por lo tanto resulta necesario efectuar importantes inversiones en los caminos de acceso, transporte, obras civiles de uso
comunitario, generación o transmisión de energía, comunicaciones y otras, que normalmente son brindadas por la
inversión pública.

Otro aspecto sensible es la rigidez de la oferta de los productos minerales hacia el mercado ya que se encuentra
condicionada por el recurso disponible.

Las medidas propiciadas por la ley han contribuido a neutralizar estas diferencias, poniendo al sector en
condiciones equivalentes a la de las demás industrias y creando un ambiente atractivo en el país para los empresarios
interesados en desarrollar su potencial financiero y técnico.

Este marco legal fue sancionado con el objeto específico de:

a. Generar las condiciones adecuadas con el fin de atraer el ingreso de capitales para la inversión de riesgo
en el campo de la minería.
b. Conocer y potencializar los recursos mineros del país.
c. Incrementar la producción de los mismos y mejorar el abastecimiento de materias primas a las industrias
en transformación en calidad y cantidad.
d. Equilibrar la balanza de intercambio comercial de los minerales y sus derivados primarios.
e. Generar fuentes de trabajo y asentamiento estables en zonas alejadas, fronterizas y, por lo general, de
escaso desarrollo.
f. Incorporar y crear tecnología minera.

Pueden acogerse al régimen las personas físicas con domicilio en el territorio nacional y las personas habilitadas
para actuar dentro de su territorio con ajuste a sus leyes, debidamente inscriptas que desarrollen actividades en el país o
se establecen en la Argentina con ese propósito.

El régimen instituido alcanza tanto a los nuevos emprendimientos como a los que se encuentran en actividad
desde la fecha de su entrada en vigencia, con excepción del apartado referido a la estabilidad fiscal que alcanza
exclusivamente a los emprendimientos nuevos y a las unidades productoras existentes que incrementen su capacidad
productiva mediante un proyecto de ampliación.

La ley también determina taxativamente quiénes quedan excluidos de dicho régimen:

a. Las personas físicas condenadas por cualquier tipo de delito no culposo, incompatible con el régimen de la
presente ley, y las personas jurídicas cuyos directores, administradores, síndicos, mandatarios o gestores que
se encuentren en las mismas condiciones.
b. Aquellas personas físicas o jurídicas que en el momento de inscribirse tengan deudas firmes exigibles e
impagas de carácter fiscal o previsional; o también si existe una decisión judicial o administrativa declarando
un incumplimiento en materia aduanera, impositiva o previsional, hasta que no la resuelvan.

Como es una ley de adhesión, las provincias han de expresar su conformidad a los efectos de que pudieran
aplicarse en su jurisdicción.

Por otro lado, la ley especifica detalladamente las actividades que comprende:

a. La prospección, exploración, desarrollo, preparación y extracción de sustancias minerales comprendidas en el


Código de Minería.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

b. Los procesos de trituración, molienda, beneficio, pelletización, sinterización, briqueteo, elaboración primaria,
calcinación, fundición, refinación, aserrado, tallado, pulido y lustrado, siempre que estos procesos sean
realizados por una misma unidad económica e integrados regionalmente con las actividades descriptas en el
inciso a) de este artículo en función de la disponibilidad de la infraestructura necesaria

El concepto de integración de la actividad de extracción y de los procesos de tratamiento es fundamental.

Se consideran integrados regionalmente con las explotaciones mineras aquellos procesos de tratamiento de
minerales instalados dentro de un radio de 200km desde los yacimientos ubicados en el territorio nacional, que les
provean no menos del 50% en peso de sus insumos minerales teniendo en cuenta la producción total del año calendario
total. Cuando se trata del primer año de operación se toma en cuenta el programa de la empresa que presenta con
carácter de declaración jurada.

Por otra parte, se excluyen del régimen expresamente las actividades vinculadas a:

a) Hidrocarburos líquidos y gaseosos.


b) El proceso industrial de fabricación de cemento a partir de la calcinación.
c) El proceso industrial de fabricación de cerámicas.
d) Las arenas, canto rodado y piedra partida, destinadas a la industria de la construcción.

Estabilidad Fiscal

Los emprendimientos mineros comprendidos gozan de una estabilidad fiscal por el término de 30 años contados
a partir de la fecha de presentación de su estudio de factibilidad. Esto se traduce en que su carga tributaria total no puede
afectarse más, tomando como parámetro la impuesta en el momento de su presentación.

Es decir, que aunque aumenten las contribuciones impositivas y las tasas, no los afectan. Tampoco los alcanzan
las contribuciones nuevas que se creen. Cuando la ley se refiere al incremento de la carga tributaria debe entenderse a las
que puedan surgir en cada jurisdicción, como resultado de creación de nuevos tributos y/o aumentos de tasas, alícuotas,
etc.

Asimismo, el IVA no es alcanzado por las disposiciones del mencionado régimen.

La Autoridad Minera tiene la obligación de emitir un certificado con las contribuciones tributarias y tasas
aplicadas a cada proyecto en el orden nacional, provincial y municipal, que se encuentre vigente en el momento de la
presentación y el que será remitido a las autoridades impositivas respectivas.

Si el inscripto se siente perjudicado por alguna alteración a dicha estabilidad puede reclamar ante las autoridades
para que se le retengan y se le devuelvan los montos pagados en exceso por los fondos coparticipables que le
corresponden del fisco incumplidor.

Impuesto a las Ganancias

Los sujetos inscriptos en la ley pueden deducir en el balance impositivo del impuesto a las ganancias el 100% de
los montos invertidos en los gastos de prospección, exploración, estudios especiales, ensayos metalúrgicos, metalúrgicos,
de planta piloto, de investigación aplicada y los demás trabajos destinados a determinar la factibilidad técnico-económica
del emprendimiento minero.

Ello permite a los empresarios locales de capital nacional elevar el porcentaje de la deducción mencionada hasta
el 200% de la inversión, reduciendo correlativamente el del diferimiento de pago o bien prescindiendo del mismo.

Beneficios similares son otorgados a las empresas y ello reviste singular importancia porque permite a los
inversores llegar a deducir el 200% de la inversión no pagando monto alguno en concepto de diferimiento.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los mismos son de una magnitud que no reconocen precedentes respecto de los incentivos fiscales dispuestos en
los otros regímenes promocionales implementados en el país.

El sistema regulado procura atraer inversores a un nuevo sector de la actividad económica.

El régimen de amortización acelerada que establece la ley es el siguiente:

a) Las inversiones que se realicen en equipamiento, obras civiles y construcciones para proporcionar la
infraestructura necesaria para la operación, tales como accesos, obras viales, obras de captación y transporte de aguas,
tendido de líneas de electricidad, instalaciones para la generación de energía eléctrica, campamentos, viviendas para el
personal, obras destinadas a los servicios de salud, educación, comunicaciones y otros servicios públicos como policía,
correos y aduanas, se amortizarán de la siguiente manera:

1. El sesenta por ciento (60%) del monto total de la unidad de infraestructura, en el ejercicio fiscal en el
que se produzca la habilitación respectiva, y

2. el cuarenta por ciento (40%) restante en partes iguales en los dos (2) años siguientes.

b) Las inversiones que se realicen en la adquisición de maquinarias, equipos, vehículos e instalaciones, no


comprendidas en el apartado anterior se amortizarán un tercio por año a partir de la puesta en funcionamiento.

La ley fija una excepción a las utilidades provenientes de los aportes de minas y de los derechos mineros como
capital social, en las empresas que desarrollan actividades comprendidas en el régimen de la ley, están exentas del
Impuesto a las Ganancias.

El aportante y las empresas receptoras de tales bienes deberán mantener el aporte en sus respectivos
patrimonios por un plazo no inferior a cinco (5) años continuados, contados a partir de su ingreso, excepto que por
razones debidamente justificadas la Autoridad de Aplicación autorice su enajenación. Si no se cumpliera con esta
obligación, corresponderá el reintegro del monto eximido de acuerdo con lo establecido en la Ley de Impuesto a las
Ganancias. En caso que el incumplimiento sea de la empresa receptora, la misma será solidariamente responsable del
pago del reintegro conjuntamente con el aportante.

La ampliación del capital y emisión de acciones a que diere lugar la capitalización de los aportes mencionados en
el párrafo anterior estarán exentas del impuesto de sellos.

Avalúo de Reservas

El régimen de inversiones minero argentino permite que el avalúo de las reservas de mineral económicamente
explotables pueda capitalizarse hasta el 50%, y que el saldo no capitalizado constituya una reserva por avalúo.

El resultado de la inversión en la exploración minera es el conocimiento del depósito del mineral explorado y la
determinación de las reservas minerales existentes, es decir, la medida de la cantidad de mineral disponible y la definición
de su calidad.

Las reservas generadas por la exploración tienen un valor intrínseco, por lo cual una vez valuadas pueden
capitalizarse formando parte del patrimonio de la empresa minera.

Al generar reservas minerales medidas la exploración crea un capital fijo. Este rubro de los costos mínimos está
integrado por el recurso natural, es decir, la mina con sus reservas, y los bienes de capital necesarios para explotar dicho
recurso: infraestructura, instalaciones, equipos, maquinarias, etc.

Si aumentan las reservas de mineral medido, aumenta el recurso natural y, por ende, el capital fijo. Por lo tanto,
el capital fijo creado por la evaluación de reservas de mineral es una forma de aporte de capital típico de la minería.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En síntesis, podemos afirmar que valuar las reservas es hacer un stock estratégico de materia prima que asegura
la amortización del capital del emprendimiento en una industria de transformación.

La capitalización permite asociarse en condiciones equitativas con la parte del capital que se requiere para la
explotación del yacimiento como, así también, obtener créditos y garantizarlos en base al valor comercial propio que
tienen las reservas.

Además, la capitalización y la constitución de reservas tienen efectos exclusivamente contables y, por lo tanto,
carecen de relevancia para la determinación del impuesto a las ganancias, del patrimonio neto y los capitales y sellos.

Para resumir, debemos tener en cuenta los parámetros siguientes:

a) Reservas medidas.
b) Características estructurales del yacimiento y sus contenidos útiles.
c) Situación del mercado a servir.
d) La curva de explotación prevista.
e) Estimación de la inversión total requerida para la explotación de las reservas medidas.

Disposiciones Fiscales Complementarias

Los inscriptos están exentos del Impuesto de Activos. Para lo cual, dentro de los 30 días a partir del vencimiento
de la presentación de la declaración jurada por el Impuesto a las Ganancias, los inscriptos deben presentar otra
declaración en la que se indiquen los trabajos e inversiones realizados con la documentación y registración debidas en
forma individualizada.

Importaciones

Los inscriptos están exentos del pago de los derechos a la importación y de cualquier otro gravamen especial
correlativo o tasa de estadística, con exclusión de las demás tasas retributivas de servicios, por la introducción de bienes
de capital, equipos especiales, o parte, elementos o componentes de los mismos, y de los insumos determinados por la
autoridad de aplicación, que fueren necesarios para la ejecución de las actividades que se encuentran comprendidas en el
presente régimen.

Las exenciones o la consolidación de los derechos y gravámenes, se extenderá a los repuestos y accesorios
necesarios para garantizar la puesta en marcha y desenvolvimiento de la actividad; las que estarán sujetas a la respectiva
comprobación del destino, el que deberá responder al proyecto que motivó dichos requerimientos.

Los bienes de capital, partes, accesorios e insumos que se introduzcan al amparo de la liberación de los derechos
y gravámenes precedentemente establecida, sólo podrán ser enajenados, transferidos o desafectados de la actividad
objeto del permiso, una vez concluido el ciclo de la actividad que motivó su importación o su vida útil si fuera menor a
ésta.

Si tales bienes se reexportan o transfieren a una actividad no comprendida en el régimen, deberá procederse al
pago de los derechos, impuestos y gravámenes que correspondan a ese momento.

Regalías Mineras

Las regalías constituyen un instituto minero en tanto reconocen como fundamento la propiedad del Estado
Nacional o Provincial sobre el subsuelo.

Su naturaleza financiera y jurídica ha planteado controversias, dado que su estructura normativa si bien es similar
a la de los impuestos se distingue de éstos por el principio del cual se ha partido para su creación y su justificación
histórica.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Las regalías no pretenden alcanzar la capacidad contributiva como índice de participación en la distribución del
gasto público, sino compensar el agotamiento de un recurso no renovable.

A cambio de este impuesto el Estado cumple funciones y brinda servicios públicos indivisibles. A cambio de las
regalías, la empresa entrega mineral de su propiedad. La distinción permite definir, dentro de la organización política
prevista por la CN, qué nivel de gobierno se encuentra legitimado para establecerlas.

Las regalías mineras son consideradas como un signo de la propiedad que encuentra su origen en las facultades
conferidas al Congreso Nacional para establecer todas las cuestiones relativas al dominio originario sobre las minas que
detentan las provincias.

El Estado Provincial se encuentra facultado para administrar su riqueza por una ley nacional, el Código de Minería,
y puede fijar las condiciones bajo las cuales permite la búsqueda, exploración y el aprovechamiento de las sustancias
minerales que se encuentran en su jurisdicción.

Regalías en la Ley de Inversiones Mineras

La normativa establece que las provincias adheridas no pueden cobrar un porcentaje superior al 3% sobre el valor
boca mina del material extraído.

El propósito de legislar una ley nacional para la cuestión de las regalías consistió en evitar el tratamiento
diferencial que las provincias le dieron al gravamen, de manera de brindarle al inversor un marco de seguridad apropiado
dentro de una industria con un riesgo tan específico.

El carácter nacional de las regalías no significa que se le desconozca a las provincias sus facultades, que continúan
conservando y que no fueron delegadas al Gobierno Federal, ni su derecho a percibir las sumas que se recauden con
motivo de su aplicación. Lo que se procuró es que los estados provinciales ejerzan sus derechos sin contrariar los
principios consagrados por la CN.

Al respecto la Corte Suprema ha dicho que la facultad impositiva de las provincias, no obstante su autonomía
económica y financiera, tiene por valla insalvable los principios básicos establecidos en la ley fundamental de la Nación, la
que indudablemente, y se ha dicho con frecuencia, ha querido hacer en materia de circulación territorial y comercio
i te p ovi ial u solo te ito io pa a u solo pue lo…

La ley nacional impuso un tope unificado del 3% para todas las provincias para evitar las desigualdades entre las
economías locales y generar un provecho común.

Después de dictada dicha ley, los estados provinciales no pueden oponerles un régimen fiscal contrario, como
una suerte de derogación unilateral, que por lo inconsulta e incongruente ciertamente resultaría una conducta irritante.

En el año 1997 el entonces Secretario de Industria, Comercio y Minería, Lic. Alieto Guadagni, estableció una
fórmula para la determinación del valor boca mina para los minerales y metales comunes, y para los productos de valor
muy alto que derivan de estos mediante procesos adecuados.

El cálculo de dicha fórmula se basa en el concepto de deducción de costos y/o gastos directos del precio de venta
del producto.

Las regalías respecto de nuestra legislación tiene su origen en el sector petrolero: el concepto de boca mina se
equipara al de boca de pozo, empleado para los concesionarios hidrocarburíferos.

El sistema de boca de pozo implica que sobre el precio de compraventa del hidrocarburo debe restarse el flete,
los gastos de producción y la ganancia razonable. El saldo es el precio que puede fijarse como valor del petróleo en sí
mismo, del cual surge entonces el valor que se establece como regalía.

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Unidad 10 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Mecanismos para determinar la Base Imponible

El último párrafo del art. 22 del reglamento de la Ley 24.196 expresa que: las provincias que adhieran al régimen
de la ley 24196, en los términos de sus arts. 4 y 22 Ver Texto, conservan la potestad de establecer en sus respectivas
jurisdicciones mecanismos para la determinación de la base imponible y/o beneficios adicionales para los productores
mineros en correspondencia a las características particulares del proyecto bajo análisis.

Los mecanismos elegidos no pueden:

a. Alterar el resultado económico que surge de la aplicación del párrafo correspondiente al art. 22 del
reglamento.
b. Legislar un mecanismo distinto al de la ley nacional. Debe entenderse que la provincia procura brindarle
mayores beneficios que la provincia procura brindarle mayores beneficios a las empresas inversoras,
otorgándoles los niveles de alícuotas de las regalías suficientes para sus actividades sean compatibles con
cualquier rentabilidad razonable.
c. Para calcular el valor boca mina algunas provincias no tienen en cuenta el valor del mercado, lo cual es una
forma de proteger tanto a la provincia como a la compañía de sus variaciones, dado que desde el momento
en que se fija el porcentaje de la regalía dicho valor puede cambiar, favoreciendo o perjudicando a la
provincia o a la compañía.

Darle transparencia en el nivel internacional la Ley 24.196 se incorpora el art. 22 bis, en cuyo texto se establece la
definición del valor boca mina en el nivel nacional. No debemos olvidar que para que las provincias lo apliquen en forma
obligatoria tienen que adherirse a la ley.

El artículo prescribe que el valor se obtiene restándolo de los costos directos y/u operativos necesarios para llevar
el mineral de boca mina a su primera etapa de comercialización, con la excepción de los gastos y/o costos directos o
indirectos inherentes al proceso de extracción.

Los costos a deducir, son:

a. Costos de transporte, flete y seguros hasta la entrega del producto logrado, menos los correspondientes al
proceso de extracción del mineral hasta la boca mina.
b. Costos de trituración, molienda y beneficio, y todo proceso de tratamiento que posibilite la venta del
producto final.
c. Costos de comercialización hasta la venta del producto logrado.
d. Costos de administración hasta la entrega del producto logrado, menos los correspondientes a la extracción.
e. Costos de fundición y refinación.

Todo importe en concepto de amortizaciones se excluye expresamente de los costos deducibles.

En todos los casos, si el valor tomado como base de cálculo del valor boca mina es inferior al de dicho producto
en el mercado nacional o internacional, se aplica este último.

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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

POLITICA DE RECURSOS NATURALES.

POLITICA AGRARIA: CONCEPTO Y CARACTERES.

Para Vivanco, la política agraria es la acción propia del poder público y de los factores de poder,
que consiste en la elección de medios adecuados para influir en la estructura y en la actividad agraria, a fin
de alcanzar un ordenamiento satisfactorio de la conducta de quienes participan o se vinculan con ella, con
el propósito de lograr el desarrollo económico y el bienestar social de la comunidad.

La política agraria puede ser de carácter estatal cuenta sea impuesta por el Estado, típicamente a
través del Poder Legislativo en el dictado de leyes y el Poder Ejecutivo, que ejerce sus facultades de
reglamentación. Los destinatarios de la acción estatal también pueden diseñar para sí mismos una política
de neto corte sectorial, mucho más definida que la estatal, que representa sus intereses parciales y
reducidos; estas ideas no pocas veces terminan influyendo en las decisiones gubernamentales.

Típicamente, la política agraria se da en la realidad, mediante acciones concretas y proactivas; es


práctica. No obstante, puede haber un accionar científico, dedicado al estudio y a la investigación
interdisciplinaria de las causas y fines que inciden en la actividad agraria y que contribuyen al bienestar de
la comunidad.

La política agraria que dicte el Congreso o que ordene el ejecutivo pasará por un camino de
discusiones, consensos y presiones que terminará plasmándose con más o menos detalles en un
instrumento jurídico, ya sea una ley o una resolución explícita. En cambio, el gobierno puede optar por no
manifestarse sobre la cuestión y decidir no regular, no intervenir, laissez faire, laissez passer, como
defiende nuestra Constitución Nacional en el aspecto económico. También puede darse una política
implícita cuando la explicitación de medidas en sectores no agrarios termina incidiendo implícitamente en
la política agraria (e.g. el Código Civil y su sistema hereditario condujeron indirectamente a la parcelación
de los grandes latifundios).

Finalmente, podemos decir que las políticas agrarias pueden ser transitorias, siendo generalmente
intervenciones estatales fuertes de tipo correctivo que buscan conciliar intereses generales y particulares.
Estas acciones suelen afectar el derecho de propiedad fuertemente. En tanto, puede haber políticas de
carácter permanente, en el sentido de estabilidad continuada en el tiempo, como ser las garantías
fu da e tales de la Co stitució del ’ 3 (derecho a la propiedad y a la igualdad, políticas de fo e to de
infraestructura, etc.) o el asesoramiento a los productores por parte del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA), que tiene 59 años de existencia.

TIPOS DE INSTRUMENTOS DE POLITICAS AGRARIAS: SUBSIDIOS AGRARIOS, RETENCIONES, INCENTIVOS


TRIBUTARIOS Y BARRERAS ADUANERAS.

Los subsidios agrarios son la ayuda que otorgan los gobiernos a los productores agrícolas, bien para
disminuir sus costos, bien para compensar bajas de precios o una combinación de ambos, de manera de
estimular la producción agrícola, la permanencia de los productores en esta actividad y hasta el crecimiento
del empleo en el sector.

Adicionalmente con el subsidio agrícola se persigue favorecer al consumidor mediante precios más
bajos, se propende a disminuir las importaciones de alimentos, estimuladas en nuestro caso por la
sobrevaluación de la moneda que hace que los alimentos adquiridos en el exterior sean de menor precio
que los producidos en el país.

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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

El tema de los subsidios ha sido y es altamente debatido en el seno de los organismos


internacionales que regulan el comercio, como la Organización Mundial de Comercio (OMC), que evidencia
una trayectoria de oposición a la utilización de los subsidios agrícolas en forma desmedida, de manera tal
que esos productos subsidiados en exceso se conviertan en un mecanismo ilegal que se traspasa a las
exportaciones y con ello afecten sensiblemente productos similares provenientes de países con menores o
ningún subsidio y de tecnología menos avanzada, como es el caso de los países del tercer mundo y que
hace que estos terminen abandonando las exportaciones por la competencia desleal de los países
desarrollados.

Las retenciones son los derechos de exportación que gravan las mercaderías que se destinan al
exterior por tiempo indeterminado; es decir, las exportaciones a consumo. La denominación de
"retenciones" proviene de la operativa vigente en una época en la cual estas se descontaban al exportador
al momento del ingreso de las divisas producidas por su exportación. Actualmente, en cambio, pueden ser
pagadas al momento de registrar el permiso de embarque ante la aduana o garantizarlos y pagarlos al
momento de ingresar las divisas.

Puede tener, entre otras las siguientes finalidades:

 Redistribución de Beneficios. Suponiendo que el sector sobre el cuál recae el derecho de


exportación recibe utilidades fuera de lo usual y en constante crecimiento, aporta por las
retenciones a las arcas del Estado, que utilizará los fondos para repartir al resto de la sociedad los
beneficios por distintos medios.
 Obtención de Recursos Fiscales. El Estado busca obtener fondos a partir de la imposición de la
retención.
 Desincentivo y Promoción. Al establecer retenciones diferenciales para distintos productos, el
Estado puede buscar impulsar la exportación de determinados productos, mientras intenta
desmotivar otras actividades, por motivos varios. .

Los incentivos tributarios, según Nuñez, aquellos instrumentos de política económica


caracterizados por la utilización de la tributación como un medio para canalizar los recursos y orientar las
inversiones hacia determinados ramos o regiones que al Estado le interesa promover, como asimismo, para
encauzar o corregir ciertos aspectos de la actividad económica de un país. Idealmente serán específicos
(asignados a los sectores determinados), necesarios (sus receptores serán actividades en las que falte
inversión) y por tiempo determinado.

Entre sus finalidades podemos citar: el aumento de la inversión, el desarrollo de regiones


atrasadas, la promoción de exportaciones, la industrialización, la generación de empleo, el cuidado del
medio ambiente, la transferencia de tecnología, la diversificación de la estructura económica y la formación
de capital humano, entre otros. (Roccaro)

Entre las ventajas de los incentivos se encuentra:

 Aumento de la actividad productiva.


