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DERECHO CIVIL
PROFESOR ALUMNO
MAYO -2021
LA CULPA
En el ámbito jurídico, al igual que negligencia, el término culpa supone,
según Francesco Carrara, la "voluntaria omisión de diligencia en calcular las consecuencias
posibles y previsibles del propio hecho".A esta teoría se le han formulado diversas críticas,
lo que no implica que no se reconozca que el concepto de previsibilidad desempeña un
papel de importancia en la culpa, sino tan solo que ese elemento no puede considerarse
como suficiente para servirle de fundamento, dado que en otras razones, aun siendo
previsible el resultado, puede no darse la culpa, si el sujeto ha actuado con la debida
diligencia y prudencia.
ELEMENTOS DE LA CULPA
CLASES DE CULPA
Omisión = negativa = Negligencia. Por ejemplo una persona se percata que un ciego
camina hacia un precipicio y no le advierte del peligro. Ocurre cuando el deudor no
desarrolla un actividad a la cual estaba obligado o lo hace pero de modo
insuficiente. Nótese que la obligación en estos casos es de hacer y el deudor no la
cumple.
CULPA CONTRACTUAL Y EXTRACONTACTUAL.
Sistemas de apreciación de la culpa.
En Concreto. Para determinar la culpa debe compararse la conducta desplegada para
el sujeto en un momento dado y que se desea calificar con la conducta habitual que
normalmente desarrolla ese mismo sujeto en su vida diaria. Si la conducta
desplegada en un momento determinado es inferior a la que generalmente desarrolla
el mismo sujeto ha incurrido en culpa.
En Abstracto. Según este sistema, para determinar si existe culpa en la abstracción
de una persona, debe compararse la conducta desarrollada por ella en un momento
con la conducta que hubiera desarrollado una persona abstracta, ideal, dotada de
determinadas cualidades o defectos y colocadas en las mismas circunstancias
externas de la persona, cuya conducta se quiere calificar. Si la conducta del sujeto
de derecho es inferior al del ente abstracto, aquel había incurrido en culpa. Ente
abstracto: “pater familiae” “buen padre de familia” 1270 código civil.
De tal manera, que será el deudor el que tenga que probar, para eximiese de
responsabilidad, que si dejó incumplido el contrato no fue por su culpa.Y aun cuando es
cierto que queda invertida la carga de la prueba en el sentido de que al actor no le
corresponde demostrar la culpa del causante material del daño, sino que es a este a quien le
corresponde probar su actuar diligente, no es menos cierto que la relación de causalidad no
se presume ni puede basarse en meras conjeturas, deducciones, o probabilidades, sino que
ha de estar probada de modo indiscutible. Y esta prueba corresponde, a tenor de las reglas
sobre carga de prueba recogidas en el artículo 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, a la
parte demandante, quien ha de acreditar que fue el actuar de la parte demandada el que
ocasionó el resultado dañoso generador de indemnización. De este modo, acreditada la
relación causal, se presumirá la culpa del agente. Y ello será así cualquiera que sea el
sistema de responsabilidad en que se base el actor para ejercitar su pretensión
indemnizatoria, incluido el sistema previsto en la Ley General para la Defensa de
Consumidores y Usuarios.
Las obligaciones de medio son aquellas que le exigen al deudor diligencia, cuidado
y pericia para asumir aquellas conductas orientadas a un resultado, sin que ello implique
asegurar esto último.Como ejemplo de la citada clasificación, en principio se encuentran las
obligaciones de hacer, teniendo en cuenta que la prestación recae sobre una actividad y que
El deudor se obliga a observar una determinada conducta
Además, aclaró que las medidas de restricción de libertad provisionales que toman
los Jueces de Primera Instancia en lo Penal durante el curso de un proceso penal, en pleno
cumplimiento de la Ley y tomando en cuenta las circunstancias que comprometen al
investigado como autor del delito, están legitimadas, ya que son decretadas por órganos que
tienen la competencia para ello, por lo que no son violatorias de las garantías
constitucionales y en muchos casos son utilizadas para que el proceso no se prolongue
indefinidamente por la incomparecencia del procesado.
