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JACK OOMINIAN

II?

El significado de la relación sexual


«3NCI1 i t í I d$M»
Jack Dominian

Hacer el amor
El significado de la relación sexual

Editorial SAL TERRAE


Santander
índice

Prólogo 7
Este libro está dedicado a los estudiantes, PRIMERA PARTE
sus padres y sus profesores Breve historia del cristianismo y el sexo
1. El trasfondojudeo-cristiano 13
2. Los primeros siglos 24
3. El período medieval 33
4. La Reforma 40
Título del original inglés: 5. El siglo xx 47
Let's Make Love.
The Meaning of Sexual lntercourse SEGUNDA PARTE
© 2001 by Jack Dominian El significado intrínseco de la relación sexual
Publicado en 2001 por
Darton, Longman and Todd Ltd. 6. La sexualidad en la infancia 57
London 7. La sexualidad adolescente 67
8. Atracción sexual y relación sexual adulta 71
Traducción:
Milagros Amado Mier
9. Relación sexual y amor personal 84
© 2002 by Editorial Sal Terrae 10. Relación sexual y amor interpersonal 91
Polígono de Raos, Parcela 14-1 11. Relación sexual y procreación 102
39600 Maliaño (Cantabria) 12. Problemas sexuales 107
Fax: 942 369 201
E-mail: salterrae@salterrae.es 13. Implicaciones morales de la relación sexual 111
www.salterrae.es
TERCERA PARTE
Con las debidas licencias Temas candentes
Impreso en España. Printed in Spain
ISBN: 84-293-1466-0 14. La relación sexual en la adolescencia 119
Dep. Legal: BI-1906-02 15. La cohabitación 126
16. El adulterio 132
Fotocomposición:
Sal Terrae - Santander
17. Sexo y violencia 138
Impresión y encuademación: 18. La prostitución 144
Grafo, S.A. - Bilbao 19. La pornografía 151

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CUARTA PARTE
Desafíos para la Iglesia de hoy
20. La contracepción 159
21. El matrimonio del clero 173
22. El estado célibe 179
23. Teología 191
24. Evangelización 201
Prólogo
25. La moral en un tiempo de revolución sexual . . . . 206
26. Balance de la revolución sexual 213 Este libro ha sido escrito porque el siglo xx vio el final de una
tradición que ha durado veinte siglos y que vinculaba la sexua-
lidad a la procreación. De uno u otro modo, dicha tradición
parecía sospechar del placer sexual y salvaguardaba el sexo
vinculándolo a la nueva vida. Con el advenimiento de la con-
tracepción y una interpretación mucho más amplia del signifi-
cado del sexo, esa era ha llegado a su fin.
En mi opinión, esto ha dejado un vacío que ni la sociedad ni
las iglesias han sido capaces de llenar adecuadamente. Las igle-
sias han pasado de vincular el sexo a la procreación a vincular-
lo al amor; pero, dado que el amor sexual es un concepto extre-
madamente difícil de comprender y apreciar, las iglesias, con
pocas excepciones, están soslayando la tarea de explorar el este
amor. En lugar de ello, están obsesionadas con la homosexuali-
dad, en la tradición protestante, y con la anticoncepción, en la
católica. Yo considero que esta respuesta supone una seria falta
de responsabilidad por parte de las iglesias para con sus fieles y
para con la comunidad en su conjunto. Creo que la sociedad
está hambrienta de un diálogo serio acerca del amor sexual, y
esto es lo que yo he tratado de proporcionar en este libro.
El modo de recibir sus contenidos está en manos del lector,
pero la negligencia de las iglesias a la hora de preparar a sus
fieles para pasar de ver el sexo como un medio procreativo a
verlo como un medio de expresar el amor ha hecho que la
sociedad y el pueblo de Dios hayan tomado el tema en sus
manos y estén experimentando intensamente. Algunos de los
miembros conservadores de todas las iglesias cristianas ven
esta experimentación con consternación y horror. Yo, personal-
mente, creo que es necesaria una transformación radical en el
modo de ver la sexualidad, y no dudo en decirlo.

—6— _ 7 _
En mi opinión, aunque el paso de la biología al amor es lo gicos, del sexo. Se pasa después al tema central del libro, que
adecuado, las implicaciones de la revolución sexual son monu- consiste en un examen detallado del amor en la relación sexual.
mentales, y hasta el momento las iglesias únicamente han ara- Por lo que yo sé, esto no se ha hecho nunca de este modo.
ñado la superficie. Soy muy consciente de que una persona y Examino la atracción, los aspectos personales, interpersonales,
un libro no pueden proporcionar todas las respuestas, pero invi- procreativos y morales del coito (y también los problemas
to a pasar de la afirmación: «En el principio era la palabra, y la sexuales), el corazón del misterio de la relación sexual, y lo
palabra era "No"», a un «Amén» que ve la imagen divina en el vinculo al amor. Si queremos entender el paso de la biología al
sexo y lo erótico. amor, estos capítulos son cruciales en este libro.
No trato temas como el aborto, la homosexualidad, la mas- En la tercera parte abordo la descripción del coito en situa-
turbación, el fracaso matrimonial o el divorcio, porque ya han ciones inusuales, la relación sexual en la adolescencia, la coha-
sido tratados extensamente en otros lugares y porque mi obje- bitación o vida en pareja sin casarse, el adulterio y las implica-
tivo primario ha consistido en describir la experiencia usual y ciones morales de estas situaciones. La relación sexual juvenil
cotidiana de la relación sexual en términos extraordinariamen- es resultado de la maduración sexual temprana, y la cohabita-
te divinos. ción es consecuencia del gran intervalo entre la pubertad y el
Creo que la revolución sexual ha abierto los horizontes de matrimonio. Se trata de nuevos elementos en presencia que tie-
la sexualidad, pero la sociedad no se ha tomado la oportunidad nen su moral propia y específica. La vida en pareja, en particu-
con seriedad y ha trivializado el sexo. Creo que las iglesias tie- lar, precisa de un análisis histórico del matrimonio para ser
nen la oportunidad de mostrar al mundo que si hay que tomar- comprensible. En el adulterio no hay nada nuevo, y la desapro-
se a Dios seriamente -y hay pruebas abundantes de que eso es bación del mismo sigue siendo tan fuerte como siempre.
lo que quieren hacer hombres y mujeres-, entonces un modo de La prostitución y la pornografía son situaciones perennes
hacerlo consiste en reconocer la presencia de lo divino en el -la última en rápido incremento- que ven el sexo de manera
encuentro sexual interpersonal. impersonal. En términos cristianos son herejías de la sexuali-
La tradición cristiana en este área, con muy pocas excep- dad. Mi respuesta a ambos problemas no consiste en su supre-
ciones, es profundamente deficiente, y yo comienzo el libro sión activa, sino en dar mayor relieve a la sexualidad amorosa,
con cinco capítulos históricos que siguen la pista a esa tradi- a fin de que tanto las prostitutas como la pornografía se hagan
ción desde el Antiguo y el Nuevo Testamento, a través de los cada vez más innecesarias.
períodos patrístico y medieval, hasta la Reforma y el siglo xx. Aunque, como todos mis libros, éste se dirige a la comuni-
Lo que resulta evidente y asombroso es que, hasta los últimos dad cristiana en su conjunto, en la cuarta parte dedico tres capí-
treinta o cuarenta años, la mención del amor estaba por com- tulos a los problemas específicamente católicos. Analizo en
pleto ausente y, en su lugar, lo que esos siglos establecieron fue detalle los errores de la Humanae Vitae, insto a un celibato
la importancia del estado célibe consagrado a Dios, el celibato voluntario del clero y, aplicándolo más allá de la comunidad
clerical, el vínculo entre el sexo y la procreación y el miedo al católica, a la deseabilidad de un estado célibe dedicado a Dios.
placer. Constituye una enorme tarea desandar nuestros pasos Este libro será, indudablemente, objeto de una doble recep-
para ver que Dios es amor, que la creación entera está relacio- ción. Satisfará las anheladas expectativas de la mayoría, y será
nada con el amor y que el sexo lo expresa de manera suma- inquietante para una minoría. Esta ansiedad ha venido antici-
mente poderosa. pada por las cartas que he recibido a lo largo de los años. El
Dado que en las últimas décadas se estableció finalmente el número de objeciones ha sido nimio comparado con la aproba-
vínculo entre el sexo, la relación y el amor, la segunda parte se ción y el aliento recibidos, pero en la última parte del libro
abre con un esbozo de los principios básicos, físicos y psicoló- quiero responder, si no satisfacer, a mis críticos.

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Dedico un único capítulo a la evangelización, que conside-
ro de vital importancia. Brevemente, mi argumentación es que
las iglesias cristianas están sufriendo una hemorragia constan-
te. Ello se debe a diversas razones, pero una de ellas, especial-
mente en lo que atañe a los jóvenes, es la actitud respecto de la
sexualidad. Finalizo el libro con la contundente afirmación de
que el cristianismo debe afrontar el desafío de la revolución
sexual y evaluarla. Por el lado positivo, la revolución sexual ha
liberado y dado la bienvenida a la maravilla del sexo. Por el
lado negativo, lo ha trivializado. Este libro es un desafío al cris-
tianismo para que no frene su avance por miedo, sino que vea PRIMERA PARTE
la revelación como la respuesta a través del amor a la plenitud
del sexo, y un desafío para ser cauto con la tradición, porque es BREVE HISTORIA
deficiente, y, no obstante, es preciso discernir lo bueno que hay
en ella. Yo soy de la opinión de que debemos estar agradecidos DEL CRISTIANISMO Y EL SEXO
al mundo secular por su contribución a nuestra comprensión de
la sexualidad. Ahora le corresponde al cristianismo, a través de
la revelación, comprender lo maravilloso del sexo como ima-
gen de lo divino en los hombres y las mujeres.

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1
El trasfondo judeo-cristiano

Este libro está dedicado a la historia y el significado de la rela-


ción sexual. Se remonta al origen en la tradición hebrea
-Génesis-, y la pone al día en nuestro período contemporáneo.
Se trata de un estudio que refleja las vicisitudes o cambios de
circunstancias de la sexualidad y recapitula el modo en que la
tradición religiosa ha tratado este tema, el más íntimo de los
temas personales. La obra comienza con los dos relatos del
Génesis, el segundo de los cuales, más antiguo y conocido tra-
dicionalmente como yahvista, data aproximadamente del siglo
xa.C.
«Dijo Yahvé Dios: "No es bueno que el hombre esté
solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada". Y Yahvé Dios
formó del suelo todos los animales del campo y todas
las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver
cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese
el nombre que el hombre le diera. El hombre puso nom-
bres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos
los animales del campo, mas para el hombre no encon-
tró una ayuda adecuada. Entonces Yahvé Dios hizo caer
un profundo sueño sobre el hombre, que se durmió. Y
le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con
carne. De la costilla que Yahvé Dios había tomado del
hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre.
Entonces éste exclamó:
"Esta vez sí que es hueso de mis huesos
y carne de mi carne.
Ésta será llamada mujer,
porque del varón ha sido tomada".

— 13 —
Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se se produce un encuentro entre personas, y en ese encuentro los
une a su mujer, y se hacen una sola carne. genitales transmiten toda la riqueza de cada uno al otro.
Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, Podría argumentarse que el texto de por sí no se centra en
pero no se avergonzaban uno del otro» (Gn 2,18-25). el aspecto relacional del acto, sino en la necesidad de propor-
cionar al hombre una ayuda adecuada. En este sentido, la mujer
En su comentario sobre el cuerpo más teológico y extenso1,
podría ser definida como una ayudante subordinada al hombre
Juan Pablo o utiliza los dos pasajes del Génesis -especialmen-
para satisfacer sus necesidades sexuales y de otro tipo. Pero el
te el anteriormente citado- para proclamar la igualdad física,
pasaje comienza con el comentario de Yahvé Dios sobre que no
social y espiritual entre los sexos. La mujer está intrínseca-
es bueno que el hombre esté solo. Juan Pablo n dice que esta
mente relacionada con el hombre, puesto que fue una de las
referencia constituye una respuesta al estado inicial de la
costillas de éste lo que constituyó la base de su creación.
humanidad, que pasa de la soledad original a la unidad. Por lo
Continúa describiendo en detalle la disposición para la rela-
que se ha dicho, no es irracional asumir que la creación de la
ción sexual creada en los cuerpos masculino y femenino y la
mujer es un acto de comunión mutua entre iguales. En esta
califica de «nupcial».
comunión entre personas, la relación sexual constituye un foco
Juan Pablo n emplea como trasfondo de su exégesis la res-
de comunicación. Juan Pablo II argumenta extensamente en
puesta de Jesús a los fariseos cuando le preguntaron si había
favor de esta interpretación: «En la autodonación sexual, la
alguna causa lícita para que el hombre se divorciase de su mu-
pareja habla verdaderamente un "lenguaje corporal" que expre-
jer. Jesús respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el
sa de manera mucho más profunda que las palabras la totalidad
comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: "Por eso deja-
del don mutuo». Sin embargo, habría que leer La teología del
rá el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y
cuerpo para seguir su detallada argumentación.
los dos se harán una sola carne"? De manera que ya no son dos,
Yendo más allá del Génesis, creo que la Biblia en su con-
sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el
junto sugiere una unidad psicosomático-espiritual del hombre
hombre» (Mt 19,3ss). El papa concede particular atención a la
y la mujer en la que la relación sexual puede decirse que cons-
referencia de Jesús al «comienzo». Para él, ello implica un esta-
tituye el punto central. Sería necesario un especialista en la
do de nupcialidad constitutivo y básico y, como veremos más
Escritura para analizar en detalle las pruebas que hay en ella a
adelante, un estado de inocencia.
favor de este punto de vista, pero a partir de Génesis 2,18-25
L,a relación sexual y la desnudez están completamente
puede esbozarse el mismo.
libreas de vergüenza o confusión al insertar el coito dentro del
A lo largo de la historia, la visión de la autodonación mutua
contexto del matrimonio. El papa reconoce, por supuesto, la
se ha visto eclipsada por el énfasis en la transmisión de la vida
caída y el pecado original, pero ve en Cristo una reconexión
a través de la relación sexual. Hasta nuestros días el coito no ha
'con la inocencia.
sido separado de una íntima vinculación con la procreación, a
Génesis 2,18-25 no se refiere a la procreación, sino que se fin de liberarlo para devolverlo a su significado original: la
centra en el significado de la relación en pro de la unión de la comunicación de vida en su sentido personal más amplio.
pareja. Resulta interesante que el relato más antiguo sobre la Génesis 1,26-31, perteneciente al denominado relato sacer-
relación sexual se centre en el significado relacional del acto. dotal, escrito unos cinco siglos después, complementa el pri-
Es el cuerpo el que lleva a cabo esa unión mediante la cual la mer relato con singulares adiciones.
pareja se entrega mutuamente por entero. A través del cuerpo
«Dijo Dios: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen,
1. JUAN PABLO II, The Theology ofthe Body, Daughters oí St Paul, London como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar
1994.

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y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las ali- padres que cuiden de los niños, la interpretación cristiana tra-
mañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por dicional ha tendido a despreciar el valor que la relación sexual
la tierra". tiene en sí misma como parte de lo que Dios vio y consideró
Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, que estaba muy bien. En otras palabras, el valor de la relación
a imagen de Dios lo creó, sexual por su propio derecho no ha sido reconocido y aprecia-
macho y hembra los creó. do hasta nuestro tiempo. Este libro está dedicado a exponer el
Y los bendijo Dios con estas palabras: "Sed fecun- valor intrínseco del coito.
dos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; En el Antiguo Testamento, el crecimiento del pueblo elegi-
mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en do era de gran importancia, y la procreación recibió grandes
todo animal que repta sobre la tierra". alabanzas. Cuando Rebeca deja a su familia para casarse con
Dijo Dios: "Ved que os he dado toda hierba de Isaac, se la bendice con las siguientes palabras: «¡Oh hermana
semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, así como nuestra, que llegues a convertirte en millares de miríadas!» (Gn
todo árbol que lleva fruto de semilla; os servirá de ali- 24,60). Tanto a Abraham como a Isaac se les promete que su
mento. Y a todo animal terrestre, y a toda ave del cielo posteridad será tan innumerable como las estrellas del cielo
y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de (Gn 15,5; 22,17). «La corona de los ancianos son los nietos»
vida, les doy la hierba verde como alimento". Y así fue. (Pr 17,6). «Feliz el varón que llena con ellos su aljaba» (Sal
Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien» 127,3-5). La infertilidad, por otro lado, era considerada una
(Gn 1,26-31). desgracia, un castigo divino. Del mismo modo que Yahvé
recompensa la sexualidad dando hijos, también castiga aspec-
En este segundo y posterior pasaje, Dios confirma la crea- tos de la conducta sexual. Si nos limitamos al comportamiento
ción del hombre y la mujer, y el autor añade aquí que la pareja heterosexual, entonces la primera condena se centra en el
reflejaba en sí la imagen de Dios. Podemos, inevitablemente, incesto, el adulterio y la prostitución. ¿Por qué eran condena-
concluir que la sexualidad se puede encontrar en el Altísimo. dos estos modos de comportamiento y sobre qué base?
Los críticos dirán que si esta conclusión es inevitable, debería En su fascinante libro Din, Greed and Sex2, L.W.
haber sido sacada hace mucho tiempo, y no lo ha sido. Mi répli- Countryman sugiere que la condena sexual en el antiguo Israel
ca es que, si la pareja refleja la imagen de Dios, entonces ello se fundamentaba en la pureza y la propiedad. Basándose en la
incluye también la sexualidad, pero la tradicional hostilidad obra de Mary Douglas, Purity and Dangef, Countryman pos-
hacia la misma ha dificultado esta interpretación. tula que la impureza sexual se encuentra en la diferencia entre
En este pasaje, la sexualidad se centra en la procreación, en limpieza y suciedad. Uno de los principios de pureza más fáci-
los hijos, y esta interpretación de su significado se ha manteni- les de comprender es la preocupación por las mujeres que
do tenazmente durante tres mil años. La procreación en el con- menstrúan. En Israel, durante su menstruación, una mujer esta-
texto del matrimonio ha sido el significado primario atribuido ba sucia siete días, y su suciedad era contagiosa, de modo que
a la sexualidad. Sin embargo, no es eso lo que el pasaje procla- los demás se infectaban si tocaban cualquier mueble en que la
ma. El pasaje afirma que Dios vio cuanto había hecho, y todo
estaba muy bien, y ello incluye la sexualidad. La interpretación
2. COUNTRYMAN, L.W., Din, Greed and Sex, Fortress Press, Philadelphia
que el cristianismo encontró en el curso del tiempo consistió en 1988.
que únicamente el matrimonio hace buena a la relación sexual. 3. DOUGLAS, M., Purity andDanger: Analysis ofConcepts ofPollution and
Aunque ambos textos sugieren que el matrimonio es el contex- Taboo, Routledge and Kegan Paul, London 1966 (trad. cast.: Pureza y
to de la relación sexual, dado que la procreación precisa de peligro: análisis de los conceptos de contaminación y tabú, Siglo XXI,
Madrid 2000).

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mujer menstruante hubiera reposado. La suciedad se extendía a El hecho de ver a la mujer en términos de peligro y de experi-
la mujer que tenía una hemorragia. A este respecto podemos ver mentar su cuerpo como una amenaza tiene una larga historia
hasta qué punto Jesús superó las leyes de pureza acerca de la que procede de las leyes de pureza. En su historia, el cristia-
limpieza, no sólo en sus enseñanzas a los apóstoles, sino tam- nismo divergiría mucho de la claridad meridiana de la descrip-
bién por permitir que sus vestiduras fueran tocadas por una ción original del cuerpo y de los dos sexos en los pasajes del
mujer que tenía un problema relacionado con la sangre (Marcos Génesis.
5,34). Resumiendo la idea de suciedad que emana de los prin- Countryman expone un segundo principio responsable de
cipios de pureza, Countryman dice: «Lo que es constante de la conducta sexual: el principio de propiedad. Israel estaba
una cultura a otra es que las normas de pureza se relacionan con basado en el principio patriarcal. El marido era el cabeza de
los límites del cuerpo humano, especialmente con sus orificios. familia, y su mujer, sus hijos, sus esclavos y sus animales eran
Ello significa que lo que traspasa esos límites tiene particular de su propiedad. Los hijos, como las esposas, eran las primeras
importancia para las leyes de pureza: alimentos, excrementos, posesiones. Countryman muestra de nuevo que el incesto, el
hemorragias, sangre menstrual, emisiones sexuales, actos adulterio y la prostitución contravenían el principio de propie-
sexuales, nacimiento y muerte». Countryman hace ver clara- dad. Así, el adulterio era una violación de la propiedad ajena y
mente que las leyes de pureza fueron una fuente a la hora de se castigaba con la lapidación. En efecto, en el evangelio de
dictar la conducta sexual en Israel. Así, el incesto, el adulterio Juan los escribas y fariseos llevaron ante Jesús a una mujer
y la prostitución eran considerados motivos de impureza. adúltera (Jn 8,3-11). No es exagerado afirmar que en su mane-
Como se decía anteriormente, Jesús superó las leyes de ra de tratar a la mujer Jesús no sólo reafirmó los principios de
pureza. En un importante pasaje de Mateo, Jesús llamó a la compasión, perdón y amor, sino que también atacó el contexto
gente y dijo: «Oíd y entended. No es lo que entra en la boca lo del pecado sexual en términos de propiedad.
que contamina al hombre, sino lo que sale de la boca, eso es lo Sabemos que Jesús instauró un criterio mucho más exigen-
que contamina al hombre» (Mt 15,10-11). Los apóstoles, te: «Habéis oído que se dijo: "No cometerás adulterio". Pues yo
inmersos en la mentalidad judía a propósito de la pureza, no os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió
supieron valorar lo que Jesús les había dicho y le pidieron que adulterio con ella en su corazón» (Mt 5,27-28). En La teología
lo explicara. A petición suya, Jesús expuso su famosa réplica: del cuerpo, Juan Pablo n dedica un apartado entero a este pasa-
«¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al je de Jesús. Una lectura superficial del pasaje podría permitir
vientre y luego se echa al excusado? En cambio, lo que sale de suponer que está mal desestabilizar el matrimonio ajeno y, por
la boca viene de dentro del corazón, y eso es lo que contamina tanto, cometer adulterio, pero el papa comenta este punto
al hombre. Porque del corazón salen las intenciones malas, ase- extensamente. Pone de relieve que el adulterio de una mirada
sinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, lujuriosa reside en el corazón. Por lujuria se entiende una expe-
injurias. Eso es lo que contamina al hombre; que el comer sin riencia de deseo sexual al margen de una relación amorosa.
lavarse las manos no contamina al hombre» (Mt 15,17-20). Según el papa, la lujuria constituye una ruptura de la unidad
Con este cambio de enfoque psicológicamente profundo, Jesús nupcial, de la comunión entre el hombre y la mujer. La unidad
pone el acento del pecado sexual, no en la pureza física, sino en nupcial del cuerpo puesta de relieve por Jesús es, en el
los sentimientos, la motivación y la voluntad, todo lo cual «comienzo», una unidad en los aspectos físico, social, psicoló-
emana del mundo interno de los seres humanos. Este paso de la gico y cognitivo del hombre y de la mujer, ofrecida mutua-
suciedad física a la pureza de corazón no ha impedido al cris- mente en una relación amorosa exclusiva. La mirada lujuriosa
tianismo calificar a las mujeres en general -y a las menstruan- a la que Jesús se refiere como adulterio en el corazón es una
tes en particular- de objetos de impureza que es preciso evitar. atracción sexual meramente física que goza a la otra persona

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como un objeto, pero que carece de la reciprocidad del don per- tiene lugar en él. Sin embargo, combinado con el nacimiento
sonal. Jesús da por sentado que una mujer no es una porción de virginal, suscita una nueva visión que se distancia de la relación
la propiedad violada al ser arrancada de la legítima posesión de sexual acercándose, en cambio, a la continencia.
otro, sino que es una persona que merece amor, y quien la trata El tercer aspecto que debe comentarse es que no hay prue-
con deseo sexual desprovisto de amor, la ofende. Así, cuando bas de que Jesús se casase o tuviera relaciones sexuales. En mi
pasamos del Antiguo al Nuevo Testamento, vemos que los dos libro hago observar que, aunque ni se casó ni, que sepamos,
pilares en que se basaba la transgresión sexual, es decir, la tuvo relaciones sexuales, no hay razones para decir que no
pureza (suciedad) y la posesión fueron modificados por Jesús. tenía los sentimientos sexuales normales. Pero el matrimonio,
Pero, de una u otra forma, han permanecido vigentes hasta las relaciones sexuales, los hijos y la familia habrían sido
nuestros días, aunque Jesús situó en su lugar el amor, la inten- demasiado limitadores para un hombre que vino a servir al
ción y la voluntad. mundo entero, a estar abierto a toda la humanidad a lo largo de
En cuanto al Nuevo Testamento, no dice demasiado acerca los siglos.
de la relación sexual específicamente, pero hay tres aspectos Así, partiendo del propio Jesús, asociamos con él o con sus
relacionados. El primero es el nacimiento virginal de Jesús. En padres la virginidad, la búsqueda de la continencia por el reino
mi libro One Like Us4 trato los aspectos educativos que conlle- y la ausencia de matrimonio. ¿Qué decir del matrimonio y la
va la crianza de Jesús, en lugar de hacer hincapié en la virgini- relación sexual en el Nuevo Testamento? Para un tratamiento a
dad per se. Lo importante desde el punto de vista de Jesús fue fondo del tema debemos recurrir a Pablo, y en particular a su
que tuvo unos padres que le permitieron desarrollar su lado Primera Carta a los Corintios. Parece que los corintios, como
amoroso, hasta el punto de ser amor y de que la naturaleza divi- todos los primeros cristianos, esperaban el retorno inminente
na del amor pudiera coexistir con facilidad con su naturaleza de Jesús. Pablo dice claramente que deben vivir como si estu-
humana. vieran en el final de los tiempos. Pero ¿significa eso que deben
El segundo aspecto relacionado del Nuevo Testamento es el renunciar al matrimonio y a la relación sexual? En absoluto.
establecimiento por parte de Jesús del celibato consagrado a «En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre
Dios. Después de que Jesús prohibiera el divorcio (Mt 19,1-9), abstenerse de mujer. No obstante, por razón de la incontinen-
los apóstoles le dijeron: «Si tal es la condición del hombre res- cia, tenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido» (1
pecto de su mujer, no trae cuenta casarse». Pero él replicó: «No Cor 7,1-3).
todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha Pablo aprueba el celibato. Añade: «Digo a los solteros y a
concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno las viudas: bien les está quedarse como yo. Pero si no pueden
materno, y hay eunucos que fueron hechos tales por los hom- contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse» (1
bres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Cor 7-8-9). Pablo es pragmático. Reconoce que hombres y
Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda» (Mt mujeres tienen impulsos sexuales que la mayoría necesitan
19,10-12). Este concepto de la continencia, o del ejercicio del expresar. Preferiría que permanecieran célibes, pero no plantea
autocontrol, por el reino de Dios es creación de Jesús. Quienes exigencias imposibles y prefiere el matrimonio a la fornicación
han hecho de él la base para ratificar el celibato no suelen repa- y el adulterio.
rar en que Jesús dice claramente que es un don, un don raro, Respecto de la frecuencia de la relación sexual, dice: «Que
concedido a unos cuantos elegidos por Dios. La coerción no el marido cumpla su deber con la mujer; de igual modo la
mujer con su marido. No dispone la mujer de su cuerpo, sino el
marido. Igualmente, el marido no dispone de su cuerpo, sino la
4. DOMINIAN, J., One Like Us: A psychological interpretation of Jesús,
Darton, Longman and Todd, London 1998.
mujer. No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por

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cierto tiempo, para daros a la oración; luego, volved a estar jun- simbolismo indirecto del matrimonio como una relación de
tos, para que Satanás no os tiente por vuestra incontinencia» (1 alianza entre Yahvé e Israel. El libro del profeta Oseas describe
Cor 7-3-6). el adulterio de su esposa y las instrucciones de Yahvé para recu-
En estas breves líneas, Pablo demuestra ser un maestro en perarla y reconciliarse en un espíritu de ternura y amor. En este
sexualidad. Los esposos tienen que tener acceso el uno al otro; texto, como en el caso del Cantar de los Cantares, que exami-
un modelo de igualdad. Dice que no deben rechazarse el uno al naremos posteriormente, el matrimonio y el sexo se ven en los
otro excepto para orar. Pablo no aconseja la continencia a los términos emocionales del amor. Pero, aparte de estas dos des-
casados. Acepta el deseo sexual y alienta su libre expresión. Más cripciones veterotestamentarias, la relación sexual no se consi-
adelante en la misma carta repite los mismos puntos: aunque el dera primariamente en términos personales. Los dos
tiempo apremia, todos deben permanecer en el estado al que han Testamentos constituyen el trasfondo del pesimismo y la ambi-
sido llamados: «¿Estás unido a una mujer? No busques la sepa- valencia que han afectado a la sexualidad durante la mayor
ración. ¿No estás unido a mujer? No la busques. Mas si te casas, parte del período cristiano. En el capítulo siguiente veremos los
no pecas. Y, si la joven se casa, no peca» (1 Cor 7-27-28). cinco primeros siglos de la era cristiana, en los que la relación
De esta Primera Carta a los Corintios obtenemos una ima- sexual estuvo inmersa en una particular oscuridad.
gen de Pablo en la que muestra un reconocimiento realista de
las necesidades sexuales. Para quienes las tienen, el matrimo-
nio es un modo de satisfacerlas. No es un entusiasta del matri-
monio, pero reconoce la realidad humana. Prefiere el celibato
como modo de servir al Señor. Permanecer célibe por el Señor
es su opción personal. Pablo no parece haber recibido ninguna
instrucción clara acerca de la virginidad: «Acerca de la virgini-
dad, no tengo precepto del Señor. Doy, no obstante, un conse-
jo, como quien, por la misericordia de Dios, es digno de crédi-
to» (1 Cor 7,25).
Tras analizar los evangelios y las cartas apostólicas tene-
mos una imagen en la que la relación sexual inserta en el matri-
monio es una norma aceptada. Jesús realizó su primer milagro
en un banquete de boda en Cana (Juan 2,1-11). No habría par-
ticipado en una boda si no hubiese querido que el estado matri-
monial continuase existiendo y, dentro de él, la relación sexual.
Pablo entendía la relación sexual como una expresión natu-
ral concedida por Dios para satisfacer las necesidades sexuales.
Pero, con independencia de Jesús, inició una tradición de celi-
bato consagrado a Dios que ha durado los siguientes dos mil
años, hasta nuestros días.
En el Génesis encontramos a Dios considerando que todo
lo que había creado estaba muy bien. Ello incluye la relación
sexual, pero no hay un análisis especial del coito. Lo siguiente
que encontramos como vínculo entre el sexo y el amor es el

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La obra de Brown puede ser dividida en dos aspectos: el
punto de vista de los Padres de la Iglesia y las consecuencias de
la vida monástica en el desierto. Todo ello tenía lugar en el con-
texto romano, que veía el matrimonio como el comienzo, la
raíz y la fuente de la naturaleza humana. Del matrimonio deri-
van los padres, las madres, los hijos y las familias. Los hijos
2 constituían una necesidad en una época en que la esperanza de
vida estaba por debajo de los veinticinco años y sólo un cuatro
Los primeros siglos por ciento de los hombres y aún menos mujeres vivían más de
cincuenta años. La relación sexual y la reproducción eran con-
La era cristiana se inauguró con el telón de fondo de la expec- sideradas esenciales para el mantenimiento de la población.
tativa de una inminente segunda venida de Jesús o parusía. Las Aunque la relación sexual al servicio de la reproducción era
cartas paulinas estaban llenas de exhortaciones que encontra- considerada la norma, estaban presentes también dos actitudes
ban su referencia en la creencia de que el tiempo era breve. Con clásicas. La primera era la poderosa creencia de que el cuerpo
ese pensamiento, Pablo alentaba a los primeros cristianos a per- estaba constituido de espíritu vital, y su pérdida lo desvitaliza-
manecer en el estado en que se encontraban y, en lo que res- ba. De ahí que toda pérdida de espíritu vital, incluida la emi-
pecta al matrimonio, a proseguir en él con la relación sexual sión de semen, debilitara el cuerpo. La segunda era la filosofía
como una de sus expresiones. Pero, como esperaba la segunda estoica, según la cual lo mejor para los seres humanos era un
venida, a los no casados les recomendaba que no cambiaran de estricto control de las emociones que llevase a la apazeia. La
estado. persona madura tenía todas sus emociones bajo estricto control
Con el paso del tiempo, la expectativa de la segunda veni- y era indiferente a ellas. De Soranus, por ejemplo, se cita lo
da se fue desvaneciendo. Los hombres y mujeres no estaban siguiente: «Los hombres que permanecen castos son más fuer-
exentos de impulsos y necesidades sexuales. ¿Cómo trataron tes y mejores que los demás, y su vida transcurre con mejor
sus guías de modelar su comportamiento sexual? Aquellos salud»2. La investigación moderna no respalda tal opinión. Para
hombres (porque los guías eran todos hombres) tenían que tra- los estoicos, la relación sexual debía tener lugar únicamente
bajar con los «presupuestos» de la fe cristiana: el nacimiento con fines reproductivos, idea que influyó grandemente en el
virginal de Jesús, su estado célibe, sus ideas sobre el celibato cristianismo primitivo. No existía el concepto del sexo por pla-
consagrado a Dios y las enseñanzas del Génesis que recomen- cer, y las posturas de la relación sexual debían elegirse en fun-
daban el matrimonio para obtener compañía y procrear. El estu- ción de que la manera de depositar el semen fuera la más con-
dio clásico de Peter Brown en el libro The Body and Society' ha veniente a efectos de fecundidad. El lecho conyugal no era un
proporcionado hasta el momento la imagen más completa y lugar para el placer, sino para una actividad ordenada destina-
extensa de cómo se desarrolló el tema de la sexualidad en los da a la procreación.
cinco primeros siglos, hasta san Agustín. A quienes estén inte- Los Padres griegos y latinos, en particular estos últimos, se
resados por este fascinante estudio les recomiendo que lean el inspiraron en el planteamiento cristiano acerca de la virginidad,
libro completo. Aquí se expondrá un breve resumen de sus pun- la apoteosis del celibato, y los puntos de vista clásicos mencio-
tos de vista y de la influencia de los protagonistas principales. nados anteriormente, de manera que Clemente de Alejandría, a
finales del siglo n, podía decir: «El ideal humano de continen-
1. BROWN, R, The Body and Society, Faber and Faber, London 1988 (trad.
cast.: El cuerpo y la sociedad, El Aleph Editores, Barcelona 2001). 2. SORANUS, Gynaecia 17.39.2, Ilberg.

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cia, me refiero al establecido por los filósofos griegos, enseña zar diversidad de posturas para maximizar el placer y en renun-
a resistirse a la pasión para no estar sometido a ella, y a dome- ciar a la relación cuando la esposa estaba encinta. Tales liberta-
ñar los instintos a fin de perseguir fines racionales». Pero en lo des no les estaban permitidas a los cristianos. La relación sexual
que respecta a los cristianos continuaba diciendo: «Nuestro debía tener lugar para la procreación, no por placer estético.
ideal consiste en no experimentar en absoluto el deseo» (citado Para Orígenes, a principios del siglo m, la sexualidad era
en Brown). La última frase proporciona una idea de lo que los una mera fase pasajera. Los seres humanos podían prescindir
Padres pensaban acerca de la sexualidad humana. Uno de los de ella. En orden a hacer manifiesta su visión de la sexualidad
signos de identificación del Espíritu Santo era la abstinencia como una entidad transitoria sin importancia para el espíritu, se
sexual. hizo castrar. Como consecuencia natural de sus ideas, abogó
Comencemos con Tertuliano, figura de finales del siglo n. por la continencia desde una fase temprana de la vida. La vir-
Sus directrices nos permitirán vislumbrar la mezcla de textos ginidad representaba el estado original y reflejaba la pureza de
sexuales que circulaban en una importante iglesia latina, alma. Finalmente, creía que todas las relaciones físicas desapa-
Cartago. Tertuliano era estoico y se centraba en el cuerpo. Su recerían. La relación sexual, pensaba Orígenes, como muchos
fórmula, falazmente simple, era: «Observad el cuerpo», y en su otros posteriormente, embrutecía el espíritu. Los cuerpos virgi-
opinión la continencia atraía el don del Espíritu Santo. Si no se nales eran templos de Dios. Como en el caso de Tertuliano, esta
iba a obtener la santidad a través del martirio, entonces la con- teología tuvo aplicaciones prácticas, y la continencia perpetua
tinencia era el siguiente método mejor. Tertuliano fue el prime- fue defendida por grupos de cristianos del Mediterráneo.
ro en hacer la importante afirmación -que tendría una larga Orígenes murió el año 253, y para entonces los esfuerzos com-
influencia en el mundo latino- de que la abstinencia del sexo binados de Tertuliano, Clemente de Alejandría y los suyos pro-
era el modo más eficaz de alcanzar la pureza de alma. Las ense- pios habían establecido la tónica de la preferencia por la virgi-
ñanzas de Tertuliano y de los demás Padres que veremos más nidad y la continencia.
adelante enunciaron la teología, pero la práctica se vería en los El año 306, el sínodo de Elvira declaró que «los obispos,
miembros de las comunidades cristianas del Mediterráneo en los sacerdotes, los diáconos y todos los miembros del clero
los siglos II y ni, que expresaban con vehemencia su fe en la relacionados con la liturgia deben abstenerse de sus esposas y
continencia con su renuncia a la vida matrimonial. En círculos no engendrar hijos»3. Para comienzos del siglo iv habían que-
menos ortodoxos, la teología gnóstica y la maniquea propaga- dado establecidas dos cosas: los clérigos eran animados a no
ron puntos de vista similares de renuncia al matrimonio. casarse o, si estaban casados, a no tener relaciones sexuales, y
También hacia finales del siglo n, Clemente de Alejandría, se creó un estrecho vínculo entre la liturgia y la evitación de la
uno de los escritores más prolíficos de la Iglesia pre-constanti- sexualidad.
niana, apareció en escena. Dicho autor subrayaba la importan- Brown comenta que para finales del siglo n al cristianismo
cia de cada uno de los momentos de la vida cotidiana, especial- le habría resultado posible desarrollarse basado en la familia y
mente de la vida familiar. Clemente reconocía los impulsos se- protegido, bien es cierto que con exigentes limitaciones, por
xuales humanos, pero empleaba el argumento de que debían ser una visión de la sexualidad como la bosquejada por Clemente
estrictamente disciplinados. Era un entusiasta incondicional de de Alejandría. Habría estado vinculado a una rigurosa discipli-
la visión estoica de la apazeia, la idea de una vida libre de pasio- na y al miedo a la mujer, pero no habría progresado en favor de
nes. Por ello abogaba por la serenidad en el comportamiento la renuncia total a la actividad sexual. Por el contrario, la
sexual, como en los demás aspectos de la vida: orden en todo,
así como en la actividad sexual. Su concepto del orden discipli-
nado consistía en evitar la relación sexual frecuente, en no utili- 3. Concilio de Elvira, Canon 33.

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renuncia total ha sido ampliamente ensalzada como un rasgo de Finalmente, a finales del siglo iv tenemos a Jerónimo, un
la vida cristiana. Brown añade, no obstante, que era una renun- ardiente apóstol de la virginidad. Era el heredero de Orígenes y
cia limitada a unos pocos, aunque se vieran a sí mismos como transmitía vividamente la conciencia de los peligros sexuales
la élite. del cuerpo. Para Jerónimo, el cuerpo humano era un bosque
También en el siglo iv encontramos a otro gigante teológi- tenebroso lleno de los rugidos de unas bestias salvajes que sólo
co, Gregorio de Niza. La sexualidad para Gregorio era una ocu- podían ser controladas mediante un régimen estricto y evitan-
rrencia tardía del Creador que, tras la caída de Adán, habría do la atracción sexual. En su opinión, incluso el primer matri-
sido añadida, junto con la muerte, a la serena indiferenciación monio era lamentable, pero el segundo estaba a un paso del
de naturaleza original. La diferenciación sexual era un ajuste prostíbulo.
necesario después de la Caída. Gregorio estaba preocupado por Durante los siglos en que vivieron estos Padres, otros cris-
el reloj de la vida, que medía el paso del tiempo contaminado, tianos dejaron las ciudades y se instalaron en el desierto for-
y situaba tal reloj en el matrimonio. Consideraba el tiempo mando comunidades monásticas. Eran los Padres del desierto,
humano hecho de intentos de apartar la visión de la tumba. El de los cuales el más conocido es Antonio. Para los monjes de
matrimonio, la relación sexual y la crianza de los hijos eran ese Egipto, la tentación sexual era un impulso hacia las mujeres y
pasatiempo. Por lo tanto, la eliminación de la sexualidad era la el matrimonio, y de ahí hacia las tierras pobladas y el aleja-
negación del tiempo, situado ahí por el miedo a la muerte; al miento del desierto. Para la ascética del desierto, aunque la
eliminar el matrimonio se eliminaba la institución que había sexualidad era una tentación, la necesidad de alimentos consti-
sido suscitada por la muerte. Adán y Eva reconocieron su tuía un desafío aún mayor. La creencia general entre los Padres
miedo a la extinción y se unieron en matrimonio para tener del desierto era que el primer pecado de Adán y Eva no tuvo
hijos. Así, para Gregorio, el tictac del tiempo se silenciaba en que ver con la sexualidad, sino con la comida. Por eso el ayuno
el corazón de la persona continente. era tan importante en la vida de dichos Padres. El tema de la
Las ideas de Gregorio se vieron reforzadas el mismo siglo alimentación oscureció de algún modo el de la sexualidad. En
por las de Juan Crisóstomo, el mejor predicador de su época. cualquier caso, la mortificación en ambos terrenos estaba en la
Para Crisóstomo, el matrimonio era algo superfluo que sólo se vanguardia del ataque a los sentidos. Cuando el cuerpo era
hizo necesario tras la caída de Adán. En su obra sobre la virgi- sometido, eran el corazón y la voluntad los que tenían que ser
nidad afirmaba que la tierra estaba ya superpoblada y no nece- domeñados. Del corazón y la voluntad brotaban el orgullo y la
sitaba de más esfuerzos reproductivos. ambición, y la combinación de ambos podía destruir las comu-
Pasando del Este al Oeste, en el siglo iv encontramos a nidades monásticas. Del corazón y la voluntad emanaban las
Ambrosio, obispo de Milán, que era particularmente sensible a fantasías sexuales, y finalmente era el abatimiento de la fanta-
las debilidades de la carne. En su opinión, el cuerpo era un peli- sía lo que constituía la prueba de la conquista de la sexualidad.
gro mortal para el alma. Todos los seres humanos portan una La derrota de la sexualidad se asociaba con el cese de las polu-
horrible lacra, y esa lacra es la sexualidad. Para Ambrosio, ciones nocturnas. El control del cuerpo constituía la preocupa-
Cristo era el modelo perfecto, no marcado por el origen sexual ción de los monjes. La ascética del desierto no floreció con un
ni por la presencia de impulsos sexuales. Ambrosio era, entre mero control de la mente, sino que el cuerpo tenía que ser tam-
otros, un adalid de la continencia de los obispos y del clero, que bién dirigido y, al poner el cuerpo bajo control, se influía en el
debían constituir una clase separada y jerárquica. En su escala, alma. Se consideraba que la vida material del monje era capaz
en primer lugar estaban los/las vírgenes, después los/las viu- de alterar la conciencia. Los Padres y los monjes del desierto
dos/as, y en tercer lugar los/las casados/as. La integridad del influyeron en el clima sexual de los cinco primeros siglos y
estado virginal era la cumbre de la virtud cristiana. dejaron en Occidente un legado perdurable.

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El último Padre del que hablaremos será Agustín, el más se reducía; por cualquier otra razón, era al menos venial o per-
gigantesco de todos ellos4. Agustín escribió el libro definitivo donablemente pecaminoso.
sobre el matrimonio, cuyos fines: hijos, fidelidad y permanen- En esta teología tenemos que ver no sólo una especulación
cia, tuvieron un profundo impacto en la cristiandad y se han espiritual, sino una hiper-reacción psicológica ante el coito,
citado en fecha tan reciente como la encíclica de Pío xi Casti que resulta evidente en el siguiente pasaje: «En cuanto a la
Connubii (1930)5. copulación en el matrimonio, que, según la ley del matrimonio,
Agustín sabía que la relación sexual está profundamente debe ser usada para la procreación, ¿acaso no busca un rincón
asociada al placer. Él había experimentado ese placer durante para llevarse a cabo, aunque sea honesta y legítima? ¿No echa
los trece años pasados con una mujer. Durante dicho tiempo, se el novio de su cámara a todas las sirvientas, e incluso a las
asoció a los maniqueos y trató de controlar sus deseos sexua- damas de honor y a todos los demás, antes de comenzar a abra-
les, pero sin resultado. Su impulso sexual era demasiado fuerte zar a la novia? Como el gran y elocuente autor romano ha
y, con las inmortales palabras que han solido citarse, escribió dicho, mientras todos los actos honestos desean la luz, es decir,
en sus Confesiones: «Señor, dame castidad y continencia, pero aman ser conocidos, éste tan sólo se ruboriza de ser visto...
no todavía»6. Su madre, Mónica, oraba incesantemente por su Porque este acto desea verdaderamente ser visto por la mente,
conversión, y Agustín se separó de la mujer que era su amante aunque trata de escapar de la visión del ojo. ¿Y cuál puede ser
para casarse. Incluso durante el período de espera antes del la razón de ello, excepto que este acto natural legítimo va
matrimonio, no podía controlar sus impulsos sexuales y tomó acompañado de la pena de la vergüenza de nuestros primeros
una concubina. Finalmente, se convirtió al cristianismo, aban- padres?». Es significativo que el cristianismo no haya seguido
donó la idea del matrimonio y su estrecha relación con las a Agustín en ninguna de estas propuestas: ni en que la relación
mujeres y decidió servir a Dios con entrega absoluta. sexual en el matrimonio sea de algún modo pecaminosa ni en
Agustín, compartiendo un punto de vista contemporáneo y que transmita el pecado original. La vehemencia con que
minoritario, creía que hubo relaciones sexuales entre Adán y Agustín expresa estos puntos de vista sugiere, sin embargo, que
Eva antes de la Caída. Su original y destructivo punto de vista formulaba en su teología sus propios problemas psicológicos.
se formuló en torno a su concepto de pecado original. Aunque Con Agustín alcanzamos la cumbre del pesimismo y de la
concediendo que éste implicó la pérdida de la gracia santifi- negatividad respecto de la relación sexual.
cante, estaba convencido de que un resultado incluso más Los primeros cinco siglos produjeron una serie de tratados
importante fue la pérdida del ordenamiento efectivo de las teológicos que devaluaron la relación sexual, consideraron la
pasiones humanas que llevó a la concupiscencia del deseo virginidad y la continencia como estados superiores e influye-
sexual. Agustín asociaba la concupiscencia con la relación ron en el rechazo de la relación sexual para el clero y en la
sexual y pensaba que el coito transmitía el pecado original. Así, degradación del status del coito.
las relaciones sexuales iban siempre acompañadas del pecado. La idea estoica de la tranquilidad emocional se asoció al
Pero si el sexo se practicaba para procrear, esa pecaminosidad celibato de Jesús, la virginidad de su madre, la en apariencia
inminente segunda venida y los puntos de vista personales de
los teólogos, combinándose todo ello para arrojar una luz nega-
4. POWER, K., Veiled Desire, Darton, Longman and Todd, London 1995; tiva sobre la sexualidad y el coito, de lo cual el cristianismo
NOONAN, J.T., Contraception, Harvard University Press, Harvard 1986. puede estar emergiendo ahora, en nuestro tiempo.
Véase también BROWN, The Body and Society, op. cit. La devaluación de uno de los más preciosos dones de Dios
5. Casti Connubii, Santandreu Editor, Barcelona 2000. comenzó en los primeros siglos y produjo una tremenda distor-
6. AGUSTÍN, Confessions, 8.7.17 (trad. cast.: Confesiones, Akal, Madrid
2001). sión de la bondad del sexo. Veremos que en los siglos subsi-

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guientes, aunque tuvieron lugar modificaciones, la negatividad
básica nunca aflojó su implacable tenaza.
El período patrístico concluyó, pues, en un espíritu de asce-
tismo y pesimismo sexual en el que las actitudes respecto de la
sexualidad cultivadas en las obras de los Padres y de otros auto-
res perdieron temporalmente su vínculo con el enfoque positi-
vo del Antiguo Testamento. La relación sexual cayó bajo la
influencia del dualismo helenístico, del estoicismo, que se
3
había infiltrado en el pensamiento cristiano, de la creciente El período medieval
importancia del celibato consagrado a Dios y de la experiencia
personal de hombres como Tertuliano, Jerónimo y Agustín. Así,
la era cristiana comenzó bajo una nube de pesimismo sexual El período medieval fue testigo de una mezcla de reiteración
que ha proyectado una enorme sombra hasta el día de hoy. del rigorismo de la Iglesia primitiva con el retorno de la teolo-
gía agustiniana, y un suavizamiento de las actitudes. Agustín
estableció una pauta muy precisa para la interpretación del sig-
nificado de la relación sexual que sin duda influyó en los teó-
logos posteriores. Uno de éstos fue Gregorio i, papa del 590 al
604. Hombre de eminente talento, del que nos han llegado
ochocientas cincuenta cartas, así como con otros escritos, y que
tuvo una considerable influencia en la Edad Media, Gregorio i
siguió en general el enfoque agustiniano, pero cambió los deta-
lles. Afirmó que, aunque el acto sexual en sí mismo no es peca-
minoso -ni tampoco su relación con la concupiscencia-, el pla-
cer que conlleva sí lo es. De manera que, incluso cuando los
esposos desean hijos, no pueden evitar el ineludible placer
anexo al acto, que sí es pecaminoso1. Con este punto de vista,
que una vez más no encontraría un lugar permanente en la doc-
trina de la Iglesia, la teología del acto sexual alcanzó su punto
más bajo. Esta opinión de Gregorio de que todo placer sexual
es pecado alcanzó su máxima fuerza a finales del siglo xn.
Según esta doctrina, era impensable dar a la relación sexual el
mismo valor que al amor.
Contra esta sólida oposición al vínculo entre el coito y el
amor, en el segundo cuarto del siglo xn emergió una nueva ide-
ología que se oponía al vínculo entre la relación sexual y la pro-
creación. Fue el código del amor cortés, cantado por numero-

1. GREGORIO I, Epist xi, XLIV, en una carta a Agustín de Canterbury, Resp.


ad. die. interrog.

