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ae ~ : F | = REFLEXIONES, Fa. PERSONA HUMANA Mo DAN Dra Vslina J eczey: Jacques Maritain REFLEXIONES SOBRE LA PERSONA HUMANA Traduccién de Juan Miguel Palacios ENCUENTRO © 2007 Ediciones Encuentro, S.A. Réflexions sur la personne humaine et la philosophie de la culture, in: Jacques et Raissa Maritain, Ocwores completes, Editions Universitaires, Fribourg Suisse/Editions Saint-Paul, Paris, 1984: vol. VI, pp. 895-921. Queda rigurosamente prohibida, sin Ia autorizacin escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sancio- nes establecidas en las leyes, la reproduccién total parcial de esta obra por cualquier medio © procedi- miento, incluidos la reprograffa y el tratamiento infor- mitico, y la distribucién de ejemplares de ella mediante alguiler 0 préstamo ptblicos. Para cualquier informacién sobre las obras publicadas o en programa y para propuestas de nuevas publicaciones, dicigirse a: Redaccién de Ediciones Encuentro Ramirez de Arellano, 17-10.*- 28043 Madrid Tel. 902.999 689 www.ediciones-encuentro.es Nacida de la honda necesidad religiosa de concebir de algiin modo la trinidad del Dios uno, la nocién de persona constitu- ye sin duda una de las aportaciones mas valiosas de la teolo- ‘gia cristiana a la filosofia, que luego ha pretendido hacer de ella una importante clave de su comprensién del hombre. La exposicién més conocida del concepto clasico de persona se halla en la cuestién 29 de la Primera Parte de la Suma “Teolégica de santo Tomas de Aquino, cuya enjundia filosofica es solo comparable a la dificultad que supone entenderla En su obra titulada Distinguir para Unit o Los Grados del Saber (Paris, 1932), el filésofo tomista francés Jacques Maritain intent6, entre otras cosas, explicar este dificil concep- to, sin renunciar por ello a la precisin de la terminologia escoldstica ni al rigor de la forma argumentativa que son pro~ pios del saber metafisico, Sin embargo, poco tiempo después, en una conferencia pronunciada ante un anditorio de médicos catélicos, el mismo Maritain ensayé una exposicién mucho més accesible y sumaria del concepto de persona humana y de 1 Gf. Jacques Maritain, Distingner pour unir ow Les Degrés di savoir, ch. V, 20-22, y annexe IV, in: Jacques et Raissa Maritain, Ocworescomplites, Editions Universitaires, Flbourg Susse/Editions Saint-Paul, Paris, 1982-1999, 16 voles vol. IV, pp. 679-687 y 1081-1361. las exigencias éticas que ésta viene a fundar en relaci6n con la praxis politica en general y con el ejercicio social de la medici-~ ina en particular. La conferencia en cuestién tuvo lugar en Paris el 9 de Di- ciembre de 1934, en el seno de la llamada Conferencia Laennec, y fue dada a la estampa en los «Cahiers Laennece (aio 1°, nimero 4 Septiembre de 1935—, pp. 25-42) bajo el titulo de Reflexiones sobre la persona humana y la filosofia de la cultura. Medio siglo después ha sido recogida por prime- raver en el tomo VI de las obras completas de Jacques y Raisa Maritain’, cuyo texto ha servido de base a la versién espariola que aqui se ofrece de ella. Juan Miguel Palacios (Universidad Complutense) F Ch Jacques Maritain, Réflecions sur la personne burnaine et la philosopbie de ks cabsare, ins Jacques et Raissa Maritain, op. cit: vol VE, pp. 995-921 6 I REFLEXIONES SOBRE LA PERSONA HUMANA. Y LA FILOSOFIA DE LA CULTURA Estoy particularmente feliz de encontrarme esta tarde entre ustedes: primero, porque tengo muchos lazos de simpatia y amistad con la Conferencia Laennec, y, luego, porque un viejo y profundo afecto me une a su querido director, y estoy feliz, de expresarle esta tarde la admiracion que siento por su enirega y su trabajo, en el que un tan puro amor de la verdad religiosa anima y fecunda una comprensién tan pura y tan abierta de los problemas cientificos y los problemas huma- nos; ¥, en fin, porque hay muchas afinidades entre la medici- na y la filosofia, y porque la renovacién espiritual de que ustedes son testigos me parece tener una significacién muy notable para la historia del pensamiento. Elespiritualismo cartesiano habia sometido a la medicina a una filosofia materialistas en efecto, por una parte, Descartes sometia todo el mundo de los cuerpos a-un mecanicismo absoluto; y por otra, el espiritualismo a ultranza, el angelismo (que profesaba para el mundo del alma, hacfa incomprensible Ia dependencia, bien atestiguada sin embargo por los hechos, de las funciones psiquicas respecto de los estados cerebrales. El hecho de que tantos médicos se hayan liberado hoy dia