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eit He 3) 10 del Campo quien abord6 por pri- ‘mera vez el ema del pacto ensu obra Fausto(un gaucho que ha asistido a luna representacin de la 6pera de Gounod Fausto, compuestasegtin el texto de Goethe, rfiere a su a ma- neta a otro gaucho amigo suyo las incidencias de la obra) “que por su {ono épico burlesco constituye una parodia de la tragedia goethiana.En las Tradiciones de don Ricardo Pal- sma el diablo corre sus pfginas, y en ella es presentado siempre en forma festiva y jocosa como en la hilarante tradicién «Don Dimas de Ja Tijeret>, en fa que se cuenta la historia docémo un escribano le gand ‘un juico al diab. Desde el nici de lnedad mo- dma ena iterturaenropea se ha ‘endo operando una suerte de dig- nifiacion en la ropresentacén del ‘demonio que yano es mis el mons- tu flkirico dels fantasia me dievales nel sr atroz que Migvel ‘Angel pint en su Jaci final, Me stale, meno deacorte de Sa- tangs, se presenta a Fausto como stana parte de aqulla fuerza que Sempre quire el mal y que siem- ptelice el bien», Fase enigmiicn {que el propio Mefisto acarade esta ‘naett: eSoy elespritu que todo To niega y no sn motivo, pore todo tuanto exstoen atin debierepe- ecer; por lo tanto, sera mejor que nada oie maid, Todo To ge wosotos conoctis con el nombre de ‘a destacsn ypecad emi pro- pio lemento», Del mismo modo en {snarativapostregionalistalatinos- ‘eciana el mono se ha conver tido en métafora del principio det ‘aon lmanifestacion dl loos Giro de los sresfumanos o en et ‘agma barbotante del inconsien- te: Lezama Lima, Sabato, Cortra, Onet, Donoso an eect paginas ‘memorables sobre lo demonfaco'y Io informal. En lnforme para ci 0s», sobrecogedorcaptlo de So- Irekéres ytambas, Sabato a peo pesto nn ateradora vein det in Femo sn eabonesincandescentes ni heros fandidos ni galerie ple tnicas, aunque enc allel olorpes- tilencalynatseabando de as clon cas. En Pedro Parvo, que es unt original reclaboracion ‘dat antiguo tema del descens al hades oa pals delos macros, Rilo aos moestra 8 {asa deambulando etemamen- ie sin soago no ents montis de Rego sino por entre wn paramo de desolacién. es ® He crefdo pertinente esbozar este marco referencial para hacer tunas pocas observaciones sobre la ‘manera en que en Gran sert6n: ve- vedas, la gran novela de Joao Gui- rmaraes Rosas -una de lis novelas rmaestras de la literatura latinoame- ricana y de la segunda mitad el si- slo XX en el mundo- se trata el dos veces milenario tema del pacto con eldiablo.Ignoro las convicciones e- ligiosas de Guimaraes Rosa y sus concepeiones filossficas, pero s0s- ppcho que mo suscribitia la propues- {ade Borges, segtn la cual In eolo- ‘fa es una rama de Ta estética, ase ‘veracién quo puede resultar heréti ‘1 para cualquier cristiano practican- te, Agnéstico feliz, Borges escribi6 sobre los nombres de Dios, sobre la cetemidad, sobre los Evangelios, so- bre disputas teol6gicas, sobre mila- gros secrcins, sobre Judas, sobre el §nflemo, pero fascinada por estos problemas como motives literarios 'y por sus posibilidades estéticas. No pparece ser el caso de Guimaraes Rosa, Bsritor tan refinado y estic to como Borges en relacién a cues- tions formales y estiisticas,en Gran sertén -que en buena cuenta cs una dilatada reflexién sobre la existencia ono del demonio-se pue- de percibir que detris del monéto- 1g0 de Riobaldo se encuentra un au- {or vtalmente comprometido cou las das y angustias del protagonista de la historia. En Gran sertn ol diablo pa rece er una fers omnipotente que penetra todo loexistente «Hay ale sna Roba hasta mala raza dep