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V. ESTABILIDAD ATMOSFÉRICA.

MOVIMIENTO VERTICAL

V.1. ECUACIÓN DE LA ESTÁTICA DE FLUIDOS.

Las leyes que rigen el comportamiento de los fluidos suelen ser objeto de estudio en
cualquiera de los cursos de Física impartidos en el primer ciclo de las diferentes licenciaturas
de ciencias. Nosotros vamos a recordar aquí, cómo se obtiene la ecuación fundamental de la
estática de fluidos en el caso particular del aire, teniendo en cuenta que la atmósfera está
sometida al campo gravitatorio terrestre y que nuestro sistema se comporta como un gas ideal.
A través de esta ecuación es posible deducir la ley que relaciona la presión con la altura
cuando la atmósfera está en equilibrio. Para ello, vamos a suponer que nuestro sistema es una
“burbuja de aire” que, para simplificar, supondremos que tiene forma de paralelepípedo con
una altura dz (ver figura), siendo su masa dm y su volumen dτ. Sobre él actúan dos tipos de
fuerzas: unas son las fuerzas de presión, que como sabemos son proporcionales a la
superficie, y la otra es la fuerza de gravedad (o fuerza peso) que es proporcional al volumen.
Es evidente que las fuerzas de presión ejercidas sobre la caras laterales de nuestro sistema se
anulan dos a dos; sin embargo, no ocurre lo mismo con las fuerzas de presión que se ejercen
sobre las caras superior e inferior, que sumadas a la fuerza peso, deberá dar una resultante
nula si el sistema se encuentra en equilibrio. En efecto:

( p + dp )A − pA = mg = ρ A g dz ⇒ dp = ρ g dz

pA

dz

mg

(p + dp)A

Fig. V.1. Fuerzas sobre una burbuja en equilibrio

que es la ecuación fundamental de la estática en el caso de un fluido sometido a un campo


gravitatorio. No obstante, en el caso de la atmósfera, se sabe que cuando dz>0, dp<0 y
viceversa; por esta razón, la ecuación anterior se escribe de la forma:

dp=-ρgdz (1)

Recordando que la ecuación de estado del aire seco es: p = ρ RaT (ver lección III), si en
dicha ecuación se despeja la densidad y se sustituye su valor en (1), se obtiene:

pg dp gdz
dp = − dz ⇒ =− (2)
RaT p RaT

Evidentemente, en la ecuación (2), tanto la intensidad de la gravedad, g, como la temperatura


del aire, T, varían con la altura, z, por lo tanto, para integrar dicha ecuación deberíamos
conocer realmente cómo son las funciones: g=g(z) y T=T(z). No obstante, para desniveles
pequeños, podemos admitir que g permanece prácticamente constante y sustituir T por el valor
medio de la temperatura en el estrato, es decir T → T , de esta manera la integral de (2), será:

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dp g
∫ ∫ dz
p z
=− o
po p Ra T zo

esto es,
⎡ g ⎤
p = p o exp ⎢− o ( z − zo )⎥ (3)
⎣ Ra T ⎦

en donde po y go son los valores de la presión atmosférica y de la gravedad junto al suelo.


Esta ecuación suele utilizarse para convertir presiones en alturas y, de hecho, en ella están
basados los altímetros que llevan los aviones.

Para desniveles mayores, es fácil obtener una expresión matemática para la


dependencia de g, con la altura. En efecto:

2 2
g z Ro Ro 1 2z
= 2 = = ≈1 − ⇒
go R ( Ro + z ) 2
(1 + z Ro ) 2
Ro
(4)
2go
gz = go − z ≈ g o − 3 ,1 × 10 −6 z
Ro

Esta ecuación es válida en el mar o en llanuras extensas, pero no así en terrenos montañosos
ya que, en ellos, las superficies equipotenciales pierden horizontalidad, de manera que la
variación de g con la altura, z, es menos regular; en cualquier caso, aún en estas situaciones,
suele utilizarse para obtener el valor de la gravedad a diferentes alturas, aunque, por supuesto,
en estos casos los resultados obtenidos serán sólo aproximados.

Una estructura teórica más elaborada nos podría proporcionar también la dependencia
de la temperatura con la altura, no obstante, para nuestros propósitos, y porque es práctica
habitual en meteorología aplicada, seguiremos considerando la temperatura como un
parámetro cuyo valor coincide con la temperatura media de la capa de aire considerada si se
trata de una masa de aire seco, o bien con la temperatura virtual media si se trata de una
masa de aire húmedo. [Recordemos que Tv ≅ T (1+0,6 r)].

