Está en la página 1de 6

ENSAYO DE SOCRATES

Juan Manuel Mantilla Caballero

10-5

03/03/2021
INTRODUCCIÓN

Entre las películas que, hacia el final de su carrera, Roberto Rossellini dedicó a algunas
de las grandes figuras de la historia del pensamiento, una de las que más repercusión
ha tenido es la que en 1971 centró en la vida, el pensamiento, el proceso y la muerte de
Sócrates. La película tiene una orientación fundamentalmente pedagógica y divulgativa,
lo que no impide que trate, en ocasiones con bastante detenimiento, algunas de las
principales concepciones filosóficas socráticas; y además, en última instancia puede
decirse que la propia orientación fílmica de Rossellini ejerce de lectura de la
personalidad y la obra del protagonista, es decir, que la película es en sí misma una
interpretación (sin pretensiones de originalidad ni de novedad hermenéutica) de la
filosofía socrática. El modo en que la película, junto con las que el director italiano
dedicó a Descartes, Agustín de Hipona, o Pascal, se orienta hacia la exposición del
filosofar desde su encarnación corporal, vital y ejemplar mediante la biografía, es algo
que ya ha sido tratado y trabajado con frecuencia por los especialistas desde que
Jacques Rancière lo resaltase en su texto “El cuerpo del filósofo” (Rancière, 2012, 87-
101). Sin embargo, quizá la especificidad de la lectura rosselliniana de la filosofía
socrática ha pasado algo más inadvertida. Y a la elucidación del marco referencial de
dicha lectura es a lo que dedicaremos las siguientes páginas. La película se sitúa desde
sus primeras secuencias en un contexto de inestabilidad política generado a raíz del
conflicto entre Atenas y Esparta, al final de la Guerra del Peloponeso. Aunque el
enfrentamiento ideológico y social entre lo que podríamos llamar el “modo ateniense” y
el “modo espartano” es mucho más amplio y se remonta mucho más en el tiempo, la
mirada de Rossellini se centra en este punto concreto del prolongado enfrentamiento
para situar en él el origen del conflicto dramático. Así, la narración fílmica arranca con el
establecimiento del gobierno de los treinta tiranos, impuesto por Esparta en el 404 a. C.,

La película se sitúa en una Atenas en plena convulsión política: tras la guerra del
Peloponeso la democracia ateniense se ve sustituida por un gobierno oligárquico, el
llamado gobierno de los Treinta Tiranos por estar compuesto por treinta magistrados
que concentran en sus manos todo el poder. En esta situación convulsa Sócrates
(interpretado por Jean Sylvère) se encuentra en una difícil tesitura: en la primera
escena que lo vemos está siendo empujado y golpeado por dos atenienses en el
mercado de la ciudad.
DESARROLLO

