MOVIMIENTO VERTICAL
Las leyes que rigen el comportamiento de los fluidos suelen ser objeto de estudio en
cualquiera de los cursos de Física impartidos en el primer ciclo de las diferentes licenciaturas
de ciencias. Nosotros vamos a recordar aquí, cómo se obtiene la ecuación fundamental de la
estática de fluidos en el caso particular del aire, teniendo en cuenta que la atmósfera está
sometida al campo gravitatorio terrestre y que nuestro sistema se comporta como un gas ideal.
A través de esta ecuación es posible deducir la ley que relaciona la presión con la altura
cuando la atmósfera está en equilibrio. Para ello, vamos a suponer que nuestro sistema es una
“burbuja de aire” que, para simplificar, supondremos que tiene forma de paralelepípedo con
una altura dz (ver figura), siendo su masa dm y su volumen dτ. Sobre él actúan dos tipos de
fuerzas: unas son las fuerzas de presión, que como sabemos son proporcionales a la
superficie, y la otra es la fuerza de gravedad (o fuerza peso) que es proporcional al volumen.
Es evidente que las fuerzas de presión ejercidas sobre la caras laterales de nuestro sistema se
anulan dos a dos; sin embargo, no ocurre lo mismo con las fuerzas de presión que se ejercen
sobre las caras superior e inferior, que sumadas a la fuerza peso, deberá dar una resultante
nula si el sistema se encuentra en equilibrio. En efecto:
( p + dp )A − pA = mg = ρ A g dz ⇒ dp = ρ g dz
pA
dz
mg
(p + dp)A
dp=-ρgdz (1)
Recordando que la ecuación de estado del aire seco es: p = ρ RaT (ver lección III), si en
dicha ecuación se despeja la densidad y se sustituye su valor en (1), se obtiene:
pg dp gdz
dp = − dz ⇒ =− (2)
RaT p RaT
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dp g
∫ ∫ dz
p z
=− o
po p Ra T zo
esto es,
⎡ g ⎤
p = p o exp ⎢− o ( z − zo )⎥ (3)
⎣ Ra T ⎦
2 2
g z Ro Ro 1 2z
= 2 = = ≈1 − ⇒
go R ( Ro + z ) 2
(1 + z Ro ) 2
Ro
(4)
2go
gz = go − z ≈ g o − 3 ,1 × 10 −6 z
Ro
Esta ecuación es válida en el mar o en llanuras extensas, pero no así en terrenos montañosos
ya que, en ellos, las superficies equipotenciales pierden horizontalidad, de manera que la
variación de g con la altura, z, es menos regular; en cualquier caso, aún en estas situaciones,
suele utilizarse para obtener el valor de la gravedad a diferentes alturas, aunque, por supuesto,
en estos casos los resultados obtenidos serán sólo aproximados.
Una estructura teórica más elaborada nos podría proporcionar también la dependencia
de la temperatura con la altura, no obstante, para nuestros propósitos, y porque es práctica
habitual en meteorología aplicada, seguiremos considerando la temperatura como un
parámetro cuyo valor coincide con la temperatura media de la capa de aire considerada si se
trata de una masa de aire seco, o bien con la temperatura virtual media si se trata de una
masa de aire húmedo. [Recordemos que Tv ≅ T (1+0,6 r)].
Vamos a centrar nuestra atención en una burbuja de aire seco que, en un determinado
momento, comienza a elevarse en el seno de la atmósfera. Según el estudio termodinámico
realizado en una lección anterior, sabemos que dicha burbuja va a experimentar una expansión
adiabática, realizando un trabajo sobre el medio. Es evidente que esta energía en forma de
trabajo procede de la propia energía interna que posee la burbuja de aire seco. Recordando
una vez más que el aire se comporta como una mezcla de gases ideales y que la energía
interna del gas ideal depende únicamente de la temperatura, llegamos a la conclusión de que
la temperatura del aire seco deberá disminuir durante la expansión adiabática. Pues bien,
nuestro objetivo, aquí y ahora, es obtener dicha disminución de temperatura; para ello,
empecemos recordando que, según el primer principio:
dq = c p dT − ν dp
c p dT = ν dp (5)
En ella, cp representa el calor específico del aire a presión constante y ν su volumen específico.