V.2. GRADIENTE ADIABÁTICO SECO

Vamos a centrar nuestra atención en una burbuja de aire seco que, en un determinado
momento, comienza a elevarse en el seno de la atmósfera. Según el estudio termodinámico
realizado en una lección anterior, sabemos que dicha burbuja va a experimentar una expansión
adiabática, realizando un trabajo sobre el medio. Es evidente que esta energía en forma de
trabajo procede de la propia energía interna que posee la burbuja de aire seco. Recordando
una vez más que el aire se comporta como una mezcla de gases ideales y que la energía
interna del gas ideal depende únicamente de la temperatura, llegamos a la conclusión de que
la temperatura del aire seco deberá disminuir durante la expansión adiabática. Pues bien,
nuestro objetivo, aquí y ahora, es obtener dicha disminución de temperatura; para ello,
empecemos recordando que, según el primer principio:

dq = c p dT − ν dp

al tratarse de un proceso adiabático, dq = 0, por lo tanto,

c p dT = ν dp (5)

En ella, cp representa el calor específico del aire a presión constante y ν su volumen específico.
La ecuación relaciona el cambio de temperatura que experimenta la burbuja de aire con la
variación de presión. Así mismo, recordemos que las respuestas de la burbuja de aire a los

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cambios de presión del medio son prácticamente inmediatas, de manera que, en cada
momento, podemos admitir la igualdad de presiones entre la burbuja y el medio. Por otra parte,
teniendo en cuenta la ecuación (1), el cambio que experimenta la presión del medio, cuando la
burbuja asciende un dz, es:

dp ′ = − ρ ′ gdz (6)

en donde ρ´ representa la densidad del aire que rodea a la burbuja e interacciona con ella y,
además, dado que el aire se comporta como un gas ideal, podemos escribir:

p = ρ RaT
(7)
p ′ = ρ ' RaT ′

para la burbuja y el medio, respectivamente. Así pues, sustituyendo la ecuación ( 6) en (5), se


obtiene:
ρ '
c p dT = − ρ ' ν gdz = − gdz (8)
ρ
y como p = p’, dividiendo miembro a miembro las dos ecuaciones de (7), se llega a que:

ρ ' ρ = T T' (9)

que sustituida en la ecuación anterior y despejando dT / dz, se obtiene:

dT Tg
γ =− = (10)
dz T ' c p

ecuación muy importante, ya que nos proporciona el enfriamiento que experimenta la burbuja
de aire seco cuando se eleva una distancia elemental, dz, en el seno de la atmósfera. No
obstante, dicha ecuación se suele simplificar aún más, admitiendo que T / T’ ≅ 1, en cuyo caso:

dT g
γ =− = = 9,8 × 10 −3 º C / m (11)
dz c p

resultado que se obtiene admitiendo que g ≅ g0 ≅ 9,8 m / s2 y que cp ≅ 1005 J / kg K. En


definitiva, la ecuación (10) representa lo que se conoce como “gradiente adiabático seco” del
aire, cuyo valor [ec. 11] es, aproximadamente, igual a 1 ºC por cada hectómetro, es decir, que
cuando una burbuja de aire seco se eleva 100 metros, experimenta un enfriamiento adiabático
de 1 grado centígrado, aproximadamente. Por supuesto que, si en vez de elevarse, la burbuja
de aire desciende, ésta sufrirá una compresión adiabática que producirá el efecto inverso, es
decir un calentamiento de 1 ºC por cada 100 m.
En términos finitos, podemos escribir la ecuación anterior en la forma:

Δ T T − T0
γ =− = ⇒ T = To − γ ( z − z0 ) (11bis)
Δ z z − z0

V.3 SONDEO AEROLÓGICO: CURVAS DE ESTADO

Recordemos que, según la experiencia, la temperatura del aire disminuye por término
medio 0,65 grados centígrados por cada 100 metros que nos elevemos en la troposfera. De
igual manera vimos como la presión también disminuye con la altura a razón de un 50 % de su
valor inicial cada vez que nos elevamos aproximadamente 5500 m, y que dichos valores suelen
utilizarse para definir una atmósfera ideal llamada atmósfera tipo (ver cap. I). No obstante,
como vamos a ver mas adelante, desde el punto de vista de la estabilidad o inestabilidad
atmosférica, es muy importante conocer realmente cómo varían la temperatura, la presión y la
humedad del aire con la altura, es decir: p = p (z), T = T (z) y r = r (z). Generalmente, esta
información es obtenida por el meteorólogo mediante un radiosondeo, que consiste en un globo

