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Josué Monroy García 26/03/2021

Alexander Baumgarten
Alexander Gotlieb Bamgarten, nacido en Berlín el 17 de julio de 1714, fue un filósofo
alemán que estudió en la universidad de Halle. En el año de 1740, se le nombró
profesor de Alma Mater Viadrina. Ejerció este puesto unos 22 años y murió en
Franfort del Oder, el 27 de mayo de 1762.

Se le considera como el que sentó las bases para la estética moderna y dictó el
primer curso de dicha materia en 1742, en la misma universidad.

En su obra Reflexiones filosóficas acerca de la poesía (1735) introdujo el término


estética, designando de esta forma a la rama de la filosofía que estudia lo bello a
través del entendimiento sensorial y abstracto.

Si bien Baumgarten no es el fundador de la estética como ciencia, introdujo dicho


término al campo filosófico y de este modo, respondió las necesidades del saber,
alcanzando una difusión bastante amplia.

Baumgarten tomaba como base a Christian Wolff y Gottfried Leibniz. Por ello, se le
encuadró en el esquema filosofista de Wolff, quien ordenó el pensamiento didáctico
de Leibniz. Los temas se dividieron en gnoseología, metafísica, física y ética.

Tomando en cuenta el conocimiento y apreciando el sensible, lo interpretó de forma


similar a René de Descartes, como una práctica inferior, a modo de idea
relativamente confusa. Este plano sensible fue al que denominó como estética.

Baumgarten se ha ganado el mérito de haber tratado la apreciación por el arte y la


belleza como dos cosas distintas, pero encuadrándolos como conocimiento
sensible.

La etimología del término estética proviene del griego aisthetike, que surge a partir
de aisthesis, sensación, a través de la ciencia de la Aisthesis, es decir, el
conocimiento sensible.

Sobre el arte mencionó que el mismo resulta de la actividad intelectual, estableció


que proviene de la actividad intelectual y sensitiva. Es por ello que la noción de la
Josué Monroy García 26/03/2021

belleza no es una idea clara y objetiva, como las ideas mentales, si no que es una
idea confusa.

Por el contrario, para la ontología tradicional, la belleza no es ni más ni menos que


una propiedad del ente, la perfección encarnada.

Fuente (s):

http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1016-
913X2011000200004

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