La ecuación relaciona el cambio de temperatura que experimenta la burbuja de aire con la
variación de presión. Así mismo, recordemos que las respuestas de la burbuja de aire a los
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cambios de presión del medio son prácticamente inmediatas, de manera que, en cada
momento, podemos admitir la igualdad de presiones entre la burbuja y el medio. Por otra parte,
teniendo en cuenta la ecuación (1), el cambio que experimenta la presión del medio, cuando la
burbuja asciende un dz, es:
dp ′ = − ρ ′ gdz (6)
en donde ρ´ representa la densidad del aire que rodea a la burbuja e interacciona con ella y,
además, dado que el aire se comporta como un gas ideal, podemos escribir:
p = ρ RaT
(7)
p ′ = ρ ' RaT ′
dT Tg
γ =− = (10)
dz T ' c p
ecuación muy importante, ya que nos proporciona el enfriamiento que experimenta la burbuja
de aire seco cuando se eleva una distancia elemental, dz, en el seno de la atmósfera. No
obstante, dicha ecuación se suele simplificar aún más, admitiendo que T / T’ ≅ 1, en cuyo caso:
dT g
γ =− = = 9,8 × 10 −3 º C / m (11)
dz c p
Δ T T − T0
γ =− = ⇒ T = To − γ ( z − z0 ) (11bis)
Δ z z − z0
Recordemos que, según la experiencia, la temperatura del aire disminuye por término
medio 0,65 grados centígrados por cada 100 metros que nos elevemos en la troposfera. De
igual manera vimos como la presión también disminuye con la altura a razón de un 50 % de su
valor inicial cada vez que nos elevamos aproximadamente 5500 m, y que dichos valores suelen
utilizarse para definir una atmósfera ideal llamada atmósfera tipo (ver cap. I). No obstante,
como vamos a ver mas adelante, desde el punto de vista de la estabilidad o inestabilidad
atmosférica, es muy importante conocer realmente cómo varían la temperatura, la presión y la
humedad del aire con la altura, es decir: p = p (z), T = T (z) y r = r (z). Generalmente, esta
información es obtenida por el meteorólogo mediante un radiosondeo, que consiste en un globo
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sonda provisto, en la actualidad, de sensores electrónicos que van midiendo, a diferentes
alturas, los valores de cada una de las variables anteriores, y un emisor que transmite dicha
información al observatorio meteorológico. Posteriormente, esta información es trasladada a un
diagrama termodinámico, obteniéndose una serie de curvas que reciben el nombre de curvas
de estado, llamadas así porque, a través de ellas, conocemos los valores de presión,
temperatura y humedad a diferentes alturas dentro de una columna de aire, es decir,
conocemos el estado termodinámico de cada una de las sucesivas capas de aire que se
superponen en la columna.
Sólo las estaciones meteorológicas de primer orden (ver apartado I.3) disponen de la
infraestructura necesaria para realizar radiosondeos. Por otra parte, la experiencia demuestra
que las curvas de estado del aire se van modificando a lo largo del día. Por este motivo, en
dichas estaciones, se suelen realizar tres sondeos aerológicos: uno a las 6, otro a las 12 y otro
a las 18 horas (TMG).
dT
α =− (12)
dz
aunque en la práctica se suele sustituir la ecuación (12) por otra expresión similar pero en
términos finitos, es decir:
ΔT T − T1
α =− =− 2 (13)
Δz z2 − z1
que representa el gradiente térmico vertical medio en una capa de espesor Δz = z2 – z1. El
signo negativo en las ecuaciones (12) y (13) se introduce para que el gradiente térmico vertical
quede definido positivamente, ya que, por lo general, cuando z aumenta, T disminuye y
viceversa. La tabla siguiente muestra los datos de un sondeo aerológico:
Estos datos son llevados a un diagrama de Stüve, o un diagrama oblicuo, para obtener las
correspondientes curvas de estado del aire, a partir de las cuales se puede extraer mucha
información sobre la estructura de la atmósfera y sus características, tanto desde un punto de
vista físico como dinámico.