 Mejora de las condiciones de producción.
 Eliminación o reducción de desigualdades.
 Facilidad de aplicación -bastan el tratamiento legislativo y su reglamentación-.

En tanto, las desventajas son:

2
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

 Instituyen un tratamiento discriminatorio.


 No siempre alcanza a los contribuyentes más necesitados.
 Reducen los ingresos del Estado al erosionar la base tributaria.
 Afectan la productividad y la eficiencia, pues ciertas actividades se realizaran no por su
productividad, sino por su menor carga impositiva.

Las barreras aduaneras son los impuestos (aranceles) que deben pagar en un país los importadores
y exportadores en las aduanas por la entrada o salida de las mercancías.

El objetivo principal de las barreras arancelarias, es impedir la importación de ciertas mercancías,


ya sea para equilibrar la balanza comercial del país, para proteger la producción nacional o para
incrementar el intercambio entre un grupo de países.

Las barreras arancelarias, a pesar de la globalización y el Libre comercio, es una práctica muy
acentuada en muchos países, incluso en los mismos Estados Unidos, que se auto cataloga como el país más
libre en todos los aspectos. Junto con las barreras no arancelarias, impiden el desarrollo del libre comercio
y en cierta forma favorecen a las grandes multinacionales que ya controlan gran parte del comercio
mundial, en la medida que precisamente, este tipo de barreras son interpuestas por las grandes potencias
económicas de donde son originarias las multinacionales, protegiéndolas de esta forma de la competencia
emergente de los países en desarrollo.

LA CUOTA HILTON.

La Cuota Hilton es un cupo establecido actualmente por la Unión Europea, que acepta la
introducción en su territorio de cortes enfriados vacunos, sin hueso y de alta calidad, libres de prelievos y
con arancel equivalente al 20 %, para lo cual se asigna dicho cupo a cada país exportador.

Se originó en 1979, durante la Ronda Tokio del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros
y Comercio), celebrada en un establecimiento de la cadena hotelera Hilton. Durante las charlas, varios
países exportadores de carne vacuna reclamaron a la Comunidad Económica Europea (CEE) por las
distorsivas e inicuas prácticas comerciales que ésta aplicaba. En respuesta, la CEE compensó a dicho países
(entre ellos, Argentina) con una cuota de exportación sobre determinados cortes de carne; la cuota fue
bautizada informalmente en referencia al hotel donde se acordó la misma. La medida terminó por hacerse
efectiva en 1980, correspondiendo inicialmente a nuestro país una cuota anual de 5.000 toneladas
(actualmente, 28.000 tn).

Los cortes de referencia provienen de los cuartos traseros de la vaca y son: 1) lomo; 2) cuadril; 3)
bife angosto; 4) bola de lomo; 5) bife de ancho sin tapa; 6) nalga de adentro y 7) nalga de afuera. El 92% de
la demanda lo integran los tres primeros, siendo el principal destinatario Alemania (75%).

El organismo encargado de distribuir la cuota y expedir los Certificados de Autenticidad


requeridos para la exportación es la Secretaría Nacional de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación,
que recibe muchas presiones de los interesados intervinientes en la actividad para obtener un incremento
en sus participaciones. Según la entidad, prima el criterio de privilegiar el cumplimiento de las obligaciones
asumidas, la ocupación originada, los premios por los valores alcanzados y los antecedentes de los
exportadores. A su vez, se establecieron principios de mínimo igualitario y regionalidad que favorece a
los frigoríficos intermedios y chicos, y a los de interior.

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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

El Reglamento de la Unión Europea exige: Cortes refrigerados y deshuesados de carne de vacuno


procedente de animales de una edad comprendida entre los 22 y los 24 meses, con dos incisivos
permanentes, criados exclusivamente con pastos, cuyo peso vivo en el momento del sacrificio no exceda de
460 kg., de alidad espe iales o ue as, de o i ados spe ial o ed eef , u os o tes esté auto izados a
lleva la a a “C spe ial uts .

Consecuentemente, las categorías de ganado que pueden ingresar dentro de la Cuota Hilton son el
novillo, vaquillona y novillita. Los animales no tienen que haber recibido anabólicos, ni haber sido
alimentados con harinas o productos industriales, ni encontrarse en confinamiento. En otras palabras, el
animal debe haber recibido el alimento a campo, a lo sumo en bateas. El incumplimiento de estos
requerimientos autoriza al adjudicatario a redistribuir la participación del cupo asignado.

Desde que en 2007 el PEN comenzara a intervenir en forma esporádica en las autorizaciones para
exportación de carne vacuna, con el pretexto de asegurar el abastecimiento interno y una reducción de
precios, Argentina ha incumplido por 7 años consecutivos el volumen exportado a la UE en concepto de la
cuota Hilton.

PODER DE POLICÍA: CONCEPTO, CARACTERES Y DISPOSICIONES CONSTITUCIONALES.

Según Linares Quintana, el poder de policía es la potestad jurídica en cuya virtud el Estado, con el
fin de asegurar la libertad, la convivencia armónica, la seguridad, el orden público, la moralidad, la salud y
el bienestar general de los habitantes, impone, por medio de la ley y de conformidad con los principios
constitucionales, limitaciones razonables al ejercicio de los derechos individuales, a los que no puede
alterar ni destruir.

De la definición surgen los caracteres del poder de policía:

 Plasticidad. Tiene la posibilidad de desarrollarse y de manifestarse de acuerdo con las variables


condiciones políticas, económicas y sociales existentes en el Estado en que se proyecta.
 Inalienabilidad. Entraña la circunstancia que ésta facultad estatal sólo pertenece al Estado y, por
ende, no puede ser enajenada ni transferida a particulares o entidades privadas.
 Delegabilidad. Puede el Estado delegar éste poder a sus organismos o dependencias
administrativas cuidando que su objeto y medios de realización estén suficientemente definidos
para evitar discrecionalidad.
 Juridicidad. Es el atributo inherente a la soberanía o a la autonomía, según el caso.

El poder de policía no está expresamente establecido en el sistema constitucional argentino. No


obstante, podemos afirmar que surge implícitamente de los siguientes casos:

 Preámbulo de la Constitución Nacional. Se lista la necesidad de promover el bienestar general ,


se integra la suprema finalidad estatal del bien común.
 Art. 14 de la Constitución Nacional. Se establece que el goce de los derechos sólo es reconocido a
los habitantes de la nación conforme con las leyes que reglamenten su ejercicio .
 Art. 28 de la Constitución Nacional. Se expresa que los principios, garantías y derechos
reconocidos por los anteriores artículos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su
ejercicio , refiriendo claramente al poder de policía.
 Art. 75 de la Constitución Nacional. Se instaura que corresponde al Congreso proveer lo
conducente al adelanto y a la prosperidad de país y al adelanto y bienestar de todas las
provincias .
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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

En la definición del poder de policía aparece como una nota de ponderable importancia la
necesidad de que se determine con la más amplia exactitud el límite de su ejercicio. Al respecto, ha
opinado la jurisprudencia:

 Corte Suprema de los Estados Unidos. En diversos fallos se han establecido una serie de pautas a
seguir para que una regulación del Estado se constitucional. Tale parámetros pueden sintetizarse
en: 1) El objeto de la ley debe ser permisible; 2) Los medios deben guardar relación sustancial con
el fin; 3) No deben violarse derechos fundamentales; 4) La ley no debe ser arbitraria, irrazonable
u opresiva.
 Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina. La regla de razonabilidad es la medida
aplicable a cada caso para determinar si el ejercicio del poder de policía afecta los derechos del
individuo penetrando en los dominios de lo inconstitucional.

La doctrina, en tanto, ha identificado dos tipos de limitaciones. La primera abarca las limitaciones
constitucionales, receptadas en numerosos artículos de la Constitución Nacional (e.g. art. 16 –principio de
igualdad–, art. 17 –condiciones a la procedencia del instituto expropiatorio– y art. 19 –principio de
legalidad y derecho a la intimidad–).

La otra limitación es de creación jurisprudencial y no es otra que la ya mencionada regla de


razonabilidad, que es la medida aplicable en cada caso para determinar si el ejercicio del poder de policía
afecta indebidamente los derechos del individuo. Se trata de un ideal de justicia expresado con la
justificación, adecuación, proporcionalidad y limitación de las normas sancionadas.

Fiorini estableció cuatro principios para guiar la aplicación de la medida de razonabilidad:

 La limitación debe ser justificada. (e.g. Es justificado que el Estado imponga en la zona de
influencia de un embalse un cierto estilo arquitectónico para la edificación de casas, a fines de
realzar el valor turístico del lugar; NO es justificado disponer lo mismo en la zona céntrica de una
urbe de mucha población).
 La cantidad y modo de la medida deben ser adecuados al fin deseado. (e.g. Es adecuado disponer
la vacunación de la población para impedir una epidemia; NO es adecuado excusar de la campaña a
los empleados públicos, posibles transmisores de la enfermedad).
 El medio y el fin deben guardar proporción. (e.g. Habría proporcionalidad si, para descongestionar
ciertas arterias, se mantuvieran encendidos por unos segundos extra los semáforos en verde de
cierta arteria; NO sería proporcional si el tiempo adicional fuera de varios minutos).
 Todas las medidas deben ser limitadas a lo mínimo imprescindible. (e.g. Es limitado a lo
imprescindible suspender por dos o tres semanas la actividad escolar en pleno ciclo lectivo para
hacer frente a una epidemia de meningitis; NO lo es suspender por 2 años el dictado de clases).

PODER DE POLICÍA EN MATERIA DE SANIDAD ANIMAL Y VEGETAL.

El poder de policía agrario-ambiental es, según Vivanco, aquel que tiene en miras la protección de
los sujetos y bienes rurales para efectivizar la protección general de la producción, la salubridad y el
ambiente. Tal potestad estatal tiene sustento en los derechos de incidencia colectiva, que se imponen
frente a los derechos individuales tales como la propiedad, el ejercicio de una industria libre y el libre
comercio. Como dice Pastorino, tal jerarquización de derechos y garantías necesita un poder coactivo
capaz de hacerlo valer en la cotidianidad de las conductas individuales que pueden afectarlo.

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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

En cuestión de competencia, el principio básico es el artículo 121 de la Carta Magna, que reconoce
a las provincias todas las facultades no delegadas en la Nación. No obstante, Ramos Mejía recuerda que las
provincias no pueden tomar decisiones que afecten el comercio entre ellas o con el exterior, pues se trata
de cuestiones delegadas al gobierno federal (art. 75, inc. 13). Por ello, la regulación en materia de sanidad
animal y vegetal recaería en el Congreso.

Al respecto, Quintana entiende que a lo sumo se trata de una concurrencia de facultades, en la que
de todas formas primaría la legislación nacional en caso de conflicto (art. 31). Ésta postura parece
reforzarse con el inciso 30 de la enumeración de las atribuciones del Congreso establece que la nación
dictará la legislación necesaria para el cumplimiento de los fines específicos de los establecimientos de
utilidad nacional en el territorio de la República , quedando a cargo de las autoridades provinciales y
municipales la conservación de los poderes de policía e imposición sobre dichos establecimientos, en
tanto no interfieran en el cumplimiento de aquellos fines.

No obstante, puesto corresponde al Congreso proveer lo conducente a la prosperidad del país y al


adelanto y bienestar de las provincias (art. 75, inc. 18), y hacer las leyes y reglamentaciones convenientes
para ejercitar sus poderes (art. 75, inc. 32), Cullen sostiene que se debe entender al poder de policía como
facultad de la Nación cuando se busque proteger un interés general, en contraposición a la competencia
provincial propia de un interés meramente local.

LEGISLACIÓN VIGENTE.

La Ley Nacional Nº3.959 de Policía Sanitaria Animal abarca todo el ámbito de la República, en
cuanto a las cosas objeto de inspección que estén o puedan estar afectadas por enfermedades que se
hallen en territorio federal o fueran destinadas al tráfico o tránsito interprovincial o internacional.
Igualmente son afectadas aquellas cosas que sufran el peligro de padecer enfermedades contagiosas
provenientes de otras provincias, aun cuando no estén destinadas a salir de una jurisdicción provincial, así
como también todo lugar donde exista una enfermedad contagiosa o susceptible de serlo y proyectarse
más allá de su jurisdicción.

El objeto de contralor es el ganado, como objeto principal del art. 1º, pero el art. 10 refiere también
a la industrialización de productos de origen animal (incluyendo aves, huevos y peces) en todas las fases de
su procesamiento industrial y comercialización.

Se establece una concurrencia obligatoria de los gobiernos provinciales, como agentes naturales
del gobierno federal contribuyendo a los propósitos de la ley en sus respectivas jurisdicciones (art. 2). Sin
embargo, la ley prevé personal nacional propio para aplicar sus disposiciones; el mismo actuará a través de
organismos dependientes de la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación.

La nomenclatura reglamentaria de las enfermedades contagiosas y epizootias a combatir debe ser


determinada por el Poder Ejecutivo (art. 3). Se trata de una lista taxativa, susceptible de variar con la
incorporación de otras nuevas o la eliminación de las contenidas en la nómina.

La obligación de denunciar se impone a todo propietario o persona que de cualquier manera tenga
a su cargo el cuidado o las asistencias de animales atacados por enfermedades contagiosas o sospechosas
de tenerla, así como el que tenga conocimiento directo o indirecto de por lo menos las llamadas especies
exóticas. Todo acto de información debe realizarse ante la autoridad local correspondiente, que debe
informar a su vez al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).

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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

Se establecen una serie de medidas precautorias y sanitarias de orden general. Primeramente, los
responsables de los animales enfermos o sospechados de estarlo deben ser aislados (si están vivos) o
enterrados (si están muertos). En segundo lugar, las autoridades locales deben asegurarse del
cumplimiento de aquellos recaudos; de contribuir a su ejecución si hay reticencia; de examinar las cosas
para determinar la naturaleza del mal; y de comunicar los hechos a las autoridades sanitarias. Finalmente,
la autoridad nacional podrá declarar infestadas las propiedades, circunscripciones y provincias; aislar,
secuestrar y prohibir el tránsito integral de animales; desinfectar y destruir a los vehículos de contagio; y
adoptar toda otra medida aconsejable para el caso.

El contralor de la importación es ejercido a través de la oposición al ingreso, por cualquier punto


fronterizo, de animales de cualquier especie, notoriamente enfermos o simplemente sospechados de
estarlo. Incluso los sanos a simple vista deben permanecer bajo observación cuarentenaria para permitir el
afloramiento de enfermedades latentes o larvadas; en ese caso se producirá el sacrificio del animal, no
siendo obligatorio un resarcimiento económico. A su vez, se prohíbe el ingreso de todo medio de
transporte con animales enfermos sin previa desinfección de sus instalaciones.

Respecto del contralor a la exportación, no pueden salir del país animales atacados o sospechados
de estar atacados de enfermedades contagiosas. Si en la travesía de un medio de transporte que partió con
carga argentina se comprueban animales enfermos, debe comunicarse el evento desde el primer lugar de
arribo en la travesía, bajo penalidad de no permitírsele cargas futuras en esa unidad, medida extensible a
otras del mismo cargador.

En cuanto a las indemnizaciones, deberán ser en dinero, en la medida de la cosa no aprovechable y


al tiempo de la destrucción, salvo que la enfermedad fuese necesariamente mortal (art. 24) o que el
propietario no cumpliere las prescripciones sanitarias (art. 28). Se puede reclamar el resarcimiento hasta
tres meses desde el sacrificio, estableciéndose de común acuerdo, pero con posibilidad de reclamar
sumariamente a la justicia federal.

En cuanto a las penalidades, se establecen desde el art. 29 al 33 un régimen de multas desde


$1.000 a $500.000, conmutables por 1 día de prisión por cada $1.000, por diversas infracciones a la ley y a
sus reglamentaciones. La más sancionada en la práctica es la referente a la violación del deber de
información desarrollado ut supra, así como al deber de aislar al animal enfermo o sospechado de estarlo, y
de enterrar sus restos. El Código Penal, en tanto, establece en su artículo 206 que será reprimido con
prisión de 1 a seis meses el que violare las reglas establecidas por las leyes de policía sanitaria animal.

El organismo administrativo a nivel nacional es la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y


Alimentación de la Nación. Pero si de aplicación del poder de policía en sanidad animal se trata, existe el
SENASA, que tiene como misión primordial programar y realizar las tareas necesarias para prevenir,
controlar y erradicar las enfermedades propia de los animales y las transmisibles al hombre, así como
también ejercer el control higiénico-sanitario integral de todos los productos de origen animal.

En materia de policía sanitaria vegetal, rige en principio el decreto-ley Nº6704/63, que toma a su
cargo la defensa sanitaria de la producción agrícola en todo el territorio de la República contra animales,
vegetales o agentes perjudiciales de cualquier origen biológico. El Poder Ejecutivo debe realizar la
nomenclatura de los agentes perjudiciales respecto de los cuales regirán las disposiciones de la ley y podrán
declararlos plagas cuando puedan considerarse tales por su carácter extensivo, invasor o calamitoso,
aconsejándose los métodos de la técnica agronómica para erradicarla o establecer sobre ella un adecuado
control. Hasta tanto se proceda con la reglamentación y la determinación de las nomenclaturas de los

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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

agentes perjudiciales, rigen las disposiciones en las reglamentaciones de la Ley Nacional Nº4.863 de Policía
Sanitaria Vegetal.

En cuanto a ingreso, tránsito y egreso, se prohíbe expresamente la introducción y el tráfico interior


y exterior de vegetales, sus productos y subproductos, tierras, abonos, envases y, en general, cualquier
material atacado por alguna plaga o agente perjudicial que pueda ocasionar perjuicio a la producción o
propagar plagas.

El organismo de aplicación puede utilizar los procedimientos que aconsejan prácticas científicas
para combatir los agentes perjudiciales y que se encuentra facultado para ordenar la destrucción parcial y
total de sembrados, plantaciones, productos y sus derivados cuando la infestación o infección pueda
ocasionar mayores perjuicios a la producción, y quienes ocupen el terreno que contenga plagas declaradas
tienen obligación de dar aviso del hecho a la autoridad. Las mismas personas están obligadas a efectuar,
dentro de los inmuebles y/o medios de transporte, las medidas que la autoridad determine para la
destrucción de las plagas, en forma idónea y suficiente. A su vez, los ocupantes del terreno deberán
permitir el acceso a los inmuebles o medios de transporte a las autoridades, en tanto que éstas deberán
prestar la colaboración que se les solicite. El organismo de aplicación determinará el nivel de infestación y
los métodos de lucha.

En caso de incumplimiento de lo preceptuado, o que la lucha contra las plagas fuera insuficiente o
fuere interrumpida, la autoridad ejecutará los trabajos con elementos propios o contratados, a cuenta del
obligado. Tal accionar será previo al emplazamiento de aquel, salvo que no se pudiera localizarlo; los
vegetales o medios de transporte objeto del emplazamiento quedarán inmovilizados.

Ante la infracción, se labrará un acta ante la autoridad más cercana o ante dos testigos, en la que se
hará una relación circunstanciada de los hechos que originaron la infracción y se le hará saber al infractor
para que dentro de los quince días corridos pueda presentar los descargos, vencidos los cuales las
actuaciones se remitirán al órgano de aplicación quién podrá adoptar las diligencias que estime del caso y
dictará la resolución consiguiente. Notificado, el infractor podrá apelar la multa, si la hubiere, previo pago
de la misma. El recurso debe ser interpuesto dentro de los 30 días corridos y puede ser presentado ante el
órgano de aplicación o la oficina que intervino. El recurso se sustanciará ante el juzgado nacional del lugar
de la infracción y la resolución condenatoria se ejecutará por vía de apremio.

Respecto de las indemnizaciones, tiene fuerza ejecutiva la planilla que autorice el órgano de
aplicación para el reembolso de los gastos realizados por los trabajos de lucha no efectuados por el
obligado.

En tanto, los propietarios de bosques, sembrados o vegetales cuya destrucción se ordene tienen
derecho a una indemnización cuyo monto será establecido a base de la justipreciación del estado en que se
encontraban y de los beneficios que podrían obtenerse de la cosa destruida; no procede la indemnización si
la plaga debía haber producido la destrucción, o si el obligado no cumplió con las órdenes de lucha o si las
detuvo.

JURISPRUDENCIA.

En materia de poder de policía sanitaria, el leading case es Saladeristas de Barracas . En él, la


Corte confirmó la decisión de la provincia de Buenos Aires de retirar el permiso para funcionar a un
conjunto de saladeristas que faenaban el ganado arrojando los despojos al río. Ello, por razones de
salubridad ya que existía entonces una epidemia de fiebre amarilla. El supremo tribunal entendió que no
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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

existe concesión de permisos que puedan lesionar el interés general, recogiendo jurisprudencia de la corte
de Francia. Dichos jueces sostenían que las autorizaciones concedidas a los particulares son hechas siempre
sin perjuicio de los derechos de terceros, principio que debe tenerse muy en cuenta en materia ambiental.

Quiroga Lavié, Cenicacelaya y Benedetti entienden que en Saladeristas , un caso de 1887, está el
embrión de la tutela ambiental, no obstante la concepción higienista y sanitarista que lo impulsó.

Más recientemente podemos citar los fallos Frascalli y Friar . En el primero, la CSJN convalidó un
acto de sacrificio de caprinos por no contar con la documentación para el tránsito que hacen a la efectiva
sanidad de los animales; los ministros que el SENASA ejerció el poder de policía razonablemente y de esa
forma revocaron el pronunciamiento recurrido, que había sido adverso al organismo de control.

En Friar , en tanto, la CSJN dejó sin efecto una sentencia que condenaba al Estado Nacional a
pagar más de 20 millones de dólares al frigorífico Friar S.A., de Chaco, que se consideró perjudicado por la
prohibición de exportar carnes tras la reaparición de focos de fiebre aftosa durante los años 2000 y 2001.

El frigorífico había iniciado la demanda por entender que el Estado incurrió en "falta de servicio" al
dictar el decreto 1324 de 1998, que prohibió la vacunación contra la fiebre aftosa que se venía practicando
hasta ese año. En su presentación, los letrados adujeron que el Estado no tuvo en cuenta el ingreso de
animales desde Paraguay que habría desencadenado la reaparición del mal en el país. Para la firma, esto
agravó la propagación del virus por todo el territorio nacional, circunstancia que subsistió hasta que en abril
de 2001 el SENASA reimplantó el Plan de Erradicación de la fiebre aftosa y la campaña de vacunación
obligatoria.

En el fallo, la Corte remitió a los fundamentos del procurador y señaló que dejar de vacunar contra
la aftosa fue "una política distinta de la seguida hasta ese momento, cuyo acierto o desacierto y eficacia no
incumbe a los jueces cuestionar. Hacerlo implicaría sustituir el juicio de los magistrados por el de la
autoridad instituida por el Congreso para decidir sobre dicha materia", subraya el fallo.

"Como regla, cuando la ley delega en las autoridades del Poder Ejecutivo la determinación de las
políticas y el dictado de las regulaciones que a su juicio resulten más adecuadas, los jueces no pueden ex-
post facto sustituir el criterio adoptado por las autoridades administrativas", puntualiza el fallo del alto
tribunal.

"En nuestro derecho no existe norma alguna que obligue a la Administración Pública a indemnizar
todo perjuicio ocasionado por el funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos ni a resarcir los
perjuicios derivados de las medidas regular y razonablemente adoptadas en ejercicio del poder de policía
de salubridad. Pues, si el Estado tuviera que pagar por cada uno de los cambios y nuevas exigencias
derivadas del desarrollo de la legislación general en la materia, sería imposible gobernar.

INSTRUMENTOS DE POLÍTICA AMBIENTAL EN LA LEY GENERAL DEL AMBIENTE 25675.

ANALISIS DEL ORDENAMIENTO TERRITORIAL.