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sonda provisto, en la actualidad, de sensores electrónicos que van midiendo, a diferentes
alturas, los valores de cada una de las variables anteriores, y un emisor que transmite dicha
información al observatorio meteorológico. Posteriormente, esta información es trasladada a un
diagrama termodinámico, obteniéndose una serie de curvas que reciben el nombre de curvas
de estado, llamadas así porque, a través de ellas, conocemos los valores de presión,
temperatura y humedad a diferentes alturas dentro de una columna de aire, es decir,
conocemos el estado termodinámico de cada una de las sucesivas capas de aire que se
superponen en la columna.

Sólo las estaciones meteorológicas de primer orden (ver apartado I.3) disponen de la
infraestructura necesaria para realizar radiosondeos. Por otra parte, la experiencia demuestra
que las curvas de estado del aire se van modificando a lo largo del día. Por este motivo, en
dichas estaciones, se suelen realizar tres sondeos aerológicos: uno a las 6, otro a las 12 y otro
a las 18 horas (TMG).

En un sondeo aerológico, se define el gradiente térmico vertical (o gradiente


geométrico de temperatura) como:

dT
α =− (12)
dz

aunque en la práctica se suele sustituir la ecuación (12) por otra expresión similar pero en
términos finitos, es decir:

ΔT T − T1
α =− =− 2 (13)
Δz z2 − z1

que representa el gradiente térmico vertical medio en una capa de espesor Δz = z2 – z1. El
signo negativo en las ecuaciones (12) y (13) se introduce para que el gradiente térmico vertical
quede definido positivamente, ya que, por lo general, cuando z aumenta, T disminuye y
viceversa. La tabla siguiente muestra los datos de un sondeo aerológico:

Altura Presión Temperatura del aire Temperatura de rocío


(m) (mb) (ºC) (ºC)
0 1030 21,0 18,6
320 950 19,0 16,0
3100 700 7,0 4,0
4200 600 4,0 -4,0
6100 450 -12,0 -42,0
6700 400 -21,0 --
9300 300 -45,0 --
9700 250 -45,0 --

Tabla: Datos de un sondeo aerológico.

Estos datos son llevados a un diagrama de Stüve, o un diagrama oblicuo, para obtener las
correspondientes curvas de estado del aire, a partir de las cuales se puede extraer mucha
información sobre la estructura de la atmósfera y sus características, tanto desde un punto de
vista físico como dinámico.

V.4. TIPOS DE ESTRATIFICACIONES ATMOSFÉRICAS: MOVIMIENTOS VERTICALES.

Cuando las condiciones atmosféricas no favorecen el desarrollo de corrientes verticales


de aire, también conocidas como corrientes de convección, se dice que la atmósfera es
estable; por el contrario, si tales movimientos tienen lugar libremente, entonces diremos que la
atmósfera es inestable. Como veremos a continuación, la posibilidad o no de que existan
corrientes de convección en una determinada columna de aire seco, está íntimamente

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relacionada con la curva de estado del aire, mas concretamente, con el gradiente geométrico,
α, y el gradiente adiabático seco, γ. El método seguido para dilucidar estas cuestiones
descansa en el principio de Arquímedes. En efecto, sea una burbuja de aire seco que,
encontrándose a una temperatura T y teniendo una densidad ρ, ocupa un volumen τ en el seno
de una masa de aire (ambiente que rodea a la burbuja), que tiene una temperatura T´ y una
densidad ρ´. Dado que nuestro sistema está inmerso en un fluido, sobre él actuará una fuerza
neta que vendrá dada por la diferencia entre la fuerza peso y el empuje hidrostático, y puesto
que ambas fuerzas tienen la misma línea de acción, aplicando la segunda ley de Newton, se
obtiene:

F = F(empuje ) − F( peso ) = ( ρ ' − ρ )τ g = ma = ρ τ a

Por otra parte, recordemos que, en meteorología, los cálculos siempre se realizan por “unidad
de masa”, de manera que la fuerza que actúa por unidad de masa es:

F ρ′ − ρ
a= = g (14)
m ρ

Es obvio que esta fuerza por unidad de masa tiene dimensiones de aceleración. Por otra parte,
en meteorología, a dicha fuerza se le suele dar el nombre de “índice de estabilidad del aire”( y
que, de ahora en adelante, vamos a representarlo con el símbolo μ).

