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Diversos sistemas:
Las relaciones del poder temporal del estado frente al orden espiritual o religioso adoptan,
en las distintas constituciones, cuatro criterios básicos: a) Estado sacral: los fines del
estado aparecen subordinados a los principios religiosos; el estado pasa a convertirse en
un instrumento de lo espiritual, b) Estado confesional: aquí los fines polit́ icos aparecen
diferenciados de los fines espirituales, aun cuando el estado institucionaliza su existencia,
y resuelve a favor de alguna o de las más importantes. Ejemplo: estado argentino. Estos
estados pueden no tener una religió n oficial. Garantizan una amplia libertad de culto, pero
privilegian en su tratamiento constitucional a determinada confesió n, c) Estado laico: esta
categoriá manifiesta una postura neutral, pero no necesariamente agnóstica. El estado no
tiene una religió n oficial. En ocasiones va asociado al reconocimiento de una amplia
libertad de cultos, d) Estado antirreligioso: se parte desde el principio según el cual la
religión constituye un obstáculo para el normal desarrollo de los fines polit́ icos del estado.
Ejemplo: Unió n Soviét ica.
El Estado Federal
Pactos preexistentes:
• El Tratado de Pilar: firmado el 23 de febrero de 1820 entre Buenos Aires, Santa Fe y
Entre Rió s.
• El Tratado del Cuadrilátero: firmado el 25 de enero de 1822 entre Buenos Aires, Santa
Fe, Entre Rió s y Corrientes.
• El Pacto Federal: firmado el 4 de enero de 1831 entre Buenos Aires, Santa fe, Entre
Rió s, Corrientes y luego el resto de las provincias.
• El acuerdo de San Nicolás: firmado en 1852, Rosas convoca a todos los gobernadores
de las provincias para la organizació n del paiś , no acepta Buenos Aires.
Las provincias
Su indestructibilidad y sus límites
La Constitución Nacional garantiza a las provincias su integridad territorial. El art. 13
dispone que podrán admitirse nuevas provincias en la Nación, pero no podrá erigirse una
provincia en el territorio de otra u otras, ni de varias formarse una sola, sin el
consentimiento de la Legislatura de las provincias interesadas y del Congreso. Sin
embargo creemos que este carácter es relativo. El propio art. 13 permite que se unan dos
o más provincias o que una se divida en dos o más. Desde luego, para que ello ocurra la
Constitución determina recaudos severos, requiriendo tanto el consentimiento de las
provincias interesadas como el del Congreso de la Nación, lo cual garantiza la integridad
territorial de las provincias.
La Constitución Nacional le asigna al Congreso la atribució n de fijar los lim
́ ites de las
provincias. Esta facultad debe ser ejercida conforme a los principios y las normas
constitucionales. El Congreso no podrá afectar arbitrariamente la integridad territorial de
́ ites en contra de otra. En tal caso puede acudir a la Corte
una provincia al fijar sus lim
Suprema (art. 116, 117 y 127).