Art. 9. — El ordenamiento ambiental desarrollará la estructura de funcionamiento global del territorio de la


Nación y se genera mediante la coordinación interjurisdiccional entre los municipios y las provincias, y de
éstas y la ciudad de Buenos Aires con la Nación, a través del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA);

9
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

el mismo deberá considerar la concertación de intereses de los distintos sectores de la sociedad entre sí, y
de éstos con la administración pública.

Art.10. — El proceso de ordenamiento ambiental, teniendo en cuenta los aspectos políticos, físicos, sociales,
tecnológicos, culturales, económicos, jurídicos y ecológicos de la realidad local, regional y nacional, deberá
asegurar el uso ambientalmente adecuado de los recursos ambientales, posibilitar la máxima producción y
utilización de los diferentes ecosistemas, garantizar la mínima degradación y desaprovechamiento y
promover la participación social, en las decisiones fundamentales del desarrollo sustentable.

Asimismo, en la localización de las distintas actividades antrópicas y en el desarrollo de asentamientos


humanos, se deberá considerar, en forma prioritaria:

a) La vocación de cada zona o región, en función de los recursos ambientales y la sustentabilidad social,
económica y ecológica;

b) La distribución de la población y sus características particulares;

c) La naturaleza y las características particulares de los diferentes biomas;

d) Las alteraciones existentes en los biomas por efecto de los asentamientos humanos, de las actividades
económicas o de otras actividades humanas o fenómenos naturales;

e) La conservación y protección de ecosistemas significativos.

El ordenamiento territorial es un instrumento de la política ambiental previsto en la LGA, pero no


definido por la misma, que sólo lo enuncia. La legislación comparada provee muchas definiciones, citando
entre ellas a la de la Unión Europea, que lo entiende como la expresión espacial de las políticas
económicas, sociales, culturales y ecológicas de la sociedad. El tratadista argentino Belorio Clabot sostiene
que dicha herramienta tiene por fin promover el funcionamiento integrado, homogéneo y solidario de las
distintas esferas del estado, frente a los intereses de la sociedad.

En el Noroeste Argentino, las principales acciones referidas al ordenamiento territorial han sido
enfocadas a las superficies boscosas nativas. Pioneras han sido las siguientes provincias:

 Jujuy. Con participación de la Fundación Pro Yungas, se dictó en 2006 la ley Nº7.731 que declaró
la emergencia de las masas boscosas naturales nativas por el término de dos años en terrenos
públicos y privados en todo el territorio de la provincia. Se considera, a su vez, masa boscosa
natural a toda formación vegetal perteneciente a la flora provincial compuesta por especies
arbóreas y arbustivas.
Se suspendían todas las actividades de intervención de las masas boscosas que implicara
disminución, degradación y o aprovechamiento de las mismas, con excepción de las actividades
de enriquecimiento forestal. Posteriormente, se permitió el aprovechamiento en terrenos cuya
pendiente fuera superior al 10%.

Si bien se trata de una serie de disposiciones que apuntan a proteger los bosques nativos, no
implica un verdadero ordenamiento territorial en dicha provincia, que sólo llegaría luego de la
sanción de la ley nacional Nº26.331.

10
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

 Santiago del Estero. Dicha jurisdicción sancionó una ley de ordenamiento territorial (Nº6.942) de
acuerdo a la ley de protección de bosque nativos nacional. La normativa provincial dividió la
superficie de su territorio en área rojas (protegidas), en áreas amarillas (desarrollo sustentable) y
en áreas verdes (desmonte parcial permitido).

Para desmontar, se requiere un estudio de impacto ambiental aprobado y la realización de una


audiencia pública.

Urge en Tucumán dictar políticas estatales de ordenamiento territorial, concebidas y puestas en


vigencia con un sentido integrador de los espacios urbanos y rurales, y con una visión que tienda además a
la conservación de los espacios urbanos y rurales, y con una visión que tienda además a la conservación de
los espacios naturales, en forma armónica y articulada con el sistema de ordenamiento del territorio en
conjunto, abarcando todos los recursos naturales.

El cambio del uso o aprovechamiento de la propiedad con el objeto de incorporar la dimensión de


la sustentabilidad, exigirá una gran cuota de sagacidad, sensatez y visión de largo plazo por parte de los
decisores públicos y los actores de la actividad privada, para que la carga y beneficio que resulten de un
esquema de ordenamiento territorial sean repartidos entre todos los actores de la sociedad en forma justa
y equilibrada, en procura de fomentar actividades productivas que lo pequeños productores rurales y
comunidades indígenas realizan en los bosques.

En definitiva, el ordenamiento ambiental debe tener en cuenta los aspectos políticos, físicos,
sociales, culturales y ecológicos dela realidad local, la que deberá asegurar el uso ambientalmente
adecuado de los recursos, posibilitar la máxima producción y utilización de los diferentes ecosistemas,
garantizando la mínima degradación y desaprovechamiento y promover la participación social en las
decisiones fundamentales del derecho sustentable.

ANALISIS DE LA EDUCACIÓN E LA INFORMACIÓN AMBIENTALES Y DE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA.

La educación ambiental es el proceso que consiste en reconocer valores y aclarar conceptos con el
objeto de fomentar las aptitudes necesarias para comprender y apreciar las interrelaciones entre el
hombre, la cultura y su medio físico. Se trata, en otras palabras, de la adquisición de conocimientos útiles,
capacidad de raciocinio, aptitudes y valores para verdaderamente desarrollar al individuo y a la sociedad.

El término parece haber sido usado por primera vez en 1968, cuando se convocó a la Conferencia
Nacional sobre Educación Ambiental, en New Jersey, EE.UU.

Como todo proceso, el de la educación ambiental debe ser paulatino, pasando por distintos niveles:
desde los conocimientos básicos sobre los ecosistemas y sus interrelaciones, pasando luego a las
consecuencias de las acciones humanas en el medio, y finalmente la realización de acciones concretas que
el alumno debe asumir para revertir los efectos nocivos. El ámbito educativo no debe acotarse al
estrictamente académico y formal: debe extenderse a los medios masivos de comunicación para así
alcanzar al mayor número de ciudadanos.

Normativamente, la educación ambiental (EA) se encuentra contemplada:

 Declaración de Estocolmo (1972). En el Principio 19 se dice que es indispensable una educación en


labores ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos, y que preste la

11
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

debida atención al sector de la población menos privilegiado, para ensanchar las bases de una
opinión bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades
inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medio
en toda su dimensión humana .
 Carta de Belgrado (1975). Se encuentra implícita entre los objetivos, tales como la toma de
conciencia y la obtención de conocimientos y actitudes.
 Declaración de Tbilisi (1977). Hizo hincapié en la educación ambiental, llegando a enumerar los
principios que deben regirla, entre los cuáles están la globalidad del enfoque, la interdisciplinaridad
y el enfoque presente y futuro.
 Ley Nº6.253, de Tucumán (1991). La disposición trató la defensa, conservación y mejoramiento del
ambiente, admitiendo a la EA como un instrumento válido para lograr el racional funcionamiento
de los ecosistemas en todo el territorio tucumano. Así, ordenó incluir a la Ecología como materia
obligatoria en el plan de estudios y organizar programas, talleres y cursos de estudio y debate
destinados al público masivo.
 Agenda 21 (1992). Sentó las bases globales comunes para la educación ambiental.
 Constitución Nacional (1994). Se incorpora en el art. 41, segundo párrafo, como una cuestión a las
que las autoridades deberán proveer. En éste sentido, es una de las tres materias educativas
amparadas por la Carta Magna, junto a la enseñanza para el consumo y la enseñanza bilingüe e
intercultural.
 Ley General del Ambiente Nº25.675 (2002). Se plantea el andamiaje básico de la educación
ambiental en los artículos 14 y 15 de dicha disposición

ARTICULO 14. — La educación ambiental constituye el instrumento básico para generar en los
ciudadanos, valores, comportamientos y actitudes que sean acordes con un ambiente equilibrado,
propendan a la preservación de los recursos naturales y su utilización sostenible, y mejoren la calidad
de vida de la población.

ARTICULO 15. — La educación ambiental constituirá un proceso continuo y permanente, sometido a


constante actualización que, como resultado de la orientación y articulación de las diversas
disciplinas y experiencias educativas, deberá facilitar la percepción integral del ambiente y el
desarrollo de una conciencia ambiental,

Las autoridades competentes deberán coordinar con los consejos federales de Medio Ambiente
(COFEMA) y de Cultura y Educación, la implementación de planes y programas en los sistemas de
educación, formal y no formal.

Las jurisdicciones, en función de los contenidos básicos determinados, instrumentarán los


respectivos programas o currículos a través de las normas pertinentes.

 Ley de Educación Nacional Nº26.206 (2006). En su artículo 89 establece que el Ministerio de


Educación, Ciencia y Tecnología, en acuerdo con el Consejo Federal de Educación, dispondrá las
medidas necesarias para proveer la educación ambiental en todos los niveles y modalidades del
Sistema Educativo Nacional, con la finalidad de promover valores, comportamientos y actitudes
que sean acordes con un ambiente equilibrado y la protección de la diversidad biológica; que
propendan a la preservación de los recursos naturales y a su utilización sostenible y que mejoren la
calidad de vida de la población. A tal efecto se definirán en dicho ámbito institucional, utilizando el
mecanismo de coordinación que establece el artículo 15 de la Ley Nº 25.675, las políticas y

12
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

estrategias destinadas a incluir la educación ambiental en los contenidos curriculares comunes y


núcleos de aprendizaje prioritario, así como a capacitar a los/as docentes en esta temática.

Derecho a la Información Ambiental

El derecho de acceso a la información pública ambiental

El acceso a la información en general viene a apuntalar aspectos importantes de la democracia y de


la participación ciudadana que consagra el derecho constitucional moderno. Desde la óptica del ciudadano
o habitante frente al Estado es un correlato casi imprescindible a su derecho de participación. Una
participación activa útil y constructiva que contribuya a mejorar la calidad institucional y el nivel de los
procesos de toma de decisión es difícil de imaginar si ésta no se encuentra fundada en sólidos
conocimientos sobre las cuestiones en debate.

La OEA define a la participación como toda interacción entre el gobierno y la sociedad civil e incluye
el proceso mediante el cual ambas partes inician un diálogo, establecen alianza, comparten información e
interactúan para diseñar, ejecutar y evaluar políticas, proyectos y programas de desarrollo. El proceso
requiere la participación y el compromiso de todas las partes interesadas, incluyendo a los grupos
tradicionalmente marginados como minorías étnicas, raciales y desfavorecidas.

Cabe destacar el derecho de acceso a la información no puede equipararse a la información


pública, ni al derecho a la información. El d° de acceso consiste en la posibilidad con que cuenta toda
persona de acceder a información administrada por el Estado, mientas que la información pública surge del
principio de publicidad de los actos de gobierno, y es la obligación del Estado de difundir y publicar las
decisiones emanadas de los distintos órganos que lo componen. Por último, el derecho a la información se
refiere a mandatos de difusión de información que los organismos deben activamente poner a disposición
de los ciudadanos en base a alguna normativa determinada.

El uso efectivo de este derecho es vital importancia para la toma de decisiones vinculadas al medio
ambiente y al desarrollo sustentable, y es instrumento fundamental para la protección ambiental, al tiempo
que permite monitorear y controlar la gestión pública, y fomentar la transparencia en la gestión del Estado.

También asume el acceso a la información ambiental importancia vital como elemento de contralor
externo al accionar del Estado. Si el Estado está obligado a suministrarla es un fuerte aliciente para
transparentar la gestión pública.

El Derecho a la Información Ambiental

Se ha dicho que la información ambiental tiene dimensión particularmente interesante desde el


punto de vista jurídico, en cuanto presupuesto para el disfrute, ejercicio y protección de determinados
derechos como el de la salud o el de la preservación de un medio ambiente adecuado en nuestro caso. La
participación pública y el acceso a la información son imprescindibles para avanzar en el desarrollo
sostenible. Es un pilar esencial en el establecimiento de sistemas adecuados de participación pública, y por
lo tanto, un instrumento básico en la consecución de una política ambiental efectiva.

Por información ambiental se entiende cualquier información disponible en forma escrita, visual,
oral o en forma de base de datos sobre el estado de las aguas, el aire, las faunas, las tierras y los espacios
naturales, y sobre las actividades o medidas que les afecten o puedan afectarles, y sobre actividades y
medidas protectoras, incluidas las medidas administrativas y los programas de gestión del medio ambiente.

13
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

La declaración de Río de 1992, recoge el derecho a la información ambiental, en el principio 10,


cuando proclama que el mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos
los ciudadanos interesados en el nivel que corresponda.

Los Estados deben facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo


la información a disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos
judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes.

El Derecho a la Información ambiental en el derecho argentino.- La CN encomienda a las


autoridades proveer a la información ambiental (art. 41, pár. 2), lo que no sólo las obliga a proveer la
propia sino implícitamente a registrar y compilar ese tipo de información para mejor proveerla.

La necesidad de hacer pública la información se refiere tanto a la que detenta el individuo como el
Estado. Distintos cuerpos normativos obligan a uno y otro respectivamente.

Compete a cada provincia reglamentar el ejercicio del derecho constitucional a la información


ambiental, del mismo modo que cada provincia reglamenta el ejercicio de los demás derechos de fuentes
constitucional.

Pero el Congreso Nacional decidió uniformar en todo el país la reglamentación del ejercicio del
derecho constitucional a la información ambiental, señalando el uso de la prerrogativa que el art. 41 de la
CN le atribuye con ese fin, prerrogativa condicionada a que la reglamentación no altere las jurisdicciones
locales. Ello dictando la LGA n° 25.657.

La CSJN ordenó a los gobiernos demandados a elaborar un programa de información ambiental


pública y especialmente para los ciudadanos del área territorial involucrada.

Derecho a la información ambiental en la LGA N° 25675.- Mientras la CN impone a las autoridades


la obligación de proveer información ambiental, nada dispone respecto de los particulares. La LGA impone
esa obligación a toda persona (art. 161).

El cumplimiento de esa obligación deberá armonizar con el derecho al secreto que reconoce la CN
(art. 17 y 182). Sus arts. 11, 12 y 13 imponen a toda obra o actividad susceptible de degradar el ambiente,
alguno de sus componentes o afectar la calidad de vida de la población en forma significativa, la carga de
ejecutar una evaluación de impacto ambiental previa.

1
Art.16 — Las personas físicas y jurídicas, públicas o privadas, deberán proporcionar la información que esté
relacionada con la calidad ambiental y referida a las actividades que desarrollan.
Todo habitante podrá obtener de las autoridades la información ambiental que administren y que no se
encuentre contemplada legalmente como reservada.
2
Art. 17 — La autoridad de aplicación deberá desarrollar un sistema nacional integrado de información que
administre los datos significativos y relevantes del ambiente, y evalúe la información ambiental disponible; asimismo,
deberá proyectar y mantener un sistema de toma de datos sobre los parámetros ambientales básicos, estableciendo
los mecanismos necesarios para la instrumentación efectiva a través del Consejo Federal de Medio Ambiente
(COFEMA).
Art. 18 — Las autoridades serán responsables de informar sobre el estado del ambiente y los posibles efectos
que sobre él puedan provocar las actividades antrópicas actuales y proyectadas.
El Poder Ejecutivo, a través de los organismos competentes, elaborará un informe anual sobre la situación
ambiental del país que presentará al Congreso de la Nación. El referido informe contendrá un análisis y evaluación
sobre el estado de la sustentabilidad ambiental en lo ecológico, económico, social y cultural de todo el territorio
nacional.
14
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

Además provee al ejercicio del derecho de todo habitante a obtener de las autoridades la
información ambiental que administran, encomendando a la autoridad:

a. Desarrollar un sistema nacional de información que administre los datos


significativos y relevantes del ambiente y evalúe la información ambiental disponible.
b. Proyectar y mantener un sistema de toma de datos sobre los parámetros
ambientales básicos.
c. Informar sobre el estado del ambiente y los posibles efectos que sobre él puedan
provocar las actividades antrópicas actuales y proyectadas.

Al P.E. le encomienda expresamente elaborar y presentar al Congreso un informe anual sobre la


situación ambiental del país que contenga un análisis y evaluación del estado de la sustentabilidad
ambiental en lo ecológico, económico, social y cultural de todo el territorio nacional.

Ley 25.8313 – Régimen de Libre Acceso a la información Pública Ambiental.- En virtud de la


supremacía interpretativa que la LGA asumió frente a las demás leyes ambientales federales, sus normas
relativas a la información ambiental se aplican conjuntamente con las de la ley 25831 y prevalecen sobre
ellas.

Analizando la ley en cuestión, ésta establece como sujeto activo a toda persona física o jurídica.
Para acceder a la información ambiental no necesita invocar ni acreditar razones de interés determinado. El
acceso es libre y gratuito, a excepción de los gastos vinculados con los recursos utilizados para su entrega.

El sujeto pasivo es exclusivamente el sector público, es decir, el Estado Nacional, provincial, las
municipalidades, la CABA, los entes autárquicos y las empresas de servicios públicos, publicas privadas o
mixtas.

La información ambiental de acceso libre es aquella relacionada con la protección del ambiente, los
recursos naturales o culturales que lo integran y el desarrollo sustentable. Ella incluye tanto el simple dato
básico como el elaborado y los resultados de las evaluaciones, diagnósticos y aún pronósticos que la
autoridad deberá proveer siempre con la mayor exactitud posible. La norma no hace distinción alguna.

Determina que la autoridad podrá, por decisión fundada, denegar el pedido de información en los
casos en que ello afecte: a. La defensa nacional, la seguridad interior o las relaciones internacionales; b. El
procedimiento judicial; c. El secreto comercial o industrial o la propiedad intelectual; d. La confidencialidad
de datos personales; e. Trabajos de investigación científica no publicados; f. Información clasificada como
secreta o confidencial.

3
Art. 19. — Toda persona tiene derecho a ser consultada y a opinar en procedimientos administrativos que se relacionen
con la preservación y protección del ambiente, que sean de incidencia general o particular, y de alcance general.
(Cabe destacar que la parte subrayada del art. 19 fue observada por el PEN al momento de promulgar la norma, por lo
que no tiene validez: los ciudadanos pueden opinar solamente y no se les debe consultar necesariamente los procesos que esa
disposición menciona).
Art. 20. — Las autoridades deberán institucionalizar procedimientos de consultas o audiencias públicas como instancias
obligatorias para la autorización de aquellas actividades que puedan generar efectos negativos y significativos sobre el ambiente.
La opinión u objeción de los participantes no será vinculante para las autoridades convocantes; pero en caso de que éstas
presenten opinión contraria a los resultados alcanzados en la audiencia o consulta pública deberán fundamentarla y hacerla
pública.
Art. 21. — La participación ciudadana deberá asegurarse, principalmente, en los procedimientos de evaluación de impacto
ambiental y en los planes y programas de ordenamiento ambiental del territorio, en particular, en las etapas de planificación y
evaluación de resultados.

15
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

También podrá denegar el pedido en caso de falta de datos suficientes o imprecisión de la solicitud.
Para la resolución del pedido la ley fija un plazo máximo de 30 días. Se impone a las autoridades nacionales
y locales concertar los criterios para establecer los procedimientos de acceso a la información ambiental en
cada jurisdicción en el ámbito del COFEMA, organismo responsable de la coordinación de todo el
ordenamiento ambiental.

Se encomienda a la autoridad ambiental nacional la cooperación para facilitar el acceso a la


información ambiental, promoviendo la difusión del material informativo que se genere en las distintas
jurisdicciones.

RECURSO ATMÓSFERA Y ESPACIO AÉREO: CONCEPTO Y DIFERENCIAS.

La atmósfera es la envoltura gaseosa que envuelve a la Tierra. Su límite inferior se encuentra en la


superficie terrestre y de las aguas, mientras que su límite superior se extiende hacia el espacio que integra
el sistema solar. Su composición gaseosa es resultado del equilibrio de la interacción de todos los
elementos que forman parte del sistema terrestre y de ella dependen:

 la disponibilidad de gases para los procesos biológicos de los organismos;


 el balance energético que determina los procesos físicos atmosféricos del planeta como la
temperatura o la circulación atmosférica.

La mezcla de gases atmosféricos se conoce como aire. Además de contener en suspensión algunos
materiales sólidos finos (polvo), tiene la siguiente composición:

 Nitrógeno (N2) --------------------- 78%


 Oxígeno (O2) ----------------------- 21%
 Argón (Ar) ---------------------------- 0,9 %
 Dióxido de Carbono (CO2) ----- 0,03%
 Vapor de agua y otros gases -- 0,07 %

El espacio aéreo es la porción de la atmósfera que recubre el espacio terrestre de un Estado y su


sector marítimo hasta la altura de 100 kilómetros contados desde el nivel del mar. En esta porción queda
incluida la porción inferior de la atmósfera (i.e. 50 km de altura), en la que se toda la aeronavegación
(dentro de los 30 km de altura). La masa gaseosa que cubre la Tierra, a partir de la altura indicada, queda
sometida a la jurisdicción internacional; es decir que en ella no se aplican derechos sancionados por un
Estado en particular, sino las normas consensuadas por la comunidad de países en su conjunto.

Diez y Marienhoff diferencian a ambos recursos naturales, entendiendo que el espacio aéreo es de
límites fijos (pues depende de la líneas divisorias internacionales) y susceptible de apropiación (el Estado,
en sus diferentes niveles, ejerce dominio público sobre el recurso). En tanto, el aire que compone la
atmósfera no tiene límites claros, además de constituir una res communis. Finalmente, los autores marcan
una relación continente-contenido respecto del espacio aéreo y el aire.

ESTRUCTURA Y CALIDAD DE LA ATMÓSFERA.

La troposfera llega hasta un límite superior (tropopausa) situado a 9 Km de altura en los polos y los
18 km en el ecuador. En ella se producen importantes movimientos verticales y horizontales de las masas
de aire (vientos) y hay relativa abundancia de agua. Es la zona de las nubes y los fenómenos climáticos:

16
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

lluvias, vientos, cambios de temperatura, y la capa de más interés para la ecología. La temperatura va
disminuyendo conforme se va subiendo, hasta llegar a -70ºC en su límite superior.

La estratosfera comienza a partir de la tropopausa y llega hasta un límite superior (estratopausa), a


50 km de altitud. La temperatura cambia su tendencia y va aumentando hasta llegar a ser de alrededor de
0ºC en la estratopausa. Casi no hay movimiento en dirección vertical del aire, pero los vientos horizontales
llegan a alcanzar frecuentemente los 200 km/h, lo que facilita el que cualquier sustancia que llega a la
estratosfera se difunda por todo el globo con rapidez.

La mesosfera, que se extiende entre los 50 y 80 km de altura, contiene sólo cerca del 0,1% de la
masa total del aire. Es zona de formación de turbulencias y ondas atmosféricas que actúan a escalas
espaciales y temporales muy grandes.

La ionosfera se extiende desde una altura de casi 80 km sobre la superficie terrestre hasta 640 km o
más. A estas distancias, el aire está enrarecido en extremo y sus partículas experimentan una ionización por
radiación ultravioleta, permaneciendo así por largos períodos debido a las mínimas colisiones que se
producen entre ellas.

La región que hay más allá de la ionosfera recibe el nombre de exosfera y se extiende hasta los
9.600 km, lo que constituye el límite exterior de la atmósfera.

PETRÓLEO E HIDROCARBUROS LIQUIDOS Y GASEOSOS.

NATURALEZA DEL PETRÓLEO.

El petróleo es una sustancia de la familia de los hidrocarburos, estando por ende compuesto de
hidrogeno y carbono y pequeñas cantidades de nitrógeno, azufre, oxígeno e impurezas. Presenta una
coloración variable, según el grado de asfalto que contenga, teniendo una coloración entre amarillo rojizo
transparente hasta el negruzco opaco. Su densidad es variable, pudiendo encontrarse en estado sólido,
semilíquido, líquido o gaseoso, generalmente siendo más liviano que el agua. Etimológicamente significa
aceite de piedra o aceite pétreo (petra –piedra– y oleum –aceite–, en latín).

