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Postre muy fácil y bueno.

Frita y rebozada en azúcar y canela, brinda un color dorado, de textura cremosa pero consistente.
Si bien su origen es incierto todos los indicios mencionan a San Sebastián como el lugar de origen de
este exquisito postre de elaboración casera, aunque es muy tradicional en Castilla y León.
La preparación se realiza siguiendo las recetas tradicionales, con variantes, pasadas de generación en
generación.
Ingredientes para 4-6 personas
6 huevos
60 gramos de maicena
60 gramos de harina
120 gramos de azúcar
1 cucharadita de esencia de vainilla
½ litro de leche
1 cucharadita de canela en polvo
100 gramos de azúcar impalpable
Manteca
Pasos para la preparación
Se pone la leche a hervir.
En una cacerola se ponen los huevos batidos, el azúcar y la vainilla.
Luego se agrega la harina y la maicena en la preparación anterior y se mezcla todo muy bien.
A continuación, se le añade leche hirviendo y sin dejar de mezclar, se deja cocer unos 5 minutos.
La crema debe quedar muy espesa. De ser necesario, es posible espesar aún más añadiendo más
maicena diluida en leche, poco a poco hasta alcanzar la consistencia buscada.
Si quedan grumos es posible colar la preparación.
Se unta una fuente de horno con un poco de manteca y se vierte la mezcla. Se deja enfriar hasta que
cuaje bien.
Se cortan en porciones regulares entre 3 y 5 centímetros.
Se pone una sartén al fuego con bastante aceite.
Las porciones se rebozan por harina y huevo batido, por ambas caras y se fríen.
Cuando estén doradas, se sirven en una fuente, espolvoreadas con azúcar impalpable y canela.
De esta manera quedan listas y pueden ser servidas acompañadas por mermeladas de frutos rojos o
flambeadas con un buen licor.

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