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¿Cómo aprendemos valores?

   Managua, Nicaragua  |

  15 Junio 2012  |

  12 a.m.  |

  elnuevodiario.com.ni

La familia es la fuente original de valores. Todas las personas integrantes de una familia
son una fuente directa en la construcción de valores. Los valores que mejor se conservan
son aquellos que provienen de familiares con los que se desarrolló una relación cercana y
nutritiva, los que nos procuraron afecto, cariño, amor y apoyo. La psicoafectividad es el
clima más fértil de valores.

Si queremos conocer el origen de nuestros valores podemos hacer el ejercicio de recordar


a esas personas que nos proveyeron de ese alimento espiritual, psicológico y emocional y
reconocer qué elementos de ese modelo de ser persona está en nuestra herencia cultural
(características, hábitos, cualidades, tendencias comportamentales, etc.).

En nuestra experiencia de familia aprendemos a través del ejemplo cómo se relacionan las
personas adultas con las adultas y estas a su vez con las niñas, los niños, adolescentes y
jóvenes; la forma de pedir las cosas, de compartir la mesa, de cooperar, de ayudar a los
demás, de defender, de reclamar, de tolerar y aceptar.

Aprendemos a resolver conflictos a través del diálogo, la comprensión y la buena


comunicación, o a través de métodos que implican maltrato físico o humillante en razón de
la edad o fuerza física.

También aprendemos el valor del estudio, el trabajo, el cuidado de la salud, el amor y


protección al medio ambiente, la puntualidad, el orden, el aseo, la organización, el respeto
a las demás personas, el autocuidado, la autoprotección y la bondad hacia uno mismo,
entre otros.

La acción de la familia continúa en la escuela por su carácter psicosocial. De la escuela


tenemos agradables y no agradables recuerdos, pero los que más abonan a nuestra
cultura personal son las expresiones de cariño de la maestra o el maestro que nos brindó
una sonrisa, una mirada comprensiva, un abrazo, unas palabras: “tú puedes” y “un sigue
adelante”. También abona a esta reserva positiva de valores nuestra convivencia con
nuestras compañeritas y compañeritos de clase.

La familia y la escuela son parte de la comunidad en la que los valores encuentran un


nuevo espacio. En la comunidad aprendemos cómo se relaciona nuestra familia con las
demás familias del barrio, cómo me relaciono yo con mis vecinas, vecinos, amigas,
amigos; qué hacemos, a qué jugamos, si conversamos; en fin, disfrutamos de esa vida en
comunidad, descartando ser islas dentro de la comunidad.

Desde la experiencia en la casa, la escuela y la comunidad vamos acumulando una serie


información relevante o no para nuestras vidas, que se han materializado en nuestra forma
de percibir el mundo y de ir tomando nuestras decisiones personales.

En el barrio, asistí de joven a círculos de estudio de jóvenes en pro del desarrollo comunal,
conocí la historia de Augusto C. Sandino y me impresionó y marcó mi vida su patriotismo,
valentía, humildad y amor por su pueblo; aprendí solidaridad con la gente que más lo
necesitaba.

De manera consciente practicamos los valores socialmente aceptados y los valores


positivos aprendidos en contextos que nos hicieron sentir bien como personas, con
capacidades y potencialidades propias para su desarrollo; sin embargo, en el inconsciente
operan otros valores aprendidos que afloran en determinadas circunstancias.

Parte de la riqueza de la vida de cada persona es que puede aprender, desaprender y


reaprender, partiendo primero del reconocimiento de la conducta que quiere cambiar; cuál
es su pensamiento acerca de ese comportamiento, luego pasar al análisis de las
consecuencias positivas que obtendría si mejorara.

Por ejemplo: la comunicación con nuestros hijos e hijas; tal vez en el primer momento no
va a ser bien interpretada pero estaríamos dando el primer paso en la superación de una
inhabilidad aprendida y sustituyéndola por una comunicación comprensiva.

De todas formas, la manera más cercana y eficiente de generar y desarrollar valores


somos cada uno de nosotros en nuestra interacción con los demás. Esa interacción es el
mejor espacio para mejorar en forma sostenida nuestros valores.

Para tal fin nuestro Gobierno ha creado la Cartilla de los consejos de la familia, la salud y
la vida, en el tema de los valores.