Es un recurso natural no renovable del que no se conocen certeramente su origen ni el mecanismo


de su acumulación en determinados lugares de la corteza terrestre. Al respecto de lo primero, la teoría más
aceptada entiende que el petróleo proviene de sustancias orgánicas, de origen animal y vegetal, que fueron
depositándose en el fondo de mares y lagos, en grandes cantidades. Tales sustancias paulatinamente
sepultadas por otros materiales, se convirtieron a lo largo de lentos procesos físico-químicos de millones de
años en gas natural y en petróleo.

En cuanto a su acumulación, se sostiene que el petróleo ha emigrado de su lecho de origen a lo


largo de los milenios, siguiendo el camino de las rocas permeables hasta ser detenida su marcha
ascendente por una estructura impermeable en sus actuales puntos de depósito.

El petróleo se encuentra generalmente depositado en rocas recipientes. Tal situación sólo se da


cuando ése tipo de formaciones está cubierta por las llamadas rocas retenedoras, que son prácticamente
impermeables e impiden el escape de los fluidos. Sólo las rocas sedimentarias (formadas por fragmentos o
detritos de rocas muy antiguos) tienen importancia para la formación y acumulación del petróleo.

17
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

Para que el gas y el petróleo se acumulen en determinado lugar es menester que exista allí una
trampa, que puede ser:

 Estructural. Producto de la acción de movimientos en la corteza terrestre que hacen que se


originen en las rocas sedimentarias os pliegues y faltas. La parte levantada de los plegamientos se
denomina anticlinal y la parte deprimida, sinclinal.
 Estratigráficas. Se forma sobre un terreno ligeramente inclinado por deposición de un sedimento
poroso, cuyo espesor disminuye en sentido ascendente y encima de las cuáles se deposita a su
vez otra capa impermeable; no son frecuentes.

A su vez, son de importancia los términos yacimiento (lugar donde hay un depósito de petróleo
acumulado) y cuenca (área donde las rocas sedimentarias quedan depositadas).

En términos históricos, el petróleo fue conocido en la Antigüedad como material de liga en las
construcciones, de embalsamamiento de cadáveres, de impermeabilización de vasijas y barcazas, de
iluminación por combustión e, incluso, con fines medicinales.

En la Edad Media fue principalmente usado para iluminación, mientras que en la Era Moderna fue
referenciado en 1783 en una ordenanza del actual México como bitumen o jugo de la tierra .

Todo cambió en 1859, cuando Edwin L. Drake descubrió petróleo en Pennsylvania, Estados Unidos.
Desde ese momento, numerosas cuencas fueron localizadas en diferentes países, especialmente en
Rumania, Canadá, Rusia, Polonia y Estados Unidos. No obstante, hasta fines de dicho siglo el petróleo no se
explotó intensamente, limitándose la escasa producción a abastecer el consumo de los servicios de
alumbrado y calefacción, pues el carbón era la gran fuente energética.

En 1897, el ingeniero alemán Rudolf Diesel inventó el primer motor a combustión interna,
accionado con mazut o fuel-oil, uno de los residuos del petróleo. Así se consagra al petróleo como
combustible por excelencia, para las potencias marítimas del mundo. No tardarían en erigirse dos grandes
monopolios internacionales que dominarían el mercado mundial: Royal Dutch-Shell (a partir de la fusión en
1907 de una compañía británica y otra holandesa) y Standard Oil Company (originada en 1870 en Estados
Unidos y luego en 1911 forzosamente dividida en 34 compañías, algunas de las cuáles luego se reunificarían
bajo el nombre de ExxonMobil décadas después).

La llegada de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) incrementó considerablemente el consumo


de combustible y puso al petróleo en la lista de las materias primas más importantes. El momento decisivo
fue el desbaratamiento de la ofensiva alemana sobre París utilizando camiones y automóviles impulsados
por la combustión del aceite de piedra .

La lucha por el petróleo comienza en el mundo y se extiende al continente americano, con reservas
calculadas en 30% de las existencias mundiales. Los capitalistas británicos y estadounidenses procuran el
control de los yacimientos en México, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Argentina, pero frente a ello
surge una fuerte tendencia nacionalista que pugna por oponerse a la apropiación de dicho hidrocarburo
por manos extranjeras, como en nuestro país con la ley nacional Nº12.161/35.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el movimiento bélico se orienta hacia el control
de los más importantes centros petrolíferos del mundo. A su vez, con el nacimiento del petroquímica en
1940, se comenzaron a estudiar y a explotar los derivados del petróleo como la nafta, el gas-oíl, el plástico y
nuevas variedades de pinturas y medicamentos, entre otros.

18
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

En 1960, se creó la OPEP (Organización de los Países Exportadores de Petróleo), con la finalidad de
establecer una política común en la materia y evitar la caída del precio del producto en el mercado
mundial. También se buscó lograr la participación de los Estados productores en la explotación y
comercialización del combustible.

En cuanto al ciclo productivo del petróleo, podemos identificar las siguientes etapas:

 Exploración. Se realizan primero estudios geológicos para descubrir las condiciones del subsuelo,
partiendo de la observación de los terrenos y de las rocas que afloran a la superficie. Los datos
obtenidos sirven para visualizar la posible estructura de las capas subterráneas y determinar las
condiciones favorables a un entrampamiento del petróleo. Cuando no se obtienen datos
suficientes, se procede a los estudios geofísicos, entre los cuales podemos citar el sismográfico, el
magneto gráfico y el gravímetro. No obstante todos estos métodos, que son de carácter
superficial, se debe siempre apelar a métodos geoquímicos, basados en perforaciones profundas
para extraer muestras de roca que determinen la presencia de hidrocarburos.
 Explotación. Los yacimientos petrolíferos se encuentran a 5000-7000 metros de profundidad y a
ellos se llega mediante perforaciones de entre 20 y 25 cm de diámetro hasta la formación
productiva. Alcanzado el yacimiento, generalmente mediante la perforación rotativa (similar a un
taladro de mano), se procede a extraer el recurso, previo contralor del pozo con un conjunto de
válvulas que conservan la presión natural. Si la misma es insuficiente, se debe realizar un bombeo
para traer el líquido a la superficie, que es luego transportado a tanques y separadores donde se
le purga de agua y de gas. Finalmente, se transporta la materia a destilerías, mediante
oleoductos, vagones tanques o buques petroleros.
 Industrialización. Las instalaciones destinadas a industrializar el petróleo donde se extraen sus
distintos subproductos, se llaman destilerías. Allí se somete al petróleo crudo a temperaturas de
422ºC en un horno para evaporarlo y luego conducirlo a una torre de destilación, recipiente en el
que las fracciones más livianas ascienden a través de bandejas separadoras: los más livianos van a
la parte superior y los más pesados quedan en el fondo. La nafta, el kerosén y el gas-oíl son del
primer grupo y son enviados a torres de enfriamiento para ser condensados, en la parte media
quedan el fuel-oíl que también pasa a enfriadores. En el fondo de la torre quedan el asfalto y las
breas pesadas.

ANTECEDENTES LEGISLATIVOS ARGENTINOS.

En materia legislativa de regulación de hidrocarburos, el antecedente continental más antiguo fue


una ordenanza de conservación de bitúmenes de 1783 en el actual territorio mexicano.

En nuestro país, la primera mención se encuentra en el Código de Minería de 1886, que incluía a los
betunes y aceites minerales en la categoría 1º del art. 3. Según dicha legislación, ordenada como deber del
Co greso por la CN del ’ , esos minerales eran bienes privados del Estado o de las provincias, según dónde
se encontrasen, aplicándoseles el sistema regalista que surge de los arts. 7 y 9 del mencionado cuerpo
normativo.

El 13 de diciembre de 1907, una comisión perforadora de la Dirección de Minería de la Nación,


impulsada por buscar agua para la población de Comodoro Rivadavia, descubrió petróleo en las afueras del
lugar. Ese día le información llegó a Buenos Aires y al día siguiente, el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) dictó
un decreto suscrito por el Presidente Figueroa Alcorta en el que establecía:

19
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

Estando practicándose perforaciones en el territorio del Chubut por disposición del Poder
Ejecutivo, y en conformidad con lo dispuesto en el art. 15 de la ley 4.167.

Art. 1.- Queda prohibida denuncia de pertenencia mineras y concesión de permisos de cateo
en el puerto de Comodoro Rivadavia, territorio del Chubut, en un radio de cinco leguas kilométricas, a
todo rumbo, contándose desde el centro de la población.

La administración nacional reveló prudencia económica y política al prohibir denuncias y solicitudes


de permisos previstos en la legislación minera, ya que ese día se planteó una solicitud de concesión en la
zona del descubrimiento. El decreto originó el concepto de reserva petrolífera federal y ésta primera
comprendía tanto zonas terrestres continentales como parte del mar adyacente al territorio argentino.

La disposición que fundamentaba la reserva del territorio es la ley nacional Nº 4.167 de Tierra
Públicas:

Art. 15.- No podrán ser enajenadas tierras que contengan depósitos conocidos de sal, hulla,
petróleo o fuentes de aguas medicinales, salvo las disposiciones del Código de Minería. El Poder
Ejecutivo podrá prohibir la denuncia de minas en los territorios que explore.

El 30 de diciembre de 1909 fijó la reserva de extensiones de 5 km de radio a todo rumbo de cada


perforación que efectúe el Ministerio de Agricultura, en terrenos pertenecientes al Estado y dentro de la
cual no se otorgarían permisos de exploración o cateo, ni pertenencias mineras.

El 6 de septiembre de 1910 la ley nacional Nº7059 autorizó al PEN a reservar una extensión de
5.000 ha en la zona petrolífera de Comodoro Rivadavia, dentro de la cual no se concederían pertenencias
mineras, ni permisos de exploración y cateo durante el término de 5 años (que serían prorrogados por igual
término por la ley nacional Nº9.664/15). La extensión reservada podía ser subdividida en 8 secciones de
625 hectáreas para ofrecerlas en licitación o para explotarlas en forma directa por el propio Estado para
uso de la armada y los ferrocarriles nacionales. Al final, la explotación recaería en una entidad estatal
creada a tal efecto: la Dirección General de Explotación del Petróleo de Comodoro Rivadavia (que en
1922 sería renombrada Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales).

Las mencionadas disposiciones terminaron desvirtuando el sistema regalista del Código Minero a
favor de un creciente dominialismo sobre los hidrocarburos. Por ello se termina sancionando la ley nacional
Nº11.668/32, que derogaba implícitamente así el art. 9 del Código de Minería al establecer:

Art. 1.- El estudio, la exploración y la explotación de los yacimientos hidrocarburos sólidos,


líquidos o gaseosos que el Estado Nacional tiene actualmente o adquiera en lo sucesivo, así como
también la industrialización, el transporte y el comercio de dichos productos y sus derivados directos
o indirectos estarán a cargo de la actual Dirección General de Yacimientos Petrolífero Fiscales, que
continuará con el mismo nombre, bajo dependencia del Ministerio de Agricultura.

A la par de estos desarrollos legislativos, uno de los grandes problemas fue la cuestión de la
titularidad del dominio de los yacimientos petrolíferos: ¿pertenecen a la Nación en forma exclusiva?
¿Pertenecen al Estado de acuerdo a la jurisdicción?

La tesis del dominio nacional exclusivo sostenía que:

20
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

 Las minas son bienes privados de la Nación o de las Provincias según el territorio en que se
encuentren (Art. 7, CM).
 El Estado Nacional preexistió a las provincias, dado que la Junta de Mayo sustituyó a la corona
española tras la Revolución de 1810.
 Las provincias fueron simples delimitaciones jurisdiccionales efectuadas por la Corona española,
reconocidas también por su continuadora.
 Si el Estado Nacional puede declarar la guerra, puede asignar también bienes provinciales al Estado
Nacional.
 Si el Estado Nacional puede fijar los límites de las provincias y crear otras nuevas también puede
determinar los bienes provinciales y transferirlos a la Nación.

La tesis del dominio provincial dice:

 Las provincias son sucesoras y herederas de la Corona española, y formadoras preexistentes de la


Nación, como dice el Preámbulo constitucional.
 La Nación se rige por un sistema federal (Art. 1º, CN).
 Las provincias conservan todo el poder no delegado al gobierno federal, y tienen poder para
colonizar tierras –suelo y subsuelo – provinciales.
 La CN no establece la propiedad de las fuentes de recursos naturales a la Nación.
 Los códigos de fondo que ordena la CN no pueden alterar las jurisdicciones locales.
 Es inadmisible jurídica y políticamente la existencia de un suelo federal y un subsuelo unitario.
 Las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas y sustancias fósiles son bienes privados de los
Estados particulares (Art. 2342, inc. 2, CC).

LEY 12.161/35

Luego de años de debates entre partidarios de uno y otro lado respecto a la cuestión del dominio
de las minas, se sancionó la ley nacional Nº12.161/35 que reformó el Código de Minería, agregando el
Título XVII - Del régimen legal de las minas de petróleo e hidrocarburos fluidos .

Sus principales disposiciones fueron:

 Mantiene el criterio del art. 7 del CM, dando dominio a la Nación sobre las minas de petróleo e
hidrocarburos fluidos yacimientos de los territorios nacionales y a las provincias en sus
respectivos territorios.
 La Nación y las provincias podrían explorar y explotar yacimientos, así como industrializar,
comerciar y transportar sus productos derivados en forma directa o por convenios entre sí o
mediante sociedades mixtas. No obstante, la Nación se reservó la facultad para limitar o prohibir
la importación o exportación de hidrocarburos fluidos por razones de urgencia o interés público.
 La unidad de explotación se fijó en 2.000 ha, siendo tres el máximo por permiso. El permiso de
exploración tendría una duración de hasta tres años, contados a partir de los 6 meses de otorgado
el mismo y debiendo iniciarse la primera perforación en los primeros 18 meses.
 Los particulares, en tanto, ajustarían su exploración y explotación a las normas legales. Se
prohibió al propietario, poseedor, arrendatario u ocupante de un inmueble realizar perforaciones
sin autorización de la autoridad minera. El descubrimiento de fluido daba derecho al descubridor
hasta dos pertenencias de 500 ha juntas o separadas, debiendo SIEMPRE informarse todo
descubrimiento o indicio a la autoridad minera.

21
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

 Tanto la Nación como las provincias pueden fijar reservas petrolíferas en sus jurisdicciones por el
término de 10 años, o bien a partir del territorio sobrante de los permisos de cateo luego de la
demarcación de las pertenencias de explotación.
 Se preveía la formación de sociedades mixtas entre el Estado y los particulares, con capital a
convenirse, regidas por las disposiciones del Código de Comercio.

La legislación aspiró, como se ve, a armonizar el principio de la libre competencia privada con el de
explotación fiscal y preservar a través de su texto una política nacional de petróleo. A su vez, buscó adaptar
el CM a la actividad petrolífera y sus necesidades, pues el texto original tenía más en cuenta a las sustancias
metalíferas y no metalíferas.

Años después, la reforma legislativa fue derogada implícitamente por la nueva Constitución
Nacional de 1949, que nacionalizó las fuentes de energía por medio de su artículo 40. Allí se estableció que
los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, carbón y gas y las demás fuentes naturales
de energía, con la excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptible e inalienable de la Nación. Se
reconoció, a su vez, una correspondiente participación de las provincias en los productos de dicha
propiedad, a convenirse con ellas.

No obstante, la llamada Revolución Libertadora de 1955 derogó la Constitución de corte peronista y


rei stituyó la Carta Mag a del ’ 3, co sus odificacio es de , y . Co secue te e te, volvió
a regir en materia minera el Código de Minería reformado con su título en materia hidrocarburífera.

LEY 14773/58 (LEY FRONDIZI)

En 1958, Argentina importaba alrededor del 65% de los combustibles líquidos que consumía. El
presidente Frondizi tuvo la determinación de nacionalizar los hidrocarburos, y declarar urgente la
necesidad nacional de aumentar la producción de dichas sustancias y sus derivados.

El 12 de noviembre de dicho año se dictó la ley nacional Nº14.773/58, que estableció un sistema
dominial monopolista. La norma estableció que los yacimientos de hidrocarburos sólidos, líquidos y
gaseosos existentes en el territorio de la República Argentina y los de su plataforma submarina serían
bienes exclusivos, imprescriptibles e inalienables del Estado Nacional. Por su parte, las provincias en cuyo
territorio se encuentren y el Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida Argentina e Islas del
Atlántico Sur, tendrían sobre su producido la participación que les corresponda de acuerdo con lo
determinado por dicha ley.

Estableció a su vez el monopolio estatal de todas las actividades requeridas para la explotación de
los hidrocarburos (exploración, explotación, industrialización, transporte y comercialización),
encomendándoselo exclusivamente a Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y prohibiéndose el
otorgamiento de nuevas concesiones.

Respecto de la participación, la Nación reconoció el 50% del producto neto a las jurisdicciones
poseedoras de yacimientos, facultándose a YPF a anticipar un 12% a cuenta de la liquidación resultante.

RÉGIMEN LEGAL VIGENTE: LEY 17.319/67. CARACTERES.

El gobierno dictatorial de la llamada Revolución Argentina sancionó y promulgó el 23 de junio de


1967 la ley nacional Nº17.319/67, inició un período de síntesis en el derecho petrolero nacional.
Asentándose en los fundamentos de la ley Frondizi, el instrumento buscó desarrollar la producción
hidrocarburífera del país, estableciendo:
22
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

Art.1.- Los yacimientos de hidrocarburos líquidos y gaseosos situados en el territorio de la


República Argentina y en su plataforma continental, pertenecen al patrimonio inalienable e
imprescriptible del Estado Nacional.

La nueva legislación reconoció el dominio originario e inmanente de la Nación respecto de los


yacimientos, aun cuando su existencia sea ignorada. No hay posibilidad por ende de un titular anterior o
uno derivado. No obstante, no son bienes exclusivos y por ende pueden ser objetos de contratos
administrativos, como son los permisos de concesión de explotación y de exploración. Así, se establece:

Art. 2.- Las actividades relativas a la explotación, industrialización, transporte y


comercialización de los hidrocarburos estarán a cargo de empresas estatales, empresas privadas o
mixtas, conforme a las disposiciones de esta ley y las reglamentaciones que dicte el Poder Ejecutivo.

Al respecto, el art. 5 requirió que los titulares de los permisos y de las concesiones deban
constituirán domicilio en la República y poseer la solvencia financiera y la capacidad técnica adecuadas para
ejecutar las tareas inherentes al derecho otorgado; los riesgos propios de la actividad minera serán de su
exclusiva cuenta. En tanto, el art. 6 reconoció a los permisionarios y concesionarios el dominio de los
hidrocarburos por ellos extraídos, y el consecuente derecho a transportarlos, comercializarlos,
industrializarlos y comercializar sus derivados, siempre siguiendo las reglamentaciones del PEN.

El nuevo régimen no tiene carácter retroactivo, según dispone el artículo 8. Pero los permisionarios
y concesionarios pueden acogerse a las nuevas disposiciones conforme a los procedimientos establecidos
por el PEN.

Para las provincias en cuyo territorio se exploten yacimientos, el PEN reconoce en el art. 12 una
participación en el producido, consistente en las regalías petrolíferas.

FEDERALIZACIÓN DE HIDROCARBUROS Y PRIVATIZACIÓN DE YPF S.A: LEY 24.145 Y LEY 24.474. ASPECTOS
PRINCIPALES.

Publicada el 6 de noviembre de 1991, la ley nacional Nº24.145 federalizó los yacimientos


hidrocarburíferos y privatizó YPF. En su inició estableció:

Art. 1.- Transfiérase el dominio público de los yacimientos de hidrocarburos del Estado
Nacional a las Provincias en cuyos territorios se encuentren, incluyendo los situados en el mar
adyacente a sus costas hasta una distancia de 12 millas marinas medidas desde las líneas de base
e o o idas po la legisla ió vige te. …

[…]Co ti ua á pe te e ie do al Estado Na io al los a i ie tos de hid o a u os ue se


encontraren en el territorio de la Capital Federal o en su jurisdicción sobre el lecho argentino del Río
de la Plata, como así también aquellos que se hallaren a partir del límite exterior del mar territorial,
en la plataforma continental o bien hasta una distancia de Doscientas (200) millas marinas medidas a
partir de las líneas de base.

A su vez, se ordena la creación de una Comisión de Provincialización de Hidrocarburos luego de 30


días de promulgada la ley. El art. 5 detalla su composición (4 miembros del Congreso, 2 representantes de
las provincias productoras y 4 individuos designados por el PEN) y establece que tendrá a su cargo redactar
un proyecto de ley que exclusivamente contenga las modificaciones que permitan ordenar, adaptar y

23
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

perfeccionar el régimen de la ley 17.319 con relación a las propias disposiciones de la ley de Federalización
de Hidrocarburos.

En tanto,

Art. 22.- La transferencia del dominio dispuesta por el Artículo 1º de esta ley, se perfeccionará
después de sancionada y promulgada la ley cuya elaboración se encomienda a la Comisión de
Provincialización de Hidrocarburos por el Artículo 5º.

En lo referido a la conversión de YPF en una empresa privada, el art. 8 trató la cuestión,


determinando pautas para la distribución de acciones y las facultades referidas a ella. La disposición fue
reformada por la ley nacional Nº24.474, configurándose de la siguiente manera:

Art. 8.- El capital social de YPF Sociedad Anónima estará representado por acciones, cuyas
Clases serán atribuidas del modo que a continuación se señala:

a) Clase "A": Las acciones pertenecientes al Estado nacional, con el derecho de acrecer que se
contempla en el tercer párrafo "in fine" del presente. Las acciones de esta Clase a vender al sector
privado se convertirán en clase "D";

b) Clase "B": Las acciones que adquieran las provincias en cuyo territorio se hallen ubicados
yacimientos de hidrocarburos o, en su caso, por las provincias no productoras de hidrocarburos, hasta
un treinta y nueve por ciento (39%) del capital social, distribuidas entre ellas. Las acciones de esta
Clase a vender al capital privado se convertirán en Clase "D";

c) Clase "C": Las acciones que adquiera el personal de la empresa, hasta el diez por ciento
(10%) del capital social, bajo el régimen de Propiedad Participada de la Ley Nº 23.696; y

d) Clase "D": Las acciones que el Estado nacional y las provincias vendan al capital privado.

La distribución de acciones se llevará a cabo una vez que se hayan cumplido los requisitos
establecidos en los artículos 19, 20 y 21 de la presente ley.

En caso que el monto que, de acuerdo con el procedimiento establecido en la presente ley, se
determinare en concepto de deuda por regalías de gas y petróleo en favor de las provincias que
desearen recibir o adquirir acciones Clase "B", fuere superior al precio de colocación en bolsa del
treinta y nueve por ciento (39%) del capital social de YPF Sociedad Anónima dichas provincias
recibirán o adquirirán esas acciones en proporción a sus respectivas acreencias por regalías
hidrocarburíferas determinadas según el artículo 19 de esta ley. Si las acciones que recibieran o
adquirieran las provincias en cuyo territorio se hallen ubicados yacimientos de hidrocarburos, no
alcanzaren el treinta y nueve por ciento (39%) del Capital Social de YPF Sociedad Anónima, el Estado
nacional podrá otorgar una prioridad de compra de dichas acciones a los Estados provinciales. En
caso que los Estados provinciales no adquirieren parte o todas las acciones de la Clase "B" y/o en caso
que el personal no adquiriere parte o todas las acciones de la Clase "C", el Estado nacional tendrá el
derecho de acrecer con relación a las acciones no adquiridas, convirtiéndose tales acciones en Clase
"A".