Recordemos que cuando una burbuja de aire se desplaza verticalmente hacia arriba o
hacia abajo, sufre un proceso de expansión o compresión adiabático, respectivamente; por otra
parte, sabemos que, durante esos procesos, las presiones de la burbuja y del medio se igualan
de forma inmediata, verificándose la ecuación (9), que al ser tenida en cuenta, permite escribir
la ecuación (14) de la forma:

T − T'
μ = g (15)
T'

Si ahora se supone que, inicialmente, las temperaturas de la burbuja y del medio coincidían, es
decir que To = T’o , cuando la burbuja de aire seco sufra un ascenso (Δz>0) o un descenso de
nivel (Δz<0), su temperatura experimentará un cambio cuyo valor, según la definición de
gradiente adiabático seco [ec.(11)], viene dado por la expresión:

T = To − γ Δ z (16)

De la misma manera, para ese mismo desplazamiento vertical, Δz, la temperatura del medio
ambiente también experimentará un cambio cuyo valor está definido por la curva de estado del
aire, de manera que, teniendo en cuenta la definición del gradiente térmico vertical [ec. (12)], se
obtiene:

T ' = To − α Δ z (17)

Finalmente, sustituyendo las ecuaciones (16) y (17) en (15), resulta que:

μ =
g
T'
[ ] g
(T0 − γ Δ z ) − (T0 − α Δ z ) = T' ( α − γ ) Δ z (18)

Así pues, conocida la curva de estado de la atmósfera en un determinado lugar, o lo que es lo


mismo, conocidos los valores de los gradientes térmicos verticales a través de una columna de
aire, el meteorólogo, utilizando la ecuación (18), puede saber si, en dicha atmósfera, se
producirán o no movimientos verticales. En otras palabras, podrá conocer si la estratificación
atmosférica es estable o inestable, cuestiones estas que veremos a continuación con mas
detalle.

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V.4.1. ATMÓSFERA ESTABLE

Sea una atmósfera, en la cual, el gradiente térmico vertical, α, es menor que el


gradiente adiabático seco, γ, [α<γ]. En esta situación, según la ecuación (18), el índice de
estabilidad atmosférica siempre tendrá signo opuesto a Δz, es decir, que si Δz>0, μ<0 y
viceversa, si Δz<0, μ>0. Por lo tanto, independientemente de la dirección vertical en que se
mueva la burbuja de aire, sobre ella actuará una fuerza por unidad de masa, μ, que tiende a
devolverla a su posición de origen. Cuando en una columna de aire se da esta situación
atmosférica, se suele decir que su estratificación térmica vertical es de estabilidad, o lo que es
igual, que en el interior de la columna no se pueden producir desplazamientos verticales del
aire. La figura muestra de manera esquemática la idea recogida en el texto. En efecto, según
la figura, inicialmente la burbuja tiene la misma temperatura que el aire que le rodea. Si por
alguna razón, esta burbuja experimenta un desplazamiento hacia arriba, su temperatura
disminuye a un ritmo mayor que la del medio ambiente, por lo tanto se va encontrando con
capas de aire que poseen una temperatura mayor que la suya, esto implica, a su vez, que la
burbuja tenga una densidad mayor que la del medio y, por esta razón se ve rechazada hacia su
posición de origen. Un razonamiento similar, aunque diametralmente opuesto, nos llevaría

z Tb<T

Curva de estado
zo+Δz

Z To=T’o
o
Adiabática

Tb Ta T0 T
Tb>T

Figura V.2.- Gradiente subadiabático

a que si la burbuja desciende, su densidad sería menor que la del aire que le rodea y, de
nuevo, se vería rechazada hacia su lugar de origen. Cuando el gradiente térmico vertical de la
curva de estado es menor que el gradiente de la adiabática seca, (α < γ), se suele decir que el
gradiente geométrico es subadiabático.