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sos trovadores, que ensalzaban el amor del hombre por la ca en la doctrina oficial de la Iglesia hasta nuestros días. Así,
mujer. Separaban el amor del matrimonio, celebrando el placer Tomás de Aquino postula la norma consistente en el coito hete-
sexual y rechazando el propósito generativo. El año 1139, el rosexual, marital, con el hombre encima de la mujer y con inse-
nivel de peligro de tal pensamiento atrajo la atención del con- minación resultante. Esta norma es ordenada, su naturalidad es
cilio ecuménico, el segundo concilio de Letrán, que reiteró la establecida por Dios. El apartamiento deliberado de la norma
postura ortodoxa. es antinatural, una ofensa directa a Dios. Tomás de Aquino dis-
El desarrollo del propósito procreativo del matrimonio y tinguía entre la experiencia placentera como un incentivo para
del sexo en el siglo xn fue una reacción ante los cataros y el la procreación, y la legitimidad e intensidad de tal placer.
amor cortés. La doctrina emergente excluía vigorosamente el Argüía que, antes de la Caída, habría habido más placer en el
placer como propósito de la relación sexual. Había dos razones coito, por la mayor pureza de naturaleza y la mayor sensibili-
básicas para la vuelta de tal severidad. La primera era la res- dad del cuerpo. Después de la Caída, la concupiscencia sustra-
puesta a los cataros, y la segunda el retorno a la ética sexual jo al coito del dominio de la razón. Tomás de Aquino aceptaba
agustiniana. En esta doctrina, el coito se consideraba reprensi- la normalidad del placer sexual; no admitía el rigorismo de
ble y malo, a no ser que lo excusaran las virtudes agustinianas Gregorio. Al abordar la cuestión de que el exceso de pasión
del matrimonio. Según esta visión más rígida, en el coito era corrompe la virtud, dice: «La pasión excesiva que corrompe la
inevitable un pecado venial. virtud es tal que no sólo dificulta o impide el ejercicio de la
Tomás de Aquino (1225-1274) contribuyó a mezclar la razón, sino que también destruye el orden racional, pero no es
visión tradicional con la más optimista respecto de la relación ése el efecto de la intensidad del placer en el acto matrimonial,
sexual. Las premisas básicas sostenidas por Tomás de Aquino porque, aunque el hombre no está entonces bajo control, sí ha
eran que el coito natural fue instituido por Dios y que el orden sido controlado y dirigido antes por la razón»3.
natural no debía ser alterado por el hombre. Para él, el orden Hace poco más de cincuenta años, el padre Messenger, en
natural de la relación sexual exigía que para el coito no se uti- su libro The Mystery ofSex and Marriage, iba más allá y afir-
lizara más postura que la de la mujer debajo del hombre. maba: «Uniendo todos los aspectos de la doctrina de santo
Empleaba la palabra «bestialidad» para caracterizar los modos Tomás podemos afirmar sin vacilación que hay que otorgar a la
de relación sexual que se apartaban de dicha postura. pasión y al placer un importante lugar en el acto sexual. Tanto
El análisis tomista considera la función biológica procrea- la pasión como el placer son concomitantes naturales del acto
tiva del acto sexual como otorgada por Dios e inalterable por el sexual y, lejos de disminuir su bondad original si el acto sexual
hombre. «El fin, sin embargo, que la naturaleza pretende con la es ordenado de antemano por la recta razón, el efecto del pla-
copulación es generar progenie y educarla, y a fin de que este cer y de la pasión consiste simplemente en intensificar e incre-
bien pueda ser buscado, ha puesto placer en la copulación mentar la bondad moral del acto, no en ningún modo en dismi-
-como dice Agustín-, en el matrimonio y la concupiscencia. nuirla. Santo Tomás no parece decirlo expresamente en ningún
Sin embargo, quien utiliza la copulación por el placer que hay sitio, pero se deduce fácilmente y sin duda alguna de sus prin-
en ella, no refiriendo la intención al fin pretendido por natura- cipios y, en consecuencia, no dudamos en hacer la inferencia y
leza, obra contra natura»2. La postura adoptada en la relación afirmarlo»4.
sexual, su propósito y su placer eran estrictamente para la pro-
creación. Esta actitud, que Tomás de Aquino formulaba refor-
zando la visión de Agustín, iba a permanecer como hegemóni-
3. Summa Theologica III Suppl, 9'.41, art. 3, ad 6.
4. MESSENGER, E.C., The Mystery of Sex and Marriage, segunda parte,
2. NOONAN, J.T., Contraception, Harvard University Press, Harvard 1986. Sands, London 1948.

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acto puede a veces brotar un placer espiritual en el corazón de
Aunque Tomás de Aquino, clarificado por Messenger, pre- quien lo realiza»6.
senta una actitud moral benévola ante el coito realizado para La interpretación espiritual del acto sexual tiene otro abo-
procrear, sigue habiendo en él una ambivalencia a propósito del gado en el místico holandés Dionisio Cartujano (Denys van
acto. Dice: «Estamos unidos a Dios tanto por el hábito de la Leeuwen, 1402-1471), que escribió en La laudable vida de los
gracia como por el acto de contemplación y amor. Lo que impi- casados que el matrimonio es un sacramento y es bueno. El
de la primera clase de unión es siempre pecaminoso, pero lo
acto marital es bueno y es obra de caridad o amor espiritual
que impide la segunda clase no siempre es pecaminoso, porque
cuando se realiza para satisfacer el débito conyugal, para pro-
hay ciertas ocupaciones legítimas concernientes a asuntos infe-
crear o para impedir la fornicación del cónyuge. Aunque -aña-
riores que distraen al alma y la hacen indigna de estar unida
día- los casados pueden amarse mutuamente por el placer recí-
verdaderamente a Dios, y tal es en especial el caso del acto
proco que experimentan en el acto marital, también ponía en
sexual, en el que la mente se queda cautiva por el intenso pla-
cer. Por esta razón, a quienes les corresponde contemplar las guardia respecto de que el amante demasiado ferviente es un
cosas divinas o desempeñar las funciones sagradas se les ins- adúltero. Por lo tanto, la ambivalencia de Tomás de Aquino con-
truye para abstenerse de sus esposas en ese tiempo»5. Tomás de tinuaba. No obstante, Denys intentaba unificar el amor espiri-
Aquino, en su enfoque estrictamente analítico y racional, con- tual y el carnal en el matrimonio, pero ello tuvo poco impacto.
sidera el coito moralmente bueno. En su punto de vista social y Noonan comenta «que una nueva teoría inició su vida con
subjetivo, considera la relación sexual un asunto inferior. un hombre que era un producto típico y completo del intelec-
tualismo parisino cuando la Universidad de París era aún el
La sospecha con que los teólogos medievales se aproxima-
centro del pensamiento teológico europeo. Dicho hombre era
ban a la relación sexual se ve más claramente aún en el hecho
Martin Le Maistre (1432-1481). Su obra Cuestiones morales,
de que abogaran por la abstinencia en los períodos de ayuno y
publicada postumamente en 1490 es, en mi opinión, la crítica
en ciertas festividades, así como los jueves -en memoria de la
más independiente de la ética sexual emprendida por un crítico
detención de Cristo-, los viernes -en memoria de su muerte-,
los sábados -en honor a Nuestra Señora-, los domingos -en ortodoxo. Le Maistre elimina los propósitos agustinianos de la
honor a la Resurrección-, y los lunes -en conmemoración del relación sexual y afirma que el coito es legítimo para satisfacer
recién partido-. Aunque tales consejos espirituales son parte de el débito conyugal y evitar la fornicación. Introduce también el
la historia documentada, hay muy escasas pruebas para evaluar concepto nuevo de búsqueda corporal de la salud y el incluso
hasta qué punto era seguido el consejo por el pueblo. más novedoso aún de «calmar la mente». Niega las ideas exis-
tentes respecto de que el coito para evitar la fornicación es
Naturalmente, otros autores planteaban requerimientos
pecado venial, y el sexo por lujuria o para obtener placer, peca-
menos exigentes. Por ejemplo Guillaume d'Auvergne, arzobis-
do mortal. Propone la idea totalmente nueva de que el placer
po de París a principios del siglo xm, decía: «La relación
sexual, aunque es carnal, puede conllevar un placer espiritual. sexual puede aceptarse en primer lugar por sí mismo y en
Todo acto de virtud conlleva placer, o al menos es susceptible segundo lugar para evitar el tedio y el achaque de melancolía
de hacerlo... Por lo tanto, si el acto matrimonial resulta de la causado por la falta de placer. Tales puntos de vista eran total-
preocupación por conceder al otro lo que le es debido, o de la mente revolucionarios en aquel período y sólo están en conso-
ansiedad caritativa por guardarse uno mismo o la propia espo- nancia con el pensamiento contemporáneo.
sa de la mancha del pecado... Nadie debería dudar que de tal

6. DOMINIAN, J., Chrístian Marriage, Darton, Longman and Todd, London


1967.
5. Summa Theologica III., 9.41, art. 3, ad 2.

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Otra persona que tenía puntos de vista análogamente nove- su honestidad: nunca cambia de compañera y ama tiernamente
dosos es John Major (1470-1550), que mantenía que no era a la que ha escogido, con la cual, empero, no se junta más que
pecado tener relaciones sexuales para evitar la fornicación, por de tres en tres años, por espacio de cinco días y con tanto secre-
la salud propia o del cónyuge ni por el mero placer que conlle- to que jamás nadie le ha visto en este acto; pero harto se cono-
va. Le Maistre y Major pusieron en cuestión las ideas agusti- ce el sexto día, cuando, antes de hacer cualquier otra cosa, se
nianas sin apoyo patrístico ni de ningún autor medieval. Afir- va derechamente al río, donde lava todo su cuerpo, y no quiere
maban que sus ideas emanaban de la sola razón, pero se encon- volver a su grupo antes de haberse purificado». Este, afirma, es
traron con una hostilidad general durante al menos un siglo. un hábito bueno y modesto, ¡y un ejemplo para maridos y
En 1563, el Concilio de Trento fue el primer concilio ecu- mujeres!
ménico que dijo que los maridos tenían que amar a sus mujeres Esta descripción de la sexualidad es un reflejo de la ambi-
como Cristo amaba a la Iglesia, haciéndose eco de Pablo, pero valencia de la Edad Media con respecto a la relación sexual.
no estableció conexión alguna entre el amor y la relación Indudablemente, hubo avances en el pensamiento, pero no se
sexual. Un poco después, Sánchez (1550-1610) declaró que las estableció un vínculo estrecho entre el coito y el amor. Aunque
parejas que tenían relaciones sexuales simplemente como mari- los puntos de vista de Agustín entraron en retroceso, permane-
do y mujer no pecaban. Este punto de vista llevó más lejos la cieron a modo de telón de fondo. Sus subjetivas y emotivas
postura de que no había necesidad de tener la intención de pro- ideas acerca de la sexualidad dieron paso a la postura racional
crear ni de evitar la fornicación para tener relaciones sexuales. y natural de Tomás de Aquino. Pero para ese momento la teo-
Sánchez defendía los contactos sexuales de los esposos aparte logía estaba firmemente en las manos de teólogos varones céli-
del coito, y al hacerlo proclamaba el amor como un valor. Pero bes, en una sociedad preocupada por la supervivencia, no por
este punto de vista fue rebatido, e Inocencio xi ataco la idea de el amor, a pesar de la presencia de los trovadores. Y así, aunque
una relación sexual únicamente por placer. hubo progresos en la interpretación de la sexualidad, permane-
Yendo más allá de los límites históricos estrictos de la Edad ció la idea medular que vinculaba la relación sexual primaria-
Media, Francisco de Sales, a comienzos del siglo xvn, abogó mente a la procreación, no al amor.
también por la bondad y la santidad de la relación sexual. En su
Introducción a la vida devota dice: «El comercio nupcial es
ciertamente santo, legítimo, laudable en sí mismo y beneficio-
so para la sociedad»7. Además, en un pasaje notable por su
franqueza y comprensión, escribe: «El amor y la fidelidad her-
manados producen siempre la intimidad y la confianza; por
esta causa, los santos y las santas han empleado muchas cari-
cias en el matrimonio, caricias verdaderamente afectuosas pero
castas, tiernas pero sinceras. Así Isaac y Rebeca, la pareja más
casta entre los casados del tiempo antiguo». A pesar de esta
positiva actitud, Francisco de Sales eligió al elefante como
ideal para ilustrar el placer en el acto sexual: «El elefante no es
sino una bestia enorme, pero es la más digna de cuantas viven
en la tierra y la que tiene más juicio. Quiero referir un rasgo de

7. DE SALES, R, Introducción a la vida devota, BAC, Madrid 1991.

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«un hospital para los enfermos»3. En lo que respecta a Lutero,
sus puntos de vista sobre el matrimonio estaban impregnados
del pesimismo agustiniano y patrístico. El acto sexual iba
acompañado de una sensación de vergüenza por la pérdida de
confianza en Dios. Era siempre sucio; pero, no obstante, una
necesidad4. Lutero no se hacía ilusiones acerca del concepto de
4 impulso sexual. Adoptando por entero el punto de vista mascu-
lino, veía el coito en el matrimonio como el único remedio para
La Reforma la depravación de la humanidad.
Calvino, por su parte, hacía hincapié en los aspectos rela-
ciónales del matrimonio y veía a la mujer como una compañe-
La Reforma vio muchos cambios, entre los que destacan las
ra para su marido, no como un mero alivio de la concupiscen-
opiniones acerca del matrimonio y la sexualidad, con Lutero
cia. Consideraba que el propósito primario del matrimonio era
atacando radicalmente la naturaleza sacramental del matrimo-
más social que generativo, y veía la relación sexual como un
nio. «En ningún sitio está escrito que quien toma esposa recibe
acto santo y puro5. Incluso esta visión no pudo escapar a la cre-
la gracia de Dios»1. Así, el laborioso trabajo de los teólogos de
encia común de que el placer sexual estaba asociado al mal, a
la Edad Media se vio aniquilado de un golpe.
través de la caída del hombre, aun cuando no fuera tratado
Calvino, análogamente, declaró que, aunque el matrimonio
como pecaminoso por Dios dentro del matrimonio, por sus
pertenecía al ordenamiento divino, no había pruebas de que
características positivas en la generación de nueva vida.
conllevara una gracia especial. Estas negaciones suscitaron una
Entre los reformadores posteriores, Jeremy Taylor (1613-
denuncia inequívoca por parte del Concilio de Trento, que
1667) escribió Rule and Exercises ofHoly Living y Ductor Du-
declaró anatema a quien negase la naturaleza graciosa o sacra-
bitantium, que se cuentan entre las pocas obras que examinan
mental del matrimonio.
en detalle los aspectos más íntimos de la vida matrimonial. Al
Lutero veía los fines del matrimonio de manera muy simi-
analizar el placer de la relación sexual, Taylor dice que los
lar a Agustín o Tomás de Aquino, y de forma muy parecida a la
esposos, al buscar ese placer, deben perseguir los fines que lo
tradición católica que repudiaba tenía una visión pesimista del
santifican, entre ellos el deseo de hijos, la evitación de la forni-
matrimonio. Aunque posteriormente se casaría, consideraba el
cación, el aligeramiento y apaciguamiento de las tareas y tris-
matrimonio un modo de vida difícil y desagradable. Creía que,
tezas de los asuntos familiares y el encariñamiento mutuo. D.S.
«en lo que respecta al espíritu», el cristiano no necesitaba del
Bailey, un teólogo anglicano que escribió su obra hace unos
matrimonio2. Era la carne cristiana la que, corrupta y llena de
cuarenta años, considera que el encariñamiento mutuo de la
deseos malignos, lo necesitaba. Era esa enfermedad de la carne
relación sexual del que hablaba Taylor es probablemente el pri-
la que requería ese producto. Las consecuencias del pecado ori-
mer reconocimiento teológico evidente de los aspectos relació-
ginal eran, en su opinión, «la vergüenza en la desnudez y todas
nales del coito, tema que, como veremos, no se ha desarrollado
las cosas sexuales, el ardor de la lujuria, el sometimiento de la
hasta estos últimos cuarenta años6.
mujer al hombre, los dolores de parto y las angustias de la
paternidad». Por ello el matrimonio era para él una medicina,
3. LUTERO, Hochzeitpredigt on Heb xm, C. Werke (e) III.
4. LUTERO, cf. Grosse Katechismus, C. Werke (e) XXI.
1. D T C, 9.2225, cf. De Captivit Babylon, Cap de Matrimonio. 5. CALVINO, In Epist I ad Cor, n VIII, 6, opera VIL
2. PORTER, M., Sex, Marriage and the Church, Dove, Victoria (Australia) 6. BAILEY, D.S., The Man-Woman Relationship in Christian Thought,
1986. Longmans, London 1959.

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Estimulado por la combinación de la debilidad de la carne por el matrimonio clerical en Inglaterra se recoge en el libro de
humana y, a ojos de Lutero, el fracaso generalizado del clero de Porter, que cita el siguiente preámbulo a la legislación de 1549:
su tiempo en cuanto a permanecer castos, Lutero propuso que «Aunque no sólo sería mucho mejor para la estimación
los clérigos se casasen. Desde el Sínodo local de Elvira en el de los sacerdotes y otros ministros de la Iglesia de Dios
306, el celibato del clero había tomado impulso, y en el segun- vivir castos, solos y apartados de la compañía de las
do Concilio de Letrán de 1139 los matrimonios clericales fue- mujeres y del vínculo matrimonial, sino que también,
ron declarados inválidos. Los historiadores dan testimonio de consiguientemente, podrían centrarse mejor en la predi-
la gran dificultad para hacer cumplir esta norma. Lutero, a la cación del evangelio y se verían menos envueltos y tur-
luz de lo que creía acerca del deseo sexual y de lo que veía en bados por las cargas familiares, al estar liberados del
la práctica a su alrededor, estaba convencido de que era una cuidado y el coste de subvenir a las necesidades de la
norma imposible de cumplir, excepto por muy pocos. Entre el esposa y los hijos, siendo, por otra parte, lo más desea-
Sínodo de Elvira y el segundo Concilio de Letrán, la Iglesia se ble que voluntaria y libremente se comprometieran a
debatió con una restricción impopular. Antes de que los papas observar una abstinencia casta perpetua del uso de
de la reforma gregoriana empezaran a centralizar el poder en mujer; sin embargo, por lo mucho contrario que se ha
Roma, la mayor parte de los sacerdotes estaban casados. El visto, y por la impureza de vida y otros grandes incon-
moderno fenómeno del celibato sacerdotal católico se vio faci- venientes, no dignos de ser enumerados, que se han
litado por los seminarios establecidos después de la Reforma. seguido de la castidad obligatoria y de las tales leyes
En época reciente, los aireados escándalos sexuales de algunos que les han prohibido (a dichas personas) el uso piado-
clérigos católicos nos recuerdan la perennidad del problema del so del matrimonio, es mejor y preferible que sea tolera-
celibato sacerdotal. do en la nación que quienes no puedan refrenarse vivan,
Para Lutero, los sacerdotes no estaban exentos de las fragi- según los consejos de la Escritura, en santo matrimonio,
lidades de la carne y eran tan objeto de deseos sexuales como antes que finjan con grave ofensa una aparente castidad
los demás hombres. Condenaba a quienes, al promover el celi- en la vida célibe...».
bato, argüían que el hecho de soportar una intensa frustración
sexual complacía a Dios por la amargura y las tribulaciones del
En este pasaje, la denigración de la mujer -«el uso de
sufrimiento que conllevaba. En su opinión, había un número
mujer» con el sentido de relación sexual- y la ausencia de cual-
reducidísimo de verdaderos célibes. Hemos visto que el placer
quier afirmación de la bondad del matrimonio y de la sexuali-
sexual, la compañía y el apoyo mutuo no eran razones acepta-
dad humana son evidentes. Se aboga por el matrimonio del
bles para cualquier matrimonio, y mucho menos para el cleri-
clero, en términos modernos, por los impulsos de la libido. La
cal. Aunque reconocía la procreación como una razón vital, no
razón principal es el escándalo de la vida del clero. Por lo tanto,
es una explicación suficiente. Lutero era pragmático. Caído y,
para finales del siglo xvi, en Inglaterra se había aceptado el
a su parecer, enfermo, el hombre necesita el alivio sexual del
matrimonio del clero. Porter dice que, no obstante, el anglica-
matrimonio, y para 1525 el propio Lutero se había casado.
nismo, a diferencia de otras confesiones protestantes, manten-
Las ideas de la Reforma cruzaron el Canal de La Mancha, dría siempre el respeto por el celibato clerical.
y el matrimonio clerical se legalizó en Inglaterra el año 1549.
Siguieron las turbulencias religiosas de los reinados de María e ¿Hizo el matrimonio del clero que se interpretase la rela-
Isabel. Isabel no era muy partidaria del matrimonio sacerdotal ción sexual de manera más creativa y positiva? Rotundamente
y tuvo que ser convencida al respecto. La historia de la lucha no. Cuando a principios de los sesenta comencé a escribir sobre

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el matrimonio y la sexualidad, me sorprendió la falta de per- destemplanza y nuestros excesos pueden hacer malo lo que es
cepción de la naturaleza de la sexualidad y de su vínculo con el bueno y ensuciar lo que es limpio».
amor que encontré en las obras de la tradición reformada. En En este texto vemos una comparación del impulso sexual
mi práctica clínica era consciente de la problemática naturale- con el instinto animal, los peligros de los excesos y toda la
za de la sexualidad para muchos protestantes. Estoy agradeci- ambivalencia de la que se ha hablado en anteriores capítulos.
do a Porter por su interpretación de las razones de ello. Dicha Peter Martyr, un teólogo reformador, decía que el sexo visto
autora resume el tema del matrimonio del clero en la Reforma como un remedio del pecado era un bien adicional del matri-
del modo siguiente: «Para permitir al clero casarse, (los refor- monio. Agustín no había pensado en estos términos; por lo
madores) tuvieron que establecer un nivel de aceptación de la tanto, en este sentido los reformadores avanzaron la teología
actividad sexual; no decidieron en absoluto que el clero podía del sexo marginalmente.
casarse porque hubieran decidido que el sexo era bueno».
A la luz de estas visiones en conjunto negativas, los refor-
Para los reformadores, el matrimonio era una cura, un antí- madores defendieron la postura de que el celibato es superior al
doto del intenso ardor sexual «que, de lo contrario, empuja al matrimonio. Diferenciaban claramente, sin embargo, entre el
hombre a pecar». Interpretaban el impulso sexual casi como celibato forzoso de la Iglesia católica y el estado distintivo de
una enfermedad. Para Melanchton, el matrimonio era necesario los pocos que tienen esa gracia o, como ahora veremos, la
para «refrenar las pasiones». Para John Vernon, el matrimonio madurez de personalidad para poner de manifiesto con plena
era el «agua legítima para apagar el fuego de la concupiscen- integridad el estado célibe consagrado a Dios.
cia». Para Matthew Parker, el matrimonio era un «puerto» para
Podemos resumir la postura de la Reforma respecto de la
los acosados por las «tormentas de la tentación».
relación sexual diciendo que dio un paso totalmente pragmáti-
Los reformadores, volviendo a Agustín, consideraban que co hacia adelante al establecer la legitimidad del matrimonio
el instinto sexual, insertado por Dios en la naturaleza humana, clerical. La principal razón de hacerlo fue que el hombre tenía
no tenía sino un propósito bueno: la procreación. Cualquier que controlar su impulso sexual «caído». La relación sexual en
otro propósito del sexo, incluso dentro del matrimonio, era el matrimonio era, por tanto, legítima, aunque lamentable, pero
insano debido a la Caída. Después de la Caída, la relación la relación sexual marital no era ni impura ni contaminante,
sexual, que antes era impoluta, sencillamente «se desenfrenó». sino una necesidad. No se veía, ciertamente, en ella gracia espi-
Para ellos, el sexo por placer seguía siendo tan pecaminoso ritual alguna. En este sentido, los reformadores siguieron en
como siempre, y el consejo de moderación permaneció como general fieles a Agustín.
criterio. Heinrick Bullinger lo expresaba así: «Del mismo
modo que la modestia, la gracia y la templanza son buenas en En los reformadores no encontramos por ningún lado inter-
todo, análogamente son buenas también aquí y extremadamen- pretación alguna del sexo que lo vincule primariamente al
te necesarias. El matrimonio es honorable y santo; por lo tanto, amor, las relaciones interpersonales, la bondad del placer se-
no debemos, como personas desvergonzadas, desprendernos de xual, ni que refleje lo que el Génesis afirma, es decir, que todo
las buenas maneras y volvernos bestias irracionales. Dios nos lo que Dios creó está muy bien. No hay celebración del amor
ha dado y ordenado el matrimonio para que sea un remedio y sexual. En este enfoque, la superioridad de la abstinencia se-
una medicina con la que nuestra débil carne mitigue su desaso- xual permanece firmemente intacta.
siego y con la intención de que estemos limpios e impolutos en Aunque los reformadores no tocaron en general el mundo
espíritu y en cuerpo. Y si con él nos enfebrecemos y nos vol- interno de la relación sexual, introdujeron, en palabras de
vemos desvergonzados de palabra y de obra, entonces nuestra Porter, un cambio de paradigma. Así, algunas de las voces del

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anglicanismo, reforzadas más adelante por los puritanos y los
cuáqueros, veían en la relación hombre-mujer en el matrimonio
una presencia de amor y de compañía amorosa que trascendía
la asociación tradicional con el pecado y la rectificación por la
procreación. Estos inicios protestantes florecerían en el siglo
xx. Sin embargo, fueron necesarios otros trescientos años para
que el mundo de la sexualidad comenzase a ser analizado, y el 5
próximo y último capítulo de esta parte histórica está dedicado El siglo xx
a ello.

Aunque los principales avances en la comprensión de la sexua-


lidad humana han tenido lugar en el siglo xx, los antecedentes
parten del xix. Biológicamente, el principal hallazgo del siglo
xix fue el descubrimiento del folículo graafiano en la mujer,
que con la estimulación hormonal induce la ovulación, esencial
para la fertilización. Este descubrimiento terminó con la muy
influyente idea de que era el esperma masculino por sí solo el
que producía una nueva vida, y que la mujer únicamente la ali-
mentaba. La noción de la contribución femenina a la nueva
vida suscitada por este descubrimiento constituyó un inicio
positivo en el contexto contemporáneo de la batalla por las
relaciones igualitarias entre los sexos.
En el plano psicológico, la figura gigantesca en ambos
siglos, xix y xx, fue Sigmund Freud (1856-1939), principal
coadyuvante individual a la revolución sexual del siglo xx. En
su libro The Sex Researchers, Brecher1 dice, sin embargo, que
además de Freud hubo otros que pusieron en cuestión la repre-
sión victoriana de la sexualidad. El libro Studies in the
Psychology ofSex de Havelock Ellis (1859-1939), que apareció
primero en alemán en 1896 y al año siguiente en inglés, fue
durante varias décadas la lectura prototípica de los interesados
en el tema. Kraft-Ebing (1840-1902) escribió Psychopathis
Sexualis en 1886, que sigue siendo hasta el día de hoy el texto
esencial en cuanto a la sexualidad anormal. El ginecólogo
holandés Theodoor Hendrik van de Velde (1873-1937), infor-
mó acerca de la sexualidad en el matrimonio a miles, por no
decir millones, de parejas con su libro Ideal Marriage.

1. BRECHER, E.M., The Sex Researchers, Andre Deutsch, London 1970.

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En los tiempos modernos, el norteamericano Alfred Charles liplicada en numerosas imágenes pornográficas, hace hincapié
Kinsey (1895-1956) asombró a los Estados Unidos y al resto en el cuerpo como una máquina de placer. La educación esco-
del mundo con sus estudios estadísticos respecto de la sexuali- lar se ha centrado en la biología del sexo, sin componente emo-
dad masculina y femenina. No cabe duda de que estos dos estu- cional o amoroso asociado. El punto de vista que prevalece es
dios, que siguen siendo citados, sacaron a la luz la incidencia que el sexo ocasional es válido, y hay una insistencia en el uso
de prácticas sexuales, incluida la homosexualidad, que eran de contraceptivos simplemente para evitar la procreación y las
desconocidas hasta su publicación. A ello siguió la obra de enfermedades. La relación sexual se entiende por entero en tér-
Masters y Johnson en los sesenta, que clarificó en 1966 el minos de logro del orgasmo, y su carácter relacional, aunque
mundo interno del orgasmo con un libro titulado Human Sexual admitido, se considera un fenómeno secundario. En el lengua-
Response. Desde los sesenta ha habido varios estudios, pero los je de la calle, «echar un polvo» es el ideal que suele proponer-
anteriormente mencionados son los más destacados. se en los medios de comunicación. Los hombres y las mujeres,
No cabe duda de que la persona más influyente ha sido particularmente estas últimas, son tratados como objetos sexua-
Freud, que difundió la noción de que la sexualidad es una parte les. Esta cosificación de los cuerpos, en especial de los feme-
intrínseca de la personalidad humana y una expresión insosla- ninos, despojada de interrelación, se refleja bien en la prostitu-
yable de lo que es ser humano. Freud acabó con dos mil años ción y la pornografía, que se han convertido en un gran nego-
de sospechas cristianas respecto de la sexualidad. Hoy damos cio. Así pues, no hay duda de que el pasado siglo ha visto un
por hecho que la sexualidad pérmea todos los aspectos de la gran movimiento de concienciación sexual, acelerado en los
relación humana y que no es un concepto inferior, descrito últimos cuarenta años. ¿Cómo han respondido las iglesias cris-
como lujuria, ni un mero requerimiento esencial de la repro- tianas a esta avalancha histórica?
ducción de las especies. Quienes quieran examinar la respuesta eclesial en detalle
Con el trabajo de Masters y Johnson en los sesenta llegamos deberán recurrir al padre Kevin T. Kelly, eminente teólogo
a nuestra era moderna, caracterizada por la introducción y la católico cuyo libro New Directions in Sexual Ethics2 ilustra
rápida expansión de la pildora anticonceptiva, que ha dado ori- muy bien la historia de los últimos cuarenta años y al que agra-
gen a una transformación permanente en el comportamiento dezco la información que incluiré a continuación. Gareth
sexual. Simultáneamente con el advenimiento de la pildora Moore hace un resumen de la postura católica en el capítulo 16
anticonceptiva, el período de los sesenta y los setenta ha sido del libro Christian Ethics3. Un comentario actualizado de lo
descrito como una revolución sexual que ha hecho entrar en que dicen las iglesias acerca del sexo se encuentra en el traba-
una era, aún con nosotros, en la que el sexo se ha liberado de jo de Stuart y Thatcher en el libro People ofPassion4.
muchos tabúes. La ropa es mucho más reveladora sexualmen- Los acontecimientos de los últimos cuarenta años en el área
te; la comunicación es infinitamente más franca y abierta; el de la sexualidad son de tan gran alcance que sólo se considera-
mundo del cine y de la televisión se atreve mucho más con los rán los centrados en el coito, y únicamente de forma sumaria.
temas sexuales. Se ha avanzado, por ejemplo, en cuanto a la La contracepción sigue siendo un tema crucial para los cristia-
justicia sexual y la igualdad para las minorías sexuales, y la nos, en el sentido de que la procreación se ha visto como el pro-
emancipación de la mujer ha alcanzado la mayoría de edad. pósito primario de la relación sexual, y la unidad entre el coito
Difícilmente transcurre una semana sin que los periódicos y la nueva vida se ha considerado inviolable. Como veremos en
publiquen un artículo sobre sexo. Vivimos ahora en un mundo
saturado del tema. 2. KELLY, K.T., New Directions in Sexual Ethics, Chapman, London 1998.
Al mismo tiempo que ha tenido lugar esta revolución, el 3. HOOSE, B., Christian Ethics, Cassell, London 1998.
sexo se ha trivializado. La filosofía de la revista Playboy, mul- 4. STUART, E. y THATCHER, A., People ofPassion, Mowbray, London 1997.

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el capítulo 20, ésta es la postura de la Iglesia católica hasta el pretación del matrimonio en términos de perfeccionamiento
día de hoy. La Iglesia anglicana celebró Conferencias en mutuo de los esposos.
Lambeth en 1867 y 1897, pero en ninguna de las dos se men- Alentado por ello, el teólogo católico Doms escribió: «Po-
cionó la contracepción. En 1908 sí se analizó y recibió una con- demos proseguir diciendo que hay un significado latente no
dena incondicional. En 1920 siguió habiendo oposición, pero sólo en el acto biológico (coito), sino también en el matrimo-
en 1930 fue votada a favor por una mayoría de 193 a 67. Esta nio mismo. Pero el significado no es, como ha solido pensarse,
es la crucial resolución: «Donde se sienta claramente la obliga- el mero "amor", sino la plenitud del amor en la comunidad de
ción moral de limitar o evitar la paternidad, el método debe ele- vida de dos personas que constituyen una sola. Esta comunidad
girse según principios cristianos. El método primero y obvio es implica al ser humano completo, en espíritu, mente y cuerpo...
la completa abstinencia de la relación sexual (en la medida en Este significado interno del matrimonio incluye la realización
que sea posible) en una vida de disciplina y autocontrol vivida del acto sexual, aunque no se dé un interés consciente por la
en la fuerza del Espíritu Santo. Sin embargo, en aquellos casos procreación»6. El libro de Doms era muy persuasivo, y su pen-
en que se sienta claramente la obligación moral de limitar o samiento respecto del matrimonio como comunidad de vida de
evitar la paternidad y donde haya una razón moralmente sólida dos personas, reforzada por la relación sexual, iba muy por
para no practicar la abstinencia completa, la Conferencia está delante de su tiempo y, subsiguientemente, influyó en las for-
de acuerdo en que pueden utilizarse otros métodos siempre que mulaciones del Concilio Vaticano n. Así pues, en los años trein-
ello se haga a la luz de los mismos principios cristianos. La ta vemos el progreso de la relación entre marido y mujer como
Conferencia informa de su rotunda condena del uso de cual- amor en acción al que la relación sexual contribuye de un modo
quier método de control anticonceptivo cuyo motivo sea el ego- básico. Los años treinta, cuarenta y cincuenta fueron importan-
ísmo, el lujo o la mera conveniencia»5. tes en la Iglesia católica por el debate sobre los fines del matri-
monio y el uso de los períodos infértiles para la regulación de
los nacimientos. En mi primer libro sobre el matrimonio he rea-
Este avance en la práctica, al igual que los cambios en la
lizado un análisis de este período histórico7.
Reforma que permitieron casarse a los sacerdotes, no estaba
asociado a ningún tipo de examen detallado del mundo interno Pasemos a los sesenta y a dos importantes declaraciones. La
de la relación sexual. Los obispos asistentes a la Conferencia, primera es la Conferencia de Lambeth de 1958, en la que una
declararon, no obstante, que el coito tiene valor por sí mismo comisión produjo el excelente documento The Family in
en el matrimonio, al fortalecer y enriquecer el amor conyugal, Contemporary Society*. En él, la relación sexual se ve como la
pero en ese momento no se realizaron cambios radicales en la entrega y la acogida plenas de una persona completa, sin falso
filosofía o la teología sexuales. En respuesta a esta iniciativa, sentido de temor al mal. El marido y la mujer se hacen dos en
Pío xi, en nombre de la Iglesia católica, replicó con la encícli- una sola carne en una unión de indisolubilidad reafirmada y
ca Casti Connubii (1930), en la que condenó cualquier uso de perdurable.
la contracepción. Decía este papa: «Estando destinado el acto Poco después, en el Concilio Vaticano n, la Iglesia católica
conyugal, por su misma naturaleza, a la generación de los hijos, abandonó los términos «primario» y «secundario» para los
los que en el ejercicio del mismo lo destituyen adrede de su fines del matrimonio y adoptó una interpretación del matrimo-
naturaleza y virtud, obran contra la naturaleza y cometen una
acción torpe e intrínsecamente deshonesta». La encíclica no era
meramente condenatoria; Pío xi proseguía ampliando la inter- 6. DOMS, H., The Meaning ofMarriage, Sheed and Ward, London 1939.
7. DOMINIAN, J., Christian Marriage, Darton, Longman and Todd, London
1967.
5. Conferencia de Lambeth 1930, Resolución 15. 8. Conferencia de Lambeth 1958, SPCK y Seabury Press, London.

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Frecuentemente, los placeres físicos han sido asimilados al
nio como comunidad de amor. Un amor que el Señor ha juzga-
pecado. Dado que la sexualidad proporciona algunos de los
do merecedor de dones especiales: dones curativos, perfectivos
mayores placeres, se ha sospechado enormemente de ella. Este
y enaltecedores de gracia y caridad (Constitución Pastoral,
rechazo del gozo distorsiona la interpretación cristiana del
Parte 2, capítulo 1). Pasando del matrimonio a la relación se-
amor de Dios, de la bondad de su creación y de la perfección
xual, el Concilio dijo lo siguiente: «Este amor se expresa y per-
de la naturaleza humana... La sexualidad no es meramente útil;
fecciona singularmente a través del acto marital. Las acciones
es gozosa, está llena de sentido y es plenificante; es un medio
en el matrimonio por las cuales la pareja está unida íntima y
a través del cual el hombre y la mujer pueden glorificar a Dios
castamente son nobles y dignas. Expresadas de manera verda-
y crecer en plenitud mutua» (Artículo 29).
deramente humana, esas acciones son significativas y promue-
ven a autodonación mutua mediante la cual los esposos se enri- La Iglesia escocesa, en su segundo informe a la Asamblea
quecen recíprocamente con voluntad gozosa y agradecida» General, titulado Human Sexuality", llega a la importante con-
(Constitución Pastoral, Parte 2, capítulo 1). clusión de que la sexualidad sirve primariamente para iniciar,
cimentar y enriquecer la relación. La procreación es una fun-
En una declaración anglicana, Marriage and the Church's
ción de la sexualidad de «segundo orden», ordenada por Dios,
Task9, leemos: «Esta polifonía de amor encuentra expresión en
pero no su papel principal, que tiene que ver con la relación.
la unión corporal de los enamorados, lo que no ha de ser enten-
dido simplemente en términos de experiencia de placer extáti- El padre Kelly concluye que las iglesias están virando hacia
co de dos individuos. Ello, ciertamente, puede darse, pero es el criterio de que la sexualidad humana ha de verse primaria-
siempre más. Es un acto de compromiso personal que abarca mente en su significado relacional, que no está necesaria o
pasado, presente y futuro. Es celebración, curación, compromi- esencialmente vinculado a la función procreadora, y la calidad
so renovado y promesa. La relación sexual puede "significar" de la relación «es el criterio básico de la ética sexual». Esta
muchas cosas distintas para el marido y la mujer, según el esta- «calidad de la relación» está íntimamente ligada al amor. Varios
do de ánimo y las circunstancias; pero por encima de todo de los principales informes de las iglesias en los últimos cua-
transmite la afirmación de la pertenencia mutua». Estos crite- renta años se han referido a este amor y a su potencial creativo.
rios católicos y anglicanos se vieron reforzados por el informe El mundo intrínseco de la relación sexual no ha sido anali-
metodista de 1980, A Christian Understanding of Human zado en detalle, por eso el cristianismo, al pasar de ver el sexo
Sexuality!0, que se centra en el gozo del amor sexual: «El amor primariamente en términos de procreación a verlo en términos
sexual, incluidos los actos genitales cuando expresan ese amor, de relación, no tiene una base auténtica para una alternativa al
participa del acto amoroso divino con toda actividad humana sexo ocasional. Las referencias al amor no tienen una autoridad
creativa, entregada y generosa. Aunque hasta época reciente las convincente por la dificultad de comprender la palabra «amor»
actitudes cristianas occidentales han mostrado poco entusiasmo y, sin embargo, en última instancia, en el cristianismo todo
por la idea del amor sexual como un elemento de la vivencia comportamiento humano está basado en la enseñanza funda-
cristiana» (Artículo 28). «A pesar de las referencias bíblicas al mental de Jesús de que todos los mandamientos están subordi-
gozo que Dios da a sus hijos, la mayor parte de las actitudes nados a amar a Dios y amar al prójimo como a uno mismo. No
cristianas tradicionales de Occidente no han aceptado el gozo hay duda de que el significado de la sexualidad hay que hallar-
como parte esencial del designio de Dios para la humanidad. lo en el amor, y este libro analiza lo que queremos decir con
«amor» en la relación sexual humana.

9. Cío Publishing, London 1978.


10. Informe de la Comisión sobre Sexualidad Humana, Methodist 11. Informe de la Iglesia Escocesa a la Asamblea General, Peterborough
Publishing House, 1990.

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— 52 —
SEGUNDA PARTE
EL SIGNIFICADO INTRÍNSECO
DE LA RELACIÓN SEXUAL
6
La sexualidad en la infancia

I'lira muchas personas, la sexualidad adulta es la única forma


de sexualidad conocida y comprendida. Al niño se le considera
asexual. Pero no es así, y en este capítulo examinaremos las
bases físicas y psicológicas de la sexualidad en la infancia.
Comenzaremos con lo físico. La manifestación más básica de
nuestra sexualidad se encuentra en los cromosomas, que están
presentes en todas las células del cuerpo. La mujer normal tiene
un par de cromosomas xx, el hombre tiene uno x y otro Y, sien-
do este último el que determina la masculinidad. El feto tiene
médula y córtex primitivos. En presencia del factor somático
determinante de la masculinidad, la médula se transforma en
testículos y el córtex se reabsorbe. En ausencia del factor mas-
culino, el córtex se transforma en ovarios. Los testículos
comienzan a producir testosterona desde aproximadamente la
octava semana de embarazo. Además de los testículos y los
ovarios, el feto produce los genitales externos: pene y órganos
masculinos asociados, o vagina, útero y trompas de falopio, en
el caso femenino. En el caso masculino, el pene y los testículos
son visibles y proporcionan al niño signos externos con los que
identificar su masculinidad. La niña no tiene tales característi-
cas externas. Así, en la vida sexual, la excitación, que en el
varón se expresa por la erección del pene, es un fenómeno más
complejo en la mujer. En el cerebro, el estado original es feme-
nino y, en el caso del varón, ello es anulado con las hormonas
androgénicas masculinas.
Dados los factores biológicos, ¿cuándo asume el género un
carácter fijo? Stoller1 llamó a esto identidad nuclear de género,

1. STOLLER, R., Sex and Gender, Hogarth, London 1969.

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que es cuando queda establecido si «soy hombre» o «soy hay consenso respecto de que tiene lugar. En los descubrimien-
mujer». Este estadio se alcanza entre los dos y tres años de tos de Kinsey5, los autores llegaron a la conclusión de que, en
edad. Este período crítico ha interesado a los psicólogos en una sociedad sin inhibiciones, más de la mitad de los niños
relación con la asignación incorrecta de género y la posibilidad experimentarían el orgasmo a los tres o cuatro años de edad, y
de corrección. Diamond2 sugiere que la corrección puede ha- prácticamente todos en los tres o cuatro años anteriores a la
cerse hasta los trece o catorce años de edad. Puede suceder que pubertad. Algo similar puede decirse de las niñas.
haya desórdenes de género y de identidad sexual como conse- Las erecciones en el varón se registran, análogamente,
cuencia del mal funcionamiento del desarrollo físico u hormo- desde muy temprana edad y prosiguen a lo largo de la infancia.
nal, caso que no concierne a este libro, pero que se encuentra De manera que la masturbación conducente al orgasmo, con
tratado en un excelente manual de Bancroft3. erección en los varones, es una experiencia bien establecida en
La sociedad y el cristianismo han estado tan obsesionados la infancia. En la pubertad hay características secundarias bien
con la masturbación y el juego sexual, hacia los cuales han conocidas tanto en las chicas como en los chicos. Estas mani-
mostrado preocupación y repulsa, que no han logrado ver que festaciones físicas de la pubertad preceden a un estadio del
ambos son habituales desde la primera infancia. Galenson y desarrollo sexual en el que el niño se aleja de los padres y se
Roiple4 observaron a los niños de una guardería y descubrieron orienta normalmente hacia una persona del sexo opuesto. Un
que los niños comienzan el juego genital alrededor de los siete pequeño número sienten una tendencia hacia su mismo sexo.
meses de edad, mientras que las niñas lo inician hacia los diez Esta fase marca el tabú del incesto, cuando los niños cruzan el
u once meses. Vieron que los niños continúan este juego hasta umbral de la edad adulta y comienza el largo trayecto hacia el
que la masturbación más obvia comienza a los quince o dieci- noviazgo y el matrimonio.
séis meses. La masturbación hasta alcanzar el orgasmo se ob-
serva en ambos sexos desde la edad de seis meses. Los padres El tema de los abusos sexuales es amplísimo; aquí solo se
informan de este tipo de comportamiento a esa temprana edad hará de él un breve bosquejo. Los abusos sexuales tienen lugar
y continuaría sin ningún tipo de vergüenza si los adultos no lo cuando un niño es utilizado por un adulto con propósitos sexua-
desestimularan. De estas pruebas se deduce claramente que la les. Tanto los niños como las niñas pueden ser objeto de abu-
ansiedad sentida por millones de cristianos durante mucho sos, pero es más habitual que lo sean estas últimas. El abuso
tiempo es producto de la cultura, y que la culpabilidad sexual sexual abarca desde la penetración sexual hasta las caricias, y a
experimentada por los adultos comienza en la primera infancia. veces a la niña se le pide que masturbe al hombre. El desnudo
La edad media de una forma de masturbación ligeramente del niño puede ser parte del abuso. Todo ello suele tener lugar
más adulta es los ocho o nueve años para los niños y un poco dentro de la familia, y es frecuente que esté implicada la pare-
antes para las niñas. El orgasmo está asociado a la masturba- ja del progenitor. El niño suele estar asustado y oculta la expe-
ción. Antes de la pubertad, sin eyaculación masculina, el signi- riencia a los otros adultos. En ese proceso, el niño está ansioso
ficado adulto no es apreciado en ninguno de los sexos, pero sí y se siente culpable en lo que respecta al sexo y accede a la
edad adulta traumatizado. El abuso sexual en la infancia, como
vemos en la actualidad, es frecuente, y los adultos pueden ini-
2. DIAMOND, M., «A critical evaluation of the ontogeny of human sexual ciar sus propias relaciones sexuales acarreando problemas de
behaviour»: Quarterly Review ofBiology 40, 147. experiencias sexuales de la infancia. El peor efecto es la diso-
3. BANCROFT, J., Human Sexuality and its Problems, Churchill
Livingstone, Edinburg 1995.
4. GALENSON, B.A. y ROIPLE, H., «The emergence of genital awareness
during the second year of life», en (R.C. Friedman et al [eds.]) Sex 5. KINSEY, A.S., POMEROY, W.B. y MARTIN, C.F., Sexual Behaviour in the
Differences in Behaviour, Wiley, New York 1974. Human Male, Sanders, Philadelphia 1948.

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ciación entre el amor y el sexo, y es necesario mucho amor ees en las sensaciones físicas provenientes del fino recubri-
paciente en el matrimonio para que la herida sane. miento (membrana mucosa) de la boca, el ano y los genitales.
Después de la pubertad, los adolescentes entran en el I )ijo que las experiencias sexuales más tempranas se localiza-
mundo de la amistad sexual, el noviazgo, la cohabitación y el ban en la boca, los labios y la lengua, y se activaban en el pri-
matrimonio. Los detalles de esta fase se verán en los capítulos mer año, en la fase oral. Así, la lactancia materna desempeña
siguientes. El desarrollo físico sexual de la infancia sigue ade- un importante papel en la teoría dinámica. Las primeras expe-
lante normalmente de modo tranquilo y espontáneo y, excepto riencias amorosas se encuentran en la interacción entre la
en el caso de unas cuantas anomalías de naturaleza física y hor- madre y el hijo, y la saciedad o la buena alimentación desem-
monal, permite que el crecimiento prosiga ininterrumpidamen- peñan un papel vital en la sensación de plenitud del bebé. Esta
te hasta la pubertad. Mientras el crecimiento físico tiene lugar, fase oral, dependiente de la estimulación de la membrana
el niño aprende acerca del sexo de lo que ve en el comporta- mucosa de la boca, sigue siendo sexualmente importante toda
miento de sus padres y otros adultos. Dicho de otro modo, es la vida. La boca es el lugar del beso, que es una actividad
un tiempo de intenso aprendizaje social. Los padres pueden sexual vital.
impartir educación sexual satisfaciendo la curiosidad de sus La alimentación es para el bebé una forma de receptividad,
hijos cuando llega un hermano menor, pero lo que causa más de aceptación, o, en términos más técnicos, de «internaliza-
impacto a un niño es lo que ve y oye procedente de sus padres. ción». Cuando amamos a alguien, solemos decir: «Te come-
Además, los padres desempeñan un papel vital en su manera de ría». Se trata de la más temprana experiencia de introducir a
abordar el juego genital y la masturbación de sus hijos. Pueden otra persona en nuestro interior, y continuamos internalizando
dar al niño una sensación de alegría, aprobación de sus cuerpos a quienes amamos durante el resto de nuestra vida. No sólo
y experimentación, o una sensación de ansiedad y repulsa. Las tomamos alimento (leche), sino que también lo escupimos o, en
ansiedades de los adultos se transmiten al niño, y lo que apren- términos psicológicos, lo rechazamos. Lo mismo hacemos con
demos en los primeros doce años de vida desempeña un papel las personas. Las introducimos en nuestra psique o podemos
vital en nuestros sentimientos sexuales adultos. En particular, rechazarlas. El sutil equilibrio entre la aceptación y el rechazo
los padres se preocupan por el comportamiento sexual de sus de los seres humanos en la relación comienza en esa fase oral
hijos adolescentes. Es importante caer en la cuenta de que el en que ingerimos y escupimos alimento.
comportamiento de los adultos se ve muy influido por su edu- Con la llegada de los dientes, el bebé se inicia en el morder
cación previa a la pubertad, y los padres tiene una grave res- y el modo agresivo. Ahora el placer de tragar se entremezcla
ponsabilidad en la transmisión de una asociación de ideas posi- con la satisfacción de morder. Lo pasivo se mezcla ahora con lo
tiva y gozosa en la primera infancia. activo, y quedan instituidas las raíces del sadomasoquismo.
Las dimensiones física y psicológica de la sexualidad en la Todo esto puede sonar a fantasía, pero lo que Freud describe
infancia nos alejan de la creencia en una inocencia sexual son experiencias reales del bebé que dejan una huella perdura-
infantil. Los padres han tenido largo tiempo la convicción de ble en la personalidad.
que no hay sexualidad en la infancia y de que sólo comienza Todo ello sucede en el primer año de vida. En mi libro One
con la pubertad, idea totalmente errónea. El hombre que hizo Like Us6 describo las teorías dinámicas habituales hoy e indico
volar en pedazos este mito fue Sigmund Freud, que identificó que Melanie Klein, una de las primeras seguidoras de Freud,
una sexualidad infantil distinta del juego genital. En el curso de que trabajó con niños, postulaba que el pecho materno era para
su trabajo psicoanalítico, postuló que la personalidad humana
se desarrolla a partir de dos impulsos básicos, sexualidad y 6. DOMINIAN, J., One Like Us: A psychological interpretation of Jesús,
agresión. En lo que concierne a la sexualidad, localizó sus raí- Darton, Longman and Todd, London 1998.