Mientras el Estado nacional conserve al menos una acción de la Clase "A", se requerirá
ineludiblemente su voto afirmativo para:

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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

1. Decidir su fusión con otra u otras sociedades.

2. Aceptar que YPF Sociedad Anónima, a través de la cotización de sus acciones en Bolsas de
Comercio o Mercados de Valores, sufriera una situación de copamiento accionario consentido u hostil
que represente la posesión del cincuenta y uno por ciento (51%) del capital social de YPF Sociedad
Anónima.

3. Transferir a terceros, la totalidad de los derechos de explotación concedidos en el marco de


la Ley Nº 17.319, sus normas complementarias y reglamentarias, y la presente de modo tal que ello
determine el cese total de la actividad exploratoria y de explotación de YPF Sociedad Anónima.

4.- La disolución voluntaria de YPF Sociedad Anónima.

Para tomar las decisiones referidas en los incisos 3 y 4 del presente artículo se requerirá
además del voto afirmativo de las acciones Clase "A" referido al inicio del párrafo precedente, la
previa aprobación por ley.

Autorizase al Poder Ejecutivo Nacional a reducir su tenencia del paquete accionario de la


Clase "A" hasta una sola acción, pudiendo disponer del resto a los fines previstos en el Decreto Nº 286
del 27 de febrero de 1995.

REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1994 Y LEY 26.197

Pendiente la total transferencia de dominio de los yacimientos dispuesta en la ley 24.145, la


Asamblea Constituyente de 1994 introdujo en la Carta Magna el art. 124 in fine, que instauró el dominio
originario de los recursos naturales para sus respectivas provincias. Pero para la adecuación de la ley
17.319 a la Constitución pasarían 12 años.

En 2003, mediante el decreto 546 se reconoció a las provincias, a través de sus organismos
concedentes o de aplicación, el derecho a otorgar permisos de exploración y concesiones de explotación,
almacenaje y transporte de hidrocarburos en sus respectivas jurisdicciones sobre aquellas áreas que les
fueran revertidas. En contrapartida, se dispuso un estricto deber de información al PEN de todo atinente a
las actividades petroleras, al tiempo que se reiteró que la potestad de aquél para fijar la política nacional
petrolera y fijar la reglamentación de toda la cadena de producción.

Finalmente, el 3 de enero de 2007 entró en vigencia la ley nacional Nº26.197, que modificó el
primer artículo de la ley vigente en materia de hidrocarburos para armonizarlo con la CN:

Art. 1.- Los yacimientos de hidrocarburos líquidos y gaseosos situados en el territorio de la


República Argentina y en su plataforma continental pertenecen al patrimonio inalienable e
imprescriptible del Estado nacional o de los Estados provinciales, según el ámbito territorial en que se
encuentren […]

Pertenecen a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires los yacimientos de hidrocarburos que se


encuentren en su territorio.

Mientras, la segunda disposición de aquella ley transfiere automáticamente las concesiones a las
jurisdicciones provinciales, además de reconocer al PEN el dictado de las políticas energéticas a nivel
federal, quedando a cargo de las provincias las de ámbito local.

25
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

Art. 2.— A partir de la promulgación de la presente ley, las provincias asumirán en forma
plena el ejercicio del dominio originario y la administración sobre los yacimientos de hidrocarburos
que se encontraren en sus respectivos territorios y en el lecho y subsuelo del mar territorial del que
fueren ribereñas, quedando transferidos de pleno derecho todos los permisos de exploración y
concesiones de explotación de hidrocarburos, así como cualquier otro tipo de contrato de exploración
y/o explotación de hidrocarburos otorgado o aprobado por el Estado nacional en uso de sus
facultades, sin que ello afecte los derechos y las obligaciones contraídas por sus titulares.

Las regalías hidrocarburíferas correspondientes a los permisos de exploración y concesiones


de explotación de hidrocarburos en vigor al momento de entrada en vigencia de la presente ley, se
calcularán conforme lo disponen los respectivos títulos (permisos, concesiones o derechos) y se
abonarán a las jurisdicciones a las que pertenezcan los yacimientos.

El ejercicio de las facultades como Autoridad Concedente, por parte del Estado nacional y de
los Estados provinciales, se desarrollará con arreglo a lo previsto por la Ley Nº 17.319 y su
reglamentación y de conformidad a lo previsto en el Acuerdo Federal de los Hidrocarburos.

El diseño de las políticas energéticas a nivel federal será responsabilidad del Poder Ejecutivo
nacional.

La nueva ley, que complementa al régimen principal, también trata la cuestión de las provincias
como autoridades de contralor:

Art. 6.- A partir de la promulgación de la presente ley las provincias, como Autoridad de
Aplicación, ejercerán las funciones de contraparte de los permisos de exploración, las concesiones de
explotación y de transporte de hidrocarburos objeto de transferencia, estando facultadas, entre otras
materias, para: (I) ejercer en forma plena e independiente las actividades de control y fiscalización de
los referidos permisos y concesiones, y de cualquier otro tipo de contrato de exploración y/o
explotación de hidrocarburos otorgado o aprobado por el Estado nacional; (II) exigir el cumplimiento
de las obligaciones legales y/o contractuales que fueran de aplicación en materia de inversiones,
explotación racional de los recursos, información, y pago de cánones y regalías; (III) disponer la
extensión de los plazos legales y/o contractuales; y (IV) aplicar el régimen sancionatorio previsto en la
Ley Nº 17.319 y su reglamentación (sanciones de multa, suspensión en los registros, caducidad y
cualquier otra sanción prevista en los pliegos de bases y condiciones o en los contratos).

Las facultades descriptas en el párrafo anterior, no resultan limitativas del resto de las
facultades derivadas del poder concedente emergentes de la Ley Nº 17.319 y su reglamentación.

GAS NATURAL.

El gas natural es un combustible de origen natural que se encuentra sólo o acompañando al


petróleo, almacenado bajo la corteza terrestre. Está compuesto principalmente por gas metano (más del
90%) y por pequeñas cantidades de otros gases. Su estado en condiciones normales (presión y temperatura
ambientes) es gaseoso, por este motivo se mide por volumen expresado en metros cúbicos.

Se trata de una sustancia incolora, inodora (se le agrega un odorante para que pueda ser
detectado), no tóxica (aunque asfixiante), que es más liviana que el aire.

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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

ANTECEDENTES Y MARCO REGULATORIO.

Las ventajas del gas natural se conocieron por primera vez en China cuando comenzaron a utilizarlo
para evaporar el agua de mar y producir sal. En 1696 un grupo de misioneros descubrió el primer depósito
de este combustible en el Nuevo Mundo, que burbujeaba en los esteros del norte de Nueva York y en 1802
se iluminaron con gas natural las primeras calles de Italia, en la ciudad de Génova. Cincuenta años más
tarde se construía en Pennsylvania el primer gasoducto moderno que medía menos de 9 km. y tenía dos
pulgadas de diámetro.

La explotación comercial del gas natural comenzó en el siglo pasado y se destinaba principalmente
a la generación de electricidad para iluminar las calles con faroles a gas. Su uso no se masificó hasta
después de la Segunda Guerra Mundial, cuando avances tecnológicos en la fabricación y soldadura de acero
permitieron construir gasoductos de mejor calidad y mayor extensión. Ello generó un boom de exploración
de yacimientos gasíferos y construcción de tuberías especialmente en Norteamérica y los países de la ex
URSS. Una vez desarrollado un sistema de transporte y distribución la industria comenzó a utilizar el nuevo
combustible en sus procesos manufactureros y en plantas procesadoras. También se desarrollaron
aplicaciones domésticas a este combustible como calefaccionar, calentar agua, secar ropa y cocinar.

En Argentina, la primera usina denominada Sociedad Anónima de Iluminación a Gas se instaló en


1854 y su principal finalidad era el alumbrado de las calles de la ya entonces importante urbe del Plata.

Posteriormente se iluminó la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo) y extendieron ese mismo año
(1856) 45.000 metros de cañerías destinadas a alimentar un millón de faroles de las calles céntricas de la
ciudad. Posteriormente – en 1909 – la Municipalidad de Buenos Aires firmó un convenio de 20 años de
duración con la Compañía Primitiva de gas para alumbrar calles particulares, parques, edificios públicos y
para generar calefacción. Se fijó también un poder calorífico especial y una presión mínima que con la
primera guerra mundial tuvieron que modificarse.

En marcha la concesión, en 1910 se unieron tres compañías existentes por aquel entonces:
Compañía Primitiva de gas , Nueva de Gas de Buenos Aires Ltda. y Compañía de Gas del Río de la
Plata . Se forma así la que quedaría como única empresa en Bs. As. para proveer de gas manufacturado:
Compañía Primitiva de Gas de Buenos Aires Ltda.

A partir de 1919 el gas avanza como fuente de calor para el hogar e ingresan las primeras cocinas a
gas y otros artefactos que permiten su rápida expansión. Pero recién en 1949 y luego de la construcción del
primer gasoducto comienza la explotación comercial del gas con características de servicio público.

Después de un período de estancamiento debido a las dos guerras mundiales, vencida la concesión
de la Compañía Primitiva de Gas de Buenos Aires Ltda. en 1941 el Presidente Ramón Castillo le otorga a
Yacimientos Petrolíferos Fiscales la prestación del servicio de gas para la ciudad de Buenos Aires.

En 1946 comenzó a funcionar la Dirección General de Gas del Estado que atendió la demanda del
servicio de gas de los usuarios ubicados en Buenos Aires y Gran Buenos Aires (Avellaneda y Lomas de
Zamora) además de La Plata, Rosario, San Nicolás, Bahía Blanca, Almirante Brown y Quilmes entre otros.

Además se construyeron también los grandes gasoductos que traen a Buenos Aires el fluido desde
Comodoro Rivadavia y de Salta y, a su vez, otros gasoductos para alimentar con gas natural a importantes
ciudades del interior, incluyendo en este proyecto a muchos establecimientos fabriles y a usinas de
electricidad.

27
Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

La mayoría de las poblaciones cercanas a Buenos Aires y otros importantes centros urbanos
comenzaron a recibir los servicios de gas envasado ya sea por medio de tanques de almacenaje o cilindros.
Además, se alimentaron con gas natural a las comunidades de varias ciudades como Mendoza, Rosario,
Tucumán, Comodoro Rivadavia, Santiago del Estero, Córdoba, Viedma, Zapala, Santa Fe y otras en el país.

En 1992 la Ley 24076 dispuso la privatización de Gas del Estado y fijó el marco regulatorio para la
actividad de transporte y distribución de gas natural. Estos servicios fueron transferidos de Gas del Estado
al sector privado y adquiridos por diez nuevas compañías: dos de transporte troncal y ocho de distribución
que actualmente son nueve (desde 1997) con la incorporación de la novena región.

Actualmente la red de gasoductos atraviesa la República, desde el límite con Bolivia hasta Tierra del
Fuego por un lado y desde la Cordillera de los Andes hasta la Costa Atlántica. En una etapa posterior
comenzaron a funcionar el Gasoducto San Sebastián - Ushuaia y el Centro Oeste.

La transformación de la industria regulada del gas se produjo fundamentalmente como


consecuencia de las inversiones realizadas y el know how aportado por las empresas licenciatarias. La
distribución de gas –como el transporte- constituye un servicio público regulado por el Estado, a través del
Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS), quien controla, dicta normas reglamentarias, verifica la
correcta operación y mantenimiento, las mejoras tecnológicas y la gestión comercial de las empresas en
defensa de los usuarios, aplicando sanciones ante incumplimientos. Es tribunal administrativo ante
controversias por la prestación de los servicios.

PRIVATIZACIÓN LEY 24.076.

En el Capítulo I de la ley nacional Nº24.076 se establece el marco regulatorio para transporte y


distribución del gas natural en tanto servicio público nacional. Las otras partes de la cadena industrial
(producción, captación y tratamiento) se rigen por la ley nacional Nº17.319.

El transporte y distribución de gas natural deberán ser realizados por personas jurídicas de derecho
privado a las que el Poder Ejecutivo Nacional haya habilitado mediante el otorgamiento de la
correspondiente concesión, licencia o permiso previa selección por licitación pública. Dichas habilitaciones
serán otorgadas por 35 años desde la fecha de su adjudicación.

Se crea por el art. 50 el ENARGAS (Ente Nacional Regulador del Gas) como organismo autárquico y
descentralizado de contralor del marco regulatorio instaurado en la ley bajo análisis.

En el Capítulo II, se establecen las disposiciones referidas a la privatización de Gas del Estado
Sociedad del Estado, facultándose al PEN a emplear la figura jurídica de las sociedades anónimas y
admitiéndose la participación de éste en cualquier proporción, incluso como socio único.

El art.77 establece que la privatización de los bienes de Gas del Estado Sociedad del Estado
afectados a los servicios de distribución de gas natural, se llevará a cabo sobre la base de adjudicación de
áreas que se corresponderán con las divisiones políticas provinciales. Si un estudio de factibilidad técnico-
económico, determinase la conveniencia de fijar una región como área de distribución, la autoridad de
aplicación así lo podrá disponer al convocar la licitación, tanto para la fusión como para la división de
jurisdicciones. Respecto de la provincia de Buenos Aires y la Municipalidad de la Capital Federal, el PEN
podrá dividir ambas secciones políticas en la máxima cantidad de zonas como técnicamente sea posible.
Estas zonas no podrán ser menos de dos.

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Unidad 11 – Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente.

Respecto de la venta de los bienes que comprenden el patrimonio de la entidad pública a privatizar,
el 10 % de las ventas de los activos o acciones y/o del canon obtenido cuando se trate de la concesión de
bienes o zonas será destinado y transferido automáticamente a las provincias y a la Municipalidad de la
Ciudad de Buenos Aires de la siguiente forma:

 El 50 % de acuerdo a los índices de coparticipación


 El 50 % restante de acuerdo a un índice a ser elaborado por el Ministerio de Economía y Obras y
Servicios Públicos que tome en cuenta la relación inversamente proporcional a la temperatura
media invernal promedio de cada provincia según registros del Instituto Meteorológico Nacional.

En tanto, el 30 % de las ventas de los activos o acciones y/o del canon obtenido quedarán afectadas
al régimen nacional de previsión social.

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

12.1 - PRODUCTO AGRÍCOLA.

Producto agrario y Producto alimentario: Con el transcurso del tiempo se fue diferenciando al
Producto Agrario del Producto Alimentario , pasando a ser el primero un componente del segundo.

El PRODUCTO AGRARIO es concebido como materia prima, mientras que el Producto alimentario,
siguiendo a varios autores españoles, es un bien de consumo final, resultante de someter al producto
agrícola a una serie de procesos de transformación incorporándole en él características como la
durabilidad, la accesibilidad, invariabilidad, etc.

La agricultura, entendida en su acepción amplia, y la pesca eran los sectores que suministraban los
productos alimenticios a la población, en forma de productos agrarios puros o transformados .
El agricultor producía una serie de productos agrícolas de variada índole que vendía directamente
en los mercados locales, o a través de un comerciante. Si disponía de cantidad, los enviaba a mercados más
lejanos por intermedio de comerciantes distribuidores, los cuales se asentaban y vendían en su
representación o se los compraban para venderlos por cuenta propia.

Esta situación fue cambiando paulatinamente cuando comenzaron a desarrollarse las empresas
industriales que adquieren productos agrarios y los transforman en productos elaborados. Al principio
éstas eran de carácter familiar y artesanal, luego, fueron sustituidas por establecimientos que manejaron
grande volúmenes, siendo los primeros en ello los EE.UU.

A partir de entonces es que comienza a adquirir importancia la distribución de los Productos


Alimenticios, configurándose un nuevo sistema de comercialización, que sustituye en gran medida a la
agricultura como sector suministrador por excelencia de los productos alimentarios a la población.

No obstante, estas actividades dirigidas a la formación de productos alimentarios (producción,


transformación, comercialización, etc.), actualmente son efectuadas entre los sectores productivos agrario
y agroindustrial, cada vez más integrados entre sí, a la vez que diversificados.

Sistema Agroalimentario: podemos definirlo como el conjunto de actividades concurrentes en la


producción y distribución de los productos alimentarios orientados a la función de la alimentación humana
de la sociedad en un espacio y tiempo determinados.

El sistema agroalimentario se encuentra constituido por 3 sectores:


1) Agricultura.
2) Industria transformadora de productos agrarios.
3) Comercio de distribución de productos alimentarios.

En el sistema agroalimentario los productos van pasando a través de distintas fases de


comercialización e industrialización en las que se producen distintas operaciones de contratación.
Este proceso, que empieza con el producto agrario (a saber, el que sale de la explotación agraria)
hasta que llega a las manos del consumidor, se conoce con el nombre de canales de comercialización ,
donde el más sencillo es en el que el productor vende directamente al consumidor, y el más complejo
presenta el siguiente esquema:
Agricultor -> Comerciante acopiador -> Industria de 1º transformación -> Industria de 2º
Transformación -> Mayorista -> Minorista -> Consumidor final.

1
Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Es dentro de este proceso de comercialización en el cual adquieren singular importancia lo que se


conocen como Indicaciones de procedencia y Denominaciones de origen

Denominación de origen y marca: concepto y caracteres de cada uno.


Dentro de las denominaciones de Calidad, se encuentran las Denominaciones de origen , en las
que se distinguen 3 situaciones:
1) Indicaciones de Procedencia: que identifican a un producto por el lugar físico de donde es
originario (país, provincia, o región)
2) Denominaciones de origen: donde conjugan el origen geográfico con las características
ecológicas y culturales de la región que determinan una particularidad en el producto.
Tal lo que sucede con el Champagne , vino blanco espumoso originado en la región francesa
homónima, que se refiere a esta bebida elaborada a partir de uvas debidamente seleccionadas, utilizando un
método propio caracterizado por la doble fermentación (en toneles primero, y luego en botellas) y la mezcla de
distintos vinos, agregándose así al vino obtenido antes de embotellárselo, azúcar y fermentos, con lo que se
transforma en Champagne .
3) Indicación geográfica protegida: Constituye también un derecho colectivo que expresa la
voluntad de los productores y elaboradores de una región definida, de producir un producto de calidad
estableciendo controles necesarios para garantizarla mediante una certificación.
A diferencia de la denominación de origen, no exige que la zona de la elaboración de los
productos coincida con la zona de la producción de las materias primas, como es el caso del Oporto
que si bien es elaborado en Oporto – Portugal, las uvas con las que se lo elabora proceden de la región
alta del Valle de Río Duero.

Régimen Legal: en nuestro país se encuentra vigente desde el año 2001 la ley Nacional 25.380 que
dispone el Régimen legal para las indicaciones de Procedencia y denominaciones de Origen de Productos
Agrícolas y Alimentarios.

Entre sus DISPOSICIONES GENERALES alude a los productos de origen agrícola y alimentarios en
estado natural acondicionado o procesado, excluyendo a los vinos y bebidas espiritosas de origen vínico de
manera expresa, ya que ellas se encuentran regidas por un régimen especial.
Precisa los conceptos de Indicación de procedencia (Indicación geográfica) y Denominación de
origen, debiendo entenderse por tales:
a) Indicación geográfica: aquella que identifica un producto como originario, del territorio de un
país, o de una región o localidad de ese territorio, cuando determinada calidad u otras características del
producto sean atribuibles fundamentalmente a su origen geográfico.

b) Denominación de Origen: El nombre de una región, provincia, departamento, distrito,


localidad o de un área territorio nacional debidamente registrado que sirve para designar un producto
originario de ellos y cuyas cualidades o características se deban exclusiva o esencialmente al medio
geográfico, comprendidos los factores naturales y los factores humanos.

Solicitud preliminar de una denominación de origen:


La propuesta de adopción de una Denominación de Origen surgirá de la iniciativa individual o
colectiva de los productores, siempre que éstos desarrollen sus actividades dentro del área
correspondiente a la futura Denominación de Origen.

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los productores que pretendan el reconocimiento de una denominación de origen podrán


constituir previamente un Consejo de Promoción, el que tendrá por objeto redactar un proyecto de
reglamento interno de la denominación y la realización de estudios e informes técnicos.
Dichos antecedentes y requisitos junto con la pertinente solicitud, serán presentados ante la
Autoridad de Aplicación, quien deberá aceptar, rechazar o solicitar aclaraciones o sugerir modificaciones,
previa vista al Instituto Nacional de Propiedad Industrial.
Una vez aprobada la solicitud preliminar, los productores deberán completar los demás requisitos
legales y reglamentarios establecidos en esta ley y sus normas complementarias, constituyendo el
correspondiente Consejo de Denominación de Origen, redactar y aprobar colectivamente su reglamento y
obtener personería jurídica.
Consejos de Denominación de Origen:
Por cada denominación de origen habrá un único Consejo de Denominación de Origen. Estos
consejos se organizarán jurídicamente bajo la forma de asociaciones civiles abiertas sin fines de lucro, y
estarán integrados exclusivamente por quienes se dediquen a la extracción, producción,
acondicionamiento, procesamiento o comercialización de los productos amparados en la Denominación de
Origen y que desarrollen sus actividades dentro del área correspondiente.

Los Consejos de Denominaciones de Origen de productos agrícolas y alimentarios tendrán, entre


otras, las siguientes funciones:

 Gestionar y obtener la inscripción de la Denominación de Origen en el Registro de


Denominaciones de Origen de Productos Agrícolas y Alimentarios.
 Otorgar las autorizaciones de uso a sus asociados que lo soliciten y cumplan con la totalidad
de los requisitos necesarios.
 Orientar, vigilar y controlar la producción, elaboración y calidad de los productos
amparados por la Denominación de Origen.
 Denunciar las violaciones al régimen de la presente ley ante la Autoridad de Aplicación, y/o
interponer cualquier acción tendiente a preservar su Denominación de Origen.
Del Registro de las Indicaciones de Procedencia y las Denominaciones de Origen:
La autoridad de aplicación, a través del Registro que se crea a esos efectos, registrará las
indicaciones geográficas y/o las denominaciones de origen de productos agrícolas y alimentarios.

La solicitud para la obtención del registro de una Denominación de Origen deberá consignar:
a) El vínculo existente entre los factores naturales y/o humanos que determinan las características
del producto y el medio geográfico.
b) El nombre de la Denominación cuyo registro se solicita.
c) La delimitación del área geográfica a la cual deba aplicarse la Denominación: antecedentes
históricos, características generales de la región, factores climáticos, relieve y naturaleza, homogeneidad
de los factores de producción y todo otro dato de interés.
d) Los productos para los cuales se usará la Denominación de Origen.
e) Descripción detallada del proceso de producción del producto
f) Acreditación de la personería jurídica del Consejo de Denominación de Origen, con la
identificación del o de los productores que lo integran.

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

El Consejo de Denominación de Origen presentará la solicitud de registro y de estas cumplidos los


requisitos legales exigidos, se procederá a publicar el contenido de la solicitud por un día en el Boletín
Oficial y en un diario de amplia circulación en la zona geográfica que se trate, a costa del peticionante. Se
correrá vista al Instituto Nacional de la Propiedad Industrial, a fin que se expida sobre lo impuesto en los
artículos 25 b) y 48 del presente (a saber, que no se trate de marcas de fábrica o de comercio registradas de
buena fe vigentes o derechos a una marca de fábrica o de comercio adquiridos mediante su uso de buena
fe – que se pretenda registrar como denominación de origen a una marca registrada)
No podrán registrarse como indicaciones geográficas y/o denominaciones de origen las que:
a) Sean nombres genéricos de productos agrícolas o alimentarios, entendiéndose por tales
aquellos que por su uso han pasado a ser nombre común del producto con el que lo identifica el público
en la República Argentina.
b) Marcas de fábrica o de comercio registradas de buena fe vigentes o cuando los derechos a una
marca de fábrica o de comercio se hayan adquirido mediante su uso de buena fe:
c) Los nombres similares a otros ya inscriptos como denominaciones de origen de productos
agrícolas o alimentarios.
d) Los nombres cuyo uso pudiera inducir a error respecto a las cualidades o características del
producto de que se trate.
e) La utilización de cualquier medio que, en la designación o presentación del producto, indique o
sugiera que el producto proviene de una región geográfica distinta del verdadero lugar de origen, que
pueda inducir al público a error en cuanto al origen geográfico.
Alcances de la Protección Legal:
El Estado nacional, por intermedio de la autoridad de aplicación de esta ley, confiere a los
usuarios de la indicación geográfica y/o denominación de origen los siguientes derechos:
a) Derecho de uso de la indicación geográfica.
b) Derecho de uso de la denominación de origen para productos agrícolas y alimentarios, y
del nombre que la identifica; y derecho exclusivo al uso de emblemas, distintivos, siglas, logotipos,
marbetes, etc. que hayan sido autorizadas por el organismo competente.
c) Control y garantía de calidad especificada en la denominación de origen registrada por
autoridad competente.

