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Los 20 mejores discos de 2020

 PABLO GIL
@pablogil72
Madrid
Viernes, 1 enero 2021 - 23:46

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Los mejores discos internacionales del año, una selección de músicas


hechas en EEUU y Reino Unido, pero también por artistas de Colombia,
Corea del Sur, Venezuela, Puerto Rico, Malí, Brasil, Uganda e Irlanda

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La pandemia no frenó a la música como hizo con otros sectores culturales en


2020. Incluso durante el confinamiento seguían saliendo cientos de discos y
canciones maravillosos, algunos de los cuales están en esta selección de los
mejores discos internacionales del año. Músicas grabadas por artistas de
EEUU y Reino Unido, pero también por otros de Colombia, Corea del Sur,
Venezuela, Puerto Rico, Malí, Brasil, Uganda e Irlanda. Hay rock y hay trap,
electrónica, rap, pop, reguetón, canción de autor, punk, R&B y un premio
Nobel.

20. ARCA: 'KICK I'

Los fundamentalistas de la música experimental no han perdonado el salto al


pop del prodigio de la electrónica poshumana, pero los fans del pop petardo
babean ante este locurón. La artista venezolana transexual se da un capricho
llegando incluso hasta el reguetón con producciones digitales extremas y
Björk recitando a Antonio Machado, la fabulosa Shygirl saliéndose de su eje,
Rosalía en su salsa bizarra y la inevitable SOPHIE, con la que tanto comparte
ahora Arca. Estética digital llevada al límite, síncopa hasta la extenuación y
una forma de manipular el sonido que es extensión de su fascinación por la
vida computerizada y la inteligencia artificial.

19. TAYLOR SWIFT: 'FOLKLORE'

Taylor Swift es una compositora astuta, habilidosa y que domina los recursos
de la canción popular, y puede ser, a su modo, original. Eso ya se sabía desde
hace una década, pero su impecable imagen de megaestrella para toda la
familia había eclipsado, para los más críticos, lo evidente: que sus canciones
se asientan sobre una sólida musicalidad por debajo de algunas letras
inofensivas, sus dientes blanquísimos y sus manifestaciones aún más blancas.

Folklore, un regreso al folk compuesto durante el confinamiento, es un logro


tremendo que apela a la artesanía de la canción, pero que evita
deliberadamente el frufrú de lugares comunes que hacían parecer tan fáciles
sus primeros discos. Un octavo disco en el que destacan las estupendas letras
narrativas (potenciadas por los recursos melódicos), las suaves
interpretaciones vocales que aplica como un bálsamo y la participación clave
como coproductor y coautor de más de la mitad de las canciones de Aaron
Dressner (The National) y, en menor medida, de Justin Vernon (Bon Iver).
Hace poco ha salido un disco de descartes bastante digno, aunque peor,
llamado Evermore, y con todo ello Swift se ha reivindicado como cantautora
adulta, sin cerrar la puerta a un regreso al superpop.

18. MOSES SUMNEY: 'GRAE'

R&B y neosoul con ambientes ensoñadores e instrumentaciones de fantasía:


llevamos décadas escuchándolo y no se le ve un final. Parece inagotable.
Moses Sumney, músico de 30 años protegido de cabecillas de ese sonido
como Solange y Devonté Hynes (Blood Orange), pero también de emblemas
del pop experimental como St. Vincent, Dirty Projectors, Sufjan Stevens,
Grizzly Bear y Dave Sitek (TV on the Radio), ha hecho el mejor disco del año
en este ámbito yendo tres pasos más allá: abriendo la panorámica con un
torrente de referencias, de la psicodelia al jazz, de la electrónica a la canción
de autor, del rock al funk.

Él es un personaje singular que nació en California, pasó parte de su infancia


y su adolescencia en Ghana, de donde son sus padres, y regresó a EEUU para
estudiar en la Universidad escritura creativa y hacer música rara en la que
estaba decidido a no renunciar a ninguna de las músicas que le gustan, que son
muchas. Lo mismo sucede con su papel en este ambicioso doble disco de
proporciones catedralicias: es cantante, compositor, guitarrista, bajista,
batería, saxofonista, teclista, arreglista y productor. Un viaje fantástico.

