Está en la página 1de 14
PU a MOP e NEU) PEDRO A. CRUZ SANCHEZ (Eds.) CARTOGRAFIAS DEL CUERPO La dimensién corporal enel arte contemporaneo SUA PA ee AU YAC tar Age Neca ca LUT OO ‘José Miguel 6. Cortés / Ana M2 Guash / Angel Mart CO ei Na UPA Ue eV Aa uA gl cuarto cuerpo Mario Perniola Del primer cuerpo, 0 del instrumento del alma rece que hablar del alma haya caido en desuso. Es el cuerpo el Pai ue se muestra; €S el cuerpo el objeto de todo cuidado, atencién, celo. Y si nos ocupamos del alma, lo hacemos en funcién del cuerpo, para garantizar su salud, su bienestar, su obediencia a nuestra yoluntad. Porque lo que parece més importante es el cuerpo vivo, 20 el cadaver, que también puede ser quemado pa- ra asi, no ocupar mis sitio en este mundo demasiado abarrotado. E| cuerpo muerto es por lo demds siempre el cuerpo del otro: lo que nos interesa, en cambio, en nuestro cuerpo. Mas bien dirfa esta palabra no admite el plural: lo que me interesa es mi cuer- po, y canto mas me gusta cuando menos se hace sentir como al- go autonomo y separado de mi, cuando més es el instrumento del que puedo disponer sin obstaculos 0 resistencias. {Qué es la salud si no este mismo dominio sobre el cuerpo? Y no hablo so- Io de las enfermedades reales: sino también de aquellos contra- placeres que me llevan a comer de modo desmesurado o bien a ayunar, a dormir demasiado 0 a quedar insomne, 0 a ser const El cuarto cuerpo 93 1 el deseo sexual 0 a rehuirlo, a ecottep vem: mido po! aises o a quedar encerrado en casa conf, te anne r iendo creer a todos que estoy fuera, Yn Sage oy, cerradas ha es més simples y comunes, que Patecee lv cont del cuerpo hacia mi dominio sob yh [a resistel + acrf precisamente la modernidad; ANEES, eng Aa tenfan el control sobre mi cug 0 $e, los demds ~ “ dela escuela y el ejército, las bu en °s diy. sitvos digi y de comportarse en Sociedad, lag Fe los ceremonies, obligacién de suiscer los vestidos a de no obstaculizar la reproduccign del, aa vib, acdc de os jovenes Ys cie,en eae el control que los otros (los padres, log mag i aneiows [a pareja...) ejercian sobre mi ope la he ee nidad consiste precisamente en la emancipacién del dominig . terno ejercitado sobre mi cuerpo. Ciertamente, aquel Poder ny tenia que ser arbitrario y caprichoso sino regido Por dispositive impersonales a cuyas normas, reglas, etiquetas Y Tituales [os edy. cadores eran los primeros en someterse, Donde lidad hubiera faltado, la recafda en la tirania, cn le bra abi sido fia. Pero est peligro ‘as civilizaciones se tienen que defender, yan mma de los cuerpos cue 8 Una cond; i PO NO 5 tan as Ramos. Aaquellos contra in décil cia 8 Buestte don: 6 ES que (es minio so ‘ Pecto al alcohol, la droga a pbamente umo, ON respecto de todo ion bien extraiia, En Y Sumiso como lo imagi- se ™anifiestan como resis- les dependencias © los calman tes, la i : nos vuelven a reclamar una dimensién ois opaca € inorginica, tan ligada a tas cosas que no logra disol- verse en la total e incondicional sumisién a mi alma. Es un he- cho que este primer cuerpo es en realidad el alma sensible, un modo para exorcizar la materialidad del cuerpo, su ser “una cosa que siente”. Del segundo cuerpo, 0 de su imagen Ha sido el poeta Paul Valéry quien ha expuesto la teorfa de los tres cuerpos'. El primero seria precisamente el sentimiento de nuestra presencia, el que todavia no ha pasado y constituye la di- mensién al mismo tiempo mis constante y més variable, porque cada constancia y cada variacién le pertenece. Este no tiene for- . ma y solo tomamos constancia de su alteridad cuando alguna parte se opone a nuestra voluntad. El segundo cuerpo localizado por Valéry es la imagen que de este nos proponen los espejos, los retratos, las fotografias, las pe- liculas. Este es precisamente “forma por excelencia, y esté liga- do, por lo tanto, con las artes visuales. Es lo que vemos envejecer hasta el punto de convertirse en aquella ruina en