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el bebé el ámbito de un intenso drama. Un bebé hambriento Al tratar del segundo y el tercer año de vida, Freud postu-
succiona el pecho, se sacia y se siente bien. Esto le proporcio- laba que el niño se hace consciente del otro extremo del canal
na una buena experiencia de sentirse querido. Si el bebé se gastrointestinal. El centro es ahora el ano, que también está
siente hambriento, mama del pecho y no encuentra leche, en- cubierto de una membrana mucosa y, cuando es estimulado,
tonces siente ira, se pone agresivo y, en su fantasía, mordisquea proporciona experiencias placenteras. Del mismo modo que la
el pecho. Para el bebé, el pecho representa a la madre en su fase oral está ligada al placer de ingerir o aceptar, y escupir o
conjunto, y Klein situaba los inicios de la agresión personal en rechazar, la fase anal está asociada a la retención y la expulsión.
esa experiencia de morder y desgarrar. Así, el amor y el odio se La fase anal del desarrollo libidinal deja su huella de diversos
inician en esa temprana fase del desarrollo. Todos estos suce- modos. Algunas personas se preocupan por la limpieza y por su
sos se dan por supuestos porque es muy difícil entrar en la psi- intestino, y se excitan sexualmente cuando se les estimula el
que de un bebé de un año. Pero no es difícil imaginar la batalla ano. El ano puede ser estimulado por enemas o penetrado por
de amor y odio a propósito del alimento que es ciertamente el pene u otros objetos. De todas estas situaciones puede deri-
observable en el niño más mayor. Otra característica del primer varse placer sexual. En nuestra sociedad tenemos una mezcla
año de vida es la intimidad del contacto entre el bebé y el pro- de sentimientos respecto de la actividad intestinal y la concu-
genitor. Según Erikson, la manera de tener en brazos al bebé rrente estimulación sexual.
sienta las bases de la sensación de confianza. No es difícil com- Erikson describe el segundo y el tercer años de vida como
prender que la sensación de confianza, que tan vital es en la una fase de autonomía. Todos los padres son testigos de la bata-
relación sexual, comienza en estos inicios de la vida. Los lla entre la independencia adquirida por el bebé al aprender a
amantes que tienen relaciones sexuales están enteramente el andar, vestirse, comer y hablar, y la dependencia al encontrar
uno a merced del otro durante el acto sexual. La confianza es difíciles estos procesos y volverse hacia los padres en busca de
un componente vital de la relación, y no es difícil percibir que ayuda. Esta batalla continúa a lo largo de la vida, y los aman-
las raíces de esta confianza parten del comienzo mismo de la tes no son inmunes a una relación en la que despliegan estas
vida. El conjunto del cortejo que lleva a la relación sexual es un características el uno hacia el otro.
proceso de construcción de una confianza mutua en la que la La obra de Freud, Melanie Klein, Winnicott y Erikson está
seguridad física es central para la experiencia. Y esa seguridad basada en la teoría de la libido freudiana. Una excepción a esta
física se aprende en los brazos y el regazo de los padres. regla la proporciona John Bowlby, psicoanalista británico ana-
Winnicott va más allá y dice que no sólo la confianza se lizado también en One Like Us, que postula que el lazo entre
desarrolla en el intercambio que se produce al tener y ser teni- madre e hijo no es sexual y basado en el alimento, sino en un
do en brazos, sino que también la calidad del hecho de tener en principio evolutivo de vinculación afectiva. Basando su teoría
brazos es una contribución al sentimiento amoroso. En la vida en la etología, el estudio de los lazos mostrados por los anima-
adulta podemos, ciertamente, distinguir entre un abrazo cariño- les al vincularse a sus padres, afirma que el niño establece un
so o arisco, e interpretamos la diferencia en términos de amor. vínculo afectivo con su madre a través de la vista, reconocien-
Una vez más, las raíces de este amor se aprenden en la prime- do su rostro y después el resto del cuerpo; a través del sonido,
ra infancia. reconociendo su voz; del tacto, al ser tenido en brazos y abra-
Así, el primer año de vida constituye el origen de la esti- zar; y del olfato. A través de estas dimensiones, el niño esta-
mulación de la boca, de las experiencias de amor y odio, de la blece un vínculo con su madre, que se convierte en su funda-
confianza, el contacto, el amor y la seguridad. El modo de tener mento seguro. A partir de ese fundamento seguro, el niño
en brazos al bebé deja una huella perdurable en sus signos de explora el mundo circundante y, cuando está asustado o ansio-
amor interpersonal. so, se vuelve a ella en busca de seguridad. La observación de

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cualquier niño acredita esta teoría. Bowlby sostiene que el Cuando los enamorados están asustados, angustiados, enfer-
comportamiento afectivamente vinculante caracteriza a los mos o se sienten amenazados, les gusta ser abrazados y con-
seres humanos desde la cuna hasta la tumba. Desde el punto de solados por su pareja.
vista de este libro, la experiencia subjetiva de enamorarse es • La angustia por la separación o la pérdida lleva al llanto, a
una forma de comportamiento afectivamente vinculante. A reclamar la presencia de la madre, a tratar de encontrarla, y
continuación analizaré las similitudes entre, por un lado, el cui- al entristecimiento y la apatía si la reunión es imposible. La
dador y el bebé y, por otro, los enamorados adultos, tal como angustia por la separación o la pérdida, el llanto, el llama-
las presentan Shaver, Hazan y Bradshaw7. El establecimiento y miento al amado, el intento de encontrarle y el entristeci-
la calidad del vínculo afectivo entre los cuidadores y el bebé miento y la apatía son los signos de la separación adulta.
dependen de la sensibilidad y del grado de reacción de éste.
Los sentimientos del amor adulto están relacionados con un • Cuando tiene lugar el reencuentro, el bebé sonríe, saluda a
intenso deseo de interés y reciprocidad por parte del amado. su madre con gritos de alegría y quiere ser tomado en bra-
zos. Cuando se produce el reencuentro de los enamorados,
se alegran y sienten euforia y deleite.
• La madre proporciona un fundamento seguro, y el bebé se
siente capacitado y seguro para explorar. La reciprocidad • El bebé comparte sus cosas y sus juguetes con su madre. A
real o supuesta de los enamorados hace que la persona se los enamorados les gusta compartir experiencias y regalos.
sienta confiada y segura. • El bebé practica el contacto visual prolongado y se siente
• Cuando la madre (en todos los casos, la madre puede ser sus- fascinado por los rasgos físicos de su madre. Los enamora-
tituida por el padre u otro adulto) está presente, el bebé se dos tienen un equilibrio entre la distancia física y la emocio-
siente más feliz y menos temeroso ante los extraños. Cuando nal del uno respecto del otro.
se ve corresponder al enamorado, el otro miembro de la • Aunque el bebé puede estar vinculado afectivamente a más
pareja se siente más feliz y es más positivo acerca de la vida de una persona, normalmente hay un apego clave que suele
en general y más extrovertido y amable con los demás. darse con respecto a la madre. Aunque los adultos sienten
• Cuando la madre no está al alcance o no está perceptiva, el que pueden amar a más de una persona, el amor intenso
bebé está ansioso y preocupado. Cuando el enamorado está tiende a darse únicamente con una persona cada vez.
desinteresado o rechaza, el otro miembro de la pareja está • El bebé gorgotea, canturrea, y parlotea en el lenguaje de los
ansioso y preocupado y es incapaz de concentrarse.
bebés, y su madre responde en el mismo estilo. Los enamo-
• La vinculación afectiva incluye la proximidad, la búsqueda rados también gorgotean, canturrean y parlotean en su idio-
de contacto, el abrazo, el toque, la caricia, el beso, el acunar, ma particular, utilizando un tono suave para dirigirse al otro,
la sonrisa, el seguimiento y el aferramiento. El amor román-
y gran parte de su comunicación es no verbal.
tico se manifiesta en el deseo de querer pasar el tiempo con
el amado, abrazarle, tocarle, acariciarle, besarle y hacer el • La madre sensible percibe las necesidades del bebé y tiene
amor. una poderosa empatia con él. Los enamorados se sienten
• Cuando el bebé está asustado, angustiado, enfermo o se igual de fuertemente comprendidos y perciben la misma
siente amenazado, busca el contacto físico con su madre. empatia.
• El bebé obtiene un tremendo placer de la aceptación, la apro-
bación y la atención de su madre. Los enamorados, espe-
7. SHAVER, R, HAZEN, C. y BRADSHAW, D., «Love as attachment», en (R.J. cialmente en los primeros estadios de la relación, obtienen
Sternberg y M.L. Barnes [eds.]) The Psychology of Love, Yale
University Press, New Haven 1988. una tremenda felicidad de su aprobación mutua.

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Esta larga lista resulta elocuente respecto de que el com-
portamiento afectivamente vinculante en la infancia es muy
similar al enamoramiento y el cortejo en la edad adulta. Se
incluye aquí como el más poderoso ejemplo de experiencias
infantiles que se repiten cuando se produce el enamoramiento
del adulto.
La psicología cognitiva diría que toda la aprobación y
desaprobación que se presenta en la edad adulta puede expli- 7
carse mediante la cognición adulta. Esto no explica por qué La sexualidad adolescente
respondemos a ciertas señales, por ejemplo, las sonrisas, el
beso, el contacto y todo el repertorio del cortejo, a menos que
fuéramos sensibles en la infancia a su significado afectivamen- l Ino de los mitos de la sociedad en su conjunto -pero en espe-
te vinculante. cial tic la comunidad cristiana- es que la primera experiencia
El propio Bowlby no dudaba que, en términos de experien- de relación sexual tenga lugar después del matrimonio, idea
cia subjetiva, el establecimiento de un vínculo se describe sostenida particularmente por la generación de mayor edad,
como «enamoramiento», el mantenimiento de un vínculo como porque para muchos de ellos, especialmente para las mujeres,
«amar a alguien» y la pérdida de la pareja como «hacer duelo era verdad. Pero, ciertamente, ya no lo es. Durante los últimos
por alguien». Este modelo del comportamiento afectivamente cuarenta años, los jóvenes han tenido relaciones sexuales a una
vinculante como equivalente del enamoramiento es muy pode- edad cada vez más temprana. Antes de la relación sexual, hay
roso y se presenta como nuestra interpretación psicológica un tiempo de preparación en el que «se sale». El comienzo del
principal del preludio de la relación sexual. Bowlby no sólo tiempo de salir juntos parece estar relacionado con la edad más
describe el comportamiento afectivamente vinculante sino tam- que con el inicio de la pubertad1. En un extenso estudio sobre
bién el desapego o la separación. El desapego explica por qué los adolescentes de Alemania Occidental2 se vio que el com-
algunas relaciones desaparecen con el paso del tiempo, porque portamiento sexual evolucionaba de salir juntos al beso, las
el vínculo afectivo pierde su afectividad, y los enamorados de caricias y la relación sexual. Para los 11 años de edad, el 69%
otro tiempo se vuelven extraños en un período ulterior. de los niños y el 55% de las niñas habían salido al menos una
La teoría de la vinculación afectiva explica también las fre- vez, y el 56% de los niños y el 47% de las niñas habían besado
cuentes experiencias de enamoramiento de la adolescencia. a un miembro del sexo opuesto. Para los 11 años de edad, el
Uno de los fundamentos clave del comportamiento humano es 25% de los niños y el 12% de las niñas habían tenido expe-
la capacidad de distinguir el encuentro amoroso permanente de riencia de caricias sexuales, pero ninguno había tenido aún
los transitorios, en los que lo afectivo va desapareciendo gra- relaciones sexuales plenas. A los 13 años de edad, el 31% de
dualmente a lo largo del tiempo. El primero es el marco de la los niños y el 21 % de las niñas ya habían practicado el coito.
permanencia y la relación sexual; el segundo es inadecuado Aunque los factores sociales y biológicos desempeñan un papel
para el coito. Aún no hemos aprendido a distinguir claramente en la iniciación de la relación sexual, en un estudio sobre 102
entre ambas experiencias, y el creer demasiado pronto que ese
encuentro efímero es el real lleva a una relación sexual prema-
tura y posiblemente a un embarazo que no están basados en una 1. DORNBUSCH, S. et al, «Sexual development, age and dating», en Child
relación duradera. En el próximo capítulo consideraremos estas Development, 1981.
2. SCHOOF-TAMS, K. et al, «Differentiation of sexual morality between 11
cuestiones. and 16 years»: Archives of Sexual Behaviour 5 (1976), 333.

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niños de octavo, noveno y décimo grado3 resultó que la hormo- En lo que respecta a la edad del otro miembro de la pareja
na testosterona era el elemento más poderoso en la actividad en la primera relación sexual, las parejas de los varones tienden
sexual. Cabría pensar, por tanto, que en los adolescentes varo- a ser aproximadamente de la misma edad que ellos, lo cual es
nes la testosterona biológicamente activa es más importante en también aplicable a quienes están por debajo de los 16 años de
el comienzo del comportamiento erótico que los factores socia- edad. Dos tercios de los varones de edad inferior a los 16 años
les. En el caso de las adolescentes se cumple lo opuesto. La en su primera relación sexual tuvieron parejas que también
principal razón por la que una adolescente practica un compor- tenían menos de 16 años. El caso de las mujeres es distinto. La
tamiento sexual no es hormonal, sino que se debe a la presión norma es que en la primera relación sexual la pareja sea de
de su grupo. edad superior. La pareja de la primera relación sexual del 75%
Se han mencionado los sesenta como el punto de partida de las jóvenes entre los 13 y los 17 años de edad era de mayor
del incremento de las relaciones sexuales entre los jóvenes. Un edad.
estudio clave, Sexual Behaviour in Britain4, afirma que para las Aunque hay un gran incremento de las relaciones sexuales
mujeres nacidas entre 1931 y 1935, la edad media de la prime- en la adolescencia, no son producto de un encuentro casual.
ra relación sexual era los 21 años. A partir de entonces, va pro- Para el 42% de los varones y el 28% de las mujeres que ha-bían
gresivamente reduciéndose. La edad media de la primera rela- tenido relaciones sexuales antes de los 16 años su pareja era
ción sexual para las nacidas entre 1966 y 1975 era los 17 años. conocida, aunque no una relación estable; pero sí se trataba de
La espectacular reducción de la edad de la primera relación una relación estable para el 35% de los varones y casi el 60%
sexual va emparejada con un descenso en la edad de la prime- de las mujeres. No es habitual -de hecho, es raro- que la pri-
ra experiencia sexual. En el momento de la publicación de este mera relación sexual tenga lugar dentro del matrimonio. La
estudio, 1994, los varones entre los 16 y los 24 años de edad moralidad de la relación sexual en este grupo de edad se anali-
tenían su primera experiencia sexual a los 13 años, y su prime- zará en el capítulo 14.
ra relación sexual a los 17. En el caso de las jóvenes, las eda- ¿Qué opinan los jóvenes respecto de tener relaciones
des correspondientes eran 14 y 17. En todos estos casos se trata sexuales antes de los 16 años? El estudio muestra que alrede-
de la edad media. Se daban también cifras respecto de quienes dor del 25% de los varones y del 60% de las mujeres pensaban
tenían relaciones sexuales antes de los 16 años. El 18% de las que habían tenido relaciones sexuales demasiado pronto, y el
mujeres y el 27,6% de los varones entrevistados cuya edad se 73% de los varones y el 40% de las mujeres consideraban que
encontraba entre los 16 y los 19 años habían tenido ya relacio- las habían tenido en el momento oportuno. La alta proporción
nes sexuales. A veces se citan cifras aún más elevadas. Pero de chicas que lamentaban su temprana experiencia muestra que
incluso estas estimaciones conservadoras indican que en los la presión social es un importante factor respecto del hecho de
grupos de menor edad casi 1 de cada 5 chicas y 1 de cada 3 chi- tener relaciones sexuales antes de que las chicas estén psicoló-
cos han tenido relaciones sexuales antes de los 16 años. La gicamente preparadas para ello. Y esto refleja la enorme nece-
edad media de la primera relación sexual es más elevada en la sidad de educación es este terreno. La principal razón expues-
clase social 1, tres años más tarde para los varones, que en la ta para tener relaciones sexuales antes de los 16 años era la
clase social 5. La misma diferencia se presenta en las mujeres. curiosidad en el 40% de los varones y el 23% de las mujeres;
un 6% de los varones y un 40% de las mujeres afirmaban estar
enamorados. Es obvia la marcada diferencia entre ambos sexos,
lo que muestra que los factores románticos desempeñan un
3. UDRY, J.R. et al, «Serum androgenic hormone motivates sexual beha- papel mucho mayor en el caso de las chicas menores de 16 años
viour in adolescent boys»: Fertility and Sterílity 43 (1985), 90.
4. WELLINGS, K. et al, Sexual Behaviour in Britain, Penguin, London 1994. que en el de los chicos. Ello enlaza con la teoría psicológica

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de la vinculación afectiva psicológica expuesta en el capítulo
anterior.
Por lo tanto, el incremento de la actividad sexual en los
adolescentes es notable, y sus consecuencias son los embarazos
en la adolescencia y las infecciones, si no se utiliza la contra-
cepción. Un reciente estudio5 muestra que entre un tercio y la
mitad de los adolescentes socialmente activos no utilizan nin-
gún método anticonceptivo en la primera relación sexual, pro- 8
porción mucho más alta que en muchos otros países europeos.
No es sorprendente, por tanto, que haya una alta tasa de enfer- Atracción sexual
medades de transmisión sexual y embarazos. El estudio mues- y relación sexual adulta
tra que la tasa de hijos nacidos vivos de las mujeres entre 15 y
19 años por cada mil mujeres es casi 23. Se trata de la tasa de
natalidad adolescente más alta de Europa occidental; los únicos Al final de la adolescencia, la mayor parte de los jóvenes son
países con tasas más elevadas son Canadá, Nueva Zelanda y sexualmente activos, y una abrumadora mayoría de adultos
Estados Unidos. jóvenes o están casados o cohabitan con su pareja. En este capí-
En 1997, 90.000 adolescentes inglesas se quedaron emba- tulo y en los cinco siguientes (que son el núcleo del libro) se
razadas, con un resultado de 56.000 nacidos vivos. Casi 7.700 considerará el mundo intrínseco de la relación sexual.
embarazos correspondieron a chicas menores de 16 años, con
un resultado de 3.700 nacimientos. 2.200 embarazos corres-
pondieron a niñas de 14 ó menos años. Alrededor del 15% de La atracción sexual
los embarazos de las menores de 16 años finalizaron en aborto.
El riesgo de embarazo adolescente es mayor para las jóve- La relación sexual tiene un preludio, que es el deseo sexual. El
nes que han crecido en la pobreza y están en la marginación, o deseo sexual ha sido atacado, condenado, asociado al pecado, e
para las que tienen malos resultados académicos. En conjunto, incluso hasta el día de hoy hay quienes, debido a una formación
la maternidad adolescente es más habitual en las zonas de mar- religiosa negativa, temen confiar en sus sentidos y disfrutar de
ginación y pobreza, pero incluso las zonas más prósperas tie- lo erótico. Sin embargo, no tenemos sino que mirar la propia
nen tasas de natalidad adolescente más altas que la media de Escritura para encontrar una exaltación del cuerpo humano.
los países europeos comparables. En este capítulo he bosqueja- Aunque no se pueda decir que se le haya dado un lugar pree-
do los datos de la sexualidad juvenil; datos que reflejan los minente, el Cantar de los Cantares atraviesa el tiempo para
cambios sociales históricos en cuanto al comportamiento enseñarnos que en el cuerpo y en lo erótico se puede encontrar
sexual y plantean un desafío a la comunidad cristiana. Dicho un plan divino respecto de la bondad de la creación.
desafío, que se considerará en el capítulo 26, constituye un reto Los medios de comunicación nos inundan hoy con imáge-
en lo que respecta al conocimiento sexual, la educación, el uso nes y escenas sexuales, pero todas ellas han sido anticipadas
de la contracepción y la moral. por el Cantar de los Cantares, cuyo contenido consiste en poe-
mas que describen el ardor sexual entre un hombre y una mujer.
Su rico lenguaje nos dice que la atracción y el deseo sexual no
han cambiado con el paso del tiempo. El Cantar se inicia con
5. Teenage Pregnancy, Social Exclusión Unit, London 1999. unas frases de la joven:

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«¡Que me bese con besos de su boca! No miréis que estoy morena:
Mejores son que el vino tus amores, i'N que me ha quemado el sol.
qué suave el olor de tus perfumes; Mis hermanos se enfadaron conmigo,
tu nombre es aroma penetrante, me pusieron a guardar las viñas,
por eso te aman las doncellas. i y mi viña no supe guardar!» (Ct 1,5-6).
Llévame en pos de ti: ¡Corramos!
Méteme, rey mío, en tu alcoba, A su vez, el hombre, al que se llama el «amado», compara
disfrutemos juntos y gocemos, n ln |oven a la que llama su «amor» con una yegua:
alabemos tus amores más que el vino. •Amor mío, te comparo a la yegua
¡Con razón eres amado! que tira del carro del faraón,
Indícame, amor de mi alma, i Qué hermosura tu cara entre zarcillos,
dónde apacientas el rebaño, lu cuello entre collares!» (Ct 1,9-10)
dónde sestea a mediodía •<¡Qué hermoso eres, amor mío,
para que no ande así perdida eres pura delicia!
tras los rebaños de tus compañeros. Nuestro lecho está hecho de fronda» (Ct 1,16)
Si tú no lo sabes,
¡hermosa entre las mujeres!, Sigue la idealización de la joven:
sigue las huellas del rebaño, «Como azucena entre cardos
lleva a pacer tus cabritas es mi amada entre las mozas» (Ct 2,2).
junto al jacal de los pastores.
La joven expresa la intimidad física:
Zarcillos te haremos de oro,
con engastes y cuentas de plata. «Su izquierda está bajo mi cabeza,
Mientras el rey descansa en su diván, me abraza con la derecha» (Ct 2,6).
mi nardo exhala su fragancia.
Bolsita de mirra es mi amado para mí, La adoración por parte del hombre continúa en el segundo
que reposa entre mis senos. poema. Llama a la joven «paloma»:
Racimo de alheña es mi amado para mí,
«Paloma mía, escondida
en las viñas de Engadí» (Ct 1,1-4, 7-8, 11-14).
en las grietas de la roca,
en los huecos escarpados,
Hay una breve descripción del color de la piel de la joven.
déjame ver tu figura,
Pensemos en el dineral que se gasta hoy para ponerse moreno,
deja que escuche tu voz;
y en aquella época las mujeres lo consideraban un posible
porque es muy dulce tu voz
inconveniente en lo que respecta a su atractivo:
y atractiva tu figura» (Ct 2,14).
«Soy morena, pero hermosa,
muchachas de Jerusalén, John Bowlby, que al describir la vinculación afectiva del
como las tiendas de Quedar, bebé a la madre extendía su teoría al enamoramiento, nos indi-
como las lonas de Salmá. ca que la vista y el oído son cruciales en la atracción. Aquí

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vemos puestos de relieve ambos aspectos. Más adelante, el «Mi amado es moreno claro,
hombre ensalza la belleza de la joven: distinguido entre diez mil.
Su cabeza es oro, oro puro;
«¡Qué bella eres, amor mío,
sus guedejas, racimos de palmera,
qué bella eres!
negras como el cuervo.
Palomas son tus ojos
Sus ojos como palomas
a través de tu velo,
a la vera del arroyo,
tu melena, rebaño de cabras
que se bañan en leche,
que desciende del monte Galaad.
posadas junto al estanque.
Tus dientes, rebaño esquilado
Sus mejillas, eras de balsameras,
de ovejas que salen del baño:
macizos de perfumes.
todas con crías mellizas,
Sus labios son lirios
entre ellas no hay una estéril.
con mirra que fluye.
Tus labios, cinta escarlata,
Sus manos torneadas en oro,
y tu hablar todo un encanto.
engastadas de piedras de Tarsis.
Tus mejillas, dos cortes de granada,
Su vientre pulido de marfil,
se adivinan tras el velo.
todo cubierto de zafiros.
Tu cuello, la torre de David,
Sus piernas columnas de alabastro,
muestrario de trofeos:
asentadas en basas de oro.
mil escudos penden de ella,
Su porte es como el Líbano,
todos paveses de valientes.
esbelto como sus cedros.
Tus pechos son dos crías
Su paladar, dulcísimo,
mellizas de gacela,
todo él un encanto.
paciendo entre azucenas» (Ct 4,1-5).
Así es mi amado, mi amigo,
muchachas de Jerusalén» (Ct 5,10-16).
Si tenemos en cuenta que se trata de un marco cultural dife-
rente, he aquí una descripción de la belleza femenina que ha
En presencia de una atracción física tan intensa, su natura-
superado la prueba del tiempo y suscita deseo sexual:
leza se traduce en amor. Dice la joven:
«Me has robado el corazón,
«Mi amado es mío, y yo de mi amado
hermana y novia mía,
que pasta entre azucenas» (Ct 6,3).
me has robado el corazón
con una sola mirada,
Este sentido de la pertenencia mutua, expresado por todos
con una vuelta de tu collar» (Ct 4,9).
los enamorados, se manifiesta en una frase, y hay una nueva
constatación de la belleza física:
Este deseo sexual se experimenta como una enfermedad de
amor, y encontramos un eco de ello en el verso «que estoy «¡Qué lindos se ven tus pies
enferma de amor» (Ct 5,8). con sandalias, hija de príncipe!
Ahora que ya tenemos una descripción de la mujer por Tus caderas torneadas son collares,
parte del hombre, veamos la del hombre hecha por la mujer: obra artesana de orfebre;

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tu ombligo, una copa redonda, Si alguien ofreciera
que rebosa vino aromado; su patrimonio a cambio de amor,
tu vientre montoncito de trigo, quedaría cubierto de baldón» (Ct 8,6-7).
adornado con azucenas;
tus pecho igual que dos crías A pesar de la intensa preocupación por lo erótico en la
mellizas de gacela; actualidad, es improbable que la atracción sexual y el deseo se
tu cuello, como torre de marfil; hayan descrito con tal belleza e intensidad. El aspecto central
tus ojos, las piscinas de Jesbón, de este poema es que todos estos sentimientos están situados en
junto a la puerta de Bat Rabín; el corazón de Dios, del propio Yahvé. La atracción sexual posee
tu nariz como la torre del Líbano, una llama divina, y el ardor que inflama los corazones de los
centinela que mira hacia Damasco» (Ct 72-5). jóvenes y de los adultos, hombres y mujeres, vincula ese amor
a la esencia misma de la divinidad.
La belleza suscita el deseo de tocar. El hombre quiere tocar A la generación anterior de cristianos, especialmente de
los pechos de la joven: católicos, les preocupaba hasta dónde podían llegar las parejas
«¡Qué bella eres, qué hermosura, en cuanto a visualizar y sentir lo erótico en el cuerpo. El cuer-
amor mío, qué delicias! po era un lugar «prohibido», y la culpa inundaba la mente de
Tu talle es como palmera, las parejas cuyo deseo natural era la riqueza de los sentidos. Tal
tus pechos son los racimos; preocupación por los pecados sexuales y su confesión negaba
pienso subir a la palmera, la belleza de la obra de Dios.
voy a cosechar sus dátiles;
serán tus pechos racimos de uvas,
tu aliento, aroma de manzanas, Enamorarse
tu paladar, vino generoso...» (Ct 7,7-10a).
La atracción y el deseo sexuales, tan delicadamente reflejados
La joven sabe que es deseada: en el Cantar de los Cantares, son un preludio de amor a la rela-
ción sexual misma. Aunque nos sentimos físicamente atraídos
«Yo soy para mi amado, por muchas personas, por lo general queremos hacer el amor
objeto de su deseo» (Ct 7,11). con una sola. ¿Cuál es el factor determinante? Enamorarse es
una experiencia compleja que no comprendemos suficiente-
Y este intenso deseo mutuo se expresa con el lenguaje de mente. En su libro Falling in Love\ Sheila Sullivan dice: «No
todos los tiempos en los labios de los enamorados: hay una explicación monolítica para el amor, y muy escaso
«Ponme como sello en tu corazón, acuerdo sobre lo que de hecho sucede. La gran mayoría de las
como un sello en tu brazo. personas que creen que enamorarse es un hecho genuino y pal-
Que es fuerte el amor como la Muerte, pable, saben que sus requisitos incluyen la excitación sexual, la
implacable como el Seol la pasión. obsesión, la intimidad, la idealización, la fantasía, el anhelo de
Saetas de fuego sus saetas, comprometerse y (como una forma elemental de "fusión") la
una llamarada de Yahvé. creación de una nueva entidad: "nosotros"».
No pueden los torrentes apagar el amor,
ni los ríos anegarlo. 1. SULLIVAN, Sheila, Falling in Love, Macmillan, London 1999.

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En este libro nos limitaremos a lo que ha sido establecido ción sexual: excitación, meseta, orgasmo y resolución. Una vez
científicamente como la mayor contribución al enamoramien- que un hombre y una mujer se han encontrado recíproca y
to, dado que nuestro interés primordial es la relación sexual emocionalmente lo bastante agradables como para formar un
misma. Hemos establecido que la atracción sexual constituye vínculo afectivo y lo bastante excitantes sexualmente como
una parte destacada del amor y lo hemos ilustrado con citas del para desearse mutuamente, proceden a la fase de excitación.
Cantar de los Cantares. A continuación me referiré a las teorí- El primer signo de excitación sexual en el hombre es, por
as psicodinámicas sobre el enamoramiento, y en particular a la supuesto, la erección del pene, la falta de la cual lleva a la
teoría de la vinculación afectiva de Bowlby que, en mi opinión, impotencia. Esta erección del pene se debe o a la excitación
es muy importante. En pocas palabras, como se decía en el erótica o a la estimulación manual. Sin entrar en detalles, la
capítulo 6, Bowlby afirma que el niño establece una vincula- anatomía de este órgano está tan estructurada que, en presencia
ción afectiva con la madre, después con el padre y posterior- de la excitación sexual, la sangre afluye a él, congestionándolo
mente con otras figuras, basada en la atracción de la vista, el y proporcionándole una erección rígida.
oído, el tacto y el olfato. De este modo, forma un vínculo afec- En lo que concierne a la mujer, el primer signo de excita-
tivo. Bowlby cree que tenemos la capacidad de establecer vín- ción es la humidificación de la vagina con un fluido lubricante.
culos afectivos desde la cuna hasta la tumba. Para él, el ena- Como en el caso de la erección del pene, esta lubricación tiene
moramiento y el comportamiento de los enamorados constitu- lugar como resultado de la estimulación de la zona genital
yen la formación de un vínculo afectivo en el que la pareja femenina, de los pechos o de la excitación erótica. Esta lubri-
quiere estar junta, disfrutar de su mutua compañía, idealizar sus cación vaginal se debe a una reacción de transpiración en las
características, sentirse segura en su vinculación y sacar un paredes de la vagina. Y esta transpiración de la vagina es el
gran placer de verse, tocarse y abrazarse. Así, en la medida en primer estadio de la preparación de la mujer para el acto sexual
que se puede desentrañar el misterio del enamoramiento, pos- y de la lubricación que facilita la entrada del pene en la vagina.
tulo la presencia de la atracción sexual, en la que se establece Sin embargo, en la respuesta sexual femenina hay más
un vínculo afectivo, y el hombre y la mujer forman una pareja, aspectos que la transpiración de las paredes vaginales. En el
una relación que quieren consumar. Biológicamente, en térmi- clítoris tienen lugar importantes cambios. Este órgano, situado
nos evolucionistas, esta consumación está destinada a la pro- justo sobre la entrada de la vagina, está lleno de terminaciones
creación, pero las experiencias inmediatas que ponen en mar- nerviosas sensibles cuya estimulación contribuye a la respues-
cha el proceso son la excitación sexual y el establecimiento de ta erótica placentera de la mujer. En estado de excitación, los
un vínculo. En estos dos parámetros se encuentra el preludio de pezones experimentan una erección, y los pechos incrementan
la relación sexual. su tamaño. El cuerpo entero participa en la fase de excitación:
los músculos se tensan, el pulso se acelera, la tensión arterial
La relación sexual aumenta, y en la piel aparece un «rubor sexual».
La siguiente fase de la relación sexual coincide con la
La relación sexual heterosexual es una experiencia universal entrada del pene en la vagina y se denomina «meseta». En esta
que aquí se esbozará sucintamente. Su estudio detallado es de fase de meseta hay una aceleración de la respiración y el pulso
origen reciente, y su descripción más precisa es la Masters y y un aumento de la tensión arterial. Los músculos se tensan. El
Johnson2. Masters y Johnson describen cuatro fases de la rela- vaivén del pene en la vagina proporciona un placer exquisito en
el cuerpo de éste y en la vagina de la mujer. En la mujer se
2. MASTERS, W.H. y JOHNSON, V.E., Human Sexual Response, Churchill forma una «plataforma orgásmica» que consiste en la conges-
Livingstone, London 1966 (trad. cast.: La sexualidad humana, Grijalbo
Mondadori, Barcelona 1999). tión y la transpiración del tejido en torno al tercio más externo

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de la vagina. Como resultado de esta transpiración, el diámetro Aspectos morales
se reduce y se produce una mayor presión sobre el pene.
Durante esta fase se da una excitación creciente tanto en el La relación se ha estudiado con mayor intensidad dentro del
hombre como en la mujer, debida a la congestión de los vasos matrimonio. El interés de este libro se centra en los aspectos
sanguíneos y otros órganos, así como un incremento de la ten- que tradicionalmente han suscitado hostilidad moral. El prime-
sión muscular. El hombre y la mujer están ya listos para el ro de ellos es la postura del acto sexual. Antes del período cien-
orgasmo. tífico moderno se creía que la postura adoptada por la pareja
El principal rasgo del orgasmo en el hombre es la eyacula- influía en la capacidad de incrementar las posibilidades de pro-
ción de semen acompañada de un intenso placer en presencia crear. En particular, se pensaba que el hombre encima de la
de los espasmos rítmicos de la eyaculación. En la mujer, el mujer facilitaba la llegada de una nueva vida. Ahora sabemos
orgasmo consiste también en una serie de contracciones rítmi- que la postura carece de importancia, y la pareja puede elegir,
cas de la plataforma orgásmica, contracciones que son de con total impunidad moral, la postura que les apetezca.
carácter muscular. Un orgasmo femenino suave puede verse Otra dimensión moral tiene que ver con el orificio por el
acompañado de tres a cinco contracciones, y uno fuerte de que entra el pene. Tradicionalmente, cuando el propósito fun-
entre ocho a doce. damental de la relación sexual era la procreación, sólo era con-
En ambos sexos, las modificaciones en los genitales se ven siderado moral el acto sexual vaginal. Pero, como veremos a lo
acompañadas de cambios en el resto del cuerpo. El pulso, la largo del libro, la procreación no es la razón ni primaria ni prin-
respiración y la tensión arterial alcanzan su máximo. El rubor cipal del coito, sino que su razón primordial es el incremento
sexual se acentúa, y los músculos se contraen. del amor que, a su vez, refleja el amor divino y la naturaleza de
El orgasmo es el momento clave del acto sexual y, aunque Dios. Así, la pareja, dentro de los dictados de la ley del país en
breve en el tiempo, su significado es monumental. Inicia la dis- que vive, puede mantener relaciones sexuales del modo que
tensión muscular en todo el cuerpo y la retirada de la sangre de quiera. Pero la penetración vaginal sigue siendo la más usual,
los vasos congestionados. En la fase final, la resolución se ve porque es emocional y psicológicamente más adecuada para
marcada por cambios en la mujer que incluyen la vuelta del clí- generar la respuesta placentera y procreativa para la que la rela-
toris a su posición original, la relajación de la plataforma orgás- ción sexual está designada.
mica y la contracción de la vagina. Puede hacer falta media Además de la postura y de los orificios empleados está el
hora para que el cuerpo femenino retorne a su estado no esti- mundo de las variaciones sexuales, es decir, la excitación sexual
mulado original. En el hombre, el signo más obvio es la pérdi- adicional de las prácticas, comportamientos y fetiches (objetos
da de la erección y la contracción del pene. Tanto en el hombre que estimulan sexualmente) que suscitan excitación sexual más
como en la mujer, el pulso, la tensión arterial y la respiración allá de las fuentes normales visuales, auditivas y táctiles. Así,
vuelven a la normalidad. En el caso del hombre hay una fase las prácticas sadomasoquistas, ponerse ropas de goma, cuero u
refractaria en la que no puede ser excitado sexualmente de otros materiales, la importancia del pie como fetiche, y verda-
nuevo. En los jóvenes, este período es breve, de unos diez deramente cualquier cosa que pueda ser un sucedáneo de la
minutos; pero, con el aumento de la edad, se alarga el tiempo. excitación sexual. El mundo cristiano se mantiene mudo acerca
Las mujeres no tienen un período refractario, y muchas muje- de estas prácticas. No han sido consideradas temas de debate
res, si son estimuladas de nuevo, pueden tener más orgasmos. adecuados, presumiblemente porque incrementan el placer
sexual, que ha sido un tema tabú. Pero el hecho es que los hom-
bres y las mujeres, aunque particularmente los primeros, pue-
den sentirse excitados por una enorme variedad de situaciones,

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y siempre que sean mutuamente aceptables y no sean degra- de la misma manera que el amor cambia con el tiempo, también
dantes ni humillantes ni causen un dolor inaceptable son per- la relación sexual habla un idioma distinto.
fectamente morales, y su empleo es legítimo. La idea de que en la relación sexual las personas no son
Hemos bosquejado brevemente el trasfondo del enamora- meros cuerpos que se comunican y que esa comunicación se
miento, que lleva a la relación sexual con su culminación, el realiza en un lenguaje amoroso surgió para mí de las raíces de
orgasmo. Pero ¿es el orgasmo el único valor que se deriva del la maduración humana. El bebé es abrazado, acariciado y besa-
coito?; ¿es el placer la única recompensa o, como se ha consi- do; experiencias todas ellas físicas que, antes de la llegada del
derado durante siglos, lo es la procreación? Para el cristianis- lenguaje, transmiten, para el niño, amor. La persona en creci-
mo en su conjunto, la procreación ha sido el principal fin de la miento está acostumbrada a comunicarse con el cuerpo, y la
relación sexual. Este punto de vista ha reducido el coito a la sexualidad que se consuma en el acto sexual es un modo de
biología, y, hasta tiempos recientes, esta limitada interpretación transmitir la historia personal y los pormenores de la propia
del acto daba origen a las consideraciones morales sobre su sig- vida. Juan Pablo n afirma en su Teología del cuerpo que «en la
nificado. En este sentido, durante casi toda su historia, el cris- donación sexual, la pareja habla verdaderamente un "lenguaje
tianismo ha minusvalorado el coito y no ha sido capaz de ver corporal", expresando con mayor profundidad que con palabras
más allá de la procreación, lo que no equivale a decir que la la totalidad del don mutuo»3.
procreación carezca de importancia. Pero, como hemos visto al En The Body in Contexf, Gareth Moore hace referencia a la
examinar el coito mismo, su fin biológico es invariablemente el obra del papa y a la mía propia evaluándolas críticamente. El
orgasmo, no la procreación. Sólo raramente el resultado final es libro de Moore está escrito en un contexto filosófico, pero
la fertilización. ¿Es el orgasmo el final de la cuestión? El cris- expresa las mismas ideas que la obra que el lector/a tiene ahora
tianismo, temeroso del placer sexual e incapaz de adjudicarle entre las manos. En general hay un lento pero gradual progre-
un sentido divino, como en el Cantar de los Cantares, no podía so de la sexualidad como comunicación personal. En los próxi-
sino refugiarse en la procreación, que es un fin obvio. Pero ¿es mos capítulos profundizo más en estas ideas.
el orgasmo y su asociación con la procreación ocasional el
objetivo último de la relación sexual? Aunque el orgasmo es
claramente el resultado final de la relación sexual, no es, en mi
opinión, su sentido último.
La relación sexual es un encuentro entre personas, y su sig-
nificado último es interpersonal. En los capítulos siguientes
describiré este significado en términos de un lenguaje en el que
la pareja habla y se comunica recíprocamente con su cuerpo. Se
trata de una comunicación amorosa, y es un lenguaje que hace
pasar al individuo del egoísmo a compartir mutuamente. Los
miembros de la pareja se comparten el uno al otro, y dicho len-
guaje hace pasar de la tecnología del placer al compromiso
mutuo. Y, finalmente, constituye el paso del placer potencial-
mente sin sentido a una interacción significativa. Así, lo físico
se convierte en el canal de comunicación de lo personal. Esta
comunicación personal se desarrolla a lo largo del tiempo. De 3. JUAN PABLO II, The Theology ofthe Body, Daughters of St Paul, London
1994.
la misma manera que la pareja pasa de enamorarse a amarse y 4. MOORE, G., The Body in Context, SCM, London 1992.

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de vez en cuando nos paramos y reflexionamos sobre quiénes
somos, qué hacemos y cuál es nuestro objetivo en la vida. Ello
sucede normalmente cuando hay una crisis, pero también
puede tener lugar cuando las cosas van bien.
En este mundo de la identidad, la relación sexual desempe-
ña un papel vital. Cada vez que una pareja que ha establecido
una relación continua (normalmente el matrimonio, pero no
9 siempre) hace el amor, se están diciendo mutuamente: «Te
reconozco. Te quiero. Te necesito. Te valoro». Es un intercam-
Relación sexual y amor personal bio que dice ante todo que, de las infinitas posibilidades de
elección, el cónyuge ha sido reconocido como la persona más
Como decía en el capítulo anterior, la consecuencia natural de importante del mundo. Cuando algo nos sucede, es habitual
la atracción sexual y el enamoramiento es la relación sexual hacer la pregunta: «¿Por qué a mí?». En la relación sexual, el
con su culminación en el orgasmo. Pero sería totalmente incon- cuerpo responde esta pregunta. Nadie más es seleccionado.
gruente con lo que sabemos de los seres humanos si la biología Semana tras semana, mes tras mes, año tras año, se da el reco-
del orgasmo constituyera el final del camino. Los miembros de nocimiento de que el cónyuge importa más que cualquier otra
la pareja no se dicen el uno al otro: «Tengamos un orgasmo», persona. Y este mensaje es de suma importancia, aunque la
sino: «Hagamos el amor». El amor es una experiencia personal. repetición pueda diluirlo.
De manera que comienzo este capítulo con la descripción de Esto explica la consternación asociada a los celos y a los
una serie de sentimientos que tienen lugar en la relación sexual episodios de adulterio. Nos hemos acostumbrado a ser recono-
y que pueden describirse psicológicamente. Estos sentimientos cidos por encima de todos los demás y a ser elegidos en cuan-
se combinan para otorgar al coito el factor «sentirse bien». No to tales. Por supuesto, es la relación la que hace la selección,
son analizados por la pareja porque son un hecho. La relación pero es el acto sexual el que le otorga su significación única.
sexual, como cualquier comportamiento repetitivo, se lleva a Este reconocimiento repetitivo singular extiende su significado
cabo por su valor intrínseco y hace por la pareja algo que incre- para decir que la elección es de valoración. De hecho, cuando
menta su amor mutuo. Este lenguaje personal se describe en la valoración empieza a fallar o desaparece, normalmente lo
términos de afirmación de la identidad, afirmación de la iden- mismo ocurre con la relación sexual. El cónyuge con el que se
tidad sexual, autoestima, alivio de la ansiedad, reconciliación y hace el amor puede tener defectos, puede ser imperfecto, puede
agradecimiento. haber causado dolor o puede haber decepcionado; pero, a pesar
de todas sus limitaciones, es valorado por ser quien es. La rela-
ción sexual es un acto de fe en lo que es la persona y en lo que
Afirmación de la identidad cabe la esperanza de que se convierta.
Al comienzo del matrimonio, la relación sexual es una
La identidad es un concepto psicológico que nos proporciona expresión de la idealización en que mantenemos al cónyuge. Al
el sentimiento de existir en una continuidad en constante cam- principio se le ve perfecto, y la relación sexual es una expresión
bio desde la infancia hasta la vejez; es el pasaporte psicológico de ese sentimiento. Con el paso del tiempo aparecen los defec-
de nuestra existencia. El trabajo y las relaciones son los princi- tos en la personalidad, y son reconocidos, con lo que la ideali-
pales contribuyentes a la identidad. Normalmente damos nues- zación se reduce. No obstante, se mantiene una sólida expe-
tra identidad por supuesta; es una presencia inconsciente. Pero riencia de la bondad del otro miembro de la pareja, y la medi-

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da del reconocimiento se traslada al coito. La relación sexual Parte de dicha manifestación de género es el conjunto del
dice: «Puedes no ser perfecto, pero eres lo bastante bueno». intercambio de acciones en el acto sexual. ¿Quién toma la ini-
Esta valoración prosigue a través de la relación sexual hasta la ciativa de sugerir la relación sexual?; ¿de qué modo se mani-
muerte o hasta que la relación personal finaliza. fiesta dicha iniciativa: con la vista, con el tacto, con la pala-
Con el paso del tiempo, la idealización inicial se desvane- bra...? Esta liturgia relacional constituye un código privado de
ce, pero se encuentran nuevas profundidades de bondad y sig- comunicación sexual; es parte del sistema de signos sexuales
nificado, y la relación sexual verifica esos nuevos descubri- de la pareja, que se habla mutuamente mediante el deseo sexual
mientos: es el acto que comunica y asevera el continuo descu- y, como ya hemos visto, se trata de un lenguaje divino. En este
brimiento mutuo. Finalmente, en ese intercambio personal, la ámbito se produce también un intercambio de poder personal
relación sexual dice que los cónyuges se desean recíprocamen- en la pareja. ¿Quién tiene la confianza y la temeridad de pedir?;
te. Todo acto sexual es una renovación de los votos matrimo- ¿quién tiene la confianza y la temeridad de sugerir una postura
niales y dice que, a pesar del paso del tiempo, la pareja se nece- sexual concreta? En la relación sexual, la pareja pone a prueba
sita y se desea mutuamente. Las parejas son conscientes de la iniciativa, la confianza y la certeza, y se desprende del miedo
estos sentimientos, y el lenguaje es otro modo de expresar estos al rechazo, la culpa y la incertidumbre. Más allá del trasfondo
significados. La relación sexual es el modo visible y físico de de la invitación erótica, se da una auténtica celebración del
proclamar estos matices y sentimientos. En conjunto se suman cuerpo mismo. El hombre hace que la mujer se sienta plena-
para dar un poderoso testimonio de la afirmación de la propia mente sexuada. En el curso de la vida ordinaria, la mujer es
identidad. Del mismo modo que nuestros padres son las perso- consciente de su pecho, su rostro, sus glúteos, sus muslos y su
nas que nos proporcionan nuestra identidad en la infancia, los vientre, pero ahora, cuando su pareja obtiene placer con ellos,
cónyuges continúan afirmándose recíprocamente en la edad la mujer se deleita en su sexualidad. Su sexualidad adquiere
adulta. Dios es el autor de nuestra identidad; identidad que, en vida en y a través de su cuerpo, y así ella se goza en su identi-
representación del Señor, nos es transmitida por nuestros dad sexual. Esto es lo que celebra el Cantar de los Cantares. Lo
padres cuando somos niños, y por nuestro cónyuge cuando mismo ocurre a la inversa, pues la mujer despierta la identidad
somos adultos. sexual del hombre.
La relación sexual proporciona dos verificaciones de la per-
La identidad sexual sonalidad -la personal y la sexual- y, con el paso del tiempo, la
relación sexual se convierte en una poderosa fuente de con-
En la vida nos relacionamos como personas sexuadas. La so- ciencia, otorgada mutuamente, respecto de quiénes somos
ciología define el género en términos de la feminidad o la mas- nosotros y quiénes son los demás. En la relación sexual y
culinidad de la persona, y tiene en cuenta el modo en que nos mediante los dos parámetros, el individuo pasa de ser un obje-
vestimos, hablamos, actuamos, las cosas que hacemos y los to de adoración impersonal y de simple deseo sexual o lujuria,
papeles que representamos. En la relación sexual resumimos y a ser una persona de la que se tiene una conciencia subjetiva y
expresamos todas estas características en y a través de nuestro por la que se siente amor. La pareja se dota mutuamente de sig-
cuerpo. Al recibir el cuerpo ajeno, aceptamos los talentos que nificado personal. Se necesitan décadas para convertir la idea-
valoramos el uno en el otro. Mediante la relación sexual pone- lización inicial en un significado personal perdurable, y la rela-
mos a disposición del otro los aspectos fuertes y débiles de ción sexual desempeña un papel central en esta transformación.
nuestra masculinidad y nuestra feminidad y, genitalmente, nos
decimos mutuamente la clase de persona que somos en nuestro
género.

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Autoestima relación de pareja, cuya culminación es la relación sexual, que
expresa la satisfacción erótica física y constituye, a su vez, una
La psicología moderna nos ha hecho conscientes de que el afirmación personal.
núcleo de nuestra personalidad es el modo de percibirnos a
nosotros mismos. Hay un abismo de distancia entre sentirse
satisfecho de uno mismo y de los propios actos y sentirse insa- Alivio de la ansiedad
tisfecho. No es una exageración decir que la autoestima pro-
porciona coraje, iniciativa, perseverancia y éxito en la vida. La Las parejas entran en su dormitorio para hacer el amor carga-
alternativa es la duda, la incertidumbre, el miedo, la ansiedad, dos de las realidades de la vida diaria. Pueden estar cansados,
el autodesprecio y, en último término, la depresión. ansiosos, deprimidos, preocupados, inquietos por su trabajo o
Obtenemos autoestima de dos fuentes: el sentimiento de ser por los niños, por sus familiares o por sus traumas personales...
digno de ser amado y el valor de nuestros logros. Nuestros La relación sexual incluye una variedad de experiencias rela-
padres nos proporcionan una mezcla de aceptación y autoafir- jantes. Es por excelencia un hecho psicosomático en el que la
mación de nuestra persona, y también nuestra incertidumbre. psique influye en el soma. Está muy extendido el mito de la
Los psicoanalistas argumentan convincentemente que nuestra esposa que no quiere tener sexo y se queja de jaqueca. Pero hay
autoestima adulta tiene sus raíces en nuestra infancia. La con- muy escasa descripción del período inmediatamente posterior a
tribución genética también desempeña un papel, pero nuestra la relación sexual como una experiencia sosegante, reconfor-
educación es crucial. tante y relajante en la que se alivia el malestar físico y mental.
Aquí el lenguaje de la relación sexual es medicinal; es un ali-
Como ya he indicado, los cónyuges toman el relevo de los vio de la ansiedad, que es un desasosiego tanto físico como psi-
padres. Los cónyuges tienen dos recursos principales para al- cológico. La depresión y la ansiedad son muy comunes. Las
canzar sus fines: el primero es la calidad de la relación inter- características de la depresión son el cambio de humor, el can-
personal, y el segundo la relación sexual. La relación sexual es sancio, la irritabilidad, la falta de concentración y la carencia de
un hilo de continuidad en el establecimiento de la condición de la sensación de bienestar. Algunas veces la depresión es tan
ser digno de ser amado y de la bondad del cónyuge. En el espa- severa que la relación sexual es implanteable. Pero cuando está
cio de unos cuantos minutos, los cónyuges emergen de la rela- presente en un grado ligero, la relación sexual puede ser el
ción sexual con una sensación de bienestar. Se sienten real- mejor remedio. Recuerdo bien a uno de mis pacientes que se
mente amados. Ésta es una característica de la relación sexual. estaba cansando de la medicación y me dijo que el mejor reme-
El intercambio sexual real del acto mismo es otra. ¿Expresa la dio para la depresión era, en sus propias palabras, «un buen
pareja real y plenamente el potencial de sus cuerpos?; las cari- polvo».
cias, la penetración y las sensaciones, conjugadas con el senti-
miento erótico, ¿transmiten plenamente la consumación geni-
tal? Se trata del mundo de la técnica sexual y, cuando las cosas Reconciliación
van mal, de la patología.
Con el paso del tiempo las parejas adquieren el arte de La intimidad en la pareja lleva invariablemente a la fricción, el
complacerse mutuamente. Conocen la combinación exacta de conflicto, las peleas y el dolor. Se trata de un aspecto inevitable
postura, caricias, presión y masajes que da plena expresión al de la proximidad interpersonal. La mayor parte de estos con-
placer sexual, la culminación de cuya tensión asevera la bondad flictos se resuelven, se perdonan y se olvidan rápidamente.
y la autoestima recíprocas. Esta autoestima saca su fuerza de la Pero algunos son más graves, y el dolor es más persistente. El

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dolor y el distanciamiento pueden durar días, semanas o inclu-
so largos períodos. Durante ese tiempo, los miembros de la
pareja se sienten ofendidos y dolidos y se evitan mutuamente.
Puede resultarles difícil pedir perdón o no parecerles suficien-
te. Puede ser necesario bastante tiempo antes de que el dolor
disminuya; pero finalmente se aminora y hacen el amor. La
relación sexual es ahora el lenguaje del perdón y la reconcilia-
ción. Es el momento en que vuelven a abrazarse como enamo-
10
rados. El dolor se apacigua. Hay un verdadero examen del con- Relación sexual y amor interpersonal
flicto y, después de la relación sexual, la comunicación verbal
puede restablecerse y tener lugar la subsiguiente curación.
El proceso del enamoramiento, pese a lo misterioso que es, está
bien documentado y es fácilmente reconocible. Pero, después
Agradecimiento de un cierto tiempo, meses o quizá años, la intensidad de la
experiencia se desvanece y, sin embargo, el matrimonio prosi-
¿Cómo celebran las parejas la reciprocidad de sus sentimien- gue varias décadas más. ¿Qué hace que el matrimonio conti-
tos? Pueden hacerse regalos el uno al otro o invitarse el uno al núe?; ¿cómo cambia el amor?
otro a comer o darse verbalmente las gracias. La relación se- En una serie de libros1 y numerosos artículos he investiga-
xual puede ser el medio más poderoso de darse las gracias do el proceso que va del enamoramiento al amor y he sugerido
mutuamente. Mediante la relación sexual completan su mutua que hay tres características que resumen los rasgos principales
disponibilidad, expresan su agradecimiento por estar juntos del amor: el apoyo, la capacidad de sanar y el crecimiento per-
ayer, hoy y, como ambos esperan, mañana. Es un acto recu- sonal. En los casi veinte años que llevo proponiendo este punto
rrente de su experiencia eucarística. de vista, nadie lo ha puesto en cuestión y, por lo que yo sé,
Las seis dimensiones del encuentro personal que hemos nadie ha propuesto una alternativa. Ello no significa que no la
expuesto se hacen realidad mediante la relación sexual en cual- haya, pero sí significa que esos tres parámetros contienen los
quier momento del itinerario matrimonial. Pero con el paso del principales ingredientes interpersonales de lo que la gente
tiempo la pareja encuentra en la relación sexual un significado entiende por amor. Estos componentes han sido extraídos de la
personal más profundo. Estos seis sentidos son importantes, literatura a propósito del matrimonio, de la psicología y, sobre
pero no agotan el significado de la relación sexual. En la teolo- todo, de mi experiencia personal en el asesoramiento de pare-
gía de la Humanae Vitae hay una dimensión unitiva y procrea- jas. No afirmo que sean los únicos, pero cuando he dado con-
tiva. La descripción aquí presentada amplía considerablemente ferencias en multitud de sitios, la descripción ha resultado ver-
el significado unitivo. dadera para muchas personas.
Estas características son los rasgos cotidianos y en continuo
cambio de la relación marital. La relación sexual acude, a su
vez, en su ayuda, y estos tres rasgos son los que describiré en

1. DOMINIAN, J., Marriage, Faith and Love, Darton, Longman and Todd,
London 1981; DOMINIAN, J., Sexual Integrity, Darton, Longman and
Todd, London 1987; DOMINIAN, J., Passionate and Compassionate Love,
Darton, Longman and Todd, London 1991.