Un caso particular interesante es aquel en el que α = γ. Según la ecuación (18), en


esta situación, el índice de estabilidad atmosférico vale cero (μ=0), en cuyo caso se dice que la
estratificación atmosférica es indiferente, es decir, que independientemente de la posición que
tenga la burbuja de aire, aunque ésta se desplace verticalmente, su temperatura siempre
coincidirá con la del medio, es decir, que siempre existirá equilibrio térmico entre la burbuja y el
aire que le rodea.

V.4.2. ATMÓSFERA INESTABLE

Una situación opuesta a la que acabamos de describir es, obviamente, aquella que se
corresponde con una estratificación térmica vertical cuyo gradiente geométrico (o gradiente
térmico vertical), α, sea mayor que el gradiente adiabático seco, γ, (α>γ). En efecto, obsérvese
que, en este caso, según la ecuación (18), si Δz > 0 se cumple que μ > 0, y viceversa, si Δz < 0
se cumple que μ < 0, es decir, que si una burbuja de aire experimenta un desplazamiento
vertical en una atmósfera con este tipo de estratificación térmica vertical, sobre ella actúa una
fuerza por unidad de masa (o índice de estabilidad) que tiene el mismo signo que el
desplazamiento, por lo tanto lo favorecerá, es decir, que el sistema se alejará cada vez más de
su posición de partida. En otros términos, podemos afirmar que una estratificación térmica
vertical de esta naturaleza favorece los movimientos verticales en las masas de aire, es decir,

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justamente lo contrario de lo que pasa en una atmósfera estable. En efecto, cuando la burbuja
se desplaza hacia arriba, va encontrando masas de aire con temperaturas inferiores a la suya,
por lo tanto nuestro sistema continuará desplazándose hacia arriba. Un razonamiento similar
se puede realizar si nuestra burbuja de aire desciende. Cuando se da esta situación
atmosférica, se suele decir que existe un gradiente superadiabático.

z Tb<T

Δz>>>

zo+Δz
Curva de estado To=T’o
zo

Adiabática
Δz<0
Ta Tb T0 T
Tb>Ta

Figura V.3.- Gradiente superadiabático

Es fácil comprender que los movimientos verticales que se producen en una situación
de inestabilidad atmosférica tienen una finalidad, reagrupar las diferentes capas de aire hasta
que, al final, se consigue una nueva estructura de estabilidad atmosférica, esto es, el aire más
frío en las capas bajas y el aire más cálido en las capas altas. Por este motivo se suele decir
que los gradientes superadiabáticos son improbables en el seno de la atmósfera.

En nuestras latitudes, durante los meses de verano, suelen producirse situaciones


similares a las que acabamos de mencionar a lo largo del día en las capas bajas de la
atmósfera. En efecto, la experiencia demuestra que el suelo recalentado por la fuerte
insolación, provoca un aumento de temperatura del aire que está en contacto con él,
produciendo gradientes superadiabáticos que, a su vez, originan una fuerte agitación térmica
junto al suelo que se prolonga a lo largo del día hasta el atardecer, momento este en que
comienza a enfriarse el suelo. En definitiva se trata de movimientos convectivos en el seno del
aire que tienen un origen térmico.

V.4.3. INVERSIÓN TÉRMICA

Los sondeos aerológicos realizados diariamente por la estaciones meteorológicas de


primer orden, demuestran que, en muchos casos, existen capas de aire en las cuales, no sólo
es α < γ, sino que además se llega a anular el valor del gradiente geométrico (α=0) . Por
supuesto que, cuando esta circunstancia se da en una determinada capa atmosférica,
podemos asegurar que la temperatura del aire permanece prácticamente constante en ella
(capa de aire isoterma), y que la situación es de gran estabilidad. No obstante, en la atmósfera,
aún son mas frecuentes otras situaciones, en las cuales el gradiente geométrico es menor que
cero (α<0); esto quiere decir que la temperatura, en vez de disminuir con la altura, como es lo
habitual, lo que hace es aumentar. Pues bien, cuando en el interior de una determinada capa
de aire existe una distribución térmica de esta naturaleza, se dice que en ella se da una
inversión térmica . En nuestras latitudes, este tipo de distribución térmica suele producirse junto
al suelo durante las noches en los meses de otoño e invierno, ya que, el fuerte enfriamiento

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que sufre la superficie terrestre durante la noche afecta también a la distribución vertical de
temperaturas dentro de la capa de aire que está en contacto con ella.

