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NOTAS DE época
Del Boletín de Ademu Montevideo (febrero 2002)

¡Ar-gen-tina!
Se viene el estallido, de mi guitarra, de tu gobierno, también.
Versuit Bergarabat
No puedo ver tanta mentira organizada, sin responder, la voz
ronca, de bronca.
Pedro y Pablo

“Hartazgo, frente a una situación económica agobiante. Desconfianza frente a los partidos y las
instituciones de la democracia delegativa.. Madurez en la comprensión de que hay que tomar la
resolución de los problemas en sus propias manos.

La combinación de estos tres elementos se expresó en la explosión social de los días 20 y 21 de


diciembre pasados. Un gobierno impotente para hacer frente a la crisis, que para continuar con el pago de
los servicios de la ilegítima deuda externa recurrió a la inmovilización de los depósitos bancarios, a la
parcial confiscación de los salarios de los trabajadores y a una obligada bancarización, concluyó cortando
la cadena de pagos y haciendo que la moneda -el equivalente general de las mercancías- desapareciera del
mercado paralizando prácticamente todas las actividades comerciales y financieras.

...

La acción directa de las masas autoconvocadas, -de los explotados, de los oprimidos, de los
excluidos- en un acto de auténtica recuperación de la política, de recuperación del poder propio, de esa
autonomía durante décadas expropiada por los partidos y las instituciones del sistema, logró tumbar al
gobierno.”

De la prensa, analizando la caída del gobierno de De la Rúa.


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En poco menos de un mes, pasaron y se fueron cuatro presidentes y el que está


ahora, Duhalde, aparece como “colgado del pincel”, tratando de “resolver” la crisis más
profunda de la historia argentina, sin el respaldo de su propio partido, el justicialismo
que, en una actitud “canibalista” que no parece muy comprensible salvo por las luchas
internas y personalistas en su seno (recordar los episodios pasados en la década del 70
con los Montoneros y la triple A en su seno, la masacre que se produjo a la llegada de
Perón a Ezeiza, etc).

Pero no sólo el Poder Ejecutivo ha perdido credibilidad. Con él, la gente pide la
renuncia de los jueces de la Suprema Corte, de todos los Senadores (que hoy comandan
el Poder Ejecutivo) acusados de corrupción, de los banqueros y gerentes de las
multinacionales, de los directores puestos a dedo en los organismos públicos, en fin, de
toda la clase política.

En esta crisis, donde no se visualiza un golpe militar al estilo de los años 70


(policías y militares están seriamente cuestionados por sus delitos contra los derechos
humanos), tampoco se salvan los “dirigentes” de las centrales sindicales argentinas,
Daer y Moyano que, en una renuncia expresa a su condición de líderes de los
trabajadores aparecieron cantando el himno peronista junto a Rodríguez Saa, uno de los
efímeros presidentes argentinos de este período.

La furia de la gente apunta a los políticos, a los jueces, a los bancos, a los
militares, a las empresas privatizadas (agua, energía eléctrica, teléfonos, combustibles)
que, durante décadas han estado robando al pueblo. Pocos se salvan de esta crisis de
credibilidad (algunos sectores de la izquierda, quizá el A.R.I. de la Carrió, la Corriente
Clasista y Combativa, los “piqueteros”) salvo estas enormes mujeres, las Madres de
Plaza de Mayo, las “viejas locas”, golpeadas, baleadas, asesinadas, amenazadas, que
vuelven, insisten y continúan convocando al pueblo, que ve en ellas un referente
permanente de dignidad y coraje.

La izquierda en Argentina ha participado, ha intentado identificar objetivos de


lucha (bancos, empresas multinacionales, la Corte de Justicia) y ha dado una impronta
radical a muchas de las manifestaciones, pero su incidencia ha sido marginal.

Ha
pasado más de un mes de la caída de Caballo y De la Rúa y poco ha
cambiado. Sigue el “corralito” financiero, el “nuevo” gobierno transó con los bancos y
se legitima el robo a los depositantes, la industria y el comercio están paralizados, no
hay plata circulante, los sueldos continúan sin pagarse, el hambre aumenta, el
desempleo ya no se puede medir. Sólo queda luchar por un país sin explotadores
nacionales y extranjeros. La apuesta es grande y sigue en pie.

¿Y aquí qué?

Hace un tiempo, un economista decía: “Uruguay está atado a la economía


argentina y, forzosamente condenado a atravesar los mismos problemas con un
desfasaje temporal de 6 meses a un año”. Pavada de crisis nos espera si el augurio se
cumple.

