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El contrato Grace
Michael P. Grace, fue un negociador y piedra angular del arreglo con los acreedores
extranjeros del Perú conocido como el “Contrato Grace”. En sus relaciones oficiales
con los diversos gobiernos peruanos de turno, Grace siguió una estrategia similar a
la de Henry Meiggs, pero más económica y amistosa.
Las negociaciones del Contrato Grace casi fracasan varias veces. Lo que estaba en
juego eran las deudas de 1869, 1870 y 1872 por aproximadamente 32 millones de
libras esterlinas, debidos en su mayor parte a inversionistas representados por el
Comité de Tenedores de Bonos Extranjeros con sede en Londres. En ese entonces,
el Perú era incapaz de pagar semejante deuda y tenía malas relaciones con los
tenedores británicos. En esta coyuntura, Grace ofreció sus servicios al Comité. Este
acuerdo financiero ayudaría a realizar el potencial económico medular del país.
Grace advirtió que los enemigos más importantes de su proyecto eran el senador
Manuel Candamo y su facción civilista mayoritaria en ambas Cámaras del
Congreso.
Como parte de sus esfuerzos por conseguir la aprobación del contrato en el Perú,
M. P. Grace intentó impedir la caída del gabinete Denegri. Una baja de este fiasco
fue Buck, quien había implementado la política de su país hacia el gobierno
peruano. Mencionando la influencia política que Grace tenía en Washington, Buck
se quejó directamente al secretario de Estado, culpó a Bayard por no haberle
apoyado y por su inconsistencia sin principios, también que la «influencia y acción
oficial estuviesen sujetas a los intereses de una aventura especulativa o empresa
comercial. Señaló, además, que el proyecto del Contrato Grace era visto en Lima
con suspicacia, y gran oposición.
Un feroz debate público fue librado por los partidarios y los oponentes del Contrato
Grace. En noviembre de 1886, un primer informe favorable presentado por los
comisionados especiales Francisco García Calderón, Francisco Rosas y Aurelio
Denegri constituyó un respaldo respetable. En noviembre de 1888, la Cámara de
diputados rechazó una versión final del Contrato Grace.
Sin embargo, hacia abril de 1889, la opinión se había desplazado a favor de Grace.
La razón es que Grace había modificado su propuesta inicial, reduciendo la parte de
la deuda que sería pagada con los activos nacionales. Además, reclutó como
«amigos» a Pedro del Solar, el cercano colaborador político de Cáceres y receptor
de préstamos personales otorgados por el gerente de Grace en Lima; el líder
parlamentario Alejandro Arenas; y el ministro y fiscal José Araníbar.
La medida final que garantizó la aprobación del Contrato Grace en el Congreso fue
el decreto ejecutivo del 8 de abril de 1889.. Allí se convocó a elecciones especiales
para reemplazar a los diputados. Esta transgresión constitucional consolidó, dentro
del Congreso, a las fuerzas favorables al Contrato Grace.
El convenio desempeñó un papel importante en la recuperación financiera y
económica del Perú.
3. El legado de Califa
Gonzales Prada (apoyado en menor medida Clorinda Mato de Turner) fungió el rol
de narrador antagónico para Nicolás de Pierola. Pues, como su contemporáneo, vio
de primera mano los desaciertos y prácticas cuestionables del hoy prócer. Actitud
que podemos apreciar analizando el rol desempeñado durante diferentes procesos
en los que se vio involucrado Piérola.
El acontecido con Billinghurst por ejemplo Pues este era un aliado y sucesor
presidencial voceado por Piérola, sin embargo al no ser afín a sus políticas fue
abandonado por este, optando Piérola por su contendor: Eduardo López de
Romaña. Quien tenía mayor posibilidad de llegar al puesto. Sucesos como el
anterior revelan actitudes cuestionables, como la traición e inconsistencias de
Piérola. Rasgos altamente criticables y que develarían cómo era realmente esta
figura histórica.
La vía de pichis
La prensa, en algunos casos fue cerrada y puesta bajo amenaza de ser clausurada.
Esto provoco que medios como La Prensa (expropiado al exiliado Augusto Durand
en 1921) y el West Coast Leader, publicación en inglés sucesora del Peru To-Day,
alabasen los logros del gobierno, confundiendo así a la opinión pública nacional e
internacional.