la que ya no queremos reconocernos. Se puede vivir sin conocerlo, como los ciegos. Es todo superficie y nada hace sospechar que a muchos érganos sobre los que no tenemos ninguna posibili de accién. ys interior, ese cuer- Al quererlo poner en relacién con algo del in Pi ir, la jognomia, es decis, PO se configura como signo del alma. nee Jos indi teorfa segtin la que los caractetes corpor: es ct 7 j ystamen re expresién de su alma, se mueve J ingenua de la relacion n En ve traiciona una versio : ou idad del alma: 4s elaboradas el cuerpo-imagen y Ja interior! FI a mi Neurosis son sefiales mucho 927-31. jmard, 1957 PP 1 Paul VALERY, Oewores, PAP ca Ja misma: lo que cuenta ¢ idea de fondo es la misma: lo q etle entendida como expresion. Sin embargo, a partir del ‘momento €N que nos hry la apariencia bella, empiezan los problemas, Porgue ps con Ha ape ea s a ectos del alma y la espiritualidad que rechazan Por dein P a ia iin} resentacidn, que son contrarios a la imagen en cuanyy rep! el enemigo del primer cuerpo es la dependencia, ad éenigs 4 segundo cuerpo es la iconoclastia, ae constiye la CUeStién cn, cial del arte moderno. Esta ae a diferencia fund, mental entre el arte y lo kitsch: el primero es ooo Consieme de su propia inadecuacién respecto asu contenido spiritual, « segundo no sospecha ni siquiera que la emancipacién del atte de la artesania, depende precisamente de este rechazo respecto deh imagen, de la apariencia, del espectaculo. La solemnizacién deks artes visuales, la adquisicién de un estatuto andlogo al de la oe. sia, depende en efecto en Occidente del hecho de que estas se ha. cen portadoras de una entidad o una experiencia que trasciende la imagen, que es como el Dios irrepresentable del Antiguo Tes. tamento, No por casualidad los que quieren hacer del propio cuerpo una obra de arte se lo traspasan en varios lugares cone piercing. tienes fy Del tercer cuerpo, o de los érganos El fee Cuerpo, para Valéry, est4 Privado de unidad, Es el cuer- Po hecho pedazos Por los instrumentos de la anatomia: no se ven & que érganos, Jirones de cary 4 i ne separad Valéry, stiptogramas histolgpio, : 10s 0, como dice Valéry, Esta idea de] cuer Set odkna a eid etl del cnc quite po at Palabra para nom S85 de la Epoca homeérica no Pal ‘ Rombrar e] ““erpo en su unidad: el cuer- un i i sd deter a Conjunto de clementos, una plurali- *FePresentacién del Cuerpo en ‘© son puestos en -encia 10 mmisculos de las piernas y las partes carnosas, La te ride . La ree joi funcional y orginica oh las partes solo seré percibida a delante Los gtiegos emp! earon las palabras plurales guiay dled para indicar el cuerpo extendido como érganos. El primer vérmin0 Se refiere a un grupo harto extenso de palabras antiguas ye se referian a la nocién de cavidad y combadura, Los érganos eran precisamente curvados y flexibles. El segundo término, cu- yo origen etimoldgico es oscuro, indica como sentido primario justamente los drganos como sede de la fuerza corporal; de aqui curiosamente proviene como sentido derivado el mélos entendi- do como frase musical, canto, cancién, melodia, distinguida del ritmo y de la medida. Lo que llama la atencién es la conexién en- ire el cuerpo y la poesfa, tanto que casi el uno como el otro son érganos articulados que se mantienen juntos en lugar de estar completamente separados. Estos elementos, pues, estarian conectados a algo que no se ve y de donde proviene su energia. Se ha observado que a Homero le falté no solo la palabra “cuerpo” sino también la palabra “al- ma’. En efecto, con el término psyché entiende sencillamente la respiracién vital que abandona el cuerpo con la mente. Lo que hace funcionar los érganos es mas bien el thumés. Pero este ilti- mo no tenia una fuerza autonoma que procedia del incerion, de algo parecido a lo que nosotros entendemos por espirit ne cambio, los érganos son de veras disiecta, es decit, no ean nectados, estamos mas proximos 4 la idea