de la metafisica materialista, gindica que se ha superado una secu- lar crisis de cultura, zes sefial de una liquidacién del carie- sianismo? Ello seria entonees ua sigao de salud para el pen- samiento francés. Pero no es de Descartes de lo que yo querria hablarles esta tarde, si bien los errores y las dificultades de orden social y cultural que padecemos no dejan de tener relacién con él. Son unas reflexiones sobre la persona humana y la filosoffa de la cultura lo que desearia proponerles. Estas reflexiones se refieren al tema general de las confe- rencias de este afio: individualismo y estatismo en sus relacio~ nes con la profesién médica. He leido con gran interés el articulo sobre esta cuestién que Georges Duhamel ha publicado en la «Revue des Deux Mondes», cuyas ideas rectoras creo que desarrollé aqui ante ustedes. Rindo homenaje a su preocupacién por mantener el cardcter personal de las relaciones entre el médico y el enfer- mo. Si es cierto que en el arte médico mismo es una verdad esencial que el médico no cura una enfermedad, sino a un enfermo individual, con su pasado ancestral y personal, su temperamento, su cardcter, su género de vida, sus virtudes y vicios, en una palabra, con lo que de irreductible y original hay en su individualidad, parece claro que a esta individiali- zacién del diagnéstico y de la terapia ha de corresponder, en el plano social y profesional, un respeto como sagrado a la relacién personal entre el hombre que cura y el hombre que es curado Mas cabe preguntarse si es suficiente una postura pura- mente antiestatista. Un anti no es nunca suficiente. No po- dria ser que los excesos del estatismo tengan que ver con un proceso de compensacién (patolégico él mismo) frente a un desorden debido a los excesos de un liberalismo y un ind vidualismo inorgénicos cada vez més impotentes ante las condiciones del mundo moderno y las exigencias del bien comiin social? En tal caso nada seria mas peligroso que vin- cular la defensa de la persona contra el Estado a ese caduco individualismo y a posturas que, si ustedes quieren, Iamare- mos «pequefioburguesas»; en una palabra, a un estado de espiritu que es precisamente la causa primera de los males que padecemos y que combatimos. Me parece que ahi esta el nudo del problema que ustedes tienen que resolver. Yo no soy competente para tratar la cues- tién como médico. Pero quizé como filésofo podria tratar brevemente esta tarde acerca de los problemas mas generales de que esa cuestion depende, En suma, se tratarfa para noso- tros de intentar remontarnos a los principios filoséficos que atafien a los problemas —particularmente dificiles— de la persona y de la sociedad. Esto nos obligard a precisar nociones metafisicas muy abs- tractas: las de personalidad e individualidad, y a decir una palabra sobre la tragedia del humanismo moderno a este res pecto. Y luego abordaremos la cuestién de la persona humana y de la sociedad; y entonces podremos caracterizar, en su opo- sicién a la solucién verdadera, las grandes soluciones erréneas aportadas a esta cuesti6n: liberalismo o individualismo bur~ gués, por una parte; estatismo dictatorial, por otra u PERSONA E INDIVIDUO Comencemos, pues, por la metafisica de la persona y del individuo. Estas dos palabras se toman a menudo una por otra. Un anilisis del pensamiento y la conciencia comin no tarda en mostrar que dan lugar a singulares contradicciones. No nos dice Pascal que el yo es odioso, cosa que es un lugar comin de la literatura pascaliana? Y en los Manuales de vida interior hallamos muchos consejos, por otra parte exce~ lentes, que nos incitan a abandonar nuestra propia voluntad, aabandonar nuestro parecer propio, a considerar las investi- gaciones del propio parecer como un peligro muy grande para la vida espiritual, a renunciar al apego a nuestro yo, etc. Es mis, en el lenguaje ordinario, cuando se dice de alguien que tiene un carécter muy «personal», gno entendemos que se designa con ello un cardcter encerrado en si mismo, ala vez més o menos agresivo, avaro, laborioso, limitado, indigente y complicado, replegado sobre un pobre centro dominador y pobres intenciones? Tics, manfas, vanidades, estrecheces, un mundo de durezas y de rivalidades: gno forman parte todas estas notas de la nocién comin, siempre mas o menos peyo- rativa, de la personalidad, tal como Ia entiende el lenguaje vulgar? Un gran artista contemporaneo decia un dia, y esto es un rasgo significativo de ciertos temperamentos creadores: ‘

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