Luego de desmantelar a los grupos opositores políticos y tener a la prensa de su
lado para desviar la opinión, Leguía pudo dedicarse a sus anchas a su querida
política de grandes obras públicas plagadas de corrupción y financiadas con un
masivo endeudamiento externo.
El difunto plan de la línea férrea a Ucayali se reemplazó con una nueva obsesión
por la urbanización, los proyectos de irrigación y la construcción de carreteras. Los
masivos préstamos de la banca estadounidense financiaron obras públicas
asignadas a contratistas norteamericanos: el monopolio de las obras urbanas y de
salubridad por la Foundation Company, la construcción de carreteras y puertos por
Snare & Co., y los proyectos públicos de irrigación (entre ellos, el gran proyecto de
Pampas Imperial en Cañete y de Olmos en Lambayeque, en los que Leguía tenía
sustanciales intereses) a cargo del ingeniero Charles W. Sutton.
En 1923 Cumberland renunció como director del banco. Reveló después que Leguía
permitió a todos sus asociados aprovecharse de la corrupción a sus anchas, arruinó
las finanzas del Perú tan exhaustivamente como si él mismo hubiese sido el
corrupto.
Sin embargo, Juan Leguía Swayne, el más joven de los hijos del presidente, superó
a todos los demás asociados cercanos a Leguía en el cobro de comisiones y
sobornos por diversos tratos oficiales, especialmente en la contratación de
préstamos extranjeros y compra de equipos militares, navales y aviones de guerra.
6. Sanciones ineptas
Como postulado central para llegar al poder, el nuevo sistema militar encabezado
por Sánchez Cerro prometió castigar la corrupción del difunto régimen y elevar los
principios morales de la gestión pública. Luego de dichos sensacionales juicios y
publicidad, la mayor parte de las ex autoridades ligadas a la corrupción fueron
calladamente exoneradas, castigadas levemente o, inclusive, certificadas como
inocentes. Estas apreciaciones concuerdan, en cierta medida, con varias variantes
periodísticas extranjeras del instante que sostenían que Leguía era causante de
ambición política anteriormente de corrupción, aun cuando le habría sido difícil
desconocer «que sus hijos, familiares y amigos recibían millones en comisiones y
ganancias derivadas de los préstamos extranjeros y contratos de obras públicas».
Dichos argumentos resonaron en la protección póstuma que Leguía en teoría habría
realizado de uno mismo, en la cual sostuvo no ser responsable por la corrupción de
otros durante su régimen.
Según Bontá, Leguía financió además sus campañas políticas por medio de un
producido proyecto que ligaba sus negocios privados, manejados por agentes
pagados con fondos públicos.
7. Legados duraderos
La Electric Boat contaba con los servicios de un oficial naval peruano, Luis Aubry,
quien promovió la venta de submarinos, recibiendo una “comisión” de 3 por ciento
de las ventas, además de negociar las “comisiones locales” a tres funcionarios
claves en Perú. Entre 1924 y 1926, la marina peruana adquirió cuatro submarinos
de la Electric Boat. Además, los ejecutivos de la compañía autorizaron a Aubry a
pagar a funcionarios peruanos una “comisión” por el negocio.
Entre 1927 y 1929, otro contrato frustrado para la venta de dos submarinos incluyó
una promesa de pago a Juan Leguía, Aubry y otros dos funcionarios. Cuando se les
preguntó si consideraban que la corrupción y el soborno eran la base de sus
negocios en Sudámerica, Spear sostuvo que lo que era considerado “soborno” en
Estados Unidos, en América del Sur no era así. Esta transacción era más bien una
práctica general.
Este patrón persiste en el siglo XX. Sin embargo, la evolución de las elecciones
políticas, le complicó la vida a las redes de patronazgo. La competencia por el
control del sistema electoral dejó una huella en las percepciones populares de la
corrupción, reduciendo su “umbral de tolerancia” acostumbrado. De igual manera, el
financiamiento de partidos políticos, dependía menos de contribuyentes extranjeros,
y más de empresas nacionales y extranjeras interesadas en lograr un entorno de
estabilidad política para la inversión directa local.