17. BLACKPINK: 'THE ALBUM'

Crear canciones con herramientas de inteligencia artificial es la nueva


frontera de la música experimental. De un modo mucho más prosaico, hay
productos de éxito mundial diseñados con la ayuda de algoritmos y el estudio
del big data, canciones y artistas creados a partir de las tendencias actuales
más populares y de proyecciones de consumo, especialmente entre el público
juvenil. La más refinada, implacable y efectiva fábrica de megahits está en
Seúl, en las corporaciones discográficas que han convertido el k-pop en una
marca conocida en todo el mundo.

Entre los cientos de grupos y solistas que bombea este imperio del pop
destaca Blackpink, una girl band cuyo álbum de debut no cede un segundo
de respiro, todo él es un artefacto de diabólica perfección. Son solo 24
minutos, más que suficiente para una montaña rusa en la que se suceden
trucos ganadores de EDM, hip hop, R&B y hasta trap con guiños asiáticos en
canciones de pop de fiesta. Es decir, un placer culpable como dios manda.
Parece fácil, pero ni Lady Gaga ni Charli xcx lo han hecho tan bien.
Bruce Springsteen: Letter to You
16. BRUCE SPRINGSTEEN & THE E STREET BAND: 'LETTER TO YOU'

Empecemos por lo evidente: el vigésimo disco de Bruce Springsteen no es


mejor que ninguno de los siete que grabó hasta Born in the USA, en 1984.
Cualquiera que desconozca uno o varios de aquellos álbumes gloriosos y
perfectamente complementarios no debería perder antes un minuto en Letter
to you. Y sin embargo... Y sin embargo, cualquiera que lleva tatuadas aquellas
canciones que ya forman parte del canon del rock ha sentido un escalofrío de
emoción, y de alivio, al escuchar este nuevo disco estupendo que se mantiene
en pie con convicción, cercanía y emoción. Es, para empezar, un disco que no
teme sonar viejo, un disco que no teme el pasado. De hecho, ese es en cierto
modo el motor: Springsteen, que cumplió 71 años en septiembre, se
reencuentra con la E Street Band para cantar sobre hacerse mayor y sobre
asomarse a la muerte en estas canciones que suenan clásicas evitando los
clichés.
15. SONGHOY BLUES: 'OPTIMISME'

Como el resto del planeta, África ha ido absorbiendo e interpretando las


tendencias de la música anglosajona desde hace décadas. En la música actual
que sale de Nigeria, Ghana o Sudáfrica, por ejemplo, lo más habitual es
escuchar rap y trap. De hecho, es casi difícil escuchar otra cosa. El rock nunca
caló significativamente en África, y por eso sorprende doblemente la música
torrencial de este cuarteto de Timbuktú. Con sus guitarras de sonido
achicharrado ensortijadas en polirritmos vertiginosos representan hoy el
sonido más contundente del rock tuareg, que tantas alegrías nos ha dado en la
última década, con esa generación maravillosa de guitarristas encabezada por
Bombino. Songhoy Blues titulan Optimisme su tercer álbum como deseo de
un país, y un continente, mejor, y esa inocencia tiene que ver con la pureza de
su música, este rock poderoso, casi rock duro en algunas canciones, que llega
sin ironía ni rastro de posmodernidad.

14. MEGAN THEE STALLION: 'GOOD NEWS'

Alcanzar el empoderamiento femenino con una sexualidad arrogante y


explícita hasta la ordinariez es el plan maestro de muchas raperas de EEUU, y
entre todas ellas Megan Thee Stallion se ha alzado este año como la
campeona, en el espacio que ocupó en 2019 el segundo álbum de Lizzo. Su
álbum de debut suena más caliente que el palo de un churrero, con versos
como "Le he puesto a comerme mientras veo anime/El coño como un zorro
salvaje", "Le dije, hagámonos una peli,/pero se corrió tan rápido que hicimos
un story" y otras piruetas dialécticas relacionadas con el intercambio de
fluidos. Sin distancia de seguridad, esta heredera a partes iguales de Missy
Elliott y Lil'Kim bombea producciones de fiesta universitaria
y beats disparados como luces estroboscópicas para la diversión y la
conciencia.