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este capítulo. En mi interpretación de la relación sexual como Un paseo, una comida y pasar tiempo juntos son modos de
algo íntimamente ligado al amor y como expresión del mismo, registrar su presencia a través de la vista, el oído, el tacto y el
he intentado mostrar que la pareja hace el amor cuando perci- olfato. Después de estar juntos un cierto tiempo, su consciencia
be sus experiencias cotidianas como amorosas. La pareja ex- mutua se agudiza y quieren consumar esa realidad a través de
presa con su cuerpo lo que siente en su corazón. la relación sexual. A este respecto hay que decir dos cosas: en
primer lugar, que la presencia mutua actúa como un estímulo
sexual desencadenante. La testosterona, que en el varón es la
Apoyo fuente del impulso sexual, no opera sola, sino que necesita un
suelo fértil para desarrollarse. Este suelo fértil es el hecho de
Al hablar de apoyo pienso en cinco rasgos que son parte esen- estar juntos, pero este hecho no es sólo eso, sino que es un vín-
cial de la rutina cotidiana de la vida y que transmiten amor a la culo afectivo especial. Por ello, para que tenga lugar la relación
pareja a través de diferentes características comportamentales, sexual necesitamos proximidad afectiva, excitación sexual y
a saber: la disponibilidad, la comunicación, la demostración de deseo de consumación de la presencia mutua. En segundo
afecto, la afirmación y la resolución de los conflictos. Su elec- lugar, en nuestro tiempo, dado que tanto el marido como la
ción no ha sido arbitraria, sino debida a que expresan la conti- mujer suelen trabajar, la disponibilidad escasea. Y no sólo eso,
nuación del amor de la infancia en la edad adulta. El entero sino que cuando los miembros de la pareja se aproximan el uno
tema del amor en mi interpretación del mismo, en otras pala- al otro suelen estar cansados. Todo ello constituye una serie de
bras, su metodología, consiste en establecer los componentes obstáculos a la intimidad que son producto de la vida actual.
de ese amor en la infancia y en ver cómo prosiguen en la rela- Cuando estos obstáculos se superan, tiene lugar el coito que, a
ción adulta. su vez, refuerza la vinculación afectiva.
La ausencia es destructiva de la calidad de la intimidad.
Experimentamos anhelo mutuo cuando estamos separados.
Disponibilidad Cuando los miembros de la pareja han estado lejos el uno del
otro, lo primero que suelen querer hacer cuando se reencuen-
El niño sobrevive gracias a que sus padres están dispuestos a tran es el amor. Ya estén separados o juntos, la relación sexual
sustentarle en primer lugar físicamente; de hecho, cuando es sella la consciencia física del otro.
muy pequeño depende por entero de la disponibilidad de sus
padres. En el matrimonio, la pareja se apoya mutuamente en el
Comunicación
aspecto físico tanto en la salud como en la enfermedad, a tra-
vés del sustento y la intimidad. En el aspecto psicológico, la La presencia física y el cuerpo definen la característica más
presencia de los padres constituye un ancla para la seguridad básica de la existencia y el amor. El niño pequeño experimenta
del niño. En la vida adulta es aplicable lo mismo. Los esposos la vida mediante el tacto. La presencia física expresa una defi-
se proporcionan el uno al otro un sentimiento de seguridad; nición de la existencia, y la comunicación verbal, otra. Es me-
seguridad que es sutil. A medida que crecemos, vamos desa- diante la palabra como los miembros de la pareja se revelan
rrollando la autonomía y la independencia; así, la relación adul- mutuamente su mundo interno. Revelan quienes son, lo que
ta es una relación de interdependencia. Los miembros de la piensan y sienten y lo que piensan y sienten el uno acerca del
pareja se complementan el uno al otro. Cuando la pareja está otro. En el matrimonio moderno, la comunicación se ha con-
físicamente junta, la compañía mutua, la presencia, les propor- vertido en una expresión de amor clave. Cuando la relación se
ciona el sentimiento de ser reconocidos, deseados y valorados. deteriora, lo mismo ocurre con la comunicación.

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Las palabras revelan el mundo interno de ambos, y la con- Afirmación
secuente consciencia trata de encontrar un modo concreto de
ser comprendida. La relación sexual se convierte en ese signo. La infancia es un tiempo de desarrollo. Una de las más pode-
El coito después de la comunicación es signo de comprensión rosas fuentes de dicho desarrollo es la afirmación que el niño
y aceptación de lo que ha sido dicho, y al mismo tiempo indi- recibe de sus padres, profesores y otras personas de su entorno.
ca que los esposos están dispuestos a recibir ulteriores revela- Como en el caso del afecto, esta afirmación es necesaria en la
ciones mutuas. vida adulta. Cuando hacemos algo bien, queremos ser valora-
La comunicación no siempre es completa, sino que puede dos. Los esposos están siempre abiertos al reconocimiento
ser incompleta, confusa, insatisfactoria o incluso crítica. Llega mutuo.
un momento en que las palabras no logran transmitir el mensa- Después de la valoración, nuestro ser se pone radiante y
je. Ahí es donde la relación sexual toma el relevo. La subse- quiere celebración, y la celebración radica en la relación
cuente potenciación mutua da confianza para seguir exploran- sexual. Naturalmente, la pareja realiza la celebración con comi-
do con palabras y para clarificar temas. Las palabras y el coito das, regalos y su sensación de bienestar. La relación sexual es
constituyen un tándem que lleva la interacción a un nivel más el hecho más concreto y frecuente que da expresión a esa cele-
profundo. El cuerpo afirma y también alienta a proseguir la bración de haber dicho o hecho algo bien. La relación sexual no
exploración. La relación sexual después de la comunicación sólo es un signo de afirmación, sino que es también un signo de
verbal es una forma de afirmar que el mensaje ha sido recibido estímulo y esperanza para el futuro.
y, de no haberlo sido, que la pareja permanece abierta a una Una vez más, en los matrimonios que experimentan difi-
ulterior comunicación. El cuerpo afirma la palabra, y a través cultades, la afirmación está ausente. La pareja mantiene la boca
del sexo hay una comunicación total de toda la persona. cerrada cuando las cosas van bien, y la abre para criticar. La
crítica, por supuesto, puede ser constructiva, pero necesita ser
Demostración de afecto contrapesada o por la iniciación o por la consumación de la
afirmación.
Cuando se es niño, especialmente niño pequeño, el contacto,
los besos y las caricias transmiten la dimensión afectiva del
amor. Los miembros de la pareja continúan demostrándose ese Resolución de conflictos
afecto mutuo mediante la mirada, el contacto, los besos y las
caricias. Esta dimensión es uno de los más claros indicadores Uno de los mitos de mucha gente es que las relaciones íntimas
de amor. Hay dos formas de demostrar afecto. La primera son carecen de conflictos, pero está comprobado que ambos están
los preliminares del acto sexual. La segunda tiene lugar en el muy emparentados. El conflicto es una parte inevitable de la
curso de la vida cotidiana, cuando los gestos están desconecta- intimidad y de él procede el crecimiento personal. El conflicto
dos de la relación sexual. A lo largo de mi trabajo como conse- que se analiza muestra a los miembros de la pareja lo que quie-
jero matrimonial he oído frecuentemente la queja, a menudo de ren el uno del otro, cuál es la razón de la querella y qué falta en
la esposa, de que el marido nunca le dice que la quiere. La la interacción de la vida de pareja. El conflicto es doloroso y,
necesidad de que, con palabras y gestos, le recuerden a uno que cuando se resuelve, o como parte del proceso de resolución,
es amado es parte del amor; una parte que los hombres espe- tiene lugar la relación sexual, que es parte del proceso de
cialmente suelen descuidar. Los gestos afectuosos antes de la reconciliación. Se piensa que el conflicto es una secuencia des-
relación sexual y en el curso de la vida cotidiana son una carac- tructiva, pero no es así, y suele estar presente en la vida de las
terística esencial del amor. parejas normales. La relación sexual y la resolución del con-

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flicto están muy próximas y desempeñan un papel destacado en ceso cognitivo, en el que el individuo aprende lentamente a
dicha vida. renunciar a los pensamientos y comportamientos negativos que
En estas cinco dimensiones hay un intercambio interperso- saturan su personalidad. El otro miembro de la pareja alienta la
nal entre el amor y la relación sexual. Naturalmente, estas extinción de esos pensamientos y comportamientos negativos,
dimensiones no son las únicas posibles, pero proporcionan al y poco a poco los pensamientos y comportamientos positivos
amor una base importante y significativa. se construyen en su lugar. Entre estos dos procesos se produce
una transformación de la personalidad.
Cuando los hombres y las mujeres cambian lentamente y se
Capacidad de sanar
vuelven más capaces de aceptar, más seguros y más confiados,
Más allá del apoyo se da una capacidad de sanar que tiene tres se sienten queridos y valorados, de manera que participan en la
formas básicas: física, psicológica y sexual. La curación física relación sexual como personas cambiadas. El coito mismo sus-
se ve en la sociedad occidental, donde pocas enfermedades cita el cambio cuando el amor transmitido mediante el cuerpo
infantiles hacen impacto en la edad adulta. La segunda forma actúa como estímulo y afirmación personales.
de curación, la curación psicológica es necesaria porque sali- Más allá de la curación física y psicológica se encuentra la
mos de la infancia como personas heridas. Esas heridas son curación sexual. En la actualidad somos conscientes de lo
causadas por lo que marcha mal en la primera experiencia ínti- extendido que está el abuso sexual en la infancia. Como resul-
ma de la vida, y esa experiencia íntima es la base del amor en tado de experiencias sexuales traumáticas, algunos adultos
nuestra vida; por eso las heridas se producen en el ámbito del viven su sexualidad acompañada de miedo, desconfianza,
sentirse amado. repugnancia, ansiedad y/o culpa. Aquí es donde la relación
En sus relaciones interpersonales, a los hombres y las muje- sexual delicada, tranquilizadora y amorosa puede proporcionar
res se les impide percibir, asimilar e integrar el amor por falta a la persona, normalmente a la mujer, el sentimiento de que el
de autoestima y confianza, así como por inseguridad, ataques sexo puede ser una experiencia buena y que se acoja bien, rode-
de depresión y ansiedad, rechazo, culpa, incertidumbre, miedo ada de confianza contra la desconfianza, relajación contra la
y la consiguiente variedad de fobias. Cuando estas situaciones tensión y el miedo, capacidad de gozar de la experiencia con-
son graves, necesitan atención experta. La relación interperso- tra el sentimiento de culpa y, finalmente, de la posibilidad de
nal no sólo es ocasión de que emerjan las heridas, sino que es sentirse sexuada sin vergüenza ni angustia.
también ocasión de curación. El matrimonio es la relación ínti- Es preciso que pongamos de relieve el aspecto sanador.
ma de apoyo más común del amor que proporciona una opor- Estamos acostumbrados a leer sobre los fracasos matrimonia-
tunidad de curación. les y los conflictos en torno al divorcio. Leamos ahora sobre el
¿Cómo tiene lugar esa curación? El primer modelo es psi- resultado sanador que tiene lugar en muchos matrimonios; de
codinámico. En la seguridad de la relación marital, el individuo hecho, en millones. No caben muchas dudas respecto de que un
se desprende de sus defensas creadas para proteger la herida. buen matrimonio logra más en el aspecto sanador que toda la
Como resultado, la herida queda expuesta, y el otro miembro terapia que tiene lugar en la psicoterapia.
de la pareja tiene la oportunidad de proporcionar una segunda
oportunidad para eliminar la herida u ofrecer el ingrediente que Crecimiento personal
falta para la curación, por ejemplo, la aceptación, la afirmación,
la valoración, el estimulo, etcétera. Por supuesto, se necesita Finalmente, más allá del apoyo y la capacidad de sanar tene-
tiempo para que la curación tenga lugar, por eso es esencial la mos el crecimiento personal. Con el paso del tiempo, la pareja
continuidad de la relación. Otro modelo de curación es el pro- cambia y evoluciona física, social y psicológicamente. Excepto

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el cambio físico, los otros dos ocurren de manera imperceptible todos estos cambios haciendo el amor con una nueva conscien-
y no siempre son visibles para la pareja. Pero sus amigos y cia de nuestra persona. Aunque el coito puede parecer el
familiares y quienes los ven con frecuencia pueden notar la mismo, son unas personas distintas las que lo están realizando.
diferencia. Crecemos de diversos modos, como veremos a Podemos también encontrar confianza para hablar a nuestra
continuación. pareja de los deseos eróticos ocultos, que hasta ahora temíamos
Hay un crecimiento en la conciencia del yo. La dimensión comunicar por miedo a ser rechazados. Tenemos más confian-
más notable es el paso de la dependencia a la independencia y za para mostrar nuestros sentimientos sexuales sin timidez. No
después, finalmente, a la interdependencia. Al principio del sólo realizamos el acto sexual como personas distintas, sino
matrimonio podemos tender a depender del otro miembro de la que llevamos a cabo nuestra relación sexual con un significado
pareja en la toma de decisiones, la iniciativa y a la hora de saber más profundo y más amplio.
lo que tenemos que hacer. Poco a poco vamos encontrando Así, al concluir estos dos capítulos, podemos ver que la
confianza y asumiendo más responsabilidades por nosotros relación sexual es más que un orgasmo. El placer físico que
mismos. Crecemos en la independencia y nos hacemos más acompaña a ambos inicia la valoración personal y la comuni-
asertivos. Pero aquí hay un peligro para la relación: podemos cación interpersonal amorosa, es acompañado por ellas y lleva
hacernos demasiado independientes y dejar atrás a nuestra a ellas. La relación sexual no es un hecho aislado, sino un com-
pareja. La clave de una relación de éxito es hacerse interde- ponente esencial de la interacción continua de la pareja. El pla-
pendiente, seguir necesitándose mutuamente. cer físico es un lenguaje que alerta a la pareja respecto de su
Además de la asertividad, desarrollamos dos característi- significado personal y su amor mutuo. En este sentido, aunque
cas. Poco a poco, a veces muy poco a poco, nos hacemos el acto sexual aislado, al margen de una relación continua,
menos egoístas. Nos hacemos mucho más conscientes de la puede tener un enorme significado para las dos personas impli-
otra persona, entramos en contacto con sus sentimientos, nece- cadas, generalmente está desprovisto de la mayor parte de sus
sidades y manera de ser. Pasamos del egoísmo a compartir e posibilidades. El coito como acto aislado suele estar privado de
incluso a ser amorosamente altruistas y generosos. su significado personal e interpersonal y, a pesar de su aparien-
Cuando nuestras necesidades básicas están satisfechas, cia personal, es un bonito coche sin motor. Su potencial radica
podemos ir más allá de ellas para hacernos conscientes de en el significado que proporciona a una relación continua, y al
nuestro cónyuge como una persona en crecimiento, apreciar lo margen de ella se empobrece.
que nuestra pareja necesita y dárselo. Nos hacemos no sólo más En cuanto a la dimensión espiritual, en los primeros capí-
altruistas, sino también más sensibles el uno al otro, es decir, tulos del libro hemos visto que la relación sexual, justamente
más empáticos. Somos capaces de interpretar el mundo interno en su dimensión sexual, está impregnada de sospechas, hostili-
de nuestro compañero con mayor precisión. Percibimos su dad y miedo. En su momento fue aceptada a regañadientes gra-
estado de ánimo con mayor claridad y respondemos a él de cias a la procreación y permaneció en el contexto de esta inter-
manera más sensible. Otra característica de nuestro crecimien- pretación hasta épocas muy recientes, cuando, en los últimos
to es la creatividad. Con el paso del tiempo desarrollamos habi- treinta años, todas las iglesias cristianas han ido cambiando de
lidades, iniciativas e ideas para crear. La creación puede ser una actitud en relación con la aceptación del coito como expresión
nueva receta, un logro tipo «hágalo usted mismo» o un cambio del amor. Pero pocas personas han explorado el vínculo entre
de orientación en nuestras actividades de trabajo u ocio. Esta el amor humano y el amor divino, que es lo que yo intentaré
creatividad va acompañada también de dudas. No estamos hacer aquí.
seguros de alcanzar el éxito, y es vital el respaldo y el aliento Para empezar hemos citado el Cantar de los Cantares, en el
de nuestro compañero. En el terreno sexual damos expresión a que la atracción sexual y el cuerpo transmiten el plan divino

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para la intimidad amorosa humana. En este libro de la Escri- De la desnudez se pasa a la relación sexual y, como ya he
tura, muy ignorado en dos mil años de sexualidad cristiana, descrito, el cuerpo se moviliza para el acto sexual, que culmi-
hemos visto que el cuerpo, con sus componentes eróticos, na en el placer exquisito e intenso del orgasmo. El proceso
posee la aprobación divina a los mensajes que comunica. entero de la relación sexual es una liturgia de amor divina.
Así, en el curso de la vida ordinaria, cuando nos encontra- Acudimos a la iglesia y experimentamos a Dios en la misa o en
mos en situación de ser atraídos sexualmente, lejos de sentirnos cualquier otra celebración religiosa. En el matrimonio, la pare-
aprensivos, ansiosos o experimentar repugnancia, podemos ja tiene su propia iglesia doméstica y en el centro de esa igle-
estar seguros de contar con la aprobación divina. Estamos sia se encuentra la realización del acto sexual. La relación
hechos para dar gracias a Dios con nuestro cuerpo, y nuestra sexual es una liturgia divina que proporciona a la pareja los
comunicación personal ordinaria está encarnada. medios de experimentar y crear amor, y celebra el encuentro
Aceptamos a Dios como creador que, mediante su amor, da amoroso personal, interpersonal y creativo descrito en los dos
identidad al mundo creado. Dios entrega la creación a los seres capítulos anteriores.
humanos, cuyos cuerpos se convierten en los principales ins- En este sentido, la relación sexual, con sus componentes de
trumentos de perpetuación de ese amor a través del matrimo- desnudez y encuentro genital, constituye el epítome de la
nio, cuyo rasgo principal, como hemos visto, es la relación encarnación y es el canal de lo divino. La pareja, en el proceso
sexual. de hacer el amor, exterioriza la liturgia central de la iglesia
En el centro de la relación sexual está el encuentro desnu- doméstica. Son una pareja en oración, y la relación sexual es el
do de un hombre y una mujer. La desnudez ha sido vista con acto central y recurrente de oración de la pareja. Más concreta-
sospecha en la tradición cristiana; sin embargo, realza la atrac- mente, en lo que respecta a la relación sexual, ésta refleja el
ción y el placer sexuales. Esta desnudez en medio de la relación mundo interno de la Trinidad, en el que la Trinidad expresa la
sexual continúa el plan creacional divino. La pareja vuelve a un relación de amor de las personas divinas. El padre ama al Hijo,
mundo de seguridad, relajación, máxima excitación y celebra- y el fruto de este amor es el Espíritu, y los tres son esencial-
ción del placer. Lo físico y lo emocional se deslizan impercep- mente uno, pero completamente individualizados. Y en la rela-
tiblemente en lo espiritual. La pareja recupera el estado de ino- ción sexual encontramos una unión amorosa interpersonal en la
cencia inicial, redimido ahora por la gracia, y vuelven así al que, en el momento de la consumación, los esposos son uno y,
estado descrito en el Génesis: «Por eso deja el hombre a su sin embargo, al mismo tiempo son personas individualizadas.
Esta comunión total de personas individualizadas que se hacen
padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola
uno es el ejemplo más poderoso para ilustrar la Trinidad.
carne. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no
se avergonzaban uno del otro» (Gn 2,24-25). Así, Dios como amor se pone de manifiesto en el estado de
Un fenómeno social común es la incomodidad que surge inocencia original de la desnudez. El acto sexual es una espe-
cuando se hace referencia en público a temas sexuales; inco- cie de festín eucarístico en que recibimos el cuerpo del otro.
modidad que se traduce en bromas o risas. Análogamente, la Ello culmina en la trinidad formada por dos personas que se
presentación de la desnudez en público, aunque mostrada repe- hacen una tercera, un ser completo dentro de una unión. Puesto
tidamente en los últimos tiempos, sigue estando rodeada de que la relación sexual tiene una connotación espiritual tan
desasosiego e incomodidad. Sin embargo, en la relación sexual poderosa y tal es la experiencia de una abrumadora mayoría de
dentro del matrimonio, la desnudez asume su inocencia origi- personas casadas, el comprenderla, salvaguardarla y valorarla
es parte esencial de la evangelización. El matrimonio y la rela-
nal, así como la comunicación del amor divino. Por lo tanto, en
ción sexual son el pueblo de Dios en oración. La capacidad del
el centro mismo de la relación sexual hay una presencia divina
cristianismo para aceptar esta visión es la respuesta espiritual al
en la desnudez.
divorcio y a la trivialización del coito.

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era el catalizador para practicar el sexo. Es extraño -y, de he-
cho, un serio error por parte del cristianismo- que con lo
impregnadas de amor que están sus raíces no tomara el camino
de la exploración de la relación sexual en términos de amor,
sino que, asustado por el placer sexual, adoptara el curso de
neutralizarlo en términos de procreación, y durante casi dos mil
11 años se salió con la suya. No es que los hijos no sean impor-
tantes; ciertamente, lo son, y su continuidad y su presencia
Relación sexual y procreación constituyen uno de los mayores milagros de la creación. Sin
embargo, normalmente no son el aspecto principal de la rela-
ción sexual, excepto cuando la pareja busca deliberadamente el
En los dos capítulos anteriores no se ha mencionado la procre- embarazo.
ación y, sin embargo, en la tradición cristiana ha desempeñado ¿Cuáles son los factores que han trasladado la atención de
el papel primordial a la hora de otorgar significado a la relación la procreación al amor como objetivo primario de la relación
sexual. Recientemente, es decir, en los años sesenta, cuando se sexual? En primer lugar, la psicología nos ha proporcionado
celebró el concilio Vaticano n, la relación sexual fue vista como magníficas ideas sobre el significado de la persona y de la inti-
un amor que expresa de manera excepcional el amor marital, y midad personal. En segundo lugar, cien años de sexología nos
el Concilio afirmó: «De donde el cultivo del verdadero amor han familiarizado más con los misterios del sexo. La sexuali-
conyugal y toda la razón de ser de la verdadera vida matrimo- dad ya no nos asusta; de hecho, corremos el peligro de triviali-
nial, sin despreciar los demás fines del matrimonio, tienden a zarla. Este libro pretende describir las maravillas de la relación
que los cónyuges estén dispuestos con ánimo valiente a coope- sexual y al mismo tiempo entenderla como un milagro del amor
rar con el amor del Creador y Salvador que por su medio dilata humano que expresa el amor divino. Ya ha quedado claro, y aún
y enriquece cada día su familia»1. Aunque el Concilio elevó la lo quedará más a su debido tiempo, que el potencial pleno de la
visión del amor conyugal a niveles sin precedentes, los padres relación sexual hay que encontrarlo en una relación continua,
conciliares permanecieron aferrados a la preeminencia de la permanente, comprometida y fiel. Y aunque la procreación es
procreación. Sin embargo, el análisis de la relación sexual una de sus glorias, no es la principal, que reside en la promo-
hecho en los dos últimos capítulos proporciona una interpreta- ción del amor personal. En tercer lugar, la fisiología sexual nos
ción distinta de su significado. ¿Cómo surge esta contradicción? ha enseñado que el cuerpo de la mujer, que es esencial para la
Históricamente, no cabe duda de que al cristianismo le in- fertilización, es rigurosamente parco con su capacidad de ferti-
comodaban la atracción y el placer sexuales, y se volvió hacia lización del óvulo. En el ciclo menstrual, el óvulo permanece
la procreación para salvar la relación sexual de la marginación. alojado pudiendo ser fertilizado durante cinco días como máxi-
Al obrar de este modo desdeñaba la experiencia de las parejas mo. El designio de la naturaleza muestra con absoluta claridad
para las que la procreación no era la intención primaria. Es ver- que no todo acto sexual está abierto a la vida, y no hay nada en
dad que aquellos tiempos carecían de conocimientos psicológi- este designio que diga que debería estar necesariamente abier-
cos para analizar el coito. Lo que las parejas sabían es que se to a una nueva vida.
sentían sexualmente atraídos el uno por el otro y que su amor En cuarto lugar, el tamaño de la familia se ha reducido
mucho. Además, se han hecho avances maravillosos en los cui-
1. Documentos del concilio Vaticano II (1967), La Iglesia en el mundo dados del embarazo, los niños prematuros y la atención post-
actual, n. 50. natal. Ahora los padres pueden decidir tener una familia peque-

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ña, coherente con las necesidades globales del mundo y, espe- Todo ello no significa que la procreación no sea importan-
cialmente, con las exigencias del cuidado y la educación de los te, sino que tenemos que trasladar el énfasis de la biología de
hijos. Como resultado, la mayoría de las relaciones sexuales se la procreación -que ha obsesionado a la Iglesia, en especial el
han convertido en superfluas para los requerimientos de la pro- depósito del semen en la vagina- a la maravilla de la vida
creación. No se necesitan muchos actos sexuales para tener una misma. La relación sexual es sagrada porque suscita vida.
familia de dos o tres hijos, y, sin embargo, las parejas continú- En el ya obsoleto lenguaje de los fines del matrimonio antes
an manteniendo relaciones sexuales cuando ya se encuentran del concilio Vaticano n, el fin primario era la procreación y la
en los cincuenta, sesenta, setenta o incluso más años. Es abso- educación de los hijos. Hemos visto que la sociedad ha reduci-
lutamente claro que, en la relación sexual, lo personal es más do la importancia de la procreación biológica en un mundo de
importante que lo procreativo. escasez de alimentos y pobreza infantil. El factor importante
En quinto lugar, la llegada de la contracepción segura y ahora es la educación. La Iglesia católica y, de hecho, todas las
generalizada, que incluso la mayoría de los católicos han abra- iglesias cristianas tienen un buen historial en cuanto a la edu-
zado, permite programar la procreación con precisión y tam- cación cognitiva. Pero para una religión impregnada de amor
bién gozar de la relación sexual cuando ya no es necesaria para que considera que la esencia de Dios es el amor, la educación
procrear. Parte de la defensa de la regulación de los nacimien- para ser una persona que ame debe ser predominante.
tos por medios naturales ha consistido en decir que es bueno Lo que el futuro nos reserva es un tipo de paternidad en el
para la pareja abstenerse de la relación sexual como signo de que las heridas emocionales infligidas a los hijos disminuirán.
castidad y autocontrol. Tal punto de vista no ha percibido el Veo a la Iglesia transfiriendo el énfasis de la procreación a una
significado personal del coito y ve a éste primordialmente co- educación para el amor personal. Este tema exigiría un libro
mo una actividad placentera cuyo control es bueno para la per- entero, pero es obvio que los padres tienen la inmensa respon-
sona. No es que el control en la relación sexual no sea necesa- sabilidad, en la educación de sus hijos, de hacer algo más que
rio por variadas razones, tales como la mala salud o la inopor- enseñarles a leer y escribir y a distinguir entre el bien y el mal.
tunidad en otras ocasiones, pero ello no significa que, si damos Aunque debemos seguir educando para ser una persona moral,
su justo valor al significado personal de la relación sexual, es incluso más importante esforzarnos en promover a la perso-
entonces -si la pareja lo desea- la procreación no debería ser na amante. Como cristianos debemos escrutar la Escritura para
un factor que lo impidiera. descubrir lo que nos enseña acerca del amor. Si el propósito
En la actualidad se sigue diciendo y escribiendo que, si la fundamental de la procreación es educar al niño para ser una
procreación deja de ser un elemento central de la relación persona que ame, entonces ¿cuál es el papel de la relación
sexual, entonces no hay base moral para mantener esta última sexual en la procreación?
dentro del matrimonio, y el sexo ocasional sencillamente se Hemos visto que la biología de la procreación es una prio-
multiplicará. De hecho, aunque el sexo ocasional se ha incre- ridad del pasado. La relación sexual como experiencia personal
mentado en alguna medida, la abrumadora mayoría del sexo en y nutricia de la pareja es la clave para sustentar a los cónyuges
la sociedad occidental no es ocasional, sino que tiene lugar en la tarea de educar a sus hijos como personas amantes. La
dentro de una relación comprometida. Vemos también que, si la paciencia, la tolerancia, el tacto, la firmeza, la reafirmación y el
procreación ya no es la principal razón para confinar la relación tiempo son requerimientos esenciales. Los padres no siempre
sexual en el matrimonio, entonces lo que la integridad del acto los poseen o no los poseen en cantidad suficiente para las nece-
requiere es una relación dotada de continuidad, compromiso, sidades de sus hijos. Una de las fuentes esenciales de esta fuer-
exclusividad y fidelidad, en orden a hacer justicia a su signifi- za es el estímulo que se encuentra en la relación sexual.
cado personal e interpersonal. Quienes se muestren escépticos respecto del punto de vista

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expresado en este libro, y en especial respecto de la desapari-
ción de la importancia de la procreación, dirán que, si no se
pone el acento en ésta, habrá un declive en los nacimientos, y
las mujeres no querrán ni tener hijos ni cuidar de ellos. Los
padres se harán incluso más irresponsables y no aceptarán sus
deberes en cuanto al sostenimiento de su pareja y de sus hijos.
No cabe duda de que algunas mujeres no se muestran entusias-
tas con respecto a tener hijos. Algunas no han nacido para ello 12
y, por tanto, desisten de procrear. La respuesta a estos proble-
mas no consiste en presionarlas para que tengan hijos. Si una Problemas sexuales
pequeña proporción de mujeres no procrea, el mundo no se va
a acabar. Lo importante es enlazar la procreación con el deseo
de educar. La mayor parte de las mujeres quieren tener hijos, lo Este libro no pretende ser un manual de relaciones sexuales
que es evidente por el dolor que causa la infertilidad. Si la can- normales y anormales. Ya existen muchos. Pero algunos lecto-
tidad abre camino a la calidad, entonces los seres humanos res de este libro pueden considerar que hasta el momento se ha
serán más civilizados y amantes. Los críticos dirán que la re- presentado una versión idealizada del coito. Para situar la cues-
ducción del número de hijos es característica de una sociedad tión en la perspectiva debida, este breve capítulo expone algu-
egoísta y hedonista. Sin embargo, si el número se ve reempla- nas de las imperfecciones de la relación sexual.
zado por el amor -y tal debe ser el objetivo del cristianismo-, Hay tres áreas principales de problemas de la relación
no tenemos nada que temer. No hay ningún peligro de que la sexual. En primer lugar están las aflicciones ordinarias: can-
procreación cese ni de que la relación sexual sea el centro del sancio, distanciamiento y hostilidad. En segundo lugar está el
hedonismo. Quienes lo temen es porque no ven la riqueza que deterioro de la relación que lleva finalmente al divorcio. En ter-
la relación sexual ofrece al margen del placer. Por lo tanto, con- cer lugar hay toda una multitud de problemas psicológicos que
cluyo este capítulo con una interpretación de la relación sexual afectan al acto sexual. Consideraremos brevemente estas tres
como algo diseñado para que cada acto promueva la vida, y en áreas. Para empezar tenemos el recuento cotidiano de bajas por
algunas ocasiones una nueva vida. cansancio. La mayor parte de las relaciones sexuales tienen
De hecho, yo diría más: que todas las características pues- lugar en el dormitorio por la noche, y no es infrecuente que las
tas de relieve en los tres capítulos anteriores no son ni un ideal parejas se vayan a la cama cansadas y preocupadas. Lo único
ni imperativos morales de la relación sexual, sino potenciales que quieren hacer es dormir. En este punto suele haber un pro-
básicos que pueden hacerse realidad total o parcialmente. grama de necesidades diferente. El hombre puede querer sexo,
pero la mujer suele querer únicamente unos mimos. Sólo con
que los hombres fueran capaces de apreciar el valor de los
mimos, un gran número de malentendidos no se producirían
nunca. En lugar de estar cansada, la pareja puede irse a la cama
preocupada. Uno quiere hablar con el otro. Una vez más, puede
ser la mujer la que quiere hablar, mientras el marido quiere dor-
mir. Pero hablar, la comunicación, es una valiosa fuente de
amor mutuo, y aunque la pareja permanezca despierta hasta
altas horas de la madrugada, puede ser muy conveniente.

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Las parejas no sólo llevan sus preocupaciones a la cama, matrimonio. Posteriormente, un miembro de la pareja puede
sino que también llevan sus sentimientos. De manera que pue- madurar más que el otro, y esto se describe como riña de amor.
den irse a la cama mutuamente enfadados. Una vez más, al En tercer lugar, puede darse la introducción grave del alco-
hombre puede resultarle difícil de entender. Para él el sexo hol, la agresión, el juego o las drogas. En cuarto lugar, puede
puede ser, y con frecuencia es, una mera realidad física. Pero haber un desencanto mutuo gradual. Sea cual fuere la razón,
para la mujer está rodeado de sentimientos, y su disposición a una de las primeras manifestaciones de problemas maritales es
hacer el amor depende de cómo se siente. De modo que lo ocu- la disminución de las relaciones sexuales. El vínculo entre la
rrido en las veinticuatro horas precedentes influye mucho en su relación sexual y el amor en la relación se ve en el hecho de que
estado de ánimo para el sexo. Puede estar preocupada por los la terapia sexual, sin mejora en la relación, no sirve de nada.
niños, por otros familiares, por la casa, por el trabajo, o puede Finalmente, la referencia a la terapia sexual nos introduce
no sentirse bien. en el mundo de la biología y la fisiología del sexo. Sabemos
Hay algunos aspectos de la vida de la mujer que afectan mucho más acerca de ellas, y un manual inestimable sobre el
particularmente a la relación sexual. El momento del mes tema para las personas interesadas es la obra de Bancroft
puede ser importante, dado que algunas mujeres experimentan Human Sexuality and its Problems\ libro espléndido que des-
tensión premenstrual y no quieren tener sexo. Está también la cribe los aspectos anatómicos, fisiológicos y patológicos de la
menstruación misma que, para algunas, es un tiempo tabú para sexualidad.
el sexo; para otras las barreras físicas han sido superadas. En pocas palabras, tanto en el varón como en la mujer
puede darse un problema fundamental de falta de apetito
Está también el período posterior al nacimiento de un hijo. sexual. El deseo sexual fluctúa en ambos, pero a lo que aquí me
El apetito sexual de muchas mujeres disminuye después del refiero es a su completa pérdida. Para ello hay razones tanto
nacimiento y pueden necesitar meses o incluso un año para que psicológicas como fisiológicas que, cuando están presentes,
el deseo normal vuelva. Algunas mujeres, como un diez por hacen necesario el asesoramiento experto.
ciento, sufren depresión postparto, tiempo durante el cual no En el hombre son comunes los siguientes problemas: el pri-
están interesadas por el sexo. En mi segundo libro1 recogí un mero es la eyaculación precoz, que es la situación en que se dan
problema de pérdida persistente de deseo sexual después del un orgasmo y una eyaculación del esperma tempranos, antes de
nacimiento de un hijo. Había durado nueve años y había hecho que la mujer haya tenido oportunidad de excitarse y alcanzar su
estragos en la relación marital. propio orgasmo. El segundo problema habitual es la impoten-
Una relación matrimonial deteriorada es la segunda razón cia, que en la primera mitad de la vida se debe normalmente a
importante del sexo insatisfactorio. Si es necesaria alguna prue- razones psicológicas, mientras que en la segunda mitad se debe
ba de que el sexo está ligado al amor, no tenemos sino que a razones físicas. Uno de los muchos motivos de ello es que los
señalar la destrucción de la relación sexual cuando el matrimo- vasos sanguíneos no se dilaten con sangre, y la tan traída y lle-
nio se sume en dificultades. No es éste el lugar de describir la vada pildora Viagra ha ayudado a muchos hombres en este
gama de dificultades maritales, lo que ya he hecho en otra terreno.
parte2. Básicamente, la pareja puede considerar que hay una En las mujeres puede estar presente el vaginismo, dolor
inmensa incompatibilidad después de que la idealización ini- persistente al mantener relaciones sexuales. Además, las muje-
cial se haya evaporado. Estos fracasos ocurren pronto en el res no siempre tienen un orgasmo como consecuencia de la

1. DOMINIAN, J., Marital Breakdown, Pelican Books, London 1968. 3. BANCROFT, J., Human Sexuality and its Problems, Churchill
2. DOMINIAN, J., Make or Break, SPCK, London 1984. Livingstone, Edinburgh 1983.

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relación sexual, y hay algunas que nunca lo experimentan. Hay
mujeres que han sufrido abusos sexuales en la infancia y tienen
dificultades para mantener relaciones sexuales. Es obvio que
hay varios remedios para estos frecuentes problemas relacióna-
les y físicos. Todos ellos afectan a un número de personas sufi- 13
ciente como para crear un desfase entre una presentación idea-
lizada de la sexualidad y la realidad. Así, no es sorprendente Implicaciones morales de la relación sexual
que, cuando la gente hace una lista de los factores importantes
en la felicidad marital, la sexualidad no suela encabezarla, sino
que se considere más importante la compañía. En la interpretación tradicional de la relación sexual como ínti-
Lo que quiero decir es que no debemos ignorar los proble- mamente vinculada a la procreación, la moralidad del sexo se
mas sexuales, pero debemos afirmar que la relación sexual centraba en mantener relaciones sexuales de modo que el
tiene un rico potencial para iniciar y fomentar la relación per- semen fuera depositado en la vagina. En consecuencia, la rela-
sonal. Aunque esta relación es importante, la relación sexual ción oral y la anal eran malas. La masturbación también era
tiene posibilidades ocultas que aún están por explorar. El coito mala, porque el semen no se depositaba en la vagina. La rela-
es mucho más que un momento transitorio de placer, y aunque ción sexual únicamente era válida dentro del matrimonio, que
las parejas se adaptan a su ausencia, suele tratarse de una racio- proveía al cuidado y la educación de los hijos procreados. Así,
nalización, porque preferirían continuar haciendo el amor. la moralidad de la relación sexual estaba en gran medida basa-
La proliferación de terapeutas sexuales y la avalancha de da en la ley biológica natural del acto de procrear. Esta morali-
personas que acuden a ellos son indicativas del gran valor que dad ha sido durante cientos de años el punto de partida princi-
se otorga al sexo. Parte de la aceptación histórica de una vida pal para considerar los pecados sexuales. En ausencia de una
sexual limitada se debe a la devaluación cristiana de su signifi- interpretación del mundo personal e interpersonal de la rela-
cado. Por otro lado, la trivialización pornográfica del sexo no ción sexual en términos de amor, prevalecía una burda biología.
ha convencido a la gente de que la excitación, que es lo único Es evidente que una interpretación del vínculo entre el sexo y
que proporciona, sea un sucedáneo adecuado de las recompen- el amor como la perfilada por el Vaticano n y las iglesias cris-
sas de una vida sexual plena de integridad. Esta integridad es tianas en general traslada el acento moral de la biología a la
resultado de un duro trabajo, y el cristianismo tiene la respon- calidad de la relación. Lo que ahora nos preocupa son las carac-
sabilidad de dar más relieve al amor sexual. Sin embargo, debi- terísticas que salvaguardan la expresión de la relación sexual
do al vínculo psicosomático del amor sexual, es obvio que como un acto de amor personal. Lo que debe ser primordial-
habrá ocasiones, especialmente para la mujer, en que el signi- mente preservado no es la biología, sino la psicología de la
ficado personal de la relación sexual descrito en este libro no relación.
estará necesariamente presente o lo estará de forma atenuada. La psicología de la relación la captamos por primera vez en
la infancia. El hijo precisa ser protegido y sustentado durante
un período de casi dos décadas. El bebé está desvalido y nece-
sita ser alimentado, aseado, abrigado, tratado con delicadeza y
amabilidad, y además hay que responder con precisión a todas
sus necesidades. La relación interpersonal de la infancia entre
padres e hijos exige compromiso. El compromiso con otra per-
sona se aprende en la atención a los hijos. Los padres deben

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estar continuamente presentes, dispuestos siempre a responder, El compromiso es una característica general que salvaguar-
conscientes de que el hijo está a expensas de ellos, deben ser da la relación sexual; otra característica es que ésta debe ser
constantes en presencia de las fluctuaciones de estado de ánimo situada dentro de una relación permanente. La continuidad es
y deben estar centrados continuamente en el hijo. El compro- una característica vital para una relación sexual que quiera
miso es también el primer criterio del mundo interno de la rela- alcanzar el éxito. Los miembros de la pareja se aproximan
ción sexual. Para que la relación sexual tenga éxito debe haber mutuamente con su disposición instintiva a practicar el sexo.
una devoción comprometida de dos personas. Esta devoción Conocen la biología del acto; pero, como hemos visto, el bos-
significa que, en el curso de la relación sexual, el amor se quejo inexperto del sexo se ve modificado y enriquecido por el
muestra en el proceso de preparar al cónyuge para la realiza- aprendizaje gradual de las posturas preferidas, la forma de
ción del acto sexual. Los hombres en particular pueden ser excitación deseada y la interpretación empática de lo que com-
unos amantes apresurados cuyo único interés consista en pene- place al otro. Así, lo físico se convierte en el lenguaje para el
trar a la mujer y alcanzar el orgasmo. Pero no es así como las placer de lo personal. Una relación permanente permite a la
mujeres perciben la relación sexual, sino que la atención a los pareja explorar su sexualidad mediante diferentes posturas y
sentimientos es vital. Por otro lado, las mujeres pueden necesi- métodos de excitarse mutuamente, aprendiendo a alcanzar el
tar prestar atención a la urgencia física de su esposo. Como ya climax juntos, etcétera. Se necesita tiempo para aprender lo que
se ha dicho, para los hombres la excitación sexual es un proce- complace mutuamente. De este modo, cada acto sexual puede
so situado en el tiempo, mientras que la atmósfera entre la pare- ser una nueva revelación recíproca.
ja ejerce una gran influencia en la disposición de la mujer a Una relación permanente no sólo amplía las habilidades
hacer el amor. Esto establece el trasfondo, la atmósfera que mutuas al hacer el amor, sino que también permite a la pareja
precede al acto sexual. Después está la auténtica preparación aprender más el uno acerca del otro y situar así su acto de amor
para una relación sexual de éxito. Hacer el amor implica una en el contexto de una comprensión mutua cada vez más pro-
excitación sexual mutua de los miembros de la pareja. El hom- funda. La relación sexual puede parecer la misma cada vez,
bre debe excitar a su mujer tocándola, acariciándola y masaje- pero no es así, sino que tiene lugar en el marco de un estado de
ando las partes eróticas de su cuerpo. Sólo cuando está excita- ánimo para el acto en continuo cambio y también en el contex-
da, la penetra. Y se requieren devoción y compromiso para lle- to de una personalidad de la pareja en continua mutación.
varlo a cabo. Las parejas que no disfrutan de su relación sexual tienden a
En el futuro, la moralidad de la relación sexual incluirá la decir que el acto sexual se vuelve un hábito y pierde su nove-
paciencia de los cónyuges para prepararse mutuamente para dad. Ante tales sentimientos, aparece el deseo de una experien-
hacer el amor y la paciencia y la disciplina para alcanzar el cia sexual nueva, y ello es el telón de fondo del adulterio.
orgasmo juntos, asegurándose así de que uno no llega al climax En una relación permanente es importante prestar atención
antes que el otro, dejando a su pareja insatisfecha. tanto al acto como a la apariencia física. En el nuevo contexto
El compromiso va más allá de la atención personal en la moral del coito, es vital que el hombre y la mujer cuiden sus
relación y tiene que ver también con la satisfacción placentera cuerpos y permanezcan atractivos.
mutua. El cristianismo tiene que aprender que el placer no es Se ha visto que la relación sexual es buena para la salud de
peligroso, sino que debe ser disfrutado y valorado como un la pareja, y una relación permanente preserva la continuidad de
canal de comunicación de significado personal. Así, el com- ese factor saludable.
promiso es una característica humana que dota a la relación de Además de compromiso y continuidad, la relación sexual
permanencia y, dentro de esa permanencia, genera una preocu- necesita exclusividad. La persona que se prostituye es por exce-
pación por complacerse recíproca y plenamente. lencia la persona privada de exclusividad. Para él o ella, el sexo

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es una experiencia pública. ¿Por qué necesita exclusividad la na y, sin embargo, mantiene una relación sexual con otra. Pero
relación sexual? Hay algo privado en tener sexo con otra per- el adulterio suele asociarse con la culpabilidad, y la culpabili-
sona. Exponemos nuestra desnudez, nuestra indefensión y dad es fruto de saber que se pertenece a otra persona. La rela-
nuestra vulnerabilidad, y no nos resulta fácil. A pesar de la apa- ción sexual necesita exclusividad por las siguientes razones:
rentemente generalizada presencia de las relaciones sexuales, seguridad física y emocional, y por cumplir con la vinculación
incluso en nuestro tiempo la mayor parte de ellas tienen lugar a una y sólo una persona con la que se ha establecido un vín-
dentro de una relación comprometida, permanente y exclusiva. culo afectivo.
La relación sexual nos deja indefensos física y emocionalmen- Al compromiso, la permanencia y la exclusividad, debemos
te. No hay nada más personal que ofrecer al compañero. Es una finalmente añadir la fidelidad. Hay dos razones para que la
situación que precisa el máximo de seguridad, porque quere- fidelidad circunde a la relación sexual. La primera es que el
mos tener certeza de que no vamos a ser atacados ni física ni hombre debe saber que el niño al que sustenta es suyo y, en los
emocionalmente. Esto supone hacer el amor con alguien con días en los que el linaje era importante, que sus hijos heredarí-
quien nos sintamos seguros, alguien cuyo compromiso hemos an el patrimonio y las propiedades del padre. En segundo lugar,
puesto a prueba y tiene un significado continuo para nosotros. la relación sexual es un medio a través del cual lo físico expre-
Ello exige que nuestro compañero se convierta en una persona sa lo personal. El hombre o la mujer, a través de la relación
exclusiva a la que poder confiar nuestra desnudez, nuestro sexual, se sienten reconocidos, queridos y valorados. Cuando
cuerpo, nuestra vulnerabilidad y nuestro éxtasis. La relación su pareja realiza el coito con otro, se ve amenazado el signifi-
sexual es un acto tan delicado y misterioso que necesita la cado personal, la confianza se ve traicionada y se sienten no
máxima salvaguarda de amenazas o ataques para poder perci- queridos y rechazados. La fidelidad es un medio de mostrar el
birlo como seguro. significado personal de la aceptación de otra persona; es el
Volvemos una y otra vez a la misma persona a la que, en medio más normal de mostrar el significado exclusivo del otro.
nuestra sexualidad, revelamos todo acerca de nosotros. El cuer- Desde nuestra llegada al mundo nacemos a una relación exclu-
po se convierte en el mensaje de todo nuestro yo. Pero hay otro siva y fiel con nuestros padres, que se prosigue con el cónyuge
factor contenido en la exclusividad. Ya se ha dicho que enamo- y que se hace evidente a través de la relación sexual.
rarse es una experiencia que combina la atracción sexual y la Hemos visto que, en lugar de que la relación sexual salva-
compatibilidad personal en el marco de una vinculación afecti- guarde primariamente la procreación, es la calidad de la rela-
va. Esta vinculación afectiva está basada en un encuentro ción la que protege las características del amor y la relación
exclusivo mediante la vista, el tacto, el oído y el olfato. La sexual. Los principios morales de la relación sexual son los que
exclusividad de la vinculación establece unos parámetros den- salvaguardan su integridad relacional. Ésta es la razón de que
tro de los cuales no sólo estamos físicamente seguros, sino que en mi libro Sexual Integrity\ emplee la palabra «integridad»
puede funcionar la afectividad. Volviendo a la prostituta, puede como un término mejor que «castidad» para hablar de moral
haber practicado el sexo con muchas personas porque no tiene sexual. «Castidad» sigue teniendo la connotación de proteger-
una vinculación afectiva con ninguno de sus clientes. La vin- se de un acto particularmente peligroso, mientras que «integri-
culación afectiva limita el número de personas con las que dad» sugiere que la relación sexual tiene su propia existencia
podemos hacer el amor; de hecho, para la mayoría de nosotros física y emocional que necesita ser salvaguardada para hacer
lo limita a una sola persona. Sólo cuando ese vínculo se vuel- justicia a su complejo significado.
ve ambiguo, se diluye o finaliza, puede la persona establecer un
compromiso con alguien distinto. El adulterio deja al individuo
1. DOMINIAN, J., Sexual Integrity, Darton, Longman and Todd, London
en un estado confuso, porque se siente vinculado a una perso- 1988.