“El que debe administrar un negocio como un buen padre de familia es responsable
de esta especie de culpa.”
LA IMPUNTUALIDAD
CLASES DE DAÑO
Daño estrictamente moral El daño corporal puede comportar una serie de renuncias
(no poder hacer un deporte, no poder vestirse solo, etc.). Son difíciles de demostrar
y de cuantificar, por lo que, en España, no es excesivamente común que se
indemnicen, pero no dejan de ser un perjuicio más. Es lo que la doctrina francesa
denomina prèjudice d’agrément (pérdida de placer vital o daño existencial).
En primer lugar, debemos aclarar que el daño que tiene en cuenta el Ordenamiento jurídico
es el padecido por los seres humanos8. En esta línea, se ha dicho que el daño sólo puede
existir en relación con una persona9, manifestación obvia si se tiene en cuenta que sólo
tienen personalidad y, consiguientemente, capacidad jurídica, los seres humanos, así como
ciertos entes u organizaciones humanas a las que el Derecho se la atribuye o reconoce con
el fin de facilitarles la consecución de los fines o funciones para los que han sido creadas
por personas físicas, por seres humanos que desarrollan o gestionan sus actividades10.
En segundo término, teniendo en cuenta que el Ordenamiento jurídico no tutela bienes, sino
derechos e intereses, resulta preciso que entre el objeto material sobre el que recae el daño
y el sujeto titular del mismo exista una relación de interés11.
Y, por último, dado que el Derecho, por su propia naturaleza, regula tan sólo relaciones de
alteridad, se hace también necesario que el responsable del daño no se identifique con el
titular del interés dañado, es decir, se requiere que el responsable del daño sea siempre un
tercero.
LESION AL INTERES
La lesión, en Derecho civil, es una institución jurídica según la cual, las prestaciones
podrán modificarse o extinguirse de acuerdo a dos factores, uno psicológico y otro objetivo.
En cuanto al psicológico se considera como un vicio del consentimiento, el cual evita la
contratación en circunstancias similares porque una de las partes se coloca en los supuestos
de suma ignorancia, notoria inexperiencia o extrema necesidad. El elemento objetivo, es el
monto de las prestaciones, su excesiva onerosidad, la notable diferencia entre lo que se da y
lo que se recibe.
La lesión únicamente puede darse en los contratos conmutativos y onerosos. Esta figura
jurídica no existe en el Derecho mercantil.
CARÁCTER PERSONAL
Los datos relativos a una persona jurídica (domicilio, denominación social, CIF, etc.) no
tienen laconsideración de datos de carácter personal, por lo tanto, no le será de aplicación el
Reglamento de Protección de Datos.
Ejemplos de datos de carácter personal son las direcciones postales, las cuentas de
correo electrónico, el DNI,, las altas y bajas médicas, la información financiera y
fiscal o la afiliación política.
EL DAÑO CORPORAL
Los datos relativos a una persona jurídica (domicilio, denominación social, CIF, etc.) no
tienen la consideración de datos de carácter personal, por lo tanto, no le será de aplicación
el Reglamento de Protección de Datos.
EL DAÑO MORAL
El estudio del concepto de daño moral lejos de representar una discusión bizantina,
tiene importantes efectos prácticos, más allá de la cuestión metodológica, que aconseja
iniciar por definir claramente cualquier tópico que se pretenda abordar, pues incide en
aspectos fundamentales como la determinación de las personas agraviadas, la
categorización de bienes afectados y sobre todo el fundamento de la indemnización de esta
clase de daños por medio de la función compensatoria satisfactoria que desempeña el
dinero que se le otorga a la víctima. Además, el estudio de los distintos conceptos de daños
morales nos permite comprender su evolución doctrinal, la vicisitudes y dificultades que
han afrontados las víctimas, para compensar el detrimento que padecen en los bienes más
importantes del ser humano como la vida, la salud, la integridad física, el honor, la imagen,
la intimidad, y los sentimientos de las personas (tristeza, dolor, angustia, etc) que merecen
ser protegidos por el ordenamiento jurídico.