Es muy importante comprender que toda inversión térmica presenta una fuerte
oposición a los movimientos verticales. Así, en muchas ocasiones, se suele observar que,
cuando en una atmósfera inestable, se producen nubes de desarrollo vertical, estas corrientes
de aire ascendente cesan bruscamente si se topan con una inversión térmica, extendiéndose la
nube, a partir de ese momento, en sentido horizontal y formando lo que se conoce como el
“yunque” de la nube. Por este motivo se suele decir que las inversiones térmicas son
impenetrables. Evidentemente, si no se producen fenómenos de condensación, no es fácil
observar en el cielo la existencia de una inversión térmica, aunque, en este caso, los
instrumentos de medida suelen reflejar que, en el nivel inferior de la inversión térmica, hay un
aumento considerable de vapor de agua y de partículas de polvo. Resumiendo, podemos decir
que las inversiones térmicas se comportan como “auténticas tapaderas”, separando capas de
aire adyacentes e impidiendo movimientos verticales de aire en su interior.

C
Inversión
Térmica.

Tmax T
Figura V.4.- Inversión térmica

Cuando se producen fuertes inversiones junto al suelo, el meteorólogo utiliza esta


situación para predecir la temperatura máxima del día, ya que, aproximadamente, esa
temperatura coincidirá con el punto de corte de la adiabática seca que, partiendo de C, llega al
eje de abscisas. (ver figura anterior). A veces esta temperatura máxima recibe el nombre de
temperatura de disparo, ya que, si una vez alcanzada, el Sol sigue calentando el suelo, a partir
de ese momento se producirán corrientes de convección en la capa de aire que hay junto a él.
Obsérvese, que en este contexto, los desplazamientos verticales que surgen en el seno del
aire tienen una vez más (ver último párrafo del apartado anterior) un origen térmico, es decir,
que se produce a causa de la inestabilidad atmosférica originada por el perfil térmico vertical.

V.5. ESTUDIO DE LA ESTABILIDAD DEL AIRE HÚMEDO

Hasta ahora, casi exclusivamente, nos hemos estado refiriendo a una atmósfera
formada sólo por aire seco. Sin embargo, esta no es la realidad, por el contrario, sabemos que
el aire siempre contiene una cierta cantidad de vapor de agua que deberá ser tenida en cuenta
en los estudios sobre estabilidad atmosférica. La importancia de esta afirmación la vamos a ver
a continuación.

El estudio termodinámico realizado sobre el aire húmedo en el capítulo anterior, nos


permite afirmar que, cuando una burbuja de aire húmedo se desplaza verticalmente en el seno
de la atmósfera, su temperatura disminuye a un ritmo que coincide con el de la adiabática seca
( es decir, un grado centígrado cada cien metros) siempre y cuando no se alcance la
saturación. Pero ¿qué ocurre cuando se alcanza la saturación? Sabemos que cuando una
masa de aire húmedo alcanza la saturación por elevación, se empiezan a formar nubes y, por
este motivo, a dicho nivel se le suele conocer con el nombre de nivel de condensación

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convectivo. En un diagrama oblicuo, (ver figura) ese nivel se obtiene buscando la intersección
de la curva de estado del aire con la recta que representa la razón de mezcla saturante junto al
suelo. A partir de ese punto de corte, si la masa de aire sigue elevándose, su temperatura
disminuye a un ritmo mucho menor que el correspondiente a la adiabática seca, debido a la
energía liberada por el vapor de agua cuando se condensa para formar partículas de hielo o de
agua (ver apartado IV.4.1). Es importante aclarar que, en nuestro sistema, el proceso anterior
sigue siendo adiabático, aunque, como consecuencia del cambio de estado producido en su
interior, la burbuja de aire deja de ser un sistema homogéneo para convertirse en un sistema

-30
-20
600 -10
0
700
300
10
C
850
290
280
1000
270
260

Figura V.5.- Diagrama oblicuo. Línea negrita: adiabática seca. Línea de trazos suaves: razón de mezcla
saturante. Línea de trazos negrita: adiabática húmeda

heterogéneo formado por aire seco, vapor de agua y productos de condensación. Por este
motivo, al proceso que está teniendo lugar se le conoce como pseudoadiabático, y al
correspondiente gradiente térmico vertical se le suele denominar como “gradiente
pseudoadiabático (o gradiente de la adiabática saturada)”, De ahora en adelante, dicho
gradiente será representado por la letra Γ. Como ya sabemos, su valor no es constante, sino
que suele oscilar entre 0,5 y 1 ºC cada cien metros.