13. CÉU: 'APKÁ'

El hijo de esta cantante y multiinstrumentista de Sao Paulo estaba tan loco de


contento un día que condensó su fabuloso estado de ánimo en una palabra
inventada, una especie de onomatopeya extática. "¡Apká!". Y ese regocijo ha
inspirado a Céu a hacer un quinto álbum que es también su forma de decir
"¡Apká!". Eso no se traduce necesariamente en canciones de fiesta, sino
en una búsqueda íntima de la satisfacción y la belleza con canciones entre
la canción de autor, la interminable tradición brasileña y una producción de
pop electrónico con ganchos pero sin grandes golpes de efecto, como un
seudo R&B tropical, influido por la música nigeriana y esa sensibilidad
mundialista de los llamados global beats que entienden la música no
anglosajona no como un pastiche exótico sino como una modernidad
alternativa. Céu significa cielo en portugués y tiene más sentido que nunca.
Yves Tumor: 'Heaven to a tortured man'
12. YVES TUMOR: 'HEAVEN TO A TORTURED MAN'

El género fluido ha encontrado en la música pop uno de sus grandes altavoces


desde que David Bowie adoptó el personaje de Ziggy Stardust, a principios de
los años 70. Yves Tumor dice que se llama Sean Bowie de nombre, aunque
todo en él es un misterio, también su música, claro. Nacido en EEUU pero
residente en varias ciudades europeas desde hace años, es un cantante,
multiinstrumentista y productor estadounidense que hasta este cuarto álbum se
dedicaba en cuerpo y alma a hacer música tan rara que el adjetivo
experimental le parecía corto a todos los comentaristas, que preferían
apelativos más tremendos como vanguardista.

Ahora ha hecho su disco fácil, que no es tan fácil, en realidad, o al menos no


tan evidente, un rock entre el glam y el funk de texturas desteñidas. En
esta música desbocada prescinde de pilares sólidos dentro de las
composiciones para simplemente dejarse llevar, creando impresiones en vez
de buscando canciones redondas. Música sexy que es un manifiesto de
independencia individual.

11. PHOEBE BRIDGERS: 'PUNISHER'

Poco a poco los cantautores han dejado de contarnos su visión del mundo. El
cinismo de la posmodernidad fue arrinconando el uso de la canción como
herramienta para la protesta y progresivamente se extendió el cantautor que
viene a contarnos su mundo, su vida más íntima. En EEUU nunca han dejado
de salir, siempre a un paso del pop indie, y en los últimos años en concreto
un sinfín de chicas con mucha verdad que contar: Lucy Dacus, Margaret
Glapsy, Soccer Mommy, Julia Jacklin o Adrienne Linker y Waxahatchee, que
han hecho dos discos estupendos este 2020. ¿Ha sido mejor el segundo disco
de Phoebe Bridgers? Bueno, ha sido el mayor salto adelante, al menos. Un
segundo disco de confesiones en cascada: fracasos, inseguridad, ansiedad,
recuerdos, anhelos... Un tornado interior donde la melancolía y la confusión se
muestran sin grandes dramas ni grandes planes, despertando la empatía sin
pedirla.

10. NADINE SHAH: 'KITCHEN SINK'

Un año sin PJ Harvey nos ha proporcionado el consuelo de este disco intenso


y dramático, en el sentido teatral, que es todo atmósfera y todo sugerencia y
misterio y poderío. Un disco con mucho rollo. Nadine Shah es una artista
británica de rock que aquí explora su lugar en el mundo como treintañera que
se adentra en la vida adulta sin brújula, sin ganas de satisfacer lo que la
sociedad pueda esperar de ella. Eso se manifiesta en un sonido anguloso y
una instrumentación afilada al estilo de los Bad Seeds de Nick Cave, y una
tensión que brota cada dos por tres.

9. NIHILOXICA: 'KALOLI'

Los aficionados a la psicodelia por medio de la música trance tienen desde


hace años un valhala en Nyege Nyege, la discográfica y festival de
Uganda que desde hace varios años no deja de producir música brutal, en
todos los sentidos. En su catálogo destacan Nihiloxica, la alianza de un grupo
de percusión de Kampala con los productores ingleses Spooky-J y pq.

Ese tipo de unión no es nada nuevo; desde hace más de 20 años productores
europeos y de EEUU meten electrónica a músicas tradicionales de África y lo
llaman modernizar. Otros lo llaman apropiación cultural. Lo cierto es que a
veces ha salido música realmente interesante de esas experiencias. El caso de
Nihiloxica es distinto. Esta música no es un remix, no es folclore barnizado
de electrónica, no es una edición digital posterior. Es música que brota desde
su origen con esta textura afilada como una espada de Hattori Hanzo, y
mareante, y súper intensa, y ambigua, porque en general son largas piezas
instrumentales. Música vibrante, recia. Y, sí, rompedora. Pero lo que es más
importante que todo ello: es música fabulosa.

