Está en la página 1de 1

Inemayaá

A menudo sueño contigo, es extraño, nadie que sueña con los dioses puede afirmar que
ha soñado con ellos, pero lo sé, te he visto cientos de veces en mis sueños, cuando
recorro la antigua casa de mis abuelos, en las montañas, y todo se funde en negro hasta
que sólo queda una voz susurrando el nombre de las cosas terribles, sé que eres tú. Hay
otro sueño constante, voy al mar por primera vez con mis padres, de pronto te veo salir
del agua y colmarlo todo. Empieza como una pequeña silueta o una pequeña figura
humana que va surgiendo del mar, pero una vez que sales ya no tienes forma, eres más
bien una sensación en el pecho, un ruido monstruoso detrás de mi cabeza, y súbitamente
estoy solo viéndote como un rayo de luz.

Te he visto también a fuera de los hospitales. El día en que murió mi padre, lo juro, te vi
afuera y estabas radiante, ojalá hubiese podido hablar contigo, tenía tanto que
preguntarte. Si tan sólo en ese instante hubiese tenido la certeza de que se trataba de ti.
Ahora que han pasado tantos años lo sé, no tengo ninguna duda de ello, pero ya no
importa, todo lo que hubiese querido decirte ya pasó.

Ahora que te escribo no tengo dudas de todas las veces que te he visto, de todas las
veces que he encontrado tu nombre en los lugares más disímiles. Ya no te temo, ya no
tengo nada que temer, el ostracismo me lo ha quitado todo, ahora tengo el valor para
escribirte y recriminarte la muerte de mi hijo, no te diré todo lo que esperábamos, o
como esto nos destruyó, no hace falta. Pero te entiendo, actuaste respondiendo a tu
naturaleza, es cruel la naturaleza de los dioses… En fin, te perdono.

Sé que morirás un año después que yo, nuestras vidas han quedado signadas para
siempre luego del pacto, cuando por fin te vi y lo supe.

Mientras algo quedé de ti flotando por el espacio, por favor cuida mi corazón oscuro.

Te amo

N. Müller

También podría gustarte