Queda prohibido el uso de la indicación geográfica y/o denominación de origen:


a) Para productos agrícolas o alimentarios que no provengan de las áreas geográficas
determinadas en su correspondiente registro, y que sean del mismo género.
b) Como designación comercial de productos similares a los registrados como indicación
geográfica o denominación de origen, con el fin de aprovechar la reputación de los mismos.
c) Cuando implique una indicación falsa o falaz, ardid o engaño, relativo a la procedencia, el
origen, la naturaleza o características esenciales de productos que no sean los originarios y
protegidos.
d) Cualquier otra práctica que pueda inducir a error a los consumidores sobre el verdadero
origen y/o cualidades diferenciadoras del producto, que implique competencia desleal.

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Estas prohibiciones son de aplicación a las indicaciones geográficas y/o denominaciones de


origen utilizadas en el envase, en las etiquetas o en el embalaje, en la publicidad o en los documentos
relativos al producto de que se trate.
Autoridades de Aplicación:
La SECRETARIA DE AGRICULTURA, GANADERIA, PESCA Y ALIMENTACION, dependiente del
MINISTERIO DE ECONOMIA, será la autoridad de aplicación de esta ley. Sus funciones serán las de
asesoramiento, vigilancia, verificación, control, registro, defensa del sistema de Denominación de Origen y
representación ante los organismos internacionales. Actuará como cuerpo técnico-administrativo del
sistema de designación de la procedencia y/u origen de los productos agrícolas y alimentarios.
La ley crea COMISION NACIONAL ASESORA DE INDICACIONES GEOGRAFICAS Y DENOMINACIONES
DE ORIGEN DE PRODUCTOS AGRICOLAS Y ALIMENTARIOS, que funcionará como cuerpo consultivo
permanente y no vinculado dentro de la estructura orgánica de la Autoridad de Aplicación.
La Comisión se conformará por representantes de Estados Provinciales de cuyo territorio
provengan denominaciones de origen de productos agrícolas o alimentarios, de entidades y organismos
públicos y privados competentes en la materia, y de los distintos Consejos de Denominación de Origen de
productos agrícolas o alimentarios, en el número y modalidades que determine la reglamentación.
Todas las funciones serán ejercidas ad honórem.

Serán funciones de la Comisión:


a) Dictar su propio reglamento.
b) Asesorar y promover la extensión de las Denominaciones de Origen, así como la constitución
de Consejos de Promoción.
c) Verificar el Registro Nacional de Indicaciones Geográficas y Denominaciones de Origen.
d) Asistir en la fiscalización del cumplimiento de las condiciones de producción y elaboración
establecidas en cada reglamento de Denominación de Origen.
e) Promover la firma de acuerdos tecnológicos y/o de cooperación con organismos públicos y
privados, nacionales o internacionales.

Infracciones y Sanciones:
Las infracciones a la presente ley, sus normas reglamentarias, al régimen de una Indicación
Geográfica como así también al Reglamento de una Denominación de Origen de Productos Agrícolas y
Alimentarios o a las resoluciones de sus Consejos, que fueran cometidas por personas físicas o jurídicas,
usuarios del sistema o inscriptos en los registros del Consejo respectivo, se clasificarán a los efectos de su
sanción, de la siguiente forma:
a) Faltas: Se entiende por tales las inexactitudes en las declaraciones obligatorias, asientos en los
libros, omisión de comunicaciones, incumplimiento de plazos y en general, faltas a normas similares.
b) Infracciones a la producción y elaboración de productos protegidos: Se entiende por tales a
las faltas referidas a incumplimientos del / los protocolos de calidad aprobados por el Consejo de Zona
para el producto protegido con denominación de Origen.
c) Contravenciones: Se entienden por tales, las referidas al uso indebido de una Indicación
Geográfica o Denominación de Origen, a las violaciones de las normas y reglamentos referidos a la
utilización de nombres, símbolos y emblemas propios de una Denominación de Origen de Productos
Agrícolas y Alimentarios, en otros productos que no sean los protegidos, o siéndolos causen un perjuicio
en su imagen o en la del régimen de Denominación de Origen de Productos Agrícolas y Alimentarios.

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Las faltas, infracciones y contravenciones descriptas en el artículo anterior, cometidas por los
usuarios del sistema, podrán ser sancionadas por la Autoridad de Aplicación con:
a) Multa de hasta cincuenta (50) veces el valor de mercado que tuviera el producto en infracción.
b) Decomiso de los productos en infracción.
c) Suspensión temporal del uso de la Indicación Geográfica o de la Denominación de Origen de
que se trate.
d) Cancelación definitiva del uso de la Indicación Geográfica o de la Denominación de Origen, la
que deberá ser publicada en un diario de circulación masiva a nivel nacional y en el Boletín Oficial por un
(1) día.

La Autoridad de Aplicación podrá imponer las sanciones previstas en el artículo anterior a personas
físicas o jurídicas que no estuvieran adscriptas al sistema de protección que se crea por esta ley, cuando
constatare:
a) El uso indebido de una Indicación Geográfica o de una Denominación de Origen.
b) La utilización de nombres comerciales, expresiones, signos, siglas o emblemas que por su
identidad o similitud gráfica o fonética con las denominaciones protegidas, o con los signos o emblemas
registrados, puedan inducir a error sobre la naturaleza o el origen de los productos agrícolas y
alimentarios.
c) El empleo indebido de nombres geográficos protegidos en etiquetas o marbetes,
documentación comercial o publicidad de productos, aunque vayan precedidos por los términos
"género", "tipo", "estilo", "método", "imitación" o una expresión similar que pudieran producir confusión
en el consumidor respecto de una Indicación Geográfica o de una Denominación de Origen.

Disposiciones Complementarias: No podrán registrarse como marca para distinguir


productos, el que correspondiere a una Denominación de Origen de Productos Agrícolas y
Alimentarios debidamente registrada y que hubiere sido comunicada al Instituto Nacional de
Propiedad Industrial.
En caso que se pretendiera registrar como Denominación de Origen una marca ya registrada,
para la entrada en vigencia de la denominación será necesario que se extinga el derecho a la marca,
ya sea por renuncia del titular, por extinción del plazo, o cualquier otra causa de caducidad.

Codex Alimentarius Mundi

Traducido literalmente del latín, el Codex Alimentarius es un "código alimentario". Comprende una
serie de normas generales y específicas relativas a la seguridad alimentaria, que han sido formuladas con el
objetivo de proteger la salud de los consumidores y de garantizar unas prácticas equitativas en el comercio
de los productos alimentarios. Los productos destinados al consumo local o la exportación deben ser
seguros y de buena calidad. Además, es imprescindible que los productos no sean portadores de
organismos patógenos susceptibles de dañar a los animales o plantas de los países importadores.

E la década del ’50, la ONU advie te la ocividad del uso exte sivo de ag o uí icos e los
productos agrícolas, lo que llevó a la FAO a sostener la conveniencia de normas ambientales mínimas para
proteger no sólo la salud de los consumidores, sino también al medio ambiente.

El Codex Alimentarius fue creado de forma conjunta en los años 60 por dos organizaciones de las
Naciones Unidas: la Organización para la Agricultura y la Alimentación (Food and Agriculture Organisation,

6
Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su propósito era servir como pauta y fomentar la
elaboración y el establecimiento de definiciones y requisitos para los alimentos, a fin de contribuir a su
armonización y, de este modo, facilitar el comercio internacional. La mayor parte de la población mundial
vive en los 166 países que son miembros del Codex Alimentarius. Estos países participan en la elaboración
de las normas y a menudo en su aplicación a nivel nacional y regional.

Aunque las normas adoptadas por el Codex Alimentarius no son vinculantes desde el punto de vista
jurídico, tienen un gran peso y una base científica sólida. Cuando procede, la Organización Mundial del
Comercio recurre a las normas del Codex para resolver conflictos comerciales relativos a productos
alimentarios. Las normas del Codex suelen servir como punto de partida para las legislaciones y las
normativas nacionales y regionales. Básicamente, la influencia del Codex Alimentarius se extiende a todos
los continentes, y su contribución a la protección de la salud pública y las prácticas equitativas en la
industria alimentaria es extremadamente valiosa.

Código Alimentario Argentino

El Código Alimentario Argentino fue puesto en vigencia en 1969 por la Ley 18.284 -reglamentada
por el Decreto 2126/71-. Se trata de un reglamento técnico en permanente actualización que establece
disposiciones higiénico-sanitarias, bromatológicas y de identificación comercial que deben cumplir las
personas físicas o jurídicas, los establecimientos y los productos que se enmarcan en su órbita. Todo
producto comercializado en Argentina debe cumplir sus disposiciones.

Esta normativa tiene como objetivo primordial la protección de la salud de la población, además de velar
por más posibilidades de acceso a alimentos que tengan tanto garantía de inocuidad como un valor
agregado en calidad.

Contiene más de 1400 artículos, en permanente evolución y actualización por comisiones de


idóneos convocados por el Poder Ejecutivo Nacional, consumidores y toda la cadena productiva.

Los organismos nacionales estrechamente vinculados con su aplicación son el SENASA (para
productos de origen animal o vegetal) y el INAL (para medicamentos y alimentos varios).

La trazabilidad

Además de las denominaciones de calidad ya mencionadas, se encuentra la trazabilidad.

Comenzó como sistema de identidad de origen de los productos cárnicos y ya se está hablando que
esa técnica puede también aplicarse al mercado frutihortícola.
En 1998 se efectuó la primera reunión de la Comisión Nacional de Trazabilidad e identificación de
ganados, creada en oportunidad de efectuarse el Seminario Internacional sobre Identificación Permanente
de Animales convocada por el SENASA (Servicio Nacional de Seguridad y Calidad Agroalimentaria)

Etimológicamente proviene del inglés Trazability y designa al sistema que permite seguir la
evolución del animal desde su nacimiento hasta el frigorífico donde se faena y procesa para transformarse
en el alimento que llega al consumidor.

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Se trata de un método electrónico de identificación de animales, esta identificación es definida


como una especie de documento individual incorporado al animal (inviolable e inalterable) en forma de
bolos intrarrumiales, inyectables o caravanas.

Esta identidad permite seguir la historia del animal desde su nacimiento hasta la faena, vale decir,
la traza del mismo. La trazabilidad apunta a lograr un elevado control de calidad en productos de origen
animal, especialmente la carne y la leche, trascendiendo lo concerniente a la salud pública, de manera que
los productores e industriales, mediante un sencillo lector electrónico y una computadora común, podrán
conocer el tipo de alimentación recibida por el animal durante toda su vida.

Esta exigencia, ya implementada en la UE, llegó a América y Oceanía, puesto que a partir del año
2001 todos los productos de origen animal que se comercialicen en Europa Comunitaria deberán contar
con el certificado de trazabilidad, haciéndose extensiva esta obligación para los terceros países
abastecedores.

Legislación nacional: En nuestro país se han implementado pruebas piloto. El primer paso consiste
en formar un banco de datos donde se centralice la información de la población animal, lo que permitirá
elaborar estrategias para incrementar y mejorar la producción de la carne, leche y derivados.
No obstante administrar la información de 50 millones de cabezas de ganado y 270.000
productores no es tarea sencilla y hace menester desarrollar una estructura operativa y de software ya que
no existe nada disponible.
A nuestro favor contamos con que recientemente los productores ganaderos fueron identificados y
empadronados en el Registro Nacional Sanitario de Productores Pecuarios constituyéndose así la primera
base de datos.

Como contrapartida, adolecemos de un gran vacío histórico en la identificación, a excepción de las


viejas marcas y señales del ganado de pedigrí o de algunas razas definidas. Esto hace que los proveedores
de elementos para identificar el ganado basados en nuevas tecnologías estén prácticamente huérfanos de
datos.
Ante esta situación existen resoluciones de la SAGPyA (Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Pesca y Alimentos) que otorgan un marco legal tanto para el desarrollo de planes pilotos como para
cubrir las necesidades de un explotador. Así tenemos:

1) La resolución 42 de la SAGPyA: que crea un sistema de identificación individual y


permanente de animales para establecimientos ganaderos.
En su Artículo 1º -Establece, con carácter transitorio, el "Sistema de Identificación Individual y
Permanente" de animales, el cual será de adopción e inscripción voluntaria para los establecimientos
ganaderos.
El Art. 2º dispone que el sistema creado por el artículo 1º de la presente resolución, tendrá
vigencia durante el período en que se realicen los planes pilotos que oportunamente se fijen y no podrán
extenderse más allá del 30 de Junio de 1999.
Dicho artículo agrega que la identificación individual y permanente de los animales, deberá
seguir las siguientes pautas:

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

1. Utilización de marcas auriculares dobles para identificar cada animal (caravanas), y/u otros
sistemas de identificación, o sistemas electrónicos, inscriptos y registrados en los planes pilotos por el
SERVICIO NACIONAL DE SANIDAD Y CALIDAD AGROALIMENTARIA.
2. Los animales deberán ser identificados antes de cumplidos los SESENTA (60) días de su
nacimiento, y en cualquier caso, antes de que el animal abandone la explotación en la que nació.
3. La numeración de las marcas auriculares y otros instrumentos identificatorios, serán
autorizados por el SERVICIO NACIONAL DE SANIDAD Y CALIDAD AGROALIMENTARIA. Las Comisiones
Locales distribuirán y harán el monitoreo de su aplicación a los animales, llevando el correspondiente
registro.
4. Los animales deben conservar; permanentemente, la identificación de origen, y en caso de
pérdida de la misma, deben dar aviso a la Comisión Local.
5. Los establecimientos llevarán un registro de los animales identificados.
6. Las Comisiones Locales, serán las responsables de la incorporación de los datos de la
identificación realizada, en una base de datos informatizada, en la que ingresarán como mínimo los
siguientes datos:
A. PARA CADA ANIMAL: a) Código individual de identificación. b) Fecha de nacimiento. c)
Sexo. d) Raza. e) Código de identificación de la madre. f) Número de REGISTRO NACIONAL
SANITARIO DE PRODUCTORES PECUARIOS del establecimiento donde nació. g) Número de REGISTRO
NACIONAL SANITARIO DE PRODUCTORES PECUARIOS de las explotaciones donde haya permanecido.
h) Fecha de traslados. i) Fecha y lugar de su muerte o sacrificio o su venta al mercado para su faena.
j) Tipo de engorde al que fue sometido (pastoreo en praderas forrajeras, campo natural, suplemento,
lapso en que recibió suplementación, feedlot).
B) PARA CADA ESTABLECIMIENTO: a) Número de REGISTRO NACIONAL SANITARIO DE
PRODUCTORES PECUARIOS b) Nombre y dirección del propietario.
El Art. 3º preceptúa que “El SERVICIO NACIONAL DE SANIDAD Y CALIDAD AGROALIMENTARIA,
será la Autoridad de Aplicación de la presente resolución, en todo el territorio nacional, siendo la
responsable de aplicar las sanciones a los establecimientos que infringieran la presente norma.
El Art. 4º-El Sistema mencionado en el artículo 1º, entrará en vigencia a partir de la fecha de
publicación de la presente resolución.

2) La resolución 403 de la SAGPyA que trata sobre carnes y empresas frigoríficas exportadoras.
Establece fechas y porcentajes dentro de los cuales deberán efectuar sus embarques. Determina
presentación de los cuales deberán efectuar sus embarques. Determina presentación de plantas nuevas.
Fija fecha límite y crea un mecanismo para evitar que las empresas adjudicatarias que presentan
problemas para exportar mantengan cuota cautiva.

Objetivos de la trazabilidad: la trazabilidad apunta a la obtención de calidad mediante parámetros


de sanidad, salubridad, higiene y nutrición.

Madizabal define a la Trazabilidad como la capacidad de rastrear con los datos de la etiqueta de
un corte vacuno acondicionado para consumo, todos los aspectos relevantes de la vida de un animal desde
su nacimiento hasta la faena y despostada .

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Él sugiere la posibilidad de una trazabilidad por grupos o por lotes, que permitiría abaratar costos y
daría los mismos resultados por contraposición a lo exigido en Europa donde la trazabilidad es para cada
bovino en particular siendo esta identificación individual una herramienta necesaria.

En nuestro país tanto los dispositivos de identificación como los pasaportes serían costeados por
los propios productores, en otros países del mundo tales dispositivos y los documentos oficiales de los
animales son provistos de manera gratuita por el Estado.

El Centro de Consignatarios de Productos del País, si bien considera que la trazabilidad es una
herramienta de comprobación por aplicarse en el marco de un programa de aseguramiento de la calidad
que involucra a cada eslabón de la cadena de producción de carne estima al respecto de la disputa de si su
aplicación debe ser voluntaria o gratuita, que la misma debe ser voluntaria, tal como ha sucedido en países
como Australia. De esta manera, los productores interesados en la explotación obtendrían la ventaja
económica que funcione como incentivo para su participación en el esquema de identificación individual,
en tanto que para el resto de la hacienda podría aplicarse la identificación grupal o por lotes.

El microchip: Se trata de un dispositivo que permite almacenar los datos que mide 2.2 mm. de
diámetro y 11.5 mm de largo, algo más grande que un grano de arroz y que se implanta detrás de la oreja
izquierda del animal costando entre 5 y 7 dólares, según lo señala Alberto Komatsu en Brasil y de
conformidad con la empresa alemana que desarrolla este sistema allí.
Este sistema, además del microchip que registra el número del animal incluye una máquina para la
lectura de este dispositivo conectada a un software de banco de datos, para controlar el rebaño y
almacenar informaciones como la fecha de nacimiento, el tipo de alimentación recibida, aumento de peso,
y local de crianza. Se trata de lectores manuales o fijos con un coste aproximado de 1900/6000 dólares.

La trazabilidad frutihortícola: la trazabilidad, como se señaló puede ser aplicada a la fruticultura y


la horticultura lo que se debe a su importancia económica y social dada por su actividad tendiente a
producir calidad.

La trazabilidad permitiría efectuar un seguimiento de las frutas y hortalizas desde el campo hasta la
góndola, identificando la procedencia del producto, en forma casi idéntica a la indicada para el ganado
bovino, asegurando así en la etapa de comercialización la seguridad alimentaria identificando cualquier
riesgo de manera inmediata.

En la producción la trazabilidad tiene 2 objetivos:


1) Interno: apunta a que cualquier problema que presenten los productos en el mercado sea
corregido efectuando un seguimiento en los registros del productor o de la empresa, determinando a
quién pertenecen y en qué lugar de empaque fueron trabajados.
2) Externo: propende a que en cualquier partida de estos productos en el exterior sea
identificada de inmediato y retirada de los centros de distribución para evitar afectar al resto de la
producción.

Tanto productores como empleadores, transformadores, procesadores, etc., deben quedar


involucrados en la cadena de comercialización brindando primordialmente seguridad alimentaria lo que
puede lograrse mediante la trazabilidad.

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

12.2 - EVALUACION DE IMPACTO AMBIENTAL

Para hablar de evaluación de impacto ambiental debemos saber qué es lo que se va a evaluar, es
decir, qué son los impactos ambientales. A su vez, para hablar de impactos ambientales debemos precisar
primeramente qué es lo que entendemos por ambiente.

El medio ambiente es el sistema global constituido por elementos naturales y artificiales de


naturaleza física, química o biológica, socioculturales y sus interacciones, en permanente modificación por
la acción humana o natural que rige y condiciona la existencia y desarrollo de la vida en sus múltiples
manifestaciones.

Concepto de ͞Impacto Ambiental͟.- El término "impacto ambiental", resiste en primera instancia


una definición precisa; no obstante podemos señalar que el término impacto podría ser definido como "el
resultado de un choque de un cuerpo contra otro", o bien "el efecto o impresión que una cosa causa sobre
otra", concepto más afín al tema que nos ocupa, resultando en ambos casos como consecuencia de esa
acción o efecto la alteración del elemento impactado. De este modo como una primera aproximación
podríamos definir como impacto ambiental a toda alteración en el ambiente humano. Asimismo, este
impacto debe ser directa o indirectamente resultante de una actividad material humana.

Alteración Física.- el término "impacto" debe comprender las alteraciones en los aspectos
ecológicos (así como los efectos en los recursos naturales y en los componentes, estructura y
funcionamiento de los ecosistemas afectados), estéticos, históricos, sociales o relativos a la salud pública,
ya sean estos directos, indirectos o acumulativos. Por ello, en primer lugar, el impacto debe estar causado
por una alteración física. Esto significa que los económicos o sociales no deben ser entendidos por sí solos
como susceptibles de requerir una Declaración de Impacto Ambiental, no obstando a que sean analizados
en el contexto global de una evaluación, en la medida que estén interrelacionados con efectos naturales o
físicos.

Así, cabe destacar que aunque algunos impactos como el desempleo o la recesión usualmente
producen de un modo indirecto alteraciones en el medio ambiente (como ser grandes concentraciones
urbanas y desarrollo inducido), no son ambientales en un sentido estricto, y no requerirán una EIA

Significación.- En segundo lugar, el efecto global de la acción, entendido este como la resultante de
diversos impactos, debe ser significativo. O sea que el significado de una acción debe ser analizada en sus
contexto e intensidad entendiendo al primer término como el área de influencia del impacto en los
sentidos humano, social, regional, etc., en tanto por intensidad debe entenderse la severidad gradual del
impacto en relación a áreas protegidas, salud, seguridad y calidad de vida.

Impactos directos e indirectos.- Por otra parte, no deberán ser excluyentemente pasibles de ser
evaluados los impactos directos, sino también aquellos indirectos o acumulativos.

Los impactos directos son definidos por el mencionado Código de Regulaciones como los efectos
causados por la acción propuesta en el mismo tiempo y lugar, en tanto impactos indirectos son aquellos
que son causados por la acción federal y se observarán temporalmente en forma tardía o a mayor
distancia, pero son razonablemente previsibles. A título de ejemplo se puede citar la inducción de
crecimiento que ocasionaría la construcción, ampliación o pavimentación de una carretera en los
asentamientos urbanos y comunidades rurales cercanos a la misma, modificándose hábitos culturales,
socioeconómicos, pudiendo llegar a saturar la infraestructura de servicios planificada para una comunidad
menor.

Impactos acumulativos.- Por último, deben ser estimados los impactos acumulativos, los cuales
pueden menores en forma individual pero transformarse en significantes en el transcurso del tiempo o la
distancia. Siguiendo la fuente mencionada, un impacto acumulativo es aquel que resulta de los impactos

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

incrementales de una obra, toda vez que este se añade a otros pasados, presentes o razonablemente
previsibles proyectos futuros, independientemente de la persona o agencia que esté llevando o haya
llevado a cabo esas acciones.