de carne: wi lidad la palabra griega s4rx que equivale, resent como el latino caro, pertenece al campo seman que quiere decir cortar- no por casua- acarne, Del cuarto cuerpo, 0 de una especie de contra ‘Ademés de estos tres cuerpos, Valéry intro ce ety cuarto cuerpo, que se podria llamar indiferentemen i lag ‘ alo cuerpo imaginario. Se trata de una Construccifn «9 P | no muy diferente de las nociones, elaboradas Or log i a menudo se encuentran mis alld 0 mis acé de UEst03 se, We de nuestra imaginacién y hasta de nuestra apacidad be . prender. Esto surge en un entorno que Valéry define cae conocido e incognoscible, y no se distingue de este mis de lo un torbellino se distingue del Iiquido en que lo form, Esta es, a primera vista, una idea de cuerpo bastante rans. cente. Pero proviene de la insatisfaccién respecto a los otros cu, pos. Me parece, en efecto, que aqui no se piensa verdaderamen, el cuerpo como cuerpo. En la primera visi6n, lo que cuenta es¢la. ma de la que el cuerpo solo es el instrumento; se pierde ail. mensién de cosicidad que pertenece al cuerpo en favor de ung concepcién espiritualista cuyo centro es constituido por el suje to, el yo, la conciencia individual. En la segunda, lo que cuenta ¢s la imagen, que me aleja no tanto del alma como de la expe riencia de la corporeidad. Por fin, la tercera idea de cuerpo, a pensarlo como una serie de érganos movidos desde el extra, desplaza el motor dela conciencia a una causa que esté fuer. E- fe agente externo, que para Homero esd constituido por los dr Ses puede ser también pensado de otro modo: por ejemplo con® a cei eee Nos acercamos, entonces, un poco Cuerpo como cuerpo, pero esto todavia ntiguos griegos sobre el cuerpo presenta tonismo, no se puede deer 'a excepcién del orfismo y el neopl- desea a an “lertamente que cuvieran una actitud : f a res; ic Sién también vale para los flee ee CUetPO- Y esta consider i 8 fi és Mee eo come un bse oe We Fed, OP ‘aculo para el acceso a la verdad J; aspectos interesantes, C * Gaile 30208 la palabra a ae ala de tumba (séma), pras mas tardias como Filebo, La Politica y Timeo, sostiene ae ola idea de una conciliacin arménica entre el alma ‘cuerpo ‘Aristoteles, incluso afirmando la primacfa de la for- ma sobre la materia, manifiesta constantemente la apreciacién més grande del mundo sensible. En el epicureismo el alma se identifica completamente con el cuerpo’. Sin embargo, segtin es- tas filosofias, el cuerpo es una concretizacién de lo viviente, un conjunto de espiritualidad y vitalidad. La palabra alemana Leib (cuerpo) afin a Leben (vida), expresa bien esta unién entre el cuerpo y la experiencia de una sobreelevacién ideal. El cuerpo por excelencia es el cuerpo humano, el cuerpo que los poetas han cantado y que el arte clsico ha representado en esculturas que son consideradas como cdnones de belleza. La intuicidn de un cuarto cuerpo se mueve en una direccién completamente diferente. De la palabra latina corpus se despren- de algo que ¢s irreducible a una sublimacién estético-espiritual, un aspecto més opaco, inorganico y césico, que trasluce en la pa- labra alemana Karper, un cuerpo no solo diferente, sino incluso opuesto al Leib, una suerte de contracuerpo, si por cuerpo se en- tiende el cuerpo viviente. Ciertamente, el modelo conceptual que sugiere la idea de un cuarto cuerpo no es el del cuerpo vi- viente, sino més bien el de la cosa. Y no se trata tanro de un ob- jeto, que implica la existencia de un sujeto (y por Jo tanto nos hace recaer en la primera ideal del cuerpo entendido como ins- trumento del alma), sino simplemente una ¢9*4- Yaqui el oon so sobre el cuarto cuerpo suscita la reaccién de oe ee Ante todo, encuentra la resistencia de Te re aad que su cuerpo sea considerado una cos jen sea reivindi- vierten la diferencia entre objeto Y ae “ipa cién, el €s can para si, después de milenios det! orl sujeto. Pero esta definicion también se ipl et 3. Frangois