das, hororosis,Yenenasas que os teopean mortal el agua sieitia ya- ciendo en fondo de pozo; dentro de ellas duerme el diablo: son el demonio». Desde su horizonte met {al defndotearaics, por momentos In idea que Riobaldo tiene del dae blo se semeja ala concepeién de in Karamazov. Si, reiriendos al demonio,e prsonajedostowieskia- no en una escenaalucinatora dice o Jimprece:eFses ia corporeizacin de ‘mfmismo, es decir de una pate de sfmismo de los més asqurosesy absurdos de mis pensamientos y deseos», Riobaldo en més de un pasaje rizona de sta manera ante SLoculto interocuor: «Meexplicay r6:el diablo cxmpea dant dat hom- bre, en los ropliogues. del hombre es el hombre aruinado oe hom bre hecho al revés. Suslto, por st mismo, ciudsdano, no hay diablo ringuno>. Papin, atlicoy que poe sus vinculos militants con el fas- cismo debia de tener un eanocimien toinimo de demonio, sobs: «El Demonio ba recuperado sus dere- chos de eiudadania en la replica de a cultura, Después del desenca- denamiento de dos guerrs, después ddeesas saturates de odio y defero- iad, después de tants prusbas y confirmaciones, Satanés queda re- conocido no solamente como una ereaci6n posticasino como uno de Jos protagonists do la Historia Poro en Gran sertdn por lasts fers intemporal que impera en Ta narraci6n dirase que el demonio esa fuerza poderosa que gobie nu Tos fundamentos mismos de Ta Vida anies y después dela Historia, 1 I discurso narrativo del exya- gunzo Riobaldo -un magistral mo- niélogo que ha llevado a la critica formalista a sostener que el verda- dero tema de la novelaes el lengua. je como substancia fonética-csté atravesado por dos obsesiones que vvan y vienen a 10 largo del relat. ‘Una de ells es la presencia einge- rencia del diablo en el destino de fos seres homanos a otra ese ser, ‘una muy particular yeiatada een del Brasil queen lanavela adquiere In dimension de un expaciomitico donde tiene lugar a aventura hume- ‘nay los personajes mists paezie~ ran ser tansipstanciaciones del ii nitado terstorio. Porque cabe pre- sguntarse si personajes como Joca Ramiro, Medsio Vaz, 78 Bebelo, ‘én Pasos, Mareslino Pampa, Juan Goat los Hermégenes..y los mis ros Riobaldo y Diadoria son fct- bles como posibilidades humanas fuera del serén. De acuerdo a una ya venerable morfologia das fe ‘iones narrativas -epopeyas y nove- Ias-étas pucden ser clasificadas se. gain la pritaacia de uno de los tres ements estcturadres del mun- 4 pico: el acoatecimiento, el per sonajey clespaci Aludo esta eo- ra por su sell y porque puede reslarien el easoespectio de ‘sta novea cya lectuaos convo- ‘A primera vista, como la Di- vyina comedia de Dante en su cali- dad de epopeya, Gran seridn pare- ce pertenocer a Ia catogoria de las novelas de espacio por la funcién ‘que como realidad topogrifica y ‘como realidad simbélica desempe- fia el sertén en el tejido de las hhistorias(«E sertn esta en todas partes» os un leiv motv pertinaz en €l monélogo de Riobaldo), Las des- cripeiones tan minuciosas de la na- tualeza: ros, setéa, vientos, loray fauna, olores y sabores, nos remiti- sa ala esttica del naturalism ro- sionalista si cl escenario no est ‘era concebido como un tiverso de simbolos. Antonio Cédido, un notable estudioso brasilenio de las Tetras de su pats, ha llamado laaten- cién. sobre la configuracién espa- cial de esta novela-epopeya, donde el rfo San Francisco cumple una decisiva funcién simbélioca. Segtin “Antonio Céndido «este rio parece dividit el sertén en dos partes, mae- ‘gen derecha y margen izquierda, AL Tado derecho pertenece Joca Raini- 10, el jefe adimirado por Riobaldo, ‘grande hombre principe’, Zé