El agua tiene memoria, el océano piensa

Masaru Emoto

Gracias a Masaru Emoto sabíamos que al hacer una resonancia magnética sobre el agua
congelada se observan formas geométricas fractales más perfectas cuánto más alejada haya estado
del ser humano.

Observación:

El agua se ve afectada según el medio donde está; con tres horas de música clásica las formas son
regulares en cambio en un ambiente discordante aparecen estridencias. También funciona con
palabras escritas en el vaso, cómo amor u odio; Masaru Emoto ha publicado cinco libros y tiene
oficinas en todo el mundo; deje pudrir arroz hervido como experimento en dos cuencos, escriba
“amor” en uno de ellos y observe el desarrollo de ambos.

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Pero los recientes descubrimientos nos están demostrando la existencia de un entramado de

conexiones entre bacterias a falta de oxígeno formado por hilos conductores eléctricos creados
por ellas mismas

La falta de oxígeno en las bacterias origina en ellas la generación de finos puentes conductores de
electricidad creando una red bacteriana. El investigador que ha hallado este descubrimiento ha
realizado una comparativa del entramado que hay entre las bacterias existentes en el océano a un
metro bajo el agua, con un cerebro humano y la red creada por las bacterias es mil veces más
potente que el cerebro, por tanto es deducible que el océano piensa.