La película se sitúa en una Atenas en plena convulsión política: tras la guerra del
Peloponeso la democracia ateniense se ve sustituida por un gobierno oligárquico, el
llamado gobierno de los Treinta Tiranos por estar compuesto por treinta magistrados
que concentran en sus manos todo el poder. En esta situación convulsa Sócrates
(interpretado por Jean Sylvère) se encuentra en una difícil tesitura: en la primera
escena que lo vemos está siendo empujado y golpeado por dos atenienses en el
mercado de la ciudad. No en vano es protagonista indirecto de los hechos políticos que
han tenido lugar recientemente ya que uno de sus más importantes discípulos, Critias,
es miembro destacado de los Treinta por su crueldad y, su discípulo favorito,
Alcibíades, fue desterrado y había servido durante un tiempo como consejero a los
espartanos. Pero por paradójico que pueda parecer la tiranía que entonces vive Atenas
tampoco beneficia a nuestro protagonista, todo lo contrario: Calicles le prohíbe la
enseñanza a los jóvenes y, para demostrar su lealtad al nuevo gobierno de Atenas es
obligado junto con otros a ir en busca y captura de Cleón de Salamina (mandato que
Sócrates no cumplirá, pues se vuelve a casa).
La democracia es restaurada por Trasículo y un grupo de atenienses que habían
escapado al exilio en ciudades como Tebas o Megara (temerosas de la posible
hegemonía total de Esparta), en una lucha en la que Critias pierde la vida. Pero con el
nuevo gobierno los problemas de Sócrates no hacen sino comenzar: Rossellini nos
muestra cómo se burlan de él trayendo a colación la imagen que los cómicos como
Aristófanes han difundido (difamaciones que tendrán mucha importancia a la hora de
acusarlo). También problemáticas resultan sus opiniones políticas: un poco más
adelante mostrará ante los que serán sus futuros acusadores su desprecio por el modo
democrático de elección de los magistrados (considera de suma importancia esta
elección como para dejarla al capricho de la suerte). Melito le avisa de que esas
palabras pueden traerle problemas, del mismo modo que se lo trajeron a otros filósofos
extranjeros (le habla de Protágoras cuando, paradójicamente, el sofista defendía todo lo
contrario a lo expuesto por Sócrates en la escena anterior).
Las consecuencias no se hacen esperar y pronto Sócrates es acusado ante el tribunal
de Atenas de no creer en las divinidades de la ciudad, de tratar de introducir otras
nuevas y de corromper a la juventud. La pena exigida es nada menos que la pena de
muerte. Pero esto no consigue amedrentar a nuestro protagonista:el director italiano
nos lo muestra continuando con la labor que su daimon (su divinidad particular) le había
encomendado, esto es, hacer ver a los otros hombres que no saben en realidad lo que
creen saber. En orden a esto lo vemos discutir con Hipias acerca de la belleza, con
Eutifrón sobre el significado de la piedad, atreviéndose incluso a contraponer a Lisias
(el que en principio estaba encargado de su defensa) en lo referente a la verdad y a la
elocuencia.
Durante el proceso vemos a Sócrates defendiéndose a sí mismo frente a las
acusaciones de Melito, Anito y Licón. En primer lugar tratará de defenderse de las
acusaciones de los cómicos, que siempre lo han presentado como un filósofo de la
naturaleza y un introductor de nuevos dioses, tras esa caricatura había una acusación
mucho más peligrosa: la de ateísmo. El personaje que éstos quieren pretender ver en
Sócrates no existe en la realidad. La acusación no puede provenir de estos cargos sino
del hecho de haber sido proclamado, a partir de la pregunta que Clerefonte hizo al
oráculo de Delfos, el hombre más sabio de toda Grecia: es decir, por saber que nada
sabe, al contrario de los demás hombres, que sin saber nada ni siquiera conocen su
propia ignorancia. Posteriormente, a través de sus argumentos, Sócrates muestra como
todas las acusaciones de Melito son infundadas, puras calumnias. Desde mi punto de
vista aquí Rossellini cae en un error al presentar el juicio tal y como lo hace ya que para
cualquier espectador no queda otra salida que pensar en dos posibilidades: o que el
jurado de Atenas está corrupto en su mayoría, o que simplemente son imbéciles. Está
claro que su intención está más cercana a la primera opción (más socrática) que a la
segunda, pero esto podemos comentarlo más tarde, ahora sigamos con la sinopsis
película.
Cuando Sócrates es efectivamente condenado a muerte le dan la oportunidad de
conmutar la pena ofreciendo algo a cambio. Entonces el filósofo, en uno de los pocos
momentos de esa ironía que tanto lo ha caracterizado en la historia del pensamiento y
que en la visión que nos da Rossellini apenas se deja notar, pide como conmutación de
la pena el derecho a ocupar un lugar en el Pritaneo (el lugar reservado a los
benefactores de la ciudad), algo que hace arder en cólera a todos los presentes. Tras
esto, nadie puede evitar que el filósofo sea condenado a muerte por una mayoría de
140 votos.
Los discípulos de Sócrates, preocupados por la suerte de su maestro, tratan de
convencerlo para que emprenda la huida. Critón es el encargado de convencer a
nuestro protagonista, por lo que de mañana lo visita en su celda. Sócrates se niega en
redondo a aceptar la solución que le presentan, imagina que las Leyes de la ciudad se
le presentan en persona y, tras ver su intención, le echan en cara el hecho de pretender
ser infiel cuando las cosas se ponen feas, después de haberse servido de ellas durante
toda su vida.
La película finaliza cuando Sócrates toma la cicuta, uno de los momentos más bellos
del film (no en vano muchos pintores han tratado de plasmar en el lienzo este momento
debido a su gran belleza y emotividad). La escena que Rossellini nos presenta no está
exenta de dicha belleza. Sócrates nos habla de la muerte en términos muy cercanos a
Platón, en ese sentido nos dirá cosas como: "Los hombres calumnian a los cisnes. En
la hora de la muerte los cisnes no cantan de desesperación, sino porque son felices de
ir junto a los dioses, a servirles". En efecto, Sócrates nos presenta la teoría platónica de
la inmortalidad del alma, de que la muerte no tiene que ser un trance doloroso ni ser
considerado como algo negativo porque es el puente a una vida mejor en la que se
alcanza el verdadero conocimiento.
Finalmente, y antes de hacer un comentario crítico, destacar el importante papel que
Rossellini hace jugar a Jantipa, la mujer de Sócrates (aquí interpretada por Anne
Caprile como una clásica mamma italiana). Me sorprendió muchísimo la importancia
que el director italiano le da a un personaje que en los diálogos de Platón no es ni
siquiera secundario (anecdótico más bien se podría decir). En esta película Jantipa en
cambio se presenta como alguien rebosante de sentido común, conocedora del
mensaje filosófico de su marido (del que se confiesa bastante harta) e incluso capaz de
predecir los futuros problemas de su esposo.

