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¡Vamos a la fiesta de San Juan!

San juan es fiesta grande en la Amazonía peruana. Cada ciudad, cada pueblo, cada comunidad
amazónica celebra cada 24 de junio esta fiesta del calendario católico; en las ciudades sin el
contenido religioso que tenía, sentido que aún se conserva en las comunidades nativas. .

En el distrito de Balsapuerto (provincia de Alto Amazonas, región Loreto) desde el primer día
del mes de junio los jóvenes y niños de ambos sexos cada madrugada recorren las calles del
pueblo anunciando la proximidad del día de San Juan y se dirigen a bañarse a su playa
preferida del río Cachiyacu.

Para los foráneos, el ambiente que se vive en los días previos, los preparativos para la fiesta, la
suspensión de las actividades públicas, las ganas de niños y adultos de estar a sus hogares con
sus familias, nos transmiten el espíritu de las celebraciones de navidad y año nuevo. Las
escuelas paralizan sus actividades desde el 22 de junio, los docentes retornan presurosos a
Yurimaguas para estar con sus familias. Los escolares de la Residencia Estudiantil de la
Institución Educativa Secundaria de Balspauerto emprenden sus caminatas de varias horas
hacia sus comunidades de origen porque también desean pasar con los suyos estas fiestas,
comer los juanes en familia y pasar un día en el río.

Pero no es un día cualquiera, al fin y al cabo todos los días del año van a jugar, a bañarse o
tarrafear (pescar con atarrayas) en el río. Es el día de San Juan. Y no hay San Juan sin juanes,
de arroz con gallina o de arroz con carne del monte o de yuca con pescado seco. El juane es
infaltable, como para los citadinos es impensable una navidad sin chocolate y panetón. El
masato también tiene su lugar en la celebración y a las familias Shawi no les falta en todo el
año.

Los varones adultos de algunas comunidades que aún obtienen recursos del monte, días antes
se van a “cacear” durante, 3, 5 o 9 días para tener carne y celebrar con comidas a lo grande.
Los padres de familia también compran los ingredientes necesarios para la preparación de los
juanes: arroz, guisador o palillo (cúrcuma), sachaculantro y por supuesto la gallina regional,
apreciada por su sabor muy local y diferente a la gallina de granja.

En el distrito de Balsapuerto, algunas comunidades tienen su imagen de San Juan y celebran la


patrona o fiesta patronal en honor a San Juan Bautista. En ese caso la fiesta empieza en la
víspera. Campeonatos de futbol, procesión, umshas, paraliturgia, baile, forman parte de la
fiesta que con tanta alegría se espera cada año. La celebración dura toda la noche del día 23 y
la madrugada del 24 de junio. La noche es celebración religiosa y la madrugada es para la
celebración mundana.

Los cabezones (similares a los mayordomos o encargados de las zonas andinas) adornan desde
el día 23 las umshas o palos que serán derribados por los nuevos cabezones del próximo año,
también se encargan de adornar el local comunal con globos y cadenetas y por supuesto la
imagen y andas de San Juan.

A las 9 de la noche del día 23 fuimos caminando 20 minutos bajo la completa oscuridad hacia
la Comunidad Nativa de Buenos Aires y encontramos en el local comunal a la población
reunida escuchando la paraliturgia oficiada por animadores católicos de la misma comunidad.
Las mujeres con decenas de baldes de masato están fuera del local comunal esperando el
momento oportuno para invitar a los presentes.
Minutos después la imagen de San Juan fue paseada en hombros de los fieles por los
alrededores al compás de los bombos y la quena de los músicos traídos desde San Daniel de
Varadero, a 4 horas de viaje en bote por el río Cachiyacu.

Acabada la procesión y una vez en el local comunal, las mujeres pasan y repasan
incansablemente, una y otra vez con su mocahuas o recipientes de cerámica invitando a beber
el masato o bebida a base de yuca. Durante el resto de la noche del 23 de junio la imagen de
San Juan Bautista es venerada por los fieles de la comunidad en el local comunal,
principalmente por jóvenes varones y mujeres, con bailes cadenciosos marcados por los
bombos y la quena.

Ni bien la imagen es guardada en un lugar especial del local comunal a las 12 de la


medianoche, estalla la alegría y jóvenes emparejados, mozos y mozas soleteras bailan jubilosos
alrededor de las dos umshas plantadas frente a local comunal. El bombo y la quena dan paso
ahora al equipo de música y el generador eléctrico.

No hay desenfreno, Lorenzo Chanchari APU o máxima autoridad de la comunidad de Buenos


Aires controla que todo vaya bien, con mucho orgullo lleva su varayoq o bastón de mando que
el próximo año entregara a su sucesor elegido por la mayoría; los policías de la comunidad
(otras autoridades elegidas para ayudar a las autoridades de mayor rango) también llevan una
vara de menor tamaño y van supervisando que todo vaya en orden. Los encargados de
repartir el vino piden autorización al APU para sacar y repartir mas licor, quien puede denegar
que se le sirva a alguien que muestre signos evidentes de exagerada borrachera. Pero el
masato sigue acompañando el júbilo.

Todos se amanecen bailando y a las 7 de la mañana los cabezones reciben el cargo para el
siguiente año. Como en Buenos Aires ya no “cacean”, ahora entregan a los cabezones una
canasta de víveres en agradecimiento por haber aceptado el cargo. Los cabezones tumban las
umshas que cierra con broche de oro el baile de toda la madrugada, se apaga el equipo y todos
retornan a sus casas para descansar y retornar más tarde al río a bañarse y jugar y comer los
juanes con la familia.

Mientras en la comunidad de Nueva Luz están bailando, desde las 4 de la madrugada en el


pueblo de Balsapuerto jóvenes, niños y niñas van al río a bañarse para quitarse la mala suerte
del año que acaba. Más tarde comerán los juanes en casa o con la familia en alguna playa del
río Cachiyacu.

Aguas arriba del río Cachiyacu, en la comunidad de San Lorenzo, los jóvenes se van caminando
durante media hora para disfrutar las 4 caídas que forman las cascadas de San Lorenzo.

El centro poblado de Santa Rita también celebra su patrona ya que también veneran la imagen
de San Juan. Esperamos estar ahí el próximo año para darnos nuestro baño en las orillas del
bajo Cachiyacu y empezar otro año con buen talante.

Miguel Calisaya Arangoitia

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