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relacionada con la curva de estado del aire, mas concretamente, con el gradiente geométrico,
α, y el gradiente adiabático seco, γ. El método seguido para dilucidar estas cuestiones
descansa en el principio de Arquímedes. En efecto, sea una burbuja de aire seco que,
encontrándose a una temperatura T y teniendo una densidad ρ, ocupa un volumen τ en el seno
de una masa de aire (ambiente que rodea a la burbuja), que tiene una temperatura T´ y una
densidad ρ´. Dado que nuestro sistema está inmerso en un fluido, sobre él actuará una fuerza
neta que vendrá dada por la diferencia entre la fuerza peso y el empuje hidrostático, y puesto
que ambas fuerzas tienen la misma línea de acción, aplicando la segunda ley de Newton, se
obtiene:
Por otra parte, recordemos que, en meteorología, los cálculos siempre se realizan por “unidad
de masa”, de manera que la fuerza que actúa por unidad de masa es:
F ρ′ − ρ
a= = g (14)
m ρ
Es obvio que esta fuerza por unidad de masa tiene dimensiones de aceleración. Por otra parte,
en meteorología, a dicha fuerza se le suele dar el nombre de “índice de estabilidad del aire”( y
que, de ahora en adelante, vamos a representarlo con el símbolo μ).
Recordemos que cuando una burbuja de aire se desplaza verticalmente hacia arriba o
hacia abajo, sufre un proceso de expansión o compresión adiabático, respectivamente; por otra
parte, sabemos que, durante esos procesos, las presiones de la burbuja y del medio se igualan
de forma inmediata, verificándose la ecuación (9), que al ser tenida en cuenta, permite escribir
la ecuación (14) de la forma:
T − T'
μ = g (15)
T'
Si ahora se supone que, inicialmente, las temperaturas de la burbuja y del medio coincidían, es
decir que To = T’o , cuando la burbuja de aire seco sufra un ascenso (Δz>0) o un descenso de
nivel (Δz<0), su temperatura experimentará un cambio cuyo valor, según la definición de
gradiente adiabático seco [ec.(11)], viene dado por la expresión:
T = To − γ Δ z (16)
De la misma manera, para ese mismo desplazamiento vertical, Δz, la temperatura del medio
ambiente también experimentará un cambio cuyo valor está definido por la curva de estado del
aire, de manera que, teniendo en cuenta la definición del gradiente térmico vertical [ec. (12)], se
obtiene:
T ' = To − α Δ z (17)
μ =
g
T'
[ ] g
(T0 − γ Δ z ) − (T0 − α Δ z ) = T' ( α − γ ) Δ z (18)
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V.4.1. ATMÓSFERA ESTABLE
z Tb<T
Curva de estado
zo+Δz
Z To=T’o
o
Adiabática
Tb Ta T0 T
Tb>T
a que si la burbuja desciende, su densidad sería menor que la del aire que le rodea y, de
nuevo, se vería rechazada hacia su lugar de origen. Cuando el gradiente térmico vertical de la
curva de estado es menor que el gradiente de la adiabática seca, (α < γ), se suele decir que el
gradiente geométrico es subadiabático.
Una situación opuesta a la que acabamos de describir es, obviamente, aquella que se
corresponde con una estratificación térmica vertical cuyo gradiente geométrico (o gradiente
térmico vertical), α, sea mayor que el gradiente adiabático seco, γ, (α>γ). En efecto, obsérvese
que, en este caso, según la ecuación (18), si Δz > 0 se cumple que μ > 0, y viceversa, si Δz < 0
se cumple que μ < 0, es decir, que si una burbuja de aire experimenta un desplazamiento
vertical en una atmósfera con este tipo de estratificación térmica vertical, sobre ella actúa una
fuerza por unidad de masa (o índice de estabilidad) que tiene el mismo signo que el
desplazamiento, por lo tanto lo favorecerá, es decir, que el sistema se alejará cada vez más de
su posición de partida. En otros términos, podemos afirmar que una estratificación térmica
vertical de esta naturaleza favorece los movimientos verticales en las masas de aire, es decir,
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justamente lo contrario de lo que pasa en una atmósfera estable. En efecto, cuando la burbuja
se desplaza hacia arriba, va encontrando masas de aire con temperaturas inferiores a la suya,
por lo tanto nuestro sistema continuará desplazándose hacia arriba. Un razonamiento similar
se puede realizar si nuestra burbuja de aire desciende. Cuando se da esta situación
atmosférica, se suele decir que existe un gradiente superadiabático.
z Tb<T
Δz>>>
zo+Δz
Curva de estado To=T’o
zo
Adiabática
Δz<0
Ta Tb T0 T
Tb>Ta
Es fácil comprender que los movimientos verticales que se producen en una situación
de inestabilidad atmosférica tienen una finalidad, reagrupar las diferentes capas de aire hasta
que, al final, se consigue una nueva estructura de estabilidad atmosférica, esto es, el aire más
frío en las capas bajas y el aire más cálido en las capas altas. Por este motivo se suele decir
que los gradientes superadiabáticos son improbables en el seno de la atmósfera.