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Hasta aquí he descrito el significado físico, personal, inter-
personal y espiritual de la relación sexual y he dicho que, para
salvaguardar su integridad, la relación sexual debe tener lugar
en el entorno de una relación comprometida, permanente,
exclusiva y fiel, que es el matrimonio. Tenemos que distinguir
entre el matrimonio, que durante mucho tiempo ha sido un
tema sin discusión2, y el momento en que comienza, que sí se
ha debatido mucho. Lo que yo digo en este capítulo es que las
necesidades de la integridad de la relación sexual coinciden con
lo que hemos entendido tradicionalmente por matrimonio.
Pasar de una interpretación del matrimonio como ámbito de la TERCERA PARTE
procreación y la educación de los hijos al matrimonio como TEMAS CANDENTES
una relación que salvaguarda la integridad de la relación sexual
no supone un gran paso para el cristianismo.
De hecho, podemos llegar a la conclusión de que el matri-
monio salvaguarda tanto a los hijos como la relación sexual,
pero la principal razón del coito es el amor personal e interper-
sonal. Su moralidad consiste en rodear el acto del apropiado
comportamiento humano para hacer realidad su potencial. El
cristianismo adquirió el significado del matrimonio de san
Agustín, que postulaba sus tres características como proles,
fides y sacramentum. En la época de san Agustín, la relación
sexual no era valorada por su potencial humano y divino. Pero
ahora sabemos más, y lo que aquí se ha dicho es que parte de
la definición de Agustín se aplica igualmente bien al significa-
do del matrimonio como salvaguarda de la integridad de la
relación sexual. Las implicaciones morales de lo que yo he
dicho consisten en que la relación sexual no sólo es moral
cuanto tiene lugar la procreación, sino también cuando su inte-
gridad se ve salvaguardada por una relación dotada de compro-
miso, continuidad, permanencia, exclusividad y fidelidad. Ade-
más, tendremos que prestar creciente atención a la moral del
cuidado y la consideración destinados a hacer que el coito se
vea coronado por el éxito y haga realidad su potencial físico,
emocional y espiritual.

2. THATCHER, A., Marriage after Modernity, Sheffield Academic Press,


Sheffield 1999.

— 116 —
14
La relación sexual en la adolescencia

La Escritura y la doctrina cristiana son claras respecto de que


la relación sexual antes del matrimonio es fornicación y está
mal. Nuestro tiempo ha sido testigo del incremento de las rela-
ciones sexuales prematrimoniales. En mis libros he afirmado
expresamente que todas las relaciones sexuales prematrimonia-
les no pueden ser juzgadas del mismo modo que la relación
sexual marital. Pero hay una gran diferencia entre las relacio-
nes sexuales ocasionales, las enmarcadas en el contexto de la
cohabitación o el adulterio, o la noche anterior a la boda. En
este capítulo y en los dos siguientes examinaré la relación
sexual prematrimonial en varios contextos.
Wellings y los restantes autores de la obra Sexual Behaviour
in Britain' han documentado que la relación sexual está tenien-
do lugar a una edad cada vez más temprana. Entre las mujeres
de edades entre los 55 y los 59 años en la época de la entrevis-
ta, nacidas entre 1931 y 1935, la edad media de la primera rela-
ción sexual era los 21 años. Para las nacidas entre 1936 y 1940,
descendía a los 20, y más aún, a los 19, para las nacidas entre
1941 y 1945. La edad media de la primera cohorte más joven,
las de edad entre 16 y 24 años, nacidas entre 1966 y 1975, era
los 17 años. El reciente estudio de la Unidad de Exclusión
Social sobre embarazos adolescentes2 muestra que el número
de jóvenes sexualmente activos a los 16 años de edad se dupli-
có entre 1965 y 1991, con el incremento más notable en las chi-
cas. Se estimaba que casi el 27% de los chicos y el 18% de las
chicas eran sexualmente activos a los 16 años de edad.

1. WELLINGS et al, Sexual Behaviour in Britain, Penguin, London 1994.


2. Teenage Pregnancy, Social Exclusión Unit, London 1999.

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Parte del descenso en la edad de la primera relación sexual Después de la curiosidad llega la ocasión de practicar el
refleja la reducción de la edad de la madurez sexual, gracias a sexo. Y se trata de algo en creciente ascenso. Con las fiestas, el
la mejora en la salud general y en la alimentación. ¿Por qué colegio y el uso del coche, no hay escasez de oportunidades.
empiezan los jóvenes a practicar el sexo? En primer lugar, no La presión del grupo, real o supuesta, es un hecho. Los ado-
cabe duda de que, como consecuencia de la revolución sexual, lescentes se rebelan contra sus padres y buscan su autonomía.
la sociedad y los medios de comunicación bombardean a los Quieren ser considerados adultos, maduros y experimentados.
jóvenes con estímulos eróticos y románticos. En segundo lugar, El tabaco, las drogas, el alcohol y el sexo se han convertido en
hay un descenso general de la importancia de las prohibiciones símbolos del acceso a la edad adulta. La respuesta a ello es una
religiosas. En tercer lugar, el vínculo entre el sexo y la procre- buena relación entre el adolescente y sus padres que posibilite
ación casi ha desaparecido, y con él el principal argumento de la autonomía y, sin embargo, los padres sigan siendo respeta-
la doctrina cristiana durante dos mil años. El fracaso del cris- dos y escuchados. En general, las iglesias han perdido su auto-
tianismo a la hora de producir una moral sexual aceptable, ridad en todos los campos, y en especial en el terreno concreto
alternativa al vínculo entre procreación y relación sexual, es de la sexualidad. Los padres, los profesores y los animadores
grave y uno de los mayores defectos de la doctrina moral cris- juveniles se han quedado sin guía, y se necesita una interpreta-
tiana. El repliegue al pasado, al fundamentalismo o a una doc- ción de la sexualidad mucho más profunda y auténtica antes de
trina obsoleta no es la respuesta. Las investigaciones de la que estos grupos sean escuchados. El deseo de no ser dejado
Unidad de Exclusión Social han descubierto que las razones atrás es muy real. Los adolescentes son personas con prisa;
para iniciar las relaciones sexuales incluyen la curiosidad, la quieren convertirse en adultos en la mitad de tiempo. La rela-
popularidad, la presión de grupo real o supuesta, el deseo de no ción sexual es lo que los adultos hacen, y perder la virginidad
ser dejado al margen, el mantenimiento de una relación, el es un signo de adultez. Es necesaria una educación que mues-
miedo a perder al novio o a la novia, la necesidad de sentirse tre que lo que los adultos tratan de hacer recíprocamente es el
amado y la creencia de que el sexo equivale al amor, y la amor, y que el sexo es parte del proceso de amarse mutuamen-
influencia mediática, que rodea de «glamour» el sexo, el alco- te. Los jóvenes necesitan vincular la edad adulta al amor, no
hol y las drogas. necesariamente al sexo. No son los instintos de los que están
En ausencia de una educación adecuada, los jóvenes, en dotados los que hacen de ellos personas, sino la razón y el
especial los varones, sienten la presión de su cuerpo para prac- amor, y una educación que no prepara para los sentimientos es
ticar el sexo. En este punto el cristianismo es particularmente tristemente inadecuada.
responsable de su inadecuada educación sexual, pero la socie- Algunos jóvenes prueban el sexo porque piensan que están
dad en su conjunto no está tampoco exenta de culpa. Los últi- manteniendo una relación amorosa. Su mente está llena de pen-
mos cincuenta años han sido testigos de la generalización de samientos románticos. Enamorarse es una de las razones más
una educación sexual biológica, pero sin enseñanza alguna frecuentes para el sexo. «Le amo» es la excusa más común. No
sobre sentimientos y emociones, que son la clave para entender hay duda de que el amor es la experiencia humana más com-
la relación sexual. Ante la curiosidad sexual hay dos respuestas. plicada. Hasta el momento he dejado claro en este libro que
Una consiste en experimentar, y la otra en valorar la riqueza, el nuestra primera experiencia amorosa se da en la infancia, en
misterio y la sacralidad de la relación sexual, y esperar hasta manos de nuestros padres. El cuidado que entonces recibimos
que ello es realizable. El mundo ha trivializado el sexo, y las constituye nuestra formación en cuanto a ser reconocidos, que-
iglesias han sido lentas y temerosas y se han mostrado confusas ridos y valorados. Según el modelo de John Bowlby (véase el
y vacilantes a la hora de explorar este rico don divino. El resul- capítulo 6), establecemos un vínculo emocional y afectivo
tado es un vacío que los jóvenes llenan lo mejor que pueden. mediante la vista, el oído, el tacto y el olfato. Los jóvenes se

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enamoran de este modo. Enamorarse es un compuesto de atrac- La autoestima es la clave de la necesaria resistencia. La doc-
ción sexual y vinculación afectiva, pero ésa es también la base trina cristiana tradicional hacía hincapié en el poder de la
del encaprichamiento. No es fácil distinguir claramente entre voluntad para resistir la tentación. Ahora sabemos que la clave
encaprichamiento y enamoramiento, y los jóvenes suelen prac- para resistir la tentación es la autoestima, que proporciona al
ticar el sexo cuando están meramente encaprichados. joven la fuerza para afrontar el rechazo y/o la soledad tempo-
El amor genuino necesita, además de atracción sexual y vin- ral, con la convicción de que si se siente amado y es merecedor
culación afectiva, compatibilidad emocional y social. Necesi- de serlo, entonces alguien reemplazará a quien le coacciona.
tamos saber si somos realmente adecuados el uno para el otro La necesidad de sentirse amado y la creencia de que el sexo
antes de confirmar que estamos realmente enamorados. No hay equivale al amor tienen gran trascendencia. El adolescente está
un modo fácil de distinguir entre el amor genuino y el encapri- en un período de transición. Está madurando y distanciándose
chamiento. Para los jóvenes que lean este pasaje, la prueba cru- de sus padres y se siente solo y en ocasiones abandonado.
cial consiste en saber si quieren estar con esa persona el resto Necesita desesperadamente ser amado. Pero el amor no nece-
de su vida. El problema con la vinculación afectiva, que es la sariamente equivale al sexo. El sexo es la manifestación y la
base más habitual para pensar que se está manteniendo una confirmación de una relación amorosa ya existente. Lo que el
relación amorosa, es que se puede salir de una vinculación adolescente necesita son fuertes lazos y amistad. La amistad es
amorosa tan fácilmente como se puede entrar en ella. una experiencia que tanto la sociedad como el cristianismo han
Tradicionalmente hemos enseñado a los jóvenes -de hecho, minusvalorado mucho, y es muy importante en lo que concier-
a todo el mundo- a disciplinar sus instintos y a tener control ne a tener apoyo.
sobre sus sentimientos. Pero los jóvenes perciben sus instintos Todo el mundo necesita sentirse amado, incluido el adoles-
como algo bueno y no entienden por qué deben negarse a sí cente, y en especial el adolescente con carencias afectivas. Está
mismos. La respuesta no se encuentra en la palabra «negación». bien documentado que los chicos y chicas que han tenido una
Negar algo bueno no tiene sentido; pero insertar algo bueno en infancia con carencias afectivas, ya sea por carencias parenta-
la propia relación, porque sólo entonces se percibe como ple- les, por haber crecido en una institución o por una ruptura
namente beneficioso, tiene un gran sentido. Lo que tenemos matrimonial, están particularmente hambrientos de afecto y tie-
que enseñar a los jóvenes son las características del amor nen mayor predisposición a tener relaciones sexuales precoces.
genuino, que son la atracción sexual, la vinculación emocional Las jóvenes con carencias emocionales son particularmente
y la compatibilidad personal que se ha descubierto como per- proclives a quedarse embarazadas. Un niño les proporciona el
durable. Y esto lleva tiempo. La relación personal es un tiempo sentimiento de ser queridas y necesitadas. Tienen a alguien a
para averiguar si existen, y la relación sexual no debería ser la quien llamar suyo y de quien poder cuidar.
base para explorar si existe una relación amorosa, porque la La influencia de los medios de comunicación también es,
relación sexual es el símbolo pleno de la relación amorosa. sin duda alguna, muy grande. Da «glamour» al sexo y nos bom-
El chico o la chica que se ve amenazado por el abandono de bardea con mensajes sexuales; mensajes que, de hecho, trivia-
su «amiguito/a» si no hay sexo está claramente bajo presión y lizan el sexo, porque reflejan la atracción sexual sin la elabora-
coacción emocionales. El miedo a estar solo o a no encontrar ción del vínculo afectivo ni de la compatibilidad personal.
nunca otro «amiguito» o a ser rechazado es una realidad psico- Tampoco proporcionan indicaciones sobre el mundo interno
lógica genuina. Es evidente que amar es más que ejercer pre- del sexo tal como se describe en este libro. El bombardeo de
sión. Es frecuente que la presión que el chico ejerce sobre la sexo de los medios de comunicación continuará en el inmedia-
chica no sea amor, sino una manifestación de la hormona mas- to futuro. Lo que se necesita es una fuerte contra-influencia
culina testosterona. religiosa y educativa.

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Finalmente tenemos la cultura juvenil de alcohol y drogas. activos no utilizan ningún método anticonceptivo en su prime-
No cabe duda de que el alcohol reduce las inhibiciones y posi- ra relación sexual. Lo relevante detrás de esta alarmante cifra
bilita que la relación sexual tenga lugar en las circunstancias que no se valora es que una gran parte de la actividad sexual
menos propicias. El control del alcohol es algo que los padres tiene como motivo un comportamiento impulsivo e instintivo
y otros supervisores pueden ejercer, y de ese modo ayudar a que no se abre fácilmente a los procesos racionales. La clave
salvaguardar a sus hijos adolescentes. Lo mismo puede decirse para reducir el sexo sin amor o inmaduro no es proscribir la
respecto de las drogas. anticoncepción. Esta creencia es un mito al que se afeitan
El propósito específico de este libro consiste en mostrar que tenazmente quienes son incapaces de avanzar hacia la interpre-
el vínculo entre el sexo y la procreación, por importante que tación de la sexualidad en términos de amor. En cualquier caso,
sea, ya no es la razón más importante de la relación sexual. La si los jóvenes van a practicar el sexo, la anticoncepción les
principal razón para tener sexo es la iniciación y la promoción ayuda a evitar el embarazo y la transmisión de enfermedades.
del amor. El cristianismo tiene que tener claro este mensaje. No Los cambios en los hábitos sociales sólo pueden lograrse
basta con la prohibición de la fornicación. El lenguaje es muy mediante la educación en el significado del comportamiento
importante, y la fornicación ya no tiene el tono prohibitivo que humano. El vínculo entre la procreación y el sexo ha persistido
tenía para las generaciones anteriores. Pero ello no significa dos mil años porque daba sentido al comportamiento humano.
que su significado esté obsoleto. Como en muchas otras áreas, Pero ya no se lo da, y tenemos la obligación para con los jóve-
el cristianismo tiene que renovar su lenguaje. Con respecto al nes de dar sentido al sexo en términos de la persona, la relación
sexo adolescente, ¿por qué está mal que los adolescentes ten- y el amor. Tenemos que mostrarles que perder la virginidad no
gan relaciones sexuales? La respuesta «Porque la Iglesia lo es un signo de madurez, no es un obstáculo que hay que supe-
dice» tiene muy escasa aceptación. Los jóvenes tienen que rar. Tenemos que mostrarles que el coito es el comienzo de un
valorar el significado de la relación sexual. La relación sexual proyecto de amor personal, que es la clave de la supervivencia
tiene que sellar una relación amorosa, que es más que enamo- interpersonal y es un misterio. No hay soluciones rápidas tales
rarse. Como se ha afirmado repetidamente, el amor implica la como la prohibición de la anticoncepción. La Iglesia debe ante
presencia de una atracción sexual, una vinculación emocional todo interpretar el amor personal en los términos descritos en
y una compatibilidad personal. Los adolescentes poseen, cier- este libro y elaborados aún más por otros. Debe transmitir este
tamente, la capacidad biológica y física para practicar el sexo. mensaje incesantemente, y los padres y profesores deben expli-
Pero la biología no nos equipa para proporcionar amor a una citar el mensaje. El cuerpo es el lugar de lo santo; la santidad
relación. Ésta es la razón de que una relación sexual de una sola es amor en relación, y eso es la Trinidad.
noche no tenga nada que ver con la presencia del amor. Más
allá de la biología, necesitamos un vínculo amoroso. Esto nos
acerca a lo que entendemos por estar enamorados; pero, como
ya he mostrado, la atracción y la vinculación sexuales no son
suficiente. La vinculación sexual puede estar presente, pero
podemos dejar de estar enamorados de esa misma persona.
Un último tema antes de cerrar este capítulo. En los círcu-
los conservadores se da la firme convicción de que la contra-
cepción ha fomentado el sexo precoz y fácil. El documento
Teenage Pregnancy de la Unidad de Exclusión Social afirma
que entre un tercio y la mitad de los adolescentes sexualmente

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pechaba del placer sexual, tenía una fe mística en el poder de
la voluntad y el autocontrol, y difundía una visión de la moral
sexual que tenía lógica, al menos en teoría. Pero ya no la tiene,
y una de las principales demostraciones de su paso a mejor vida
es la presencia generalizada de la cohabitación. Este capítulo
examina las implicaciones de ésta: en primer lugar, su inciden-
15 cia; en segundo, sus razones; y en tercero, sus implicaciones
La cohabitación morales.
Prácticamente todas las primeras uniones de los años cin-
cuenta y la primera mitad de los sesenta eran matrimonios que
En el capítulo anterior hemos visto que, por variadas razones, no estaban precedidos por una cohabitación prematrimonial.
los jóvenes experimentan con un sexo que es inmaduro, en el Para el principio de los años ochenta, alrededor de la mitad de
sentido de que sus cuerpos están listos para la relación sexual, las primeras uniones eran matrimonios sin cohabitación previa.
pero sus emociones no están lo bastante maduras para hacer Dicho de otro modo, para finales de los ochenta, alrededor del
realidad el potencial interno de su significado. Desde los dieci- 40% de las primeras uniones eran matrimonios sin cohabita-
séis años, la actividad sexual se incrementa. En las generacio- ción premarital, mientras otro 40% eran matrimonios con coha-
nes anteriores, todo sexo, considerado como fornicación, esta- bitación premarital, y alrededor del 20% eran uniones en las
ba prohibido antes el matrimonio. Gareth Moore dice: «Dado que los miembros de la pareja cohabitaban sin casarse2. Estas
que el sexo estaba ordenado por Dios para el propósito de traer cifras corresponden a Gran Bretaña, pero se manejan las mis-
hijos al mundo, el contexto propio del mismo era el matrimo- mas cifras para la sociedad occidental en su conjunto y mues-
nio, puesto que los hijos necesitan un entorno amoroso y esta- tran que en la mayoría de los países de la Europa occidental y
ble; que era lo que proporcionaba el matrimonio, destinado a la nórdica la cohabitación ha eclipsado al matrimonio como indi-
crianza y la educación de los hijos, y así había sido instituido cador de primera unión, mientras que en la Europa del sur el
por Dios mismo. De ello se seguía la prohibición del sexo pre- matrimonio sí continúa siendo dicho indicador. En muchos paí-
matrimonial y del adulterio»1. De ello se seguía también que ses europeos occidentales y nórdicos, con Gran Bretaña como
toda actividad sexual no orientada a la procreación estaba una de las excepciones, hay pocas pruebas de que la propensión
prohibida. Moore afirma que esto solía ser más contravenido a constituir una pareja haya declinado, pues la cohabitación
que observado, y que gran parte de esta actividad sexual prohi- simplemente ha reemplazado a parte de los matrimonios de
bida se daba entre los cristianos, incluidos los portavoces ofi- antaño. En la mayoría de los países, las uniones sin papeles
ciales. tienden aún a tener una breve vida, convirtiéndose en matrimo-
La visión tradicional, que prohibía tanto la masturbación nios o disolviéndose.
como el sexo antes del matrimonio, era obedecida por muy Está claro que este progreso de la cohabitación ha tenido
pocos y desobedecida por muchos, pero la doctrina oficial de la lugar en los últimos cuarenta años, como corolario de la revo-
Iglesia no era puesta en entredicho. La creencia de que el sexo lución sexual del siglo xx. Los jóvenes no aceptan la opinión
debía posponerse hasta después del matrimonio era fruto de tradicional respecto de que el período entre la pubertad y el
siglos de un cristianismo que minusvaloraba la sexualidad, sos- matrimonio debe transcurrir sin sexo. Y esto es algo que el cris-
tianismo tiene que afrontar.
1. MOORE, G., Sex, Sexuality and Relationships in Christian Ethics,
Cassell, London 1998. 2. Population Trends, Summer 1999, Office of National Statistics, London.

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Otra razón de la cohabitación en estas cuatro décadas es jeres al mismo tiempo dificultaban a los tribunales la decisión
que los jóvenes que optan por ella suelen ser hijos de matrimo- respecto de quién era la esposa legítima de un determinado ma-
nios rotos. Han sido testigos del dolor y el caos del divorcio y rido. De ahí la legislación, pero ello no añadía nada a los prin-
quieren poner a prueba su relación antes de dar el paso del cipios que establecen cuándo un matrimonio es un matrimonio.
matrimonio. Hay pruebas en todos los países de que los hijos Hay, pues, razones muy válidas para decir que la cohabita-
que pasan por la experiencia del divorcio de sus padres son más ción, en la medida en que sea una relación exclusiva, compro-
proclives a la cohabitación. metida, permanente y fiel, consumada por la relación sexual,
Además, la sociedad se ha secularizado. La adhesión a las sea considerada como un matrimonio. No encaja con la idea de
costumbres religiosas se ha reducido, y las parejas no se sien- una ceremonia matrimonial en la iglesia, pero sí encaja perfec-
ten incómodas cohabitando. En todas las sociedades occidenta- tamente con los principios fundamentales del matrimonio.
les hay pruebas de las parejas que cohabitan proceden del sec- Además, en lo que concierne al tema de este libro, la relación
tor más secularizado de la sociedad. comprometida, exclusiva, permanente y fiel salvaguarda la
¿Por qué las parejas convierten la cohabitación en matri- integridad del acto sexual tanto en sus características físicas
monio? La cohabitación es de corta duración, de menos de dos como personales. Está claro que la ceremonia de la boda satis-
años como media. Cuando las parejas que han pasado de coha- face la idea actual de lo que entendemos por matrimonio, pero
bitar a casarse exponen sus razones, el 34% dicen que quieren en términos de moral, teología y espiritualidad, la cohabitación
fortalecer la relación o hacerla más segura; el 21%, que el paso tiene argumentos suficientes para defenderse.
estaba conectado con su intención de tener hijos; y el 8%, que En Marriage after Modernitf', Thatcher dice: «Los cristia-
la prueba había funcionado. Estas cifras muestran con claridad nos que piensan que todo el sexo preceremonial es malo dan
que para muchas personas la cohabitación es el preludio del equivocadamente por supuesto que el requerimiento ceremo-
matrimonio, y este emparejamiento de modo no promiscuo es nial de una boda -de hecho, un requerimiento de la moderni-
el orden establecido en la sociedad contemporánea. Pero, pese dad- ha sido siempre normativo. Y no es así. Hasta tiempos
a estas tranquilizadoras estadísticas, ¿cuál es el status moral de relativamente recientes, la ceremonia no era un requerimiento.
la cohabitación? Uno de los puntos de vista, que es la postura La objeción de que la cohabitación supone una "amenaza para
cristiana ortodoxa, es que el matrimonio tiene lugar en una la institución matrimonial y la familia" parte de la base de que
boda en la iglesia, y que todo lo demás es fornicación. El otro la institución matrimonial y la familia son instituciones inmu-
punto de vista es que la cohabitación es otra forma de matri- tables, no cambiantes, y por ello "defender" el matrimonio
monio. Examinemos esta última postura. implica defender una versión del mismo particular y hereda-
Una de las primeras y más persistentes interpretaciones del da». Nuestro interés en este libro es la integridad de la relación
matrimonio en el cristianismo era y sigue siendo que el funda- sexual, y la cohabitación, en la medida en que sea una relación
mento del matrimonio lo constituyen el libre consentimiento, continua, exclusiva, permanente y fiel, salvaguarda el signifi-
en el sentido de compromiso, y la relación sexual, en el senti- cado del acto. Además de las argumentaciones en favor de la
do de su consumación. Ésta era la postura de la Iglesia católica cohabitación, Thatcher propugna la restauración de la ceremo-
antes de 1564 y de la Iglesia anglicana en Inglaterra y Gales nia y la pauta de los esponsales como preludio al matrimonio,
antes de 1754, cuando una ceremonia en la iglesia ante un y define los esponsales como una apertura a la posibilidad de
sacerdote y dos testigos era esencial. En lo que concierne a la un futuro matrimonio.
Iglesia católica, después del concilio de Trento esta legislación
fue social en su origen. Los matrimonios clandestinos en los 3 THATCHER, A., Marriage after Modernity, Sheffield Academic Press,
que los hombres en particular se comprometían con varias mu- Sheffield 1999.

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Lo reseñable a propósito de la cohabitación es que el uso proclives a múltiples relaciones sus experiencias de cohabita-
generalizado de la misma y del matrimonio sugiere que, mien- ción no les hacen más monógamos.
tras los patrones del comportamiento sexual sin duda han cam- En suma, por tanto, puede decirse que la sociedad contem-
biado en los últimos cuarenta años, lo que ha surgido dista poránea no acepta la abstinencia total del sexo antes del matri-
mucho del comportamiento fortuito, ocasional y promiscuo monio. Y es evidente que la solución no es el sexo promiscuo,
que los medios de comunicación nos hacen creer. Aunque el sino la cohabitación exclusiva, fiel y comprometida. En mi opi-
sexo ocasional tiene indudablemente lugar, la abrumadora nión, dada la fluida naturaleza de la historia del matrimonio
mayoría de las relaciones sexuales se producen en el contexto cristiano a propósito del momento en que el matrimonio de
de una relación continua. hecho comienza, se puede aceptar la cohabitación como una
Soy perfectamente consciente de que habrá quien critique forma de matrimonio. Pero la cohabitación no es la panacea de
mi interpretación de la cohabitación considerándola una moral la estabilidad, y hay mucho que hacer para invertir la tendencia
que se pasa de elástica. Yo no lo pienso así, y estoy en buena hacia el divorcio.
compañía, si no de la ortodoxia, sí de miles de sacerdotes de
todas las denominaciones, incluidos católicos, que se han adap-
tado pastoralmente a la realidad, y de las muchas parejas que
cohabitan. Si se me replica que la moral no tiene que ver con
las mayorías sino con absolutos, lo único que puedo decir una
vez más es que el cristianismo, en su sabiduría, ha cambiado
muchas veces en la decisión de cuándo un matrimonio es un
matrimonio. Además, el cristianismo no puede meter la cabeza
en un hoyo; tiene que responder a los gigantescos cambios en
la sexualidad. Querría añadir que, generalizando, hay un mode-
lo de cohabitación pre-nupcial y otro no-nupcial, y el primero,
aunque no abarque plenamente la perspectiva matrimonial y,
por lo tanto, en algún sentido sea incompleto, es moral. Con
este punto de vista coincide Adrián Thatcher (comunicación
personal).
Hasta aquí he presentado la cohabitación bajo una luz posi-
tiva; pero para ser justos deben mencionarse sus aspectos nega-
tivos. La cohabitación no siempre es un estado idílico. Como
cualquier relación tiene sus propias pautas de conflicto. No
todas las cohabitaciones terminan en matrimonio; algunas se
disuelven tras haber tenido lugar agresiones, alcoholismo, pro-
blemas con el juego o infidelidades.
Finalmente, los estudios han establecido que, si el matri-
monio sigue a dos o más episodios previos de cohabitación,
puede resultar inestable4. Dicho de otro modo, a quienes son

4. KIERNAN, K., Cohabitation in Western Europe, Population Trends 1999.

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ban libremente, pero nunca tuvieron auténtico arraigo en la
sociedad.
Aunque se espera la fidelidad matrimonial, en la práctica la
situación es distinta. Un importante estudio de Annette
Lawson, Adultery2, mostró que en el matrimonio contemporá-
neo hombres y mujeres son más tolerantes respecto de la infi-
delidad sexual. De quienes continuaban casados con el mismo
16 cónyuge, sólo el 50% seguían creyendo que ambos debían ser
El adulterio fieles, pero el 90% de las mujeres vueltas a casar pensaban que
ambos cónyuges debían permanecer fieles. Parece, cuando el
matrimonio prosigue, que tanto la experiencia de la vida matri-
El adulterio, como comportamiento sexual inadecuado, está monial como las actitudes sexuales en continuo cambio suavi-
profundamente inserto tanto en el Antiguo como en el Nuevo zan las expectativas, pero también la dura realidad del divorcio
Testamento. En el Antiguo Testamento, los orígenes de la trans- endurece la resolución de permanecer fiel.
gresión se encuentran en el hecho de que, para el hombre, el La incidencia de las relaciones extramatrimoniales varía en
adulterio de su mujer puede generar un hijo que no es suyo, función del sondeo analizado. Va del 73% que han tenido al
pero del que es materialmente responsable. Este miedo ha menos una relación adúltera en el estudio de Lawson, al 3% en
superado la prueba del tiempo y ha funcionado hasta el día de el estudio de Gorer3, que fue llevado a cabo en un período ante-
hoy. Otra razón de que el adulterio fuera considerado malo era rior. El consenso general es que, para los cuarenta años de edad
que en los tiempos del Antiguo Testamento la mujer era vista han tenido un amante de un 25 a un 50% de las mujeres y de
como una propiedad del marido que no debía ser disfrutada por un 50 a un 65% de los hombres. En los Estados Unidos, alre-
otro hombre. Estas actitudes pasaron al Nuevo Testamento, dedor del 50% de los casados han tenido relaciones extramatri-
donde Cristo condenó como adulterio el matrimonio de las per- moniales4. Todos los estudios muestran que en los últimos cua-
sonas divorciadas mientras su cónyuge estuviera aún vivo. renta años las mujeres han tenido más relaciones extramatri-
Hoy, en el mundo occidental, el matrimonio y el amor mari- moniales que previamente.
tal siguen estando íntimamente vinculados a la fidelidad exclu- El número de relaciones extramatrimoniales, sin embargo,
siva. La revolución sexual de este siglo no ha establecido dife- diferencia a hombres de mujeres. El 15% de los hombres, fren-
rencias en las actitudes sexuales a propósito del adulterio. En el te al 25% de las mujeres, han tenido una relación extramatri-
sondeo Sexual Behaviour in Britain de Wellings y otros auto- monial; el 40% de los hombres han tenido cuatro relaciones
res', la fidelidad estaba considerada el primer factor para el extramatrimoniales, pero únicamente el 25% de las mujeres
éxito de un matrimonio, y más del 90% de los hombres y las han tenido tal cifra.
mujeres la evaluaron como muy o bastante importante. Esta ¿Por qué tienen relaciones extramatrimoniales maridos y
actitud hacia el sexo fuera del matrimonio contrasta con la acti- mujeres? Hay pocas dudas de que, en general, los hombres tie-
tud hacia el sexo antes del matrimonio. En el curso de la revo- nen estas relaciones fundamentalmente por satisfacción sexual,
lución sexual, prácticas tales como el intercambio de pareja y
la libertad para tener relaciones extramatrimoniales se plantea-
2. LAWSON, A., Adultery, Blackwell, Oxford 1988.
3. GORER, G., Sex and Marriage in England Today, Nelson, London 1971.
1. WELLINGS, K. et al., Sexual Behaviour in Britain, Penguin, London 4. BLUMSTEIN, P. y SCHWARTZ, P, American Couples, Morrow, New York
1994. 1983.

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y las mujeres por satisfacción emocional. Naturalmente, esto es La segunda variedad de adulterio es cuando las relaciones
una generalización, y en ambos sexos se da también la razón extramatrimoniales duran entre unos cuantos meses a uno o dos
predominante en el opuesto. años y después finalizan, con el matrimonio en curso pero en
Ambos pueden sentir que no hay intimidad ni satisfacción reestructuración.
emocional con su cónyuge: se sienten ignorados, no valorados En tercer lugar tenemos la relación extramatrimonial conti-
por sí mismos; su autoestima se reduce gradualmente en su nua, en la que un miembro de la pareja establece una nueva
matrimonio; se deprimen y tienen una relación extramatrimo- relación y deja el hogar. «Cuando la relación extramatrimonial
nial para redescubrirse a sí mismos como personas valiosas que se revela -confiesa el 80% de los hombres que han tenido este
pueden seguir atrayendo la atención. tipo de relación-, el otro miembro de la pareja se siente destro-
Dado que en una relación extramatrimonial puede recrear- zado, traicionado, impotente, teme ser abandonado y suele vol-
se la excitación del enamoramiento, proporciona un poderoso verse celoso. Hay una pelea y una explícita pérdida de con-
estímulo a los partícipes. Una relación extramatrimonial ofrece fianza que es difícil de restaurar, e incluso en estos tiempos en
a la mujer la oportunidad de sentir que sigue siendo deseable. que ha surgido una liberalidad sexual, la sensación de estar
En dicha relación, las mujeres pueden encontrar fuerza contra herido suele permanecer. Clínicamente, lo que suele producir-
la desmotivación de su matrimonio5. se es una profunda diferencia entre las actitudes teóricas y la
De hecho, la mayoría de las relaciones extramatrimoniales dura realidad del dolor emocional»6.
tienen lugar con el telón de fondo de una insatisfacción con la A la luz de lo que se ha dicho acerca del mundo interno de
relación matrimonial, y esto es particularmente importante para la relación sexual, el severo dolor del adulterio puede enten-
las mujeres. La insatisfacción con el sexo matrimonial es otra derse fácilmente. Los hombres y las mujeres, particularmente
razón. estas últimas, no experimentan la relación sexual únicamente
En mi experiencia clínica he visto que es posible dividir el como un hecho físico, sino que la perciben como un aconteci-
adulterio en diferentes variedades. Primero están los amoríos miento personal que transmite afirmación de la identidad e
de una noche, que tienen lugar cuando el cónyuge está fuera identidad sexual, construye la autoestima y, a través de lo físi-
por culpa del trabajo, de un curso de formación o por razones co, proporciona un sentimiento de ser recíprocamente únicos.
de ocio. A pesar de que un amorío de una noche normalmente No hay otro signo que transmita mutuamente tanto. Cuando se
no constituye una amenaza contra el matrimonio, la humilla- descubre que este mensaje único se ha transmitido a otra per-
ción que supone es intensa. Ello se refleja en el sondeo de sona, se siente una inmensa sensación de haber sido defrauda-
Wellings: mientras el 35,8% de los hombres ven mal un amo- do. No es que un tercero haya sido beneficiario de una ventaja
río de una noche, entre las mujeres es un 62,4%. Hay que ver material; el trauma real consiste en que el cónyuge ha perdido
en ello la idea de que la fidelidad marital es una expresión de el sentido exclusivo del significado personal que antes tenía. El
confianza mutua que se ve violada incluso por un solo acto persistente dolor del descubrimiento de una relación extrama-
sexual extramatrimonial. Parece que las mujeres creen más que trimonial es uno de los más fuertes respaldos del significado de
los hombres en los ideales de la monogamia, y esta diferencia la relación sexual expuesto en este libro. La opinión de la
de género se ha demostrado común a otras muchas sociedades. mayoría de los sujetos estudiados en el sondeo de Wellings
confirma esta postura: «Quienes tratan de auspiciar las relacio-
nes monógamas y de larga duración pueden sentirse alentados
por el hecho de que el punto de vista de la mayoría al respecto
5. DOMINIAN, J., Marriage, Cedar, London 1995 (trad. cast.: El matrimo-
nio: guía para fortalecer una convivencia duradera, Paidós, Barcelona
1996). 6. DOMINIAN, J., Ibidem.

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es que la exclusividad y la confianza tienen muchas mas posi- afecto, la indiferencia sexual y, en nuestros días, su propio
bilidades de conducir a una vida sexual satisfactoria que una adulterio.
multitud de compañeros sexuales, y más de dos tercios piensan La verdadera respuesta consiste en que todos somos perso-
que la calidad de la satisfacción sexual se incrementa con la nas heridas que solemos decepcionarnos mutuamente. En la
duración de la relación». humanidad hay, ciertamente, maldad, pero debemos ser muy
Una vez más, la mayoría de los hombres y mujeres suscri- precavidos antes de atribuir el calificativo de «mala» a una per-
ben la opinión de que una relación permanente, exclusiva, com- sona concreta. Este punto de vista no les gusta mucho a las per-
prometida y fiel es el marco del sexo. Y esto es lo que el matri- sonas que juzgan y quieren condenar lo malo. Jesús, que cono-
monio cristiano ha dicho siempre. Este libro indaga el porqué, cía el corazón de la humanidad, no condenaba. Debía conocer
superando la obvia razón procreativa, que ya no es el motivo la naturaleza de ésta y por eso adoptaba tal postura.
por el que las parejas hacen el amor. El sondeo muestra que,
incluso sin un estudio detallado más analítico, la opinión del
público se inclina a afirmar lo que yo considero como las razo-
nes básicas sociológicas y psicológicas.
Finalmente, ¿cuál debería ser la respuesta al adulterio? La
respuesta cristiana la tenemos en el evangelio de san Juan,-
cuando los judíos ponen frente a Jesús a la mujer sorprendida
en adulterio, Jesús responde con compasión y perdón, y ése es
el modelo de respuesta humana y cristiana. Jesús no minimiza
la seriedad del acto, sino que dice a la mujer que vaya y no
peque más, pero no la condena. En nuestra vida, nosotros tene-
mos que hacer lo mismo, pero tenemos que ir más allá de la
compasión y el perdón. Después de cualquier acto de adulterio,
tiene que haber un examen de la relación. En los círculos con-
servadores, donde la calificación de un acto como bueno o
malo es el único orden del día y se desea el castigo del peca-
dor, ya se trate del adulterio o del divorcio, la creencia general
es que hay una parte inocente y una parte culpable. Pero cua-
renta años de estudio del comportamiento humano me han
mostrado que la llamada parte «inocente» de hecho rara vez es
completamente inocente. Ya se trate de equívoco, provocación,
evasión o ineptitud, suele resultar que la llamada parte «ino-
cente» ha defraudado a la parte «culpable». La respuesta habi-
tual de castigar al llamado «culpable» no sólo es un pasaporte
para la venganza, sino que incapacita a la llamada parte «ino-
cente» para examinar su propio comportamiento. Esto es fre-
cuente que se aplique al hombre adúltero, que suele ser inevi-
tablemente objeto de una feroz indignación. Pero lo que suele
ignorarse es la provocación de la esposa mediante la falta de

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quismo. Pero hay un abismo de distancia entre sufrir dolor por
una causa y gozar del dolor como fuente de placer sexual.
Algunas veces, sin embargo, ambos se solapan. La práctica de
la autoflagelación en los ascetas puede, por un lado, proporcio-
nar disciplina al cuerpo y ser, por otro, una experiencia de pla-
cer sexual. No cabe duda de que el ignorar el tema del sado-
masoquismo no ha sido bueno para el cristianismo, porque úni-
17 camente mediante la comprensión de las sutilezas de la expe-
Sexo y violencia riencia se pondrán de manifiesto las diferencias entre el autén-
tico sacrificio y una fuente desmesurada de placer sexual.
Más próximas a nuestro tema de la relación sexual, las prác-
A lo largo de este libro, la relación sexual ha tenido el telón de ticas sadomasoquistas suaves son muy comunes, y los cristia-
fondo del amor; amor que es una combinación de afecto y nos no suelen saber qué hacer cuando su pareja expresa interés
buena voluntad hacia la otra persona. Sin embargo, en oposi- por el tema. No hay duda de que algunos hombres y mujeres
ción a la experiencia del amor ha de situarse la de la agresión. disfrutan con experiencias moderadas de dolor y humillación,
Freud decía que la personalidad humana está constituida por ya sea como preludio o como acompañamiento de la relación
dos instintos básicos: la sexualidad y la agresión. En su esque- sexual. Lo primero que hay que reconocer es que cuando, por
ma de la agresión infantil postulaba una fase oral de introduc- ejemplo, el marido o la mujer quiere recibir unos cuantos azo-
ción del alimento en la boca, y la llegada de los dientes como tes en el trasero antes del acto sexual, su compañero/a no debe
expresión de agresión al masticar. Se trata de la fase oral agre- horrorizarse. Cualquier cosa que incremente el placer sexual es
siva. Cuando la libido cambia al otro extremo del tracto intes- parte integrante de la relación sexual, siempre que no inflija un
tinal, el ano, el niño aprende a excretar y retener las heces. Se trauma dañino ni una humillación inaceptable, y el otro miem-
trata de la fase anal agresiva. Finalmente, hay una fase fálica bro de la pareja esté dispuesto.
agresiva. La psicología dinámica de Freud y sus sucesores per- Las fantasías sadomasoquistas pueden también acompañar a
filó una teoría de la fusión entre libido y agresión. la relación sexual. Tanto los hombres como las mujeres pueden
La agresión ha sido también explicada en términos no diná- experimentar fantasías de ser dominados, atados, azotados o
micos como parte del mecanismo de supervivencia de los seres sometidos como preludio del acto sexual o incluso al hacer el
humanos. Cuando nuestra supervivencia se ve amenazada, nos amor. Una vez más, no debemos tener miedo de nuestras fan-
sentimos inclinados a luchar o a huir. Éste es el patrón de com- tasías, que es donde residen los residuos de nuestras experien-
portamiento que se ve en los animales y que es, ciertamente, cias sexuales infantiles y permanecen como parte de nosotros
aplicable a los seres humanos. La agresión es, pues, parte inte- mismos. Tanto el sadomasoquismo como las fantasías son ha-
grante del ser humano y está vinculada a la sexualidad. Sadis- bituales y están muy generalizados, y el cristianismo tiene muy
mo es cuando el sexo y la agresión se combinan para obtener poco que decir sobre ninguno de los dos; sin embargo, son
placer sexual al infligir dolor; masoquismo cuando se combi- parte integrante de la vida sexual cotidiana. Se pensaba que
nan para experimentar placer sexual al sentir dolor. eran cosa únicamente de los hombres, pero se ha confirmado
En su indiferencia general hacia la sexualidad, el cristianis- que también las mujeres los experimentan. Si vemos la relación
mo no ha desarrollado una filosofía acerca del sadomasoquis- sexual como un acto inserto en el plan divino del amor creador,
mo; y, sin embargo, hay quien ha afirmado que el sufrimiento entonces el placer sexual con todas sus variedades es bienveni-
físico de Jesús y de algunos mártires no era sino sublime maso- do al seno de la espiritualidad cristiana.

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Violencia en el sexo y matrimonio momento en que el agraviado marido da rienda suelta a su ira
y puede exigir sexo que, si es negado, lleva a la violencia.
Las prácticas y fantasías sadomasoquistas suaves y moderadas La literatura y la práctica psiquiátricas identifican un desor-
pueden incrementar el placer sexual de un modo aceptable. Lo den de la personalidad llamado «psicopatía». Los hombres y
que no es aceptable es la violencia manifiesta asociada a la mujeres afectados por él son irritables, furiosos y agresivos, y
relación sexual. La violencia o los abusos en conexión con el no hace falta demasiado para inflamarlos. Las personalidades
sexo suelen estar vinculados a los hombres y, desgraciadamen- psicopáticas llenan los juzgados con su comportamiento vio-
te, no son excepcionales. Ciertos contextos están asociados lento, y el conflicto a propósito del sexo suele ser el desenca-
habitualmente con la violencia. La bebida, que actúa como denante de un estallido. Además de la psicopatía, son persona-
supresor de las inhibiciones, suele ser un desencadenante. Un lidades paranoides -uno de cuyos ejemplos es el Ótelo de
hombre va a un pub y bebe más de la cuenta, vuelve a casa y Shakespeare- suspicaces y celosas. Creen que su pareja siem-
quiere sexo. El contexto no es de amor, sino de lujuria, con lo pre tiene o está a punto de tener un amorío. Sospechan que su
que quiero decir que las fuerzas libidinosas suscitan por sí solas cónyuge está engañándoles secretamente, y examinan las ropas
el deseo de sexo. A ello pueden seguir varias situaciones. Su buscando huellas de pintura de labios o de semen como parte
mujer puede negarse a tener relaciones sexuales, lo que infla- de su convicción de estar siendo traicionados. Tales personali-
ma el deseo del marido y, de petición, ese deseo puede pasar a dades paranoides pueden fácilmente apelar a la violencia.
exigencia. Si la mujer se sigue negando, entonces el hombre Lo importante a propósito de estas personalidades perturba-
puede ponerse violento y golpearla. La violencia ebria por de- das es que, en su forma extrema, van a parar a manos de los psi-
seo de una relación sexual es muy común. quiatras, pero en formas más atenuadas son mucho más habi-
Otra posibilidad es que el hombre trate de hacer el amor y tuales y contribuyen a la generalización de la agresión en el
se descubra impotente. Un cierto grado de ebriedad tiene como matrimonio. Alrededor del 30% de los hombres y las mujeres
resultado la impotencia, y el hombre se pone violento por la están sometidos a la violencia en algún momento de su matri-
confusión que le causa dicha impotencia. monio, y muy a menudo la causa inmediata es el sexo combi-
Y otra posibilidad más es que una borrachera produzca sen- nado con la bebida.
timientos de celos, y el marido puede acusar a su mujer de no En la doctrina cristiana tradicional e idealizada, en la que la
querer sexo con él por estar enamorada de otro. Esto da lugar a influencia del patriarcado estaba muy presente, tal violencia,
malos tratos verbales y físicos. Si hay ya una tensión preexis- con frecuencia perpetrada por los hombres, era tolerada. Hoy,
tente entre la pareja, la bebida puede soltar la lengua, y la vuel- con la emancipación de la mujer, dicha violencia se considera
ta a casa a avanzadas horas de la noche y borracho puede inaceptable, y con toda razón. En la actualidad puede conducir
desencadenar recriminaciones y llevar a la violencia. El con- a la ruptura matrimonial y el divorcio.
texto de la violencia nocturna acompaña también a la situación
en que tiene lugar una relación extramatrimonial. El cónyuge
agraviado utiliza el dormitorio para atacar a su pareja por su La violación
infidelidad, tratando de obtener información respecto de deta-
lles como la frecuencia, el dónde, el cuándo y el cómo de la La violencia sexual alcanza su epítome en la violación. La rela-
relación sexual. Estas disputas pueden prolongarse hasta altas ción sexual no deseada, forzada, impuesta, normalmente por
horas de la madrugada y llevar a la violencia. los hombres a las mujeres, en general poco frecuente, es fruto
Cuando un matrimonio se encuentra en dificultades y la del poder y la violencia descontrolados. Todo acto sexual tiene
esposa se niega a mantener relaciones sexuales, la noche es el un componente de poder. En un contexto patriarcal, el hombre

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puede sentirse como un vencedor que somete a la mujer indó- cristianismo reconocer su parte de culpa en esa coerción y
mita. Tales fantasías están muy extendidas, y la relación sexual pedir perdón por ello.
se ve como una conquista. Los hombres que violan mujeres En conjunto se ve que la agresión puede ser un componen-
suelen sentirse inseguros de su capacidad sexual, carecer de te íntimo de la sexualidad y abarcar desde un estimulante del
autoestima, sentirse atemorizados de las mujeres y objeto de placer bien recibido y aceptable hasta un acto de violencia
sus burlas, y también suelen encontrar difícil entablar una rela- totalmente inaceptable. La teología cristiana en general ha evi-
ción normal. El acto de la violación es más frecuente que sea tado el área completa de la sexualidad y carece de una filosofía
expresión de un intento de ejercer poder y conquistar que de un matizada sobre la relación entre sexualidad y agresión. Como
mero placer sexual. A veces se sugiere que las mujeres viola- hemos visto en este capítulo, es una lástima, porque deja a in-
das han coqueteado y han estado en connivencia con su ata- numerables fieles que la experimentan en sus variadas formas
cante, pero esto es muy poco frecuente. Las mujeres son vícti- sin un marco adecuado para juzgarla. En sus muchas formas
mas en la mayoría de las violaciones, gran parte de las cuales -desde los mordiscos amorosos al sadismo suave- constituye el
no se denuncian. La violación es una conculcación total de todo repertorio de las experiencias sexuales ordinarias en el hogar.
lo bueno de la relación sexual. No hay reciprocidad. La mujer La teología no puede permitirse ignorar lo común y corriente.
no da su consentimiento. La mayoría de las veces tiene lugar al Tiene que poseer un conocimiento de las raíces de la agresión,
margen de una relación permanente y es un acto de agresión". del vínculo entre la agresión y la sexualidad y de la normalidad
La mujer, como víctima, es humillada, aterrorizada y traumati- y anormalidad de sus variadas expresiones.
zada, y el acto deja una estela de aversión. En términos sexua-
les es una abominación.
En menor grado, la relación sexual no deseada e impuesta
puede tener lugar dentro del matrimonio o de una relación esta-
ble como la cohabitación. En el centro de la relación sexual hay
un deseo mutuo y voluntario de hacer el amor. Como ya he
dicho, hay toda clase de razones por las que los miembros de la
pareja pueden no querer hacer el amor, y su deseo debe ser res-
petado. Tener relaciones sexuales no es un derecho, sino una
expresión mutua y benévola de amor.
Ya han pasado los tiempos en que la mujer era vista como
una propiedad del hombre cuyo placer ella debía satisfacer. El
cristianismo contribuyó a tal filosofía, e incluso en nuestro
tiempo algunos hombres encuentran difícil de aceptar la reci-
procidad de la relación sexual y el derecho de la mujer a negar-
se a ella. Lo que la relación sexual debe ser ante todo es un acto
de amor al que se acceda libremente y a través del cual se expe-
rimenten y expresen el placer y la plenitud personal. Cualquier
coerción, por mínima que sea, es incompatible con esta defini-
ción. Toda coerción y violación suscita un sentimiento de ira
contra el perpetrador. Durante miles de años las mujeres han
estado sometidas al sexo no querido. Es responsabilidad del