El gobierno uruguayo ha intentado e intenta las mismas medidas y recetas que el


FMI indicó a Argentina, su discípulo más aplicado en el planeta.
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“Uruguay no es Argentina”, “Aquí se roba menos (o se descubre menos)”,
“Nuestros gobernantes son más honestos (o compran más prensa)”, son algunos de los
comentarios que se oyen frente a la debacle en el país vecino.

Veamos algunos datos:

Uruguay tiene hoy el más alto índice de desocupación de la historia, aún mayor
que durante la dictadura militar, la recesión económica ya lleva cuatro años, la industria
y el comercio sufren fuertes bajas y hay cada vez menos dinero circulante, se anuncian
nuevas medidas económicas que aumentarán la recesión y que sumergirán aún más a los
sectores más pobres en la miseria,

¿Estaremos condenados a repetir los sucesos de Argentina?

¿Cómo de posicionarán el Pit-Cnt y los sectores de la izquierda (por cierto, con


mucho mayor prestigio que sus similares argentinos)?

¿Nuestro Sindicato está en condiciones de encarar una lucha profunda y


prolongada en defensa de los más elementales derechos junto al pueblo uruguayo?

* Destacamos la presencia de los maestros argentinos en las jornadas de movilización, en todas las
actividades de expresión popular, con o sin carteles, en Buenos Aires, en Jujuy, Córdoba, Mar del Plata.
A los compañeros argentinos, nuestro reconocimiento y nuestro apoyo.

Otro plebiscito y ¿hasta cuándo?


Estamos bajo la euforia de haber superado la cantidad de firmas
necesarias para que se realice el referéndum contra la ley que privatiza Ancel. Tendrá su
punto más alto cuando se entreguen, el 19 de febrero ante la Corte Electoral. Pero ya
necesitamos comenzar a recoger nuevas firmas para impedir la privatización de Ancap.
Ya privatizaron Pluna, el puerto de Contenedores de la ANP, parte del Banco de
Seguros, el sector alcohol de Ancap, ¿cuántos firmas vamos a tener que recoger para
impedir esta furia privatizadora que vende y remata todo?
Proponemos:

1) Iniciar la recolección de firmas para impedir la privatización de Ancap por el


“mecanismo corto” (125.000 firmas)

2) El día en que se llame a votar para apoyar el referéndum (la última vez perdimos en
esta instancia, pues sólo fueron 500.000 personas a votar), poner en cada mesa de
votación una mesa para recoger firmas contra la privatización de Ancap por el
“mecanismo largo”.
3) Simultáneamente debe firmarse por una Ley “antiprivatizadora” que impida al
gobierno de turno la malventa de los bienes de todos los uruguayos.
4) También, en ese mismo acto, se deberá firmar para la aprobación en referéndum de
una Ley de iniciativa popular que contemple las aspiraciones de los sectores más
oprimidos de nuestro pueblo (educación, salud, BPS, creación de empleo, manejo
cristalino de la banca, etc.).
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Marcha del 24: ¿un hito?