* Socióloga y psicóloga
Conservar y desarrollar la autoestima

Cuando un mando es capaz de conseguir que sus subordinados crean que son personas
competentes y capaces de desarrollar cualquier tarea, todo ello producirá un aumento en la
motivación de ese personal.

a) Las personas que se consideran incompetentes para conseguir realizar una tarea y además no
han tenido ninguna experiencia previa sobre la misma, llevarán a cabo su trabajo peor que aquellos
a quienes se considera competentes debido a que logran las metas de la tarea.

b) La capacidad que cada persona percibe de sí mismo apoyándose en la actuación anterior está
relacionada positivamente con la actuación subsecuente.

c) Cuanto más haya fracasado un individuo en el pasado, en la actualidad ten-drá menos


aspiraciones de cara a un futuro.

d) Los grupos que fracasaron en el pasado organizan de tal forma sus nuevas metas que
aumentarán las probabilidades de conseguir nuevos fracasos. )?

e) Las personas y grupos que tienen una opinión pobre sobre sí mismos no suelen conseguir
alcanzar metas difíciles; todo lo contrario, les sucede cuando tienen opiniones elevadas de sí
mismos.

De todo ello se obtienen una serie de conclusiones:

* Lo que un superior espera de sus subordinados y de su forma de tratarlos, determinan su


rendimiento y su carrera profesional.

* Una característica importante de un buen directivo es su capacidad de crear expectativas de alto


rendimiento, consiguiéndolas posteriormente sus subordinados.

* Un mal directivo no sabe como desarrollar expectativas, por lo que el nivel de productividad
disminuye.

* Generalmente un subordinado suele llevar a cabo todo lo que se espera de él. * No sólo un
superior debe comunicar a un subordinado una expectativa, también influye mucho su forma de
comportarse.

* A veces un directivo expresa mejor una buena expectativa que una mala.

* Toda expectativa debe ser real y alcanzable.


* Para que un directivo mantenga una buena expectativa y para que pueda ser desarrollada es
fundamental su propia motivación y del equipo que haya creado. * Son muy importantes las
expectativas creadas en personas que están teniendo sus primeras experiencias laborales.

1
Adaptar tu mentalidad
1.

1
Asume la entera responsabilidad por tus acciones. Eres el rey o reina de tus
acciones, el único responsable de ellas serás tú. Cuando decides no conducir después
de demasiados tragos, será tu decisión. De cierta manera, sería más práctico que
tomar un autobús o un taxi, pero aun así dependerá de ti. Lo quieras o no, tendrás que
reconocer tus decisiones en algún momento.

o Darte cuenta de que eres enteramente responsable de tus acciones


podría dejarte abrumado o paralizado al principio. Empiezas a darte cuenta de que
cada una de tus acciones tiene repercusiones y que estas son sorprendentemente
diferentes de las que podrías haberte imaginado cuando actuaste al principio. Da
miedo.
o Pero finalmente, ser completamente responsable por tus acciones es
una forma de empoderamiento. Eres el hacedor de tu propio destino. Dentro de ciertas
normas, nadie más puede decirte qué hacer. Asumir toda la responsabilidad de tus
acciones te dará libertad. Empezarás a comprender la manera en que los hábitos son
como cadenas metafóricas y romperlas podría liberarte.

2
Primero examina las consecuencias y las recompensas de tus hábitos. Haz una
lista sencilla con los pros y los contras de lo que te dan tus hábitos. Procura ser
cruelmente honesto contigo mismo. Tú puedes. Por ejemplo, te presentaremos una
lista de este tipo sobre el cigarrillo:

o Pros:
 Siento la calma y la energía de la nicotina
 Ayuda con el estrés a corto plazo
 Es una oportunidad para romper el hielo a nivel social
 Me hace sentir con estilo
 Contras:
 Numerosos problemas perjudiciales a la salud a largo plazo
 Sumamente adictivo
 Costoso
 Si abuso de su consumo, reducirá varios años de mi vida.[1]

3
Primero sopesa las recompensas a corto plazo con las consecuencias a largo
plazo. Por lo general, justificamos un hábito que sabemos que es perjudicial porque
valoramos desproporcionadamente las recompensas a corto plazo más que los
efectos a largo plazo. La razón se debe a que no podemos ver los efectos a largo
plazo, pues están en un futuro muy lejano, es difícil de juzgar, a veces es incierto. Es
mucho más fácil ver y sentir los beneficios a corto plazo.

 Por ejemplo, quizá eres de los que se saltan el desayuno. Estás


tratando de bajar de peso, así que te convences de saltártelo. A corto plazo, podrías
bajar unos cuantos kilos y sentirte mejor con tu cuerpo. Pero a largo plazo, será muy
probable que vuelvas a recuperar esos kilos (ya que la dieta no será la adecuada) y
estarás plantando la semilla de un desorden alimenticio.