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que sufre la superficie terrestre durante la noche afecta también a la distribución vertical de
temperaturas dentro de la capa de aire que está en contacto con ella.
Es muy importante comprender que toda inversión térmica presenta una fuerte
oposición a los movimientos verticales. Así, en muchas ocasiones, se suele observar que,
cuando en una atmósfera inestable, se producen nubes de desarrollo vertical, estas corrientes
de aire ascendente cesan bruscamente si se topan con una inversión térmica, extendiéndose la
nube, a partir de ese momento, en sentido horizontal y formando lo que se conoce como el
“yunque” de la nube. Por este motivo se suele decir que las inversiones térmicas son
impenetrables. Evidentemente, si no se producen fenómenos de condensación, no es fácil
observar en el cielo la existencia de una inversión térmica, aunque, en este caso, los
instrumentos de medida suelen reflejar que, en el nivel inferior de la inversión térmica, hay un
aumento considerable de vapor de agua y de partículas de polvo. Resumiendo, podemos decir
que las inversiones térmicas se comportan como “auténticas tapaderas”, separando capas de
aire adyacentes e impidiendo movimientos verticales de aire en su interior.
C
Inversión
Térmica.
Tmax T
Figura V.4.- Inversión térmica
Hasta ahora, casi exclusivamente, nos hemos estado refiriendo a una atmósfera
formada sólo por aire seco. Sin embargo, esta no es la realidad, por el contrario, sabemos que
el aire siempre contiene una cierta cantidad de vapor de agua que deberá ser tenida en cuenta
en los estudios sobre estabilidad atmosférica. La importancia de esta afirmación la vamos a ver
a continuación.
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convectivo. En un diagrama oblicuo, (ver figura) ese nivel se obtiene buscando la intersección
de la curva de estado del aire con la recta que representa la razón de mezcla saturante junto al
suelo. A partir de ese punto de corte, si la masa de aire sigue elevándose, su temperatura
disminuye a un ritmo mucho menor que el correspondiente a la adiabática seca, debido a la
energía liberada por el vapor de agua cuando se condensa para formar partículas de hielo o de
agua (ver apartado IV.4.1). Es importante aclarar que, en nuestro sistema, el proceso anterior
sigue siendo adiabático, aunque, como consecuencia del cambio de estado producido en su
interior, la burbuja de aire deja de ser un sistema homogéneo para convertirse en un sistema
-30
-20
600 -10
0
700
300
10
C
850
290
280
1000
270
260
Figura V.5.- Diagrama oblicuo. Línea negrita: adiabática seca. Línea de trazos suaves: razón de mezcla
saturante. Línea de trazos negrita: adiabática húmeda
heterogéneo formado por aire seco, vapor de agua y productos de condensación. Por este
motivo, al proceso que está teniendo lugar se le conoce como pseudoadiabático, y al
correspondiente gradiente térmico vertical se le suele denominar como “gradiente
pseudoadiabático (o gradiente de la adiabática saturada)”, De ahora en adelante, dicho
gradiente será representado por la letra Γ. Como ya sabemos, su valor no es constante, sino
que suele oscilar entre 0,5 y 1 ºC cada cien metros.
Ya hemos dicho que, si una burbuja de aire húmedo se desplaza hacia arriba, su ritmo
de enfriamiento corresponde al gradiente de la adiabática seca hasta que se alcanza la
saturación, ya que, a partir de ese momento, su ritmo de enfriamiento corresponde al gradiente
de la adiabática saturada. Ahora, nuestro objetivo es analizar la estabilidad o inestabilidad de la
columna de aire según sea su “curva de estado” y según se haya alcanzado o no la
saturación. Veamos, brevemente, las diferentes situaciones que pueden darse.
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5) Finalmente puede ocurrir que α > γ. Es obvio que, en este caso, con independencia de
que se haya alcanzado la saturación o no, la atmósfera tendrá una estratificación
inestable.
Z
Adiabática saturada
ZL LC
C Adiabática seca
T
Figura V.6.- Nivel de libre convección
inestable. Por esta razón, a dicho nivel se le conoce como “nivel de libre convección”. En
definitiva, que mientras la burbuja de aire esté por debajo del nivel zL, la estratificación de la
atmósfera será estable, mientras que, por encima de él, la situación será de inestabilidad,
favoreciéndose, por lo tanto, los movimientos verticales. Esta es la razón por la cual a dicho
nivel ZL, se le conoce como nivel de libre convección.