Bebelo, inteligente y valiente’, el ‘Curalitio donde Riobaldo habia pa- sado su nti. Al lado izquierda fa topografia es hostl y perversa. A este lado correspondeit el Hermé- ‘genes, tridory asesino de Joca Ra- ‘mito, fas tentaciones de Riabaldo en las Veredas Muertas y el pacto con l diablo, el Liso del Susuarén, me- ‘éfora del infiema, corazén del sex- tn y de intrincada travesty, f- nalmente, 1 dima batalla de Ta- rainduatén el diabloen a calle en ‘medio del remolino’, exclama por sltima vez Riobaldo-, donde es de- rrotado el Hermégenes y pierde la vida Diadorfw, ‘Las epopeyas y novelas de es- ‘aco tienen un problema de caricter estructural:lanarracin es una suce- n de cuadros que en principio po- fan prolongarseindefinidamente Lo ‘que usurpa fa atencin del recomrido ‘deDanteguiac por Virgilio es acon- formacién de los diferentes efteulos del infiemo donde purgancondena los pecadores. Yal conluirsu recorrida por el purgatorio y paraiso, Dante, el poeta, sigue siendo en exencia-esto cs psicologica y moralmente-el is ‘mo individuo que empea6 el primer teroeto de su largo cant.Pero Gram ‘sert6n no es una sucesin de cuadros desartculados © poco trabados y el protagonistaa diferencia dela obra de ante vive un proceso evolutve y de smaduracin,.Quiere decir que a no- velu de Guimaraes Rosa es desde el punto de vista de su estructura wn novela de personajes, con sui hétoe central? Los personajes je hace un ‘momento, son hochara del sen y aunque son memorables por sus s- ‘gos cabalerescos, como los paladines ‘medievales de las novelas de caballe- ta, carccen, inclayendo a Diadortn, de densidad psicolégicay existencial Bs verdad que Riobaldo ‘poses un pasado, una vida ica en pe- "ipecias yuna vida interior cargada de ddas y angustias y una cist filoso- fin personal en relacic a probelmas ‘como del bien y del na, de Dios y el Demonio, pero todo lo que ha trans- formado &u vida y ha dotado de un sentido a su pasado y tortura vejez ‘sun acontecimientocontal: el pacto ‘que cierta medianoche en la encruci- Jada de las Veredas Muertas celebrés {(ocrey6 celobeax) cone diablo, pacto quel permitié conquistar Ia jetatura de la banda, deponiendo a Zé Bebe- Jo, el anterior capitin, hazafia que lo Inace merecedor dl apelativo de el ‘Vibora Blanca, después de haber sda ‘Tatarana el dela punter infalible, y antes Rigbaldo, el aprendiz de yat- gunzo. A partir de este momento, Ja banda que ahora comand el Vibora Blanca, un jefe dotado de poderesde- ‘monfacos, estari en condiciones de vencer al Hermigeneseltradory ase- sino del valiente justo Toca Ramiro, pad de Diadorin, Ast el pacto Délico no so tiene un valor temstico sino qucesel elemento estructurador del universe nazrativo, lo que da uni- dad al elit y Jo que le confiere un comienzo, un medio y un fin, el fac- {or que incorpora la innumerables bistocaslaterles a tomentede la his toria principal. Ni novela de espacio como aparenta se, ni novela de per- sonajes, Gran serténesunanovelade Aacantecmmiento en que «el pacto con el diablo» es equivalent, para seguir conlos grandes ejemplos, «alncslera de Aguile» dela Mada homética ur Borges en diversos textos nos ha Dia de Tos 99 ocultos nombres de ios. También este apartado podria cempezarse aludiendo alos nombres del diablo (alos nombres de estipe biblicn, como Satands, Lucifer, Le- ‘vithan y Belzobt, pueden agragar- ‘se mucios otros ereados por fa ims ‘ginacién popular en las distintas e- ‘iones del mundo cristiano; en Ins. Tradiciones de Palma, se le lama Pateta, Patén, Lilith, entre otras mu- cchas maneras; en las alturas de mi

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