En el proceso de la Evaluación de Impacto Ambiental, deben considerarse al menos tres tipos de


efectos acumulativos, cuando existan pautas de que estos acontezcan; estos son la combinación de los
efectos de más de un proyecto que se estén realizando simultáneamente, la combinación de efectos
pequeños que resultan de un impacto de envergadura, y los efectos combinados de proyectos que se
consideran en un lapso de tiempo.

Para ilustrar el alcance de estos impactos en los hechos, en el caso jurisprudencial estadounidense
"Natural Resources Defense Council v. Hodel", la justicia determinó que respecto de los efectos de un plan
de exploración y explotación de petróleo "off shore" entre las costas de California y Alaska, si bien
evaluados individualmente cada uno de los emprendimientos, podía concluirse que los mismos no
acarreaban impactos significativos, considerados en su conjunto y en forma completa, se determinó que
resultarían nocivos para especies migratorias de la fauna marina.

Evaluación de Impacto Ambiental

A los efectos del presente trabajo, podemos definir la EIA como un método por el cual los efectos
negativos en el ambiente causados por algunas acciones humanas pueden ser predichos, identificados y,
en consecuencia, brindadas las alternativas de acción y sus correspondientes medidas para la posterior
eliminación o mitigación de los mencionados impactos.

Sin embargo, al desarrollar el concepto de EIA, merece destacarse que no son pocas las acepciones
que este término posee en otros regímenes. Para aquellos que se han inspirado en el modelo
norteamericano, el término evaluación de impacto ambiental (EIA), no implica solamente una evaluación
en lo que su sentido lato significa (estimación de valor), sino que consiste en el procedimiento que abarca
desde la presentación del proyecto por un proponente, hasta la declaración de los impactos ambientales de
la actividad propuesta por parte de la autoridad ambiental.

Las etapas de este procedimiento pueden consistir tanto en una única instancia en la que se
determine que la obra propuesta no requiere de un estudio de impacto ambiental, o en varias instancias
que permitan arribar a una declaración de impacto ambiental fundada y completa, e incluyan un
diagnóstico ambiental del área de influencia, análisis de los impactos ambientales del proyecto, análisis de
alternativas, medidas mitigatorias, planes de monitoreo, seguridad y contingencias, información y
audiencia pública, dictamen técnico y la declaración antedicha.

a) La EIA como procedimiento.- Esta acepción concibe a la EIA como un procedimiento previo a la
toma de decisiones, que sirve registrar y valorar de manera sistemática y global todos los efectos
potenciales de un proyecto, con el objeto de evitar desventajas para el medio ambiente, aunque aclara con
criterio que la EIA tiene el alcance que desee el legislador, por lo que habrá que estarse a lo que la ley
determine al respecto.

b) La EIA como análisis y valoración por parte de la autoridad gubernamental del proyecto
propuesto.- Este sistema prevé la presentación de una Manifestación o Estudio de Impacto Ambiental por
parte del proponente, y una posterior evaluación del mismo por parte de la autoridad correspondiente,
tarea que es denominada Evaluación de Impacto Ambiental, en las legislaciones española, mexicana,
chilena, y a nivel nacional la Ley 24.051 de Residuos Peligrosos.

c) La EIA como documento.- Esta concepción es la que adoptan los cuerpos normativos hondureño,
paraguayo y boliviano, que definen la EIA como el estudio técnico o científico que permita estimar, prever o
identificar efectos o impactos ambientales de una obra o proyecto y evalúe los mismos.

12
Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

En el ordenamiento normativo de Tucumán la EIA constituye un procedimiento administrativo


especial que garantiza para el titular de la obra o actividad, el derecho de demostrar ante la
administración pública que la misma cumple con criterios de calidad ambiental aceptable, y a obtener,
en consecuencia, el correspondiente Certificado de Aptitud Ambiental.
Fundamento y Antecedente

Los fundamentos de la EIA los encontramos en la incidencia desfavorable sobre el medio ambiente
que causaron el aumento desmesurado de la población y el desarrollo económico indiscriminado de las
sociedades industriales, caracterizando a nuestra económico indiscriminado de las sociedades industriales
caracterizando a nuestra era por la capacidad ilimitada del hombre para construir y crear, por un lado, y por
el otro para la capacidad para destruir con igual magnitud.

Ya en la Conferencia de Estocolmo se expresó que en la evolución de la raza humana en el planeta,


gracias a la rápida aceleración de la ciencia y de la tecnología, el hombre ha adquirido el poder de
transformar el medio ambiente natural y artificial que lo rodea.

LA EIA COMO UN PROCEDIMIENTO

La mayoría de las regulaciones consideran a la EIA como un procedimiento, el cual tiene por
finalidad lograr que los Estados realicen la evaluación de impacto ambiental de obras o emprendimientos
susceptibles de producir efectos negativos sobre el ambiente en forma previa a su aprobación.

Hoy día, basadas en ese precepto, casi todas las legislaciones prevén el deber de considerar los
impactos ambientales significativos de una obra o proyecto con idénticas pautas temporales.

¿Que deben contener estas declaraciones para permitir identificar y prevenir estos efectos
negativos? El órgano ambiental competente deberá evacuar una detallada declaración que contenga:

-El impacto ambiental de la acción proyectada.

-Los efectos ambientales negativos que no podrían evitarse si el proyecto se llevara a cabo.

-Alternativas a la acción propuesta

-Las relaciones entre el uso local y a corto plazo del medio ambiente y el mantenimiento de la
productividad a largo plazo.

-La asignación irreversible e irrecuperable de recursos que supondría la acción proyectada de


llevarse a cabo (análisis costo-beneficio).

-La presentación de un estudio mínimo de base, del que surgirá eventualmente, o bien que el
mismo no acarrea efectos significativos, o bien que deberá realizar el estudio que da cuenta el punto
siguiente.

-La presentación de un estudio de impacto ambiental detallado por parte del proponente, de forma
excluyente o complementaria del estudio inicial mencionado en el punto anterior, el cual se puede dar
como consecuencia de la clasificación del proyecto según este estudio mínimo de base, o bien en forma
directa y sin necesidad de este, según lo prevea la legislación respectiva.

-Circulación del borrador del estudio o la declaración de impacto, a los fines de la inclusión de
comentarios por otros organismos involucrados y de parte del público afectado, pudiendo celebrarse
asimismo una audiencia pública, facultativa u obligatoria, según el caso.

-Declaración de Impacto Ambiental por parte del órgano ambiental competente, la cual, previa
consideración de los comentarios introducidos al borrador, dará los elementos necesarios a la autoridad

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

con competencia sustantiva para la aprobación total, parcial o condicional o denegación de la propuesta.
Entendemos que estos son los objetivos y etapas que en forma secuencial y necesaria se deben dar para
autorizar un proyecto u obra susceptible de producir efectos ambientales negativos y significantes, y que
son los elementos sustanciales a ser tenidos en cuenta para evaluar la eficacia del sistema de EIA adoptado,
más allá de las distintas denominaciones que puedan existir.

Diferencias con el Estudio de Impacto Ambiental

Algunos autores, y algunas legislaciones, al entender o definir a la EIA como una evaluación o
estimación de valor en su sentido literal y lato, y mal suponiendo que la función de evaluar es realizada al
desarrollarse el estudio (observemos que en no pocos casos se denomina al estudio como "estudio de
evaluación de impacto ambiental") confunden a este estudio, reporte o manifestación escrita que debe
presentar el proponente con una EIA propiamente dicha.

Este estudio integra la EIA, debe ser presentado y costeado por el proponente, y poseer en general
los siguientes contenidos:

-Una descripción pormenorizada del proyecto o actividad a realizar y sus alternativas. -Diagnóstico
ambiental del área de influencia geográfica.
-Una descripción y análisis de aquellos efectos o impactos ambientales significativos del proyecto, y
de sus alternativas.
-Las medidas a adoptar para eliminar o minimizar los efectos adversos. -Planes de seguimiento,
monitoreo, y contingencias.

La EIA posee como objetivo final en el contexto del Derecho Administrativo el resguardar el
principio del derecho humano a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un
medio de calidad tal que permita llevar una vida digna y gozar de bienestar.

Los efectos de la EIA abarcan aspectos:

1. Económicos: desde el momento que realiza un análisis costo-beneficio.


2. Jurídico: toda vez que existe un procedimiento preestablecido que se inserta en un marco
jurídico y su falta de cumplimiento acarrea una eventual revisión administrativa o judicial.
3. Políticos: dado que otorga al planificador un instrumento amplio y completo para la toma de
decisiones.
4. Sociales: involucra la participación del público afectado en forma previa a la decisión final.
Ley Provincial 2653 de Defensa, Conservación y Mejoramiento del Medio Ambiente.

El artículo 17 dispone que la presentación de evaluación de estudios de impacto ambiental, está a


cargo de:

Las personas públicas o privadas, responsables de acciones u obras que degraden o puedan
degradar en un futuro el ambiente. La autoridad de aplicación informará respecto de la viabilidad del
estudio presentado, realizando a su vez una evaluación, conforme la reglamentación respectiva en la
materia.

En este procedimiento intervienen la Dirección de Medio Ambiente de la Provincia y el Consejo


Provincial de Economía y Ambiente.

El art. 19 dice que la autorización para toda obra o actividad productora de impacto ambiental
(presente o futuro) estará sujeta a que ésta sea susceptible de corrección, y que realizado el juicio de valor
cuali-cuantitativo con la metodología de análisis costo-beneficio, costo ambiental social, más la variable
espacio-temporal (región, corto, mediano y largo plazo) justifique la actividad u obra, económica,
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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

ambiental, técnica y socialmente. La autorización sólo procederá de aprobarse la evaluación del impacto
ambiental en los cuatro aspectos señalados precedentemente.

Finalmente, el art. 21 afirma que la autoridad de aplicación dictará, en un plazo no mayor de tres
meses, una reglamentación exhaustiva que abarque todas las obras, actividades y proyectos sujetos a
evaluación de impacto ambiental la que será periódicamente revisada y actualizada.

La ley 25.916 de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos

Esta ley establece los presupuestos mínimos de protección ambiental para la gestión integral de los
residuos domiciliarios, sean éstos de origen residencial, urbano, comercial, asistencial, sanitario, industrial o
institucional, con excepción de aquellos que se encuentren regulados por normas específicas.

A su vez define:

- Residuo domiciliario a aquellos elementos, objetos o sustancias que como consecuencia de los
procesos de consumo y desarrollo de actividades humanas, son desechados y/o abandonados.

- Gestión integral de residuos domiciliarios al conjunto de actividades interdependientes y


complementarias entre sí, que conforman un proceso de acciones (etapas: generación, disposición inicial,
recolección, transferencia, transporte, tratamiento y disposición final) para el manejo de residuos
domiciliarios, con el objeto de proteger el ambiente y la calidad de vida de la población.

Se menciona las etapas de la gestión de residuos sólidos urbanos:

- Generación: es la actividad que comprende la producción de residuos domiciliarios

- Disposición inicial: es la acción por la cual se depositan o abandonan los residuos; es efectuada por
el generador (puede ser sin o con clasificación y separación de residuos), y debe realizarse en la
forma que determinen las distintas jurisdicciones.

-Transferencia: comprende las actividades de almacenamiento transitorio y/o acondicionamiento


de residuos para su transporte.

- Transporte: comprende los viajes de traslado de los residuos entre los diferentes sitios
comprendidos en la gestión integral.

- Tratamiento: comprende el conjunto de operaciones tendientes al acondicionamiento y


valorización de los residuos.

- Disposición final: comprende al conjunto de operaciones destinadas a lograr el depósito


permanente de los residuos domiciliarios, así como de las fracciones de rechazo inevitables
resultantes de los métodos de tratamiento adoptados. Asimismo, quedan comprendidas en esta
etapa las actividades propias de la clausura y postclausura de los centros de disposición final.

Sigue definiendo otros conceptos como los de:

- Generador a toda persona física o jurídica que produzca residuos, y que tiene la obligación de
realizar el acopio inicial y la disposición inicial de los residuos de acuerdo a las normas complementarias
que cada jurisdicción establezca. (Se clasifican en individuales y especiales.)

- Planta de tratamiento a aquellas instalaciones que son habilitadas para tal fin por la autoridad
competente, y en las cuales los residuos domiciliarios son acondicionados y/o valorizados

- Estación de transferencia a aquellas instalaciones en las cuales los residuos domiciliarios son
almacenados transitoriamente y/o acondicionados para su transporte.
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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

- Centros de disposición final a aquellos lugares especialmente acondicionados para la disposición


permanente de los residuos. (La habilitación de estos centros requerirá de la aprobación de una Evaluación
de Impacto Ambiental, que contemple la ejecución de un Plan de Monitoreo de las principales variables
ambientales durante las fases de operación, clausura y postclausura.)

Son objetivos de la ley:

a) Lograr un adecuado y racional manejo de los residuos domiciliarios mediante su gestión integral,
a fin de proteger el ambiente y la calidad de vida de la población;

b) Promover la valorización de los residuos domiciliarios, a través de la implementación de métodos


y procesos adecuados;

c) Minimizar los impactos negativos que estos residuos puedan producir sobre el ambiente;

d) Lograr la minimización de los residuos con destino a disposición final.

Serán autoridades competentes los organismos que determinen cada una de las jurisdicciones
locales.

El Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) actuará como el organismo de coordinación


interjurisdiccional, en procura de cooperar con el cumplimiento de los objetivos de la presente ley. El
incumplimiento de las disposiciones de la presente ley o de las reglamentaciones que en su consecuencia
se dicten, será sancionado con:

a) Apercibimiento.

b) Multa de diez (10) hasta doscientos (200) sueldos mínimos de la categoría básica inicial de la
Administración Pública Nacional.

c) Suspensión de la actividad de treinta (30) días hasta un (1) año, según corresponda y atendiendo
a las circunstancias del caso.

d) Cese definitivo de la actividad y clausura de las instalaciones, según corresponda y atendiendo a


las circunstancias del caso.
Ley Provincial N° 8177/2009

Con la creación de la ley provincial 8177/2009 se organiza y dispone el SGRSU tal como la dispone la Ley de
presupuestos mínimos nacional (ley número 25916/2004). Ambas leyes (la provincial y la nacional) tienen análoga
definición y etapas del Sistema Integral de Residuos Sólidos Urbanos así como también las definidas para su
implementación.

La Gestión integral de los RSU es competencia de los Municipios y Comunas Rurales en sus respectivas
Jurisdicciones siendo responsable de la prestación del servicio en todas sus etapas. Los Municipios y Comunas Rurales
deberán establecer un sistema de gestión adaptado a las características y particularidades de su jurisdicción, el cual
tendrá por finalidad prevenir y minimizar los posibles impactos negativos sobre el ambiente y la calidad de vida de la
población.

Los Municipios, podrán suscribir acuerdos y firmar convenios de Colaboración, Cooperación y auxilio entre sí
y con la Provincia, que tengan por objeto la gestión de los residuos sólidos urbanos que se Produzcan en sus
jurisdicciones, con aprobación de los respectivos Concejos Deliberantes.

Asimismo, se podrán crear consorcios intermunicipales, como personas jurídicas públicas, con aprobación
por ordenanza de los respectivos Concejos Deliberantes.

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Los Municipios, Comunas Rurales y Consorcios Intermunicipales podrán, por motivos fundados, solicitar al
Poder Ejecutivo asistencia operativa y/o económica para la correcta prestación del servicio de recolección, transporte,
tratamiento y/o disposición final de residuos sólidos urbanos.

No se prevé la autoridad de aplicación de la ley, pero establece que es el PE quien la debe establecer.

Conclusión.- El texto legal provincial no logra complementar la normativa nacional de presupuestos mínimos
que establece el SGRSU. No se arriba a solución alguna con la mera reiteración de normas. A ello debe sumarse la falta
de espacio físico para las tres últimas etapas del SGRSU, bajos recursos tecnológicos y humanos, mecanismos de
control deficientes, ausencia de educación ambiental y baja cooperación ciudadana.

Es una problemática que debe tratarse mediante políticas públicas diseñadas en el marco de la ley, con
información adecuada y con amplia participación ciudadana, y que requiere de la voluntad y la decisión política de
efectuar un cambio sobre la base de que se está apostando al cuidado de un bien colectivo, mejor calidad ambiental y
menores costos en salud pública.

12.3 - AUTORIDAD MINERA.

Con la designación autoridad minera se designa al organismo del Estado que, en ejercicio de sus
atribuciones, acepta, tramita y resuelve las solicitudes de permisos de exploración y concesiones mineras
de explotación y demás derechos conexos y vigila el cumplimiento de las condiciones de la concesión.

Nuestro Código de Minería nada dice sobre la organización de la autoridad de aplicación. Ello es
una consecuencia de la supresión de los títulos XIX y X del Proyecto Rodríguez, los que fueron eliminados
por la Comisión Parlamentaria, al sancionarse el Código, por considerarse que dichos títulos estaban en
pugna con los artículos 67 inciso 11 y 105 de la Constitución Nacional, pues las provincias se dan sus propias
instituciones y se rigen por ellas, y la jurisdicción y los procedimientos son privativos de las autonomías
provinciales, no pudiendo la Nación legislar sobre ellos.

De modo que la actividad del estado en materia minera, se orienta por un lado al cumplimiento de
todos aquellos actos que conducen a la aplicación del Código de Minería como: a) La adquisición particular
de la propiedad de las minas; b) La entrega del dominio útil de los yacimientos mineros una vez cumplido
ese proceso adquisitivo; c) Verifica el cumplimiento de las condiciones bajo las cuales se ha entregado esa
propiedad; d) Declara la caducidad de los derechos cuando tales condiciones no se han cumplido. Esta
actividad es eminentemente judicial y debe ser ejercitada por los jueces.

Por otro lado según señala Mendilaharzu, la actividad del Estado también se orienta a satisfacer
intereses generales, como: a) Trazar planes de prospección e investigación; b) A fortalecer la industria
minera a través de medidas de protección; c) A crear centros de investigación y capacitación; d) A otorgar
créditos para incrementar las explotaciones; e) Aspecto policial minero de controlar si el minero explota las
minas con razonable intensidad. Esta actividad pierde de vista el interés privado para mirar exclusivamente
el interés general. Son tareas técnicas administrativas no ya jurisdiccionales en donde el Poder Ejecutivo
debe intervenir, tanto en los casos particulares como en la fijación de políticas económicas.

Autoridades mineras judiciales o administrativas.- Ante la supresión de los títulos XIX y X del
Proyecto de Código de Minería que organizaba la autoridad minera de carácter judicial, asistida por el
escribano de minas y los ingenieros de secciones y distritos; los gobiernos provinciales, en uso de sus
atribuciones constitucionales no delegadas, han creado por leyes o decretos las autoridades mineras
locales, la mayoría de ellas de carácter administrativo. Este tema ha sido en nuestro país muy debatido, y

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

en torno a él se han desarrollado tres sistemas, según la clasificación efectuada por el Dr. Edmundo
Catalano en su curso de Derecho Minero.

Sistema de autoridad minera única estrictamente judicial.- Reconoce como única autoridad
constitucional a los tribunales de minas y, en defectos de éstos, a los tribunales civiles y comerciales del
lugar de ubicación del bien. Ante esos juzgados, como autoridades mineras indiscutibles del país, deben
recurrir directamente los interesados en demanda de los permisos de cateos, concesiones mineras,
expropiaciones, servidumbres e indemnizaciones. Los tribunales concentran las facultades concernientes a
la vigilancia del cumplimiento de las condiciones de la concesión y el poder de contralor de policía de
minas. En su forma pura, es el sistema que rige en Chile.

Sistema de autoridad minera mixta administrativa y judicial.- La autoridad minera es, en principio
de carácter administrativo e interviene en todos los asuntos en que esté comprometido el orden público
minero. Debe inhibirse de intervenir, en cambio, en las cuestiones de mero interés privado, cuya resolución
compete a los tribunales judiciales. Las resoluciones de la autoridad minera en los asuntos que le atañen
son apelables o pueden ser atacadas por acción de nulidad o por el recurso contencioso administrativo en
los tribunales judiciales. En otros términos, todo lo relativo a la constitución de permisos, concesiones y
derechos mineros conexos, vigencia y caducidad de las concesiones e inspección minera es potestad de las
autoridades administrativas. Si en el ejercicio de estos derechos surge un conflicto que afecta el interés
general de la minería, debe agotarse el trámite en jurisdicción administrativa y una vez obtenida la
resolución pueden plantearse ante las autoridades judiciales el recurso correspondiente en contra de dicha
decisión. Este sistema es el que impera en la mayor parte de las provincias argentinas.

Sistema de la doble autoridad minera con funciones administrativas y judiciales separadas-


Distingue las funciones técnico-administrativas de las judiciales, asignando las primeras a un organismo
administrativo dependiente del Poder Ejecutivo, que es generalmente la Dirección de Minería y las
segundas a un Juzgado de Minas, dependiente del Poder Judicial. Ambas autoridades trabajan en estrecha
colaboración, pero sin subordinación funcional alguna. Todas las cuestiones referentes a la policía minera y
vigilancia de las condiciones de la concesión, las cuestiones técnicas relacionadas con la intensidad de los
trabajos mineros, monto de capital a invertir, registro gráfico, mensuras, padrones de minas,
contribuciones y regalías, son de resorte administrativo y competen a la oficina o dirección de minas
dependientes del poder administrativo. En cambio, la recepción, trámite y resolución de los permisos de
cateo, concesiones de explotación y derechos conexos, expropiaciones y servidumbres, indemnizaciones,
caducidad, remate y vacancia de las concesiones, paralización de trabajo, imposición de multas y de toda
otra cuestión relativa a derechos mineros son de resorte exclusivo de los juzgados de minas, dependientes
del Poder Judicial.

Este sistema es el adoptado en las provincias de Salta, Catamarca y Mendoza.

Fundamentos para la adopción de uno u otro sistema.- Los sostenedores de la autoridad


administrativa parten del concepto de que las minas son bienes públicos del Estado (Nacional O provincial
dependiendo del lugar donde se encuentren), entonces es lógico que sea el dueño, como gestor de la
propiedad de las minas, el que otorgue la concesión de las mismas. Además, dicen, las minas se otorgan por
el régimen de las concesiones; por lo tanto, es el poder administrativo el que debe otorgarlas como
concede los servicios públicos, el uso de playas y riberas, etc. Y agregan que las concesiones mineras no son
simples actos jurídicos, pues involucran operaciones técnicas vinculadas a consecuencias economías e
industriales que son privativas de organismos especializados, escapando, por lo tanto del conocimiento
estrictamente jurídico de los jueces. En otras palabras, es el Estado el que cuenta con técnicos, ingenieros,
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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

y personal especializado para controlar el cumplimiento de las declaraciones juradas que se presenten ante
la autoridad minera, que en cuanto a su especificidad convendría que tenga base administrativa.

Los que defienden la autoridad judicial pura expresan lapidariamente: Si tenemos en cuenta que
la autoridad minera debe aplicar un código de Minería, concluiremos que conforme a los preceptos
constitucionales, sólo los tribunales de justicia pueden hacerlo, no pudiendo ni el Poder Ejecutivo ni alguna
de sus dependencias arrogarse funciones judiciales. Los que están facultados para aplicar las leyes son los
jueces, no los funcionarios públicos .

Además, observan las argumentaciones de los administrativistas: dicen que si bien las mimas son
bienes del Estado, y éste las concede a los particulares, no pude desconocerse que el sólo hecho del
descubrimiento o de la solicitud opera su transferencia a favor de los particulares, sin que pueda el Estado
negar la concesión de la mina, ni preferir un concesionario al otro. Es por otra parte erróneo equiparar la
concesión legal de la mina de las demás concesiones administrativas, pues el poder de determinación del
Estado en aquellas es completamente nulo. Tampoco puede equiparase la concesión de minas a la
concesión de servicios públicos, porque la explotación minera no es una actividad inherente a la
administración cuyo ejercicio está delegada a favor de un particular o empresario. Finalmente, si bien las
concesiones mineras involucran cuestiones técnicas, es ésta razón suficiente para destacar la intervención
de los jueces que pueden recurrir a la opinión de peritos en la materia. Además cuando el juez resuelve lo
hace de acuerdo al código de fondo, por medio de una sentencia; que en este caso crea derechos (si es que
queda firme), en cambio la resolución de un funcionario administrativo no puede causar instancia; la
contienda se renueva ante los tribunales judiciales y recién la opinión de los jueces sella el conflicto,
después de una larga secuela de procedimientos inútiles.