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res que tienen sexo frecuente, pero es habitual que estas muje-
res rara vez disfruten del acto sexual. Normalmente no estable-
cen relaciones personales con sus clientes, aunque pueden
tener sus habituales. Las prostitutas simplemente practican el
sexo.
Su vida está sometida a abusos, violencia, transmisión de
enfermedades venéreas y a veces incluso al asesinato. En lo
18 que a los hombres concierne, la prostituta es la mujer accesible
La prostitución para una relación sexual que finaliza en el orgasmo. No hay
relación personal con la mujer; la mayoría de los hombres se
limitan a buscar el orgasmo.
Se dice que la prostitución es el oficio más viejo del mundo y, Los motivos para utilizar una prostituta son inacabables.
ciertamente, hay referencias a ella en el Antiguo Testamento. Hay hombres que no tienen acceso a mujeres en situaciones de
La inmensa mayoría de quienes se dedican a la misma son guerra o por estar enrolados en la marina y embarcados duran-
mujeres, pero también hay un pequeño número de hombres. La te mucho tiempo. En estos hombres se da una intensificación
actividad de quienes se dedican a la prostitución ha excitado la de la libido que precisa solventarse. No hay pensamiento amo-
fantasía de las sucesivas generaciones; fantasía que hace pensar roso alguno ni tampoco relación personal. La mujer es un obje-
en sexo excitante, fácil y accesible. La prostitución es una acti- to, un mero cuerpo. Tal aislamiento sexual está también pre-
vidad muy extendida, particularmente en determinadas zonas sente en los hombres solitarios que no pueden establecer rela-
de las grandes ciudades. ciones. La psiquiatría sabe de estos hombres distantes, esqui-
Se ha escrito mucho acerca de la vida de las prostitutas. La zoides y solitarios que no pueden establecer relaciones conti-
mayor parte son mujeres pobres que ven la venta de sus cuer- nuas, de hecho, que temen la intimidad, y para los cuales la
pos como una transacción comercial que aumenta sus ingresos; prostituta es una mera necesidad física. El encuentro entre el
ingresos que suelen ser entregados a un «chulo» que organiza hombre psicológicamente aislado y la personalidad herida de la
su vida y, frecuentemente, las explota. Los ingresos de la pros- mujer es verdaderamente una de las interacciones humanas
titución son en general escasos, pero algunas prostitutas de más empobrecedoras. El cristianismo, en lugar de condenar
«alto standing» ganan mucho dinero. este encuentro, debería ver en él a dos seres humanos heridos
¿Cuál es la motivación interna de la prostituta? La mayoría tratando desesperadamente de obtener migajas de consuelo el
de los estudios sobre la prostitución son realizados por soció- uno del otro; la mujer, económicamente; el hombre, sexual-
logos que hacen hincapié en los factores económicos y sociales mente. El orgasmo es el medio de comunicación, y lo triste es
de su vida laboral. El mundo interno de la prostituta se estudia que, después del orgasmo, se vuelven a sumir de nuevo en el
rara vez y, cuando se hace, es frecuente que nos encontremos desolado mundo de su aislamiento.
con mujeres que han crecido con grandes carencias emociona- El aislamiento afecta también a algunos hombres que no
les, a menudo en una institución, y están desprovistas del sen- están deformados psicológica, sino físicamente, y sienten ver-
timiento de ser dignas de ser amadas. Además, es frecuente que güenza de su apariencia. Temen que ninguna mujer normal los
hayan sufrido abusos sexuales en la infancia. Desprecian a los acepte, de modo que recurren a las prostitutas.
Además de la variedad de necesidades emocionales y físi-
hombres, a los que miran con desdén. Al proporcionar sexo,
cas que motivan a los hombres a practicar el sexo con una pros-
tienen un poder sobre los hombres, y en la relación los sopor-
tituta, hay quienes tienen necesidades sexuales especiales. Una
tan para humillarlos. Cuando fantaseamos, imaginamos muje-

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vez más, estas necesidades no son ni bien conocidas ni enten- deseo de vestirse de mujer y ser excitado sexualmente llevando
didas ni aceptadas por el cristianismo, que en su conjunto no ha ropa femenina. A algunos nombres les excitan las mujeres con
querido saber nada del mundo interno de tal sexualidad. El uniforme, vestidas de enfermeras, de policías o de escolares.
sadomasoquismo es una de las razones más comunes por la que Estas imágenes suelen aparecer con demasiada frecuencia en
los hombres recurren a las prostitutas. Ya se ha hecho anterior- los medios de comunicación.
mente referencia a la conexión entre la excitación sexual y la Después viene el mundo de los hospitales y el equipamien-
agresión. Aunque esta conexión afecta tanto a hombres como a to médico. Hay prostitutas que se especializan en actuar como
mujeres, los hombres son más proclives a desear expresarla, y enfermeras y poner inyecciones y enemas. El enema ha sido y
por eso acuden a las prostitutas que se especializan en golpear, sigue siendo una terapia ortodoxa legítima y muy extendida por
castigar o disciplinar a sus clientes. Con estos procedimientos, muchas partes del mundo. Se trata de un procedimiento que
el hombre regresa al estado de un niño que quiere ser castiga- estimula el ano y puede excitar sexualmente. Muchos adultos
do. Muchas esposas no comprenden esta necesidad o, en caso que lo experimentaron en la infancia quieren repetir la expe-
de hacerlo, no están preparadas para hacer realidad esta fanta- riencia. Más inusuales son los hombres que quieren que la
sía. El deseo de ser golpeado o castigado se ha solido vincular prostituta orine o defeque sobre ellos. El vínculo entre la excre-
al hecho de haber sido golpeado en el colegio, pero hay prue- ción y la sexualidad se establece en la infancia y puede persis-
bas históricas de que esta práctica es anterior. Por razones que tir en la edad adulta.
no son bien entendidas, algunas personas quieren experimentar Así, las prostitutas son utilizadas para el sexo convencional,
dolor como preludio de la excitación sexual. Se trata de un para variaciones del mismo y como consuelo emocional. Todos
deseo muy extendido y suele haber artículos en la prensa y pro- los hombres quieren a veces hablar, exteriorizar sus sentimien-
gramas de televisión que describen esta práctica. tos, buscar compañía femenina y consuelo. Se trata del amplio
mundo de los hombres frustrados y solitarios a los que resulta
Algunos hombres no desean ser golpeados, sino que quie-
difícil tener compañía femenina; un mundo de maridos des-
ren exteriorizar sus sentimientos agresivos en una mujer, por lo
contentos, heridos y solitarios que no logran intimidad con sus
que hay prostitutas que aceptan ser heridas. Quienes defienden
mujeres y recurren a las prostitutas para comprar compañía
la prostitución afirman que, de no ser por su presencia, en la femenina. Hay prostitutas que lo saben y proporcionan un
sociedad habría mucha más violencia contra las mujeres. No intervalo de amigable conversación. No cabe duda de que exis-
hay fundamento para probar tal opinión. Incluso con la presen- ten prostitutas cálidas y solícitas, pero la mayoría no son «bue-
cia de la prostitución, las mujeres siguen siendo violadas, gol- nas samaritanas», sino que lo único que quieren es dar sexo,
peadas y asaltadas sexualmente. No puede argumentarse que la masturbar a su cliente, obtener su dinero y pasar al cliente
prostitución actúa como un escudo protector de la sociedad. siguiente. La mayor parte de los hombres que buscan compañía
Después del sadomasoquismo viene toda una gama de feti- sexual en las prostitutas se sienten decepcionados.
ches. A los hombres en particular les gusta tener relaciones La prostitución es el principal ejemplo que niega todo lo
sexuales con mujeres vestidas de negro con ropas de seda o de dicho en este libro. Es insatisfactoria por ser una interrelación
tejidos similares. Les excita la suavidad de la goma, que suele impersonal entre un hombre y una mujer. No es capaz de gene-
hacer recordar momentos de excitación sexual en brazos de la rar amor. No es capaz de producir una relación continua, es
madre. Además, algunos hombres ven los zapatos y los pies fe- decir, personal, fomentadora de apoyo, que tenga capacidad de
meninos como objetos excitantes sexualmente. El fetichismo sanar y promotora del crecimiento personal. Sin embargo, ha
de los zapatos es muy común. De hecho, cualquier parte del perdurado miles de años. ¿Qué podemos hacer al respecto?
cuerpo puede, aislada, ser una fuente de excitación sexual. Los Hay un debate sin fin a propósito de ¿legalizarla, prohibir que
travestidos pueden acudir a una prostituta para satisfacer su

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se anuncie y establecer burdeles organizados y supervisados. Y ción estrecha y cálida. Comía con los pecadores, incluidas las
el debate prosigue. Únicamente se emprenden acciones cuando prostitutas, y tenía un lugar para ellos en el reino de Dios.
las prostitutas se convierten en una molestia. Cuando se hacen Por lo que abogo es por una actitud de compasión respecto
intentos de retirarlas de las calles por completo, viven en habi- de las necesidades sexuales, de perdón de las transgresiones
taciones en las que llevan a cabo su actividad. Si dichas habita- sexuales y de tolerancia de lo inusual, porque Jesús era compa-
ciones son clausuradas, vuelven a la calle, donde están menos sivo, clemente y tolerante.
seguras. Por lo tanto, para los sociólogos, la prostitución es el epíto-
Este libro no se preocupa del orden público, sino de las res- me de la pobreza social; para las feministas, la degradación de
puestas cristianas a la relación sexual. Cuanto más ha distan- la mujer; para la gente común y corriente, una combinación de
ciado el cristianismo el sexo de la normalidad, tanto más han fascinación y repugnancia. Pero para los cristianos es el epíto-
recurrido los hombres a las prostitutas para lograr acceso a él; me de la ausencia de amor humano y divino, es lo opuesto a lo
cuanto más inaccesible ha hecho el cristianismo la relación que debe ser la relación sexual amorosa. Su significado mondo
sexual, tanto más ha sido utilizada la prostituta para proporcio- y lirondo es que se trata de una distorsión humana que destila
narla. Aunque hay una clara conexión entre las necesidades ausencia de amor. Y en la medida en que la relación sexual con
sexuales masculinas y la prostitución, que las ha satisfecho una prostituta es ausencia de amor, debería suscitar compasión
desde tiempo inmemorial, no cabe duda de que la negativa acti* por los orígenes de esa deficiencia. El cristianismo debe traba-
tud del cristianismo con respecto al sexo ha agravado la situa- jar, no por la condena, sino por la eliminación a largo plazo de
ción. En suma, lo que estaba prohibido en un área de la vida se la pobreza económica y emocional que lleva a la prostitución.
buscaba en otra. Mi experiencia clínica me ha proporcionado la La respuesta a largo plazo del cristianismo consiste en fomen-
información que todas las prostitutas conocen, es decir, que los tar las relaciones íntegras, la eliminación de los abusos en la
cristianos, tanto los casados como los sacerdotes o las denomi- infancia y la ayuda a las familias, y en promover una educación
nadas personas devotas, utilizan a las prostitutas. Aunque la sexual sin miedo ni prejuicios en un marco de amor. El objeti-
defensa tradicional del autocontrol y la disciplina tiene su vo del cristianismo es tratar de ayudar a evitar las heridas que
papel, el cristianismo tiene necesidad de desempeñar un papel las personas sufren en la infancia, que llevan al desarrollo de
aún mayor aceptando el sexo sin reticencias. Muchos hombres personalidades que se dedican a la prostitución porque no
casados recurren a las prostitutas porque sus esposas tienen una saben lo que es el amor humano.
actitud negativa hacia el sexo, a menudo condicionada por su Una atmósfera más favorable hacia la sexualidad hará a las
formación cristiana. No hay duda de que si ambos sexos -pero mujeres capaces no sólo de reivindicar su propia sexualidad,
los hombres en particular- no vieran el sexo como un perverso sino también de comprender la vulnerabilidad de su marido o
placer masculino instintivo y hedonista, sino como un acto de su pareja.
amor en el que Dios está muy presente, cambiarían las actitu- El amor sexual debe tener en el cristianismo primacía en
des respecto del sexo. todas sus formas, desde el sexo convencional a sus variantes,
Una actitud del cristianismo más benigna con respecto a la porque todo él manifiesta la presencia de Dios. Del mismo
sexualidad le aproximará a reflejar la actitud de aceptación modo que, en mi opinión, la prostituta subraya la ausencia del
amorosa de Jesús. En mi libro One Like t/s1 he mostrado que amor, también un cristianismo que acepte el sexo sin tapujos
Jesús, aunque no se casó, mantenía con las mujeres una rela- subrayará la aceptación de Dios en y a través del sexo como
una poderosa manifestación de amor. No hay posibilidad de un
cambio inmediato en el mundo de la prostitución. Las heridas
1. DOMIN1AN, J., One Like Us: A psychological interpretation of Jesús,
Darton, Longman and Todd, London 1998. y las necesidades no pueden alterarse de la noche a la mañana,

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pero la encarnación puso en marcha la curación a largo plazo
para la humanidad. Un cambio de actitud hacia el sexo tendrá,
en su momento, un profundo efecto en la prostitución.
Jesús sabía que la prostituta y su cliente son personas heri-
das. En el acto sexual entre ellos, él veía pecado no como mani-
festación de la maldad del sexo, sino como producto de la
ausencia de amor. Jesús trataba con las prostitutas como con
todos los fallos humanos, que identificaba en términos de dis-
19
torsión humana, y emprendió su vida en la encarnación para La pornografía
redimirnos. Las prostitutas y sus clientes no necesitan conde-
nas, sino redención y, tras la redención, ver la integridad del
matrimonio; matrimonio no visto como una institución que La pornografía, al igual que la prostitución, ha estado presente
legaliza la relación sexual, sino como capaz de proporcionar las desde tiempos muy remotos. En los últimos treinta años más o
condiciones para una relación sexual amorosa y de proteger las menos ha habido un acalorado debate acerca de la pornografía
relaciones amorosas humanas. y la obscenidad, así como sobre cuál podría ser su efecto
corruptor, de tener alguno; pero no se ha logrado ningún con-
senso. Es difícil definir la pornografía. Hay quien ha expresado
su confusión diciendo: «No puedo describirla, pero la reconoz-
co cuando la veo»; y muchos estarán de acuerdo con este punto
de vista. Por lo tanto, yo evitaré las definiciones, que son suma-
mente subjetivas, y me limitaré a la descripción. La mayor
parte de la pornografía, aunque no toda, tiene que ver o con el
cuerpo femenino, con actos sexuales, con la masturbación o
con la práctica de desviaciones sexuales. La desnudez es uno
de los primeros factores, pero la desnudez, aunque altamente
erótica, puede también ser artísticamente atractiva. De hecho,
el solapamiento entre la belleza artística y los cuerpos distor-
sionados que son meros excitadores sexuales es un tema de
perenne controversia. Las zonas eróticas del cuerpo femenino
son los objetos más frecuentemente retratados para proporcio-
nar excitación sexual. Pueden estar distorsionados, colocados
en posturas provocativas, insinuando erotismo y suscitando
excitación sexual. Esto es lo que podría denominarse «porno-
grafía normal».
Después está la pornografía dedicada a las desviaciones
sexuales: imágenes sadomasoquistas, mujeres siendo golpea-
das o golpeando, mujeres atadas, mujeres penetradas que gritan
pidiendo misericordia. Esta pornografía es fantasía desenfrena-
da. La pornografía se vende mucho, tiene una enorme circula-

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ción y, en combinación con la prostitución, constituye un mer- curso de mi trabajo he visto a hombres y mujeres solitarios y
cado riquísimo. Las drogas, la prostitución y la pornografía han aislados a los que les resulta difícil llegar al matrimonio o a la
invadido todos los países y son objeto de lucrativos negocios en intimidad sexual. No recurren a las prostitutas, sino que utili-
los bajos fondos. zan material pornográfico para masturbarse. Independiente-
Como en el caso de la prostitución, el cristianismo puede mente de la moralidad del acto, esos hombres y mujeres consi-
condenarla, sentir repugnancia, distanciarse y cerrar los ojos a deran la pornografía y la masturbación una medida terapéutica.
la realidad. La primera realidad es que la pornografía es un La tarea del terapeuta no consiste en condenar, sino en ayudar
excitante erótico habitual que puede ser el preludio de una rela- a la persona a pasar del sexo aislado al sexo en el contexto de
ción sexual, de la masturbación, de actos de sadomasoquismo, una relación recíproca. La respuesta cristiana tradicional a
o un simple placer sexual hedonista sin consecuencias. Cuando quienes tienen dificultades sexuales consistía en recomendar el
se trata simplemente de una excitación sexual visual, es una matrimonio. Pero ya no es éste el caso, porque sabemos que el
experiencia desprovista de contenido interpersonal, de comuni- matrimonio no es la solución de muchas dificultades persona-
cación humana y de amor. Es lo que yo entiendo como una les y que, incluso dentro del matrimonio, algunos hombres y
expresión de lujuria. La excitación sexual es el preludio de la mujeres no pueden tener relaciones sexuales y recurren a la
relación sexual, que es para lo que la naturaleza la ha diseñado. pornografía y a la masturbación. Como de costumbre, la res-
La excitación sin relación es una distorsión humana que suele puesta es la ayuda coherente, no la condena moral.
buscarse porque se busca el placer sexual por sí mismo. Algu- Algunas abogadas extremadas de la liberación femenina han
nos dirán: «¿Y por qué no?; ¿acaso recuperar la bondad del pla- recomendado a las mujeres que no necesiten de los hombres.
cer sexual no es uno de los propósitos de este libro?». Sí lo es, Lo único que las mujeres necesitan -dicen- es la masturbación
pero lo importante es el contexto en el que se experimenta el y la pornografía. Sin embargo, la naturaleza muestra que la
placer sexual. La excitación sexual por sí misma pierde de vista relación sexual debe tener lugar en el contexto de una relación
su propósito. No es que el placer en sí mismo sea malo, sino heterosexual (para algunos se tratará de relación homosexual).
que el placer obtiene su significado de su contexto humano de Es indudable que las mujeres han sido explotadas por los hom-
comunicación interpersonal. Parte de mi conclusión, que desa- bres, pero la respuesta no es sustraerse a la relación. Aunque
rrollaré con detalle en el último capítulo, es que uno de los algunas mujeres busquen solaz en sus fantasías y se masturben,
efectos negativos de la revolución sexual es la trivialización esta práctica solitaria no es expresión del culmen de la plenitud
concomitante de lo que ha puesto sobre el tapete. La pornogra- sexual mutua.
fía es una más de las muchas trivializaciones. Es mala, no por Más allá de la excitación sexual y la masturbación, la por-
suscitar placer, sino por distorsionar la razón de la excitación nografía, es decir, las revistas que recogen muchas variaciones
sexual. sexuales, tienen mucha venta. Aquellos a quienes fascinan
Una situación en la que la pornografía tiene un lugar es la dichas variaciones encuentran satisfacción en disfrutar con su
terapia sexual clínica, cuando un hombre o una mujer carecen contenido. Las más preocupantes son las que recogen el sadis-
de deseo o apetito sexual y pueden ser alentados a ver o leer por- mo. ¿Corrompen estas revistas? De vez en cuando se cometen
nografía como modo de estimular su apetito y su deseo de tener horribles crímenes sádicos, y las casas de los culpables se
relaciones sexuales. Esto es un ejemplo de uso terapéutico. encuentran llenas de publicaciones de este tipo. Los medios de
Otro uso de la pornografía, normalmente masculino, aunque comunicación establecen una obvia asociación, y el público
algunas veces femenino, es el de ayuda en la masturbación. En acepta la vinculación. Pero esa vinculación no es en realidad
este libro no trato de la masturbación, y, por supuesto, hay todo tan obvia. La asociación por sí misma no es una relación causa-
un abanico de marcos en que la masturbación tiene lugar. En el efecto. Por lo general se cree que los pocos asesinos sádicos

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que se han encontrado con esas revistas son, en principio y ante tantes dones divinos, entonces el cuerpo debe valorarse debi-
todo, sádicos de personalidad y compran tales revistas como damente. Lo que debe valorarse es su belleza, no meramente su
consecuencia. Se necesita más que una revista para transformar encubierto mensaje erótico, aunque ambos están intrínseca-
a una persona normal en un asesino sádico. Lo que sí es posi- mente entrelazados. El cuerpo como entidad erótica es atracti-
ble es que los medios de comunicación y las revistas propor- vo, pero únicamente cuando esta inserto en el contexto de la
cionen un ejemplo que después es copiado por una persona pre- integridad humana. No me corresponde a mí dictar los criterios
dispuesta a tal comportamiento. de la integridad artística; lo que me limito a decir es que lo
Otro grupo de variaciones sexuales tiene que ver con las ten- importante son esos criterios, no los prejuicios sexuales.
dencias pedófilas. No hace mucho tiempo que se han descu- El contexto de la belleza es un criterio. Otro es el entorno
bierto redes de pedófilos, y la sociedad considera la pedofilia del retrato erótico. Estamos habituados a situar la belleza eróti-
particularmente perturbadora. No cabe duda de que la pedofilia ca en museos, exposiciones e incluso en la santidad del hogar.
es un comportamiento totalmente inaceptable, y es difícil sus- Estos lugares otorgan un grado de respetabilidad. Pero el entor-
citar comprensión y compasión por tales hombres y mujeres. no no es el único pasaporte de la respetabilidad; el retrato artís-
De hecho, son realmente personas desestabilizadas y, aunque tico es otro. Los desnudos griegos y romanos y el arte contem-
su desestabilización no excuse su comportamiento, es muy fre- poráneo presentan claramente unas características que los dife-
cuente que sean solitarios, estén aislados y sean inmaduros-. rencian del burdo retrato en la literatura erótica clandestina. La
Necesitan tratamiento, aunque resulta más fácil decirlo que a pornografía en esta última es basta, monótona, repetitiva y,
ellos conseguirlo. Las aberraciones sexuales son muy difíciles como mala literatura, aburre, porque retrata el sexo sin el rico
de tratar, y las personas que las padecen suelen ser simplemen- contexto humano de los dilemas, los conflictos y la interacción
te encerradas. humana. En otras palabras, la pornografía burda no es total-
He descrito el ámbito de la pornografía, desde su uso habi- mente humana y devalúa la sexualidad humana.
tual como excitante sexual hasta su exhibición más especiali- Otro criterio de exhibición genuina de lo erótico consiste en
zada de variaciones sexuales. A continuación examinaremos la ver si está asociado con el retrato del amor humano o lo refle-
sumamente debatible cuestión de qué es arte y qué es porno- ja; amor humano que retrata, a su vez, el amor divino. Ya he
grafía. Se trata de un debate que no tiene fin, porque los gustos citado el Cantar de los Cantares, que retrata la belleza humana,
difieren. Sin embargo, lo que a mí me interesa es mostrar que tanto masculina como femenina, y no se avergüenza de llegar a
hay diferencia. Veamos algunos de los aspectos que deben ser la conclusión de que es admirable, sexualmente excitante y
considerados. profundamente valiosa. Toda esa belleza física lleva en sí el
Lo primero que hay que reconocer es que el cuerpo, y el sello divino; refleja la imagen de su Creador. El poema es cons-
cuerpo desnudo en particular, es hermoso. Es hermoso en su ciente de que lo erótico excita y perturba, pero la excitación
ámbito natural y en su potencial erótico. La desnudez puede exhibida en él no es meramente genital, sino que implica a la
tanto distorsionar como realzar esa belleza. Su perpetua exhi- persona toda en la crisis de amor y muerte. Confirma la tesis de
bición en revistas y películas y su amplio uso para vender pro- este libro de que la sexualidad activa un amor que implica a la
ductos son recordatorios constantes de su atracción universal. persona entera.
El cristiano debe juzgar la exhibición del cuerpo según criterios Por lo tanto, al concluir este capítulo podemos recapitular
estéticos y artísticos, no según prejuicios. Cuando el sexo no es los principales aspectos que diferencian el arte de la pornogra-
aprobado en general en cualquiera de sus formas, su manifes- fía. El arte erótico auténtico retrata integridad artística; en otras
tación iconográfica es condenada. Si se acepta la opinión palabras, no distorsiona la belleza física. Activa la implicación
expuesta en este libro de que el sexo es uno de los más impor- creativa de toda la persona, no meramente de los genitales.

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Suscita admiración por el cuerpo. El arte está enmarcado en el
contexto de la persona auténtica. La pornografía limita el cen-
tro de atención al área de la mera excitación genital. A los hom-
bres, los pechos, los glúteos y los muslos los excitan, pero la
implicación sexual auténtica compromete a la persona entera
en el marco de la vida real. La mujer que excita es capaz de sus-
citar sentimientos de interés, simpatía y empatia, no mera esti-
mulación sexual. Finalmente, la pornografía no está inserta en
el contexto del amor. Como hemos visto en este libro, para ser
auténtica, la sexualidad involucra a otra persona en un contex-
to amoroso personal e interpersonal. La pornografía no está CUARTA PARTE
diseñada para hacerlo. Casi siempre se limita a estimular
visualmente, aunque hay material pornográfico que excita los DESAFÍOS
sentidos. PARA LA IGLESIA DE HOY
Estas observaciones no agotan la diferenciación entre el arte
erótico y la pornografía, pero nos proporcionan pistas sobre la
manera de distinguirlos. Los cristianos debemos insistir en que
el cuerpo es portentoso y un vehículo del amor divino. La res-
puesta adecuada consiste en celebrar ese portento y participar
de ese amor.

— 156 —
20
La contracepción

Para una abrumadora mayoría de cristianos, la contracepción


no es un problema. Fue aceptada por la Iglesia anglicana hace
más de setenta años, y casi todos los cristianos la han adoptado
como norma e incluso gran número de católicos la han acepta-
do. Como en el caso de la cohabitación, muchos sacerdotes
católicos se han adaptado pastoralmente a su presencia. ¿Por
qué, pues, dedicarle un capítulo?
En primer lugar, porque me preocupo por la integridad de
la Iglesia católica. Es una gran Iglesia, con una larga tradición
de enseñanza de la verdad, y en el momento actual su enseñan-
za sobre la contracepción es un eslabón débil en su autoridad
moral. Y, lo que es incluso más importante, al combinar la con-
dena de la contracepción con la del aborto y el divorcio, diluye
el enorme mal moral de los dos últimos. Después de cuarenta
años de estudio de los problemas matrimoniales y de asesora-
miento a parejas no me cabe duda de que el principal desafío
moral de nuestro tiempo es la ruptura matrimonial, no la con-
tracepción. Finalmente, me siento incómodo cuando la Iglesia
a la que amo, al defender su postura a propósito de la contra-
cepción, va pregonando con excusas una mascarada como ver-
dad. La integridad de la verdad es enormemente importante, y
si la Iglesia quiere ser tomada en serio, su doctrina acerca de la
contracepción debe ser certera.
Está también la cuestión de la evangelización. Aunque la
mayor parte de los jóvenes ignoran en la práctica esta doctrina,
su fe se ve socavada cuando se espera que crean en algo que
carece de sentido para ellos. Además, los profesores de los

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colegios católicos ya tiene una tarea bastante ardua con educar En los tiempos modernos, la tradición -la accesible en los
en la moral sexual, y si son sobrecargados con una ortodoxia libros sobre la ley moral- interpretaba la relación sexual como
acerca de la contracepción que suelen ignorar en su propia destinada a la procreación y como remedio de la concupiscen-
vida, la tarea se hace virtualmente imposible. cia. El Código de Derecho Canónico, en su versión de 1917-
En el momento actual, la Iglesia católica está inmersa en 1918, concluía que la relación sexual era para la procreación, la
una conspiración de silencio en lo que respecta a la contracep- ayuda mutua, y también un remedio para la concupiscencia.
ción. El Magisterio reitera su postura, y muy pocos le escuchan. Estos propósitos constituyen el lenguaje del significado del
Los teólogos no se atreven a explorar lo que muchos no creen. matrimonio en términos de sus fines primarios: la procreación
El mundo ignora silenciosamente a la Iglesia en este terreno y, y la educación de los hijos, y de sus fines secundarios: la ayuda
al creerla equivocada a este respecto, ignora también su doctri- mutua y un alivio de la concupiscencia.
na sobre el aborto y el divorcio, lo que es sumamente triste. Por
lo tanto, en este capítulo vuelvo sobre la historia de la contra- En 1930, la Iglesia anglicana aceptó la contracepción. No
cepción, su historia reciente y las razones por las que esta doc- proporcionó una filosofía sobre la relación sexual, sino que se
trina no es sostenible. Me intereso también por sus defensores limitó a aceptarla como había hecho Lutero con el matrimo-
y, finalmente, expongo con claridad mi propia postura. nio de los sacerdotes. Pío xi replicó con su encíclica Casti
Quienes deseen estudiar la historia del tratamiento de la Connubii, en la que condenaba de nuevo la contracepción.
contracepción en la tradición eclesial deben recurrir al estudio Extendió el significado de la relación sexual a la procreación,
clásico de John T. Noonan1, del que, como de muchos otros, soy la ayuda mutua y el remedio de la concupiscencia o del deseo
deudor. Los primeros capítulos establecen el marco en la inter- sexual, pero por primera vez incluyó también el amor mutuo.
pretación de la actitud respecto de la contracepción. Una mez- En 1951, Pío XII protagonizó la histórica aceptación de la
cla de la indiferencia estoica con relación al placer sexual abra- regulación de la natalidad mediante la utilización del período
zada por los primeros cristianos, combinada con la reafirmación infértil. Por lo tanto, la regulación entró en el pensamiento de
de la virginidad, establece el marco de la convicción de que la la Iglesia católica. Además, su doctrina reiteraba que la rela-
procreación era la única justificación de la relación sexual. ción sexual estaba destinada a la procreación, la ayuda mutua y
Moralmente, la contracepción era vista, o bien como un el alivio de la concupiscencia, añadiendo la validez del placer
impedimento de una nueva vida, y, por tanto, como contraria al moderado. En el Concilio Vaticano n hubo una genuina revolu-
propósito de la relación sexual, o bien como aniquiladora de la ción de la doctrina sobre el matrimonio y la relación sexual.
posibilidad de vida. Agustín y Jerónimo proclamaron la duali- Quienes no conciben que la Iglesia cambie su doctrina sobre la
dad; y Agustín, por supuesto, ha tenido una influencia infinita- contracepción, ignoran los históricos cambios adoptados por el
mente mayor. La relación sexual se permitía para procrear y, Concilio, que fueron revolucionarios. El Concilio abandonó el
secundariamente, para satisfacer la concupiscencia y evitar el lenguaje de los fines primarios y secundarios y su interpreta-
adulterio. La postura principal que surge de Agustín es que el ción del matrimonio como un contrato, viéndolo como una
coito es para la procreación. relación de alianza. Ante todo, entendió el matrimonio y la
Este punto de vista se vio reforzado en la Edad Media, y relación sexual en términos de amor, un amor humano, total,
aunque se introdujeron sutiles matices de aceptación del placer fiel y exclusivo. Aprobó también la paternidad responsable, que
y se hizo hincapié en la necesidad de evitar el adulterio, la pri- equivale a decir que los padres tienen la responsabilidad de
macía de la procreación no se puso en entredicho. limitar el tamaño de su familia a aquel que puedan afrontar eco-
nómica, social y emocionalmente. El Concilio dejó los medios
1. NOONAN, J.T., Contraception, Harvard University Press, Harvard 1986. de limitar la familia para un estudio ulterior.

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Entre las muchas razones para escribir este libro figura que es que la procreación no es posible en cada relación sexual. La
el Concilio, ayudado por el Espíritu Santo, llegó a la conclusión mujer no siempre está abierta a una nueva vida. La idea de una
de que el amor está en el centro del matrimonio cristiano y de relación sexual abierta a la nueva vida es un punto de vista mar-
la relación sexual, y dejó al pueblo de Dios la exploración del cadamente masculino.
significado de ese amor. Desgraciadamente, esto nunca tuvo
Es evidente que la tradición que Pablo vi quería preservar
lugar, porque la encíclica Humanae Vitae puso fin a la explora-
era la salvaguarda de la procreación. Pero ello puede hacerse
ción de la sexualidad. La Iglesia ha estado obsesionada con la
tratando todo el período entre la fertilidad de la pubertad y la
promulgación de la prohibición de la contracepción, en contra
menopausia como una posibilidad de nueva vida. La apertura a
de sus fieles, que no han recibido esta doctrina, y de un mundo
una nueva vida en cada relación sexual es una contradicción
que la ha ignorado.
humana sin sentido, mientras que la apertura a la unidad amo-
Después del Concilio, Pablo vi nombró una comisión para rosa de cada acto es una realidad, y Pablo vi tenía toda la razón
aconsejarle, lo que hizo en el momento debido, y su recomen- a este respecto.
dación mayoritaria fue en favor de aceptar la contracepción;
pero dicho papa no admitió el consejo. Para que nadie piense Otro modo de ver la postura de la Iglesia, fuertemente
que estoy poniendo en cuestión el oficio petrino negándome a reforzado por la doctrina de la teología del cuerpo de Juan
aceptar su derecho a promulgar una encíclica basada en su pro- Pablo II, consiste en que el cuerpo es una realidad generativa, y
pia autoridad, permítaseme decir de inmediato que yo admito cada relación sexual tiene un potencial tanto unitivo como pro-
ese derecho. Digo esto también porque para algunas personas creativo por la naturaleza misma del encuentro entre los sexos.
la Humanae Vitae no tiene interés como documento que exa- La integridad o bondad del coito debe respetar ambos aspectos.
mina la sexualidad, sino como documento que concierne a la Éste es el punto de vista de Juan Pablo n, que influyó en la ela-
obediencia a la autoridad. Muchas personas que se ponen ner- boración de la Humanae Vitae. Yo aceptaría que el hombre y la
viosas por la negativa a aceptarlo, están ansiosas porque, mujer tienen un potencial generativo (con la salvedad de las
inconscientemente, su seguridad se ve amenazada. Pero mi pre- limitaciones de la mujer), pero argüiría que en ningún lugar de
ocupación primordial tiene que ver con la verdad sexual. la Escritura, ni en el pensamiento a propósito de la ley natural,
hay una clara indicación de que este potencial deba activarse en
En 1968 fue publicada la Humanae Vitae, en la que se cada relación sexual. El potencial generativo del cuerpo, esa
entiende que la relación sexual tiene un significado procreativo autocomunicación generativa de que habla Juan Pablo n,
y unitivo. La Humanae Vitae afirma en su n. 11 que «cualquier corresponde a la duración total de la pareja. Como he dicho
acto matrimonial [relación sexual] debe quedar abierto a la anteriormente, el designio de la naturaleza niega que cada acto
transmisión de la vida». No me plantea ningún problema que sea potencialmente procreativo. La totalidad de la vida matri-
cada relación sexual esté abierta a la unidad de la pareja, pero monial es procreativa, pero no cada acto. Lo que la Iglesia
no puedo aceptar que cada relación sexual deba quedar abierta enseña, es decir, la indisolubilidad de lo unitivo y lo procreati-
a la transmisión de la vida. ¿Por qué no? vo, es una conclusión extraída para apoyar la doctrina a propó-
No puedo aceptarlo sencillamente porque el designio de la sito de la contracepción, pero no se encuentra en ninguna parte
naturaleza niega la posibilidad. Está claro que la fertilización de la realidad física y psicológica de la relación sexual. De
sólo puede tener lugar cuando un óvulo y un espermatozoide se hecho, podemos ver que la biología y el amor no están intrín-
unen, porque el espermatozoide por sí solo no produce vida. Y secamente unidos por el curso de los acontecimientos tras la
esa unión sólo es posible como máximo cinco días en cada uno menopausia, donde el amor en la relación sexual prosigue, pero
de los ciclos mensuales de la mujer. Por tanto, lo que Dios dice la procreación cesa.

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Además, podría argumentarse que a los hombres y a las Dado que la Iglesia católica acepta la regulación de la nata-
mujeres se les ha dado libertad y control sobre la naturaleza lidad, los jóvenes, y, de hecho, la mayor parte de la gente, no
para elegir el momento de la procreación. En otras palabras, ya pueden comprender cuál es la diferencia entre utilizar los días
que cada acto sexual está abierto a sus componentes amorosos, infértiles y utilizar la contracepción. La respuesta ortodoxa es
la responsabilidad de una nueva vida es tan grande e importan- que los días infértiles no impiden la posibilidad de la fertiliza-
te que corresponde a los padres la elección del momento para ción. Los jóvenes replican argumentando que en ningún lugar
hacerla realidad. La Iglesia acepta que la pareja tiene él dere- de la Escritura ni tampoco en la ley natural dice Dios que toda
cho moral de decidir el tamaño de su familia. Igualmente, dada posibilidad de fertilización deba ser respetada. Lo que Dios ha
la naturaleza generativa del cuerpo, tienen la libertad y el dere- puesto en el designio humano es una posibilidad de fertilización
cho moral de decidir el momento de su realización. que tiene un margen de cuarenta años para hacerse realidad.
En suma, la Iglesia enseña que cada relación sexual es por
Pasemos al n. 17 de la Humanae Vitae: «Los hombres rec-
designio procreativa y amorosa y que, aunque su potencial pro-
tos podrán convencerse todavía de la consistencia de la doctri-
creativo esté limitado a unos cuantos días, no debe ser pertur-
na de la Iglesia en este campo si reflexionan sobre las conse-
bado. No hay evidencia alguna ni en la Escritura ni en la ley
cuencias de los métodos de la regulación artificial de la natali-
natural que apoye esta tesis. Pablo vi y Juan Pablo 11 han afir-
dad». Hemos visto que seres humanos razonables y responsa-
mado que esta tesis es evidente y esperaban que el mundo lo
bles no logran entender el razonamiento esencial que subyace
viera, pero no ha sido así. Yo creo que lo que la Iglesia trata de a la doctrina. ¿Qué decir de las consecuencias? El apartado pro-
decir es que cada encuentro entre un hombre y una mujer es sigue dando a entender que se seguirían la infidelidad conyugal
dador de vida en el más amplio sentido de la palabra, y siem- y una degradación general de la moralidad y, en especial, que
pre lo es, aunque únicamente en unas cuantas ocasiones es los jóvenes se verían tentados por la presencia de la contracep-
dador de vida en sentido biológico. ción. Éste es el argumento favorito de quienes perciben la situa-
En el n. 13 de la Humanae Vitae leemos: «Un acto conyu- ción actual respecto de las relaciones sexuales como un caos
gal impuesto al cónyuge sin considerar su condición actual y moral y proclaman la gran sabiduría de la encíclica.
sus legítimos deseos, no es un verdadero acto de amor y pres-
cinde, por tanto, de una exigencia del recto orden moral en las En primer lugar, veamos la incidencia de la actividad extra-
relaciones entre los esposos. Así, quien reflexiona rectamente matrimonial. Subyacente a los temores del papa está la idea del
deberá también reconocer que un acto de amor recíproco, que adulterio como debido fundamentalmente a la lujuria y come-
prejuzgue la disponibilidad a transmitir la vida que Dios tido por hombres. Pero no es así. El adulterio tiene ciertamen-
Creador, según particulares leyes, ha puesto en él, está en con- te una base física, pero también un componente emocional;
tradicción con el designio constitutivo del matrimonio y con la refleja muy acertadamente una salida a la compleja frustración
voluntad del Autor de la vida». Es obvio que, al escribir este del estado matrimonial. Existe la fantasía de que en su estado
texto, Pablo vi estaba pensando en una moral de ley natural. natural los hombres y las mujeres se desenfrenarían debido a
Los hombres y las mujeres, tanto católicos como no católicos, sus impulsos sexuales y que la contracepción facilita esos
han considerado sus palabras y, utilizando su razón, no han impulsos. Cualquier concepción auténtica de la naturaleza
logrado ver su justificación, porque, como ya he indicado cla- humana acepta la debilidad humana, pero también reconoce la
ramente, las leyes de Dios sobre la procreación no son como se integridad sexual. El adulterio es tan viejo como la naturaleza
describen en la encíclica. Todo acto no está ni puede estar humana y ha existido antes de la generalización del uso de la
abierto a la procreación; es la totalidad del matrimonio la que contracepción moderna; pero ¿se ha incrementado en la era de
está abierta a la procreación. la contracepción generalizada? Recurramos a una fuente de

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datos fiable. Kinsey2 recopiló su material en los años cuarenta sí, pero la respuesta es mucho más compleja. Los jóvenes tie-
del siglo xx, antes de la llegada de la contracepción generali- nen que ser divididos en dos grupos: menores de dieciséis años
zada, y esto es lo que decía sobre la relación sexual extramatri- y mayores de esa edad. Comenzando con los menores de dieci-
monial: «Sobre la base de estos datos, y teniendo en cuenta la séis, el siglo xx asistió a un descenso de la edad de la pubertad
ocultación implícita, es probable que se pueda sugerir con debido a la buena salud y la nutrición. Nadie querría parar ese
seguridad que alrededor de la mitad de los varones casados han proceso como medio de mantener a los jóvenes sexualmente
tenido relaciones sexuales con mujeres distintas de su esposa inactivos. Hay un bombardeo erótico y una revolución sexual
en algún momento de su vida matrimonial». Esta cifra del 50% que crean una creciente presión para tener relaciones sexuales.
permite pensar que el adulterio en nuestros días no es más Además, se dan multitud de razones personales que he descri-
abundante que en los años cuarenta en los Estados Unidos. to en el capítulo 14 y son: la curiosidad, la oportunidad, la pre-
sión del grupo, el deseo de no ser dejado al margen, el estar
No se hace honor a la verdad si se dice que los hombres y
manteniendo una relación amorosa, el miedo a perder al
mujeres normales adoptan la siguiente actitud: «Bueno, tene-
novio/a, la necesidad de sentirse amado y la asociación del
mos métodos anticonceptivos. Veamos con quién podemos
sexo con el amor y el alcohol.
tener una relación extramatrimonial». La realidad es, como
hemos dicho anteriormente, que múltiples y complejos factores En una época en que las iglesias han perdido contacto con
del matrimonio llevan a la necesidad de mirar hacia otro lado. sus jóvenes y en que la obediencia ciega a la autoridad es algo
Si el cristianismo tiene que hacer sus deberes con respecto a la del pasado, la prohibición de la contracepción no es una res-
moral sexual y marital, debe prestar atención al mundo interno puesta a la sexualidad adolescente. La respuesta es una educa-
de las dinámicas matrimoniales. Siglos de una visión simplista ción sexual que relacione el sexo con el amor y, en una época
acerca de la tentación del sexo nos han cegado al hecho de que en que la simple respuesta de vincular el sexo a la procreación
el matrimonio es más que una mera respuesta a la concupis- ya no convence, el vínculo con el amor es la única respuesta.
cencia. El matrimonio implica al amor humano, y la compren- Cuando hablo a escolares acerca del sexo, lo vinculo al amor,
sión de cómo ese amor evoluciona es la respuesta clave a la y ellos responden bien. La prohibición de la contracepción,
fidelidad sexual. Es verdad que, como dice el papa, los hom- como algo previo a la comprensión del significado del sexo, es
bres y las mujeres, y en especial los jóvenes, necesitan incenti- improcedente. Finalmente, debe decirse que la relación sexual
vos para cumplir la ley moral. Y, en lo que respecta a los casa- de los menores de dieciséis años no está únicamente prohibida
dos, el incentivo es la integridad del matrimonio. por ley, sino que también tiene muy pocas posibilidades de
conectar con el amor maduro. La respuesta consiste en expli-
Pero ¿qué ocurre con los jóvenes? Es aplicable la misma
car, en la medida de lo posible, lo que es ese amor maduro.
respuesta. Los jóvenes no dicen: «Tenemos anticonceptivos.
Usémoslos para practicar el sexo». En principio debemos pre- El otro peligro de las relaciones sexuales de los menores de
guntarnos si hay más sexo entre los jóvenes. Nadie negaría que dieciséis años es el embarazo. Ningún niño debería ser traído al
es así. He citado cifras que muestran que hay más sexo entre mundo en esas circunstancias, y cuando ello ocurre, es una tra-
los jóvenes y una iniciación más temprana en la actividad gedia. La educación sexual es el primer ámbito de prevención
sexual. ¿Se debe meramente a la llegada de la contracepción? de la relación sexual y el embarazo. La contracepción es otra
Quienes se oponen a la contracepción dirán, naturalmente, que respuesta; idea que horroriza a los ortodoxos. A sus ojos, esto
añade una inmoralidad a otra. Es evidente que, con menos de
2. KINSEY, A.C. et al., Sexual Behaviour in the Human Male, Sanders, dieciséis años, la relación sexual no debería tener lugar. Como
London y Philadelphia 1948. parte de una política pública, la educación debería orientarse a

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evitarlo, pues la respuesta es la educación, combinada con la en este pasaje androcéntrico es el beneficio que la contracep-
contracepción. El aborto, ciertamente, no es la respuesta, pero ción ha supuesto para las mujeres. Los hombres no valoran
la censura al aborto sería mucho más poderosa si la Iglesia adecuadamente la ansiedad que las mujeres sentían ante la idea
católica proporcionara una educación sexual bien informada y de quedarse de nuevo embarazadas ni cómo esa ansiedad las
plena de sentido, y aceptara la contracepción. aterrorizaba y echaba a perder su satisfacción sexual. La capa-
Las relaciones sexuales de los mayores de dieciséis años, cidad de controlar la concepción es uno de los grandes avances
que, por supuesto, son mucho más habituales, suelen asociarse de nuestra época. La encíclica habría sido distinta si hubiera
con profecías pesimistas. De hecho, en este grupo de edad no sido escrita por una mujer. No es que la Iglesia no perciba la
hay ningún caos moral, y una abrumadora mayoría de las pare- necesidad de controlar el número de nacimientos. En su inten-
jas tienen relaciones sexuales en el marco de la cohabitación, tal to de defender lo imposible, este pasaje refleja una situación de
como se describe en el capítulo 15. Lo que quiero decir aquí es la que, por lo general, no hay pruebas. Aunque las hubiera, la
que de la investigación se deduce que, por lo general, las rela- Iglesia sería culpable por no defender el derecho de las muje-
ciones sexuales premaritales no tienen lugar en un marco de res a simplemente decir «no» a un hombre cuando sienten que
caos moral caracterizado por el sexo efímero, ocasional y pro- su dignidad está en entredicho.
miscuo. La mayor parte de las mismas, si no todas, tienen lugar Finalmente, el papa describe las situaciones en que los
dentro de los confines del amor que el Concilio Vaticano n des- gobiernos o las autoridades públicas obligan a las parejas a usar
cribe como humano, total, fiel y exclusivo. En la cohabitación, anticonceptivos para evitar problemas familiares nacionales.
el sexo suele adaptarse a estos criterios. Los críticos dirán que En este caso, hay un verdadero peligro. China, por ejemplo,
estoy negando la realidad que ellos ven y leen en los medios de limita el tamaño de la familia. Lo que el papa no tiene en cuen-
comunicación. De hecho, lo que en dichos medios se presenta ta es el sentido común del pueblo. Los gobiernos tienen una
suele ser la fantasía sexual, con mucha frecuencia masculina, de autoridad limitada para imponer pautas de comportamiento
cómo creen ellos que los seres humanos deberían comportarse. humano privado. La India lo intentó, y el gobierno se vio derro-
Volviendo a la encíclica leemos: «Podría también temerse tado. Treinta años después de su promulgación y después de
que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticon- casi un siglo de contracepción generalizada, no hay pruebas de
ceptivas, acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preo- que este peligro aparezca en el horizonte. El intento de los
cuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a con- gobiernos de manipular el comportamiento personal es com-
siderarla como simple instrumento de goce egoístico y no plejo. En las dictaduras es ligeramente más fácil; en las demo-
como a compañera respetada y amada». Los sentimientos cracias es mucho más difícil. Es la sociedad la que tiene mayor
expresados son excelentes, pero ¿cuál es la realidad? Primero, capacidad de manipular. El papa debería haberse preocupado
la realidad histórica: es una ironía que una Iglesia o, de hecho, mucho más por los medios de comunicación que venden la tri-
que el cristianismo en su conjunto, que está repleto de patriar- vialización del sexo que por la contracepción.
cado y de humillaciones y violaciones de las mujeres a través Los treinta años de fracaso a la hora de encontrar un argu-
de su historia, se preocupe ahora por la dignidad de la mujer. mento convincente en favor de esta doctrina han llevado a sus
Pero, en realidad, ¿hay alguna prueba de que las mujeres se defensores a afirmar que es profética. En lo que respecta a los
sientan o sean ultrajadas por el uso de los anticonceptivos? peligros sobre los que avisa la encíclica, las relaciones sexua-
Lo que se olvida es que la mujer moderna tiene el derecho les no han llevado al caos, y los gobiernos no han enloquecido.
y la potestad de decir «no» cuando no quiere tener relaciones En realidad, la contracepción ha reducido la ansiedad de las
sexuales con o sin anticonceptivos. Lo que se omite totalmente mujeres, ha dado a la humanidad un control sobre la concep-

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ción y es un magnífico ejemplo del poder que Dios ha otorga- puede la Iglesia, con la ayuda del Espíritu Santo, equivocarse?
do al mundo sobre la creación. No dudo que de que hay casos Y, si se ha equivocado, ¿qué ocurre con otras materias, como el
en que se ha abusado de la contracepción, pero en conjunto sus aborto, la homosexualidad, etcétera? Es importante caer en la
ventajas superan ampliamente a sus inconvenientes. cuenta de que la autoridad de la Iglesia, otorgada por Jesús,
¿Y qué decir de mi posición personal como católico que obtiene su fuerza de la enseñanza de la verdad. Hay abundan-
adopta una postura contraria a la encíclica? De vez en cuando tes pruebas de que a lo largo del tiempo la Iglesia ha cambiado
recibo cartas de personas extrañadas por mi postura, amplia- su doctrina sobre el matrimonio y el significado de la relación
mente contrapesadas, debo decirlo, por las cartas en favor de lo sexual. La Iglesia católica ha perdurado dos mil años por mu-
que digo. Pero debo justificar mi postura, y lo hago volviendo chas razones, una de las cuales es su flexibilidad para recono-
al Concilio Vaticano n, en concreto a la Constitución sobre la cer las verdades emergentes y para adaptarse a ellas. Ejemplo
Iglesia: «[Los laicos] en la medida de los conocimientos, com- reciente es su modo de deshacerse del peso muerto del lengua-
petencia y prestigio que poseen, tienen el derecho, más aún, je tradicional a propósito de los fines del matrimonio y susti-
también a veces la obligación de manifestar su parecer sobre tuirlo por el amor como su fundamento principal. Cambiar su
aquellas cosas que se relacionan con el bien de la Iglesia. doctrina sobre la contracepción es un tema menor comparado
Hágase esto si llega el caso, mediante las instituciones estable- con lo logrado en el Concilio. Históricamente ha afrontado pro-
cidas al efecto por la Iglesia, y siempre con veracidad, fortale- blemas como la esclavitud, la usura y multitud de problemas
za y prudencia, con reverencia y amor hacia aquellos que, por morales. En mi opinión, el cambio de su doctrina sobre la anti-
razón de su oficio sagrado, representan la persona de Cristo»3. concepción no sólo es posible, sino que es esencial. Antes o
He examinado mi conciencia y estoy convencido de haber obe- después ha de hacerlo.
decido la instrucción. Mi conciencia, que está bien informada, Pero quiero concluir con una nota distinta. El mayor valor
me dice que esa doctrina no puede sostenerse por la razón y que cristiano es el amor. Dios es amor. El Concilio Vaticano ü dio
no se encuentra en la Escritura. Al mantener esa postura, la un enorme paso desarrollando una moral personalista sobre el
Iglesia se inflige una herida a sí misma y debilita su autoridad matrimonio y el sexo. La Humanae Vitae puso fin a ese desa-
en materias como el aborto y el divorcio. De paso, en sus deses- rrollo, lo que, personalmente, considero una tragedia.
perados intentos de apoyar su doctrina, sus abogados afirman
que la anticoncepción es causa de ruptura matrimonial. En mis He escrito este libro para profundizar en nuestra compren-
cuarenta años investigando y trabajando sobre los problemas de sión del amor humano, personal y sexual, y para que hagamos
la ruptura matrimonial, no he encontrado pruebas ni escritas ni frente al mundo con valores cristianos. La Iglesia ha creído
personales de tal conexión. que, defendiendo la encíclica los últimos veinte años, ha pro-
movido los valores cristianos. Yo en este terreno creo que la
Creo que, en términos teológicos, al pueblo de Dios le ha Iglesia es respetada por su doctrina, pero no por los contenidos
sido dada esta doctrina, pero no ha sido recibida. La mayoría de de la encíclica. Es una Iglesia que no renuncia fácilmente; pero,
los católicos ignoran dicha doctrina, situación que no es buena en mi opinión, debería haber respetado la verdad. Algunos de
para la Iglesia católica, porque, como ya he dicho, debilita su mis críticos dicen: «¿Cómo sabe que es verdad lo que dice?;
autoridad. ¿por qué tenemos que aceptar su palabra frente a la autoridad
Los partidarios ardientes de esta doctrina se sienten verda- docente de la Iglesia?». Mi respuesta es que en materia sexual
deramente consternados ante la posibilidad de cambio. ¿Cómo la Iglesia tiene una tradición que ha dejado una huella de deso-
rientación, error y mala interpretación de la experiencia huma-
3. Lumen Gentium, n. 37. na. Su actitud a propósito del sexo, el placer sexual y la mujer

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necesita mucha rectificación y, verdaderamente, se ha rectifica-
do mucho. Hasta el pasado siglo, con la ayuda de la psicología,
no hemos tenido los medios para un descubrimiento más pro-
fundo de la verdad. Esta verdad pertenece a todo el pueblo de
Dios, y su experiencia ha rechazado la doctrina de la encíclica.
En lo que en última instancia me baso no es únicamente en mis
conocimientos y en los conocimientos de las ciencias psicoló-
gicas, sino en la verdad experimentada por la abrumadora 21
mayoría de la gente y en la sabiduría de la postura ecuménica El matrimonio del clero
a este respecto. Me encantaría que me expusieran un argumen-
to incontestable en favor de la encíclica, pero hasta el momen-
to he esperado en vano. El mundo necesita desesperadamente En la introducción de Europe without Priests1 dice Jan
la verdad, y no podemos esperar eternamente. Kerkhofs: «Es bien sabido que, con escasas excepciones, las
comunidades de fe católicas fuera de Europa y Norteamérica se
han visto confrontadas a una escasez de sacerdotes crónica. Lo
nuevo es el hecho de que también en el mundo occidental la
edad media de los sacerdotes esté aumentando rápidamente,
que el número de candidatos al sacerdocio en las diócesis, así
como el de candidatos a las órdenes religiosas, esté en continuo
declive o estancado en un nivel muy bajo, y que cada vez más
parroquias no tengan un sacerdote que resida en la localidad».
Kerkhofs prosigue proporcionando hechos y cifras de este
declive y sugiriendo remedios. Una de sus sugerencias es la
ordenación de sacerdotes casados, y a este tema está dedicado
el presente capítulo.
La base bíblica del celibato se encuentra en la siguiente
enseñanza de Jesús: «Dícenle sus discípulos: "Si tal es la con-
dición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casar-
se". Pero él les dijo: "No todos entienden este lenguaje, sino
aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos
que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que fueron
hechos tales por los hombres, y hay eunucos que se hicieron
tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda
entender, que entienda"» (Mt 19,10-12). Jesús introduce aquí el
estado célibe consagrado a Dios, pero suele olvidarse la última
frase. Jesús sabe que el celibato es duro y no se lo impone a
todos, sino que suscita la respuesta voluntaria.

