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1Ts 5:23-28
Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente; y que vuestro espíritu y alma y cuerpo
sean guardados completos para que seáis irreprochables en la venida de nuestro Señor
Jesucristo. Podéis depender de Aquel que os llama, Que será Quien lo haga realidad.
Os encargo delante del Señor que se lea esta carta a todos los hermanos.
Al final de esta carta, Pablo encomienda a sus hermanos en cuerpo, alma y espíritu a Dios. Hay
aquí un dicho muy precioso. «Hermanos —dice Pablo—, orad por nosotros.» Es maravilloso
que el mayor santo de todos ellos se sintiera fortalecido por las oraciones de los cristianos más
humildes. Cuando sus amigos vinieron a felicitarle, un gran estadista que había sido nombrado
para ocupar el puesto más importante que le podía ofrecer su país les dijo: «No me dediquéis
vuestras felicitaciones, sino vuestras oraciones». Para Pablo, la oración era la cadena de oro en
la que él oraba por otros y otros por él.
1Ts 5:23
Ahora Pablo ora por la santificación de los cristianos. La fuente es el Dios de paz. El ámbito se
encuentra en la palabra completamente, lo que significa «toda parte de tu ser».
Este versículo ha sido apremiado para su uso por algunos para demostrar la doctrina de la
«Santidad» de la plena santificación —que un creyente puede llegar a ser perfecto y sin
pecado en esta vida—. Sin embargo, no es esto lo que significa Pablo cuando ora que el mismo
Dios de paz os santifique por completo. No está orando por la erradicación de la naturaleza de
pecado, sino que la santificación se extienda a todas las partes de su ser — espíritu, alma y
cuerpo.
SANTIFICACIÓN
1. Incluso antes de que una persona sea salva, es separada en una posición de privilegio
externo. Así, leemos en 1Co 7:14 que un marido incrédulo es santificado por su mujer
creyente. Esta es una santificación anterior a la conversión.
4. La perfecta santificación se refiere a la final condición del creyente en el cielo. Cuando vaya
a estar con el Señor, será moralmente como el Señor, total y finalmente separado del pecado
(1Jn 3:1-3).‡
El apóstol ora también por la preservación de los tesalonicenses. Esta preservación debería
incluir a la persona completa — espíritu, alma y cuerpo— . Observemos el orden. El hombre
dice cuerpo, alma y espíritu. Dios siempre dice espíritu, alma y cuerpo. En la creación original,
el espíritu era de importancia primordial, y el cuerpo lo último. El pecado invirtió el orden: el
hombre vive para el cuerpo y descuida el espíritu. Cuando oramos los unos por los otros,
deberíamos seguir la pauta bíblica, y poner el bienestar espiritual antes que las necesidades
físicas.
En base de este y otros versículos, es evidente que somos seres tripartitos. Nuestro espíritu es
aquel componente que nos capacita para tener comunión con Dios. Nuestra alma tiene que
ver con nuestras emociones, deseos, afectos e inclinaciones (Jua 12:27). Nuestro cuerpo es la
casa en la que mora nuestra persona (2Co 5:1).
Todo nuestro ser, cada uno de sus componentes, ha de ser guardado íntegramente, es decir,
completo y sano.
1. El espíritu,
(b) todo lo que obstaculice el testimonio del Espíritu Santo acerca de la relación de los santos
con Dios (Rom 8:16); y
(c) todo aquello que impida la adoración que Él busca (Jua 4:23; Flp 3:3).
2. El alma, (a) de malos pensamientos (Mat 15:18-19; Efe 2:3); (b) de apetitos carnales que
militan contra ella (1Pe 2:11); y (c) de amarguras y contiendas (Heb 12:15).
3. El cuerpo, (a) de contaminación (1Ts 4:3-8); y (b) de malos usos (Rom 6:19).
Algunos niegan que los inconversos tienen espíritu. Quizá basan esto en el hecho de que
espiritualmente están muertos (Efe 2:1). Sin embargo, el hecho de que los inconversos estén
espiritualmente muertos no significa que no tengan espíritu. Significa que están muertos por lo
que respecta a toda comunión con Dios. Sus espíritus pueden estar muy vivos, por ejemplo,
por lo que respecta al contacto con el mundo del ocultismo, pero están muertos para con Dios.
Lenski advierte:
Muchos se sienten satisfechos con un cristianismo parcial, y algunas partes de sus vida siguen
siendo mundanas. Las amonestaciones apostólicas hurgan constantemente en todos los
rincones de nuestras naturalezas, para que ninguno se escape de la purificación. [( 1Ts 5:23 ) R.
C. H. Lenski, The Interpretation of Paul s Epistles to the Colossians, to the Thessalonians, to
Timothy, to Titus, and Philemon, pág. 364.]
La oración prosigue para desear que la santificación y preservación de Dios se extienda de tal
forma a cada parte de sus personalidades que cada creyente sea irreprensible para la venida
de nuestro Señor Jesucristo. Esto parece apuntar al Tribunal de Cristo, que sigue al
Arrebatamiento. En aquel tiempo se revisarán la vida, el servicio y el testimonio de cada
cristiano, y será recompensado o sufrirá pérdida.
Pablo nos anima a cumplir con ciertas tareas pero reconoce que es
solamente en el poder de Dios que lo podemos llevar a cabo.
Titulo
Texto base
Introducción
Desarrollo: Pablo menciona en este pasaje que Dios es el único quw nos puede santificar,
Pablo habla de una santificación completa al mencionar el alma, cuerpo y espíritu.
Cuerpo:sabemos y entendemos quw Dios nos llama a este tiempo a santificar nuestro cuerpo
ya que la palabra dice que somos el cuerpo y templo de Cristo, somos la herramienta por la
cual ejecutamos la obra que Él nos encargo.
Alma: Dios nos llama a santificar todo aquello que conlleva el alma, (emociones, sentimientos,
carácter, temperamento, corazón el centro de nuestros pensamientos, de donde salen
nuestras palabras)
Espíritu: entendemos que el Espíritu es el aliento de vida quw Dios soplo en nosotros con un
propósito ya preparado de ante mano, ya que la palabra nos habla que nos conoció antes de la
fundación del mundo.
Pablo menciona que estas 3 cosas juntas es la unidad perfecta de santidad que Dios quiere
para nosotros, ahora la pregunta es como llego a tener esa santidad?
*entendido que el único que noa puede dar esa santidad es Dios, yo no soy capaz de adquirir o
tener santidad por mi propia cuenta.
El pasaje es dado por el mismo Jesús y lo primero que menciona es que debemos permanecer
en la vid que es Jesús, habla de intimidad, sino desarrollamos un deseo continuo de intimidad
no podremos tener fruto, en este caso fructificar, a mayor intimidad mayor será el fruto.
El evangelio de Juan menciona 11 veces la palabra permanecer que marca una condición: sino
tenemos una relación una intimidad con aquel que nos santifica no. Podemos dar fruto.
Conclusión