Dice el doctor Catalano, se dirá que el sistema judicial anula toda intervención decisoria del poder
administrativo en las cuestiones de derecho minero; pero es que nosotros negamos el carácter
administrativo de las concesiones mineras, pues creemos que dentro del sistema de nuestro Código de
Minería, fundado en el hecho del descubrimiento minero, la autoridad nada concede, limitándose a
reconocer derechos ya existentes. Esta función de reconocer derechos emergentes de un Código es misión
de jueces y no de funcionarios administrativos carentes de imperio”.

Proyecto del doctor Rodríguez.- Contenía, entre otros, dos títulos, el X y el XIX, que fueron
suprimidos por el Congreso Nacional, no tanto por considerarlos inconvenientemente prematuros para el
grado de desarrollo que había alcanzado por entonces la industria minera, sino porque eran evidentemente
inconstitucionales, en razón de que pretendían imponer instituciones, con sus respectivas estructuras,
siendo este atributo exclusivo de las provincias y no delegado a la Nación. Uno de los títulos suprimidos
organizaba el servicio público administrativo de asistencia técnica y fomento de la industria, como así
también los cuerpos de peritos ingenieros y de policía minera como auxiliares administrativos de la justicia;
y el otro imponía la creación de juzgados de minería no sólo para la atención de las contiendas propias de
toda actividad industrial y comercial, sino también, y éste es el secreto del acierto, para intervenir con
exclusividad en todo el proceso de concesión, desde la solicitud inicial hasta la mensura de la mina, cuya
copia constituye el título definitivo de la propiedad particular de aquella

La solución que Rodríguez daba al viejo problema de administración de justicia en materia minera
tiene, aparte de la autoridad indiscutible de su autor, la ventaja de que el Código de Minería fue hecho para
ser aplicado por los organismos contemplados en aquella solución y no en otros. Consiste, en esencia,
como se ha visto, en el establecimiento de la autoridad judicial única, auxiliada por organismos técnicos de
la Administración. La ilustre opinión del autor del Código no ha sido la única de jerarquía que ha sostenido
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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

el establecimiento, en nuestro país, de la autoridad judicial. Joaquín V. González eminente jurista y


catedrático de la Universidad de Buenos Aires, concluyó al cabo de los años haciendo prácticamente suya la
idea del codificador Rodríguez, como lo puso en evidencia al leer en el recinto del Senado de la Nación,
cuando se trató su proyecto de reformas del Código de Minería. Otras opiniones se han venido sumando,
clamando por la instalación definitiva de los juzgados de minería.

Evolución de la actividad minera en Tucumán.- Una vez dictado el Código Minero, en Tucumán
mediante un decreto de 1932, se estructuró la autoridad minera de base administrativa, encargado el
Ministerio de Hacienda y Obras Públicas e Industria, y asistido por el Escribano de Gobierno y el Depto. de
Obras Públicas.

Con la constitución del 49, se nacionalizaron minas, con la que la autoridad recayó en la Nación. La
proclamación del gobierno provisional de la Nación de 1956, derogó la reforma constitucional del 49, con lo
que el dominio originario de las minas retornó a las jurisdicciones respectivas de conformidad con lo
establecido por el artículo 7º del Código de Minería. Las provincias debieron entonces estructurar sus
autoridades mineras en base al texto constitucional vigente y en concordancia con las disposiciones del
Código de Minería, organizando algunas sus autoridades mineras de base administrativa, otras de base
judicial y otras adoptando un sistema mixto.

La provincia de Tucumán mediante el decreto ley Nº 247/17 de 1956 reasumió dicha autoridad,
creando la Dirección Provincial de Minas la que ejerció sus funciones sin tener las normas legales necesarias
que la facultaran para ello. Ante esta situación se dictó el Decreto Ley Nº 27/1 DE 1962, a) ratificando los
trámites y actuaciones cumplidos por la Dirección Provincial de Minas desde su creación; b) La atribución a
la Dirección Provincial de Minas de la facultad de aplicar el Código de Minería y sus modificatorias, tanto en
su aspecto jurisdiccional como en su aspecto técnico policial y de fomento.

Ley 5.560 (se ubica a la autoridad minera provincial en sede judicial): Con el establecimiento de las
autoridades democráticas en el país a partir de 1983, se sancionó en la provincia la ley 5.560 de 1984
retornando con la misma a la buena doctrina que establece nuestra carta Magna sobre el armónico
equilibrio de los poderes. En esta ley se distingue: a) Técnicas administrativas de la autoridad minera, b) de
las Judiciales propiamente dichas, asignándole estas últimas al juez en lo Civil y Comercial Común y de
Minería con jurisdicción en todo el territorio provincial. En su artículo 2° se establece que dicho juez deberá
ajustarse a la aplicación del Código Minero, a las normas procesales de este Código y subsidiariamente a las
normas del Código Procesal de Tucumán, excluyéndolo del turno anual que le compete con el control del
Registro Público de Comercio; esto último por habérsele atribuido una mayor competencia, las facultades
fedatarias que el Código de Minería atribuye el Escribano de Minas será ejercidas por el Secretario del
juzgado, a cuyo efecto deberá llevar un Protocolo de Exploración, Explotación e Incidentes Mineros.

Las funciones técnicas administrativas son delegadas a la actual Administración Provincial de Minas,
atribuyéndole en forma expresa el Catastro minero, Policial y Fomento Minero, tributación y Regalías
mineras y demás facultades no otorgadas al juez en lo Civil y Comercial Común y de Minería.

Ley 6.115/91 (Intervención Federal) deroga la ley 5.660/84: Atribuye a la Dirección Provincial de
Minería el conocimiento y aplicación del Código de Minería, sus leyes y decretos modificatorios y
complementarios con jurisdicción en todo el territorio Provincial. Las facultades fedatarias que el Código de
Minería atribuye al Escribano de Minas serán ejercidas por el Escribano de Gobierno a cuyo efecto llevará
un protocolo de Exploración e Incidentes Mineros.

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Unidad 12 - Derecho de los Recursos Naturales y Ambiente

Contra las resoluciones de la Dirección Provincial de Minería, se podrá interponer recurso de


reconsideración o jerárquico ante el Secretario de Estado de Comercio Industria y Minería. Su decisión
agotará la vía administrativa y contra la misma se podrá interponer recurso de apelación en el plazo de 15
días hábiles ante la Cámara en lo Contencioso y Administrativo. La Dirección Provincial de Minería tendrá
además a su cargo todas las facultades que el Decreto 27/1 del 62 atribuyó como catastro Minero, Policía,
Tributación y Regalías Mineras. También establecerá que todas las causas que por imperio de la ley 5.550
se encontrarán en sede judicial se tramitarán hasta su terminación.

REGALÍAS MINERAS.-

Encontramos dos acepciones del término regalías:

1) HISTÓRICAMENTE –> se designaba con ese término a la potestad del soberano de acuñar la
moneda.

2) Otra acepción se refiere a lo que se conoce como REGALÍAS CONTRACTUALES (que están en el
derecho comercial); es una contraprestación en dinero, que paga un sujeto denominado LICENCIATARIO,
proporcional a las ventas, a la producción, a las utilidades en los contratos de licencias de marcas, patentes
o conocimientos (Know How), denominadas estas regalías co o ROYALTY. Ej.: Mc Do ald’s.

¿QUÉ SUCEDÍA, HISTÓRICAMENTE, EN LAS COLONIAS RESPECTO A LOS SISTEMAS DE DOMINIO DE


LOS MINERALES?

El sistema de dominio imperante que rigió en la legislación de Indias es el Regalista, el cual


establecía que los minerales pertenecían a la Corona Española (pero no como un dominio del código civil,
sino) como un dominio eminente o de patronato, pero la Corona estaba obligada al que descubría una
mina, a entregarla en concesión. ¿Qué tenían que hacer los mineros que le tenían que pagar a la Corona
amén del canon? –> la quinta parte de los minerales extraídos. Históricamente las colonias americanas,
que estaban sometidas a la dominación española, aplicaron como sistema de dominio en materia de minas
el sistema regalista (las ordenanzas del Perú, las ordenanzas de Nueva España y México) por el cual se
debían entregar las minas en concesión. En la época de la colonia los que podían hacer la manifestación de
un yacimiento eran los súbditos españoles y debían pagar la quinta parte de los minerales extraídos (era
como una regalía que tenía su origen histórico en ese dominio eminente de los Reyes Españoles). Y se
amparaban las minas con el sistema de la Pueble –> trabajo obligatorio de un determinado número de
personas.

Las regalías en el derecho minero la podemos enfocar desde 2 puntos de vista:

1) ESTABLECIDAS POR LA LEY.

Las partes son; por un lado hay un sujeto de derecho Público, el Estado, que las establece
(el cual puede ser nacional, provincial, municipal); y por otro lado está el que la paga (que puede
ser el propietario o el explotador).

Provienen de la decisión unilateral del Estado. En esta categoría encontramos las regalías
mineras que se aplican a otras sustancias; oro, cobre, plata, manganesio, estanio, exohierro, etc.

Y las regalías petroleras que se aplican solamente para los hidrocarburos. Pero tienen los
mismos caracteres que las anteriores, al igual que ambas las establece el Estado.

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El fundamento está dado en que los minerales se agotan y, además, en ese dominio
eminente que tiene el Estado sobre las cosas que tiene bajo su poder.

¿CUÁLES SON LOS ELEMENTOS TIPIFICANTES DE LAS REGALÍAS MINERAS ESTABLECIDAS


POR LEY?

DEFINICIÓN: las regalías mineras o establecidas por ley son: una contribución por el
Estado mediante una ley que se impone al propietario y/o explotador de su yacimiento minero
ubicado en el territorio de ese Estado, que se implementa mediante una obligación, del propietario
y/o explotador, de entregar una parte de los minerales extraídos al fisco o abonarle una suma de
dinero proporcional a la extracción realizada .

a) Se aplica a las sustancias extractivas reguladas por el Código Minero. (Se aplica a los
sistemas de dominio de la primera y segunda categoría de minas; no así a los de tercera categorías
– accesión – porque las sustancias pertenecen, en este caso, al propietario).

b) Se justifican por ser una manera de compensar al Estado la extracción del mineral.

c) Generalmente son proporcional al mineral extraído (el pago puede ser en dinero o en
especie).

¿Cuál es la diferencia entre la regalía minera y el canon que se paga por explotación?

El canon (es una suma fija) y se paga para mantener el amparo de la mina, dado que si no
se lo paga caduca la mina. En cambio, la regalía tiene su origen en el dominio eminente (en el irse
agotando los mineras), es proporcional al mineral extraído – no es una suma fija –.

REGALÍA PETROLERAS: son una especie de las regalías mineras (presentan los mismos
caracteres que éstas; son establecidas por la ley, se pagan en proporción al mineral extraído, y el
fundamento es que se agotan esos minerales).

Estas regalías fueron fijadas por primera vez en la Ley 12161 (del año 1935). También se
fijaron en la Ley 14773 (ley de nacionalización de los hidrocarburos). La ley 17319 que estipula
sobre la materia. Todas estas leyes son nacionales.

¿A quién corresponde legislar en materia de regalías mineras? Luego de la reforma del 94


de la Constitución Nacional, en el artículo 24 se establece que las provincias tienen el dominio
originario sobre los recursos naturales que se encuentren en su territorio; la mayoría considera que
se trata de una facultad provincial.

Antes de la reforma del 94 ya había leyes nacionales que estipulaban un porcentaje que
debía otorgarse al Estado Nacional o Provincial. Y se fundamentaba que el fomentar la industria y la
actividad en el país era una facultad del Congreso de la Nación.

Sin embargo, las provincias mineras dictaban disposiciones locales en materia de regalías
mineras con respecto a las otras sustancias (cobre, oro, plata); no así con los hidrocarburos porque
existían las leyes que mencionamos anteriormente.

LA POTESTAD DE LEGISLAR ES DE LAS PROVINCIAS, A PARTIR DEL ARTÍCULO 124 DE LA


C.N. Pero como todo el sistema político y económico está centralizado en la Capital Federal,
termina haciéndose una recaudación por parte de la Nación (no hay una autonomía financiera).
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En el año 1990 para atraer capitales extranjeros y explotar los minerales que existían en el
país, se modificó el código minero (Ej.: unidades de explotación más amplias), además, se dictó en
el año 1993 la Ley de Inversiones Mineras n° 24196 que era una ley de fomento de la actividad
minera. En esta ley todo lo referente a explotación de hidrocarburos, fabricación de cementos y
arenas; son actividades que estaban excluidas de esta ley. La ley establecía una estabilidad fiscal
por 30 años, además, prevé que las Provincias para poder gozar los beneficios de la ley debían
adherirse, y determina un tope máximo en concepto de regalías en no más del 3 % del valor en
bocamina.

¿Por qué se excluyeron de esta ley la actividad de hidrocarburos? Porque ya estaba


reglamentada por otras leyes en la materia y se establecía un porcentaje mayor (12%). La regalía
minera que establece la Ley de Inversiones Mineras es para las otras sustancias, la del 3 % como
tope es para el cobre, oro, estanio, etc. Pero nunca para el hidrocarburo.

Ley 12161 (del año 1935) establece una regalía del 12 % de un producto bruto (regalías
establecidas por ley) a ser pagada al Estado Nacional o Provincial por todo producto inclusive las
explotaciones fiscales. (Recordemos que son regalías petroleras establecidas por ley).

Ley 17319 establece una regalía del 12 % que se aplicaba sobre el líquido extraído en boca
de pozo, que podía ser entregado en efectivo, salvo que las Provincias lo aceptaren en especie.

En este tipo de regalías intervienen sólo sujetos de derecho privado (los particulares).

EL VOCABLO REGALÍA HA TENIDO DIFERENTES DENOMINACIONES:

1) IMPUESTO.

2) DERECHO DE COMPENSACIÓN ECONÓMICA.

3) DERECHO DE EXPLOTACIÓN DE MINERALES.

El tema que se discute es cuál es la naturaleza jurídica de la regalía minera: ¿es un


impuesto o no? . La mayoría de los autores consideran que no es un impuesto (toda esta discusión
se plantea porque si se trata de un impuesto es deducible como gasto de la explotación).

Las regalías mineras son impuestas por el Estado (sea Nacional o Provincial), son institutos
de naturaleza fiscal porque aportan recursos al Estado sin presentar la estructura de un impuesto.

Dentro del tributo (que es el género) encontramos:

IMPUESTO –> es para subvenir las necesidades propias del Estado (Ej.: seguridad,
salubridad, educación).

TASA –> contraprestación que paga un particular por un servicio prestado.

CONTRIBUCIÓN DE MEJORA –> contraprestación que se paga por el mayor valor que
adquiere una propiedad por la construcción de una obra pública.

CANON –> se paga para mantenerse en la concesión, reconociendo que es un bien del
dominio público y al particular se le otorga sólo el uso.

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REGALÍA –> se paga como reconocimiento del dominio eminente del Estado y como
compensación por el agotamiento del recurso.

2) REGALÍAS MINERAS CONTRACTUALES (de un contrato en que las partes pactan a modo de
contraprestación).

Yo puedo tener la concesión de una mina pero celebro un contrato con un tercero en virtud
del cual le arriendo la mina, y por ejemplo, el artículo 337 del Código Minero establece que en esa
figura del arrendamiento se puede pactar que el que explota le paga al dueño de la concesión,
proporcional, por la extracción de los minerales. Pero a su vez, debe pagarle al Estado las regalías
establecidas por la ley.

Las provincias adheridas al régimen de la Ley de Inversiones Mineras, no pueden cobrar un


porcentaje superior al 3% sobre el valor boca mina del material extraído. Las regalías constituyen un
instituto minero en tanto reconocen como fundamento la propiedad del Estado Nacional o provincial sobre
el subsuelo. Su naturaleza financiera y jurídica ha planteado controversias dado que su estructura
normativa si bien es similar a la de los impuestos se distingue de éstos por el principio del cual se ha partido
para su creación y su justificación histórica.

Las regalías no pretenden alcanzar la capacidad contributiva como índice de participación en la


distribución del gasto público, sino compensar el agotamiento de un recurso no renovable.

A cambio del impuesto, el Estado cumple funciones y brinda servicios públicos indivisibles. A
cambio de las regalías, la empresa entrega mineral de su propiedad. La distinción, lejos de constituir una
mera especulación doctrinaria permite definir, dentro de la organización prevista por la Constitución
Nacional, qué nivel de gobierno se encuentra legitimado para establecerlas. La ley 12.161 incorporada al
Código de Minería introdujo a través del artículo 401 el planteo sobre las regalías para la explotación de las
entonces denominadas minas de petróleo, siendo esta la primera oportunidad de su tratamiento. En el
mismo se sostiene que las regalías mineras consideradas como un signo de la propiedad encuentran su
origen en las facultades conferidas al Congreso Nacional para establecer todas las cuestiones relativas al
dominio originario sobre las minas que detentan las provincias.

El Estado provincial se encuentra facultado para administrar su riqueza por una ley nacional, el
Código de Minería, y puede fijar las condiciones bajo las cuales permite la búsqueda, la exploración y el
aprovechamiento de las sustancias minerales que se encuentran en su jurisdicción.

La realidad provincial.- Sin embargo, las provincias incorporan bajo la denominación de regalías,
hasta 1993, impuestos provinciales a la extracción de minerales proporcionales al producto de las
explotaciones, e inclusive al de sus plantas de concentración de mineral. Con el nombre de regalías aplican
impuestos fiscales, por los cuales una parte del patrimonio privado de las empresas es cedido por razones
de interés general a favor del Estado. Para justificar las regalías locales, hasta el presente se sigue
argumentando que los recursos minerales no se renuevan y que su explotación termina dejando pozos en
el subsuelo de las provincias. El argumento es cierto desde el punto de vista teórico, pero no debe implicar
una imposición de aquellas, porque los recursos fiscales que se obtienen de ese gravamen no se destinan,
ni en las provincias que las perciben ni en ninguna parte del mundo, a cubrir dichos pozos. Por el contrario,
los regímenes ambientales instituyen obligaciones a los titulares de los proyectos mineros en ese sentido,
por las cuales los costos y la realización de la restauración quedan exclusivamente a su cargo.

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Conviene incursionar en el aspecto económico del tema: los gravámenes analizados, cualquiera sea
su naturaleza jurídica, fueron dañosos para la economía en general y en especial para las mismas
provincias, porque en minería, más aun que en otras actividades, no se puede obtener del mineral extraído
un producto con mayor valor agregado, a través de procesos de tratamiento como trituración, molienda,
beneficio, calcinación y fundición, entre otros, si no se realizan gastos de capital mayores en forma
proporcional. Una mayor productividad sólo se obtiene con gastos más importantes que aumentan el costo
enormemente y reducen la proporción entre la renta bruta y la renta neta.

La aplicación de los gravámenes en lugar de impulsar el desarrollo de la industria minera desalentó


la producción de minerales, y, consecuentemente, la de las industrias usuarias. Esta circunstancia estuvo
agravada también por la diversidad de las categorías y la cuantificación del monto existentes en las
distintas provincias. En opinión de Silvia Krom, es admisible que la minería pague impuestos como lo que
realiza cualquier otra industria, pero no que pague más impuestos que cualquier industria.

Regalías en la Ley de Inversiones Mineras.- El 28 de Abril de 1993 el Congreso Nacional sanciona la


Ley de Inversiones Mineras 24.169, cuyo régimen se compone por la ley propiamente dicha y según su
artículo 1º, por las normas reglamentarias que en consecuencia dicte el Poder Ejecutivo Nacional. La norma
institucionaliza el tema de las regalías mineras en el nivel nacional estableciendo el porcentaje del 3% sobre
el valor boca mina del mineral extraído. El propósito de legislar una ley nacional para la cuestión de las
regalías consistió en evitar el tratamiento diferencial que las provincias dieron al gravamen, de manera de
brindarle al inversor un marco de seguridad apropiado dentro de una industria con un riesgo tan específico.
Su creación se produjo dentro del proceso de reordenamiento general que había encarado el Gobierno
Nacional, tendiente a eliminar los factores distorsionantes de la economía del país.

El hecho de que las regalías tengan un carácter nacional, no significa que se le desconozca a las
provincias sus facultades, que continúan conservando y que no fueron delegadas al Gobierno Federal, ni su
derecho a percibir las sumas que se recauden con motivo de su aplicación. Lo que se procuró es que los
estados provinciales ejerzan su derecho sin contrariar los principios consagrados por la Constitución
Nacional. Al respecto la Corte Suprema se expide: la facultad impositiva de las provincias, no obstante su
autonomía económica y financiera, tiene por valla insalvable los principios básicos establecidos en la Ley
Fundamental de las Nación, la que indudablemente, ha querido hacer en materia de circulación territorial y
o er io i terprovi ial u solo territorio para u solo pue lo…

La ley nacional impuso un tope unificado del 3% para todas las provincias para evitar las
desigualdades entre las economías locales y generar un provecho común. Cuando algún estado provincial
muestra indiferencia hacia los beneficios fiscales acordados por la Nación ahuyenta la inversión, pero por
otro lado el mismo no tiene otra posibilidad dado que las minas, en su carácter de inmueble, no pueden ser
trasladadas lamentablemente a aquellas provincias que sí respetan los objetivos de la política nacional y sus
leyes. Después de dictada dicha ley los estados provinciales no pueden oponerles un régimen fiscal
contrario, como una suerte de derogación unilateral, que por lo inconsulta e incongruente ciertamente
resultaría una conducta irritante.

Considerando que las regalías respecto de nuestra legislación tienen su origen en el sector
petrolero, el concepto boca de mina se equipara al de boca de pozo, empleado para los concesionarios
hidrocarburíferos. El sistema de boca de pozo implica que sobre el precio de compraventa de hidrocarburo
debe restarse el flete, los gastos de producción y la ganancia razonable. El saldo es el precio que puede
fijarse como valor del petróleo en sí mismo, del cual surge entonces el valor que se establece como regalía.

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Con el objeto de darle transparencia en el nivel internacional a un tema tan importante ya que
puede llegar a fomentar o a ahuyentar las inversiones de acuerdo al marco de seguridad o certeza jurídica
que les otorga, la ley 24.196 incorporó el artículo 22 bis, en cuyo texto se establece la definición del valor
boca mina a nivel nacional. No debemos olvidar que para que las provincias lo apliquen en forma
obligatoria tienen que adherirse a la ley. El artículo prescribe que el valor se obtiene restándolo de los
costos directos y/u operativos necesarios para llevar el mineral de boca mina a su primera etapa de
comercialización, con excepción de los gastos y/o costos directos o indirectos inherentes al proceso de
extracción Los costos a deducir, según corresponda, son: a) Costos de transporte, flete y seguros hasta la
entrega del producto logrado, menos los correspondientes al proceso de extracción del mineral hasta la
boca mina; b) Costos de trituración, molienda y beneficio y todo proceso de tratamiento que posibilite la
venta del producto final; c) Costos de comercialización hasta la venta del producto logrado; d) Costos de
administración hasta la entrega del producto logrado, menos los correspondientes a la extracción; e)
Costos de fundición y refinación. Todo importe en concepto de amortizaciones se excluye expresamente de
los costos deducibles.

En todos los casos, si el valor tomado como base del cálculo del valor boca es inferior al de dicho
producto en el mercado nacional o internacional, se aplica este último.

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