4
Limítate a cambiar una mala costumbre una por una. Podrías sentirte empoderado
por tu decisión de eliminar todos tus malos hábitos, lo cual será muy positivo, pero no
empieces la casa por el tejado. Al principio, limítate a cambiar una sola mala
costumbre, porque pretender cambiar todas de una sola vez podría ser abrumador
sobremanera, así que mejor será tomarte tu tiempo y eliminar una para siempre que
apurar el proceso y terminar sin eliminar ninguna.


5
No te tomes los contratiempos menores demasiado en serio. Si recaes y sin
querer te permites disfrutar de tu mal hábito, no te desesperances. Ponte de pie de
inmediato y sigue adelante. Los contratiempos menores sucederán (fingir que no será
así sería ser deshonesto con uno mismo). Más bien, aprende de ellos para asegurarte
de que no vuelvan a suceder.

2
Parte

Matar el hábito
1.
1
Empieza a rastrear cuándo realizas el hábito en cuestión. Ten un diario a la mano
y anota cada vez que te truenas los dedos, carraspeas o enciendes un cigarrillo, por
ejemplo. Apunta el día, la hora y la situación en la que te permitiste hacerlo.

o Presta atención a todo desencadenante que hayas notado. Por ejemplo,


quizá hayas notado que tiendes a fumar cuando estás con cierto amigo después de
haber bebido unos cuantos tragos. Acabas de identificar un desencadenante.
o Si quieres seriamente vencer aquellos desencadenantes, habla con tu
amigo. Dile por ejemplo: “Oye, estoy tratando de dejar de fumar. La próxima vez que
vaya a pedirte un cigarrillo, ¿me podrías recordarlo?”. ¡Quizá hasta tu amigo se
abstenga de fumar frente a ti por completo!

2
En lo posible, deja de exponerte a aquellas situaciones en las que los
desencadenantes abunden. Algunas personas tienen la mala costumbre de comer
cuando se aburren. Les gusta la comida, pero no aburrirse, así que usan la comida
como una manera de aliviar el aburrimiento. Evidentemente, el desencadenante de
ese hábito es el aburrimiento. Mantén tu mente activa y tus manos ocupadas, así no
comerás hasta que tengas hambre.


3
Procura reemplazar tu mala costumbre con un hábito saludable. Por ejemplo,
muchos fumadores de mucho tiempo dejan de fumar gracias a que sustituyeron los
cigarrillos por zanahorias mini cada vez que tenían un antojo. Y por una buena razón:
los científicos han descubierto que las personas que comen más frutas y verduras
fuman menos cigarrillos durante el día y terminan abandonando ese hábito con mayor
facilidad.[2]

o Si te comes las uñas, prueba la goma de mascar.[3]


o Si te tronas los huesos, procura tener tus manos ocupadas con una
pelota de gel o haz garabatos.
o ¡Sé creativo con las sustituciones! Nunca sabrás si funcionará o no
hasta que lo pruebes.

4
Condiciónate a no disfrutar esa mala costumbre. La siguiente técnica se parece un
poco al experimento del perro hecha por Pavlov, pues hay que asociar un hábito con
una emoción negativa o un estímulo físico. Ponte una banda elástica en la muñeca.
Cada vez que te pilles haciendo esa mala costumbre, estira la banda y deja que caiga
en tu muñeca de modo que te provoque una molestia menor. Se supone que deberás
asociar el mal hábito con esa molestia menor y ¡tendrás una razón fisiológica para
abandonarlo!


5
Busca mejores alternativas que te brinden los mismos beneficios. Los malos
hábitos nos brindan recompensas, las que quizá no comprendamos del todo, pero es
un hecho. Trata de detectar el beneficio que sientes gracias a tu mala costumbre y
busca una mejor manera de conseguirlo haciendo otra cosa.

o Por ejemplo, por lo general los fumadores ven que los cigarrillos
electrónicos o la goma de mascar de nicotina les solucionará el problema. Si bien
dichas alternativas también acarrean peligros, podríamos decir que son mejores que
fumar.

6
Prométele a otra persona que harás algo. Dile a tu buen grupo de amigos que
quieres dejar el alcohol. Muy bien, ¡acabas de comprometerte a algo! Dale a tu mejor
amigo $100 y pídele que te lo guarde hasta que hayas abandonado el mal hábito por
completo. ¡Otro compromiso! Los seres humanos somos criaturas sociales y nos
preocupa la opinión que los demás tengan de nosotros. Si le prometemos algo a
alguien, querremos cumplirlo. Prometerle a alguien hacer algo nos coloca en una
dimensión saludable de presión y necesidad de lograrlo.[4]


7
Distribuye tu cronograma en plazos razonables. Fija tus tiempos de evaluación a
los 30, 90 y 365 días para celebrar tu éxito. Si por ejemplo llegas a los 30 días sin
beber alcohol, ten presente que lo peor habrá pasado. Si llegas a los 90 días, habrás
hecho un trabajo fantástico. A los 365 días, el gran peso se habrá desvanecido.
Mantente alerta y enorgullécete de tu logro.

