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Me he perdido entre la tristeza y la enfermedad;

abandonado en la miseria de este tiempo amargo.


Mejor sería entregarme a la proximidad de la muerte, navegar hacia los confines de la nada
antes de imitar vuestra conducta.
Las grandes aves solitarias no se juntan con su presa
y así será por siempre[…]

He reunido mis coches, los mil tiros;


ejércitos de piedras preciosas, en salvaje dirección hacia la paz.
Fulguraban los dragones de mi coche;
y así las nubes como banderas ondulaban.
Entre tanto contenía mi deseo y me detuve
mientras mi alma ascendía hacia lo infinito.
Alzamos los “Nueve Cantos”, nos retorcimos sobre las danzas de Shao,
en busca de los caminos de la eternidad.
Pero en pleno ascenso hacia los cielos luminosos
de pronto observé aquellas tierras de dónde vengo.
Y el conductor se oscureció, de nostalgia se abreviaron los caballos,
negándose a avanzar giraron sus cabezas hacia un tiempo ya pasado.
Todo ha llegado a su fin
No queda uno sobre este reino que me comprenda
¿Por qué, entonces, tanta pena por el suelo en que nací?
Ni un hombre con el que labrar un buen gobierno
ahora sólo me queda seguir los pasos de Peng Xian, y retirarme a su morada.

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