CONCLUSIÓN
1. Sin duda es el personaje más enigmático de la filosofía. Se puede concluir que
tiene similitudes a Jesús ya que ambos creían tener una voz divina, no
escribieron todo era de carácter oral. En mi opinión Sócrates ha sido la persona
que bajo la filosofía a la tierra y le introdujo en cada hogar desde ese entonces
eran los griegos. Se puede considerar como la persona que permitió que la
filosofía fuera entendible y más factible para ti y para mí.

2. Opino que las personas en esta época en su mayoría eran muy cerradas de
mente, bien por miedo a que los juzguen oh los traten como dementes, por eso
es que en esta época se vivió mucha injusticia Asia quienes trataban de dar sus
ideales y opiniones personales para cambiar el punto de vista de varias
personas, como Sócrates con los jóvenes a los que enseñaba

3. En aquella época la Iglesia era muy intolerante con todo lo que fueran “herejías”
o delitos contra la Fe. Un judío falsamente converso o un cristiano que se
convirtiera al judaismo serían víctimas de las llamas. La inquisición utilizaría
métodos cruentos para lograr que los acusados confesaran. Torturas peores aún
que las previstas por la “Justicia” civil. Lograban por la fuerza que se confesara
cualquier cosa que no fuera cierta. Además, cualquier alejamiento de la norma
podía ser fatal: acusaciones de brujería, creencias ligeramente diferentes que las
que promulgaba el clero oficial. Sangre y muerte les esperaba a todos ellos. El
que robara a una Iglesia sería desollado y su cuerpo sin piel exhibido para
lección de los demás. Con sólo decir blasfemias podías sufrir terribles tormentos.
Sin embargo, si eras noble, podías comprar el perdón por tus pecados a cambio
de sumas de dinero.

BIBLIOGRAFÍA
- https://www.buenastareas.com/ensayos/Ensayo-Socrates-La-Pelicula-Roberto-
Rossellini/6497683.html
https://earchivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/11331/socrates_puigdomenech_CIHC_2010.
pdf?sequence=1&isAllowed=y
- http://www.metakinema.es/metakineman5s3a1.html
- http://mimosa.pntic.mec.es/~sferna18/EJERCICIOS/2015-16/Socrates-de-Rossellini.pdf
- http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:Endoxa-2017-39-5005/Pajon_Leyra.pdf

También podría gustarte