La pregunta que nos planteamos ahora es la siguiente: si por debajo del nivel ZL, la
atmósfera es estable, ¿cómo puede elevarse una masa de aire hasta dicho nivel? Esto sólo es
posible si dicha elevación se produce como consecuencia de un proceso mecánico; en efecto,
imaginemos una masa de aire que se desplaza “horizontalmente” sobre la superficie de una
llanura, pero que, en un momento dado, se encuentra con una colina (o montaña), Es evidente
que, en ese momento, la masa de aire se verá obliga a salvar dicho obstáculo, elevándose
sobre el mismo, por lo tanto es un proceso de naturaleza mecánica y no térmica. Inicialmente,
el descenso térmico, que experimenta la masa de aire por esta elevación mecánica, viene
determinado por el gradiente adiabático seco hasta que se alcanza la saturación. A partir de
ese momento, comenzarán a formarse nubes que se mantendrán junto a la ladera de la colina
dada la situación de estabilidad atmosférica. Si dicha colina (o montaña) tiene la suficiente
altura como para que la masa de aire, que trata de salvarla, alcance el nivel de libre
convección, a partir de ese momento, se producirán nubes de desarrollo vertical y, por lo tanto,
con una estructura muy diferente a la de las nubes que se forma por debajo de dicho nivel ZL.
Se trata pues de un fenómeno que, según las características del relieve, puede ser observado
con relativa facilidad en la atmósfera.
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Cuestiones
4ª.- Deduzca la expresión matemática del gradiente adiabático seco y obtenga su valor en el
caso de una atmósfera con estratificación adiabática.
5ª.- ¿Qué es el índice de estabilidad del aire y de qué depende? Explique los diferentes tipos
de estratificaciones térmicas del aire.
6ª.- ¿Qué es una inversión térmica? ¿cuándo se produce principalmente? ¿Qué quiere decir
que una inversión térmica es impenetrable?
9ª.- ¿Cuándo se producen con más frecuencia las situaciones de inestabilidad, en invierno o en
verano y por qué?
10ª.- ¿Donde son mayores, en general, los gradiente térmico verticales, dentro de una masa de
aire frió o caliente y por qué?
11ª.- ¿Cómo influye el gradiente térmico vertical en las oscilaciones térmicas diurnas?
12ª.- Indique cuales son más probables, si los gradientes subadiabáticos o los superadiabáticos
y por qué razón.
13ª.- ¿Cómo varía el gradiente adiabático saturado y cuál es, aproximadamente, su valor en las
capas bajas de la atmósfera? Haga un estudio de la estabilidad en el caso del aire saturado.
Ejercicios
1.- Deduzca una expresión que describa la disminución de la presión con la altura, suponiendo
que la curva de estado nos indica que la temperatura disminuye a razón de 10 ºC por cada
kilómetro que se asciende. (Supóngase g constante).
2.- Calcular el gradiente adiabático seco en las capas bajas de las atmósferas de Marte y
Júpiter, respectivamente, suponiendo que, en Marte, el componente fundamental de la
atmósfera es CO2 y que en Júpiter es H2. (Datos: cp del CO2 = 834 J/kg K y del hidrógeno
14.450 J/kg K; g de Marte = 3,76 m/s2 y de Júpiter = 26 m/s2 ).
3.- Calcular el gradiente geométrico de temperaturas que debe existir en una columna de aire
seco para que la densidad permanezca constante con la altura. Supóngase que la temperatura
interior de la columna es igual a la exterior en cada punto y que el aire se comporta como un
gas perfecto.
4.- Una partícula se mueve hacia arriba por la ladera de una montaña, que tiene una inclinación
de 5º con relación al plano horizontal. Si la velocidad con la que se mueve la partícula de aire
es de 10 m/s, calcule el cambio de temperatura que experimenta en una hora.
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5.- Por la ladera de una montaña, que tiene una inclinación de 4º respecto a la horizontal,
asciende una partícula de aire. Al cabo de 26 min alcanza la cima de la montaña. La velocidad
del viento es de 8 m/s y el gradiente térmico vertical (GVT) vale 0,5 º/100 m. Hallar la diferencia
de temperatura entre la burbuja de aire que asciende y la temperatura ambiente en la cima de
la colina. (Se supone que el gradiente horizontal de temperatura (GHT) es despreciable).
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