1. KERKHOFS, J., Europe without Priests, SCM Press, London 1995.

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En Marcos encontramos otra enseñanza al respecto: «Jesús cánones de Elvira, tomados en su conjunto, singularizaban al
dijo: "Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, clero separándolo del laicado al promover una élite clerical
hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el basada en el ascetismo sexual.
Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, al pre- El primer intento de imponer el celibato clerical como ley
sente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, universal llegó unos sesenta años después con un decreto papal
con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna"» del 385, siendo papa Siricio. La insistencia en que el clero evi-
(Me 10,29-30). tara el matrimonio procedía de la interpretación de que la vir-
En Lucas encontramos lo siguiente: «Dijo entonces Pedro: ginidad, como modo de vida más elevado, era lo único adecua-
"Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos do para el sacerdocio cristiano. Según Porter, la mayoría de los
seguido". El les dijo: "Yo os aseguro que nadie que haya deja- estudiosos del siglo xx han concluido que la razón motriz del
do casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios, estado célibe en el sacerdocio era la pureza cúltica: «Quien está
quedará sin recibir mucho más al presente y vida eterna en el en el altar debe abstenerse del acto sexual».
mundo venidero"» (Le 18,28-30). Pablo deseaba a todos los El miedo subyacente a la mujer está siempre presente.
hombres el mismo estado que él (1 Cor 7,7): «El no casado se Únicamente los hombres que se abstenían de mujer eran consi-
preocupa de las cosas del Señor... El casado está dividido» derados lo suficientemente puros para tocar el cuerpo y la san-
(1 Cor 7,33-34). gre de Cristo, además, estaban lo suficientemente al margen de
Estos textos, sin embargo, no vinculan el celibato directa- los laicos para guiar la Iglesia y eran lo suficientemente santos
mente al ministerio sacerdotal. En el cristianismo primitivo para observar una estricta moral.
estaban conectados con el bautismo, y todo el mundo podía No obstante, lo que prevaleció del siglo iv al XI fue una pos-
seguirlos. El celibato como deber del estado sacerdotal se fue tura en la que el clero estaba casado, pero se partía de la base
introduciendo gradualmente y en los primeros siglos reflejaba de que observaba la continencia. Este choque entre el ideal y la
los elevados valores atribuidos a la virginidad y a la vida de realidad derrotó a muchos, como sigue derrotándolos hoy. Las
ascetas y monjes. La evolución gradual del celibato tuvo lugar reformas gregorianas promulgadas en 1059, 1063 y 1074 orde-
con el telón de fondo de un inflexible rechazo de la sexualidad. naron a los fieles evitar acudir a las misas celebradas por sacer-
Toda actividad sexual, incluso dentro del matrimonio y en pro dotes que mantenían relaciones sexuales con sus esposas.
de la procreación, era desaprobada. Como se ha dicho en los Finalmente, el Segundo Concilio de Letrán de 1139 declaró
primeros capítulos, la sexualidad humana no era vista como un que el clero casado no era válido. Y esta norma ha pervivido
don precioso de Dios. Porter muestra cómo la exigencia de hasta el día de hoy en la Iglesia católica. En la Reforma, Lutero
sacerdotes sexualmente castos por razones de pureza cúltica permitió el matrimonio clerical. La compañía, el apoyo mutuo
probaba y fomentaba vigorosamente este criterio2. e incluso la procreación no fueron las principales razones para
Por tanto, en la primera década del siglo iv, en el sínodo dar este paso. Para Lutero, la naturaleza humana caída era sus-
local de Elvira celebrado en España, el Canon 33 exigió a todo ceptible de tentación sexual y, por ver a muchos clérigos cató-
el clero abstenerse por completo de sus esposas y no engendrar licos violando su voto de celibato, adoptó la idea de que todo
hijos. No era el celibato o la renuncia al matrimonio lo que se el mundo, incluido el clero, necesitaba un alivio sexual. En su
exigía, sino la abstención del sexo dentro del matrimonio. Era opinión, la naturaleza humana estaba enferma, y el matrimonio
una prohibición que tenía por objeto la pureza cúltica. Los del clero era el hospital para remediar ese estado. No había
aprecio de la bondad del sexo. Del mismo modo que la Iglesia
anglicana adoptó el control de la natalidad como una medida
2. PORTER, M., Sex, Marriage and the Church, Dove, Victoria, Australia,
1996. pragmática en los años treinta del siglo xx, análogamente hizo

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la Reforma luterana con el matrimonio del clero. Por lo tanto, sexualidad4. En estos estudios vemos la actitud de las iglesias,
hasta el día de hoy, las iglesias reformadas permiten casarse a incluida la Iglesia católica. Es una respuesta de aceptación gra-
los clérigos, como también hacen las iglesias orientales. La dual del don precioso de Dios; aceptación que está vinculada al
Iglesia católica es la única de las principales denominaciones amor, característica principal del cristianismo. En mi opinión,
cristianas que insiste en el celibato clerical. Pero ¿cuál es la las argumentaciones en favor de un clero católico casado no se
realidad? deben fundamentalmente al descenso numérico. Lo que yo
La obra que destaca por ofrecer un tratamiento más com- sugiero es que ha llegado el momento establecido por Dios para
pleto del clero católico desde el punto de vista de su continen- permitir a quienes lo deseen entrar en un clero casado.
cia es la de A.W.R. Sipe3. En su estudio de mil quinientos sacer- En este libro hemos visto una imagen de la sexualidad dis-
dotes descubrió que un 2% había alcanzado realmente el celi- torsionada desde los primeros siglos. El vínculo del celibato
bato, un 8% habían logrado consolidarlo, y un 40% permane- con el clero era una relación cúltica basada en el miedo a la
cían célibes. El otro 50% incumplían su celibato en alguna mujer y al sexo; miedo que carece de fundamentación en la ver-
medida. En mi consulta he visto a muchos sacerdotes que han dad. El cristianismo ha cometido una tremenda injusticia con la
mantenido relaciones sexuales con mujeres, se han enredado sexualidad. No hay una conexión esencial entre el celibato y el
sexualmente con niños, se han refugiado en el alcohol o están sacerdocio, sino que está basada en un vínculo falso. Tampoco
tremendamente solos. En otras palabras, mi trabajo y el de Sipe podemos seguir aceptando un clero casado a la luz de la idea de
confirman que, como en la mayor parte de la historia del celi- Lutero del matrimonio como un hospital para una sexualidad
bato, hay muchos que lo adoptan, pero no pueden mantenerlo. herida. El matrimonio, como hemos tratado de mostrar, pro-
Es difícil que pase una semana sin alguna historia de sacerdo- porciona las condiciones adecuadas para la integridad de la
tes acusados de abusos sexuales. No digo que los sacerdotes relación sexual, vista ahora como auspiciadora de amor. En la
católicos sean más propensos a abusar sexualmente de los relación sexual, el sacerdote casado hace realidad la liturgia
niños; lo que digo es que ahora que la sociedad es más cons- sagrada del amor que, lejos de distanciarle del sacrificio de la
ciente del abuso sexual, los sacerdotes, antes siempre privile- misa, une ambas liturgias amorosas. La relación sexual, como
giados, ya no lo son. se ha visto en los apartados acerca de la espiritualidad, da acce-
El incumplimiento del celibato es una de las indicaciones so directo a la vida trinitaria y a un pozo de espiritualidad ver-
de las dificultades del sacerdocio. Otra es la reducción del daderamente rico.
número de ingresos en los seminarios durante los últimos trein- Del matrimonio del clero se habla en la Escritura. En
ta o cuarenta años, período que coincide con la revolución Timoteo leemos: «Es cierta esta afirmación: si alguno aspira a
sexual. Considero que la coincidencia no es accidental. Por pri- un cargo de epíscopo, desea una hermosa obra. Es, pues, nece-
mera vez en la historia occidental, contamos con una concep- sario que el epíscopo sea irreprensible, casado una sola vez,
ción de la sexualidad como parte intrínseca de la personalidad sobrio, sensato, educado, hospitalario, apto para enseñar, ni
humana. En este siglo, la sexualidad ya no se ve como una bebedor ni violento, sino moderado, enemigo de pendencias,
enfermedad, como una manifestación de la fragilidad humana, desprendido del dinero, que gobierne bien su propia casa y
sino como un componente normal de la personalidad humana. mantenga sumisos a sus hijos con toda dignidad» (1 Tm 3,1-4).
Es indudable que la revolución sexual ha influido en el cris- Análogamente, los diáconos deben ser casados una sola vez. La
tianismo y, a lo largo de este libro, he hecho referencia a estu-
dios que muestran la evolución del cristianismo respecto de la
4. KELLY, K.T., New Directions in Sexual Ethics, Chapman, London y
Washington 1998; STUART, E. y THATCHER, A., People of Passion,
3. SIPE, A.W.R., A Secret World, Brunner/Mazel, New York 1990. Mowbray, London 1997.

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misma instrucción se da en Tito 1,6. En estos pasajes encontra-
mos las primitivas ideas acerca de la práctica pastoral antes de
que tuviera lugar la distorsión de la sexualidad de los primeros
siglos. Si se piensa en las características del comportamiento
adecuado deseado, son infinitamente más importantes que el 22
celibato. Podría criticárseme por elegir estos pasajes con prefe- El estado célibe
rencia sobre las palabras de Jesús y Pablo en favor del estado
célibe. No tengo nada que objetar a un estado célibe vinculado
a la ordenación como expresión de servicio; a lo que tengo Yo he crecido en una Iglesia católica llena de personas célibes
grandes objeciones que hacer es a que se abogue por el estado consagradas a Dios como sacerdotes, religiosas y religiosos. En
célibe como negación de la bondad del sexo. Lo que digo real- la actualidad, el ingreso en todas estas formas de vida religiosa
mente es que el celibato debe ser voluntario, idea que no es se ha reducido. Además, en la Iglesia había una minoría de
nueva, pero que sí refleja con mayor exactitud las palabras de hombres y mujeres solteros cuyo status no estaba claro.
Jesús. En este aspecto, como en todos los demás, Jesús invita, En el capítulo anterior he hecho referencia a las palabras de
no exige. Jesús respecto de ser un eunuco por el reino de Dios. No cabe
Es bien sabido que hay mujeres que desean ser ordenadas, duda de que tal estado tiene un lugar legítimo en el cristianis-
pero aquí no estoy abordando ese tema. Yo me limito a los mo. Por lo que sabemos, el propio Jesús era soltero. En mi estu-
hombres que quieren ser sacerdotes, pero no célibes. Mi argu- dio psicológico de Jesús1, he escrito que su estado célibe no era
mentación es que ordenar sacerdotes casados no es una conce- una crítica al matrimonio. Después de todo, su primer milagro
sión a la fragilidad de la sexualidad, sino un reconocimiento de lo realizó en la celebración de una boda en Cana. Yo atribuyo
su divina maravilla. Un sacerdote casado puede dar ejemplo de más bien ese estado célibe al hecho de que, como Salvador del
la bondad de matrimonio y, al estar familiarizado con el mundo mundo, no podía limitarse a estar exclusivamente con otra per-
interno del mismo, puede abordar las necesidades de los casa- sona. Su vida era de completa disponibilidad.
dos con mayor eficacia. La persona célibe puede canalizar su amor del mismo modo
Al igual que en el caso de la contracepción, también en el hacia todo el mundo. Es difícil exagerar lo que la Iglesia y la
caso del clero casado la Iglesia católica ha de hacer frente a una civilización deben a esta generosidad amorosa. Gracias a los
reevaluación de su tradición. En el caso del celibato clerical, monasterios, el saber, la literatura y el arte fueron preservados
tiene mayor apoyo de la Escritura, pero la Escritura no estable- en la Edad Media. La erudición en los monasterios fue el pre-
ce una conexión obligada entre celibato y ordenación. Este vín- ludio del florecimiento de las universidades, donde los religio-
culo está más relacionado con la negatividad respecto de la sos se convirtieron en profesores eminentes. Además de la edu-
sexualidad que con la afirmación de la bondad del estado céli- cación, la hospitalidad fue otra característica de monasterios y
be. La Iglesia debe avanzar y aceptar la bondad de la sexuali- conventos, y en los duros días de antaño los peregrinos y viaje-
dad. Al cambiar su actitud respecto de la contracepción y el ros necesitados de alimento y cobijo los encontraban en aque-
celibato clerical, dará un salto hacia adelante en la celebración llas residencias religiosas.
de la sexualidad, dos pasos que son urgentes y esenciales. En nuestros días, los católicos y numerosas personas ajenas
a esta Iglesia deben mucho a las religiosas y los religiosos que

1. DOMINIAN, J., One Like Us: A Psychological interpretation of Jesús,


Darton, Longman and Todd, London 1998.

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han entregado su vida entera a la educación de los niños. Hoy Concilio Vaticano n abrió a la gente el camino hacia Dios para
está de moda criticar esa educación. Ciertamente, desde el encontrarle en la iglesia física, en la doméstica, en el matrimo-
punto de vista de este libro, la educación sexual y la enseñanza nio y en la familia. Y también abrió el camino para que las per-
de la moral sexual no siempre se han abordado de la mejor sonas valorasen su propia forma de espiritualidad laica.
manera posible. Además de a la educación, se han dedicado al En el pasado, la vida religiosa, particularmente en los con-
cuidado de los enfermos, y la asistencia sanitaria ha sido otra ventos, ofreció refugios de liberación a las mujeres. Son las
área en la que las religiosas y los religiosos han sobresalido. mujeres teólogas quienes nos recuerdan que, durante la inmen-
Han ofrecido un servicio que, en última instancia, veía al sa mayoría de la era cristiana, las mujeres han sido tratadas
paciente como otro Cristo e iba más allá de los tecnicismos como ciudadanos de segunda clase. Eran propiedad de los hom-
para amar a la persona en su conjunto. Religiosas y religiosos bres, violadas sexualmente por ellos, y carecían de oportunida-
han cuidado de los ancianos mucho antes de que ello estuviera des educativas. En el convento, las mujeres solían encontrar su
de moda en el mundo secular. Este cuidado se ha extendido dignidad, educación y autoridad. Muchas abadesas se convir-
también a los pobres y marginados. La madre Teresa de Calcuta tieron en importantes luminarias de la Iglesia. Hoy, las mujeres
es un ejemplo contemporáneo de atención a los pobres y mori- están descubriendo su status, su autoridad y su dignidad en el
bundos de la India. Junto a los pobres se encuentran los emo- mundo en su conjunto, y debemos felicitarnos por ello. Pero no
cionalmente necesitados, los huérfanos, las mujeres embaraza- debemos olvidar el importante papel desempeñado por el claus-
das y los enfermos mentales; todos los cuales han sido objeto tro en este proceso de emancipación. Durante mucho tiempo el
de su atención. claustro fue el lugar que fomentó la fluida relación entre Jesús
La persona célibe ha sido también preeminente en el traba- y las mujeres que encontramos en los evangelios.
jo misional. La presencia del cristianismo en África, Asia y Ahora el mundo ofrece a las mujeres las oportunidades que
otros lugares debe mucho a sacerdotes y religiosas. Estos hom- el convento les ofrecía antes. Pero seguirá habiendo mujeres
bres y mujeres ofrecían su vida en tierras lejanas y soportaban que quieran ofrecer su vida en el estado célibe. Debemos exa-
por Cristo la enfermedad física y mental. Ha habido y hay pio- minar las características de la personalidad y los rasgos que
neros en la evangelización a los que la Iglesia debe mucho. permitirán a dichas mujeres hacerlo y sobrevivir. El requeri-
Gran parte del trabajo en la educación la asistencia a los miento clave es la madurez, término fácil de mencionar, pero
enfermos y el trabajo por los necesitados ha sido asumido por difícil de describir. Ante todo, la vida religiosa no es para los
el Estado en las sociedades occidentales, pero la antorcha fue inmaduros, en el sentido de emocionalmente no preparados
encendida por los religiosos. para afrontar la vida. La edad de ingreso también es importan-
Todo lo que he descrito hasta el momento es labor de las te. En el pasado era aceptable la entrada en la vida religiosa y
órdenes activas; pero, además, hay órdenes de clausura en las en el sacerdocio en la adolescencia. En los años setenta y
que, día tras día, se practican la oración y la contemplación, y ochenta del siglo pasado, cuando se produjo el éxodo de la vida
esos faros de oración son vitales para la vida de la Iglesia, por- religiosa y el sacerdocio, vi en el curso de mi trabajo a un gran
que son un recordatorio constante de la presencia de Dios, y el número de religiosas y sacerdotes que la abandonaban. La
resto de la comunidad está en deuda con ellos. Esos monaste- razón más común era la inmadurez de la edad de ingreso. En
rios, conventos y casas de ejercicios son lugares donde los lai- aquellos días, la Iglesia y la vida religiosa eran vistas como una
cos acuden en busca de refrigerio espiritual. Son de un valor fuente de seguridad. Hombres y mujeres jóvenes anhelaban
incalculable, aunque yo quiero complementarlos con una teo- inconscientemente cambiar la seguridad del hogar por la de la
logía en la que las personas encuentren a Dios en su vida ordi- vida religiosa y el sacerdocio. Lo que sucedió después fue sim-
naria, en sus relaciones, en el matrimonio y en la sexualidad. El plemente que, con el paso del tiempo, apareció la confianza

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personal, y algunos superaron con la edad su necesidad de una está, pues, vinculada a la supervivencia. Gradualmente vamos
base segura en la vida religiosa. Lo mismo es aplicable al desarrollando nuestra capacidad de mantener alejados los peli-
matrimonio. Las personas que se casan con menos de veinte gros y nos hacemos más autosuficientes. Con la autosuficiencia
años son mucho más proclives al divorcio, porque con el tiem- llega la autonomía, y parte de nuestra dignidad humana consis-
po superan su dependencia de su cónyuge. te en prestar atención a nuestra autonomía.
Detrás de la inmadurez vienen las dificultades relaciónales. Cuando un adulto obedece la autoridad de un superior, reco-
Hay hombres y mujeres tímidos que encuentran difícil estable- noce que el superior tiene la función de organizar, preservar y
cer relaciones íntimas, y por eso han considerado atractivo el asegurar la vida de la comunidad. Una de las razones de la obe-
mundo de aislamiento vigente en la vida religiosa. En este diencia es la supervivencia de la organización, ya se trate de
mundo, la intimidad era tabú. Había una fuerte confianza en la una comunidad religiosa, del ejército, de la policía, etcétera,
relación vertical con Dios, mientras que las relaciones horizon- etcétera. Del ciudadano común y corriente se espera también
tales se veían con malos ojos. La intimidad no era alentada por- obediencia a las leyes de su país. Ciertamente, si no obedecié-
que, obsesionados como estaban por los peligros de la sexuali- ramos los semáforos, se produciría una masacre en las carrete-
dad, había miedo a las «relaciones especiales», que sugerían ras. Por tanto, la obediencia en términos de supervivencia co-
homosexualidad. Por lo tanto, aunque se hablaba mucho acer- lectiva es evidente. Pero la obediencia en la vida religiosa tiene
ca de la «comunidad», de hecho no había comunidad ni inte- una dimensión más: es el reconocimiento de la autoridad y, en
racción, y en especial ninguna interacción emocional. Se daba última instancia, de la autoridad de Cristo. En la autoridad reli-
el miedo de toda la vida a la intimidad, y la fraternidad amoro- giosa, la obediencia de Cristo a su Padre se pone como ejem-
sa estaba ausente. plo decisivo. Lo que se olvida es que la obediencia de Cristo no
Si la madurez emocional estaba ausente, la conciencia de la era la obediencia ciega de un niño, sino la respuesta de un com-
sexualidad se desechaba incluso con mayor frecuencia. Estoy promiso por amor. No se trata del intercambio de una lucha por
absolutamente seguro de que renunciar a la sexualidad es un el poder en que estén en juego la superioridad y la inferioridad.
auténtico sacrificio que la persona célibe ofrece voluntaria- Por lo tanto, la obediencia en la comunidad religiosa no
mente a Dios. Pero el don que ofrece es la renuncia a una tiene que ver con la dependencia infantil. El religioso/a tiene
auténtica realidad. No tiene sentido renunciar a la sexualidad si todo el derecho a pensar por sí mismo y a manifestar sus pen-
se le tiene miedo o no se está desarrollado sexualmente o ni se samientos. Si son aceptados, todo va bien; si no lo son, la obe-
aprecia su significado ni se reconoce su valor. La persona céli- diencia no es servidumbre, no es una relación amo-esclavo, sino
be consagrada a Dios es una persona tan sexuada como las un compromiso de amor, como la obediencia de Jesús al Padre.
demás, y el verdadero sacrificio no consiste en ofrecer una A la castidad y la obediencia, el religioso/a tiene que añadir
ausencia, sino una presencia que no se hace realidad genital- la pobreza. El núcleo de la pobreza no es el rechazo de las
mente. La madurez sexual llega lentamente, y es esencial que posesiones. Habrá quien piense que la vida de los religiosos
quienes entren en la vida religiosa permanezcan abiertos a su actuales es muy buena, quizá incluso lujosa. El núcleo de la
desarrollo tanto emocional como sexual. pobreza, repito, no son las posesiones, sino el sentido que se les
Después de la madurez sexual, la persona célibe consagrada da. Las posesiones existen para ser utilizadas y admiradas, para
a Dios debe ser consciente de los problemas con la autoridad. lo que no existen es para proporcionarnos un sentido de la iden-
Uno de los votos de los religiosos es el de obediencia, que es tidad. Como cristianos, no debemos vivir por amable permiso
una sutil experiencia psicológica. En la infancia, nuestra vida de nuestras posesiones. El reino de Dios, Dios mismo, es el cri-
depende de ser protegida de los peligros, y nos protegemos terio último por el que vivimos.
siguiendo las instrucciones de nuestros padres. La obediencia La castidad, la obediencia y la pobreza no son consejos úni-
camente para los religiosos, sino que son, adecuadamente

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entendidos y maduramente practicados, la vida de todo cristia- núcleo del crecimiento emocional es, por supuesto, el amor; y
no. Así, el religioso/a, como ideal, no es un modelo de empo- el amor es la característica central del cristianismo; pero el cris-
brecimiento, sexual y emocional, de obediencia y de pobreza. tianismo, al menos en la tradición católica, ha optado por vol-
Idealmente, el religioso/a es un modelo de plenitud hecha rea- verse a la filosofía y la razón como ayuda para entenderse a sí
lidad en esta vida y ofrecida por amor para la oración y el ser- mismo, e incluso ahora tenemos encíclicas sobre filosofía2.
vicio. En este aspecto, la vida religiosa, como modelo de ple- Desde este punto de vista, la filosofía es una colaboradora de la
nitud ofrecida a Dios, es un ideal que siempre estará vivo en el teología. Personalmente, yo he optado por la psicología como
cristianismo. ayuda de la teología, porque creo que la psicología tiene más
Pero ¿cómo hacerlo realidad? En la Iglesia en que yo crecí que enseñarnos acerca del amor que cualquier otra ciencia.
todo tenía que lograrse mediante la voluntad; la razón y la Al crecimiento físico y al desarrollo cognitivo y emocional,
voluntad eran los dos instrumentos del crecimiento hacia la el cristianismo añade la dimensión espiritual de la fe, y esta fe
santidad y la madurez. Además de la razón y la voluntad, se es la que nos proporciona la razón definitiva para vivir y amar;
creía que la privación y el ascetismo eran la clave de la santi- por tanto, el hogar es el lugar donde todos esos desarrollos tie-
dad. La psicología nos ha enseñado que, aunque la razón y la nen lugar. En la vida adulta, una abrumadora mayoría de hom-
voluntad son importantes, de mayor importancia aún es prestar bres y mujeres se casan y construyen un hogar adulto en el que
atención a lo que he descrito en el capítulo 10: el apoyo, .la tienen a sus hijos, y la rueda de la vida prosigue su curso. En
capacidad de sanar y el crecimiento personal. En otras pala- este segundo hogar o «iglesia doméstica» que he perfilado, los
bras, la perfección o la santidad no deben lograrse mediante la elementos de la vida pueden describirse brevemente en térmi-
privación, sino mediante la acumulación creciente de humani- nos de apoyo, capacidad de sanar y crecimiento personal.
dad. Esto no supone una filosofía del egoísmo y el egocentris- Creo, y muchos religiosos que han escuchado mis conferen-
mo, sino un crecimiento de la autoestima. En el corazón del cias coinciden conmigo, que el apoyo, la capacidad de sanar y
Evangelio cristiano se encuentra la enseñanza de amar a Dios y el crecimiento personal son también principios esenciales de la
amar al prójimo como a nosotros mismos. Y yo creo que no comunidad religiosa. En el apoyo he descrito la disponibilidad,
podemos dar a Dios ni a los demás lo que no poseemos, mien- la comunicación, la demostración de afecto, la afirmación y la
tras que podemos hacer lo mejor con lo que poseemos. En el resolución de los conflictos. Llevo cuarenta años trabajando
corazón del amor se encuentra Jesús, que puede responder a sobre el matrimonio y sus problemas, durante este período he
cada invitación porque no hubo nada que se le pidiera que no visto a multitud de hombres y mujeres en la vida religiosa, y
hiciera en la versatilidad de su personalidad. Era un donante nada de lo que he conocido de su trabajo me dice que estas
rico, porque tenía en sí una rica posesión de humanidad. Por lo características no le sean aplicables. El apoyo, naturalmente,
tanto, en todos mis escritos me he distanciado del ascetismo necesita intimidad, y las comunidades religiosas, a medida que
como medio principal de alcanzar la santidad y he optado por van siendo más pequeñas, la están encontrado por sí mismas.
el crecimiento personal. Después del apoyo, con lo que me refiero a la supervivencia
¿Cómo tiene lugar este crecimiento? En la infancia nos física y emocional, viene la capacidad de sanar. Todos estamos
desarrollamos física, cognitiva y emocionalmente. Los cristia- heridos, y las religiosas, los sacerdotes y los monjes no consti-
nos, como todo el mundo, aceptamos estas tres dimensiones del tuyen una excepción. La capacidad de sanar, como he descrito
crecimiento y, en consecuencia, tenemos alimentos, escuelas y anteriormente, es para nosotros la posibilidad de recibir de
crecimiento en el amor. No cabe duda de que en la educación otros una segunda oportunidad de reparar nuestras heridas.
el cristianismo ha mostrado al mundo lo mejor en este campo.
Respecto del crecimiento emocional se da una paradoja: el 2. JUAN PABLO II, Fides et Ratio.

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Cuando yo accedí por primera vez al ámbito de la vida reli- sexuadas, que lo erótico atrae a la persona célibe tanto como a
giosa, las religiosas estaban comenzando a abrirse, y era fre- los demás y que, como personas célibes, nos enamoramos y
cuente que no supieran qué hacer con las personas heridas que podemos dar expresión a ese amor sin relación genital. Jesús
había en medio de ellas. Yo bromeaba diciendo que, cuando amó a muchas personas y estuvo muy próximo a las mujeres, a
una madre superiora se encontraba con una de esas personas las que admiraba, sin relación física.
difíciles, al no saber qué hacer, la enviaba a hacer curso tras En la vida de los religiosos hay, además, una dimensión
curso para tener algo de paz. Las comunidades religiosas están espiritual, que es la vida de la liturgia, el culto y la oración, y
comenzando ahora a darse cuenta de que no deben aceptar a las es de enorme importancia, pero no carece de peligros. El pri-
personas muy heridas que no pueden tratar debidamente. Una mero es el establecimiento de una relación vertical con Dios a
comunidad religiosa que sea verdaderamente amante es un expensas de la relación horizontal de amor al prójimo. Hay
lugar ideal para la curación, que requiere intimidad, apertura, también el peligro de centrarse en la espiritualidad como modo
capacidad de escucha, y de escucha infinita del estrés ajeno. La de entender el amor. El reino de Dios es humanidad al servicio
escucha significa que la comunicación interpersonal es tan de Dios, y los religiosos tienen que entender su esencia no sólo
importante como la relación vertical con Dios. Gracias a la inti- en términos de liturgia, culto y oración, sino también como
midad interpersonal nos proporcionamos mutuamente expe- desarrollo de unos seres humanos que se ofrecen en un servi-
riencias que no logramos obtener en la infancia, como afirma- cio de amor y deben profundizar su humanidad tanto como su
ción, aceptación, confianza, ánimo, sentido personal, significa- espiritualidad.
do y, en última instancia, aceptación incondicional. En este
ambiente de confianza, la autoestima retorna. La persona célibe consagrada al servicio es puesta como
Tras el apoyo y la capacidad de sanar viene el crecimiento ejemplo de que en el cielo no habrá matrimonio, cosa que Jesús
personal, con lo que me refiero al crecimiento emocional, que deja clara, pero ello no implica que no haya relaciones amoro-
implica un paso de la dependencia a la independencia. La sas íntimas. La idea del cielo como se entiende habitualmente
dependencia es, en esencia, la confianza en los demás para la es una relación íntima con Dios. No habrá procreación, pero,
propia supervivencia. indudablemente, la energía amorosa contendrá un poderoso
La independencia es la capacidad de preparar nuestra mente elemento erótico, porque lo erótico es el nexo de atracción que
para confiar en nuestros propios juicios y afrontar nuestra sole- está en la raíz de la comunicación amorosa. Así pues, el amor
dad. Finalmente, de la independencia pasamos a la interdepen- erótico se da entre los célibes, pero no se consuma genitalmen-
dencia, signo distintivo de la comunidad de vida. El crecimien- te. Por lo tanto, aunque los religiosos no se casan, tienen rela-
to emocional implica el reconocimiento de nuestra propia ira. ciones amorosas en las que, como seres sexuados, están influi-
En el pasado se pensaba que la ira no tenía un lugar en la vida dos por la atracción erótica.
cristiana, pero el propio Jesús se enfadó en más de una ocasión. ¿Y qué decir del status espiritual de la persona célibe con-
La psicología nos ha enseñado que esa ira puede ser saludable sagrada a Dios? Aunque el concilio de Trento hizo gran hinca-
y que el conflicto puede ser una fuente de crecimiento. La ira pié en la dignidad del matrimonio sacramental, condenó a quie-
tiene que ser reconocida, expresada razonable y adecuadamen- nes mantenían que el estado matrimonial era preferible a la vir-
te y añadida al perdón y la reconciliación. El perdón y la recon- ginidad o el celibato. Condenó también a quienes sostenían que
ciliación deben reconocer que la ira tiene sus razones, y parte no es mejor ni más santo continuar en el estado de virginidad o
de la resolución de la ira es el remedio de sus causas. El creci- de celibato que acceder al estado matrimonial. Esta visión del
miento emocional implica también un crecimiento sexual, lo estado célibe estaba influida por siglos de pesimismo acerca de
que supone el reconocimiento de que todos somos personas la sexualidad, pesimismo que no ha comenzado a desaparecer

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hasta épocas muy recientes. La Iglesia necesita tiempo para empezando a caer en la cuenta. En 1998, el doctor D. Ornish3
reconsiderar el significado del matrimonio y de la sexualidad. expuso sistemáticamente la sutil interacción entre, por una
No tiene objeto debatir en abstracto cuál es el estado más parte, la ausencia de estrés y de preocupación y la presencia
excelso. El factor unificador es el grado de disponibilidad en el positiva de la intimidad amorosa y, por otra, el sistema inmuni-
amor. Estoy convencido de que hay millones de personas que, tario. Que el amor protege a la persona es un hecho.
en su disponibilidad amorosa matrimonial, viven una vida ver- No es el donjuán, sino el amante comprometido quien cons-
daderamente santa, y su ausencia de la lista de santos canoni- tituye el ejemplo supremo de humanidad madura y, en términos
zados es un auténtico borrón en el libro del cristianismo. No cristianos, de santo. En la medida en que la persona célibe con-
hay justificación alguna de la parcialidad respecto de los céli- sagrada a Dios vive en una comunidad de amor que impulsa el
bes, lo que no significa que el matrimonio sea superior al celi- crecimiento del amor, disponible para el servicio de Dios, en
bato, porque, en mi opinión, la comparación entre ambos esta- esa medida la vida célibe es verdaderamente presencia auténti-
dos es un ejercicio muy discutible. Como hombre felizmente ca de Dios. Esto es lo que yo entiendo en la declaración de
casado desde hace cincuenta años, miro con admiración a los Jesús en favor de los eunucos por el reino de Dios: hombres y
religiosos y sacerdotes que he conocido a lo largo de mi vida. mujeres llenos de amor que se consagran a hacer ese amor dis-
No me cabe duda de que, temporalmente, cuando proclamo el ponible por el reino de Dios. En este sentido, yo haré cuanto
valor y la dignidad de la sexualidad, podría parecer que minus- pueda con mi trabajo y mis escritos para fomentar su presencia.
valoro la vocación religiosa, pero estoy seguro de que es un Aunque vivimos en un tiempo de reducción de su número,
conflicto momentáneo. Cuando los hombres y las mujeres estoy convencido de que la vocación a su vida es parte de la
acepten la madurez sexual en su vida, la vocación de disponi- genuina voz del cristianismo.
bilidad amorosa, que es la esencia del estado célibe, se reafir- En medio de un libro dedicado a la bondad de la sexualidad
mará por sí misma. como auténtico don humano y divino, quiero proclamar repeti-
Las comunidades religiosas tienen una clara ventaja sobre el damente que el amor precede a la genitalidad. Quienes lo pro-
sacerdote célibe que trabaja en una parroquia. La comunidad es claman plenamente son los amantes seculares y los santos cris-
el modelo de la Trinidad, es el modelo de personas en relación tianos. No hay contradicción en este libro.
de amor, y ésa es la naturaleza esencial del cristiano. El aisla- El interés primordial de este capítulo ha sido el estado céli-
miento, la asexualidad y la soledad son distorsiones de la natu- be consagrado a Dios, pero hay todo un abanico de personas
raleza humana; de ahí el último capítulo. Pero en la medida en solteras que no están en ese estado: viudos, divorciados, ma-
que la vida religiosa es una comunidad de amor, en esa misma dres solteras, no casados por una u otra razón, personas en tran-
medida es auténtica presencia de Dios, y sus miembros pueden sición, personas con personalidades normales y personas con
apoyarse, sanar y crecer como personas cuya disponibilidad dificultades interpersonales. Como personas solas, todas ellas
amorosa está al servicio de Dios. necesitan amor y afecto, que suelen encontrar en la amistad.
Por lo que he dicho en este capítulo puede verse que yo creo Por tanto, ¿cuál es el vínculo entre la amistad y la sexualidad?
que la ausencia de expresión genital de la sexualidad no cons- Las personas solteras son sexuadas, afirmación que precisa
tituye un «handicap» para llevar una vida madura y sana. Digo explicación. En nuestra manera habitual de entender el sexo,
esto porque la opinión opuesta se sostiene sin justificación. damos por sentado que hablamos de sexo genital, pero ésa no
Freud era consciente de ello y lo llamaba sublimación. Lo esen- es la única sexualidad humana.
cial en la vida es el amor, no el sexo genital. Sin embargo, aun-
que el sexo genital no sea esencial, es muy importante como
expresión de amor. El amor sigue siendo la clave, y estamos 3. ORNISH, D., Love and Survival, Vermillion, London 1998.

— 188 — 189 —
Desde la época de Freud y de sus sucesores, hemos com-
prendido que la libido o energía sexual reside en nuestro cuer-
po como capacidades sensuales que expresamos físicamente
mediante el tacto, los abrazos, los besos y las caricias. De este
modo, la amistad -tal como se entiende en ésta y otras obras
mías: como las fuerzas que apoyan, sanan y hacen crecer, uni-
das a las expresiones físicas de la sexualidad a través del con-
23
tacto humano-, envuelve la vida de la persona soltera en com- Teología
binación con el sexo a través de la intimidad. La amistad ha sido
gravemente minusvalorada en el cristianismo, que ha hecho
hincapié en el matrimonio o en el estado célibe consagrado a En el curso de los cuarenta años que llevo trabajando y escri-
Dios. Sin embargo, las relaciones de amistad dentro de la po- biendo como psiquiatra con especial interés por el matrimonio
blación soltera tienen su propia dignidad y capacidad de apoyo. y la sexualidad, he recibido frecuentes cartas atacándome por
Dado el contexto de este libro, al finalizar este capítulo alguna postura determinada que he manifestado. En mis répli-
viene muy a propósito decir -de hecho, repetir lo que he dicho cas no hay suficiente espacio para ofrecer una respuesta com-
antes- que algunas personas en algún momento de su vida, pleta; pero en este capítulo tengo la oportunidad de ofrecer una
temporal o permanentemente, no tienen acceso a relaciones justificación de mi postura. La mayor parte de las personas que
sexuales satisfactorias o a relaciones sexuales de ningún tipo. me critican empiezan haciéndome una pregunta fundamental:
¿Son acaso menos plenamente humanas? ¿con qué autoridad me permito enseñar? Permítaseme decir de
Es evidente que, desde la época de Freud, la sexualidad es inmediato que no me permito enseñar. La enseñanza moral en
parte intrínseca de nuestra humanidad, y su expresión en la rela- la Iglesia católica es responsabilidad del papa y de los obispos
ción sexual es la plasmación de una característica humana esen- en diálogo con el pueblo de Dios. Soy absolutamente claro a
cial. Este libro enaltece este hecho, que ha sido minusvalorado este respecto y no deseo cambiar ni una coma. Dicho esto, no
durante cientos de años en la comunidad cristiana, e insiste en estamos sino al principio del tema. La constitución sobre la
que su ausencia es una pérdida. Sin embargo, debo decir dos Iglesia del Vaticano n la define como sigue: «Por su relación
cosas. En primer lugar, que la sexualidad está íntimamente vin- con Cristo, la Iglesia es sacramento o signo e instrumento de la
culada al amor, y la presencia del amor es un poderoso factor unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género huma-
compensador de la ausencia de relaciones sexuales. En segundo no». El padre Kelly1, al que debo mucho en la redacción de este
lugar, que la personalidad humana también obtiene su significa- capítulo, prosigue diciendo: «Naturalmente, esta definición de
do de otras fuentes. El cuerpo, con sus sensaciones, tiene su pro- Iglesia se aplica a todo el pueblo de Dios. Por tanto, no debería
pio significado. La mente, con sus capacidades cognitivas, tiene verse como la definición principal, y ciertamente no como la
sus propias recompensas; y, para muchos, los logros intelectua- única aplicable a la Iglesia como institución. Como ha dicho
les tienen un lugar prominente. Y el corazón, con sus senti- Avery Dulles, la Iglesia como institución no es sino un modelo
mientos y emociones, proporciona también ricas recompensas. de Iglesia y tiene una validez muy limitada. Es la Iglesia ente-
Todo ello quiere decir que, aunque la relación sexual tiene ra justamente como pueblo de Dios la que tiene una competen-
un lugar prominente en la experiencia humana y en la plenitud cia especial en el área de la vida sabia y amorosa».
de la personalidad, no es indispensable. Hay sobrada evidencia
de que se puede ser verdaderamente humano pese a su ausen- 1. KELLY, K.T., New Directions in Moral Theology, Chapman, London
cia temporal o permanente. 1992.

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Como psiquiatra, soy consciente de los peligros del poder y tratamiento de la sexualidad por parte de la Iglesia católica,
discrepo de la atención que en la actualidad se presta en la debemos ser cautos con una tradición que ha dado muchos
Iglesia a la autoridad y el poder. Junto con muchas otras perso- pasos en falso consistentes en el tratamiento de la verdad prin-
nas, considero que la centralización del poder en Roma no es cipalmente por hombres célibes, con todos los prejuicios de un
un signo de salud. Entiendo el miedo del papa a perder las rien- patriarcado inherente, la ausencia de experiencia sexual y, en
das del poder por si la Iglesia se fragmenta, pero creo que hoy último término, los prejuicios personales de quien ejerce el
está demasiado centralizada. El modelo sugerido por el magisterio. Esto no significa que la Iglesia sea incapaz de ense-
Vaticano n del papa, en su supremo oficio petrino, trabajando ñar la verdad. Pensemos en las maravillosas enseñanzas del
en conjunción con los obispos, y los obispos, a su vez, con los Vaticano n sobre el matrimonio y la sexualidad. No obstante,
sacerdotes y los laicos, es un modelo mucho más adecuado y toda su doctrina sobre la sexualidad y el matrimonio tiene que
maduro. Soy consciente del peligro de que la autoridad central ser cuidadosamente evaluada según principios cristianos. En la
se comporte como una figura parental y trate a los miembros de selección de la enseñanza cuentan los prejuicios personales del
la Iglesia como a niños. Dada mi preocupación por la evange- docente, por eso es vital que la selección se realice con inde-
lización, pienso que este modelo es otra causa más del gran pendencia de las inclinaciones de la personalidad. Pero esto no
éxodo de la Iglesia. El pueblo de Dios ha superado su depen- siempre es posible, y se cometen errores. Cuando se sugiere
dencia de la autoridad y quiere ser tratado seriamente como que la Iglesia puede cometer errores, a algunas personas se les
adulto. Este movimiento se inició en el Vaticano n, pero ofi- genera una ansiedad sumamente aguda; ansiedad que se tradu-
cialmente ha sido dejado a un lado. A la luz de la madurez del ce en un ataque a quien pone en cuestión la doctrina. Psico-
pueblo de Dios, estoy convencido de que debemos regresar a la lógicamente, comprendo perfectamente esta reacción.
visión del Vaticano n. La fe absoluta en las enseñanzas de la Iglesia forma parte de
Siguiendo este bosquejo general, pero aún en la esfera de la la identidad misma de algunas personas. Cualquier cambio
autoridad, soy a veces acusado de querer usurpar el poder del doctrinal es, en última instancia, una amenaza a su mismo ser.
magisterio eclesial. Lo que se insinúa implícitamente es que Quienes andan por ahí proclamando la firme defensa del papa
quiero ser papa. Mis críticos no conocen mi motivación para y atacando a quienes disienten están, a pesar de las apariencias,
escribir y por ello, de modo psicológicamente típico, proyectan preocupados no tanto por el papa cuanto por su propia supervi-
sobre mí sus ansias de poder y de usurpación. Mis motivos para vencia. Han hecho de la autoridad papal la base misma de su
escribir, por el contrario, son el deseo de hacer a la Iglesia cre- seguridad y de su fe. Pero los prejuicios existen en el corazón
íble y fuerte, porque el mundo necesita más que nunca una voz mismo de la tradición magisterial. Uno de ellos, en mi opinión,
magisterial autorizada. Al mundo, sin embargo, no se le engaña consiste en aferrarse al vínculo entre la procreación y la sexua-
fácilmente. Cuando la Iglesia enseña, debe estar segura de saber lidad, como hace la Humanae Vitae, y no porque la procreación
realmente de lo que habla. En su enseñanza cuenta con la asis- no sea importante, sino porque la doctrina no refleja acertada-
tencia divina; no obstante, necesita auténtico conocimiento para mente y en profundidad su significado.
guiarse. Debe ser una Iglesia informada, no llena de prejuicios, Todo el mundo reconoce que, para enseñar auténticamente
y para estar informada necesita dos cosas: la primera es infor- sobre el matrimonio y la sexualidad, la Iglesia necesita la asis-
mación auténtica, y la segunda una selección sin prejuicios. tencia de los casados. Voy a citar la intervención del difunto
Ni que decir tiene que el reconocimiento y el respeto a la cardenal Hume en el Sínodo sobre la familia de 1983: «La
autoridad magisterial del papa y de los obispos no son nego- misión profética de los esposos está basada en su experiencia
ciables. Ni que decir tiene que ese magisterio parte de la pre- como personas casadas y en su inteligencia del sacramento del
misa de que refleja la verdad cristiana. Pero en lo que atañe al matrimonio, del que pueden hablar con su propia autoridad.

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Esta experiencia y esta inteligencia constituyen, en mi opinión, La Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo, cita-
un principio de fuente teológica de la que nosotros, los pasto- da por el padre Kelly, explícita los puntos de los que quiere que
res, y de hecho la Iglesia entera, podemos beber». Mis libros los teólogos morales tomen nota. Yo no soy un teólogo moral
son producto de casi cincuenta años de feliz matrimonio, cua- ni nunca he afirmado serlo; soy un laico con una competencia
tro hijas y la formación psicológica y psiquiátrica que poseo. especial en el tema del matrimonio y la sexualidad. Sin embar-
La Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo, que el go, considero que los temas planteados por la Instrucción son
padre Kelly aborda en detalle, afirma que es preciso un «"sóli- importantes donde existe desacuerdo. El primer argumento que
do y armónico conocimiento del hombre, del mundo y de la Instrucción expone es la «tendencia a considerar que un jui-
Dios". Para ahondar en ello, la instrucción reconoce que las cio es mucho más auténtico si procede del individuo que se
ciencias humanas desempeñan un papel indispensable, porque apoya en sus propias fuerzas. De esta manera se opone la liber-
nos ayudan a profundizar más en la verdad acerca de nosotros tad de pensamiento a la autoridad de la tradición, considerada
mismos como seres corporales, sexuales, interdependientes, fuente de esclavitud». La actitud que la Instrucción condena
sociales, culturales e históricos». A esta invitación de la Iglesia como «disenso» considera que «una doctrina transmitida y
a hacer una contribución como científico social se hizo extensa generalmente acogida viene desde el primer momento marcada
referencia en el concilio Vaticano n y se ha seguido haciendo por la sospecha y su valor de verdad puesto en discusión» y que
desde entonces, y yo me la he tomado muy en serio y he res- «la libertad de juicio así entendida importa más que la verdad
pondido a ella en más de veinte libros, lo que no significa que misma». En lo que a mí concierne y según lo que yo entiendo
todas mis contribuciones reflejen la verdad. Como científico, en la Instrucción, dice que el disenso consiste en hacer que la
estoy acostumbrado a la crítica. Pero ¿qué sucede si mis ideas libertad de juicio sea más importante que la verdad misma,
me llevan a poner en cuestión la doctrina oficial? posición filosófica que no comparto. Nunca he creído que yo
Esto es lo que subyace a muchas de las cartas que recibo. tenga que luchar por la libertad de pensamiento. Creo que la
Dicho de manera simplista, me preguntan: «¿Cómo se atreve a libertad de pensamiento es importante, pero únicamente como
disentir?». Karl Rahner, eminente teólogo, decía en 1964 algo fuente de iluminación de la verdad cristiana.
que sigue siendo importante en nuestros días: «[La autoridad A continuación, la Instrucción describe el disenso como una
dirigente de la Iglesia] debe mantener viva la conciencia de que actitud que reivindica «una especie de "magisterio paralelo"» y
es su deber, no condescendencia graciosa, aceptar las sugeren- dice que algunas personas están estableciendo un magisterio
cias de "abajo"; [debe tener también presente] que no debe supremo de la conciencia «en oposición y rivalidad con el
controlar entre bastidores desde el principio, que la sabiduría Magisterio de la Iglesia». En lo que a mí concierne, he ofreci-
superior y, de hecho, carismática puede a veces residir en el do mis puntos de vista únicamente como opiniones para ser
subordinado y que la sabiduría carismática del cargo puede consideradas. Nunca he reivindicado ninguna autoridad magis-
consistir en no defenderse de esa superior sabiduría»2. De este terial, porque en la Iglesia sólo puede haber un magisterio. Mi
pasaje y de muchos otros se deduce claramente que la Iglesia preocupación es que lo que enseña y hace requiere el asenti-
tiene el deber de escuchar. Pero ¿qué sucede cuando hay dis- miento del pueblo de Dios y de otros cristianos. Mi principal
crepancias entre la doctrina o visión imperantes y las ofrecidas interés es que lo enseñado y practicado no socave la autoridad
desde «abajo»? y la integridad de la Iglesia. Puedo decir con absoluta convic-
ción que lo que he dicho en este libro lo he manifestado en
otros anteriores y en numerosas conferencias por todo el mun-
do, se corresponde en gran medida con las posturas de otras
2. RAHNER, K., The Dynamic Element in Church, Burns and Oates, London iglesias y goza de un amplio consenso.
1964 (trad. cast.: Lo dinámico en la Iglesia, Herder, Barcelona 1968).