Creo que todos concordamos en que este 24 de enero fue un día que
quedará en la memoria colectiva del movimiento sindical y del Uruguay todo. En un
momento histórico muy difícil, de desmovilización y descreimiento en las herramientas
populares para manifestar desacuerdos y exigir cambios, el pueblo dio una respuesta
masiva e inesperada, realizando una marcha multitudinaria hacia Punta del Este.
El destino elegido no fue ajeno a la dimensión de la manifestación,
tampoco lo fue el gobierno.
Por un lado, el sistema político, saltó a la defensa de ese lunar
internacional de riqueza y fastuosidad que no debía ser contaminado por una
movilización popular. Por otro, el pueblo que sabe que en la práctica Punta del Este no
es nuestra, reaccionó ante la violación de la libertad de reunión, que argumentaba
absurdas legitimaciones legales. Tal vez porque intuitivamente advirtió que admitir esta
arbitrariedad era demasiado, aún en Punta del Este y que no reaccionar traería
consecuencias.
¿Por qué un hito?
El neoliberalismo hace años que trata de convencernos de que nada que
hiciéramos podía salvarnos. Que todo era inútil y que inexorablemente el mundo pobre
debía seguir las recetas de los organismos internacionales, que todo iba a ir mal para la
mayoría, que muchos serían descartados del sistema social, pero que a la larga todo
empezaría a ir mejor en los grandes números (inflación, déficit fiscal, etc.) y los
descartados serían costo social lamentable pero necesario.
Así fuimos perdiendo puestos de trabajo, creció la desocupación, nos
quedamos sin sistema productivo y cada vez fueron más los que pasaron a engrosar las
filas del costo social del fantástico sistema neoliberal que logra aumentar la desigualdad
y la injusticia a límites insospechados.
Y en lugar de aparecer el momento del mejoramiento anunciado,
aparece Argentina como espejo y como ejemplo.
Es moneda corriente decir que Argentina, que cumplió con las recetas
neoliberales, está fundida, requetefundida, dicen ahora sus gobernantes. Pero antes le
dijeron al pueblo que sufriera, esperara y vendiera hasta las joyas de la abuela y que
todo mejoraría. Así fue solamente para los protagonistas de la más escandalosa
corrupción jamás vista en la región.
Sin embargo (cuando no), para el pueblo, todo puede ir peor. Pero
aunque las recetas fondomonetaristas nunca lo dijeron, los caceroleos, los cortes de
rutas y las manifestaciones callejeras pudieron hacer caer a un presidente y luego a
otros.
Aquí empezamos a mirar por televisión lo que pasaba. La gente que
aún no había firmado para evitar la privatización de Antel lo hizo y se llegó a las firmas.
En pleno verano, se organizó una de las mayores manifestaciones
convocada por el PIT CNT en años.
Aunque el gobierno colorado, en su soberbia aprovechó esa misma
tarde para anunciar más medidas antipopulares, sus socios de la coalición lo van a
pensar.
¿Y ahora qué?
Ya el PIT CNT habla de una nueva movilización para febrero con
motivo de la entrega de las firmas.
Se discute la posibilidad de una nueva recolección de firmas o más
para evitar la privatización de Ancap.
Tal vez sea el momento de levantarse y comenzar a luchar en serio por
los ya impostergables reclamos populares (trabajo, salario, salud, etc.).
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Tal vez sea el momento en que el movimiento sindical deba
reconsiderar sus tesis exclusivamente negociadoras y comprender que la fuerza de las
negociaciones siempre estuvo en la capacidad de movilizar a quienes representan y que
son la verdadera razón de ser de la dirigencia.
Tal vez sea el momento de retomar la bandera de la justicia social y no
la de la falsa lógica de lo posible que el poder trata de imponer.
Danae Sarthou

Nos quieren robar otra vez

No estamos hablando de la estafa salarial del “aumento” del 1,5% en


enero, que dará unos $ 60 de aumento promedio a los maestros. De este robo
hablaremos en el próximo número.

Hace más de 50 años que el Gremio y los Sindicatos de maestros y


funcionarios reclaman la cuota mutual. Ademu incorpora esta demanda desde su
creación en 1983 haciéndola extensiva a todo el núcleo familiar del funcionario. En
nuestro país, son miles los trabajadores privados y públicos que ya gozan de este
“beneficio”.
En el 2001, el Senador Larrañaga del Partido Blanco, presentó al
parlamento un proyecto de ley que prevé el pago de la cuota mutual a todos los
maestros y funcionarios de la Anep (en realidad son $ 480 para el pago de dicha cuota).
Este pago se financiaría con un impuesto a los salarios públicos mayores de $ 41.000.
Este proyecto que aún permanece en las Comisiones del parlamento, contaba con los
votos del Partido Blanco y del Encuentro Progresista.

Ahora el robo: el ministro Bensión y el presidente Batlle toman del


proyecto Larrañaga la fuente de financiamiento, pero le cambia el destino: esos dineros,
obtenidos de un impuesto a los salarios públicos “altos” (ahora mayores de $ 10.000)
pasarían a Rentas Generales.

Este gobierno continuista, caracterizado por la quita sistemática de los


rubros destinados a la educación, que aprobó un Presupuesto que le brinda a la
enseñanza lo mismo que destina Haití y que además hace ahorros pues no gasta lo poco
que se votó (cargos de maestros, aumento de salarios, cargos no docentes, rubro para
comedores, construcción y reparación de locales, etc., etc.), ahora nos vuelve a robar.
Hasta ahora se nos había respondido a nuestras demandas con “se querría
dar más, pero no se puede”, “no hay de donde sacar”. Más allá de la hipocresía de las
respuestas porque sí hay de donde sacar (basta mirar a los ministerios de defensa, de
interior y de relaciones exteriores), ahora la financiación estaba asegurada. Ahora es
más descarado: nos robaron.

Pero no sólo a nosotros. Los trabajadores de las mutualistas que están


sufriendo con despidos y recortes salariales la crisis del sistema de salud de nuestro
país, contaban con la aprobación de este proyecto que incrementaría en, al menos
40.000 afiliados los padrones de las sociedades médicas, lo que aseguraría el
mantenimiento de los puestos de trabajo.

El gobierno no tiene a la educación y a la salud de la población dentro de


las prioridades. Los bancos y el pago de la deuda (eterna) demandan todos sus
esfuerzos.
No nos dejemos robar otra vez.

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