EN LA CAUTIVA DE ESTEBAN
ECHEVERRÍA
CONSTRUCCIONES DE LA ALTERIDAD
EN LA CAUTIVA DE ESTEBAN
ECHEVERRÍA
RESUMEN
Las expresiones culturales y ar- desde los preceptos de la “civilización”;
tísticas del s. XIX son importantes para en la etapa de la organización de los
entender el desarrollo de temas y pro- Estados nacionales donde interactúan
blemas que serían reescritos en las le- el liberalismo ideológico en el ámbito
tras de los siglos XX y XXI; entre ellos, político y el romanticismo en el arte se
el tema de la identidad de las naciones escribe La cautiva, poema de Esteban
latinoamericanas continúa pertinente. Echeverría.
La función política de las letras del s. XIX Proponemos reflexionar sobre las
formó y cimentó afectividades que se temáticas de cómo y a quién represen-
manifestarían en la organización y esta- tar: el desierto, los indios y la mujer, rela-
bilización de la vida civil conociéndola cionados con el dilema civilizatorio que
y comprendiéndola para organizarla en nos invita a discernir sobre dónde sitúa
los ámbitos sociopolíticos y culturales, la barbarie el poema La cautiva.
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Revista PUCE.ISSN 1390-7719.Núm. 103. 3 de mayo de 2016-
3 de noviembre de 2016. Myriam Merchán Barros PP. 519-543
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euforia y el consuelo del vino y Atenea, por el contrato sexual en el que se defini-
el olivo que recuerda la perseverante y rían las relaciones de hombres y mujeres,
paciente sensatez reflexiva. El poema de nuevo, a través de sus cuerpos, pero
menciona varias cautivas, pero nomina en una relación de subordinación de los
únicamente a María, que se libera del primeros sobre las segundas.” (Loayza
cautiverio de los indios gracias a su deci- 2006, 931) Sommer refiere el sensorium
sión, su esfuerzo y su voluntad; pero no del siglo XIX sobre las mujeres:
del cautiverio de su amor, que señala sus
responsabilidades, le permite descubrir Alberdi hizo más que inventar
su fortaleza, y por supuesto, su incapaci- lemas; los explicó y los comentó
dad de vivir sin él. En el epílogo de Elvira hasta la saciedad en programas
o la novia del Plata, Echeverría ha citado prácticos destinados a incremen-
a Wordsworth: This said that some have tar hasta la saciedad la población,
died for love. (Jitrik, 1967) Pero, ¿María no solo por medio de una política
es acaso asumida como una subalterna de inmigración por la que pasa-
en el sentido que propone Gramsci?: ría a la posteridad, sino mediante
“[un grupo no simplemente oprimido] matrimonios entre los industrio-
sino carente de autonomía, sujeto a la sos anglosajones y el “ejército”
influencia o hegemonía de otro grupo de hermosas mujeres argentinas,
social, que no posee su propia posición eminentemente equipado para
hegemónica.” (Bhabba, 2002: 81) Loayza la campaña eugenésica de “me-
advierte que ni los hombres ni las mu- jorar” la estirpe local e “ineficiente”
jeres de La cautiva subvierten el orden, de los españoles. … Esto contri-
pues sostiene que la intencionalidad de buyó a resolver la problemática
Echeverría era “representar un tipo de legitimidad del hombre blanco
mujer distinta a los modelos clásicos y en el Nuevo Mundo, ahora que
socialmente aceptados; redefiniendo al los ilegítimos conquistadores
sujeto femenino en función a los reque- habían sido expulsados, Sin una
rimientos que precisa la nueva nación genealogía apropiada para arrai-
argentina en su proceso de imaginación, garlos en la Tierra, los criollos se
delimitación y construcción. (Loayza, veían obligados a sentar los de-
2006: 924). Menciona –utilizando el con- rechos conyugales y después
cepto propuesto por Carole Pateman- paternos, estableciendo así una
que, para las mujeres el contrato sexual pertenencia más generativa que
es la base del contrato social: “Es recién genealógica. Debían ganarse el
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meto, dio su vida para que las moiras no cia revela un intervalo, una divi-
tomaran aún la de él, pero fue restituida sión dentro de la mujer o de cual-
al mundo de los vivos por Heracles que quier sujeto lector y la experiencia
descendió al Hades y rescató a Alcestes de ese sujeto. (Culler, 1999: 61)
que representa la fortaleza, la entereza-.
Nosotros asumimos que es im- La literatura es indisolublemen-
portante no conocer única y exclusiva- te una ciencia de la sociedad
mente las dimensiones de subalteridad y la creación de una mitología
de María en una sociedad en la que “la nueva. A partir de eso se define
mujer, que nos introduce en la situación la identidad de una poética y de
humana y que al principio nos parece una política. El nuevo régimen de
responsable de todas esas desventajas significación que destituye de sus
de esa situación, carga por todos noso- privilegios a la voluntad de signi-
tros con un deber pre racional de res- ficar y la palabra en acto define
ponsabilidad culpable ya para siempre también una distancia por rela-
después (sic).” (Dorothy Dinnerstein. The ción a la escena político demo-
Mermaid and the Minotaur: 234.) (Culler, crática. (Rancière, 2011: 39)
1999: 529). Hemos intentado desarro-
llar una lectura de mujer incluyendo las
alusiones clásicas, para conseguir un El Desierto, un espacio de encuentro
sistema textual más amplio, que no esté con la subalteridad del otro
limitado por la visión que producen los El desierto juega un papel prota-
conceptos que ha producido la autori- gónico en la parte primera del poema,
dad del hombre: 180 versos. El epígrafe elegido es de Víc-
tor Hugo, de su poema Mazzepa (Eche-
Para una mujer leer como una verría, Rimas 1984, 85), contiene una re-
mujer no es repetir una identidad ferencia a la acción, a la determinación
o una experiencia ya dada sino de ir y adentrarse en un gran espacio
representar un papel que cons- ignoto, tan grande, que se convierte en
truye con referencia a su identi- un reto, o se lo conquista o se sucumbe
dad como mujer, que también ha en él:
sido construida de manera que la
serie puede continuar: una mujer Alberdi y Sarmiento coincidieron,
leyendo como una mujer leyendo esta vez, en la necesidad de po-
como una mujer. La no coinciden- blar el desierto, de hacerlo desa-
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