V.5.1.- CRITERIOS DE ESTABILIDAD PARA EL AIRE HÚMEDO

Ya hemos dicho que, si una burbuja de aire húmedo se desplaza hacia arriba, su ritmo
de enfriamiento corresponde al gradiente de la adiabática seca hasta que se alcanza la
saturación, ya que, a partir de ese momento, su ritmo de enfriamiento corresponde al gradiente
de la adiabática saturada. Ahora, nuestro objetivo es analizar la estabilidad o inestabilidad de la
columna de aire según sea su “curva de estado” y según se haya alcanzado o no la
saturación. Veamos, brevemente, las diferentes situaciones que pueden darse.

1) Que el gradiente geométrico, α, sea menor que el gradiente de la adiabática húmeda,


Γ; es evidente que, en este caso, con independencia de que se haya alcanzado o no la
saturación, la columna de aire será estable, razón por la cual se dice que dicha
estratificación atmosférica es absolutamente estable.
2) Si α = Γ, se dice que existe una estabilidad indiferente si la burbuja de aire ha
alcanzado la saturación; en caso contrario diremos que la estratificación es estable.
3) Si se cumple que γ > α > Γ, el tipo de estabilidad estará condicionado a que se halla
alcanzado la saturación o no. En efecto, si se ha alcanzado la saturación, a partir de
ese momento existirá inestabilidad atmosférica, pero si, por el contrario, no se ha
alcanzado, la estratificación será de estabilidad.
4) Si α = γ, la atmósfera tendrá una estratificación indiferente si no se ha alcanzado la
saturación, pero, en caso contrario la atmósfera será inestable.

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5) Finalmente puede ocurrir que α > γ. Es obvio que, en este caso, con independencia de
que se haya alcanzado la saturación o no, la atmósfera tendrá una estratificación
inestable.

Con la ayuda de un diagrama meteorológico, como por ejemplo el diagrama oblicuo, es


fácil comprender las diferentes situaciones que acabamos de describir.

V.5.2. NIVEL DE LIBRE CONVECCIÓN

Supongamos que la curva de estado obtenida por medio de un sondeo, en una


determinada columna de aire, es la recta α de la figura . Vamos a suponer también que la masa
de aire se eleva hasta una altura de unos 1000 metros (que corresponde a una presión
aproximada de 900 mb), alcanzándose la saturación. Es evidente que, a partir de ese
momento (punto C de la figura), si la masa de aire saturado continúa elevándose, su ritmo de
enfriamiento vendrá dado por la adiabática húmeda (línea de puntos en la figura). Cuando la
adiabática húmeda corte a la curva de estado (punto LC de la figura), la burbuja de aire
saturado alcanzará una temperatura, TL, a partir de la cual, la estratificación atmosférica será

Z
Adiabática saturada

ZL LC

C Adiabática seca

T
Figura V.6.- Nivel de libre convección

inestable. Por esta razón, a dicho nivel se le conoce como “nivel de libre convección”. En
definitiva, que mientras la burbuja de aire esté por debajo del nivel zL, la estratificación de la
atmósfera será estable, mientras que, por encima de él, la situación será de inestabilidad,
favoreciéndose, por lo tanto, los movimientos verticales. Esta es la razón por la cual a dicho
nivel ZL, se le conoce como nivel de libre convección.

La pregunta que nos planteamos ahora es la siguiente: si por debajo del nivel ZL, la
atmósfera es estable, ¿cómo puede elevarse una masa de aire hasta dicho nivel? Esto sólo es
posible si dicha elevación se produce como consecuencia de un proceso mecánico; en efecto,
imaginemos una masa de aire que se desplaza “horizontalmente” sobre la superficie de una
llanura, pero que, en un momento dado, se encuentra con una colina (o montaña), Es evidente
que, en ese momento, la masa de aire se verá obliga a salvar dicho obstáculo, elevándose
sobre el mismo, por lo tanto es un proceso de naturaleza mecánica y no térmica. Inicialmente,
el descenso térmico, que experimenta la masa de aire por esta elevación mecánica, viene
determinado por el gradiente adiabático seco hasta que se alcanza la saturación. A partir de
ese momento, comenzarán a formarse nubes que se mantendrán junto a la ladera de la colina
dada la situación de estabilidad atmosférica. Si dicha colina (o montaña) tiene la suficiente
altura como para que la masa de aire, que trata de salvarla, alcance el nivel de libre
convección, a partir de ese momento, se producirán nubes de desarrollo vertical y, por lo tanto,
con una estructura muy diferente a la de las nubes que se forma por debajo de dicho nivel ZL.
Se trata pues de un fenómeno que, según las características del relieve, puede ser observado
con relativa facilidad en la atmósfera.