DAGOGNES 14 @?! multiple ond, 1992. de aquellas féminas que estén contentas con ue ven con preocupacién la transformacién 4 Objet, ty, cosas y la desaparicin de los sujetos que las “ ay Ap, arte, ademés, es a la mujer (y a los que se Semen afines a ella) a la que se dirige especialmente e| tet, cuarto cuerpo, porque los hombres, ya sean o ng Fie Steg tas o artistas, se conforman, por lo general, con los tte fs, cuerpos. En efecto, son las mujeres las que han tenido ff tiencia de la versién pasiva de los tres primeros cuerpo, ned tar con un instrumento, sino ser un instrumento; no conn una imagen, sino ser esa imagen; no hacer pedazos un cuerpo no tan solo ser trozos de ese cuerpo. De aqui se deduce que} mujer deberfa ser mds sensible a una ontologia, que se apoya ju tamente en la palabra latina res (cosa), y no en una metafsice e Ia que la sustancia es pensada como acto. El horror qu nape te de la cultura moderna sostiene respecto a la reificacién, esd cir, al fendmeno por el que algo de lo viviente es transfomaio en una cosa, deriva de una metafisica de la accidn en la quel implicada. Elen mujer se supone que no est particularmente nismo, al preferir la accién frente a la cosa, ha corrido muy ame nudo el riesgo de reducirse a una forma de colonialismo cultural masculino: efectivamente hay quien maliciosamente piens# en® legitimacién filos6fica, es decir el hecho de constituir un capt” lo de la historia de la filosoffa, deriva justo del hecho de haber cido como un desarrollo de la filosofia de la accién. Obviamen queda excluida de esta critica la teorfa de la diferencia femenin’ aunque esta pertenece mds al pensamiento de la diferencia que feminismo. mosey nde ‘uerpo en tanto que cuerpo, opuesto al cuerpo cién materials 'u, nos lleva a pensarlo de acuerdo a una orient confusién, En as que, sin embargo, puede llegar a inducit unt es decis, el heck ee si por materia solo se entiende la extensiO™ té claro que la non cent lOngitud, anchura y profundidad, © ver rambién puede ser “no extendida”: Descatt® 4100 Cartograti Cartogratias del cuerpo - 4 <4 Ja mente como una res cogitans, es decir, una cosa que \ defini’ partiendo de esta expresiOn cartesiana, considero e| cuar- eee como una cosa que siente, es decir, algo completamen- 0 ierente de los cuerpos-objeto que estudia la fisica. En este fencido, ambin, el cuarto Cuerpo €s, por asi decir, un contra- | cuerpo. Si, en cambio, la materia se encuentre en el sentido de “madre de todas las cosas”, esta referencia a la procreacién inclu- go podra ser del gusto de algunas damas, pero ~a causa de su re- ferencia a la vida~ se encuentra en oposicién a la cosicidad. Una vez més es la lengua alemana la que viene en mi ayuda: materia, en efecto, no solo se dice Materias, sino Stoff, cuya eti- mologfa nos lleva.a los tefidos, al stuppa latino (la estopa) del cul {__proviene la tela italiana, el étofé francés e, incluso, la palabra in- : glesa Stuff {Un cuerpo de tela se acerca mis, sin duda, al cuarto J cuerpo que a una piedra! Pero este hecho lingiiistco asume un ca- | ricter todavia més excitante cuando aprendemos que la palabra | Stoff que a diferencia de las otras también ha asumido un signifi- cado filoséfico, se forma en aleman en el siglo XVI por la jerga de los mercantes de tejidos italianos y holandeses, y se encuentra, por tanto, ligada al comercio y al dinero, al abrirse a sociedad germé- nica al mundo del protocapitalismo manufacturero. La prefiguracién de este cuerpo de tela puede ser buscado en los textos y forografias etnogréficas del psiquiatra francés Gaétan Gatian de Clérambault, conocido por haber sido al mast de | Jacques Lacan. A él se debe precisamente ka cates ‘ fe cari clinicos de mujeres que sentian una amracitn e rae ead mente sexual, por algunos tejidos, en especial Ps , jeter femeninos sn especifica del caret rambaule la cree una perversion especiicn ts dar mucho mas frecuente en las mujeres BUTT te