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FUNCIONES

Para funcionar correctamente, el SNC no solo necesita estar protegido de las lesiones físicas, sino
también de los cambios significativos del entorno de sus neuronas. La acumulación de toxinas o un
cambio importante de la concentración iónica de este microentorno neuronal podría causar
cambios patológicos de la fisiología neuronal. Una de las funciones más importantes del LCR es
amortiguar al cerebro, protegiéndole de los golpes en la cabeza. La gravedad específica del
cerebro es parecida a la del LCR, por lo que el cerebro flota en el líquido. El LCR absorbe la fuerza
de los golpes que recibe la cabeza, impidiendo que se transfiera directamente al tejido cerebral.

Dado que la composición del LCR está muy controlada y que se encuentra en equilibrio con el
líquido extracelular del cerebro y de la médula espinal, también ayuda a mantener un medio
extracelular constante para las neuronas cerebrales y las células gliales del SNC. El equilibrio de
difusión entre el LCR y el líquido extracelular, junto con el flujo y la renovación diaria múltiple del
LCR, le convierten en un sistema de control de desechos eficaz que puede eliminar los metabolitos
celulares peligrosos. Las pruebas indican que, debido a estas propiedades, el LCR puede actuar
como un sistema de distribución cerebral de algunas hormonas polipéptidas y factores de
crecimiento que se secretan en el LCR.

El líquido cefalorraquídeo fluye por un gradiente de presión a través del sistema ventricular y
hacia el espacio subaracnoideo.

El LCR fluye por gradiente de presión desde el lugar donde se forma en los plexos coroideos a
través del sistema ventricular y el espacio subaracnoideo, hasta el sistema venoso. El líquido se
forma en los ventrículos laterales y entra en el tercer ventrículo a través del agujero
interventricular (agujero de Monro) (figs. 15-1 a 15-3), donde se mezcla con el líquido formado en
este ventrículo. Desde aquí atraviesa el acueducto cerebral (acueducto de Silvio) del mesencéfalo
hacia el cuarto ventrículo, y posteriormente al espacio subaracnoideo a través de dos aberturas
laterales o agujeros de Luschka. Algunos mamíferos tienen una tercera abertura, localizada
medialmente, que comunica el cuarto ventrículo con el espacio subaracnoideo (agujero de
Magendie). Debe recordarse que el cerebro y la médula espinal están rodeados por hueso (el
cráneo y el raquis, respectivamente) y recubiertos por tres membranas denominadas meninges (v.
cap. 3). Desde fuera hacia dentro, estas membranas son la duramadre, la aracnoides y la piamadre
(fig. 15-1). El espacio subaracnoideo se encuentra entre la aracnoides y la piamadre, y cuando el
LCR sale del cerebro a través de las aberturas (los agujeros) del cuarto ventrículo, el LCR llena el
espacio subaracnoideo y se extiende por toda la superficie del cerebro y la médula espinal, de
forma que todo el SNC flota en una bolsa membranosa llena de líquido. Cuando el LCR circula
sobre la convexidad dorsal del cerebro, se absorbe hacia el sistema venoso cerca de la línea media.

Se puede determinar la presión, el recuento celular y los constituyentes químicos del LCR
mediante la inserción de una aguja de punción espinal en el espacio subaracnoideo.
Anatómicamente, el lugar más conveniente para realizar esta prueba varía según las especies.En
los seres humanos suele hacerse en la columna lumbar, ya que la médula espinal se estrecha para
formar un cono (la cauda equina) cerca de la primea vértebra lumbar (los seres humanos tienen
cinco vértebras lumbares), y la duramadre y la aracnoides continúan hacia abajo para rodear la
segunda vértebra sacra. Esto ofrece un espacio subaracnoideo relativamente grande (cisterna
lumbar) en la columna mesolumbar humana del que obtener la muestra. Sin embargo, en la
mayoría de las especies veterinarias, la cauda equina termina cerca de la sexta o séptima vértebra
lumbar, lo que deja solo un pequeño espacio subaracnoideo en la columna vertebral. Por lo tanto,
casi todos los veterinarios realizan la punción espinal en el espacio subaracnoideo, región a la que
se accede entre el cráneo y la primera vértebra cervical (el atlas) con el animal anestesiado (fig.
15-4). Aquí el espacio subaracnoideo, que se forma cuando la aracnoides se extiende desde la
superficie cerebelosa caudal hasta la superficie dorsal del bulbo raquídeo, se denomina cisterna
magna (también cisterna cerebelomedular) y tiene mayor profundidad que otras porciones del
espacio subaracnoideo (fig. 15-3). Las punciones espinales proporcionan mucha información sobre
las lesiones neurológicas, como, por ejemplo, las masas que ocupan espacio y la inflamación. El
LCR normal es claro y traslúcido. La turbidez indica un aumento del número de células y un matiz
rosado apunta a la presencia de sangre. Una de las causas comunes del aumento del recuento
celular del LCR es la inflamación del SNC. La presencia de neutrófilos puede estar indicando una
infección bacteriana. Una hemorragia subaracnoidea suele ser responsable de la presencia de
sangre en el LCR. En ausencia de un recuento más numeroso de células nucleadas, el aumento de
proteínas en el LCR suele ser consecuencia de una neurodegeneración o una neoplasia. Si se
sospechara una infección, se deberá hacer un cultivo de LCR.

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