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FBR: Rogel considera que los derechos de la personalidad deben prevalecer sobre las libertades
de expresión e información.
Al respecto, tanto el Tribunal Constitucional como el Supremo hacen dos tipos de afirmaciones:
Se dice, por un lado, que tales derechos son fundamentales –sentencias del Tribunal
Constitucional 107/88; 231/88; sentencias del Tribunal Supremo de 9 de mayo de 1988; 14 de
octubre de 1988-.
Se dice, por otro –y a veces en las mismas sentencias- que son derechos de la personalidad, y ello
de las siguientes maneras:
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4.- HONOR E INFORMACION
«El derecho al honor no es solo un límite a las libertades del art. 20.1.a) y d)…, citado como tal de
modo expreso en el párrafo 4 del mismo art. De la Constitución, sino que, según el art. 18.1 de la
Constitución es, en sí mismo, un derecho fundamental. Por consiguiente, cuando, del ejercicio de
la libertad de opinión (art. 20.1.a) y/o del de la libertad de comunicar información por cualquier
medio de difusión (art. 20.1.d), resulte afectado el derecho al honor de alguien, nos
encontraremos ante un conflicto de derechos, ambos de rango fundamental, lo que significa que,
no necesariamente y en todo caso, tal afectación del derecho al honor haya de prevalecer
respecto al ejercicio que se haya hecho de aquellas libertades, ni, tampoco, que hayan de ser éstas
consideradas como prevalentes, sino que se impone una necesaria y casuística ponderación entre
uno y otras. (…).» (p. 1924)
Ello, evidentemente, reduce el ámbito de los derechos de las personas en cuestión e implica –
como dice IGNACIO BERDUGO- «una expresa ampliación del ejercicio legítimo de la libertad de
expresión e información».
La reducción de los derechos –en mi opinión- debe de hacerse con muchas cautelas y sin caer en la
tentación de considerar que todas las personas son «públicas» o poco menos (respecto de la
«actividad pública», este riesgo lo apuntaba la sentencia del Tribunal Supremo de 23 de marzo de
1987, al señalar «la enorme equivocidad conceptual, y no siempre acertada, con que,
actualmente, se viene manejando este término, al punto de llegar a aplicarse a actividades
estrictamente profesionales, privadas e, incluso, familiares»). (p. 1929)
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A) Me parece que, en el momento de resolver el enfrentamiento de dos derechos
constitucionales, es muy importante tener presente cuales con las ideas dominantes que la
sociedad tiene sobre el valor de cada uno de dichos derechos, es decir, la resolución debe estar en
armonía con la realidad social española de nuestro tiempo, evitando el trasladar automáticamente
a nuestro Derecho constitucional doctrinas imperantes en otras sociedades, en las cuales puede
estar justificada una excepcional prevalencia de la libertad de expresión sobre el derecho al honor
por la estimación que, de estos valores, se tenga en dichas sociedades, que puede ser distinta de
que es propia de la cultura y sentimiento del pueblo español, en cuyo sistema axiológico destaca,
en lugar muy elevado, el honor personal. (p. 1945)