separa POF mente distinguidos por el ee ino es un susticuto de yr él dese que la tela -en los casos Po a femme rigne dex taf OO si, Passion eri | DE CIERAMBAUET Poy 4 Gaétan GATIAN DE Ctr er en roth © (1908), Paris, Les « to cuerpo 10% etcus ye un organo sexual, no se acompajia de imaginacig cesita estar puesta, vestida, e, incluso, se acom, e al 9 gidez en las relaciones sexuales normales. La a de gi ‘ griego dpto, tocar) parece demasiado genética pata te ae erversién; por tanto Clérambault acufia el térming eas Sa griego yf (tejido); estas enfermas estarfan, pues, aqua li, filia erotica. La atraccién genérica hacia el tejido se otis efecto de una excitacién sexual localizada en el clitoris, ee caso el contracuerpo seria una experiencia sensorial, més bint nestésica, que se desencadena al contacto con el tejido; tale, 4 tiencia tiene un cardcter neutral, es un sex appeal de lo inal, porque se encuentra mas alld de Ia diferencia ente ls os misma experiencia es suscitada por la visién de las Fotografias a. ficas de Clérambaule realizadas en Marruecos con oct de nogrd sus repetidas estancias de 1912 en adelante. Estas fotos muestran figuras humanas (comtinmente mujeres, pero también nifios y hombres) envueltas en amplios pafios que cubren completamente no solo el cuerpo sino también la cara y la melena, por lo que dd cuerpo se ven, a lo sumo, las manos. La imagen del cuerpo er emplazada aqui por la tela, que, sin embargo, no modela de nin- gin modo el perfil del cuerpo, sino que en virtud de st redundancia, muy a menudo, lo borra completamente. Los cue pos de tela ya no tienen nada orgénico: en cierto sentido son contracuerpos, porque parecen regidos por un dinamismo auto- nomo e independiente respecto a los cuerpos de carne que s¥ puestamente cubren. Clérambault también desarrollé un amplio trabajo teérico de que emerge la nocién de automatismo mental (a menudo aco" aia i EF ia cae automatismo sensitivo y motor) considerada po" 10 el fend: us gi como el fenémeno elemental que se encontraba en el nick le las molestias psicéti i a privado de afect at cte caacterizado por el hecho de ¢ ividac ir i id: i is € imaginacién’. Dicho automatismo Pi Eaicion a eargo de Daou ROMBAULE, cAntomatons manta Pia pst 'eesconi) Chieti, Métis, 1994, pags. 216 y 245: 102 Cartografias del cuerpo ——— —— _alucinaciones que S¢ imponen como si se tratase de algo au- gnomo Y completamente extrafo respecto a su vida psiquica ‘ normal El conjunto de los fenémenos provocado por el automa- sefiala una completa ruptura respecto a la interioridad. Por duct 4 ism! . ae 2 ‘ ejemplo, el lenguaje emancipa de su funcién de expresar pensa- § mientos y sencimientos subjetivos: adquiere una matetialidad . corporal falta de sentido que transforma al psicético en el vehi- culo de conjuntos de frases, palabras y silabas que se oponen a su conciencia y que a menudo son también irritantes, vejatorias y hostiles en sus comparaciones. Es como si el lenguaje adquiriera una completa independencia respecto al sujeto: se convierte en una cosa, comparable a las vestimentas de las fotografias etnogré- ficas; nada filtra de lo que deberia estar detrds. Y, en efecto, se- gun Clérambault, el exterior no tiene ninguna relacién con el interior: por lo tanto no es posible una interpretacién del auto- matismo, al que Clérambault atribuye un origen fisico. Los deli- trios mentales son sucesivos y secundarios respecto a los automatismos, tal como el cuerpo es sucesivo y secundario res- pecto a aquel contracuerpo que es el vestido. Se podria decir, in- cluso, que el cuerpo no es sino la continuacién del vestido® Del cuarto cuerpo, o de una especie de metacuerpo En el parrafo anterior se ha subrayado el cardcter material del cuarto cuerpo, mds semejante a una cosa que a un organismo vir viente. Su opacidad y su falta de expresién nos han inducido a eracuerpo fuera més apra que la del ¢ otra dimensién del cuarto cuerpo que parece