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Cuestiones

1ª.- Deduzca la ecuación fundamental de la estática de fluidos particularizada para el caso de


la atmósfera y, a partir de ella, obtenga una expresión que relacione los cambios de presión
con la altura.

2ª.- ¿Qué es un sondeo aerológico? ¿Qué son las curvas de estado?

3ª.- Defina el gradiente térmico vertical. ¿Por qué es importante?

4ª.- Deduzca la expresión matemática del gradiente adiabático seco y obtenga su valor en el
caso de una atmósfera con estratificación adiabática.

5ª.- ¿Qué es el índice de estabilidad del aire y de qué depende? Explique los diferentes tipos
de estratificaciones térmicas del aire.

6ª.- ¿Qué es una inversión térmica? ¿cuándo se produce principalmente? ¿Qué quiere decir
que una inversión térmica es impenetrable?

7ª.- En una situación anticiclónica, ¿cómo es el índice de estabilidad? ¿Y en una situación


ciclónica?

8ª.- Indique una forma de predecir la temperatura máxima del aire.

9ª.- ¿Cuándo se producen con más frecuencia las situaciones de inestabilidad, en invierno o en
verano y por qué?

10ª.- ¿Donde son mayores, en general, los gradiente térmico verticales, dentro de una masa de
aire frió o caliente y por qué?

11ª.- ¿Cómo influye el gradiente térmico vertical en las oscilaciones térmicas diurnas?

12ª.- Indique cuales son más probables, si los gradientes subadiabáticos o los superadiabáticos
y por qué razón.

13ª.- ¿Cómo varía el gradiente adiabático saturado y cuál es, aproximadamente, su valor en las
capas bajas de la atmósfera? Haga un estudio de la estabilidad en el caso del aire saturado.

14ª.- ¿Qué es el nivel libre de convección? (Explíquelo con una gráfica).

Ejercicios

1.- Deduzca una expresión que describa la disminución de la presión con la altura, suponiendo
que la curva de estado nos indica que la temperatura disminuye a razón de 10 ºC por cada
kilómetro que se asciende. (Supóngase g constante).

2.- Calcular el gradiente adiabático seco en las capas bajas de las atmósferas de Marte y
Júpiter, respectivamente, suponiendo que, en Marte, el componente fundamental de la
atmósfera es CO2 y que en Júpiter es H2. (Datos: cp del CO2 = 834 J/kg K y del hidrógeno
14.450 J/kg K; g de Marte = 3,76 m/s2 y de Júpiter = 26 m/s2 ).

3.- Calcular el gradiente geométrico de temperaturas que debe existir en una columna de aire
seco para que la densidad permanezca constante con la altura. Supóngase que la temperatura
interior de la columna es igual a la exterior en cada punto y que el aire se comporta como un
gas perfecto.

4.- Una partícula se mueve hacia arriba por la ladera de una montaña, que tiene una inclinación
de 5º con relación al plano horizontal. Si la velocidad con la que se mueve la partícula de aire
es de 10 m/s, calcule el cambio de temperatura que experimenta en una hora.

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5.- Por la ladera de una montaña, que tiene una inclinación de 4º respecto a la horizontal,
asciende una partícula de aire. Al cabo de 26 min alcanza la cima de la montaña. La velocidad
del viento es de 8 m/s y el gradiente térmico vertical (GVT) vale 0,5 º/100 m. Hallar la diferencia
de temperatura entre la burbuja de aire que asciende y la temperatura ambiente en la cima de
la colina. (Se supone que el gradiente horizontal de temperatura (GHT) es despreciable).

6) Hallar el ángulo de inclinación de una superficie isotérmica con el plano horizontal, si el


gradiente vertical de temperatura es de – 6 ºC/km y el horizontal es 1,2 ºC/100 km.

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