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Hacia el año 600, surgió en la zona de Ayacucho la cultura huari, cimentada en

desarrollo de la andenería para el cultivo del maíz, la cual mostró un desarrollo


urbanístico y una notable influencia Nazca y Tiahuanaco. El Imperio huari se
expandió progresivamente por los Andes hasta Cajamarca, al norte. Se trata del
primer imperio panandino del que se tiene certeza de su existencia, cuyo centro
estuvo en la ciudad de Huari.

Hacia el año 1000, el poder político de los huari se fraccionó, dando origen varios
estados centralistas como Lambayeque y Chimú en el norte, y Chincha en el sur.

En 1438, el Imperio incaico inició su expansión hasta dominar, a comienzos del


siglo XVI, a más de 200 naciones andinas, abarcando el territorio más extenso en el
hemisferio occidental. La civilización incaica fue la síntesis de todas las
culturas preincaicas. Los incas adoptaron y desarrollaron todas las manifestaciones
culturales de los pueblos que dominaron. Su mérito principal fue crear un Estado
imperial cuyo fin era la unificación del mundo andino, pero cuya consolidación
definitiva se vio truncada por la invasión española.

En 1532, empezó la conquista del Tahuantinsuyo, por obra de los españoles


conducidos por Francisco Pizarro, que contaron con el apoyo valioso de muchas
naciones vasallas de los incas, como los huancas, los chachapoyas y los cañaris.
Esta guerra de conquista finalizó en 1572, con la captura y ejecución del último de
los incas de Vilcabamba, Túpac Amaru I.

Luego de las guerras civiles entre conquistadores, se dio el definitivo


establecimiento del Virreinato del Perú, cuyo organizador fue el virrey Francisco
de Toledo. La llegada de los españoles y la era colonial significó la introducción
de la Iglesia católica y un intenso mestizaje entre españoles, indígenas y negros
trasladados en calidad de esclavos desde África. Durante el siglo XVII, la
explotación minera dominó la economía mercantilista del virreinato, especialmente
alrededor de Potosí.

La implementación de las agresivas Reformas Borbónicas en el siglo XVIII fomentaron


sucesivas rebeliones que desembocaron en la violenta rebelión de Túpac Amaru II
(1780-1781). La invasión francesa en España fomentó las ideas libertarias en el
Perú, que declaró su Independencia en 1821, pero se consolidó tres años después en
la batalla de Ayacucho en 1824 con la ayuda de los movimientos libertadores del sur
y del norte.

El inicio de la República del Perú está marcado por la instalación del primer
Congreso Constituyente del Perú en 1822. Las primeras décadas de la República se
caracterizaron por el predominio del militarismo en la escena política. Entre 1836
y 1839 el Perú estuvo unido con Bolivia a través de la Confederación Perú-
boliviana, entidad política que sucumbió ante la reacción de peruanos nacionalistas
apoyados por Chile.

Entre los años 1840 y 1860 se produjo el boom guanero, que supo capitalizar el
presidente Ramón Castilla, iniciando la modernización del Estado y las grandes
obras públicas. Luego de una victoriosa guerra con España (1865-1866), sobrevino
una severa crisis económica, que derivó en el desarme de la nación, que fue
aprovechada por Chile para desatar la guerra del Pacífico (1879-1883), en su
ambición por apoderarse de las riquezas guaneras y salitreras del sur peruano. Esta
guerra ha sido la mayor catástrofe bélica que ha sufrido el Perú a lo largo de su
historia republicana.

Finalizada la guerra con Chile, empezó la Reconstrucción Nacional, resurgiendo el


militarismo en la vida política, hasta 1895, cuando, tras el triunfo de la
revolución de Nicolás de Piérola, se inició una etapa de predominancia civil,
llamada la República Aristocrática (1895-1919). Esta etapa se caracterizó por el
predominio del capitalismo inglés y el impulso a las exportaciones agroindustriales
(azúcar, algodón) y a la extracción del caucho.

Otro caudillo civil, Augusto B. Leguía, inició la etapa conocida como el Oncenio
(1919-1930). El gobierno de Leguía, tachado de dictatorial y corrupto, y de estar
sometido a los intereses de los Estados Unidos, tuvo sin embargo la virtud de
empezar la modernidad del país y de resolver los litigios territoriales con
Colombia y Chile. El litigio con Ecuador se solucionó tras la guerra del 41 y la
firma del Protocolo de Río de Janeiro en 1942.

Luego del Oncenio, sobrevino una etapa de crisis política, social y económica,
caracterizada por gobiernos militares y civiles que se intercalaron a lo largo de
cincuenta años. Surgieron nuevos partidos como el Apra y el comunismo, que
centraron sus reclamos en el cambio de las estructuras socioeconómicas.

El Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada de 1968 a 1980, fue un intento de


cambiar los viejos moldes de la sociedad peruana y en muchos sentidos lo logró; no
obstante, fracasó en el aspecto económico. Los gobiernos populistas de la década de
1980 (Fernando Belaúnde Terry y Alan García Pérez) no hicieron sino agravar la
crisis económica y no supieron contener el embate del terrorismo de extrema
izquierda.

El gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) afrontó la crítica situación orientando


la economía del país al neoliberalismo y derrotando al terrorismo, aunque cayendo
en el autoritarismo y la corrupción. A partir de 2001 se inició un nuevo periodo de
continuidad democrática.

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