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Continuando con el disenso, la Instrucción dice: «En su todos los hombres sean partícipes de la redención salvadora, y
forma más radical pretende el cambio de la Iglesia según un por su medio se ordene realmente todo el mundo hacia Cristo.
modelo de protesta inspirado en lo que se hace en la sociedad Toda la actividad del Cuerpo Místico, dirigida a este fin, se
política. Cada vez con más frecuencia se cree que el teólogo llama apostolado, que ejerce la Iglesia por todos sus miembros
sólo estaría obligado a adherirse a la enseñanza infalible del y de diversas maneras. [...] En la Iglesia hay variedad de minis-
Magisterio, mientras que, en cambio, las doctrinas propuestas terios, pero unidad de misión. A los Apóstoles y a sus suceso-
sin la intervención del carisma de la infalibilidad no tendrían res les confirió Cristo el encargo de enseñar, de santificar y de
carácter obligatorio alguno, dejando al individuo en plena regir en su mismo nombre y autoridad. Mas también los laicos,
libertad de adherirse o no. El teólogo, por lo tanto, tendría hechos partícipes del ministerio sacerdotal, profético y real de
libertad para poner en duda o para rechazar la enseñanza no Cristo, cumplen su cometido en la misión de todo el pueblo de
infalible del Magisterio, especialmente en lo que se refiere a las Dios en la Iglesia y en el mundo» (Decreto sobre el Apostolado
normas particulares». A este respecto quiero decir que yo de los laicos, n. 2).
nunca he protestado de una forma inspirada en la sociedad polí- Yo me tomo estas palabras muy en serio y a lo largo de mi
tica. Yo me opongo a toda forma de coerción y prefiero abordar vida he trabajado por el bien de este apostolado escribiendo,
mis diferencias escribiendo lo que profundiza la verdad. dando conferencias y haciendo avanzar los conocimientos en el
La Instrucción teme que la enseñanza no infalible se consi- campo de mi competencia. Mi entrega a Cristo es absoluta y,
dere abierta al cambio fácil, y de hecho el Vaticano ha endure- como he dicho en un libro reciente3, toda mi vida he sentido un
cido el carácter vinculante de su doctrina. Lo único que yo amor especial por él. Y en la medida en que la Iglesia refleja
tengo que decir a este respecto es que no creo que la verdad sea realmente a Cristo, me suscita el mismo amor; pero en la medi-
más convincente rodeándola de mayor autoridad. La verdad da en que actúa como una institución de poder, imitando al
brilla más cuando persuade por su contenido. No digo que la mundo, me entristece. Yo veo a la Iglesia como una comunidad
verdad cristiana deba someterse a criterios científicos ni probar de amor, y a lo largo de la historia ha coqueteado demasiado,
su autenticidad, porque la verdad cristiana es mayor que la para mi gusto, con el poder terrenal. No obstante, aunque no
objetividad científica. Lo único que digo es que no es deseable afirmo ser un teólogo moral, como laico corriente con respon-
persuadir mediante una infalibilidad porque sí, dado que en tal sabilidades especiales tengo que seguir un código de vida cris-
caso la gente simplemente se rebela. tiana en lo que hago. A mis críticos les gustaría que me mantu-
El padre Kelly continúa diciendo que, aunque no se trata de viera en silencio, fuera obediente y dejara la tarea de pensar a
establecer un magisterio paralelo, hay que tener presente la la curia; pero, en mi opinión, eso sería un abandono de mis res-
situación en que, después de seria reflexión, un teólogo pueda ponsabilidades y lo veo como una fantasía de quienes no dese-
estar en desacuerdo con un aspecto doctrinal concreto. Enton- an verse perturbados y quieren paz mental a cualquier precio.
ces el disenso es la única respuesta apropiada. La inmensa Dado que mi conciencia me exige escribir lo que considero la
mayoría de los contenidos de este libro no son controvertidos. verdad cristiana, me impongo a mí mismo una cierta discipli-
Hay algunas sugerencias de cambios que pueden considerarse na. Considero que esa disciplina consiste, ante todo, en estar
oportunas, como el matrimonio de los sacerdotes. Sólo en el bien informado acerca de los temas sobre los que escribo. Mis
caso de la Humanae Vitae disiento directamente. He dicho que libros no son un mero deseo de realizarme, sino que están
no me considero un teólogo moral, ¿cómo me veo, pues, en la sometidos a rigurosa investigación científica, así como docu-
Iglesia católica? Lo mejor que puedo hacer es citar el Vaticano
II: «La Iglesia ha nacido con el fin de que, por la propagación 3. DOMINIAN, J., One Like Us: A psychological interpretation of Jesús,
del Reino de Cristo en toda la tierra para gloria de Dios Padre, Darton, Longman and Todd, London 1998.

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mentados en la medida de lo posible y unidos a la auténtica sí misma. En mi propia vida y en mi motivación he evitado
doctrina de la Iglesia. Nunca disiento antes de exponer la doc- deliberadamente caer en esa trampa. En el curso de mi trabajo
trina de la Iglesia. Me tomo muy en serio el criterio de que veo a muchos católicos heridos por su ruptura matrimonial, por
quien lea mis escritos esté tan bien instruido acerca de lo que la la contracepción (cada vez menos), por la homosexualidad o
Iglesia dice como acerca de lo que yo digo. El propósito es por otros problemas sexuales, y me siento airado por ellos, pero
lograr una conciencia informada, y a este respecto soy uno con la respuesta es amarlos y amar a la Iglesia, que puede actuar
el sentir de la Iglesia. mejor. Con mis libros trato de persuadir a la Iglesia mediante
A continuación abordo psicológicamente mi mundo interno. las pruebas que presento, no mediante mi ira destructiva.
Yo creo que la ira tiene tanto lugar en la personalidad humana Pero algunos de mis críticos dirán que estoy destruyendo la
como el deseado asentimiento de la voluntad a la autoridad Iglesia al tratar de cambiarla. A propósito de esto, el padre
magisterial. Soy consciente de que en la Iglesia hay muchísi- Kelly dice: «Tengo la impresión de que algunos católicos están
mas personas heridas como consecuencia directa de la doctrina obsesionados por sentimientos de miedo, sospecha e inseguri-
eclesial respecto del matrimonio y la sexualidad. Me apresuro dad. Es casi como si temieran confiar en el impulso del Espíritu
a añadir que yo no soy una de esas personas heridas que están Santo en la Iglesia. No ven en ella espacio para un auténtico
airadas. Aunque considero la Humanae Vitae inaceptable, en diálogo... Es algo muy amenazador, porque sugiere que la
mi propio matrimonio únicamente hemos empleado métodos Iglesia es también una comunidad discente que tiene que estar
de regulación de la natalidad aceptables para la Iglesia. Pero abierta al cambio». Esos hombres y mujeres tienen miedo del
me encuentro con gente que está herida e indignada. La res- cambio; viven en la beatitud de la ignorancia de la historia de
puesta oficial es que la herida es consecuencia de la obediencia la Iglesia; es probable que no sean conscientes de los cambios
a Cristo, y en algunos casos puede ser así, pero estoy seguro de monumentales llevados a cabo por el Vaticano n en la doctrina
que en otros no lo es y que, con la mejor intención del mundo, sobre el matrimonio y la sexualidad. Si alguien quiere persua-
la Iglesia inflige heridas innecesarias. Dado que hay muchas dirse de lo que puede hacer el cambio guiado por el Espíritu
personas heridas y airadas, ¿qué podemos hacer con esa ira? Santo, no tiene más que mirar lo logrado en el concilio Vatica-
Sé que algunos han ventilado su ira dejando la Iglesia o no II. A pesar de los pasos retrógrados dados desde entonces, la
abandonando sus órdenes y se han rebelado de modo inacepta- base de la Iglesia católica cambió en el concilio, y antes o des-
ble. Aunque entiendo sus sentimientos y simpatizo con ellos, pués volveremos de nuevo adonde nos quedamos.
no estoy de acuerdo con sus actos. Es evidente que la Iglesia El cambio en la doctrina oficial es amenazador porque se
trata a veces a los teólogos de modo inadecuado, y el cardenal cree que socava la fe; se piensa que si la Iglesia puede cambiar
Hume manifestó su ansiedad al respecto al dirigirse a los obis- en un terreno, ¿cómo es posible creer en el resto de su doctri-
pos americanos. Muchas personas han expresado su preocupa- na? Este punto de vista se fundamenta en la creencia de que la
ción por la falta de justicia en el trato a los teólogos. No conoz- verdad reside en lo que no cambia. La verdad es la doctrina de
co ambas versiones de los casos; únicamente oigo las quejas de la Iglesia bajo la inspiración del Espíritu Santo; pero la verdad
quienes se sienten injustamente tratados. Estoy seguro de que nunca permanece inmóvil, y quienes son conscientes de los
la Iglesia no es una institución intrínsecamente injusta, pero cambios en el matrimonio y la sexualidad comprenden que la
hay situaciones que suscitan preocupación. verdad evolutiva del concilio expresaba la visión cristiana de
En todas estas situaciones vuelvo a la cuestión de la ira. Mi manera mucho más completa. Por lo tanto, estoy seguro de que
experiencia como psiquiatra me dice que es posible olvidar la si la doctrina de la Humanae Vitae cambia, cuando lo haga, el
razón de la ira y persistir en ella por sí misma. Y yo creo que Espíritu Santo garantizará una revelación aún más plena de
entre quienes se rebelan hay algunos que persisten en ella por Cristo.

— 198 — — 199 —
Por consiguiente, concluyo con mi motivación para escribir
este libro. Empiezo diciendo que lo único que hago es ofrecer
ideas y opiniones, no presento un argumento incuestionable
que la Iglesia deba aceptar. El pueblo de Dios es invitado a exa-
minar a fondo su contenido. He evitado deliberadamente erro-
res teológicos elementales, pero podría haber alguno, y no
dudo que se llamará mi atención sobre ellos. Cualquier crítica
comprensiva será más que bienvenida.
24
Evangelización

Durante una gran parte de la historia cristiana, la sexualidad se


h a visto como obra del mal y promotora de su reino. En este
capítulo invertiré las cosas, y veremos la sexualidad como
medio de evangelización.
Comenzaré observando un hecho sorprendente y, sin embar-
g o , ignorado por la minoría que sigue siendo cristiana: el aban-
d o n o masivo de personas de todas las edades, y particularmen-
te de los jóvenes, de la asistencia a la iglesia. No documento
este fenómeno con cifras, aun cuando éstas abunden, sino que
apelo a lo que todo el mundo sabe que es una realidad. Sin
embargo, los organismos gobernantes de todas las iglesias
siguen adelante como si nada significativo sucediera. Miran
hacia el interior y atienden las necesidades de una minoría cada
v e z más reducida, debatiendo temas abstractos, emitiendo encí-
clicas de escasa relevancia para la evangelización y desalentan-
d o cualquier intento de inspiración que mire hacia adelante. A
principios del siglo xxi, las fuerzas conservadoras de todas las
iglesias son responsables de la presencia del cristianismo que
estamos viendo y miran al pasado en busca de soluciones.
Miembros de algunos sectores protestantes se están orientando
hacia el fundamentalismo, y entre los católicos hay quienes se
vuelven hacia un pasado áureo. En lo que concierne a estos
últimos, durante los pasados veinte años se ha sofocado la voz
y la visión del concilio Vaticano n y se ha puesto en práctica
u n a política de mantenimiento de una comunidad devota cada
v e z más reducida. No hay una estrategia de recuperación del
pueblo de Dios. Quienes ven cómo se van vaciando los bancos
d e las iglesias claman por recibir inspiración, están desespera-

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dos por lograr que se restaure la visión del concilio Vaticano n amor a Cristo. El hecho es que la relación padre-hijo, que era
y por una Iglesia que sintonice con el mundo. El concilio el vínculo entre el magisterio y el pueblo de Dios, se ha ido
Vaticano n se puso en marcha para afrontar una crisis; pero la desvaneciendo porque el pueblo de Dios ha madurado. Los
crisis continúa, y la visión del concilio se ha eclipsado. intentos de reimponer esta autoridad están condenados al fra-
La sociedad secular se encuentra inmersa en un mundo mar- caso, porque su tiempo ha concluido. A esto es a lo que me
cado por el materialismo y la ciencia. Tenemos que responder refiero cuando hablo del fracaso de la Iglesia en cuanto a su
al materialismo cayendo en la cuenta de que la felicidad no estrategia evangelizadora. La Iglesia está tratando de volver a
reside en las profundidades de los bienes materiales. Aunque un pasado conservador y autoritario, postura que apela en gene-
un mínimo de bienes materiales es necesario, hay un punto a ral a quienes, pese a ser adultos, siguen siendo niños en su cora-
partir del cual la acumulación se convierte en una enfermedad. zón y quieren una autoridad que los gobierne. Pero la mayor
En psicología hay una enseñanza que proclama el valor de lo parte de la gente ha crecido y está expresando su disconformi-
«suficientemente bueno» -la suficientemente buena materni- dad alejándose de la Iglesia. Sin embargo, el concilio Vaticano
dad, los cuidados suficientemente buenos, la suficientemente II mostró el camino al fomentar la colaboración entre el papa y
buena atención-, en lugar de buscar la perfección. La suficien- los obispos y entre los obispos y el pueblo de Dios. No hay
temente buena accesibilidad a lo material es la respuesta a la alternativa: antes o después debemos volver a lo que el Espíritu
avaricia y el egoísmo material. Lo «suficientemente bueno» en Santo proclamó.
el laico es lo equivalente al voto de pobreza de los religiosos, De lo que he dicho en este libro se deduce claramente que
puesto que dice que la identidad humana no deriva de la canti- la sexualidad es un aspecto esencial de la personalidad huma-
dad de posesiones, sino del mundo interno de la persona. na. Dicho de otro modo, en su presencia reflejamos uno de los
Tenemos que responder a la ciencia aceptándola. Mi mundo aspectos más definidos de la imagen de Dios en nosotros.
profesional es el de la psicología y la psiquiatría, y en los cua- Aunque dicha imagen se expresa, ciertamente, en el milagro de
renta años que llevo estudiándolas y practicándolas, han ilumi- la procreación, su vínculo más poderoso es el que tiene con el
nado mi fe más que cualquier otra materia. El cristianismo ha amor humano. Dos mil años de vinculación del sexo a la luju-
tenido miedo de las ciencias sociales. De hecho, se ha vuelto ria y el pecado han distorsionado nuestra visión de la sexuali-
hacia lo que conoce, es decir, la filosofía, que ha impuesto con dad como reflejo de una de las más poderosas experiencias de
el visto bueno de la suprema autoridad. Y la filosofía no tiene presencia de Dios.
nada de malo, excepto que enlaza con la verdad en forma abs- Si lo que estoy diciendo es de algún modo verdadero, enton-
tracta, mientras que las ciencias sociales y la medicina enlazan ces el cristianismo tiene la capacidad de enseñar al pueblo de
en la inmediatez de la vida. Dios que en la experiencia de la atracción sexual, de lo erótico
Más allá del materialismo y de la ciencia, que afectan a y de la relación sexual se encuentra una profunda presencia de
todas las iglesias cristianas, hay heridas que las iglesias se han la realidad de Dios. No estoy sugiriendo, como algunos se
infligido a sí mismas. Yo sólo puedo hablar de la Iglesia católi- apresuran a acusarme, que idolatremos la sexualidad, sino que
ca, que conozco personalmente. Sus heridas son muchas, pero celebremos su presencia y veamos en ella la existencia de Dios.
únicamente me referiré a dos de ellas. En primer lugar está su En particular, que veamos la sexualidad como un poderoso
dependencia de la autoridad. La Iglesia anterior al Vaticano n componente del amor, que es la esencia de Dios. En mi opi-
se refugiaba en la autoridad y el miedo para atraer a la gente a nión, uno de los mayores empobrecimientos del cristianismo es
la iglesia. La gente acudía a la iglesia para «ir a misa», para que conectamos a Dios con el amor a cada paso, pero no reco-
«oír misa», para cumplir una obligación, para obedecer una nocemos las ocasiones en que experimentamos el amor sexual
norma. Lo que importaba era la transgresión de la norma, no el como momentos establecidos por Dios. Pensemos cuánto con-

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tribuiría a la evangelización, particularmente de los jóvenes, la mostrar el reino de Dios. No es sorprendente que yo quiera pro-
conexión de la atracción sexual, los sentimientos eróticos y la longar el amor en términos de sexualidad. En caso de que
relación sexual con la presencia de Dios. alguien malinterprete lo que digo como un ataque a la iglesia
Contando con la presencia de Dios en la vida cotidiana, parroquial, el clero, los sacramentos y la liturgia, permítaseme
quiero pasar de los jóvenes a los casados. La Iglesia ha sido lo decir de inmediato que nada más lejos de mi intención. Lo que
suficientemente sensible para reconocer que una de sus glorias digo es que, tal como se practican en la actualidad, esta combi-
es considerar que el matrimonio es un sacramento, y parte de nación está impidiendo adorar a Dios a millones de personas.
mis esperanzas ecuménicas consisten en que las iglesias refor- Lo que me pregunto es si Dios no nos está invitando a tener una
madas vean también la sacramentalidad del matrimonio. El visión más amplia. Esto no equivale a decir que yo no utilizo la
concilio Vaticano n reconoció que el matrimonio y la familia iglesia parroquial para celebrar el sexo y el matrimonio y para
constituyen la iglesia doméstica, que es lo más lejos que se ha vincularlos a Dios. Hace ya muchos años que, al finalizar nues-
ido en la visión de la Iglesia como una comunidad de culto del tros cursillos prematrimoniales parroquiales, tenemos una cele-
pueblo de Dios fuera de la iglesia parroquial. Se trata de un bración litúrgica en la iglesia en la que los laicos y el sacerdo-
maravilloso concepto que concuerda en gran medida con mi te presentamos un bosquejo del amor y la sexualidad utilizan-
idea de encontrar a Dios en la vida cotidiana. En la iglesia do la Escritura como telón de fondo. Invitamos a toda la parro-
doméstica se da, como ya he descrito, la liturgia de los casados quia, y acuden muchas personas, que consiguen apreciar el vín-
en cada momento de la relación, culminando en la relación culo entre Dios y su experiencia humana.
sexual, que es cuando entran en el corazón mismo de la Trini- Estoy fijando mi atención en el concepto general de vincu-
dad. A través de la relación sexual participan de un acto recu- lación de la experiencia humana a Dios como parte de la evan-
rrente de amor mediante el cual el amor de Dios se une a su ex- gelización. Lo hacemos con un sentido de la moral, pero quie-
periencia amorosa humana. Como personas encarnadas, viven ro ir más allá del sentido de lo bueno y lo malo para celebrar
la centralidad misma de la encarnación en el amor de sus cuer- nuestra encarnación, nuestra relación y nuestro amor. Un libro
pos y tienen el milagro de la procreación y de la relación sexual entero podría escribirse acerca de la evangelización en térmi-
como experiencias nutricias para amar y educar a sus hijos. nos de celebrar a Dios en nuestras experiencias cotidianas y
Para mí, Dios se encuentra en la iglesia doméstica y es cele- luego llevarlas al altar de la iglesia, vinculando así nuestras rea-
brado en la iglesia parroquial en la misa de los domingos. Y ese lidades físicas y emocionales a Dios. Tengo intención de escri-
Dios de la Palabra y la Eucaristía es llevado de vuelta al hogar. bir dicho libro, algunos de cuyos rasgos he esbozado en este
La iglesia doméstica fue una idea preciosa del concilio capítulo.
Vaticano n que, desde entonces, ha zozobrado sin dejar rastro.
No me hago ilusiones; sé que las ideas para la evangelización
esbozadas en este libro tendrán que hacer frente a formidables
obstáculos; con todo, mi preocupación es que debemos afron-
tar la realidad de que la gente no viene a la iglesia.
Cada época tiene que afrontar el reto de auspiciar la plas-
mación de la presencia de Dios. Dos mil años han formulado la
realidad de Dios en oraciones, sacramentos y liturgia; pero
nadie afirmaría que estos medios agotan dicha realidad. Si vol-
vemos a los evangelios, encontramos a Jesús utilizando el ali-
mento, la curación y el amor como tres poderosos medios de

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para las heridas humanas de la concupiscencia. El trabajo de
los investigadores nos ha permitido acoger el placer sexual con
los brazos abiertos. Pero esto ha asustado a algunos cristianos,
que han temido que tal paso llevara a un comportamiento
sexual desenfrenado. Como se ha mostrado en este libro, no ha
25 sucedido nada por el estilo. La inmensa mayoría de los actos
sexuales tienen lugar en el contexto de una relación continua,
La moral en un tiempo permanente, comprometida y fiel. La promiscuidad no se ha
de revolución sexual descontrolado. Hay, ciertamente, más actividad sexual fuera
del matrimonio tradicional y una actividad sexual más tempra-
na, pero, como ya se ha dicho, la cohabitación, que es la forma
El siglo xx fue testigo de un cambio sin precedentes en nuestra alternativa en la que tienen lugar la mayoría de las relaciones
visión de la sexualidad. Los esfuerzos combinados de Sigmund sexuales, salvaguarda las necesidades principales de los actos
Freud (1856-1939), Theodore Hendrick van der Velde (1873- sexuales. La promiscuidad no sólo no se ha generalizado, sino
1937), Havelock Ellis (1859-1939), Alfred Charles Kinsey que al liberarse el placer sexual de inhibiciones, el cristianismo
(1894-1956) y Masters y Johnson en nuestros días han cam- ha podido reivindicar algunas de sus tradiciones propias, como
biado nuestra concepción de la sexualidad. Freud mostró que el Cantar de los Cantares. Ello también ha permitido a hombres
es un componente esencial de la personalidad humana. Los y mujeres descubrir y gozar este extraordinario don divino.
demás la evaluaron y nos enseñaron a aceptar el placer sexual Pero la transformación no ha tenido lugar sin traumas, ale-
como algo bueno y deseable. No cabe duda de que esto consti- gatos y debates.
tuyó un gran trauma para el cristianismo. En el espacio de cien Los círculos conservadores recelan de los cambios. Inter-
años, la obra de todos estos autores deshizo lo que se había pretan de la peor manera posible los hechos y las cifras, miran-
establecido en cinco siglos de era cristiana. Y es preciso decir do a un pasado áureo para invertir la presente oleada de cam-
que a la comunidad cristiana le ha resultado difícil asimilar bios y temiendo la disolución de la familia. Hay dos platafor-
todas las implicaciones. mas concretas de la respuesta conservadora. La primera, para
Hay dos áreas en las que el impacto ha sido más severo. La muchos protestantes, es la bíblica. Para este planteamiento, la
primera es el desplazamiento de la procreación como propósi- Biblia es un atajo hacia la solución de todo problema; pero
to primario de la relación sexual, lo que ha sido resultado del olvidan que las raíces de las enseñanzas bíblicas son una com-
trabajo de los pioneros anteriormente mencionados y de los binación de escritos inspirados insertos en un período social
cambios sociales. El matrimonio dura mucho más que antes, y con sus propias costumbres. Las enseñanzas sobre el adulterio
las relaciones sexuales prosiguen a los sesenta, los setenta e y la fornicación del Antiguo Testamento reflejan el status de la
incluso a edades más avanzadas. El tamaño de la familia se ha mujer como un ser inferior en un marco patriarcal en el que era
reducido mucho, y la procreación ha resultado ser un elemento vista como una propiedad del hombre. El patriarcado era una
innecesario en la mayoría de los actos sexuales. Para facilitar gran influencia en la época tanto del Antiguo como del Nuevo
esto, la contracepción se ha generalizado, y todas las iglesias Testamento, y algunas de las enseñanzas paulinas acerca de las
cristianas la han aceptado, excepto la Iglesia católica oficial. mujeres serían completamente inaceptables hoy. El punto de
La segunda área es el placer sexual. Durante dos mil años el vista fundamentalista sobre el sexo no hace justicia al criterio
placer sexual ha sido mirado con sospecha y turbación, y, como primario de las enseñanzas del Nuevo Testamento, es decir, que
pensaba Lutero, el matrimonio ha sido visto como un remedio todo lo humano tiene el amor como base de su moralidad.

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Las enseñanzas morales de la Iglesia católica están basadas vida matrimonial se ve dañada, no es raro que la fidelidad
en una combinación de tradición, ley natural y Escritura. En el se vea en peligro y su fecundidad destrozada.
concilio Vaticano u, la Iglesia católica dio un paso de gigante 8. No hay nada de malo en que una pareja casada haga el
en su doctrina. Los cambios fueron monumentales y aún no son amor, incluso aunque su intención sea no tener hijos, dado
apreciados por los católicos en su justo valor. Cito de New que mantienen «el cultivo del amor fiel y la plena intimidad
Directions in Sexual Ethics, del padre Kevil Kelly1, que resume de vida». El «medio» de regulación de la natalidad adopta-
así los cambios del concilio: do ha de ser juzgado éticamente, no simplemente a la luz de
1. Adopción de un nuevo vocabulario para hablar del matri- la intención de la pareja, sino de acuerdo con «criterios
monio, prefiriéndose hablar del mismo en términos de objetivos», basados en la «naturaleza de la persona y de sus
actos» (a este respecto, espero que este libro haga progre-
alianza o relación, en lugar de en lenguaje contractual.
sar nuestro concepto de la naturaleza de la persona y de sus
2. Abandono de la terminología de «fines primarios y secun- actos).
darios del matrimonio», prefiriéndose un enfoque del
mismo más «personalista», definiendo incluso el matrimo- El último párrafo de la doctrina del concilio -que fue segui-
nio como una relación en la que la pareja «se entrega y da por la encíclica Humanae Vitae, que prohibía la contracep-
acepta mutuamente» (éste es el lenguaje que he tratado de ción- se ha convertido en una fuente de gran controversia en la
exponer en este libro). Iglesia católica, tema que ha sido tratado en el capítulo 20.
Baste aquí con decir que la controversia ha hecho mucho daño
3. El amor matrimonial fiel tiene su origen en el amor de
al avance ulterior de la magnífica obra del concilio. Los teólo-
Dios, y cuando se expresa en la «entrega mutua», se incor-
gos morales y los laicos han temido exponerse a la desaproba-
pora al amor divino. Implícitamente, por tanto, la expresión
ción de la autoridad magisterial de la Iglesia y por ello, con
y la profundización de este amor mediante la relación
notables excepciones, han mantenido silencio acerca del tema
sexual se ve también «incorporada al amor divino», aspec-
de la sexualidad. Pero este libro no trata de la autoridad y la
to que muchos autores cristianos a través de los siglos ha
Iglesia, sino del significado de la relación sexual.
encontrado difícil de aceptar. (Éste es el tema concreto que
En mi opinión, la revolución sexual es uno de los cambios
he tratado de desarrollar en este libro).
más monumentales en la civilización, con enormes implicacio-
4. La naturaleza perpetua del matrimonio está basada princi- nes en la evangelización. No se trata de quién está en lo cierto
palmente en la naturaleza de la relación amorosa de la pare- y quién está equivocado acerca de la contracepción; se trata de
ja, en lugar de en las necesidades de los hijos. situar la contracepción dentro de una perspectiva más amplia,
5. Los hijos son el don supremo de la relación amorosa, no el la del significado de la relación sexual, y de hacer comprender
fin primario del matrimonio. a los jóvenes que el cristianismo refleja la gloria de este don
divino. Por tanto, la Iglesia católica debe, en última instancia,
6. La limitación del tamaño de la familia puede ser una deci- batallar con su conciencia para dar con la enseñanza adecuada.
sión responsable (a veces incluso necesaria) de las parejas Hay tensión, y sé personalmente cuántos temen hablar por
cristianas. miedo a que la desaprobación caiga sobre ellos. Una pequeña
7. No ser capaz de expresar sexualmente el amor mutuo puede minoría cree que la Iglesia está en lo cierto, mientras que la
ser perjudicial para el matrimonio. Donde la intimidad de la inmensa mayoría cree que está equivocada. Mi postura lleva
tiempo siendo muy clara, pero creo que es vital dar con la ade-
1. KELLY, T.K., New Directions in Sexual Ethics, Chapman, London 1998. cuada panorámica de la sexualidad. Por eso he escrito este

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zación. Yo creo que una de las razones del alejamiento de la
libro, que examina la relación sexual a la luz del amor perso- gente respecto del cristianismo es la visión de la sexualidad que
nal, retomando el hilo del concilio Vaticano n. perciben. Y esto es algo que debe ser corregido.
Una de las importantes transformaciones del cristianismo Cambiar el punto de vista lleva tiempo. Mientras tanto,
actual es que las iglesias están pensando cada vez más ecumé- millones de personas cohabitan, millones se divorcian y se
nicamente, y en su libro, el padre Kelly describe este diálogo vuelven a casar, millones de católicos utilizan métodos anti-
en el capítulo 5, y lo que dice es sumamente esclarecedor. Las conceptivos, etcétera, etcétera. ¿Cómo tratamos a estos hom-
iglesias están tratando de ponerse al día en lo que respecta a la bres y mujeres? Como ya he dicho, hay quien es partidario del
revolución sexual. Desde una perspectiva más amplia, lo que rigorismo de la ley, ya sea el bíblico o el del derecho canónico.
las iglesias enseñan se describe en la obra de Stuart y Thatcher La ley y el castigo, incluida la exclusión de los sacramentos, es
People of Passion1, y para tener un excelente resumen de la una respuesta. ¿Sería la respuesta de Jesús si estuviera aquí? Su
posición actual del cristianismo, y en particular de la Iglesia respuesta consistió en hablar del reino de Dios, en clarificar lo
católica, puede consultarse el artículo de Gareth Moore «Sex, que el reino requiere y en apoyar a quienes están en camino
sexuality and relationship», en el libro Introduction to hacia la realización del reino. Este apoyo no tiene que ver con
Christian Ethics2. el castigo y la exclusión, sino con el perdón, la compasión y la
Mientras tanto, la tensión y el debate prosiguen. Se escriba inclusión en la comunidad cristiana.
lo que se escriba acerca de la moralidad de la cohabitación o la
contracepción y, en el campo más amplio de la ética sexual, En un tiempo de cambios sin precedentes, tenemos que
acerca de la masturbación, el matrimonio de los divorciados y hacer dos cosas: la primera es explorar la verdad acerca de la
la homosexualidad -temas no tratados en este libro- habrá sexualidad, lo que debemos hacer con ayuda de las ciencias
hombres y mujeres que se encuentren al margen de las normas sociales y comparando lo que éstas tienen que enseñarnos con
de la doctrina cristiana. ¿Cuál debe ser la actitud de la Iglesia la tradición y la Escritura, que algunas veces pueden precisar
respecto de dichos hombres y mujeres? una reinterpretación, lo que debe llevarse a cabo con sumo cui-
dado. La historia entera del cristianismo es una interpretación
Hay quien quiere aplicar el rigorismo de la ley y de la
evolutiva de la verdad como reflejo de la realidad divina, y la
Biblia, y hay muchas y variadas razones para adoptar esta pos-
sexualidad no constituye una excepción. La sociedad secular ha
tura. Los fundamentalistas bíblicos consideran inaceptable la
abierto muchas posibilidades, pero también, en algunos aspec-
violación de la Biblia. Los católicos no pueden, en materia de
tos, ha trivializado la sexualidad. Debemos dar la bienvenida a
contracepción, aceptar que la Iglesia pueda equivocarse, y para
lo legítimo y valorarlo en función de los principios del amor,
algunos, totalmente ignorantes en materia sexual, la obediencia
que sigue siendo el único criterio cristiano para evaluar la ver-
es lo único que importa. Mi respuesta es que cada época tiene
dad. En segundo lugar, hay muchas personas sexualmente heri-
sus propios temas morales complejos y que lo importante es la
das y en busca de nuestro amor. No podemos ofrecer la rigidez
búsqueda de la verdad. Uno de los mayores desafíos de nuestro
de la ley. Sólo hay una respuesta cristiana, y es la compasión y
tiempo es la sexualidad, y dar con la actitud adecuada acerca de
el amor.
este tema es más que un problema doctrinal del Magisterio: es
cuestión de entender correctamente el plan divino respecto de La Iglesia es una comunidad de amor, y Jesús vino a buscar
la sexualidad, y se trata de un asunto urgente para la evangeli- a quienes no estaban sanos. Cuando tenemos que responder
pastoralmente a un individuo, debemos decir no lo que la ley
dicta, sino lo que Jesús habría dicho. No tenemos a Jesús para
2. STUART, E. y THATCHER, A., People of Passion, Mowbray, London 1997. responder la cuestión. Algunos católicos dirán que tenemos a la
3. MOORE, G., «Sex, sexuality and relationship», en HOOSE, B.,
Introduction to Christian Ethics, Cassell, London 1998. Iglesia, que se apoya en la tradición, la ley natural y la Escri-

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tura. Pero sabemos que la tradición y la ley natural han dado
pasos en falso en el terreno de la sexualidad. Aunque la Iglesia
sea, en última instancia, la fuente de la verdad, se necesita
tiempo para que la verdad se desarrolle.
Mientras tanto podemos situar las cosas en la debida pers-
pectiva. Quienes creen que hay un caos moral sexual en la
sociedad contemporánea están equivocados. Su idea procede
del mundo fantástico de las películas, la ficción y los medios de 26
comunicación. En realidad, la investigación cuidadosa muestra Balance de la revolución sexual
que la inmensa mayoría de las relaciones sexuales tienen lugar
dentro de relaciones estables que constituyen o matrimonio o
cohabitación o relaciones exclusivas. Lo que debería causar Los lectores habrán observado que el cristianismo ha recorrido
mucha mayor preocupación es la ruptura matrimonial con sus un largo camino desde el planteamiento de los Padres de la
devastadores efectos en la pareja y los hijos. Es indudable que Iglesia respecto de la sexualidad. El cambio ha tenido lugar de
la revolución sexual ha producido cambios, pero no hay un hecho en los últimos treinta años que, en términos históricos,
caos moral en lo que atañe a la relación sexual. Abunda mucho son un tiempo breve. Sin embargo, el comportamiento de la
más la continuidad cuantitativa con el pasado en presencia de gente, y en particular de los jóvenes, ha experimentado una
un enorme cambio cualitativo a mejor. revolución a la que las iglesias deben responder. En realidad,
yo únicamente estoy familiarizado con la Iglesia católica y soy
muy consciente de que esta Iglesia, a pesar del asombroso pro-
greso realizado en el concilio Vaticano n, se encuentra atasca-
da. Hay personas que piensan que lo único en cuestión es la
lealtad y la obediencia, el hecho de encontrar la suficiente
humildad para aceptar la doctrina del magisterio. Hay otras,
entre las que me incluyo, convencidas de que la Iglesia está
sufriendo una sangría, y que una de las razones de ello es la
sexualidad. Perteneciendo a este segundo grupo, tengo que
hacer balance de la revolución sexual. ¿Es un don singular a la
humanidad o es una bendición heterogénea? De mi juventud y
de la época posterior tengo el recuerdo de una Iglesia obsesio-
nada por el pecado sexual que prevenía a la gente de todo,
desde la fornicación a la masturbación, y los bancos de los con-
fesionarios se llenaban de personas confesando pecados sexua-
les. Lo erótico se veía con aprensión, y el matrimonio como un
estado que legitimaba la relación sexual, pero no la celebraba.
La relación sexual estaba vinculada a la procreación, no al
amor. Todo ello proporcionaba una enorme negatividad al pre-
cioso don de la sexualidad. Aunque era algo que afectaba pri-
mordialmente a la Iglesia católica, otras iglesias lo sufrían tam-

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bien. Era como si el cristianismo dijera inflexiblemente: «En el superficie y quedó a la vista de todos. Al sacar a la superficie el
principio era la palabra, y la palabra era "No"». submundo del comportamiento sexual, y al hablar, debatir e
En mi trabajo sigo viendo a hombres y mujeres a los que esa intercambiar puntos de vista, la hipocresía ha retrocedido. La
fase del cristianismo hizo daño, por ello lo único que puede sociedad en su conjunto se ha hecho consciente de la profundi-
decirse es que esa época no debe volver. No estoy seguro de dad del ámbito de la sexualidad. Los hombres y las mujeres han
que el magisterio sea consciente del enorme daño infligido al sido liberados para asumir su propia sexualidad. La asunción
pueblo de Dios. Yo me regocijo al ver una era de liberación de la sexualidad tiene aún algún camino por delante, porque los
sexual y tener la oportunidad de que el cristianismo valore ese hombres y las mujeres encuentran en el sexo un misterio que
don divino. suscita temor reverencial; pero, si bien el sexo suscita temor
Aunque el cristianismo posee sus propios recursos internos reverencial, el miedo ha sido reducido. Con la recesión del
para realizar el cambio, no cabe duda de que la revolución se- miedo, las minorías sexuales, los homosexuales, los bisexuales,
xual es un acontecimiento secular, del mismo modo que el celi- los travestidos y otros sectores minoritarios han emergido y
bato es una preocupación específica de la comunidad cristiana. reclaman su justo espacio en la sociedad. Aún nos queda cami-
La revolución sexual comenzó en el siglo xix y floreció en no por recorrer para aceptar incondicionalmente a esos hom-
el xx. El trabajo de Freud, Havelock Ellis, Kinsey, Masters y bres y mujeres, pero han encontrado, tanto dentro como fuera
Johnson y otros nos ha enseñado a reconocer que la sexualidad de sus círculos, paladines que reivindican sus derechos. Donde
no es un factor añadido, sino una característica esencial de en el pasado prevalecieron el miedo, la hipocresía, la culpa, la
nuestra personalidad. Somos seres sexuados y encarnados, lo vergüenza y la turbación, hombres y mujeres pueden ahora
que no debería constituir una sorpresa para los cristianos, pues- comenzar a asumir su sexualidad sin inquietud alguna.
to que creemos que el Hijo de Dios se hizo carne. Esta encar- Todo ello es un paso enorme hacia adelante en una civiliza-
nación del Hijo de Dios tiene que alcanzar aún la plenitud de ción que ahora puede reivindicar la bondad de lo erótico y de
su gloria. la relación sexual. Pero ¿es todo ello progreso puro y simple?
La amplia extensión de la contracepción ha liberado a las En mi opinión, no lo es. Porque aunque durante el siglo xx se
mujeres del miedo al embarazo y les ha permitido gozar del recorrió un largo camino para liberar el sexo, también se le tri-
placer sexual como han hecho los hombres desde tiempo inme- vializó, y de diversos modos. En primer lugar, los descubri-
morial. Gracias al feminismo nos hemos hecho conscientes del mientos de incidencia de Kinsey y el trabajo sobre la relación
insidioso cepo en que el patriarcado tenía a la sexualidad y de sexual de Masters y Johnson hicieron un enorme hincapié en lo
las injusticias perpetradas por los hombres para con las muje- biológico, aunque, ciertamente, la obra de Masters y Johnson
res. El doble rasero en cuanto al comportamiento sexual está ha permitido muchos avances terapéuticos valiosísimos. Pero,
dando paso a un goce más igualitario del sexo. como resultado de la revolución sexual, la sociedad ha adquiri-
Kinsey que, aunque criticado, no ha sido nunca puesto radi- do una tecnología del sexo sin un vínculo adecuado con el
calmente en cuestión, reveló lo generalizadas que estaban las amor y la sacralidad. La sacralidad no es una prerrogativa del
relaciones sexuales prematrimoniales y el adulterio en una cristianismo, sino una característica humana inherente. El sexo
época en que a la ortodoxia le habría gustado creer que los cri- está unido a la vida, a la nueva vida, y al crecimiento del amor,
terios cristianos prevalecían. Kinsey no sólo reveló la inciden- y el énfasis en la biología ha restado valor a su perfección y
cia de las relaciones sexuales prematrimoniales y extramatri- santidad.
moniales, sino que también sacó a la luz la oculta incidencia de En la estela de la revolución sexual, nos hemos quedado con
las prácticas sexuales minoritarias, como, por ejemplo, la la búsqueda del orgasmo. Pese a su importancia, el orgasmo es
homosexualidad. Lo oculto y lo suscitador de culpa salió a la únicamente una medida científica del éxito sexual. Tanto los

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hombres como las mujeres, pero en particular estas últimas, como también lo son los avances para ayudar a las mujeres a
valoran el orgasmo, pero prefieren insertar la relación sexual en quedarse embarazadas. Respecto de estos avances pro-vida
una atmósfera de amor. No hay ningún escritor o investigador debe decirse que las consecuencias de la relación sexual en tér-
sobre el sexo que sea importante y que haya realizado una minos de la vida misma no han recibido un impulso similar. Yo
investigación exhaustiva sobre el lado emocional amoroso de la estoy en contra del aborto, pero aún estoy más en contra de las
relación sexual. No estoy diciendo que lo que yo he expuesto triviales razones sociales por las que se permite. La revolución
en este libro acerca del significado de la relación sexual sea la sexual no ha hecho ningún favor a los niños no nacidos.
respuesta, ni siquiera una respuesta parcial; pero nadie negará Lo que la revolución sexual ha logrado gracias a la medici-
que la relación sexual posee una dimensión personal. En nues- na, al menos en Occidente, es una considerable derrota de las
tros colegios, cincuenta años de educación sexual han hecho enfermedades de transmisión sexual. Dichas enfermedades no
avanzar a la biología a expensas del amor. La promoción del han sido totalmente erradicadas, pero han sido controladas.
orgasmo como punto culminante de la actividad sexual ha Entre los insensibles que ensalzan el sexo ocasional, la presen-
hecho surgir la creencia, pregonada por los medios de comuni- cia de tales enfermedades se camufla con el uso de antibióticos,
cación, de que lo que importa es la cantidad de sexo realizado, pero los antibióticos no son un sustitutivo del amor en una rela-
no su calidad. En la práctica, como he dicho con frecuencia en ción personal.
este libro, la mayor parte del sexo tiene lugar dentro de rela- La ausencia de amor en la imagen de la relación sexual se
ciones amorosas, pero esto ocurre a pesar de la revolución, no encuentra también en la abundante literatura pornográfica exis-
gracias a sus esfuerzos. La revolución ha favorecido lo imper- tente. La pornografía dura y blanda se ha multiplicado, dado
sonal. Los medios de comunicación son libres de celebrar la que uno de los objetivos de la revolución sexual es estimular el
fantasía. En programa tras programa de televisión, lo prohibi- sexo hasta el orgasmo por cualquier medio. La excitación
do, lo escandaloso y lo eróticamente excitante son retratados sexual y la impersonalidad son los distintivos de la pornografía
como la cumbre de las aspiraciones humanas. Mi particular y, ciertamente, se han incrementado.
manzana de la discordia es que los medios de comunicación En suma, la revolución sexual ha confrontado al mundo, y a
retratan repetidamente el estadio del enamoramiento y dicen la sociedad occidental en particular, con una parte vital del ser
muy poco acerca de la contribución de la relación sexual al humano. En ese sentido, es un éxito. Pero en la medida en que
mantenimiento de la relación personal. ha distorsionado y trivializado la identidad sexual de hombres
En la balanza para sopesar la importancia de las minorías y mujeres, nos ha deshumanizado.
sexuales y la del matrimonio, a las minorías sexuales se les ha ¿Cuál debería ser la respuesta cristiana a la revolución
dado mucho más peso. El matrimonio es tratado por los medios sexual? En la medida en que el siglo xx aproximó a la huma-
de comunicación como antiguo, trasnochado, agobiante y opre- nidad a la valoración del don divino del sexo, el cristianismo
sivo. Está claro que algunas de las críticas son exactas. Lo que debe aceptar la revolución; aceptación que no debería hacerse
se olvida es que el matrimonio y la familia son vitales para la «de mala gana». Las iglesias deben reconocer un don cuando
salud, la felicidad, la realización del amor y la educación de los se les ofrece. Debemos estar agradecidos a los pioneros sexua-
hijos, y que constituyen el centro para transmitir amor de gene- les, pero también debemos ser críticos. Aquí las iglesias tienen
ración en generación. una difícil tarea. Su tradición no les hace precisamente paladi-
En este contexto, el matrimonio es una plataforma de la vida nes bienvenidos que son escuchados en materia sexual. Los
y aún no le hemos encontrado alternativa. En nombre de la vida medios de comunicación tienden a hacer hincapié en la hostili-
se han hecho grandes avances en la atención al embarazo, a los dad de la Iglesia hacia la homosexualidad y el aborto, así como
niños prematuros y a los problemas obstétricos. Esto es bueno, en cualquier tratamiento injusto de la mujer, etcétera, etcétera.

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Dichos medios no aclaman la acertada proclamación de las En lo que atañe a la revelación, tenemos el Cantar de los
iglesias cuando hablan del don del sexo. Pero eso es precisa- Cantares y otros textos de la Escritura que muestran la bondad
mente lo que debemos hacer. de lo erótico y del sexo. Reivindiquémoslos. En los evangelios
Del mismo modo que la Edad Media conectó a Aristóteles tenemos la encarnación de Jesús como epítome de la sacralidad
con su teología, también el cristianismo tiene que conectar la de la corporalidad, así como un tratamiento de todo lo humano
revolución sexual con la revelación. No tiene alternativa. Si en en términos de amor, y la supremacía de los seres en comuni-
la Iglesia católica a los hombres y las mujeres célibes les resul- dad de amor sexual como símbolo de la Trinidad. No carece-
ta difícil comprender y apreciar las particularidades del sexo, mos de material de la revelación y podemos quedarnos con lo
deben escuchar a sus iglesias hermanas y a los casados entre mejor de la tradición.
sus propios fíeles. Lo que no debemos hacer es andarnos con El cristianismo debe abrazar la sexualidad y evaluarla críti-
dilaciones. La vida se mueve con rapidez, y los jóvenes que camente en términos de amor. Tal crítica debe hacerse con cui-
necesitan integrar su sexualidad con su fe no tienen mucha dado y no por rechazo del sexo. El mundo espera que el cris-
paciencia. Por lo tanto, el cristianismo tiene que ser positivo tianismo rechace el sexo, pero no debemos caer en esa trampa.
acerca del don de la sexualidad. Ya se han dado algunos pasos El sexo es bueno y santo, pero todo lo hecho por la revolución
para avanzar en esa dirección. sexual no es necesariamente bueno. El cristianismo debe actuar
En el pasado, las iglesias hicieron hincapié en el respeto a la como un crítico afable.
vida, tradición que es buena y debe ser mantenida. La tenden- Su primera tarea consiste en educar a su propio pueblo. Aun
cia consistía en insistir en la biología de la vida. Ahora bien, el cuando este libro pueda considerarse deficiente en muchos
verdadero don que el cristianismo tiene que ofrecer es el vín- aspectos, contiene un importante mensaje que debe ser escu-
culo de la sexualidad con el amor y la vida. «Amor» es una chado. ¿Con cuánta frecuencia oímos desde un pulpito un ser-
palabra que se oye domingo tras domingo desde los pulpitos de món positivo acerca de la sexualidad? Necesitamos un «Amén»
todas las iglesias; pero es una palabra con un significado tan a la sexualidad, que es un «Amén» a nuestra propia humanidad,
amplio que no es fácil de identificar con exactitud. La rama de y no debemos compartimentalizar nuestra humanidad en cuer-
la ciencia con la que estoy familiarizado, es decir, la psicología, po y alma. El dualismo ha causado estragos en el cristianismo
está haciendo grandes contribuciones a la comprensión del y no tiene espacio como su centro. Somos seres de una pieza,
amor. He incorporado cuanto he podido a este libro, pero hay una unidad de cuerpo, mente y corazón, y somos personas de
mucho más que hacer en este área. pasión. Durante dos mil años, el cristianismo ha tratado de
Al hablar de sexo en conexión con el amor, el cristianismo expulsar esa pasión de la existencia. Nunca lo ha logrado total-
estará respondiendo a lo que falta en la revolución sexual y a lo mente, pero ha conseguido empañar el placer sexual, lo erótico
que la gente instintivamente quiere oír. Pero debe superar nues- y la relación sexual. La revolución sexual ha devuelto la pasión
tra reticencia. Todas las iglesias, y la católica en particular, tie- al orden del día, y el cristianismo debe abrazarla. La pasión no
nen el hábito de mirar al pasado en busca de orientación e ins- carece de peligros, y Jesús lo sabía cuando advertía respecto de
piración, y así deben hacerlo, porque la revelación es su punto la mirada lujuriosa. Es muy fácil confundir la lujuria con la
de partida. La Iglesia católica presta, además, gran atención a pasión. La respuesta cristiana del pasado consistía en suprimir
la tradición, pero el cristianismo debe olvidar y enterrar gran la sexualidad; pero la genuina respuesta cristiana consiste en
parte de su tradición sexual. Ello dificulta las cosas, pero logró darle la bienvenida y acogerla hasta tal punto que sea posible
hacerlo en el concilio Vaticano n, y las demás iglesias también distinguir entre pasión amorosa y utilización del ser humano
han dado pasos hacia adelante. como objeto de lujuria. Debemos optar por la persona, no por

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la lujuria; pero no por miedo, sino porque hemos sido educados latir a todos los seres humanos. La conjunción del sexo con el
para elegir el amor. amor es la respuesta cristiana a la revolución. Una vez dicho
De ahí mi interés por la educación sexual y el detallado exa- esto, no quiero omitir el hecho de que el cristianismo ha reci-
men que he hecho de ella. Habrá quien diga que no he prohibi- bido de Jesús una revelación específica acerca del estado céli-
do lo bastante, que he cedido a la tentación de los tiempos y he be consagrado a Dios, y aunque debe abrazar el amor sexual,
legitimado la cohabitación. Mi respuesta es: ¿qué hacer con los debe también proclamar el estado célibe.
millones de parejas que cohabitan?; ¿lanzar una proclama Finalizo repitiendo lo que he dicho antes. En mi opinión, la
excomulgándolos a todos y prohibiéndoles la asistencia a la revolución sexual constituye un trascendental desafío al cristia-
iglesia?; ¿negarnos a casarlos?... He tratado de introducir el nismo que puede, o bien ser negado, o bien ser abrazado con la
concepto de aceptación del placer sexual y de lo erótico como sabiduría y la revelación cristianas. Yo creo que la transforma-
una experiencia auténtica legítima, como en el Cantar de los ción cristiana se encuentra en la palabra «amor», que es la
Cantares. El extenso período entre la pubertad y el matrimonio esencia de Dios, y por ello el principal propósito de este libro
debería ser una celebración sexual del amor. Pero, dadas sus es enlazar la sexualidad con el amor. En segundo lugar, estoy
tradiciones, todas las iglesias encuentran alguna dificultad en seriamente preocupado por la sangría de fieles y sacerdotes que
este punto. está sufriendo la Iglesia. Yo creo que una de las razones de la
Cuando la relación sexual tiene lugar en el contexto de una misma es la sexualidad, y este libro es una pequeña contribu-
relación comprometida, permanente, exclusiva y fiel, su inte- ción a una estrategia evangelizadora. En tercer y último lugar,
gridad se ve salvaguardada. No he hablado del sexo de los en mi trabajo me he esforzado siempre para que, a través de mi
ancianos, pero sí he indicado que la relación sexual prosigue actividad y de mis libros, el rostro de Cristo se iluminara y se
varias décadas después de la menopausia. El vínculo exclusivo viera con mayor claridad. En suma, el objetivo de este libro es
entre el sexo y la procreación no da sentido al sexo después de el amor, Cristo y la Iglesia, pero por encima de todo la mani-
la menopausia. El sexo en términos de iniciar y facilitar la rela- festación de Cristo como amor en el mundo.
ción amorosa da sentido al sexo en cualquier tiempo.
En última instancia, tenemos que dar sentido al sexo en el
contexto de lo que dijo Jesús, a saber: que en el cielo no habrá
matrimonio. Para quienes ven el sexo exclusivamente en térmi-
nos de matrimonio, esto es el final del mismo. Pero cuando el
sexo se ve primordialmente como la fuerza principal del amor
que mantiene la relación, entonces nos encontramos justo en el
corazón mismo de la vida de Dios y de la Trinidad.
Al concluir este capítulo, ¿cuál es el balance de la revolu-
ción sexual? Pues que se trata de un acontecimiento de suma
importancia que no puede ser ignorado y que ha impregnado
toda nuestra vida. Ignorarlo supone ignorar un componente
trascendental de la vida que ha transformado el modo de ver-
nos a nosotros mismos. El cristianismo debe abrazarlo y rego-
cijarse por él. Pero debe perfeccionarlo introduciendo una gran
dosis de su propia y específica dimensión, que es el amor.
Cuando el cristianismo habla de amor, habla de lo que hace

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