Parte 3
Combatir hábitos específicos
1.
1
Aprende a dejar el cigarrillo. A nivel mundial, se calcula que el cigarrillo es culpable
por más de 5 millones de muertes por año.[5] Este es uno de los peores hábitos y a una
determinada población le cuesta muchísimo abandonarlo. Sin embargo, podrías hacer
lo siguiente:

o Deja de fumar de golpe.


o Deja de fumar cigarrillos electrónicos.
o Elabora un programa para dejar de fumar.
o Deja de fumar consumiendo cafeína.

2
Aprende a disminuir tu consumo excesivo de alcohol. Uno o dos tragos de vez en
cuando no es tan malo. De hecho, según algunos estudios, el alcohol consumido con
moderación sería saludable.[6] Pero la mayoría de nosotros perdemos el control
cuando bebemos y tenemos consciencia de ello. Pero como te lo venimos diciendo,
tendrás opciones como las siguientes:

o Deja de beber con la ayuda de Alcohólicos Anónimos.


o Bebe responsablemente.
o Mantente sobrio.
o Date cuenta si bebes demasiado alcohol.

3
Deja de tronarte los dedos. Tronarse los dedos no supone un riesgo para la salud
pero es una costumbre tan molesta que es mejor no tenerla. ¡Existen maneras con las
que podrás dejar de tronártelos inconscientemente!


4
Deja de postergar todo. Dejar todo para después podría convertirse en una adicción
para muchos, sobre todo los que lo han hecho en el pasado. La verdad es que lo que
consigues en el trabajo es el resultado de tu dedicación; haberte dedicado muy poco
en la escuela secundaria con la esperanza de engañar a tu profesor podría haberte
funcionado antes, pero te causará problemas en el futuro.


5
Deja de comerte las uñas. Existen muchísimas maneras innovadoras, desde
esmaltes de uñas hasta tiritas, diseñadas para que mantengas tus uñas alejadas de tu
boca y también podrás hacerlas.


6
Deja de masticar con la boca abierta. ¿Así que nadie te dijo que masticar con la
boca abierta era desagradable y esa mala costumbre se desarrolló desde tu niñez?
Afortunadamente, hay formas que podrás emplear para dejar de imitar una vaca y
masticar como un ser humano con modales.


7
Deja de mirar tanta televisión. Dicen que la televisión pudre el cerebro, pero parece
más un cuento de viejas. Una idea mucho más urgente es que la televisión en realidad
no te aporta una felicidad duradera. ¿Cuántas personas crees que en su lecho de
muerte se arrepintieron de no ver más televisión? La otra cara de la moneda: ¿cuántos
crees que se arrepintieron de no tomar más vacaciones, decir más “te amo” o pasar
más tiempo con sus hijos?


8
Deja de mentir compulsivamente. Se ha vuelto tan fácil que ahora es como un
deporte para ti: mientes a ratos, sin motivo alguno, incluso después de decirte que ya
no mentirías más. Mentir compulsivamente podría destruir relaciones. Arréglalo ahora
antes de que te controle.

Consejos
 Piensa en positivo, ¡felicítate cuando hayas alcanzado una meta!
 Ten paciencia. ¡No podrás cambiar una mala costumbre de la noche a la
mañana! ¡Están tan automatizadas que a veces ni cuenta te darás de que lo estás
haciendo!
 Finge que el chico o la chica que te gusta te está mirando. ¿Te comerías
las uñas o te tronarías los dedos frente a esa persona especial?
 Sé amable contigo mismo. Torturarte por recaer en esa mala costumbre por
accidente no te ayudará.
 Muéstrate más interesado y motivado cuando hagas comentarios.

 Usa algo como una banda elástica. Cada vez que te pilles haciéndolo, hala la
banda y deja que caiga en tu muñeca.

 Dependiendo de cuán serio sea el hábito (como beber, fumar, etc.), podrías
buscar ayuda profesional.

 Busca apoyo de los demás. Diles lo que podrán hacer para ayudarte. Así será
más sencillo alcanzar tus objetivos.
 Infórmate sobre ese hábito. Las duras realidades de ese hábito y sus
consecuencias podrían convencerte de dejar de hacerlo. Por ejemplo, los artículos de
Wikipedia normalmente tienen una sección de “Riesgos para la salud” sobre diversas
prácticas y sustancias. También te ayudará a tener mayor claridad. Necesitarás tener
una perspectiva general sobre lo bueno y lo mano.

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