Bob Dylan: 'Rough and rowdy days'


8. BOB DYLAN: 'ROUGH AND ROWDY DAYS'

Este es el libro que hace un escritor después de ganar el Nobel de


Literatura. Rough and rowdy days, el disco de estudio número 39 de Bob
Dylan, el primero que publicaba en ocho años, es literatura con música.
Poca música, la justa, música maravillosamente tocada, rock and roll sepia,
rhythm and blues de garito, blues sin pellejo, pero música como herramienta
para el Zimmerman que se puso Dylan por Thomas hace tres guerras
mundiales.

Son 70 minutos en 10 canciones, material para muy cafeteros, en los que nos
recuerda: no soy un trovador ni soy un bardo, no vengo a contaros historias,
no vengo a explicar el mundo, yo soy un poeta, otro tipo de poeta, yo soy
muchas cosas, "yo contengo multitudes". Como disco es un triunfo en sí
mismo, aún mayor comprendido en el contexto de una carrera
monstruosamente grande y después de un reconocimiento tan importante y
controvertido.
7. RUN THE JEWELS: 'RTJ4'

El mejor disco de rap del año es un martillo contra un yunque golpeando


las canciones en cada beat y en cada rima. Es la banda sonora de las revueltas
en EEUU tras la muerte de George Floyd, el 25 de mayo, provocada por un
policía de Minneapolis. Es la Estrella de la Muerte de las producciones de hip
hop, los ritmos tallados como diamantes, cada breakbeat un zambombazo,
una producción bombástica ni demasiado futurista, ni demasiado ortodoxa, ni
demasiado protagonista. Es un desparrame de colaboraciones, con el habitual
Zach de la Rocha (Rage Against The Machine), Pharrell Williams, Josh
Homme (Queens Of The Stone Age), DJ Premier (ex Gang Starr), Greg Nice,
2 Chainz y Mavis Staples. Es una reivindicación del rap, de la esencia del rap,
como vehículo de conciencia y herramienta de denuncia. Es un disco tan, tan,
tan tremendo.

6. BAD BUNNY: 'YHLQMDLG'

El cantante puertorriqueño estaba determinado a aprovechar su oportunidad en


2020 y la ha exprimido con tres largos álbumes en un año. Son 46 canciones
en total, casi una por semana, las que ha publicado en este año de
consagración cuya cumbre ha sido este Yhlqmdlg: 'Yo hago lo que me da la
gana'. Bad Bunny ha sido el artista más escuchado en Spotify en el mundo
(con 8.300 millones de reproducciones) y el símbolo del éxito global de la
música urbana latina. Vacilón, sentimental, mucho más versátil e inventivo de
lo que pueda parecer su música en la superficie, con un talento melódico
deslumbrante que le diferencia de sus contemporáneos, Benito trasciende los
corsés del trap y el reguetón para llegar hasta un pop latino moderno.

5. FONTAINES D.C.: 'A HERO'S DEATH'

Los chicos ya no quieren tocar en un grupo de rock. Eso hace que tocar en un
grupo de rock tenga aún más sentido si eres un chico que quiere usar ese
lenguaje para mostrar tu enfado y tu frustración ante lo que te ofrece el
mundo. El aspecto heroico de la rebelión se redobla si es una causa perdida.
Son reflexiones banales que desvían la atención de lo que es verdaderamente
importante aquí: el quinteto de Dublín Fontaines D.C. es el mejor grupo de
punk-rock que existe ahora mismo, y así lo demuestra este segundo disco,
oscuro, melancólico, reventado por dentro, como la brasa de un fuego que se
consume sin remedio, a veces vencido, a veces incandescente. Sonido sin
filtros, por supuesto, solo bateria, bajo y dos guitarras eléctricas al natural, y la
voz como epítome de una estupenda generación de grupos británicos de punk-
rock que surgieron con el Brexit y que, con sus canciones sobre claustrofobia
y angustia, tan bien han explicado 2020.
Lido Pimienta: Miss Colombia
4. LIDO PIMIENTA: 'MISS COLOMBIA'