moverse en una dimensién opuesta, ¢s ee e abstraccién, hacia un metacuerpo- Precisamente Paul aoe quien se le debe la intuicién de un cuarro cuerpo» ha an do, y no al azar, la abstraccién como la més importan creer que la expresin con cuerpo. Pero también exist nto en Transit Rom’ es sobre este EUMENNY O ! if dell inorganic sta ‘Trama, 1998)- 6 Reenvio a mis propias consideracior Castelvecehi, 1998 ('ed,) y en el Ilse (x espaiiola: El-sex appeal del inorganic n humana. Tal orientacién NO eSté flea de wag lieve otorgado por Valéry a la economia y, ey i rg atencion respecto a la economia Politica: el Comerci : sty la competencia, la bolsa, la velocidad yla indi transacciones financieras son consideradas por Val ley a &e minos de comparacién para explicar la dindmicg dey = & des culturales’. ;Qué hay, pues, més abstracto que la =e considerada como valor de cambio y la moneda entendd, equivalente general del valor de las mercancias? EI nivel de abstraccién alcanzado por la moneda, “spe mente cuando funciona como capital financiero, es tan alto resulta més parecido al espiritu que al cuerpo, més a |y Vide que a la materia inerte’. Ademds, ya la misma nocién de valor de cambio implica el hecho de abstraer completamente las calidades materiales y ls caratersticasfiicas de los biens. La peu alrededor dela que versria la hipdtesis de un metacuetpo pus St por tanto, formulada en estos términos: jedmo es imagine ble un cuerpo que esté sometido a un proceso de abstracciéne mejante al de la economia politica? A primera vista, esta es una Pregunta paraddjica, porque estamos acostumbrados a conside- dey se com, i Pra en la condicisn de esclyy; icucié ; esclavitud o Ia prostitucién, Pueda consider i € tanto que vag 3? espiritual que el cuerpo entendido de Uso y wtlidad, e¢ algo que horroriza al eres. Y ti ; Pensamos el primer cuepn Y Tenen toda la razdn, hasta que cuer; ; Wames més ali de esta ides Smo instrumento del alma. Pero si t lea e in : se He, come cox aura 20S pensar el cuerpo en ta oma, j : © deun ener” MCluso las mujeres han de i lero. Fi : » SINO serlo dem, asindo neem No es ser deme 0Co, ‘alo Bang a ur 5 "eRinaire au eapitaline, Pais Le 106 Carogratins dat foe Pe DunklerscHumbiot, 1958 | Un paso mas y nace la idea del cuerpo-dinero ©, como ha di- cho Pierre Klossowski, de la “moneda viviente”, imaginando una condicién en la que uno pueda ser pagado en mujeres o en hom- bres, en lugar de en dinero’. Pero incluso estos mujer-dinero y hombre-dinero le parecen al propio Klossowski todavia lejanos de la figura conceptual de la moneda viviente, a la que estaria més prdxima la estrella del es- pecticulo. Es, si acaso, Monsieur Teste, el personaje descrito por Paul Valéry en el libro homénimo", el que més cercano se en- cuentra a la idea de una “moneda viviente”. En efecto, Monsieur Teste es tan abstracto que resulta indeterminable: sus rostros son innumerables y su ser esté completamente absorto en el propio variar. Falto de opiniones, vive de modestas operaciones de bolsa, haciendo de la apariencia el objeto de una reflexin falta de con- tenidos, pero capaz de reflejarlos y reproducitlos todos. Las pala- bras de las que se sirve se enlazan entre ellas de un modo tan curioso que pierden su sentido corriente. Teste, sin embargo, ti ne también un cuerpo que se mueve con sorprendente regulari- dad. Su vida resulta ser “tomada toda de las costumbres y de la ausencia”. Un metacuerpo, un cuerpo abstracto tanto dela percepcién subjetiva de él mismo como de su imagen, podria ser aquel cuerpo de las costumbres, que parece ser descrito por Desc tes para explicar el comportamiento de los que, cuando oa " desde lo alto, esponténeamente ponen Jas manos delante p: salvar la cabeza"’. Ai Navarro Traduccion: Miguel A- Herndndez-Na < nate vivant 9 Pierre KLOSSOWSKL Le a se 10 Paul VALERY, Monsieur Tete era 11 René DESCARTES, De eos ra Gallimard, 1937. Ver as 08

También podría gustarte