Hay muchísima música nueva hecha por artistas que han emigrado y que
definen su sonido en relación a esa identidad emanada de dos o más lugares,
culturas y tradiciones. ¿Cuál es el folclore del emigrante? Lido Pimienta
tiene 34 años, es originaria de Barranquilla, vive en Canadá desde que tenía
19 y a su modo está creando su propio folclore, el folk con el que define su
propia complejidad. Sus canciones están enraizadas en la rica tradición
musical colombiana, tanto la de origen indígena como la de origen africano.
Canciones de pop que también es música popular. La producción
contemporánea (más o menos moderna, más o menos electrónica) maxifica las
virtudes de estas composiciones maravillosamente propias, tan originales, tan
frescas.
Un triunfo que debe entenderse en su contexto: Pimienta había ganado por
sorpresa en 2016 el premio más importante de la música canadiense, el
Polaris, con su anterior álbum, La Papessa. Es decir, que esta nueva obra iba a
ser con seguridad escrutada. La apuesta no podía ser más determinada,
valiente y repleta de carisma.

3. SAULT: 'UNTITLED (RISE)'

No es un disco, es un viaje tremendo por la música negra moderna,


canciones largas en constante movimiento, canciones que se funden unas con
otras atravesando suavemente valles y montañas, con decenas de instrumentos
y detalles de producción entrando y saliendo, un sonido tan ancho y profundo
como la propia riqueza de referencias con que está confeccionado, en especial
el funk, la música disco, el house, la producción clásica de hip hop y las
percusiones brasileñas. Música en cinemascope para bailar con una sonrisa
bajo los ojos brillantes.

Cuando se publicó en septiembre era el cuarto álbum que publicaban en 16


meses, lo cual es tremendo porque los tres anteriores son también fabulosos.
Eso sí, no busques fotos ni información de sus autores: mantienen en secreto
su identidad y solo se sabe de ellos que es un colectivo británico. Y que son
buenísimos.

2. DUA LIPA: 'FUTURE NOSTALGIA'

Ya hasta el mejor disco de pop del año parte de la nostalgia, concepto


hegemónico en otros ámbitos, pero que en el pop suele identificarse con algo
conservador, parece un contrasentido con la naturaleza aparentemente
rompedora del pop, por mucho que Daft Punk, por ejemplo, convirtieran la
nostalgia en burbujas de champán que te hacen cosquillas bajo la piel y te
hacen sentir en el centro del universo.

El segundo álbum de la cantante inglesa Dua Lipa, esta Nostalgia futura, es


una maravillosa fantasía disco-pop de sonido actual pero repleta de guiños a
músicas de fiesta de los últimos 45 años, desde el disco pasando por la
nueva ola, el electro, el synth-pop, el house, italo, el electroclash, el UK
garage, el R&B y el funk, y el dance-pop. Letras de empoderamiento
femenino e independencia, chasquidos de dedos, bajos de goma, cencerros y
palitos de neón. Nunca pareció tan alucinante ser una chavala.
1. FIONA APPLE: 'FETCH THE BOLT CUTTERS'
Más en El Mundo

Componer con piano suele proporcionar a las canciones de pop una libertad formal
mucho mayor que las creadas con los acordes de la guitarra, llegan a insuflar melodías
de voz más originales, estructuras internas menos encorsetadas... El quinto álbum de
Fiona Apple hace pensar en esas cosas, tan desenvuelto como una bailarina
improvisando con la mente en blanco.

¿Es una cantautora extravagante o una cantante de música popular improvisando? ¿Está
recitando, rapeando, o es que habla sobrada de flow? ¿Y esos grititos? ¿Es que todo es,
acaso, ¡jazz!? Ni estrofas ni estribillos evidentes, solo un torrente de emociones y
reflexiones sobre liberarse de encerronas psicológicas y sobre salir adelante y sobre ser
mujer y estar enfadada y sentirse poderosa y sentir un raro momento de euforia,
clarividencia y plenitud. Grabado de forma casera con percusiones rudimentarias, bajos
que se podrían bailar y sin guitarras, fue el disco del confinamiento y ha acabado
siendo el disco que mejor define este año tan raro. (Aunque, realmente, cualquiera de
los ocho primeros de esta lista podría ser el mejor del año, según el momento en que se
escuche).

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